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Palabra Visión 55 /25 de septiembre de

Programa Evangelístico de
2019
IPREM
La obediencia complace a Dios… Jeremías 7: 21 - 34
Mas esto les mandé, diciendo: Escuchad mi voz, y seré a vosotros por Dios, y vosotros me seréis por pueblo; y
andad en todo camino que os mande, para que os vaya bien. Jeremías 7: 16
Mucha gente se pregunta cómo los judíos han logrado mantener su religión durante cuatro mil años desde Abraham hasta
hoy. Los judíos son diligentes en su vida religiosa. Ellos guardan fielmente las festividades como la Pascua, la Fiesta de los
Tabernáculos y el Pentecostés. Los judíos ortodoxos no hacen ni reciben llamadas telefónicas los días de reposo, y no
importa cuán lejos se encuentre la sinagoga, van a rendirle culto a Dios.

Desde el primer año, los padres cuentan a sus hijos historias de la Biblia antes de dormir. La educación sobre la almohada
es un deber de los padres. Recibiendo educación desde pequeños, al cumplir cuatro años, los niños conocen más de mil
quinientos vocablos. Cuando los niños aprenden a leer y escribir, lo primero que les enseñan es el Pentateuco. En la
secundaria, antes de estudiar inglés, matemáticas o historia, tienen clases de lectura y aprendizaje de la Biblia. Las madres
leen historias de la Biblia y los fines de semana, los padres verifican que los niños hayan crecido en la fe. Ellos enseñan la
Biblia dentro y fuera de la casa, e incluso cuando salen de viaje.

La identidad que han formado con la educación temprana de la Biblia fortaleció la unidad del pueblo judío, y así pudo
mantener la religión judía por más de cuatro mil años y la nación judía, aunque estuvieron sin territorio por más de dos
mil años. Después de tantos años el país se levantó una vez más.

Más que sacrificio formal, Dios desea la obediencia. La vida de obediencia a la Palabra de Dios le complace más que
cualquier sacrificio. El pueblo de Israel sacrificaba ofrendas sin amor ni obediencia, y el corazón de Dios no podía recibir
tales sacrificios. Dios había enseñado, por medio de Moisés, las normas de los sacrificios y holocaustos, pero éstos debían
nacer de una vida de obediencia y un corazón fiel en sincera adoración. Para que Israel fuera el verdadero pueblo de Dios,
debía oír su voz y obedecer. Pero el pueblo al cual Jeremías profetizaba, tenía el corazón más duro que sus antepasados.
No había en ellos amor a Dios. La adoración y el sacrificio que se ofrece a Dios, debe nacer de un corazón amoroso y fiel.
Si amamos a Dio también debemos cumplir su ley.

El pueblo cerró sus oídos a la Palabra de Dios e hizo muchas maldades. Levantaron ídolos en el templo construido para
adorar a Dios. edificaron altares donde quemaban a sus hijos como sacrificio a dioses falsos. Los hijos son herencia que
Dios da a los padres y ofrecen esperanza de trascender por la fe. Los padres deben instruir a los hijos en la Palabra de Dios
con diligencia. Sin embargo, el pueblo de Israel sacrificaba a sus hijos como ofrenda a ídolos. El valle del hijo de Hinom,
donde sacrificaban a los hijos, será llamado Valle de la Matanza. En ese lugar, poco después, soldados de Babilonia
matarían a gran parte del pueblo de Israel. Las vidas que se oponen a la Palabra de Dios, acarrean tragedia y dolor.

Reflexión…
¿Estoy seguro que no adoro, ofrendo y sirvo por costumbre y sin amor? ¿Puedo examinar mi vida y comprobar que tiene
armonía y coherencia con mi fe en Dios?

Cuando estoy desesperado, ¿en quién confío? ¿Estoy confiando en algo o alguien más que en Dios? ¿Estoy instruyendo
en la Palabra de Dios los hijos que Él me ha dado?

Oremos…
Que mi oído espiritual sea sensible a la voz de Dios para obedecerle – Que las personas de iglesia y de las CAFC tengan
corazón dispuesto a admitir corrección de Dios en humildad – Que Dios toque el corazón de muchos hombres y mujeres
para que lo busquen con corazón sincero y se rindan a Él, antes de acarrear tragedia y dolor a sus familias y al país.

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