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formación continua
Algunas consideraciones
PUNTOS DESTACADOS
PORQUE
● Permite crear comunidades de aprendizaje a distancia
aprender con otros, de otros, entre otros
● ejercitar nuevas dinámicas de comunicación con grupos de colegas
y generar espacios de producción
PERO
● No hay colaboración en cualquier trabajo grupal
● A colaborar se enseña y aprende
¿Por qué profundizar en el trabajo colaborativo? De acuerdo a las inquietudes que nos
han hecho llegar, Uds. los tutores, sobre los desafíos que aparecen al momento de formar
grupos y producir colaborativamente, como desde el relevamiento de las encuestas de
evaluación de los docentes cursantes que manifiestan parecidos inconvenientes a la hora de
trabajar y producir con otros, elaboramos este documento con la firme decisión de seguir
apostando a la producción social del conocimiento, a lo colaborativo como parte de un saber
más a enseñar y aprender. Es importante transmitir en las aulas que el trabajo colaborativo
es una apuesta central de nuestra propuesta formativa, entendida como estrategia de
formación continua y el desarrollo profesional. Esta facilita y moviliza la conformación de
redes de trabajo entre los docentes, que por un lado permiten superar el tradicional
aislamiento de nuestra tarea y por otro generar lazos que nos permitirán seguir aprendiendo
después de haber terminado una instancia particular. Pero además, promover el trabajo
¿Siempre que hay trabajo grupal hay colaboración? Neil Mercer (1997) señala que
trabajar colaborativamente supone dar a la conversación un nuevo rol en los procesos
educativos, uno que ya no la considera subversiva y entorpecedora (como sucedería cuando
los chicos charlan en el aula) sino que reconoce a la interacción entre pares como un espacio
de producción y apropiación de saberes. Pero no toda conversación es cooperativa aunque
sea fluida y entusiasta, y el autor reconoce tres tipos de conversación en el trabajo en grupo.
1
Según María Paz Prendes Espinoza citada por Ana María Ehuletche en “El aprendizaje colaborativo
en la red, desafío para tutores y potenciador de los aprendizajes” (2009) , diferencia aprendizaje
colaborativo de aprendizaje cooperativo: […] hilando más fino es posible distinguir entre aprendizaje
colaborativo y cooperativo. […] El trabajo colaborativo difiere del cooperativo en que en este primer
caso todo el conocimiento es construido conjuntamente y se negocia. Además, en la colaboración hay
un flujo de comunicación bidireccional continuo, mientras que en la cooperación es en ocasiones
unidireccional (cuando algún alumno asume un rol de experto explicando determinadas ideas del
grupo) y en otras multidireccional (cuando los miembros del grupo valoran alternativas y toman
decisiones). En la cooperación se producen consultas sobre lo hecho por cada uno, mientras que en
la colaboración se va haciendo conjuntamente (2003, pp. 109-112; énfasis en el original). En nuestro
caso vamos a considerarlo como términos que no difieren conceptualmente para no complicar y
desarrollar un documento pequeño y ajustado a las necesidades del momento.
Uno de los puntos que Mercer señala como potencialidad es la amistad, la existencia de lazos
de afecto previos como una condición que puede facilitar la colaboración a través de la
conversación exploratoria. Es sabido, además, que el lazo social es un elemento central en
los procesos de aprendizaje, especialmente entre los adultos, que ayuda a sostenerlos en el
tiempo a través del acompañamiento recíproco ¿Cómo generar estos lazos entre cursantes
¿Qué tipo de consignas? Para muchos autores y referentes del tema, el desarrollo de las
consignas es un momento central para el éxito del trabajo colaborativo, de la misma manera
que es fundamental que los cursantes comprendan esa consigna y sus objetivos. Al respecto,
Schwartzman (2009) señala que “el proceso de diseño supone imaginar buenas actividades,
anticipar los derroteros que éstas propondrán a los estudiantes, configurarlas y ponerlas en
marcha y, por último acompañar a los alumnos en su desarrollo”.
Flavia Terigi (2016) señala que la colaboración funciona cuando el asunto que convoca la
tarea solo puede resolverse mediante la colaboración de los participantes, es decir, cuando
se trata de una tarea que no se puede solucionar individualmente o a través de la suma
sucesiva de partes. Se trata entonces de tareas donde se requieren distintos puntos de vista,
donde la producción final es demasiado compleja o donde se espera que la interacción de
lugar a procesos creativos o a la emergencia de aspectos no previstos (Schwartzman, 2009).
En principio la construcción entre pares del conocimiento puede presentarse desde una
consigna general, para luego acompañar la producción colaborativa desde recorridos más
individualizados que lleven a la reflexión, evaluación y coevaluación del conocimiento
generado en grupo. Por otro lado, es importante además que se prevean lo que Terigi llama
“tiempo personal para pensar en borrador”, es decir, proponer consignas de participación
donde el inicio del diálogo convoque al cursante a participar aportando desde su lugar y su
saber a través de alguna elaboración práctica o conceptual.
Por otro lado, cada propuesta supone una respuesta a (casi) todas estas
preguntas:
Schwartzman, 2009.
2
Dice Schwartzman: “Muchas veces se necesitan hasta dos semanas para que puedan acordar con
quién quieren trabajar y cómo. En este sentido, lo que cara a cara se resuelve en unos instantes,
mediante la asincronía y la escritura en línea requiere más tiempo“
el resultado será una sumatoria de partes que de ninguna manera refleja el verdadero rendimiento
intelectual de los estudiantes. Generalmente este tipo de comportamiento se obtiene cuando no logramos
transmitir correctamente lo que se espera de ellos y el sentido profundo de la actividad colaborativa
propuesta.
Para intervenir, es importante tener en cuenta además que las situaciones de colaboración
pueden ser aprovechadas de forma desigual por los cursantes, de acuerdo a las distintas
experiencias, estilos y habilidades para participar y apropiarse del saber en contextos que
son al mismo tiempo grupales y virtuales. Terigi (2016) señala por ejemplo que son
precisamente los estudiantes (cursantes aquí) mejor posicionados respecto al saber los que
tienen mejores oportunidades de aprender a través de la colaboración grupal. En lo virtual,
esto puede reforzarse también entre aquellos que tienen más experiencia en el entorno. Estas
diferencias deben ser tenidas en cuenta por el tutor de modo que sus intervenciones puedan
orientar una participación más simétrica, poniendo atención allí donde es más necesario.