Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
© Thomson La Ley 1
dicha interpretación, el legislador deberá sancionar una regla específica que consagre tal derecho, para erradicar
la falaz interpretación que se hizo a partir del leading case. (4)
La cesión de derechos hereditarios es posible por expresa disposición legal (art. 1444 del Cód. Civil); por
ello es factible su venta en subasta judicial, al resultar aplicable lo previsto en la regla del art. 1435 abarcativa
de diversos modos de transferencia: remate, dación en pago, adjudicación por ejecución de sentencia o venta. O
dicho de manera más simple: si el heredero puede ceder sus derechos hereditarios, también puede ser compelido
a transmitir de manera compulsiva (venta forzada) dichos derechos, puesto que la razón del legislador es la
misma para ambas hipótesis de disposición de derechos.
En aquel estudio, advertimos que la solución negativa, en tanto considera que el acreedor del heredero sólo
puede ser autorizado a ejercer subrogatoriamente los derechos de su deudor, pedir la partición de la masa y
obtener la adjudicación de los bienes del heredero, para luego recién poder ejecutarlos, en la realidad
desnaturaliza la facultad del acreedor de obtener la satisfacción de su crédito a través de la ejecución respectiva,
puesto que aquella solución lo obliga a sortear innumerables dificultades de orden procesal y fáctico, dado que
ninguna vinculación posee con el causante o con el resto de los coherederos, si los hay, con el consiguiente
anticipo de gastos que debe afrontar en nombre de su deudor para concretar tales actos. La desnaturalización del
procedimiento se consuma al considerar el prolongado tiempo que obligadamente deberá esperar para iniciar la
ejecución propiamente dicha, lapso que el propio heredero deudor no está obligado a respetar en el evento de
querer ceder tales derechos a su propio acreedor o a un tercero.
Indicamos también que el acreedor carece de toda acción que pueda remover la conducta de connivencia del
coheredero deudor con sus restantes coherederos, que tenga por meta dilatar o entorpecer, bajo una apariencia
de controversia de intereses legítimos, la aprobación de la cuenta particionaria, concluyendo en dicho estudio
que desde una perspectiva de justicia, ello es inequitativo y consagra un hito de inseguridad jurídica.
Los magistrados de la Sala G encuentran incólumes los principios jurídicos de que el patrimonio configura
la garantía por las deudas de su titular, cualquiera sean los derechos actuales o futuros que los compongan y que
dichos derechos, son transmisibles.
El fallo ha advertido que la solución adoptada por el magistrado de primera instancia de que la actora en la
ejecución de alimentos, para poder percibir su crédito, debería transitar por el proceso universal realizando la
partición, con la adjudicación de un bien al deudor y luego promover su ejecución, como criterio legal no
impide ni neutraliza la alternativa de la ejecución directa mediante la subasta de acciones y derechos
hereditarios, desde que la ley no lo prohíbe, adoptando así una posición que consagra lo que no está vedado y
permite, en el menor tiempo posible, concretar el derecho creditorio que posee el acreedor frente al deudor
moroso.
El decisorio ha demostrado que el acreedor de un coheredero está facultado por el ordenamiento civil para
ejercer a través de la vía oblicua las acciones de su deudor, a fin de poner en cabeza del mismo un bien
integrante del acervo y posteriormente ejecutarlo conforme las normas rituales ordinarias, o bien proceder
ejecutivamente contra los derechos y acciones hereditarias en estado de indivisión, en la parte alícuota que
corresponda al deudor.
La alzada omitió hacer referencia a la directiva de Vélez en materia alimentaria, pero en su sentencia
consagró la idea del codificador, quien expuso como regla procesal en el Código de fondo, que lo atinente a
alimentos debía tramitarse por el procedimiento más breve posible (art. 375), solución ésta que fuera
desatendida en el decisorio de primera instancia, puesto que obligar a la alimentada a agotar el proceso
sucesorio donde el deudor es heredero, hasta obtener la inscripción de la partición, desnaturaliza el carácter de
inmediatez y urgencia que conlleva la prestación alimentaria.
Se levanta así, en el fallo comentado, una nueva voz que señala con exactitud las posibles soluciones que
otorga el ordenamiento de fondo en esta materia, demostrando la carencia de razones legales de la doctrina que
negó la posibilidad de ejecutar tales derechos hereditarios.
El precedente analizado merece nuestra adhesión por su inocultable valía, en cuanto recepta un principio
inmerso en la normativa civil, que evita la dilación en el cumplimiento de las obligaciones por parte del deudor,
por lo que cabe esperar que marque el surco de decisiones que consagren tal correcta interpretación en pos de
recuperar el tan olvidado principio de seguridad jurídica.
© Thomson La Ley 2
p. 733.
(3) Fornieles, Salvador, Tratado de las Sucesiones, cuarta edición, Tip. Ed. Arg. S.A., núm. 372, p. 452.
(4) Valdés Naveiro, Guillermo R., "Derechos hereditarios: venta forzada", ED, 176-881.
© Thomson La Ley 3