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I. —Prospectiva y planificación
Gastón Bergcr escribía hace tiempo: «Ya hemos sufrido demasiado al ver cómo la sabiduría
se man-tiene separada del poder; por ello deseamos la colaboración de aquellos que indican
lo deseable con los que conocen lo posible». En todas partes, ^práctica de la planificación
ha reducido la ambi-ción del planificador —reconciliar el saber con el poder y aliarlos entre
sí—a unas dimensiones mucho más modestas, que, debido a nuestra obse-sión por los
plazos concretos, las consideramos razonables a través de los semíéxitos y de los semifraca-
os. No se trata ya de racionalizar las decisiones colectivas en nombre de un imposible
desarrollo de la especie, sino de reducir los con-flictos de intereses y poderes, haciendo
prevalecer, allí donde los «armisticios sociales» (Gérard de
LAS PROSPECTIVAS APLICADAS____________45 Bernis) la hacen casi inteligible,
una concepción del bien común que aniquila las armas demasiado vivas —o demasiado
visibles— de la lucha del dinero por más dinero, y del poder por más poder.
En varios países al estudio prospectivo parece que le llegue el momento de tomar, en
alguna forma, la posición de este sueño imposible al que parece haber renunciado la
planificación; sin duda, sería este uno de los capítulos más interesantes de una sociología
de la prospectiva y no el que inten-taría elucidar, un caso después de otro, las ambiguas
relaciones entre los planificadores y los previsio-nistas; los primeros tienen cada vez más
una mayor conciencia de los límites de su estudio; y los se-gundos se encuentran cada
vez más fascinados por la ausencia de límites en todo lo que ignoran, o sea, en el campo
del saber que deben establecer. Tanto en Europa occidental como en algunos países
socialistas se desea caracterizar, a este nivel, las relaciones de la prospectiva y de la
planificación.
1. Francia: fin de la prehistoria de la planificación. — Hace tan sólo unos diez años que
en Francia la actividad prospec-tiva se concentraba todavía en dos equipos pioneros: el
del Centre International de Prospectivo, creado en 1957 por Gastón Berger, y el de los
llamados grupos Futuribles, establecidos e impulsados por Bertrand de Jouvenel a partir
de 1960. Un impulso decisivo en los trabajos de planificación a largo plazo fue dado por
Fierre Massé en 1963-64, entonces secretario general del Plan de un Groupe 1985, cuyo.
presidente era Pierre Guillaumat y cuyo objetivo era «estudiar, bajo el ángulo de los
hechos portadores de futuro, lo que sería con-veniente conocer desde hoy hasta 1985,
para así poder clari-ficar las orientaciones generales del Quinto Plan» (1966-70). El
secretario general del Plan veía en ello el comienzo de un importante estudio, pues a
partir de este momento, «la prospectiva y la planificación irían una al encuentro de la
otra; la prospectiva centraría su atención en las propiedades del futuro útiles para las
decisiones que se toman en el pre-sente; y la planificación, a través de sus estudios a
medio
46_____________________LA PROSPECTIVA plazo y más allá de ellos, llevaría a cabo
una especie de cues-tionario sobre el futuro del hombre, el progreso técnico, el avance
económico, los objetivos del desarrollo y las relaciones entre las naciones». A fines de
1964, un primer .informe a manera de síntesis titulado Réflexions pour 1985, trataba sobre
el presente y poco después inspiraba uno de los capítu-los claves del Informe de
orientación del Quinto Plan.
El movimiento había comenzado. Inmediatamente se le unió la Direction de la Previsión
del Ministerio de Finanzas, que por un decreto de julio de 1965 estaba explícitamente
encargado de realizar los trabajos de previsión económica y financiera a medio y largo
plazo; también se asoció al mo-vimiento el Instituí National de la Stutistique et des Etudes
Economiques. En la misma época algunas de las principales administraciones centrales se
proveían de servicios especiali-zados en previsión a largo plazo: desde 1960, el Ministerio
ñ.mc''-s de Transportes (que luego se convirtió en el Ministerio de la Vivienda) creó un
Servicio de Asuntos Económicos e In-ternacionales. En 1965, el Ministerio del Ejército
(hoy Minis-terio de Defensa Nacional) estableció un Centro de Prospectiva y de
Evaluaciones. En 1971 todos los servicios públicos im-¡ ortantes disponían ya de un cuerpo
de prospectiva.
Sin embargo, lo fundamental de las grandes orientaciones <ic la prospectiva, que se
aplicaba a objetivos susceptibles de ser planificados, sólo se garantizaba dentro el propio
Com-missariai General au Plan (y también, en la Délegation á rAménagcment du Territoire
et á rAction. Régionale). Los trabajos de preparación del Sexto Plan (1971-75) han sido
ampliamente reemplazados por e3tudios analíticos destinados a «explorar de una manera
profunda cierto número de pro-blemas de tipo sociológico, geográfico o sectorial,
intentando en cada caso deducir las líneas de evolución tendencial, las incoherencias que de
ello pueden resultar y los elementos de política a largo plazo susceptibles de llevarnos a un
desarrollo más satisfactorio» (Rene Montjoie). Bajo el impulso de Jacqucs Delors, la
reunión de grupos especializados de trabajo lia precedido a la creación de un grupo de
estudios prospecti-vos, presidido por Paúl Delouvrier, cuya misión es realizar una síntesis á
partir, de muchos temas de estudio: papel del progreso técnico en el aumento económico,
evolución de la industria y de la agricultura en el «horizonte de 1985», pro-blemas de
movilidad socioprofesional y de costes de la adap-tación al cambio, problemas de la
«tercera época», prospectiva urbana, enseñanza, formación y evolución de los niveles de
calificación, vivienda, modo de vida, diversiones, proyecciones
LA S PROSPECTIVAS APLICADAS________._._47
demográficas, prospectiva de las relaciones económica co.i
<•! exterior, etc. De este conjunto de trabajos,
extremadamente rico y algo inconforme, el Sexto Plan ha
sacado algunas de sus principales orientaciones y es posible
que aun veamos. n medida que vayan saliendo publicaciones,
que su influencia continuará en los próximos años2.
Sin embargo, también debemos observar que, en i'rancia, a
pesar de la existencia de estimulantes fórmulas sobre su
indispensable unión, la planificación y la prospectiva conti-
núan siguiendo cada una su propio ritmo de desarrollo, lo
qui-se debe a que su relativa separación en cuanto a las
estructu-ras de decisiones es muy diferente. En lugar de ser
«una ins-titución de diálogo v de creación colectiva»
(Francois Perroux). el Plan es un punto de confluencias de
arbitrariedades que con frecuencia son muy difíciles y en
donde se manifiestan inevitablemente los conflictos de
intereses y poderes, sea cuales fueren las distancias que.
por razones estrechamente políticas, tornan con una
insistencia calificada a priori de «tecnocrática». Por otra
parte, se continúa considerando a los estudios pros-pectivos
como divagaciones sin un autentico sentido «prác-tico»; los
dirigentes políticos y sindicales a menudo los tratan con
cierta indulgencia; lo cierto es que el incomprensible lenguaje
con que se presentan algunos de estos estudios no
pu^le'familiarizarse con su aproximación. Un hecho grave
sería que se produjera un malentendido en cuanto a la
función y relaciones que mantiene con las decisiones diarias
de lo.s poderes.
2. Checoslovaquia: la «primavera de Praga» de la pros.
nectiva. — Entre 1967 y 1968, la sociedad checoslovaca fue
quizá la primera —y hasta hoy la única— en plantearse pro-
blemas concretos y al mismo tiempo utópicos de su propio
devenir, y en intentar poner experimentalmente en practica
social este proyecto colectivo: se ha interrogado a sí misma
cu tanto que es una estructura que acepta plenamente su
historia, su presente y su futuro; y ha decidido de una vc-z
por todas no desconfiar de sí misma, concibiéndose coinu
u.ui
<¡;r;in sociedad.
A partir de 1965 varios equipos habían emnrendiuü el .;;•-
tudio multidisciplinario «de los problemas de la revolución
científica y técnica de nuestra época, de sus condiciones y
de sus incidencias sociales y humanas» (F. Sorm). La
síntesis
_^______________________LA PROSPECTIVA de sus trabajos debía ser publicada en 1966
bajo el título de La civilización en la encrucijada, tomando inmediatamente el rango de libros
maestros de la prospectiva aplicada.
El «informe Richta» (del nombre de .su principal redactor) examina sistemática y sucesivamente
las transformaciones de las relaciones de producción ligadas a los «cambios en la estructura y
dinámica de las fuerzas productivas» y analiza también los «súbitos cambios» que las
innovaciones científicas y progreso? técnicos provocan en el trabajo, en la cualificación
profesional y en la educación. Y va aún más lejos al esbozar un cuadro sobre las incidencias de los
mismos fenómenos en los modos de vida y hace «del hombre en su medio artiíi-ci;;l» (o sea. en la
naturaleza degradada por el «esfuerzo del hombre» y abandonada por las formas espontáneas de la
creatividad humana) una imagen que contrasta particular-mente con lo? propósitos marxistas sobre
la «reconciliación del bombre y de la naturaleza». Con una lucidez implacable, destruye la «fría
lógica arbitraria» de las condiciones de vida (pie la sociedad industrial pe impone a sí misma por
sus pro-pias actividades: los conceptos de alienación y manipulación del hombre industrializado
aumentan tanto que debilitan enormemente los modernos razonamientos sobre el tiempo fugaz de
una pseudorrcvolución (Francia, mayo de 1968).
3. Unión Soviética: de una futurología artificial a una prospectiva en peligro de convertirse en
subversiva. — En la Unión Soviética el desarrollo de los estudios de prospectiva es bastante
reciente debido a que los planificadores soviéticos han adquirido mucha experiencia en el campo de
la explora-ción del futuro a medio plazo. Lo esencial de los trabajos efec-tuados está dentro de los
centros de investigaciones directa-mente ligados a los organismos de planificación y a los grandes
ministerios técnicos. Así, la actividad prospectiva está con-cebida explícitamente como elemento de
un proceso de deci-sión cuya finalidad es el plan. Pero su mismo desarrollo, muy rápido, tiende a
disolver este lazo demasiado rígido; y hay quien pide que la dirección de investigaciones sobre el
futuro se sirva de la «capacidad de absorción» de las instancias de la planificación. Sin duda, se
produce la polémica entre la pros-pectiva, cada vez más abierta, y la planificación, cada vez mas
cerrada; y en los próximos años será de gran interés seguir sus incidentes.
Las investigaciones realizadas en la Unión Soviética abar-can capítulos básicos de la prospectiva
aplicada: previsión económica por sectores, a largo plazo; aspectos y consccuen-
LAS PROSPECTIVAS APLICADAS 49 cías de la «revolución científica y técnica»;
prospectiva del nivela y modo de vida; evaluación de «nuevas situaciones económicas»
susceptibles de dominar, a medio y largo plazo, la evolución de la sociedad soviética, etc.
L« pn»Mpf'«'(ivn. iliscurR»» poln-p h> «pelón IIKIO rica, se lia escril.o desde
siempre; y etíle (¡rt el IIIIK;<» consuelo que encontrarán sus practicantes ante la
ausencia de una imposible teoría general sobre la evolución: tomarán al menos, y así se
espera, las precauciones necesarias para evitar el pesado juego i) Dccoiiílü, A. C. y Nicolon, A.,
Prospcctire c( sociélé, 1972.
^_______________________LA PROSPECTIVA de las ideologías
cargadas de pretextos pseudo-científicos. Durante mucho tiempo aún, la
prospec-tiva deberá despojarse de todos estos desperfectos; no se tiene la
seguridad de que ello disminuya sus aventurados estudios.
Tampoco podemos eludir otro problema: el que plantea el propio sentido de la
prospectiva social debido a las distensiones que caracterizan a sus
investigaciones. Su vocación es, en efecto, eviden-temente totalitaria; puede
intentar responder los problemas concernientes al devenir social, contri-buyendo
así poderosamente al advenimiento de una «sociedad programada» (Alain
Touraine), cuyos modos y ritmos de evolución serían descritos ya antes y
controlados por los que Ádam Smith lla-maba «los dueños de la especie»: «Las
especula-ciones sobre el futuro —decía Jean Meynaud en ! 1953—
constituyen un intento de persuasión a ! favor del orden social existente»;
indudablemente, i nos es mucho más difícil en 1971 confiar, como confiaba
en 1932, R. K. Merton, en la «exasperación de una población que se vería
completamente metamorfoseada en una gigantesca cobaya socio-lógica».
Debemos denun-ciar los posibles peligros de los progresos de la informática
aplicada a la preparación y ejecución de las decisiones. Así, en ! las
democracias industriales estos progresos ace-leran los cambios del poder, que
tienden a des-acreditar el saber desinteresado, que estaba en la propia base de las
antiguas sabidurías de la ciudad, y que se interesan enormemente por el saber
útil.
Si no prestamos atención, la prospectiva social puede verse reducida al papel de
i;n incomparable instrumento de control social. Pero, en su punto de partida, es
completamente lo contrario: se exa-mina a sí misma sin consideración alguna,
escribe
LAS PROSPECTIVAS APLICA DA S S .=, su oculto razonamiento,
expone abiertamente sus heridas y sus mensajes, descifra sus sueños
v sus promesas.
Dos informes oficiales ofrecían ayer testimonio de ello. El primero, americano,
planteaba proble-mas insólitos: en realidad, ¿ha mejorado la salud en Estados
Unidos?; ¿cuáles son los caminos con-cretos de su mejora? (social mobility);
¿cuál es el impacto de la criminalidad y de la violencia cji su existencia
cotidiana?; ¿qué se les enseña, y qué tienen ^•<..iJad de saber?, etc. {Toward a
social repon, } 96^). El segundo informe, italiano (Pro-getto 80, 1969), no dudó
en plantear duramente el problema de la creatividad individual y colectiva
como fuerza motriz del aumento a largo plazo de una sociedad industrial,
aumento al que considera como un fenómeno esencialmente cultural: se mani-
fiestan claramente las distorsiones del lenguaje pri-mordial, común, vulgar y
aceptado.
La prospectiva social intenta pensar y decir oirá cosa. Es el lenguaje de la otra
parte: no en el sentido trivial en que el esoterismo casual adquiere su
significado, sino en el sentido puro en que se estudia y expresa la distancia en
relación con el lenguaje cotidiano. La prospectiva representa la negación del
«buen sentido». Es, antes que oposi-ción y subversión, la negación de copiar
aluo, de sujetarse a un modelo, de inferir lo que será de lo que ha sido. La
prospectiva —y primera-mente la social, mucho más expuesta, pero men,'
dependiente de las técnicas de elaboración v de !;,,-tipos de expresión— es el
saber que está continua-mente en suspenso, la palabra segura de sí misma, pero
al mismo tiempo se siente- perdida cuando se oye a sí misma. Frágil saber, mch-
ímidamente tra-tado a medida que va escribiéndose la historia
56______'_______________LA PROSPECTIVA y que va aumentando el
campo de los conoci-mientos vcrificables.
En el curso de los dos últimos decenios se han ido multiplicando los difíciles
estudios sobre las sociedades industriales «avanzadas», y a partir de una serie
de reflexiones sobre la problemática del control colectivo del aumento
económico y del progreso técnico, han evidenciado dos problemas centrales:
por una parte, el de la persistencia de zonas de pobreza, marginalidad y
exclusión, es decir, de tipos de actividades y modos de vida prcindustriales,
dentro de las sociedades de «con-sumo» y de «abundancia»; por otra parte, el
pro-blema de los caminos y medios para pasar a otro tipo de civilización,
partiendo de preguntas deci-sivas sobre los objetivos que persigue todo el sis-
tema industrial en general, sea capitalista o bien socialista.
Otras investigaciones, no tan adelantadas, per-miten plantear dos problemas
que complementan a los dos anteriores: por un lado, el relativo al modo de
transmisión y uso de los conocimientos y a la aparición de una dudosa
«sociedad del saber»; y, por otro lado, el concerniente a los nuevos peligros
con que la industrialización acele-rada amenaza a sus sociedades, peligros
debidos a la acumulación de los desperdicios del consumo de las masas y a
las graves rupturas que dicha acumulación provoca en el equilibrio biológico
del medio ambiente.
La prospectiva social puede orientar sus propios estudios, por referencia a
estos importantes puntos que tanto preocupan a las actuales investigaciones;
de este modo, puede formar tres grupos de pro-blemas:
LAS PROSPECTIVAS APLICADAS________57 _ el de la función de la pobreza y
de la exclusión social dentro de las sociedades más avanzadas7 _ el de la aparición
de nuevas rupturas sociales, resultantes de la aceleración de los progresos técnicos:
la dialéctica marxista fundamental sobre los «dueños» y sobre los
«servidores de las máquinas» (Francois Perroux) parece perpetuarse de una manera
más sutil que en el esquema marxista clásico, pero igualmente reveladora de los sis-
temas de dominio y dependencia _ y, por último, el problema de la invasión del
espacio na-tural de actividad humana por las poluciones y por los perjuicios, cuya
incidencia es tal que pueden provocar muchas reacciones colectivas que plantearán
problemas a la lógica misma de la industrialización.
Sin duda alguna, si reflexionáramos sobre todos estos datos, obtendríamos los
fundamentos sólidos para elaborar una teoría general sobre los cambios sociales que se
producen en las actuales socie-dades industriales. La ausencia de estos funda-mentos
obstaculiza, a corto plazo, el desarrollo de las prospectivas aplicadas: la naturaleza de
las cuestiones de la prospectiva social y la de los obje-tivos de acción social que
persigue le obliga a con-tribuir, a través de sus propios trabajos, a elaborar una teoría
sobre el cambio social.
El desarrollo de las sociedades industriales avan-zadas no se caracteriza por la
producción masiva, ni por el consumo, ni por las diversiones. Un nú-mero muy
elevado, y siempre en aumento, de «beneficiarios», accede a un número, igualmente en
aumento, de productos o conocimientos; este hecho modifica la atención de los
problemas de control por grupos reducidos a razón de sus características particulares y
distintos tipos de transformación pro-gresiva de estas sociedades. Este control se ejerce
dentro de un espacio social definido: el de los
7 Miller, S. M. y Roby, P. A., Tlic Futuro of Incquatity, 1970.
58_______________________LA PROSPECTIVA
«beneficiarios» del progreso, en oposición a los marginados y excluidos: los pobres. Se
apoya asi-mismo en un saber específico: el de la innovación.
Y busca su legitimidad en un tema de creciente importancia; el de la protección y
mejora del medio ambiente natural necesario para la plena expan-sión de las actividades
humanas.
La noción de pobreza es un buen ejemplo de la dificultad de otorgar un carácter
operacional satis-factorio a una categoría tradicional de la reflexión sobre los problemas
sociales. Esta noción no puede precisarse de una manera adecuada ni a un nivel
cuantitativo ni a un nivel cualitativo:
— desde el primer punto de vista, si intentamos determinar los umbrales de
pobreza, nos sumimos en una gran con-fusión: lo que explica la necesidad de buscar
el nivel de
/ pobreza según la evolución de la renta media o según el / c nivel de vida por habitante
— desde el punto de vista cualitativo, la pobreza no puede incluirse dentro de una
«cultura», como lo sugerían los primeros trabajos de Osear Lewis; sino que parece
adap-tarse mejor dentro de una subcultura, lo que complica el análisis. En cuanto a
sus posibles soluciones, la pobreza no puede reducirse a un problema trivial de
estableci-miento del nivel de renta, ya que primordialmente no se trata de un
problema de dinero.
Los estudios, que recientemente han aumentado, subrayan la imposibilidad de analizar a
la pobreza sólo en relación al nivel de vida. En primer lugar, la pobreza es la traducción
social del juego de un determinado número de mecanismos institucionales que marcan
una separación entre los beneficiarios y los excluidos del aumento del producto nacional
y del progreso tecnológico. Se presenta de distinta forma según los individuos y según
los grupos; por ejemplo, la «pobreza» del anciano aislado, que tiene como único medio
de subsistencia una mise-
LA S PROSPECTI VA S A ^^^¿iLS,--,-.-__--__ - y)-rable pensión o una ayuda
municipal, no puede compararse con la del adulto sin empleo o con la del adolescente
sin escuela, que vive en el ghetto urbano, ni tampoco con la del campesino qnc vive de
una tierra cada vez más deficitaria.
Hav que precisar también la noción cualitativa de la'pobreza. Se distinguen, al
respecto, tres no-ciones: las de pobreza, marginalidad y exclusión.
La pobreza es el estado de cUpielIns grupos so-ciales que, según la expresión de J. K.
Ga^bralth&, «están fuera del sistema industrial», es decir, de aquellos grupos que no
están integrados ni se ven afectados por el aumento del sistema, ni^ siquiera cuando se
les usa como fuerza de trabajo. En efecto, la pobreza comprende dos categorías de
«pobres»; los marginados y los excluidos.
Los marginados son aquellos pobres útiles para el funcionamiento del sistema
industrial y, por lo tanto, susceptibles de ser «recuperados» por este. Por ejemplo, los
trabajadores emigrantes al extran-jero, indispensables para la realización de ciertas
tareas que son demasiado penosas o muy poco remuneradas para los habitantes
nacionales.
Los excluidos son aquellos pobres que, al con-trario, no representan ninguna utilidad
para el funcionamiento del sistema y que, por lo tanto, este no los recuperará. No
sólo se encuentran más allá de la barrera de marginalidad, sino fuera del umbral de
exclusión social. Como por ejemplo, y tomando los que Hcrbcrt Marcuse ya
menciom ha,
«razas de color perseguidas, internos de las pri-siones y de los hospitales
psiquiátricos»9, y consi-
8 E¡ nuevo Estado industrial. Ensayo sobre el sistema económico norlea,nerirano
9 £J hombre unidimensional. Ensayo sobre tu ideología déla soldad industrial nvansada.
^______________________LA PROSPECTIVA firramios también después
de su salida de la pri-
-ión y del liospital.
Renovar el análisis clásico sobre la pobreza, por nías indispensable que sea, no
es suficiente para -ati-íacer la curiosidad del previsionista, que se preocupa por
descubrir las «tendencias difíciles» de Ja evolución de las sociedades
industriales; tam-bién observa, por ejemplo, que esta evolución no se
caracteriza por la creciente igualdad de los esta-tutos y conductas del hombre,
sino por la sustitu-ción de diferencias culturales que se centran en torno a los
diversos tipos de distribución del cono-cimiento y a la práctica del poder
principal, o sea, <lc la función de creación de objetos, de circuitos de
información, de tipos de comportamiento y ac-titud, de sistemas de valores,
etc., nuevos, todo ello dentro de las diferencias naturales (ante la enfermedad y
la muerte) y de las económicas (ni-veles de renta, tipos de actividad). La
distinción entre los «que tienen» y los «que no tienen» des-aparece ante la que
separa a los que saben de los que no saben. Por lo tanto, estamos lejos aún del
resurgimiento de una «sociedad del saber», en la que cada individuo tendría un
libre e igual acceso al conocimiento. Contrariamente, y a despecho de una
aparente generalización de la educación e infor-mación, nos encontramos con
la aparición de dife-renciaciones sociales nuevas, basadas en factores
propiamente culturales: en efecto, son más dis-cretos que estos en cuanto a sus
manifestaciones externas (a nivel de conciencia colectiva), pero, al mismo
tiempo, mucho más precisos en cuanto a sus efectos.
Indudablemente, esta tendencia va a acentuarse mucho en los próximos años.
La creciente informa-ción de que se dispone está en vías de transformar
LAS PROSPECTIVAS APLICADAS___________61 incluso los vectores del
conocimiento: lo impreso y lo audiovisual proporcionan un stock de informa-
ciones opcracionales mucho menos importantes que la ficha perforada, disco o
cinta magnética que usan los ordenadores y acumuladores de datos; esta
importancia se manifiesta al menos en el campo de aquel tipo de
informaciones que pueden facilitarnos elecciones y objetivos optimistas y
orde-nados. En estas condiciones se corre el peligro de que se establezca una
situación en la que el saber útil se reservará cada vez más a grupos restringidos
y a cuyo nivel se situarán cada vez más claramente los problemas auténticos de
la prospectiva social. Los avances de esta no tienen una información suficiente
y la masa ciudadana no participa en la preparación y realización de una serie
de decisiones, cuyos fundamentos esenciales desconoce por com-pleto. Los
avances de la prospectiva social deberían ampliar los grupos responsables de
su información —evitándose así el establecimiento de monopolios del
conocimiento—, y asimismo deberían disponer de procedimientos apropiados
para controlar sus trabajos. Este control exige por sí mismo un gran esfuerzo
de imaginación y de innovación, cuya importancia viene demostrada por los
fracasos obte-nidos hasta hoy en este campo.
En cuanto a la última categoría de problemas anteriormente mencionados —
los relativos al medio ambiente—, cabe destacar que la creciente impor-tancia
que actualmente adquieren en la sensibi-lidad colectiva de las sociedades
industriales avan-zadas es señal de lo que designan y también de lo que
esconden.
En primer lugar, estos problemas destacan la inquietud que uno siente al
constatar que los pro-ductos industriales se ven amenazados por sus pro-
^62_______________________LA PROSPECTI VA pios desperdicios; y,
asimismo, los beneficios de la producción masiva quedan anulados por las polu-
ciones y otros perjuicios.
En segundo lugar, nos hablan de la nostalgia que uno experimenta al recordar el
tiempo, ya olvidado, en que las máquinas no enrarecían el aire ni el agua y en
que las relaciones del hombre con su medio ambiente natural eran inmediatas y
diarias.
Pero estos problemas han olvidado algo, que quizás es lo más importante: la
noción de industria-lización en sí misma, que no ha logrado hacer de un planeta
gobernado por las necesidades de las máquinas concentradas en un pequeño
número de sociedades a las que dominan, la tierra prometida que podía haber
sido para todos los hombres. La sociedad industrial, ya desde sus comienzos, ha
vivido la problemática de sus propios fines: pri-mero, con las luchas obreras —
del «ludismo» inglés de comienzos del siglo xix al sindicalismo revolu-cionario
francés del siglo XX—; luego, con las revo-luciones silenciosas o no de los
«cuellos duros» y de los trabajadores intelectuales. Se cometía un grave error al
subestimar la aportación de estos movi-mientos sociales y sobre todo al
interpretar mal la naturaleza de los mismos. Sin duda, al plantear problemas
específicamente «posindustriales», po-nían en entredicho la lógica misma de la
industria-lización: el problema del control social de las má-quinas, el del
rehacimiento de una creatividad libre de todas Jas limitaciones que surgen de la
«masificación» a cualquier nivel, el de volver a una etapa en la que las
relaciones sociales no serían de violencia, sino en y por la paz, habiéndose
reconci-liado el hombre con la naturaleza. Esto es precisa-mente lo que la
colectividad pone en juego al
LAS PROSPECTIVAS APLICADAS 63 tomar conciencia de la necesidad de
preservar al medio ambiente natural de sus actividades de una irremediable
degradación, y allí donde sea preciso adecuarlo a las necesidades del hombre.
Estas han sido, aunque someramente tratadas, algunas de las actuales orientaciones de la
pros-pectiva social. Todavía queda lo esencial: la ela-boración de un sistema de
conceptos apropiados a su objeto, elaboración que ya comienza a esho-zarse en muchos
lugares y que gira en torno a una noción, ya utilizada a pesar de su ambigüedad: la
«sociedad posindustrial».
Esta sociedad se determina en el cuadro de una tipología cuaternaria de la evolución de
las formas sociales, situándose ella misma por referencia a un factor de cambio que
domina una buena parte de dichas formas: el maqumismo, que se define por la
presencia, en una sociedad determinada, de un con-junto de máquinas que movilizan a
¿u servicio —directa o indirectamente— a individuos y grupos que contribuyen a.
aumentar el producto global de la sociedad en cuestión.
Desde este punto'de vista, pueden distinguirle:
— Unas sociedades anteindustriales, que se carac-tf.-rizan por la ausencia de cualquier
sistema de máquinas. No debe confundirse este tipo de so-ciedad con las «economías de
subsistencia», ya que estas últimas, a falta de medios que aseguren un excedente neto de
riquezas a sus miembros, pueden disponer de cierto grado de maqumismo (por qem-plo
hidráulico, transportes, etc.). La antropología tradicional califica a estas sociedades de
«primi-tivas» o «salvajes», en el sentido de que son inca-paces de adherirse al sistema
de valores que cons-tituye la principal fuerza de las sociedades en vías de
industrialización.
64_______________________LA PROSPECTIVA
— Unas sociedades preindustriales, en las que un número limitado y disperso de
máquinas activan ciertas categorías restringidas de agentes económicos sin imprimir una
fisonomía nueva a todo el aparato de producción y sin tener —en consecuencia, em-
pleando términos marxistas— una influencia no-table sobre las relaciones sociales.
— Ujias sociedades industriales, en las que lo fundamental de su aparato de producción,
transfor-mación y distribución, está en el uso de máquinas ligadas entre sí, de tal manera
que todo el cuerpo social parece formar una «gran mecánica» (Fran-cois Perroux). Sus
relaciones sociales se caracte-rizan por lo mismo: parece que, tanto en su vida
profesional como en su existencia general, cada individuo se define en relación a una
máquina (o a un conjunto de máquinas) que él cree dominar o a la que él se imagina que
está sometido10.
La última etapa de la evolución de las llamadas sociedades industriales «avanzadas» es la
automati-zación de los procesos de producción, transforma-ción y distribución de las
mercancías y de las informaciones de «consumo de masa». Esta auto-matización
comporta la aparición de:
—Lhias sociedades posindustriales, en las que el uso generalizado de sistemas de
máquinas (o sea, de conjuntos de unidades mecánicas y electrónicas coordinadas entre sí
para realizar operaciones en grupo) no determina ya de una manera unívoca la fisionomía
de las relaciones sociales. Los indi-viduos y los grupos no se definen entre sí según i ' •
-i sus relaciones con las maquinas, sino por referencia a nuevos valores, sobre todo
intelectuales y mo-rales (Daniel Bell). 1° El concepto «comodín» de la interpretación de las sociedades
industriales es, como bien se sane, el de alienación.
LAS PROSPECTIVAS APLICADAS 65
Es normal-designar a este estado social con la expresión «sociedad del saber»,
cuya aparente pre-cisión pretende calificar un proceso de acumulación y de
redistribución de un stock de conocimientos de una amplitud mucho mayor que
el de la masa, con todo impresionable, de los bienes materiales de que disfrutan
los miembros de la sociedad «pos-industrial». Es como si se olvidara que los sis-
temas de máquinas, sea cual fuere su grado de automatización y de integración,
no pueden fun-cionar en «circuito cerrado» dentro del cuerpo social. Su uso
comporta continuamente una serie de rectificaciones y de controles que se
organizan en función de una mayor delimitación, ya indicada: la que separa a los
dctcntores de un saber domi-nante, porque impone la innovación (técnica y
social), con los de un saber ya desfasado. Actual-mente, esta delimitación se
puede observar perfec-tamente dentro de las sociedades transindustriales, o sea,
dentro de las sociedades industriales avan-zadas en vías de pasar a una
«civilización pos-industrial»: Estados Unidos, Japón, Suecia. Ade-más, refuerza
el poder de las grandes organiza-ciones públicas y privadas (como las firmas
«multi-nacionales») y provoca la aparición de nuevos tipos de dirigentes aptos
para crear y dirigir nuevas formas de decisión colectiva.
Cuando dentro de una misma sociedad obser-vamos paralelamente una creciente
multiplicación de los procesos de discriminación y exclusión so-cial y una
deterioración acelerada del medio de vida, entonces debemos usar con extrema
precau-ción la expresión de sociedad o civilización pos-industrial: en principio,
debemos rechazar la idea de designar con esta expresión a un estado social ideal,
en el que cada individuo no deberá buscar
66 _______________LA PROSPECTIVA los medios para su existencia
cotidiana, sino tan sólo inventar y practicar un «arte de vivir». Esta-mos aún
muy lejos de esta especie de sueño futurista.
Esta prospectiva puede obligar a los esquemas '14 Perroux, F., L'economle du ringtivme siécle, pag. 393,
1964.
^————__.____________LA PROSPECTIVA 'i'-i futuro de la.s sociedades
transindustrialcs a inte-grarse dentro de una visión más amplía de las relaciones
entre dichas sociedades y las sociedades periféricas de mayor industrialización,
estas últimas todavía llamadas «subdesarrolladas», término que no puede
aceptarse en absoluto15. Merece destacar aquí la pobreza de la literatura que
no está de acuerdo con ello. Los llamados análisis objetivos se^ limitan a
menudo a examinar los temas más clásicos de las relaciones entre «ricos» y
«pobres»: intercambios de productos agrícolas e industriales, emigración de la
mano de obra, nuevos medios de producción extranjeros, políticas turísticas,
etc.
También puede tener cierto interés ir más lejos. primero con la elaboración de
una tipología de los factores de dependencia de los países subindustría-lizados
frente a los grandes conjuntos industriales (déficit alimenticio, exceso de la
mano de obra no cualificada, retraso tecnológico, etc.); y luego, con la
elaboración de una tipología de los factores de dominación de los segundos
países sobre los pri-meros: seguridad en el aprovisionamiento de ma-terias
primas, de productos semiacabados y de mano de obra; estrategias periféricas
de las grandes firmas16; control de las estrategias en el crecimiento de los
países pobres, llevado a cabo por medio d-e alianzas diplomáticas y de pactos
militares, etc.
Así es como la prospectiva geopolítica es capaz de sobrepasar el nivel de los
esquemas de Estados
16 DecouÜc, A. C., «De epicIquM precautioni prealable» á une p.rcrapeetive du (Ifveroppement», Tiers Monde, vol. XII.
núm. 47, 1971. r Eíta espretión dctigna la implantación de flllalea de ficm»» multinacionale» eD lag régleme» que »c
caracterizan por la superabundancia de mano de obr» dispomble y al mi»mo tiempo por la estabilidad política con la
q.uc «e cuenta a iiifdio plazo para la producción masiva de objeto» con la finalidad de deatinwlofr a regionc»
iíidu»triale.: la reducción de los coate» y la «(extraversión» de la* acti-vidad»» dcrormin.rn unn »(TÍC de e»trategia* úlilM
quft qníiei» erian a mayor corlo play.i) ilc Ir» (¡ue pneile parrecr a primera \\».la.
LA^ PROSPECTIVAS APLICADAS -\ Mayores, intentando integrar,
luego, a las nuevas e impacientes acciones de la «ciencia de las rela-ciones
internacionales» dentro de un examen mu-cho más amplio de los sistemas de
dominio y depen-dencia. Y, por último, esta prospectiva realizará un análisis
sobre los aspectos propiamente estraté-gicos de estos sistemas, eliminando a
su vez una serie de reflexiones exageradamente irresponsables de las
«relaciones de civilización» entre los pueblos. El hecho de que la geopolítica
carezca esencial-mente de modestia es una auténtica lección para la
prospectiva: pues esta carencia la libera de objetivos falsamente inocentes y al
mismo tiempo la obliga a hablar su verdadero lenguaje; el del poder.