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CAPÍTULO II

LAS PROSPECTIVAS APLICADAS

«El enemigo de las i(Jc;i- recibidas me es el pensamiento,


sino el t'ur?ü de lo.-acoiitechnientos.»
John Kenneth GALBRAITH
(La Sociedad Opulentn)

Actualmente, en los principales países del mímelo, se cuentan por centenares


los centros de investiga-ción en prospectiva. Europa también cuenta con buen
número de equipos de trabajo en campos muy diversos1. Cada estudio
prospectivo tiene su parti-cularidad: en uno se intenta sobrepasar el horizonte
de una planificación a corto plazo; otro se exige a sí mismo la realización de un
proyecto concreto.
Sin embargo, en todas partes, tanto en Europa occidental como en la Unión
Soviética, hav cierta
^ impaciencia ante el presente que se nos escapa; en Estados Unidos y
Venezuela, la urgente necesidad de avanzar y al mismo tiempo retroceder para
así poder establecer posibles imágenes de ciudades futuras; en Japón y Suecia,
una insatisfecha in-quietud ante la visión de una sociedad industrial en
transformación; en Irán y Chile, la urgente necesidad de volver a examinar,
bajo una prospec-
1 Ver el catálogo de los Centres de Prospectivo al d'Ainínus,e.nient da Tu-ritoin-en Europe, 1971.
44__________________LA PROSPECTIVA tiva más amplia, la posible evolución de las
rela-ciones entre las potencias industriales y sus socie-dades periféricas.
En primer lugar deben analizarse las estrechas relaciones que mantienen, por razones que
merecen precisarse, la prospectiva y la planificación. Estas relaciones manifiestan al mismo
tiempo la auten-tica naturaleza de la actividad prospectiva. Cabe mencionar tres nombres
importantes de dicha acti-vidad, que vamos a tratar sucesivamente: en pri-mer lugar, el de
prospectiva tecnológica, que cuenta ya con muchas y notables realizaciones; luego, el de
prospectiva social, con ilimitadas ambi-ciones; y por último, el de prospectiva de la orde-
nación del espacio, cuyos primeros resultados pre-sentan un vivo interés.

I. —Prospectiva y planificación
Gastón Bergcr escribía hace tiempo: «Ya hemos sufrido demasiado al ver cómo la sabiduría
se man-tiene separada del poder; por ello deseamos la colaboración de aquellos que indican
lo deseable con los que conocen lo posible». En todas partes, ^práctica de la planificación
ha reducido la ambi-ción del planificador —reconciliar el saber con el poder y aliarlos entre
sí—a unas dimensiones mucho más modestas, que, debido a nuestra obse-sión por los
plazos concretos, las consideramos razonables a través de los semíéxitos y de los semifraca-
os. No se trata ya de racionalizar las decisiones colectivas en nombre de un imposible
desarrollo de la especie, sino de reducir los con-flictos de intereses y poderes, haciendo
prevalecer, allí donde los «armisticios sociales» (Gérard de
LAS PROSPECTIVAS APLICADAS____________45 Bernis) la hacen casi inteligible,
una concepción del bien común que aniquila las armas demasiado vivas —o demasiado
visibles— de la lucha del dinero por más dinero, y del poder por más poder.
En varios países al estudio prospectivo parece que le llegue el momento de tomar, en
alguna forma, la posición de este sueño imposible al que parece haber renunciado la
planificación; sin duda, sería este uno de los capítulos más interesantes de una sociología
de la prospectiva y no el que inten-taría elucidar, un caso después de otro, las ambiguas
relaciones entre los planificadores y los previsio-nistas; los primeros tienen cada vez más
una mayor conciencia de los límites de su estudio; y los se-gundos se encuentran cada
vez más fascinados por la ausencia de límites en todo lo que ignoran, o sea, en el campo
del saber que deben establecer. Tanto en Europa occidental como en algunos países
socialistas se desea caracterizar, a este nivel, las relaciones de la prospectiva y de la
planificación.
1. Francia: fin de la prehistoria de la planificación. — Hace tan sólo unos diez años que
en Francia la actividad prospec-tiva se concentraba todavía en dos equipos pioneros: el
del Centre International de Prospectivo, creado en 1957 por Gastón Berger, y el de los
llamados grupos Futuribles, establecidos e impulsados por Bertrand de Jouvenel a partir
de 1960. Un impulso decisivo en los trabajos de planificación a largo plazo fue dado por
Fierre Massé en 1963-64, entonces secretario general del Plan de un Groupe 1985, cuyo.
presidente era Pierre Guillaumat y cuyo objetivo era «estudiar, bajo el ángulo de los
hechos portadores de futuro, lo que sería con-veniente conocer desde hoy hasta 1985,
para así poder clari-ficar las orientaciones generales del Quinto Plan» (1966-70). El
secretario general del Plan veía en ello el comienzo de un importante estudio, pues a
partir de este momento, «la prospectiva y la planificación irían una al encuentro de la
otra; la prospectiva centraría su atención en las propiedades del futuro útiles para las
decisiones que se toman en el pre-sente; y la planificación, a través de sus estudios a
medio
46_____________________LA PROSPECTIVA plazo y más allá de ellos, llevaría a cabo
una especie de cues-tionario sobre el futuro del hombre, el progreso técnico, el avance
económico, los objetivos del desarrollo y las relaciones entre las naciones». A fines de
1964, un primer .informe a manera de síntesis titulado Réflexions pour 1985, trataba sobre
el presente y poco después inspiraba uno de los capítu-los claves del Informe de
orientación del Quinto Plan.
El movimiento había comenzado. Inmediatamente se le unió la Direction de la Previsión
del Ministerio de Finanzas, que por un decreto de julio de 1965 estaba explícitamente
encargado de realizar los trabajos de previsión económica y financiera a medio y largo
plazo; también se asoció al mo-vimiento el Instituí National de la Stutistique et des Etudes
Economiques. En la misma época algunas de las principales administraciones centrales se
proveían de servicios especiali-zados en previsión a largo plazo: desde 1960, el Ministerio
ñ.mc''-s de Transportes (que luego se convirtió en el Ministerio de la Vivienda) creó un
Servicio de Asuntos Económicos e In-ternacionales. En 1965, el Ministerio del Ejército
(hoy Minis-terio de Defensa Nacional) estableció un Centro de Prospectiva y de
Evaluaciones. En 1971 todos los servicios públicos im-¡ ortantes disponían ya de un cuerpo
de prospectiva.
Sin embargo, lo fundamental de las grandes orientaciones <ic la prospectiva, que se
aplicaba a objetivos susceptibles de ser planificados, sólo se garantizaba dentro el propio
Com-missariai General au Plan (y también, en la Délegation á rAménagcment du Territoire
et á rAction. Régionale). Los trabajos de preparación del Sexto Plan (1971-75) han sido
ampliamente reemplazados por e3tudios analíticos destinados a «explorar de una manera
profunda cierto número de pro-blemas de tipo sociológico, geográfico o sectorial,
intentando en cada caso deducir las líneas de evolución tendencial, las incoherencias que de
ello pueden resultar y los elementos de política a largo plazo susceptibles de llevarnos a un
desarrollo más satisfactorio» (Rene Montjoie). Bajo el impulso de Jacqucs Delors, la
reunión de grupos especializados de trabajo lia precedido a la creación de un grupo de
estudios prospecti-vos, presidido por Paúl Delouvrier, cuya misión es realizar una síntesis á
partir, de muchos temas de estudio: papel del progreso técnico en el aumento económico,
evolución de la industria y de la agricultura en el «horizonte de 1985», pro-blemas de
movilidad socioprofesional y de costes de la adap-tación al cambio, problemas de la
«tercera época», prospectiva urbana, enseñanza, formación y evolución de los niveles de
calificación, vivienda, modo de vida, diversiones, proyecciones
LA S PROSPECTIVAS APLICADAS________._._47
demográficas, prospectiva de las relaciones económica co.i
<•! exterior, etc. De este conjunto de trabajos,
extremadamente rico y algo inconforme, el Sexto Plan ha
sacado algunas de sus principales orientaciones y es posible
que aun veamos. n medida que vayan saliendo publicaciones,
que su influencia continuará en los próximos años2.
Sin embargo, también debemos observar que, en i'rancia, a
pesar de la existencia de estimulantes fórmulas sobre su
indispensable unión, la planificación y la prospectiva conti-
núan siguiendo cada una su propio ritmo de desarrollo, lo
qui-se debe a que su relativa separación en cuanto a las
estructu-ras de decisiones es muy diferente. En lugar de ser
«una ins-titución de diálogo v de creación colectiva»
(Francois Perroux). el Plan es un punto de confluencias de
arbitrariedades que con frecuencia son muy difíciles y en
donde se manifiestan inevitablemente los conflictos de
intereses y poderes, sea cuales fueren las distancias que.
por razones estrechamente políticas, tornan con una
insistencia calificada a priori de «tecnocrática». Por otra
parte, se continúa considerando a los estudios pros-pectivos
como divagaciones sin un autentico sentido «prác-tico»; los
dirigentes políticos y sindicales a menudo los tratan con
cierta indulgencia; lo cierto es que el incomprensible lenguaje
con que se presentan algunos de estos estudios no
pu^le'familiarizarse con su aproximación. Un hecho grave
sería que se produjera un malentendido en cuanto a la
función y relaciones que mantiene con las decisiones diarias
de lo.s poderes.
2. Checoslovaquia: la «primavera de Praga» de la pros.
nectiva. — Entre 1967 y 1968, la sociedad checoslovaca fue
quizá la primera —y hasta hoy la única— en plantearse pro-
blemas concretos y al mismo tiempo utópicos de su propio
devenir, y en intentar poner experimentalmente en practica
social este proyecto colectivo: se ha interrogado a sí misma
cu tanto que es una estructura que acepta plenamente su
historia, su presente y su futuro; y ha decidido de una vc-z
por todas no desconfiar de sí misma, concibiéndose coinu
u.ui
<¡;r;in sociedad.
A partir de 1965 varios equipos habían emnrendiuü el .;;•-
tudio multidisciplinario «de los problemas de la revolución
científica y técnica de nuestra época, de sus condiciones y
de sus incidencias sociales y humanas» (F. Sorm). La
síntesis
_^______________________LA PROSPECTIVA de sus trabajos debía ser publicada en 1966
bajo el título de La civilización en la encrucijada, tomando inmediatamente el rango de libros
maestros de la prospectiva aplicada.
El «informe Richta» (del nombre de .su principal redactor) examina sistemática y sucesivamente
las transformaciones de las relaciones de producción ligadas a los «cambios en la estructura y
dinámica de las fuerzas productivas» y analiza también los «súbitos cambios» que las
innovaciones científicas y progreso? técnicos provocan en el trabajo, en la cualificación
profesional y en la educación. Y va aún más lejos al esbozar un cuadro sobre las incidencias de los
mismos fenómenos en los modos de vida y hace «del hombre en su medio artiíi-ci;;l» (o sea. en la
naturaleza degradada por el «esfuerzo del hombre» y abandonada por las formas espontáneas de la
creatividad humana) una imagen que contrasta particular-mente con lo? propósitos marxistas sobre
la «reconciliación del bombre y de la naturaleza». Con una lucidez implacable, destruye la «fría
lógica arbitraria» de las condiciones de vida (pie la sociedad industrial pe impone a sí misma por
sus pro-pias actividades: los conceptos de alienación y manipulación del hombre industrializado
aumentan tanto que debilitan enormemente los modernos razonamientos sobre el tiempo fugaz de
una pseudorrcvolución (Francia, mayo de 1968).
3. Unión Soviética: de una futurología artificial a una prospectiva en peligro de convertirse en
subversiva. — En la Unión Soviética el desarrollo de los estudios de prospectiva es bastante
reciente debido a que los planificadores soviéticos han adquirido mucha experiencia en el campo de
la explora-ción del futuro a medio plazo. Lo esencial de los trabajos efec-tuados está dentro de los
centros de investigaciones directa-mente ligados a los organismos de planificación y a los grandes
ministerios técnicos. Así, la actividad prospectiva está con-cebida explícitamente como elemento de
un proceso de deci-sión cuya finalidad es el plan. Pero su mismo desarrollo, muy rápido, tiende a
disolver este lazo demasiado rígido; y hay quien pide que la dirección de investigaciones sobre el
futuro se sirva de la «capacidad de absorción» de las instancias de la planificación. Sin duda, se
produce la polémica entre la pros-pectiva, cada vez más abierta, y la planificación, cada vez mas
cerrada; y en los próximos años será de gran interés seguir sus incidentes.
Las investigaciones realizadas en la Unión Soviética abar-can capítulos básicos de la prospectiva
aplicada: previsión económica por sectores, a largo plazo; aspectos y consccuen-
LAS PROSPECTIVAS APLICADAS 49 cías de la «revolución científica y técnica»;
prospectiva del nivela y modo de vida; evaluación de «nuevas situaciones económicas»
susceptibles de dominar, a medio y largo plazo, la evolución de la sociedad soviética, etc.

II. —La prospectiva tecnológica


Desde hace unos quince años, los industriales y los responsables de la dirección de las
investiga-ciones científicas han sido los principales «deman-dantes» de una prospectiva
aplicada al análisis previdencia! del progreso del aumento de las lla-madas sociedades
«avanzadas»: la innovación tec-nológica. Con ello, podemos explicarnos el hecho de que la
previsión de los progresos técnicos de las sociedades industriales haya sido, para el avance
prospectivo, un incomparable factor de aceleración. De hecho, la mayoría de las técnicas que
actual-mente usa la prospectiva social o la prospectiva de la ordenación del espacio han sido
ya probadas por los especialistas de previsión tecnológica.
Su relativa importancia dentro de las investiga-ciones de la prospectiva se explica por la que
tiene la «industria del conocimiento» en el mundo con-temporáneo: bajo todas sus formas,
desde su crea-ción hasta su distribución, pasando por su aplica-ción en la producción, el saber
se presenta actual- k mente como el «capital esencial, el centro de los costes y la fuente
fundamental» (Peter F. Drucker) de las economías «modernas»: ¿hasta cuándo? Este es un
problema que concierne sin duda alo-una al especialista en prospectiva social y que deberá
plantearse dentro de muy poco. De todos modos, la prospectiva tecnológica reina en casi todo
el campo de la previsión. 4
50_______________________LA PROSPECTIVA
Sus análisis giran en torno a algunos temas fundamentales, como son la
previsión de las inno-vaciones, su aplicación y la planificación del pro- i
greso científico y técnico.
1. La previsión de las innovaciones. — Implica una pro-funda reflexión sobre su génesis, siendo
verdaderamente signi- j íicativa: debe interrogarse a los historiadores de las ciencias y de las
técnicas y también a los especialistas en epistemología ' (desde Alcxandre Koyró hasta Jean
Piaget), así como a los economistas que han hecho de la reflexión sobre la innova-ción uno de los
polos de la suya propia (Joseph Schumpeter, Francois Pcrroux, Jacob Schmookier,. Roland McKean,
Char-les Hitch, etc.). De esta manera la «revolución científica y ! técnica» podrá ser estudiada en
su medio ambiente filosófico, ¡ económico y social (por ejemplo, los ya citados trabajos del !
«grupo Richta»): dicha previsión se despoja así de su aparente | carácter de espontaneidad e
inocencia.
Luego, a despecho de la persistente ausencia de una tipo-logía de la innovación tecnológica (Erich
Jantsch), esta pre-visión nos lleva a la recensión sistemática de las condiciones de desarrollo de la
innovación y de su traducción al lenguaje principal del sistema económico que se considere:
mercado, plan, «fuera de mercado» no planificado, etc. Se cree que muchas nociones ya establecidas
se encontrarán un poco desligadas: por ejemplo, la de «necesidades» de la sociedad considerada en
este o aquel campo de la tecnología, o bien la de «consecuencias necesarias» de un estado
determinado de ; la evolución científica y técnica. La historia lleva consigo muchos testimonios
de los cambios tecnológicos nacidos, sea por «crisis» de la actividad científicaa o bien por aparentes
etapas muertas de dicha actividad.
El campo particular —y temible-— de la prospectiva tec-nológica es. el análisis de las relaciones
cutre las creaciones libres del espíritu y las obras serviles de la acción social. l^ste estado de cosas ha
provocado la aparición de técnicas y métodos —¿se debe decir, acaso, recetas?— que muchos
especialistas en prospectivu, algo dudosos ante su propio objeto, envidian a la previsión tecnológica e
intentan tomár-selas para usarlas ellos; como por ejemplo brainstorming
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LAS PROSPECTIVAS APLICA O.-i S --, 1 (creatividad colectiva espontánea), método
«Delphi» (combi-nación perfeccionada de creaciones individuales), scenurii, ex-trapolaciones brutas o compensadas,
investigación operator;.'.. analogías, matrices de decisiones, análisis de sistemas, cíe. Esta mezcla de procedimientos
de investigación ha producido hasta este momento mediocres resultados: y la previsión de las innovaciones es un
ejemplo, digno de reñexiún, de la va-nidad con que se especula sobre el valor intrínseco de los elementos del
razonamiento de previsión.
2. Las transferencias de innovaciones. — En un sentido que aquí no vamos a tratar, esta expresión designa el proceso
completo de la innovación, desde la intuición "hasta la ela-boración del proceso o producto, pasando por la invención
propiamente dicha y por las diferentes fases de su estudio y desarrollo. Desde este punto de vista, la previsión tecno-
lógica puede definirse como la «estimación probabilista de las transferencias tecnológicas futuras» (Erich Jantsch).
Asimismo, esta expresión alude —es su segundo sentido y el que^ vamos a tomar aquí— a la aventurada tarca de una
tecnología que se siente aparentemente segura de su propio uso y sorprendida al ejercer los insospechados empleos de
sus inventores4. La historia de las ciencias y de las técnicas tiene abundantes ejemplos de innovaciones de múltiples
usos. como los «cambios» de las aplicaciones de las que 'hablábamos al principio: en la época actual todos los estudios
importantes de las ciencias aplicadas testimonian la fecundidad de esta., transferencias (dominio de la energía nuclear,
informática. conquista del espacio, etc.). En este campo la misión cid previsionista es informar ampliamente de la
capacidad de imaginar aplicaciones derivadas o insólitas de una innovación determinada.
En las sociedades industriales una de las características principales de la innovación científica y técnica es que. en una
medida cada vez más apreciable, se encuentra condicio-nada en sus posibles usos por la rigidez de los programas de
investigación y desarrollo en los que ella es objeto, v por el desenvolvimiento de las informaciones disponibles que son
cada vez más numerosas y completas: muchas evoluciones probables son descritas y puestas al día de este modo y el
4 «La transferencia de una innovación ?c di-tin^iip, pin;-;, tic „;; i,;,,i^(, ,;,, difusión o de penetración dentro
de lina estructura de aceptación o d^ im IllC(li(> ambienta tecnológico en donde la innovación es explotada
uormalmcntf», Avrcs, K. U., 1 vclinological ForecdSting and Long-rdny Pinnnin'^, 196').
^2_______________________LA PROSPECTI VA prcvisionista comprueba diariamente que la
solidez de un fichero bien establecido no sucumbe a las virtudes de un;-. inventiva desenfrenada.
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LAS PROSPECTIVAS APLICADAS____________53 educación, formación profesional,
trabajo, urbani-zación, etc. Y en segundo lugar se ocupa de. temas nuevos, nacidos por las
actuales crisis de las socie-dades industriales: violencias, alienaciones, discri-minaciones,
frenos y bloqueos del ascenso social, medio ambiente, pobreza, participación, creati-
vidad, etc. Este caos de nociones puede sumarse a la confusión inherente a este tipo de
preocupa-ciones, pero ello no debe hacernos desistir de la idea de que es posible que muy
pronto pueda presentársenos con mayor claridad6.
En principio cabe destacar dos problemas. El primero se produce por la persistente
ausencia de una teoría del cambio social que sea capaz de promover una serie de
investigaciones coherentes sobre las «invariables del cambio» y sobre las «nuevas formas
sociales» (Merleau-Ponty). Un siglo después de los primeros volúmenes de El Capital,
las ciencias sociales todavía deben situarse en rela-ción con el discurso marxista
insuperable en su rigor y completo en cuanto a su significado. Debe-mos releer y
plantearnos preguntas sobre los auto-res siguientes: Weber, Pareto, Sorel, Durkheim,
Dilthey, Mauss, Veblen, Schumpeter, Marc Bloch, Lucien Febvre y otros autores más de
entre los vi-vos; y de los más antiguos: Renán, Cournot, el propio Comió, Mnlllnifi,
1^ui«Momi, Monttwpliou, Vico y cien in/is de <'nl.r<^ IOM muorlaH.

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siempre; y etíle (¡rt el IIIIK;<» consuelo que encontrarán sus practicantes ante la
ausencia de una imposible teoría general sobre la evolución: tomarán al menos, y así se
espera, las precauciones necesarias para evitar el pesado juego i) Dccoiiílü, A. C. y Nicolon, A.,
Prospcctire c( sociélé, 1972.
^_______________________LA PROSPECTIVA de las ideologías
cargadas de pretextos pseudo-científicos. Durante mucho tiempo aún, la
prospec-tiva deberá despojarse de todos estos desperfectos; no se tiene la
seguridad de que ello disminuya sus aventurados estudios.
Tampoco podemos eludir otro problema: el que plantea el propio sentido de la
prospectiva social debido a las distensiones que caracterizan a sus
investigaciones. Su vocación es, en efecto, eviden-temente totalitaria; puede
intentar responder los problemas concernientes al devenir social, contri-buyendo
así poderosamente al advenimiento de una «sociedad programada» (Alain
Touraine), cuyos modos y ritmos de evolución serían descritos ya antes y
controlados por los que Ádam Smith lla-maba «los dueños de la especie»: «Las
especula-ciones sobre el futuro —decía Jean Meynaud en ! 1953—
constituyen un intento de persuasión a ! favor del orden social existente»;
indudablemente, i nos es mucho más difícil en 1971 confiar, como confiaba
en 1932, R. K. Merton, en la «exasperación de una población que se vería
completamente metamorfoseada en una gigantesca cobaya socio-lógica».
Debemos denun-ciar los posibles peligros de los progresos de la informática
aplicada a la preparación y ejecución de las decisiones. Así, en ! las
democracias industriales estos progresos ace-leran los cambios del poder, que
tienden a des-acreditar el saber desinteresado, que estaba en la propia base de las
antiguas sabidurías de la ciudad, y que se interesan enormemente por el saber
útil.
Si no prestamos atención, la prospectiva social puede verse reducida al papel de
i;n incomparable instrumento de control social. Pero, en su punto de partida, es
completamente lo contrario: se exa-mina a sí misma sin consideración alguna,
escribe
LAS PROSPECTIVAS APLICA DA S S .=, su oculto razonamiento,
expone abiertamente sus heridas y sus mensajes, descifra sus sueños
v sus promesas.
Dos informes oficiales ofrecían ayer testimonio de ello. El primero, americano,
planteaba proble-mas insólitos: en realidad, ¿ha mejorado la salud en Estados
Unidos?; ¿cuáles son los caminos con-cretos de su mejora? (social mobility);
¿cuál es el impacto de la criminalidad y de la violencia cji su existencia
cotidiana?; ¿qué se les enseña, y qué tienen ^•<..iJad de saber?, etc. {Toward a
social repon, } 96^). El segundo informe, italiano (Pro-getto 80, 1969), no dudó
en plantear duramente el problema de la creatividad individual y colectiva
como fuerza motriz del aumento a largo plazo de una sociedad industrial,
aumento al que considera como un fenómeno esencialmente cultural: se mani-
fiestan claramente las distorsiones del lenguaje pri-mordial, común, vulgar y
aceptado.
La prospectiva social intenta pensar y decir oirá cosa. Es el lenguaje de la otra
parte: no en el sentido trivial en que el esoterismo casual adquiere su
significado, sino en el sentido puro en que se estudia y expresa la distancia en
relación con el lenguaje cotidiano. La prospectiva representa la negación del
«buen sentido». Es, antes que oposi-ción y subversión, la negación de copiar
aluo, de sujetarse a un modelo, de inferir lo que será de lo que ha sido. La
prospectiva —y primera-mente la social, mucho más expuesta, pero men,'
dependiente de las técnicas de elaboración v de !;,,-tipos de expresión— es el
saber que está continua-mente en suspenso, la palabra segura de sí misma, pero
al mismo tiempo se siente- perdida cuando se oye a sí misma. Frágil saber, mch-
ímidamente tra-tado a medida que va escribiéndose la historia
56______'_______________LA PROSPECTIVA y que va aumentando el
campo de los conoci-mientos vcrificables.
En el curso de los dos últimos decenios se han ido multiplicando los difíciles
estudios sobre las sociedades industriales «avanzadas», y a partir de una serie
de reflexiones sobre la problemática del control colectivo del aumento
económico y del progreso técnico, han evidenciado dos problemas centrales:
por una parte, el de la persistencia de zonas de pobreza, marginalidad y
exclusión, es decir, de tipos de actividades y modos de vida prcindustriales,
dentro de las sociedades de «con-sumo» y de «abundancia»; por otra parte, el
pro-blema de los caminos y medios para pasar a otro tipo de civilización,
partiendo de preguntas deci-sivas sobre los objetivos que persigue todo el sis-
tema industrial en general, sea capitalista o bien socialista.
Otras investigaciones, no tan adelantadas, per-miten plantear dos problemas
que complementan a los dos anteriores: por un lado, el relativo al modo de
transmisión y uso de los conocimientos y a la aparición de una dudosa
«sociedad del saber»; y, por otro lado, el concerniente a los nuevos peligros
con que la industrialización acele-rada amenaza a sus sociedades, peligros
debidos a la acumulación de los desperdicios del consumo de las masas y a
las graves rupturas que dicha acumulación provoca en el equilibrio biológico
del medio ambiente.
La prospectiva social puede orientar sus propios estudios, por referencia a
estos importantes puntos que tanto preocupan a las actuales investigaciones;
de este modo, puede formar tres grupos de pro-blemas:
LAS PROSPECTIVAS APLICADAS________57 _ el de la función de la pobreza y
de la exclusión social dentro de las sociedades más avanzadas7 _ el de la aparición
de nuevas rupturas sociales, resultantes de la aceleración de los progresos técnicos:
la dialéctica marxista fundamental sobre los «dueños» y sobre los
«servidores de las máquinas» (Francois Perroux) parece perpetuarse de una manera
más sutil que en el esquema marxista clásico, pero igualmente reveladora de los sis-
temas de dominio y dependencia _ y, por último, el problema de la invasión del
espacio na-tural de actividad humana por las poluciones y por los perjuicios, cuya
incidencia es tal que pueden provocar muchas reacciones colectivas que plantearán
problemas a la lógica misma de la industrialización.
Sin duda alguna, si reflexionáramos sobre todos estos datos, obtendríamos los
fundamentos sólidos para elaborar una teoría general sobre los cambios sociales que se
producen en las actuales socie-dades industriales. La ausencia de estos funda-mentos
obstaculiza, a corto plazo, el desarrollo de las prospectivas aplicadas: la naturaleza de
las cuestiones de la prospectiva social y la de los obje-tivos de acción social que
persigue le obliga a con-tribuir, a través de sus propios trabajos, a elaborar una teoría
sobre el cambio social.
El desarrollo de las sociedades industriales avan-zadas no se caracteriza por la
producción masiva, ni por el consumo, ni por las diversiones. Un nú-mero muy
elevado, y siempre en aumento, de «beneficiarios», accede a un número, igualmente en
aumento, de productos o conocimientos; este hecho modifica la atención de los
problemas de control por grupos reducidos a razón de sus características particulares y
distintos tipos de transformación pro-gresiva de estas sociedades. Este control se ejerce
dentro de un espacio social definido: el de los
7 Miller, S. M. y Roby, P. A., Tlic Futuro of Incquatity, 1970.
58_______________________LA PROSPECTIVA
«beneficiarios» del progreso, en oposición a los marginados y excluidos: los pobres. Se
apoya asi-mismo en un saber específico: el de la innovación.
Y busca su legitimidad en un tema de creciente importancia; el de la protección y
mejora del medio ambiente natural necesario para la plena expan-sión de las actividades
humanas.
La noción de pobreza es un buen ejemplo de la dificultad de otorgar un carácter
operacional satis-factorio a una categoría tradicional de la reflexión sobre los problemas
sociales. Esta noción no puede precisarse de una manera adecuada ni a un nivel
cuantitativo ni a un nivel cualitativo:
— desde el primer punto de vista, si intentamos determinar los umbrales de
pobreza, nos sumimos en una gran con-fusión: lo que explica la necesidad de buscar
el nivel de
/ pobreza según la evolución de la renta media o según el / c nivel de vida por habitante
— desde el punto de vista cualitativo, la pobreza no puede incluirse dentro de una
«cultura», como lo sugerían los primeros trabajos de Osear Lewis; sino que parece
adap-tarse mejor dentro de una subcultura, lo que complica el análisis. En cuanto a
sus posibles soluciones, la pobreza no puede reducirse a un problema trivial de
estableci-miento del nivel de renta, ya que primordialmente no se trata de un
problema de dinero.
Los estudios, que recientemente han aumentado, subrayan la imposibilidad de analizar a
la pobreza sólo en relación al nivel de vida. En primer lugar, la pobreza es la traducción
social del juego de un determinado número de mecanismos institucionales que marcan
una separación entre los beneficiarios y los excluidos del aumento del producto nacional
y del progreso tecnológico. Se presenta de distinta forma según los individuos y según
los grupos; por ejemplo, la «pobreza» del anciano aislado, que tiene como único medio
de subsistencia una mise-
LA S PROSPECTI VA S A ^^^¿iLS,--,-.-__--__ - y)-rable pensión o una ayuda
municipal, no puede compararse con la del adulto sin empleo o con la del adolescente
sin escuela, que vive en el ghetto urbano, ni tampoco con la del campesino qnc vive de
una tierra cada vez más deficitaria.
Hav que precisar también la noción cualitativa de la'pobreza. Se distinguen, al
respecto, tres no-ciones: las de pobreza, marginalidad y exclusión.
La pobreza es el estado de cUpielIns grupos so-ciales que, según la expresión de J. K.
Ga^bralth&, «están fuera del sistema industrial», es decir, de aquellos grupos que no
están integrados ni se ven afectados por el aumento del sistema, ni^ siquiera cuando se
les usa como fuerza de trabajo. En efecto, la pobreza comprende dos categorías de
«pobres»; los marginados y los excluidos.
Los marginados son aquellos pobres útiles para el funcionamiento del sistema
industrial y, por lo tanto, susceptibles de ser «recuperados» por este. Por ejemplo, los
trabajadores emigrantes al extran-jero, indispensables para la realización de ciertas
tareas que son demasiado penosas o muy poco remuneradas para los habitantes
nacionales.
Los excluidos son aquellos pobres que, al con-trario, no representan ninguna utilidad
para el funcionamiento del sistema y que, por lo tanto, este no los recuperará. No
sólo se encuentran más allá de la barrera de marginalidad, sino fuera del umbral de
exclusión social. Como por ejemplo, y tomando los que Hcrbcrt Marcuse ya
menciom ha,
«razas de color perseguidas, internos de las pri-siones y de los hospitales
psiquiátricos»9, y consi-
8 E¡ nuevo Estado industrial. Ensayo sobre el sistema económico norlea,nerirano
9 £J hombre unidimensional. Ensayo sobre tu ideología déla soldad industrial nvansada.
^______________________LA PROSPECTIVA firramios también después
de su salida de la pri-
-ión y del liospital.
Renovar el análisis clásico sobre la pobreza, por nías indispensable que sea, no
es suficiente para -ati-íacer la curiosidad del previsionista, que se preocupa por
descubrir las «tendencias difíciles» de Ja evolución de las sociedades
industriales; tam-bién observa, por ejemplo, que esta evolución no se
caracteriza por la creciente igualdad de los esta-tutos y conductas del hombre,
sino por la sustitu-ción de diferencias culturales que se centran en torno a los
diversos tipos de distribución del cono-cimiento y a la práctica del poder
principal, o sea, <lc la función de creación de objetos, de circuitos de
información, de tipos de comportamiento y ac-titud, de sistemas de valores,
etc., nuevos, todo ello dentro de las diferencias naturales (ante la enfermedad y
la muerte) y de las económicas (ni-veles de renta, tipos de actividad). La
distinción entre los «que tienen» y los «que no tienen» des-aparece ante la que
separa a los que saben de los que no saben. Por lo tanto, estamos lejos aún del
resurgimiento de una «sociedad del saber», en la que cada individuo tendría un
libre e igual acceso al conocimiento. Contrariamente, y a despecho de una
aparente generalización de la educación e infor-mación, nos encontramos con
la aparición de dife-renciaciones sociales nuevas, basadas en factores
propiamente culturales: en efecto, son más dis-cretos que estos en cuanto a sus
manifestaciones externas (a nivel de conciencia colectiva), pero, al mismo
tiempo, mucho más precisos en cuanto a sus efectos.
Indudablemente, esta tendencia va a acentuarse mucho en los próximos años.
La creciente informa-ción de que se dispone está en vías de transformar
LAS PROSPECTIVAS APLICADAS___________61 incluso los vectores del
conocimiento: lo impreso y lo audiovisual proporcionan un stock de informa-
ciones opcracionales mucho menos importantes que la ficha perforada, disco o
cinta magnética que usan los ordenadores y acumuladores de datos; esta
importancia se manifiesta al menos en el campo de aquel tipo de
informaciones que pueden facilitarnos elecciones y objetivos optimistas y
orde-nados. En estas condiciones se corre el peligro de que se establezca una
situación en la que el saber útil se reservará cada vez más a grupos restringidos
y a cuyo nivel se situarán cada vez más claramente los problemas auténticos de
la prospectiva social. Los avances de esta no tienen una información suficiente
y la masa ciudadana no participa en la preparación y realización de una serie
de decisiones, cuyos fundamentos esenciales desconoce por com-pleto. Los
avances de la prospectiva social deberían ampliar los grupos responsables de
su información —evitándose así el establecimiento de monopolios del
conocimiento—, y asimismo deberían disponer de procedimientos apropiados
para controlar sus trabajos. Este control exige por sí mismo un gran esfuerzo
de imaginación y de innovación, cuya importancia viene demostrada por los
fracasos obte-nidos hasta hoy en este campo.
En cuanto a la última categoría de problemas anteriormente mencionados —
los relativos al medio ambiente—, cabe destacar que la creciente impor-tancia
que actualmente adquieren en la sensibi-lidad colectiva de las sociedades
industriales avan-zadas es señal de lo que designan y también de lo que
esconden.
En primer lugar, estos problemas destacan la inquietud que uno siente al
constatar que los pro-ductos industriales se ven amenazados por sus pro-
^62_______________________LA PROSPECTI VA pios desperdicios; y,
asimismo, los beneficios de la producción masiva quedan anulados por las polu-
ciones y otros perjuicios.
En segundo lugar, nos hablan de la nostalgia que uno experimenta al recordar el
tiempo, ya olvidado, en que las máquinas no enrarecían el aire ni el agua y en
que las relaciones del hombre con su medio ambiente natural eran inmediatas y
diarias.
Pero estos problemas han olvidado algo, que quizás es lo más importante: la
noción de industria-lización en sí misma, que no ha logrado hacer de un planeta
gobernado por las necesidades de las máquinas concentradas en un pequeño
número de sociedades a las que dominan, la tierra prometida que podía haber
sido para todos los hombres. La sociedad industrial, ya desde sus comienzos, ha
vivido la problemática de sus propios fines: pri-mero, con las luchas obreras —
del «ludismo» inglés de comienzos del siglo xix al sindicalismo revolu-cionario
francés del siglo XX—; luego, con las revo-luciones silenciosas o no de los
«cuellos duros» y de los trabajadores intelectuales. Se cometía un grave error al
subestimar la aportación de estos movi-mientos sociales y sobre todo al
interpretar mal la naturaleza de los mismos. Sin duda, al plantear problemas
específicamente «posindustriales», po-nían en entredicho la lógica misma de la
industria-lización: el problema del control social de las má-quinas, el del
rehacimiento de una creatividad libre de todas Jas limitaciones que surgen de la
«masificación» a cualquier nivel, el de volver a una etapa en la que las
relaciones sociales no serían de violencia, sino en y por la paz, habiéndose
reconci-liado el hombre con la naturaleza. Esto es precisa-mente lo que la
colectividad pone en juego al
LAS PROSPECTIVAS APLICADAS 63 tomar conciencia de la necesidad de
preservar al medio ambiente natural de sus actividades de una irremediable
degradación, y allí donde sea preciso adecuarlo a las necesidades del hombre.
Estas han sido, aunque someramente tratadas, algunas de las actuales orientaciones de la
pros-pectiva social. Todavía queda lo esencial: la ela-boración de un sistema de
conceptos apropiados a su objeto, elaboración que ya comienza a esho-zarse en muchos
lugares y que gira en torno a una noción, ya utilizada a pesar de su ambigüedad: la
«sociedad posindustrial».
Esta sociedad se determina en el cuadro de una tipología cuaternaria de la evolución de
las formas sociales, situándose ella misma por referencia a un factor de cambio que
domina una buena parte de dichas formas: el maqumismo, que se define por la
presencia, en una sociedad determinada, de un con-junto de máquinas que movilizan a
¿u servicio —directa o indirectamente— a individuos y grupos que contribuyen a.
aumentar el producto global de la sociedad en cuestión.
Desde este punto'de vista, pueden distinguirle:
— Unas sociedades anteindustriales, que se carac-tf.-rizan por la ausencia de cualquier
sistema de máquinas. No debe confundirse este tipo de so-ciedad con las «economías de
subsistencia», ya que estas últimas, a falta de medios que aseguren un excedente neto de
riquezas a sus miembros, pueden disponer de cierto grado de maqumismo (por qem-plo
hidráulico, transportes, etc.). La antropología tradicional califica a estas sociedades de
«primi-tivas» o «salvajes», en el sentido de que son inca-paces de adherirse al sistema
de valores que cons-tituye la principal fuerza de las sociedades en vías de
industrialización.
64_______________________LA PROSPECTIVA
— Unas sociedades preindustriales, en las que un número limitado y disperso de
máquinas activan ciertas categorías restringidas de agentes económicos sin imprimir una
fisonomía nueva a todo el aparato de producción y sin tener —en consecuencia, em-
pleando términos marxistas— una influencia no-table sobre las relaciones sociales.
— Ujias sociedades industriales, en las que lo fundamental de su aparato de producción,
transfor-mación y distribución, está en el uso de máquinas ligadas entre sí, de tal manera
que todo el cuerpo social parece formar una «gran mecánica» (Fran-cois Perroux). Sus
relaciones sociales se caracte-rizan por lo mismo: parece que, tanto en su vida
profesional como en su existencia general, cada individuo se define en relación a una
máquina (o a un conjunto de máquinas) que él cree dominar o a la que él se imagina que
está sometido10.
La última etapa de la evolución de las llamadas sociedades industriales «avanzadas» es la
automati-zación de los procesos de producción, transforma-ción y distribución de las
mercancías y de las informaciones de «consumo de masa». Esta auto-matización
comporta la aparición de:
—Lhias sociedades posindustriales, en las que el uso generalizado de sistemas de
máquinas (o sea, de conjuntos de unidades mecánicas y electrónicas coordinadas entre sí
para realizar operaciones en grupo) no determina ya de una manera unívoca la fisionomía
de las relaciones sociales. Los indi-viduos y los grupos no se definen entre sí según i ' •
-i sus relaciones con las maquinas, sino por referencia a nuevos valores, sobre todo
intelectuales y mo-rales (Daniel Bell). 1° El concepto «comodín» de la interpretación de las sociedades
industriales es, como bien se sane, el de alienación.
LAS PROSPECTIVAS APLICADAS 65
Es normal-designar a este estado social con la expresión «sociedad del saber»,
cuya aparente pre-cisión pretende calificar un proceso de acumulación y de
redistribución de un stock de conocimientos de una amplitud mucho mayor que
el de la masa, con todo impresionable, de los bienes materiales de que disfrutan
los miembros de la sociedad «pos-industrial». Es como si se olvidara que los sis-
temas de máquinas, sea cual fuere su grado de automatización y de integración,
no pueden fun-cionar en «circuito cerrado» dentro del cuerpo social. Su uso
comporta continuamente una serie de rectificaciones y de controles que se
organizan en función de una mayor delimitación, ya indicada: la que separa a los
dctcntores de un saber domi-nante, porque impone la innovación (técnica y
social), con los de un saber ya desfasado. Actual-mente, esta delimitación se
puede observar perfec-tamente dentro de las sociedades transindustriales, o sea,
dentro de las sociedades industriales avan-zadas en vías de pasar a una
«civilización pos-industrial»: Estados Unidos, Japón, Suecia. Ade-más, refuerza
el poder de las grandes organiza-ciones públicas y privadas (como las firmas
«multi-nacionales») y provoca la aparición de nuevos tipos de dirigentes aptos
para crear y dirigir nuevas formas de decisión colectiva.
Cuando dentro de una misma sociedad obser-vamos paralelamente una creciente
multiplicación de los procesos de discriminación y exclusión so-cial y una
deterioración acelerada del medio de vida, entonces debemos usar con extrema
precau-ción la expresión de sociedad o civilización pos-industrial: en principio,
debemos rechazar la idea de designar con esta expresión a un estado social ideal,
en el que cada individuo no deberá buscar
66 _______________LA PROSPECTIVA los medios para su existencia
cotidiana, sino tan sólo inventar y practicar un «arte de vivir». Esta-mos aún
muy lejos de esta especie de sueño futurista.

[V. —La prospectiva de la ordenación del espacio


La ordenación del espacio puede definirse como la combinación de aquellas
decisiones cuyo objeto es «volver a modelar» un medio natural y cultural,
inscrito en un territorio determinado, en función de cierto número de objetivos
jerarquizados y com-plementariosn. Ya desde un principio se inscribe ;
dentro de un «tiempo de larga duración» y dará una coherencia
indispensable a la programación de sus actos, siempre que los sitúe dentro
de un sis-tema de análisis y decisiones, sistema que contiene a su vez una
serie de subsistemas secuenciales.
En Francia, en 1968, bajo el apoyo de la Delega-ción para la Ordenación del
Territorio y la Acción
Regional (DATAR), responde a este imperativo la creación de un Systeme
d^Etudes du Schéma d'>Amé-piagement de la France (SESAME), a partir del
cual se han ido elaborando cierto número de simulacros tendenciales o
contrastados. Estos simulacros, que tienen el mismo horizonte (Francia en el
año 2000), tratan de los problemas demográficos —«Francia con 100
millones de habitantes»—, de los cambios de la agricultura —«La agricultura
sin tierra en el año 2000»—, y también de algunos aspectos de la ocupación
del territorio terrestre y marítimo
—«La Francia costera»—. No se conciben como medios de previsión, sino
como instrumentos ca-ll Monod, J. y De Custctbujuc, Pli., U umvna'¿ement du territoire, col. «Que i-nís-
jc?», núm. 987, PUF, París, 1971.
LAS PROSPECTIVAS A PLICADAS 67 paces de llevar a cabo la
investigación sistemática «no del fruto de este o aquel fenómeno, sino más bien de sus
posibles implicaciones en un horizonte lejano»; los simulacros de este primer tipo de
inves-tigaciones prospectivas han permitido la puesta a punto, si no de un aparato
metodológico, al menos de la práctica de elaborar esquemas de refe-rencia y sistemas
de orientación de indudable interés, tanto sí se les acepta total o parcialmente, como si
se les rechaza, elaborando en este último caso nuevos esquemas de inspiración y
nuevos tipos de construcción. En ambos casos —y esto es precisamente lo fundamental
—, el análisis prospec-tivo de la distribución del espacio va progresando.
Actualmente, el ejemplo más completo de esce-nario tendencial de la ordenación del
espacio es, sin duda alguna, el que, bajo el título de simulado de lo inaceptable, se ha
propuesto esbozar una inia-gen de Francia en el año 2000 12.

A partir del análisis global (o al menos com-pleto) de la situación del territorio


francés en 1970 y de las tendencias de la posible evolución de la sociedad francesa,
el escenario intenta caracterizar la serie de caminos susceptibles de dar forma y
consistencia a la «imagen última» de Francia a fines de siglo. En su mismo
enunciado, se aprecian ya las considerables dificultades de esta tarea; pero
analizaríamos erróneamente el simulacro de lo ina-ceptable —esta denominación se
debe a que la imagen que da de Francia subraya voluntaria-mente los peligros de
bloqueos estructurales y las dificultades del crecimiento— si tomamos al pie de la
letra, las hipótesis básicas ' que conlleva y las conclusiones a que desemboca. Como
afir-l2 DATAR, colección ((Travanx et Reclierclies de Pro-peetive», Wl.
68_______________________LA PROSPECTIVA man sus autores, el
simulacro no sólo tiene una función de referencia, sino que también se le debe
considerar como un elemento de «rechazo» que puede provocar, por reacción
a sus «pesimistas» conclusiones, una serie de acciones capaces de movi-lizar
y de renovar. En efecto, el simulacro sugiere que la naturaleza y ritmo del
posible crecimiento de la economía en las próximas décadas pueden ser tales,
que acentúen la separación, actualmente aún poco perceptible, de dos
Frímcias; por un lado, una Francia «fuerte» (región parisiense, la del bajo
Sena, norte y este, la de Lyon, Provenza y Costa Azul) íntimamente ligada a
las mayores polariza-ciones de la gran dorsal europea (Benelux, Alemania
Occidental y norte de Italia) y con un gran dina-mismo económico a largo
plazo; y, por otro lado, una Francia «débil» (oeste, centro y sudoeste), en la
que las pocas «microzonas de polarización», sitas a lo largo del litoral no son
suficientes para orientar y provocar un desarrollo durante un largo período. El
simulacro destaca igualmente que la relativa subpoblación de Francia frente a
los otros países europeos persistirá realmente hasta fines de siglo, y asimismo
que los conflictos latentes entre la sociedad urbana y la rural se intensificarán
si no se intenta solucionarlos. En resumen, ofrece una imagen que, si bien no
es «inaceptable», al menos es digna de preocupación y provoca, a partir de
hoy, una serie de controversias que seguramente serán «constructivas».
La elaboración de simulacros no es el único ca-mino que ha tomado la
perspectiva de la ordena-ción del espacio en Francia. Hay otro foco prin-cipal
de estudios a una escala territorial más redu-cida: viene representado por los
libros blancos (es-quemas de ordenación) de las «metrópolis de equi-
LAS PROSPECTIVAS APLICADAS 69 librio» (área
metropolitana de Marsella, metrópoli lorenesa, metrópoli Lyon-Saint
Etienne-GrenobIe, área metropolitana Nantes-Saint Nazaire, etc.) y de
los subconjuntos regionales (bajo Sena, zona pari-siense, zona
mediterránea, zona Ródano-Alpes, etc.). Establecidos generalmente en
relación a dos hori-zontes —1985 y 2000—, los esquemas de distribu-
ción se proponen objetivos explícitamente opera-torios: pretenden
situarse dentro de los procesos de decisión y así determinar, al menos
en parte, el futuro de los espacios que describen.
Las prospectivas de la distribución del espacio contribuyen al
planteamiento de los problemas que surgen en las relaciones entre el
estudio prospec-tivo y la acción social. Estas prospectivas sugieren
imágenes de posibles futuros, describen los caminos que pueden
llevarnos a ellos (simulacros), deter-minan objetivos y programan las
etapas y medios de las distribuciones deseadas (esquemas). Debido a
todo ello, resulta que son estas mismas prospec-tivas las que sitúan las
exigencias y los grupos de participación de acuerdo con una evolución
y las que ponen en movimiento a sus propias representa-ciones del
futuro. Constituyen, pues, el posible fundamento de nuevas formas de
diálogo social: a pesar de que estemos todavía lejos, por una parte, de
una práctica prospectiva plenamente abierta, y por otra lejos de la
organización de una creación colectiva permanente, sin embargo no
cabe duda alguna de que la publicación y difusión de los trabajos de
prospectiva aplicada pueden desem-peñar una función decisiva en el
cambio, sea como fuere, de la mentalidad y conducta. En cualquier caso
se puede observar que las discusiones sobre las formas y objetivos de
regionalización están ali-mentadas, en gran parte, por las actividades
pros-
70_______________________LA PROSPECTIVA pectivas de los organismos
de distribución del espacio: DATAR, OREAMS (Organizaciones de Estudios
de Ordenación de Áreas Metropolitanas), servicios regionales del Ministerio
del Equipa-miento, Comités regionales y de Departamentos de Expansión
Económica, etc.
Las actuales prácticas del estudio de preferencia se centran fundamentalmente
en la planificación a largo plazo, en la previsión tecnológica, en la prospectiva
social y en la prospectiva de distribu-ción del espacio. Pero ello no significa
que hayan agotado sus posibles aplicaciones.
Hace ya muchos años que los Estados Mayores de las grandes potencias
militares están exami-nando a fondo las prospectivas que se centran
específicamente en la evolución de los sistemas de armas y en el
establecimiento de estrategias que se aplican a dicha evolución y a la de los
sistemas geopolíticos mundiales, uno de sus miembros más importantes
afirmaba que «el problema de la maniobra en el tiempo parece ser el papel
esencial de la estrategia moderna, del mismo modo que la maniobra en el
espacio lo ha sido para la estrategia clásica»; y asignaba a la prospectiva
estratégica la misión de «descubrir todas las hipótesis posibles para así, a corto
plazo, poder estar dispuesta a intervenir en el momento de apoyar la hipótesis
preferida de entre todas las que se verifican»13. No cabe duda alguna de que
los especialistas en planificación a largo plazo y en prospectiva social pueden
sacar gran provecho al reflexionar sobre aquellos trabajos de prospectiva
estratégica que por razones de interés nacional no permanecen en secreto.
13 General Beautre, Dissuasion ct siratégie, pug. 204, 1964.
LAS PROSPECTIVAS APLICADAS _ 71
A un nivel más general, es una prospectiva geo-política la que se esboza a partir de la
renovación profunda de esta disciplina que se practica, desde hace tanto tiempo, sobre
todo en Alemania y en Estados Unidos, siguiendo sin ninguna clase de escrúpulos y por
todos los medios las ambiciones del aumento del poder de un Estado-nación: hoy en día
siempre se encuentran intelectuales bastante dóciles para aportar este tipo de tareas la
garantía de su «ciencia», mediante cierta «propina» en di-nero y honores14.
Pero es evidente que, en el estado actual de las cosas, la geopolítica, no es una ciencia y
ni siquiera un conjunto coherente de métodos del espíritu que puedan controlarse a través
de disciplinas que po-sean una vocación o un estatuto científico. Lo fun-damental de sus
sucesivos razonamientos no viene más que de su obsesión por determinar lo geográ-fico,
lo climático o lo racial. Se tendrían ciertos escrúpulos al usar dicha expresión si no
aludiera a una dimensión fundamental de la reflexión pros-pectiva aplicada en un marco
geográfico lo sufi-cientemente amplio para provocar una concepción, demasiado
nacionalista, de los problemas del futuro en un espacio determinado. Una prospectiva
geo-política, libre de postulados implícitamente nor-mativos —como por ejemplo el de la
«vocación particular» de una nación en ejercer este tipo de influencia en su medio
ambiente inmediato o le-jano—, puede en algunas ocasiones violar las reglas implícitas
de la investigación de preferencia por interesarse demasiado en objetivos muy poco ino-
centes.

Esta prospectiva puede obligar a los esquemas '14 Perroux, F., L'economle du ringtivme siécle, pag. 393,
1964.
^————__.____________LA PROSPECTIVA 'i'-i futuro de la.s sociedades
transindustrialcs a inte-grarse dentro de una visión más amplía de las relaciones
entre dichas sociedades y las sociedades periféricas de mayor industrialización,
estas últimas todavía llamadas «subdesarrolladas», término que no puede
aceptarse en absoluto15. Merece destacar aquí la pobreza de la literatura que
no está de acuerdo con ello. Los llamados análisis objetivos se^ limitan a
menudo a examinar los temas más clásicos de las relaciones entre «ricos» y
«pobres»: intercambios de productos agrícolas e industriales, emigración de la
mano de obra, nuevos medios de producción extranjeros, políticas turísticas,
etc.
También puede tener cierto interés ir más lejos. primero con la elaboración de
una tipología de los factores de dependencia de los países subindustría-lizados
frente a los grandes conjuntos industriales (déficit alimenticio, exceso de la
mano de obra no cualificada, retraso tecnológico, etc.); y luego, con la
elaboración de una tipología de los factores de dominación de los segundos
países sobre los pri-meros: seguridad en el aprovisionamiento de ma-terias
primas, de productos semiacabados y de mano de obra; estrategias periféricas
de las grandes firmas16; control de las estrategias en el crecimiento de los
países pobres, llevado a cabo por medio d-e alianzas diplomáticas y de pactos
militares, etc.
Así es como la prospectiva geopolítica es capaz de sobrepasar el nivel de los
esquemas de Estados
16 DecouÜc, A. C., «De epicIquM precautioni prealable» á une p.rcrapeetive du (Ifveroppement», Tiers Monde, vol. XII.
núm. 47, 1971. r Eíta espretión dctigna la implantación de flllalea de ficm»» multinacionale» eD lag régleme» que »c
caracterizan por la superabundancia de mano de obr» dispomble y al mi»mo tiempo por la estabilidad política con la
q.uc «e cuenta a iiifdio plazo para la producción masiva de objeto» con la finalidad de deatinwlofr a regionc»
iíidu»triale.: la reducción de los coate» y la «(extraversión» de la* acti-vidad»» dcrormin.rn unn »(TÍC de e»trategia* úlilM
quft qníiei» erian a mayor corlo play.i) ilc Ir» (¡ue pneile parrecr a primera \\».la.
LA^ PROSPECTIVAS APLICADAS -\ Mayores, intentando integrar,
luego, a las nuevas e impacientes acciones de la «ciencia de las rela-ciones
internacionales» dentro de un examen mu-cho más amplio de los sistemas de
dominio y depen-dencia. Y, por último, esta prospectiva realizará un análisis
sobre los aspectos propiamente estraté-gicos de estos sistemas, eliminando a
su vez una serie de reflexiones exageradamente irresponsables de las
«relaciones de civilización» entre los pueblos. El hecho de que la geopolítica
carezca esencial-mente de modestia es una auténtica lección para la
prospectiva: pues esta carencia la libera de objetivos falsamente inocentes y al
mismo tiempo la obliga a hablar su verdadero lenguaje; el del poder.

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