menciona el fruto del Espíritu como
01/08/08 - Contenido
 El fruto del Espíritu
 Primicias del cielo
 Cada fruto
El Fruto del Espíritu
1. EL FRUTO DEL ESPIRITU
Este retiro lo dedicaremos a hablar
del Fruto del Espíritu. San Pablo
habla de este fruto en Galatas 5,22-
23. Leámoslo en nuestras biblias.
Lo primero es que lo dice en
singular. Digamos entonces que el
fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz,
paciencia (o longanimidad), bondad,
afabilidad (o amabilidad o frutos. Todo árbol que no da buen
benignidad), fidelidad, mansedumbre
y dominio propio.
Se dice que San Pablo señala 7
frutos, remarcando dos de ellos:
bondad, es decir, benignidad. Y que
los dos últimos son aspectos de lo
mismo: mansedumbre y dominio
propio. Así terminan pareciendo
nueve.
En la vulgata latina se mencionaron
12 frutos, haciendo lo mismo:
remarcando el último, el de
templanza, explicitándolo en
modestia, continencia y castidad.
Esto para hacer coincidir con el texto
de Apocalipsis 22,1-2 donde se habla
del árbol de vida que da 12 clases de
frutos cada mes.
Digamos que el árbol del
conocimiento del bien y del mal
produjo las obras de la carne que son
múltiples y frente a ellas Pablo
renunciamos a nosotros mismos (cf.
uno sólo con todas esas cualidades.
Si hablamos de dones, carismas y
fruto del Espíritu. Obviamente lo
más importante es éste último. Los
otros son herramientas para lograr el
fruto del Espíritu.
Un campesino que quiere que
apreciemos su cosecha, no se queda
detenido en el pico y la pala. Lo
importante son las plantas y las
plantas que llevan fruto.
Por eso en la Palabra el fruto es el
criterio central de discernimiento:
Por sus frutos lo conoceréis. Mt 7,16
No puede el buen árbol dar malos
frutos ni el árbol malo dar buenos
fruto, es cortado y echado en el
fuego. Asi que, por sus frutos los
conocereís. ( Mateo 7:16-20 ).
Podríamos decir que con las
herramientas (dones y carismas), se
logra cuidar la planta (que es la vida
nueva), sembrada por la semilla (la
palabra) para que produzca flores
(virtudes) que una vez desarrolladas
dan por resultado el fruto del
Espíritu.
El catecismo de la Iglesia menciona
el fruto del Espíritu en tres ocasiones.
En el 736 lo explica en términos
bíblicos:
736 Gracias a este poder del Espíritu
Santo los hijos de Dios pueden dar
fruto. El que nos ha injertado en la
Vid verdadera hará que demos "el
fruto del Espíritu que es caridad,
alegría, paz, paciencia, afabilidad,
bondad, fidelidad, mansedumbre,
templanza"(Ga 5, 22-23). "El
Espíritu es nuestra Vida": cuanto más
Mt 16, 24-26), más "obramos
también según el Espíritu" (Ga 5, 25)
Se dice que hay un solo fruto que es
el amor que tiene varias
características. Como decir: “El fruto
del Espíritu es amor, y este amor es
gozo, paz, paciencia, etc. Todas estas
cualidades son también
carácterísticas del amor de 1 Cor 13
como lo explicaba Juan Pablo II en
una de sus catequesis
1695. (El) ‘Espíritu del Hijo’ les
enseña a orar al Padre (Ga 4, 6) y,
haciéndose vida en ellos, les hace
obrar (cf Ga 5, 25) para dar ‘los
frutos del Espíritu’ (Ga 5, 22.) por
la caridad operante. Sanando las
heridas del pecado, el Espíritu Santo
nos renueva interiormente mediante
una transformación espiritual (cf. Ef
4, 23.), nos ilumina y nos fortalece
para vivir como ‘hijos de la luz’ (Ef
5, 8.), ‘por la bondad, la justicia y la
verdad’ en todo (Ef 5,9.)”
El Catecismo define el fruto como
frutos en el 1832 y acoge la tradición
de los doce frutos:
1832 Los frutos del Espíritu son
perfecciones que forma en nosotros
el Espíritu Santo como primicias de
la gloria eterna. La tradición de la
Iglesia enumera doce: ‘caridad, gozo,
paz, paciencia, longanimidad,
bondad, benignidad, mansedumbre,
fidelidad, modestia, continencia,
castidad’ (Ga 5,22-23, vg.).
En los Estatutos encontramos dos
veces la frase: “fruto del Espíritu” en
los numerales 43 y 53 y en ambos
casos se hace alusión expresa a Gal5.
En el 34 además se refiere a las
Obras de la Carne frente al hombre
espiritual citándose también Gal 5,
siendo éste le versículo más citado
del texto.
Los dones y carismas nos son dados.
En cambio, el fruto tiene que crecer
en nosotros.
En la Biblia y en el lenguaje
cotidiano se habla de fruto en varios
sentidos (el resultado de nuestro
accionar: las personas evangelizadas,
las comunidades, o todo resultado en
general: el fruto del vientre. Pero
Fruto no es primeramente algo que
uno hace, sino algo que uno es.
El cardenal Suhard decía: “Ser
testigo es crear misterio, es vivir la
vida de tal manera que los demás no
la puedan entender sino porque Dios
existe”.
En el mundo hay a su manera amor,
gozo, paz, paciencia, etc., pero todo
esto depende de muy diversas
circunstancias. El fruto del Espíritu
está por encima de las circunstancias.
Es amor a pesar de.., gozo a pesar
de.., paciencia a pesar de…,
Todo fruto es sabroso, viene
generalmente en colores vistosos. En
el fondo son la mejor evidencia de la
vida que existe en la planta.
De alguna manera el fruto son los
modos de ser del carácter de Jesús
trasladados a nosotros como
discípulos.
Para que haya fruto tiene que haber
árbol primero (criatura nueva) y tiene
que producirlo el Espíritu Santo. Esto
no es mágico.
Si meditamos la Palabra de Dios, y
nos convertimos a ella cambiaremos
nuestra forma de pensar. Dios está
conmigo, por lo tanto esta situación
no es totalmente mala, Dios está
haciendo algo, El no me deja. Si esta
Palabra meditada penetra tendremos
gozo, paz, etc. Renovamos nuestra
mente, y como consecuencia nuestras
emociones y si perseverásemos
nutriéndola, el resultado será el fruto
del Espíritu.
2. PRIMICIA DEL CIELO
Decíamos en el tema anterior que el
fruto del Espíritu son perfecciones
que forma en nosotros el Espíritu
Santo como primicias de la vida
eterna, es decir, del cielo.
Hoy en día ya no se habla mucho del
cielo. Hace algunos siglos aunque no
se mencionaban mucho los temas de
la buena nueva, se motivaba a la
conversión por el anuncio de las
postrimerias (el cielo, el infierno,
etc.). Desgraciadamente más éste
último que áquel.
Hoy muchos no creen en el infierno y
la visión del cielo aparece muy
difusa. Hay una visión demasiado
estática del cielo. Como si al morir
juntáramos las manos en oración o
las levantáramos y nos echaran un
spray fijador.
Sin embargo diversos teólogos
católicos y protestantes han insistido
en una visión más dinámica del cielo.
Después de todo, los seres humanos
estamos llamados no sólo a hablar y
pensar, sino a movernos, a accionar.
El bebe en el vientre de su madre no
sabe para que son sus piernas si allí
no puede correr, para qué sus ojos si
casi nada puede ver. Una vez nacido
comprende para qué es todo aquello.
Sabemos que en la vida eterna no
estará solamente nuestra alma, sino
que después del juicio seremos seres
resucitados con un cuerpo semejante
al de Cristo resucitado. Cristo
resucitado comía, caminaba, veía,
etc.
El Catecismo al estudiar la vida
eterna entre los elementos del Credo,
nos habla primero del cielo (1023-
1029) y luego del “cielo nuevo y la
tierra nueva (1042-1050).
Nos dice que estamos limitados en
nuestra capacidad de saber lo que nos
espera: 1027 Este misterio de
comunión bienaventurada con Dios y
con todos los que están en Cristo
sobrepasa toda comprensión y toda
representación. La Escritura nos
habla de ella en imágenes: vida, luz,
paz, banquete de bodas, vino del
reino, casa del Padre, Jerusalén
celeste, paraíso: "Lo que ni el ojo
vio, ni el oído oyó, ni al corazón del
hombre llegó, lo que Dios preparó
para los que le aman" (1 Co 2, 9).
Esto no significa que no
escudriñemos, a sabiendas que
siempre nos quedaremos cortos:
“Hermanos, no queremos que estéis
en la ignorancia respecto a lo de los
muertos, para que no os entristezcáis
como los demás, que no tienen
esperanza”. (1 Tes 4,13)
Digamos entonces que el cielo tiene
como diferentes etapas: primero un
cielo, antes de la salvación de Jesús,
que sólo estaba habitado por Dios y
sus ángeles, puesto que los justos del
Antiguo Testamento estaban en el
seno de Abraham.
A partir de la muerte y resurrección
de Jesús, el cielo queda habitado por
aquellos justos del Antiguo
Testamento y por los que vayamos
muriendo. El buen ladrón tuvo el
privilegio de colarse entre los
primeros según las palabras de Jesús.
Después del juicio final habrá un
cielo nuevo y una tierra nueva cuyos
contornos nos descubre Isaías, en
particular en el capítulo 60 y en todo
el Apocalipsis.
Cuando Dios creó la tierra y el
hombre vió que todo era bueno. El
pecado del hombre no le echó a
perder los planes a Dios. El no es un
inventor frustrado que echa sus
planes al bote de la basura. El sigue
en su plan de que la tierra sea un
paraíso. La Nueva Jerusalén
descenderá del cielo y habrá un lugar
que será la morada definitiva de Dios
con los hombres.
En una segunda etapa –la actual- el
cielo es un lugar en donde viven las
almas de los hombres principamente
extasiados en la visión beatifica de
Dios, y colaborando e intercediendo
por la Iglesia militante (Sta Teresita
decía que no podíamos descansar en
la otra vida hasta que la última alma
hubiese dado respuesta).
Los textos bíblicos nos señalan un
cielo que se entera de lo que pasa
aquí abajo: hay fiesta en el cielo, por
cada pecador que se convierte.
Corremos esta carrera aquí abajo
como en un estadio delante de
muchos espectadores (Heb 12,1)
Después de la resurrección de los
cuerpos el reino de Dios llegará a su
plenitud. El universo entero será
renovado: Luego vi un cielo nuevo y
una tierra nueva - porque el primer
cielo y la primera tierra
desaparecieron, y el mar no existe ya.
Y oí una fuerte voz que decía desde
el trono: “Esta es la morada de Dios
con los hombres. Pondrá su morada
entre ellos y ellos serán su pueblo y
él, Dios - con - ellos, será su Dios”.
Ap 21,1-3
Es posible que en este estadio final y
permanente, hagamos realidad todos
los sueños de Dios. Viviremos,
cantaremos, le adoraremos y
alabaremos, trabajaremos dominando
la naturaleza, todo ya sin las
consecuencias nocivas del pecado.
Seguiremos aprendiendo (no somos
omniscientes como Dios),
trabajaremos la tierra sin ningún
sudor en la frente, porque ni la
actividad, ni las criaturas nos
apartarán de Dios. Todo lo viviremos
en El como habría sido su plan
original.
Dios será el fin de los deseos, que
serán vistos sin fin, amados sin
empalagar, alabados sin cansancio,
decía San Agustín. En Dios pues
también se cumplirán todos nuestros
deseos. Será enjugada toda lágrima
derramada en esta tierra.
Habrá amistades profundas como
nunca pudieron serlo en la primera
tierra. El matrimonio habrá cumplido
su propósito: prepararnos para la
unión espiritual con Jesús, de quien
la Iglesia entera será la novia.
Reinaremos con Él. El universo
nuevo tendrá que ser desarrollado,
con lo que hoy contiene y más. Hoy
la creación entera sufre dolores de
parto esperando su plena
manifestación.
Existiremos para siempre nosotros
mismos: “Yo sé que mi Defensor está
vivo, y que él, el último, se levantará
sobre el polvo. Tras mi despertar me
alzará junto a él, y con mi propia
carne veré a Dios. Yo, sí, yo mismo
le veré, mis ojos le mirarán, no
ningún otro. ¡Dentro de mí
languidecen mis entrañas!” (Job
19:25-27)
3. EL AMOR
“El fruto del Espíritu es amor”. El
amor es la virtud fundamental, el
fruto único. Todo en la vida cristiana
tiene que ver, se reduce al amor. Ama
y haz lo que quieras, decía San
Agustín.
El amor es el fruto, todo lo demás:
gozo, paz, etc., son expresiones del
amor
En el diccionario de la Real
Academia el amor es ante todo un
sentimiento. En la Biblia el amor es
una decisión, la decisión de buscar el
mejor bien del otro.
El idioma griego no tiene una única
palabra para el amor, sino que tiene
varias. Amor Eros, es el amor de
atracción que busca la satisfacción
aunque tiene que trascenderse. El
amor Fileo es el amor que siempre
espera una respuesta, una
correspondencia. Ninguno de estos
amores son malos, sólo que por
encima de ellos está el amor ágape
que es como Dios nos ama.
“Tanto amó Dios al mundo que
siendo aún pecadores envió a su Hijo
a morir por nuestros pecados” Jn
3,16
Este amor que da sin esperar recibir,
es el amor incondicional. Ama a
pesar de, por eso es un fruto del
Espíritu que nosotros mismos no
podemos producir.
El cristiano busca siempre el mejor
bien del otro. Nunca, por ninguna
razón buscará su mal. Claro que al
otro podrá parecerle que no es su
bien, pero en mi consciencia yo actúo
buscando su bien.
Si un amigo me choca mi automóvil,
yo puedo decidir no prestárselo. La
intención no es vengarme o
producirle un mal, sino que tome
conciencia, que se haga responsable,
etc. Lo hago por su bien, yo que soy
el que aquí me toca amar. El podrá
no verlo así, pero si soy sincero habré
buscado su bien en esa circunstancia.
A pesar de todo, nunca buscaré o
querré el mal de otro haga lo que
haga. Así nos ama Dios que nos
acepta sin condiciones. Pero el Dios
que te ama como eres, porque te ama,
no te puede dejar así. Luchará sin
imponerse tratando de que
cambiemos, siempre voluntaria-
mente, nunca a fuerzas.
Igualmente debemos amarle sin
condiciones. Aunque Él me matare,
en Él esperaré, dice Job.
El mundo no entiende este amor y
ofrece una versión aguada del
mismo. Por un lado admira este
amor: las películas están llenas de
guiones en donde una persona se
entrega, se sacrifica por otra incluso
hasta la muerte; pero por otra parte
desprecia este amor y desea
convertirlo en objeto de transacción
comercial. En la Biblia es al revés:
no tendréis otra deuda sino la del
amor (Rm 13,8). Nadie tiene mayor
amor que el que da la vida por sus
amigos, decía Jesús (Jn 15,13)
El amor como todo fruto del Espíritu
es a pesar de…
No caigamos en el síndrome te
amaría si tú: «Te amaría si tu me
prestaras más atención. Te amaría si
hicieras esto o aquello por mí.» Eso
es un amor condicional. El amor de
Dios es de la clase que dice: «Te
amo, y punto. Te amo
incondicionalmente.» En realidad, el
amor de Dios dice: «Te amo a pesar
de... ». Nos dice: «Te amo a pesar de
que eres imperfecto. Te amo a pesar
de que tienes problemas. Te amo.»
Ese es el amor Ágape, la clase de
amor que será siempre determinante.
Sólo así, con este “a pesar de” puede
cimbrar y dar testimonio frente al
mundo.
Si este amor no es sensibilidad, no se
puede acabar. Se acaban los
sentimientos, pero no el amor. La
mamá que limpia a su bebé del
excremento no siente bonito, pero
ama y lo limpia. Hay allí poco de
sentimiento, pero mucho de amor
verdadero. Podemos engañarnos
diciendo que no queremos ser
hipócritas, y por lo tanto decir que no
queremos expresar o hacer lo que no
sentimos, pero también podemos
expresarlo porque queremos llegar a
sentirlo. El amor que es un acto de la
voluntad y no del sentimiento,
termina engendrando a base de
reflexión y meditación el mismo
sentimiento, donde antes no lo había.
Es el sentido bíblico de revestirnos
de Cristo, o revestirnos de entrañas
de bondad, de amor, etc.
Para Santo Tomás un acto resultado
de la voluntad era más perfecto que
el acto en el que sólo había
sentimiento. Pero si el acto resultado
de la voluntad iba acompañado de
sentimiento, era más perfecto aún.
Decidámonos pues a amar: “El amor
de Dios ha sido derramado en
nuestros corazones por medio del
Espíritu Santo que nos ha sido dado”
(Rm 5). Si está el Espíritu en
nosotros está el amor porque Dios es
amor. Amor no es pues un
sentimiento, sino una decisión de
buscar el mejor bien del otro.
Veamos el ejemplo de un perro que
todo el tiempo sigue con la mirada a
su amo. Dame, siguiera, Señor, amor
de perro.
El amor que no es un sentimiento, no
sólo desea el mejor bien del otro. Lo
busca, lo cual implica acción.
Este fruto del Espíritu es evidencia
de conversión y de que perseveramos
en su seguimiento: Sabemos que
hemos pasado de la muerte a la vida,
porque amamos a los hermanos.
Quien no ama permanece en la
muerte. (1 Jn 3:14). En esto
conocerán todos que sois discípulos
míos: si os tenéis amor los unos a los
otros.» (Jn 13,35). “Miren como se
aman”, decían de los primeros
cristianos.
La santidad consiste en amar a Dios
por encima de todo y a nuestro
prójimo precisamente en Dios y por
Dios. Al final de la tarde, nos
examinarán sobre el amor, decía San
Juan de la Cruz. La comunidad
cristiana sólo puede mantenerse en el
amor. Para la misión, el misionero
tiene que manifestar este amor a los
que evangeliza: “Mucho más que un
padre, es el amor de una madre” dice
Evangelii nuntiandi. Es la caridad
pastoral de que nos habla Santo
Domingo y Aparecida
4. EL GOZO
Podríamos definir el gozo como
alegría o como una alegría más
profunda que no se ve alterada por
las circunstancias. Este gozo interior
es fruto del Espíritu Santo.
Gozo es el sentir de felicidad o
contentamiento espiritual, euforia,
adentro de uno mismo que es
resultado de algo que pasa en su vida,
o por meditación sobre algo.
Llama la atención que Pablo ponga el
gozo inmediatamente después del
amor, como su primera característica.
El encuentro con el amor trae gozo.
Al fin se vive con quien se anhelaba
y de este gozo viene la paz. Las tres
primeras cualidades del fruto del
Espíritu.
El gozo está relacionado con la
gratitud, y es una respuesta, una
actitud de bienestar, de bien sentir,
por lo bueno que ha pasado en su
vida, a pesar de las apariencias.
En todo caso es el resultado de la
semilla de la Palabra que nos ha
penetrado cuando a su luz vemos
todas las cosas.
San Pablo insiste en que debemos
regocijarnos, principalmente en la
salvación que hemos recibido. En
Filipenses 4,4 nos recuerda:
«Alégrense siempre en el Señor.
Insisto: ¡Alégrense!»
A veces se piensa que la seriedad
cristiana impide la risa o la sonrisa,
que el texto bíblico no habla de risa o
sonrisa de Jesús o de Dios. Haydin se
excusa de tener que componer misas
tan alegres, pero es que el Señor le
inspira así.
El autor de Ben Hur se convierte al
catolicismo porque en su parroquia
saben reír.
Cuando hay dificultades y
conservamos la alegría del Señor el
gozo se convierte en nuestra
fortaleza.
A veces el gozo es cuestión de
perspectiva, cuando meditamos la
palabra de Dios descubrimos tantas
cosas por las que debemos estar
agradecidos, entonces las
dificultades se ven en su justa
perspectiva.
Para Santo Tomás de Aquino la
“jucunditas” era la virtud que
consistía en la capacidad de convertir
en alegre sonrisa las cosas oídas y
vistas. Momentos antes de la pasión
Jesús les dice a los apóstoles que:
estas cosas os he hablado, para que
mi gozo esté en vosotros y vuestro
gozo sea cumplido” (Juan 15.10,11)
Los santos vivían esta alegría. El
santo Cura de Ars decía que en el
corazón que ama a Dios hay perenne
primavera. Y a los niños que se
compadecían de San Benito de
Labre por sus harapos, el Santo les
decía: si conocieran mi felicidad
íntima.
En cambio un escritor rico y famoso
como Anatole France le confesaba a
un reportero: Si supieras leer en mi
alma, os espantarías, porque no hay
en el universo persona tan
desgraciada como yo. Y me creen
feliz, cuando no lo he sido ni un solo
día, ni una sola hora.
El mundo busca la felicidad
aumentando los medios de
entretenimiento, busca asi, a veces
perder el sentido que en el fondo es
tratar de olvidar. Pero la felicidad es
esquiva, porque sólo se le encuentra
indirectamente al buscar la felicidad
de los demás
Para los santos la felicidad consistía
en parecerse a Jesús y si Jesús
considera que el mayor amor es dar
la vida por los demás, allí también
esta el mayor gozo, aunque no lo
adviertan más que los sencillos.
Así San Francisco se sentía gozoso al
ser rechazado en su visiteo por las
casas: Si cuando hayamos llegado a
nuestro destino, calados por la lluvia,
ateridos por el frío, cubiertos de lodo
y muertos de hambre, y en lugar de
abrirnos las puertas nos rechazan
llamándonos malvados, ladroncillos
y nos castigan, pero si todo lo
sufrimos con amor. En eso consiste la
perfecta alegría.
Santo Tomás Moro es capaz de subir
al cadalso en medio de bromas. Y
Santa Teresa pedía a sus hijas que
nunca perdieran la alegría del
corazón. Santa Juana Francisca de
Chantal, al recitar el credo sentía una
inmensa alegría
Incluso en la prueba, en las
situaciones más dramáticas, nada ni
nadie puede quitar al que vive unido
a Cristo la certeza de su amor (cf.
Rm 8, 37-39) y la alegría de ser y
sentirse uno con él." ("Discurso del
Juan Pablo II a los obispos amigos
del movimiento de los focolares")
Como todo fruto del Espíritu, se
manifiesta a pesar de y tiene
motivaciones muy distintas, incluso
paradójicas a aquellas causas por las
que se alegra el mundo. Implica
entonces habernos convertido de
verdad, porque si terminan
alegrándonos las mismas cosas que
alegran al mundo: los mismos
programas de televisión, los mismos
chistes, los mismos espectáculos; es
que todavía somos del mundo.
En medio del peligro de ser
apedreada, María la madre del Señor
se alegra junto a su prima Isabel. Y
ambos niños saltan de gozo en su
seno. Los ángeles dan alegres las
buenas nuevas del nacimiento de
Jesús. Y Pablo y Silas cantan y se
regocijan estando en prisión.
Un santo triste es un triste santo. La
santidad se vive en el gozo del Señor,
al igual que la comunión en donde a
veces una buena puntada es capaz de
hacer olvidar cualquier discusión
inútil
Cristo se goza del fruto del
testimonio misionero de sus
apóstoles y los invita a alegrarse
porque sus nombres están escritos en
el Reino de los cielos.Este testimonio
tendría que ser contagioso: ¿Nos ven
tan alegres al salir de misa que
querrián juntarse con nosotros para
ser como nosotros?
Todos los problemas y tragedias del
mundo no logran aplastar el gozo que
el Espíritu Santo enciende en el
corazón humano. “El gozo es la
bandera que ondea en el mástil del
palacio del alma cuando el Rey está
presente
5. LA PAZ
Es clásica la difinición sobre la paz:
la tranquilidad en el orden.
Tranquilidad sí, pero porque las
cosas están ordenadas en Dios.
Cuando ha habido verdadero
crecimiento espiritual se da la paz, es
decir, se han amortiguado o quizá
sofocado el griterio del desorden, el
remordimiento de la conciencia
culpable, la protesta de la pasión
insaciable, y las potencias del alma
se dirigen sin excesos, sin
desatinadas pretensiones, siempre en
el más perfecto orden, hacia su
objeto que las atrae y las satisface.
Alguien escribió: “si es sublime el
cielo estrellado por la concertada
armonía con que los astros se
mueven, no lo menos el alma serena,
donde ordenadamente se mueven las
pasiones”
Es un estado de seguridad, falta de
temor y sentido de contentamiento.
Es amistad, armonía y unidad entre
los individuos. Es libertad de las
preocupaciones, las turbaciones y los
pensamientos opresivos
La palabra “shalom” significa «paz,
integridad, bienestar, salud». Es una
raíz semítica muy común cuyo
significado es «paz» en acádico,
ugarítico, fenicio, arameo, siríaco,
arábigo y etiópico.
Para Jesús eran bienaventurados los
pacíficos, los pacificadores, los que
buscan contruir la paz.
La paz está relacionada con el amor.
Como decía aquel marido casado con
una mujer llamada María de la paz:
desde que encontré a la Paz encontré
el amor.
Esta relacionada con el fruto anterior:
El Dios de la esperanza os colme de
todo gozo y paz en vuestra fe, hasta
rebosar de esperanza por la fuerza del
Espíritu Santo. (Rom 15,13)
La paz es el resultado de haber
encontrado al Señor y de perseverar
en Él: Tú guardarás en completa paz
a aquel cuyo pensamiento en ti
persevera; porque en ti ha confiado.
Is 26,3)
Desear la paz es una bendición
bíblica común:
“Yahvé te bendiga y te guarde
Yahvé haga resplandecer su rostro
sobre ti
y tenga de ti misericordia.
Yahvé alce sobre ti su rostro
y ponga en ti paz” (Núm 6.24-26)
La paz tiene tres direcciones: paz con
Dios, paz conmigo mismo, paz con
mi prójimo. San Agustín en su
“Ciudad de Dios explica todas las
clases de paz.
El mundo no entiende esta paz.
Primero no la tiene: “Los malos son
como mar agitada cuando no puede
calmarse, cuyas aguas lanzan cieno y
lodo. «No hay paz para los
malvados» - dice mi Dios. (Isaías
57:20-21)
Luego cuando la desea sólo busca
una paz superficial, temporal (un
armisticio), la paz de los sepulcros o
la paz química, la de los
tranquilizantes.
En un concurso de pinturas sobre la
paz ganó frente a paisajes serenos y
lagos tranquilos, el cuadro de una
terrible tormenta y una estrepitosa
cascada, donde en la hendidura de la
roca atrás de los torrentes de agua,
estaba un pajarillo reposando
tranquilo en medio de su nido.
Aparecía en la televisión en medio de
un secuestro que duró una semana,
los pasajeros bajaban y en el rostro se
dibujaban su miedo y sus nervios
crispados. Una mamá llevaba en
brazos a su bebé que dormía
placidamente.
Jesús es el autor de una paz así. Los
apóstoles al ver a Jesús creyeron que
era un fantasma y se asustaron.. Pero
Él les gritó: Animo, soy yo , no
temais. El encuentro con Cristo
siempre trae paz
La paz se extiende a partir del
interior, no de las circunstancias
exteriores: La Biblia habla acerca de
tres clases de paz. Primero está la
paz espiritual. La paz espiritual es la
paz con Dios. Romanos 5:1 dice: «En
consecuencia, ya que hemos sido
justificados mediante la fe, tenemos
paz con Dios por medio de nuestro
Señor Jesucristo.» Este es el
fundamento. Tenemos que tener paz
con Dios antes que podamos tener
otra clase de paz. Luego viene la paz
emocional. La paz emocional es la
paz de Dios. Teniendo la paz con
Dios, la paz espiritual, podemos tener
la paz de Dios, es la paz emocional.
Colosenses 3: 15 dice: “Que gobierne
en sus corazones la paz de Cristo”.
Tercero, necesita paz relacional, o
paz con otras personas. Esto es lo
que la Biblia llama paz con los
hombres. Romanos 12: 18 dice: “Si
es posible, y en cuanto dependa de
ustedes, vivan en paz con todos”
La paz es un criterio de
discernimiento y una clave de
santidad: Aún a las almas a quienes
nuestro Señor les ha confiado una
misión toda de dolor y de expiación,
no se les pide ni les puede exigir el
sacrificio de su paz. Les pedirá que
sacrifiquen todos los bienes de este
mundo, les pedirá el sacrifico de sí
mismas; tan doloroso, talento, porque
no es de un día, ni de un año, sino de
toda la vida; les pedirá inmolaciones
íntimas y torturantes, pero todas en
un ambiente de paz, que es el sello
de Dios. Luis Ma. Martínez
La paz es necesaria para construir la
comunidad. Dice la Biblia que: “el
Rey David no pudo edificar el templo
para Yahve debido a las constantes
guerras en que se vió envuelto”. Para
que haya la paz se necesita la justicia.
Sin justicia la paz no dura mucho
tiempo.
La paz es necesaria para la misión. El
hombre fragmentado de hoy con
tantos roles dispares, difícilmente
puede encontrar tiempo para servir al
Señor. Dice que no tiene tiempo, pero
esa sensación le viene de la
desintegración y de la falta de paz.
La paz es el resultado de olvidarse de
sí mismo y buscar amar a los demás:
“Miré a Cristo y la paloma de la paz
voló a mi corazón; miré a la paloma
de la paz, y la paloma alzó vuelo y se
fue”
6. LA PACIENCIA
Alguien orara a Dios diciendo:
Hazme paciente, pero ya, eh, apúrate.
“La paciencia es el valor que hace a
las personas tolerar, comprender,
padecer y soportar los contratiempos
y las adversidades con fortaleza, sin
lamentarse; moderando sus palabras
y su conducta para actuar de manera
acorde a cada situación.”
Es la capacidad de padecer o soportar
algo sin alterarse. Facultad de saber
esperar cuando algo se desea mucho
(Martini)
El texto griego menciona la
longanimidad que es la grandeza y
constancia de ánimo en las
adversidades. Y que incluye la
perseverancia. Aunque seguido
vienen juntas en el texto bíblico:
“Fortalecidos con todo poder,
conforme a la potencia de su gloria,
para toda paciencia y longanimidad
(Col 1,11)
No es una virtud débil. Al contrario:
“La paciencia no es pasividad ante
el sufrimiento, no reaccionar o un
simple aguantarse: es fortaleza para
aceptar con serenidad el dolor y las
pruebas de la vida, como venidos del
amor de Dios.” (Tertuliano, Tratado
de la paciencia). No es una excusa
para no actuar, no es una muleta para
una falta de carácter
Primero tenemos la paciencia de
Dios: Y el Dios de la paciencia y del
consuelo os conceda tener los unos
para con los otros los mismos
sentimientos, según Cristo Jesús,
(Romanos 15,5)
Kafka decía que Dios expulsó a Adán
y Eva del Paraíso por impaciente.
Pero pensemos en la paciencia de
Dios mientras el hombre iba
descubriendo la electricidad, los
antibióticos, etc.
Un hombre para probar que Dios no
existía empezó a gritar en el templo
que si Dios existía lo matara en aquel
momento. Alguien le contesta: eso no
prueba que Dios no exista, sólo
demuestra que le tiene una paciencia
que le aguanta todas sus tarugadas.
Estos frutos del Espíritu tenemos que
pedirlos y aguardarlos con paciencia:
Tened, pues, paciencia, hermanos,
hasta la Venida del Señor. Mirad: el
labrador espera el fruto precioso de la
tierra aguardándolo con paciencia
hasta recibir las lluvias tempranas y
tardías. Tened también vosotros
paciencia; fortaleced vuestros
corazones porque la Venida del Señor
está cerca. (Santiago 5,7-8).
Proverbios 16:32 dice: «Más vale ser
paciente que valiente; más vale
dominarse a sí mismo que conquistar
ciudades.»
El mundo no tiene paciencia. Hoy
vivimos en una sociedad de prisas en
donde el reloj resulta imprescindible.
Hace simplemente dos siglos nadie
sabía que existían los segundos. La
gente contaba el tiempo no por
unidades abstractas, sino por aves
marías, es decir, lo que tarda en
rezarse una de ellas.
Fueron los monjes quienes para el
rezo de las horas introdujeron la
necesidad de llevar cuenta del
tiempo.
John Dewey dijo que la paciencia es
la virtud más útil para el mundo. A
decir verdad, la necesitamos en todo
tiempo y en todo lugar.
El mundo ha llevado su impaciencia
al extremo: Cien años atrás a la gente
no les preocupaba perder la
diligencia. Siempre podían irse en la
próxima, uno o dos días después.
¡Hoy nos da un ataque de corazón si
perdemos la puerta giratoria.
La paciencia está relacionada con la
paz. Es la perseverancia de la paz.
Martini dice que la paciencia es la
ciencia de la paz.
Debemos tener paciencia con
nosotros mismos, paciencia con
quienes nos relacionamos, paciencia
con las circunstancias que nos
afectan.
Sin la paciencia las demás virtudes
son viudas, decia Fray Luis de
Granada, es decir, indigentes. Sin
paciencia no hay amor porque el
amor es paciente: todo lo soporta,
todo lo espera.
Por tanto la paciencia es a pesar de
las circunstancias, a pesar de las
personas, a pesar de mí mismo.
La Biblia está llena de ejemplos de
paciencia: Job que lo perdió todo,
menos la fe. Abraham tuvo que
esperar 100 años al nacimiento de
Issac, Noé 120 para el diluvio,
Moisés 40 años para lograr la
liberación de su pueblo.
San Juan de Avila: ante las
enfermedades: dame más
enfermedades y más paciencia. El
Santo Cura de Ars sufría con
paciencia mil persecuciones: una
mujer pasa por su ventana y le insulta
cada noche por 18 meses. Decían
además que era padre de un niño
nacido junto a la parroquia. Esto le
dolía al P. porque se levantaron
barreras entre él y los feligreses. Pero
en ese tiempo experimentaba una
alegría sobrenatural: "El tiempo más
hermoso de mi existencia"
La paciencia se aprende frente a
pequeñas cosas: inconvenientes,
interrupciones, irritaciones,
inactividad.
Jesús aguardó a que Lázaro muriera
porque la enfermedad era para que se
manifestase la Gloria de Dios.
La paciencia no viene en inyecciones
de efecto instantáneo. Si le pedimos a
Dios paciencia Él nos enviará
dificultades para que en ellas
lleguemos a ser pacientes.
Necesitamos paciencia para la
santidad: “Con vuestra paciencia
ganaréis vuestras almas” (2 Cor
4,17),
No podemos construir la comunidad
sin paciencia: “Soportáos (o
aguantaos) los unos a los otros”.
También para la misión: Salvar el
alma de los demás también requiere
de paciencia: una parroquia
evangelizadora no se construye en un
día. EN habla del respeto al ritmo de
cada persona que no se puede forzar
demasiado.
La vida eterna será el fin de la
paciencia.
7. LA AFABILIDAD –
AMABILIDAD O BENIGNIDAD
Una persona amable es aquella que
por su actitud afable, complaciente y
afectuosa es digna de ser amada.
Es una actitud que pone a los demás
en actitud de tratarnos con facilidad.
Es un dulce y atractivo
temperamento que se muestra
amigable.
Martini señala estos sinónimos:
Afabilidad, benevolencia, piedad.
Templanza, suavidad, apacibilidad.
En el libro amargo, Africa Is My
Witness [África es mi testigo], el
autor acusa al Cristianismo de poner
las exigencies por delante, antes que
el amor, en la Evangelización de
Africa.
Cada ser humano necesita de los
demás para subsistir y crecer. La
amabilidad y la cortesía nos permiten
interactuar positivamente con los
miembros de nuestra comunidad,
generando confianza, simpatía y
optimismo entre todos.
Una mirada, un gesto, una sonrisa o
simplemente inclinar la cabeza en
tono respetuoso hace sentir a la otra
persona que no pasó desapercibida,
que existe y que merece
consideración
Proverbios 15:1 dice: «La respuesta
amable calma el enojo, pero la
agresividad echa leña al fuego.»
“La sabiduría que es de lo alto es
primeramente pura, después pacífica,
amable, benigna. Sgo 3,17
El amable no es dejado. Al contrario,
con amabilidad sabe decir que no:
“Para hacer lo que tienes que hacer,
tienes que decidir lo que no tienes
que hacer.Delicadeza no es debilidad
y tacto no es cobardía
También se puede ser amable
malamente. Heinrich Böll dice: "La
amabilidad es la forma más segura
del desdén"
La Biblia tiene innumerables textos
sobre la amabilidad:
Como fruto del Espíritu debe notarse:
“Vuestra gentileza sea conocida de
todos los hombres, el Señor está
cerca” Filp 4,5
“No profieran palabras
inconvenientes; al contrario, que sus
palabras sean siempre buenas, para
que resulten edificantes cuando sea
necesario y hagan bien a aquellos que
las escuchan. No entristezcan al
Espíritu Santo de Dios, que los ha
marcado con un sello para el día de la
redención. Eviten la amargura, los
arrebatos, la ira, los gritos, los
insultos y toda clase de maldad.
Traten de imitar a Dios, como hijos
suyos muy queridos. Practiquen el
amor, a ejemplo de Cristo, que nos
amó y se entregó por nosotros, como
ofrenda y sacrificio agradable a
Dios”…Ef.4,29ss.
"Cada uno de vosotros procure dar
gusto a su prójimo en lo que es
bueno y puede edificarle" (Rm 15,
2).
"Hijo mío, tus beneficios no los
acompañes de reproches, ni tus
obsequios de palabras amargas. Una
buena palabra es mejor que un
obsequio, pero el hombre benéfico
une la una al otro" (Eclesiástico 18,
15-17).
El ejemplo típico es el del buen
samaritano: (Lucas 10.30-35): Libre
de egoísmo, se detuvo en el camino,
vendó las heridas y tuvo misericordia
con su prójimo. Jesús nos dice:
“¡Vé y haz tú lo mismo!”
¿Somos amables? Si Dios le diera un
dolar por cada palabra amable y le
quitara uno por cada palabra poco
amable, sería pobre o rico?
El mundo del comercio exige
amabilidad. En el mundo hay una
amabilidad que es hipocresía: porque
me pagan por sonreir, etc. Se debe
hacer lo mismo pero por los motivos
correctos.
La amabilidad es como todo fruto: a
pesar de. Una de las pruebas de la
madurez espiritual es cómo trata a las
personas que están en desacuerdo
con usted.
En un estudio de 37 culturas
alrededor del mundo, 16000 personas
fueron preguntadas sobre el rasgo
más preferido en una pareja. Para
ambos sexos, la primera preferencia
fue amabilidad (la segunda fue
inteligencia).
El amor y la bondad son la
maquinaria, pero la amabilidad es el
aceite de la maquinaria.
“Revestíos del Señor Jesucristo” Se
nos habla de revestirnos de entrañas
de amabilidad, de bondad. Es como
un molde. No es una hipocrecía, es la
actuación pedagógica. Tratar de ser
lo que se quiere ser.
A veces nuestros sentimientos
traicionan. Quisiera explicar algo,
pero no dejo de llorar. Si una persona
actuara lo que quiere expresar no está
siendo hipócrita, está impidiendo que
sus miembros exteriores oculten sus
verdaderos sentimientos (Ej Juan
Pablo II, un diplomático).
Podemos ver la gentileza de Jesús
con los niños, también con las ovejas,
es amable, las guía y cuida, venda
sus heridas, busca las descarriadas,
no las aplasta, sino que las acerca a
Dios.
La dulzura de San Francisco de Asís
que la comunica al lobo de Gubbio.
La dulzura de San Francisco de Sales
que desarma a los enemigos que le
molestan con pedradas, gritos, etc.
Sin embargo, responde con cortesía y
amabilidad
“El siervo del Señor no debe ser
contencioso, sino amable para con
todos” 2 Tim 2,24
El difícil que las personas acepten a
un sacerdote, a líder laico con mal
carácter. La amabilidad es el aceite
de la santidad, de la comunión y la
misión.
¿Por qué levantamos la voz? Un día
un hombre sabio preguntó a
sus estudiantes lo siguiente:
¿Por qué la gente se grita cuando está
enojada?: Porque sus corazones se
han alejado mucho. Para cubrir esa
distancia deben gritar, para poder
escucharse. Mientras más enojados
estén, más fuerte tendrán que gritar
para escucharse uno a otro a través
de esa gran distancia.
8. LA BONDAD
Se define la bondad como el deseo de
tener un corazón abierto y generoso a
otros más allá de lo que ellos se
merecen
En esta definición aparece ese “a
pesar de” que es característica de
cada dimensión del fruto del Espíritu.
Para Martini es la natural inclinación
a hacer el bien. Otros llaman a esto
benignidad. Y la bondad son actos
puntuales de bien en favor de otros
siempre sin merecimiento de su
parte.
La palabra «bondad» nos recuerda
el cuadro de alguna viejita con su
moñito blanco recogido en la
cabeza.
La raiz etimológica de la bondad es
no ponerse primero a sí mismo
La bondad se relaciona con otros
frutos. Dice la Palabra: "Porque el
fruto del Espíritu (de la luz) es en
toda bondad, justicia y verdad" (Ef
5,9).
Se afirma que la bondad nunca está
sola. Se hace acompañar de la
paciencia y la benignidad. Marchan
tomadas de la mano.
Bondadoso no es el derrochador, ni el
dilapilador. No son los buenecitos,
incapaces de robar un banco, pero
por cobardía.
Bondad no es ocultar los problemas.
Imagínese que un médico lo
examina y luego le dice: «Debe
operarse» o «Relájese y no se
preocupe». ¿Cuál es la declaración
más bondadosa? Si necesita
operarse, lo más bondadoso será
que el médico le diga que necesita
hacerlo.
Como un cirujano que toma el
bisturí y abre a un paciente, en
ocasiones necesitamos lastimar a
una persona para que sea sanada. A
veces la bondad significa ser
honrado.
Pablo hace un día de campo con los
de Antioquia y lleva emparedados
de jamón con huevo. Luego se va
también con los venidos de
Jerusalén y lleva lonches de puro
huevo. Pedro le confronta su
hipocrecía, no porque es malo sino
porque busca su bien.
No cualquier bondad ni a costa de lo
que sea. El bondadoso no es
necesariamente Chucho el roto o
Robin Hood. No hacemos injusticias
para resolver otras injusticias.
Colosenses 3:12 dice: «Por lo tanto,
como escogidos de Dios, santos y
amados, revístanse de afecto
entrañable y de bondad, humildad,
amabilidad y paciencia.»
Nótese la palabra revístanse. De
forma literal, la palabra griega
significa «ponerse». Lo que Pablo
está diciendo aquí es que cuando se
despierte por la mañana, debe
vestirse espiritual, emocional y
físicamente de amor y bondad.
Bondad es amor en acción.
"El que es bondadoso se beneficia a
sí mismo. El que es cruel asímismo
se perjudica" (Proverbios 11:17).
El hijo de un Rey construye un
palacio por encargo de su Padre,
pone malos materiales y hace todo
tipo de pillerías en la construccion.
Al fin se entera que ese palacio es
para él, como su herencia.
La bondad y el bien tienen gran
importancia: "Mira, yo he puesto
delante de ti hoy la vida y el bien, la
muerte y el mal." Dt 30,15.
Eligiendo el bien, es decir ser
bondadosos, implica parecernos a
Dios. Conservar su imagen y
semejanza.
Uno puede elegir ser: ¿termómetro o
termostato?. Son diferentes. El
termómetro sólo refleja el ambiente.
El termostato controla la temperatura
Claro que esto requiere de la gracia.
Hoy en el mundo, a pesar de tantas
pruebas en contrario, se piensa que
somos buenos por naturaleza. La
bondad es total e intrínseca en el
hombre.
La bondad supone salvación: ¿Puede
el etiope cambiar de piel, o el
leopardo quitarse sus manchas?
¡Pues tampoco ustedes pueden hacer
el bien, acostumbrados como están a
hacer el mal” Jer 13,23
A partir del amor que es gracia,
cambia mi interior y el exterior poco
a poco se conforma con él. El
proceso es de adentro hacia fuera. No
tenemos que enseñar a los hijos a
portarse mal. Hay que enseñarlos a
portarse bien. Debemos aprender a
hacer el bien. Tito 3,4
Romanos 7:18-21: "Y yo sé que en
mí, esto es, en mi carne, no mora el
bien; porque el querer el bien está en
mí, pero no el hacerlo. Porque no
hago el bien que quiero, sino el mal
que no quiero, eso hago
El mundo tiene su propio concepto
de bondad: dejar que cada quien haga
lo que quiera. Sin embargo maltrata
al bondadoso. Epicarno de
Macedonia decía que preferiría ser
caballo a ser un hombre bondadoso,
por que la sociedad sólo trata bien al
primero.
La auténtica bondad no sólo da todo,
se da todo. Por eso lo que nos hace
buenos es la entrega total en manos
de Dios.
Enemigos de la bondad son la
indisponibilidad, la inacción, la
ignorancia (no me quiero enterar de
necesidades), la actitud calculadora
que se entre a medias, etc.
Hay un refrán chino que dice: El que
busca a Dios y vende todo lo que
tiene, menos el último céntimo, es un
tonto: porque a Dios se le compra
con el último céntimo.
Sólo la entrega total refleja el
carácter bondadoso de Dios. Y Dios
es como el rey del relato de Tagore
que cuando llega con el mendigo en
vez de darle, le pide que le entregue
lo que pueda.
La mayor entrega es la de la propia
vida. Nadie tiene mayor amor que
ese. Se necesita misioneros
entregados no sólo contribuyentes.
9. LA FIDELIDAD
La palabra fe, como fruto se ha
traducido como fidelidad, para
distinguirla de la fe teologal. Se
podría describir como una fe que
permanece a pesar de...
Dice Mons. Luis Ma. Martínez: “La
palabra fe significa también
fidelidad, es decir, la sinceridad con
que nosotros tratamos a los demás, la
rectitud, la lealtad, ese conjunto de
virtudes nobilísimas que hasta ante el
criterio humano engrandecen al
hombre.
Fidelidad es una firme devoción a
Dios, lealtad a los amigos y
dependencia de ambos para llevar
adelante nuestras responsabilidades.
Fe es la convicción de que en este
momento Dios está trabajando y
actuando en favor nuestro
Amor que es más fuerte que la
muerte. La fidelidad es la verdadera
prueba del amor
Brilla el oro, pero brilla más la
fidelidad. San Agustín. No fallar a
los compromisos ni por todas las
lentejas del mundo.
-¿Quién puede hallar a alguien digno
de confianza? Prov 20,6
-Confiar en gente desleal en
momentos de angustia es como tener
un diente carareado o una pierna
quebrada. Prov 25,19
Podríamos preguntarnos: ¿Me
defraudará esta vez?
La Biblia insiste en el amigo fiel: Un
amigo fiel es poderoso protector; el
que le encuentra halla un tesoro."
Nada vale tanto como un amigo fiel;
su precio es incalculable." Un amigo
fiel es remedio saludable; los que
temen al Señor lo encontrarán." El
que teme al Señor es fiel a la
amistad, y como fiel es él, así lo será
su amigo. (Sirach 6:14-17)
El hombre leal será muy bendecido,
quien se hace rico aprisa, no quedará
impune. (Proverbios 28:20)
Hablando de fidelidad a veces
pensamos en cosas viejas, un perro
viejo, un coche viejo y fiel. Sin
fidelidad no pueden funcionar las
cosas ni en el Reino ni en el mundo.
Fidelidad no es control sobre el otro,
no es ahogamiento o asfixia. Es
como en el jardin de Jalil Gibrán
Jalil, los árboles que crecen juntos
pero no impiden que los pájarillos y
el viento atraviesen entre ellos.
La fidelidad es una característica de
Dios y del amor, de Dios que es
amor. Dios siempre fiel y el hombre
sistemáticamente infiel.
Pues fiel es Dios, por quien habéis
sido llamados a la comunión con su
hijo Jesucristo, Señor nuestro. (1 Cor
1:9)
Dios es fiel a pesar de nosotros:
Palabra fiel es ésta: Que si morimos
con El, también viviremos con El; si
perseveramos, también reinaremos
con El… si somos infieles, El
permanece fiel, pues no puede
negarse a sí mismo. 2 Timoteo 2,11-
14.
Aunque pequemos: Si confesamos
nuestros pecados, él es fiel y justo
para perdonar nuestros pecados, y
limpiarnos de toda maldad 1 Jn 1,9
La primera fidelidad es a la respuesta
que una vez dimos al Señor: Pues
más les hubiera valido no haber
conocido el camino de la justicia que,
una vez conocido, volverse atrás del
santo precepto que les fue
transmitido. Les ha sucedido lo de
aquel proverbio tan cierto: «el perro
vuelve a su vómito» y «la puerca
lavada, a revolcarse en el cieno». (2
Pe 2,21-22).
El Señor alaba pues a quien se parece
a Él: «¿Quién es, pues, el siervo fiel
y prudente, a quien el señor puso al
frente de su servidumbre para darles
la comida a su tiempo? Dichoso
aquel siervo a quien su señor, al
llegar, encuentre haciéndolo así. Yo
os aseguro que le pondrá al frente de
toda su hacienda. (Mat 24,45-47)
Hoy en el mundo la verdadera
fidelidad está en crisis, parece que
ser fieles es cosa de tontos o de
débiles, parece que ser constantes en
los valores verdaderos es señal de
fracaso y de falta de realismo.
O se quiere tener una fidelidad fácil:
Algunos jóvenes que quieren tener
todos los privilegios de un adulto,
pero sin las responsabilidades
En el mundo hay “plazo de entrega”
que por razones del comercio tienen
que cumplirse fielmente. La política,
la empresa exigen una fidelidad, la
exige también la mafia.
Hay 3 condiciones de la fidelidad de
las que habló el Papa en su primer
viaje a México
-Se puede ser fiel en las cosas
grandes e importantes, lo importante
es ser fiel también en lo pequeño e
insignificante
-Se puede ser fiel cuando las cosas
van bien, lo importante es serlo
cuando todo va mal.
-Se puede ser fiel un tiempo, lo
importante es ser fiel toda la vida
Tenemos que dar cuentas de nuestro
tiempo, talentos, hogares, cuerpos,
palabras, y posesiones. Tenemos que
dar cuentas por todo lo que Dios nos
ha encomendado.
Ser fieles al carisma que Dios ha
puesto en nuestra fraternidad, a lo
propio nuestro, a la forma de trabajo,
a las autoridades. Ser fieles en el
lugar donde nos toca servir, ser fieles
a mantener la disponibilidad y el
desarraigo necesarios para estar
prontos.
Prov 20,25: Trampa es consagrar
algo sin pensarlo y más tarde
reconsiderar lo prometido. Ecl 5,5:
Vale más no hacer votos que hacerlos
y no cumplirlos.

Hay cristianos flotantes, sólo fieles a
sí mismos, cambian de Iglesia porque
sólo buscan su propio interés. Dan
diezmo o servicio esporádicamente.
Para la santidad tenemos que pedir la
gracia de la perseverancia final. La
comunidad exige fidelidad y lealtad
entre sus miembros. En la misión, el
mensaje es un asunto de alta
fidelidad. Poder trasvasarlo,
traspasar sin traicionar. No podemos
hacerlo cómodo (EN)
Algunos perros han dado muestras de
una fidelidad que ya la quisieramos
nosotros. Dame Señor siquiera
corazón de perro.
10. LA MANSEDUMBRE
Como es un solo fruto, cada cualidad
del mismo es semejante a las otras.
En un helado napolitano de naranja y
mandarina tendríamos dificultad en
definir el contorno de cada sabor.
La mansedumbre aparece con
similitudes respecto a la bondad, a la
amabilidad o benignidad y al
dominio propio. Respecto a éste
último es común la opinión de que
Pablo no estaba hablando de dos
cosas: de “mansedumbre y dominio
propio”, sino presentando un sola
cualidad del fruto del Espíritu, con la
reiteración como figura del lenguaje
bíblico.
La mansedumbre está relacionada
con el amor, es su ornato y su
perfume. Con la gentilidad: Mekness
es la palabra con la que las biblias
antiguas hablaban de mansedumbre.
Algunas biblias la identifican con la
humildad, pero se dice que Jesús era
manso y humilde de corazón.
Martini la define como una Virtud de
quienes poseen condición benigna y
suave. Apacible, sosegado, tranquilo.
La mansedumbre como fruto del Espíritu
tiene que ver en primer lugar con nuestra
relación con Dios. Trato a Dios con
cordialidad o es mi relación y oración
solamente gritos, lloriqueos y enojos.
Así la mensedumbre es aquella
disposición de espíritu con la que
aceptamos los tratos de Dios con
nosotros como buenos, y por ello sin
discutirlos ni resistirlos
La mansedumbre deriva de la conciencia
de quien se es. Jesús mansamente le dice
a Pilato que no tendría poder sobre Él, si
no se le hubiere dado desde arriba.
Es un sentido de tranquilia humildad que
deriva de una posición de fortaleza y
autoridad y que es útil para calmar el
enojo de los demas. No es debilidad ni
pasividad.
Es saber que no somos nada y sin
embargo se nos ama tanto que se nos ha
dado todo: Dios le dice a Santa Catalina
de Siena: Yo soy quien Soy y tú eres la
que no eres.
De esta posición de humildad y fortaleza
es de donde nace la mansedumbre.
Algunos grandes personajes de la
historia: han demostrado esta
mansedumbre: Washington, Newton,
Franklin.
Em cambio otros que no tienen autoridad
quieren demostrar que valen demasiado.
Como la mosca que sobre la oreja del
buey que le pregunta a éste si pesa
demasiado. O el niño que llevado a la
playa por primera vez le dice a su mamá
que donde van a guardar el mar cuando
se canse de jugar.
Es pues importante y valiosa. Decían los
antiguos que la lana detiene una bala de
cañon, mientras que ésta requebraja una
pared sólida. Es un fruto que nos define
como seres humanos. Una persona con
mansedumbre es identificada como más
humana.
Por eso Jesús nos exhorta:: aprended de
Mí que soy manso y humilde de corazón
y hallaréis reposo para vuestras almas.
Mt 11,20. La mansedumbre produce
reposo, paz.
Las fieras son crueles por naturaleza y
mansas por excepción. El hombre
convertido debe ser lo contrario.
Podemos quitar a las fieras gran parte de
su naturaleza domándolas, igualmente el
hombre al convertirse puede llegar a
tener verdadero dominio propio.
Acordémonos cuando hablabamos de los
elementos que eran signos del Espírtu
Santo: fuego, agua, viento, aceite. Todos
eran poderosos y sin embargo podían
actuar mansamente.
No es tanto un carácter bonachón o
sinónimo de debilidad. Es la capacidad
de aceptar el plan de Dios, que incluye
situaciones difíciles mientras no
podamos cambiarlas. Y eso requiere
valor.
Alguien ha notado que la valentía no
forma parte de la lista del fruto del
Espíritu de Pablo. Pero debemos
reconocer que toma valentía ser manso
en medio de todo el mal que nos rodea
en este mundo. Pablo tenía que tener
valentía para enfrentar los problemas que
se habían desarrollado en Corinto.
San Pablo ante los problemas de Corinto
les pregunta: "¿Qué queréis? ¿Iré a
vosotros con vara, o con amor y espíritu
de mansedumbre?" 1 Cor 4,21.
Pablo amaba profundamente a los
creyentes en todas las iglesias, pero su
amor no consistía de sentimientos ciegos.
Él sabía que a veces necesitaban
disciplina, y él "estaba preparado a
llevarlo a cabo."7 Pero él quería que se
arrepintieran para que pudiera mostrarles
el amor y benignidad que les tenía. No es
debilidad. Es fuerza bajo control
La Biblia dice que Moisés era el hombre
más manso en toda la tierra. Y era
dirigente.
Jesús dijo: “Llevad mi yugo”. Un yugo
es atado a dos bueyes. No es atado a un
buey y a un asno (porque es terco). No es
atado a un buey y una mula (porque fácil
se altera). En el yugo del Señor, Él está
de un lado y del otro nosotros, pero para
estarlo debemos inclinar la cabeza,
luego Él se arreglará y se encargará de
nuestro carácter obstinado y terco.
Jesús es el buey manso y humilde que
decían los Padres de la Iglesia. Jesús
“lleno de mansedumbre” dice Mt 21,5
Fue oprimido, y él se humilló y no abrió
la boca. Como un cordero que al
degüello era llevado, y como oveja que
ante los que la trasquilan está muda,
tampoco él abrió la boca. (Isaias 53,7).
¿Quién tenía el control verdadero y quién
el control aparente? ¿Pilatos o Jesús?
Sólo se puede llegar a la santidad por el
camino de la mansedumbre. Es el
mensaje de San Francisco de Sales. En la
comunidad siempre somos o Un carro con el volante roto va
encontramos al hermano puerco-espín,
que por todo se eriza. Debemos aprender
a ser vulnerables
En la misión perdemos demasiado
tiempo pensando como le voy a decir a
éste para que no se enoje, para que no lo
tome a mal. El huevo se abre
rompiéndolo o incubándolo. “El
evangelizador es un pordiosero di-
ciéndole a otro donde encontrar pan”.
11. EL DOMINIO PROPIO O
TEMPLANZA
Este fruto en la Vulgata latina se explayó
en tres frutos más. Como Pablo había
escrito bondad y benignidad, como un
énfasis reiterativo. San Jerónimo puso así
modestia, continencia, castidad.
Podríamos llamarle templanza o
autodominio o autodisciplina,
moderación, sobriedad, control de sí
mismo. Como templanza es una de las 4
virtudes cardinales (Sab 8,7).
En el fondo no es dominio de si, sino
dominio del Espíritu. Es estar bajo el
control del Espíritu Santo. La templanza
o dominio propio es la fuerza interior
que controla nuestras pasiones y deseos.
Se puede definir como la capacidad de
los individuos de dominar sus propias
emociones, deseos, e impulsos para
ponerlos en armnonía con la voluntad de
Dios, no vivir para sí mismos, sino que
puedan servir a otros.
Platón decía que el dominio de sí era una
contradicción, porque el que domina y el
que es esclavo es úno mismo.
El Cardenal Martini explicita
definiendo los tres frutos en San
Jerónimo:
-Modestia: Virtud que modera,
templa y regla las acciones externas,
conteniendo al hombre en los límites
de su estado según lo conveniente a
él.
-Continencia: Virtud que modera y
refrena las pasiones y afectos del
ánimo, y hace que viva el hombre
con sobriedad y templanza.
-Castidad: Virtud del que se abstiene
de todo goce genital ilícito.
chirriando en las curvas sin tener control
alguno sobre nada. Esto es una
experiencia espeluznante. Otros coches
con dirección hidráulica basta un ligero
toque del volante.
Seguramente la falla se desarrolló poco a
poco. Así es la pérdida del dominio.
Decía Franklin que es más fácil evadir el
primer deseo que satisfacer los que
vienen después.
El autodominio mantiene firmes tus
propósitos y te hace consciente de lo que
dices y lo que haces; pero para tenerlo te
debes conocer a fondo. Saber quién eres,
qué necesitas, qué talentos tienes.
Reflexiona. Dejar lo que te daña implica
algunos sacrificios, pero estos te librarán
de muchas esclavitudes. Aprende a decir
que no.
Los atletas se privan de todo; y eso ¡por
una corona corruptible!; nosotros, en
cambio, por una incorruptible. Así pues,
yo corro, no como a la ventura; y ejerzo
el pugilato, no como dando golpes en el
vacío, sino que golpeo mi cuerpo y lo
esclavizo; no sea que, habiendo
proclamado a los demás, resulte yo
mismo descalificado. (1 Cor 9:25-27)
El mundo quiere ser libre de tener todo el
sexo que quiere, tomar lo que quiera,
comer lo que sea, porque ya es esclavo.
En realidad ya no puede dejar de hacerlo.
Sólo quien se sabe dominar no es esclavo
de sí, de sus pasiones, enojos, etc.
El mundo de antes conocía el
autodominio: Considere la situación de
una persona en una película vieja del
oeste donde le han pegado un tiro. Sin
medicinas y sin la presencia de un
médico, un amigo saca su cuchillo para
quitar la bala del cuerpo de esa persona.
Sabe que esto va a ser doloroso, entonces
le da un palo a la víctima para meter en
su boca para minimizar los gritos y
ayudarle a no perder su templanza. Es
una escena de determinación y
resolución inexorables al aceptar el dolor
crítico. Afortunadamente, esto no
representa el concepto de templanza que
Pablo menciona.
Hoy todo el tiempo hay nuevas
adicciones, nuevas drogas. En Gálatas
5:19-21, Pablo compara el fruto del
Espíritu con las obras de la carne:
"adulterio, fornicación, inmundicia,
lascivia, idolatría, hechicerías,
enemistades, pleitos, celos, iras,
contiendas, disensiones, herejías,
envidias, homicidios, borracheras, orgías,
y cosas semejantes a estas." Todas estas
categorías reflejan comportamientos que
estaban fuera de control y eran comunes
en los tiempos del Nuevo Testamento.
“Todo el que hace pecado es un esclavo
del pecado” Jn 8,34. Decía Epicteto:
Ningún hombre es verdaderamente libre
hasta que se domine a sí mismo.
“Porque todos ofendemos muchas veces,
si alguno no ofende en palabra, este es
varón perfecto, capaz también de
refrenar todo el cuerpo” Sgo 3,2
Sin disciplina no se hace nada que tenga
valor permanente. No es disciplina por sí
misma, sino para… algo: “Renunciando
a la impiedad y a las pasiones mundanas,
vivamos sobria, justa y religiosamente”.
Tit 2,12.
Todo es lícito, pero no todo me conviene.
Todo está permitido, pero yo no me
dejaré dominar por nada
Una guía estaba dirigiendo a un grupo de
visitantes por una fábrica. Una de las
cosas que les mostró era un martillo
gigante de presión capaz de aplastar a un
automóvil. Después, la guía puso un
cacahuate en la plataforma y el martillo
rompió la cáscara sin lastimar el fruto
adentro. ¡Que ilustración de dominio, de
poder bajo control completo!
Jesús es ejemplo de dominio. En
Getsemaní una vez decidido no se echó
para atrás en ningún momento. Jesús le
dice a Santa Angela de Foligno: “Tú has
conocido los placeres de la gula, e icluso
has abusado de las bebidas, pero yo he
tenido la boca reseca por el hambre, la
sed y el ayuno. Y me han ofrecido hiel y
vinagre.
En el camino a la santidad la falta de
templanza me impedirá muchos
ejercicios espirituales porque tengo
hambre, estoy cansado, tengo ganas de
ver la televisión, etc
En la comunidad la falta de templanza
me impedirá dominarme ante la
provación de otro y fácilmente habré
hecho un agujero de cualquier descosida.
Se necesita dominio para conjugar todos
los roles, trabajos, familia, con el de ser
también misionero. No perseveraremos
en el servicio apostólico por decidia,
cambio de planes, desaliento etc., sino
tenemos dominio de nosotros mismos.