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santas de Dios
Los "días santos" de la Biblia, ¿son acaso tradiciones del
Antiguo Testamento, propias de los judíos pero que Jesús
abolió en la cruz? Veamos qué días guardaban Cristo, los
apóstoles y la "Iglesia primitiva.
Por Leroy Neff
R ecuerdo muy bien la primera vez que escuché al Sr. Herbert W. Armstrong.
Era el mes de agosto de 1951. Mi esposa y yo asistíamos por vez primera a los
servicios de la Iglesia de Dios, los cuales se celebraban en Portland, Oregón.
En su sermón el Sr. Armstrong se refirió varias veces a ciertos días de fiesta como
la Pascua, los Días de Panes sin Levadura, Pentecostés, la Fiesta de las Trompetas, el
Día de la Expiación y la Fiesta de los Tabernáculos.
La mayoría de estos nombres me eran extraños. Había leído la Biblia desde mi
niñez y, sin embargo, tales expresiones me sonaban como "jerigonza".
Había oído hablar de Pentecostés y sabía que era importante, mas tenía dudas
sobre si era un día o un acontecimiento. No sabía si ocurría una vez o muchas.
Aquellos nombres no solamente sonaban extraños sino que correspondían, a mi
parecer, a la historia antigua. Tales fiestas no podían ser cristianas. A mí me habían
enseñado que todo eso estaba abolido, que se trataba de fiestas para judíos pero no para
cristianos.
Han pasado muchos años y he aprendido muchas cosas de la Biblia desde
entonces, cosas que jamás soñé.
Cuando me enteré de que el Sr. Armstrong y la Iglesia de Dios observaban aquellas
"fiestas del Antiguo Testamento", resolví estudiarlas en la Biblia. ¡Grande fue mi sorpresa,
especialmente al leer el Nuevo Testamento que yo creía conocer muy bien!
En mi investigación también aprendí que la mayoría de los judíos no guardan estas
fiestas, y si las guardan no suelen hacerlo a la manera de los primeros cristianos... y en
algunos casos ni siquiera en el mismo día.
Al comienzo de mi estudio me di cuenta de que la palabra "Navidad" no aparece en
la Biblia, ni en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento. Tampoco encontré "Semana Santa"
ni las fiestas de santo alguno. Sí encontré la Pascua, mas no se llamaba Pascua Florida ni
Domingo de Resurrección. Ahondando más, comprendí que esta Pascua era la misma
Pascha de los hebreos.
Como las fiestas del cristianismo tradicional no aparecían en la Biblia, me pregunté qué
fiestas había allí. El Nuevo Testamento hacía referencia a las mismas fiestas que el Sr.
Armstrong había citado en su sermón.
Volvamos a los mismos pasajes que yo "descubrí" en mi estudio hace más de 30
años. Tal vez usted también sentirá gran sorpresa, como yo, cuando vea lo que estas escrituras
dicen.
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¿Qué fiestas observó Cristo?
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Jesús sabía muy bien lo que le sucedería esta vez en Jerusalén y se lo dijo
claramente a sus discípulos (Mateo 20:17-19). Sabiéndolo, insistió en observar el
mandato de la Pascua.
Los evangelios narran esta última Pascua en gran detalle, por lo que no es
necesario citar los cuatro relatos. No obstante, sí debemos analizar aquí ciertos puntos
respecto de este momento culminante en el ministerio y la vida de Cristo.
En Juan 12 leemos que Jesús fue a Betania seis días antes de la Pascua. Como
Lázaro había vuelto a la vida (versículo 11), los sacerdotes querían matarlo a él también
(versículos 10-11). Si pudieran matar a Lázaro desacreditarían a Jesucristo y sus
milagros para así quitarle sus seguidores.
Lucas nos dice cuan deseoso estaba Jesús de celebrar esta última Pascua con
sus discípulos: "Y les dijo: ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que
padezca!" (Lucas 22:15).
Los evangelios y algunos escritos de Pablo, como veremos mas adelante, narran
en gran detalle los sucesos de esa noche. Para nuestro estudio, el punto que debemos
señalar es que Jesús siguió observando este día en conformidad con "la ley del Señor".
Es interesante notar que también observó la Pascua 24 horas antes que los judíos.
En aquella misma fecha, en las horas diurnas, fue crucificado y murió por nuestros
pecados.
Hemos visto que Jesús guardaba la Pascua, los Días de Panes sin
Levadura, la Fiesta de los Tabernáculos y el Ultimo Gran Día. . .
¿Se había dispuesto un cambio?
Ahora nótese: Todo lo que fue "clavado en la cruz" fue clavado en ese momento.
Si la cruz puso fin a algo, lo hizo en ese instante.
¿Clavados en la cruz?
Y ahora, ¿qué? ¿Fueron las leyes cambiadas o abolidas, como creen tantos?
¿Acaso la gente se "salvaba" antes de ese momento obedeciendo la ley pero a partir de
ese momento desobedeciéndola? Ya lo veremos.
Hasta ahora hemos visto que Jesús guardaba la Pascua, los Días de Panes sin
Levadura, la Fiesta de los Tabernáculos y el Ultimo Gran Día.
Aunque las fiestas de Pentecostés, Trompetas y Expiación no se mencionan por sus
nombres, es obvio que también las observaba. Todas estaban incluidas dentro de los siete
días santos del año.
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He aquí tres razones por las cuales Jesús observaba las siete fiestas santas del
año:
1) Los judíos devotos que adoraban al Dios Creador lo hacían, y Él era un judío
devoto.
2) La ley ordenaba la observancia de los días santos. El pecado es infracción de la
ley (1 Juan 3:4), y Cristo nunca pecó (1 Pedro 2:22).
3) Cristo fue quien dio los días santos a Israel (Levítico 23), pues Él era el YHWH o
Dios de Israel (1 Corintios 10:4) hecho hombre. Era el Verbo quien era Dios y se hizo carne
(Juan 1:1-4, 14). Por lo tanto, estaba apenas cumpliendo lo que Él mismo había ordenado a
Israel siglos antes.
Y ahora, ¿qué? ¿Se había dispuesto un cambio? Los seguidores de Cristo,
¿habían de tener una religión nueva y guardar días diferentes que Él nunca guardó?
Tomemos el hilo de esta fascinante historia en Mateo 28. Luego de crucificado y
sepultado, Jesucristo resucitó después de tres días y tres noches tal como lo había
anunciado.
Durante los 40 días que siguieron, sus discípulos lo vieron en diversas
circunstancias. Terminado ese lapso, les impartió sus instrucciones finales en el monte de
los Olivos y luego ascendió al cielo en una nube. He aquí dichas instrucciones: "Y Jesús se
acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto,
id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he manda-
do; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén"
(versículos 18-20). El versículo 19 es bien conocido y muchos suelen citarlo, mas ahora
queremos hacer énfasis en el versículo 20. Dijo que debían enseñar "a todas las naciones"
(tanto a los judíos como a los gentiles) a observar las cosas que Él había mandado.
En el Nuevo Testamento no encontramos una orden directa de Jesús en el sentido
de guardar estos días. Sin embargo, es una orden que Él dio personalmente a toda Israel.
Si agregamos a esto el ejemplo que Él mismo dio en su vida terrenal, el mandato es muy
claro. Pero hay más, como veremos.
Nótese nuevamente la palabra guarden. Algunos creen que todo lo que el cristiano
necesita es "amor" (según su propia interpretación de esta palabra). Esto bien puede ser
cierto si entendemos lo que es amor realmente, tal como la Biblia lo explica, y si tenemos
ese amor. Tal amor incluye la obediencia a los mandamientos de Dios (1 Juan 5:3; 2:3-6).
Debe ser obvio que la palabra "guardar" significa mucho más que "tener amor en el
corazón". ¿Cómo se "guarda" el amor? Guardar ciertamente se refiere a lo que Cristo guardó;
incluye guardar los días que Él guardó.
Sigamos un paso más allá. 1 Juan 2:6 dice que debemos andar como Él anduvo. Esto
significa vivir como Él vivió, en todos los aspectos religiosos. Pedro nos dice lo mismo en otras
palabras:
"Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros,
dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas" (1 Pedro 2:21).
En otras palabras, debemos vivir como Cristo vivió. Él nos dejó el ejemplo perfecto.
Leyendo estos dos pasajes debemos comprender claramente que si Él observó los días
santos, su Iglesia debe hacer lo mismo.
Pablo también dijo algo parecido: "Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo" (1
Corintios 11:1). Si él no imitó a Cristo, nosotros no debemos imitarlo a él. Si la Iglesia
primitiva no imitó a Cristo, nosotros no debemos imitarla a ella. Si los cristianos de origen
gentil no imitaron a Cristo, nosotros tampoco debemos imitarlos a ellos. La Biblia así lo dice
claramente.
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Ahora veamos si en realidad la Iglesia imitó a Cristo en lo que respecta a la
observancia de estos días. La verdad es reconfortante y firme para quienes realmente de-
seen aprender y seguir los caminos de Dios.
Las primeras frases del libro de los Hechos muestran claramente que la Iglesia sí
siguió el ejemplo de Cristo. En el capítulo 2, versículo 1, la vemos guardando un día santo:
Pentecostés. Este seguía siendo un día santo. Si tales días hubiesen sido clavados en la
cruz, aquel ya no sería Pentecostés sino un día cualquiera de la semana laboral.
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partir habían estado celebrando esos días. La Fiesta de los Panes sin Levadura aún existía
en ese momento, un cuarto de siglo después de que todo había sido clavado en la cruz.
Más tarde en el mismo capítulo vemos que Pablo se dio prisa para estar en
Jerusalén unas semanas más tarde, a tiempo para Pentecostés (versículo 16). El siguiente
pasaje que nos habla de una fiesta santa es Hechos 27:9: "Y habiendo pasado mucho tiempo,
y siendo ya peligrosa la navegación, por haber pasado ya el ayuno, Pablo les amonestaba".
Casi todos los estudiantes de la Biblia entienden que este día de ayuno se refiere al
Día de la Expiación, y así lo afirman casi todos los comentarios bíblicos. El Día de la
Expiación ocurre en otoño (en el hemisferio norte), época en que era peligroso navegar por el mar
Mediterráneo. Es curioso ver a un gentil escribiendo a otro gentil 30 años después de la
crucifixión y valiéndose de un día santo "judío" para indicar una época del año. Sin embargo, no
fue extraño para Teófilo, aunque sí lo será hoy para muchas personas que creen estar
imitando a Cristo pero que en realidad no lo imitan ni siguen su ejemplo en lo que atañe a las
fiestas santas de Dios.
Hemos visto siete referencias a los días santos de Dios en el libro de los Hechos
únicamente. También hay, desde luego, referencias al sábado semanal que se observaba
entonces y que sigue siendo un día santo para Dios (Levítico 23:2-3). Mas en el libro de los
Hechos hay aun más referencias.
Todos estos pasajes en el libro de los Hechos indican claramente que los primeros
cristianos, tanto judíos como gentiles, conocían y guardaban los días santos de Dios.
Pablo levantó la Iglesia en Corinto, como leemos en Hechos 18. Unos años más tarde,
quizá alrededor del año 55 de nuestra era, envió la carta conocida como 1 Corintios. Esa
Iglesia se componía de cristianos tanto gentiles como judíos, aunque quizá la mayoría eran
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gentiles. Había problemas graves en esa iglesia, y Pablo habló de ellos en su misiva. Un
problema era la inmoralidad de cierto individuo. El resto de la congregación conocía su pecado y
lo toleraba.
El capítulo 5 trata este problema. El hombre fue "excomulgado" y Pablo reprendió a los
miembros de la iglesia por su mala actitud. Hay tres versículos en que les dice específicamente
lo que deben hacer para erradicar esta "levadura" espiritual: "No es buena vuestra jactancia.
¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? Limpiaos, pues, de la vieja levadura,
para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue
sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la
levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad" (1
Corintios 5:6-8).
La levadura es símbolo del pecado. Si ponemos un poco dentro de una masa, la leudará
toda. Así el pecado, si se dejaba allí, acabaría por llenar toda la Iglesia.
Los siete Días de Panes sin Levadura son un tiempo en que se han de remover todos los
productos leudados. Esta eliminación de la levadura nos recuerda las implicaciones
espirituales del pecado y la manera como éste obra.
Nótese que en el último pasaje citado el autor ordena a la iglesia limpiarse de esta
levadura (pecado) "para que seáis nueva masa, sin levadura como sois" (versículo 7). No
está indicando que los cristianos en Corinto estuvieran totalmente libres de levadura espiritual,
pues el pasaje entero nos muestra lo contrario. ¿En qué sentido, pues, estaban "sin leva-
dura"? Estaban sin levadura físicamente. Trascurrían los Días de Panes sin Levadura y los
cristianos habían sacado la levadura de sus casas y habían dejado de comerla. Por lo tanto,
físicamente estaban sin levadura y ahora tenían que limpiarse de ella en el sentido
espiritual. Pablo prosigue diciendo que Cristo es nuestra Pascua, el "cordero" que fue
sacrificado. Esta muerte se conmemora cada año al observarse la Pascua.
Así pues, los corintios estaban libres de levadura física esos Días de Panes sin
Levadura; pero más aún, Pablo les ordena: "Así que celebremos la fiesta" (versículo 8).
Esta es una orden para los miembros de la Iglesia tanto judíos como gentiles que,
como lo dice Pablo, deben guardar la fiesta. Si ésta hubiese sido clavada en la cruz 24
años antes, Pablo no habría escrito esas palabras.
Unos capítulos más adelante el autor vuelve al tema de las fiestas de Dios. En el
capítulo 11, versículos 17-34, explica en detalle la historia, el propósito y el modo de guardar
la Pascua en el Nuevo Testamento.
Ya no se trata de una cena con cordero asado (versículo 34) sino de una reunión
celebrada al atardecer y que encierra un gran propósito y un importante significado simbólico.
Nos recuerda el hecho de haber aceptado a Jesucristo como nuestro Cordero pascual, como
nuestro Salvador y como aquél que, derramando su sangre, hizo posible el perdón de nuestros
pecados y la curación de nuestras enfermedades físicas. Estos 18 versículos tratan
exclusivamente de los detalles de esta fiesta.
En 1 Corintios 16:8 Pablo se refiere de nuevo a la Fiesta de Pentecostés. En aquella
ocasión pensaba quedarse en Efeso para guardarla allí en vez de Jerusalén, para luego
proseguir sus viajes evangelísticos. Pentecostés se seguía celebrando cada año, y en ese
momento, unos 24 años después de la crucifixión de Cristo, la fiesta existía aún.
Paradójicamente, una de las "pruebas" que citan algunos para querer demostrar que
el sábado y los días santos han sido abolidos es Colosenses 2:16. Este pasaje, tomado en
su contexto, no demuestra que las fiestas fueran abolidas sino todo lo contrario: que ¡una
iglesia de origen gentil (en Colosas) estaba guardando los días santos! Veamos los versículos
claves:
"Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna
nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de
Cristo" (Colosenses 2:16-17).
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Pablo no está diciendo aquí: "Dejen de guardar los días santos y los sábados". Sin
embargo, muchas personas creen que eso es lo que está diciendo.
Para empezar, les advierte que no se dejen juzgar en ciertos asuntos que luego les
menciona. Si nadie había de juzgarlos en tales asuntos, entonces, ¿quién podía hacerlo? La
respuesta está en el versículo 17, si bien una palabra agregada en la traducción, y que no está en el
original, hace más difícil verla. La palabra fue agregada por los traductores con la intención de
aclarar más el pasaje, pero no aparece en el griego original, y en vez de aclarar lo que hace es
dificultar.
La frase específica es: "pero el cuerpo es de Cristo". La palabra que sobra es la
palabra es, y la frase debería rezar: "pero el cuerpo de Cristo".
Lo que Pablo dice en estos dos versículos es, muy sencillamente: "No dejéis que
ningún hombre os juzgue. . . pero que os juzgue el cuerpo de Cristo".
En Colosenses 1:18 leemos que Cristo es cabeza del cuerpo y que el cuerpo es la
Iglesia. Cristo, como cabeza de su Iglesia, juzgará estas cosas por medio de la Iglesia.
Los asuntos que no debían ser juzgados por personas de afuera se referían a la
comida y la bebida y lo que estas cosas tenían que ver con 1) un día santo, 2) la luna nueva, 3)
el sábado. En otras palabras, lo que la gente coma y beba en estos días y lo que haga en
ellos son asuntos que solamente la Iglesia y su cabeza, que es Jesucristo, pueden juzgar.
Estas cosas son una sombra (una representación anticipada) de ciertos aspectos del
plan de salvación que Dios tiene. Cada año, cuando el pueblo de Dios observa estos días,
comprende más claramente dicho plan y cómo se está desarrollando.
En la antigüedad Dios ordenó que se guardaran el sábado y los días santos, mas
no así las lunas nuevas. La luna nueva ha sido observada por distintos pueblos en diversas
épocas y de diferentes maneras; sin embargo, las Sagradas Escrituras jamás afirman que
sean días de reposo. Si Pablo tuvo que tratar este asunto con los cristianos gentiles, fue
obviamente porque alguien estaba juzgando lo que los colosenses comían, bebían y hacían
como parte de su observancia de tales días.
Estas personas no habían guardado las fiestas santas antes de convertirse al
cristianismo sino que estaban acostumbradas a guardar los días paganos. Cuando
empezaron a guardar las fiestas de Dios los maestros religiosos falsos las condenaron por la
manera como las guardaban y por lo que hacían en esos días. Pablo y otros ministros
verdaderos, siguiendo el ejemplo de Cristo, les mostraron por su propio ejemplo y citando
las Escrituras cómo y cuándo debían guardar los días santos y el sábado.
Otro "texto de prueba" que supuestamente condena los días santos es Gálatas 4:10:
"Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años".
Apliquemos una lógica sencilla. Primero, ¿quiénes eran los gálatas? ¿Eran gentiles o
judíos? Gálatas 2:7-8, 3:26 y 4:8 muestran que se trataba de gentiles.
Según el capítulo 4, versículo 9, ellos habían vuelto de nuevo a "los días, los meses,
los tiempos y los años" de antes. ¿Qué días, meses, tiempos y años habían estado
observando antes de conocer la gloriosa verdad de Dios? La respuesta es: aquellos que solían
guardar los miembros de las religiones paganas.
Estos cristianos de origen gentil llegaron a conocer los días santos de Dios por medio
de los apóstoles y la Iglesia verdadera. Luego de aceptarlos como fiestas ordenadas por
Dios, habían vuelto atrás a los días, meses, tiempos y años de su vieja religión.
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Dios jamás dispuso que fuese tenido por santo ningún mes, tiempo ni año.
Solamente santificó ciertos días: el sábado semanal y siete días de reposo anuales. Más aún:
Él condenó la observancia de las actividades religiosas de ordenamiento pagano en forma
categórica y castigó a las naciones que de tal forma obraban.
Al introducir a su pueblo santo a la Tierra Prometida les indicó a éstos categóricamente
que no debían actuar y adoptar la religión pagana de los pueblos vecinos. Estos ritos que
implicaba inclusos sacrificios de bebes a sus dioses, son para Dios una afrenta en contra de su
creación. IDD Chile