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Charles Darwin, cada vez más vigente

María Camila Puentes Rugeles

Profesora
Ángela Martínez

Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud


Fonoaudiología

Bogotá, D.C., 30 de agosto de 2018


CHARLES DARWIN, CADA VEZ MÁS VIGENTE

El origen de la vida ha sido una incógnita a la que el hombre se ha enfrentado


permanentemente, su respuesta ha pasado por varias teorías que van desde lo
mítico hasta las investigaciones científicas modernas; sin embargo, aun persisten las
dudas razonables sobre cómo surgió la vida y cómo llegó la especie humana a
habitar el planeta. Incluso, en esta era moderna en que la ciencia está avanzada aun
se encuentran creencias de lo sobrenatural como origen de la vida, arraigadas
especialmente en lo religioso por comunidades tan grandes como la cristiana o más
pequeñas como tribus que conservan sus tradiciones culturales. Evidentemente los
seres vivos especialmente el ser humano, han demostrado ser especies tan
complejas y perfectas que no es difícil creer que su origen es divino; más aun, con la
presencia de religiones que reiteran en sus lecturas que Dios creó al hombre y en
general la vida y todo lo que hay sobre la tierra y el universo. Pero el avance de la
ciencia y de teorías que han evolucionado como “El origen de las especies de
Charles Darwin” han podido abordar una explicación científica sobre el origen de la
vida. Por esto, en adelante se argumentará que la teoría de Darwin tiene un sustento
científico que explica el origen de las especies, contrario a la creencia de un origen
divino. Para lo cual, se hará una aproximación general a esta teoría, referenciando el
análisis que sobre ella han hecho escritores y científicos modernos.

Primero que todo, y antes de hacer referencia a la teoría de Darwin sobre el origen y
la evolución de las especies es pertinente hacer alusión a la frase de Strathern
(2015) que dice, “La formulación de Darwin de la teoría de la evolución y su tan
asumida idea fundamental de la «supervivencia de los más aptos» es, hoy en día, si
no algo perfectamente demostrado, sí algo generalmente aceptado como lógico y
evidente” (p. 1). Por su parte, Dawkins (1993) afirma que Darwin fue quien
comprendió el por qué de la existencia de la vida sobre la tierra, él fue quien formuló
la respuesta del por qué existimos. Pero no solo son discursos o tratados científicos,
sino que existen experimentos de laboratorio que simularon las condiciones químicas
de la Tierra antes de que surgiera la vida que dieron como resultado sustancias
orgánicas componentes del ADN. En este punto, es necesario recordar que Charles
Darwin generó grandes controversias por la publicación de su teoría en 1859, dado
que en pleno siglo XIX la idea de lo divino como fuente de creación era lo que se
suponía, no solo en la iglesia sino en la sociedad.

El pilar fundamental de la teoría de Darwin es lo que él llamó la “selección natural”,


este principio tiene variados argumentos y por consiguiente varias interpretaciones y
adaptaciones entre los analistas de la teoría. Por tanto, si se hace referencia puntual
a la selección natural “el evolucionismo de Darwin tiene como elementos esenciales
su carácter gradualista, su descripción de la evolución como un proceso de
diversificación a partir de ancestros comunes”, Lessa (2009). Estos ancestros
desarrollan especies que en la lucha por sobrevivir o por ser mejores tomarán
caminos diferentes. De hecho, Lessa (2009) refiere que Darwin en la monografía que
dedicó al origen de nuestra especie fue el primero en abordar la ubicación del ser
humano en el “árbol de la vida” y por consiguiente el parentesco con los chimpancés
y gorilas con quienes en algún momento de la evolución hubo una separación y por
consiguiente una evolución superior por parte de los humanos. Por lo anterior, la
teoría de la selección natural no solo es la lucha por sobrevivir sino que es la
adquisición de las características necesarias para adaptarse y mejorar de acuerdo a
su ambiente.

Dados los análisis realizados a la teoría darwiniana se puede afirmar que la lucha
dentro de las especies significa que solo los más aptos pueden sobrevivir y
permanecer en el tiempo; evidentemente, el mundo ha sido testigo de la
desaparición de muchas especies, especialmente animales, que no han podido
adaptarse al medio que los rodea, pero también se han visto otras que se han
multiplicado a través del tiempo, esto sin considerar la intervención buena o mala de
la mano del hombre. Indiscutiblemente, el ser humano es una de las especies que ha
logrado adaptarse, evolucionar, multiplicarse y permanecer. En este sentido,
Dawkins (1993) considera que el altruismo es una forma de dar supervivencia al
grupo, dado que si cada individuo está dispuesto a sacrificarse por el bienestar del
resto, el grupo tiene menores posibilidades de extinguirse; por el contrario, si cada
individuo pone por encima su interés personal, o sea “su interés egoísta”, la
tendencia del grupo es a desaparecer.

Además de lo anterior, hacia 1930 se formuló en neodarwinismo considerado como


la “interpretación numérica y matemática del principio de selección natural”, Usaquén
(2009). Esta teoría es otra muestra de la vigencia de la teoría de Darwin, dado que
se sustenta en estudios científicos basados en modelos matemáticos que buscan
explicar el funcionamiento y comportamiento de los seres vivos.

Pero no solo hay un amplio sustento científico sobre la teoría darwiniana, sino que en
cierta forma la misma iglesia Católica ha aceptado la teoría de la evolución. Esto es
una paradoja, dado que precisamente la iglesia se opuso vehementemente a esta
teoría, pero la realidad científica ha sido tan evidente que pensar que la vida tiene un
pleno origen divino es muy difícil de sustentar sin que medie un convencimiento
consciente. Al respecto Salinas (2007) recuerda que S.S. Juan Pablo II señaló que
“lo que revela el autor de la Naturaleza no puede estar en contradicción con lo que
esa misma Naturaleza expresa”.

Dado lo anterior, se puede concluir que la teoría de Charles Darwin sobre el origen y
evolución de las especies tiene argumentos científicos. No solo esta teoría se ha
mantenido en el tiempo sino que ha evolucionado gracias a las investigaciones y
adaptaciones de otros científicos y estudiosos, no solo de las ciencias exactas sino
de las sociales; ejemplo de ello es el neodarwinismo, los experimentos e
investigaciones que han determinado que la vida es producto de la evolución de
millones de años y que la selección natural es y ha sido una realidad. Lo anterior,
contrario a lo que las teorías de la creación arraigadas en lo divino han sostenido; de
hecho, la iglesia ya no se opone con tanto rigor a la teoría de la evolución y se está
quedando con la concepción del alma como complemento del cuerpo.
BIBLIOGRAFÍA

Dawkins, R. (1993). El gen egoísta. Las bases biológicas de nuestra conducta.


Barcelona, España: Salvat Editores, S.A.


Lessa, E. (2009). Vigencia del Darwinismo. Gayana (Concepción), (73), 73-84.

Salinas, A. (2007). La idea de evolución antes de Darwin. Antecedentes históricos e


intelectuales del origen de las especies. Ars Medica, Revista de Estudios
Médicos Humanísticos, (36).

Strathern, P. (2015). Darwin y la evolución en 90 minutos. Madrid, España: Siglo XXI


de España Editores.

Usaquén, W. (2009). El origen de las especies y su relación con el inicio de la actual


teoría de la herencia. Acta Biológica Colombiana, (14).

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