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23/02/2014

7 DOMINGO COMÚN

Hoy somos llamados a ser santos así como Dios es Santo. La santidad la vamos
realizando en la medida que amemos al hermano, no buscando la venganza sino
amando al prójimo como a sí mismo, nos dice el libro del Levítico.

Pablo exhorta a la comunidad de Corinto para que puedan comprender que no


solamente son creaturas, sino que somos templo de Dios y por ello no tenemos el
derecho de destruirlo. La creatura no debe destruir lo que a hecho el Creador.

Ev.
Los versículos que compartimos hoy son continuidad del domingo anterior
(sermón de la montaña) en donde Jesús nos presentaba como la plenitud de la
Ley. Hoy nos enseña que “El camino hacia el Reino de Dios, a de progresar
siempre”. Antes se había dicho “ojo por ojo, diente por diente”, ya era un progreso,
porque se ponía límites a la venganza. Ahora hay que dar un paso adelante desde
la generosidad y el reconocimiento del otro también como templo de Dios.

“A quien quiera que le acompañe a caminar un kilómetro, acompáñele dos”; a


quien le pide compartir desde el dialogo la vida tres minutos, no se niegue,
escúchalo seis y más… esto es lo que podemos comprender como caridad y
justicia.

En nuestra cotidianidad debemos tener presente que como hijos de Dios, que
hace salir el sol para malos y buenos y manda la lluvia para justos e injustos, entre
nosotros debe haber una reciprocidad, es decir que sin olvidar lo que somos o el
cargo que desempeñemos estemos atentos para aceptar la ayuda y correcciones
de los demás.

Ejm: los papás han de señalar los errores de los hijos y los hijos tienen que saber
decir una palabra oportuna a los papás. Los jefes deben corregir a sus empleados
y estar abiertos para escuchas sus aportes. Los encargados de una comunidad o
superiores saber guiar-educar más también reconocer que los que están bajo su
responsabilidad le ayudan a crecer en sociedad, todo ello es posible,
comprendiendo el mensaje de Jesús; hacer las cosas desde el amor y no desde el
rencor y la venganza.

En estas actitudes podemos comprender lo de dar la otra mejilla, lo de la capa


(comprensión no al pie de la letra) es poder desde una decidida voluntad no ser
violento ni vengativo. A Jesús le pegaron en una mejilla y Él no colocó la otra, sino
que preguntó por qué le pegan, qué mal había hecho y a cambio de ello desde el
amor dijo “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”

Que yo pueda perdonar Señor / a los que me han ofendido,


y que esté listo a ayudarlos / así como Tú lo haces conmigo.

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