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En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz
del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.
Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios.
Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo,
siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.
!!Oh Señor Jehová! he aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que
sea difícil para ti.
Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.
Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del
mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.
Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos
hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de
los siglos.
Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque
linaje suyo somos.
El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.