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RELACIÓN DE EQUIVALENCIA1

Yu Takeuchi

La comprensión del importante concepto matemático de “relación de equivalencia” me costó gran


esfuerzo y empleé mucho tiempo en este propósito, y es posible que la mayoría de los estudiantes
tengan la misma dificultad con ese tema. Tal vez, la manera cómo se enseña este concepto en colegios y
universidades es la principal razón por la cual este importante tema de las matemáticas presenta tanta
dificultad. Uno de los textos de matemáticas que goza de mayor prestigio académico dice así:

Sea A un conjunto. Un subconjunto R del producto cartesiano A x A se llama una relación de


equivalencia sobre A si R satisface las siguientes tres condiciones:
(i) R es reflexiva, esto es:
Si a A entonces (a, a) R.
(ii) R es simétrica, esto es:
Si (a, b) R entonces (b, a) R.
(iii) R es transitiva, esto es:
Si (a, b) R y (b, c) R entonces (a, c) R

No soy capaz de comprender bien lo que realmente significa “relación de equivalencia sobre A” cuando
se presenta de esta manera, y lo único que puedo hacer con este concepto es memorizar la definición. Es
posible que no sea el único “bobo” que no comprende el concepto de “relación de equivalencia” dado
por el método conjuntista; tal vez sucede lo mismo con la mayoría de los estudiantes de matemáticas, ya
que la utilización de este método para introducir conceptos de matemáticas es elegante, pero
antipedagógico como se experimenta al definir el concepto de función como un conjunto de parejas
ordenadas.

¿Acaso, el concepto de “relación de equivalencia” es tan difícil, razón por la cual solamente los súper
sabios de matemáticas pueden comprenderlo? Creo que no; en realidad muchas personas que no saben
nada de matemáticas, no sólo pueden comprender este concepto sino que lo manejan correctamente en
su actividad cotidiana por necesidades de la vida. Miremos un ejemplo.

En un supermercado se venden 4 marcas, C, F, P y S de salsa de tomate, en 3 tamaños de envases, frasco


pequeño, mediano y grande. Una señora coge, sin vacilar, un frasco grande de la marca F. Le pregunto:
“¿Por qué escogió precisamente ese frasco entre los muchos frascos de salsa de tomate que están en el
estante?” Ella me contesta: “Me gusta el producto de la marca F; además, creo que el tamaño grande es
más económico”. Le pregunto de nuevo: “¿Por qué escogió ese preciso frasco, sin vacilar, entre los
muchos (por lo menos hay más de diez en el estante) de la misma marca y del mismo tamaño?” Entonces
ella me contesta, mirándome desdeñosamente: “cualquier frasco de la misma marca y del mismo tamaño
me da lo mismo, ¡bobo!”

1
Este hermoso artículo del maestro Yu Takeuchi fue publicado por él en diciembre de 1983, en el número 29 de la revista
MATEMÁTICA, ENSEÑANZA UNIVERSITARIA. (En esa época, esta revista se editaba en la Universidad Nacional de Colombia, Sede
Bogotá). En el mismo número se encuentran otras tres joyas de la historia de las matemáticas en Colombia. El ejemplar que tengo
conmigo se me había refundido, pero hoy que lo volví a encontrar quise compartir la dicha: lo transcribí, procesé un poco las
imágenes, cuidándome de mantener los trazos hechos por el maestro y lo entrego a los lectores actuales obedeciendo a la política
de su autor: “Puede ser reproducido… sin fines comerciales anotando la fuente de referencia”. Óscar Alfonso - 2016.
¿Acaso, todos los frascos de la misma marca y del mismo tamaño son “iguales”? Evidentemente no, ¡son
unidades distintas! Más precisamente, en el conjunto de todos los frascos de salsa de tomate que hay en
el supermercado (hay miles) dos frascos son dos elementos distintos del conjunto aunque sean de la
misma marca y del mismo tamaño; no hay dos frascos iguales, ya que son dos unidades distintas,
¡posiblemente uno contiene 0,001 gramos más que el otro! La frase “Lo mismo” de la señora se refiere
evidentemente a un cierto tipo de igualdad diferente a la igualdad entre los elementos del conjunto de
frascos: “igualdad para su uso”, o “igual para su vida”. A los usuarios del supermercado no les importa la
igualdad en el conjunto de los frascos, evidentemente para ellos “dos productos son iguales si son de la
misma marca y del mismo tamaño”. Con el fin de evitar las ambigüedades del significado de la palabra
“igual” decimos que dos frascos a y b son “equivalentes” para los usuarios (en lugar de decir que son
iguales) cuando nos referimos a esta nueva igualdad; o sea si son de la misma marca y del mismo
tamaño, y esto se denota por:
Frasco a ~ Frasco b
La relación “~” es una relación de equivalencia sobre el conjunto de todos los frascos de salsa de tomate
del supermercado, la cual se establece por las dos condiciones:
(i) Ser de la misma marca, y
(ii) Ser del mismo tamaño.

Con el fin de facilitar la escogencia de la mercancía por los usuarios, los frascos de la misma marca y del
mismo tamaño siempre se colocan juntos agrupados en el mismo sector del estante del supermercado.
Estas agrupaciones de frascos de las “mismas” mercancías para los usuarios (o más precisamente, las
agrupaciones de las mercancías equivalentes se llaman “clases de equivalencia”. De esta manera, todos
los frascos de salsa de tomate en el supermercado (hay miles) están clasificados en 12 clases distintas.
1. Marca C, tamaño pequeño 2. Marca C, tamaño mediano
3. Marca C, tamaño grande 4. Marca F, tamaño pequeño
5. Marca F, tamaño mediano 6. Marca F, tamaño grande
7. Marca P, tamaño pequeño 8. Marca P, tamaño mediano
9. Marca P, tamaño grande 10. Marca S, tamaño pequeño
11. Marca S, tamaño mediano 12. Marca S, tamaño grande.
Como cada clase de equivalencia está formada por las “mismas” mercancías para los usuarios, el cliente
puede escoger “cualquier unidad” de la “clase preferida”, facilitando de esta manera la compra del
mercado.

En las tiendas pequeñas, donde no hay suficiente espacio para colocar toda la mercancía en el mostrador
de la tienda, ¿Qué hace el tendero para exhibir la mercancía que posee? El tendero coloca en el estante
solamente “una muestra” de cada “clase” de mercancía, y guarda el resto en la bodega. De esta manera,
en el mostrador basta colocar apenas 12 frascos “distintos” de salsa de tomate como muestra de 12
clases de equivalencia distintas. Cuando un cliente pida un frasco indicando la muestra preferida, el
tendero lo saca de la bodega y se lo entrega. En términos matemáticos, se llama “representante de la
clase” en lugar de “muestra”; así que cualquier elemento de una clase de equivalencia sirve como
“representante” de la clase.

En el conjunto de los frascos de la salsa de tomate, podemos pensar en otros tipos de relación de
equivalencia, así:

 Para aquellos usuarios a quienes no les interesa la marca del producto, la distinción de la
mercancía solo se hace por el tamaño; para ellos dos frascos a y b son “equivalentes” si son
del mismo tamaño no importa cuál sea su marca; o sea, a ~ b si “el tamaño del frasco a es
igual al tamaño del frasco b”. Esta relación de equivalencia se establece por una condición:
(i) Ser del mismo tamaño.
De acuerdo con esta nueva relación de equivalencia, el conjunto de todos los frascos está
clasificado solamente en tres clases:
1. La clase de los frascos pequeños
2. La clase de los frascos medianos
3. La clase de los frascos grandes.

 Para los compradores de salsa de tomate a quienes solo les importa la marca del producto sin
importarles el tamaño, dos frascos a y b son “equivalentes” si son de la misma marca:
a ~ b si “la marca del frasco a es igual a la marca del frasco b”
De acuerdo con esta nueva relación de equivalencia diferente a las anteriores, los frascos
están clasificados en 4 clases distintas:
1. La clase de los frascos de la marca C
2. La clase de los frascos de la marca F
3. La clase de los frascos de la marca P
4. La clase de los frascos de la marca S. ■

Como hemos observado en el ejemplo anterior, en un conjunto dado, cuando se necesite establecer un
cierto tipo de “igualdad para un determinado propósito”, se introduce “una relación de equivalencia”
definida por algunas condiciones específicas de acuerdo con su propósito. En otras palabras, la relación
de equivalencia es un medio de legalizar “una igualdad de uso práctico” diferente a la igualdad individual
entre elementos del conjunto tratado. Se ve que las personas ignorantes de las matemáticas también
manejan correctamente el concepto de “relación de equivalencia” en la vida cotidiana, con el cual un
conjunto que contiene muchos elementos se reduce a cierto número de “clases” distintas fáciles de tratar.
Entonces ¿por qué solamente los estudiantes de matemáticas no pueden comprender (¡mucho menos
pueden manejar!) este tema tan práctico? La respuesta es evidente, el vicio de interpretar todo concepto
por medio de método “conjuntista” está causando graves daños en la formación intelectual de los
alumnos. Definir una relación de equivalencia en un conjunto A como un subconjunto R del producto
cartesiano A x A es elegante, pero este método conjuntista no nos conduce a la verdadera comprensión
del concepto, haciendo perder la motivación y la visión global del hecho; tampoco nos ofrece facilidad
para poder manejar “la relación de equivalencia” Como una herramienta útil en el desarrollo de las
teorías matemáticas.

La mayoría de los conceptos importantes de las matemáticas se originan en fenómeno de la naturaleza, o


de la vida cotidiana; la formalización excesiva del concepto, sin ofrecer una motivación y una visión global
del tema, con el afán de dar mayor elegancia, es la principal causa de que los estudios de matemáticas
sean inaccesibles y eso trae críticas generales (muy razonables) tales como: “para qué sirven las
matemáticas”, “las matemáticas son solamente para los superhombres”, “los matemáticos solo tratan de
complicar la vida”, etcétera. ■

Observación: En realidad, los matemáticos son menos fanáticos que otros profesionales (médicos,
economistas, abogados, etcétera) en el uso de “lenguaje profesional”; se acostumbra emplear lenguaje
común, en vez de utilizar términos matemáticos, tales como “equivalencia”, “clase”, “representante”,
cuando hay lugar a confusión. Por ejemplo, dicen comúnmente: “un número racional es el cociente de
dos números naturales (n/k)”, “los números 1/2, 2/4, 3/6, 7/14 todos son iguales”. En forma teóricamente
correcta, si se quiere introducir los números racionales, hay que considerar primero el conjunto A de
todos los “cocientes” de los números naturales:

𝑛
𝐴 = { |𝑛, 𝑘 𝜖 N}
𝑘

Y luego se establece una relación de equivalencia “~” en A, así:

𝑛 m
~ si y sólo si 𝑛 ∙ 𝑏 = 𝑚 ∙ 𝑘
𝑘 b

De manera que un número racional es una clase de equivalencia sobre A, por lo tanto debemos decir “la
clase de equivalencia representada por el cociente 1/2” en lugar de hablar de “el número 1/2. Tampoco
es correcto decir “los cocientes 1/2, 2/4, 3/6, 7/14 son todos iguales”, sino que debería decirse: “los
cocientes 1/2, 2/4, 3/6, 7/14 son todos representantes de la misma clase de equivalencia”. Sin embargo,
este tipo de rigor exagerado en el lenguaje nunca se usa, ni siquiera entre los más fanáticos.

Observación 2: Con el fin de probar si los estudiantes comprenden correctamente la interpretación


conjuntista del concepto de relación de equivalencia, he realizado varias veces el siguiente experimento.
Abro mi tienda de salsa de tomate, colocando en el tablero muchos frascos de varias marcas y diversos
tamaños de salsa de tomate (naturalmente son modelos hechos en cartulina).
Dibujo un paréntesis grande en el tablero, cojo un “frasco” de
Fig. 2
la marca F de tamaño grande y lo coloco en el primer puesto
del paréntesis (Ver figura 2). Luego, pido a los estudiantes que
completen la pareja ordenada del tipo (a, a), con el fin de
probar la reflexividad de la relación de equivalencia
determinada según la marca y tamaño. Los estudiantes cogen
un frasco de la marca F de tamaño grande, que aún quedan
en mi tienda, y lo colocan en el segundo puesto del paréntesis
(en el puesto marcado con “?”); me afirman que esta es la pareja ordenada del tipo (a, a) La pareja
ordenada por los estudiantes es evidentemente del tipo (a, b) donde a y b son de la misma marca y del
mismo tamaño ( o sea, a y b son equivalentes), y de ninguna manera ésta es del tipo (a, a). Insisto en que
completen la pareja ordenada del tipo (a, a) mencionando el error cometido por ellos, entonces me dicen
que “es imposible formar la pareja ordenada del tipo (a, a) puesto que ya había utilizado el frasco «a»
con el cual se está ocupando el primer puesto del paréntesis, y ya no queda el frasco «a» en mi tienda”.

Presentado con el método conjuntista el concepto de relación de equivalencia, se habla de la ley


reflexiva; o sea (a, a) R donde aparece la expresión “la pareja ordenada (a, a)”, la cual nadie puede
construir en la vida real. Todos somos capaces de imaginar cosas con base en hechos visibles, pero las
personas comunes no pueden comprender la teoría abstracta sin poder ver los hechos de los cuales se
origina y se abstrae dicha teoría.

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