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Biografía orante
¡Dichosa tú!
La Iglesia te ha reconocido como mujer llamada a ayudar a muchos
a vivir el misterio de la Trinidad que nos habita.
¡Qué cerca te sentimos, Isabel!
¡Cómo despiertas la belleza y dignidad de cada ser humano!
¡Eres nuestra amiga! ¡Gracias!
Isabel de la Trinidad
Vigilias - CelebracionesIsabel de la Trinidad: Vivamos de amor
Vivamos de amor Sólo él puede saciar nuestro corazón... Hagamos que todo
calle, para escucharle sólo a Él. Dios en mí, yo en Él, he ahí mi vida... Todo lo
hago con El. Vivamos con Dios como con un amigo. En el Carmelo el corazón se
dilata y sabe amar mejor. He hallado mi cielo en la tierra pues el cielo es Dios y
Dios está en mi alma. Cuanto más cerca se vive de Dios más se ama. Mi ideal
consiste en ser la Alabanza de su gloria. He hallado mi cielo en la tierra pues el
cielo es Dios y Dios está en mi alma. ¡Oh milagro de amor, amor sin sentido de
todo un Dios!
Texto completo en el Doc. PDF: ISABEL DE LA TRINIDAD: VIVAMOS DE AMOR
Santa Isabel de la Trinidad
Canonizada el 16.X.2016
Celebramos su fiesta el
8.XI.
El CIPE ofrece una serie de
RECURSOS ORANTES para celebrar
el don de Dios a su Iglesia en la
persona de Isabel de la Trinidad.
Los puedes descargar de los
enlaces siguientes:
Testimonio isabel de la trinidad de CIPE. El
Carmelo
https://www.slideshare.net/charogilbenito/testimonio-isabel-de-la-trinidad
¡DÉJATE AMAR!
SANTA ISABEL DE LA
TRINIDAD. CELEBRACIÓN ORANTE
pdf
ASÓMATE!
En la canonización de ISABEL DE LA TRINIDAD (16-X-
2016) pdf
Escritos de Isabel de la Trinidad
J.M † J.T.
Queridísima hermana:
Había preparado esta estampita para ti. Pensaba llevártela el domingo al Carmelo, pero no me ha
sido posible. Esta mañana la hermana Gertrudis me entregó tu querida cartita. ¡Qué pena, hermana,
que no pueda ir a verte2! Al menos mi corazón no se aleja de ti, bien lo sabes ¿no?
Jesús quiso, hace un año, que nuestras almas se encontrasen; Él fue quien nos unió tan íntimamente.
¡Ése es el secreto de nuestro profundo afecto! Hay algo muy íntimo entre nosotras. El viernes pasado
se lo decía yo a nuestra Madre, hablándole de ti.
Querida hermanita, déjate cuidar, no seas imprudente, ¡hazlo por Él! ¡Qué bueno es nuestro
Prometido, sí, qué bueno es! Y cuando nos prueba, parece, ¿no es cierto?, que está todavía más
cerca y que la unión es más íntima. ¿Sabes?, nosotras somos sus víctimas, Él nos marca con el sello
de la Cruz para que nos parezcamos más a Él. ¡Ah, cómo te ama, querida Margarita, a ti a quien se
complace en ponerte en su Cruz! Hay trueques de amor que sólo en ella pueden comprenderse...
Voy a confiarte una cosa: ¿Sabes?, me parece que Él es nuestra Águila divina3 y nosotras somos las
presas de su amor. Él nos coge, luego nos pone sobre sus alas y nos lleva muy lejos, muy alto, a esas
regiones en las que al alma y al corazón les gusta perderse... ¡Sí, dejémonos coger, vayamos adonde
Él quiera! Un día, nuestra Águila adorada nos hará entrar en esa patria por la que suspiran nuestros
corazones. ¡Ay, qué felicidad, hermanita, qué bien estaremos allí! Pero mientras quiera dejarnos
aquí en la tierra, amemos, amemos todo lo que podamos, vivamos de amor, queridísima hermanita.
Es lo que te deseo en el día de tus veinte años, mandándote un abrazo tan grande como mi amor.
M. Isabel de la Trinidad
J.M. † J.T.
Mamaíta querida:
Te envío todo mi corazón como ramillete para tu santo1. ¿Verdad que no nos hemos
separado y que sientes muy bien a tu hijita muy cerca de su querida mamá? Si vieses
cuánto hablo de ti con mi Amado... ¡Creo que tienes que notarlo! Me alegra mucho que
comulgues con más frecuencia. Ahí, mamaíta, encontrarás fuerzas. ¡Es tan hermoso
pensar que después de la comunión tenemos a todo el cielo en nuestra alma, excepto por
la visión beatífica!
Tu carta, o mejor vuestras cartas, me han hecho tan feliz... Quizás me haya alegrado
demasiado, pero Dios, que tiene un corazón tan tierno, me entiende perfectamente y creo
que no está en absoluto enfadado conmigo.
Todos vuestros detalles me interesan, pero casi voy a montar en cólera contra ese buen
Koffman que os tiene confinadas en ese chalet... Disfrutad mucho de ese hermoso país2,
que la naturaleza nos lleva a Dios. ¡Cómo me gustaban esas montañas! Me hablaban de
Él. Pero, mirad, queridas mías, los horizontes del Carmelo son aún mucho más hermosos:
¡son el Infinito...! En Dios, yo tengo todos los valles, todos los lagos, todos los paisajes.
Dadle gracias a diario en mi nombre: mi porción es demasiado hermosa y mi corazón se
derrite de gratitud y de amor. No tengáis celos, os quiero tanto... Le pido que se adueñe de
vosotras como se ha adueñado de mí.
Tengo tantas cosas que contarte, que no sé por dónde empezar. El lunes por la noche,
durante la recreación, llegó sin avisar Nuestra Madre3, ¡imagínate qué sorpresa! Yo la vi
sólo un momento, pues volvió a marcharse al día siguiente a las 2, llevando consigo a dos
de nuestras hermanas. Volverá el lunes. La encontrarás a tu regreso. Vino solamente para
dar ayer el velo a una de las hermanas. Y mira qué celillos: me alegré mucho de que no
fuera la Madre supriora4 quien hiciera la ceremonia, pues quiero ser yo la primera [a quien
se lo dé]. Es muy buena y la quiero mucho. Hablamos juntas de vosotras. Puedes estar
tranquila, pues te aseguro que me cuida.
Esta mañana, día de mi primer ayuno5, me han hecho tomar algo, cosa que con toda
seguridad no habría hecho si no hubiese estado aquí. Esta mañana, mi Madrecita me ha
dejado ir a la oración. Así que me desperté al primer toque, a las 5 menos cuarto6; tenía
miedo de no estar lista en un cuarto de hora, así que imagínate lo contenta que me puse
cuando, al llegar al coro, ¡vi que era yo la primera...!
Soy la camarerita de Jesús: todas las mañanas, antes de la misa, arreglo el coro. Hoy he
adornado un altarcito de la Virgen que hay en el antecoro. Mientras ponía unas flores a los
pies de nuestra Madre del cielo, le he hablado de ti: le he pedido que cogiera todas esas
flores, que hiciera con ellas un precioso ramo y que te lo llevara de parte de tu Sabel.
Como prueba terrible, hubo que componer unas coplas para la toma de velo, y anoche
tuve que cantarlas en la recreación. Temblaba..., lo cual es bien ridículo pues las
hermanas son tan caritativas que mi obra les ha parecido todo un éxito. María Luisa, a la
que tanto le gusta ver cómo me pongo colorada, habría tenido una buena ocasión de ver
mi timidez puesta a prueba. La Madre supriora me da permiso para enviarte esas coplas,
¡te divertirán!
Adiós, mamá querida, me imagino que estarás contenta con esta carta tan larga. Para
concluir, duermo como un lirón, tengo un apetito excelente, la comida es muy refrescante y
apropiada para mi temperamento. ¡Qué feliz soy, mamaíta! Gracias una vez más por
haberme entregado a Dios. Te estrecho contra mi corazón y te abrazo junto a Jesús, que
sonríe al vernos.
Tu Sabel.
Vigilias - Celebraciones
«Dios nos ha sentado en el cielo con Cristo Jesús para mostrar a los siglos
venideros las riquezas de su gracia» [Ef 2,6-7]. «Vosotros ya no sois huéspedes ni
extranjeros, sino que sois miembros de la Ciudad de los santos y de la Casa de
Dios» [Ef 2,19]. La Trinidad: he ahí nuestra morada, nuestro «hogar», la casa paterna
de donde nunca debemos irnos.
http://isabeldelatrinidad.com/