Juan Carlos Mandujano
Socio de PwC
LA CULTURA DE LA INFORMALIDAD
Que más personas naturales y jurídicas se formalicen y p a g u e n impuestos no
solo es clave desde el punto de vista fiscal.
oy, la informalidad es uno
H
de los principales temas en
discusión gracias al debate
• • • • • generado en la propuesta del
nuevo gobierno. Qué duda cabe, este es
uno de los principales problemas y trabas
de desarrollo en el Perú, que tiene a 11,5
millones de personas, un 73% de la pobla-
ción económicamente activa ocupada, en
estatus informal.
Este gobierno ha identificado que es
fundamental lograr que más personas na-
turales y jurídicas se formalicen y paguen
impuestos. Esto no solo es clave desde un
punto de vista fiscal, sino que permite que
se generen externalidades positivas dado
el acceso al crédito generado y la incorpo-
ración a la economía formal. Ello, a su vez,
favorece el crecimiento económico, el desa-
rrollo social y el dinamismo de la actividad
económica en todos sus frentes. Realmente
un gatillador económico y social.
A fin de contribuir con el debate, qui-
siera reflexionar acerca de hechos concretos
de nuestra vida diaria que contribuyen y
alimentan una cultura de informalidad en
nuestro país. Es así que me pregunto cuán-
tas veces hemos escuchado: ¿por qué paga-
mos impuestos y qué recibimos a cambio?
O: ¿en qué se gastan los ingresos recaudados
por impuestos? Al menos yo, he escuchado
mucho sobre el tema, particularmente en
¿Cuántas veces hemos
escuchado: por qué
pagamos impuestos y qué
recibimos a cambio? ¿En
qué se gastan los ingresos
recaudados por
impuestos? Poco se sabe
sobre la respuesta a estas
preguntas.
personas naturales y ambientes informales.
La verdad es que poco se sabe, en cuanto a
personas alejadas de los vaivenesfiscalesdel
país, sobre la respuesta a estas preguntas.
Y, ciertamente, si buscamos como país que
más personas ingresen al mercado formal
y paguen impuestos, es fundamental que
se sepa en qué se invierten los recursos
fiscales. Existen casos exitosos al respecto
y el beneficio inmediato de rendir cuentas
del presupuesto es acercar el Estado a la
población, y que esta entienda la relevan-
cia y responsabilidad implícita en pagar
impuestos, pues es lo que permite gestionar
y desarrollar Estado.
Y es en este punto donde hay mucho
que trabajar. Pues si bien la recaudación
tributaria, por ejemplo del impuesto
general a la ventas (IGV) o el impuesto a
la renta (IR) son lideradas por el gobierno
central, el día a día de los ciudadanos está
muy vinculado al entorno operado por los
gobiernos locales, es decir, las municipali-
dades o incluso los gobiernos regionales.
Desde el punto de vista del gobierno
central, las principales demandas están
vinculadas a seguridad, salud y educación,
todos temas perceptibles en el día a día
de quienes buscan estos servicios básicos.
Desde el punto de vista de los gobier-
nos locales, es donde la brecha se abre a
prácticamente el día a día, y es allí donde el
trabajo debe ser mucho más minucioso.
¿Cómo pensar en ser formal si vivi-
mos en medio de una cultura informal?
Repasemos: i) queremos usar transporte
público y nos encontramos con las combis
que operan con papeletas y con unidades
viejas, pertrechas y contaminantes; ii) nos
movemos alrededor de distritos con pistas
sin asfaltar o maltratadas, no bien mante-
nidas, o en medio de obras en las que se
avanza a paso de tortuga; iii) nos move-
mos en medio de ciudades que imploran
planificación, ver los centros históricos de
Lima o de algunas provincias como Are-
quipa, es presenciar el caos, congestión
vehicular y desorden... Podría enumerar
muchos ejemplos más, y la pregunta que
me hago es: ¿cómo exigir formalidad
si vivimos en medio de su ausencia? El
problema es mucho más grave y va más
allá del tema tributario. Q