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FISIOPATOLOGIA DE DIABETES

La diabetes mellitus es una enfermedad metabólica caracterizada por un defecto en la


regulación de la glucemia por la insulina. En la actualidad, la prevalencia de diabetes es alta
en la población mexicana, ocupando el segundo lugar en las principales causas de
mortalidad. La diabetes comúnmente se clasifica con base en el origen que la desencadena,
por lo cual existe la diabetes tipo 1, tipo 2, entre otras.

La fisiopatología de la enfermedad involucra un deterioro progresivo de la integridad de las


células B pancreáticas encargadas de la secreción de insulina en respuesta al incremento de
la glucemia. La muerte celular como consecuencia de la hiperglucemia es un proceso
común en los diferentes tipos de diabetes, y el esclarecimiento de los mecanismos
involucrados en dicho proceso permitirá el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas
útiles para prevenir el daño e incluso revertir la pérdida de la masa celular en pacientes con
diabetes avanzada.

La diabetes mellitus pertenece a un grupo de enfermedades metabólicas y es consecuencia


de la deficiencia en el efecto de la insulina, causada por una alteración en la función
endocrina del páncreas o por la alteración en los tejidos efectores, que pierden su
sensibilidad a la insulina. Los islotes pancreáticos están constituidos por cuatro tipos
celulares: células beta, α, y PP o F, las cuales sintetizan y liberan hormonas como insulina,
glucagón, somatostatina y el polipéptido pancreático, respectivamente.

Durante la diabetes mellitus, la glucemia se eleva a valores anormales hasta alcanzar


concentraciones nocivas para los sistemas fisiológicos, provocando daño en el tejido
nervioso (neuropatías), alteraciones en la retina (retinopatía), el riñón (nefropatía) y en
prácticamente el organismo completo, con un pronóstico letal si no se controla. La diabetes
mellitus representa un grave problema de salud pública. Su incidencia oscila entre el 1-2%
de la población mundial. El tipo más frecuente es la diabetes no insulinodependiente
(DMNID), o tipo 2.

Según el INEGI, en el 2010 fue la segunda causa de muerte en mujeres y varones en


México: en ese año se registraron 592,018 defunciones, cuyas principales causas fueron las
enfermedades del corazón (105,144), la diabetes mellitus (82,964) y los tumores malignos
(70,240). La mortalidad es más prevalente en mujeres (43,267) que en hombres (39,692).
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2012 muestra que se incrementó
la prevalencia de diabetes hasta en 9.1% en la población mexicana, principalmente en
mujeres con más de 40 años. El estudio de esta enfermedad se ha convertido en una
prioridad, dadas su prevalencia y complejidad. En esta revisión se estudian algunos
mecanismos que se alteran durante la diabetes, como la secreción de insulina y la
señalización del receptor para insulina, además de aquéllos que participan en la pérdida de
la integridad de las células betas pancreáticas. Los nuevos hallazgos en relación con la
muerte de las células β han permitido explorar el diseño de nuevas estrategias para
determinar el pronóstico de la enfermedad, así como el diseño de nuevas terapias para
impedir la muerte de las células beta y, posiblemente, la terapia celular para suplantar y
revertir el proceso patológico.

La diabetes tipo 1, también conocida como diabetes insulinodependiente, inicia


comúnmente desde la infancia y se considera una enfermedad inflamatoria crónica causada
por la destrucción específica de las células beta en los islotes de Langerhans del páncreas.
Como ya se sabe, estas células tienen como función primordial la secreción de insulina en
respuesta al incremento en la glucemia. Existen distintas causas por las cuales puede ocurrir
la destrucción de los islotes: virus, agentes químicos, autoinmunidad cruzada o, incluso,
una predisposición génica. Durante la etapa previa al inicio de la diabetes tipo 1, en el 80%
de los individuos se detectan anticuerpos contra antígenos citoplasmáticos o membranales
de las células betas pancreáticas como la descarboxilasa del ácido glutámico, la proteína de
choque térmico, y contra insulina.

Sin embargo, la mayor susceptibilidad para desarrollar diabetes tipo 1 se encuentra en los
genes del antígeno leucocitario humano del cromosoma 6, que contribuyen con el 50% del
riesgo, y son asociados algunos polimorfismos genéticos en los sitios de unión del péptido.
Mediante la identificación de estos anticuerpos en personas sanas, se establece el riesgo de
desarrollar la enfermedad; por ejemplo, la presencia de anticuerpos contra insulina confiere
un riesgo pequeño, mientras que la combinación de anticuerpos contra células de los islotes
o contra insulina representa un riesgo alto para desarrollar diabetes tipo 1.
La obesidad mórbida se asocia con el desarrollo de diferentes enfermedades, entre las que
destacan la diabetes y la hipertensión. La obesidad es una consecuencia de la ingesta
continua y desregulada de alimento rico en contenido energético que no es aprovechado
como consecuencia de una baja actividad metabólica y/o sedentarismo, por lo tanto, se
almacena y acumula en tejido graso. Durante esta situación, el páncreas tiene una
hiperactividad por la concentración alta y constante de glucosa en sangre, con una secreción
de insulina elevada para conservar la glucemia en niveles normales. Las causas que
desencadenan la diabetes tipo 2 se desconocen en el 70-85% de los pacientes; al parecer,
influyen diversos factores como la herencia poligénica (en la que participa un número
indeterminado de genes), junto con factores de riesgo que incluyen la obesidad,
dislipidemia, hipertensión arterial, historia familiar de diabetes, dieta rica en carbohidratos,
factores hormonales y una vida sedentaria. Los pacientes presentan niveles elevados de
glucosa y resistencia a la acción de la insulina en los tejidos periféricos. Del 80 al 90% de
las personas tienen células beta sanas con capacidad de adaptarse a altas demandas de
insulina (obesidad, embarazo y cortisol) mediante el incremento en su función secretora y
en la masa celular. Sin embargo, en el 10 al 20% de las personas se presenta una deficiencia
de las células beta en adaptarse, lo cual produce un agotamiento celular, con reducción en
la liberación y almacenamiento de insulina.

La diabetes tipo 2 se asocia con una falta de adaptación al incremento en la demanda de


insulina, además de pérdida de la masa celular por la glucotoxicidad. Sin embargo, el
receptor a insulina presenta alteraciones en su función. Cuando la insulina se une a su
receptor en células del músculo, inicia las vías de señalización complejas que permiten la
translocación del transportador GLUT4 localizado en vesículas hacia la membrana
plasmática para llevar a cabo su función de transportar la glucosa de la sangre al interior de
la célula. La señalización del receptor termina cuando es fosforilado en los residuos de
serina/treonina en la región intracelular para su desensibilización, y finalmente esto permite
la internalización del receptor.

TRATAMIENTO NUTRICIONAL

Los pacientes con diabetes tipo 2 tienen resistencia a la insulina y existe una falla de su uso
adecuado, junto con una deficiencia relativa. Tienen deterioro progresivo de las células
beta. Estos pacientes suelen tener sobrepeso, antecedentes familiares de diabetes y ser
sedentarios. La obesidad durante más de diez años es un factor importante. Si la
acumulación de grasa se observa en la parte superior del cuerpo (androide) está más más
estrechamente relacionada con este tipo de diabetes que la obesidad de la parte inferior del
cuerpo (ginecoide). El riesgo es mayor cuando hay adiposidad central. Los hombres sanos
que beben cantidades moderadas de alcohol tienen menos riesgo de diabetes tipo 2 que los
hombres que no beben alcohol o que lo hacen en grandes cantidades. El mejor control de la
glucosa sanguínea reduce el riesgo de retinopatía y quizá neuropatía. El control de la
presión arterial reduce de manera significativa los accidentes vasculares cerebrales, la
insuficiencia cardiaca y la pérdida de la visión. El tratamiento médico nutricional favorece
mejores resultados médicos y clínicos de la diabetes; para ello, es indispensable vigilar la
glucosa y la hemoglobina glucosilada, los lípidos, la presión sanguínea y el estado renal.

El cálculo del gasto energético total es de 30 kcal/kg para una persona de peso normal, 25
kcal/kg para personas con sobrepeso y 35 kcal/kg para las de bajo peso. O, bien, para
perder peso se recomienda una restricción calórica moderada (de 250 a 500 kilocalorías
menos de la ingestión promedio diaria calculadas en el plan de alimentación), acompañada
por ejercicio. La disminución de peso moderada en un paciente obeso es de 5 a 9 kg, sin
importar el peso inicial; con ello se reduce la hiperglucemia. La ingestión dietética
recomendada de hidratos de carbono es de 55 a 65% del total de la energía. Deben incluirse
principalmente polisacáridos como granos enteros, leguminosas y vegetales; la
recomendación de monosacáridos y disacáridos es menor de 40 g/día, de preferencia frutas
y vegetales, que deberán ingerirse con moderación. La ingestión dietética recomendada de
proteína es de 12 a 16% del total de la energía. Si el consumo de alimentos de origen
animal es elevado se provoca hiperfiltración renal, lo que favorece la aparición de
nefropatía diabética. La ingestión dietética recomendada de lípidos es de 30% del total de la
energía; menos de 10% debe provenir de grasa saturada y trans, grasa mono insaturada de
12 a 15%, poliinsaturada menor de 10% y colesterol menor de 200 mg al día. El alto
consumo de colesterol y grasa saturada está relacionado con el incremento en el riesgo de
enfermedades cardiovasculares.
REFERENCIAS

- Morales JA, García BA, Madrigal EO, Ramírez C. Diabetes. 1ª ed. México: UAEH,
2008;p:207-380
- Artículo de la Asociación Americana de Diabetes. Nutrición basada en la evidencia.
Principios y recomendaciones para el tratamiento y prevención de la diabetes y
complicaciones relacionadas. Cuidado de la diabetes. 2002; 25: S51: S60
- Scielo- González Suárez RM, Perich Amador P, Arranz Calzado C. Heterogeneidad de los
trastornos metabólicos de las etapas iniciales de la diabetes mellitus 2. Rev Cubana
Endocrinol. 2009 [citado 20 de Septiembre de 2009]

DANIELA GUADALUPE OSORIO MARTINEZ

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