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En todo matrimonio, se dan situaciones difíciles, causantes de problemas que, si no se solucionan, pueden causar
heridas.
Por eso es tan importante aprender a perdonar y pedir perdón.
Muchas de las heridas en el matrimonio se van dando con el correr de los años y generan resentimientos.
Puede que, en medio de una crisis, alguno de los cónyuges busque afuera lo que no encuentra en el matrimonio,
generando así heridas mayores.
Por lo general, cuesta perdonar todas las heridas, aunque la infidelidad y la violencia de género son más difíciles.
Algunos pasos que se pueden dar para alcanzar el perdón como pareja:
1.- Como esposo/a, es necesario examinar nuestra propia vida, perdonarnos a nosotros mismos, aceptar el perdón de
Dios, por nuestros pensamientos y actitudes negativas.
2.- Al tomar conciencia de estas actitudes, hay que trabajar con nuestro cónyuge sobre ellas, con una gran apertura al
diálogo y al cambio.
3.- Dialogar empáticamente desde los sentimientos.
4.- No volver al pasado, ya que se resiente lo que ya pasó.
El perdón es un ingrediente esencial del matrimonio, trae como beneficios: la sanación gradual de uno mismo y el
fortalecimiento de la relación.
Perdonar no es olvidar, si no recordar con otros ojos.