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Cuando ser espiritual no significa nada.

Frecuentemente me pregunto qué significa ser espiritual y si eso conlleva algo específico,
porque la verdad es que no encuentro en el mundo una capacidad de amar y mejorar la
existencia que me hagan pensar realmente en un mundo lleno de seres de luz o espirituales. El
despertar de la consciencia no es por sí mismo garantía de mejoramiento, o bien, no ha llegado
en realidad el despertar de la consciencia y todo lo que creemos que lo es, es simplemente una
fantasía que nos inventamos para sentirnos mejor con nosotros mismos. Donde hay caos, falta
luz, y nadie podría decir que no hay caos en el mundo. Ni siquiera podemos decirlo de nuestras
propias vidas.

Ser Espiritual es más un proceso de búsqueda que un estado. Nunca acaba y nunca comienza,
porque el ser humano per se tiene un instinto de búsqueda de algo más allá de lo que ve, la
búsqueda de sentido. Todo lo que hay dentro del ser humano puede ser espiritual, sus
emociones, sus estupideces, sus defectos y virtudes. Su manera de buscar que hay algo más allá
del azar que unifique todo en un fundamento ontológico al que le pone nombres como Dios,
diosa, inteligencia, universo, o lo deja sin uno, pero lo sigue poniendo al frente de sus decisiones
y de su interpretación de la realidad.

No podemos condicionar, entonces, la búsqueda de lo espiritual a la capacidad de desprenderse


simplemente de todo lo que es físico. La búsqueda de respuestas simples a los apremios del
diario vivir y el entendimiento de los procesos del universo de manera animal también son parte
de la perfección del ser. En el estado animal, hacemos lo que la mayoría de las especies han
hecho por miles de años, nos dejamos guiar por el mundo y de esa forma primitiva también
somos uno con él. Sus políticas son claras y manejables: comer, dormir, reproducirse,
protegerse. La naturaleza no va contra la creación, muy por el contrario, a ella no le cuesta
esfuerzo ser parte del organismo mayor. El ser humano, la especie que es capaz de desprenderse
de su naturaleza animal es la más salvaje con el mundo que todo el resto de las especies “menos
evolucionadas” que no lo hacen y no podemos ignorar esa realidad.

Y también tenemos esta capacidad de pensamiento abstracto que ha de cumplir una función
importante en la creación, o no existiría, simplemente. Esta capacidad que al desarrollarse por
miles de años me permite hoy escribir estas líneas. Esta capacidad nos permite entender la
realidad de una manera diferente, crear tecnología, superarnos y mejorarnos a través de un
trabajo duro y exigente. Nos permite generar expresiones artísticas, recursos simbólicos,
expresar emociones, generar cultura. Somos la especie que puede salir al espacio o crear
implementos para observarlo y obtener de él información, que puede cavar dentro de la tierra,
ir dentro del océano. Somos una especie que se ha extendido por toda la tierra y nuestra
capacidad intelectual y comunicativa nos hace la única que puede conocer toda la tierra,
aprender sobre personas del otro lado del mundo y conectar con su realidad a pesar de nunca
haber estado ahí físicamente. ¿No es eso acaso una gran tarea?

Ser espiritual entonces no es ser menos animal, por el contrario, es ser más animal. Lo que
debemos dejar de ser es bestias, monstruos egoístas que se creen el centro del universo y que
viven bajo la lógica del miedo y la ignorancia.

Estoy convencida, luego del trabajo espiritual realizado durante los últimos 20 años, de que uno
nunca recibe “la iluminación” como algo definitivo. Lo que recibe son paquetes de luz que te
corrigen, que te hacen comprender las cosas de una manera diferente y que se acumulan
eternamente, porque la luz es infinita y trasciende tiempo y espacio. No habrá un ser humano
individual que reciba la luz completa. Así, la iluminación mía depende de la de ustedes, y la de
ustedes depende de la mía. El gesto que lo cambia todo puede venir de cualquier sitio y de
cualquier ser vivo o inerte. Por eso mismo me parece absurdo pensar que debemos aislarnos del
mundo porque somos “espirituales”, muy por el contrario, debemos estar más en el mundo,
para poder absorber y elevar todo eso que está ahí esperando por nosotros. El detalle está, en
hacerlo con la consciencia correcta, la consciencia de ver la luz allí y rescatarla, no la de creer
que soy superior y que es un sacrificio por mi parte estar allí, que soy tan bueno que soy capaz
de renunciar a mi pureza para ensuciarme un poco con los débiles.

Porque finalmente, es la consciencia y no el hecho, lo que distingue lo sagrado de lo profano. Es


el por qué hago las cosas, qué busco, lo que determina qué encuentro. Si busco luz, encuentro
luz, no importa si es en el palacio del rey o en el vertedero, es más, el vertedero se transforma
en el palacio del rey para mí con la consciencia correcta, el dolor se transforma en felicidad y el
miedo en amor.

Es absurdo pensar, entonces, que sólo hay un camino correcto. Si así fuera, seríamos todos
iguales. Cada alma contiene una parte de la verdad que sólo puede ser armada, como un gran
rompecabezas, en el conjunto de la “big picture”. Tú debes ser quien eres y estar donde estás y
desde allí influyes al resto. No necesitas ser Jesús, para eso estaba él; no necesitas hacer nada
en particular más que ser la mejor versión de ti mismo, entendiendo que de esa forma,
contribuyes al desarrollo espiritual de todo el resto y por lo tanto, es una gran responsabilidad.
Y ya que un factor importante de lo que eres es la vida que te tocó, vívela a fondo, porque no te
fue dada para que la mires pasar o reniegues de ella, te fue dada para que extraigas de ella la
luz del infinito.

Los secretos del universo no son secretos realmente, están allí para nosotros. Somos nosotros
los que somos incapaces de verlos, tenemos diferentes velos frente a nuestros ojos que nublan
nuestra capacidad de percibir la realidad del universo como es: una. La realidad se precipita
sobre los que han visto el puzzle armado en su totalidad, pero entonces son incapaces de
transmitirla de manera clara. No porque quieran ocultarla, sino porque ella misma se oculta.
Pero estos mismos son los que menos se perciben como iluminados, porque mientras más luz
se puede recibir, es porque la oscuridad era más grande y ellos son extremadamente conscientes
de aquello.

¿Qué significa entonces ser espiritual? Nada en especial.

Ser tú, consciente de tus infinitos defectos y escasas virtudes, pero también de la perfección de
esa combinación única puesta en tu realidad individual para influir sobre todo.

Ser humano, intentar dar lo mejor de ti, consciente de tu responsabilidad con el resto de la
creación.

Ser consciente de que eres parte de un ecosistema y respetarlo.

Vivir tu vida, enfrentar tus miedos, relacionarte con las personas, trabajar, ganar dinero, gastar
el dinero, tener familia, amigos, viajar y aprovechar todo lo que la vida te presente con alegría y
confianza. Haz algo por el mundo, lo que sea que puedas hacer: cría buenos hijos, cultiva la
tierra, haz tu trabajo, el que sea, pero hazlo con amor, haz reír o llorar a otros, enfréntalos a sus
miedos o consuélalos, haz lo que sea que te permitan hacer las herramientas que este universo
te dio, y úsalas con energía y a consciencia.

Macarena Hurtado H. @tarotertulia

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