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Se puede observar que la actitud del medico hacia el histérico difiere de la que se adopta frente al
enfermo orgánico, le presta mas interés al segundo.
Todo su saber y su previa formación patológica y anátomo-fisiológica, no lo asiste para enfrentar a los
fenómenos histéricos, no puede comprender la histeria, ante la cual se encuentra en la misma situación
que el no medico. Es por esto que consideran a los histéricos de exageración y deliberado engaño,
simuladores y los castigan quitándoles interés.
El dr Breuer no tuvo esta falta y le brindo a su paciente, su simpatía e interés, aún cuando al comienzo no
sabía como asistirla. Su amorosa observación pronto descubrió el camino que le posibilitaría el primer
auxilio terapéutico.
Todo demostraba que la alteración psíquica exteriorizada en las ausencias eran resultado del estimulo
dado por formaciones de fantasías plenas de afecto, la paciente bautizo a este tratamiento la “talking cure”
(cura de conversación) o limpieza de chimenea.
Pronto se descubrió que se hacia desaparecer los síntomas patológicos, cuando en la hipnosis se recordaba
con exteriorización de afectos, la ocasión y el asunto por el cual estos síntomas se habían presentado por
primera vez.
Durante el verano, hubo un periodo en que la paciente al sentir mucha sed, tomaba un vaso de agua pero
al acercarlo a sus labios lo tiraba y durante unos segundos caía en estado de ausencia.
Cuando esta situación llevaba 6 semanas, se puso a razonar en estado de hipnosis acerca de su dama de
compañía a quien odiaba y ser refirió con desaprecio a como había tendido que ir a su habitación y vio a
su asqueroso perro, beber agua de un vaso. Ella en ese momento no dijo nada por cortesía, y tras dar
expresión a su enojo que se le había quedado atascado, pidió de beber y despertó de la hipnosis con el
vaso de agua en los labios.
Los síntomas habían nacido como unos restos de vivencias plenas de afecto a las que por eso hemos
llamado después “traumas psíquicos” y su particularidad se esclarecía por la referencia a la escena
traumática que los causó. Eran determinados por las escenas cuyos restos mnémicos ellos figuraban.
La que dejaba como secuela al síntoma no siempre era una vivencia única, sino que muchas veces habían
concurrido a ese efecto diversos traumas. Toda esa cadena de recuerdos patógenos debía ser reproducida
luego en su secuencia cronológica y en sentido inverso, era imposible avanzar hacia el primer trauma que
solía ser el mas eficaz saltando los que sucedieron después.
Se puede decir que las perturbaciones en la visión de la enferma se debían a ocasiones en las que la
paciente estaba sentada, con lágrimas en los ojos, junto a su padre enfermo y este le preguntaba la hora,
entonces ella acercaba el reloj y entonces la esfera se le apareció muy grande o bien se esforzó por que
sofocar sus lagrimas para que el padre no la viera llorar.
Un día hacia vigilancia nocturna y con gran angustia por su padre que tenía mucha fiebre, entonces cayó
en un estado de sueño despierto y vio cómo una serpiente quería morder a su padre, intento mover el
brazo derecho para espantarla y lo tenía paralizado (se le había quedado dormido) Luego quiso rezar, pero
no recordaba ninguna lengua, hasta que recordó un verso en inglés y pudo seguir orando y hablando en
esta lengua, al despertar de la hipnosis quedó eliminada la parálisis rígida del brazo derecho, que persistía
desde el comienzo de la enfermedad se llegó al fin del tratamiento.
Afecto (Sentimientos)
Se pudo hacer la experiencia de que recordar la escena ante el médico no producía ningún efecto cuando
esto sucedía sin desarrollo de afecto. Los destinos de estos que se desplazaban, eran entonces lo
decisivo lo decisivo para la contracción de la enfermedad y para el restablecimiento.
Conversión Histérica
Transposición a inusuales inervaciones e inhibiciones corporales que se constituían como los síntomas
corporales del caso. Convertir la angustia en síntomas sensitivos, sensoriales o del sistema motor sin que
exista una lesión o enfermedad orgánica responsable de los síntomas.
Cuando no se pueden expresar todas las emociones, cuando los afectos no pueden expresarse.
Sugestión Posthipnótica
Se le da a un paciente en estado de hipnosis una orden para que la cumpla en por ejemplo una hora.
Ya despierto y en estado de conciencia, cuando llega el momento señalado, realiza la orden en forma
conciente pero sin saber xq esta haciendo eso. Solo aflora a la conciencia la orden dada pero quedan en el
inconciente el estado de hipnosis y el medico que da la orden.
Síntoma formación sustituta de lo reprimido, el síntoma se refiere a lo reprimido pero en una forma
indirecta.
Conferencia II
El tratamiento catártico, como lo había ejercitado Breuer, implicaba poner al enfermo en estado de
hipnosis profunda, xq solo en ese estado se podían encontrar los nexos patógenos.
Freud dejo de lado esta técnica al darse cuenta que solo podía poner en ese estado a un grupo reducido de
enfermos. Entonces se oriento a trabajar con su estado normal.
Debería averiguar del enfermo algo que uno sabía y que ni él mismo sabía. Para esto comenzó a utilizar la
sugestión, le decía a sus pacientes cuando estos aseguraban no saber mas nada, que en realidad si lo
sabían y que el recuerdo afloraría cuando el pusiera su mano sobre sus frentes, de esta manera conseguía
establecer los nexos entre las escenas patógenas olvidadas y los síntomas sin utilizar la hipnosis.
De esta forma corroboro que los recuerdos olvidados no estaban perdidos. Se encontraban en posesión del
enfermo y prontos a aflorar en asociación con lo todavía sabido por él, pero alguna fuerza les impedía
devenir concientes y los obligaba a permanecer inconcientes.
Denominó represión al proceso por el cual las ideas displacenteras o conflictivas son desalojadas de la
conciencia. Esas ideas rechazadas o desalojadas de la conciencia pasarán a formar parte del inconciente.
Denominó Resistencia al mecanismo de defensa por el cual se impide que las ideas que pueden generar
algún conflicto retornen a la conciencia.
Siempre hay una relación de intercambio entre represión y resistencia.
Lo que impulsa a la Represión es el no poder conciliar una representación con el yo del enfermo.
La persistencia del conflicto, habría provocado un grado de displacer, este displacer se ahorraba con la
represión.
En los histéricos y los neuróticos ha fracasado la represión, logran sacarla afuera de la conciencia y esto
en apariencia ahorra displacer, pero la moción de deseo reprimida perdura en lo inconciente esperando la
oportunidad de ser activada y se las arregla para enviar dentro de la conciencia una formación sustitutiva,
desfigurada de lo reprimido (el síntoma) Para lograr un reestablecimiento es necesario que el síntoma sea
transportado de nuevo por los caminos en que se consumó la formación sustitutiva hasta la idea
reprimida, estos caminos se descubren con el tratamiento psicoanalítico.
Neurosis de Destino volver a cometer el mismo error, elegir siempre una pareja errónea, compulsión a
la repetición.
Conferencia III
Este material de ocurrencias que el enfermo arroja de sí con menosprecio cuando esta influido por la
resistencia, constituye para el psicoanalista el mineral bruto del que extraerá el valioso metal. Si se quiere
tener una noticia rápida de los complejos reprimidos se lo puede examinar mediante el experimento de la
asociación.
No olviden que nuestras producciones oníricas nocturnas por una parte muestran la máxima semejanza
externa y parentesco interno con las creaciones de la enfermedad mental y por otra parte son conciliables
con la salud plena de la vida despierta.
Despiertos solemos despreciar tanto a los sueños como el paciente a las ocurrencias que el psicoanalista le
demanda, y también los arrojamos de nosotros, ya que por regla general los olvidamos rápidamente.
Los sueños de los niños de muy corta edad desde un año y medio en adelante, son simples, siempre
sueñan con el cumplimiento de deseos que el día anterior no pudieron satisfacer.
Los sueños de los adultos suelen tener un contenido incomprensible, estos sueños experimentaron una
desfiguración.
Contenido Manifiesto el sueño tal como se lo recuerda, de forma nebulosa por la mañana y que de
manera trabajosa vestimos con palabras al parecer arbitrarias.
Contenido Latente el que se encuentra en el inconciente.
El contenido manifiesto es el sustituto desfigurado de los pensamientos oníricos inconcientes y esta
desfiguración es obra defensora del Yo, una resistencia que en la vida de vigilia prohibe a los deseos
reprimidos del inconciente pasar al conciente y aún durante la noche cuando estas barreras se achican
obligan al pensamiento a adoptar un disfraz. Luego el soñante no puede discernir el sentido de sus sueños
más que el histérico el significado de sus síntomas.
La técnica del sueño entonces consiste en que a través del contenido manifiesto, nos pongamos a recoger
las ocurrencias que para cada elemento onírico singular se obtienen en la asociación libre, de esta manera
deducirán el contenido latente, de la misma forma que la asociación de las ocurrencias nos permite
deducir los síntomas del enfermo.
Lo que sustituye al contendido manifiesto son deseos insatisfechos, entonces el sueño manifiesto es un
cumplimiento disfrazado del deseo reprimido.
Trabajo del Sueño Proceso que produce la desfiguración de los pensamientos oníricos inconcientes en
contenido manifiesto.
Condensación es un proceso de elaboración onírica por el cual varias ideas o elementos del contenido
latente se reúnen en una sola imagen o representación del contenido manifiesto del sueño. Consiste en la
concentración de varios significados en un solo símbolo; así, una persona soñada puede representar a
varias personas de la vida real del individuo, un solo objeto a varios, una sola palabra a varias…
Desplazamiento es un proceso de elaboración onírica, por el cual el significado fundamental del sueño
puede aparecer en el contenido manifiesto como un elemento accesorio o secundario, y, al revés, el
elemento más importante del contenido manifiesto presentarse como un elemento secundario del
auténtico sentido. Este mecanismo hace que se traslade el significado desde la parte central del sueño a
lugares accesorios de éste, ocultando al soñador el contenido onírico. Ejemplo quiero matar a alguien,
sueño que entro a un negocio y rompo todo.
Es importante el papel que desempeña en el desarrollo del ser humano las impresiones y vivencias de la
temprana infancia. En la vida onírica se conservan todas las peculiaridades y mociones de deseo, aun
aquellas que devinieron inutilizables en la vida posterior.
Los sueños de angustia también vienen de deseos reprimidos, por esto requieren interpretación antes de
emitir un juicio sobre ellos. La angustia es una de las reacciones desautorizadas del yo frente a los deseos
reprimidos que han alcanzado intensidad y por esto también en el sueño es explicable cuando la
formación del mismo se pone en servicio del cumplimiento de esos deseos reprimidos.
La interpretación de los sueños, lleva al conocimiento de los deseos ocultos y reprimidos, así como de los
complejos que estos alimentan.
Operaciones fallidas el olvido (ejemplo cuando no recordamos un nombre propio) los deslices
cometidos al hablar, al escribir, al leer y el perder o romper objetos, se dejan pasar sin reparo como fruto
de la distracción. A esto se le suman las acciones como jugar o juguetear con objetos, tararear una
melodía o maniobrar con el propio cuerpo o ropa. Estas operaciones fallidas, así como las acciones
sintomáticas y casuales, no son tan insignificantes, poseen pleno sentido y expresan impulsos y propósitos
que provienen de las mociones de deseo y complejos reprimidos. Merecen entonces ser consideradas
síntomas.
El psicoanalista se distingue en el determinismo de la vida anímica, para él no hay nada insignificante,
espera encontrar una motivación donde no se suele plantear esa existencia y esta preparado para descubrir
incluso una motivación múltiple del mismo efecto anímico.
Conferencia IV
Los hombres no son en general sinceros en asuntos sexuales. No muestran con franqueza su sexualidad,
en verdad ninguno de nosotros puede revelar su erotismo a los otros.
El trabajo del análisis se remonta hasta la pubertad y la primera infancia del enfermo. Solo las vivencias
de la infancia explican la susceptibilidad para posteriores traumas y solo descubriendo y haciendo
concientes estas huellas mnémicas (huellas del recuerdo) por lo común olvidadas se logra el poder para
eliminar los síntomas.
Las mociones de deseo reprimidas de la infancia forman los síntomas, estamos autorizados en calificar
sexuales a todas esas mociones de deseo de la infancia.
El niño tiene quehaceres y pulsiones sexuales desde el comienzo y no es difícil observar ese quehacer
sexual infantil.
Es fácil observar que la mayoría de los hombres no quieran saber nada con la vida sexual del niño, xq no
quieren que se les recuerde lo reprimido.
La pulsion sexual del niño es compuesta, obedece a la ganancia de diversas clases de sensación lacentera.
La principal fuente de placer sexual infantil es la excitación de ciertos lugares del cuerpo, los genitales,
las aberturas del a boca, el ano y la uretra, también la piel y otras superficies sensibles.
Ejemplo, mamar con fruición o chupetear. Se llama a esta Fase de Autoerotismo.
Otra satisfacción sexual de esta época de la vida es la excitación masturbatoria de los genitales, que tan
grande significación adquiere para la vida posterior y que muchísimos individuos nunca superan del todo.
Junto a estos y otros quehaceres autoeróticos, desde muy temprano se exteriorizan en el niño aquellos
componentes pulsionales del placer sexual, o, como preferiríamos decir, de la libido, que tienen por
premisa una persona ajena en calidad de objeto.
Estas pulsiones se presentan en pares de opuestos, como activas y pasivas; les menciono los exponentes
más importantes de este grupo: el placer de infligir dolor (sadismo) con su correspondiente {Gegenspiel}
pasivo (masoquismo), y el placer de ver activo y pasivo; del primero de estos últimos se ramifica más
tarde el apetito de saber, y del segundo, el esfuerzo que lleva a la exhibición artística y actoral. Otros
quehaceres sexuales del niño caen ya bajo el punto de vista de la elección de objeto, cuyo asunto principal
es una persona ajena que debe su originario valor a unos miramientos de la pulsión de autoconservación.
Oral: correspondiente al periodo de lactancia, donde el placer se obtiene por la succión (mamar) siendo
el foco de erotización, la boca. Representada esta etapa en el adulto, por el placer obtenido al beber,
fumar o al besar.
Anal: Que corresponde a la etapa en que se inicia el control de esfínteres, en la que el placer se relaciona
con la defecación y la limpieza de las zonas anal y perianal. Algunas personas retienen voluntaria y
momentáneamente la defecación para que así, cuando expulsen el excremento, experimenten alivio, una
sensación placentera.
Genital: Entre los 3 y 5 años, la principal fuente de gratificación es precisamente, el área genital. El
infantil sujeto descubre las sensaciones placenteras despertadas cuando se establece contacto con sus
genitales. Obvia es su representación en el adulto.
Esta vida sexual del niño rica, pero disociada ya que cada una de las pulsiones se procura su placer con
independencia de todas las otras, experimenta una síntesis y una organización siguiendo dos direcciones
principales, y al concluir la época de la pubertad queda listo, el carácter sexual definitivo del individuo.
Las pulsiones singulares se subordinan a la zona genital, y la vida sexual entra al servicio de la
reproducción, y la satisfacción de dicha zona se conserva como preparadora y favorecedora del acto
sexual en sentido estricto. Por otra parte, la elección de objeto fuerza hacia atrás al autoerotismo, y todos
los componentes de la pulsión sexual quieren satisfacerse en la persona amada.
Pero no a todos los componentes pulsionales originarios se les permite participar en esta conformación
definitiva de la vida sexual. Aún antes de la pubertad se imponen, debido a la educación, se establecen
poderes anímicos, como la vergüenza, el asco, la moral, que las mantienen reprimidas. Cuando
sobreviene la marea de la necesidad sexual, se encuentran esos diques de resistencia y se avanza por los
caminos normales, impidiendo que las pulsiones reprimidas avancen, las mas afectadas son las que tienen
que ver con los excrementos y la fijación a las personas de la elección primitiva de objeto.
El psicoanalista entiende la sexualidad en aquel sentido pleno al que uno se ve llevado por la apreciación
de la sexualidad infantil.
Complejo de Edipo
El niño toma a ambos miembros de la pareja parental, y sobre todo a uno de ellos, como objeto de sus
deseos eróticos. Por lo común el niño reacciona deseando reemplazar al padre y la niña a la madre.
Los sentimientos que se despiertan en estos vínculos y entre los vínculos entre hermanos y hermanas, no
son sólo de naturaleza positiva y tierna, sino también negativa y hostil.
El complejo así formado está destinado a una pronta represión, pero sigue ejerciendo desde lo inconciente
un efecto grandioso y duradero. El mito del rey Edipo, que mata a su padre y toma por esposa a su
madre, es una revelación, del deseo infantil, al que se le contrapone luego el rechazo de la barrera del
incesto.
Hacia la época en que el niño es gobernado por el complejo nuclear no reprimido todavía, una parte
significativa de su quehacer intelectual se pone al servicio de los intereses sexuales.
Empieza a investigar de dónde vienen los niños y por lo común, la amenaza que le significa un hermanito,
en el que ve al comienzo sólo al competidor, despierta su interés de investigación y alcanza cierto número
de teorías sexuales infantiles.
Por ejemplo, que ambos sexos poseen el mismo genital masculino y que los niños se conciben por el
comer y se paren por el recto.
Pero justamente la inmadurez de su constitución sexual provoca que el investigador infantil suspenda su
trabajo por infructuoso.
Esta investigación infantil, conserva un valor determinante para la formación de carácter del niño y el
contenido de su eventual neurosis posterior.
Es inevitable y normal que el niño convierta a sus progenitores en objetos de su primera elección morosa.
Pero esto no debe permanecer fijado sino que luego debe deslizarse hacia personas ajenas en la época de
la elección definitiva de objeto.
El desapego del niño hacia sus padres es una tarea insoslayable para que no peligre la aptitud social del
joven.
Si ustedes quieren, pueden caracterizar al tratamiento psicoanalítico sólo como una educación retomada
para superar restos infantiles.
Conferencia V
Cuando esto no se logra, el individuo se retira a su mundo de fantasía, que le procura satisfacción y cuyo
contenido, en caso de enfermar, traspone en síntomas.
Cuando la persona posee el talento artístico, puede trasponer sus fantasías en creaciones artísticas en lugar
de hacerlo en síntomas; así escapa al destino de la neurosis y recupera el vínculo con la realidad.
Si todo falla o si basta el talento, será inevitable que la libido, arribe por el camino de la regresión a
reanimar los deseos infantiles y, así, a la neurosis.
Llegamos a la conclusión que los neuróticos enferman a raíz de los mismos complejos con que luchamos
también los sanos. Depende de las relaciones entre las fuerzas en recíproca pugna, que la lucha lleve a la
salud o a la neurosis.
El desconocimiento de las peculiaridades por las cuales unos procesos anímicos inconscientes se
diferencian de los conscientes con que estamos familiarizados. Una de las más difundidas resistencias al
trabajo psicoanalítico se reconduce al segundo de los factores mencionados. Se teme causar daño
mediante el psicoanálisis, se tiene angustia a convocar a la conciencia del enfermo las emociones sexuales
reprimidas, como si esto aparejara el peligro de que con ello resultaran luego avasalladas sus aspiraciones
éticas superiores y fuera despojado de sus adquisiciones culturales.
¿Cuáles son, en general, los destinos de los deseos inconcientes liberados por el psicoanálisis?
Lo más frecuente es que ya durante el trabajo sean consumidos por la actividad anímica correcta de las
mociones mejores que se les contraponen. La represión es sustituida por un juicio adverso
Un segundo desenlace del trabajo psicoanalítico es poder aportarles a las pulsiones inconcientes
descubiertas aquella aplicación acorde a fines que ya habrían debido hallar antes si el desarrollo no
estuviera perturbado. En efecto, el desarraigo de las mociones infantiles de deseo en modo alguno
constituye la meta ideal del desarrollo.
Conocemos un proceso de desarrollo muy adecuado al fin, la llamada sublimación, mediante la cual la
energía de mociones infantiles de deseo no es bloqueada, sino que permanece aplicable si a las mociones
singulares se les pone, en lugar de la meta inutilizable, una superior, que eventualmente ya no es sexual.
No podemos dejar de considerar también el tercero de los desenlaces del trabajo psicoanalítico. Cierta
parte de las mociones libidinosas reprimidas tienen derecho a una satisfacción directa y deben hallarla en
la vida.
No debemos llevar nuestra arrogancia hasta descuidar por completo lo animal originario de nuestra
naturaleza, y tampoco nos es lícito olvidar que la satisfacción dichosa del individuo no puede eliminarse
de las metas de nuestra cultura.
Inconciente en Psicoanálisis
Una representación -o cualquier otro elemento psíquico- puede estar ahora presente en mi conciencia, y
un momento después desaparecer de ella; puede reaflorar intacta después de un intervalo, y hacerlo, como
decimos nosotros, desde el recuerdo, no como consecuencia de una nueva percepción sensorial. Es para
dar razón de este hecho que nos vemos llevados a suponer que la representación ha estado presente: en
nuestro espíritu también durante el intervalo, aunque latente en cuanto a conciencia.
Ahora llamemos «conciente» a la representación que está presente en nuestra conciencia y de la que
nosotros nos percatamos y hagamos de este el único sentido del término «conciente»; en cambio, a las
representaciones latentes, si es que tenemos fundamentos para suponer que están contenidas en la vida
anímica, habremos de denotarlas con el término «inconciente».
Entonces, una representación inconciente es una de la que nosotros no nos percatamos, a pesar de lo cual
estamos dispuestos a admitir su existencia sobre la base de otros indicios y pruebas.
sugestión poshipnótica
En un experimento: mientras se encontraba en estado hipnótico le impartían la orden de ejecutar
determinada acción. Al despertar, esto estaba presente en forma latente o inconciente, hasta que llegó el
momento fijado y le devino conciente. La idea de la acción ordenada en la hipnosis devino en un
momento determinado y además devino eficiente: fue transferida a la acción tan pronto como la
conciencia se hubo percatado de su presencia. Es difícil no conceder que la idea de la orden del médico
devino eficiente también, permaneció inconciente y por eso fue al mismo tiempo eficiente e inconciente.
La vida anímica del paciente histérico rebosa de estos pensamientos {ideas} eficientes, pero inconcientes;
de ellos provienen todos los síntomas. Es de hecho el carácter más llamativo de la mente histérica el estar
gobernada por representaciones inconcientes. Si una mujer histérica vomita, acaso lo haga desde la idea
de estar embarazada. Pero ella no tiene noticia alguna de esta idea.
Hemos hallado un preconciente eficiente, que sin dificultad pasa a la conciencia, y un inconciente
eficiente, que permanece inconciente y parece estar cortado de la conciencia.
Al producto de lo inconciente eficaz le es imposible penetrar en la conciencia, mas para ello es necesario
cierto gasto de esfuerzo. Si lo provocamos en un paciente, recibimos los indicios de lo que llamamos su
resistencia a ello.
Lo inconciente es una fase regular e inevitable en los procesos que fundan nuestra actividad psíquica;
todo acto psíquico comienza como inconciente, y puede permanecer como tal o bien avanzar hasta la
conciencia, según que tropiece o no con una resistencia.
Hemos aprendido el arte de descubrir los «restos diurnos» y los «pensamientos oníricos latentes»; por su
comparación con el contenido manifiesto del sueño somos capaces de formarnos un juicio sobre las
migraciones por las que han atravesado y sobre el modo en que estas sobrevinieron.
Los pensamientos oníricos latentes no se diferencian de los productos de nuestra actividad conciente.
Merecen el nombre de pensamientos preconcientes y pueden haber sido concientes. Pero en virtud de la
conexión con las aspiraciones inconcientes, fueron rebajados al estado de unos pensamientos inconcientes
sometidos al estado de unos pensamientos inconcientes y sometidos a las leyes de la actividad
inconciente. Leyes que se distinguen de la actividad conciente
Ahora damos el nombre de «el inconciente» al sistema que se da a conocer por el signo distintivo de
ser inconcientes los procesos singulares que lo componen. Para designar este sistema propongo las letras
ICC
Este es el tercer sentido, y el más importante, que el término «inconciente» ha cobrado en el psicoanálisis.
Imaginamos al aparato psíquico como un instrumento compuesto, cuyos elementos llamaremos sistemas.
Este aparato tiene una dirección progrediente.
Tenemos por un lado un extremo Sensorial que recibe las percepciones y un extremo Motor la motilidad.
El proceso psíquico transcurre en general de la percepción a la motilidad.
De todas las percepciones que llegan a nosotros, en nuestro aparato psíquico quedan huellas mnemicas.
Suponemos que un sistema del aparato, el delantero, recibe los estímulos perceptivos, pero nada conserva
de ellos y por lo tanto carece de memoria y que tras él hay un segundo sistema que convierte la excitación
momentánea del primero a huellas permanentes.
Nuestro carácter se basa en las huellas mnemicas de nuestras impresiones y las que nos produjeron un
efecto más fuerte, las de nuestra juventud son las que nunca devienen concientes.
Memoria y cualidad para la conciencia se excluyen entre si.
El sistema criticador se situara en el extremo motor.
Al último de los sistemas situados en el extremo motor lo llamaremos preconciente, al sistema que está
detrás lo llamaremos inconciente, no tiene acceso a la conciencia si no es por la vía del preconciente.
Envión para la formación del sueño, tendrá el afán de proseguir dentro del preconciente y alcanzar así el
conciente.
En el sueño la excitación toma el camino del reflujo, en lugar de propagarse hacia el extremo motor del
aparato lo hace hacia el extremo sensorial y por ultimo alcanza el sistema de las percepciones. El sueño
tiene una dirección regrediente. Llamamos regresión al hecho de que en el sueño la representación vuelve
a mudarse en la imagen sensorial de la que alguna vez partió.
Durante el día hay una corriente continua hasta es sistema motor, siempre en forma progrediente, al
dormir esta corriente se interrumpe entonces se da la contracorriente de la excitación.
El soñar es en su conjunto una regresión al a condición mas temprana del soñante, una reanimación de su
infancia de las mociones pulsionales que lo gobernaron y de los modos de expresión que disponía.