ANALISIS DISCURSIVO DE LA CARICATURA VOLVIENDO A LA
NORMALIDAD DE IGNACIO VILLAMIL
Este trabajo es un análisis de la caricatura “Viviendo a la normalidad”, elaborado a
partir de los planteamientos del Análisis Semiolingüístico del Discurso (ASD) planteado por Patrick Charadeau. Inicialmente se puntualizarán aspectos como el nivel situacional de la caricatura, los niveles semiológico, semántico y discursivo. Este último comprenderá el modo enunciativo, descriptivo, narrativo y argumentativo, los cuales sustentarán de forma general el presente análisis. El objetivo de este trabajo es encontrar una relación entre el texto analizado y las situaciones sociales de la actualidad. En cuanto al nivel situacional, se encuentra que la caricatura fue publicada el día 9 de marzo de 2014, en la sección “Opinión” de la página virtual del periódico “El tiempo”, un día después del Día Internacional de la Mujer. Es importante señalar la pertinencia comunicativa de este discurso frente a la situación social evidenciada, puesto que el valor comúnmente otorgado a esta conmemoración se aleja de su verdadera razón histórica. Respecto al nivel semiológico, se observa que el texto discursivo analizado es de carácter icónico verbal. Mediante el dibujo satírico la caricatura ridiculiza las acciones de ciertos personajes genéricos en la vida real; estos son la mujer, ama de casa; y el hombre casado que ve televisión, indiferente a las labores domésticas, en su día libre. Además, las palabras expresadas por dichos personajes son representadas con grafías o lenguaje escrito, de una manera lacónica pero sugestiva, enmarcadas dentro de unos pequeños globos usuales en este tipo de representaciones artísticas. Estas representaciones verbales son un breve reflejo de algunos discursos frecuentes en los hogares, donde conviven mujeres y hombres en unión marital. En el nivel semántico, por su parte, se observan los distintos universos de sentido presentados en la caricatura. El primero de ellos es la representación gráfica de la ama de casa, la cual se muestra de una manera grotesca, ya que es representada como una señora relegada a las tareas del hogar. Además, algo muy sutil que se observa en el ícono es la apariencia física, aunque vestida con harapos aún se le advierten algunas huellas del maquillaje del día anterior. Por consiguiente, la figura femenina representada en la caricatura, limpiando la casa y dirigiéndose a su marido en tonos de súplica, configura aquella imagen discriminada y marginada por el sistema en el cual el hombre es la figura dominante. El segundo de los universos de sentido observados en la caricatura, es la representación gráfica del hombre, la cual revela una imagen típica de la figura masculina como un ser machista e indiferente. Por su parte, la representación gráfica de éste, arrellanado y viendo televisión, manifiesta la desigualdad frente a su cónyuge en cuanto a las labores del hogar se refiere. Las expresiones icónicas y verbales del hombre representado en la caricatura pone de manifiesto el irrespeto a los derechos de la mujer. En lo que concierne al marco discursivo se observa, en primer lugar, el modo enunciativo, el cual está conformado por la deixis personal, espacial y temporal; los comportamientos y modalidades discursivas; identificando, luego, los contratos y estrategias presentes en el discurso. Mediante estos elementos, se reconoce a un Yo c (comunicante) y un Tú i (interpretante). El Yo c es Ignacio Villamil, administrador de empresa y caricaturista nacido en Tunja en 1971; y el Tu i son los lectores del periódico “El tiempo” interesados en los temas actuales tratados a través del humor gráfico presentado por el caricaturista Ignacio Villamil. Luego, se observa a un Yo e (yo enunciante) y un Tú d (tú destinatario). El Yo e es “Mil”, seudónimo con el cual se identifica el caricaturista Ignacio Villamil; y un Tú d es alguien que acepte y comparta la visión de la realidad propuesta por el caricaturista. Más adelante, se procede a analizar el Acto de lenguaje 2 el cual, a su vez, representa un ESO 2 o una versión discursiva de la realidad tratada en el discurso; a saber, la equidad de género o la igualdad de derechos entre mujeres y hombres. Por consiguiente, en el Acto de lenguaje 2 se halla a un Yo c que sería la representación gráfica de una mujer, esposa y ama de casa; y a un Tú i, el cual sería la del marido. En efecto, el yo c expresa el enunciado 1: “Cariño, ¿hoy no me vas a ayudar?”. Entonces, aquí se hace evidente la presencia de un Yo e que sería la mujer ilusionada por la respuesta positiva de un Tú d -esencialmente, su marido- que reconozca y ofrezca la ayuda solicitada por la mujer. De esta manera, analizando los componentes del enunciado 1, se encuentra la expresión “Cariño”, la cual es una modalidad enunciativa alocutiva que sirve para interpelar afectivamente a su interlocutor. Luego, se encuentra la marca deíctica de tiempo: “hoy”, referente al “ahora” o momento actual de la enunciación, es decir, la fecha en que sucede el acto comunicativo. En última instancia, la expresión “¿... no me vas a ayudar?”, la cual es una modalización alocutiva en forma de petición (configurada implícitamente a través de una interrogación), compuesta por una negación, una marca del yo expresada en forma de pronombre dativo de primera persona del singular, un verbo en presente de indicativo, una preposición y el verbo ayudar en infinitivo. Por otra parte, en el Acto de lenguaje 3 se observa que el Yo c es el marido y el Tú d es la mujer, ya descritos anteriormente. El enunciado 2 es: “Amor, el día de la mujer fue ayer”. Así pues, se nota que la primera expresión del enunciado es “Amor”, la cual es una modalidad enunciativa alocutiva que sirve para interpelar afectivamente a su interlocutor. No obstante, luego se observa la expresión: “...el día de la mujer fue ayer”, lo cual es una modalidad enunciativa delocutiva, evocada por el marido quien acompañando el enunciado con un gesto de pedantería e indiferencia suaviza su comentario cínico con el apelativo “amor”. En este caso la fecha correspondiente a la celebración del día de la mujer demarca a la marca temporal “ayer” del enunciado, como un día después de mencionada fecha. De esta manera, se observa que el Yo e es un marido cínico que responde con excusas sobre hechos que no dependen de él y espera que su Tú d –su cónyuge- comparta su opinión y decida por reconocer que no tiene derecho a ser “auxiliada” ese día. De este modo, observando los rasgos discursivos de la caricatura analizada, se puede notar que dicho texto hace uso del contrato discursivo de la sátira; puesto que esta se manifiesta a través del humor gráfico empleado por el caricaturista con el fin de censurar y ridiculizar ciertas actitudes reprobables de la sociedad actual. Por otro lado, dentro del marco discursivo del ESO 2, se advierte un uso de la estrategia de la demagogia, dado que los comunicantes en los actos de lenguaje 2 y 3 apelan a los elementos afectivos con el fin que su interlocutor se identifique emocionalmente con el discurso expresado. En lo concerniente al aspecto descriptivo, en la caricatura se hace mención de dos expresiones apelativas hacia los interlocutores; estas son “cariño” y “amor”, las cuales pretenden influir positivamente en el receptor mediante el llamado afectivo. Estas dos expresiones designan a los dos sujetos comunicantes como integrantes de una unión sentimental. Por otro lado, mediante la interpretación del texto icónico, se observa que el lugar donde se sitúa el acto comunicativo es el interior de una casa de familia, dado que la mujer, quien sostiene implementos de aseo doméstico, solicita la colaboración de su marido para limpiar el recinto. Asimismo, mediante el texto icónico, se califican a los dos personajes de determinadas maneras: en cuanto al primer sujeto comunicante, este es considerado como mujer, ama de casa; y el segundo, como hombre perezoso, machista e indiferente. Con respecto al nivel narrativo del discurso se percibe que la caricatura presenta una secuencia de acciones; la cual parte desde la petición de ayuda de la mujer hacia su marido, aunque se podría inferir que la mujer estaba realizando una actividad previa: la limpieza del piso; la secuencia continúa con la respuesta de su marido quien, a su vez, sentado cómodamente viendo televisión, con sus gestos y palabras es indiferente al requerimiento de la mujer. Cabe añadir en el aspecto narrativo las expresiones del personaje masculino, quien al declarar que “...el día de la mujer fue ayer” está evocando una acción realizada el día anterior. Otro punto es el nivel argumentativo del discurso. En la caricatura analizada el personaje femenino le hace una pregunta a su interlocutor: “¿hoy no me vas a ayudar?”; lo cual se podría interpretar como un cuestionamiento argumentativo. Según Charadeau, este procedimiento discursivo “consiste en poner en tela de juicio un planteamiento”; en este caso, el planteamiento no se manifiesta verbalmente, sino mediante la actitud del interlocutor, quien se ha comportado indiferentemente frente a una situación. Además, el efecto esperado tras este procedimiento es incitar a que el interlocutor haga algo, en este caso que sea solícito y ayude en las labores del hogar. Por otro lado, al expresar que el “el día de la mujer fue ayer”, el personaje masculino podría estar haciendo uso de lo que Charadeau denomina “deducción pragmática”, dado que en respuesta a la petición anteriormente formulada por la mujer, el hombre decide argumentar su negación con una aserción narrativa (los hechos [implícitos] ocurridos ayer, día de la mujer) para proponer que no es necesario ser comedido en el momento actual. Entonces, el modo de razonamiento implícito sería el siguiente: “el día de la mujer fue ayer” (entonces) “hoy no te ayudaré”. Otra forma de observar este enunciado sería desde la deducción silogística. La premisa mayor sería: “El día de la mujer fue ayer”; la premisa menor: “sólo te ayudo en el día de la mujer”; entonces la conclusión sería: “hoy no te ayudaré”. Así pues, partiendo del análisis de la caricatura, se logra inferir cuál sigue siendo la imagen de la mujer para la sociedad actual; hay que destacar, además de la capacidad humorística del texto analizado, su grado de ironía y la forma cómo ridiculiza los planteamientos machistas de la modernidad. Sin duda alguna, la función de la mujer sigue siendo relegada por la sociedad en un conjunto de quehaceres domésticos y sutilmente diferenciados por su grado de delicadeza e inferioridad; en contraposición a las actividades del hombre, las cuales casi siempre son símbolo de la ostentación de su masculinidad. A pesar de toda la lucha por los derechos de la mujer, su importancia siempre se ha visto opacada por la constante discriminación de género e inequidad social. Lo más importante es cómo se encubren estas manifestaciones de desigualdad tras gestos demagógicos que buscan silenciar el verdadero tono revolucionario de la conmemoración anual de los derechos la mujer. Es decir, el sistema actual ha empleado esta fecha, además de la utilidad comercial, para generar un ambiente festivo y distracto en el seno de cada familia, impidiendo que la mujer sienta la necesidad emancipadora de luchar por sus derechos. De este modo, las actividades y discursos cotidianos presentan cierta contaminación de parte del sistema y no añaden la posibilidad de una futura liberación femenina. El discurso a través de la caricatura es útil a la hora de denunciar estos hechos de violación e irrespeto hacia los derechos de la mujer; puesto que revela, de una manera sucinta, los actos comunicativos de algunos integrantes de la sociedad. En el caso de la caricatura elaborada por Ignacio Villamil, el machismo se vio reflejado sin duda, mediante la cínica expresión del personaje masculino arrellanado en el sofá, mientras que la mujer cumplía irónicamente –como siempre- las labores domésticas instauradas como una función obligatoria del rol femenino. Por su lado, se vio reflejada la idea machista que el hombre tiene la prerrogativa de no participar en tales actividades y sólo le “colabora” a su cónyuge en fechas especiales.