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«Viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas,
tomaron para sí...» Antes de intentar un análisis del significado de la acción
aquí descrita es necesario considerar las diversas interpretaciones ofrecidas
con respecto a la identificación de los personajes principales. Las propuestas
más elaboradas son las siguientes:
S Esta posición ha sido ampliamente presentada y documentada por P.S. Alexander, «The
Targumim and Eariy Exegesis of ~he 'Sons of God' in Genesis 6», Joumal of Jewish Studies
23(1972), pp. 60-71; y por LR Wickham, «The Sons of God and the Daughters of Men. Genesis
VI 2 in Early Christian Exegesis», OTS 19(1974), pp.135-147. Esta sugerencia fue apoyada por
muchos padres de la iglesia y por varios reformadores. Asimismo es adoptada por los comen-
taristas modernos G.Ch. Aalders, Genesis vol./, Zondervan, Grand Rapids, 1981; H.C. Leupold,
E:r:position of Genesis, 2 vols., Baker, Grand Rapids, 1942; H.G. Stigers, A Commentary on
Genesis, Zondervan, Grand Rapids, 1976.
6 Esta teoría es apoyada, desde un principio, por los Tárgumes arameos (traducciones antiguas
del texto hebreo al arameo), por los comentaristas rabínicos Rashi y Ramban, y por los siguientes
comentaristas modernos: MG. Kline, «Divine Kingship and Genesis 6:1-4», WTJ 24(1961-62),
pp. 187-204; F. Dexinger, Sturz der Gottersohne oder Engel vor der Sintflut?, Herder, Viena,
1966.
160 COMENTARIO BffiLICO HISPANOAMERICANO
deidades (2 S. 7.14; Sal. 2.7). El hecho de que el texto dice «tomaron para
sí» indica el poder de un rey. Asimismo, el destino del pueblo siempre
estaba vinculado con el del rey. Por esa razón, toda la humanidad es
castigada por la acción de los «hijos de Dios».
El problema principal de esta teoría es que el concepto de reyes y
reinos todavía no ha aparecido en la narración. Además, las referencias
bíblicas ofrecidas son mínimas y excepcionales, e insuficientes, a nuestro
juicio, para apoyar la teoría.
3. Una variación de la propuesta anterior sugiere que los «hijos de
Dios» pueden ser tanto reyes de antaño como seres divinos. 7 La idea es
que los reyes antediluvianos estaban investidos de orígenes divinos o
semidivinos. Así el pecado se define como la transgresión de los límites
establecidos entre lo divino y lo humano. La unión de lo divino y lo
humano era inadmisible.
Los problemas de esta posición son los mismos de la anterior. No
obstante, al tratar sobre la transgresión de los límites parece acercarse más
a la intención del texto.
4. La última hipótesis que consideraremos propone que los «hijos de
Dios» son ángeles (caídos), y que las «hijas de los hombres» son seres
mortales. Esta es la teoría más antigua, ofrecida ya por los exégetas
rabínicos y por los primeros comentaristas cristianos.8 El pecado de
acuerdo con esta posición es el casamiento entre seres sobrenaturales y
naturales o mortales. Los argumentos son los siguientes: a) La expresión
«hijos de Dios>> se utiliza en el Antiguo Testamento para describir a seres
celestiales o seres similares a la divinidad (cf. Job 1.6; 38.7; Sal. 29.1;
89.7[6]; Dn. 3.25); b) la evidencia de Judas 6-7 quizá se refiera a este
incidente, al igual que 1 P. 3.19-20 y 2 P. 2.4-6; e) la Septuaginta
(traducción griega antigua) traduce la frase en Job 1.6 como «ángeles de
Dios»; d) si el autor hubiera querido referirse a seres mortales habría dicho
«hijos de hombres»; e) cuando Cristo al hablar de la resurrección men-
ciona que los ángeles no se casan, no dice que no «pueden» hacerlo (Le.
20.34-36); f) en la literatura ugarítica <<hijos de Dios» es el título para los
miembros del panteón divino. Esto provee un paralelo importante para
comprender el fragmento de Génesis 6.
7 DJ.A. Clines, «The Significance of tbe 'Sons of God' Episode (Genesis 6:1-4) in the Context
of tbe 'Primeva! History' (Genesis 1· 11)», JSOT 13(1979), pp. 33-46. Con cierta variación la
posición deClines es seguida por A.P. Ross, Creation andBlessing, Baker, Grand Rapids, 1988.
s También es sostenida por comentaristas modernos como U. Cassuto, Genesis l; G. von Rad,
Genesis; E.A. Speiser, Genesis. Sama prefiere identificar a los «hijos de Dios» como <<Seres
divinos» que se rebajan al nivel de humanos, lo cual es una variación de la última hipótesis que
presentamos.
VI Los hijos de Dios y los gigantes (6.1-4) 161
existe ese sentir de que uno tiene el derecho de tomar lo que a uno le parece
bello o atractivo. En cada· situación es evidente que los protagonistas tienen el
poder para conseguir lo que desean. En estos ejemplos, el deseo de obtener
algo hermoso no se detiene a considerar los límites que fueron establecidos
por Dios. Para satisfacer la codicia, se violan las fronteras establecidas para el
bienestar humano.
En 6.2, el limite que se traspasa es el que existe entre lo divino y lo
humano. En el jardín, el humano intentó alcanzar la divinidad. Los «bijas
de Dios», siendo seres celestiales-angelicales, revierten el proceso y se
mezclan con los seres humanos. Su conducta confunde las distinciones
precisas de Dios, quien entonces intervendrá para recordarle a toda su
creación, tanto criaturas celestiales como terrenales, que sus límites no pueden
ser burlados. La complicidad o culpabilidad de las «hijas de los hombres» está
implicita por cuanto no se menciona ni resistencia por su parte, ni violencia o
seducción por parte de Jos ángeles. Es probable que el ser humano haya
intentado o imaginado una vez más que podía obtener divinidad, esta vez
uniéndose con los ángeles.
En el capítulo uno notamos la preocupación divina por distinguir, separar
y ordenar. La misma voluntad soberana se ve reflejada aquí, lo cual sugiere
que este texto quizá plantea una polémica en contra de las tradiciones paganas
donde las distinciones son definitivamente más nebulosas. Los cultos de
fertilidad, que incluyen casamientos sagrados entre seres humanos y deidades,
no tienen cabida en la voluntad de Dios. El plan de Dios en la creación
estableció claramente que la producción y reproducción debía ser «según su
especie» (1.11-12, 21, 24-25). Claramente, entonces, la unión entre lo divino
y lo humano atenta contra los propósitos de Dios.
«No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque
ciertamente él es carne.» La transgresión requiere la intervención divina. El
patrón de conducta de Dios establecido en los capítulos 3 y 4 parece repetirse
aquí. Dios confronta el pecado, y el juicio es inevitable. Sin embargo, la gracia
divina se demuestra otra vez.
Este versículo está plagado de problemas que requieren atención especial.
Son varias las palabras cuyas traducciones o interpretaciones no son claras.
yadon (contenderá) aparece solamente aquí en todo el Antiguo Testamen-
to. Su significado es un misterio. La traducción de RVR está basada en una
conexión de yadon con la raíz d-y-n (juzgar), que es bastante cuestionable.u
Según la Septuaginta y la Vulgata, las traducciones BJ y NC han optado por
marco de referencia importante. El factor del «poder» será determinante para nuestra
interpretación teológica del fragmento.
11 Los comentaristas rabínicos Rashi, Rashbam e Ibn Ezra sugieren esta interpretación, al igual
queBA.
VI Los hijos de Dios y los gigantes (6.1-4) 163
«ángeles» con las humanas. Pero, como ha señalado Kidner, los gigantes no
sólo provienen de esta unión. La frase «en aquellos días, y también después»
sugiere que otros nefilim ya existían.!S Además, la apelación a la referencia en
Números es cuestionable, ya que se supone que los nefilim de este fragmento
también murieron en el diluvio. De todas maneras, si bien afirmamos en el
párrafo anterior que la identificación de los nefilim con los «hijas de Dios» no
es clara, sugerimos que el contexto «parece» indicar que aquí las nefilim son
la descendencia de la unión juzgada por Dios.
«Se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres.» La expresión
«Se llegaron» describe la relación sexual (30.16; 38.16). Como ha concluido
Speiser, la frase solamente se refiere a la visita del hombre al cuarto de la
mujer.I6 Es importante notar que el autor no utiliza el verbo yada' (conocer
4.1, 17, 25) que denota una relación íntima y de compromiso mutuo. Las
circunstancias de este evento requerían otro tipo de descripción.
Advertencias pertinentes
Nuestra exposición de este fragmento ha demostrado las gran-
des dificultades que residen en dicho texto. No obstante, en medio
del mar de dudas y cuestionamientos, surgen algunas pautas
teológicas que servirán para el lector de hoy. Nuestra lectura del
texto no ha querido obviar los problemas existentes, pero no todo
es en vano ni negativo.
1. El peligro de extralimitarse
El mensaje principal de 6.1-4 es que la rebelión de la creación
es cada vez más seria. El pecado parece crecer de modo alarmante.
La razón primordial que el texto ofrece para explicar esta situación
es la transgresión de los límites establecidos por Dios. El ser
humano que pretende ser autónomo, queriendo determinar su des-
tino independientemente de Dios, se extralimita, sin considerar las
consecuencias trágicas que eso acarrea.
Transgredir los límites es muy común en nuestras ciudades.
El homosexualismo, el «travestismo)), las operaciones para cam-
biar de sexo, la prostitución son intentos rebeldes de traspasar
las fronteras de conducta que Dios ha dispuesto para el ser humano.
El tratar de cambiar la realidad, o escapar de ella mediante el
uso incorrecto de las drogas, es ir más allá de los parámetros
delineados por Dios. Igualmente, la destrucción de la naturaleza
Bibliografía adicional
Cassuto, U., «The Episode of the Sons of God and the Daughters of Man», en
Biblical and Oriental Studies, vol. I., Magnes Press, Jerusalem, 1973, pp.
17-28.
Clines, DJ.A., «TheSig nificanc eofthe 'Sonsof God' Episode (Genesi s6:1-4)
in the Context ofthe 'Primeva) History' (Geoesis 1-ll)»,J SOT 13(1979),
pp. 33-46.
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Klioe, M.G., «Divine Kingship and Genesis 6:1-4», WTJ 24(1961-62), pp.
187-204.
Tur-Sioai, N.H., «The Riddle of Genesis VI:1-4», ExpTim 71(1959-60), pp.
348-350.
Wickham , L.R., «The Sons of God and the Daughte rs of Meo: Gen. 6:2 in
Early Christian Exegesis», OTS 19(1974), pp. 135-147.
Ylarri, J.L.C., «Los bene ha'elohi m en Gen. 6:1-4», EstE 28(1969), pp. 5-31.
GENESIS 6:1
B. Las edades
Las reinterpretaciones de la longevidad de estos hombres son
menos felices. A primera vista el hecho de que un nombre pueda
aplicarse tanto a un individuo como a su tribu (cf el capítulo 10)
podría explicar algunas de las grandes edades si la primera cifra
que se da (3, 6, etc.) se tomara como la de la vida personal de un
hombre , y la segunda cifra ( 4, 7, etc.) como la de la familia fun-
dada por él; 76 pero Enoc y Noé son excepciones fatales, porque
evidentemente se los presenta como individuos hasta el fmal. La
idea de que puede haber variado el valor de las unidades de
tiempo es igualmente inútil: aparte de crear nuevas dificultades en
12, 15, 21, interrumpe la detallada cronología entre 7 :6 y 8:13.
Hasta donde podemos decirlo, pues, las edades se entienden
literalmente. Puede ser digno de mención el hecho de que nuestra
tasa de crecimiento conocida no es la única posible ; y también
que varias razas tienen tradiciones de longevidad primitiva 77 que
pueden obedecer a auténticas memorias. Véase también el comen-
tario sobre 12:14. Pero ulteriores estudios sobre las convenciones
de la composición de genealogías antiguas pueden arrojar nueva
luz sobre la intención del capítulo.
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GENESIS 6:2, 3
99
GENES/S 6:4-8
lOO
NOTAS
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