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Todo el mundo tiene sus patrones característicos de percepción y de relación con otras
personas y ante las diferentes situaciones de estrés. Por ejemplo, algunas personas
responden a una situación problemática solicitando ayuda de otras personas. Otras
prefieren enfrentarse a los problemas por sí mismas. Algunas minimizan los problemas.
Otras los exageran. Sin embargo, si sus patrones característicos de comportamiento son
ineficaces o tienen consecuencias negativas, las personas mentalmente sanas tienden a
probar enfoques alternativos. En contraste, los sujetos con un trastorno de la personalidad
no modifican sus patrones de respuesta, incluso cuando estos patrones son
repetidamente ineficaces y sus consecuencias son negativas. Estos patrones se
denominan patrones de mala adaptación, porque la gente no se adapta como las
circunstancias lo requieren. Los patrones de mala adaptación varían en su gravedad y en
su duración. En la mayoría de los pacientes con un trastorno de la personalidad, el
trastorno causa problemas moderados. Sin embargo, algunos padecen graves problemas
sociales y psicológicos durante toda su vida.
“Las personas que padecen trastornos mentales y del comportamiento y aquellas que
tienen trastornos por consumo de alcohol u otras sustancias psicoactivas, tienen mayor
probabilidad de presentar conducta suicida, al igual que quienes han tenido eventos críticos
en su vida, como pérdidas de un ser querido, del empleo, han tenido experiencias
relacionadas con conflictos, peleas con los padres, separación, rompimiento con la pareja,
cambio de vivienda, madre con trastornos mentales (principalmente en adolescentes),
historia familiar de suicidios, maltrato, desastres, violencia y abuso sexual; personas con
factores genéticos o biológicos que se asocian con mayor frecuencia del evento; entre
otros” 3,4,5
.
Los departamentos con tasas similares o superiores al nivel nacional deberán realizar de
manera prioritaria una sala situacional (siguiendo la metodología de la Organización
Panamericana de la Salud-OPS), con el fin de analizar cuáles son los determinantes
sociales de la salud que se encuentran asociados causalmente con el suicidio en su
territorio y así construir y ejecutar un Plan para la Prevención y Atención Integral de la
Conducta Suicida que se ajuste a sus necesidades, conforme a lo establecido en los
lineamientos nacionales del Ministerio de Salud y Protección Social para tal fin.3,4
Tasa ajustada de mortalidad por epilepsia. La tasa ajustada de mortalidad por epilepsia
del país en 2016 fue de 1,34 por 100.000 habitantes, con un rango territorial que va de 0 a
2,28. Como se observa en la tabla 1, hay 17 entidades territoriales (45,9%) con tasas por
encima de la medida nacional y 20 por debajo (54,1%), pero estas diferencias no son
significativas. Esto significa que todas las cifras del indicador son similares a la cifra
nacional, sin embargo, es importante anotar que Guaviare tiene una cifra de 2,78 por
100.000 habitantes y es la entidad con la tasa más elevada, seguido de Casanare con 2,32
y Boyacá con 2,27. Las tasa más bajas las tuvieron: Amazonas y San Andrés y Providencia
con 0 por 100.000.
Problemática
Segundo, los sujetos con trastorno de personalidad límite suelen experimentar una
desregulación interpersonal. Sus relaciones son normalmente caóticas, intensas y llenas
de dificultades. A pesar de ello, los sujetos con trastorno de personalidad límite encuentran
muy difícil abandonar las relaciones; en vez de ello, ponen en marcha esfuerzos intensos
y desesperados para evitar que los abandonen. Por otro lado, los individuos con trastorno
de personalidad límite parecen llevarlo bien en relaciones estables y positivas y mal en
las que no son estables. Por ello, otro módulo de la TDC tiene como objetivo enseñar
habilidades interpersonales efectivas. Tercero, los sujetos con trastorno de personalidad
límite tienen pautas de desregulación conductual, como evidencian sus conductas
impulsivas extremas y problemáticas, así como los intentos de herirse, mutilarse o
matarse. Las conductas suicidas o impulsivas son vistas desde la TDC como intentos
desadaptativos de resolución de problema, resultantes de la incapacidad personal para
tolerar el malestar emocional el suficiente tiempo como para conseguir soluciones
potencialmente más efectivas. De ahí que exista un módulo de formación de habilidades
dirigido a enseñar habilidades de tolerancia al malestar.
Cuarto, es común una desregulación del sentido del yo. No es inusual que un individuo
con trastorno de personalidad límite informe de que no tiene el más mínimo sentido del
yo, de que se siente vacío y de que no sabe quién es. Y quinto, también presentan una
breve alteración cognitiva, no psicótica (incluida la despersonalización, la disociación y las
ideas delirantes), que aparece en situaciones estresantes y que normalmente
desaparecen cuando se alivia la tensión. Para tratar ambos tipos de desregulación, existe
un módulo de formación de habilidades que les enseña un conjunto de habilidades de
«conciencia» (mindfulness), esto es, habilidades relacionadas con la capacidad para
experimentar y observarse conscientemente a uno mismo y al entorno.
Objetivo General
Investigar cuáles son las causas por las que se genera un trastorno de personalidad, si se
genera más en niños, adolescentes o adultos y dar a conocer información para distinguir
de qué manera conmueve o afecta a las personas tanto psicológico, social y
actitudinalmente.
Objetivos específicos
1) Identificar cuáles son los síntomas principales que aparecen en los trastornos de
personalidad.
2) Reconocer las diferentes características y las sintomatologías de los diferentes tipos
de trastornos de personalidad.
3) Presentar y explicar las diferentes técnicas de tratamiento que suelen ser aplicadas
de forma individual a las personas que presentan diferentes tipos de trastornos de
personalidad.
4) Investigar en cuantos y cuales países de Sur América se genera este problema, y
cuál es el país donde más se genera el trastorno de personalidad.
5) Averiguar en qué rango de edad se genera más este problema y porque razones.
Un examen superficial de sus teorías y propuestas podría hacer creer al lector que Millon
es un autor ecléctico, que bebe de diferentes fuentes para producir un resultado compatible
con diferentes enfoques teóricos y aceptable para clínicos pertenecientes a tradiciones muy
diversas. Millon ciertamente es integrador, sincrético -como subraya Valdés (1994)- pero la
constante búsqueda de coherencia teórica para sus propuestas le aleja del eclecticismo, a
la par que le permite no renunciar a todo lo que encuentra de valioso en las tradiciones
teóricas anteriores. En su obra de 1969 encontramos frecuentes alusiones a otros modelos
surgidos con anterioridad. A título de ejemplo recordemos los tipos de carácter derivados
de la evolución psicosexual freudiana (Millon cita particularmente a Freud, 1959; Abraham,
1927; Brown, 1940 (oral-dependiente, oral-sádico, anal-retentivo, anal-expulsivo y fálico);
los tipos neuróticos de K. Horney, 1945: (retraído, sumiso y agresivo); las tendencias de
personalidad descritas por E. Fromm, 1947: (receptiva, comercial, explotadora,
acumuladora); los prototipos de T. Leary- 1957: (Personalidades desconfiada, dependiente,
excesivamente convencional, narcisista, sádica, masoquista, hipernormal y autocrática); las
neurosis de carácter de B. Wolman, 1965: (hipervectorial, hiperinstrumental y paramutual);
los tipos interpersonales de McNair y Lorr, 1965: (B: hostil, desconfiado; C: Afiliativo,
sociable; D: retraído, desconfiado; E: insulso, inhibido; F: pasivo, G: Amistoso).
Las influencias biológicas que se consideran incluyen la herencia y como consecuencia las
disposiciones temperamentales ya observadas tempranamente en la infancia; La
modulación de estas disposiciones por los procesos de aprendizaje adaptativo y refuerzo
recíproco nos conducen al concepto de individualidad biofísica de la persona. Esta primacía
de la individualidad se conservará en la teoría de Millon como uno de sus elementos
esenciales, porque si bien se definirán prototipos "ideales" de la personalidad, cada
individuo singular es visto como único y sólo podrá ser descrito analógicamente en términos
de un perfil (en qué medida los diferentes prototipos ("patrones") le representan); los perfiles
del MCMI, MAPI, MACI, MBHI o MIPS (véase después) aportarán hipótesis descriptivas
para los individuos en términos de códigos de 2 y 3 puntos 1, y rara vez encontraremos
sujetos que se ajusten casi perfectamente a un único prototipo.
Si por el contrario el individuo muestra escasa flexibilidad para adaptarse, lo que se traduce en
que dispone de escasas estrategias alternativas en la relación con los demás, utilizándolas de
forma rígida, y es incapaz de adaptarse a los cambios, tendiendo a modificar su entorno para que
éste no le exija comportamientos que están fuera de su repertorio, entonces hablaremos de
patrón de personalidad patológico. En él encontraremos además la tendencia a crear círculos
viciosos que se manifestarán como patrones repetitivos, y en algunos casos, los más
disfuncionales, el patrón de personalidad será inestable, a causa de la debilidad del Yo, y dará
lugar a un patrón de personalidad patológico "por naturaleza" o que es fácilmente observable
como tal en cualquiera de sus ámbitos de manifestación. Esta rigidez y repetitividad del patrón
indicará la exacerbación patológica de un estilo de personalidad que podría haber sido normal de
ser más flexible, mientras que la inestabilidad del patrón dominante indica una disfunción más
grave (p.e, las personalidades esquizotípica, límite o paranoide).
Para Millon los Trastornos de Personalidad son extensiones patológicas de los patrones de
personalidad normal. Resumiendo, los trastornos de personalidad son considerados "... como
emergiendo de los patrones de personalidad normal como resultado de interacciones complejas
de disposiciones biológicas, aprendizaje desadaptativo y especialmente cambios ambientales
estresantes" (Millon y Everly, 1985).