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¿Cuál es el significado del bautismo en fuego en Mt. 3:11 y Lc. 3:16?

Dr. Jack Cottrell.

RESPUESTA: En ambos de estos textos Juan el Bautista dice que cuando el Mesías viene: os
bautizará en Espíritu Santo y fuego. El tema principal es si el bautismo en fuego es el
mismo o separado y distinto del bautismo del Espíritu. ¿Dará Jesús solo un bautismo en
Espíritu y fuego? ¿O dará dos bautismos, bautizando algunos en Espíritu y otros en fuego?

Muchos dicen que es el último. Dicen que Juan implica que su audiencia estaba dividida en dos
grupos: aquellos quienes aceptarían al Mesías y serían salvos, y aquellos que lo rechazarían y
se perderían. El Mesías sumergirá en el Espíritu Santo a aquellos que lo acepten y sumergirá
en fuego a aquellos que lo rechacen, i.e., en el juicio ardiente del infierno. La evidencia
principal para este punto de vista es la referencia inmediata al proceso de separar el trigo de
la paja, después del cual, quemará la paja en fuego inextinguible (Lc. 3:17; vea Mt. 3:10,
12).

Otros dicen que el bautismo «en el Espíritu Santo y fuego» es un solo bautismo. Ven el
bautismo de Cristo en el Espíritu Santo y fuego como un evento salvífico singular. Alfred
Plummer, en su comentario ICC sobre Lucas, declara su punto de vista preferido: Más
probablemente, el fuego se refiere al poder iluminante, encandilado y purificador de la gracia
dada por el bautismo del Mesías . . . la purificación del creyente en vez del castigo del no
creyente parece ser lo que se quería decir» (p. 95). Llegué a aceptar este punto de vista en el
curso de escribir el libro que mencioné arriba.

Que el bautismo mesiánico con fuego es el mismo que el bautismo mesiánico en el Espíritu
Santo solo tiene sentido si uno acepta la idea de que todos aquellos salvados en la era del
Nuevo Pacto (desde Pentecostés) reciben el bautismo con el Espíritu, lo cual es
verdaderamente el punto de vista que yo fuertemente defiendo. Así que Juan el Bautista está
diciendo que el Mesías venidero bautizará a todo aquel que se haga cristiano en AMBOS: con
el Espíritu Santo Y con fuego. Estos en realidad no son dos cosas muy diferentes; el último
simplemente es un aspecto del anterior.

El argumento más fuerte para este punto de vista es la construcción gramática de la frase
«en el Espíritu Santo y fuego». Aquí hay solo una preposición (griego, en, español en)
gobernando los dos objetos directos, así naturalmente indicando un bautismo compuesto de
dos elementos (Larry Chouinard, College Press, comentarion NVI sobre Mateo, p. 71). La regla
de gramática griega que se aplica aquí es que si una preposición tiene dos objetos, los objetos
son lo mismo o son muy parecidos. Si alguno piensa que tal regla gramatical no puede ser
absoluta y obligatoria, debe recordar que Jn. 3:5 tiene exactamente la misma construcción,
i.e., el que no nace de [ek] agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Muchos
usan la regla de una preposición en Jn. 3:5 para mostrar que no podemos separar nacer del
Espíritu de nacer del agua (i.e., el bautismo). Si apelamos a la regla en Juan 3:5, consistencia
nos requiere aplicarla de la misma manera en Mt. 3:11 y Lc. 3:16.

Si de verdad el bautismo singular aplicado por el Mesías es un «bautismo en el Espíritu Santo


y fuego», entonces es claro que el fuego es el fuego de purificación y purga de pecados, lo
cual es parte de la esencia misma de la obra salvífica del Espíritu de regeneración y continua
santificación. El fuego no siempre es un símbolo de juicio e ira. Mal. 3:2-3 dice: Porque El es
como fuego de fundidor y como jabón de lavanderos. Y El se sentará como fundidor y
purificador de plata, y purificará a los hijos de Leví y los acrisolará como a oro y como
a plata, y serán los que presenten ofrendas en justicia al SEÑOR.

En Zac. 13:9 Dios dice: Y meteré la tercera parte en el fuego, los refinaré como se
refina la plata, y los probaré como se prueba el oro. (Vea también Is. 4:4; 6:6-7; 1 P.
1:7.) También podemos recordar el fuego purificante que limpiará al universo de todo
pecaminoso y así «regenerarla y renovarla» en los tiempos finales (2 P. 3:7-13; vea Mt.
19:28). De forma parecida, cuando el Espíritu Santo regenera al pecador, el bautismo en
fuego purifica el alma dando muerte al hombre viejo de pecado (Ro, 6:1-6) y creando una
nueva forma de vivir en el Espíritu. La morada interna del Espíritu luego continúa
purificándonos dándonos poder para darle muerte a las obras pecaminosas de la carne (Ro.
8:13).

NOTAS:

* Versión Reina-Valera 1960.

** Poder desde lo alto: lo que dice la Biblia sobre el Espíritu Santo

4 comentarios:

1. Ángel Tiamba

Agradeciendo a Dios por todo este labor Ministerial, que Dios le dio a Usted mi amado siervo
espero que sea un instrumento útil para Dios todo poderoso, es muy interesante el tema para
nuestra vida Espiritual que no tengamos mas confusiones en interpretar la bendita palabra de
nuestro Señor Jesucristo.

2. Federico Castillo

Interesante tu interpretación, pero resulta que a todas las personas carismáticas que he
conocido durante 30 años practican los pecados mas ruines que te puedas imaginar: son
adúlteros, estafadores, mentirosos, mediocres, vividores y muchos viven enfermos y otros
murieron muy jóvenes. El cristianismo verdadero se vive todos los días en santidad. Te
recomiendo que leas el libro “Fuego extraño” de John Mc Arthur, te vas a sorprender de lo
que significa ser salvo.

3. Sergio Galindo

I. ¿Se refiere a Hch. 2:3, “lenguas repartidas, como de fuego”?

A. Hch. 2:3 no dice “lenguas de fuego”, sino “lenguas… como de fuego”. Hay diferencia entre el
fuego y algo que es semejante al fuego.

B. Además, según esta idea las lenguas repartidas como de fuego se identifican con el
Espíritu, pero Mat. 3:10-12 presenta un contraste entre el bautismo en el Espíritu Santo y el
bautismo en fuego.

C. Juan habla en la misma frase del bautismo en el Espíritu Santo y en fuego, pero no hay
indicación alguna de que los dos bautismos fueran administrados al mismo tiempo, ni en Mat.
3:11 ni en el texto paralelo, Lc. 3:16. Es necesario recordar esto para poder entender el
asunto.

D. Cuando Cristo repite la promesa del Espíritu Santo a los apóstoles (Hch. 1:5), dice que
“vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días”. Sin embargo, no
dice nada del bautismo en fuego. No dice, “vosotros seréis bautizados con fuego dentro de no
muchos días”. Ni Juan ni Cristo prometieron este bautismo a los apóstoles.
II. ¿Se refiere el bautismo en fuego a las pruebas severas de los cristianos?

A. 1 P. 4:12 dice, “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido”. Mat.
20:22, 23, Jesús habla del bautismo con sufrimiento, es decir, El y también los apóstoles
fueron “sumergidos” en el sufrimiento. Ap. 7:14 dice, “Estos son los que han salido de la gran
tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”, como si
hubieran salido de un “bautismo” de sufrimiento.

B. Pero no hay nada en el contexto de Mateo 3:11 que indique que el “fuego” de este versículo
se refiera al fuego de prueba.

III. ¿Prometió un bautismo en fuego para purificar al pueblo?

A. Algunos citan Malaquías 3:2, 3 para probar que el bautismo en fuego significa que la
predicación del Mesías iba a purificar y refinar al pueblo como “fuego purificador, y como
jabón de lavadores”.

B. Pero ¿a quién se refiere Mal. 3:2, 3? Dice el ver. 1, “yo envío mi mensajero, el cual
preparará el camino delante de mí… él es como fuego purificador”. Este texto se refiere al
ministerio de Juan el bautista, pero Juan se refiere al ministerio de Jesús.

IV. Cuando Juan dijo “os bautizará en Espíritu Santo y fuego”, ¿habló de un solo bautismo que
sería para todos?

A. Algunos creen que el pronombre “os” se refiere a toda la gente que le escuchara, es decir,
que él promete que Jesús iba a bautizar a todos en el Espíritu Santo y fuego.

B. Pero según Mr. 1:8, “el os bautizará con Espíritu Santo”. Marcos no menciona el fuego, pero
si Juan hubiera hablado de un solo bautismo — en Espíritu Santo y fuego — entonces Marcos
habría mencionado los dos. La omisión del fuego en Mar. 1:8 indica que Juan habló de dos
bautismos.
C. Juan dice, “os bautizo en agua”, pero él no bautizó a todos en agua, ni tampoco bautizó
Jesús a todos en Espíritu Santo y fuego. Muchos rechazaron el bautismo de Juan (Lc. 7:30).
Cuando vio “que muchos de los fariseos y saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación
de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?” No bautizó a los tales.

D. Además, ya hemos visto que Juan no se dirigió solamente a los apóstoles, porque cuando
Jesús repitió la promesa del bautismo con el Espíritu Santo a los apóstoles (Hch. 1:5) no dijo
nada acerca del bautismo en fuego.

E. Juan no habló solamente a los que se bautizaron, sino a todos los que habían llegado para
escucharle. El reprendió a los fariseos y saduceos (ver. 7), exigió “frutos dignos de
arrepentimiento” (ver. 8), les advirtió que no debieran confiar en su relación física con
Abraham (ver. 9), y luego les habla del juicio de Dios (ver. 10). Entonces sigue el versículo
bajo consideración: el ver. 11. Juan se dirige a dos clases de gente, algunos que serían
bautizados en el Espíritu Santo y algunos que serían bautizados en fuego. El pronombre “os”
no es universal, no se refiere a todo el mundo. Juan no afirma que todo el mundo será
bautizado con el Espíritu Santo o con fuego, sino que usa el pronombre “os” en forma
indefinida y significa que entre aquel grupo de gente algunos serían bautizados en el Espíritu
Santo y algunos serían bautizados en fuego.

F. En los vers. 10 y 12 Juan claramente habló de dos clases de gente. Igualmente habla de la
separación de los malos y buenos. Por lo tanto, en el ver. 11 hay dos bautismos para indicar
bendiciones para los fieles y castigo para los infieles.

V. Entonces ¿qué es el fuego?

A. El contexto indica que el fuego será el instrumento de castigo en el Día Final.

B. El versículo anterior (ver. 10) dice, “Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los
árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego”.
Obviamente esta afirmación se refiere al juicio sobre los infieles. El dijo (ver. 8) que los
judíos no deberían confiar en su relación física con Abraham, sino que deberían llevar frutos
dignos de arrepentimiento. Entonces en el ver. 10 Juan explica lo que pasará con los que no
llevan frutos dignos de arrepentimiento: serán echados al fuego.

C. El v. 12, o sea el versículo que sigue a la referencia al bautismo en fuego, dice: “Su
aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá la paja en fuego que nunca se apagará
“.

D. La palabra “fuego” aparece tres veces en tres versículos. Sin lugar a dudas en los vs. 10 y
12 la palabra “fuego” se refiere al castigo de los infieles. Por lo tanto, sería en extremo
absurdo afirmar que la palabra “fuego” mencionada en el v. 11, en medio de los versículos 10 y
12, se refiriera a otra cosa diferente.

E. El ver. 12 contesta la pregunta, “¿Cuándo será administrado el bautismo en fuego?” Se


refiere al juicio final cuando el Señor “limpiará su era”; es decir, hará la separación final
entre los fieles e infieles.

F. Otros textos que enseñan la misma verdad son los siguientes: Mt. 10:28; 13:41-43; 25:35-
46; 2 Ts. 1:7-9; Ap. 12:14, 15; 20:11-15; 21:8.

G. Al leer Mt. 3:11 sin tomar en cuenta otros textos sería posible concluir que los dos
bautismos debieran ser administrados al mismo tiempo, pero Juan se refiere al futuro sin
indicar el tiempo del cumplimiento de estos dos bautismos.

VI. ¿Cuál es, pues, el pensamiento principal en la referencia al bautismo “en Espíritu Santo y
fuego”?

A. Juan enfatiza el contraste entre él y Cristo. Dice que Cristo es superior a él. Dice el texto,
“Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo
calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y
fuego”. Los sirvientes más humildes (los esclavos) se encargaban de llevar el calzado de la
gente. Dice Juan que él no se sentía digno de hacer el papel del sirviente más humilde para
llevar el calzado de Jesús.
B. Para ilustrar la superioridad de Jesús él habla del bautismo en agua que él (Juan)
administraba y dice que Cristo iba a administrar otros bautismos más importantes, los que
Juan no podría administrar. Ningún hombre puede administrarlos. Esto demuestra claramente
que Cristo es superior a Juan.

C. Juan siempre habló con toda franqueza de la superioridad de Cristo. Véanse también Jn.
1:19-27; 3:26-30. Es cierto que Juan nació primero y comenzó su ministerio primero. “Este es
el que viene después de mí”, pero El “es antes de mí” (Jn. 1:27).

D. Muchos judíos se maravillaban de Juan y su ministerio. Creían que tal vez él era el Cristo
(Lc. 3:15) o, por lo menos, algún profeta muy importante, pero él sabía que de muchas maneras
la obra de Jesucristo sería muy superior a la suya, y les quería convencer de esto.

E. Muchos hablan del bautismo en el Espíritu Santo y el bautismo en fuego sin fijarse en este
pensamiento principal presentado por Juan.

Conclusión.

A. La mejor manera de entender una profecía o predicción es observar su cumplimiento.


Hechos capítulos 2 y 10 son los únicos ejemplos del bautismo en el Espíritu Santo.

B. En estos no se dice nada de “fuego”, por lo cual sabemos que este bautismo es reservado
para los infieles en el Día Final.

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