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PAUTAS PARA DIRIGIR UN CULTO


Pautas para coordinadores o directores de cultos en la iglesia

Introducción: Este es un estudio que puede servir como guía o referencia para capacitar a miembros de nuestras iglesias
para dirigir devocionales o coordinar cultos.

La importancia del coordinador o director de culto


a- Se constituye en un colaborador y administrador de las cosas de Dios, durante el momento de su servicio espiritual. Su
rol es de suma importancia en el plano espiritual, ya que es el encargado de dirigir al pueblo a la adoración a Dios, y
presentarse a sí mismo y a los demás ante el trono del Señor por medio de las oraciones, cantos y participaciones de los
hermanos. (1º Corintios 4:1)

b- Ejerce el rol de sacerdocio en un sentido espiritual, ya que es en ese momento el encargado de guiar a presentar ante
Dios la ofrenda personal de cada uno, el sacrificio de alabanzas, que como cristianos debemos ofrecer a Dios por medio
de Jesucristo. (Hebreos 13:15 // 1º Pedro 2:5)

c- La importancia de este servicio está relacionado al orden que tendrá el culto y es determinante en el beneficio espiritual
que tenga o no tal reunión. El coordinador tiene el deber ante Dios de hacerlo con excelencia, dando su máximo, para la
gloria de Dios y la bendición de si, y de todos. Es el primero en honrar la presencia del Señor y dar ejemplo de excelencia
en la adoración. (1 Corintios 14:40 // Malaquías 1: 6 – 14).

La Presentación Personal – (1Timoteo 4:12)

a- El aspecto exterior – la importancia de vestirse bien – (Éxodo 28:2, 40-43). En este sentido hay que decir que la
consigna es en pocas palabras, “santidad”, decencia, pudor, pureza, discreción, en la forma de vestirse. La idea es que aun
con nuestra manera de vestir reflejemos las virtudes cristianas y los valores espirituales. Se nos habla de; honra y
hermosura, santidad, cubrir partes íntimas, y consagración. Se puede mostrar hermosura sin deshonrarse a sí mismo
exhibiendo partes íntimas, sin recurrir a la sensualidad o al erotismo, cosas que solo sirven de tropiezo y de ocasión para
el pecado. El (la) director (directora) no debe incentivar o estimular el pecado o la carnalidad, sino inspirar reverencia
hacia Dios.

b- El aspecto exterior – la importancia de lo físico – (1 Corintios 6:12, 19,20). Aunque sea obvio, es necesario tener en
cuenta tres detalles en este sentido. El aseo e higiene personal, que habla también del estado interior; el cansancio, que
puede reflejarse en el rostro y las actitudes durante el desarrollo del culto, y la manifestación de algún problema en la
salud, cosas que pueden servir de estorbo, impedimento o limitar el libre actuar del Espíritu de Dios en y a través de
nosotros.

c- El aspecto Interior- el estado emocional- (Santiago 5:13 / Salmo 142: 2, 3,7). Es de vital importancia este detalle, ya
que del corazón salen las cosas buenas o malas, (Marcos 7:21) y por lo tanto si nuestro corazón está herido, o manchado
con sentimientos pecaminosos, tanto el coordinador como la congregación perderán bendiciones espirituales. Por medio
de la oración debemos cuidar nuestro corazón de enojos, tristezas, y preocupaciones.
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d- El aspecto interior – el estado espiritual – (Levítico 21:6, 17,23 // 16: 4-6, 11,15). Es imposible no pecar, todos
cometemos, en menor o mayor medida, errores y pecamos. Dios ha provisto los medios para que lidiemos con el pecado,
y no permitamos que nos estorbe en nuestro servicio a Dios. La idea es que seamos sinceros, nos examinemos a nosotros
mismos, confesemos y nos limpiemos de todo pecado que impida nuestro servicio al Señor con excelencia. La idea no es
dejar el servicio por causa del pecado, sino dejar el pecado para seguir sirviendo.
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Las Actitudes del Director

a- Debe estar siempre predispuesto a servir – (Salmo 108:1)


b- Ser expresivo en cada canto que eleva al Señor. No se trata de ser un motivador, sino de ser un adorador que manifieste
el verdadero sentir de su corazón hacia Dios. (Salmo 109:30 // 149:1-6)

c- No caer en el error de fingir, imitar o simular actitudes ajenas. El director debe ser expresivo pero también espontáneo y
genuino en sus expresiones y actitudes hacia Dios. (Salmo 111:1)

d- La actitud debe ser de gozo, optimismo y gratitud. Un coordinador negativo, pesimista, y depresivo, nunca será de
bendición para la congregación. (Salmo 100:1-4 / 98:4)

e- Hay veces que el ambiente espiritual es denso y pesado, se hace necesario ser sensible y discernir la necesidad y
condición de la gente, para ministrar por medio de la oración o de la Palabra de Dios, o de alguna alabanza especial, para
romper la barrera espiritual contraria que estorba la comunión y bendición del Señor. (Santiago 5:13 / 1ºCorintios 14:15)

Detalles que hacen la diferencia

· Los cantos deben ser conocidos por los músicos de la iglesia

· No es recomendable improvisar.

· No dirigir el canto si no tiene la capacidad de hacerlo.

· No conviene hacer comentarios extensos ni reflexiones largas como predicación. Usted no debe predicar, solo debe
hacer el devocional.

· Anime y sea prudente en sus palabras. No reprenda ni exhorte con dureza a la congregación si ve que no participan.

· Las lecturas de la Biblia deben ser preparadas con anticipación.

· Las lecturas de la Biblia solo deben ser leídas, no corresponde al coordinador predicar.

· Nunca ore por sus necesidades o descargue sus angustias en medio del devocional, eso debe hacerlo antes, y dejar todas
sus cargas al Señor, antes del devocional, y no derramar sus cargas a la congregación.

· Consultar con el pastor sobre la participación de quienes desean participar en el culto. Si lo autoriza o no.

· Respetar los tiempos establecidos o acordados por cada pastor o iglesia.

· Este siempre atento a aprender y modificar lo que deba, para que su servicio sea mejor y de gloria al nombre del Señor. Iglesia Emmanuel
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Cómo dirigir la adoración


3 métodos: Preparación antes del culto La adoración durante el servicio Reflexión después del servicio
La dirección de la adoración es una parte importante del culto en la iglesia. La dirección efectiva incentivará a la
congregación a unirse en la oración y en la alabanza sincera y significativa.
Parte 1 de 3: Preparación antes del culto

1. Conoce tu propósito. Ten en cuenta lo que es y lo que no es adoración. La alabanza se trata en todo momento de
adorar a Dios, y siendo el líder de la adoración, tu principal propósito será incentivar a toda la congregación a alabar a
Dios a través del canto y de la oración.
En vez de ponerte como ejemplo personal de alabanza en el escenario, concéntrate en dirigir a la comunidad
en la adoración.
La adoración no es una instancia para mostrar los propios talentos o preocuparte de verte bien. La idea no es
glorificarse uno mismo, pero el orgullo a veces se entromete subrepticiamente así que hay que mantenerse
muy alerta.
2. Ora. Dale gracias a Dios por la oportunidad de dirigir a otros en la acción de adoración hacia Él y pide guía,
humildad y valentía para hacer que esa sea una buena instancia de adoración.
Algunas cosas que vale la pena considerar al orar incluyen:[1]
Comprensión de las letras de los himnos y cánticos y la habilidad de transmitir esa comprensión.
Amor por las personas a las que se les dirige.
Sabiduría al elegir los cánticos y los versículos que se usarán en la adoración.
La habilidad para actuar de acuerdo a las verdades que se expresan en lo que se canta y se dice.
La humildad para dirigir de manera que la gloria sea para Dios y no para quien dirige o para la
congregación.
La habilidad para guiar a la congregación a mejorar su relación con Dios.

3. Organiza la alabanza en base a la lección. Averigua con el pastor de qué se tratará la lección de esa semana y
trata de elegir cánticos relacionados con el tema. Esto hará que todo el servicio sea más coherente y significativo.
También deberás elegir versículos cortos de la escritura que estén relacionados con las canciones y la lección
en general.

4. Selecciona canciones que las personas puedan cantar. La idea es que la congregación participe activamente en la
alabanza y cante. Si la gente no se siente cómoda cantando las canciones elegidas, lo más probable es que no cante.
Las personas, en general, no cantan canciones que les son desconocidas. Elige en primer lugar las canciones
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que la congregación sepa. Cuando presentes una canción nueva, planifica incluirla en varios servicios
religiosos para que las personas tengan la oportunidad de acostumbrarse a la nueva melodía.
También ten en cuenta que algunas canciones son apropiadas para ser cantadas por solistas mientras que otras
han sido compuestas para ser cantadas en grupo. Obviamente, las canciones para alabar a Dios en grupo
deben ser las que se elijan.
Quizás tengas un amplio registro musical, pero debes saber que la mayoría de las personas no cuenta con esa
habilidad. Las canciones que elijas deben usar un registro musical más corto y concentrado para que más
gente pueda cantarlas.
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5. Considera el formato del servicio. Entérate de cuántas canciones debes elegir. En muchas iglesias, existe un orden
preestablecido en el servicio. En otras, hay mayor flexibilidad. Sea como fuere, debes elegir las canciones de acuerdo
al formato y seleccionar las canciones apropiadas para las diferentes partes del servicio.

6. Memoriza.[2] Debes saber las letras de las canciones que vas a cantar. Memoriza los versículos que vas a presentar.
Puedes tener tu Biblia abierta o la partitura frente a ti durante el servicio, pero lo mejor es no depender de estas
ayudas.
Cuando practiques la presentación de las lecturas, enfatiza los verbos en vez de los pronombres, los adjetivos
o los adverbios. Los verbos en su mayoría transmiten lo esencial de la acción y del significado, así que
enfatizarlos puede ayudar a poner de relieve las verdades que presenta el texto.
Aprender con anticipación las palabras que dirás y cantarás te hará sentir mucho más cómodo durante la
alabanza en la congregación y esto redundará en una dirección de la adoración mucho más natural.

7. Práctica. Puede que seas la única persona que dirigirá la adoración en la iglesia. También puede que haya un
equipo de adoración con el que tendrás que coordinar. Sea cual fuere la circunstancia, es crucial que ensayes varias
veces las canciones que planeas cantar antes de presentarlas en la iglesia.
Cerciórate de que cada persona del equipo de alabanza sepa cuándo se cantará cada canción. Trata de que
todos estén lo mejor informados posible para que no haya sorpresas.
Escucha los aportes de los otros miembros del equipo de adoración. Si el consenso general no apoya tu
opinión inicial, reconsidera tus ideas y piensa en cómo cambiarlas de acuerdo a las necesidades requeridas.

8. Llénate de energía antes del servicio. La adoración es de carácter espiritual, pero como ser humano también
necesitas mantener tu fuerza física. Duerme bien la noche anterior. Hidrátate y come lo suficiente esa mañana para
tener la energía necesaria durante todo el servicio.
Si eres del tipo de persona que se siente mal con el estómago lleno, asegúrate de comer sólo lo necesario para
mantenerte despierto y no tanto como para sentirte indispuesto.

9. Prepárate antes del servicio. Reúnete con los otros miembros del equipo de adoración antes del servicio para
realizar un repaso final rápido.
Como líder de la adoración, trata de presentarte 15 minutos antes que el resto del equipo llegue para la
práctica final. Durante ese tiempo, haz pruebas de sonido para asegurarte de que los instrumentos estén bien
dispuestos y afinados y repasa tus notas para cerciorarte de que todo esté en orden.[3]

Parte 2 de 3: La adoración durante el servicio


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1. Vigila tu lenguaje corporal. Debes transmitir energía y sinceridad. A pesar de que en la adoración tú no seas lo
más importante, debes tener suficiente presencia escénica para atraer la atención de la congregación. Si no te
emociona la alabanza, tampoco podrás hacer que los participantes se emocionen.
Considera pedirle a alguien que te filme mientras diriges la adoración. Observa el vídeo después y revisa tu
lenguaje corporal. Fíjate qué movimientos se ven poco naturales o distraen y cuáles son los apropiados.
Cerciórate de que tu apariencia sea la adecuada. Debes verte impecable y tu ropa y accesorios deben verse
ordenados, modestos y nada llamativos.[4]
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Mantén una buena postura corporal y haz contacto visual con los asistentes durante el servicio. Sonríe cuando
sea apropiado y que tu presencia tenga fuerza y sea amigable.

2. Mira a la congregación. Observa a la congregación mientras diriges la adoración y mantén tu atención para saber
qué transmiten sus rostros. Prepárate para introducir pequeños cambios si fuera necesario durante el servicio para que
todo esté en sintonía en la iglesia.
Si las personas se ven aburridas o confundidas, quizás no sepan la canción o no se sientan cómodas
cantándola. Las puedes incentivar para que canten diciendo algo como: “Alabemos juntos a Dios”, pero evita
hacerlas sentirse culpables con frases como: “No escucho a nadie más cantando conmigo”.
También es posible que por una falla técnica las letras no aparezcan en la pantalla, así que mira por sobre tu
hombro para asegurarte de que todo esté bien.

3. Adora con el corazón. La mejor manera de hacerlo es siendo sincero. Concéntrate en las palabras que cantas y
dices cuando diriges. Si no hay sinceridad en tus movimientos y palabras, la gente lo notará.
Si bien no precisas "actuar" cada canción, trata de usar el lenguaje corporal y verbal que combine bien con el
tono de las canciones. Sonríe y muévete cuando cantes canciones alegres. Muévete con suavidad cuando
entones canciones más serias y reflexivas. Tus movimientos no deben ser histriónicos; no obstante, los gestos
apropiados pueden enfatizar la importancia del mensaje que se quiere transmitir.

4. Deja fuera lo que esté de más. Mantén la participación de la congregación durante la alabanza. Los instrumentales
muy extensos son una invitación para que las mentes de las personas se desconcentren. Quizás te resulten muy
agradables de escuchar, pero no son cosas prácticas por lo que debes dejarlas de lado.
No es necesario que dejes fuera todas las partes instrumentales, pero pregúntate cuáles son verdaderamente
necesarias y cuáles no lo son. Cuando un interludio brinda una buena transición, mantenlo. Cuando un arreglo
musical corta el fluir de la adoración, acórtalo o déjalo fuera.

5. Ora y recita las escrituras. Como se dijo antes, se debe memorizar con anticipación los versículos que se eligieron
para ser leídos. Las oraciones también se pueden escribir con anticipación o se pueden improvisar si se agrega una
nota de mayor sinceridad al hacerlo.
Igual que con las canciones y las lecturas, las oraciones deben estar conectadas con el mensaje o la lección del
servicio.

6. Presta atención a los otros líderes. Cuando sea el momento de que el pastor entregue su mensaje o cuando otra
persona esté hablando, préstale toda tu atención. Eres un dirigente de la iglesia en todo momento así que tus acciones
serán observadas por el resto de la congregación aunque no estés hablando ni cantando. Iglesia Emmanuel

7. Sé tú mismo. Si bien en cierta medida debes dejar de lado tus sentimientos personales, no debes obligarte a hacer
de la adoración un espectáculo si hacerlo no es coherente con tu personalidad. Si un día te sientes melancólico, haz
que la adoración sea también así. Cuando te sientas con mucha energía, que se note.
Un poco de honestidad siempre es buena. Pero cerciórate de no enfocarte en ti mismo mucho rato al dirigir la
adoración. En vez de decir: “Hoy ha sido un día muy malo para mí”, expresa que hay momentos en la vida en
que la alabanza puede ser difícil, pero que siempre es importante continuar alabando a pesar de las
circunstancias difíciles.
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Parte 3 de 3: Reflexión después del servicio

1. Ora otra vez. La oración es vital durante todo el proceso. Agradece a Dios por la instancia de adoración al
finalizar, aunque no todas las cosas anduvieron perfectamente bien. Pídele a Dios su guía cuando reflexiones acerca
del servicio y planifiques la próxima instancia de adoración.

2. Toma notas. Al poco rato de que el servicio haya terminado, escribe algunas notas para ti acerca de qué funciono y
qué no funcionó bien. Usa esas notas cuando planifiques la próxima instancia de adoración.
Algunas cosas que debes trabajar pueden ser la dicción, el volumen y el tono de la voz. Quizás no sepas cómo
va a sonar tu voz en el atrio hasta que no dirijas un servicio un par de veces. Realiza los ajustes necesarios en
la manera en que hablas para compensar problemas como el eco o una mala acústica.
Si otras personas te critican o te hacen sugerencias, escúchalas con humildad y con la mente abierta. Quizás
algunos consejos no sean prácticos, pero otros pueden serlo. Cerciórate de saber cómo distinguir entre la
crítica constructiva y la destructiva sin que tu ego se interponga.

3. Debes sobreponerte a los errores del pasado. Es muy bueno aprender de los errores y percances. Quedar atrapado
en esos problemas y dejar que te afecten negativamente es dañino. Piensa en cómo puedes corregir tus errores del
pasado y dejarlos atrás tan pronto como planifiques cómo evitarlos.
Los defectos y errores pueden servirnos para ser más humildes. Aquellas imperfecciones también le pueden
servir a los que diriges para darse cuenta de que todos somos humanos. Si aceptas tus propios errores con
dignidad, incentivarás a otros a hacer lo mismo.

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