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El cambio, un desafio personal

Por José Alcibíades Guerra Parada


Economista, Especializado en Administración Financiera

A veces en nuestras actividades diarias experimentamos contratiempos, desaveniencias y


desilusiones con diferentes personas y en variadas situaciones, y casi siempre pensamos que los
demás o las circunstancias son las que deben cambiar para mejorar nuestras vidas. Nos olvidamos
de nosotros, de nuestra gran responsabilidad, que realmente el único y verdadero cambio que
efectivamente puede transformarnos es el que empieza y se realiza dentro de nosotros mismos, por
iniciativa propia.

Día a día el hombre ha ido perdiendo los valores, su autoestima y la costumbre de utilizar su máximo
poder: el creador. Este poder es el que debemos buscar dentro de nuestro mundo interior. Su
búsqueda es un proceso continuo de transformación, un reto, una actitud positiva frente a la vida
basada en la confianza, en la iniciativa, en el amor propio y en el estudio permanente de nuestra
interioridad. Solo así obtendremos seguridad y grandes satisfacciones en nuestras actividades
cotidianas y entenderemos las razones básicas de nuestra existencia y de los desafíos que se nos
presentan. Ciertamente hay una gran necesidad de seres con calidad humana, motivados,
decididos, luchadores, que no tengan miedo ni flaqueen en los momentos difíciles de la vida, que
deseen vencer los obstáculos y alcanzar su prosperidad y por ende su realización personal.

El conocernos mejor, autoevaluarnos, aceptar consejos a tiempo, actuar sanamente de acuerdo con
nuestras convicciones, reconocer nuestras debilidades, aceptar nuestros errores, tomar los
correctivos necesarios; saber pedir perdón, perdonar sinceramente a quienes nos ofenden y saber
escuchar más de lo que se habla, son aspectos que no debemos olvidar, si deseamos realmente
cambiar y encauzar nuestras acciones hacia la búsqueda de la paz, el equilibrio emocional y la
vivencia en armonía.

Sabemos que no podemos ayudar a crear un mundo mejor si no hay tolerancia, sino se acepta a
los demás como son, si no hay participación activa, auténtica y decidida en la búsqueda de este
potencial, sino hay un compromiso personal que nos conduzca a mejorar cada día y lograr una
comprensión clara y profunda de la verdad.

Es fundamental ser sinceros con nosotros mismos, valorarnos, querernos, observarnos y


comprometernos, así como interesarnos por los demás, siendo creativos y justos, para convertirnos
cada uno en realizadores y escultores de nuestra propia imagen. No olvidemos que en la vida
solamente hay dos clases de hombres, los que tienen ideales, metas, carácter y los que están
vencidos por ellos mismos, estos son estáticos y los doblega siempre el pensamiento negativo. No
podemos esperar que el mundo cambie, que los tiempos cambien para nosotros cambiar, actuemos
de inmediato y busquemos la orientación necesaria haciéndole caso a la voz de la conciencia.
Adoptemos una posición flexible de cambio positivo, de autocontrol, de no ceder a la adversidad y
aprender siempre de los fracasos. Todo en aras de promover nuestra propia sinergia, nuestra
verdadera proyección del desarrollo humano.
Se nos ha dado la capacidad de generar nuevas ideas y darles forma física, busquemos la mejor
manera para alcanzar la armonía entre el cuerpo, el alma y el espíritu, haciendo que nuestras
acciones sean más creadoras y trascendentales, controlando las emociones, no prometiendo cosas
que no podemos cumplir y orientando siempre nuestra energía al servicio, solidaridad y bienestar
de nuestros semejantes.

¡Seamos activos, tomemos conciencia, explotemos esa fuerza imaginativa y estampémosle nuestro
sello personal!

corresponsal62@hotmail.com

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