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UNIVERSIDAD DEL SALVADOR

PROGRAMA DE EDUCACIÓN A DISTANCIA (USAL-PAD)


MOOC
Oportunidades y retos del Turismo Cultural

Módulo 1. Introducción al Turismo Cultural

1. Objetivo y temas del Módulo 1


Este módulo tiene por objetivo conocer algunos conceptos y definiciones sobre el
turismo cultural, como así también analizar sus beneficios, sus desafíos, sus retos y
amenazas.
Para iniciar, trataremos de responder las siguientes preguntas: ¿Qué es el turismo
cultural? ¿Por qué surge el turismo cultural?
Luego abordaremos el concepto relativo al binomio turismo y patrimonio cultural.
Finalmente, haremos una revisión sobre las oportunidades y desafíos del turismo
cultural.

2. ¿Qué es el turismo cultural y por qué surge?


Sin dudas, el turismo representa una de las conquistas sociales más importantes del
siglo XX y lo sigue siendo en el siglo XXI.
Cada vez hay más personas dispuestas a destinar mayor tiempo y recursos a esta
actividad, lo cual se traduce cada año en un aumento progresivo del número de
turistas a nivel mundial.
De acuerdo a la Organización Mundial del Turismo (OMT), el turismo seguirá en
aumento llegando a los 1.800 millones de turistas para el año 2030.
Sin embargo, más allá de estas estadísticas y de reconocer que esta actividad se ha
convertido en una de las grandes expresiones de la globalización, el turismo supone

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algo más que un desplazamiento geográfico. Implica un acto de migración
voluntaria, de enorme magnitud y significación en la vida de la gente, tanto para el
visitante como para aquel que es visitado.
Y cuando ese intercambio se produce estamos ante un “encuentro de culturas”. En
este contexto, surgen así nuevas modalidades turísticas, entre ellas el turismo cultural.
Veamos ahora algunas definiciones y la evolución de este concepto a través de los
años.

2.1. Evolución del concepto de “turismo cultural”


Una de las primeras definiciones sobre “turismo cultural” aparece en el año 1976,
cuando el ICOMOS (ó Comité Internacional de Monumentos y Sitios), adopta en
Bélgica la primera Carta de Turismo Cultural.
En la misma se reconoce que el turismo es un hecho social, humano, económico y
cultural ya instalado y comienza a ser visto como uno de los fenómenos que
promueve una influencia significativa en el hombre en general, y en los monumentos
y sitios en particular.
Sin embargo, en esta Carta los turistas todavía eran vistos como una amenaza para
la integridad de los sitios visitados, y por consiguiente, para el patrimonio cultural.
Pasaron los años, y el turismo experimentó una gran evolución, como también hubo
muchos cambios en las actitudes y percepciones frente a esta actividad.
Es así como se revisan los conceptos de esta primera Carta, dando origen a una
nueva: la Carta Internacional sobre Turismo Cultural denominada “La Gestión del
Turismo en los Sitios con Patrimonio Significativo”.
Esta declaración también fue impulsada por el ICOMOS en México en 1999. En este
nuevo documento señalaba que una de las principales causas de la conservación
era la posibilidad de que un sitio patrimonial fuera accesible al turismo para la
obtención de los ingresos necesarios para su preservación.
Por lo tanto, se revierte el concepto inicial de percibir al turismo como una amenaza
para el patrimonio, para convertirse ahora en un aliado.
Pero además de estas declaraciones internacionales repasemos a continuación
brevemente qué dicen algunos especialistas sobre ¿qué es el turismo cultural?

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Por ejemplo, hay autores que plantean que, para definir turismo cultural, primero hay
que definir ¿qué es cultura?

¿Qué es cultura?

La cultura abarca lo que piensan y


hacen las personas…

Actitudes, Obras de arte,


creencias, artefactos,
valores, modos edificios,
de vida, productos…
tradiciones…

…y lo que hacen o fabrican las


personas.

De manera sencilla podemos decir que la cultura abarca lo que piensan y hacen las
personas (esto incluye actitudes, creencias, valores, modos de vida, tradiciones…); y
lo que hacen o fabrican las personas (obras de arte, artefactos, edificios,
productos…).

Por lo tanto, si se considera la cultura de ese modo, el turismo cultural no sólo implica
la visita de lugares y monumentos, sino que se amplía también al consumo del modo
de vida de aquellos lugares que se visitan.
Sobre la base de la anteriormente expuesto, Richards define al turismo cultural como
“el desplazamiento de personas desde sus lugares de residencia habitual hasta un
destino con la intención de experimentar y consumir productos culturales del pasado,
pero también del presente, relacionados con la cultura contemporánea o modos de
vida de un pueblo o región”.
Por lo tanto, en base a este autor, podría considerarse como turismo cultural, tanto el
‘turismo del patrimonio’ (relacionado con lo antiguo, con el pasado), como el
‘turismo artístico’ (relacionado con la producción cultural actual o contemporánea).

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Otros autores establecen que el turismo cultural es una realidad diversa y
heterogénea que incorpora, por ejemplo, la visita a: museos, yacimientos
arqueológicos, centros históricos, ferias de arte, de gastronomía, de artesanía, o el
aprendizaje de idiomas, entre otros aspectos que aquí se mencionan, según la
propuesta de Tresserras.
Sin embargo, hay quienes afirman que no es fácil definir el turismo cultural, ya que
todo destino turístico tiene alguna oferta cultural y la mayor parte de los turistas
consumen en un algún momento productos culturales (Bonet).
Por lo tanto, es mejor ajustar el análisis del turismo cultural a aquellos atractivos
vinculados al patrimonio tanto en sus aspectos tangibles (ya sea, los monumentos o
edificios), como en sus aspectos intangibles (las manifestaciones de la cultura
tradicional, las fiestas o la gastronomía).

Ahora trataremos de responder a la segunda pregunta propuesta en este bloque


¿por qué surge el turismo cultural? Veamos…
El surgimiento y desarrollo que tienen nuevas modalidades turísticas en las últimas
décadas está dado por dos factores clave:
✓ la necesidad del propio mercado turístico de diversificarse, es decir, ofrecer
nuevos productos; y
✓ el surgimiento de una demanda que desea experimentar algo diferente a la
oferta turística convencional y masiva, y encontrar una oferta con contenido
cultural simbólico, espiritual o histórico.
Así, la oferta cultural en sus diversas expresiones permite dar respuesta a esas nuevas
demandas, y por ejemplo, muchas localidades o regiones alejadas de los destinos
turísticos tradicionales o de las rutas más importantes, que no poseen los clásicos
atractivos de sol y playa, o no tienen grandes monumentos, ven en la puesta en valor
de su patrimonio un elemento de atracción turística.
Surge de esta manera un nuevo tipo de turismo cultural, por supuesto, en diferentes
escalas, según los casos.

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3. El binomio turismo-patrimonio cultural
Como veíamos anteriormente, algunos especialistas afirman que todo destino
turístico tiene siempre alguna oferta de tipo cultural, por lo tanto, desde un punto de
vista operativo, es mejor centrar el análisis del turismo cultural en aquel que se genera
a partir del Patrimonio.
Entonces…¿qué es el patrimonio cultural?
De acuerdo al ICOMOS (1999) el patrimonio cultural "es amplio e incluye sus entornos
tanto naturales como culturales. Abarca los paisajes, los sitios históricos, los
emplazamientos y entornos construidos, así como la biodiversidad, los grupos de
objetos diversos, las tradiciones pasadas y presentes, los conocimientos y las
experiencias”.
Definido el concepto de Patrimonio Cultural es importante tener en cuenta que
dentro del mismo existen las siguientes categorías: los “bienes culturales tangibles” y
los “bienes culturales intangibles”.
Es preciso indicar que los primeros a su vez se distinguen entre muebles e inmuebles.

Bienes culturales

Tangibles Intangibles ó
Inmateriales

Muebles Inmuebles

Veamos a continuación las definiciones y conceptos de cada uno.


En primer lugar, ¿qué es un bien cultural tangible? Son aquellas manifestaciones
sustentadas por elementos materiales, productos de la arquitectura, el urbanismo, la
arqueología, la artesanía, etc.
Estos bienes, tal como decíamos, se diferencian en muebles e inmuebles.

Un “bien cultural tangible mueble” es una manifestación material, elemento u objeto


que puede ser trasladado. Por ejemplo, un cuadro, una escultura, un sillón, un vestigio

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arqueológico. Es decir, son todos los objetos que no están fijos ni conectados en forma
directa a estructuras edilicias o sitios.
Ejemplos:

Mural «Guernica» de Picasso Mona Lisa o La Venus de


Gioconda Samotracia

En tanto, un bien cultural tangible inmueble es una manifestación material imposible


de ser movida o trasladada. Por ejemplo, un edificio ya sea civil, religioso, militar,
industrial, como así también sitios históricos o arqueológicos: una calle, un puente, un
viaducto, entre otros.
Ejemplos:

Gran Muralla China Coliseo Romano Pirámides de Giza, Egipto

Por otra parte, están los bienes culturales intangibles, también denominados bienes
culturales inmateriales. Los mismos están conformados por los usos, costumbres,
tradiciones, representaciones, expresiones, conocimientos o técnicas que son
reconocidos como parte del patrimonio de las comunidades donde se encuentran o
se producen.
De acuerdo con la “Convención para la salvaguardia del Patrimonio Cultural
Inmaterial” de la UNESCO (2003), el patrimonio cultural inmaterial se transmite de
generación en generación, y es recreado constantemente por un grupo o
comunidad según su interacción con la naturaleza y su historia, otorgándole
continuidad y contribuyendo así a la diversidad cultural y la creatividad humana.

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Estas manifestaciones se pueden modificar con el transcurso del tiempo a través de
un proceso de recreación colectiva.
Ejemplos:

Tradición relacionada con la Elaboración del sombrero de Flamenco, expresión musical


preparación del café turco paja toquilla, Ecuador característica de España

En base a estas consideraciones cabe destacar que el patrimonio cultural se ha


convertido en un atractivo de relevancia para el turismo. Aquí es preciso destacar,
que la valoración del patrimonio cultural arquitectónico, histórico y monumental, sino
también del patrimonio a escalas más pequeñas, pasó a constituirse en las últimas
décadas en la base de iniciativas locales como activos de desarrollo de muchos
territorios.

4. Oportunidades y desafíos del Turismo Cultural


En general todas las actividades productivas, algunas más que otras, generan
impactos tanto positivos como negativos en los territorios donde se producen, ya sea
ambientales, socioculturales ó económicos.
Si partimos desde la visión del turismo cultural como una actividad enmarcada dentro
de los principios del desarrollo sostenible, encontraremos que se le pueden adjudicar
más aspectos positivos que negativos.

4.1. Aspectos positivos


Por ejemplo, desde la perspectiva de los nuevos destinos o los destinos emergentes,
encontramos que el turismo cultural, por un lado, ofrece posibilidades para el
desarrollo de pequeñas localidades o comunidades rurales que, ante el surgimiento

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de nuevas demandas turísticas, éstas encuentran en el turismo cultural una
oportunidad de desarrollo y de diversificación de sus economías.
Por otra parte, se ponen en valor recursos del patrimonio cultural (ya sea tangible e
intangible), al recuperar la herencia de los antepasados, e integrarla como nuevos
atractivos o activos del desarrollo.
Si miramos la cuestión desde la perspectiva de un destino consolidado, la
incorporación de oferta de turismo cultural, puede otorgar beneficios tales como:
✓ Dar un valor añadido o de diferenciación frente a otros destinos similares.
✓ Atenuar o romper la estacionalidad en destinos, como por ejemplo, los de sol
y playa.
✓ Diversificar la oferta de actividades.

Si analizamos las oportunidades que ofrece el turismo cultural desde la perspectiva


de la propia comunidad residente, encontramos que, por un lado, revitaliza el interés
de los habitantes por su cultura, expresada a través de sus costumbres, sus artesanías,
sus fiestas, su gastronomía, sus tradiciones, su patrimonio arquitectónico y artístico.
Asimismo, brinda un marco ideal para el rescate de antiguas recetas o la promoción
de productos de manufactura local.

Desde la perspectiva de los visitantes, cuando el turismo cultural se promueve en


localidades pequeñas o en poblados, éste fomenta la sensibilidad por el cuidado del
patrimonio y el respeto por la cultura de las comunidades visitadas.

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Por último, podemos ver los beneficios del turismo cultural desde la perspectiva de la
gestión y promoción de las políticas públicas. Es decir, por un lado, se puede
fortalecer la puesta en marcha de programas conjuntos de desarrollo entre el sector
turístico y el sector cultural. Y, por otro lado, es posible generar a través del turismo,
recursos para el mantenimiento, protección y mejora de los sitios de patrimonio
cultural.

4.2. Aspectos negativos (desafíos, retos o amenazas)


Uno de los aspectos negativos es la posibilidad de provocar un proceso de
banalización, es decir, cuando se impulsa una mercantilización extrema de las
tradiciones locales, sacándolas de contexto y despojándolas de su verdadero
significado. Esto hace que la cultura local se convierta en un mero objeto de
consumo.
Por ejemplo, las artesanías reproducidas en serie, sin empleo de técnicas y materiales
originales; ó la realización de fiestas o celebraciones locales que constituyen sólo una
“puesta en escena” para los turistas.
En los visitantes esta “autenticidad escenificada” puede originar un sentimiento de
decepción o frustración ya que no se responde a sus expectativas, es decir, cuando
lo que los visitantes esperan no se corresponde con la realidad, provocado esto por
una falta de comunicación y difusión responsable por parte de los planificadores o
empresas de turismo.
Si consideramos a la comunidad local, el turismo cultural puede también generarle
un sentimiento de rechazo cuando siente invadida su privacidad, o no se respetan
sus sitios sagrados o sus costumbres.
Asimismo, genera inhibición cuando la comunidad percibe que se ha avanzado
sobre su espacio vital y se siente observada.

En conexión con esto, en los últimos años, ha aparecido lo que se denomina el


fenómeno de la “turismofobia”, es decir, el rechazo de los habitantes locales al
desarrollo del turismo.
Esto es porque la comunidad se siente expulsada de su lugar de residencia habitual.
Ciudades emblemáticas a nivel mundial, especialmente en relación a la práctica del

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turismo cultural, donde se han dado este tipo de protestas en rechazo a la invasión
de los turistas, han sido Venecia y Barcelona, tal como se puede ver en las imágenes.

Particularmente Venecia se convirtió en un destino tan popular que el turismo


provocó una serie de crisis económicas, sociales, demográficas, y sobre todo
culturales. Es una de las ciudades histórico-artísticas con uno de los índices más altos
de visitantes con relación al número de personas que la habitan.
Al crecer el turismo, los servicios – como por ejemplo, escuelas, hospitales, entre otros
– fueron expulsados de la ciudad, para dar cabida a otras operaciones más lucrativas
con relación al turismo. A esto se sumó que la compra de cualquier producto resulta
sumamente onerosa para el habitante local, esto hizo que la población disminuyera
en las últimas décadas.
Se podría afirmar que los turistas y los residentes “compiten por el uso” del centro
histórico. Además, existe cierta invasión de productos artesanales de menor calidad
e inclusive no originales del lugar, sino importados de otros países.
Finalmente, otro desafío o amenaza del turismo en pequeñas comunidades o
comunidades más aisladas, es que puede provocar un proceso de
“desculturización”, es decir, cuando la comunidad receptora comienza a adoptar
patrones culturales a través del contacto con los turistas, y los rasgos de la cultura
local comienzan a desaparecer, o bien a modificarse, ya que la cultura “del visitante”
es percibida por los residentes como superior, provocando la adaptación u
homogeneización de la cultura local.

Cómo citar este texto:


Toselli, C. (2019). “Introducción al Turismo Cultural”, Módulo 1, en MOOC MiriadaX:
Oportunidades y retos del Turismo Cultural, Universidad del Salvador, Programa de Educación
a Distancia, Buenos Aires. Disponible en: https://miriadax.net/web/oportunidades-y-retos-del-
turismo-cultural-2-edicion-

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