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Marco teórico de la Educación Popular

Para llevar a cabo la tarea en este contexto se optó por una pedagogía alternativa y una
de las más conocidas era la “Educación Popular”, creada por un gran educador Paulo
Freire que a mediados del siglo XX decidió innovar la educación, sostenía que «enseñar no
es transferir conocimientos, sino crear las posibilidades para su producción o
construcción», lo que supone contextualizar la enseñanza plenamente y cuyo objetivo
consiste en facilitar la acción transformadora desde sectores populares para el
mejoramiento de sus propias condiciones de vida.

En este sentido IRFA considera que la Educación Popular es una propuesta metodológica
pertinente para el trabajo que se proponía realizar y estaban plasmados en sus objetivos:
ir desarrollando alternativas de superación, construyendo colectivamente oportunidades
para avanzar a partir de la realidad que se vivía, apuntando a la construcción conjunta de
oportunidades de aprendizajes, partiendo desde experiencias particulares y lugares
sociales específicos (organizaciones sociales de base), contribuir a la construcción de una
sociedad sustantivamente democrática en la que la capacidad y la posibilidad de actuar y
participar en la orientación de los cambios sociales y en la toma de decisiones, sea un
elemento sustantivo, en la que todos los hombres y todas las mujeres, puedan alcanzar el
máximo grado posible de desarrollo humano y puedan contribuir, en condiciones de
igualdad, a la construcción de un mundo mejor, más solidario, más cooperativo, en una
mejor y mayor armonía con la Naturaleza.

Paulo Freire se consideraba un hombre creyente y católico, esta es una realidad que no se
puede deslindar de su pensamiento y praxis pedagógica, se refleja en sus escritos y en su
forma de vida, pues se nota una preocupación por la persona humana, por su autonomía,
por su libertad, sin perder de vista el valor trascendente del ser humano. El pensamiento
de Paulo Freire guarda una profunda relación con el pensamiento cristiano, humanista y
personalista; para él no existe el hombre fuera de la sociedad y mucho menos sin
educación, pero tampoco existe la sociedad sin educación y por lo tanto, en palabras de
Paulo Freire “El hombre es un ser de relaciones y no solo de contactos, no solo está en el
mundo sino con el mundo”.

«La pedagogía del oprimido, como pedagogía humanista y liberadora tendrá, pues, dos
momentos distintos aunque interrelacionados. El primero, en el cual los oprimidos van
desvelando el mundo de la opresión y se van comprometiendo, en la praxis, con su
transformación, y, el segundo, en que, una vez transformada la realidad opresora, esta
pedagogía deja de ser del oprimido y pasa a ser la pedagogía de los hombres en proceso
de permanente liberación» Paulo Freire
En alfabetización por qué elegimos el método de la palabra generadora de
Paulo Freire
El diálogo es un fenómeno humano por el cual se nos revela la palabra, de la que podemos
decir que es el diálogo mismo. Por ello hay que buscar la palabra y sus elementos
constitutivos. Descubrimos así que no hay palabra verdadera que no sea una unión
inquebrantable entre acción y reflexión y, por ende, que no sea praxis. De ahí que decir la
palabra verdadera sea transformar el mundo.

La palabra inauténtica no puede transformar la realidad, pues privada de su dimensión


activa, se transforma en palabrería, en mero verbalismo, palabra alienada y alienante, de
la que no hay que esperar la denuncia del mundo, pues no posee compromiso al no haber
acción. Sin embargo, cuando la palabra hace exclusiva referencia a la acción, se convierte
en activismo, minimiza la reflexión, niega la praxis verdadera e imposibilita el diálogo.

Los hombres no se hacen en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción, en


la reflexión. El diálogo implica un encuentro de los hombres para la transformación del
mundo, por lo que se convierte en una exigencia existencial.

Y no podemos dejar de recordar que para Freire, la palabra tiene dos fases constitutivas
indisolubles: acción y reflexión. Ambas en relación dialéctica establecen la praxis del
proceso transformador. La reflexión sin acción, se reduce al verbalismo estéril y la acción
sin reflexión es activismo. La palabra verdadera es la praxis, porque los hombres deben
actuar en el mundo para humanizarlo, transformarlo y liberarlo.

Pedagogía del oprimido, Montevideo, Tierra Nueva, 1970 (Buenos Aires Siglo XXI Argentina
Editores, 1972)

Método psicosocial, Río, Instituto de Pastoral, 1970 (mimeo). Texto de conferencias, reconocido
como auténtico por el autor.

Alfabetización de adultos y concienciación, en Mensaje, septiembre de 1965.

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