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HABLEMOS BIEN

Quien habla bien, sin cometer errores en el empleo o pronunciación de las


palabras de su idioma, lleva consigo la mejor tarjeta de presentación. En todas
partes se le tendrá por culto y podrá participar, sin timidez, en cualquier
conversación.

Quien habla mal, por el contrario, será tenido o visto por inculto, aún cuando
posea mucha instrucción y sea muy competente en su trabajo, profesión u oficio.
Casos hay de profesionales muy brillantes que hacen un deslucido papel en
cualquier conversación por cometer con frecuencia errores de lenguaje.

Para hablar bien, el primer requisito es querer hacerlo, y por tanto, para
corregir fallas de lenguaje, es necesario que la persona, niño, adolescente o
adulto, mantenga el deseo consciente y permanente de mejorar su expresión oral.

Mal habito lingüístico

Un error sumamente común y feo es cambiar la “m” por la “n” en el plural de


la primera persona del copretérito de los verbos, diciendo, por ejemplo: estábanos,
íbanos, veníanos, comíanos, éranos, etc.

Ejemplos de frases incorrectas y correctas:

Inc. Nosotros íbanos a comer


Corr. Nosotros íbamos a comer
Inc. Nosotros estábanos cansados de viajar
Corr. Nosotros estábamos cansados de viajar
Inc. Éranos muchos y parió la abuela
Corr. Éramos muchos y parió la abuela
Inc. Nosotros lo veníanos pasar todos los días
Corr. Nosotros lo veíamos pasar todos los días

También se observa con frecuencia error similar al ya analizado al emplear


el pretérito imperfecto (según la Real Academia Española de la Lengua) o pretérito
(según Andrés Bello) del modo subjuntivo de los verbos. Por ejemplo: fuéranos en
lugar de fuéramos, estuviéranos en lugar de estuviéramos, etc.

Ejemplos de frases incorrectas y correctas:


Inc. Él nos dijo que fuéranos temprano.
Corr. Él nos dijo que fuéramos temprano.
Inc. No me pareció que estuviéranos en lo correcto.
Corr. No me pareció que estuviéramos en lo correcto.

Verbos de uso frecuente para practicar

Abandonábamos Frenábamos Manteníamos

Abarcábamos Frecuentábamos Movíamos

Bajábamos Freíamos Ofrecíamos

Bañábamos Gastábamos Obrábamos

Cercábamos Golpeábamos Padecíamos

Cerrábamos Hacíamos Podíamos

Comentábamos Imponíamos Renunciábamos

Corregíamos Iniciábamos Reparábamos

Dañábamos Jugábamos Teníamos

Debíamos Juntábamos Tomábamos

Deducíamos Kilometrábamos Sabíamos

Echábamos Lamíamos Sosteníamos

Escuchábamos Leíamos Sacudíamos

Enrollábamos Mandábamos Sacábamos

Empobrecíamos Medíamos Veíamos

Fracasábamos Manifestábamos Vestíamos


Acometido o cometido

“él no ha cumplido con su acometido y por lo tanto merece una sanción”


dice el presidente de un tribunal disciplinario, refiriéndose a un incumplimiento de
uno de los miembros de una organización. Quizás tenga razón en lo que afirma,
pero ha debido emplear la palabra cometido (comisión, encargo según el
diccionario), en lugar de la usada, que no existe en nuestro idioma.

A diestra y siniestra, adiestro y siniestro

Corrientemente se emplea el modo adverbial “a diestra y siniestra” en


frases como: “el hombre estaba tan enfurecido que repartió golpes e insultos a
diestra y siniestra”. Ahora bien, la forma correcta de ese modo adverbial no es la
utilizada en esta frase, sino “adiestro y siniestro”.

Adolecer

El verbo adolecer es comúnmente mal empleado, tanto en el lenguaje


hablado como en el escrito. Dice alguien, por ejemplo: “la televisión venezolana
adolece de artistas nacionales”, y al expresarse así da a entender que los propios
artistas son males que afectan a la televisión, cuando seguramente lo que se
quería significar era que el medio de comunicación experimenta falta o escasez de
artistas nacionales.

Es necesario recordar que el verbo adolecer (caer enfermo, padecer


enfermedad. Tener algún defecto según el diccionario) además tiene como
acepción figurada “estar sujeto a vicio, faltas o defectos”. Por tal motivo, la frase a
debido enunciarse de la siguiente manera: “La televisión venezolana adolece de la
falta de artistas nacionales”.

Adré, adrede

No es raro oír en boca de una niña furiosa esta acusación: “Mi hermano
hizo eso adré para que yo me molestara”.

Mas se disgustaría si le hiciéramos notar que la palabra adré que acaba de


usar es incorrecta y que ha debido decir: “Mi hermano hizo eso adrede para que
yo me molestara”.

¿Álgido?

Refiriéndose a las conversaciones entre Venezuela y Colombia acerca del


diferendo sobre el golfo de Venezuela, uno de nuestros periodistas escribió:
“Cualquier discusión sobre este tema tan álgido y controversial…” y al expresarse
así incurrió nada menos que en el uso de un barbarismo, puesto que así califica el
diccionario el empleo del adjetivo álgido por intenso, activo, ardiente, acalorado,
decisivo.

El adjetivo álgido lo define el mismo diccionario como “muy frío” y agrega


que en medicina se dice de las enfermedades acompañadas de frío glacial.

Se cree que el colega periodista ha podido expresarse mejor en el caso a


que nos referimos al principio, diciendo: “Cualquier discusión sobre este candente
y controversial tema…”.

¿Ambos sexos?

El columnista Aníbal Nazoa, hermano del trágicamente fallecido Aquiles,


hizo muy popular la sección que publicaba en la revista capitalina “Élite” con el
título de “Reloj de Tiempo”, en la cual criticaba con acierto y gracia los gazapos
que se le escapaban a periodistas, escritores, etc., en su diario trajinar con el
lenguaje.

En su ya mencionada sección, Nazoa censuró en una oportunidad, por


considerarla incorrecta, la expresión “jóvenes de ambos sexos” y sugirió
reemplazarla por “jóvenes de uno y otro sexo”, que a nosotros también nos parece
más apropiado, ya que no adolece de cierta ambigüedad como la primera…

Anduve, anduve, etc.

Ciertas irregularidades en la conjugación del verbo andar dan lugar a


errores como el señalado y corregido arriba. Errores como éste pueden evitarse
teniendo presente las irregularidades que este verbo tiene en sus modos indicativo
y subjuntivo.

INDICATIVO SUBJUNTIVO SUBJUNTIVO


Pretérito indefinido Pretérito imperfecto Futuro imperfecto

YO Anduve Anduviera o anduviese Anduviere


TÚ anduviste Anduvieras o anduvieses Anduvieres
ÉL O ELLA anduvo Anduviera o anduviese Anduviere
Anduviéramos o
NOSOTROS anduvimos Anduviéremos
anduviésemos
Anduvierais o
VOSOTROS anduvisteis Anduviereis
anduvieseis
ELLOS anduvieron Anduvieran o anduviesen Anduvieron

Ejemplos de frases incorrectas y correctas:

Inc. Yo anduve con mucho cuidado para no caerme.


Corr. Yo anduve con mucho cuidado para no caerme.

Inc. El me dijo que no andara buscando problema

Corr. El me dijo que no anduviera buscando problemas.

Inc. Quien andare en malas compañías terminará mal.

Corr. Quien anduviere en malas compañías terminará mal.

Apóstrofe, apóstrofo

Estas dos palabras, tan parecidas en su escritura, tienen, sin embargo,


significados completamente diferentes. Apóstrofe, según el diccionario, es un
sustantivo ambiguo (de dos géneros) que designa la figura retórica consistente en
cortar el discurso para dirigirse con vehemencia a alguien; también significa
directo, insulto. Apóstrofo, en cambio, es el nombre del sigo ortográfico (’) que
indica supresión de letras, como en la expresión familia pa’ mi (para mí).

Aqué, dequé

Poco elegante y reveladoras en quienes las usa de descuido al hablar, son


frases como éstas:

“Juan está aqué Pedro”

“María está aqué su hermana”

“Luis vino dequé su mamá”

Armando viene dequé su tío”

Sin lugar a dudas, correctamente sería decir:

“Juan está en casa de Pedro”

“María está en casa de su hermana”

“Luis vino de casa de su mamá”

Armando viene de casa de su tío”

Ascendencias, descendencia
Es común la confusión en el uso de estas dos palabras. Se dice, por
ejemplo, al referirse a una persona nacida en el país cuyos padres son
extranjeros: “Fulano es venezolano, pero de descendencia europea”.
Correspondería aquí decir: “Fulano es venezolano, pero de ascendencia europea”,
puesto que las personas de quienes uno proviene son sus ascendientes.

Así es que, ahí es que, etc.

En boca de personas de todos los niveles, inclusive locutores de radio y


conocidísimos animadores de televisión, se oyen con frecuencia las inelegantes e
incorrectas expresiones: “así es que se hace”, en lugar de “así es como se hace”.
A este error lingüístico se le conoce como “que” galicado.

Ejemplos del mal uso del que:

Inco. “ahí es que está”

Corr. “ahí en donde está”

Inc. “ahora es que me doy cuenta”

Corr. “ahora es cuando me doy cuenta”

Inc. “de allí es que viene”

Corr. “de allí es de donde viene”

Inc. “así es que podemos hacerlo”

Corr. “así es como podemos hacerlo”

Inc. “con ése es que quiero hablar”

Corr. “con ése es con quien quiero hablar”

Inc. “por eso es que hemos venido hoy”

Corr. “por eso hemos venido hoy”

Aspirar, aspirar a

El verbo aspirar es de mucho uso, puesto que todos aspiramos a algo: el


pobre aspira a mejorar de situación, el rico aspira a ser más rico, el estudiante a
graduarse, y así por el estilo. Pero lo malo es que algunos utilizan incorrectamente
el verbo al no seguirlo de la preposición “a” o de la contracción “al”. Dicen por
ejemplo: “Ese boxeador aspira lograr el título de campeón mundial”, “Julia aspira el
reinado de la feria”, en lugar de: “Ese boxeador aspira a lograr el título de
campeón mundial”, “Julia aspira al reinado de la feria”.

Quitarle al verbo aspirar la preposición “a” es convertir a los aspirantes en


aspiradoras.

Automotriz, automotor

“Pedro piensa establecer un taller automotriz” manifiesta con satisfacción un


buen amigo del futuro empresario. Pero la frase es incorrecta, porque el adjetivo
automotriz es femenino y el nombre al cual califica, taller, es masculino. Por lo
tanto, el amigo debió haber dicho: “Pedro piensa establecer un taller automotor”.

¿Caraqueñismos?

Consiste en quitarle la “r” a los infinitivos de los verbos, así como también,
quitarle la “d” y la “s” a las palabras que terminan en ella, como: bondad, libertad,
verdad, esclavitud, veracidad, tranquilidad, Caracas, nosotros, estamos, viejos,
etc.

Colores en la televisión

El eminente jurista zuliano, Dr. José Manuel Delgado Ocando, se apartó por
una vez de los temas de derecho, que con tanta profundidad ha tratado en
numerosos escritos, para hablar sobre los colores en la televisión. En corto pero
sustancioso comentario periodístico, denunció la incorrección que se comete al
decir “televisor a color” en vez de “televisor de color”; recomendó decir y escribir
“televisores de color”, “estudios de color” y “filmes, películas o televisión en color o
en colores”, y abogó porque se aceptaran como correctas, a simili, la locución a
todo color, de la misma manera que se aceptan a toda máquina, a todo correr,
etc., no sin hacer la salvedad de que estos dos últimos no son sino idiotismos
impuestos por el uso.

Ejemplos: locuciones en color o en colores, fotografía en color o en colores,


diapositivas en color o en colores, dibujos en color o en colores, grabados en
colore o en colores, ilustraciones en color o en colores, etc.

Comodines

Es una mala costumbre, que revela pobreza del lenguaje o por lo menos
pereza mental, el usar continuamente los llamados modines, esas palabras que
por poder significar cualquier cosa no significan nada. Entre nosotros son
corrientes: bicho, coroto, perol, jaiba, guarandinga, cuestión, etc. Evitemos el uso y
abuso en el empleo de estos comodines y acostumbrémonos a llamar las cosas
por su nombre.

Competer, competir

Tan parecido como son estos dos verbos y cuán diferentes significado
tienen: competer significa pertenecer, tocar o incumbir a uno alguna cosa,
mientras que competir: contender dos o más personas entre sí, aspirando unas y
otras con empeño a una misma cosa, y también: igualar una cosa a otra análoga
en la perfección o en las propiedades.

Ejemplo: “A las autoridades les compete mantener el orden”, “muchas


naciones compiten por la copa mundial de futbol”, “las venezolanas compiten en
belleza con cualesquiera mujeres latinoamericanas”.

Compulsivamente, impulsivamente

Los adverbios compulsivamente e impulsivamente tienen muy diferente


significado, pero hay quien los usa incorrectamente como equivalentes: “El actúa
compulsivamente cuando alguien le molesta” es un ejemplo de mal uso, puesto
que en este caso debe usarse impulsivamente.

Se dice en forma correcta que alguien se conduce o actúa


compulsivamente cuando lo hace movido por una fuerza ajena a su voluntad. Por
ejemplo, “Pedro obró compulsivamente al abandonar el terreno que le pertenecía,
después de haber sido amenazado de muerte si no lo hacía”. Se dice igualmente
bien que alguien actúa impulsivamente cuando lo hace sin reflexionar, llevado de
la impresión momentánea. Ejemplo: “ella obró impulsivamente al replicarle de
mala manera a su marido cuando éste le hizo un reclamo razonable”.

Conducir, deducir, etc.

Los verbos conducir, deducir, inducir y otros similares dan lugar a errores
que fácilmente pueden advertirse comparando las siguientes frases incorrectas y
correctas.

Inc. Yo conducí a la anciana…

Corr. Yo conduje a la anciana…

Inc. Yo deducí qué él…

Corr. Yo deduje que él…

Inc. Yo inducí a mi amigo…


Corr. Yo induje a mi amigo…

Inc. Yo le producí mucho…

Corr. Yo le produje mucho…

Inc. Yo reducí mis gastos

Corr. Yo reduje mis gastos

Inc. Yo traducí ese cuento

Corr. Yo traduje ese cuento

Estos y otros errores se evitaran estudiando con cierto detenimiento los


modos y tiempos del verbo modelo, conducir, que se da a continuación; teniendo
en cuenta que como este verbo se conjugan también aducir, deducir, inducir,
introducir, reconducir, producir, reducir, reproducir, seducir y traducir.

VERBO MODELO: CONDUCIR

Indicativo pretérito
Pronombres Indicativo presente imperativo
indefinido
Yo Conduzco Conduje
Tú Conduces Condujiste Conduce (tú)
Él o ella Conduce Condujo Conduzca (él/ella)
Nosotros Conducimos Condujimos Conduzcamos
vosotros Conducís Condujisteis Conducid
Ellos Conducen Condujeron Conduzcan

Subjuntivo
Subjuntivo Subjuntivo futuro
Pronombres pretérito
presente imperfecto
imperfecto
Condujera o
Yo Conduzca Condujere
condujese
Condujeras o
Tú Conduzcas Condujeres
condujeses
Condujera o
Él o ella Conduzca Condujere
condujese
Condujéramos o
Nosotros Conduzcamos Condujéremos
condujésemos
Condujerais o
Vosotros Conduzcáis Condujereis
condujeseis
Condujeran o
Ellos Conduzcan Condujeren
condujesen
Con o sin

Para alabar en forma original y llamativa el producto de turno, ya sea un


detergente, un dentífrico, un refresco, un automóvil, etc., los productores de cuñas
comerciales para radio y televisión no tienen escrúpulos en maltratar el idioma.
Tristemente famosa se hizo aquella cuña de una conocida manteca en la cual
aparecía una niñita diciendo: “porque la manteca X es más mejor.” Esa cuña fue
tan criticada que sus autores tuvieron que modificarla y excusarse; pero no
siempre sucede así. Desde hace tiempo venimos oyendo y viendo en grandes
carteles, una frase que, para invitar a la gente a tomar cierto refresco, dice: “Con o
sin sed, tome…” La frase debería ser: “Con sed o sin ella, tome…”, pero en esa
forma, que es la correcta, perdería tal vez su “impacto” publicitario.

Criminógeno, criminal

Un reportero de sucesos describe como un hecho “criminógeno” la muerte


de un honesto ciudadano por mano de un hampón. Ahora bien, de acuerdo con los
elementos que lo forman, el adjetivo criminógeno significa “que engendra o
produce crimen”.

Por tal motivo, el periodista ha debido decir simplemente “hecho criminal”,


puesto que se trataba de un crimen ya cometido.

Dámocles, Damocles

En una rueda de presan, alguien dijo con mucho énfasis, engolando la voz:
“Una espada de Dámocles pende sobre las poblaciones de la Costa Oriental del
Lago”, dando a entender que determinada amenaza se cierne sobre esas
comunidades petroleras.

Haciendo abstracción del contenido en sí de tal afirmación, debemos


señalar que la acentuación de Damocles en la “a” es poco común, aunque algunas
autoridades dicen que es correcta.

De, con

Muchas personas creen expresarse muy propia y elegantemente al decirle


al mesero, de un restaurante: “Por favor, deme un vaso con lecha”. Si el mesero al
traerle el servicio, le dijera: “Señor, aquí tiene su vaso de leche”, éste sí estaría
hablando correctamente, ya que en castellano se designa el recipiente por el
contenido. Así tenemos que se dice: una copa de vino y no una copa con vino, un
vaso de cerveza y no un vaso con cerveza, una taza de café y no una taza con
café.
En este uso no hay razón para hacer excepciones, ya que las mismas lo
que podrían es dar lugar a confusión.

Un caso en el cual sí es perfectamente apropiado el uso de con en vez de


de es cuando le pedimos al mesonero, que nos dé un vaso con un poco de agua
para tomarnos una pastilla o algo específico.

De, preposición

La preposición de es una de las más usadas en castellano, y por tanto la


que da lugar a mayor número de equivocaciones en el uso.

Por ejemplo: cuando alguien dice: “Cuando se dió de cuenta, ya no había


remedio”, la preposición de sale sobrando, ya que la expresión correcta es:
“Cuando se dió cuenta, ya no había remedio”. Otros malos usos de la preposición
de los encontramos, por ejemplo, en expresiones como: “Ella lo hizo de ex
profeso”, “Pedro vió la película de gratis”. Cuando lo correcto sería: “Ella lo hizo ex
profeso” y “Pedro vió la película gratis”.

También está mal empleada la preposición de en la siguiente frase: “Vé a la


ferretería y compra un paquete de tornillo de madera”. Probablemente quien reciba
esa orden irá a la ferretería y regresará con los tornillos pero quien pidió los
tornillos se hubiera expresado mejor si le hubiera encargado tornillos para madera

Denle, demen

Dos frases que hemos oído son: “Delen un dulce a ese niño para que se
calle”, Demen tiempo para pensar si me conviene hacer el negocio”.

Ambas frases son incorrectas, puesto que la “n”, que forma parte del verbo
se traspone al final del vocablo, después de los pronombres personales le y me en
su forma enclítica. (adjetivo. Partícula átona. Que se une a la palabra anterior y
forma un todo con ella. Ej: aconséjame)

Frases correctas

Denle un dulce a ese niño para que se calle

Denme tiempo para pensar si me conviene hacer el negocio

Igual observación tenemos para otras formas incorrectas como dígalen,


ayúdemen, deformaciones del díganle y ayúdenme. Otro error similar, pero esta
vez no de transposición sino de adición, es el que hallamos en cálmensen y
protéjansen, también oídas por ahí, que desde luego corresponden a cálmense y
protéjanse.
Deber y deber de

Vale la pena explicar el uso correcto del verbo con la preposición de o sin
ella, y para ello vamos a analizar las dos frases siguientes:

“Él debe llegar en el autobús de las ocho”

“Él debe de llegar en el autobús de las ocho”.

¿Cuál es la diferencia entre estas dos frases? Veamos:

La primera nos dice que la persona de quien se habla tiene “el deber” de
llegar en el autobús de las ocho, y no implica mayor presunción de que en efecto
llegará; y la segunda declara que posiblemente esa persona llegará en el autobús
de las ocho, sin por ello insinuar que tenga el deber de hacerlo. Si encajamos las
frases en períodos de mayor amplitud, podemos ver más clara la significación:

“Él debe llegar en el autobús de las ocho, porque su guardia empieza a las
ocho y cuarto”.

“Él debe de llegar en el autobús de las ocho, porque a esa hora empieza la
película que él quiere ver”.

Suele incurrirse en el error de invertir el uso correcto que acabamos de


explicar, empleando el verbo deber sin la preposición de para expresar duda y
agregarle a dicho verbo la misma preposición para reforzar la idea de deber, de
obligación ineludible, al modo de aquél que escribía asesino con “h” porque así le
parecía más asesino.

Para aclarar más este último punto, damos a continuación algunas frases
incorrectas y correctas con de.

Inc. El debe de hacer el trabajo, ya que se comprometió a efectuarlo.

Corr. El debe hacer el trabajo, ya que se comprometió a efectuarlo.

Inc. El debe venir, porque le gusta mucho visitarnos

Corr. El debe de venir, porque le gusta mucho visitarnos.

Denigrar

El verbo denigrar, quizás por provenir del latín nigrare, ennegrecer, ha


tenido la negra suerte de ser comúnmente mal empleado al agregarle la
preposición de en vez de la preposición a, que es la que debe acompañarlo.

Frases incorrectas y correctas con denigrar:


Inc. Ese señor denigra de su propia familia.

Corr. Ese señor denigra a su propia familia.

Inc. Él es piloto y denigra de todos los pilotos.

Corr. Él es piloto y denigra a todos los pilotos.

Deportes, el argot de los…

Como resultado de la intensificación en nuestro medio de la práctica de


numerosos deportes, ha venido surgiendo el llamado argot deportivo, ese lenguaje
especial en el cual se expresan los jugadores, entrenadores, espectadores, etc.,
de los diferentes deportes, y que los periodistas deportivos ponen en blanco y
negro en las reseñas de los eventos y enriquecen, no siempre con muy buen tino,
con neologismos de su propio cuño o tomados de otros idiomas, principalmente
del inglés.

Es imposible evitar que nazcan y crezcan dentro del castellano lenguajes de


este tipo, ya que los mismos responden a una muy legítima necesidad de
comunicación. Lo que sí debería tratar de evitarse, tanto en la narración “en vivo”
de los eventos deportivos como en la reseña periodística de los mismos, es crear
neologismos que vayan contra la lógica o contra el espíritu del idioma.

El deporte más popular en Venezuela, el beisbol (nombre que la Real


Academia aceptó con acento en la e, béisbol) ha dado pie para la invención de
algunas de esas expresiones, que son realmente criticables: “Llegó quieto a la
primera almohadilla”, dice un narrador, y al oírlo nos preguntamos cómo puede
alguien moverse (que es lo que da a entender el verbo llegar) y al mismo tiempo
estar quieto.

Lo que el narrador ha querido decir es que el corredor no fue puesto “out”, o


fuera, en la primera base, pero la frase que ha usado no lo expresa bien. Antes
era más corriente la expresión “llegó seif” (safe: salvo, seguro, ileso, en inglés) que
parecía más apropiado aunque en la misma se utilizaba una palabra inglesa
castellanizada.

“El lanzador impulsa hacia la goma” es otra frase corriente en la narración


de beisbol, y en este caso habría que preguntar: ¿Qué impulsa? ¿La pelota? ¿o
se impulsa él? “La bola levantando, levantando”, es un caso parecido: ¿qué
levanta la bola? Sabemos que lo que se levanta es la propia pelota, pero la forma
como nos lo dicen es inapropiada.
Podríamos multiplicar los ejemplos, pero con los citados creemos haber
dejado bien claro el punto.

Dequeísmo

Muchísimas personas, entre ellas algunas con títulos profesionales, tienen


la mala costumbre de anteponer la preposición “de” antes del pronombre que en
frases como éstas: “Él me dijo de que no vendría”, “ella creyó de que él la
despreciaba”, “el maestro le advirtió de que iba a ser castigado”, “el niño temió de
que el perro lo atacara”, “el jurado consideró de que la obra no tenía valor”, etc.

En otras palabras, el dequeísmo y el queísmo han estado siempre


relacionados. Además siempre han tenido un denominador en común que es la
desviación de la norma. Primero con el empleo de la conjugación con de y que. Y
en segundo caso igual pero no se usa la preposición.

• QUEÍSMO: Este consiste en prescindir de la preposición de delante de la


conjunción que, un ejemplo es; ME ACUERDO QUE LLOVÍA.

• DEQUEÍSMO: Este consiste en el uso incorrecto de la preposición de


delante de la conjunción que, un ejemplo es; LE PIDIÓ DE QUE SE FUERA

Frases correctas:

“Él me dijo que no vendría”.

“ella creyó que él la despreciaba”.

“el maestro le advirtió que iba a ser castigado”.

“el niño temió que el perro lo atacara”.

“el jurado consideró que la obra no tenía valor”.

Derecho, deber

“Él tiene derecho a mantener a sus hijos”, exclama una madre indignada
ante el incumplimiento por parte de su marido de las obligaciones que como padre
le corresponden. Al hablar así, la señora está confundiendo los conceptos de
derecho y deber. Según el diccionario, derecho es la facultad natural que tenemos
de hacer todo lo que sea nuestra voluntad, a no ser que la ley lo prohíba, o nos lo
impida la fuerza ajena.

Mientras que deber es aquello a lo cual estamos obligados por preceptos


religiosos o por leyes. Está claro, pues, que la señora debió haber dicho: “Él tiene
el deber de mantener a sus hijos”.
Detentar

Detentar significa, según el diccionario, retener uno sin derecho lo que no le


pertenece, y el vocable forma parte de la terminología legal. Sin embargo, algunas
personas usan la palabra en el sentido de “poseer”, refiriéndose específicamente a
cargos, títulos, honores, etc. Es un uso absolutamente incorrecto que no merece
análisis.

Ejemplos incorrectos y correctos:

Inc. “Mi amigo Luis detenta el título de campeón de tenis, que ganó en muy buena
forma”.

Corr. “El dictador Idi Amin detentó el poder en Uganda durante muchos años”.

Dintel, umbral

“Cuando la vi, estaba parada en el dintel de la puerta”. Al oír esto, debemos


sorprendernos, puesto que, a menos que posee poderes sobrenaturales, nadie
puede pararse en el dintel, que es la parte superior de la puerta, paralela al
umbral, que es la inferior. Ha debido decir: “Cuando la vi, estaba parada en el
umbral de la puerta”.

Don

La palabra Don se antepone al nombre de una persona con el fin de hacer


notar que esa persona, por sus dotes relevantes, merece aprecio y consideración.
Ejemplos: “Don Rómulo Gallegos figura entre los mejores novelistas
hispanoamericanos”.

Familiarmente se antepone el Don al nombre de pila, diciendo, por ejemplo:


“Don Pedro”, “Don Luis”, “Don Manuel”, etc.

Lo que sí es impropio y hasta suena un poco ofensivo es anteponer el Don


al solo apellido, diciendo, por ejemplo: “Don González”, “Don Gutiérrez”, etc.

Emigrante, inmigrante

Algunos se hacen un lio cuando tienen que alguna de estas dos palabras,
ya que no han captado con precisión el concepto que expresa cada una de ellas.
Valga pues, una aclaración: un italiano, pongamos un caso, que deja su país para
venir a radicarse en Venezuela, para sus paisanos es un emigrante y para
nosotros es un inmigrante. Y viceversa, si uno de nuestros conciudadanos se va a
establecer en Italia, nosotros lo despedimos como un emigrante y los italianos lo
recibirán posteriormente como un inmigrante.
En base a, con base a

“En base a los estudios realizados”, es expresión corriente en la jerga


burocrática, lo cual no quiere decir que sea correcta, puesto que no debe decirse
en base a sino con base en, sobre la base, sobre esas bases, etc.

“Con base en los estudios realizados”, o “sobre la base de los estudios


realizados”, serían frases apropiadas en lugar de la que mencionamos al principio
de este comentario.

Envidiado

“Juanito esta envidiando de mí por la bicicleta que me compraron” –dice, no


sin cierto disimulado orgullo, un niño a quien sus pudientes padres no le niegan
nada. Lo que ha querido expresar es que su menos afortunado compañero de
juegos esta envidioso, pero para decirlo emplea, en forma incorrecta, la palabra
envidiado. Este mal uso se ha hecho común entre niños y adolescentes, quienes
hasta han implantado el uso del verbo envidia de una manera muy peculiar,
diciendo, por ejemplo: “ella se envidió de mí”, “tú te envidiaste de tú hermano”.

Epónimo

En algunas ocasiones se dice y escribe que el General Rafael Urdaneta es


el héroe epónimo del Zulia. Y al hacerlo se está cometiendo un grave error
idiomático.

Epónimo (del griego epi, sobre y onoma, nombre) título dado al primer
arconte, con cuyo nombre se designaba el año. En castellano se aplica
estrictamente al “héroe o a la persona que da su nombre a un pueblo, a una tribu,
a una ciudad o a un periodo o épca”.

Puesto que el Zulia lleva su nombre completamente diferente al del General


Urdaneta, éste evidentemente no es el héroe epónimo del estado, y en cambio sí
lo es, por ejemplo, del monumental puente sobre el Lago de Maracaibo, pues
dicha obra fue designada precisamente con el nombre del héroe.

Escamoso, escamado

“El detective se puso escamoso ante la insistencia con que el hombre


miraba hacia el edificio del hotel”, dice un reportero al referirse a la forma en que el
representante de la ley, guiado por su instinto investigativo, determinó que se
intentaba cometer un delito.

Aquí el término escamoso, cuyo significado es “que tiene escamas”, está


mal empleado. El reportero debió decir: “El detective se puso escamado ante la
insistencia…”, ya que el verbo escamar tiene como una de sus acepciones: “Hacer
que uno entre en cuidado, recelo o desconfianza”.

Esfinge, efigie

Las palabras de forma o sonido parecidos se confunden con facilidad.


Ejemplo de tal confusión es esta frase que le oímos a cierto señor: “La esfinge de
Bolívar aparece en la monedas venezolanas”. En este caso la confusión fue con
la palabra efigie, cuyo significado es: “imagen que representa una cosa real y
verdadera. Esfinge, en cambio, significa: “animal fabuloso con cabeza, cuello y
pecho de mujer y cuerpo y pies de león.

Ética, estética

Alguien nos dice que determinada persona trabaja con mucha ética, y
deberíamos entender que esa persona obra en su trabajo con mucha moralidad y
honestidad, que es lo que indica el empleo de la palabra ética; pero resulta que lo
que se ha querido significar es que la persona, una secretaria, pongamos por
caso, escribe cartas con muy buena presentación, y por lo tanto tiene estética o
sentido de la belleza en su trabajo.

Eufórico, fúrico

Se nos acerca un amigo y nos dice: “Acabo de encontrarme con el profesor


Martínez y lo noté bastante eufórico”.

Cuando nos dice esto, de inmediato pensamos que el profesor en


referencia debe de haber ganado la lotería o recibido una herencia multimillonaria,
para encontrarse eufórico, valga decir, lleno de euforia, o sea, la sensación de
bienestar que produce la perfecta salud física…y posiblemente el disponer de
buen dinero en el banco.

Posteriormente nos enteramos de que el profesor a quien se refería nuestro


amigo lo que estaba era muy disgustado por un problema profesional y se sentía
“fúrico”, es decir, furioso, en nuestra habla popular, y no eufórico que significa algo
muy diferente.

Feliz, lápiz

Las palabras feliz (adjetivo) y lápiz (sustantivo) no tienen entre si ninguna


relaciona especial, salvo las que les da el hecho de que algunas personas, al
usarlas en plural, cometen un curioso error: dicen, por ejemplo: “nosotros hemos
sido muy feliz en nuestro matrimonio”, en lugar de decir correctamente: “nosotros
hemos sido muy felices en nuestro matrimonio”; e igualmente, “voy a la librería a
comprar dos lápiz”, en lugar de: “voy a la librería a comprar dos lápices”.

Lo mismo ocurre con otros adjetivos y sustantivos terminados en z; audaz,


capaz, contumaz, eficaz, fugaz, incapaz, locuaz, mordaz, perspicaz, pertinaz,
procaz, sagaz, suspicaz, tenaz, veraz, voraz, antifaz, capataz, disfraz, fa, paz,
solaz,… todos aquellos que hacen plural en aces: antifaces, capaces, etc. Así
como también, palabras como: motriz, actriz, aprendiz, barniz, cerviz, cicatriz,
codorniz, desliz, emperatriz, lombriz, maíz, meretriz, nariz, perdiz, raíz, tamiz,…
todos aquellos que hacen plural en ices: motrices, actrices, etc.

Folklore, folclor

Esta palabra traída del inglés, en ese idioma significa: “las tradiciones,
creencias, costumbres, dicho, historias, etc., conservados por el pueblo”, y en
nuestro idioma tiene las siguientes acepciones: 1. ¿Cómo pronunciarla? ¿Folklore
o folclor?, 2. ¿Usar la grafía original o escribir folclor, folclórico, folclorista, etc.?

Según el filósofo Manuel Seco (Diccionario de Dudas de la Lengua


Española) en España predomina la lectura a la española “folklóre”, pero en otros
países hispánicos se pronuncia florklór.

Forzo, fuerzo, etc.

Los verbos forzar, quebrar, soldar y renovar, todos de uso corriente, tienen
ciertas irregularidades que pueden fácilmente advertirse por medio de la
comparación de frases incorrectas y correctas con dichos verbos.

Inc. Yo forzo la gaveta del escritorio

Corr. Yo fuerzo la gaveta del escritorio

Inc. El forza la puerta con un barretón

Corr. El fuerza la puerta con un barretón

Inc. Yo quebro con mis manos un palo de escoba

Corr. Yo quiebro con mis manos un palo de escoba

Inc. Algunos bancos quebran por mala administración

Corr. Algunos bancos quiebran por mala administración

Inc. Yo soldo con acetilieno

Corr. Yo sueldo con acetileno


Inc. Él solda mal

Corr. Él suelda mal

Inc. Él renova su ropa todos los años

Corr. Él renueva su ropa todos los años

Para cualquier caso de duda, con respecto a la conjugación de estos


verbos, basta con tener en cuenta que cada uno de ellos tiene un verbo paradigma
o modelo, según el cual se conjuga.

El paradigma o modelo de forzar, soldar y renovar es el verbo contar


(cuento: fuerzo, sueldo, renuevo, etc) y el de quebrar es acertar (acierto, quiebro,
etc.)

Gas, kerosén

El popular kerosén también conocido como: kerosina, kerosene, queroseno,


querosín y querosén, aun se escucha con frecuencia expresiones como éstas:
“Dile a Pedrito que vaya al abasto a comprar 100bs de gas” y Pedrito –en este
caso- muy obediente, va al abasto con un botellón o cualquier otro recipiente
apropiado y lo trae casi lleno del kerosén que le pidieron compra. Este es otro
claro ejemplo del empleo de una palabra –gas- en lugar de otra –kerosén- que es
la correcta de acuerdo con lo que se requiere expresar.

Es bueno anotar de paso que el verdadero gas, el gas natural, que se


produce con el petróleo o independientemente de éste, y que llega por tuberías a
las viviendas conectadas a una red de distribución, ha dado origen a una curiosa
palabra compuesta que no sólo se oye en boca de amas de casa, sino que se
halla en más de una nota periodística.

Nos referimos a la palabra gasplan, derivada posiblemente de la expresión


inglesa gas plant (planta de gas). Se dice por ejemplo, cocina de gasplant, para
referirse a la cocina de gas natural o simplemente de gas, con la cual se introduce
en el lenguaje una palabra incorrecta e inútil en lugar de otra expresión
perfectamente apropiada.

Generalizadores

Otra tendencia perjudicial para la buena expresión oral es la generalización,


la designación de determinados objetos por la clase a la cual pertenecen. Por
ejemplo, para algunas personas todo lo que sirve para contener un liquido es un
pote, ya se trate de una de las latas donde venía la leche en polvo, de una vaso,
de una jarra, etc.; las caraotas, los frijoles, los garbanzos, las lentejas, son granos,
o peor aún, pepas; y todas las pastas, ya sean macarrones, raviolis, tallarines,
espaguetis, son fideos, y así por el estilo.

Esta costumbre, además de que empobrece notablemente el lenguaje de


quien la pratica, tiene sus peligros. Dado el caso de que uno de estos
generalizadores llegue a un restaurante con el deseo de comerse un buen plato de
espaguetis, si se deja llevar por su habito a lo mejor termina saboreando contra su
voluntad un plato de sopa de fideos.

Gravedad, gravidez

¡Parece mentira! Hay quienes confunden el estado de gravedad con el de


gravidez. Probablemente el que tal yerro comete pertenece al sexo masculino…

De todas maneras, es bueno puntualizar que gravedad tiene varios


significados: fuerza que atrae a todos los cuerpos hacia el centro de la tierra;
compostura, circunspección; enormidad, exceso, grandeza, importancia; de
cuidado, tratándose de enfermedades. Gravidez, en cambio, tiene un solo
significado: preñez.

Haber

Este verbo, uno de los más importantes del idioma castellano, es fuente de
muchos errores. Podemos señalar, por ejemplo, el uso incorrecto de habían por
había; hubieron por hubo; hayan por haya; habemos por hay, habrán, habrá,
somos o estamos.

Ejemplos de frases incorrectas y correctas

Inc. Habían muchas personas en la fiesta

Corr. Había muchas personas en la fiesta

Inc. No creo que hayan suficientes sillas

Corr. No creo que haya suficientes sillas

Inc. Habemos muchos habitantes en Venezuela

Corr. Hay o somos muchos habitantes en Venezuela

Inc. No creo que haya habido heridos en el accidente

Corr. No creo que haya habido heridos en el accidente

Inc. Habrán presentaciones de artistas


Corr. Habrá presentaciones de artistas

También con el verbo haber se cometen errores al decir: haiga por haya;
haigan por hayan; haigamos por hayamos.

Inc. “Creo que haiga tiempo de ir”

Corr. “Creo que haya tiempo de ir”

Inc. “Espero que haigan recibido mis noticias”

Corr. “Espero que hayan recibido mis noticias”

Inc. “Cuando haigamos terminado, descansaremos”

Corr. “Cuando hayamos terminado, descansaremos”

Otros usos incorrectos del verbo haber son:

Pueden haber problemas

Puede haber problemas

Podrán haber madres malas, pero son excepciones

Podrá haber madres malas, pero son excepciones

No van a haber cambios en el gobierno

No va a haber cambios en el gobierno

También se cometen errores al utilizar las formas compuestas de este


verbo, se dice, por ejemplo:

Han habido malas noticias sobre las negociaciones con Colombia

Ha habido malas noticias…

Han habido muchas pérdidas en el negocio

Ha habido muchas…

Nadien, naide, naiden

Una mujer con lágrimas en los ojos le dice a su amiga: “¡Nadien sabe lo que
he tenido que vivir, nadien!”. De seguro la vida de esta señora no ha sido nada
fácil pero eso no quiere decir, que nuestro idioma deba pasar por lo mismo que
ella ha vivido. No es sólo esta señora quien incurre en este fatal error de agregarle
“n” a Nadie que sería la palabra correcta a utilizar en su defensa. Son miles de
personas –y no estamos exagerando- las que incurren en esta errada costumbre
fonética haciéndola cada día más viral en nuestro lenguaje.

Improsulto

En algunas partes de Venezuela este adjetivo se utiliza para calificar a un


hecho o persona sin parangón en sentido negativo. Se dice, por ejemplo: “Que
hayan robado el banco sin usar armas de fuego es lo improsulto”. Aparentemente,
esta palabra, que en algunos países latinoamericanos se emplea con el significado
de atrevido, sinvergüenza, malo, inútil, es una derivación, o quizás mejor
corrupción, de la locución latina non plus ultra, al español: no más allá.

¿Infarto al miocardio?

En patología, se denomina infarto “la necrosis de un tejido provocado por la


isquemia que produce la oclusión de la rama arterial que lo irriga”, lo cual en
lenguaje corriente significa que tal condición patológica consiste en que un tejido
se muere (necrosis, del latín necrosis y este del griego nekrosis; de nekrós,
muerto) debido a falta de riego sanguíneo.

Los infartos se observan –dicen los expertos- en los órganos cuya


circulación arterial es de tipo terminal, es decir, en el cerebro, en el corazón, en el
riñón, en el bazo y en el pulmón.

Valgan todas las explicaciones previas para referirnos con mayor propiedad
al error que con mucha frecuencia se comete al decir “infarto al miocardio” en
lugar de infarto del miocardio, que es la expresión correcta. De lo anterior se
sigue, por analogía, que debemos decir: infarto del cerebro, infarto del bazo, ya
que nos referimos a órganos únicos en el cuerpo, e infarto de riñón o de pulmón,
por ser estos dobles. Es, desde luego correcto decir infarto del riñón izquierdo, del
pulmón derecho, etc, cuando se sabe cuál órgano ha sido afectado.

Inflingir, infligir

El verbo infligir, que hablando de castigos o penas corporales significa


“imponerlas o condenar a ellas”, se presta a dos tipos de error: primero, agregarle
incorrectamente una “n”, diciendo infligir, y segundo, confundirlo con el verbo
infringir, que quiere decir “quebrantar”, refiriéndose a leyes, reglamentos, órdenes,
etc. Se inflige una pena o castigo corporal; se infringe una ley, una ordenanza, una
disposición legal.

Aceptaciones, acepciones
A más de una persona amante de consultar el diccionario le hemos oído
decir: “Esa palabra tiene varias aceptaciones”, cuando en realidad lo que querían
decir era que la palabra en referencia tenía varias acepciones o significados.

Aplicación

Una mala traducción es la que se hace de la palabra inglesa application,


que quiere decir, entre otras cosas, “petición, solicitud”, usando con el mismo
significado la palabra castellana aplicación. Se dice, por ejemplo, incorrectamente:
“Él desea hacerse miembro de ese club, y ya envío la correspondiente aplicación”.
Es evidente que la forma correcta de expresar este es: “Él desea hacerse miembro
de ese club, y ya envió la correspondiente solicitud”.

Croché, embrague

Puesto que la mayoría de los automóviles y otros vehículos que circulan en


el país eran de fabricación norteamericana, y los catálogos de repuestos de estos
vehículos venían originalmente en inglés, naturalmente muchas de las palabras
que designaban dichas partes, pasaron al castellano en su forma inglesa o con
ligeras modificaciones. Ejemplo de ellas son: bendix, rin (rim), silbín (sealed
beam), suiche (switch), etc.

Lo mismo ocurre con la palabra croché, adaptación del inglés clutch, donde
clutch corresponde exactamente a la palabra embrague, que también es de uso
corriente en nuestro idioma.

¿Lapso de tiempo?

“Habiendo transcurrido un lapso de tiempo prudencial, el abogado decidió


hacer valer los derechos de su cliente por la vía judicial”. En esta oración,
aparentemente impecable, se ha cometido un desliz al decir lapso de tiempo,
puesto que la palabra lapso tiene como una de sus acepciones la de “curso de un
espacio de tiempo”. Era suficiente decir:

“Transcurrido un lapso prudencial, etc…”.

Le, la (leísmo)

Por mucho tiempo se mantuvo en una emisora de radio una cuña que
decía: “Si su marido le adora, le comprará muebles X”. puede advertirse fácilmente
que en la frase el primer pronombre le está mal empleado al decir le adora,
refiriéndose evidentemente a que el objeto de la adoración es una mujer. La
expresión correcta es: “Si su marido la adora, le comprará muebles X”.
Al respecto, vale la pena mencionar el error parecido en que incurrió el
redactor de manchetas de un conocido diario venezolano al escribir una que
decía: “A la ciudadanía se le trata de usted”. La expresión correcta, tratándose de
que ciudadanía es un sustantivo del género femenino, sería: “A la ciudadanía se la
trata de usted”.

Otra cuña que dio de que hablar fue: “¿Qué es lo que tiene Vicenta que tan
contenta se le ve?”, correspondiendo decir “se la ve”.

Literal, literario

De ninguna manera significan lo mismo, aunque muchas personas se


confunden al emplear uno u otro termino. Literal significa, según el diccionario:
“conforme a la letra del texto o al sentido exacto y propio” y se aplica a la
traducción en que se expresan por su orden todas las palabras originales. Literario
quiere decir: “perteneciente o relativo a la literatura”.

Lucidez, lucimiento

“La fiesta de cumpleaños tuvo mucha lucidez”, comenta con entusiasmo


una de las asistentes, satisfecha de las atenciones recibida. Es sincera en lo que
trata de expresar, pero emplea mal la palabra lucidez, cuyo significado es: “calidad
de lúcido o claro en e razonamiento, la expresión, etc.”. ha debido decir: “La fiesta
de cumpleaños tuvo mucho lucimiento”, ya que lucimiento significa: “acción de
lucir o lucirse”.

Mal infundada

“Esa creencia está mal infundada”, afirma enfáticamente un charlista. Al


expresarse así deja dudas en sus oyentes, ya que el adverbio mal envuelve
negación, y el adjetivo infundada también es negativo. De la doble negación
resulta en este caso una afirmación, de manera que la creencia vendría a estar
bien fundada, lo cual con seguridad no fue lo que quiso decir el charlista.

“Esa creencia es infundada” o “es creencia está mal fundada”

La misma regla se aplica al uso junto con una negación de cualesquiera


otros adjetivos que envuelven un sentido negativo, tales como impreparado,
inadmitido, etc.

Medio, media

“Juanita está media enferma”, “Petra está media loca”. Frases como éstas
se oyen con mucha frecuencia, lo cual no quiere decir que sean correctas. En
ellas, la palabra que modifica a los adjetivos loca y enferma (el adverbio de modo
medio) se hace concordar mal en género con dichos adjetivos. Debió haberse
dicho medio enferma y medio loca.

Me hizo, me haya hecho

En una muy vieja y difundida cuña de televisión, se puso en boca de un


niño –imperdonable atropello- la siguiente frase: “Ojalá que mamá me hizo pasta
X”.

Cualquiera que posee una media cultura idiomática sabe que la frase
correcta sería: “Ojalá que mamá me haya hecho pasta X”, puesto que ojalá (del
árabe naxo alah, “¡Quiera Dios!”) expresa un deseo y por tanto exige la
construcción con subjuntivo.

Mejorcísima

Otra famosa cuña de televisión –que tanto daño le hizo a nuestro idioma-
nos sorprende diciendo que “la mayonesa X está mejorcísima”, y con relación al
novedoso término usado no nos queda más que expresar nuestra estupefacción.
¡El idioma rico en palabras, y giros, en el cual se han escrito obras cumbres de la
literatura universal, como “Don Quijote de La Mancha”, resulta insuficiente para
convencernos de que la mayonesa recomendada es mejor que todas las demás, y
hay que inventar un híbrido de comparativo y superlativo, que por espurio no tiene
cabida en el buen castellano!

Me se, te se

Errores bastante difundidos son los que se cometen al decir, por ejemplo,
se me cayó, se te cayó, en lugar de se me cayó, se te cayó.

Es una equivocación en la cual inadvertidamente incurren, aunque parezca


increíble, hasta señores con títulos universitarios y cursos de posgrado, por lo
demás muy capaces y destacados en sus profesiones.

Las siguientes frases con el mencionado error las hemos oído en boca de
personas de alto y bajos niveles sociales y profesionales:

“Esta pava no te se quita ni con el agua bendita”, “Me se olvidó comprar la


medicina en la farmacia”. Las frases correctas equivalentes son: “Esa pava no se
te quita ni con el agua bendita”, “Se me olvidó comprar la medicina en la farmacia”.
Otra forma del mismo error la encontramos en frases como esta:

“Mi esposa quiere imponérmese, pero yo no se lo permito”. Donde éste


sufrido marido debió decir:
“Mi esposa quiere imponérseme, pero yo no se lo permito”.

Mucho

La palabra mucho, de uso frecuentísimo en el lenguaje diario, puede dar


lugar a confusión en cuanto a la manera correcta de utilizarla, pues a veces
desempeña funciones de adjetivo y otras veces de adverbio. Se dice, por ejemplo,
correctamente: “Le he hecho muchos más favores que él a mí”; “Tengo muchas
más pruebas de su infamia”; “Tendría muchos menos problemas si fuese más
prudente”; “El negocio dio muchas menos ganancias este año que el anterior”.
Casos estos en que mucho se está usando como adjetivo y concuerda en género
y número con los sustantivos correspondientes.

Por el contrario, cuando mucho se usa como adverbio, permanece


invariable. Ejemplos: “Las pruebas presentadas le dieron mucho mayor fuerza a
sus afirmaciones”; “Mi vehículo sufrió mucho menor daño que el suyo”. En estas
dos últimas frases, como adverbio, modifica a los adjetivos comparativos mayor y
menor.

No

El adverbio no, si no se lo utiliza con propiedad, puede hacer que algunas


de nuestras frases no expresen exactamente lo que queremos decir. Cuando
decimos, por ejemplo, “A él no le puede gustar tener que pagar ese precio”, damos
a entender que sabemos o suponemos con mucho fundamento, cuál va a ser la
reacción de la persona de quien se trata. Si en cambio se dice: “A él puede no
gustarle tener que pagar ese precio”, apenas insinuamos la presunción de que la
actitud de la persona de quien se habla, puede ser negativa.

Nos, no

Un curioso error que se comete con mucha frecuencia es quitarle la s al


pronombre nos (convirtiéndolo en los) en frases como éstas: “No los han
advertido”, “no los han dicho”. Las frases correctas correspondientes serían: “Nos
lo han advertido”, “Nos lo han dicho”.

Yerna, nuera

“Fulanita es mi yerna”, dice una señora refiriéndose a la esposa de su hijo.


En buen castellano, debería decir: “Fulanita es mi nuera”, ya que el femenino de
yerno es nuera y no yerna.

¿Orgullecerse?
“Nosotros nos orgullecemos de tocar para ustedes”, le oímos decir al
directos de un conjunto musical, quien en esa forma desea halagar a su auditorio.
Lo malo es que el verbo que empleó, orgullecerse, no existe en el diccionario, y sí
en cambio, enorgullecerse. Nuestro amigo director ha debido decir: “Nosotros
nos enorgullecemos de tocar para ustedes”. Enorgullecer significa: “llenarse de
orgullo”.

Parejo, pareja

“Ese joven en un buen parejo”, dice satisfecha una damita, refiriéndose a la


habilidad en el baile que acaba de demostrarle cierto galán, pero no se expresa
bien al llamar a su compañero parejo, ya que en castellano cualquiera de las dos
personas que danzan, hombre o mujer, se llama pareja.

Plebiscito

A manera de chiste, se utiliza en conversación la frase “hemorragia nasal


de sangre por la nariz”, en la cual, según puede advertirse fácilmente, hay más de
una redundancia. En parecida falta incurrió alguien que escribió por ahí: “plebiscito
popular”, sin percatarse, quizás por ligereza, de que plebiscito (del latín
plebiscitum) ya envuelve la idea de pueblo, y la palabra, en su acepción más
utilizada moderadamente, significa “consulta al voto popular directo para que
apruebe o desapruebe la política de poderes excepcionales, mediante la votación
de las poblaciones interesadas”.

Prestar, pedir prestado

Algunos filósofos califican de impropio el uso del verbo prestar para


significar pedir prestado o tomar prestado. En efecto, el verbo prestar significa, en
su primera y más usada acepción: “Entregar a uno algo por algún tiempo con la
obligación de restituirlo a su dueño, o cantidad equivalente, por lo cual cuando
alguien dice, por ejemplo: “Le presté cinco mil bolívares a un amigo”, debe
necesariamente entenderse que el que habla le hizo entrega al amigo de la
cantidad en referencia.

Por tal motivo, es bueno, para evitar ambigüedad o confusiones, que en


materia de negocios, acostumbrarse a usa las expresiones “pedir prestado” o
“tomar prestado” cuando se requiere expresar que se está solicitando el préstamo,
y usar, en cambio, prestar como se lo está concediendo.

Ejemplos de frases correctas:

“Yo le presté el carro a mi hermano para que llevara a su esposa al cine”


“Él tomó prestado mi bolígrafo y no me lo ha devuelto”

“Mi suegro me pidió prestado el martillo para hacer unos trabajos en su casa”

Preveer, prever

Nos atrevemos a afirmar que el uso de preveer, que no existe en castellano,


en lugar del verbo prever, es uno de los errores que más comúnmente se cometen
al hablar y escribir.

Se dice, por ejemplo, (y esto lo tomamos de una noticia publicada en un


periódico de Maracaibo): “El Consejo Zuliano de Planificación y Coordinación
prevee las perspectivas de institucionalizar foros…”.

Aquí la expresión correcta sería: “EL Consejo Zuliano de Planificación y


Coordinación prevé las perspectivas de…”, etc.

El verbo prevé, que se deriva del latín (previdere), y cuyo significado es “Ver
con anticipación, conocer, conjeturar lo que ha de suceder”, tiene como modelo o
paradigma de conjugación el verbo ver.

Formas usuales de prever

INDICATIVO INDICATIVO
Presente Pretérito imperfecto

Yo Preveo Preveía
Tú Prevés Preveías
Él o ella Prevé Preveía
Nosotros Prevemos Preveíamos
Vosotros Prevéis Preveías
Ellos Prevén Preveían

SUBJUNTIVO IMPERATIVO

Yo Prevea
Tú Preveas Prevé
Él o ella Prevea Prevea
Nosotros Preveamos Preveamos
Vosotros Preveáis Preved
Ellos Prevean Prevean
Prohibir que no

“Juancito está bravo porque su mamá le prohibió que no fuera al cina”, le


oímos a una amiguita del niño castigado, y, a decir verdad, nos quedamos
confusos. El verbo prohibir de por sí expresa una negación, la orden de no hacer
algo, así que está de más agregar, al usarlo, el adverbio no. La amiguita debió
haber dicho: “Juancito está bravo porque su mamá le prohibió que fuera al cine”

Punto de vista

En sentido figurado, punto de vista es la posición en la cual mentalmente se


coloca uno para observar y analizar una idea, un argumento, un problema. Por ello
resulta muy correcta y lógica la expresión “desde ese punto de vista”, empleada en
frases como las siguientes: “desde ese punto de vista, tú opinión puede ser
acertada; desde el punto de vista de la utilidad pública, considero que la obra es
necesaria y debe ser ejecutada; desde el punto de vista político, no parece
conveniente hostilizar demasiado a la oposición”.

En cambio, resulta incorrecta en estas mismas frases la expresión, “Bajo


ese punto de vista”, ya que parece indicar que el observador, en lugar de
colocarse en el punto de mira escogido para observar algo, se coloca,
inexplicablemente debajo de ese punto.

¿Quejesto?

Ésta no es palabra castellana sino una especie de hibrido bárbaro formado


por la fusión de ¿Qué es esto? expresión pronunciada frecuentemente por muchos
animadores, comentaristas, locutores, periodistas y personas de renombre en los
medios de comunicación.

La mejor manera de evitar esta forma de hablar es aprender a pronunciar


mejor las palabras que tienen “s” al final, marcando bien esta letra y no
convirtiéndola en “j”. A este barbarismo algunos autores lo definen como “joseo”.

Revertir

Este verbo se puso de moda en Venezuela a raíz de la promulgación de la


Ley de Reversión Petrolera y se conjuga como el verbo convertir. Por ejemplo:

Yo convierto Yo revierto
Tú conviertes Tú reviertes
Yo convertí Yo revertí
Tú convertiste Tú revertiste
Él convirtió El revirtió
Nosotros convertimos Nosotros revertimos
Yo convertiré Yo revertiré
Él convertirá Él revertirá
Nosotros convertiremos Nosotros revertiremos
Ellos convertirán Ellos revertirán

“S” al final de las formas verbales

Existe el hábito de agregarle una “s” al pasado o pretérito de los verbos en


su segunda persona (tú) de indicativo, diciendo, por ejemplo:

Vinistes, trajistes, cantastes, llamastes, trabajastes, soldastes, energizastes,


conectastes, etc… en lugar de viniste, trajiste, cantaste, llamaste, soldaste,
energizaste, conectaste, etc.

Inc. Ayer no visnistes a visitar a tú mamá

Corr. Ayer no viniste a visitar a tú mamá

Inc. Eso no fue lo que me dijistes

Corr. Eso no fue lo que me dijiste

Inc. Debistes saber que no irían

Corr. Debiste saber que no irían

Inc. Hicistes un mal desempeño

Corr. Hiciste un mal desempeño

Satisfacer

El verbo satisfacer, por lo irregular de su conjugación, hace incurrir a


quienes no dominan esa conjugación en frecuentes equivocaciones como las que
se señalan y corrigen a continuación:

“Yo satisfací tus deseos”, en lugar de “yo satisfice tus deseos”; él satisfació
mis exigencias”, en lugar de “él satisfizo mis exigencias”; “ellos satisfacerán tus
menores caprichos”, en lugar de “ellos satisfarán tus menores caprichos”, “yo
satisfaceré a todos mis clientes”, en lugar de “yo satisfaré a todos mis clientes”.

El medio más seguro para no usar mal este verbo es recordar siempre que
se conjuga en todos sus tiempos y personas igual que el verbo hacer.
INDICATIVO INDICATIVO INDICATIVO
Presente Pretérito indefinido Futuro imperfecto

Satisfago Satisfice Satisfaré


Satisfaces Satisficiste Satisfarás
Satisface Satisfizo Satisfará
Satisfacemos Satisficimos Satisfaremos
Satisfacen Satisficisteis Satisfaréis

SUBJUNTIVO SUBJUNTIVO SUBJUNTIVO


Presente Pretérito indefinido Futuro imperfecto

Satisfaga Satisficiera o satisficiese Satisficiere


Satisficieras o
Satisfagas Satisficieres
satisficieses
Satisfaga Satisficiera o satisficiese Satisficiere
Satisficiéremos o
Satisfagamos Satisficiéremos
satisficiésemos
Satisficiérais o
Satisfagáis Satisficiereis
satisficieseis
Satisficieran o
Satisfagan Satisficieren
satisficiesen

POTENCIAL SIMPLE IMPERATIVO

Satisfaría
Satisfarías Satisfaz
Satisfaría Satisfaga
Satisfaríamos Satisfagamos
Satisfarías Satisfaced
Satisfarían Satisfagan

Sendos

Según los expertos gramáticos, éste es el único adjetivo castellano


rigurosamente distributivo. Significa “uno para cada uno”.

Ejemplos: “las muchachas vinieron cabalgando en sendos caballos”. “Las


cuatro hermanas recibieron sendos regalos”. “A los tres niños le correspondieron
sendos juguetes”.
Se emplea sendos incorrectamente cuando se le da la significación de
grandes o muchos, como al decir que: “Pedro le dio a Juan sendos golpes”. “Don
Andrés Bello escribió sendas obras”.

Vayen

“Para que se vayen sintiendo cómodos, les voy a contar un chiste”, dijo un
parlero maestro de ceremonias al abrir una reunión social, pero uno de los
presentes, profesor de castellano, más bien se sintió incomodo cuando el
animador dijo vayen en vez de vayan, que es lo correcto.

Inc. “Yo quiero que ellos vayen a visitarme”

Corr. “Yo quiero que ellos vayan a visitarme”

Inc. “Es bueno que nosotros vayemos a la reunión”

Corr. “Es bueno que nosotros vayamos a la reunión”

Inc. “Ella espera que el vaye a estudiar”

Corr. “Ella espera que el vaya a estudiar”

También con el verbo ir se comete otro error similar al utilizar vamos por
vayamos, diciendo por ejemplo: “Es hora de que nos vamos”, en lugar de decir:
“Es hora de que nos vayamos”.

Volver en sí

Cuando alguien recobra la conciencia después de haber estado desmayado


o anestesiado, se dice que ha vuelto en sí. Ahora bien, cuando la persona de
quien se dice que ha recobrado el sentido es uno mismo o una segunda persona,
ya no puede utilizarse la expresión “volvió en sí”, ya que hay que hacer el cambio
de pronombre que corresponde. Ejemplo: “Cuando volví en mí me asusté mucho”;
“Cuando volviste en ti, no me reconociste”.

Y que, diz que

Cuando se dice, por ejemplo, “Gutiérrez y que va a comprar la mayoría de


las acciones de la compañía”, o “Juanita y que rompió con su novio”, se está
cometiendo el error de usar una conjunción (y) y un pronombre relativo (que) con
un significado que no tienen, en lugar de emplear la forma diz que, contracción o
apócope de dicen o dícese que.
Entonces se las frases anteriores se dirían así: “Gutiérrez diz que va a
comprar la mayoría de las acciones de la compañía”, y “Juanita diz que rompió
con su novio”.

Yo soy de los que…

“Yo soy de los que pienso que el Gobierno es el culpable de toda esta
situación”, expresa un profesor de historia a sus alumnos y al hacerlo así está
cometiendo un error. Éste ha debido decir: “Yo soy de los que piensan…”. Según
los gramáticos, en las construcciones de este tipo, el verbo que sigue al relativo
tiene que ir en plural, ya que su sujeto (que, cuyo antecedente es los –aquellos) es
plural.

Ejemplos correctos

Yo soy de los que comen muchas veces al día

Yo soy de los que afirman que el cigarrillo es dañino

Usted es de los que se prestan para ese tipo de cosas

Él es de los que saben que fue lo que ocurrió

Ella es de las que se ríen por todo

X, mal empleado (barbarismo)

Algunas personas usan incorrectamente la “x” en lugar de “s”. Dicen, por


ejemplo:

Excena en lugar de escena

Expectador en lugar de espectador

Expectro en lugar de espectro

Expontaneo en lugar de espontaneo

Extrangular en lugar de estrangular

Extricto en lugar de estricto

Para completar las anteriores observaciones acerca de errores que se


cometen en el habla, damos a continuación unas cuantas decenas de palabras
incorrectas oídas en conversaciones de personas de diversos núcleos sociales,
mencionando después la palabra correcta.
Un vulgarismo es una expresión morfológica, fonética o sintáctica empleada
en lugar de la palabra correcta y que no se considera parte de la llamada lengua
culta. Sin embargo, muchas expresiones que antiguamente se consideraban
vulgarismos hoy se aceptan y son de uso común (por ejemplo, adecúo en lugar de
adecuo).

Los vulgarismos no han de ser necesariamente signos de ignorancia, sino


que dependen del contexto (la región) en el que se halla el hablante. Hasta no
hace mucho, no era raro que se trataran como vulgarismos simples variantes del
español, en particular muchos giros americanos, como recién, no más, etc., que
actualmente están aceptadas como correctas.

Por otra parte, ciertos arcaísmos han desaparecido de la lengua culta y se


conservan solo en la lengua popular como vulgarismos. Algunos de ellos, así
como otros de incorporación más reciente, están recogidos en el Diccionario
académico con la marca de vulg., como leche (‘porrazo’), endenantes (‘hace
poco’), almóndiga(‘albóndiga’), asín (‘así’), talego (‘cárcel’), corte de mangas
(‘cierto gesto obsceno’), aunque esta marca está aplicada a términos calificados
por el Diccionario del estudiante (también de las Academias) como jergales
(talego), coloquiales (corte de mangas) y malsonantes (leche).

Ejemplos de vulgarismo:

La palabra vulgarismo proviene del latín vulgus (vulgo, pueblo), y más


concretamente del adjetivo vulgaris (del pueblo). En sentido popular puede
entenderse vulgarismo como una expresión o palabra del registro popular y ajena
a la lengua culta; de manera que se trata de expresiones que no están aceptadas
por las instituciones oficiales dedicadas a dictar los correctos usos de la lengua
(como la Real Academia Española).

Los vulgarismos o términos patrimoniales son, por lo tanto, palabras que


forman parte del fondo originario de una lengua romance ( español, italiano,
francés…). Se generaron aproximadamente entre los años 500 y 800 d.C por
deformación popular del latín hablado por comunidades que, hundido el Imperio
romano occidental, quedaron sin la educación que Roma proporcionaba. De esta
manera, la gente más humilde empezó a modificar la lengua según las tendencias
fonéticas de cada zona, provocando el nacimiento de las lenguas romances.

Sin embargo, muchas expresiones que antiguamente se consideraban


vulgarismos hoy son aceptadas y son de uso común debido a su utilización
constante entre la población. Es habitual que estas palabras o expresiones vivan
ciclos de exclusión y aceptación a lo largo de los años, de forma que lo que
empezó siendo rechazado como vulgarismo, termine formando parte de la lengua
oficial.

Los vulgarismos vienen, generalmente, a reemplazar expresiones


asociadas a la frialdad de lo culto y académico. Cuando estas nuevas palabras
triunfan, las que han sido sustituidas pasan a llamarse arcaísmos y se van usando
cada vez con menos frecuencia. La lengua vive en un estado de constante
evolución y, por lo tanto, se van inventando nuevas palabras y expresiones. El
hecho de que algunas de ellas pasen al olvido o no lleguen a extenderse lo
suficiente y otras sí lo hagan, tiene únicamente causas sociales.

El lenguaje, al fin y al cabo, lo hacen los hablantes.

Los vulgarismos no han de ser necesariamente signos de ignorancia, sino


que dependen del contexto (la región) en el que se halla el hablante. Hasta no
hace mucho, no era raro que se trataran como vulgarismos simples variantes del
español, en particular muchos giros americanos que actualmente están aceptados
como correctos.

Los vulgarismos pueden ser expresiones -morfológicas, fonéticas o léxico-


semánticas- empleadas en lugar de otra palabra considerada correcta.

LÉXICO-SEMÁNTICOS

El nivel léxico-semántico de la lengua se refiere tanto al origen y a la forma


de las pala¬bras de nuestro idioma como a su significado y relaciones de sentido
que las palabras establecen entre sí.

Podemos considerar vulgarismos léxico-semánticos a los que se producen


a causa de la utilización de palabras con significado impropio por confusión. Por
ejemplo (pederasta por pediatra); al uso de tacos o palabras malsonantes en una
conversación y/o al abuso de muletillas tales como o sea, vale o bien.

También es común el empleo de palabras obtenidas de otras lenguas,


como resetear proveniente de la palabra inglesa reset. Por otro lado, la etimología
popular también es considerada un vulgarismo, por “etimología popular”
entendemos la interpretación espontánea que se da vulgarmente a una palabra
relacionándola con otra de distinto origen, pudiendo originar cambios semánticos o
fónicos (gomáticos/neumáticos).
Muchas veces, la gente tiende a añadir sílabas a palabras en las que no
son necesarias, de esta manera, palabras como concreción pueden llegar a ser
dichas como concretación. Este tipo de fallos tienden a ser los más comunes entre
la población actual.

También son constantes el uso -por equivocación- de ciertos giros


inapropiados dentro de una conversación o redacción en lugar de los
correspondientes. Este fallo puede hacer entender al receptor que la persona
hablante desconoce el uso correcto de dichas expresiones.

El conjunto de los vulgarismos léxico-semánticos que han sido expuestos


son los principales que son cometidos hoy en día en España. Tanto estos, como
los morfosintácticos o los fónicos hacen un gran daño a nuestra lengua, esto
podría verse casi anulado con el incremento de la lectura tanto en mayores como
en niños y niñas y refuerzos en la educación.

FÓNICOS

El vulgarismo fónico consiste en una deformación fonética propia de ciertos


registros idiomáticos de carácter popular y, en general, de bajo nivel cultural.

Son ejemplos como:

1. Incremento de sílabas. Arrejuntar (la sílaba -a+-rre) o bacalado (la letra -d)

2. Cambio de consonantes. Celebro (la -l por la -r) o chalchichón (la-ch por la -


s)

3. Cambio de vocales. Intierro (la -i por la -e) o mondarina (la -o por la -a)

4. Incremento de letras. Asín (la letra -n) o inmaginar (la letra -n)

5. Supresión de letras. Toavía (la letra -d) o pograma (la letra -r)

Frecuentemente el vulgarismo fonético resulta de desconocer el lenguaje.


El hablante intenta entonces pronunciar una palabra de cuya forma no está seguro
o desconoce produciendo deformaciones como tregiversar y tragiversar en vez de
tergiversar o asoleto en vez de obsoleto.
La pronunciación vulgar se opone a la pronunciación culta o correcta, pero
no es fácil trazar una división definida y precisa entre ambos conceptos.
Vulgarismo y corrección son, en realidad, categorías sociales (no lingüísticas) y
por lo tanto cambiantes con el paso del tiempo o de lugar. Lo que hoy se
considera vulgar dejará de serlo si el conjunto de los hablantes decide adoptarlo
mayoritariamente. Como ha ocurrido con almóndiga, cuando correcto es decir
albóndiga.

Se entiende por dialectalismo fonético aquellas desviaciones o alteraciones


de la pronunciación normativa que resultan de la influencia de las diferentes
modalidades regionales o locales o incluso del contacto con otras lenguas, allí
donde el español convive con alguna de las llamadas lenguas autóctonas o
vernáculas.

No se deben confundir las pronunciaciones vulgares, evitables e


identificadas con usos de la lengua socialmente desprestigiados, con las
pronunciaciones dialectales, que permiten identificar la procedencia geográfica de
los hablantes, a los que corresponde adoptar la variante de habla más apropiada
de acuerdo con sus intereses.

MORFOSINTÁCTICOS

Los vulgarismos morfosintácticos son aquellos producidos tras cometer un


error en la morfología de las palabras, es decir, un fallo en la estructura o
composición interna de las palabras y sus derivaciones. Los vulgarismos
morfosintácticos más comunes son:

• El fallo en la conjugación de los verbos haber, andar, ser, hacer y escribir.


Ej: Nosotros semos de málaga, No hací los deberes de física

• Invertir el orden de los pronombres (me, te; se). Ej: Se me ha roto la


impresora, te se ha muerto el canario

• Empleo erróneo de los determinantes (como al añadir los determinantes el


o la, delante de un nombre propio) Ej: El Manuel; La Ana

• Frecuentes errores de concordancia o uso de anacolutos. Un anacoluto


consiste en el dejar una palabra o un grupo de palabras sin concordancia del resto
de la frase. Ej: Se reciben 3 personas a la hora (Se reciben 3 personas por hora)
• Las Ultracorrecciones. Consiste en la modificación errónea de la estructura
de una palabra, con el deseo de adoptar un estilo culto o por considerar que esta
es incorrecta o poco culta. Ej: Bacalado, efestivamente.

• Empleo de la 3.ª persona en lugar de la 1.ª. Ej: Yo no lo ha visto (Yo no lo


he visto). Yo no lo ha acabado (Yo no le he acabado)

• Uso innecesario del sufijo -mente. Ej. Suponiblemente, malamente,


sobradamente.

LOÍSMO, LEÍSMO, LAÍSMO

Estos son los errores que se cometen al usar los pronombres átonos
(lo,los,la,las,le,les). Para el correcto uso de estos pronombres los clasificamos en
tres:

• LOÍSMO: Este error cometido a menudo es el uso erróneo de los


pronombre lo o los en función de un complemento indirecto y de género
masculino, tanto de una persona como de una cosa.

El uso correcto para estos dos pronombres átonos sería como


complemento directo,

Unos claros ejemplos para el uso correcto de los pronombres sería;

ME LO ENCONTRÉ EN LA CALLE

• LEÍSMO: Este es el uso erróneo de los pronombres átonos le y les,


usandolos como complemento directo cuando se deberían de usar como
complemento indirecto. Este pronombre es usado erróneamente ya que en su
lugar deberían de ir los pronombres lo,los,la,las.

En el caso de usar los pronombres le y les sería así;

YO NUNCA LE CONTÉ A MI MADRE NADA

• LAÍSMO: Este es el uso erróneo de los pronombres la,las cuando se


tendrían que usar los pronombres le,les. La forma errónea de usar el laísmo es
con los complementos indirectos cuando se tendría que usar como complemento
directo. Un ejemplo es;

QUEÍSMO Y DEQUEÍSMO
El dequeísmo y el queísmo han estado siempre relacionados. Además
siempre han tenido un denominador en común que es la desviación de la norma.
Primero con el empleo de la conjugación con de y que. Y en segundo caso igual
pero no se usa la preposición.

• QUEÍSMO: Este consiste en prescindir de la preposición de delante de la


conjunción que, un ejemplo es; ME ACUERDO QUE LLOVÍA.

• DEQUEÍSMO: Este consiste en el uso incorrecto de la preposición de


delante de la conjunción que, un ejemplo es; LE PIDIÓ DE QUE SE FUERA

BARBARISMO

Barbarismo, según el punto de vista normativo reflejado en el Diccionario de


la lengua española (DLE) de la Real Academia Española (RAE), «es una
incorrección que consiste en pronunciar o escribir mal las palabras, o en emplear
vocablos impropios». Este concepto de barbarismo incluye extranjerismos no
incorporados totalmente al idioma.

La palabra barbarismo también puede ser sinónimo de falta de cultura en el


coloquio (véase Español coloquial),3 como por ejemplo pronunciar la letra "g"
como la letra "y" a imitación de su pronunciación en el idioma inglés.[cita
requerida] Dónde termina el barbarismo y dónde comienza el extranjerismo es una
línea muy delgada y depende mucho de la influencia los medios de comunicación
de cada país.

Los barbarismos pueden ser prosódicos, morfológicos y sintácticos, según


afecten a la prosodia, morfología o sintaxis. Los barbarismos acaban a veces
siendo aceptados por los órganos reguladores normativos, ya que su uso se
generaliza a todos los registros e incluso a la literatura; p. ej.: control (del francés
contrôle), hoy aceptado y antiguamente considerado barbarismo.

A continuación vamos a presentar algunos barbarismos frecuentes en


nuestro ámbito alergológico con su explicación y su alternativa correcta.

ABERTURA

Una abertura es una hendidura o una grieta. Su uso erróneo suele producirse al
intercambiarlo por el término "apertura", que se refiere a la inauguración o
comienzo de un acto.

ADICIÓN
No hay que confundir la "adicción" a las drogas con la "adición" de dos o más
valores.

AGRESIVO

En español, agresivo significa que ofende, falta al respeto o ataca. Si entendemos


su significado no podemos aplicar este adjetivo a un tratamiento. Nunca podremos
decir de un tratamiento que es agresivo, aunque tal calificación abunde en la
literatura médica por la influencia del inglés (aggresive), sino que es intensivo o
radical. Tampoco podremos decir que el médico o el fisioterapeuta son agresivos,
a no ser que acostumbren a agredir a sus pacientes o colegas, sino que son
resueltos, audaces o enérgicos.

ASUMIR

Asumir significa hacerse cargo de algo o tomar para sí. Por consiguiente, la frase
"el médico asumió que la causa de la rinitis era medicamentos a" 1 es incorrecta y
debería sustituirse por "el médico supuso (o creyó, sospechó) que la causa de la
rinitis era medicamentosa".

AUTÓLOGO

En inglés se utiliza el adjetivo autologous para referirse a trasplantes y


transfusiones en las que el mismo sujeto es a la vez donante y receptor. En
español, autólogo significa literalmente dicho o hablado por sí mismo. Por eso no
debemos caer en el error de decir trasplante o transfusión autólogos sino
autotrasplante o autotransfusión (también serían correctos trasplante o transfusión
autógenos).

COMPLIANCIA

El término inglés compliance siempre ha dado lugar a discusiones sobre su


traducción más correcta. Está claro que nunca debemos utilizar el anglicismo
complianza. En su lugar, es preferible hablar de distensibilidad pulmonar, vascular
o cardíaca. Cuando el término se refiere a la observancia de las prescripciones
médicas por parte de un paciente escribiremos cumplimiento terapéutico.

COMPROMISO

Su uso inadecuado es uno de los más frecuentes en el ámbito médico. Son


frecuentes frases como "el compromiso respiratorio provocó el ingreso del
paciente" o "la vasculitis comprometió al riñón" que desvirtúan el verdadero
significado del término español por la influencia del término inglés compromise que
casi nunca significa compromiso (commitment). Las formas correctas serían "la
afección (o el trastorno) respiratoria provocó el ingreso del paciente" o "la
vasculitis afectó al riñón". Por el mismo motivo no debemos decir "paciente
inmunocomprometido" sino "paciente inmunodeprimido".

CONVENCIONAL

Muchas veces se emplea el término "convencional" cuando en realidad se quiere


decir "tradicional", sobre todo referido a tratamientos y estudios diagnósticos.
Convencional significa fruto de un acuerdo y tradicional se aplica a aquello que se
ha hecho de la misma forma durante mucho tiempo.

DESARROLLAR

Es muy frecuente oír que "un paciente desarrolló una enfermedad" cuando lo
cierto es que el paciente tuvo poco o nada que ver con que la enfermedad se
produjera. Son en realidad las enfermedades las que se desarrollan en los
pacientes y muy a pesar de ellos. Por lo tanto deberemos decir que "se desarrolló
una neumonía o un eccema en el paciente" pero nunca lo contrario. Tampoco son
correctas expresiones del tipo "se desarrolló un programa o una actividad", ya que
tal programa o actividad no creció o mejoró sino que simplemente "se diseñó o
creó".

ENCUENTRO

Es muy frecuente utilizar el término "encuentro" cuando tratamos de describir


algún tipo de "reunión" médica. Claramente, esto se debe a la influencia del
término inglés meet. Un encuentro es una coincidencia momentánea entre dos o
más personas. Pero cuando las personas se juntan para conversar, discutir un
tema o entrevistarse debemos hablar de reunión: "IV reunión sobre asma
ocupacional" en lugar de "IV encuentro sobre asma ocupacional".

ESPONSOR

Debe evitarse el uso de este anglicismo y utilizar términos en español como


patrocinador, promotor o mecenas: "el estudio fue patrocinado por la Fundación de
la SEAIC".

EVIDENCIA

En español "evidencia" significa certeza clara, manifiesta y tan perceptible de una


cosa que nadie puede racionalmente dudar de ella. En inglés, en cambio, el
término evidence in- 1 El tipo de letra en tachadura se utilizará a lo largo del
artículo para señalar que se trata de una incorrección.

JUGAR UN PAPEL
Se trata de una expresión de origen francés que en nuestro idioma tiene
literalmente un significado absurdo y que debemos tratar de sustituir por otras más
adecuadas como desempeñar un papel, representar un papel, participar, formar
parte de, etc.

MANEJO

La influencia del término inglés management en nuestro lenguaje médico es


enorme, pero debemos recordar que en español se "manejan" las cosas pero se
"tratan" los pacientes y a sus enfermedades. Por consiguiente, no podemos hablar
del "manejo del asma crónica" ni del "manejo del paciente asmático en urgencias"
sino del "tratamiento del asma crónica" o del "tratamiento del paciente asmático en
urgencias". En algunas ocasiones el término inglés management puede referirse
también a la actitud diagnóstica y terapéutica respecto al paciente.

MONITORIZAR

Se trata de un término anglosajón que es preferible sustituir por vigilar, comprobar,


verificar o controlar. En español, sólo es justificable su uso cuando en el proceso
de vigilancia se emplean monitores electrónicos. Así, podremos decir "durante la
provocación se monitorizó la presión arterial (si se utilizó un sistema electrónico)"
pero no "se monitorizó la aparición de eritema en la piel".

NODOSO

Es un término incorrecto en español y de uso frecuente en los textos médicos por


la influencia del inglés nodosum. En español escribiremos siempre nudoso o
nodular.

OBJETIVAR

Objetivar es dar carácter objetivo a una idea o sentimiento. En medicina se emplea


con frecuencia como sinónimo del verbo ver u observar, lo que es incorrecto. No
podemos decir "la espirometría objetivó una obstrucción" sino que "en la
espirometría se observó una obstrucción". También es importante mencionar aquí
otro error frecuente con un término similar, "objetivo". Es frecuente hablar de
"signos objetivos" cuando todos los signos de una enfermedad son por definición
objetivos. Diremos, por tanto, sólo "signos".

PATOLOGÍA

La patología es en español la ciencia que estudia las enfermedades. Por este


motivo no podemos decir "la patología alérgica del paciente" sino "el proceso (o la
enfermedad, trastorno) alérgico del paciente". Este uso inadecuado está muy
extendido y se debe a la influencia del término ingléspathology, que significa
"trastorno o enfermedad" o "anatomía patológica", y se parece mucho a nuestra
"patología".

PROVOCAR

Existe una diferencia entre "causar" y "provocar". La causa da lugar a un efecto de


forma directa en la persona o cosa ("el estafilococo causó una neumonía", "el
rinoscopio causó una herida en el tabique nasal"). La provocación da lugar a un
efecto pero de forma indirecta o a través de otros mecanismos ("el huevo provocó
un shock anafiláctico", "la amoxicilina provocó una erupción morbiliforme").

RECLUTAMIENTO

Cuando nos refiramos a agrupar células o mediadores en un lugar determinado, el


uso del término "reclutar" es adecuado.

En cambio, cuando nos refiramos al hecho de reunir pacientes para un estudio


será más adecuado utilizar el término "seleccionar" o "escoger".

RUTINARIO

Cuando se hace algo de forma habitual sin razonar ni mostrar preocupación se


dice que es rutinario. Luego aplicar este adjetivo a una actividad médica resulta
cuando menos desalentador para cualquier paciente real o potencial. Por ello es
mejor hablar de pruebas o estudios complementarios "habituales" en lugar de
"rutinarios".

SEVERO

Es probablemente el barbarismo más frecuente en nuestro medio donde abundan


las "enfermedades severas". En español "severo" significa sólo serio o riguroso y
sirve únicamente para calificar el carácter de una persona; no debemos
confundirlo con el término inglés severe que, en función del contexto, significa
grave, intenso o extenso. Así, hablaremos de un "asma grave", una "disnea
intensa" o un "eccema extenso".

SOFISTICADO

Aunque el término está admitido por la Real Academia de la Lengua, es


aconsejable evitarlo por tratarse de un anglicismo que puede cambiarse fácilmente
por avanzado (perfeccionado, ultramoderno, etc.) o complicado (complejo),
dependiendo del contexto.

TEST
Aunque está ya ampliamente introducido en nuestro lenguaje médico e incluso
aceptado por la Real Academia de la Lengua, debemos intentar reducir al máximo
el uso de este anglicismo puesto que nuestro idioma cuenta con alternativas
válidas, como prueba, examen, análisis, determinación, experimento, etc.

VISUALIZAR

No es lo mismo "observar" o "ver" que "visualizar".

Visualizar es formar en la mente una imagen de un concepto abstracto o, para lo


que nos interesa aquí, representar mediante imágenes ópticas fenómenos de otro
carácter.

Esto quiere decir que podemos "ver (u observar) habones en la piel" o "visualizar
una lesión radiopaca en la radiografía de tórax" o "visualizar un infiltrado eosinófilo
con el microscopio"; pero no será correcto decir que "visualizamos una erupción
papulosa".

Tipos de barbarismos

Existen distintos tipos de barbarismos dependiendo del tipo de incorrección que


impliquen. Pueden ser prosódicos, sintácticos u ortográficos.

Barbarismos prosódicos

Los barbarismos prosódicos son aquellos en los que se cometen vicios en la


dicción o impropiedades en la forma de articular determinados sonidos.

Por ejemplo:

• Llendo o iendo por yendo, del verbo ir.

• Jalar por halar.

• Insepto por insecto.

• Preveer por prever.

• Haiga por haya.

Barbarismos sintácticos

Son barbarismos sintácticos aquellos en los cuales se corrompe la concordancia,


el régimen o la construcción de las palabras, oraciones o modismos.

Por ejemplo:
• En relación a en lugar de en relación con o con relación a.

• Queísmos: “Llama antes que vengas”, en lugar de “llama antes de que


vengas”.

• Dequeísmos: “Yo opino de que no es bueno”, por “yo opino que no es


bueno”.

• Oraciones impersonales: “Ayer se llegaron a los 30 grados”, en vez de “ayer


se llegó a los 30 grados”.

Barbarismos ortográficos

Barbarismos ortográficos son aquellos que implican faltas a la norma de la


correcta escritura y formación de las palabras. Se da no solo con palabras de la
lengua propia, sino también con extranjerismos no adaptados a las normas
gramaticales.

Por ejemplo:

• Andé por anduve, del verbo andar.

• Dijistes por dijiste, del verbo decir.

• Descomponido por descompuesto, del verbo descomponer.

• Mounstro por monstruo.

• Estube por estuve, del verbo estar.

• Restaurán por restaurante.

• Boucher por voucher.

• Bulling, bulyng, buling, bulin o bulyn por bullying.

HIATO CACOFONICO

Es la cacofonía o sonido desagradable que proviene del encuentro de dos


vocales iguales en sonido. Estas vocales son tónicas.

INCORRECTO CORRECTO

la ansia el ansia

la alma el alma

la águila el águila
María y IreneMaría e Irene

Es menester mencionar que también hay pequeñas excepciones con


respecto a este vicio de dicción, como por ejemplo:

• Se exceptúan las letras del alfabeto y los gentilicios.

CORRECTO CORRECTO

la a las aes

la hache las haches

la árabe las árabes

• Cuando la palabra que se escribe después de la conjunción “y” empieza por


la sílaba “hie” o “ye”.

CORRECTO

Agua y hielo

Polvo, sudor y hierro

• Cuando la conjunción “y” forma parte de una pregunta.

CORRECTO

Y Irma ¿dónde está?

Y Hilda ¿dónde está?

Definición de Hiato Cacofónico:

El Hiato o Hiato Cacofónico consiste en repetir la misma vocal en sílabas o


palabras próximas provocando un efecto sonoro desagradable:

• Va a Argentina

Se puede evitar empleando sinónimos o cambiando el orden de las palabras:

• Ya aparece el Sol por el horizonte (incorrecto)

• Ya sale por el horizonte el Sol (correcto)

Ejemplos de Hiato Cacofónico:


• Iba a arreglarlo

• Paga a Ana lo que le debes

• Juan está allá arriba

• Es un trabajo horroroso

• Ese es

• ¿De este es el que necesitas?

• Castigo horriblo

• Corrí incansablemente

• Acabo otro o oigo música

• Cae agua abajo

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