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La amistad
Tú eres mi amigo del alma, realmente el amigo
que en todo camino y jornada esta siempre conmigo.
Aunque eres un hombre aún tienes el alma de un niño,
aquel que me da su amistad su respeto y cariño.

Recuerdo que juntos pasamos muy duros momentos


y tú no cambiaste por fuertes que fueran los vientos.
Es tu corazón una casa de puertas abiertas,
tú eres realmente el más cierto en horas inciertas.

En ciertos momentos difíciles que hay en la vida


buscamos a quien nos ayude a encontrar la salida,
y aquella palabra de fuerza y de fe que me has dado
me da la certeza que siempre estuviste a mi lado
.
Tú eres mi amigo del alma en toda jornada,
sonrisa y abrazo festivo a cada llegada.
Me dices verdades tan grandes con frases abiertas,
tú eres realmente el más cierto de horas inciertas.

No preciso ni decir todo esto que te digo,


pero es bueno así sentir, que eres tú mi gran amigo.

(Roberto Carlos)
Reflexionemos y compartamos
 Según la canción, ¿qué opina usted de la amistad?
 ¿Sus amigos de niñez aún lo acompañan?
 ¿Qué actitud tiene usted ante los amigos de sus hijos/hijas?
 ¿Qué hace usted cuando se presentan conflictos entre su hijo y sus amigos?

Consultemos y debatamos
Los amigos son muy importantes en la vida afectiva de todos
nosotros. Con ellos creamos vínculos afectivos muy fuertes que nos llevan a
ser solidarios y generosos. Con razón se dice que los amigos son los
hermanos que uno elige.

Este sentimiento satisface una íntima necesidad de compartir que posee el


ser humano que está en permanente búsqueda de la felicidad. La amistad
ha sido reconocida y valorada a lo largo de la historia de la humanidad,
desde personas sabias como los filósofos hasta las personas sencillas y sin
muchos conocimientos.
Gracias a la amistad experimentamos las alegrías más profundas y más
puras y se logra que las personas no se sientan solas; además, nos permite
sentirnos capaces de alcanzar grandes metas y considerarnos valiosos. Así,
que quien busca y tenga un amigo está apoyando a la vez su propia
autoestima y facilitando su realización personal.

Cultivar este sentimiento desde temprana edad es aprovechar una


condición de los seres humanos para lograr que el recorrido por la
vida se haga de manera grata. La amistad permite descubrir lo
importante que es existir cuando se puede disfrutar de lazos sinceros de
fraternidad, afecto y comprensión, estos lazos son la base para la
construcción de la solidaridad.

La amistad puede establecerse en todas las edades. Desde muy pronto


en la vida el niño demuestra vinculación definida con la madre, luego con el
padre y otras personas por medio del contacto con la mirada y el
acercamiento físico, iniciando de esta manera sus primeras experiencias de
sociabilidad.

Las conductas de acercamiento a otros niños maduran a medida que


pasan los años. El niño crece y se desarrolla hasta entender poco a poco las
motivaciones que determinan la conducta de los otros niños, porque ya cerca
de los cinco años es capaz de ponerse en el lugar del otro y puede aceptar o
rechazar su amistad y su conducta.

La amistad al comienzo de la vida escolar empieza a ser significante y es


cuando se tiene por primera vez una amistad verdadera, es decir, alguien
con quien se logra sintonizar en una real comunión de afecto, aunque
todavía de forma primitiva, pero fundamental para la vida. Las primeras
amistades tienen mucho que ver con la cercanía con el vecino, con el
compañerito cercano al pupitre o con el niño del parque.

La capacidad de establecer relaciones con los demás en la edad


escolar varía dependiendo de muchos factores: la calidad del vínculo
afectivo con la madre y el padre, los hermanos y demás familiares cercanos,
las posibilidades de contacto previo con otros niños y las experiencias de
acercamiento.

En esta etapa, la reciprocidad se hace bien notoria y madura a


medida que pasan los días. Los rasgos propios de la personalidad de cada
niño y el ambiente familiar tienen que ver en sus relaciones, de tal modo que
los acercamientos se facilitan en la medida que el niño muestre una
respuesta agradable o positiva, mientras que dichos encuentros se dificultan
cuando el niño tiene una respuesta agresiva o negativa, influida por su
ambiente familiar. Se establecen mejor y más fácilmente las relaciones entre
niños de la misma edad que en aquellos con grandes diferencias de edad.
El paso del tiempo en este período es factor determinante en la
maduración del sentimiento de amistad, que se marca cada vez con
mayor intensidad y lo que en un principio era solo interés de un juego
sencillo o distracción pasajera se va convirtiendo en una verdadera
identificación de intereses comunes, gustos compartidos, deseo de servir y
hacer favores, y depósito de confianza. Este último facilita la aparición del
mejor amigo, aunque todavía no sea duradero y frecuentemente sea
cambiado por otro.

En la edad escolar se inician los juegos con objetivos comunes y aplicación


de reglas para alcanzar una meta, de tal manera que el proceso de
socialización se ve muy favorecido.

La amistad no solamente nos proporciona alegrías. La pérdida de la amistad


o la ausencia del amigo también nos pueden causar tristeza, ante la cual
necesitamos elaborar un duelo. Las dos situaciones tienen aspectos
positivos y nos aportan enseñanzas valiosas para la vida.

Algunos niños pueden desde los tres años descubrir un amigo imaginario,
que como su nombre lo indica es producto de su gran capacidad de
imaginación y posiblemente de su necesidad de compartir. Este amigo que
los acompaña y alegra puede en muchos casos estar hasta los nueve o
diez años, momento en que el niño lo deja ir.

Esta situación es completamente normal y se observa especialmente en


niños que son los mayores o que son hijos/hijas únicos. Es también frecuente
que estos niños se distingan por ser muy despiertos y creativos. Los padres
deben conocer sobre esta situación especial y no preocuparse; por el
contrario, es bueno, sin excederse, abrir espacio al visitante mientras el niño
así lo determine.

Conocer el significado y la función de la amistad en la vida de los niños es


bueno para los mayores porque les permite conocerlos mejor y respetarlos,
asegurándose que cuando el niño tiene un amigo es porque su
desarrollo emocional alcanza cierta madurez. Fundada en el amor y la
fraternidad, la verdadera amistad no solo tolera y salvaguarda la manera de
ser de los amigos, sino que además la impulsa y exalta. La verdadera
amistad solo es posible a condición de que se reconozcan y acepten las
diferencias, pues todos somos distintos, pero esto más que separar nos debe
unir porque las diferencias nos enriquecen.

Las actitudes de quienes están alrededor del niño son muy


importantes. En general, los niños sociables tienen padres sociables y
pueden tener un mejor desempeño, sencillamente porque se suelen sentir
más cómodos ante otras personas. Este deseo de llegar hasta otras personas
es un indicador seguro del desarrollo infantil hacia la madurez emocional.
En la amistad se descubre lo que cada uno es, pero más aun quizá,
lo que puede ser capaz de llegar a ser. El cultivo de este sentimiento en
los niños es fundamental en el mundo moderno para evitar un futuro de
personas aisladas y con relaciones superficiales y únicamente unidas por las
funciones que día a día hay que desempeñar.

En esta época hay presiones para que nuestros hijos ingresen a


barras, pandillas, galladas, que muchas veces no son buenos amigos y a
veces tienen actitudes que rayan en la delincuencia. Debemos ayudarles a
discriminar entre los amigos verdaderos, a pesar de las diferencias y
conflictos y los que no lo son.

Nuestro ejemplo como padres sobre qué tan buenos amigos somos
con los demás le ayudará a nuestro hijo a comprender la gran importancia
que tienen los amigos para acompañarnos en nuestra vida.
Comprometámonos y evaluemos
 Demostremos amor a nuestros hijos/hijas de diferentes maneras: con caricias,
con palabras y con acciones
 Conozcamos y aceptemos los amigos de nuestros hijos
 Conversemos con nuestro hijo acerca de qué valora en sus amigos
 Hablemos bien de las personas que nuestro hijo considera sus amigos y
exaltemos sus cualidades a la vez que toleramos sus defectos
 Animemos a nuestros hijos a asistir a las celebraciones de sus amigos
 Estimulemos la amistad y hablemos de ella como una necesidad entre las
personas buenas y felices
 Fomentemos con nuestros hijos el diálogo y el manejo pacífico de las
diferencias con los amigos

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