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2 Ver sobre ello Palacios, M.: El café en Colombia 1850-1970: Una historia
económica, social y política. Bogotá, 1983, págs. 43 y 70 a 73. Ver también
Ocampo, J. A.: Colombia y la economía mundial. 1830-1960, México, 1984, págs.
315 a 318 y Parsons, J.: La colonización antioqueña en el occidente de Colombia,
Bogotá, 1961, pág. 202.
3 Estos valores han sido tomados de Ospina Vázquez, L.: Industria y pro-
tección en Colombia. 1810-1930. Medellín, 1955, págs. 356-357. Según este autor,
cada saco contenía 60 kg.
4 Escorcia, J.: Historia de Colombia. Siglo XX. Cali, 1983, pág. 48.
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7 McGreevey: Historia económica de..., págs. 132 a 134, y Fals Borda, O.:
Historia de la cuestión agraria en Colombia, Bogotá, 1975, págs. 46 a 49.
8 La existencia de una masa creciente de campesinos independientes, que
se niegan a ser explotados en la hacienda, es el punto de partida de esta gran movi-
lización, Escorcia: Historia de Colombia..., págs. 49-50.
9 En eso parecen estar de acuerdo casi todos los autores que han tratado el
p
roblema. Ver p or ejemp lo Parsons: La colonización antio q ueña..., p ág . 133; López
84 Rosario Sevilla Soler
Toro, A.: Migración y cambio social en Antioquia durante el siglo XIX, Bogotá,
1970, pág. 43; Ospina Vázquez: Industria y Protección..., pág. 447, o Palacios: El
café en..., pág. 294.
10 Sobre el aprovechamiento de la tierra ver Parsons: La colonización
antioqueña..., pág. 163, y López Toro: Migración y cambio..., págs. 56-57.
11 Las citas son de López Toro: Migración y cambio..., págs. 37 y 38, y
Palacios: El café en Colombia..., págs. 74 y 207. Ver también García, A.: "Colombia.
Medio siglo de historia contemporánea", en América Latina, Historia de Medio
Siglo, México, 1977, t. I, pág. 174.
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19 La ocupación de las vertientes andinas fue tan rápida que si en 1870 había
en el país unas cinco mil fincas cafeteras, que ocupaban a unas treinta mil personas
—casi todas en la cordillera oriental—, 50 años más tarde 900.000 personas se
habían incorporado al mercado en las zonas de colonización. McGreevey: Historia
económica de..., págs. 200 a 203 y 235. Ver también Ocampo: Colombia y la...,
págs. 67-77.
20 Marco Palacios hace referencia a ello en El café en.... págs. 164 y 299.
21 Ver sobre ello Escorcia: Historia de Colombia..., págs. 50 a 55. El incre-
mento de la población es ya destacado por Parsons en La colonización antioqueña...,
pág. 107.
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los periódicos durante los últimos años. Podemos citar, por ejem-
plo, el caso de Jor g e Luis Ochoa, uno de los principales capos del
narcotráfico colombiano, que fue encarcelado en España a finales
de la década de los 80 y, a pesar de la oposición de los Estados
Unidos, fue extraditado a su país de origen. Allí lo g ró sin problemas
la libertad, a causa de lo que podríamos considerar, al menos,
"extrañas" decisiones judiciales y "sospechosas" actitudes de fun-
cionarios de prisiones. 38 Más conocido todavía por todos es el caso
del ya fallecido Pablo Escobar que, tras ne g ociar su entre g a con las
autoridades colombianas, vivió en una cárcel considerada como un
verdadero hotel de lujo hasta que, ante el peligro de que su situa-
ción cambiara, salió de allí con la misma facilidad que lo hubieran
hecho las propias autoridades.39
Tampoco podemos dejar de señalar la violencia que este
comercio ile g al ha traído aparejada. En principio, los que sufrían
esa violencia eran "oscuros personajes de Medellín o Cali implica-
dos en el negocio", víctimas de ajustes de cuentas en una g uerra que
se producía, exclusivamente, entre delincuentes. Pero desde la déca-
da de los ochenta, los asesinatos se extendieron a personas que nada
tenían que ver con el negocio pero que, de una u otra forma, se
oponían a él, desde jueces a periodistas, pasando por líderes políti-
cos, Hubo un momento en que cada vez eran menos los que se
atrevían a hacer frente al problema, diezmados por el miedo y la
violencia. 40 Y, así, las implicaciones sociales del narcotráfico son
cada vez mayores, con efectos cada vez más negativos.
Pero es que sus posibles beneficios económicos son también
discutibles. Es cierto que la exportación de cocaína proporciona a
38 El diario El País reco g e con frecuencia noticias de este tipo. Ver por ejem-
plo el número del 14 de julio de 1988, los de 13 y 15 de enero de 1989 o el del 26
de agosto de ese mismo año. No podemos dejar de citar, aunque sea boliviano, el
caso del narcotraficante Roberto Suárez, que sometió a chantaje a políticos y milita-
res que fueron filmados cuando lo visitaban en su escondite.
39 Ver la prensa diaria del segundo semestre de 1992.
40 En este sentido hay que recordar, por ejemplo, la muerte del director de
El Espectador o del subdirector de El Occidente, junto a la de un ministro de Justicia
y multitud de policías (Caballero: "Hay que legalizar...", pá g . 71).
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Conclusiones