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sobre la casa de Dios, queda registrada la sentencia de cada uno al lado de su nombre, y el ángel
queda comisionado para que no perdone a los siervos infieles, sino que los abata en el tiempo de
la matanza. Y lo que les fue confiado, les será arrebatado. Su tesoro terrenal queda entonces
barrido, y lo han perdido todo. Las coronas que podían haber llevado si hubiesen sido fieles, son
puestas sobre las cabezas de aquellos que fueron salvados por los siervos fieles cuyos recursos
estuvieron constantemente en uso para Dios. Cada persona en cuya salvación intervinieron, añade
estrellas a su corona de gloria y aumenta su eterna recompensa. TESTIMONIOS SELECTOS TOMO 3
Lecciones de las Parábolas - 7
Los mensajeros
2-A menudo el Señor me ha dado una visión de la situación y de lo que necesitan las joyas
dispersas que no han venido todavía a la luz de la verdad presente, y me ha mostrado que
los mensajeros debieran dirigirse hacia ellas tan rápidamente como les sea posible, a fin
de darles la luz. Muchos de los que nos rodean necesitan tan sólo que se les quiten sus
prejuicios y se les presenten las evidencias de nuestra posición actual de acuerdo con la
Palabra, y recibirán gozosamente la verdad presente. Los mensajeros deben velar por las
almas como quienes han de dar cuenta. La suya debe ser una vida de trabajo y angustia de
espíritu, mientras pesa sobre ellos la carga de la preciosa causa de Cristo tantas veces
perjudicada. Tendrán que poner a un lado los intereses y las comodidades del mundo, y
procurar en primer lugar hacer cuanto pueden para hacer progresar la causa de la verdad
presente y salvar a las almas que perecen.
Ellos obtendrán también una rica recompensa. En las coronas de su regocijo, aquellos a
quienes hayan rescatado y salvado finalmente resplandecerán para siempre como
estrellas. Y durante toda la eternidad tendrán la satisfacción de haber hecho lo que
podían en la presentación de la verdad en su pureza y hermosura, de manera que hubo
almas que se enamoraron de ella, fueron santificadas por ella y aprovecharon el
inestimable Privilegio de ser enriquecidas, lavadas en la sangre del Cordero y redimidas
para Dios. PRIMEROS ESCRITOS p. 62
3-Un alma salvada del error y puesta bajo el estandarte de Cristo producirá gozo en el cielo y
añadirá una estrella a vuestra corona de regocijo. El alma salvada, mediante su influencia piadosa
traerá a otros al conocimiento de la salvación, y así la obra se multiplicará y sólo las revelaciones
del día del juicio pondrán de manifiesto su extensión.
No vaciléis en trabajar por el Señor porque os parezca que es poco lo que podéis hacer. Haced ese
poco con fidelidad, pues Dios obrará junto con vuestros esfuerzos. El escribirá en el libro de la vida
vuestros nombres, como nombres de quienes son dignos de entrar en el gozo del Señor.
Roguemos fervientemente a Dios porque se levanten obreros, pues los campos están blancos para
la siega; la cosecha es grande y los obreros son pocos... MENSAJES PARA LOS JÓVENES p.21
4- Algunas coronas eran muy brillantes y estaban cuajadas de estrellas, mientras que otras tenían
muy pocas; y sin embargo, todos estaban perfectamente satisfechos con su corona.—Primeros
Escritos, 16 (1851).
5- En el cielo no habrá ningún salvado con una corona sin estrellas. Si entráis allí, habrá algún alma
en las cortes de gloria que ha entrado por vuestro intermedio.—The Signs of the Times, 6 de junio
de 1892.
7- Hay peligro para los que hacen poco o nada para Cristo. La gracia de Dios no
permanecerá largo tiempo en el alma de aquel que, teniendo grandes privilegios
y oportunidades, permanece en silencio. (Review and Herald, 22 de agosto de
1899.)
No hay tiempo para dormir ahora; no hay tiempo para inútiles lamentos. El que
se aventura a dormitar ahora perderá preciosas oportunidades de hacer el bien.
Se nos otorga el bendito privilegio de juntar gavillas en la gran siega; y toda
alma salvada será una estrella adicional en la corona de Jesús. nuestro adorable
Redentor. ¿Quién se muestra ansioso de deponer la armadura cuando
perseverando con la batalla un poco más logrará nuevas victorias y obtendrá
nuevos trofeos para la eternidad? (Review and Herald, 25 de octubre de 1881.)