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¡Qué loco vecindario!

Género: Comedia
Lenguaje:

Lo más difícil de la convivencia es superar las diferencias…

En una vecindad conviven algunas personas con características bien


marcadas y particulares que hacen del día a día una disparatada
vivencia.

Cada uno a su manera va enredando la situación que finalmente les


lleva a un desenlace inesperado.
Personajes:

Doña Matilda (Una señora muy anticuada y criticona).


Amandita (La aplicada hija mayor).
Laurita (La alocada hija menor)
José María (El bobo)
Juana (Vieja chismosa)
Newton (El nieto de la vieja chismosa)
Diana (Señora adinerada)
Harry(Hijo mayor de la adinerada)
Megan (Esposa de Harry)
Guillermo (Hijo menor de la adinerada)
Cheo (El conserje)
Úrsula (La bruja)
Jacinto (El policía)
Dilcia (La mucama)
Baltazar (El sacerdote)
Gabriela (La gaga).
Arturo (Mitómano).

ACTO I
(Escena 1)
Sala de una casa. Una señora sentada en una silla con el rosario en la
mano rezando porque no llega a casa su hija menor. Es de madrugada, la señora
tiene una taza de té sobre la mesa. Entre lamentos, inicia comparando a sus dos
hijas y luego critica a las demás.

Doña Matilda. -¡Dios mío! Esta muchacha me va a matar. Jesús, María y


José. No entiendo por qué no es como su hermana: tranquila, hogareña,
hacendosa… Definitivamente Amandita si salió a mí. No como esta Laurita que
me ha sacado todas estas canas. Si Justin Bieber, qué paz descanse, estuviera
aquí. ¡Ay no, no, no! Mi difunto marido, se volvería a morir. No entiendo por qué
todas las muchachas de este vecindario son tan rocheleras, parranderas y
mentirosas como Pinocho. Bueno, la verdad es que Pinocho se queda chiquito al
lado de la mujer de Harry. Porque hay que ver que la Megan esa es bien…
(Suena una música y entra Laurita, bastante alegre y medio ebria).
Laurita. -¿Qué pasó pure? ¿Llegando de misa a esta hora? Estamos a la par. Tu
llegando de misa y yo de mi rumba… Buenooo cada quien decide como
trasnocharse.
Doña Matilda. -Mira Laura no seas tan falta de respeto que soy tu madre. Que
sea la última vez que llegas a esta hora... Si fueras como tu hermana.
Laurita. (En tono burlón) -Hogareña, hacendosa, estudiosa… “Un dechado de
virtudes”
Matilda. -Muchacha falta de respeto. ¡Vaya a bañarse y a quitarse esa pintura
caray! y deje de gritar que va a despertar a su hermana.
Laurita. (Saliendo de escena) -¡Ay si mamá!
Matilda. -¡Qué vergüenza! Dios mío, no permitas que se enteren los vecinos…
¿Qué irá a decir el padre Baltazar cuando se entere?
(Matilda sale de escena).
(Se escucha nuevamente una música y Amandita entra a la casa vestida de
manera muy sexi, con los tacones en la mano y pasada de tragos).
Amandita. -Por fin estas dos se fueron a dormir.

(Escena 2)
(La sala de la casa de Matilda: la mesa, la silla y aún la taza de té. Matilda
limpiando la mesa y entra en escena Amandita transformada en niña buena).
Doña Matilda. -Ay Amandita qué bueno que no te despertaste anoche mi amor.
Siéntate mi niña que ya te doy tu cafecito.
Amandita. Y ¿qué hizo ahora la descarada de mi hermana?
Doña Matilda. -Esa va a acabar conmigo. ¿Puedes creer que llegó a las 2 de la
madrugada? Y lo peor (en tono bajo como para que los vecinos no la escuchen)
Creo que venía con un hombre porque sentí ruidos en el jardín.
Amandita. -¿Tú crees mami? Bueno yo no sentí nada porque me quedé
estudiando hasta las 8 y luego me quedé dormida.
(Tocan la puerta y Amandita abre a la vez que sale de casa)
José María. (Saluda a Amandita quien le hace señas de que se calle). Buenos días
Doña Matilda. -Anoche vi una gata en su jardín tenía una falda corta y se
agachaba y se paraba, luego esa gata entró a su casa. (Se queda pensando) Se
parecía a Amandita… Igualititiquita a Amandita.
Doña Matilda. -¡Jesús, María y José! ¿Qué cosas son esas José María? Cada día
más bobo y requetebobo. Mi Amandita es una niña de su casa.
(El bobo dice algo entre dientes)
José María. -Si eso es lo que usted cree
Matilda. -¿Cómo?
José María. -Digo ¡Qué hermosa es usted!
Doña Matilda. -¡Gracias!
José María. -¿Por qué?
Doña Matilda. -¿Por qué? ¿qué?
José María. -Que me voy a ver si consigo por ahí a la gata esa de anoche.
(Sale de escena José María).
Doña Matilda. -Este José María pobrecito creo que además de bobo está
volviéndose loco. Una gata en falda corta jajajajaja.
(Sale de escena).

Acto II
(Escena Única)
Una calle con un banquito, una cesta de basura, un árbol… Un encuentro entre
José María y Juana, la chismosa del pueblo.

Juana. (En tono intrigante e indagador) –¡Hola José María! ¿Cómo estás? ¿Vienes
de casa de Doña Matilde verdad?
José María: -¿Y ahora resulta que usted le va a quitar el puesto a la bruja del
vecindario?
Juana. -¿Qué dices?
José María. –Nada, nada. Digo que es hermoso su relicario.
Juana. -¿Cuál relicario?
José María. -Buena Doña Juana. El punto es que anda una gata rondando por los
jardines de Doña Matilda.
Juana. (Otra vez con su tono indagador) - ¿Una gata? ¿Y cómo es esa gata? ¿No
será más bien “un ga-to”?
José María. -No, no, no. Es una gata. Yo mismito la vi. Es más, una gata con
vestido corto y los tacones en sus manos. Subía y bajaba. Subía y bajaba así
como escondiéndose de alguien. Y después…
Juana. (Interrumpiendo a José María)- ¿Y después qué?
José María: -Bueno después se metió a la casa de Doña Matilda. Y esta mañana
salió de ahí como si nada.
Juana. -¡Dios bendito! ¿Y usted la vio salir o se lo contaron?
José María.-Yo mismitico la vi y ella me picó un ojo. Pero, ¿sabe qué? Usted no
repita nada de esto porque esa gata va a saber que fui yo quien lo dije y me a
matar.
Juana. –Despreocúpese José María, usted sabe que soy una tumba. Esto no sale
de mi boca, y lo dejo porque voy a misa y no quiero llegar tarde.
(José María sale de escena. Doña Juana continúa su camino buscando a ver a
quien ve para contarle lo que acaba de escuchar y se encuentra a la Sra. Diana
que muy elegantemente camina con unas bolsas de boutiques finas).
Juana. –Doña Diana, doña Diana, ¿cómo está usted hoy? (indagando con intriga
las bolsas que trae Diana en sus manos).
Diana. ¡Buenos días Juana! Estoy muy bien, pero con bastante apuro porque hoy
me visita una familia muy importante y debo arreglar todo para el recibimiento.
Juana. -¿Y ya se enteró?
Diana. -¿De qué me tengo que enterar?
Juana. –De lo que anda diciendo todo el pueblo…
Diana. –Ya sabe que yo no soy todo el pueblo. Así que no tengo porqué
enterarme de nada de lo que hable la plebe. Yo soy Diana de Gala.
Juana. –Yo lo sé su majestad, pero usted tiene que saber que todo el pueblo
anda diciendo que hay una gata con vestido corto y tacones en la mano que
viene acompañadita todas las madrugadas por un gato amarillo llamado
Guillermo. (Le guiña un ojo y le da con el codo). Gui-ller-mo, ¿si me entiende?
Diana. -¿Guillermo? Pues no lo creo porque mi Guille anoche estaba estudiando
en casa con unos amigos. Él es muy aplicado y la verdad pienso que esos son
puros chismes de gente sin oficio.
Juana. –Bueno, la verdad que si yo fuera usted, no estaría tan tranquila. Se
imagina que una gata de esas le robe a su bello y estudioso Guille?
Diana. –Hasta luego Doña Juana, fue un gran placer saludarle.
Juana. –Pero, ¿y no me va a invitar para su cena?
(Diana se aleja y Juana continúa su camino hasta encontrarse con Jacinto, el
policía del vecindario. Practicando su mejor escena de preocupación, se
aventura a contarle).
Juana. -¡Ay Jacinto! Jacinto vengo a buscarlo porque hay algo que usted tiene
que saber. Algo terrible. Me enteré y me vine derechito a buscarlo.
Jacinto. –Cálmese Doña Juana. Respire profundo y cuénteme. ¿Qué es eso tan
terrible que me tiene que contar?
Juana. –Ay Jacinto, todo el pueblo anda diciendo que hay una gata con vestido
corto y tacones en sus manos, bien borracha y pinturreteada que anda rondando
los jardines de Doña Matilda. Usted sabe yo a esa señora la aprecio mucho y no
quiero que una gata de esas le cause daño a sus niñas, sobre todo a Amandita
que es tan dulce y buena.
Jacinto. (Rascándose la cabeza y luego subiéndose sus pantalones) –No, no, no.
Eso no va a pasar. Aquí está la autoridad de este vecindario y no descansaré
hasta encontrar a esa gata que amenaza con nuestra tranquilidad y buenas
costumbres.
Juana. –Pero eso no es todo Jacinto. Hay algo más terrible ¿sabe?
Jacinto. –Eche pa´ fuera Doña Juana, no se quede con nada que aquí estoy yo
para defenderla.
Juana. (Mirando para todos lados como para que nadie más escuche).-El punto
es que no solo es una gata…
Jacinto. -¿Hay más?
Juana. –¡Que sí! Imagínese usted que además un gato amarillo la viene
persiguiendo.
Jacinto. -¿usted no le ha contado eso a nadie más verdad?
Juana. -¡Ay Jacinto! Usted me ofende con su pregunta. Usted sabe lo prudente
que soy. ¿Cómo voy a andar por ahí contando esas cosas tan terribles?
Jacinto. –Disculpe usted Doña Juana, es que no quiero que esto crezca más.
Usted sabe cómo es la gente aquí.
Juana. –Chismosa y maliciosa, eso lo sé. Pero conmigo no hay problemas.
Jacinto. –Me quedo tranquilo Doña Juana. Y vaya también usted tranquila que yo
me encargo.
(Sale de escena Doña Juana y se queda Jacinto)
Jacinto. – Esta Doña Juana piensa que yo le voy a creer. Con lo chismosa que es.
Que va, yo me quedo aquí descansandito.
(Entra a escena Newton, el nieto de Juana, que la venía siguiendo y se dio
cuenta que el policía no piensa hacer nada. Decide chantajearlo con llamar a su
superior y contarle lo ineficiente que es su policía).
Newton. – ¡Ajá Jacinto! ¿Así que no piensas hacer nada con todo lo que te ha
dicho mi abuela? Fíjate que yo he estado sacando mis cálculos científicos y todo
apunta a que esa gata es un híbrido entre una mujer y un felino. Si juntas cloruro
de sodio con calcio y ácido sulfúrico, segurito que este será el resultado. Soy
científico mi nombre lo indica así que tú vas a tener que descubrir quiénes son
esos gatos y si no mueves un dedo yo te acuso con tu superior. ¿Qué responde la
autoridad de este vecindario? ¿O acaso usted está acostumbrado a ofrecer y no
cumplir?
Jacinto. (Asustado) - ¡Claro, claro! Estaba pensando en cómo resolver. Sabes que
soy muy eficiente. Y que este vecindario conmigo está seguro.
Newton. _Así me gusta. Sabes que yo puedo hacer algunos cálculos…
(En voz alta recita las leyes de Newton y va saliendo de escena).
Jacinto. Yo mejor me voy a consultar a mi amiga Úrsula para que me de todas las
coordenadas de esa gata. Y ese gato también pues.
(Sale de escena)

Acto 3
(Escena 1)
Aparecen una bruja con su bola mágica, muchos anillos en sus dedos unas
barajas y un tabaco. Se escucha la música “El brujo” de los Melódicos.
Úrsula. – ¡Buenos días Jacinto! ¿Qué lo trae por acá? … No me lo diga, lo leo en su
mirada. Siéntese, por favor.
(Jacinto se sienta y mientras Úrsula le hace señas de que corte las cartas en tres
va sonando nuevamente la canción “el brujo” de los Melódicos).
Úrsula. –Bien Jacinto, aquí en las cartas veo que no hay ninguna gata. Y tampoco
ningún gato.
Jacinto. –Pero, y entonces. ¿Todo es un invento, verdad?¡ Lo sospeché desde un
principio!
(Úrsula lo interrumpe)
Úrsula. –No se adelante Jacinto. Esto se trata de una mujer que está llegando
tarde a casa. A su casa realmente.
Jacinto. Me dice usted Doña Úrsula que en esa casa vive otra mujer.
Úrsula. -Salgamos de duda (Toma la bola de cristal, cierra los ojos, dice unas
palabras mágicas y…)
Úrsula. –Pues esto huele a “gato encerrao”
Jacinto. –Explíquese bien Úrsula que me asusta. Entonces, ¿no hay gata, pero si un
gato? ¿y encerrao?
Úrsula. –¡Silencio! ¡Silencio! Que estamos en presencia de espíritus chocarreros.
(Se escucha un ruido desde la puerta. Cada vez tocan más fuerte. Jacinto
tiembla como gelatina. Se sube sobre la mesa. Llora y grita).
Jacinto. –Espirititos chocarreros, yo no tengo la culpa. No me lleven.
(Entran en escena Megan que viene a consultarse y Dilcia que la acompaña).
Dilcia. (dirigiéndose a Jacinto). –Muy bonito, muy bonito. ¿ahora vas a llorar
Jacinto? Ya me decía mi madre que no confiara en hombres y menos en policías.
Así que de esto se trataba.
Jacinto. –No te entiendo amorcito.
Dilcia. –¡Ah, con que no me entiendes! ¿Y ahora te vas a hacer el loco? Jacinto,
¿así que todo este tiempo me has estado engañando con Úrsula?
Jacinto. -¡No mi amor! Lo que pasa es que Juana.
Dilcia. -¡Ah! ¿con Juana también?
Jacinto. –No, no, amor mío. La culpa es de esa gata (Dirigiéndose a Mega para
que calmara a Dilcia) Señora Megan…
(Dilcia furiosa lo interrumpe).
Dilcia. -¿Cómo que con Megan? ¡Pérfidoooooo! ¡Sinverguenza! Piensas
engañarme con todas. ¿Hasta con mi jefa?
(Dilcia se enfurece y agarra a Jacinto por las orejas, lo grita, le pega y se lo lleva,
saliendo de escena los dos, mientras Úrsula y Megan se quedan sorprendidas)
Megan. (dirigiéndose a Úrsula) –No entiendo nada. ¿Qué es eso de una gata? Y
¿cómo es eso que tú y Jacinto están enamorados?
Úrsula. ¿Jacinto y yo? ¿te has vuelto loca mujer? El problema aquí es la gata.
Megan. – Ajá y ¿quién es esa gata? Miren al Jacinto pues tan tranquilito que se
veía. Y ahora con una gata. Vamos cuéntamelo todo que Harry está con su
madre y esos visitantes tan aburridos. Mejor cuéntame el chisme para
entretenerme.
Úrsula. –Está bien, te voy a contar, pero prométeme que no le dirás a nadie.
Megan. –Palabra de honor.
Úrsula. –Resulta que a casa de Doña Matilda todas las madrugadas está llegando
una gata con vestido corto, tacones en la mano, muy maquillada y pasada de
tragos. La persigue un gato amarillo que se llama Guillermo. Gui ller mo ¿te
suena? Y bueno con mis poderes mágicos he descubierto que no es una felina,
sino una mujer. Y que además.
(Es interrumpida por Megan)
Megan. –Además qué Úrsula. Tenga misericordia de mí y suelte rápido ese chisme
que me tiene nerviosa.
Úrsula. –Pero bueno tiene que dejarme hablar niña. Resulta que no se trata de
ninguna gata, esa es una de las hijas de Doña Matilda. Para mí que es Laurita, la
menor, porque hasta la misma madre dice que es una borracha y parrandera.
Seguro se disfraza de gata para que no la reconozcan, pero (moviendo sus
manos) mi bola de cristal no se equivoca.
Megan. -Ay no Úrsula, pero si Laurita estuvo anoche en nuestra casa estudiando
con Guillermo y unos amigos super aplicados. Y sabes qué? Ella era la que más
sabía. Es súper aplicada.
Úrsula. (Con la boca abierta y sorprendidísima por lo que acaba de descubrir). -
¡No lo puedo creer! Toma sus cartas y las lanza sobre la mesa. Claro, si aquí está
clarito. La gata es Amandita, el dechado de virtudes de Doña Matilda.
Jajajajajaja. Claro, claro, aquí se ve todo.
Megan. -¿Se ve todo ahí? Para ver…
Úrsula. –Solo lo vemos las personas altamente espirituales, como yo.
Megan. –¡Sí seguro! Mi descubrimiento de hoy es doble.
Úrsula. –Doble ¿por qué?
Megan. –Porque ahora sé que la gata se llama Amandita y que la bruja de este
vecindario es una charlatana. Seguramente mi esposo Harry está loco
buscándome. Te dejo bruja chimba.
(Megan sale de escena).
Úrsula. –Así que hay otra bruja en este vecindario y se llama Charlatana. Deja que
la encuentre que me va a escuchar.
(Sale de escena)

(Escena 2)
Una sala de casa algo elegante. Diana, Harry y Guillermo están reunidos
comentando lo estupenda que estuvo la velada. Entra Megan, atacada por el
descubrimiento ocurrido en casa de Úrsula).
Megan. -¡Buenas tardes familia! Disculpen mi ausencia. A continuación les diré el
porqué de ella. Les cuento que Amandita está engañando a Doña Matilde. Se va
de rumbas todas las noches asegurándole a su mamá que está dormida en su
cuarto, luego se disfraza de gata y espera en el jardín hasta poder entrar. Dicen
que un gato amarillo la acompaña y también dicen que se llama Guillermo.
Diana. –Si se refieren a mi hijo Guillermo están muy equivocados…
Megan. –Exactamente mi querida suegra. Es lo que yo digo. Guillermo no es
porque él a quien acompaña es a Laurita.
(Interrumpe Guillermo)
Guillermo. –Desde luego que la acompaño a estudiar.
Megan. –Por supuesto Cuñis. Era justo lo que iba a decir (con mucha picardía)
Solo la acompañas a estudiar.
Guillermo. –Pienso que debemos averiguar quién es esa gata y desenmascararla
porque a mi Laurita nadie la va a culpar de esas cosas.
Diana. -¿Tu Laurita? ¿Acaso hay algo que deba saber?
Guillermo. –Laurita y yo somos amigos y nada más. Solo estudiamos y nada más.
Es todo madre.
Harry. ¡Vamos a dar un paseo Megan!
(Harry y Megan salen de escena)
Diana. –Acompáñame Guillermo. Tenemos que hablar.
(Diana y Guillermo salen de escena)

(Escena 3)
En la calle van caminando Arturo y Gabriela y de repente tropiezan. A Gabriela
se le caen unas cosas que lleva en la mano. Arturo se apresura a recogerlas.

Arturo. –Disculpe señorita. Qué torpe soy. Mi nombre es Arturo. Mucho Gusto.
(Gabriela sonríe y se queda mirando a Arturo emocionada. Toda la vida ha
soñado con su príncipe azul y Arturo pudiera ser).
Arturo. -¿Cuál es tu nombre princesa?
Gabriela. –Ga – Ga – Ga- Ga
Arturo. –No te pongas nerviosa mi niña. Sé que mi presencia, mi físico y mis
músculos te ponen nerviosa, pero por favor dime tu nombre.
Gabriela. –Ga Ga Ga Gabrieeee Gabrieeeel Gabrieeeela.
Arturo. –Gabriela, qué nombre tan hermoso. Me recuerda cuando viajé por el
mundo. ¿Sabes que yo le di la vuelta al mundo verdad?
Gabriela. –No No No loooo s asa sabía
Arturo. –¡Claro! Mi nombre aparece en los libros de historia. Soy el Rey Arturo. Yo
emprendí viaje en mi Roscinante, junto a mi amigo Sancho y luché contra los
Vikingos. Fui acusado de robar, pero en realidad todo se lo daba a los pobres.
Trabajaba en un periódico como reportero, pero en realidad me convertía en un
superhéroe con capa que volaba.
Gabriela. (tartamudeando)¿Tú eres Superman? ¿y también el Rey Arturo?
Arturo. – Sí soy todos ellos. Caminemos juntos y te iré contando.
(Aparece en escena José María y les grita)
José María. -¿Ya se enteraron?
Gabriela. (Gagueando) - ¿de qué?
José María. Hay una gata que azota al vecindario. Se come a los mentirosos.
Anda rondando por los jardines de Doña Matilda, pero anoche estaba cercano a
la casa de Arturo.
Arturo.(mirando a Gabriela) –No te angusties princesa yo se me cuidar y además
te protegeré.
Gabriela. (Gagueando)–Podemos volar ¿verdad? O irnos en tu roscinante…
(Arturo la interrumpe)
Arturo. -¿Qué cosas dices amor? ¿de dónde sacas esas cosas?
José María. (cantando) No te dejes engañar , por lo que parece hermoso , no te
dejes engañar , por lo que parece hermoso. (Suena la canción al fondo y todos
salen bailando)
Acto 4
(Escena1)
En la calle. Cheo el conserje y Dilcia la mucama van caminando apuraditos, se
incorpora Úrsula la bruja y van a buscar a Doña Úrsula a su casa. Tocan
fuertemente la puerta y sale Laurita.
Laurita. –Hola, ¿qué tal.? ¿Puedo ayudarlos en algo?
Cheo. –Claro que sí. Necesitamos que nos expliques por qué si vas a estudiar
todas las noches a casa de la Sra Diana con Guillermo. ¿Por qué finges llegar
borracha y emparrandada?
Laurita. -¿Qué les pasa? Yo no finjo nada. Yo soy así: rochelera, fiestera, rumbera,
floja. No soy “un dechado de virtudes” como mi hermana Amandita.
Cheo. –Tú sabes que mientes y queremos saber por qué.
Laurita. –No los entiendo. Yo soy así: un caos de hija.
(Sale Amandita con su cara y atuendo de niña buena)
Amandita. –Escuché mi nombre. Me necesitan para algo
Úrsula. –No queremos hablar contigo. Vinimos a buscar a Laurita.
Amandita. –Dios bendito. Y ustedes para qué quieren hablar con esta.
Dilcia. –Para nada que te importe
(A la fuerza se llevan a Laurita ante el sacerdote quien la recibe con cariño y
conversa con ella. El resto espera en silencio, hasta que Baltazar les comunica).
Baltazar. - Ya hablamos y quedamos en acuerdo. Ella nos va a cooperar )
(Todos aplauden y juntos salen de escena. Solo queda el Padre Baltazar)
Baltazar. –Señor qué difícil se hace la convivencia en este vecindario. Cada uno
enreda a su manera. Pero perdónales Señor, en el fondo de su corazón son gente
buena.
(Entra a escena Doña Matilda y se dirige al sacerdote)
Doña Matilda. –Padre necesito hablarle. Me he equivocado con mi hijas. José
María, el bobo me lo ha hecho ver. ¡Qué sabiduría la de José María.¡Qué ciega
estaba!
Baltazar. –Muchas veces nos equivocamos Doña Matilda. Lo importante es
recapacitar, enmendar nuestros errores y seguir. La vida es un aprendizaje.Y Dios,
en su infinita bondad, siempre nos perdona.
(Salen de escena ambos.
(Escena 2)
Sala de una casa. Una señora sentada en una silla junto a su hija menor, con el
rosario en la mano ella reza porque no llega a casa su hija mayor. Es de
madrugada, la señora tiene una taza de té sobre la mesa.y un birrete. Entre
lamentos, inicia comparando a sus dos hijas luego pasa algo inesperado)
Doña Matilda. Dios mío Laurita, tu hermana me va a matar. Mira la hora que es y
ella no llega. Pensar que me tuvo todos estos años engañada. Si ella fuera como
tú… Estudiosa. Mira ya te vas a graduar. Esforzada: Mira cuánto has trabajado
para pagar tus estudios. Y… hasta te vas a casar con Guillermo, ese muchacho
tan educado y bueno. En cambio tu hermana…
(Se escucha ruido en el jardín, Laura invita a su mamá a dormir)
Laurita. –Este día ha sido muy largo mami. Vamos a dormir. Mañana será mi gran
día.
(Hacen que se van a dormir, pero se quedan ahí en silencio y Amandita entra
vestida muy sexi, con mucho maquillaje y los zapatos en la mano. Al ver a su
madre y a su hermana se desmaya)
Doña Matilda. (insultando a Amandita) ¡Desvergonzada! ¡Mentirosa! Yo que creí
en ti y tan solo eres esa gata con falda corta, zapatos en la mano y ebria que
esperaba a que yo me durmiera para entrar. ¡Qué desilusión!
(Amandita se levanta y cuando ve a su madre se vuelve a desmayar… Se
agacha lentamente y gateando y maullando sale de escena)
Laurita. –Vamos a dormir mamá, mañana será otro día.
(Laura y Doña Matilda salen de escena)

(Escena 3)
La sala de la casa de Doña Matilda. (Tocan la puerta. Son Megan, Diana, y
Guillermo. Doña Matilda abre)
-Doña Matilda. –¡Buenos días! Ya Laurita viene
(Tocan nuevamente la puerta. Es José María. Abre Amandita)
José María. –Amandita, ¿ya no usas los zapatos en las manos? Sigo pensando que
te pareces a aquella gata.
(Amandita lo amenaza mostrándole el puño)
José María. –Ya entiendo ahora eres la gata boxeadora.
Amandita. –Ayyyy pasa bobo.
(Tocan la puerta es el sacerdote Baltazar. Abre Doña Matilda)
Doña Matilda. –Buenos día padre. Lo estábamos esperando.
Baltazar. –¡Buenos días! ¿Todos listos?
(Tocan la puerta nuevamente. Laurita sale corriendo a abrir. Es Guillermo con un
birrete en la mano)
Guillermo. -¡Hola Laurita! ¿Estas lista?
(Laurita toma el birrete de la mesa y se lo coloca)
Laurita. -¡Claro que sí! ¡Siempre lista!
(Poco a poco van saliendo a escena todos los demás, menos Juana. El sacerdote
se dirige a ellos)
Baltazar. –Queridos hermanos estamos aquí reunidos para celebrar las diferencias
que nos hacen más fuertes como comunidad. Qué importante es apoyarnos,
perdonarnos y sobre todo aceptarnos tal como somos, respetando las diferencias
porque ella nos hacen crecer…
(Entra a escena Juana e interrumpe al sacerdote)
Juana. - ¿Ya ustedes se enteraron?
Todos en coro. –Nooooo
Juana. –Todo el vecindario está diciendo que la gata era Amandita y que el gato
amarillo se va a casar con Laurita. Además ique Úrsula lo vio todo en su bola de
cristal y después de eso desapareció. Dicen que ella y su bola de cristal se
perdieron en el firmamento.
(Es interrumpida por Úrsula)
Úrsula. -¡Ay ya Juana! No interrumpas que todo el vecindario está aquí y nadie
anda hablando nada de eso
José María. –Deje de ser tan mentirosa
Juana. -¿Qué dijo?
José María. –No. Que la cena estará sabrosa
Juana. -¿Cuál cena?
José María. –Digo que ¡Qué pena!
Juana. -Qué pena, ¿por qué?
Amandita. –Ay Doña Juana qué pena con el padre Baltazar que no lo deja
hablar.
Baltazar. –Bueno nada. ¡Nos vamos todos a la graduación de Guillermo y
Amandita!
Arturo. –Y este cuento no termina aquí. Muchos otros animales llegaron al pueblo,
pero yo Arturo, el de los pies ligeros los vencí. En mi corcel y con mi espada…
Todos.-Ya Arturo.
Baltazar. –Arturo como sigas así vas a quedar en la historia, pero como Pinocho.
¡Vámonos todos!
(Todos salen de escena y entran luego para agradecer al público)

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