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MALES DEL HOMBRE, SERES EN UN PLANETA AJENO

Crecimiento poblacional El Fondo de Población de las Naciones Unidas,

El Fondo de Población de la ONU advierte sobre los riesgos para el planeta


del crecimiento poblacional. El aumento de la población y el alto consumo
de los sectores ricos "está agravando el estrés sobre el medio ambiente
mundial, provocando un aumento del
 Calentamiento global
 La deforestación,
 La creciente escasez de agua y
 La disminución de las tierras de cultivo.
Todos esos factores dificultarán cada vez más las posibilidades de abordar
la pobreza y la desigualdad, agrega la UNFPA.
El ser humano pareciera vivir en un planeta ajeno considerando que padece
de una impresionante variedad de males que son en mayor parte generados
por el mismo; agregando constantemente nuevos males a sus penas y los ya
existentes seguirán multiplicándose hasta llegar al desborde total. ¿Será que
el ser humano no ha alcanzado la adaptación al ambiente natural del
planeta tierra, a pesar de los siglos que lleva habitándolo? o, ¿será que las
ventajas que posee sobre el resto de los habitantes no le son suficientes, o
no las sabe aprovechar?
Mientras se encuentran respuestas a tales cuestiones, el ser humano vive
atormentado por: hambrunas, escasez de fuentes energéticas, epidemias,
contaminación ambiental, terrorismo, degeneraciones, dictaduras,
anarquías, esclavitud, aumento desmesurado de desechos, racismo, falta de
alimentos, tala de bosques tropicales, el efecto invernadero, contaminación
del agua, odio a los refugiados, contaminación radioactiva y química de las
aguas, del aire, de las plantas, de alimentos, del hombre y de los animales.
Otras clases de tormentos son: asesinatos en masa, criminalidad,
homicidios, represión, alcoholismo, odio a los extranjeros, guerras,
extremismo, sectarismo, drogadicción, extinción de animales, violencia,
tortura, pena de muerte, crisis económicas, extinción de plantas, vicios,
envidias, falta de afecto, falta de lógica, falso humanitarismo, falta de
vivienda, escasez de agua, congestionamiento de medios de transporte,
destrucción de tierras de cultivo, falta de trabajo, carencia de instituciones
de servicios médicos, y de cuidado para ancianos, exterminación total de la
naturaleza, recolectores de residuos colmados y otros males más que, a
pesar de controversiales esfuerzos no disminuyen, sino que aumentan en
proporción al aumento en la población mundial.
El hombre busca continuamente aplicar un nuevo mal para combatir un mal
anterior, aunque ese es el camino seguro hacia la destrucción final. Como
por ejemplo, cuando una persona contrae una deuda y para saldarla incurre
en nuevas deudas, y luego se endeuda más y más para pagar las deudas
anteriores, así finalmente las deudas alcanzan tal magnitud que resultan
impagables. Y precisamente eso es lo que hace el hombre cuando él aplica
un nuevo mal para combatir un mal anterior. El hombre actúa y piensa muy
a menudo en forma totalmente ilógica, y por eso busca, contra todo sentido
común, concebir e implantar nuevos males para erradicar un mal anterior.
Falta de lógica en todo sentido.
Cuando el hombre ve reducidas las fuentes energéticas, él simplemente
planea y construye nuevas centrales atómicas, plantas térmicas, de
combustión de derivados de petróleo o de carbón, o centrales
hidroeléctricas de más capacidad, sin importar que justamente a raíz de ese
crecimiento desmesurado, crece la contaminación ambiental, al mismo
tiempo que la radiación nuclear que emiten las centrales atómicas poniendo
en peligro a toda vida sobre el planeta. Aparte de ello, al completar estas
nuevas fuentes energéticas, que requieren de tres a siete años de
construcción, ya en parte éstas resultan ser anticuadas y de rendimiento
insuficiente como para abastecer la nueva demanda energética requerida;
efectivamente durante el período de construcción, el descontrol de la
natalidad, o sea la sobrepoblación, no paró, sino que siguió creciendo
incesantemente aún más. Varios cientos de millones de seres humanos en
todo el mundo nacen mientras se realiza la construcción de una central
energética y naturalmente todos estos millones de nuevos seres también
necesitan energía.
Lo anterior claramente demuestra que el incremento descontrolado de la
población mundial implica a su vez un aumento sustancial en la necesidad
de energía. A través de esto, la Tierra padece cada vez más y más
rápidamente, más centrales atómicas deben instalarse y ser puestas a
funcionar, como también más centrales productoras de energía contribuyen
a que el medio ambiente y toda vida padezca continuamente un peligro y
destrucción más grande. Pero también existen otras fuentes de peligro y de
destrucción para el planeta y todo lo viviente, como por ejemplo el uso
indiscriminado de químicos, el proyecto HAARP de los americanos en
Alaska (High Frecuency Active Auroral Research Program) o también
llamado por algunos científicos "Arpa del Diablo" (Harp significa arpa en
inglés), por el que, a través de potentes ondas electromagnéticas escalares
(no hertzianas) emitidas desde grandes antenas ubicadas en Alaska, los
norteamericanos, reflejando dichas ondas en la ionosfera, siendo capaces de
alterar el clima, e incluso, de afectar al cerebro humano. De ahí, las graves
alteraciones que viene sufriendo el globo terráqueo en los últimos años:
enormes inundaciones tras años de rigurosa sequía, nevadas en verano,
temperaturas de 30 º o más en invierno en algunos días, terremotos, etc., así
como cientos de cetáceos que mueren todos los años, varados en las costas
(dichos cetáceos se orientan mediante ondas de baja frecuencia, igual que
las ondas que usa el HAARP). Las pruebas atómicas y el uso comercial de
explosivos nucleares que crean lagunas, cursos de ríos, y también depósitos
subterráneos para los residuos industriales, aguas residuales y desechos
atómicos. Asimismo debe mencionarse la estúpida tala de regiones
tropicales y la quema de bosques para criminalmente obtener tierras para
construcciones, también deben mencionarse aquellos deportes suicidas que
utilizan motores de combustión de gas, alcohol, gasolina o diesel, etc.
Es propio de muchos seres humanos, actuar de manera irreflexiva y
puramente materialista dando lugar a cometer muchos errores al tomar
acciones sin pensar en sus consecuencias; por ejemplo en relación al
problema del combate del hambre en el mundo. Para ello se crean
innumerables organizaciones de ayuda para recaudar dinero, alimentos y
demás contribuciones para ayudar a los que sufren de hambre. Sin
embargo, gran parte de estas ayudas se pierden en gastos de una enorme
burocracia, y desvíos particulares, llegando a disponer escasamente de lo
recaudado; pero por otra parte sin freno se sigue fomentando la
sobrepoblación, con esa aparente solidaridad humana, cuyo resultado
pareciera ser en realidad una acción más destructiva e inhumana, pues no se
logran aliviar los sufrimientos de la población, ni solucionar el problema
del hambre, sino que se exacerban aún más. Este amor al prójimo y
humanitarismo mal conceptuado pareciera falso y suele promoverse a
través de doctrinas religiosas, sectas, y demás enseñanzas equívocas. No
sólo la mal entendida compasión e influencias sectarias juegan un papel
fundamental, sino también el hecho de que muchos necesitan de sus
"acciones de caridad" para tranquilizar sus inquietas conciencias al vivir en
mejores condiciones que los demás.

Los individuos salvados de morir por inanición nuevamente se volverán


fuertes, crecidos y bien alimentados – y listos ya para procrear debido al
escaso control de nacimientos; nuevos descendientes en cantidades
completamente descontroladas, cuyas cifras por año se calculan en miles de
millones de nuevos seres. Esto no sólo inmediatamente producirá a su vez
más problemas de hambre, falta de fuentes energéticas, de medicamentos,
de espacio, problemas económicos, etc., sino que estos descendientes
también contribuyen a su vez al problema de la sobrepoblación de la Tierra:
en cuanto alcanzan su madurez sexual, ellos a su vez generan
incontroladamente nuevos descendientes y así nuevamente se procrean
nuevos seres aún en mayores cantidades. Pareciera entonces un problema
insoluble, un círculo vicioso pues cada vez más y más rápidamente y en
muy corto tiempo el crecimiento se torna exponencial; ya contábamos en el
año de 1978 con 4 mil millones de habitantes en la Tierra, en el año 2005
tenemos alrededor de 6,500 millones.
Debido a este continuo e incesante crecimiento de la población, todos los
demás problemas crecen de manera análoga y se hacen más diversos. Son
estos problemas, de los que nadie se salva, los que afectan la vida misma de
los seres humanos, como también la vida del planeta, su flora y su fauna...
la amenazante destrucción de la capa de ozono causada por el hombre trae
insospechado sufrimiento para toda la Tierra y para toda vida, como
también la propagación del SIDA. Como consecuencia de guerras y
revoluciones, se están produciendo verdaderos desplazamientos étnicos,
cuando la gente necesite huir de sus tierras y buscar asilo por doquier. Esto
a su vez conduce al odio contra los extranjeros, contra los refugiados y al
racismo, causando graves disturbios y homicidios, provocados por
extremistas de todo tipo. La adicción a la droga está aumentando y por lo
tanto se elevará el terrorismo internacional. La recesión y la inflación
siguen obligando a millones de personas a quedarse sin trabajo y sin
ingresos económicos. La criminalidad y el crimen organizado está
aumentando considerablemente, matanzas colectivas de individuos, como
también las matanzas en masa por individuos en delirios religiosos,
sectarios o políticos. El medio ambiente esta siendo destruido cada vez
más, y por lo tanto el planeta mismo esta siendo saqueado y diezmado.
"Fructificad y multiplicaos". Una frase que todavía hoy en día es predicada
asiduamente y difundido por el mundo entero por las autoridades católicas,
fomentando que la gente sobre todo en zonas marginadas, se reproduzcan
como conejillos de Indias.
Las leyes de la naturaleza también tienen vigencia para los habitantes de la
Tierra, como cada persona capaz de ver puede reconocer fácilmente: si hay
una región donde una especie animal aumenta repentinamente su población
y corre el peligro de que dicha región no pueda nutrir esta acrecentada
proliferación, entonces aparecen epidemias que vuelven a eliminar esta
sobrepoblación de animales. También ocurre en estos casos, que el exceso
de la población simplemente muere de hambre, o al estar debilitado por
falta de alimento, es presa fácil de sus enemigos naturales. Así la naturaleza
preserva la población natural, causando que cada zona albergue justo la
cantidad de fauna que es capaz de alimentar. Sólo el hombre, siendo capaz
de pensar, actúa en contradicción a esta ley natural.
Contrariamente a la fauna, él genera descendientes en cantidades
desbordantes, y desde hace tiempo las regiones productoras que abastecen
alimentos se hallan sobre pobladas, de modo que el hombre no puede
cultivar suficientemente ni encontrar sustento. Por otro lado, los seres
humanos se han aglomerado por millones, en ciudades que alguna vez
fueron construidas sobre tierras fértiles.

El hombre se considera la corona de la Creación, y por ello se toma el


insensato derecho de creer, que por su poder de razonamiento, está por
encima de todas las cosas y tiene el derecho sobre el planeta e ignora y
pisotea las leyes y mandamientos de la naturaleza. Con estos delirios de
grandeza, se ha vuelto inhumano, tan carente de amor al prójimo y tan
demente, pues los pensamientos reales y razonables, así como el verdadero
amor, el amor al prójimo, la preocupación humanitaria y el afán por la
verdad se hallan completamente insensibilizados. Pero en lugar de
reconocer esta verdad, crea y apoya a organizaciones de beneficencia que
prestan ayuda, la cual va contra toda regla natural, pues no introducen un
control de nacimientos.
Esto representa una gran paradoja, puesto que por un lado claman por la
supervivencia y por otro lado, destruyen vidas al matar y al torturar a los
culpables de delitos, de actos criminales, o de acciones e ideas político-
revolucionarias. ¿Cómo se explica esto?, puesto que los motivos son
distintos para todos, según estén afligidos por el alcoholismo, la
drogadicción, el consumo indebido de medicamentos, el hábito de fumar, la
inhalación de drogas, el sadismo, el masoquismo, cualquier sectarismo
religioso de libre culto, agrupaciones filosóficas, espiritistas, esotéricas,
parasicológicas, o el sectarismo de las religiones principales, o por la
guerra, el asesinato, el crimen, así como el odio a los extraños, por el
racismo, por el odio a los refugiados, odio a los extranjeros, odio al
prójimo; estos males son provocados por grupos radicales como pueden
ser: el Ku-Klux-Klan, el antisemitismo y el neo-nacismo, y otros de corte
religioso, de los cuales a su vez resulta una extensa ramificación de
crueldades aplicadas por el ser humano a su prójimo, como el asesinato, la
tortura, la pena de muerte (que también es un asesinato), la criminalidad, el
asesinato en masa y el genocidio
Precisamente por medio de la supuesta ayuda para los países en vías de
desarrollo que proviene de los países industrializados del así llamado
mundo civilizado y de los países más ricos, se han hecho estragos en los
países del tercer mundo, desde la tala de regiones tropicales hasta la
devastación y desolación total de tierras que eran sumamente fértiles. Allí
donde una vez habían bosques tropicales proveedores de oxígeno y
reguladores del clima, hoy se encuentran suelos desolados y devastados,
corroídos, saqueados y muertos, en los que apenas crece algún pasto, y
donde habían florecientes campos y praderas, o donde había tierras pobres
de las que se podían obtener suficientes cosechas para sustentar la vida con
diversos cereales y verduras, etc., hoy se encuentran desiertos salitrosos,
paisajes desolados y muertos, o pantanos infértiles que en muchos casos
son criaderos de agentes patógenos letales. Y todo esto por culpa de la
ayuda para el desarrollo, ayuda de aquellos que irresponsablemente lucran
inyectando recursos financieros inmensos desde los países civilizados y con
fuertes economías (y siguen inyectando) en el tercer mundo, para así
ejercer o dejar que ejerciten la mala administración y la corrupción, y para
construir presas y establecer plantas modelo y de desarrollo según
esquemas económicos que causan la deforestación de los trópicos y la
destrucción de la Tierra y la vida.
Pero también con relación al hombre mismo se han evocado diversas
catástrofes mediante la ayuda para el desarrollo, por ejemplo, mediante
estas ayudas se ha "desarrollado" a los "pobres" campesinos del tercer
mundo, de manera que se les ha desplazado de sus tierras, o se les ha
impedido que cultiven sus escasas tierras para obtener sus escasas
cosechas, de las que bien o mal se habían podido alimentar desde hace
siglos. Por el destierro y el impedimento, los trabajadores y los campesinos
han perdido sus medios de subsistencia, ya sea por excesiva edificación, o
por destrucción y devastación de sus escasas, pero algo fértiles tierras.
Todo gracias a la "ayuda" para el desarrollo, creando millones de
desocupados, desterrados, desalojados y con falta de iniciativa, causando
así una procreación explosiva y con ello, una sobrepoblación rápidamente
creciente.
El suministro de servicios de planificación familiar reduce los embarazos
no deseados y hace menos necesario el aborto. Algunos de los grupos más
conservadores que defienden el llamado derecho a la vida mezclan el
aborto con la cuestión general de la población mundial, para grave
detrimento del futuro del mundo.
No podemos dejar de considerar que la culpa de esta situación, la tenemos
nosotros y nuestros gobiernos pues no hemos podido o querido encontrar la
formula balanceada que controle el incremento poblacional, pero no a un
grado tal que el mundo se llene de viejos, situación que empieza a aparecer
en muchos pueblos de Europa... De esta manera lo único que estamos
logrando, es hacer una fosa común gigantesca, donde iremos echando los
despojos de todos aquellos que no queremos entender, que este mundo es
finito y que solo caben un número razonable de habitantes, siempre y
cuando, se cuente con las mínimas medidas de salud seguridad y
alimentación, pues de otra manera solo propiciaremos la autodestrucción de
la humanidad.
Hemos hablado sobre todas los infortunios del ser humano sobre un planeta
ajeno y de la peor calamidad, si se puede, que representa el imparable
crecimiento de la población; veamos cómo se ha comportado este
fenómeno en el siglo XX.
El siglo del crecimiento
El crecimiento es un rasgo que define al siglo XX y ha llegado a ser el
principio de organización de facto para las sociedades de todo el mundo. Si
bien las tasas de crecimiento han aumentado y disminuido, la escala
general de la actividad humana se ha expandido sin cesar, alcanzando
niveles que no habrían sido imaginables en siglos anteriores.
Esta historia de crecimiento comienza con las cifras de la población
humana. Se requirió toda la historia de la humanidad para que la población
mundial llegara a 1.600 millones en 1900; ese total no llegó a los 2.000
millones sino hasta 1930. El tercer millar de millones se acumuló en 1960,
el cuarto en 1977 y el quinto en sólo 12 años, en 1989. La población
mundial rebasó los 6.000 millones en 1999 y para finales del 2005 serán
6500 millones de habitantes. Si el crecimiento de la población continúa
según las proyecciones de nivel medio de la ONU, el número de seres
humanos aumentará en 4.600 millones más en el próximo siglo. Sin
embargo, hay una diferencia clave. En el siglo XX, el crecimiento tuvo
lugar tanto en los países industrializados como en los que están en
desarrollo; en cambio, casi todo el incremento que ocurrirá en el próximo
siglo tendrá lugar en el Tercer Mundo... y sobre todo en las ciudades. En
realidad, se espera que la población del mundo industrializado disminuya
un poco.
La población es un rubro sobre el cual no sólo disponemos de proyecciones
detalladas, sino que éstas son revisadas cada dos años por las Naciones
Unidas, lo cual nos da una idea de la dirección en que avanza el mundo.
Las proyecciones d emográficas para países individuales son hoy más
variables que en ningún otro momento de la historia. La población humana
se ha estabilizado en cerca de 32 países, pero las proyecciones indican que
en otros se duplicará o triplicará. Con excepción de Japón, todas las
naciones del grupo estable se encuentran en Europa. El número de
habitantes de una docena de países, entre ellos Rusia, Japón y Alemania, se
reducirá en realidad durante el próximo medio siglo según las
proyecciones. En otros 40 países, que representan casi el 40 por ciento del
total mundial, la fecundidad ha disminuido cuando menos hasta el nivel de
reposición: aproximadamente dos hijos por pareja. Entre las naciones de
esta categoría figuran China y los Estados Unidos, que ocupan el primer
lugar y el tercero entre las naciones más pobladas.
En contraste con este grupo, algunos países en desarrollo triplicarán su
población en el próximo medio siglo, según las proyecciones. Por ejemplo,
la población de Etiopía, que ahora es de 59 millones, aumentará a 213
millones en 2050, mientras que los 147 millones de habitantes de Pakistán
llegarán tal vez a 357 millones, superando la población proyectada para los
Estados Unidos antes de 2050. Mientras tanto, se proyecta que Nigeria
pasará de sus 122 millones de hoy a 339 millones: más habitantes que toda
el África en 1950. El mayor incremento absoluto previsto corresponde a la
India, cuya población aumentará quizá en casi 600 millones en 2050,
eclipsando a China como el país más populoso. Naciones más pequeñas
enfrentan también un crecimiento demográfico potencialmente abrumador.
Algunos países en desarrollo han seguido los pasos de China, reduciendo
en forma notable sus tasas de natalidad y aproximándose a la estabilidad
demográfica. En cambio, otros están mostrando signos de fatiga
demográfica, resultado de sus esfuerzos para lidiar con las múltiples
tensiones ocasionadas por la alta fecundidad. Los gobiernos se han visto
incapaces frente al desafío de educar un creciente número de niños, crear
empleos para las expansivas filas de los jóvenes que buscan trabajo y
contender con los efectos ambientales del crecimiento de la población.
Cuando surge una nueva amenaza importante, como el SIDA o el
agotamiento de los mantos acuíferos, [esos gobiernos] definitivamente no
podrán enfrentarse a ella.
Conclusión:
A este crecimiento exponencial que no tardará en desbordarse se le pueden
encontrar soluciones; siendo entre otras, la aplicación de un estricto control
de la natalidad bajo los siguientes regulaciones: Que el matrimonio se
permita a partir de cierta edad, que sólo se permita un número determinado
de hijos, -esto no necesariamente dependiente de la condición económica
de la pareja y que su aplicación sea generalizada-, que se eduque a la
población para que este control se acepte por convencimiento, sin evasivas,
contemplaciones, o miedos a comentarios impuestos por razones sociales,
militares, religiosas, o simplemente egoístas, o al equivocado amor
humanitario, que afirma, que es necesario gestar un gran número de
descendientes, ya que el control de la natalidad iría en contra de la religión
y sería inhumano,.
Si no somos capaces de concentrarnos en la población y el consumo,
destruiremos nuestro hábitat y los sistemas mismos que permiten que haya
vida en la Tierra.
La educación de las niñas es un factor decisivo para estabilizar la población
y debe tener prioridad
La educación se concentrará particularmente en las adolescentes, en
programas de educación para ellas, ayudando a que permanezcan en las
escuelas, dándoles la oportunidad de obtener un empleo, haciendo que se
respeten sus derechos legales, ofreciéndoles acceso a los servicios de salud
reproductiva.
La educación inadecuada constituye un determinante poderoso en la
fertilidad elevada, provocando que el individuo no pueda alcanzar todo su
potencial.
En todas partes del mundo la educación debe ser un componente vital de
las estrategias internacionales de población y desarrollo y debemos cerrar
la brecha de oportunidades educativas que existe entre las niñas y los niños.
El reconocimiento del valor de la mujer en el desarrollo y el facultarla para
que pueda aportar a la sociedad todo su juicio y talento son objetivos
fundamentales de la Unión Mundial [UM].

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