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http//arteli bros. blog s pot.

com/

HTSTORTA
DELA
BELLEZA
A CARGO DE

UMBERTO
ECO

Traducción de \!aria Pons lrazazábal

DE BOLSILLO
Esc.lblo proadeccn od.>pQCJonesy ~ciejCJ>.IIDm
Í'\DICE
"*m.SionotSutt' -'<od<Jf~e.aatg<>de UmbMo ~
jli'O(á¡cldo pcr Motto on U.. eo 20ilL
Introducción 8
Los lblO> !Onde UmbonoEco(nmcb;ciónycap/tuiO>J-4. 5.6,11.
I).!S, 16y I~Gio'oiMnode~(apótulos 1.2.7,11,9,10.
ll y 14) <¡u< "' han encargado de los textos de luntologl.l Tablas comparativas Venus desnuda 16
H.m coloburlldo en ti CO.Rom: Adonis desnudo 18
Oan<o SlngQr, COOfdlnación gef'teral
Margherltn MlJrdHls.tll,coordinación editorial Venus vestida 20
Aona11a 01Fa,lo,proy<Kto
l~orlzons UnllmltC<hdMng Adonis vestido 22
Han colaborado en la edición de esta obra: Rostro y ca bellera de Venus 24
Polystvdlo. proyqc¡o gr~nco
M na Mor,.l.orii$SO,COOrd.nación de la redac~.Sn Rostro y cabellera de Adonis 26
~lna Aotonclo, redacó6n
S..f910 Donlottl. ~ tE<nica Maria 28
l.ourdft Gon.Mtt. rto!s.ión de la edición espal\olo Jesús 30
Ct~det.s~.. Reyes
Publlo!o!Go.!to P.418;Rita ~p.410;~ K<Oy.p421, 32
Morallo~.p.<l24~ Reinas
Ol)mpie CTwwv. p.418;Audrey Hepllum. p.421; AN~a E1bof9, p.4U..2l;Cary 34
Glw, p. 424. MMton 8rando, p. 424.Jomes 0....., p.424; John ~p 42S). Proporciones
fWx fMIVIM (Broglt.. llardoc.p.<Ul;Mattene tMtnch. p.4ll) 35
Conlrasto(ffl!<IA>tair.. p.42S;B/ode/!Vnner,p.428:1>eMisRodmol\p.429).
Capítulo! 1. El coro de las Musas 37
El ideal estético 2. La belleza de los artistas 42
en la antigua Grecia 3. La belleza de los fi lósofos 48

Capítulo 11 1. Los dioses de Delfos 53


Apolíneo y d ionisiaco 2. De los griegos a Nietzsche 57

Capotulolll 1. El número y la música 61


La belleza 2. La proporción arquitectónica 64
como proporción 3. El cuerpo humano 72
y armonía 4. El cosmos y la naturaleza 82
S. Las otras artes 86
6. La adecuación al fin 88
1. La proporción en la historia 90
Capitulo IV 1. Luces y colores 99
La luz y el color 2. Dios como luz 102
en la Edad Media 3. Luz. riqueza y pobreza 105
4. Eladomo 111
Primer.J edición en Debolsillo:noviembre,2010
S. Los colores en la poesía
Titulo origNI: Stono ddlo Be/lez:zo y en la mística 114
~ 2004, ReS Ubri S.p.A. Bompian~ Milán 6. Los colores en la vida cotidiana 118
~ 2004, Random Hou~ Moncladori.SA 7. El simbolismo de los colores
Travessera de Grbcla,47-49.08021 Barcelona 121
C> 2004, Maria Pons lrazazábal, por la traducción 8. Teólogos y filósofos 125
ISBN: 978·84·9908·70 1-6 Capitulo V l. Una bella representación de lo feo 131
Fotocomposlclón:Lo~ano Faisano, S.l. (L'Hospltalet) La belleza de los monstruos 2. Seres legen darios y «sobrenaturales)) 138
Impreso en China 3. Lo feo en el simbolismo universal 143
P887016
4. Lo feo necesario para la belleza 148
S. Lo feo como curiosidad natural 152
Capítulo VI l . Amor sagrado y amor profano 154 4. Romanticismo y revuelta 31 3
De la pastorcilla 2. Damas y trovadores 161 s. Verdad, mito, ironía 315
a la donna angelicata 3. Damas y caballeros 164 6. Turbio, grotesco, melancólico 321
4. Poetas y amores imposibles 167 7. Romanticismo lírico 325

Capítulo VIl l. La belleza entre inven ción Capitulo XIII l. La religión estética 329
la belleza mágica e imitación de la naturaleza 176 La religi ón 2. El dandi 333
entre los siglos xv y XVI 2. El simulacro 180 d e l a belleza 3. La carne, la muerte, el diablo 336
3. La belleza suprasensible 184 4. El arte por el arte 338
4. Las Venus 188 5. Arebours 341
6. El simbolismo 346
Capítulo VIII l . Las damas . .. 193 7. El misticismo estético 351
Damas y héroes 2. ... y los héroes 200 8. El éxtasis en las cosas 353
3. La belleza práctica ... 206 9. La impresión 356
4. . .. y la belleza sensual 209
Capitulo XIV 1. La sólida belleza victoriana 361
Capítulo IX 1. Hacia una belleza subjetiva y múltiple 214 El nuevo obj eto 2. Hierro y cristal: la nueva belleza 364
De la gracia 2. El m anierismo 218 3. Del Art Nouveau al Art Déco 368
a l a belleza Inquieta 3. La crisis del saber 225 4. La belleza orgánica 374
4. La melancolía 226 s. Objetos de uso: critica,
s. Agudeza, Wit, conceptismo .•. 229 mercamili:zación, seriación 3/ó
6. La tensión hacia lo absoluto 233
Capitulo XV l. ¿Es bella la máquina? 381
1. Dialéctica de la belleza 237 la belleza 2. De fa Antigüedad a la Edad Media 385
(,apftulo X 2. Rigor y liberación 241 d e las m áq uinas 3. Del siglo xv a l a época barroca 388
la razón y la belleza 3. Palacios y jardines 242 4. Siglos XVIII y XIX 392
4. Oasicismo y neoclasicismo 244 S. El siglo xx 394
5. Héroes, cuerpos y ruinas 249
6. Nuevas Ideas, nuevos temas 252 <;apftulo XVI l. «Buscar sus estatuas ent re las piedras» 401
7. Mujeres y pasiones 259 De las formas abstractas 2. La revalorización contemporánea
8. El libre juego de la belleza 264 a la profundidad de la materia 402
9. La belleza cruel y tenebrosa 269 d e l a mat eria 3. El objet trouvé 406
4. De la materia reproducida a la industrial,
1. Una nueva concepción de lo bello 275 a la profundidad de la materia 407
Capítulo XI 2. Lo sublime es el eco de un alma grande 278
lo sublime 3. Lo sublime de la naturaleza 281 Capitulo XVII 1. ¿Belleza de la provocación o belleza
4. La poética de las ruinas 285 la belleza de los media del consumo? 413
5. Lo «gótico» en la literatura 288 2. La vanguardia o 1¡¡ belleza
6. Edmund Burke 290 de la provocación 415
7. Lo sublime de Kant 294 3. La belleza de consumo 418

Capítulo XII 1. La belleza romántica 299 Referencias bibliográficas 431


La belleza romántica 2. Belleza romántica y belleza novelesca 304 · fndice de autores 434
3. La belleza vaga del «no sé qué» 310 Índice de artistas 435
HI~A DE lA 8EUUA

una tarta nupcial bien hecha, si la admiramos en el escaparate de una


pastelerfa, nos parece bella, aunque por razones de salud o falta de apetito
no la deseemos como un bien que hay que conquistar. Es bello aquello
que, si fuera nuestro, nos harla felices, pero que sigue siendo bello aunque
pertenezca a otra persona. Naturalmente, no estamos considerando la
actitud de quien, ante un objeto bello como el cuadro de un gran pintor,
desea poseerlo por el orgullo de ser su dueño, para poder contemplarlo
todos los dfas o porque tiene un gran valor económico. Estas formas de
pasión, celos, deseo de posesión, envidia o avidez no tienen ninguna relación
con el sentimiento de lo bello. El sediento que cuando encuentra una fuente
se precipita a beber no contempla su belleza. Podrá hacerlo más tarde,
una vez que ha aplacado su deseo. De ahf que el sentimiento de la belleza
difiera del deseo. Podemos juzgar bellísimas a ciertas personas, aunque no
las deseemos sexualmente o sepamos que nunca podremos poseerlas.
En cambio, si deseamos a una persona (que, por otra parte, incluso podrfa
ser fea) y no podemos tener con ella las relaciones esperadas, sufriremos.
En este análisis de las ideas de belleza que se han ido sucediendo a lo largo de
los siglos intentaremos, por tanto, identificar ante todo aquellos casos en que
una determinada cultura o una determinada época histórica han reconocido
que hay cosas que resu ltan agradables a la vista, independientemente del
deseo que experimentemos ante ellas. En este sentido, no partiremos de
una Idea preconc-Phirl~ ele belleza. sino que iremos examinando las cosa~
que Jos seres humanos han considerado (a lo largo de los milenios) bellas.
Otro de los criterios que tendremos en cuenta es que la estrecha relación
que la época moderna ha establecido entre belleza y arte no es tan obvia
como nos parece. Si bien ciertas teorlas estéticas modernas solo han
reconocido la belleza del arte, subestimando la belleza de la naturaleza,
en otros periodos históricos ha ocurrido lo contrario: la belleza era una
cualidad que podlan poseer los elementos de la naturaleza (un hermoso
claro de luna, un hermoso fruto, un hermoso color), mientras que la única
función del arte era hacer bien las cosas que hada, de modo que fueran
útiles para la finalidad que se les había asignado, hasta el punto de que se
consideraba arte tanto el del pintor y del escultor como el del constructor
de barcas, del carpintero o del barbero. No fue hasta mucho más tarde
cuando se elaboró la noción de cbellas artes• para distinguir la pintura,
la escultura y la arquitectura de lo que hoy día llama riamos artesanfa.
Veremos, sin embargo, que la relación entre belleza y arte se ha planteado
Pógino slgultntt: a menudo de forma ambigua porque, aun privilegiando la belleza de la
Agnolo Bronzlno.
Alegorlo naturaleza, se admitía que el arte podía representar la naturaleza de una
de Venus (detalle),
1S4S. Londres.
forma bella, incluso cuando la naturaleza representada fuese en sf misma
National Gallery peligrosa o repugnante.
En cualquier caso, esta es una historia de la belleza y no una historia del arte
(o de la literatura, o de la música) y, por tanto, se citarán las Ideas que se han
Ido expresando sobre el arte solo cuando esas ideas establezcan una
relación entre arte y belleza.
10
HISTOAIA Of LA U LLW

La pregunta que cabe esperar es: ¿por qué, entonces, esta histoña de la
belleza solo est~ documentada con obras de arte? Porque han sido los
artistas, los poetas. los novelistas los que nos han explicado a través de
los siglos qué era en su opinión lo bello, y nos han dejado ejemplos. Los
campesinos, los albañiles, los panaderos o los sastres han hecho cosas
que tal vez también consideraban bellas, pero nos han quedado pocos
restos (una vasija, una construcción para albergar a los animales, un traje);
lo más importante es que nunca escribieron una palabra para decirnos si
y por qué consideraban bellas estas cosas, o para explicarnos qué era para
ellos la belleza natural. Hasta que los artistas no representaron personas
vestidas, cabañas y utensilios no podemos pensar que nos dieran alguna
información acerca del ideal de belleza de los artesanos de su época, y ni
siquiera asi podemos estar completamente seguros. A veces los artistas, para
representar personajes de su época, se inspiraban en las ideas que tenían
acerca de la moda en tiempos de la Biblia o de los poemas homéricos; otras
veces, en cambio, a la hora de representar personajes de la Biblia o de los
poemas homéricos, se Inspiraban en la moda de su época. Nunca podemos
estar seguros de los documentos en los que nos basamos, pero podemos
intentar efectuar Inferencias, siempre que sean cautas y prudentes.
Muchas veces, ante un resto artístico o artesanal antiguo, recurriremos
a la ayuda de textos literarios y fi losóficos de la época. Por ejemplo,
no podremos decir si el que esculpía monstruos en lt~s mlumn;~~ n en los
capiteles de las Iglesias románicas los consideraba bellos; sin embargo,
existe un texto de san Bernardo (para quien estas representaciones no
eran ni buenas ni útiles) que da fe de que los fieles disfrutaban con su
contemplación (hasta el punto que incluso san Bernardo, al condenarlas,
da muestras de sucumbir a su fascinación). Y de este modo, dando gracias
al cielo por el testimonio que nos llega de donde menos cabria esperar,
podremos afirmar que la representación de los monstruos, para un mfstico
del siglo xu, era bella (aunque moralmente reprobable). Este libro se ocupa
solo de la idea de la belleza en la cultura occidental. De los llamados
pueblos primitivos, tenemos hallazgos artísticos como máscaras. graffiti,
esculturas, pero no disponemos de textos teóricos que nos expliquen si
estos objetos estaban destinados a ser admirados, a los ritos religiosos o
simplemente al uso cotidiano. Para otras culturas, con gran riqueza de textos
poéticos y filosóficos (como por ejemplo la india o la china), es casi siempre
difícil establecer hasta qué punto algunos conceptos pueden asimilarse a
P6g/tw~ftlr. los nuestros, incluso si la tradicición nos ha llevado a traducirlos en términos
Paul Gauguln,
Aho otfeR occidentales como "bello" o "justo~ En cualquier caso se tratarfa de una
(detalle), 1892. empresa que iría más allá de los límites de este libro. Hemos dicho que
San Pe\ersburgo.
E 1·mlt~go. utilizaríamos con preferencia documentos que proceden del mundo del
arte. Pero, sobre todo al acercarnos a la modernidad, dispondremos t ambién
de documentos que no tienen una finalidad artfstica, sino de mero
entretenimiento, de promoción comercial o de satisfacción de impulsos
eróticos, como, por ejemplo, las imágenes que proceden del cine comercial,
de la televisión o de la publicidad. En principio, concederemos el mismo
valor a las grandes obras de arte que a los documentos de escaso valor
estético, con tal de que nos ayuden a comprender cuál era el ideal de
belleza en un determinado momento. Al decir esto se nos podrá acusar
de relativismo, como si quisiéramos decir que la consideración de bello
depende de la época y de las culturas.Y esto es exactamente lo que
pretendemos decir. Hay un célebre pasaje de Jenófanes de Colofón, uno
de los filósofos presocráticos. que dice así: «Si los bueyes, los caballos y los
leones tuviesen manos, o pudiesen dibujar con las manos, y hacer obras
como las que hacen los hombres, semejantes a los caballos representarla
el caballo a los dioses, y semejantes a los bueyes el buey, y les darlan
cuerpos como los que tiene cada uno de ellos• (Clemente, Stromata, V, 11 0).
Es posible que, más allá de las distintas concepciones de la belleza, haya
algunas reglas únicas para todos los pueblos y en todos los tiempos. En esta
obra no nos empeñaremos en el intento de buscarlas y halla(fas todas, sino
que nos dedicaremos más bien a sacar a la luz las diferencias. Deberá ser
el lector quien busque la unidad que subyace a estas diferencias.
Este libro parte del principio de que la belleza nunca ha sido algo absoluto
e inmutable, sino que ha ido adoptando distintos rostros según la época
histórica y el pals: y esto es aplicable no solo a la belleza ffsica (del hombre,
de la mujer, del paisaje), sino también a la belleza de Dios, de los santos
o de las ideas ...
En este sentido seremos muy respetuosos con el lector. A veces mostraremos
que, mientras en un mismo periodo histórico las imágenes de los pintores
y de los escultores paredan celebrar un cierto modelo de belleza (de los
seres humanos, de la naturaleza o de las ideas), la literatura celebraba otro.
Es posible que algunos líricos griegos hablen de un tipo de gracia femenina
que solo veremos plasmada en la pintura y en la escultura de otra época.
Por otra parte, basta pensar en la estupefacción que experimentarla un
marciano del próximo milenio que descubriera de repente un cuadro de
Picasso y la descripción de una hermosa muj er en una novela de amor
de la misma época. No entenderla qué relación existe entre las dos
P6gino siguiefltt:
Alle<1 Jone~ concepciones de belleza. De ahf que de vez en cuando debamos hacer un
con Phillp Cas~
CDkndaño Pífdti.
esfuerzo y ver cómo distintos modelos de belleza coexisten en una misma
1973 época y cómo otros se remiten unos a otros a través de épocas distintas.
El proyecto y la inspiración de la obra se anticipan desde el comienzo
para hacer que el lector curioso sienta de inmediato el gusto por
la obra; al principio se presentan diez tablas comparativas para visualizar
Inmediatamente de qué modo las distintas ideas de belleza retornan
y se desarrollan (tal vez transformadas) en épocas distintas y en las obras
de nlósofos, escritores y artistas en ocasiones muy distantes entre sr.
Posteriormente, para cada época o modelo estético fundamenta l
se presentarán junto al texto imágenes o citas relacionadas con
el problema tratado, en algunos casos con una remisión destacada
también en el cuerpo del texto.
14
Venus dr Wi/lendotf. VII>CIS dr Cnido, Venus agod>ado. Vtrlus dr Milo, E$14tutlll de MMtl M¡MtrO de S¡n ~Mrtono. Tapiz del ApOCD/Ipsis Pintor anónimo
fragmento arquitectonoco de la Saja 1\enania.
Vi~ copla romana París. Pirís. de 11 diosa lalcs.,. MOneyVtnus, VCI>US adorada por sois que represM~ta la VISión
casa de Marte con Venus que sale Magia del omor,
Kunsthistorisches de Praxíteles. Museo dellouvre Museo del Louvro proctctonte de omonrts legendarios. de lo gran pros111uro
yVenus en Pompeya. del mar, El Calro, leipzig. Museum
Muswm Roma, Pomp•ya, Nápol!l. pi.'lto de fabricación (Apocalipsis 17},
(Te$Co.NJpo~s. MuseoCopto der bildenden Künste
Museo Nacional MuseoAtq~ Rorentl~.delak. Angers.
Museo Atqueológico
RotMno ~ Parfs. Museo dellOuvre Castillo del ·~ Renato
Nacional

c.148l
.. 1538 1545 16!10 1650

Sandroflottitceli, Lueü Cranach, Gio<góone. Tlliano, Agnolo 8tonzJno. P-.ter Paul Rubtns. ~vtUu¡uez.
~Vocirrwnto drVenus, VenusyAm<x Venus dormido, Venus de Vrbino, llkgotío de Venus, EltM FourmMI Veonu.s MI espejo#
Rorenda. Galeria que~ elpanol Dri!OOe, Florencia. Londres, como Afrodlro, Londres.

-
de los UlfiZi de m/tl, Roma, ~ldegalerie Galería de los Ulfui NatJOOal Gallery Vl<tna. Natlo~l Galle<y
Galo!I'Q Borghese Kunseh!Storhc:hH

Jean-AIJ9Uste-Oominique logres Edouard Manet.


Francisco de Goya AntoniO Canova., lo gro, Odoi/5<Q ' Francesco Hayez.
y Lucie-ntes. PorJIIno Borghese, Magdalena ponlrenrt. Ofimpio~ París,
Par!s, '
Mojo desnuda, Madrid, Romll 1 Milán, Museod'Orsay
Museo de.llouvre
Museo del Prado Galerra Borghese GaleÑ MuniCipal 17
de Arte Moderno
Tablas comparativas VENUS DESNUDA

Pablo Picasso, Gustav Klimt, Josephine Baker


Gran Orlada, Solomés
San Petersburgo, Venecia,
Ermitage Galería de Arte
Moderno

ADONTS DESNUDO

Maestro de Ollmpia. Dorlforo, copia Apo/o de Belvedere, Antonello Caravaggio, GuidoReni, Anne-l ouis Girodet-Trloson,
Bronces de Riace, romana de Polideto, Roma, da Messina, Sq¡J Juan Bautista, Hipómene y Atfanta El sueño de Endimión.
Regglo <:alabria, Nápoles, Museo Vaticano SarlSebasrián, Roma, N~po l es,Museo París, Museo del l ouvre
Museo Nacional Museo Arqueológico Dresde, Pinacoteca Capitalina de Capodimonte
Nacional Gemíildegalerie

Johnnyvv.:;,:_,m
=:u:lte~------~::------------------------~~-------------------
Francesco Hayez, Pablo Picasso, Henri Matisse, Cayl.ey-Robinson, ia;zán; fotOgrafia d~ Marlon Brando, Arnold Schwarzenegger.
Sansón, Adolescentes, Boceto para «La música», Juventud, Erederick Cáyley-Rotiinson Julio César Comando
Florencia, Parfs, Museo. Nueva York, cole·c<:ión privada
Galerfa de Arte de I'Orangerie Museum
19
Moderno of Modern Art
Tablas comparativas VENUS VESTTDA

1456
La Doma de Auxerre Flora, Koré, Safo y Alcoo, Juego con un COf)Uchón Francesco del Cossa. Leonardo da Vine!, Rafael, Parmigianlno,
de procedencia fresco de la villa de Atenos, cratera ática bolso bordado de · Paolo uccello, Lo Giocondo, La ve/ato, Anrea, Nápoles,
san Jorge y él dragón. Abril, Salón de los Meses,
cretense, París, Ariadna en Stablae, Museo Arqueológico con figuras rojas. confección parlslnll, Ferrara, Palazzo París, Florencia, M u.s.eode
Museo del Louvre Ná¡X>Ies, Mu$eo Nacional Londre$, Museo dellouvre Palacio Pitti capodimonte
Munich, StaatJiche Hamburgo. Museum Schifanoia
National Glltlery
Arqueológico Antikensammlungen für KunS1 und Gewerbf
Nacional

Tiziano, Pieter Paul Rubens. Mlchel G•tine, Jean·Etienne Liotard, Fran~ols Boucher, Thomas Jacques-Louis David, Edward Burne-Jones, (harles-Auguste Mangln,
Lo bella, Veronict:r Splnola Doria, Modame de Hvigné Domo francesa vesrido Retrato de Madome Gaitlsborough, Ret(Ota de madame Lo princesa Soto, Manchester
Florencia, Karisruhe, Staatliche de Ga/erle fron{aise de o la turco. Ginebra, Pompodour, R<uatode fa Ré<omier, eocodenoda o/ &bol, Art úallery,
Ga!.rfa Palatina Kunsthallo femrtli!J célebres Musco de Arte e Hi.roria Munich, señoraGtohom1 r>arrs. Nueva York. The Foroo Bridgernan Art lib<ary
(Parls, 18271 Alte Pinakothel<
Edímburgo, Museo dellouvre Coftection
National Gall~ry

1 &9~ 1902 1910 1917 (, 1920 1960


Modelo Rita HilyWorth
Paul Gauguin, Gustav KJimt. Ferdinand Hodk!r, Egon Se hiele, Colelte deCo.:o Anlta EkbErg
El mes'* Maria, friso de Beethown, Mujer que camina, Mujer con la pi<m11 Chane! en la pelkula Lo doke vito
San Petersburgo, coro de ángeles Colecdón Thomas doblado,
Errru!Bgf! del poralso, VIena, Schmidheiny Praga,
Osterreichlsche Galerie
at
Narodni Galleriet
Tablas comp<Jrarivas ADONTS VESTlDO

1360
Oecor.~clón mur•l Alb<>rto Ourero, El Veronés,
Estatuilla
eglpda que representa
Pintor de los Nióbidas, Lar,Napoles, Minlat.urístad~f.l~ GuañentodiArpO, H~aoos limbo~rg. Jan Van Eyck,
Lo comida en coso de Levi,
mas<:ulina de plata, cratera con volutas., Museo angev~na, Lo m~Sk<>y"" Angeles fn formación Abrrl, de Las muyrKoS Hombre Autorretrato.
Alepo, aSenedyem, Nápoles, Arqueológico cultiVOdor~. del acorazadosy /)Oras del duque de Betry, con tutbonte rojo, Munich. detalle a la izquierda,
Museo Na~ional Necrópolis Museo Arqueológico Nacional ~Aryrhmtrlco,deM.....~:; Lond,.,.. Alte Pinakothek Venecia, Galería de la
otmodos, Padua, Chantilly, .
de Oeir el Medlna Nadon(.ll de Severino Boezio.til~ Museo Mu~ielpal Museo Conde Natlonal Gallery Academia
Biblioteca Nacio~~al

Pieter Paul Rubens, Rembrand~ Jan Cossie<s. Fra Galga no, Johann Heinrich Wilhelm Jacques-l.ouls Oavld, Joseph Sevem,
Jan Vermeer,
AUIOittffOIO RetmtotkMorten Bod'Nino, Elgeóglolo, Rerroro de cabollero,
MUan, Pi~oteca
nschb<>in..Goerheen~complña «
Napoleón ~n po.so Shelleyen las retmas
con 1~1 Btondt, Soo/mtJI)$, París, San Petersburgo, l'fankfurt. romana, Frankfu~ Stade~hes del $tJI) Bemordo, deCaroca/la,Roma,
Munlcl\ cole<dón pñvada Ermitage Breta 1\unstinstítut Parls,Malmaison Keats Shelley
Stlklelsches llunstinstltut
Me Plnakothek Memorial House

James E>~an
EmileOeroy, Glovanni Boldlnl, Aubrey Beardsley, El in Arcadio Ego, Humphrey Bogart Oavld Bowie Mlck Jagger David Beckham George Clooney
Marlon BrandO
Retrato de Boudelalre, El cond• Robert de The Later Works of Aubrey
Versalles, en la pelfcula
de MonresQultu·Fézt~>sac, BMrdsley(Londres·Nueva York; 190!). Lo ley dtl silenciO
Museo Nacional Par!~ Museo d'Orsay Milán, Biblioteca Nacional de Brera
del Castillo 23
Tablas comparativas

Cabeza de estatua Cabeza femenina Estatua de Tuya, Antefija con forma Reuato femenino
----
OamaRav;a, KonrodvonAJrsttren, Maesuo de los retratos Piero di Cosimo, Leonardo da Vind
Retrato de muchacha Cabeza de la llarnilda
femenina procedente procedent,.de Chatadjl. Reino Nuevo.. de cabeza (¿Antiooe?), Nápoles, «Teodora•. Milán. cazadory presa Baroncelli. Símonetto Vespuccí. Doma con
de la isla de Keros, Kansas Cit)\ Parfs, femenina, Paris, llamada la Poetiía Retrato de Mario Chantilly. armiño, Cracovia,
PMiS, Museo ArqueoiÓ9o Cole<:ción mUnicipal a la vez, Heidelberg,
Parls, Atklns Mu.seum Museo del Louvre Museo dellouvre Museo d el Louvre (¿$afo?)'Procedente U niversit~tsblbllothek Bonciani, Florencia, Museo Co11dé Czartorysky Muse
Nacional de Pompey~. Nápoles, del Castillo Sforza
Mu~eo del louvre offine Arts Galería d e los Ufflzl
Museo Ar<lueológico
Nacional

Agnolo Bronzino, Tlziaoo Vecellío, Nicolas de Largllll~e. Joshua Reynolds, Geo<ge Romney, Marie GuíUelm~ne Giuseppe Tominz, felix Nadar. Dante Gabriel Rosetti, Rina De l.iguoro.
Rwaro de úsaetia MQgdaleoo. lo befkatrosburghese losSeiioriiOS Woldegro~, Rerroro de lady Homilton Benois~ Mujet de lo fomllio Soroh Bernhordt Lady Lillrh. Nueva York. Mesalina
l>onclo!i<:hí, Florencia, S!Jasburgo, Edimburgo, Narlonal como Orce, Londres. Retroro de mujer Moscon, Ltibiana, Metropolltan
Florencia. Galería Palatina Musée des Beaux·Arts Gallery of Scorland TateGallery
negra, París, Narodna'Galerije Museum of Art
Galerfa de los Ufflti /v1'(seo del louvre

Brigitt<'Batdot
Louise Brooks Thm<1ra de Lempicl<a, Greta Garbo Greta Garbo Rita Hayworth Twiggy
Sonkr Mo<írz. en la pelfcula
Orieans. Museo MotoHori
de Bellas Artes
2S
Tablas comparativas

Cabeza de bronce Pintura mural Apolo de Oelfos, Caballero Rampin, Cabeza de atleta, Miniaturista napolitano. Alberto Durero, Barrolomeo Veneto.
Antinoo, Hermann,
d~ Akkad, del palacio del Oelfos, Paris, Museo Nápoles, estatua del Cobcllero angevino Auwrrerraro Retrato de caballero,
Bagdad. Museo gobernador Museo Nacional del Louvre Museo Arqueológico Nápoles. de Ad Robertum con guantes, Roma,
Mu-seo coro oeste de
Arqueológico en Tell Barsip, Alepo, Nacional, la catedral Sic/liae Regem, Madrid, Galería Nacional
Museo Nacional colección Asta rita Arqueológico Museo del Piado de Arte Antiguo
Nacional deNaumburg Florencia,
Biblioteca Na<ional

Anron Van Dycl<, Fra Galgarlo, Thomas Lawrence, Rodolfo Valentino John Barrymore en Tyronc Power Marlon Brando JamesDean Jim Morrison JimiHendrix
Retrato de dos Retrato de caballero Retrato de lord Byron, la película Moto Hati
caballeros ingleses, con tricornio, Milán, colección
Londres, Milán, privada
National Gallery Museo Poldi Pezzoll

John Travolra en Dennis Rodman


la peHcula Fiebre
tkl sábado noche
27
Icono de marmol
de la Virgen
rezando.,Mesina.
Lo Virgtn y dos ó~les,
luneta de la Iglesia
del monasterio de
Escuela florentina,
Virgen con eJ niño,
Florencia,
-----
Duccio di Buoninsegna,
MadonM Rucce/lai,
FIO<encia,
- Giotto.Modonno
<kOgni<sont/,
Simone Martini,
Anunóación y santos,
Flo<enda,
Hermanos Umbourg.
Lo visjtoción,
de Las muy ricos ho«Js
Masolino,
Virgen <k Jo /wmrldod,
Florencia,
Museo Regional Sant'Angelo de Formis Galería de los Ufflli Galena de los Uffizi Flo<encla, del duque de Berry, Galería de los Uffui
Galeña de los Uffizi Galena de los Uffizi
Chantilly,
Museo(ondé

1U 1-1447 1450 c. 1460 c.1.70 c. 1478 1487 1$01-lSOS 1504·1508


- - - - - --
Filippino Lippi, Jean Fouquet Jacopo Bellini, Hans Memling, Hugovan derGoes, Sandro Botticelll, Miguel Angel, Rafael.
Coronación de lo Virgencon eJniño, Virgen con el n;ño, Virgen en el trono Trlptlco Portinari, Virgen de lo granado, TondoDoni, Virgen del pajarito,
Virgen, Florencia, Amberes, Koninklijk Florencia, 'on el nifto, Florencia, Florencia, Florencia, Florencia, Florencia,
Galería de los Uffizi Museum voor Galería de los Uffizi Galerla de los Uffizi Galerla de los Uffili Galerfa de los Uffizi Galerfa de los Uffozi Galería de losUfflzi
Schone Kunsten

Caravagglo,
Quinten Metsljs, Tiziano, Alberto Ourero, Parmigianino, Virgen de los luca Giordano. Dame Gabriel Edvard Munch, Madonna
Trlptico d~ santo Ano, Palo Pesoro, Virgen con el nillo Virgen del cuelfo/arf' ~'t!!rinos, Roma, Virgen del ro-sario Rossetti, Modonno, (Veronica Ciccone)
Brus~las, Venecia, Sant Agostino o de/ boldoqu/n, Ecce onciJ/o Domini,
y una pera, Florenc~. Oslo.
Museos Reale$ N~poles,
Santa Maria del Frari FIO<encia, Galerfa Palacio Pitti londre$,. Nasjonalgalleriet
de ~lías AnO$ delosUffizi Museo de Capodimonte Tare Gallery 29
Tablas comparativas

Encuadernación Pórtico real de la catedral Lo crucifixión Bautismo de Cristo Giottino, Hermanos Limbourg. Piero della Francesca,
de evangeliario. de Notre-Dame en Chartres de la Biblia de Florefíe. mosaico de la cat~dral Escuela de Luca, Bau!ismo de Cristo, . Bautismo de Cristo,
crucifijo con l>lstorlas Piedad.
Capua,Tesoro Londres, de Santa Maria Florencia, de Los muy ricas /Joras Londres.
de la Catedral British Museum de la Pasión. del duque de Berry. Natlonol Gallery
Assunta en Monreafe Galería de los Ufflzi
Florencia, Chantllly,
Galería de los Uffl•i MuseoCondé

Antonetlo da Messina, Antonetlo da Messina, Hans Memling. Andrea Mantegna, Gian Francesco Lorenzo Lotto. Cima da Conegliano, ltlfae~
Crucifixión, SolvotorMundl, Dtsandimiento Cristo muerto. Maineri, Cristo Po!íptico de Recanat~ Cristo coronado de Transfiguración,
Amberes. Museo Londres, de la cruz, Granada. Milán, Pinacoteca lleva la cruz, Florencia, Piedad. Recanatl, espinos, Londres, Roma,
Real de Bellas Artes National Gallery Capilla Real Brera Galería de los Ufnzi Museo Municipal Natlonal Gallery PIMcoteca Vaticana

16~5 1780 1973 2003

Agnolo Bronzino, Battistello Caracc.iolo. Francis.;o de Goya TedNeely, James Cavieze~


Descendimiento, Crlsro en la columna, y lucientes. Jesucristo Supersror loposión
Florencia, N6pole$. Cristo crucificado,
Galería de los Uffizi Museo de Capodimonte Madrid, Museo del Prado 31
Tablas comparativas REYES

Busto COI0$<11 Mosaico de Alejandro, Elempetadot Otón 111 todeado de dignaratlas Alberto Dure ro. Jean ClolH!t, Taiano, Corlos v
de Ajenatón, SimoneMaf1illi Niccoló da Bologna.
Nápoles. Jusriniano eclesíósticos y cM/es, Empetodof Maximiliono 1, Retrato de Ftan<isco 1, en Miíhlbetg,
San Lud<Mco • César en su compQmento
Reino Nuevo. Museo Arqueológico Nacional con su séquito, Munich, Viena, Kunsthistorisches Pañs" Madrid,
deTo/oso.~ de De ~/lo Phosollco.
El Calro, Aá~na. basili<a Staatsbibliothek Musa~ m Museo dellouvre Museo del Pl'ado
Museo de C.PIJdr Mi!An,Biblloteca Tñwlziana
Museo Egipcio deSanv-nal

Hans Holbeln el Joven, Dosso Dossi, Anton Van Dyck, Anton Van Dyck.
Anton Van D)•ck, Pierre Mígnard, Retrato del rey Jorge 111, Jean·August<>- Edwln Landseer.
Rertato de Emique VIII, Alfonso 1de Este, Cot/os 1o caballo, Carlos J de cazo, Pan's, Guillermo I/ de LuisXtV coronado Versalles. Don11nique lngres. El cast;l/o de Windsor
Roma, Galerla Módena, Galería Londres. Nossau..Orar1ge, potlafama. Museo del Castillo Napoleón 1en en ~poca moderno,
Museo dellouvre
Nacional y Museo Estense National Gallery Amsterdam, Turín, t i uono lmperial, castillo de Windsor,
d e Arte Antiguo Rijksmuseum Galería Sabauda Parls, Museo Cole~ci6n Reol
del Ej ército,
H6tel des Invalides

Retro ro ele Luis Felipt Victor Manuel m con J. F. Kennedy Giovanni Agnelll
de0rlecns1 su hijo Humberto
VetSa lles~ y su nieto Vfctor
Museo del Castillo
33
11
11

Tablas comparativas
1111111 RET AS

Nefertitl, La emperatriz Ekkehard y Utah, Michiel Slttow, Hans Holbeln el ¡.,.,_ - Anton Van Dyck, Bernardlno Mei,
Reino Nuevo, Teodora COil su séquito, Retrato de Isabel Frands Clouet.
estatuas del coro Catalina Retrato deJone Se~~ Lo reino Enríqueta Maria, Alltloco y Esrratónice,
Rerroto de/sabe/
Berfrl\, Rávena. de la catedral de de Arag6n, Viena, La Haya, Maurit.t.& de lngloterra, Washington, Siena, colección
cfe.Austtio, Parls,
!\gyptisches Museum basílica de San Vital Naumburg KunsthistO<isches Siena. Museo deiLouvre National Gallery Monte dei Paschl
und Papyrussammlung Museum Pinacoteca

PROPORCTONES

1990 siglo 111 a.C. 440 a.c. .siglOXI sigloxu 1410· 1411

Gentile Bellini, GraceKelly llz Taylorcomo Lady Diana Escuela Doríforo,~ Humores corporales Víemos. elementos. Hermanos Lim bour~
Catalina Cornoro Cleopatra de Policleto, copia coma na y cuolidodes elementales t~tr"'pefomentos, Hamo zodiaco, de
teino de Chipre, estatua de púgil, de Polideto, del hombre en reloción de ManusCJito Las muy ricos horas
Budapest, Roma,cole<ción Nilpoles, con el zodíaco, aSironómico, del duque de Berry,
SzépmOvészeti privada BNL Museo Arqueológico Es pa~a, Bavlera Chantilly,
Múzeum Nacional Burgo de Osma Museo Condé

•• o
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(.1490 1509 1521 1931
1528 193 1
Edward~.~
Leonardo da VincL Luca Paciol~ Figura vitrubiana por C. Cesañano, Albe<to Durero. Lo f>guto hu e, Matila Ghyka, Matlla Ghyka, Andlisls armónico
esquema de las cabeza inscrita en una mana en movimiento
Di Lucio Vítruvio Pollione: Tabla antropométrica Microcosmos de de un rostro de El número de oro
propordones cuadricula geométrica deorclllrecwra, Milán, El número de oro
del cuerpo humano, de De la símetrla de
del De Dívína Biblioteca Nacional de Brera los cuerpos humanos
Venecia, 3S
Propottione, Venecia
Galería ele la Academia
L EL IDEAL ESTtT!CO EN LA ANTIGliA GRECIA l. El CORO OE LAS MUSAS

La Irresist ible belleza de Elena y maravilloso.( ...) Tal vez los primeros
Homero (siglos vu1-vu a .C) Afrodita Capitalina,
pintores griegos dibujaron de un modo copia romana,
/l/ada, III,W.l56-165 parecido a como cantó su primer gran
- No es reprensible que troyanos ~· aqueos 300 a.C.. Roma._ .
poeta trágico. En toda acción humana Museo del <:ap•toho
de hermosas grebas sufran prolijos males aparece en primer lugar lo impetuoso y lo
por una mujer como esta, cuyo rostro tanto impreciso; la ponderación y la exactitud
se parece a las diosas inmortales. Pero, vienen más tarde, y hace falta tiempo
aun siendo asi, váyase en las naves, antes para aprender a admirar esas cualidades
que llegue a convenirse en una plaga que solo caracterizan a los grandes
para nosotros y para nuestros hijos. maestros: en cambio, a los discípulos
A~ hablaban. Príamo llamó a Elena
las pasiones violentas les resultan Incluso
ylf'dijo: provechosas. La noble simplicidad
- Ven acá, hija querida; siéntate a mi lado y la sosegada grandeza de las estatuas
para que veas a ru anterior marido y a sus griegas constituyen el autentico signo
parlen tes y amigos, pues a ti no te considero característico de los escrito~ griegos de las
culpable, sino a los dioses que promovi<:'ron mejores épocas, esto es, de las obras
contra nosotros la luctuosa guerra de los de la escuela de Sócrates; y son también
aqueos. fas cualidades que constituyen fa peculiar
g randeza de Rafael,a la que llegó a tmvés
Arte y verdad de la imitación de los antiguos. Se requerí,,
Platón (siglo 1v a.C.) una alma bella como la suya, en un cuerpo
Repvblica, x bello, para sentir y descubrir por primera
- En tal caso, el arte mimético está sin duda vez en la é poca moderna el auténtico
lejos de la verdad, seglln parece; y por eso carácter de los al1tiguos, y para mayor
produce todas fas cosas pero toca apenas fortuna suya e n aquel!~ época en que
un poco de cada una, y este poco es una las almas vulgares e imperfectas todavia
im,,gel1. Por ejemplo, el pintor, digamos, son insensibles a la verdadera grandeza.
retratará a un zapatero, a un carpintero
y~ todos ros: d~má!; .:lrtcsonosl a unque
no tenga ninguna experiencia en estas
artes. No obstante, si es un buen pintor, al
retratar a un Cdrpintero y mostrar su cuadro
de lejos, enganará a niños y a hombres
Insensatos, haciéndoles creer que es un No podemos basarnos en estas y en otras alusiones a la belleza de los cuerpos,
carpintero de verdad.[ ... ] La pintura y en masculinos y femeninos, para afirmar que en los textos homéricos hay una
general todo arte mimético realiza su obra comprensión consciente de la belleza. Lo mismo debemos decir respecto a los
lejos de la verdad, y ( ... j se asocia con
aquella parte de nosotros que está lejos
poetas líricos posteriores, entre los que -con la importante excepción de Safo-
de la sabldurfa y que es su querida y amiga el tema de la belleza no parece relevante.Esta perspectiva originaria no puede
sin apuntar a nada sano ni verdadero. comprenderse plenamente si se contempla la belleza con ojos modernos, como
- Absolutamente de acuerdo.
- Por consiguiente, el arte mimético
ha sucedido a menudo en las distintas épocas que han tomado por auténtica
es algo inferior que, conviviendo con algo y original una representación «clásica» de la belleza que en realidad e.ra ficticia,
inferior, engendra algo inferior. o producto de la proyección al pasado de una visión del mundo moderno
- Asi parece.
(pensemos en el clasicismo de Winckelmann). La misma palabra kalón, que solo
- ¿Y esto lo decimos solo de la imitación
que concierne a la vista, o también de impropiamente puede traducirse por «bello», debe ponemos sobre aviso: kalón
la que concierne al o ido, a la que llamamos es lo que gusta, lo que suscita admiración y atrae la mirada.El objeto bello lo es
•poesla•?
- Probablemente también de esta.
Kalón es lo que gusta Lo bello es grato siempre
Clasicismo
Teognis (siglos v1-v) ¿uripides (siglo v a.C.)
Johann Joachim Winckelmann Eleglas,l,vv.ll-18 Baca mes 111, w .880-884
Pensamientos .!obrela imitación del arre Musas y Grcu:;:ias~ ¿Que es lo sabio?
griego en la plntvra y en/a escultura, 1755 hijas de Zeus, vosotras que ¿Cuál es el mas preciado
Al igual que los hombres, también las bellas un día en las bodas de Cadmo botln ofrecido por los dioses
artes tienen su juventud, y sus inicios cantasteis la bella canción: a los humanos? ¿Acaso plantar
son semejantes a los inicios de cualquier •Lo que es bello es amado: la mano vencedora sobre la
artista al que solo complace lo fastuoso lo que no es bello no es amado . cabeza de nuestros ~nemlgos?
38
Yse difundió en labios d ivinos. Lo béllc.. e! grato >iempre. 39
~ 1

l. El IDEAl ESTETICO EN lA ANTIGUA GRECIA l. ELCORO DE lAS MUSAS

Aquiles y Ayax arentos


al¡uego de las robas,
ánfora con figuras negras,
54oa.C., Roma:
Museo del vaucano

en virtud de su forma, que satisface los sentidos, especialmente la vista y el oído.


Pero no son solo los aspectos perceptibles por los sentidos los que expresan la
belleza del objeto: en el caso del cuerpo humano también desempeñan un
papel importante las cualidades del alma y del carácter, que son percibidas con
los ojos de la mente más que con los del cuerpo.
Así, podemos hablar de una primera comprensión de la belleza, aunque está
ligada a las diversas artes que la expresan y no tiene un estatuto unitario: en los
himnos la belleza se expresa en la armonía del cosmos, en poesía se expresa
en el encanto que hace gozar a los hombres, en escultura en la medida
proporcionada y en la simetrfa de las partes, en retórica en el ritmo adecuado.

Mirada con lo que es visible, le será posible


Platón (siglo IV a.C.) engendrar, no ya imágenes de virtud
Banquete, 211 e al no estar en contacto con una imagen,
-¿Qué debemos imaginar, pues -dijo-, sino virtudes verdaderas. ya que está
si le fuera posible a alguno ver la belle~a en contacto con la verdad? Y al que
en sí, pura, limpia, sin mezcla y no infectada ha engendrado y criado una v irtud
de carnes humanas, ni de colores ni, verdadera, ¿no crees que le es posible
en suma, de otras muchas fruslerlas hacerse amigo de !os dioses y llegar a
mortales. y pudiera contemplar la divina ser, si algún otro hombre puede serl o,
belleza en sí,especlficamente única? inmortal también él? Estas cosas, oh Fedro
Eos llevando el cuerpo ¿Acaso crees -dijo- que es vana la vida y los demás, me dijo Diot ima. y yo he
de su hijo Memnón, copa de un hombre que mira en esa dirección. quedado convencido, de tal modo que
~tlca con figuras rojas, que contempla esa belleza con lo que busco persuadir a otros, puesto que. para
490·480 a.C., Parls, es necesario contemplarla y vive en alcanzar este disfrut e, no se puede hallar
Museo del Louvre su compañia? ¿O no crees - dijo un mejorcolaborador de la natu rale~a
que solo entonces. cuando vea la belleza humana que Eros.

40
41
1. El IDEAl EST~TICO EN lA ANTIGUA GRECIA

2. La belleza de los artistas

En el período de la ascensión de Atenas como gran potencia militar, económica


y cultural, se crea una percepción más clara de la belleza estética. La época de
Pericles, que tiene su culminación en las guerras victoriosas contra los persas,
es una época de gran desarrollo de las artes, especialmente de la pintura y
de la escultura. Las razones hay que buscarlas sobre todo en la necesidad de
reconstruir los templos destruidos por los persas, en la exhibklón orgullosa
del poderío ateniense y en la protección otorgada por Pericles a losartistas.
A estas causas extrínsecas hay que añadir el peculiar desarrollo técnico de las
artes figurativas griegas. Respecto al arte egipcio, la escultura y la pintura griegas
suponen un progreso enorme, favorecido en cierto modo por el vínculo que se
establece entre arte y sentido común. Los egipcios no tenran en cuenta, en su
arquitectura y en sus representaciones pictórkas,las Pxigencias de la vista, que
Aun-ga~ siglo v a.C.•
Delfos, M useo quedaba subordinada a cánones establecidos de forma abstracta y respetados
Arqueológ ico rígidamente. El arte griego, en cambio, pone en primer lugar la visión subjetiva.

l.vcha entre centauros


y /apilas, estatuas del
frontón del templo
de Delfos,siglo rv a.C.
Delfos, Museo
Arqueológico

42
2. LA BELLEZA DE LOS ARTISTAS

Los pintores inventan el escorzo, que no respeta la exactitud objetiva


de las bellas formas: la circularidad perfecta de un escudo puede adaptarse
a la vista del espectador que, con arreglo a la perspectiva, lo ve achatado.
Igualmente, en escultura se puede hablar sin duda de una búsqueda
empírica que tiene como objetivo la expresión de la belleza viva del cuerpo.
La generación de Fidias (muchas de cuyas obras conocemos tan solo por
copias posteriores) y de Mirón y la posterior de Praxíteles practican una
especie de equilibrio entre la representación realista de la belleza, en especial
la de las formas humanas - se prefiere la belleza de las formas orgánicas
a la de los objetos inorgánicos-, y la adhesión a un canon (kanon) específico,
por analogía con la regla (nómos) utilizada en las composiciones musicales.
En contra de lo que se creerá más tarde, la escultura griega no idealiza un
cuerpo abstracto, sino que busca más bien una belleza ideal efect uando
una síntesis de cuerpos vivos en la que se expresa una belleza psicofísica
que armoniza alma y cuerpo, o bien la belleza de las formas y la bondad
del espíritu: es el ideal de la Kalokagathía, cuya más alta expresión
la hallamos en los versos de Safo y en las esculturas de Praxíteles.
Esta belleza se expresa de la mej or manera en formas estáticas, en las que
halla equilibrio y reposo un fragmento de acción o de movimiento y para las
que la simplicidad expresiva resulta más adecuada que la riqueza de detalles.
Página anterior: Sin embargo, una de las esculturas griegas más importantes constituye
Mirón, u na grave violación d e esta regla: en el Laocoonte (que correspond e al
Discóbolo,
460-450 a.C.. período helenístico) la escena es dinámica, descrita de forma dramática
Roma,
Museo Romano
y no simplificada en absoluto por el autor. Y, de hecho, su descubrimiento,
Nacional en 1506, causó estupor y desconcierto.

Rdias, refieves
del Partenón,
447-432 a.C.,
Londres,
Brltish Museum

45
2. LA BELLEZA Do LOS ARTISTAS

Arribo, o lo izquierdo: la Kalokagathía siempre inmóvil por muy agitada que esté la
Praxíteles. Safo (siglos w-v• a.C.) superficie, la expresión de las figuras griegas,
Venus de (nido, aunque agitadas por las pasiones, muestra
•Es la cosa más bella de la tierra.
copia romana siempre un alma grande y sosegada. Esta
de un original una columna de caballeros•, dice. cNo,
de infantes.• «No. de naves.• Y yo pienso: alma, a pesar de los sufrimientos más atroces.
de Praxftetes.
375-330a.c . Bello es lo que se ama. se manifiesta en el rostro dellaocoonte, y no
Roma, Museo Hacerlo entender es cosa muy fácil, solo en el rostro. El dolor que se expresa en
Romano Nacional para todo el mundo. Elena, que ve1a cada músculo y en cada tendón del cuerpo y
la belleza de muchos, eligió como su que solo con mirar el vientre convulsamente
Arribo, o lo derecho:
Praxíteles,. hombre y el mejor 1 a aquel que gasta la luz contraído, sin prestar atención al rostro ni a
Hermescon de Troya:/ abandonó a su hija, a sus padres, otras partes, casi nos parece que semimos,
el Pequeño Dioniscs, y se fue lejos, donde quiso Ciprida, este dolor, digo, no se expresa en absoluto
copia romana con signos de rabia en el rostro o en la
porque lo amaba. [ ... ¡
de Praxíteles,
Quien es bello lo es mientras esta bajo los ojos, actitud. El Laocoonte no grita horriblemente
375·330 a.c..
Roma, Museo quien además es bueno lo es ahora y lo será como en el canto de Virgilio: la forma de la
Romano Nacional después. abertura de la boca no lo permite; en todo
caso puede salir de ella un suspfro angustioso
laocoonte y oprimido como lo describe Sadoleto.
Johann Joachim Winckelmann El dolor del cuerpo y la grandeza del alma
Monumentos antiguos inéditos, 1, 1 767 están distribuidos de igual modo por todo
Finalmente, la característica general y el cuerpo y parecen mantenerse en equilibrio.
Página anterior: principal de las obras maestras griegas es Laocoonte sufre, pero sufre como el Filoctetes
Laocoonte una noble simplicidad y una quieta grandela, de Sófocles. Su sufrim iento nos llega al alma,
síglo 1a.c.,'Roma, tanto en la posición como ~n la expresión. pero deseariamos poder soportar el dolor
Museo del Vaticano como este hombre sublime lo-soporta.
Como la profundidad del mar que perm~nece
47
l. El IDEAl ESTrnCO EN LA ANTIGUA GRECIA 3. LA BELLEZA DE lOS FilóSoFoS

3. La belleza de los filósofos

El tema de la belleza es elaborado más tard e por Sócrates y Platón. El primero y delicados, ásperos y lisos, jóvenes y viejos, pero el elemento que más seduce a los
según el testimonio de los Memorables de Jenofonte (sobre cuya veracidad ' los Imitáis reproduciéndolos mediante los hombres a través de la vista, esto es, q ue
colores.• •Es cierto•, dijo. •Y cuando tus estatuas estén tan llenas de vida.
tenemos actualmente algunas dudas, teniendo en cuenta el carácter sectario representáis modelos de belleza, como ¿cómo lo consigues?•. Ycorno Clitón. que
del autor), parece que quiso legitimar en el plano conceptual la práctica no es f<icil encontrar un hombre perfecto se había quedado turbado. no respondió
artística, distinguiendo al menos tres categorías estéticas distintas: la belleza en todo, juntando los detalles más bellos inmediatamente, dijo: c¿No es modelando
de cada individuo, hacéis que aparezca tus obras sobre formas de los seres vivos
ideal, que representa la naturaleza a través de una composición de las partes; como haces que parezcan más animadas?•.
bello el cuerpo entero.• cAsi lo hacemos
la belleza espiritual, que expresa el alma a través de la mirada (como sucede precisamente•, dijo.e¿Yentonces? «Sin duda•, respondió. c¿Y no es
en las esculturas de Praxíteles, sobre las que el escultor pintaba los ojos para ¿Conseguís reproducir la actitud del alma reproduciendo cuidadosamente las distintas
hacerlos más rea listas), y la belleza útil o funcional. extraordinariamente seductora, dulce, partes del cuerpo en las distintas posturas,
amable, agradable, atractiva, o no se puede esto es, agactmdas o levantadas, contraídas
Más compleja es la postura de Platón, de la que nacerán las dos concepciones imitar?• •¿Cómo se puede imitar, Sócrates, o estiradas, rígidas o relajadas, como haces
más importantes de la belleza que se han elaborado a lo largo de los siglos: lo que no tiene proporción de partes, que tus estatuas parezcan más semejantes
l;¡ hPIIP7il mmo armonía y proporción de las partes (derivada de Pitágoras), ni color, ni cosa alguna de las que acabas a criaturas vivas y más seductoras?•
de enumerar, y no es vrSible en modo «¡Por supuesto!» «¿Y l.s t!XdLtd if••itd(.iú•• U'="
y la belleza como esplendor, expuesta en el Fedro, que influirá en el alguno?» cSín embargo -respondió lo que sucede a los cuerpos en movimiento
Sócrates-, ¿no puede el hombre mirar no produce un placer agradable en quien
a alguien con simpatía o enemistad?• lo observa?• •Es natural.• •¿No deben,
Memorables general, de las q ue se sirven los hombres. «Creo que sf•. dijo. «¿Y todo esto no se pues, reproducirse también los ojos
Jenofonte (siglos v·tv a.C.) se consideran bellas y buenas cm r••lación puede traducir en la expresión de los ojos?• amenazadores de los combatientes, no
DíciJOs memorables de Sócrares, 111 con aquello respecto a lo cual t.,mbién son «Sin duda.• •¿Y te parece que tienen la debe imitarse la mirada de los vencedores
Aristipo le pregumó también si conocía útiles.• •¿la caja de la basura también es misma expresión en el rostro los que se llenos de alegría ?• •<Sin duda.• «Así pues,
alguna cosa bella.•Muchas•. respondió. bella?• •Sin duda, por Zeus: y un <>seudo interesan por el bien y el mal de los amigos el escultor debe reproducir a t ravés de
e¿Yson todas iguales entre sí?• cNo:algunas de oro es feo, si aquella esta hect de que los que no se interesan?• «Ciertamente la forma exterior la actividad del alma.»
son induso muy diferentes.• e¿Ycómo puede mocloadecuadoa su fin ye .te dc forma no, por Zevs:el que se interesa tiene una
ser bello lo que es diferente de lo bello?• inconveniente.• • Entonces. segun u expresión contenta cuando los amigos Armonla y proporción
•Así, por Zeus - respondió- : un hombre ¿las mismas cosas son bellas y fea 1 están bien, y una expresión sombrfa cuando Platón (siglos v-tv a.C.)
bello en la lucha es diferente de uno bello •Ciertamente -dij~. y bu<>nas y malas están mal.• «Asf pues, ¿se puede reproducir Timeo, v
en la carrera y un escudo bello en la defensa a la vez: a menudo, lo que es bueno para también esto?• •¡Por supuesto! Ytambién Como el Dios querfa asemejarlo lo más
es muy diferente de un dardo bello para el hambre es malo para la fi ebre y lo que la magnificencia, la liberalidad. la posible al más bello y absolutamente
un lanzamiento potente y veloz.• «No hay es bueno para la fiebre es malo para el mezquir1dad, la bajeza, la templanza, perfecto de los seres Inteligibles, lo hizo
ninguna diferencia entre esta respuesta hambre: a mer>udo,lo que f'S b ,llo para la prudencia, la insolencia y la vulgaridad un ser viviente visible y único con todas
y la anterior -observó el otro-, cuando la carrera es feo para la luch ,lo que se traslucen en el rostro y en la actitud del las criaturas vlvler1tes que por naturaleza
te pregunté si conocías alguna cosa buena.» es bello para la lucha es feo para la u rrera. hombre, ya esté quieto o en movimiento.» le son afines dentro de sí.[ ... ] El vínculo
•¿Y tú crees -replicó Sócrates- que una Asl pues, si una cosa se adecua b"en • Es cierto.• •¿Entonces se pueden imitar?• más bello es aquel que puede lograr que
cosa es ser bueno y otra cosa es ser bello? a un fin, respecto a ese fin e! be la «¡Por supuesto!• e¿Ycrees que se contempla él mismo y los elementos por él vinculados
¿No sabes que, r~specto a las mismas cosas, y buena; fea y mala en caso ~ontra con más agrado el que deja entrever alcancen el mayor grado posible de unidad.
todas las cosas son bellas y buenas? Antes Si a veces se entretenía con algun artrsta, caracterfsticas bellas, buenas y amables. la proporción es la que por naturaleza
que nada, la virtud no es buena respecto que practicaba por razones de trab jo o el que deja entrever características feas, realiza esto de la manera más perfecta.
a algunas cosas y bella respecto a otras; su arte, también le era útil. Habiéndos<: malvadas y odiosas?• «¡Oh, hay una
además, los hombres se consideran bellos dirigido un día a casa de Parrasio. pintor, buena diferencia, Sócrates!• Resplandor
y buenos en relación con las mismas cosas, y, hablando con él le pregunto: ·,Parrasio. Fue un dfa a casa de Clitón, el escultor, Platón {siglos v-rv a.C.}
en relación con las mismas cosas. también ¿acaso la pintura no es reproducción de Y conversando con él le dijo: •Ciitón, que Fedro, XXX
los cuerpos de los hombres se muestran lo que se ve? Yen realidad, los cuerpos tus corredores, luchadores, púgiles y De la justicia, pues, y de la sensatez y de
bellos y buenos, y todas las cosas en bajos y altos, a la sombra y¡, la luz. toscos pancraciastas son bellos, lo veo y lo sé, cuanto hay de valioso para las almas no
48
49
, ., 1

3. LA 8ELLE2A DE LOS FILÓSOFOS

l. EL IDEAL ESTETICO EN LA ANTIGUA GRECIA

11
y aire. Asignemos, pues, la figura cúbica a la
queda resplandor alguno en las imitaciones
.n a. de aquí abajo, y solo con esfuerzo y a través
tierra, puesto que es la menos móvil de los
11 cuatro tipos y la mi\s maleable dt? entre
' '-' YC0Cti)RON.AB$ CISVS· ~ ji._ $E1'TVA.CoiNTA.OVA.R.YM 11. 1
de órganos poco claros les es dado a unos
pocos. apoyándose en las imágenes, intuir
los cuerpos y es de toda nt?cesiclad que tales

11/
v·· 501-1 ovs.
1
" 1~
t
~
f'l
BASIVN!. VACVYM.. · el género de lo representado. Pero ver el
cualidades las posea el elemento que te~
las caras m~s estables. Entre los triéngulos
L- -- =- fulgor de la belleza se pudo entonces. cuando
con el coro de bienaventurados teníamos
supuestos al comienzo, !a superiicie de
lados iguales es por natura!e1.a mAs segura
a la vista la divina y dichosa unión, al seguir
que la de lados desiguales y la superficie
nosotros el cortejo ele Zeus, y otros el de otros
cuadrada formada por dos equiláteros está
dioses. como iniciados que éramos en esos
11 sobre su base necesariamente de forma
misterios, que es justo llamar los más llenos
más estable que un triángulc>, tanto en
de dicha, y que celebramos en toda nuestra
sus partes como en el conjunto.Por tanto,
plenitud y sin padecer ninguno de los males
IIJ si atribuimos esta figura a la tierra salvamos
XXIII que, en tiempo venidero, nos aguardaban.
Plenas y puras y serenas y felices !as visiones el discurso probable, y, además, de las
llj en las que hemos sido iniciados, y de las
que, en su momento supremo. alcanr.~bamos
restantes. al agua,la que con más dificultad
se mueve; 1~ más móvil, al fuego y la
el brillo más límpido, límpidos también
intermedia, al aire.[ ... ! Debemos pensar
que todas estas cosas so11 en verdad tan
111 nosotros, sin el estigma que es toda esta
pequeñas que los elementos individuales
tumba que nos rodea y que llamamos
de codv ci.J~c no~ $00 invl~blc!> por w
<..U\::'I..,V, IJ' i~ioner(l) en él como une ostra.
pequeñez. pero cuando muchos se aglutinan,
111
se pueden observar sus masas y, también,
Belleza de las formas geométricas
que en todas partes Dios adecuó la cantidad.
Platón (siglos v-1v a.C.)
111 movimientos y otras carac.teristicas de
Timeo, 55e·56c manera proporcional y que todo lo hizo
Pero ahora debemos dejar esto de lado, y
atribuyamos !os tipos de figuras que acaban con la exactitud que permitió de buen
11 grado y obediente la necesidad.
de surgir en el discurso al fuego, tierra, agua

) 1
Leonardo da Vinci. pensamiento neoplatónico. Para Platón, la belleza tiene una existencia
Ycocedron obscisus
1
so/Idusy Sepruaginro autónoma, distinta del soporte físico que accidentalmente la expresa; no está
dvorum basium vacum, VInculada, por tanto, a uno u otro objeto sensible, sino que resplandece en
sólidos platónicos del
1 Dt Divino Pfoportion~ todas partes.
de Luca Pacioli, 1509, La belleza no corresponde a lo que se ve (de hecho, era célebre la fealdad
Milán, Bibliote<a
1 Ambrosiana externa de Sócrates, cuya belleza interior, en cambio, resplandecía). Puesto
q_u~ el cuerpo es para Platón una caverna oscura que aprisiona el alma, la
1 VISión s_en~ible ha de ser superada por la visión intelectual, que exige el
aprendiZaJe del arte dialéctico, esto es, de la filosoffa. No a todos les es dado,
1
p~es, captar la verdadera belleza. En compensación, el arte propiamente
d1cho es una fal sa copia de la auténtica belleza y como tal no es educativo
1
para los j óvenes: es mejor, por tanto, expulsarlo de las escuelas y sustituirlo
por la belleza de las formas geométricas, basada en la proporción
1
Y en una concepción matemática del universo.

1
51

so
l. 1.050405l:S 0E OEI.fOS

Pero en el mismo templo (que se remonta al siglo IV a.C.), en el frontón oriental


página anterior: opuesto, está representado Dionisos, dios del caos y de la desenfrenada
Usipo. .
EsWtuilla de Ale¡ondro infracción de t odas las reglas.
(I)Zador. Esta presencia conjunta de dos divinidades antitéticas no es casual, aunque
301>-250 a.C.
no ha sido tratada hasta Nietzsche, en la edad moderna. En general, expresa
Roma; . .
Museo de Villa Gouha la posibilidad, siempre presente y periódicament e reconocida como
verdadera, de una irrupción del caos en la bella armonía. Más concretamente,
se expresan algunas antítesis significativas que permanecen sin resolver
en la concepción griega de la belleza. que resulta ser mucho más compleja
y problemática de lo que indican las simplificaciones efect uadas por la
tradición cl ásica.

un esquife, tranquilo y lleno de conf~anta


Apolo en su frágil embarcación, en medio de
Friedrich Wllhelm Nietzsche un mar desencadenado. que. sin límites
El origen de fa tragedia.!. 1872 y sin obstáculos, eleva y abate. mugiendo,
Y podríamos así aplicar a Apolo.en un sentido montañas de olas espumosas, el hombre
excéntrico, las palabras de Schopenhauer individual, en medio de un mundo de dolores,
sobre el hombre envuelto en el velo permanece impasible y sereno, apoyado corl
de Maia (E/ mundo como volttntad y como confianza en el prindpium individuationis•.
representación,!): ..Como un p~ador en

Pint or de Kleofrades
Dionisio entre sdtlros'
y menode•.ánfora
de figura1 rojas,
S00.49SaC
Munich?S~a;ttiche
Antikensammlungen
2. OELOS GRIEGOS A NIETZSCHE

11. AFQtfNEO YDIONISIACO

1 1

2. De los griegos a Nietzsche

osterior de la antítesis entre Apolo y Dionisos se refíere a la


Un aspecto~ . . .d d En efecto el arte griego Y el occidenta l
oposición drstd~;cla/p~o~:~ie~t~s formas ~rtísticas orientales, dan mucha
en general. a 1 erenc:la 1 o se entra en
·a a la distancia correcta de la obra, con a que n
importanCI . t ocan y con un
. . mbio las esculturas ¡aponesas se '
contacto ~~recto. en ca a ~e interactúa. la belleza griega es expresada,
m andala tlbetan~ de aren ermiten mantener la distancia entre el objeto
pues, por los sentidos qu~~ más que tacto gusto u olfato. Pero las formas
y el observador:rv~~~í~~ como la música, d'espiert an sospechas debi do
perceptibles po • , ·mo del espectador. El ritmo de la
Fauno Barben'ni, a la implicación que se produce en e1an~ . de límites)
220a.C., música remite al fluir perenne {y disarmomco, porque carece
Mun ich~
Staatfiche de las cosas.
Antikensammlungen
11
Pintor de Medias
Hydria, Ropro <k los hijos
de Leucipo por los
11 1 Una primera antítesis es la que se produce entre belleza y percepción sensible. dló!<uros (detalle), c. 4 10,
En efecto, si la belleza es perceptible aunque no completamente, porque no Londres. British Museum
11 1
toda ella se expresa en formas sensibles, se abre una peligrosa incisión entre
d 1 apariencia y belleza: incisión que los artistas intentarán mantener entreabierta,
11 1
pero que un filósofo como Heráclito descubrirá en toda su amplitud, afirmando
que la belleza armónica del mundo se manifiesta como desorden casual.
11
La segunda antítesis enfrenta sonido y visión, las dos formas de percepción
1 1 privilegiadas por los griegos (probablemente porque, a diferencia del olor y del
sabor, se pueden reducir a medidas y órdenes numéricos): aunque se reconozca
a la música el privilegio de expresar el alma, solo a las formas visibles se aplica
la definición de bello (kaIón) como «lo que agrada y atrae». Asf pues, desorden y
mú sica constituyen una especie de lado oscuro de la belleza apolínea armónica
y visible, y como tales se incluyen en la esfera de acción de Dionisos.
Esta diferencia se entiende si se tiene en cuenta que una estatua debla
representar una «idea» {y, por tanto, supon fa una contemplación detenida),
mientras que la m úsica se interpretaba como algo que suscita pasiones.

Formas visibles penetrado de él, y hasta podríamos encontrar


Frit>drich Wilhelm Niet2sche en Apolo la imagen divina y espléndida
El origen de lo tragedia,!, 1872 del principium individuarionis, en cuyos
f>odrla de(irse de Apolo que tiene la gestos y miradas nos habla toda 1<1 alegria
inquebrantable confiarua en este principio y la sabiduría de la «apariencia», al mismo
57
y la tranquila seguridad de q uien está tiempo que su belleza.
56
11. Al>OLINEO V DIONISIACO

Este es básicamente el punto central de la lectura de Nietzsche de la antítesis


entre apolíneo y dionisiaco, más allá de sus ingenuidades juveniles (por otra
parte reconocidas por el autor} y de algunos atrevimientos justamente
censurados por los filólogos. La armonía serena, entendida como orden
y medida, se expresa en lo que Nietzsche llama «belleza apolínea».
Pero esta belleza es al mismo t iempo una pantalla que pretende borrar la
11 presencia de una belleza dionisíaca, perturbadora, que no se expresa en las
formas aparentes, sino más allá de las apariencias. Se trata de una belleza alegre
y peligrosa, totalmente contraria a la razón y representada a menudo como
'
..• 11
posesión y locura: es el lado nocturno del apacible cielo ático, que se puebla de
misterios iniciáticos y de oscuros ritos sacrificiales. como los misterios eleusinos
Pág;na sigul~n re: y los ritos dionisiacos. Esta belleza nocturna y perturbadora permanecerá
Sileno con dossátiros,
11 friso de los Misterios oculta hasta la época moderna (véase capítulo XIII), para configurarse entonces
dionisíacos, sig lo 1a.C.. como el depósito secreto y vital de las expresiones contemporáneas
Pompeya,
Villa d.; Misterl de la belleza, tomándose la revancha de la bella armonía clásica.
11

Belleza apolínea cualidades correlativas de todo instinto artístico;


Friedrich Wilhelm Nietzsche y como monumento de su victoria, se yergue
El origen de la tragedia, 111, 1872 ante nosotros Homero, el artista ingenuo.
La •ingenuidad• homérica no debe ser
comprendida sino como la completa victoria Belleza dionisiaca
de la ilusión apolinea: una ilusión semejante Friedrich Wilhelm Nietzsche
a las 'iiJOPrlrf~~ t';:¡n frGcuentem unte por El origen de /a tragodi,7, XVI, 1872
la Naturaleza para c011seguir sus fines. •Creemos en la vida eterna•, proclama la
El verdadero designio está disimulado bajo tragedia; mientras que la musica es la Idea
una apariencia engañosa: nosotros tendemos inmediata de esta vida. El arte plástico persigue
los brazos hacia esta imagen y, por nuestra un fin muy diferente; aqui Apolo triunfa ' obre
ilusión, la Naturaleza alcanza sus fines.Entre el sufrimiento del individuo con ayuda de
los griegos, la «Voluntad• quería completarse la glorificación radiante •de la eternidad
a si misma en la transfiguración del genio de la apariencia•; aquí la belleza se sobrer~ne
por el arte; para glorificarse era preciso que las al mal inherente a la vida; el dolor es, en cierta
criaturas de esta •Voluntad» se sintiesen ellas medida, suprimido falazmente ele los rasgos
mismas dignas de ser glorificadas; era preciso de la Naturaleza. En el arte dionisiaco y en su
que se reconocí~ en una esfera superior, sin simbolismo trágico esta misma Naturaleza
que la perfección de este mundo ideal obrase nos habla con una voz no disfrazada, COl) su
como una coacci611 o como un repi'Oche. Y esta verdadera voz, y nos dice:•;Sed como soy yol
es la esfera de belleza, en la que ellos velan en ¡Entre la perpetua metamorfosis de fas
los olímpicos su propia Imagen.Con la ayuda apariencias, la madre primordial la eterna
de este espejismo de belleza. la cVoluntad• creadora, la impulsión de vida eternamen-·
helénica combatía esta aptitud para el coactiva, desarrollándos~ ~terna mente en
sufrimiento, esta filosofía del mal y del dolor, esta diversidad de la apariencia!•.

58
M A S
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1. EL NÚMEROYLA MúSICA

IU. LA BEUEZA COMO Pí«ll''RCIÓN y ARMON(A

regulan los sonidos musicales, las proporciones en las que se basan los
velocidad y de la lentitud de los m0 . . intervalos, la relación entre la longitud de una cuerda y la altura de un sonido.
efe los que derivan los aco<·des ... .;lran"'.";ntos
1 ,f<rtó
os vasos estas relaciones num.,ric 0 . a La idea de la armonía musical se asocia estrechamente a cualquier regla
dos vasos, ambos del mismo ta as. <spuso para la producción de lo bello. Esta idea de la proporción se desarrolla a lo
. f mano dela
mssma orma,de)ó uno complelamento largo de toda la antigüedad y se transmite a la Edad Media a través de la obra
Y llenó el otro de líquido hasta la m' ;;acro
de Boecio, entre los siglos IV y v d.C. Boecio recuerda que en cierta ocasión
golpear a ambos obtenía el acorde de oc
y dejando de nuevo uno de los vasos oc.tava. Pitágoras observó que los martillos de un herrero al golpear sobre el yunque
Y llen~ndo el otro solo la cuart~ parte
10
producían sonidos distintos, y se dio cuenta de que las relaciones entre los
haciéndolos sonar obtenla el acord e d.ecuana
1 sonidos de la gama así obtenida eran proporcionales al peso de los martillos.
Y uego el acorde de quinta llenando 1' tercera•
part
e, porque 1a relación de los vacío •:>ra an Y no solo eso: Boecio recuerda que los pitagóricos sabían que los distintos
la octava de dos a uno, en la quinta el< tres modos musicales influyen de manera diversa en la psicología de las personas,
a dos y en la cuarta de cuatro a tres. y hablaban de ritmos duros y ritmos suaves, ritmos adecuados para educar
Proporción vigorosamente a los muchachos y ritmos blandos y lascivos. Pitágoras había
Buenaventura de Bagnorea (siglo x1 l) calmado y devuelto la conciencia a un adolescente ebrio haciéndole escuchar
ltlileraoum menris in Oeum, u, 7 una melodía de modo hipofrigio en ritmo espondaico (ya que el modo frigio
Todas las cosas son, por tanto, bellas y en cierto
modo agradables; y no hay belleza ni de ~te sin
le estaba sobreexcitando). Los pitagóricos, que calmaban con el sueño las
proporCJon, Yla proporción se halla en primer preocupaciones cotidianas, se dormían al son de determinadas cantilenas;
Franchino Gaffurio, lugar en los números: es necesario q""' . -las
Tabla, de Theor/co
una vez despiertos, se liberaban del sopor del sueño con otras modulaciones.
Muslcoe, 1492,
las cosaste~gan una proporción num<'ri< a y,
Mil~n. Biblioteca ~r conssguaente, ce! número es el mode 0
Nacional de Brera prmclpal en la mente del Creador• y el ramo
principal que, en las cosas, conduce a la Franchino Gaffurlo,
sabiduría. Ese rastro, siendo evidentísimo los txperimentos
Número todos Y cercanísimo a Dios. nos conduce. por asl de Pltdgoros sobre/as
Filolao (siglo v a.C.) decir,~ 0 ' 0 ' por mediu u" sus siete dafere das refo<;ior>d tn tre los
Fragmentos de los presocráticos, 04494 y nos lo da a conocer en todas las cosas so11idos, de Theorico
MusJcoe.l492,
Todas las cosas que se conocen tienen corpóreas Y sensibles, mientras aprendemos Milán, Biblioteca
un numero: sin el número no seria posible que las cosas tienen "na proporción num.,,Jca, Nocional de Srera
conocer o pensar nada. experimentamos deleite en esa proporción
numérica Yjuzgamos de manera irrefutable
Orden en virtud de las leyes que la regulan.
Pitágoras (siglos VI·V a.C.)
de Vidas de los filósofos de Oiógenes Laercio Modos musicales
La v~rtud es armonla y también la salud Boecio (48()-526)
Ycualquier bien y la divinidad. Por De musico, 1, 1
consiguiente, también todas las cosas Nada es más propio de la naturaleza humana
estáll formadas segun armonra. ?~e abandonarse a los dulces modos y ser
<rrrtada por los modos contrarios; Yesto no
Relaciones matemáticas se refiere solo en los individuos a ciertas
Teón de Esmima (siglos IH a.(.} inclinaciones o a ciertas edades, sino que
Fragmentos de los presocráticos, 047A 193 afecta a todas las tendencias; los muchachos
Eudoxo YArquitas consideraban que las los jóvenes Yhasta los viejos se ven afectado·,
relacsones que constituyen los acordes se de_f~a tan natural y tan espontánea por la
podían expresar en n(smeros:y pensaban que musaca que puede decirse que ninguna edAd
tales relaciones consisten en movimientos es ajena al placer del dulce canto.De ahl que
Yque el movimiento rápido da el sonido ' se reconozca que con razón dijo Platón
agudo como el que bate el aire continua que el alma del mundo fue compuesta con
Yrápidamente, Y que el lento da el sonido conveniencia musical. En efecto, puesto que
grave, como el que es menos veloz. por lo que esta convenientemente armonizad,.
en nosotros percibimos en los sonidos lo que
Sonidos musicales está armónicamente compuesto y con ello
Teón de Esmima (siglos 1. 1 a.C) n~s deleitamos, comprendemos que nosotros
Fragmentos de los presocráticos, O ISA 13 mismos estamos hechos a semejanza
~so de Hermión, según dicen, y el pitagórico de_esto. Amiga es. en efecto, la semejanza; 63
H<ppasos de Metaponto se servfan de la odsosa Ycontraria es la disparidad.
62
2. ~A PROPOR<;IÓN ARQUITECTÓNICA

IR. lA 8W.EZA COMO PROPORQÓN YAAMONIA

2. La proporción arquitectónica !Yiatlla C. Ghyl<a•


Relación enrre-Mro
logommo pr!u.,- ·-
Jos intervalos entre
~orvmnos de loS remp/os
riegos (Partenón),
~. El mlmtro de oro.
Las relaciones que regulan las dimensiones de los templos griegos, los parls. 1931
intervalos entre las columnas o las rel aciones entre las distintas partes de la
fachada corresponden a las mismas relaciones que regulan los intervalos
11 1 musicales. La idea de pasar del concepto aritm ético de número al concepto
geométrico espacial de relaciones entre distintos puntos es pitagórica.
11 1
La tetraktys es la figura simbólica por la que realizan los juramentos, y en la
1
que se condensa de forma perfecta y ejemplar la reducción de lo numérico
1 a lo espacial, de lo aritmético a lo geom étrico. Cada uno de los lados de este
triángulo está formado por cuatro puntos y en el centro hay un solo punto, la
1
unidad, de la que se generan todos los otros números. El cuatro se convierte
1
así en sinónimo de fuerza, de justicia y de solidez; el triángulo formado por
1 tres series de cuatro números es y se mantiene como símbolo de igualdad
1 1 perfecta. los punt os que forman el t riángulo sumados entre sí dan el
1 1 número diez, y con los diez primeros números se pueden expresar todos Michelangelo
Buonarroti, Esrudio pora
los números posibles. Si el número es la esencia del universo, en la tetraktys la sala de los l;bros raros
(o década) se condensan toda la sabiduría universal, todos los números y de lo U.'blioteca Médicis.
c. 1S!6, Fiorencia,
todas las operaciones numéricas posibles. Si se siguen determinando los Casa Buonarrotl
números según el modelo de la tetraktys, alargando la base del triángulo,
se obtienen progresiones numéricas en las que se alternan los números
pares (símbolo del infinito, porque es imposible identificar en ellos un
punto que divida la línea de puntos en dos partes iguales) y los números
impares (finitos, porque la línea siempre tiene un pun to central que separa
un número igual de puntos). Ahora bien, a estas armonías aritméticas
Construcción de la corresponderán también armonías geométricas, y el ojo podrá enlazar
wraktys pitagórica. constantemente estos puntos en una serie indefinida y encadenada de
El punto central es
equidistante de los
puntos que forman el
triAngulo equilátero de
la década. Siguiendo la
serie desde cada punto
se obtiene una retícula
potencialmente infinita
sobre la que se inscribe
una serie tarnbién
inflnila de tñángulos
equll~teros idénticos

6S

64
2. LA PROPORCIÓH ARQUITECTÓNICA

Para un buen comienzo hay que hacer otra


L sec:dón áurea elección, es necesario elegir en la clase de los
,~mo pñocipio del triángulos de infinitas formas aquel que sea
rectángulo ar:nomco.
se ha descubrerto q_ue el más perfecto. El que eventualmente esté en
e$tcl celadól'l tamb,en condiciones de afirmar que el triángulo por él
es el principio del escogiclo es el mas bello para la composición
crecimiento de a~nos de los elementos. impondrá su opinión, puesto
organismos Y es~a. en que no es un adversario, sino un amigo. Por
la baSE de muchosomas
nuestra parte, nosotros dejamos los demás de
composiciones
arquitectónicaS y . lacio y suponemos que en la multiplicidad
piCtóricas. Se conside<a de los triángulos uno es el más bello: .,quel del
.perfecto:> porque que surge en tercer lugar el isósceles.[... ) Sean
es potencialmente elegidos, por tanto,clos triángulos de los cuales
reproducible hasta Concepción matemática
Platón (siglos v-ov a.C.) están construidos el cuerpo del fuego y el
el infinito
Timeo 53d-55c de los otros elementos: uno de ellos isósceles.
Ciertamente, debemos explicar cuáles serian el otro con un lado mayor cuyo cuadrado
los cuatro cuerpos más perfectos. que, es tres veces el cuadrado del menor. {...]
aunque disímiles entre sí, podrlan nacer unos A continuación deberlamos decir de qué
de otros cuando se desintegran. En efecto, manera se originó la figura de cada uno de los
si lo logramos, tendremos la verdad acerca del elementos y a partir de la unión de cuántos
o rigen de la tierra y el fu ego y de sus medios triángulos. En primer lugar. trataré la figura
proporcionales. Pues no coincidiremos con primera y más pequeña cuyo elemento es
nadie en que hay cuerpos visibles más bellos el triángulo que tiene una hipotenusa de una
que estos, de los que cada uno representa extensión del doble del lado menor. Cuando
un género particular. Debemos, entonces, se unen dos de estos por la hipotenusa y
esforzamos por componer estos cuatro esto sucede tres veces, de modo que las
géneros de cuerpos de extraordinaria belleza hipotenusas y los catetos menores se orienten
y decir que hemos captado su naturaleza hada un mismo punto como centro, se genera
suficientemente. o., lv> úus trl61lgulos, el un triáng ulo equilótcro de tos Séis. la unión
isósceles le tocó en suerte una naturaleza de cuatro triángulos equiláteros segO:on tres
única, pero las de aquel cuyo ángulo recto está ángulos planos genera un ángulo sólido.
contenido en lados desiguales fueron infinitas. el siguiente del más obtuso de los ángulos
llanos. Cuatro ángulos de estos generan
la primera figura sólida, que divide toda la
Leonardo da Vinci, superficie de la esfera en partes iguales y
Viglntisex basium .ex.
elevarus va<uus. semejantes. El5e9undo elemento se compone
sólidos platónicos de los mismos triángulos cuando se unen
del De Divino ocho triángúlos equiláteros y se construye
proportione de Luca un ángulo sólido a partir de cuatro ángulos
Paciofo, 1509, Milán, planos. Cuando se han generado seis de tates
Biblioteca Ambrosiana
ángulos. se completa así el5e9undo cuerpo. El
tercer cuerpo nace de ciento veinte elementos
Jacopo de'Barbari, ensamblados y doce ángulos sólidos, cada
Retroto de froy tuco
triángulos equiláteros perfectos. Esta concepción matemática del mundo
uno rodeado de cinco tri<ingulos equiláteros
Pocioli y un joven lanencontrarem?s también en :l~tón y, sobre todo, en el diálogo Timeo. planos y con veinte triángulos equiláteros
E tre el H~manlsmo Y el Renac1m1ento, épocas en que se produce un retorno
desconocido,c.l495,
Napoles. Museo por base.la función de uno de los triángulos
de úpodimonte del ~latonrsmo, los cuerpos regulares platónicos son estudiados y celebrados elementales se completó cuando generó estos
elementos; el triángulo isósceles, por otra
prec~samente como modelos ideales por Leonardo, en el De perspectiva pingendi parte, d io nacimiento al cuarto elemento, por
de Piero della Francesca, en el De divina proportione de Luca Pacioli y en el composición de cuatro triángulos y reunión
Tratado de las prop~rc~ones del cuerpo humano de Durero. La divina 'proporción de sus ángulos rectos en el centro para formar
un cuadrilátero equilátero. La reunión de seis
de la que habla Paoolr es la sección áurea, la relación que se establece en un
figuras semej antes produjo ocho ángulos
1 11 segmento. AB cuando, dado un punto e de división, ABes a AC como AC es a CB. sólidos, cada uno de ellos compuesto según
!',~e archltect~ra de Vitrubio (siglo' a.(.) tra nsmitirá instrucciones, tanto tres ángulos planos rectos.la figura del

~ ~dad M~dla ~o~o al Renacimiento, para la realización de proporciones


ar~u.J tectónlcas optJmas.Tras la invención de la imprenta se harán numerosas
cuerpo creado fue cúbica con seis caras de
cuadriláteros equiláteros. Puesto que todavía
había una quinta composición,el d ios
ed1c1ones de su obra' con d'lag ramas Y dibUJOS
. . cada vez más ' rígurosos. la utilizó para el universo cuando lo pintó.
66
67
2. l A PROPORCIÓN ARQUITECTÓNICA

Andrea Palla dio,


Villa RotOnda
en Vicenza.
c.1 SS0

En la obra de Vitrubio se inspirarán las teorías renacentistas de la arquitectura,


desde el De re aedificatoria de Leon Battista Alberti a Piero della Francesca,
de Pacioli a los Quattro libri dell'architettura de Palladio.
El principio de proporción reaparece en la práctica arquitectónica también
como alusión simbólica y mística. En este sentido ha de entenderse
el gusto por las estructuras pentagonales que aparecen en el arte gótico,
especialmente en el trazado de los rosetones de las catedrales. Y en ese
Página anterior mismo sentido han de entenderse también los signos lapidarios, esto es, las
Piero della Fra~cesca
Retablo de Btero ' siglas personales con que cada constructor de catedrales firm¡¡ba las piedras
!Sagrada <onversoción) más importantes de su construcción, como las claves de bóveda. Son trazados
1472-1474, Milán, '
Pinocoteca de Brera geométricos, basados en determinados diagramas o «parrillas» directrices.

69
111. LA BELLEZA <;OMO PROPORCION V ARMONfA

C<ltedral Página siguiente:


de Notro-Dame Catedral de Notre·Dame
en Parrs,c. 1163· 1197 en Parfs, rosetón norte
con las historias del
Antiguo Testamento

70
1 ). ELCUEru'OHUhiANO

IU. LA BEllEZA COMO PROPOKJON Y ARMONIA


1

¡(od,sigloVI a.C.
¡>.ten•'·.. lona!
Mui"O"ac

3. El cuerpo humano

Para los primeros pitagóricos, la armonía no consiste solamente en la


oposición par/impar, sino también en la oposición entre límite e ilimitado,
unidad y multiplicidad, derecha e izquierda. masculino y fem enino, cua drado
y rectángulo, recta y curva, etcétera, aunque parece que, para Pítágoras y
sus discípulos más inmediatos, en la oposición de contrarios solo uno
representa la perfección: lo impar, la recta y el cuadrado son buenos y bellos;
las realidades opuestas representan el error, el mal y la falta de armonía.
Distinta será la solución propuesta por Herácli to: sí en el universo existen
contrarios, realidades que parecen no conciliarse, como la unidad y la
m ultiplicidad, el amor y el odio, la paz y la guerra, la quietud y el movimiento,
la armonía ent re estos contrarios no se producirá anulando uno de ellos,
sino precisamente dejando que ambos vivan en una ten sión continua.
La armonía no es ausencia de contrastes, sino equilibrio.
Los pitagóricos posteriores, q ue viven entre los siglos v y JV a.C., como
Filolao y Arquitas, captarán estas sugerencias y las incluirán en el cuerpo
de sus doctrinas.
Nace así la idea de un equilibrio entre dos entidades opuestas que se
neutralizan mutuamente, la polaridad entre dos aspectos que serían
contradictorios entre sf y que se vuelven armónicos solo porque se
contraponen convirtiéndose en simetría, una vez trasladados al p lano de
las relaciones visuales. Y, por tanto, la especulación pitagórica da razón
de una exigencia de simetría que siempre habla estado presente en todo
el arte griego, y que se convierte en uno de los cánones de belleza en el ban a Anacreonte y a Safo, para quienes eran
arte de la Grecia cl ásica. Observemos una de esa s estatuas de jovencita muchachas q~e enam~rada su pa so sus trenzas? los pitagóricos explicarían
esculpidas por los arti stas d el siglo VI a.C. ¿Eran tal vez las mismas bellos su sonnsa,su mtra • • 1
ue la muchacha era bella porque el equilibrio justo de los ~u mores le . ,
q iembros teman una re ac1on
daba una expresión agradable, y porque sus m 1 . a ley que regia
Armonía exacta Y armónica, ya que estaban regulados por a m•sm e
Fllolao (siglo v a.C.)
Fragmentos de los presocráticos, 04486
ilimitadas. Ahora bien, no siendo los principios
ni iguales ni de la misma especie. no se habrí d~l ~~~~a~ ~;~~o~~as
las distancias entre las esferas planetarias. El a;tista
Respeao a la naturaleza y a la armonia, podido orden~r en un cosmos, si no se hubie re presentar aquella belleza imponderabl~ de a qu~ a ontemplando
las cosas son así. la sustancia de las cosas, añadido la armonfa,comoquiera que se hay~ u e él mismo habría percibido una mana na de pnmavera e .
que es eterna, y la naturaleza misma, exigen
un conocimiento no humano, sino divino;
añadido.Si hubieran sido semejantes y de igt.
especie, no habrla habido necesidad de 1
~~~ostro de la muchacha amada, pero tenía qhue hrealuizna~l~=~o~'Pe~~:ros
la imagen de la mue ac a.
de ahl que ninguna de las cosas que existen armonia: pero los elementos que son deslgua concretar en una f orma . 1de la justa proporción
y nosotros conocemos habría podido tener y de especie distinta y diversamente ordenar! requisitos de una buena forma era preCisamente e . . mente
existencia si no existiera la sustanda de las cosas han de poder ser concluidos por la armonía q , y de la simetría. De ahí que el artista hiciera iguales los o¡os, lgual 73
que componr.n el cosmos, las que limitan y las puede tenerlos unid~ en un cosmos.
3. El CUERPO HUMANO
~1
1 Wl l.A BEllEZA COMO P!t04'QRCIÓNY ARMONIA

1 En el canon de Polideto, en cambio, ya no hay unidades fijas: la cabeza es


A lo izquierdo: Policleto, al cuerpo como el cuerpo es a las piernas, etcétera. El criterio es orgánico: las
Dorlforo, 450 a.C,
relaciones entre las partes se determinan según el movimiento del cuerpo, el
Nápoles. Museo
Nacional. A la dere<:ha: cambio de la perspectiva y las propias adaptaciones de la figura a la posición
Policleto, Diod11mtno,
430 a.C.. Atenas, del espectador. En un fragmento del Sofista de Platón se nos explíca que
Museo Arqueológico los escu ltores no respetaban las proporciones de un modo matemático,
Nacional
sino que las adaptaban a las exigencias de la visión, a la perspectiva desde
la que se contemplaba la figura.Vitrubio distinguirá la proporción, que es la
aplicación técnica del principio de simetría, de la eurritmia («venusta species
commodusque aspectus»), que es la adaptación de las proporciones a las
necesidades de la visión. tal como se indica en el texto platónico citado.

1 1 Eurritmia
Simetría Platón (siglos V·IV a.C.)
1 1 Vitrubio (siglo 1 a.C.) Sofisra,23Sd·236c
1• 1 ¡l De archirecrura, lll, 1 E><tranjero:Se distingue en ella. por una
la sirnetria es la armonía apropiada parle, una técnica figurativa. Esta existe
que surge de los miembros de la obra cuando alguien, teniendo en cuenta las
misma y la correspondencia métrica que proporciones del modelo en largo. ancho
resulta de las partes separadas en relación y atto, produce una imitación que consta
con el aspecto de la figura entera.! ... ! incluso de Jos colores que le corresponden.
1 La simetría nace de la proporción que los Teeteto: ¿Y qué? ¡Acaso todos los que imitan
griegos llaman ~natogia; ningún edificio no intentan hacer eso?
puede ser ordenado de forma adecuada Extranj~ro: No (14uc.::llv::> 4ue elaboran
sin analogia con la ¡usta proporCión o dibujan obras monumentales. Si
1 11 del cuerpo humano. reprodujeran las proporciones auténticas
que poseen las cosas bellas, sabes bien que
1 r¡l Canon la parte superior parecería más pequeña
Plinio el Viejo (siglo r) de lo debido, y la inferior, mayor, pues a una
Hlsraria natural, XXXIV, SS la vemos de lejos y a la otr~ de cerca.[... !
Policleto de Sicione,discípulo de Ageladas,
repartidas las trenzas, iguales los senos e i
g~al_es . Pero ¿acaso los artistas no se despreocupan
iguales y rítmicos los pliegues del tra· . las prernas y los brazos, hizo el Diadumeno. figura afeminada de de la verdad y de las proporc:iones reales.
'1
11 curvados en la típica sonrisa va . Je, SI m tn~os los ángulos de los labios jovencito, famosa por haber sido valorada y confieren a sus imágenes las que parecen
Al margen de que la simetría ga q_ue caractenza ese tipo de estatuas. en cien talentos; y también el Doríforo, figura ser bellas?.[... ] ¿No será justo llamar figura
viril de muchacho. Hizo también la figura al primer tipo de imitación. pues se parece al
fascinación de esa sonrr·sa por SI sola no basta para dar cuenta d e la que los artistas llaman el Canon y a la que
'nos encontramos tod ¡ modelo? {...] ¿Y esta parte de la técnica
bastante rígido de la proporción . • av a ante un concepto acuden tos artiSlas en busca de las reglas imitativa no deberá llamarse tal como antes
Policleto realiza una estatua q . o~ srg o~ mas tarde, en el siglo IV a.C.,
11 0 1 del arte, como el que se remite a una ley. dijimos, figurativa?.[ ...] ¿Yqué? Lo que
1 •. ue sera cons1derada 1 1 Yes considerado el unico hombre que aparece como semejante de lo bello solo
en ella se encarnan todas las regl uego e canon, porque ha encarnado en una obra de arte el arte porque no se lo ve bien, pero que si alguien
el principio que rige el canon n as para_ un~ ~roporción correcta, y
1
mismo. pudiera contemplarlo ad~>cuadamente en
1 de dos elementos iguales Toda o les el pnncrplo basado en el equilibrio tóda su magnitud no diría que se le parece,
recíprocamente según rel~cion:sas partes_ del cuerpo han de adaptarse
Proporción entre las partes ¿cómo se llamará? Si solo aparenta parea!rse.
A es a B como 6 es a C. Más tard .;ro~orcronales en el sentido geométrico:
Claudio Galeno (siglo m) sin parecerse realmente,¿ no será una
Placita Hippocratis el P/aronis. V,3 apariencia?.[...] Para esta técnica que no
corporales correctas en fraccio~· ~~rul ·~expresará las proporciones Crislpo [...] alirma que la belleza no reside produce imágenes sino apariencias. ¡no sería
constituir 1/1Ode la longitud t ;~ 1e a figura entera: el rostro ha de
en cada uno de tos elementos. sino en la correcto el nombre de •técnica simulaliva•?
0 18 armoniosa proporción de las partes, en
Y así sucesivamente. . . a ' a cabeza 1 d e la longitud del tórax, la proporción de un dedo respecto al otro,
de todos los dedos respecto al resto de
El canon griego de las proporciones era d. . . • la mano,del resto de la mano respecto a la
disponían de redecillas con cuad r 1 . ISttnto del egipCIO. Los egipcios
muñeca, de esta respecto al antebrazo, del
cuantitativas fiJ'as Sup . d r cu _as Iguales que marcaban medidas antebrazo respecto a todo el brazo. es decir,
. onten o, por eJemplo f.
de tener una altura de d' . h . , que una rgu ra humana hubiera de todas las partes respecto a todas las otras.
teCioc o umdades a t
del pie era de tres unidades· 1 d 1b ~
'
á·
om ttcamente la longitud
• a e razo de crn co, etcétera.
como está escrito en el canon de Policleto. 7S

74
3. EL CUERPO HUMANO

pagine anterior:
Aparentemente, la Edad Media no aplica una matemática de las proporciones a
Vientos. elementoS. la valoración o a la reproducción del cuerpo humano. Cabría pensar que en ese
remptromentos,
deMcnusano
descuido interviene la falta de aprecio de la corporeidad en favor de la belleza
ascronómico, espiritual. Por supuesto, no es impropia del mundo medieval avanzado una
Bavie<a. siglO XII
valoración del cuerpo humano como prodigio de la Creación, como aparece
en una obra de Tomás de Aquino. Sin embargo, es mucho más frecuente que se
utilicen criterios pitagóricos proporcionales para definir la belleza moral, como
ocurre con la simbología del homo quadratus. La cultura medieval partía de una

~ ,\:~· ~~~
(} 1( l idea de origen platónico (que al mismo tiempo se estaba desarrollando también
1 (j 1'\ en el ámbito de la mística hebrea), según la cual el mundo es como un gran
~rtlco(mo( coHfb'C '[fLrft«< r dcm ctmf,~,. .
animal y, por tanto, como un ser humano, y el ser humano es como el mundo, o
bien el cosmos es un gran hombre y el hombre es un pequeño cosmos. Nace así
Sre 1 ttfl ó#trt~(m"(. la llamada teoría del homo quadratus, en la que el número, principio del universo,
adopta significados simbólicos, basados en una serie de correspondencias
numéricas que también son correspondencias estéticas. En efecto, los antiguos
razonaban del siguiente modo: tal como es en la naturaleza, así ha de ser en
el arte: y la naturaleza en muchos casos se divide en cuatro partes. El número
cuatro se convierte en un número central y resolutorio. Cuatro son los puntos
cardinales, los principales vientos, las fases de la luna, las estaciones; cuatro
es el número del tetraedro timaico del fuego, cuatro las letras del nombre
<<Adán». Y cuatro será, como enseñaba Vitrubio, el número del hombre, porque
la anchura del hombre con los brazos totalmente extendidos corresponderá
a su estatura, formando así la base y la altura de un cuadrado ideal.
Cuatro será el número de la perfección moral, de modo que se llamará
tetrágono al hombre moralmente fuerte. Ahora bien, el hombre cuadrado
será a la vez también el hombre pentagonal, porqu e el cinco también es un
número lleno de correspondencias secretas y la péntade es una entidad que
si!'"boliza la perfección mística y la perfección estética.

Número cuatro Estaciones


Anónimo cartujo (siglo xn) Boecio (480·526)
Tto<:tahl$ de musica plana De arithmeti<a, t, 2
Los antiguos razonaban.en C'fecto,de este Todas las cosas que han sido construidas
modo: como es en la naturaleza asf ha de ser por la naturaleza primigenia aparecen
en el arte: pero la naturaleza en 111uchos casos formadas según la razón de los
se divide en cuatro partes.[ ... ) En efecto, numeras. Este fue en el ánimo del
cuatro son las regiones del mundo, cuatro Creador el principal modelo. De aquf
los elementos, cuatro son las cualidades se tomaron la multitud de los cuatro
primeras, cuatro los vientos principales. elementos, la sucesión de las estaciones,
cuatro son las constituciones ffsicas,cuatro el movimiento de los astros, ia rotación
las facultades del alma.etcétera. de los cielos.

)1U4 trp J'!bp.s


::Um:J Vr.J.z.bj v1pur;ur
"JJ--Jf~ 1"J.s4~Uút~
..atuJt.Jau¡ )'(Ja.Att• .l 1tÚr J•\J<~
;¡uona;j /. rJr14(qbJ
~J·"1 11'·c'·tJV

77
111. LA BELLEZA COMO PROPORCION YARMONIA
3. EL CUERPO HUMANO

·-
...

Jefes de las doce tribus


de Israel, Beato de Ra!><Jno Mauro,
liébana, Comentarlo al De loudibus sanctae
Apocalipsis, Beato de CfU(:is,siglo IX, Roma,
Fernando 1y Sancha, Biblioteca Apostólica
códic&, Madrid, Vaticana, ms. Reg.lat., 124
BiblioteC<J Nacional

78
79
111 3. El CUERPO HUMANO
111. !A BELlfZA COMO PROPORCIÓN Y AAMONIA

r-o ;,; ~"""'"T-1) P.·.~ uryr'O f~H ~> .~\ N U .M ~T U · V 1 ~ { • i\ 1 1) l ~ ·f 'r


0
l. En Durero, las proporciones del cuerpo están basadas en módul~s
p: v·.~f ,\. .._l A u S• U' ~~.,.- U·G l l'. t A · ( V N C 'r A ·$ A l V S '\ \1 f
r u -f\.r -"''r v .. t> 'T o
\f·! S· o,.,... , l < T O 1\..•C A k 1 ·lo\ (t. G 1 S T ·1 ~
matemáticos rigurosos. Por consiguiente, se hablaba de proporción tanto
"'r v•ri\J 1' O 1\•p ,\S C [ N ·S·p R. l 1 e T O l\· u l ~ v S· o .., 1 l 1 & en tiempos de Villard como en tiempos de Durero, pero es ev1.dente que
f O 1\ 'r l O ·T \7 q_ { • •~\ 1 A tS •\ s C f•S ,\ l \1 A T O l\.· ( l""·A V e T Q 1\.
· un cambio en el rigor del cálculo y que el modelo 1deal de los
1) 1J ~·~ 1 A'"l V >t •U 1 T
:oc ·J f ta S v S • \! i l\ & u J.\. •\1 1
" 'M ( P,. ( J'• & V :-1 ,\ • t .\ N V ,\ • ~ ( O N 1. f S
se pro dUJO •• d' 1
V. O t \J T U }A.•l .\ ¡ 't A•r " O JI -' G fstas renacentistas no es la noción filosófica de proporc1on me 1eva,
:;n~ más bien la que está representada por el canon de Policleto.
0
1\ I>•T L .. t> ~ P.. t ~ 1· t T·( V M 1J t N$•NVHC · t> l " - l G O • V f t \ b .A
·"( I'IJ•A\E A•T [ · l O ~V t i U P.; tNT l S•l t.t'r l NT I O.'t o l .\
~( \J 1 C q: V 1 b ~ lt ' l:iG U 1\•,\{ : , N S• O 1\ A l• ( T•&v C ( A •& ¡ ,, y¡.
e o A·H u,..,. , t l·f i.v 1 y f\ ·l Y T A.• S 1\ ' t\ •\ T ,,, V O l V :-1 "T 1\ i
O M. N l 1\. .'í t ·l A u b 1\. N 1. T E C ,., "l"' A:tl" • ( k l .S j [ • J ! "- 1 Hl Alberlo [)Ure<o, . .
:-J ,.. ~\ ~·~ 6- o ."'[' l · !) o .M. • N u "-'·r O)oluJ.( r.tA.t 'rvr-A..n o 1\ 6 Tabla onrropon;etrrco.
1\"T (\,C·C. 1\.11 e l • b t "~\1 S r·T u r ·tt 1 N e • D t e o .. s A l u "l A. N s de De la simewa·de
s- -r l .'•\' ·H 1 N, e loscuerpos humanos,
'noc ·Mt t.~.s.'t s't·•\1\r>ol\ .c l 1\ V 1· H o C" 1 G N 1 S • ,\ ,\\ j
(1. (\. 1 1528
H. o e ....., ~ ".,,\ l s. r ~> s e , T. r
~>~ 1 -'\V .\t•H O C •f ·'- ,\\1 H·f 'r• 4 f\.·,\
H. o , .s 1 t t s-r s r .., N 1 ~\ 1 ' "' .~ b 1 ,.. 1) 1 • ,\.\ .\ Ü N /\o( IJ p 1 l) 0
O""f·Ml •Y v - p 1 J•S 1J S C l ~ l _., .&o .o.:t .. c 1\1 S 1 f p r J\ .•, to- A ,\\
0 ~ l ,\ f \1 ..1'•(1\,\\ U {. U"\•~0·0• 1 C l" J ,\\ ,\ .j 1 ·" •1' V Jl • l l J U J
M .O 1 7 t A·~ t b-T U A•t 1 M - At ( l T. C. !\.. V C 1 f t X 1 O • T' O T' \1 ·"
¡ A A\:T \J' A~ G o N S \l )o\ o\. 1'. ( T · p S S 1 O• •" 1 T 1 t;\ ( T·.\ f J T \1 Jo\
C ·' t\ H A l ! Jt\•V 1 "'l' 1 A·~ o' :J f 1 t.: 6 · ¡.. l • ~ l f . " 1 .,\\ ll y .. 1 " ·' ,\(
1\. ! r t\ ! N t l • l 1 N -G u A -" ·P t T A L l J · \J ( i\ b .\ •J\ l -p o N .\ T
.V\ f "' ,. L ,(~ .. r
A e t F 1 G [ T'· \1 1 ,... ,\\ •"0 1 0 U e 1\. T •11 O N f S 1' ,\ ,\\
N. 1\; J.\ ~ V l •"'r V U f • Q;- U 1\ f'( ti 0 • 'r TO ·f\J l ti t; C l1·~ lY,'\ f C)
l G p.¡ f u .S·/\ Out N i \J !•T o P, 1 b 1 ': • ( 'l •,\ E. , O) P. •l N 1 t.\ O J
l í JA. t 1 $ l ·'S .S Y~ 1 D 1 t•C A.N\.'·1 J\ ,\\•-'\VG. T • l l·O ~f. ¡
A:-~,. •.., r r ., ,.. r 5 , ,. ·a.."'~~.. l't 1> O•( 1\.v C 1 S•l\ if'f\ l•$ 1 $ N V \\
,. u "\ · t\ " s ". -'\ 1 • t t\ t r,
A ,. • r L •\ ~\ .H t J ., V l l 1\ 1 C 1 &:.1 r S •'
A T t\ r . r . , 1 .,. ,, ,\\ "'· ) ,., 1 . o r "' ~ .\\ •D 1 ( 1 N ti ,\.T • ,\ &•1 1\,\
\:11 1 •( A N ~·l V 1\ r • C- ,\ NAo\\• " 1· u ! l\ S 1 6 u S. 1) ....1\ 1
eo 1\ D J • " ' ,, r-~ \J. s 1 .\\ r , ..... o 6t l (-t¡o._s l u
~\IO~·~!bl. "-A l • V1 l A t•
P.· f 1'(•,\ "' ·'
Raba no Mauro, De ~ ·',.., ~ Q·' r1 • l\s A· ' 1 s v ~ · < t ~~~~ 1\ lt t ,.._ , ,\\ f'
Loudlbus .son.;t<J~ ._., ut i>~ 1 N ( ( /1. Ñ 1 Q_ 1 f ,\ \ ,N V too ~ r ¡) o 1\ v ..,
siglo oc, Viena, 1) A 1>\ ' ti f • H O C ~ f O $ C 1\ ( ~ o
OesterreichiS<he q vA l•f ~~M 1 J l S 1
Nationalbibliomet<, q_ u e D·V f 1\A.x~ r .\ C J S•O
'L~i(~~~q~!.,
., l·r
rol 1 1 • 11 ,
,,. u ,.. 1~
De izquierda a derecho:
ms.6S2,f.33v ... A--- ,_ 1'\ t .. .. r- ,. ,.. .) • 1 1'1• ( 1\ 1 U ~\\., D H ., (
Figura vltrubiana
por C.Cesariano,
Di Lu<io Vitrwio Polllone:
Cinco es el número circular que, al multiplicarse, vuelve continuamente sobre deorchtrerwra,l521 ,
Mílán, Biblioteca
sf mismo (S x 5 =25 x 5 =125 x 5 = 625, etcétera}. Cinco son las esencias de Nacional de 6Jera
las cosa s, las zonas elementales, los géneros vivos (pájaros, peces, plantas,
Rumores corporales
animales, hombres}; la péntade es matriz constitutiva de Dios y la encontramos y cualidades elementales
del hombre en relación
también en las Escrituras (el Pentateuco, las cinco plagas del Señor); con mayor con el zodlaco,siglo XI,
razón la encontramos en el hombre, que puede ser inscrito en un círculo cuyo Burgo de Osma, España
centro es el ombligo, mientras que el perímetro formado por las lineas rectas Leonardo da Vinci,
que unen las distintas extremidades forma la figura de un pentágono. Esquema de/as
proporciones
La mística de santa Híldegarda (con su concepción del anima symphonizans) del cuerpo humano,
está basada en la simbología de las proporciones y en la fascinación c. 1530, Floren<:ia,
Galeña de la A<:adernia
misteriosa de la péntade. En el siglo xn, Hugo de San Victor afirma que
cuerpo y alma reflejan la perfección de la belleza divina; el primero porque
se basa en el número par, imperfecto e inestable; la segunda porque se basa
en el número impar, determinado y perfecto. Y la vida espiritual se basa en
una dialéctica matemática fundamentada en la perfección de la década.
Sin embargo, basta comparar los estudios sobre las proporciones del cuerpo
en un artista medieval como Villard de Honnecourt con los de artistas como
Leonardo y Durero para ver cuál ha sido la importancia de la reflexión
matemática más madura de los teóricos del Humanismo y del Renacimiento. 81
80
' 1 11
1 1 111. LA BELLEZA COMO PROPORCIÓN Y ARMONIA
1 4, EL COSMOS Y LA NATURALEZA

M día desarrollará una infinidad de variaciones sobre este ten:a de


La Edad e . 1d 1mundo. En el siglo IX, Escoto Eriúgena nos hablara de la
labelle~ ~usJCa doeconstituida por la consonancia de los semejantes y de los
belleza . e ocre~odo de armonía, cuyas voces no dicen nada si se escuchan
desemeJantes a . se funden en un único concierto, producen una
aisladamente ~~o q~~~s~e Autun (siglo XII) dedicará un capítulo del Líber
4. El cosmos y fa naturaleza f~;um
dulzura. natura . a explicar cómo el cosmos está dispuesto como una
d~odeetm qu::sl~s distintos tipos de cuerdas suenan de forma armoniosa.
crtara en
1 · 1la q los autores d e 1a escu ela de Chartres (Guillermo de Conches,

Para la tradición pitagórica (y el concepto será transmitido a la Edad Media


~i:r~gd~ ~~artres, Bernardo Silvestre, Ala in d~ ~ille) retom.an la~~~;as)dde~
Tímeo de Platón, juntamente con la idea agustrmana (de o~rgen 1 ICO
por Boecio), el alma y el cuerpo del hombre están sometidos a las mismas
que Dios ha dispuesto todas las cosas según ord~n y me~rda.~l c~;~:s
reglas que regulan los fenómenos musicales, y estas mismas proporciones la escuela de Chartres, una especie de unrón co.n~rnu~ . ec
se encuentran en la armonía del cosmos, de modo que microcosmos y :~~:~so recfproco entre las cosas, regida por un p~incrpro drvll~~ que es
macrocosmos (el mundo en que vivimos y el universo entero) están unidos por alma providencia y destino. Obra de Dios será pree~same~te e d os~os,
una única regla, matemática y estética a la vez. Esta regla se manifiesta en la el orden del todo que se opone al caos primigenio. Media ora e es a
música mundana: se trata de la gama m usical que, según Pitágoras, producen
los planetas que, al girar sobre la tierra inmóvil, generan un sonido tanto más obra será la natu;aleza, una fuer~a inherente a~~~~~~~~~~~:~: ~:~~hes
agudo cuanto más alejado está un planeta dado de la tierra y más rápido es,
por tanto, su movimiento. Del conjunto proviene una m úsica muy dulce que
:~:~~:~~~~~~~~~ ~~;~~~~~~~~~s~~~:~ decir, su belleza, es la obra
no escuchamos porque nuestros sentidos no están capacitados para ello.
Representacíone.s
geomerricas de los
Armonra del cosmos conceptos de Dios,
Plutarco (siglos J·ll) presupone el número, el número presupone Alma, Virtudes y Vicios,
fa medida, puesto que solo están orden,,das Predestinación, del Ars
Sobre la decadencia de los oráculos, XXII Demonsttativa, siglo XIII,
a otro las cosas numeradas y solo están
Petronio dice que hay (.. ,]183 mundos Bérgamo,Biblioteca
dispuestos en forma de un triángulo numeradas fas cosas limitadas, es neces~no Municipal
equilátero, cada uno de cuyos lados que Dios haya hecho las cosas en número
peso y medida.
comprende sesenta mundos. Los tres mundos
restantes están situados respectivamente
Cosmos
en los tres vértices. pero tocan a los
Guillermo de Conches (siglo XJJ)
que se suceden en los fados, girando sin
Glosae super Platonem
irregularidad, como en una danza coral. Lo
La belleza del mundo es todo lo que apa ><:e
demuestra el número de mundos, que no es
en cada uno de sus elementos, como las
egipcio ni Indio, sino de origen dórico, de
Sicifia, de un hombre de fmera llamado estrellas en el cielo, los pájaros en el aire. f, s
peces en el agua, los hombres sobre fa tieo, ra.
Petronio. Yo no he leido su librito, y no sé si
ha llegado a nosotros, pero lppys di Reggio, Kósmos
citado por Fania di Ereso, atestigua que esta
Isidoro de Sevilla (560·636)
era la doctrina y fa opinión de Petronio, que
Etimologías, XIII
había 183 mundos •que se tocaban entre sí
Los griegos en verdad pusieron nombre
en un punto•, pero no explica claramente qué
al mundo por el adorno, por fa diversidad
quiere decir con •tocarse en un punto», ni
de los elementos y la belfela de las estrellas.
aporta otros argumentos convincentes.
En efecto, ellos lo llaman Kósmos, que
Orden y med ida significa «adorno•. En realidad, nada vemos
Buenaventura de Bagnorea (siglo XIII) más bello que el mundo con los oj os
de la carne.
Comentario a las sentencias, 1, 43, 1
Puesto que Dios solo puede hacer cosas
ordenadas a si; puesto que el orden
82

83
4. EL COSMOS Y LA NAT\JRALEZA
111. LA 6ELLEZA COMO PROPORCIÓN Y ARMONÍA

final que la naturaleza. a través de un conjunto orgánico de causas, ha


realizado en el mundo ya creado. La belleza comienza a aparecer en el mundo
cuando la materia creada se diferencia por peso y por número, se inscribe en
sus límites, adquiere figura y color; o bien la belleza se basa en la forma que
adoptan las cosas en el proceso creativo. Los autores de la escuela de Chartres
no nos hablan de un orden matemáticamente inmóvil, sino de un proceso
orgánico cuyo crecimiento siempre podemos reinterpretar remontándonos
al Autor. La naturaleza, y no el número, es la que rige este mundo.
También las cosas feas se componen en la armonía del mundo por
proporción y contraste. La belleza (y esta será ya una convicción común
a toda la filosofía medieval) nace también de estos contrastes, y también
Página anterior: los monstruos tienen una razón y una dignidad en la armonía de lo creado,
Dios mide el mundo
con un compás. también el mal en el orden se vuelve bello y bueno porque de él nace
de una Biblt moraliree. el bien, y junto a él el bien resplandece mejor (véase capítulo V).
c. 1250

Oposición de los contrarios


Juan Escoto ErilJ9cna (siglo xl
De divisione naturae. v
En efecto, lo que es considerado deforme por
si mismo en una p;11 te del todo, en la totalidad
no solo se vuelve bello, porqu" está bien
ordenado, sino que es t;nnbic'n causa de la
hPilP7.-t ~PnPr.-:.1: rt.~í 1:. ~1hkJuri~ ._P ilumina por
su relación con la insipiencia.la ciencia por su
comparación con la ignorant ia, que ~s •oló
defecto y privación la vida por la muerte,
la luz por la oposición de las tinieblas, por la
ausencia de alabanz,l< las cosas d ignas; en
resumen, todas las virtudes no solo obtienen
alabanzas de los vicios opuestos, sino que sin
e~ta confrontación no merecerían alabanzas . . .
Como la verdadera razón no duda en afirmar,
todas las cosas que en una p;~rte del universo
son malas, deshonestas, torpes, miseras y son
consideradas crímenes por quien no puede
ver todas las cosas, en la visión universal, corno
sucede con la belleza de un cuadro. no son ni
delitos ni cosa" torpes o deshonestas. ni malas
En efecto. todo lo que está ordenado según
Columna con el los diseños de la divina Providencia es bueno,
Sacrificio de Isaac, es bello, es justo. ¿Hay algo mejor que del
Siglos XI-XII, enfrentamiento de los contrarios se obtenga la
Souillac,cate<lral alabanza Inefable del universo y del Creador?
de Santa Maria

85
84
111. LA BEUEZA COMO PROPORCION Y ARMONIA
, S. LASOTRAS ARTES

S. Las otras artes

La estét.ica de la proporción ha adoptado formas diversas cada vez más


compi~JaS, Y la hallamos también en pintura. Todos los tratados de artes
figu rativas, desde los bizantinos de los monjes d el monte Athos hasta el
Trattato de Cen~ini (si~ lo xv), revelan la ambición de las artes plásticas
de ponerse al m1smo n1vel matemático que la m úsica. En este sentido
nos parece oportuno examinar un documento como el Album 0 Livre de
portraiture de Villard de Honnecourt (siglo x111): en él todas las figuras
están determinadas por coordenadas geométricas.

Alberto Durero, Donde los estudios matemáticos alcanzan la máxima precisión es en la


l'orrula oplko,
1525 teoría y en la práctica renacentista de la perspectiva. La representación en
perspectiva es en sí misma un problema técnico, pero esto nos interesa
en la medida en que los artistas del Renacimiento entendieron que la buena
Vlllard de Honnecourt. representación en perspectiva no solo era precisa y realista, sino también
Modelos de díl:>ujos.
Estudios de cat>etos. de bella y agradable a la vista, hasta el punto de que, bajo la influencia de la
hombres y de coba/lo, teoría y de la práctica de la perspectiva renacentista, durante mucho t iempo
de Lívre de porlraiture1
SígiOXIII las representaciones de otras culturas, o de otros siglos, en que estas reglas
no eran observadas se han considerado primit ivas, torpes o incluso feas.

86 87
6. lA AOEcw.ooN AL FIN

111. LA BELLEZA COMO PROPORCIOtiY ARMONfA

6. la adecuación al fin

En la fase más madura del pensamiento medieval, Tomás de Aquino dirá


que, para que haya belleza, hace falta que haya no solo una adecuada
proporción, sino también integridad (esto es, que cada cosa tenga las partes
que le corresponden, de ahí que un cuerpo mutilado sea considerado feo),
claridad (porque se considera bello lo que tiene un color nítido) y proporción
o consonancia. Ahora bien, para Tomás de Aquino la proporción no es
.solamente la disposición correcta de la materia, sino también la perfecta
adaptación de la materia a la fo m , en el sentido de que es proporcionado
un cuerpo humano que adapta las condiciones ideales de la humanidad. Para
Tomás, la proporción es un valor ético, en el sentido de que la acción virtuosa
es la realización de una justa proporción de palabras y actos según una ley
racional, y por eso hay que hablar también de belleza (o de infamia) mor
El principio es el de la adecuación al fin al que está destinada la cosa,
de ahí que Tomás de Aquino no dude en considerar feo un martillo de
cristal porque, a pesar de la belleza superficial de la materia de que está
hecho, resulta inadecuado para su función. La belleza es colaboración
mutua entre las cosas, por lo que se puede considerar «bella» la acción
recíproca de las piedras que, sosteniéndose y empujándose mutuamente,
sustentan sólidamente el edificio. Es la relación correcta entre la inteligencia
y la cosa que la inteligencia comprende. En resumen, la proporción se
convierte en principio metafísico que explica la unidad misma del cosmos.

Colaboración mutua
Proporción en cuanto tales, son deforrno:~Portanto 1 A lo ilquierd<J:
Belleza moral Tom~s de Aquino !siglo XI l
Tom~s de Aquino (siglo x11) requ lere] proporción adecuada o armoma Catedral de omás de Aquino (siglo u) lomenrario a las nombres divmos.IV, 6
svmma Theolog/ae,l, S, 4 [entre las partes]. Finalmente, claridad o Notr~·Dame de Laon. Swnmo Tlleo/ogioe, 11, 145. 2
Asf como muchas piedras son
Lo bello consiste en la debida proporción. esplendor: de hecho consideramos bellas 1 sigloxu La belleza espiritual consiste en el hecho
convenientes la una a la >tr" Yde
porque los sentidos se deleitan con las cosas cosas de colores nltidos o resplandecien d~ que el comportamiento y los actos 'e
A lo dere<ha: Itas nace la casa, igua mente todas
bien proporcionadas. una persona Pstén bien proporcionados
la Sainte-chapelle, los partes del universo convienen para
Forma Parfs, siglo xm segun la luz de la razón. explicar su existencia, por f,llniSma
Claridad Tomás de Aquino (siglo XI·1) razón se dice ue ~o solo a la belleza
Tomás de Aquino (siglo XIII) Comra gentiles. u. 81 Adecuación al fin .., debe qt. da cosa~ m ~:e.,ga
Svm= Theologlae•.• 39,8 lv'aterla y forma son necesariamente Tomás de Aquino (s¡glo Xt 1 igual a si misma, sino tam , que
En efecto, para la belleza se requieren tres proporcionadas entre sí y por naturaleza Summa Theo!ogiae,i, 91, 3 todas juntas esr~blezcan reciproc~
dotes. En primer fugar integridad o perfección: co1·relativas; porque cada acto se produce Cada artífice tiende a conferir a su obra la
comunión cada una segun sus
porque las cosas incompletas. precisamente en la propia materia. mejor dispo•idón,no en sentido ab$Oiuto.
propias pro1ied<ldes.
$ino en relación con el fin deseado.

88
1
7. la proporción en la historia

Si observamos muchas expresiones del arte medieval y las comparamos


con los modelos del arte griego, a primera vista nos parece difícil pensar
que estas estatuas o estas construcciones arquitectónicas, que desp ués
del Renacimiento se consideraron toscas y desproporcionadas, pudieran
encarnar criterios de proporción.
El hecho es que la teoría de la proporción siempre ha estado vinculada a una
filosofía de sello platónico, para la que el modelo de la realidad son las ideas,
y las cosas reales son solo pálidas e imperfectas imitaciones de esas ideas.
la civilización griega parece haber puesto todo su empeño en encarnar la
perfección de la idea en una estatua o en una pintura, aunque es difícil decir
si Platón, cuando pensaba en la idea del hombre, tenia presentes los cuerpos
de Policleto o las artes figurativas anteriores. Platón consideraba q ue PI arte
es una imitación impertecta de la nat uraleza que, a su vez, es una imitación
el músico era el que conocra las regl~ds quedorl·gen
sandro Botticelli, el m undo sonoro, m íentros
imperfecta del mundo ideal. En cualquier caso, este intento de adecuar la Nacimiento de Venus. tan solo un esclavo carente
c. 1482, Aa<enda, . , t a menudo era con si era bl
representación artística a la belleza de la idea platónica era común a los Galerfa de los Uffizl que el1nterpre
. . t e t órico un mtUitrvo
. . . que no conocía las bellezas inefa es
artistas renacentistas. Pero ha habido épocas en que la escisión entre el de conoclmlen o e ' . ece que Boecio felicita a Pitágoras
mundo ideal y el real ha sido más decidida. Pensemos en el ideal abstracto p~dfa revelard~as~~~~
que solo la teoría música «prescindiendo del juicio
de belleza y proporción representado por los cuadros de Mondrian. por haber empr~ndidO un estu lOd físico de los sonidos y por el «juicio del
Boecio, por ejemplo, no pared a interesado en los fenóm enos musicales del oído». El desmterés por el ~.un o dana En efecto si cada planeta
• 1 'd d la m us1ca mun · '
concretos, en los que debería encarnarse la proporción, sino en reglas oído» se ve en a ' ea e . . al todos los planetas juntos
'do de la m1sma gama musJC •
arquetípicas totalmente separadas de la realidad concreta. Para Boecio, produjera un son' . . te desagradable. Pero el teórico
producirían una disonanCia su mamen t asentido frente a la perfección
medieval no se preocupaba de este con r
Piet Mondrian,
Composíci6n JI,.
1919, Roma. Galerfa de las correspondencias numéricas. 'ón puramente ideal de armonía
Nacional de Arte El hecho de permanecer anclado ~n. un::~~ran los primeros siglos de la
era típico de una época de gran ~nslsfc io en el conocimiento de algunos
Moderno

Edad Media, en los que se busca a~· ug tendía a mirar con recelo todo lo
valores estables Y eternos, Y en ca m JO.~e d on los sentidos y con la
que estaba relacionado con la ~orpor~~t:b~ ~or razones moralistas sobre
consistencia física. La Edad Me la me 1 b 1 hecho de que, como decía

la fugacidad de las bel!ezads t/e r~nal~;/,:ob;~e:a externa fuera «effmera


Boecio en su ConsolaCión e a ' oso ,

como las flores de primavera». ue estos teóricos fuera n insensibles al


Sin embargo, no hay que.pensar i 'dos o las formas visibles, y que no
placer físico que proporcionaban os sont b e la belleza matemática del
90 1 e laCJones abstractas so r . d
conjugaran as espe u r la belleza mundana.Testlmon1o e
universo con un g usto muy V I VO po 9>
111. lA BEUEZA COMO PROPOI!CION YARMONiA
,.. 1_ lA Pt\OPOI!CION EN lA HISTORIA

Jacopo Palma el Viejo,


Ninfa M vn paisaje, elfo es el entusiasmo que los mismos autores manifiestan por la belleza
ob~tante,
1518·1520, Dresde,
Gemardeo>l.,.,;e de la luz y del color (véase capítulo JV). No parece que en la Edad
Media existía una disparidad entre el ideal de la proporción y lo que se
representaba o construía como proporcionado.
Estas consideraciones son válidas no solo para la Edad Media. Si examinamos
los trata dos renacentistas sobre la proporción como regla matemática,
la relación entre t eoría y realidad solo parece satisfactoria respecto a la
arquitectura y a la perspectiva. Cuando, a través de la pintura, se intenta
comprender cuál era el ideal renacentista de belleza humana, parece haber
una divergencia entre la perfección de la teoría y las oscilaciones del gusto.
¿Cuáles son los criterios proporcionales comunes a una serie de hombres y
mujeres considerados bellos por artistas distintos? ¿Podemos hallar la misma
reg la de proporción en la Venus de Botticelli, en las Venus de lucas Cranach
y en la de Giorgione? Es posible que, al representar a hombres famosos, más
que la correspondencia con un canon de proporción se apreciase sobre
todo la fortaleza de su cuerpo o la fuerza de espíritu y la voluntad de poder
que expresaba su rostro; pero eso no quita que muchos de estos hombres
representaran también un ideal de prestancia física, y justamente no se ve
cuáles son Jos criterios de proporción comunes a los héroes de la época.

l uca< Cr•n•ch, Venus y


Amor que llevo elpanal
de miel, 1S06,
92 Roma,
Galena Borghese
93
111. lA BELLEZA COMO PROPORCION Y ARMONIA 7. lA PROPORCIONEN LA HISTORIA

7:f ... :;-¡ -


¡ ¡
-
! r ,:-. 1 !

lo.
.
s:;?ie ,::=::-. ,
;=; ' En literatura, en el siglo VIII, Beda establece en De arte metrica una distinción
entre metro y ritmo, entre la métrica cuantitativa latina y la métrica silábica

.
•Jj.

1. oeq¡¡;;n• • ::;;'• ¡ •*'?a


• ;¡ • ;; -n que se impondría posteriormente, y observa que cada una de las dos formas
poéticas posee un tipo de proporción propia. Goffredo de Vinosalvo, en

f .. ::KV
,:;;=:,
Sll'Um
7 ; iS¡
Poetria nova (hacia 121 0), habla de proporción en el sentido de adecuación,
de ahí que sea correcto utilizar adjetivos como fulvum para el oro,nitidum
para la leche, praerubicunda para la rosa, dulcifluum para la miel. Cada estilo
Q ~ •--;"' A •? • ~ •";' r. -= ha de ser adaptado a aquello de lo que se habla. Es evidente que ya no se

f
P
.;o;:;c ~! -..--;.---¡;.•
está hablando de proporción como cantidad matemática, sino como
conveniencia cualitativa. Lo mismo ocurre respecto al orden de las palabras,
la coordinación de las descripciones y de las argumentaciones, y la
rus ... composición narrativa.
Los constructores de catedrales seguían un criterio proporcional que era
nnll distinto al de Palladio. Y, sin embargo, numerosos estudiosos
contemporán eos han intentado demostrar que los principios de una
proporción ideal, incluida la realización de la sección áurea, se pueden hallar
A la izquierdo: en las obras de todos los tiempos, incluso cuando los artistas no conocían
Jubilus Allelujo, Por consiguiente, parece que en todos los siglos se ha hablado de la belleza
siglosox·x de la proporción, pero que según las épocas, a pesar de los principios las reglas matemáticas correspondientes. Cuando la proporción se
A la derecho: aritméticos y geométricos que se aplicaban, el sentido de esta proporción interpreta como una regla rigurosa, se ve que no existe en la naturaleza, y se
Tu patris sempilernusJ ha cambia do. Se puede afirmar que ha de haber una relación exacta entre la puede llegar a la argumentación dieciochesca de Burke, que adopta una
c.9oo postura en contra la proporción y niega que pueda ser un criterio de
longitud de los dedos y la mano, y entre esta y el resto del cuerpo, pero
establecer cuál habla de sP.r Ir~ relación exacta era una cuestión de gusto belleza.
que podfa cambiar con los siglos. Lo más significativo es que, en el ocaso de la civilización renacentista, se va
En efecto, a lo largo del tiempo ha habido distintos ideales de proporción. abriendo paso la idea de que la belleza, antes que de la proporción
El concepto de proporción de los primeros escultores griegos no era el mismo equilibrada, nace de una especie de torsión, de una tensión inquieta hacia
que el de Policleto, y las proporciones musicales a las que se referla Pitágoras algo que está más allá de las reglas matemáticas que rigen el mundo físico.
no coincidían con las proporciones a las que se referían los medievales, porque
la música que estos consideraban agradable era distinta. A los compositores Ala izquierdo:
de finales del primer milenio, cuando a las vocalizaciones llamadas giubili Catedral de Notre-Dame
en Cflartres_
allelujatici había que adaptar las sílabas del texto, se les plantea por primera vez mediados del siglo xa
el problema de la proporción entre palabra y melodla. Cuando, en el siglo IX,
A. lo derecha:
las dos voces de los diafonistas abandonan el unfsono y cada una empieza Andrea Pallad'oo,
a seguir una linea melódica propia, aunque conservando la consonancia Iglesia del Redentor,
de 1quarrro libfi
del conjunto, hay que buscar asimismo una nueva regla de proporción. delrarchitettura,edid6n
El problema aumenta cuando de la diafonía se pasa al discante, y de este a a cargo de Vincenzo
Scarno:ui, c. 1615
la polifonía del siglo XII.
Ante un organum de Pérotin,cuando desde el fondo de una nota generadora
asciende el movimiento complejo de un contrapunto de osadía realmente
gótica, Y tres o cuatro voces sostienen sesenta medidas consonantes sobre
la misma nota de pedal, en una variedad de ascensiones sonoras semejantes
a los pináculos de una catedral, el músico medieval que recurre a los textos
de la t radición da un significa do muy concreto a las categorfas que para
Boecio eran abstracciones platónicas. Y así será a lo largo de la historia
de la música. En el siglo IX se reconocía aún el intervalo de quinta (do-so{)
como consonancia imperfecta, pero en el siglo XII ya se admite.
94
95
p
7. LAPROPORCIÓ~EN LA HISTORIA
lll. LA BELLEZA COMO PROPORCIÓN y ARMONiA

Andreas Cellarius, Andreas CeiiMius,


Harmonlo Hormonla
Macrocosmico, Macrocosmica,
Amsterdam, 1660 Amsterdam, 1660

proporciones que queráis a cualquier parte


Contra la proporción
:sí pues, al equilibrio renacentista le sucederá la inquietud del manierismo. del cuerpo humano, y yo sostengo que un
Edmund Burke
ero para que se produzca este cambio en las artes (y en la concepción de Investigación filosefica sobre el origen de las
pintor es capaz de hacer una figura horrenda
ideas de lo sublime y de lo bello, m, 4, 1756
conservándolas todas escrupulosamente,
la belleza natural), será necesario que el mundo también sea considerado mientras que c>l mismo pintor puede hacer una
En cuanto a mi. muchas veces he examinado
meno~ ordenado Y obvio desde un punto de vista geométrico. El modelo figura belllsima sin respetar esas proporciones.
atentamente muchas de estas proporciones,
del un1verso ~e Ptolomeo, basado en la perfección del círculo, parecía y las he encontrado casi semejantes,o del todo
Yde hecho esto puede observarse en las obras
maestras antiguas y modernas, muchas de las
~nc_arnar los 1deales clásicos de la proporción. Tampoco el mundo de semejantes a las de n1Vchos sujetos, que no
cuales tienen proporciones muy diferentes en
ah leo, aun desplazando la tierra del centro del universo y haciéndola gira r solo eran difel"(¡ntes entre sf, sino que unos
eran bellísimos y otros distaban mucho de las partes rn~s visibles ydestacadas,y difieren
alrededor del sol, trastornaba esta idea ant iquísima de perfección de las la belleza. Las partes asf proporcionadas están de las propordones que vemos en hombres de
a menudo tan alejadas entre si por situación, carne y hueso de forma sumamente agradable
esfe_ras. En cambio, con el modelo planetario de Kepler - en el que la tierra
naturaleza y función que no sabría distinguir y llaman la atención. Ademas, ¿cómo se ponen
real1za su propia revolución a lo largo de una elipse uno de cuyos focos de acuerdo los partidarios de las proporciones
cómo admiten comparnción alguna; n~ en
es el sol-, esta imagen de perfección esférica entra en crisis. No es que consecuencia, cómo pueden producir ningún del cuerpo humano? Unos quieren que mida
el mo~elo del cosmos kepleriano no obedezca a leyes matemáticas, sino efecto. Dicen que el cuello debería ser siete cabezas. otros ocho. y otros llegan hasta
proporcioMdo a la pantomlla, deberia tener diez: ¡notable diferencia para un número
que VIsualmente ya no recuerda la perfección «pitagórica» de un sistema tan pequel\0 de divisiones! Yhay quienes
asimismo una cincunfenenda doble a la de la
d_e esferas concéntricas. Si además tenemos en cuenta que a finales del muñeca, e infinitas observaciones de este tipo siguen métodos difeW1tes para calcular las
~~~_lo_ xvt, Gtordano Bruno había comenzado a sugerir la idea de un cosmos se encuentran en los escritos y razonamientos proporciones. y todos con el mismo éxito.
de muchos. Pero ¿qué relación hay entre la Ahora bien, ¿estas proporciones son las mismas
tn tntto Y de una pluralidad de mundos, es evidente que la idea misma de en todos los hombres hermosos? ¡O bien no
pantorrilla y el cuello, o entre estas partes y
armonía cósmica deberá tomar otro camino. lo son en todo las de las mujeres hermosas?
la muñeca? Estas proporciones se encuentran
efectivamente en los cuerpos hermosos, pero Nadie lo dice; sin emb~rgo, ambos sexos son
sin duda susceptibles dt> belleza. y el femenino.
sin duda se encuentran también en los feos,
como la experiencia nos demuestra: incluso de la máxima; y creo que esta ventaja
llegaría a dudar de si en algunos de los mas difícilmente pued<' atribuirse a una mayor
bellos no son menos perfectas. Asignad las exactitud de las proporciones en el bello sexo.
97
96
"U13l <llON!> OlJI~N,;~'!U>ts/~

·'-'"l!)~us tMlHa>~~
1. Ll!crSYCOLORES
IV. LMVZ Y EL COLOR EN LA EDAD MEDIA.

de luz, incluso de una luminosidad especial, producida por la proximidad de


colores puros: rojo, azul, oro, plata, blanco y verde, sin matices ni claroscuros.
La Edad Media juega con colores elementales, con zonas cromáticas
definidas y enemigas del matiz, con la aproximación de tintes que generan
luz por la concordancia de conjunto, en vez de ser caracterizad os por
una luz que los envuelva en cl aroscuros o haga destilar el color más allá
de los límites de la figura.
En la pintura barroca, por ejemplo, los objetos son alcanzados por la luz, y en
el j uego de los volúmenes se dibujan zonas claras y zonas oscuras (véase,
por ejemplo, la luz en Caravaggio o en Georges de La Tour). En las miniaturas
medievales, en cambio, la luz parece irradiar de los objetos, que son
luminosos en sí mismos.
Esto es evidente no solo en la época de plenitud de la miniatura flamenca
y borgoñona (piénsese en las Tres riches heures du Duc de Berry), sino también
en obras de la Alta Edad Media, como las miniaturas mozárabes, realizadas con
contrastes muy violentos de amarillo y rojo o azul, o las miniaturas otonianas,
donde el esplendor del oro contrasta con tonos fríos y daros, como el lila, el verde
glauco, el amarillo arena o el blanco azulado. En la plenitud de la Edad Media,
Tomás de Aquino recuerda (aunque retoma ideas que habían sido difundidas
ampliamente incluso antes) que para la belleza son necesarias tres cosas: la
proporción, la integridad y la cloritas, esto es, la claridad y la luminosidad.
A la izqulcl\:-la:
Hermanos Llmbourg.
La visitación.
d e Las muy ricas horas
del duque de Berry.
1410-1 411, Chantilly,
M useo CoQdé

A1a derecho:
Georges de La Tour,
La Magdalena penitente,
Washington,
Natlonal Gallery

Clarltas
Tomás de Aquino (siglo XIII)
Summa Tlleologiae, 11·11. 145,2
Como puede deducirse de las palabras
Angel de lo quinta rram~ra,
de Oionisio, !o bello está constituido por el Beato de Llébana. miniaturas
esplendor y por las debidas proporciones: en del Beato Fernando 1y
efecto, él afirma que Dios es bello •como causa S~ncha, siglo vm, Madrid,
8•blioteca Nacional
del esplendor y de la armonía de todas las
cosas•. Por eso la belleza del cuerpo consiste
en tener los miembros bien proporcionados.
101
con la luminosidad del color debido.
100
2. DIOS COMO LUZ

!'J. LA LUZ YEL COL04! EN lA EDAD MEO! A

11

11
2. Dios cor.no luz

Uno de los oríg enes de la estética de la cloritas deriva sin duda del hecho de
que en numero.sas civilizaciones se identificaba a Dios con la luz: el Baal semftico,
el Ra egipcio, el A hura Mazda iranio son todos elfos personificaciones del sol o
de fa benéfica a.cción dela luz, que conducen naturalmente a la concepción del
Bien como sol ele las ideas en Platón; a través del neoplatonismo,estas imágenes
penetran en la • radición cristiana.Plotino hereda de la tradición griega la idea
de que lo bello cconsiste ante todo en la proporción (véase capítulo 111) y sabe
que esta nace de la reladón armónica entre las distintas partes de un todo.
Puesto que la tr.adición giega afirmaba que la belleza no es solo symmetría
sino también chn-óma,cobr, se pregunta cómo era posible tener una belleza
que hoy día defirniríamoscomo «cualitativa», «puntual>>, que podía manifestarse
en una simple sensación cromática. En sus Enéadas (1.6), Plotino se pregunta celestes; en efecto, los autores s_agrados
1
cómo es fJOSible que comideremos bellos los colores y la luz del sol, o el La simple belleza de un color a menudo describen la sustaneta
¡l resplandor de loo astros oocturnos, que son simples y no obtienen su belleza
Encuadernación
de evangellatio (detalle), Plotino (siglo 111) suprasustanóal que no tiene forma alguna
si'}lo vu,Monza, EnéadCIS, 1, 6 con el símbolo del fuego porque 7ste tiene
11 de la simet ría de- las partes.la respuesta a la que se llega es que <da sim¡?le Tesoro del Duomo . le L-n-~a de un color procede de muchos aspectos del carácter divino, st es
1.as1mp ""'= .
1 belleza de un c01lor viene: dada por una forma que domina la oscuridad de una forma que domina la oscundad ~e la. licito de<irlo, por cuanto se lo puede
. de la presencia de una luminosidad descubrir en las cosas visibles.En efecto, el
la materia, por la presenci¡ de una luz incorpórea que no es más que razón matenay de·
1 . . ea que es razón e idea. De ello nva fuego sensible está. por así decir.en todas las
1¡ e idea». De ahl la belleza del fuego, que brilla semejan te a una idea. :;::odos los cuerpos. el fuego es bello en cosas Y pasa a través de todas sin mezclarse
1 Ahora bien, esta oobservaóón solo cobra sentido en el marco de la fi losofía sl t~ismo y ocupa entre los otros elementos con ellas Y está separado de todas y, ~endo
el lugar de la idea; es el más elevadO por su completamente brillante, al mismo tiempo
11 neoplatónica, pall'a la que la materia es el último estadio (degradado) de un posi<:ión, también el más hger_o de todos permanece, e" cuanto oculto, ignorado en si
1 descenso por «em anaciól!» de un Uno inalcanzable y supremo. Por ello esa los cuerpos, porque está proxlmo a lo • y por si -cuando no se le pone delante una
luz que respland(ece sobr~ la materia solo puede at ribuirse al reflejo del Uno .
incorporeo; está so1o, Yno recoge en s1 a los materia hacia la cual manifieste su propia
1 otros elementos, aunque los otros elementos
del que emana. Dlios se identifica, por tanto, con el resplandor de una acción-, "o se puede coger ni ver, pero
lo acogen en sí; en efecto, estos pueden él coge cualquier cosa.
especie de corriente lui1Ú'tosa que recorre todo el universo. inflamarse, mientras qve aqu~l no ~uede
Estas ideas fas retroma el Pseudo-Dionisio Areopagita, oscuro autor que enfriarse. Él es el que en un prmapto posee Una corriente luminosa
probablemente escribe en el siglo v d.C, pero al que la tradición medieval, los colores, y del que las otras cos~s reciben
Pseudo-Dionisia Areopagita (siglos V·VIl
la forma y el color. Él alumbra y bnlla, porque
De los nombres divinos, IV • .
una vez traducidO> al latín en el siglo IX, identifica con Dionisio, convertido 1
esvna1·dea . Las cosas inferiores a é],aouladas
·Q é diremos del rayo solar en SI mismo.
,u . . ~~
por san Pablo en fef Areópa-go de Atenas. En sus obras De la jerarquía celeste por el ofuscamiento de su luz. dejan de ser La Luz deriva del Sten Yes tmagen
y De los nombres ctlivinos, representa a Dios como <<luz», «fuego», «fuente bellas, porqve no participan de la Idea totalBondad. por eso el Bien es celebrado con
del color. el nombre de la Luz como elarquettpo ~ue
luminosa». las mi!limas imágenes se encuent ran en el máximo exponente
se manifiesta en la imagen. En efec~astl
del neoplatonismco medievai,Juan Escoto Eriúgena. Belleza del fuego . . como la Sondad divina superior a t a~l as
También contribu:t¡en a influir en toda la escolástica posterior tanto la filosoffa Pseudo·Dionisio Areopagtta (stglos v·VI) sas penetra desde las más altas Y ~o es
Jercrrquia celesre, XV -~ costanclas hasta las últimas y est6 au" por
como la poesía áréi!be,que hablan transmitido visiones de esencias rutilantes . mente que el fuego manutesta ~~cima de todas, sin que las más elevadas
Yo creo prectsa .
de luz, éxtasis de brelleza y fulgor, y con AI-Kindi, en el siglo rx elaborarán una lo más divino que hay en las inteligenctas 103
compleja visión COlSmológica basada en la potencia de losrayos estelares.
102
IV. 1.A WZ YEL COLOI! EN lA f()A() MEDIA

puedan alcanzar sv excelencia y l~s más


Rayos estelares
bajas escapen a su Influencia; pero llvmina,
Al Kindi (siglo IX)
produce, vivifica, contiene y perfecciona
Deradiis,ll
todas las cosas capaces de recibirla, y es la
medida, la duración, el número, el orden, En efecto, cada estrella esparce en tod
la custodia, la causa y el fin de los seres, direcciones rayos cuya diversidad. fu 1 da
así también la irnagen manifiesta de por asl decir en una, varia los comenicl de
la divina bondad, es decir, este gran sol todos los lugares, porque en cada luqar ,.
5
completamente luminoso y siempre distinta la clase de rayos que proceclp la
armonía total de las estrellas.Adem ta.
brillante según la ligerlsima resonancia
puesto que es cambiada continuaf'len
3 . Luz, riqueza y pobreza
del Bien, ilumina todas las cosas que son
capaces de participar de él, y tiene una por el movimiento continuo de los PI 1 as
lu¿ que se difunde sobre todas las cosas y ele las otras estrellas, mueve en flln< Ión
y extiende sobre IOdo el mundo visible dellugarel mundo de los elemento• v ifldo
los resplandores de sus rayos hacia arriba su contenido en diferentes condicion
que se llevan a cabo según las exigt"nc En la base del concepto de cloritas no hay tan solo razones filosóficas. La
y hacia abajo; y si alguna cosa no participa
de la armonía de ese momento, aune 'edad medieval está compuesta de ricos Y poderosos, y de ~obres y
~~~eredados.
de él, no hay que atribuirlo a su oscuridad
o a la inadecuación de la distribución de a los sentidos humanos les parezca a • Aunque no se trata de una característica exclustva de la
svlvz, sino a las cosas que no tienden permanecen las distintas realidades d 1
mundo. Es evidente, pues, que todos los sociedad medieval, en las sociedades antiguas y en concreto en la Edad
a la participación de la luz a causa de su
Incapacidad para recibirla. En realidad, el distintos lugares y liempos constituy 11 Media la diferencia entre ricos y pobres es más acusada que en las
rayo, atravesando muchas de las cosas que individuos diferentes en este mundo, e Sociedades occidentales y democráticas modernas, porque, ~demás, ebn. un
esto es realizado por la armonía celes
se encuentran en esa situación, ilumina las mundo de escasos recursos Y con un comerCt· 0 basado en el mtercam h 11 10 en
cosas que vienen después y no hay ninguna través de los rayos proyectados en él, qt
es ecies devastado por pestes Y hambrunas endémicas, el poder a a su
m~nifes;ación
cosa visible a la que no llegue, a causa de la se diversifican continuamente, cosa que 1
grandeza exorbitada de su propio re~plandor. manifiesta también a los sentidos en ~SI<>s ej emplar en las armas, en las armaduras Y en la suntuostdad
y en otros fenómenos. Asf pues, la di ve l~cf
de las vestiduras. Para manifestar su poder, los señores se adornan con oro y
Dios como luz de las cosas que aparece en el mundo a
Juan Escoto Eriúgena (siglo 1x) los elementos en cualquier momento
COIItttiJ/arlo a la jerarqula celeste,! procede sobre todo Ji" rlns c<>=as que • ,
De ahí que esta fábrica universal del mundo precisamente, la diversidad de la materf
sea un grandísimo resplandor compuesto y la acción diferente de los rayos estela re,.
por mud1as partes como por muchas luces Puesto que las disparidades entre las mil nas
para revelar las puras especies de las cosas son a veces mayores y a veces menores,
Inteligibles e intuirlas con la vista de la producen cosas diversas en distintos lo
y tiempos. De ahi que se encuentren afg• as
mente, introduciendo en el corazón d~ los
sabios fieles la divina gracia y la ayuda de realidades distintas por género, otras por
la razón. Con acierto, pues, llama el teólogo especie y otras tan solo por número.
a Dios el padre de las luces, porque de
~1 son todas las cosas. por las que y en las
que se manifiesta y en el resplandor de
la ful de su sabidurla las unifica y las hace.

Hermanos limbourg,
Mayo, de Las muy ri<ós
horas del duqw de ~rry,
104 1410-1411,
Chantilly, Museo Condé
3. W Z,RJQUEZAY POBREZA
11 IV. LA lUZ YEl COlOR EN LA EDAD MEDIA

joyas, y se cubren con ropas teñidas con los colores más preciosos, como el
púrpura. Los colores artificiales, que proceden de minerales o vegetales y
son objeto de complejas elaboraciones, representan, por tanto, la riqueza,
mientras que los pobres se visten exclusivamente con telas de colores
desvaídos y modestos. Es normal que un campesino vista con bastos tejidos
naturales, que no han pasado por las manos del tint orero, gastados por el
uso, de un gris o un marrón casi siempre sucios. Una casaca verde o roja, por
no hablar de un adorno de oro o de piedras preciosas (que muchas veces
equivalen a las llamadas hoy día «piedra s duras», como el ágata o el ónix), es
un objeto raro y admirable. La riqueza de los colores y el brillo de las piedras
preciosas son signo de poder y, por tanto, objeto de deseo y de maravilla.
Del mismo modo, aunque los castillos de la época, que actualmente
estamos acostumbrados a ver adornados con torres y con apariencia
fabulosa gracias a las transformaciones del romanticismo y de Disney, son
en realidad toscas fortalezas - a veces incluso de madera- situadas en el
centro de una muralla de defensa, poetas y viajeros sueñan con castillos
espléndidos llenos de mármoles y de gemas: los inventan, como san
Brandán en el tran scurso d e sus viajes, o como Mandeville, y a veces quizá
los ven realmente pero los describen como debieran haber sido para
resultar bellísimos, como en el caso de Marco Polo.
Para comprender cuán costosos son los tintes hay que pensar en el trabajo
que tienen que realizar los propios miniaturistas para fabricar colores vivos
y brillantes, como atestiguan textos como el Schedula diversarum artium de
Teófilo. o el De arte il/uminandi rlP un anónimo del siglo XIV.

Ropas eran de oro puro: eran gruesos y pesados,


Jean de Meung y Guillaume de Lorris {siglo xm) y el valor de cada uno de ellos era, por lo
Le roman de la rose, tomo 1, w . 1 OS 1·1 087 menos, de un besante.
Riqueza llevaba un vestido de púrpura: no Sobre las trenzas rubias llevaba una diadema
consideréis exageración si os d igo y afirmo de oro: nunca hasta entonces se había visto
que jamás hubo otro asi de bello, rico y una tan hermosa, a mi juicio.
elegante en el mundo. Estaba lleno de
adornos de pasamanería y tenia dibujadas Púrpura
con hilo de oro historias de duques y reyes; Chrétien de Troyes (siglo xu)
llevaba en el cuello una banda de oro y Erec et Enide, vv. 1583·1 617 Hermanos Limbourg,
Septiembre,
esmaltes enriquecida con abundantes El que habla recibido la orden lleva manto
de Los muy ricas horas
piedras preciosas que desprendían una gran y una túnica forrada de armiño blanco hast del duque de 8erry,
claridad. Riqueza llevaba un cinturón muy las mangas; en los puños y en el cuello hab 141G-14tl,Chantilly,
elegante; ninguna dama se había puesto para no ocultar nada, más de cien sellos de MuseoCond~
nunca uno tan rico: el broche estaba hecho oro forjado, con piedras de extraordinario
Por otra parte los desheredados, que tienen no obstante la suerte de vivir
con una piedra, que tenía unas propiedades poder, violetas y verdes, azul turquesa
y unas virtudes extraordinarias, pues el que y pardas, encastadas en toda la superfide en una naturaleza sin duda avara y dura, pero más intacta que la que nos
la llevaba consigo no debla temer ningún del oro. En las hebillas habla una onza de or · rodea a nosotros tan solo pueden gozar del espectáculo de la naturaleza,
veneno, ni ser envenenado por nadie. Hacía por un lado se vela un j acinto, por el otro u1 del cielo, de la lu~ solar o lunar, de las flores. Por tanto, ~s natural que su
bien estimando tal piedra, que va Ira - para rubi q ue resplandecía más que un carbunclc
cualquier rico- más que todo el oro de El forro era de armiño blanco, el más fino concepto instintivo de belleza se identifique con la van edad de colores
·meros documentos de
Roma. La hebilla era de otro tipo de piedra, y hermoso que imaginarse pueda. La púrpc que la naturaleza puede ofrecer1es. Uno d e 1os pn
que curaba el dolor de muelas, con la virtud estaba hábilmente trabajada con crucecitas la sensibilidad colorista medieval se encuentra en una obra que, a~n~ue
de que quien la contemplara - por joven q ue de distintos colores, violetas y bermejas y
fuese- quedaría a salvo el resto de su vida.
fue escrita en el siglo vn, influirá notablemente en la cul tura postenor.
azul turquesa, blancas y verdes, violetas
Los remaches que habla en el dorado tejido y amarillas. las Etimologías de Isidoro de Sevilla. 107
106
IV. LA LUZ Y El COLOR EN LA EDAD MEDIA 3. WZ. RJ(lUEZA Y POBREZA

Piedras preciosas Yen virtud a todas las otras sobrepasa negro, el blanco y el rojo; todos los otros son, trabajar sobre el p<'rgamino, siempre hay
Desconocido (siglo x1v) y semejante (a la estr~lla es) en resplandor por tanto,intermedios de estos. como se define que probar sobre un pergamino similar si
Lapidario Estense con su gentil y alegre enamoramiento. en los libros de todos los f1skos, etcetera. pero está bien templado; una vez secado, se pone
Decimos también que las piedras adornan y más bella es que la rosa y que la flor. los colores naturalmente necesarios para por endma un poco de oro y se observa si
los vasos y los instrumentos. que se ponen Cristo le dé vida y alegria, miniar son ocho, esto es. ~1 negro, el blanco, se abrillanta bien. En el caso de que tuviera
en los trajes y ayudan a quienes las llevan y crezca en gran consideración y hono el rojo, el amarillo, el azulado. el violáceo, el demasiada miel o temple, se puede remediar
consigo, en muchos peligros, y procuran rosáceo y el verde. Algunos d~ estos son vertiendo en el recipiente agua dulce común,
muchas graci~s. Por eso los nobles y ricos El palacio del Gran Khan naturales, otros artlRclales. Son11aturales sin mezcl<>l'; tendrá mejor temple si se
las buscan y las llevan con este objetivo, Marco Polo (siglo XIII) el azul de ultramar y el azul de Alemania. El mantiene durante tln tiempo;IU<~go se vuelve
aunque no sirven para todo lo que ellos El Millón, LXX 1 color negro es una cierta ticn·~ negra o piedra a q uitar el agua, sin agitarla.Si se requiriera
cree n. Y esto ocurre porque las compran Y en medio ele esta muralla está el pal¡¡<io del natural; también el rojo es una cierta tierr~ roja un temple más fuerte, póngase más cola,
adrede y así las llevan. Yaunque las piedras Gran Khan, que es tal como os voy a relatar. Es llamada a veces vulgarmente macro; el verde esto es. agua de Múcar o de miel, segun la
no puedan servir para todo, si tienen no el más grande que se ha visto jamás:nu ciene es tierra o verde azul, y el amarillo es tierra necesidad y el gLISto. Y puesto que siempre
obstante cierta eficacia. precisamente por estrado, pero el suelo es diez palmos m salto amarilla, u oropimente. u oro fino, o azafran. es ~jor la práctica que la teoria,novoy a
esto son honradas, aceptadas y apreciadas; que el resto del pavimento; el techo e Artificiales son todos los otros colores; esto explicar detalladamente cuanto sé:•A buen
pero algunas veces no pueden hacer lo que altísimo. las paredes de los salones y d las es, el negro, que se hace con carbones de vid entendedor pocas palabras bastan•.
creen de palabra y de hecho, y las personas habitaciones estc!.n completamente 0 de otras lei'las. o con el humo de las velas
que tienen relación con ellas. aun viendo revestidas de oro y de plata. y en ellas e,tan de cera o de aceite, o de sepia, recogido en Belleza de la naturaleza
las razones de este fracaso. no se atreven esculpidas hermosas historias de cabal ros un cuenco o tazón vidriado. El rojo, como Dante Alighieri (1265·1321)
a decirlo por gran maldad de corazón. y de damas. de pájaros y de animal~ v e es el cinabrio, que se obtiene con azufre Putgarorio. vn, w. 70 78
Y todo esto hacen las piedras y las palabras otras bellas cosas; y la cubierta también é'Stá y mercurio, o como es el mil, lo, también Entre llano y cantil, oblicuo trazo
que dicen las personas que las poseen. hecha de tal modo que solo se ve oro y ~lata. Dlamadol stoppio, que se hace con plomo; de sendero guió la caminata
La sala es tan larga y tan ancha que muv bien el blanco que se extrae del plomo, esto es, hasta donde al vall<:jo abre un ribazo.
Colores pueden comer en ella seis mil personas· de la cerusa o de los huesos incinerados de GranD. albayalde, finos oro y plata,
Giovanni Boccaccio (1313·1375) y hay tantas habitaciones qu~ maravilla <olo animales.[... ) El yeso para rljarel oro sobre ébano, añil de un lúcido se1·eno
Filoco!o, IV, 74 pensarlo. La cubierta superior, es decir, l.~ el pergamino se hace de muchas maneras. esmeralda que. rota, en catarata
Sobre él descendió esta luz en la que eXlerna, es roja, amarilla, verde y de mw:hos No obstante, voy a exponer tan solo una, refulgen, ceden en el v~lle ameno
contempló con admiración a una mujer de otros colores, y está tan bien barnizad ¡ue q ue ha demostrado ser excelente. Se toma a hierba y flor de tono variopinto,
aspecto bello y grilciOS01 cubierte con ~sa reluce como el cristal, de modo que desJe ese }'i!SO cocido y depurado que uti11zan los como siempre~ v~ur c...~d~ ctl más bueno.
misma luz. y en las manos llevaba una botella lejos se ve brillar el palacio; la cubierta _s pintores para fijar el oro sobre la tela, esto es.
de oro, llena de un agua precloslsima, y con muy sólida. Entre un muro y el otro de ~e del mas fino, en la cantidad deseada y una Una blanca cierva
esa agua parecfa que se lavaba todo el rostro os he hablado antes, hay hermosos prados cuarta parte de excelente bolo arménico: Francesco Petrarca (1335-1374)
y después toda la persona. e inmediatamente y árboles y hay muchas clases de anima es se tritura sobre una piedra de pórfido Cancionero, cxc
después desapareció: y tal como habla en libertad. ~ro es, ciervos blancos. cor<>s. con agua cristalina hasta llegar al máximo Una mas blanca derva que paloma
sucedido esto, asi también le pareció que gamos, los animales que hacen el alm'- ie, desmenuzamiento; después, se deja secar por entre hierba verde con decoro
habla multiplicado la visión, y que conocía martas cibelinas y armiños, y otros herro .osos sobre dicha piedra, se toma la cantidad me apareció con unos cuernos de oro,
mejor que antes las cosas mundanas y las animales. la tierra de este jardín está ocdpada necesaria y se reserva el resto; se tritura con cuando la primavera ~ nos asoma.
divinas, y que las amaba a todas según su totalmente por estos animales, excepto el agua de cola de carniza o de pergamino su vista en mi causó tan gran carcoma
conveniencia. Yasí, admirándose de esto, camino por donde entran los hombres. y se le añade la cantidad de miel que se qu'en tierra ajena por seguirla moro,
se halló ent re las tres mujeres, que antes considera que puede endulzarlo como el avaro que por el tesoro
no conocía, y parecía q ue con ellas se hallaba Miniaturas adecuadamente; hay que tener cuidado el trabajar por gran deleite toma.
su Blancaflor, y tenia maravillosa intimidad: Desconocido (siglo Xlv) de no poner demasiada o demasiado poca, Nadie rne toque (en un collar traía
a una de las tres la vela tan roja en el rostro De arte illuminondi, 1 sino la justa según la cantidad de materia, escripto de diamantes engastados)
y en los vestidos como si toda ella estuviera Pretendo describir, ante todo sin ánimo de de manera que, si se prueba una partícula, que César quiso fuese yo eximida.
ardiendo, a la otra tan verde que superaría a crítica sino amistosamente, de forma se cilla. apenas se note el sabor dulce. Para obtener El sol era ya vuelto a mediodía.
cualquier esmeralda, la tercera blanquísima algunas cosas relativas al arte de la mn a·ura un vasito como el que utilizan los pintores, y mis ojos no hartos, mas cansados,
sobrepasaba a la nieve en su blancura. de los libros tanto con la pluma como n el sabed que la medida correcta es la cantidad cuando en agua caldo vi ser ida.
pincel; y aunque esto ya ha sido divu gado que se coge con la punta del pincel, si fuera
Gemas anteriormente en muchos escritos. sin menos se estropearía la materia. Una vez bien
Giacomo da lentini (siglo x·u) embargo, para aclarar los procesos mas mezclado, se mete en la vasija de vidrio y se
Diamame, ni esmera/do, ni zafiro ... expeditos y racionales, a fin de que los o. ~crtos vierte inmediatamente con mucho cuidado,
Diamante, ni esmeralda. ni zafiro se confirmen en sus opiniones tal vez rr.e· ores, sin que la materia s~ mezcle, la cantidad de
ni ninguna otra gema preciosa. y los inexpertos, deseosos de aprender este agua cristali11a necesaria para cubrirla; y la
topacio, nijacinto. ni rubl, arte, puedan fácil y claramente entencler'o Y sustanci~ quedara asr purgada de manera
ni la aritropia, q ue es virtuosa, practicarlo, expo11dré sucintamente. tratando que no forme burbujas ni grietas cuando
ni la amatista, ni el carbunclo fino, de los colores y de los d istintos modo ele se haya secado. Ycuando se quiera utilizar, se
que es muy resplandeciente. atenuarlos, las cosas experimentadas y saca. tras una breve espera, el agua que la
tienen tanta belleza en sí mismos reconocidas como buenas. Segé1n Plinio igo. cubre, sin mezclar la sustancia. Antes de fijar
como tiene mí dama amorosa. tres son los colores principales. a sabd. el el yeso en el lugar preciso donde hay que
108 109
rv. lA lUZ y EL COlORE1HA EDAD MEDIA
. 4. EL ADOI1N()

4. Eladorno

Para Isidoro de Sevilla, en el cuerpo humano algunas cosas tienen como


objeto la utilidad, otras el decus, esto es, el adorno, lo bello y el placer. Para
autores posteriores, como, por ejemplo, Tomás de Aquino, una cosa es bella
además en cuanto es adecuada a las funciones que le son propias, en el
sentido de que un cuerpo mutilado - o excesivamente pequeño- o un
objeto que no sepa desempeñar correctamente la función para la que ha sido
pensado {como, por ejemplo, un martillo de cristal) debe considerarse feo,
aunque esté fabricado con materiales preciosos. Pero aceptemos la distinción
Pdgino anterior: de Isidoro (de origen tradicional) entre útil y bello: así como la ornamentación
Eo<uad~mación de
evangeliado. cubierta, de las fachadas añade belleza a los edificios y el adorno retórico añade
cod.marc.lat.l, 101,
siglo uc., Venecia, belleza a los discursos, así también el cuerpo humano t iene una apariencia
Bibliote<:a Naciooal bella gracias a los adornos naturales {el ombligo, las encías, las cejas,

Arco de San Colmin


s-iglos XI-Xu, Mozae:
Junto a Riom
Iglesia de Sa~ Pedro

El cuerpo humano decentísimo. Algunas están hechas tan solo


Isidoro de Sevilla {560·636) para adorno, como las tetillas en los hombres
Etimologlas, XI, 25 y el ombligo en ambos sexos. Algunas están
En nuestro cuerpo algunas cosas están hechas como signo distintivo, como en los
hechas por su utilidad, como las vísceras. varones los genitales, la barba, el ancho
y otras tanto por su utilidad como por la pecho, y en las mujeres las encfas delicadas.
belleza, como el rostro, y los pies, y las manos, el pecho pequeno, y los riñones y las caderas
miembros que son de gran utilidad y aspecto anchas para poder llevar el feto.

110 111
,.-~--

IV. LAI.UZYEL COIDREN LAEOAOMEDIA


4. ELADORNO

Miniatvri st~ de la corte


angevlna, La mtisica
y sus culrlvadores,
en M. Severinus Boecio,
De aryrhmetica, de musico,
siglo XIV, Nápoles,
8illlivt~ Nctdoelal

los senos) y art ificiales (las ropas y las joyas). Entre los adornos en general
son fundamentales los que se basan en la luz y en el color: los mármoles son
bellos a causa de su blancura, los metales por la luz que reflejan.
El mismo aire es bello, porque aes-aeris - afirma Isidoro con su más que
discutible técnica etimológica- se llama así por el resplandor del aurum, esto
es, del oro. En efecto, el aire, como el oro, resplandece en cuanto le alcanza la luz.
las piedras preciosas son bellas acausa de su color, y el color no es más que la
luz del sol aprisionada y materia purificada los ojos son bellos si son luminosos,
y los más bellos son los ojos azul verdosos. Una de las primeras cualidades de un
cuerpo bello es la piel sonrosada, y en realidad - argumenta el etimologista
Isidoro-, venustas,«belleza física», viene de venis, esto es, de la sangre, mient ras
Gentile da Fabriano1
Adoración de los Magos, que formosus,«bello», viene de formo, que es el calor que mueve la sangre; de
1423, Florencia, sangue viene también sanus, que se dice de quien carece de palidez.
Galerla de los Utfozl
En estas páginas se observa hasta qué punto es importante un cuerpo de
aspecto sano en una época en que la gente muere joven y se padece hambre:

/ Isidoro afirma que hablamos de un aspecto delicatus por las delidae de las
buenas comidas, e intenta incluso hacer una clasificación del carácter de
algunos pueblos a partir de la forma en que viven y se alimentan, recurriendo
siempre a arriesgadas etimologías. Por ejemplo, los galos - llamados así por
gala, «leche» en griego, a causa de la blancura de sus cuerpos- son feroces
debido al clima en que viven.
112
113
IV. LA LUZ Y El COI.OREN LA EDAD MEDIA 5, LOS COLORES EN LA POESíA Y EN LA MISTICA

5. Los colores en la poesía y en la mística

En los poetas, este sentido del color vivo es una constante: la hierba es
verde, la sangre roja, la leche blanca. Existen superlativos para todos los
colores (como el praerubicunda de la rosa) y un mismo color posee muchas
gradaciones, pero ningún color muere en zonas de sombra.
Podemos recordar el «dolee colore di oriental zaffiro» de Dante, o el <<Viso
di neve colorato in grana» de Guinizzelli, la «el ere et blanche» Durandal de
la Chanson de Roland que reluce y llamea a la luz del sol. En el Paraíso
dantesco aparecen visiones luminosas como «!'incendio suo seguiva ogni
scintilla», o bien <<ed ecco in torno di chiarezza pari 1 nascere un lustro sopra
que ch e v'era 1 per guisa d'orizzonte che rischiari». En las páginas místicas
de santa Hildegarda de Bingen aparecen visiones de una brillantlsima luz.

Página siguiente: El oriental zafiro Brillantísima luz


Hildegarda de Bingen. Dante Alighieri (1265·1321) Hildegarda de Bingen ( 1098·1179)
La Creación
Purgatorio, 1, vv. 13·24 Líber Scivias, 11, 2
con el Universo y el
Hombre ~ósmico, Un color dulce de oriental zafiro Vi una brillantísima luz y en ella una forma
en Rtvclotiones. que se albergaba en el cariz sereno de hombre del color del zafiro que todo lo
c.1230, lucca, del aire, puro ya hasta el primer giro inflamaba con un fuego rutilante muy s.uave,
Biblioteca Estatal mis ojos inundó de un gozo pleno y aquella espléndida luz se difundió por todo
no bien pude salir del aura muerta el fuego rutilante, y este fuego rutilante por
que turbara mis ojos y mi seno. aquella luz resplandeciente y aquella luz
El planeta que a amor abre fa puerta, brillantísima y aquel fuego rutilante por toda
hacia son reir todo el Oriente, la forma del hombre, produciendo un solo
velando a Piscis, que era escolta alerta. resplandor de una tinica virtud y potencia.
Volviendo a mi derecha, alcé la mente Y oí que aquella luz viva me decía: «Este es
al otro polo, donde cuatro estrellas el sentido de los misterios de Dios: q.ue se
vi, que vio solo la primera gente. vea con claridad y se comprenda cuál es la
plenitud sin nacimiento y a la que nada puede
Visiones luminosas faltar, que con virtud poderosísima trazó todos
Dante Alighieri (1265·1321) los cursos de los fuertes. En efecto, si el Señor
Paralso,'XN, vv.67-75 careciera de su virtud, ¿qué necesidad habría
Y hete que, con fulgores parecidos, de él? Ninguna, con certeza, por eso en la obra
surgió una l.uz sobre la luz primera, perfecta se ve su condición de artista. Por eso
fingiendo horizonte en estallidos. ves la brillantísima luz que no tiene nacimie o
Y como asoman con la luz postrera y a la que nada puede faltar; esta designa
nuevas estrellas cuyo parpadeo al Padre, y en ella declara el Hijo por medio
se duda si es o no es 1L1f verdadera, de la forma de hombre de color zafiro sin
nuevas luces y luces bri)(ar veo mancha de imperfección, de envidia o
que en tomo al doble refulgente anillo iniquidad, ser generado como divinidad antes
forman nueva corona cual trofeo. de los tiempos por el Padre, y ser encarnado
después en el t1empo como humanidad.
1"14 11S
S. LOS COlORES EN LA POESfA Y EN LA M/Sn CA

Al describir la belleza del primer ángel, Hildegarda habla de un Lucifer (antes


de la caída) adornado con piedras refulgentes como el cielo estrellado, de
modo que la innumerable turba de las centellas, resplandeciendo en el brillo
de todos sus adornos, alumbra con su luz el mundo (Liber divinorum operum).
Por otra parte, es precisamente la Edad Media la que elabora la técnica
figurativa que más aprovecha la vivacidad del color simple unido a la
vivacidad de la luz que lo penetra: la vidriera de la catedral gótica. La iglesia
gótica es atravesada por láminas de luz que penetran por las ventanas,
aunque filtradas por vidrios de colores unidos entre sí por junturas de
plomo. Ya existían en las iglesias románicas, pero con el gótico la paredes
se elevan y se unen en la clave de la bóveda oj ival.
El espado para las ventanas y los rosetones se ensancha, y los muros asf
horadados se apoyan en el empuje contrario de los contrafuertes y de los
arcos rampantes. La catedral está construida en función de la luz que irrumpe
a través de un calado de estructuras. El arzobispo Suger, que para gloria de la
fe y del rey de Francia concibe la iglesia abacial de Saint Denis (inicialmente
Página anterior: de estilo románico), nos da testimonio de hasta qué punto este espectáculo
El árbol de Jessé,
vidñera a la derecha puede fascinar al hombre medieval. Suger describe su iglesia con expresiones
del pórtico real,
siglo x11, Chartres,
que reflejan una gran emoción, extasiado tanto por la belleza de los
catedral de Notre-Dame tesoros que encierra como por el juego de la luz que penetra por las vidrieras.

La que todo lo inflama con suavisimo fuego c:Jaridad la posee para que reluzca y el vigor
rub1ante. fuego que carece de contacto innato para que tenga fuerza y el ardor
con cualquier mortalidad árida y tenebrosa, lgneo para que arda. Por eso considera
muestra al Espíritu Santo del que fue en la espléndida claridad al Padre que
concebido según la ca me el Unigénito de Dtos. expande sobre los fieles con paternal caridad
nacido temporalmente de la Virgen, el cual su claridad, y percibe a través del vigor innato
infunde luz de verdadera caridad al mundo•. de la resplandeciente llama al Hijo en el
Pero si esa luz resplandeciente se difunde por que esta llama muestra su virtud, el Hijo que
todo ese fuego rutilante, y ese fuego rutilante se hizo came a través de una virgen en la
por toda aquella luz resplandeciente y esa que la Divinidad manifestó sus maravillas;
espléndida luz rutilante por toda la forma y reconoce en el ardor igneo al Espíritu Santo,
del hombre, produciendo una única luz en que suavemente Inflama las mentes de los
una sola virtud y potestad es porque el Padre, fieles. Pero donde no hay resplandeciente
que es suma equidad, no existe sin el Hijo claridad ni vigor innato, ni ardor ígneo, no se
y el Espíritu Santo, y el Espíritu Santo inflama ve ni siquiera una llama; al igual que donde
los corazones de los fieles, pero no sin el no se adore ni al Padre 11i al Hijo ni al Espfritu
Padre y el Hijo es plenitud de virtud pero Santo no existe auténtica veneración. Asl
no sin el Padre y el Espfrltu Santo, y son como en una llama se distinguen estas
inseparables en la majestad divina.[...! !l'es fuerzas, asl también en la unidad de la
Asf como una llama en un solo fuego tiene divinidad se deben distinguir tres personas.
tres virtudes, así también un único Dios tiene Asf como tres fuerzas se manifiestan en
tres personas. ¿Cómo? La llama consta de una la Palabra o Verbo, así también se puede
resplandeciente claridad, de un vigor Innato considerar la trinidad en la unidad de
y de un ardor ígneo, pero la resplandeciente la divinidad.
117
IV. lA LUZ Y El COLOR EN lA EOAOME OlA

6. Los colores en la vida cotidiana

Este gusto por el color se manifiesta fuera del arte, en la vida y en las
costumbres cotidianas, en los vestidos, en los adornos, en las armas. En su
fascinante análisis de la sensibilidad colorista tardomedieval, El otoño de la
Edad Media, Huizinga nos recuerda el entusiasmo del cronista Froissard por
las «naves con las banderas y gallardetes ondeando y los blasones multicolores
brillando al sol. O bien el reflejo de los rayos del sol sobre los yelmos, las
corazas, las puntas de las lanzas, los plumeros y las enseñas de los caballeros en
marcha». O las preferencias cromáticas mencionadas en el 8/ason des couleurs,
donde se alaban las combinaciones de amarillo pálido y azul, anaranjado
Página slguienre: y blanco, anaranjado y rosa, rosa y blanco, negro y blanco; y la representación
Hermanos Umbourg,
Abril, de Lasmuy ricas descrita por La Marche, en la que aparece una jovencita ataviada con traje
horas del dt~que de Berry, dp ~Pd a vioiM-'1 ~ohrP un;¡ jaca con gualdrapa d e seda azul, conducida por
141U·141"1,1.hantllly,
Muse<> Condé tres hombres vestidos de seda bermeja con capas de seda verde.

Hermanos Limbourg,
Enero, de Las muy ricas
horas liel duque delkrry,
141()-14 11,Chantllly,
MuseoCondé

118
IV. LA WZ Y H COLOR EN LA fOAO MEDIA
,. 7. EL SIMBOLISMO DE lOS COLORES

7. El simbolismo de los colores

la Edad Media cree firmemente que todas las cosas en el universo tienen
un significado sobrenatural. y que el mundo es como un libro escrito por
la mano de Dios. Todos los animales tienen un significado moral o místico,
al igual que todas las piedras y todas las hierbas (y esto es lo que explican los
bestiarios, los lapidarios y los herbarios). Se llega así a atribuir significados
positivos o negativos también a los colores, aunque los estudiosos ofrezcan
a veces opiniones contrad ictorias respecto al significado de determinado
color; esto sucede por dos razones: ante todo, para el simbolismo medieval
una cosa puede tener incluso dos significados opuestos según el contexto
en el que se contempla (de ahí que el león a veces simbolice a Jesucristo y
a veces al demonio); en segundo lugar, la Edad Media dura casi diez siglos,
y en un perlodn de tiempo tan largo se producen cambios en el gusto y en
las creencias acerca del significado de los colores. Se ha observado que
en los primeros siglos el azul, junto con el verde, es considerado un color
de escaso valor, probablemente porque al principio no consiguen obtener

Miniaturista lombardo.
folio miniado
det Hislorio Plontori<Jm
siglo XIV, Roma, '
Biblioteca Casanatense

Pdgina anttrior:
Caballeros sobre caballos
con cabeza de león que
"?mitan fuego, Beato de
l lébana, miniaturas
del Beato Fernando 1
YSancha, siglo VIU, Madrid,
Biblioteca Nacional
1l1
7• .EL SIMBOUSMO DE LOS COI.ORES

Visión de la gran
prostituto
(1\pocalipsis, 11!~ .
Tapiz deiApOCOitpStS,
siglO XIV, Ange<'.
castillo del rey Renato

azules vivos y brillantes, y por tanto los vestidos o las imágenes azules
aparecen descoloridos y desvaídos.
A partir del siglo XII, el azul se convierte en un color apreciado; pensemos
en el valor místico y en el esplendor estético del azul de las vidrieras y de los
rosetones de las catedrales: domina sobre los otros colores y contribuye a filtrar
la luz de forma «celestial». En determinados períodos y lugares, el negro es
un color real, en otros es el color de los caballeros misteriosos que ocultan
su identidad. En las novelas del ciclo del rey Arturo, los caballeros pelirrojos
son viles, traidores y crueles, mientras que, unos siglos antes, Isidoro de Sevilla
consideraba que entre los cabellos más hermosos estaban los rubios y pelirrojos.
Igualmente, las casacas y las gualdrapas rojas expresan valor y nobleza, aunque
Pdyina anretiot:
el rojo sea también el color de los verdugos y de las prostitutas. El amarillo
«ti?mbre salvaje, oso es el color de la cobardía y va asociado a las personas marginadas y objeto de
Ycu~rvo»,de la Novela
de Alejandro, siglo XN, rechazo, los locos, los musulmanes, los judíos, pero también es celebrado como
Oxford, Bodleian Library el color del oro, entendido como el más solar y el más precioso de los metales.
123
S . U ÓLOGOS Y Fil ÓSOFOS

8. Teólogos y filósofos

Estas alusiones al gusto corriente de la época son necesarias para comprender


en toda su importancia las referencias de los teóricos al color como causa de
belleza. Si no se tiene presente este gusto tan difundido, pueden parecer
superficiales las observaciones de Tomás de Aquino (Summa Theologiae, 1, 39, 8)
en el sentido de que consideramos bellas las cosas de colores nítidos.En cambio,
estos son precisamente los casos en que los teóricos están influidos por la
sensibilidad corriente. En este sentido, Hugo de San Víctor (De tribus diebus)
alaba el color verde por ser el más bello de todos, símbolo de la primavera,
imagen del futuro renacimiento (y la referencia mística no anula la complacencia
sensible), y la misma preferencia destacada la hallamos en Guillermo de
Auvernia,que la defiende con argumentos de adecuación psicológica, en cuanto
que el verde se hallarla a mitad de camino e11tre ell;ldllLO, 4ue tlil<:tlo el ojo,
y el negro, que lo contrae. Nos hallamos en el siglo en que Rogerio Bacon
proclamará que la óptica es la nueva ciencia destinada a resolver todos los
problemas. La especulación científica sobre la luz llega a la Edad Media a través
del Deaspectibus o Perspectiva, escrito por el árabe AI-Hazen entre los siglos x y XI
y retomado en el siglo XII por Vitellione en De perspectiva. En el Roman de la rose,
suma alegórica de la escolástica más avanzada,Jean de Meung, por boca
de Naturaleza, se extiende largamente sobre las maravillas del arco iris y los
milagros de los espejos curvos, a través de los cuales enanos y gigantes ven
alteradas sus respectivas proporciones y sus figuras distorsionadas o invertidas.

Color como causa de belleza emiten de vez en cuando un fulgor ahora


Hugo de San Víctor (siglo xu) rosáceo, ahora verde, ahora blanco.
Eruditio didascalica, XII
Respecto al color de las cosas no es necesario El color verde
discutir mucho, porque la propia vista Hugo de San Víctor (siglo xu)
demuestra cuánta belleza se añade a la Erudirio didascalica, XII
naturaleza, cuando esta es adornada con El color verde que supera a Cl.lalquier otro
tantos y tan diversos colores.¿~lay algo más color en belleza. cómo arrebata los espíritus
bello que la luz que, aun no teniendo color en de quienes lo contemplan; cuando, en la
sí misma, sin embargo hace aparecer los nueva primavera, los brotes se abren a una
colores de todas las cosas iluminándolas? nueva vida y, elevándose hacia lo alto con
¿Hay algo más agradable a la vista que el cielo sus hojas puntiagudas, casi rechazando la
Página anterior: cuando está sereno y brilla cual zafiro, y con muerte hacia abaj o a imagen de la futura
Guarjento di Arpo, la proporción tan agradable de su resplandor resurrección, se alzan todos a la vez hacia la
Ángeles en formación atrae la mirada y alegra la vista? El sol luz.¿Pues qué diremos de las o bras de Dios,
Q(orazados Y armados resplandece como el oro, la luna es pálida cuando admiwmos tanto incluso sus falsas
c. 1360, Padua •
como el ámbar, algunas estrellas brillan como imitaciones, fruto del ingenio humano, que
MtJseo Munictpal
llamas, otras titilan con luz rosácea, y otras engañan a los ojos?
12S
IV. LA LUZY El COLOREN LA EDAD MEDIA
.. 8. TEÓLOGOS Y FILÓSOFOS

Ya se trate de metáforas metafísicas o de manifestaciones ingenuas de gusto


por el color, la Edad Media se da cuenta de que la concepción cualitativa de la
belle.za no concuerda con su definición proporcional. Mientras se aprecian los
colores agradables sin pretensiones críticas y se utilizan metáforas en el ámbito
de un discurso místico o vagas cosmologías, estos contrastes pueden pasar
incluso inadvertidos. Pero la escolástica del siglo XIII abordará también este
problema. Véase la cosmología de la luz propuesta por Roberto Grossatesta.
En el comentario al Hexamerón intenta resolver la oposición entre principio
cualitativo y principio cuantitativo, y define la luz como la máxima proporción,
la adecuación a sí. En ese sentido, la identidad se convierte en la proporción
por excelencia y justifica la belleza indivisa del Creador como fuente de luz,
porque Dios, que es sumamente simple, es la máxima concordia y adecuación
de sí a sí mismo. El planteamiento neoplatónico de su pensamiento lo lleva
a elaborar una imagen del universo formado por un único flujo de energía
luminosa que es a la vez fuente de belleza y de ser. De la luz única derivan
por rarefacciones y condensaciones progresivas las esferas astrales y las zonas
naturales de los elementos y, por consiguiente, los matices infinitos del color
y los volúmenes de las cosas. La proporción del mundo no es más que
el orden matemático en el que la luz, en su difusión crea tiva, se materializa
según las distintas resistencias ofrecidas por la materia (véase capitulo 111).
En conjunto, la visión de lo creado resulta una visión de belleza, ya sea por
l¡¡s proporciones que el análisis descuur~ ~n el mundo, ya sea por el efecto
inmediato de la luz, sumamente agradable a la vista, maxime pulchrificativa.

Espej os Cosmología de la luz


Jean de Meung y Guillaume de lorris Roberto Grossatesta (siglo XIII)
(siglO XIII) Comentario a las nombres divinos, VIl
~romandelorose,vv. 18123- 18146 Este bien en si es alabado por los sagrados
los espejos. añadió Naturaleza, tienen teólogos, como también lo bello y la belleza.
además muchas otras propiedades ( ... )Ya la belleza es annonía y adecuacion de
extraordinarias. porque las cosas grandes sí a sí misma y de cada una de sus partes a si
y hermosas que se colocan cerca de ellos misma y entre ellas y armonía del todo, y ~el
parecen estar muy lejos. Incluso la mayor todo mismo a todas las cosas. Ya Dios,
montal\a que se encuentre entre Francia y sumamente simple, es suma armonla y
Cerdalla se vería a su través tan pequeña adecuación, sin posibilidad alguna de
y minúscula que difícilmente podría ser disonancia o discrepancia, no solo en
apreciada, aun mirando con mucho armonía con todas las cosas, sino adema'
detenimiento. fuente de la propia armonía del ser para
Otros espejos muestran verdaderamente todas las cosas. En efecto, el mal, que es Beato Angeiíco. que no puede haber nada m~s agradable bastante agradable a fa vista. Así pues, fa
las exactas dimensiones de las cosas que en Coronación de la Virgen, para el pensamiento de los mortales que de belleza dorada de la luz es bella por el fulgor
discorde de la bondad. es nada. A causa dE. 1435, florenda
ellos se reflejan, siempre que haya alguien esto Dios es belleza y bello en si. ella disfrutan. la primera palabra de Dios creó resplandeciente y las estrellas resultan
Galerfa de los Úffizi
capaz de observarlas. la naturaleza de la luz y dispersó las tinieblas bellísimas a la vista, aunque no veamos
~lay otros espejos que queman los objetos Adecuación a sí y disipó la tristeza e hizo alegre y gozosa a ninguna belleza procedente de la composición
que se miran en ellos, si se colocan rectos, Roberto Grossatesta (siglo xn1) toda especie•. La luz es bella por sf, porque de fas partes o ele la proporción de la figura,
para concentrar los rayos que el brillante Comentario o/ Hexomerón «su naturaleza es simple, y tiene en sf todas sino solo la belleza que deriva del fulgor de la
sol arroj a cuahdo sonrie sobrt? el espejo. Juan Damasceno dice:•SI quitas la luz, todas las cosas a la vez•. Y por eso está totalmente luz.En efecto, como dice Ambrosio:«La
Otros muestran diferentes figuras en varias fas cosas quedan ignoradas en fas tiniebla>, unida y proporcionada a sí de forma bastante naturaleza de la luz es tal que su gracia no
posiciones: derechas, oblongas, invertidas, porque no pueden manifestar su propia armónica en virtud de la igualdad; la armonía consiste en el número, la medida o el peso,
mediante diversos arreglos. Los que son belleza». La iu<:. por tanto, es • fa belleza y Pi de las proporciones es, en cambio, belleza. Y como ocurre con las otras cosas, sino que
expertos en tal materia hacen nacer orden de toda criatura visible•. Y, como dice• por eso, incluso sin una armónica proporción consiste en el aspecto. Ella hace que las otras
varias de una sola imagen. Basilio:«Tal naturaleza es creada de tal modo de las formas corpóreas, la luz es bella y partes del mundo sean dignas de alabanza».
126
127
8. lEÓl()GOSYRI.OSOFOS

IV. LA WZ Y El COUJ4\ EN lA EDAD MEDIA

Buenaventura de Bagnorea retoma una metaflsica de la luz, aunque no sigue la


tradición neoplatónica sino la aristotélica.La luz es para él forma sustancial de
los cuerpos y, por tanto, principio de toda belleza. La luz es maxime delectabilis, la
cosa más agradable en que pueda pensarse, porque a través de ella se crea la
diferenciación de los colores y de las luminosidades, de la tierra y del cielo. la luz
puede considerarse bajo tres aspectos.Como luxes considerada en sí misma,
como pura difusión de fuerza creativa y origen de todo movimiento; bajo este
aspecto penetra hasta las entrañas de la tierra y fonna allí los minerales y los
gérmenes de vida, aportando a las piedras y a los minerales esa virtud de las
estrellas que es obra de su oculta influencia. Como /umen posee el ser luminoso
y es transportada por los medios transparentes a través de los espacios. Como
color o resplandor aparece reflejada por el cuerpo opaco contra el que choca. El
color visible nace en el fondo del encuentro entre dos luces, la que es irradiada a
través del espacio diáfano da vida a la incorporada en el cuerpo opaco. En virtud
de todas las implicaciones místicas y neoplatónicas de su filosofía, Buenaventura
es inducido a subrayar los aspectos cósmicos y estáticos de una estética de la luz.
Las páginas más hennosas sobre la belleza son aquellas en las que se describen
la visión beatífica y la gloria celeste: en el cuerpo del individuo regenerado en la
resurrección de la carne, la luz resplandecerá en sus cuatro propiedades
fundamentales: la daritas que ilumina, la impasibilidad por la que nada puede
corromperla,la agilidad, y la penetrabilidad, mediante la cual atraviesa los
cuerpos diáfanos sin corromperlos. Para Tomás de Aquino la luz se reduce a una
cualidad activa que resulta de la forma sustancial del sol y que halla en el cuerpo
diáfano una disposiciÓn a recibirla y a transmitirla. Este affectus lucís in diaphano
se llama /umen.Para Buenaventura la luz es una realidad metaffsica; para Tomás
es una realidad física. Solo teniendo en cuenta estas especulaciones filosóficas se
puede comprender el valor de la luz en el Paraíso dantesco.

el gran triunfo del reino inmarcesible,


Hermanos Limbourg, Metaffsica de la lux
Bautismo de Cristo, Buenaventura de Bagnorea (siglo XIII) ayúdame a decir cómo lo he visto!
de Las muy riCOJ hotas Arriba hay una luz que hace visible
del duqllf! deiWry,
Sermones, VI
Cuán gran resplandor se producir<\ cuando el Creador a aquella criatura
1410·1411,Ciulntllly, que no halla sin su vista paz posible;
Museo Conde la luz del sol eterno ilumine las almas
glorificadas... Un~ alegria extraordinaria y se despliega en ci•·cular figura,
tM amtJlia que en su gran circunferenclu
no puede ser ocult~da. surgen la alegria
y el júbilo y los cantlcos de cuantos verán el sol se ceñiría con holgura,
volcando al primer Móvil su efulgencia,
el reino de los cielos.
el cual, al tiempo que la luz divina,
recibe de él virtud. vida y potencia.
Forma sustancial
Cual se mira en el agua una colina,
Buenaventura de Bagnorea (siglo XIII)
como para admirar su propio adorno,
Comentario o los Sentencios,ll, 12. 1; 11. 13, 2
La luz es la naturaleza común que se encuentra cuando más con su verde y flor fascina,
así en más de mil gradas, todo en tomo.
en todo cuerpo. ya sea celeste o terrenal.: ...1
La luz es la fonma sustancial de los cuerpos, vi, envueltos en la luz esplendorosa,
que poseen tanto más real y dignamente los santos que allí han vuelto de retorno.
Y si la hoja mas baja en luz rebosa,
el ser cuanto más participan de esta.
¡cuál no será el fulgor, cuál la grandeza
en las hojas más altas de esta rosa!
La luz dantesca
D.lnte Alighieri (1265-1321) MI vista con distancias no tropieza,
Poralso, XXX. w. 97-120 ni alturas; sino, haciéndose infinita
¡Oh esplendor de mi Dios, por quien he visto abarca el cuánto y cu~l de esta belleza.
129

128
V. LA BEllEZA DE lOS MONSTRUOS
• 1. UICA BEU.A llfmSENTACION OEI.O FEO

sin embargo, la actitud hacia estos entes no siempre era de repugnancia. Platón,
en sus Diólogos, discute en varias ocasiones acerca de lo bello y de lo feo, pero
ante la grandeza moral de Sócrates se ríe de su aspecto de sileno. Según distintas
teorías estéticas, desde la Antigüedad hasta la Edad Media, lo feo es una antítesis
de lo bello, una carencia de armonía que viola las reglas de la proporción (véase
capítulo tll) en las que se basa la belleza, tanto física como moral, o una carencia
que sustrae al ser lo que por naturaleza debería tener. En cualquier caso, se
admite un principio que es respetado de manera casi uniforme: si bien existen
seres y cosas feos, el arte tiene el poder de representarlos de manera hermosa,
y la belleza (o, al menos, la fidelidad realista) de esta imitación hace aceptable lo
feo. Abundan los testimonios de esta concepción, desde Aristóteles hasta Kant.
De modo que si nos paramos a reflexionar, la cuestión es sencilla: existe lo feo
que nos repugna en la naturaleza, pero que se torna aceptable y hasta agradable
en el arte que expresa y denuncia «bellamente» la fealdad de lo feo, tanto en
sentido físico como moral. Pero ¿hasta qué punto una bella representación
de lo feo (y de lo monstruoso) lo hace en cierto modo más atractivo? Ya la Edad
Media se había planteado el problema de una representación bella del diablo,
y el problema reaparecerá con toda su fuerza en la época romántica.No es casual
que, en la época clásica tardía y sobre todo en la era cristiana, la problemática de
lo feo se vuelva más compleja. Lo expresa muy bien Hegel en una página donde
advierte que, con la llegada de la sensibilidad cristiana y del arte que la expresa,
adquieren unil importancia cen tral (especialmente en relación con la figura de
Cristo y de sus perseguidores) el dolor, el sufrimiento, la muerte, la tortura, y las
deformaciones físicas que sufren tanto las víctimas como los verdugos.

Luchollleldrog6n Sócrates como Sile no nos llegan; pero con ella no se ve la mente sin la otra; por la misma razón por la que
Carencia
con la mujer, su hijo, Miguel Platón (siglos v-1v a.C.) (porque nos procuraría terribles amores, Guillermo de Auvernia (1180-1249) se dice que la imagen del diablo es bella
y sus ángeles, Beato de 8anquete,215a-216d
Ué bana~ miniaturas si en su imagen hubiese la misma claridad Tracto tus de bono et malo cuando representa bien la fealdad del diablo
del Beato Fernando 1 Pues en mi opinión (Sócrates] es lo más que ella tiene, y llegase asf a nuestra vista) y lo Llamaríamos deforme al q ue tuviera tres y por este aspecto es ella también fea.
y Sancha siglo VIII, Madñd, parecido a esos silenos existentes en mismo pasaría con todo cuanto hay digno de ojos o un ojo solo: al primero portener lo
Biblioteca Nacional los talleres de escultura. que fabrican tos amarse. Pero solo a la belleza le ha sido dado que desdice, al segundo por no tener La representación de lo feo
artesanos con siringas o flautas en la mano el ser Jo más deslumbrante y Jo mas a'11able. lo que conviene. lmmanuel Kant
y que, cuando se abren en dos mitades. Ahora bien, el que ya no es novicio o se ha Crítico deljuicio, 1, 2, 48, 1?90
aparecen con estatuas de dioses en Sll lnterior.Y corrompido, no se dej a llevar, con presteZII, Lo bello del diablo Una belleza de la naturaleza es una cosa bella;
afirmo, además, que se parece al sátiro Marsias. de aquí para allá, para donde esta la b<'lleza Buenaventura de Bagnorea (siglo XIII) la belleza artística es una bella representación
Así pues, que eres semejante a estos, al menos misma, por el hecho de mirar lo que ao•JI tiene Comentario a las Sentencias, 1, 31, 2 de una cosa.
en la forma, Sócrates. ni tú mismo podrás tal nombre. deforma que, al contempla ·.a, no La belleza de la imagen o de la pintura se Para j uzgar una belleza de la naturaleza como
dlscutirto.[. _.J Veis. en efecto, que Sócrates está siente estremecimiento alguno, sino q · dado refiere a su modelo de modo que no por si tal no necesito tener con anterioridad un
en disposición amorosa con los jóvenes bellos, al placer, pretende como un cuadrúpedo. cubrir misma esta es honorable, como sucede si se concepto de la clase de cosa que el objeto
que siempre está en torno suyo y se queda y hacer hijos, y muy versado ya en sus exceso~ honra la imagen del beato Nicolás; sino q ue deba ser. es decir, no necesito conocer la
extasiado, y que, por otra parte, ignora todo ni teme ni se avergüenza de perseguir un placer la belleza se refiere al modelo de tal forma finalidad material (el fin), sino q ue la mera
y nada sabe, al menos por su apariencia. ¿No contra naturaleza. Sin embargo, aquel cuya q ue incluso en la imagen hay belle¡a, y no forma, sin conocimiento del fin, place por
es esto propio de Sileno? Totálmente, pues de iniciación es todavla reciente. el quecon:empló solo en aquello de lo que es imagen. Asl se sí misma en el juicio . Pero cuando el objeto
ello est~ revestido por fuera, como un Sileno mucho de las de entonces, cuando ,-e V' rostro pueden hallar en esta dos formas de belleza, es dado como un producto del arte, y como
esculpido. mas por dentro, una vez abierto, de forma divina, o entrevé, en el cuerpo, una aunque es obvio que el sujeto de la imagen tal debe ser declarado bello, debe entonces.
¿de cuántas templanzas,compañeros de idea que imita bien ala belleza, se estremece es uno solo. Porque es evidente que a la ante todo, ponerse a su base un concepto
bebida, creéis que est~ lleno? primero, y le sobreviene algo de los temor~s imagen se la considera bella cuando está de lo q ue deba ser la cosa, po,·que el arte
deantano y, después,lovenera,al mirarlo como bien pintada, y también se dice que es bella siempre presupo ne un fin en la causa
Fedro, 250d - 251 a a un aros. y si no ruviera miedo de paree · muY cuando representa bien aquello de lo que es (y en su causalidad) y como la concordancia
Es la vista, en efecto, para nosotros, la mAs fina enloquecido,ofrecerfa a su amado sacrifcios imagen. Y que esta sea otra razón de belleza mutua de lo diverso en una cosa, con una
de las sensaciones que, por med io del cuerpo, como si ñ.1era la imagen de un dios. resulta del hecho de que una puede existir determinación interior de ella como fin.
132 13 3
l. UNA BELLA REPRESENTACIÓN OELO FEO
V. LA BELLEZA DE LOS MONSTRUOS

es la perfección de la cosa, deberá tenerse como lo negativo, para que el espíritu llegue
en cuenta en el juicio de la belleza artlstica ala propia verdad y al propio cielo mediante
también la perfección de la cosa, la cual no el sacrificio de lo sensible y de la singularidad
es cuestión en el juicio de una bdleza natural objetiva, esta esfera de representación se
(como tal). Es cierto que, principalmente aparta más que cualquier otra del ideal
en el juicio de los objetos animados en p!Jstico clásico. En efecto, por un lado
la naturaleza, verbigracia, del hombre el cuerpo terrenal y la fragilidad de la
o de un caballo. se toma en consideración naturaleza humana en general son elevados
generalmente la finalidad objetiva. para y honrados por el hecho de que es Dios
juzgar de la belleza de los mismos; pero mismo el que aparece en ellos; pero por el
entonces el juicio no es ya un juicio puro otro es precisamente este elemento humano
estético. es decir, un juiciO de gusto; la y corpóreo el que se presenta como negativo y
naturaleza no es ya juzgada como con con apariencia de dolor, mientras que en
apariencia de arte, sino en cuanto realmente el ideal clásico no pierde su imperturbable
es un arte (aunque arte superhumano), y armonia con lo espirit ual y sustancial.
el juicio teleológico sil ve de fundamento
y de condición al estético, teniendo este que El Infierno estético
tomar aquel en consideración. En tal caso, Karl Rosenkranz
verbigracia, cuando se dice •Esa es una mujer Estética de lo feo, llltroducción, 1852
bella•, no se piensa, en realidad, otra cosa Grandes conocedores del corazón humano
sino que la naturaleza represen ta bellamente se han sumergido en los abismos terroríficos
en su figura los fines en el edificio femenino, del mal y han descrito las espantosas figuras
pues además de la mera forma, hay que mirar que surgían de aquellas t inieblas. Grand es
más allá a Llll concepto, para que el obj eto, poetas, como Dante, han destacado aún más
de ese modo, sea pensado por m edio de un estas figuras; pintores como Orcagna, Miguel
juicio estético lógicamente condicionado. Angel, Rubens y Cornelius las han puesto ante
El arte bello muestra precisamente su nuestros ojos, y músicos como Sp ohr nos
excelencia en q ue describe como bellas han dado a conocer los sonidos atroces de
cosas que en la naturaleza senan feas o la percll<.iórt,lOfl lu) que e l n1olvado grit~
d esagradables. las furias, enfermedades, y aúlla la discordia de su alma.
devastaciones de la guerra, etcétera, pueden El infierno no solo es ético o religioso,
ser descritas como males muy bellamente, también es infierno estético. Estamos
y hasta representadas en cuadros; solo una Inmersos en el mal y en el pecado, pero
clase de fealdad no puede ser representada tambh~n en la fealdad. El terror de lo informe
confomle a la naturaleza sin echar por tierra y de la deformidad de la vulgaridad y de la
toda satisfacción estética y, por lo tanto, toda atrocidad lo tenemos a nuestro alrededor
belleza artlstica, y es. a saber, la que despierta representado en una gran cantidad de
asco, pues como en esa extraña sensación, figuras. desde los pigmeos hasta las
que descansa en una pura figuración deformidades gigantescas cuya maldad
fantástica, el objeto es representado como sl, infernal nos observa rechinando los dientes.
por decirlo asi, nos apremiara para gustllrlo, Es a este infierno de lo bello adonde
oponiéndonos nosotros a ello con violencia, queremos descender ahora, y es imposible
la representación del objeto por el arte no hacerlo sin introducimos al mismo tiempo
se distingue ya, en nuestra sensación de la en ellnñemo del mal, en el infiemo real,
naturaleza, de ese objeto mismo, y entonces porque lo feo más feo no es aquello que
no puede ya ser tenida por bella. nos repugna por naturaleza -pantanos,
árboles retorcidos, salamandras y sapos,
La representación del dolor monstruos marinos que nos miran con ojos
Georg Wilhelm Friedrich Hegel desencajados, enormes paquidermos, ratas
Esrética,lll, 1. e 1798-1800 y simios-, sino el egoísmo que manifiesta su
El verdadero punto critico en esta vida de locura en los gestos pérfidos y frívolos, en las
Dios es aquel en que abandona su existenci~ arrugas de la pasión, en la mirada torva
individual como hombre, la Pasión, el del ojo y en el crimen.{ •.. }
sufrimiento en la cruz, el calvario del esplritu, No es difícil entender que lo feo, como
l'á . el suplicio de la muerte. En la medida ahora concepto telattvo, solo es comprensible
G' 9tna anterior:
en relación con otro concepto. Este o tro
li'o""nni da Mod~na en que está impllcito en el contenido mismo
°
.'e!< de/Infierno d~ Ía
1 d• s
19eSia
que la apariencia externa, corpórea, la concepto es el de lo bello: lo feo solo existe
po1que existe lo bello, que constituye su
Bol . ' an Petronio, existencia inmediata como individuo, se
on,a~ c.l 41 0 presupuesto positivo. SI no existiera lo bello,
muestre en el dolor de la propca negatividad
13S
134
l. UNA SEU.A~ENTACION OE lO FEO

V. LA 8Ellf2A DE LOS MONSTRUOS

no existiría de ning(¡n modo lo feo, porque puede hallarse a sí. su medida, en lo be lo.
solo existe en cuanto negadóo de aquello. En la vida ordinaria todo el mundo P<Jede
Lo bello es la idea divina originaria y lo feo, seguir su propio gusto, y puede juzgar bello
su negación, tiene, pr~Kisamente como tal, lo que para otro es feo, y viceversa. Pero si
¡1
una existencia tan solo secundaria. No en el se quiere elevar esta casualidad del JUicio
sentido de que lo bello, en cuanto es lo bello, estético empfrico por encima de su falta
pueda ser al mismo tiempo feo, sino en el de seguriclad y clariclad, hace falta somet~a
sentido de que las mismas determinaciones a la crítica y, por tanto, a la ilustración de los
que constituyen la necesidad de lo bello supremos principios. El ámbito de lo bello
se convierten en su contrario. convencional, de la moda, esta lleno de
Esta intima conexión entre lo bello y lo feo fenómenos que, si se juzgan a partir de la
como su autodestrucción es también la base idea de lo bello, forzosamente se definen
de la posibilidad de que lo feo, a su vez. como feos, y sin embargo se reconoc"n
se niegue: de que, puesto que existe como temporalmente como bellos. No porque lo
negación de lo bello, resuelva de nuevo sean en si y por sí, sino tan solo porque el
su contradicción con lo bello volviendo espíritu de una época halla precisar1ente
a la unidad con este. En ese proceso lo bello en estas formas la expresión adecuada de
se revela como la fuerza que vuelve a someter su carácter especifico y se acostumbra a ellas.
a su dominio fa rebelión de lo feo. En esta Ocurre más en la moda que en cualquier otro
concifiación nace una infinita serenidad, que ámbito que el espírit u se corresponde con
suscita en nosotros la sonrisa, la risa. Lo feo su huella: en este caso también lo feo puede
se libera en este movimiento de su naturaleza servir como medio de expresión adecuada.
híbrida, egoísta; reconoce su impotencia y Las modas del pasado, sobre todo del pasado
se vuelve cómico. Lo cómico siempre incluye reciente, por lo general se consideran feas
en sí mismo un movimiento negativo hacia o cómicas: esto se debe a que el cambio de
el ideal puro, simple; semejante negación sensibilidad solo puede desarrollarse por
resulta reducida en este a apariencia, a nacla. oposiciones. Los ciudadanos de la Roma
El ideal positivo es reconocido en lo cómico republicana, que sometieron al mundo, se
porque y en cuanto su manifestaCión ateitaban. César y Augusto no llevaban aún
negativa se volatiliza. [ ... ] barba y solo a partir de la época romántica
P6glno sigviente: Evidentemente, no en el sentido de que de Adriano, cuando el imperio empezaba
Hermanos Umbourg. lo que es feo pueda ser en determinados a cede.- cacla vez más al empuje de los
El inllemo,d<? Las mvy casos dudoso. Esto es imposible. porque la bárbaros, empezó a ponerse de moda la
ricos horos del dvqve
necesidad de lo bello está determinada por barba espesa, como si, sintiélldose débiles,
dt8f.rry, 1410-1411,
Chantllly, Museo Condé sí misma.Pero lo feo es relativo, porque solo quisieran asegurar su propia virilidad y valor.

137

136
V. LA 8ELLUA 0€ LOS MONSTRUOS 2. SERES LEGENDARIOS Y.SOBRENATURALES>

(16n1CO tk fiU(efflberg
(detalleS), sigl~ XV, •
Mi""·coleccoon provada

2. Seres legendarios y «sobrenaturales»

Hay, además, otra fuente de atracción hacia lo feo. En la época helenística


se intensifican los contactos con tierras lejanas y se difunden descripciones
a veces claramente legendarias, a veces con pretensiones de rigor científico.
Como ejemplo de las primeras podemos citar la Historia de Alejandro (que
narra de forma fantasiosa los viajes de Alejandro Magno), muy difundida en
el occidente cristiano a partir del siglo x, pero cuyos orígenes se remontan a
Calístenes, a Aristóteles o a Esopo, aunque se puede considerar que el texto
más antiguo corresponde a los primeros siglos de la era cristiana.
Com o ejemplo de las segundas pensemos eh la Historia natural de Plinio
el Viejo, inmensa enciclopedia de todo el saber de la época. En estos textos
Mapomund/ aparecen hombres y animales monstruosos, que más tarde poblarán los
(a la derecha,
•1 esCI&podo besti<:~rio~ h~l~nblic..os y medievales (em pezando por el famoso Fisiólogo,
en la tierra escrito entre los siglos 11 y v) para d ifundirse en las distint as enciclopedias
deKonocida),
del Comenrotio de la Edad Media y hasta en relatos de viajeros posteriores.
alApocoJ/p$ls del De modo que nos encontramos con los faunos, los acéfalos (con los ojos
Beato del Burgo
de Osma. cod.l, en los hombros y dos agujeros en el pecho a modo de nariz y boca), los
catedrat siglo "'' andróginos (con un solo pecho y los dos órganos genital es), los artabantes
de Etiopía (que son sumisos como ovejas), los astomates (cuya boca no es más
que un agujerito y se alimentan con una pajilla), los astomores (que no tienen

Faunos sus cabezas dos cuernO> que se curvan


Desconocido (siglo VIII} hasta la rafz de la nariz.y se dice que
Liber monstrorum las extremidades. hasta los pies, son
Los faunos n~cieron, al principio del mundo. semejantes a las di' las cabras. El poeta
de pastoresantiguos.y poblaron la tierra lucano, remitiéndose a la tradición griega.
sobre la que mas tarde fue edificada Roma. escribió en sus versos que los faunos
Sobre ellos escribieron y cantaron los poetas. fueron atraodos por la lira de Orfeo.junto
Hoy día, los faunos nacen de los gusanos con otros muchos seres sa~ta¡es.
que se fom,an entre la corteza y el tronco
de los árboles; luego.~ arrastran hdsta Andróginos
el suelo, se dotan de alas, finalmente las Desconocido (siglo v 10}
pierden. Entonces se transforman en Líber monsrrowm
hombres salvajes: y sobre estos los poetas Entre estas cosas increobles aparece también
han compuesto muc.hos versos.( ... ] una raz,, bisexuada.que tiene el pecho
De modo que los faunos son habitantes de derecho m~scul ino, para poder trabajar
los bosques, aslllamados porque fanrur, es sin obst~culos. y t-1 izquierdo femenino,
decir, porque tienen el poder de profetizar para poder amamantar a los recien nacidos.
el fururo.Tienen forma hur"1ana desde la Segu·1 algunos. estos seres se unen ~ntr"
cabeza hasta el ombligo. aunque ocultan "y de este modo se reproducen.
138 139
V. LA BEllEZA DE LOS MONSTRUOS

boca alguna y se alimentan tan solo de olores), los bicéfalos, los blemmes
(sin cabeza y con ojos y boca en el pecho), los centauros, los unicornios
las quimeras (bestias triformes con cabeza de león, parte trasera de dra,gón
y cuerpo de cabra), los cíclopes, los cinocéfalos de cabeza de perro, mujeres
con dientes dejabalf,cabellos hasta los pies y cola de vaca, los grifones (con
medio cuerpo de águila y medio de león), los pondos (con piernas rectas
sin rodillas, pezuña de caballo y el falo en el pecho), otros seres con el labio
inferior tan grande que cuando duermen se cubren con él la cabeza, la
leucrococa (con cuerpo de asno, la parte trasera de ciervo, el pecho y los
muslos de león, pies de caballo, un cuerno bifurcado, una boca cortada
hasta las orejas de la que sale una voz casi humana, y en lugar de dientes
un solo hueso), la manticora (con tres filas de dientes, cuerpo de león, cola
de escorpión, ojos azules, tez de color sangre, silbido de serpiente), los
panozos (con unas orejas tan grandes que les llegan hasta las rodillas), los fitos
(de cuellos larguísimos y pies largos y brazos como sierras), los pigmeos (en
eterna lucha con las grullas, que miden tres palmos de altura, viven a lo sumo
siete años y se casan y procrean a los seis meses), los sátiros (de nariz curva,
cuernos y cuerpo de cabra), serpientes con cresta en la cabeza que caminan
sobre piernas y tienen siempre abierta la boca de la que gotea veneno,
ratones del tamaño de un galgo, capturados por mastines porque los gatos no
logran cogerlos, hombres que caminan con las manos, hombres que caminan
sobre las rodillas y tienen ocho dedos en cada pie, hombres con dos ojos
delante y dos detrás, hombres de testículos tan grandes que les llegan a las
rodillas, y esciápodos de una sola pierna, con la que corren a toda velocidad
y levantan cuando descansan haciéndose sombra con su enorme y único pie.
04::
Repre>entaclón ...
de un esci6podo,
de la Crónico de
Nuremberg, siglo xv,
Milán, colección privada

Esciápodos
Astomores Cinocéfalos Monsrruo que devora Pigmeos
o un hombre, capitel Desconocido (siglo VI )
Desconocido (siglo vm) Desconocido (siglo VIII) Desconocido (siglo '."11)
central de la iglesia Líber monstrorum
Uber monstrorum Líber mo11strorum Líber monstrorum
de San Pedro en Se habla tambié11 de una raza de hombres Cuentan asimismo. que existe una raza
Existen también hombres, según Se dice que también en la India viven Chauvigny, siglo x.Q de hombres ll~mados por los griegos
cuentan los griegos, que carecen los cinocéfalos, seres que tienen la caheza umbrosos. que pasan la vida en cavernas Y
esciápodos porqu~ ~e protegen de los
barrancos de los montes. Miden u110s pocos
de boca, contrariamente a todos de perro, que no pueden pro1wnciar rayos del sol ech<lndose boca arriba
codos, y según testimonios, se ven obligados
los de mas y, por consiguiente, una sola palabra sin interrumpirse y a la sombra de sus propios pies. Son
a luchar encarnizadamente contra las grullas,
no pueden comer nada: segun ladrar mezclando ladridos y frases. realmente muy veloces. y tienen un solo
testimonios, se mantienen vivos Y no imitan a los hombres, puesto que
en la época de la recolección, para defender
sus cosechas del saqueo. En griego reciben pie y una sola pierna; las rodillas, que
tan solo respirando por la nariz. comen carne cruda, sino a los animales tienen la articulación rígida, no se
el nombre de pigmeos, porque asi se llama
•codo.. en esa lengua. doblan en absoluto. 141
140
1 11

V. lA OEl lEZA OE lOS MONSTRUOS

3. LO FEO EN El SIMBOliSMO UNIVERSAL

3. Lo feo en el simbolismo universal

El pensamiento místico y teológico de la época ha de justificar, no obstante,


Ubro <le las maravillas.
relatos del viaj! de de algún modo la presencia en la creación de estos monstruos, y elige dos
Marco Polo, maemo d!l vías para hacerlo. Por un lado, los inserta en la gran tradición del simbolismo
mariscal de Bouckaulr,
c.1410, París, Biblioteca universal. Partiendo del dicho de san Pablo, según el cual vemos de este
Nacional de Francia
modo las cosas sobrenaturales en aenigmate, de forma alusiva y simbólica,
se llega a la idea de que todos los seres del mundo, ya sean animales, plantas
o piedras, tienen un significado moral (nos instruyen sobre virtudes y
Es una población de seres legendarios, extraordinariamente deform es vicios), o alegórico, esto es, a t ravés de su forma y de sus actitudes simbolizan
~odos ellos: cuyas imágenes hallamos en las miniaturas, en las esculturas realidades sobrenaturales.
e los pó,rtlcos Y.en los capiteles de las iglesias román icas, Y hasta en obras
;ás. tardlas y ya Impresas. La cultura medieval no se plantea el problema
Simbolismo universal que representa la palabra y qué es lo
e SI estos monstruo~ son «bellos»; siente fascind<:ión por lo maravillo Hugo de San VICtor (stglo x 1) reptesentado por la palabra.[... J ue modo
~ue .es además la form.a que en aquella época adopta Jo que en los si;l~s De Scripturis et Scripr. Sa(., V que cuando las cosas mismas que representa
Slgutentes.se:á lo exótteo. Muchos viajeros de la Baja Edad Media se lanzan Ahora bien, una cosa es lo que significa la la palabra ~on signos del conocimiento
palabra en sentido litNal y otra cosa es lo que espiritual, ¿cómo pueden ser signos si todavía
al des:ubrtmlento de nuevas tierras porque sienten la fascinación de lo significa en sentido alegorico. El leen desde no te han sido mostrados? No saltes si no
maravilloso y se las.inp~nian ~ara hallarlo aun cuando no exista. Por ej emplo, un punto de vista histórico representa a un quieres caer en el precipicio.Actúa con toda
Marco Polo en el.Millo~ ldentrfica los rinocerontes, animales nunca vistos, animal, desde un punto de vista al.-górico corrt'Cción quien actúa de modo ordenado. !... J
con los lege~danos unlcomios (aunque los unicornios habían de ser blancos
representa a Cristo: así pu~ esta palabr.t Asi pues, queremos que el lector esté advertido
león representa a Cristo. Yyo te pido que para que no rechace estas primeras nociones.
y esbeltos, mientras que los rinocerontes eran torpes, gruesos y oscuros). demuestres por qué el león representa a Cnsto. Ni piense que haya que despreciar el
Tal vez responderas, como es habnual,que es conocimiento de esas cosas que las Sagradas
por la adec:uacion de la semejanza propuesta E$c:rituras nos proponen por medio de los
Unicornios con el significado; porque eiii"Ón duerme con
los unicornios se parecen a los bufa n primeros significados de la palabra, porque
Marco Polo (siglo x1u) los ojos abiertos o algo similar; de ahí que el son las mismas que el Espíritu Santo a
E/Mi/lón,CXllll el pelaje, mientras que sus patas recve-dan
a las de los elefantes.Tienen un cuerno 'l león representa a Cristo porque duerme con quienes son capaces de aproximarse a las
Cuando se sale de este reino se entra en los ojos abiertos. De modo que has dicho que cosas inVlsibles tan solo con los sentidos
el nelno de Basrnan: un reino autónomo, medio de la frente, grande y negro. Pe
arma ofensiva no utilizan este cuerno el león, esta palabra, representa a Cristo porque c~rn~les y a tr~vés de las cos~s visibles
con una lengua es~cial. cuyos habitantes duerme con los ojos a!)iertos. O bien rt>ttras represento como imágenes de los intelectos
tan solo la lengua y las rodillas. En efec
viven como animales. Reconocen la soberania la frase o cambias la razon que has aducido. mtsticos, y por medio de estas semejanzas
del Gran Khan, pero no le entregan tributos tienen en la lengua espinas largas y , s:
de aht que, cuando quieren atacar, api O es falsa la frase que dice que esta palabrd. propuc,tas representó claramente las cosas
en especie, porque están tan lejos que los león, representa a Cristo, o es inadecuada l.t que h.1y que entender espiritualmente.
hombres del Gran Khan no pueden llegar Y estru¡an a la vfctima con las rodillas > u
la hteren con la lengua. Ti~men la cab~ razón aducida de que ellr.ón representa a Que si, como dicen estos, hubiese que pasar
hasta. ellos. Sin embargo, todos los habitantes Cristo porque duerme con los ojos abiertos. directamente de la palabra a la comprensión
de la ISla reconocen su soberanía Yde vez como los jabalíes y la llevan inclinada: 1
gusta permanecer en el fango y en el b En efecto, no es la palabra la que duerme espiritual, en vano el Espíritu Santo hubiera
en c~ando le envían en ofrenda, por medio de con los ojos abiertos sino el propio animal puesto en el discurso divino las imágenes
los viajeros q\le pasan por aquellos lugares, Son animales de aspecto muy dcsagr;u;l
Y no se parecen en nada a las descrlpcl1 1 designado con esta palabra. De modo qu~ y las semejanzas de las cosas con las que el
algo bello Yextra no y ~n especial ciertos cu~ndo dices que el león representa a Cristo. espíritu es guiado a las cosas espirituales.
azores negros de una extrana especie.Tienen que d~ ellos hacíamos: en efecto, segu ,
creencta muy extendida entre nosotro,, 1 no es el nombre sino el propio animal el q\le En efecto, segun testirnonio del apóstol, quod
muchos elefantes salvajes y unicornios, que represema.Así pues,110 debes jactarte del cama/e esr. prius est, deinde quod spirituale
son mucho más pequefios que los elefantes. unicornios se dejan prender por las vir<
Es justamente todo lo contrario. conocimiento de la Escritura rnientrd>ignores (Corintios 1, 15). Ysi la propia sabidurfa dt Dios
142
la palabra. Ignorar la palabra stgnirlca ignorar no se hubiera conocido fisicarnente,jamas la
143
~. LO FEO EN EL SIMBOUSMO UNIVERSAL

V. LA 6EU EZA DE LOS MONSTRUOS

Por eso, junto a los bestiarios que parecen preferir solamente lo maravilloso
e insólito (como el Liber de monstrorum diversi generibus), desde el ya citado
Fisiólogo van cobrando forma los «bestiarios moralizadoS», en los que
se asocian enseñanzas místicas y morales no solo a todos los animales
conocidos, sino también a todos los monstruos legendarios.
Así pues, los monstruos están incluidos en el diseño providencial de Dios,
para quien, como para Alain de Lille, toda criatura de este mundo, como
en un libro o en una imagen, se nos aparece como espejo de la vida y de la
muerte, de nuestro estado actual y de nuestro destino futuro. Pero si Dios
los ha incluido en su diseño, ¿cómo es posible que los monstruos sean
«monstruosos» y se insinúen en la armonía de la creación como elemento
perturbador y de deformación?

aunque vive en total lujuria, se compluce


mirada de una ment~ legañosa habría podido
no obstante en simular una vida santa y
ser guiada hasta su comprensión espiritual.
honesta. Consciente de su propia maldad,
el hipócrita se gol pea el pecho entonando el
Significado moral meo culpo,aun cuando la costumbre lo
Desconocido (siglo XII) induce a perdonar continuamente el mal.
Besttario de Cambridge Más aún: la pew liaridad del cocodrilo de
Originario del río Nilo, el nombre de cocodrilo
mover la parte supertot rtP.I hoc-kn recuerda
P'o;:ede del color amarillento (croco~ azafr~n).
la ampulosidad de los hipócritas, cuando ante
Es un animal cuadrúpedo y anfibio. Por lo
los demas hacen gala de numerosas
general mide veinte codos, está dotado de
citas de textos sagrados, aunque en ellos
una serie de uñas y dientes puntiagudos
no exista ni la más mínima huella de
y su piel es tan dura que en ella rebotan
lo que dicen.
las piedras sin causar el menor rasguño,
aunque sean lanzadas con fuerza. Permanece
Bestiarios moralizados
agazapado en tierra durante el día, y en
Anónimo (siglos n-v)
el agua durante la noche. El macho y la
hembra se turnan para incubar los huevos
Fisiólogo
Dice el salmo: «Y alzas mi cuerno como el
depositados en la arena. Algunos peces,
del unicornio• (Salmos. 91, 11 ). En el Fisiólogo
provistos de una coraza de duras escamas
se dice que el unicornio t iene la siguiente
dentadas, consiguen matarlo destripando
naturaleza: es un animal pequeilo, parecido al
su tierna panza. Es el único animal que es
cabrito, pero sumamente fiero. El cazador no
capaz de mantenerse inmóvil sobre las patas
puede accrcársele debido a su extraordinaria
moviendo tan solo la parte superior del
fuerza; tiene un único cuerno en medio de
cuerpo. El estiércol de cocodrilo lo utilizan
la cabeza. Siendo asf, ¿cómo logran cazarlo?
como ungüento las prostitutas viejas y
Le ponen delante una virgen inmaculada,
arrugadas, que se cubren el rostro con él y
y el animal se lanza contra el seno de la
consiguen así un rejuvenecimiento pasajero,
virgen, y esta lo amamanta y lo conduce
que se mantiene hasta que el sudor estropea
al palacio del rey.
la máscara. Es imagen del hipócrita, lujurioso
El unicornio es una imagen del Salvador.
o avaro que, aunque internamente
en efecto, «ha hecho surgir un c~1erno en la
co¡i!agiado de la viscosidad de la soberbia,
casa de David nuestro padre• (Lucas •, 69),
manchado por la lujuria y corrompido por el
y se ha convertido para n~otr~ en cuerno
morbo de la avaricia, ante los hombres hace
de salvación. No pudieron dominarle ni los
gala de un proceder rígido y de una actitud
ángeles ni las potencias, sino qu~ habitó
Póglno anterior: de persona honesta que vive en el respeto de
en el vientre de la verdadera e inmacul~da
Figuras, ambón de la las leyes. Su actitud de agazaparse en tierra
Virgen María, •Y el verbo se hizo carne
<glesla parroquial de o de esconderse bajo la superficie del agua
San Pietro en Gropina, y habitó entre nosotros (Juan 1. 4¡.
es similar a la actitud del hipócrita que,
stgJo XII 145

144
V. lA eatfZA DHOS MONSTRIJOs

3. LO fEO EN El SlMilOUSMO UNMRSAL

Apocalipsis: el dragón El problema ya lo habfa abordado san Agustfn en un párrafo d e La ciudad


óe siete cabezos arrojado
olinfierno,c. 1230, de Dios:los monstruos también son criatura s divinas, y en cierto modo
Cambridge, pertenecen también al orden providencial de la naturaleza.
Tñnity Col~e
Será misión de muchos mfsticos, teólogos y filósofos medievales demostrar
que, en el gran concierto sinfónico de la armonfa cósmica, los propios
monstruos contribuyen, aunque sea por contraste (como hacen las sombras
y los claroscuros en un cuadro), a la belleza del conjunto. Para Raba no Mauro,
los monstruos no son seres contranaturales, porque nacen por voluntad
divina. Solo son contrarios a la naturaleza a la que estamos habituados.
Distintos a los portentos (nacid os para significa r algo superior) son los
portentosos, que tienen mutaciones m enores o accidentales, como los niños
que nacen con seis dedos, por un defecto material y no porque obedezcan
a un designio divino.

Carlo Criwll~ Arcángel


san Miguel, panel
del Pollptico d~ san
Domenlco di Ascoli
Piceno, 1476,londr<>s,
National Gallery

1%

147
V, LA BELLEZA OE LOS MONSTRUOS

1
4. Lo feo necesario para la belleza

En la Summa atribuida a Alejandro de Hales, el universo creado es un todo


que ha de apreciarse en su conjunto, donde las sombras contribuyen a que
fas luces resplandezcan mejor, e incluso lo que puede ser considerado feo
en sí resulta bello en el cuadro del orden general. Es el orden en su conjunto
lo que es bello y, desde este punto de vista, queda redimida también
la monstruosidad que contribuye al equilibrio de ese orden. Guillermo
de Auvernia dirá que la variedad aumenta la belleza del universo y, por
consiguiente, incluso las cosas que parecen desagradables son necesarias
para el orden universal, incluidos los monstruos.
Por otra parte, ni siquiera cuando los rigoristas más radicales se lamentaban de
la afición de los artistas a representar monstruos eran capaces de sustraerse a la
fascinación que ejercfan esas figur.1s.Véase el célebre texto de san Bernardo,
que siempre luchó contra la excesiva ornamentación de las iglesias y arremete
contra el exceso de monstruos que en ellas aparecen. Las palabras son de
condena, pero la descripción que ofrece del mal está imbuida de fascinación, Los monstruos de fas iglesias de estas niñerlas, ¿por qué al menos no nos
Píete< Bruoget La CDida
de los dngeles rebeldes, San Bernardo (siglo x 1) causa disgusto?
como si él tampoco pudiera librarse de la seducción de esos «portentos». 1562, Bruselas, Apologia ad Guillelmum
Y de este modo los monstruos, amados y temidos, observados con precaución Museos Reales Por otra parte, ¿qué pinta en los claustros, La monstruosidad redimida
de Bell•s Artes Alejandro de Hales (siglo XIII)
pero al mismo tiempo admitidos libremente, penetran con toda la fascinación donde los monjes est~ll leyendo el Oficio,
esa ridícula monstruosidad, esa especie Svmma Holesiana, 1
de lo horrendo en la literatura y en la pintura, cada vez más, desde las El mal en cuanto tal es deforme... No obstante.
de extra1ia hermosura deforme Y
descripciones infernales de Dante a los cuadros más tardlos del Bosco.Tan solo deformidad hermosa? ¿Qué pintan alli !os puesto que del mal se desanolla el bie;), es
unos siglos más tarde, en la decadente atmósfera romántica, se reconocerán inmundos simios? ¿O los fieros leones? llamado bien por lo que aporta al bien y así
sin hipocreslas la belleza del diablo y la fascinación por lo horrendo. ·o los monstruosos centauros? ¿O los es llamado bello en el orden. Por tanto, no es
¿semihombres? ¿O los maneh ados ttgres
. .' llamado bello de forma absoluta, sino bello
¿O los soldados en combate? ¿O los en el orden; incluso sería preferible decir:
Angel qv• encadena al diablo
en los inf.ernru. ll<!ato de cazadores con las trompas? Pueden verse cfl propio orden es bello•.
liébana. miniaturas del muchos cuerpos bajo una única cabeza y,
ll<!ato Fernando 1y Sancha. viceversa, muchas cabezas sobre un único
siglovu~Madrid.
cuerpo. Por una parte, puede verse un
Biblioteca Nacional
cuadrúpedo con cola de serpiente; por la
otra, un pez con cabeza de cuadrúpedo.
Aquí. un animal tiene aspecto de caballo
y arrastra medio cuerpo posterior de cabra,
allí un animal cornudo tiene la parte
posterior de caballo. En resumen, se ve por
todas partes una variedad tan grande y tan
extraña de formas heterogéneas que resulta
más placentero leer los mármoles que los
libros y pasar todo el día admirando una por
una estas imágenes que meditando la ley
de Dios. ¡Oh Sellort Si no nos avergonzamos
148
149
4. LO FEO NEcrSARIO PARA LA BELLEZA

Hieronymus Bosch
(EI Bosco). trfptico de
El jardln de las delicias.
Poralso. c. 1506, Madrid,
Museo del Prado

Hieronymus Bosch
(EIOosco) tríptico de
El jardín d~ los delicias,
~fi•mo,c. 1 S06,Madrid,
useo del Prado
150 151
V. LA BEUEZA DE LOS MONS~UOS

S. Lo feo como curiosidad natural

En el paso de la Edad Media a la edad moderna cambia la postura que


se había mantenido frente al monstruo. Entre los siglos xvt y XVII, médicos
como Ambroise Paré, naturalistas como Ulisse Aldrovandi y John Johnston,
y coleccionistas de maravillas y curiosidades como Athanasius Kircher y
Caspar Schott no logran librarse de la fascinación de las voces tradicionales
e incluirán en sus tratados, junto a malformaciones perturbadoras,
auténticos monstruos como la sirena o el dragón.
Sin embargo, el monstruo pierde su carga simbólica y es contemplado
como curiosidad natural. El problema ya no es considerarlo bello o feo,
sino estudiarlo en su forma, a veces en su anatomía. El criterio, aunque
todavía fantasioso, es ya «científico», y el interés no es místico sino
naturalista. Los monstruos que pueblan las nuevas colecciones de
prodigios nos fascinan hoy día como obra de fantasía, pero fascinaban
a los contemporáneos como revelación de los misterios aún no del todo
explorados del mundo natural.

A lo izquietda: Paolo Uccello,


Ulisse Aldrovand~ Son Jorge y e/dragón,
Animal afrkanum deforme, 1456,londres.
de Monstrorum Historia, National Gallery
Bolonia, 1642

A la derecha:
Athanasius Klrche<,
Drogón, de Mundus Jacopo ligo~
Vn>ora con cuemo
Subterratre<Js,
Amsterdam. 1665 YVíboradeAvicena,
1590, Florenda.
Gabinetto dei Disegni
e delle Stampe

152 153
VI. DE LA PASTOIKILLA A LA OONNA ANGEUCATA

Qué hermosa eres escuadrones a banderas des pi yadas.


Salomón (siglo x a.C.) Aparta de mí tus ojos porque me fascina
Cantar de Jos cantares Tu cabellera es como un rebaño oe o.
Qué hermosa eres, amada mía, qué hermosa cabras que ondulan por las pendientes
eres.Tus ojos son palomas detrás de tu velo. deGuilead.
Tu cabellera es como un rebano de cabras Tus dientes son como rebano de ovejas
que ondulan por las pendientes de Guilead; trasquiladas que suben del bano. cada
tus dientes son como rebano de ovejas una tiene su gemela y ninguna., !á
trasquiladas que suben del bano, cada privada de ella.
una tie11e su gemela y ninguna está Tus labios son como hilo de escarlata
privada de ella; y tus palabras encantadoras, tus me¡iÍias
tus labios son como hilo de escarlata, y tus como mitades de granadas det1 ás de
palabras encantadoras, tus mejillas como tU velo.
mitades de granadas detrás de tu velo. Sesenta son las reinas y ochenta las
Como la torre de David es tu cuello, concubinas; y las doncellas son sm número.
edifkada con trofeos; mil escudos cuelgan Pero única es mi paloma, única ni toda
de ella, todos los escudos de los valientes. perfecta; es la única de su madrl', la preferida
Tus dos pechos son como dos crías de la que la ha engendrado. La~ doncellas
gemelas de gacela que pacen entre lirios. que la ven la felicitan; las reina~ y las
Antes que sople la brisa del día y huyan concubin~s la alaban.
13s sombras me iré al monte de la mirra •¿Quién es aquella que se levanta como
y a la colina del incienso. la aurora, hermosa como la luna, brillante
Eres toda hermosa, amada mla, como el sol, terrible como escuadrones
y no hay defecto en ti. desplegados?• (6, 4·1 O).
¡Ven conmigo del Líbano, esposa mía, ¡Qué hermosos son tus pies en tu< S<~ndalias,
ven conmigo del Llbano! Ven, baja de hija del principellos contornos de tus
las alturas de Amana, de las cimas caderas son como collares. obra de manos
de Sanir y del Herrnón, de las guaridas de de artista.
\ los leones, de los montes de los Tu ombligo es copa redondeada en la que
1 leopardos. nunca falta el vino mezclado. Tu vientre
Robaste mi corazón, hermana mía, es montón de trigo rodeado de lirios.
robaste mi cor~zón con una sola de tus Tus dos pechos son como dos cervatillos
miradas, con una sola perla de tu collar. mellizos de gacela.
¡Qué dulces son tus caricias, hermana mía, T\1 cuello como torre de marfil;ws ojos
esposa, qué delicioso es tu amor, más como las piscinas de Hesbón,junto
que el vino! Yel aroma de tus perfumes a la puerta de Bat·Rabbim; tu nariz
más que todos los bálsamos. como la torre del Liban o que mira hacia
¡l Tus labios destilan m~l. esposa; leche Damasco.
y miel hay bajo tu lengua y el olor de Tu cabeza se yerg\le como el Karmel:
tus vestidos es como el olor del Líbano. y la cabellera de tu cabeza es como
Eres huerto cerrado, hermana mía, huerto púrpura: un rey ha quedado preso
cerrado y fuente sellada. en tus trenzas.
Son tus renuevos un jardín de granados ¡Qué hermosa eres. qué encantadora
con exquisitos perfumes de ciprés oh amor entre las delicias!
y de nardo. Tu esbelto talle se asemeja a la palm~·a
De nardo y azafrán, de canela y dnamomo, y tus senos a racimos.
de toda clase de arboles de incienso, Me dije: Subiré a la palmera, ¡cogere sus
mirra y áloe, de las primicias de todas racimos! ¡Que sean para mi tus senos ""'
las balsameras. racimos de uva; y el aliento de tus narices
Fuente de los huertos eres, manantial como aroma de manzanas!
Pagino siguienr~: Ytus palabras como vino generoso
de aguas vivas que descienden del Liban o
Virgen con Niño,
siglo Xlll1 Parfs, (4, 1-15). que deleita suavemente mi paladar.
Museo de la Edad Eres hermosa, amada mía, como Tirsa, y fluye sobre mis labios y entre mis
Media-c1uny bella como Jerusalén, terrible como dientes (7, 2·10).

156
VI. DELA PA5TORCILLA A LA DONNA ANGWCATA l. AMORSAGRADO YAMOR PROFANO

Pagina siguiente: No hay que esforzarse mucho para recondu cir este ideal de belleza al
Miniatura del códice
Manessiano, siglo x1v, aspecto de muchas damas que aparecen en las miniatura s de las novelas
Heidelberg, caballerescas, e incluso a muchas esculturas de la Virgen con el niño en
Unive rsit~tsb ibli othek
brazos, ves tida con un corpiño ajustado que sujeta púdicamente el pecho.
Al margen del ambiente doctrinal, disponemos de deliciosas descri pciones
de bellezas femeninas en los cantos de los golíardos (los Carmina Burana),
y en las composiciones poéticas llamadas pastore/le, en las que un
estudiante o un caballero seducen a una pastorcilla a la que encuentran
por casualidad y gozan de sus favores.
Así era la Edad Media, que celebraba públicamente la mansedumbre y aceptaba
claras manifestaciones de crueldad, y j unto a páginas de extremo rigor moralista
ofrece momentos de franca sensualidad, y no solo en las novelas de Boccaccio.

Sensualidad medieval Perfumados de l,,grim~'·


Anónimo <siglo> XII u.) los besos son más sabrosos,
Corminn !lurww (! ínti ma~ ~M i< ia~
invitan al animo.
Pero al amor,, fut·nle/ de calor, no tienefuerz.l 1 Y cuanto nMc. 1ne dejo cautivar.
el frío 1para at~nu~rlo. 1 f'JUL'S el amor se afana 1 tanto mas ~gudo 1 y m¡js fuerte es el <
por restaurar cuan<o las brumas han óejado de la llama. Pero el dolor de mi C01 r ~
yerto. AmJigltll'lenle 1me torturo y mul'ro 1 se plasma en sollozos desbordados
de la misma m:,, ida que es mi gloria. y no lo calman mis ruegos.

¡Ay, si quisiera sanarme 1 con un solo beso 1 Sumo ruegos a los ruegos,
esa que se complace en herirme J besos a !os besos: 1 y ella, llanto al l a
el corazon con tan feliz dardo! rina a los dMuestos./Ya me mira con ' 5o
enemigos, 1 ya suplicantes;
Lasciva, de Mract1v~ sonrisd. 1 lleva tras si ya se enzarza en pelea, 1 ya suplica.
todas las miradas: 1 los klbios 1 Jmorosos. Y cuando mas la halago con mis ruego
gordezuelos 1 pero bien delineados, caus<~n un tanto mas se hace sorda 1 a mis instannas.
extravío 1 suav1SÍillO1 )'destilan 1 una dulzura,
como la miel mal fina, cuando besan, H~rto ~ud~l. recurro a la fuerza:
como para hacNmL' olvidar, más de una vez, ella me clava las unas aguzadas,
que soy mortal. 1Y la frente alegre, tan nívea, me l ira del pelo, 1 me rechaza
la dorada luz de sus ojos, 1 el cabello rojizo, llena de coraje; 1 y se dobla 1y cruza
las manos que superan a los lirios las rodillas. 1 para que no se quiebre
me sumen en suspiros.( ... ] la puerta del pudor.

Ver, hablar, 1 tocar besar, /la moza me había Pero llevo la lucha adelante,
otorgado gozarlo; 1 pero aun distaba lo pongo todo al servicio del triunfo.
!a ultima J y mejor meta 1 del amor. Con abrazos 1 afirmo el vmculo 1 y le fr
los brazos. / la cubro J de besos:
Y si no la franq1•eo. / lo dem<is as1 se abre 1 el real de Dione.
no me da sino 1 motivos 1 de furia.
Y ello place a ambos: 1 Mí amante, mas o:Julce,
Ya me acerco a la meta .. • 1 pero, entonces, Va dejando de hacerme reproches,
cor1 tierno llanto J mi amada me conmueve: Me da besos 1 De miel.
es que duda 1en abrir las virginales 1 barreras
del pudor. 1 Llora, y me bebo sus lágrimas Y sonriente, trémulos 1 los ojos medio -- ,dos,
dulcísimas: 1 y cuanto más me emborrachan. en un suspiro 1 como de nquíetud
mas ardo 1de fervor, se adormece.
158 159
VI. OE LA PI\STORCI~LA A LA 00NNA ANGEL/CATA
2. DAMAS YTROVADORES

El bello Masetto de las demás habían hecho, decidieron con


Giovanni Boccaccio (13 13·1375) el agrado de Masetto que las gentes de
Decamerón, Tercera jornada, novela primera alrededor creyesen que por sus oraciones
Por último la abadesa, que aún no se había y por los méritos del santo al que estaba
dado cuenta de estas cosas, yendo un día consagrado el convento, a Masetto, qu<> había
completamente sola por el jardfn, como estado mucho tiempo mudo, le había sido
hada mucho calor, se encontró con Maseno, devuelta el habla; y le hicíeron administrador
que como de día con nada de esfuerzo tenia y repartieron de tal modo sus esfuerzos que
bastante, por el excesivo cabalgar de él lo pudo sobrellevar. Y como con estos él
la noche, dormía echado a la sombra 2. Damas y trovadores
engendró muchos frailecitos, no obstdntc
de un almendro; y como el viento le había las cosas se hicieron tan discretamente que
levantado las ropas de delante, estaba todo nada se supo hasta después de la muerte
al descubierto. La señora, al vertal cosa, de la abadesa, estando ya Masetto casi viejo
encontrándose sola, cayó en el mismo y deseoso de volverse rico a su casa; lo cual,
apetito en que habran caído sus monjitas; al saberse, se le permitió fácilmente.
En cualquier caso, hacia el siglo XI comienza la poesía de los trovadores
y despertando a Masetto se lo llevó a su Así pues Masetto viejo, padre y rico, sin tener provenzales, seguida por las novelas caballerescas del ciclo bretón Y por la
celda, donde, con gran pesar por parte de que criar a los hijos o gastar en ellos, poesía de los estilnovistas italianos, y en todos estos textos se va abriendo
las monjas porque el hortelano no iba a labrar habiendo sabido por su cautela aprovechar
el huerto, le tuvo varios d ías, probando bien su juventud, se volvió al lugar de
paso una imagen concreta de la mujer como objeto de amor casto Y
y volviendo a probar esa d ulzura que donde había salido con un hacha al hombro, sublimado, deseada e inalcanzable, y a menudo deseada precisamente
antes solía recriminarles a las demás. afirmando que asr trataba Cristo a qui~n porque es inalcanzable.
Por último le devolvió de su celda a su le ponía los cuernos en la corona.
estancia, ,·equiriéndole muy a menudo y Una primera interpretación de esta actitud (y en especial respecto a la poesía
p1·etendiendo además de él más de una parte; La bella mujer de los trovadores) es que es una manifestación de homenaj e feudal: el señor,
y como Masetto no podía satisfacer a tantas, Giovanni Boccaccio ("1 313 ·1375) entregado ya a las aventuras de la cru zada, está ausente, y el homenaje del
entendió que ser mudo, si se q uedaba más, Rimas
le podía acarrear un daño demasiado g rande;
trovador (que siempre es un caballero) se transfiere a la dama, adorada pero
Cándidas perlas, orientales y nuevas,
y por ello una noche, cuando estaba con la bajo vivos rubíes claros y encarnados, respetada, de quien el poeta se convierte en vasallo, sirviente, Y a la que
~bodcso. soltando fo lengua corner 1~ú d tlet.ir: de Jos que una risa angellca proviene ~~uuce platónicamente con sus canciones. La dama desempeña el papel que
MI se"ora, tengo entendido q ue un gallo que centellea¡· bajo dos negras cejas correspondía al señor, pero la fidelidad al señor hace que esta sea intocable.
se basta para diez gallinas, pero diez hombres hace a menudo a Venus y Jove,
mal o a duras penas pueden satisfacer y con rosas rojas los blancos lirios
a una mujer, y yo tengo que servir a nueve; mezcla su color en todas partes
• esto por nada del mundo podrla resistirlo, sin que arte alguna pierda en ello:
es más, por lo que hasta aquí he hecho, los cabellos de oro y crespos una luz dan
he llegado a tal punto que no puedo hacer Deseada e inalcanzable El suave sueno jamá aquí se me brindó
sobre la frente alegre, dentro de la cual
ni poco ni mucho; asl es que o me dejáis Jaufré Rudel (siglo XII) que el ánimo no estuviera pronto allá
Amor ciega por la maravilla;
ir con Dios. o le encontráis remedio a esto. Cantar no puede quien de melodia huyó, ni tan gran pena se me hizo acá
y las otras partes armonizan todas
La señora. al oirfe hablar cuando le creía ni versos decir quien las palabras libfll que yo no volase rápido hasta all~
con las mentadas, en igual proporcion
mudo, se aturdió toda y dijo: desordenadas y hacer rimas no sabe: y cuando me despierto al nuevo día
de aquella que asemeja en verdad a un ángeL
- ¿Qué es esto? Creía que fueses mudo. jamás la razón en si este entendió. todo placer se esfuma y va,
-Mi señora -dijo Masetto- , lo era Por eso empieza el canto mio así, ah, ah.
completamente, pero no de nadmiento, y así proseguirá, que más valdrá,
sino por una enfermedad que me quitó ah, ah. Bien sé que de ella gozar no me alcanzó
~1 habla, y solo por vez primera esta noche y que de mi gozar ella no podrá.
siento que me ha vuelto, por lo que doy Ninguna maravilla será aquí de sí promesa a mí nunca dará,
gracias a Dios cuanto puedo. si quiero a aquella que nunca me vera, ni a mi como a su amigo d irá sí:
La señora se lo creyó y le preguntó qué querra pues de otro amor el corazón gozo no ha nunca me dijo la verdar ni me mintió,
decir eso de que tenía que servir a nueve. si no de esa a la que yo nunca vi: ni sé decir si nunca así lo hara,
Masetto se lo dijo; y la abadesa, al oírlo, Otra alegria jamás me apeteció ah, ah.
advirtió que no había ninguna monja y no sé que bien puedo sacar,
que no fuese mucho más lista que ella; por ah, ah. Bello es el canto, sin error terminó,
lo que, como era discreta, sin dejar marchar y lo que tiene de cierto bien está;
a Masetto, decidió buscarle solucíón a estos Me carcome y mata el bien que rne azotó. de aquel que ahora de mí lo aprenderá
hechos con sus monjas, para que Masetto no densa de amor que toda atenazará decir se pueda que nunca osó truncarlo:
difamase el monasterio. Y como en esos d ías la carne y el cuerpo todo flaquear~; y así a me ser Bertrando de Que rey
habra muerto su administrador, de común tan fuerte nadie me hirió j amás, y al conde de Toulouse les llegará,
acuerdo, confesando todas Jo que a espaldas ni por un golpe tanto el cuerpo languideció, ah, ah.
y no es justo ni bien ira,
160 ah, ah.
161
2. DAMAS YTROVADOR
VI. DE LA PI\STORCILLA A LA DONNA ANGWCATA

Miniatura del ~ódice


Manessiano,s,glo xw.
~~eidel be<Q.
unr..ersit~~Sbóbliohelt

Según ot ra interpretación, los trovadores se inspiraban en la herejía cátara,


de la que procedía su actitud de desprecio a la carne; hay quienes dicen
incluso que los trovadores estaban influidos por la poesía mística árabe
y, finalmente, se interpreta la poesía cortés como manifestación de un
ennoblecimiento de las costumbres entre una clase caballeresca y feudal
1 1 !1 1
cuyos hábitos naturales eran fieros y violentos. En el siglo xx no han faltado
interpretaciones psicoanalíticas sobre los desgarros intPrno~ dP.I i'lmor cortE

1 ~ 11
en el sentido de que la mujer es deseada y rechazada a la vez porque en
ella se encarna una imagen materna, o bien que el caballero se enamora

~
narcísísticamente de la propia imagen reflejada en la dama.
1 1

~1 1
no las abre otra llave que la piedad,
El poeta vasallo
Bemart de Ventadom (siglo xu)
mas la piedad nadie me concedió?
Y no es maravilla si yo canto
¡Todo el oro y la plata del mundo
mejor que otro cantor
quisiera haber dado, si yo los tuviera,
lo que más que nada mi corazón obtiene
para que mi amada conociera
en pos de Amor
hasta qué punto la quiero, finalmente!
y mejor dispuesto estoy a su mandato.
1 1 Cuando la veo, bien me está el aspecto
de sus ojos, del rostro y del color,
Está muerto aquel que del Amor no siente
l ll un dulce sabor en su corazón;
¿qué vale pues vivir sin amor
sino es para dar fastidio a los demás?
que asi yo tiemblo de pavor
como una hoja al viento.

Oh mi buena señora, otra cosa no pido


sino qu~ me toméis corno servidor,
11 Venus adorada por seis Por buena fe mía y sin engaño
omanres ~ndorios, yo quiero a la más bella y la mejor. y yo os serviré como señor
plato flore ntino a tñbuido Con los ojos lloro y con el corazón me aflijo. sea cual sea vuestra recompensa.
~1 Maestro de San Martlno, y tanto la quiero que me acarrea dolor. iVedme pues a vuestro mando
c. 1360, Parls, ¿Qué puedo hacer, si el amor me toma
franco corazón, humilde y alegre.
Museo dellouvre
y las carceles donde me metió

162
3. DAMAS YCA8Ali.EAOS

El trovador Aquella gentil dama, madonno Beatriz, cuando


Desconocido (siglo XIII) oyó lo que decía Raimbaut y supo de su deseo
Roimbaur de Vaqu~tiras de amor -y ya se había dado perfecta cuenta
Habéis oido quién era Raimbaut de Vaqueiras de que moría de pena y de deseo por ella
y cómo había llegado tan arriba y gracias embargada por la piedad y el amor le dijo:
a quién. Pero ahOI'a os quiero contar cómo, «Raimbaut, es j usto que un fiel amigo, si ama
cuando el buen marqués de Monfcrrato a una mujer noble, le demuestre reverencia
3. Damas y caballeros lo hubo hecho caballero. él se enamoró de y tenga temor de revelarle el amor que
modonna Beatri;¡, su hermana y hermana siente por ella; pero antes de que muera.
de madonna Alazais de Saluzzo. le aconsejaría que le revelara su amor y su
Mucho la amó y la deseó, procurando siempre deseo y que le pidiera que lo aceptara como
que ni ella ni ningt1n o tro lo supieran; mucho servi(Jor y amigo. Y os aseguro q ue, si la dama
hada valer su mé1·lto y su valor, y le procuró es inteligente y cortés, no se lo tomará a mal
~er~ n~ es el mo';'ento ~e adentrarnos en un debate histórico que muchos amigos y muchas amigas cercanos a
ni se sentir rebajada, antes bien lo apreciará
a e~ o correr nos de tmta.lo que sí nos interesa, en ca m i y lejanos. Y ella le brinclaba una acogida de aún mas y lo tendrá en mayor estima. Y os
apanCJón de un ideal de belleza femenina y de educada pa~~~
:s la la que se honraba mucho. Ymoría de deseo
y de temor, tanto que no osaba solicitarle su
aconsejo que abráis vuestro corazón a la clama
que amáis y que le mostréis el deseo que os
en la que el deseo se hace mayor debido a la prohibición, y la da:orosa, amor ni mostrarle que estaba enamorado de inspira, y que le roguéis que os acepte como
11 alimenta en el caba llero un estado permanente de sufrimient a ella. Pero un dia, como hombre atormentado servidor y como caballero; porque sois un
caballero acepta con alegría. De ahí las fantasías de una poses~Óque el de amor, se presentó ante ella, y le dijo que caballero tan estimado que no hay dama en

~faz~ consátante~ente, en las que cuanto más inalcanzable se c~~~~:~a amaba a una mujer noble y joven y de gran el mundo que no se sienta contenta de
valor. y que tenían con ella gran intimidad, teneros a su lado como caballero y servidor.
muJer, m s se alimenta el deseo que enciend pero que no osaba decirle cuánto la amaba Y he visto que madonna Alazais,condesa de
Esta lectura del . e, y su belleza se transfigura.
amor cortés no tiene en cuenta el hecho de ni mostrárselo ni solicitar su amor, tanto le Saluzzo, aceptaba la corte de Peire Vid al; y la
Elofrecimienro del
veces el trovador no se detiene al borde de la renuncia y el ~~~a~~~has corazón y Un amante intimidaba su g ran riqueza y valor honrado condesa de Burlatz la ele Arnaut de Maroill;
0 ofrece plata o su dama, por todos; y le rogó que en nombre de Dios y madotma María, la de Gaucelm Faidit; y la
errante no puede evitar el adulterio, como le sucede a r:'· t · del Roman d'Akxandre. y por piedad le aconsejara si debía abrirle dama de Marsella, la de Folquet de Marsella.
arrebatado de pasión por lsolda, tri'liciona al rey Marco. ~: :~s;~~;e realizado en Btujas bajo su corazón y mostrarle su deseo y solicitar su Por eso os aconsejo y os autorizo, segura de
la dirección de J~iin
nunca está ausente de estas historias de pasión la idea de que el a~or,
amor, o si debia morir callando y 1em1endo mi palabra y de mi gdrdlllfd,<.¡u~ 1~ supliqu~ i>
de GriS<', 1344.0xford,
Bodlelan LIQrary y amando. y le solicitéis su amor•.
4. PO€TI\S YAM04lf.S IMPOSIBLES

además del arrebato de los sentidos, lleva consigo infelicidad y


remordimiento . Por eso, en la fo rma en que los siglos posteriores
han interpretado la aventura del amor cortés, los momentos de claudicació
moral (y de triunfo erótico) han pasado indudablemente a segundo n
plano respecto a la idea de la insatisfaccíón y del deseo postergado hasta
el infinito, donde el dominio que tiene fa mujer sobre el amante presenta
aspectos masoquistas, y la pasión va aumentando cuanto más es humillada. 4. Poetas y amores imposibles

Raimbaut, cuando oyó el consejo que pues sabe que no puede este cargar Podremos decir que esta concepción del amor imposible ha si~o más
le daba y las garantías y la autorización con la rara excelencia que le m u, tro. consecuencia de una interpretación romántica de fa Edad Media que una
que le ofrecía, le dijo que era ella la dama
.. . mente de la Edad Media de modo que se ha afirmado que
a la que amaba y a propósito de la cual le Hiere en los ojos su alta claridad creacron prop1a ' · · f h
habla pedido su opinión. Y madonna Beatriz tanto, q ue quien me ve . ..
1a «1nvencron» d el amor (en su forma de pasión eternamente InsatiS h'
ec a,
ó
le dijo que era bienvenido, y que se esforzase dice: •¿No ves qué estampa de pied 1d fuente de dulce infelicidad) nació precisamente entonces, y de~. ' pa~
por actuar con nobleza, hablar bien y hacerse
luego al arte mod erno, d esd e la Po esía a la novela y a la ópera
que tal parece ya persona muert.
valer, y que estaba dispuesta a aceptarlo deprecando mercé?•.
. finca. Vea se
b lo
como caballero y servidor y que pusiera todo 1 ed . . a Jaufre' Rudel que era señor de Blaye en el Siglo xu y ha fa
Ya es mucho que mi dama no load erta. que e suc to • . · · 11' r
su empe1io. Y Raimbaut se esforzó por hablar articipado en fa segunda cruzada. Es diffci l establecer SI c~~octo ~ 'a
~bjeto s~
1
y actuar dignamente, y por aumentar el Si a un noble corazón quiero decir de su amor, que podía ser la condesa de Trípoli de S1rra, Od1erna, o
prestigio de madonna Beatriz c~1anto le fue a que extremos alcanza su virtud,
¡1 posible. Y entonces compuso la canción que siento en mi tan remisa la aptitud hija Mefisenda. En cualquier caso, muy pronto surge la leyenda ~e ~ue Rud
hallaréis escrita a continuación: (Amor] me que fuerza es renunciar a ese dese estaba enamorado de esta princesa lejana, a la que nunca habl~ VISto, y
pide ahora que siga su costumbre y usanza. Amor, que sabe bien su excelsitud. de que ¡¡nd<~bil en ~u busca. En este viaje hacia el objeto nunca VISto ~e su
tal me arredra que sléntome morir
Infelicidad y remordimiento incontenible amor, Rudel cae enfermo y, cuando está a punto de monr, la
el corazón en viendola venir;
Guido Cavalcanti (c. 1250· 1300) y suspirando dice: •Mal te veo, dama avisada de la existencia de este amante atormentado, corre a su f~cho
Jamás pensé que el corazón pudiera pues de su dulce risa sé que extrajo de m~erte y llega a tiempo de darle un castfsimo beso antes de que exp;re.
de suspiros tener tormento, tanto una saeta aguda
que el alma mla deshiciese en llanto, a hendir tu pecho y dar al mio un t~jo
a otros ojos mi faz mostrando muerte. Al llegar tú bien quise que supieras,
Paz ni aun sosiego iba a tener e11 cuanto pues de su prez no hay d uda, Jaufrá Rudel
el propio Amor junto a mi dama viera Jaufré Rudel muere
que forzoso iba a ser q ue tú murieras•. entre los brazos de Desconocido (siglo :o u)
y aquel decir: •Ni vivirás siquiera, la c011desa de Trlp<>/í, Jaufré Rudel de 8/aye
pues que de ella el valer es harto fuerte•. Si de libros de amor hice pertrecho de un Cancionero del Jaufré Rudel de Slaye era un hombre muy
Y allá mi fuerza toda quedó en nada, por ti, canción, cuando de mi bien sonr norte de Italia, siglo XIII, noble, prlncipe de Blaye. Y se en~moró de la
que al alma sin tutor París, Biblioteca condesa de Trípoli, sin haberla VIsto nunca,
plázcate ahora que de ti me fie
dejó en la lid en que venció mi amada: i'lacional de Franela
y hagas por modo que ella preste ofdo. por lo bien que de ella habla oído hablar a los
el arma de sus ojos dio en herir Y ruego a tu amistad que hasta allf gui( peregrinos que regresaban de Antioquía. Y
de guisa tal que 1\mor los espfritus salidos de mi pecho, sobre ella compuso muchos versos con buenas
indujo a mis espíritus a huir. que de ella el gran valor puso en estrech melodías, aunque con palabras mediocres. Y
y en fin se vieran, de no haber huido; por deseo de vena se hizo cruzado y se hizo a
A tal señora mal podré ensalzar, y vagan por ahi sin compañía la mar, y en el barco conlrajo una enfermedad,
pues de tantas bellezas se ilumina comidos de pavura. y fue conducido a Tripoli, a un albergue, Y fue
que en mente humana alguna se confina, Llévalos, pues, por la segura vía dado por n\uerto. y se hizo saber a la condesa
ni la puede abarcar el magín nuestro. y dile luego, cuando esté presente: y ella acudió a su lado, junto a su cabecera Y
Tan gentil es que. si lo pienso, aína Son estos fiel figura lo tomó entre sus brazos. Y él se dio cuenta
da, por el corazón, mi alma en temblar, de alguien que muere espavoridamen1 • de que se trataba de la condesa Y de golpe
recuperó el oido y el olf~to y se puso a alabar
a Dios por haberle concedido vivir hasta verla;
y así murió entre sus brazos. Y ella lo mandó
sepultar con gran pompa en lacasa del.
Templo; y luego, aquel día, se htzo monl"
por el dolor que sentia por su muerte.

166 167
VI. DE lA PASTORClllA A LA DONNAANGEL/OiT)o 4. POETAS YAMORES IMPOSIBLES

La princesa lejana Pero mi viña no produce vino Evidentemente, la leyenda estaba provocada, además de por algunos
Jaufre Rudel (siglo xu) pues me hechizó en tal manera mi padrino
Can60lle$ aspectos de la vida real de Rudel, por sus canciones, que cantan precisamente
que. al cabo, yo amo y no me aman.
Ya cuando los días se alargan en mayo la pasión por una belleza nunca vista y solo soñada.
dulces son los cantos de pájaro en lejanía, Amor de tierras lejanas En el caso de Rudel nos hallamos efectivamente ante la exaltación del amor
y si luego, fuera de allí, emprendo viaje Jaufré Rudel (siglo xu) imposib le, q uerido como tal, y por esto el poeta, más que cualquier otro,
me acuerdo nuevamente de un amor lejano. Canciones
De deseo ando triste y apocado Si el arroyuelo de la fuente
fascina siglos despu és a la imaginación romántica. Es interesante leer, junt o
tanto que canto o flor de espino blanco se aclara como hacer suele a los textos del t rovador, los de Heine, de Carducci y de Rostand, que
no me son más gratos que el gélído invierno. y la rosa en el bosque es la rdna en el siglo XIX ret om an, con citas casi lit erales, las ca nciones originales,
y ya el ruiseñor en la rama
Y ya no tendré más de amor beneficio y convierten a Ru del en un m ito romántico.
entona canción variada y llana
si no gozaré de este amor lejano; y pule el canto y lo afina Influidos sin duda por la experiencia trovadoresca, los estilnovistas italianos
bella o mejor hallar no sé cómo es justo que el mio lo acampane. reelaboraron el mito de la m ujer inalcanzable, de deseo carnal repri mido y
en ningún lugar próximo o lejano.
de espíritu mfstico. También en este caso el ideal de donna ange/icata de
Tanto es su valor cierto y cortés Amor de tierra lejana
que yo allá abajo en el reino sarraceno por vos todo el corazón me duele,
iría por ella cautivo encadenado. y no pueclo hallar medkina
si no acudo a su llamada: Heinrich Heine Dulces juegos, vocecillas.
Triste y feliz pruebo cosas nuevas Amor cálido y tersa lana, Romancero, 1851 lánguidas, confidencias,
por tal de ver este amor lejano; entre las flores o tras la cortina En el castillo de Sial a de tapices y las muertas cortesías
mas no se cuando de ella veré un rayo, junto a la anhelada co1npa"ía. las paredes están cubiertas: caras anta~o a los t rovadores.
¡nuestras tierras están tan alej adas! Jamas puedo tenerla cerca ella que fue condesa de Trlpoli
¡Cuantos puertos! Y es largo el camino, por eso en el fuego no soy feliz: los tejió con manos expertas. «¡Oh. Jaufré! Cl corazón muerto
por eso saber no puedo mi destino: noble a la par que ella ninguna se calienta con tu l1ablar:
!o que Dios quiera que me sea dado. cristiana vivió, porque Dios no 4uiso, Su corazón allí entretejió, en las brasas largo tiempo apagadas
Alegria si tendré coraje de pedirle ni tampoco judía ni mahometana; y con lágrimas de amor oigo el fuego crepitar.•
por compasión refugio de lejos; ha estampado en esa seda
y si ""• 4ui~•~ echaré el ancla, se nutre de maná soberano esta escena de dolor: •¡Melisenda! ¡Gozo y flor!
junto a ella, por más que alejado. quien un poco de su amor gana. En tus ojos vuelvo a la vida.
Será en ese momento nuestro encuentro cort~ Anhelo mañana y tarde la condesa que Rudel Muerto está el dolor mio,
cuando el amante lejano está cercano, aquella a la que amor denomino; sobre la playa ya moribunda y la humana querida mía.•
de bien hablar en alegria consolado. el deseo la mente hace insana, vio, y el rostro reconoció
la avidez me roba ese sol, de todos sus suenos apremiantes, •¡Oh Jaufré! Un dia nos amamos
Yo sé que Dios habló un lenguaje derto, más aguda picadura que espina como en suenos, y ahora muertos
poreso veréal amor mio lejano: es el dolor que el gozo sana: y Rudel, que por primera nos queremos: es el dios del Amor
lo espero como un hermoso espejismo, ni lágrimas quiero, compar'lera. vez, y última, ahora ve que un prodigio nos concede, afortunados.»
aunque se derivan dos males, tan lejana está. realmente a aquella Dama
¡Ah' Si estuviera al!r como un peregrino No busco papel siquiera fino, que en sueños lo posee. «;Melisenda! Qué es el sueño,
y el bordón con el sayo de cerca tendrá aquel verso que cantamos ¿muerte?Vana palabra es esa.
sus bonitos ojos me mirarán de nuevo. en sincera lengua romana la condesa ante él se incli na, ¡Solo en Amor esta la verdad
meser Hugo, cantando palabras abrazándolo amorosa, y yo te amo, oh slemprebella!•
Dios hizo el mundo que es un largo pasaje Filio!: y canción patavina y la exangüe boca besa
y creó este amor de lejos: será, y de Berri y de Gui~na, que al alabarda fue gloriosa. •;Oh.Jaufré! ¡Cuán es dulce
consienta al corazón, que tengo buen linaje, y alegría llevas luego a Bretaña. de la luna el plácido rayo!
que vea pronto a este amor de lejos: ¡Ay! Aquel beso ahora en el beso No quisiera volver afuera
aunque ciertamente en lugar apto y cortes del adiós se transmutó: bajo el hermoso sol de mayo.•
de modo que entonces la estancia y el jardín de la pena y del placer
sean siempre para mi un palacio ornado! ella la copa juntos vació. <¡Melisenda! Oh dulce y alocado,
tú eres sol y eres lul;
Es cierto, mi deseo es salvaje, En el castillo de Blaia, las noches por donde pasas es primavera,
estoy ávido de amor de lejos, tiemblan murmullan susurran: mayo y amor se reproducen.•
de este gozo solo soy rehén, las figura de los tapices
deseo el placer de! amor lej ano. así de pronto a la vida vuelven. Así aquellos corteses espectros
Pero mi viña no produce vino, arriba y abajo van hablando,
pues me hechizó en tal manera mi padrino Y la Dama y el Trovador mientras el claro de la luna
que, al cabo, yo amo y no me aman. los espectrales miembros despiertan, pasa los arcos y va escuchando.
y bajando de la pared
por la sala ahora pasean.
168 169
VI. OE LA PASTORCJUA A LA DONNAANGELICATA 4. POtTASY AMORES IMPOSIBLES

Hasta que, por fin, llega Awora ¡venga, haz que su dulce mano No, no cabe alabar
que los suaves espiritus aleja: acometa el respiro final!• el seguir amando
en los tapkes en las paredes cuando se puede besar
temerosos los emplaza. Mientras con el confiado Bertrando de ella
venia la mujer invocada; la trenza, y nos apresamos
Giosue Carducci y la última nota escuchando a una mano tendida .. ,
Jaufré Rvdel, 1888 piadosa se mantuvo a la entrada: ¡Yo amo a la princesa
Desde el Liba no tiembla y se torna rosa aunque pronto,con temblorosa mano lejanal
sobre el mar la fresca mañana: el velo arroj ando, descubrió
desde Chipre avanzando a vela el rostro; y al misero amante Y es sublime trama
la n~ve cruzada latina. «Jaufré ella elijo-, estoy aquí>. amar a quien no te ama.
En popa de fiebre anhelante amar sin t~mor
está el prence de Blaia, Rudel. Olose la vuelta, se alzó con el pecho de una apuesta
y busca con la mirada flotante sobre espesos tapetes el señor, solo la lábil fama
de Tripoli en lo alto el castillo. y fijo al bellísimo aspecto con largo de incierta dama.
suspiró miró. ¡Y yo amo a una lejana
En vista de la playa asiana •¿Son estos los hermosos ojos que a(l)()( princesa!
resuena la agitada canción: pensando me prometió un día?
«Amor de tierra lejana. ¿Es esta la frente y su entorno Y es cosa divina
por vos todo el corazón me duele•. donde mi errático sueño voló?• amar, si se adivina,
El vuelo de un gris gabián se inventa una reina
prosigue el dulce lamento, Así como en la noche de mayo aunque vana ...
y sobre la cándida vela la luna de las nubes afuera Solo el suer'\o interesa,
se aflige de nuevo el sol. difunde su e<indido rayo y sin él, todo cesa.
sobre el mtmelo que vegeta y perfuma, ¡Amo a la princesa lej anal
La nave amaina, amarrando igualmente aquella serena belleza los estilnovist as ha dado origen a múltiples int erpret aciones, incl uida la
en el plácido puerto. Desciende apareció ante el extasiado amante, Don na angel/cata extravagante idea de que pertenecían a la secta herética de los Fieles de
a solas, meditabundo, Bertrando, una alta divina ternura Lapo Glanni (siqlo Xl'l}
el camino de la colina emprende. instilando en el corazón moribundo. Amor, y que el Ideal de m ujer que p ropug ndudn ~r d un velo alegórico
Angelica figura
Velado por fúnebre venda Angélica figura nuevament q ue ocultaba complejas concepciones filosóficas y mfsticas. Pero no hay
el escudo de Blaia lleva consigo: cCoodesa,¿qué es la vida? del delo venida a expandir tu samción, necesidad de seguir estas aventuras int erpretativas para darse cuenta
apremia al castillo: ¿Melisenda, Es la sombra de un sueño fugaz. toda su virtud
condesa de Tripoli, dónde está? d e que en Dante la donna angelicata no es o bjet o de deseo reprimido
La breve fábula terminó, ha en ti emplazado el alto dins de amor.
el vercladero inmortal es amor. Desde el interior de tu corazc n arrancó o aplazado hasta el infinito, sino camino de salvación, medio de elevación
Yo vengo mensaje de amor, Abrid los brazos al doliente. un duendecillo a Dios; ya no ocasión de error, pecado o traición, sino camino hacia una
yo vengo mensaje de muerte: Os espero al novísimo bando. salió por los ojos y me vino a llerir,
mensaje vengo yo del señor espiritualidad más alta.
Y ahora, Melisenda, yo encomiendo cuando miré tu rostro amoroso; e hizo
de Blaia, Jaufre Rudel. a un beso el espíritu que muere.» camino por los míos tan fiero y veloz,
Noticias ele vos le llevaron, que el corazón y el alma ahuyentó,
él viene y se muere.Os saluda, La muj er sobre el pálido amante adormeciendo al uno y a la otro, Y así conjuntamente que f\<e llamada Beatriz por muchos que no
seri ora, el poeta leal. se inclinó llevándolo al pecho, pavoroso; se encaminaron al lugar desde donde sabían cómo se llamaba. Ella había estado en
tres veces la boca temblorosa y cuando lo sintieron llegar ta< < le habían echado esta vida tanto tiempo como emplea el
La dama miró al escudero con el beso de amor le besó. orgulloso, entonces mi rostro se volvió tan pálido estrellado cielo en moverse hacia oriente una
largamente, absorto el semblante: Y el sol del cielo sereno y el pronto azote tan fuerte, que yo casi no parecía vivo de las doce partes de un grado, y así, casi al
luego apareció, ensombreció con poniéndose risueno en la onda temieron que la muerte sintiendo mi corazón morir de sus hendas principio de su noveno año apareció ente mf.
velo negro 1 el rostro con ojos su difusa rubia melena en aquel momento obrase ,u mJd y me decia una y otra vez: y yo la vi casi al final de mi noveno. Apareció
centelleantes: sobre el muerto poeta irradió. luego, cuando fue el alma revigo:izada. vestida de un muy noble color, humilde y
Ay de mí, Amor
•Escudero -dijo enseguida- , vamos. llamaba al corazón gritando: estas ya que nunca hubiera pensado honesto, purpúreo, cenida y adornada a la
¿Dónde está que Jaufré se muere? Edmond Rostand muerto, que serías tan despiadado conmigo. manera que convenla a su jovencísima edad.
El primero a la fiel llamada La princesa lejana, 1895 que no siento que en tu sitio e~te;? · Digo en verdad que, en aquel momento,
y el último gesto de amor.• No resulta gran fortuna Respondió el corazón, al que •edaba Beatriz el espíritu de la vida, que habita en la
suspirar por una poca vida Dante Alighieri (1265· 1321) secretísima cámara del corazón, comenzó
Yacía bajo un pabellón hermoso rubia, casta na o bruna, (solo, peregrino y sin ningun cor .ue!o, Lo vida nuevo, 11 a latir tan fuertemente, que se advertla de
Jaufré ante la mar: prometida. casi temblando no podia hablar¡. Nueve veces ya, desde mi nacimiento, el cielo forma violenta en las menores pulsaciones;
en nota liviana de canción cuando, rubia o casta na y dijo:«Ay, alma, ayúdame a levanwme, Pdginas sigulemes: y temblando, dijo estas palabras: Ecce deus
de la luz había vuelto a L<n mismo pumo, en lo
elevaba su supremo deseo. la tomas sin pena. Dante Gabrtel Rossetti, fortior me. qui veniens dominabitur mihi. En
y vuélveme ~ llevar a lo alto de le El suMo de Dante, que concierne a su propio movimiento
•Ser\or que quisiste crear ¡Pero yo amo a una lej ana princesa! mente! ~ . 1871•Llverpool, Walker aquel punto, el espíritu animal, que habita
giratorio, cuando ante mi vista ap<>reció por
para este amor lejano, ArtGallery en la elevada cámara a la cual todos los
vez primera la gloriosa duena de mi intelecto,
170 171
VI. DELA PA5m RCILLA A LA DONNA ANGW CATA 4. POETAS Y AMORES IMPOSI6LES

En ese sentido hay que seguir la t ransfo rmación de la Beatriz de Dante,


q ue en la Vida nueva todavía es contemplada como un objeto de pasión
amorosa, aunque cast a, de modo que su muer te sume al poeta en el
desconsuelo, pero que en la Divina comedia ya es tan solo la que hace
posible que Dante llegue a la contemplación suprema d e Dios. Por
supuesto, Dant e no cesa de alabar su belleza, pero esta belleza
espiritualizada adopta acentos cada vez más paradisíacos y se confunde
con la belleza de las cohortes angélicas. Sin embargo, el ideal estilnovista
de la donna angelicata será recuperado, a comienzos del decadent ismo
(véase capítulo XIII), en un ambiente de religiosidad ambigua, místicamente
carnal y carnalmente m ística, por los prerrafaelistas, que soñarán (y
represen tarán) con criaturas dant escas d iáfanas y espiritua lizadas, revividas
no obstante con m orbosa sensualidad, más deseables carnalment e porque
la gloria celestial o la muerte las ha sustraído al doliente y extenuado
impulso erótico del amant e.

espírit us sensitivos envfan sus percepciones, Tan noble


comenz6 a maravillarse en demasia, y Dant e Alighieri (1265- 1321J
hablando especial mente a los espíritus de la La vida nueva, XXVI
vista, dijo estas palabras: Apparuit iam Tan noble y tan honesta parece mi dama
beatitudo vostra. Ent onces, el espíritu natural, cuando a alguien saluda, que t oda lengua,
que habita en aquella p arte donde se regula temblando, enmudece, y los ojos no se
nuP<;trA nutrición. rompió a llorar, y Uott~ndo, atreven a mitarfo. Clla se va, oyén<Jv:,.t!
dijo estas palabras: Heu miser, quia frequenter alabada, benignamente de humildad vestida:
impeditus ero deinceps! Confieso que desde y parece ser algo que h a venido del cielo a la
entonces Amor fue el dueño de mi al ma, que tierra a manifestar un milagro. Se muestra tan
se desposó con él muy pronto, y comenzó a agradable a quien la mi ra, que lleva p or los
tomar sobre m í tanta seguridad y dominio, ojos una dulzura al corazón, que no puede
por el poder q ue m i imaginación le daba, entender quien no la prueba; y de sus labios
q ue m e veía obligado a cumplir todos sus parece salir un suave espírit u lleno de
deseos enteramente. Muchas veces me amor, que va diciéndole al alma: «Suspira».
ordenaba que i ntent ase ver a est a angelical
joven; p or lo que muchas veces en mi infancia la belleza espiritualizada
la estuve buscando, y la veía de un porte Dant e 1\lighieri (1 265-1321 )
tan noble y laudable, que ciertamente se Paraíso, XXIII, VV. 1·34
p odían decir de ella las p alabras del poeta Escuelaqe y el venir los albores clareando. Prerrafaelistas
Igual que la avecica se reposa
Homero:<<No p arecía hija de un mortal, sino Folífaioebleau,
j unto al nido en que duermen sus polluelos, Y ella: <¡De Cristo la legión señera Dante Gabriel Rossetti
Gabriel/e a·Estrlie$
de un dios». Y aunque su imagen, que en la noche que oculta toda coso, con cm(t de sus m ira triunfal, y el fruto recogido Sybil/a Palmifera, c. 1860
me acompañaba continuamente, fuese sueña ver a sus crías y h acer vuelos hermqna$,C. l 595, París, en cada rotación de cada esfera!». Bajo el arco de Vida, vigilado
la arrogante confianza de Amor para en busca del yant ar para los q ue ama, Mus~o del l ouvre Pareció arder su rostro de encendido; por Amor y Muerte, Terror y Misterio
ense1íorearse de m í. era sin embargo de sin que encuentre fatiga en sus desvelos, y de gozo sus Ojos vi tan llenos. vi en el trono a Beldad; aunque severa
tan noble vi rtud, que nunca consintió que a lo alto de la fronda se encarama que a o tro punto sin más voy de seguido. absorbí su mirada como mi respiro.
Amor me gobernase sin el consejo fiel del y esp era en ansias a que rompa el día Como en los plenilunios más serenos Suyos son los ojos que voltean por todos lados
entendimiento en aquellas cosas en las desde el puesto de guardia de su rama; Trivia sonríe entre sus ninfas bellas, cielo y mar sobre t i,que a un mismo imperio
que tal consejo fuese út i l de olr. Pero como así se erguía en pie la dueña mía, que ornan del cielo azul todos los senos, con mar, o mujer o cielo hacen prisionero
el domi nio de las pasiones y actos pueriles extát ica mirando aquella zona vi rnillares de luces y, sobre ellas, a aquel que a servirla está destinado.
pudiera parecerle exagerado a alguien, lo en que enlentece el sol su travesía: un Sol que en fuego a todas encendía, Esta es doña Beldad, en cuyo honor
dejaré a un lado, y silenciando muchas cosas y al verla así q uedé como persona igual que nuestro sol a sus estrellas; manos y voz mueves, y de ella l<l huidiza
que se p odrían sacar del ejemplo donde que desea y, deseos esperando, y por la viva luz tras parecía melena y la ondulane falda bien conoces,
nacen estas, vendré a aquellas palabras a esa misma esperanza se abandona. sobre mi rostro la Sustancia clara tú que con el pie y el corazón le vas detrás
q ue están escritas en m i m emoria bajo No medió mucho entre uno y otro cuando, tanto, tanto, que no la resistía. perdida y apasionadamente
mayores títulos. quiero decir, entre mi ansiosa esp era ¡Oh Beatriz, oh mi guía dulce y cara! ¡con cuánto deseo. por cuántos caminos y horas!

174 175
VIl. LA llfLI.EZA MAGICA ENTRE lOS SIGLOS lNY XVI

Francesco Melzi,
F/om,l 493·1570,
San Petersburgo,
Ennltage

no se realiza completamente en el mundo sublunar. El conocimiento del


mundo visible se convierte en el medio para el conocimiento de una realidad
suprasensible ordenada según leyes lógicamente coherentes. De ahf que el
artista sea al mismo tiempo - y sin que esto resulte contradictorio- creador
de novedades e imitador de la naturaleza. Como afirma claramente Leonardo
da Vinci, la imitación es, por un lado, estudio e inventiva que se mantiene fiel
a la naturaleza porque recrea la integración de cada una de las figuras en el
Página siguiente:
leonardo da Vi ne~ entorno natural y, por otro, actividad que exige también innovación técnica
La Virgen de las rocas. (como el célebre «sfumato» de Leonardo, que hace enigmática la belleza de
c.1 482, Parrs,
Museo del Louvre los rostros femeninos) y no una repetición pasiva de las formas.

El poder del pintor tiempos fríos. Si quiere valles, lo mismo; s


Leonardo da Vind quiere desde las altas cimas de los montes
Tratado de pintttra, VI, 1498 descubrir una gran extensión de campo. y
El pintor es dueño de todas las cosas que si luego quiere ver el horizonte del mar, ol es
pueden pasar por la mente del hombre, dueño de hacerlo; y también si desde lo hondo
porque si tiene deseos de ver bellezas que del valle quiere ver los altos montes, o des =
lo enamoren es dueño de generarlas. y si los altos montes los profundos valles y pi yas.
quiere ver cosas monstruosas que lo espanten. Yen efecto lo que hay en el universo po
o que sean bufonescas o risibles,o realmente esencia, presencia o Imaginación, primero lo
dignas de compasión, él es su dueño y creador. tiene en la mente, y luego en las manos. sur
y si quiere produdr sitios desiertos, lugares estas tan excelentes que en el mismo tiempo
umbrosos o frescos en los tiempos cálidos, los tanto generan una proporcionada armo ni-
repre~nta. y también Jugares cálidos en los con una sola mirada como hac,;,n las cosas. 179

178
VIl, LA Ml:.lltL~ M~b1l.H Clli 1rlt LV3 31ULV.) /1. Y 1 /1. v 1

2. El simulacro

la realidad imita a la naturaleza sin ser meramente su espejo, y reproduce


en el detalle (ex ungue leonero, dice Vasari) la belleza del todo. Este
ennoblecimiento de la imagen no habría sido posible si no se hubieran
producido algunas novedades decisivas en las técnicas pictóricas
y arquitectónicas: la puesta a punto de los métodos de representación
en perspectiva por parte de Brunelleschi y la difusión de la pintura
al óleo entre los flamencos.
El uso de la perspectiva en pintura implica, de hecho, la coincidencia
de invención e imitación: la realidad es reproducida con precisión, pero
al mismo tiempo según el punto de vista subjetivo del observador, que
en cierto sen tido «añade>> a la exactitud del objeto la belleza contemplada
por el sujeto.

Página iiguiente: Invención• huiLdc.lúu con Jos ojos y la mente atentos. !Jbscrvarél
Domeníco Ghirlandaío, Lcon Battista Alberti el regazo de quien está sentado; observará
Retrato de joven domo,
D<lopimura, 1435 cuán dulcemente cuelgan las piernas del
c. 1485, Lisboa, Museo
Calouste Gulbenkian QuiNo que los jóvenes (...1 aprendan bien que estd sentado; notará quién tiene erguido
~dibujar los bordes de las superficies. todo el cuerpo, y no habrá parte algu na
y que! se ejerciten en ello casi como con de fa que no sepa su función y su medida.
los primeros el¡,mentos de la pintura; luego Yde todas las partes le gustará no solo
que aprendan a unir todd' las superficies: representar el parecido sino adenMs
luego que aprendan las formas distintas añadirles belleza, pero en la pintura
efe cada miembro y piensen ~n todas las la hermosura no es menos grata que
diferencias que puede haber en cada uno rcquerida.A Oemetrio, antiguo pintor.
de los miembros. Yno son pocas las para conseguir las mayores alabanzas
diferencias entre los miembros y muy claras. le faltó hacer cosas pareadas a la re~lidad
Veras que unos tienen la nañz prominente mucho más que hermosas. Por eso sera
y cuovada;otros.achatada o respingona; util captar de todos los bellos cuerpos
unos presentan los labios colgantes; otros cada una de las partes alabadas. Ysiempre
exhiben unos labios delgaduchos. Yasf para aprender mucha hermosura hay que
examm~ el p ntor cualquier cosa que luchar con esfuerzo y habilidad. Lo cual
cual<¡ 1ier miembro posee o no y los hace es dificil, porque en un solo cuerpo no se
diferent~~. Yobserve ademas que nuestros encuentran bellezas ilcabadas. sino que
miembros juveniltls •on redondos, hechos estan dispersas en muchos cuerpos. y hay
c~si con un to• no y delicados; en la edad que investigarla y aprenderla aunque sea
prowctn ~on d uros e irregulares. Asi1odas con gran fatiga. Ocurrir~ como a aquel
estas cosas el pinwr estudioso conocera que se decide a emprender grandes cosas
de In naturaleza, y con mucha frecuencia que las peque nas le resulta rán fJc iles: ni
l¡¡s l'Xaminara para ver cómo soll y estará halla cosa alguna tan dificil que el esfuerzo
conttnudnWnt<' Investigando y lo hace y la asiduidad no venza.

180
'111. LA 6etLEZA MÁGICA ENTRElOS SIGLOS XV Y XVI
• l LA URLEZA SUPRASENSIOLE

Petrus Christus,
Francesco del Cossa. Rerracode joYen domo,
Abri/,1469, 1460-1470,Ilertin,
Ferrara, Gemaldegaleñe
Palacio Schifanoia

De tu divina imagen
carácter mágico que adopta la belleza natural tanto en filósofos como Pico
1·r3ncesco Colon na
della Mirandolla y Giordano Bruno co mo en la pintura ferrarense. No es Sueilo de Po/lfilo, X l. 1·199
casual que en estos autores la alquimia hermética y la fl siognómica estén o tu divin11 imagen d 'j~1da lmpreSJ en cstoJ
oiJilis•ma criatura a la que Zcuxis h l •a
presentes de forma más o menos declarada como clave de comprensión
~ ~gido opo 1t 11 naMcnt 1 o justioa sobre
de la naturaleza, en el seno de una correspondencia más general ent re todas las muchachas de Agrigento Y dt> todo
macrocosmos y m icrocosmos. el mundo como singul;u· ~jt'mplo ck sum
De ahf arranca un extenso conjunto de tratados amorosos, en los que se y ebsolu:u perfeccion <1 hub St' podtdo
con:c:nplarla E>t<l nin , t :mosa y celcst al
atribuye a la belleza igual dignidad y autonomía que al bien y a la sabiduría. .,l• me accr~..u Ih~yr..-:"mente y,cucu,do pude
Estas obras t ienen gran difusión en los talleres de los pintores que, gracias al contemplar de cerca y con mas ciJt id~<l Sl~<
aumento de la clientela, han podido libera rse gradualmente de los vínculos ramimasl •llezas,qu ¡.ah b av'stode eJOS
m. quedé es•u!)E act v rpr~odk!o
rígidos de las reg las de las corporaciones y, concretam ente, de la regla que
Apenas su "" oroso rom, Ysu gram n a
prescribía la no imitación de la naturaleza, cuya violación es tolerada ahora. prt.~~encia pasaron a tr..w·~~ de mis ojo.,·' las
En el ámbito literario, estos tratados se difunden sobre todo gracias a partes Intimas. mi m-:~m<"· ¡ q le l r~cord~~il
1

~" -«Spel16 y e>:üu ~orazcn a dmm la


Bembo y a Castiglione, y se orientan hacia un uso relativamente libre del
y ofreciénd ,¡. a aque la qu~ 1abra h cho de
simbolismo clásico. En efecto, en su base está la intención, t ípica de Marsilío ¡•ltaller donde se for¡dban sus pum. 11\tlS .
Fícino, de aplicar a la mitología antigua los cánones de la exégesis b fblica, fle<: 'as Y1" alpba que las co• tenia y famth~r
y una relativa autonomía frente a la autoridad de los antiguos (de los que, permanent morada de su dulce e yo
la -ecof'OCI como a que ilab•a conSl m o d
según Pico, hay que imitar el estilo global más que las formas concretas). mayor parte de mi juvet tud coll us "~"los,
Estas son las rafees de la gran complejidad simbólica de la cultura de la primeroS y fort'simoS e mores. Ya d OCidO

época, que puede concretarse en imágenes sensuales, como en la fantástica m corazón o nt a yo tar ,. des
'f golpear consrantcm~11te éorno n ca
Hypnerotomachia Poliphili o en las Venus de Tiziano o de Giorgione, que tambor m• p~cho her lo 1 rqu" e u~a de
caracterizan la iconog rafla veneciana.
187

186
2. El SIMULACRO

CosméTura,
Primavera, 1463, londres.
National Gallery

El cuadro es, según Leon Battista Alberti, una ventana abierta, en el interior
Jan Van Eyck, de la cual el espacio en perspectiva multiplica los planos: el espacio ya no
Virgen del canciller
Ro//ín,c.l43S,París, está ordenado empfricamente, sino organizado según una sucesión de
Museo del Louvre
sfondamenti rigurosamente Integrados, llenos de luz y color.
Al mismo tiempo, se extiende en Flandes el uso (al parecer ya conocido
en la Edad Media) de la pintura al óleo, que culmina en Jan Van Eyck.
El trat amiento al óleo del color confiere a la luz un efecto mágico y
envolvente sobre las figuras, que resultan inmersas en una luminosidad
casi sobrenatural, como sucederá, aunque con propósitos distintos,
en los cuadros ferrarenses de Cosme Tura.
182 183
VIl, LA BEllEZA MAGICA ENTRE lOS SIGLOS XV YXVI
4. LASVENUS

4. LasVenus

Precisamente es en la imagen de Venus donde se concentra el simbolismo


neoplatónico; esa imagen tiene sus raíces en la reinterpretación que hace
Ficino de la mitología: pensemos en las «Venus gemelas» del Convivio,
que expresan dos grados del amor igualm ente «honorables y d ignos de
alabanza>>. A las Venus gemelas se refiere explícitamente Tiziano en su Amor
sagrado y amor profano para simbolizar la Venus celeste y la Venus vu lgar,
dos manifestaciones diferentes de un único ideal de belleza (entre las que
Pico insertará, en posición intermedia, una segunda Venus celeste).
Botticelli, en cam bio, más próximo espiritualmente a Savonarola (para quien
la belleza no es cualidad que destaque de la proporción de las partes, sino
que resplandece con mucha más luminosidad cuanto más se aproxi ma
a la bf' IIP7il divina), sit(la la Venus Genitrix en el centro de la doble alegoría
de la Primavera y del Nacimiento de Venus.

Giovannl Bellinl,
Muchacho ~n el baño,
1478, Florencia,
Galeña de los Uffizi

P6gina siguiente, arribe:


Giorgionc, Venus
dormida, 1509, Dresde,
Gemaldegalerie

Pcfgina siguiente, abajo:


Tiziano Vccellio,
Venus de Urbino,
1538, Florencia,
Gaferia de los Ulfizi

188
189
Vil. LA BELLEZA MAGICA ENTRE LOS SIGLOS XV Y XVI • 4. LASVtNUS

Tiziano Vecellio, Amor


sagrado y amorprofano,
1514,Roma,
Galerla Borghesc

191

190
Vlll. DAMAS Y HÉROES

Hans Saldung Grlen, Pdg/no siguíen/e:


Los tres edadesde fa mujer Tiziano Vecellio.Fiora,
ylamue<lt, lSlO,Viena, 151S·1S17,Aorencia,
Kunsthistoñsches Museum Galería de los Urfizl

194
VIII. DAMAS Y H~ROES

Correggio,
Danae,
1530· 1531,
Rom~.
Galería Borghese

La mujer renacentista utiliza el arte de la cosmética y dedica una especial


atención a la cabellera (es un arte refinado, sobre todo en Venecia), que tiñe
de un color rubio que a menudo tiende al rojo. Su cuerpo está hecho para
ser exalt ado por los productos del arte del orfebre, que son a su vez objetos
creados según cánones de armonfa, proporción y decoro.
Página siguienre: El Renacimiento es un período de iniciativa y actividad para la mujer, que en
Giorgione, • la vida de la corte dicta las leyes de la moda y se adapta al boato imperante,
La tempestad (detalle),
1507, Venecia, pero que no descuida el cultivo de la mente, participa activamente en las
Galería de la A<:ademia
bellas art es y tiene habilidades discursivas, filosóficas y d ialécticas.

Oomenichino,
Diana cazadora (detalle),
l6l6·1GI7,Roma,
Galería Borghese

196
VIII. DAMAS YHÉROES

Diego Velázquez,
Venus del espejo.
1650. Londres,
National Gallery

Más tarde, al cuerpo de la mujer, que se muestra públicamente, se le opone


la expresión privada, intensa, casi egoísta de los rostros, difícil de descifrar
desde un punto de vista psicológico y a veces deliberadamente misteriosa:
así aparece en la Venus de Urbino de Tiziano (véase capítulo VIl), o en la
mujer de La tempestad de Giorgione.
la Venus de Velázquez se nos muestra de espaldas, y solo entrevemos el rostro
en el reflejo del espejo. la artificiosidad del espacio y el carácter huidizo de
la belleza femenina los hallaremos también. en los siglos siguientes, en las
Página siguiente:
~douard Manet,
mujeres de Fragonard, donde el carácter onírico de la belleza es ya un preludio
lo meriendo de la extrema libertad de la pintura moderna: si no existen vínculos objetivos
compasrre. 1863,
Parls, para la representación de la belleza, ¿por qué no colocar un hermoso desnudo
Museo d'Orsay en una merienda burguesa sobre la hierba?

Jean-Hono<é Fragonard,
lo comiso quitO<W,
1760,Parr~
Museo delloulll'e

198
VIII. DAMAS YHt ROES

2. ... y los héroes

También el cuerpo masculino se ve afectado por estos problemas y es,


a fa vez, su confirmación. El hombre renacentista se sitúa en el centro
del mundo y se complace en ser representado con todo su orgulloso
poder, acompañado de una cierta dureza: Piero defla Francesca pinta
en el rostro de Federico de Montefeltro fa expresión de un hombre
que sabe exactamente lo que quiere. Las formas del cuerpo no ocultan
la fuerza, ni los efectos del placer: el hombre poderoso, grueso y robusto
cuando no musculoso, lleva y ostenta los signos del poder que ej erce.
Ciertamente no son esbeltos Ludovico el Moro, Alejandro Borgia
(que tiene fama de ser objeto de deseo de las mujeres d e su época),
Lorenzo el Magnffico y Enrique VI II. Y si Francisco 1de Francia, en el retrato
de Jean Clouet, d isimula bajo amplios ropajPs su esbeltez démodé,
su amante Ferroniere, retrat ada por Leonardo, enriquece la galería
de miradas femeninas indescifrables y huidizas.

A lo izquietdo:
Hans Holbein el Joven,
Entique VIII, 1540,
Roma, Galerla Nacional
de Arte Antiguo

Ala detecho:
Agnolo Bronzlno,
Lotenzo deMédlcls,
Florencia, Galerla
de losUfnzi

Pógino siguiente:
Piero del!a Francesca,
Retro ro de Fedetico
de Montafeltro, 1465,
Florencia, Golerla
d e los Uffizi

lOO
2. .. . YLOS lt~ROES

Pdgino anterior: Leonardo da Vinci.


Jean Clouet. Rerrorode l.o Bello Ft!rrOrliE:rl!,
Francisco 1, 1525-1 530, París, 1490-149S,Par!s,
Museo del Louvre Museo del Louvre

20)
2. .. . YlOS H~ROES

A/t1 izquierda: •
At>d••• VerrocchiO,
Monum~co
0
oarcolomeo Col/eoni,
1479•1483, Venecia,
campo SS.
Giovanni e Paolo

,o. la derecho:
Michelangelo Merísl
da t:aravaggio,
conversión de
sonPobJo.1601,
Roma,iglesia de Santa
Maria del Poporo

Mientras la teorfa estética se enfrenta con las reglas de la proporción


y simetría del cuerpo, los hombres poderosos de la época son una violación
viva de estas leyes: tambié11la figura masculina se presta a exaltar la
liberación del pintor de los cá nones clásicos.
Consideremos la estatua de Bartolomeo Colleoni de Verrocchio:con un
físico imponente y una expresión de frialdad y seguridad en si mismo,
vemos al <<condottiero» erguido sobre su corcel, siguiendo una iconografía
clásica que establece que el hombre domine caballos, perros o halcones
{o leones, como en los numerosos retratos de san Jeróni mo), m ientras
que la m ayor variedad de animales que acompañan a la mujer (desde
el conejo de la Virgen del conejo de Tiziano al armiño, del jilguero al perro
d e compañia de Las meninas de Velázquez) alude a veces a su docilidad,
y otras veces a su ambigüedad impenetrable.
Sin embargo. cuando la pintura se libera del respeto al trazo y a la
iconografía clás ica, el hombre puede ser impetuosamente descabalgado
y adoptar semblantes realistas, y hasta populares, como en el san Pablo
Página omerior:
de Caravaggio. Finalment e, en Bruegel, otro gran pintor del cuerpo pobre,
Pieter Bruegel el Joven, rústico, cuya belleza formal resu lta ahogada por la aspereza de la vida
Banquete nupdol (detalle),
1 ~.Gante,Museum material, los animales pierden todo su valor simbólico y pasan a encarnar
Voor Schone Kunsten las figuras de los p roverbios populares de la campiña flamenca.

lOS
VIIL DAMAS Y HtAOES
• 3. 1.A SEllEZA PRÁCfiCA_

3. La belleza práctica ...

Es indudable que en este tránsito se insertan las vicisitudes históricas de la


Reforma y, más en general, del cambio de costumbres que se produjo entre
los siglos XVI y XVII . Asistimos a una transformación progresiva de la imagen
femenina: la mujer adquiere un nuevo aspecto, y se convierte en ama de casa,
educadora y administradora. Por ej emplo, de la belleza sensual triunfante
se pasa a la rfgida Jane Seymour, tercera mujer de Enrique VIII: los retratos
la pintan con los labios apretados y el rostro de una experta ama de casa, sin
rasgos pasionales, como vemos, por otra parte, en muchas mujeres de Durero.

Johannes Vermeer.
Lole<l>era, l658-l660,
Amsterdam,
Rijksmuseum

Págmo siguiente:
Hans Holbein el J~
Rtrroro de Jane
Seymour, 1536,
L~ Haya. Mauritshuls

206
4. •.. Y LA SELLEZA SENSUAL

4. . .. y la belleza sensual

La belleza holandesa, en resumen, es libremente práctica, mientras que la


que se representa en la corte del Rey Sol con Rubens es libremente sensual.
Libre de los dramas del siglo (Rubens pinta durante la guerra de los Treinta
Años) y de las imposiciones morales de la Contrarreforma, la mujer de
Rubens (como Hélene Fourment, su jovencísima segunda esposa} expresa
una belleza sin significados recónditos, alegre de existir y de mostrarse.
Por otra parte, el Autorretrato del pintor, en una pose típicamente inspirada
en los grandes retratos de Tiziano (E/ joven inglés), se distingue del modelo

Jan Steeo. No obstante, es precisamente en el Flandes holandés, sometido a la tensión


Lo meso de los niños,
c. 1660, Be<lin. doble y contradictoria de la rígida moral calvinista y de las costumbres
Staatlkhe Museen burguesas laicas y libres, donde surgen nuevos tipos humanos, en los que
la belleza se une a la utilidad y al sentido práctico. Incluso en el lenguaje
popular, Schoon expresa tanto la belleza (de un paisaje o de un cielo
estrellado) como la «limpieza» concreta (de una casa, o de un utensilio).
En los símbolos de Cats,de orientación totalmente práctica y cotidiana, o en
los ambientes de las pinturas de Steen, donde el interior doméstico no puede
diferenciarse del interior de una posada, se ve muy bien cómo una cultura
orientada a la «incomodidad de la abundancia» representa mujeres que
pueden ser sensuales y tentadoras sin abandonar por ello el papel de eficaces
Rafaei,Retroto de joven
amas de casa, mientras que la elegancia simple y sobria del traje masculino mujer, La Fomo11'na
remite a la necesidad de no llevar oropeles inútiles que podrían ser un estorbo 1S40-1S4S,Roma •
Galería Nacional '
si hubiese que acudir, por ejemplo, a reparar un dique repentinamente roto. de Arte Antiguo
209
208
VIII. DAMAS Y HEROES

Pieter Paul Rubens~


Elena Fourment como
Afrodiro, 1630, Viena,
Kunstllistorlsches
Museum

Página slguknrt:
Pieter P¡ul Rubens,
Autorrertoto con Isabel
Btaoot (detalle),
1609-161 O, Municll,
Alte Pinokothek

210
VIII. OAMASYHEROES

por la serena conciencia del rostro, que parece querer comunicarse a sí


mismo y a nadie más, y que carece de la intensa espiritualidad de algunos
personajes de Rembrandt o de la mirada aguda y penetrante de Tiziano.
El mundo de la corte empieza así a disolverse en esa espiral de danzas
galantes que veremos en el siglo siguiente; la disolución de la belleza
cl ásica en las formas del manierismo o del barroco, o bien del rea lismo
de Caravaggio y flamenco, muestra ya los signos de otras formas de
expresión de la belleza: el sueño, el estupor, la inquietud.

Una graciosa y sagrada belfexa a no ser buenas. Antes hemos de tener por
Saltasar de Casfiglíone cierto que las guarda de ca"r Pr><osas feas y
Trofeo de lo vicrorio del alma, 1513·1518 las pone en el camino de la virtud po• aquel
El corresono,IV, 59 ayuntamiento que (según hemos dicho) tiene
También vemos que para alabar cualquier la bondad con la hermosura: m." " guna Yel
cosa, ningún término tenemos m~jor que la mala crianza que les dieron y''" cominos
llamarla hermoso; y así cuando qu~remos requerimientos y porflas de los en ,,,orados,
alabar las cosas del mundo decimos hermoso las dádivas, la pobreza. la esperanza los
cielo, h~mosa tierra, hermoso mor. l1ermosos engaños, el miedo y otras cien mil eosas
rios, hermosas provincias, hermosos monres. vencen la bondad y firmeza de las muy
árboles, jardines. hermosas ciudades, hermosos hermosas y muy buer1as. Ypor· estas mismas o
templos y cosas y exérclros. A toda cosa. en fin, otras semejantes cousas pueden también los
da grandísimo ornamento esta alta y divina hombres hermosos venir a ser rnnlo
hermosura; y puédese bien decir que lo
bueno y lo hermoso en alguna manera son Una belleza sobrehumana
una misma cosa. en especoal en los cuerpos Miguel de Cervantes
humanos, de la hermosura de los cuall'S DonQuijoredelaMancha,libro cap.lr.
la mas cercana causa pienso yo que 1605-1615
sea la henmosura del alma; la cual, como Aqui dio un gran suspiro don Quijot y dijo:
participante de aquella verdadera hermosura -Yo no podré afirmar si la dulce mi • nemiga
divina, hace resplanded~nte y hermoso todo guml,o no, de que el mundo sEpa que yo
lo que toca, especialmente si aquel cuerpo la sirvo; solo sé decir, respondiendo a lo que
donde ella mora no es de tan baxa materia con tanto comedimiento se me pldP,que
que ella no pueda irnprirnifle su calidad. su nombre ~s Dulcinea; su patria. e! loboso.
Asi que la hermosura es el verdadero trofeo un lugar de la Mancha: S\1 ca lid~ d. por lo
y insignia de la victoria del alma, cuando menos. ha de ser de princesa, pues es reina
ésta con la virtud divina seiiorca a la natura y señora mla;su hermosura,sohr<-humana,
material y con su luz vence las tinieblas pues en ella se vienen a hacer verd,deros
del cuerpo. No es razón, pues, decir que la todos los imposibles y quiméricos atr'butos
hermosura haga a las mujeres ser soberbias que los poetas dan a sus damas:q 'sus
o crueles. puesto que le pare1.ca asi al señor cabellos son de orO,Sll frente campos e rseos,
Morelo; ni tampoco se han de echar a cuenta sus cejas arcos del cielo. sus OJOS soles. sus
de las hermosas aquellas enemistades. mejillas rosas, sus labios corales. pl!ll s sus
muertes y graves daños de que son causa dientes. alabastro su cu~llo. marmol su pecho.
los deseos desordenados de los hombres. No marfil sus manos. su blancura nie''" Y l.·s
P6glno sigultnre:
Caravaggío, Santa porfiaré con todo que no sea posible hallarse partes que a la vista humana encubr a
Mario Mogdoltno, en el mundo entre las mujeres hermosas honestidad son tales. según yo po<'nso Y
1606,RomD, algunas deshonestas y malas. pero no se ha entiendo, que solo la discreta collsid<ración
colección privDdn de decir por eso que la hermosura las incline puede encmecerlas, y r1o compararlas

212
IX. DELA GnACIA A 1.11 6ELLEZA INQUIETA

claramente como se muestra el rostro, antes


La grazia por la mayor parte de!l tiempo estando
Agnolo Firenzuola (siglo x~1) cubiertos. de creer es que no se pone en ellos
Ycomo dijimos más arriba. tanto cu•dado como en la cara; con todo,
vemos a menudo un rostro que no tiene
quien se riese sin c.1usa. solo por mostral!os,
facciones según las proporciones aceptadas
ya descubrina el arte y aunque los wviese
de la Belleza. emanar aun asi aquel ~plendor
muy buenos parecena mal y no quedaría
de la gracia del que hablamos (como menos frio que el Egn3ciO de Catulo. Lo mismo
Modestina, que, a pesar de no ser grande
es de las mano~.l~s cuales, si siendo hermosas
y tan proporcionada como hClmos dicho
y delicadas se muestran alguna vez a tiempo,
antes. aun asi tiene esa carita una gracia según el caso se ofrece, por descuido, huelga
inmensa; tanto que gusta a todos).[... J mucho el hombre de vellas y desea que otra
Y se llama gracia, pues la hace grata, es decir,
vez acaezca cosa por donde se puedan tornar
querida, en la que brilla cst<' rayo, esta
a ver. lo que no seria si se mostrasen siempre;
oculta proporción se difunde: como hacen
porque quien las uoe cubiertas. no señala
incluso las rendid~s gracias de los beneficios
deseo de mostrallas, antes se ha de creer
recibidos, que hacen grato y querido al que que las tiene buenas, no por diligencia ni por
las brinda. Y esto es lo c¡ue sobre el tema
arte, sino porque asl son de suyo. ¿No habéis
puedo o quiero por ahora razonar; pero
vosotros mirado cuando acaso acontece que
sobre el que, si más queri'is saber, mirad
yendo Ulla clama por la calle, o estando en otro
en los ojos de aquella clara luz que ilumina
lugar burlando,se le descubre un poco el pie
con sus bellisimos ojos a todo Ingenio
o el chapu1 descuidadamente, si entone~ se
Hans Holbein el Joven. peregrino que el esplendor de la gracia
ve bien aderezado lo que muestra. cuán bien
Los embaiodores, con va buscá11dole.
calavera en anamorfosis
parece? De mi os digo qut> huelgo mucho de
abajo en el cenrro, vello y creo que vosotros wmbién; porque
La justa belleza femenina cada uno agradece más PI aderezo en parte
1533, Londres.
National Gallery Baltasar ele Castiglione asl escondido qlle! adonde siempre se vee;
El cortesano. l. 40. 1513·1518 y traer en aquello la rnujer concierto. más
¿No veis vosotras cuAnto mejor parezca
parecer que es por ser ella naturalmente
armonías más co mp1e¡as e mquletantes de lo previsto; que la dedicación una mujer que. ya que se afeite, lo haga tan
• • · ataviada de suyo y para si. que porque tenga
moclexadamcntc c1ue los que la vean estén cuidado de parecer bien a nadie, pues aquel
a~ saber no se ex~~esa en la tranquilidad del espíritu, sino en su aspecto en duda si va afeitada o no, que otra tan atavio no c-.. ,ino en parte dandP no se ha de
o,curo y mcl<~ncoilco; que el progreso del saber desplllzll 111 hombre del enjalbegada que parezca a todos una pared
creer que se traiga para ser visto.
centro del mundo y lo arroja a cualquier punto periférico de la Creación o una mascara y and<! tan ~rta que no ose
Todo~~ no debe sorprendernos. Desde el punto de vista social, el .
reírse par no quebrar la tez. y nunca mude de
color sino a la mana na cuando se compone El desprecio
Renacimiento es, por la naturaleza de las fuerzas que en él se agitan incapaz Baltasar de Castiglione
y después todo el dla este como un mármol
d.e sere~arse en un equilibrio que no sea frágil y provisional: la imaden de la
Elcorresono,J.26.1513·1518
sin menearse,dexándosc ver solamente, no
Pero pensando yo mucho tiempo entre mi
c1udad. 1deal•de la nueva At• ~nas, esta· corro1da
• en su 1ntenor
. . por factores que a la claridad del sol, sino a la lu7 de las velas.
de dónde pueda proceder la gracia, no
como mcKacler cauteloso que muestra sus
llevaran a la catástrofe pohtJca de Italia Y a su ruina económica Y financiera. curando agora de aquella que viene de la
pai\os o sus sedas en la tienda do entre la
influencl~ de las estrellas, hallo una regla
E~ e~te p~oceso no cambian ni la figura del artista ni la composición social del claridad tan medida como es menester para
generalfslma, la w~l pienso que m~s que
pubhc~,sJno que ambos se ven invadidos por una sensación de inquietud que sus engm'iosl Pues ¿cuanto rn~s que todas las
otra ningunn aprovecha acerca desto en
o1ras agrada lo que muestra su color limpio
se refle¡a en todos los aspectos de la vida, tanto materiales como espirituales. todas l~s cosas humanas que se hagan o se
y natural sin mistura de artificio, alu1que no se;o
digan: y es huir cuanto sea posible el vicio que
Lo mJsmo ocurre en el campo fi losófico Y artístico. El tema de la gracia, muy blanca ni muy colorada. sino que parezca
de los latinos es llamado aferación:nosotros.
estr~chamente vinculado al de la belleza - «La belleza no es más que una con su cara propria agora algo amarilla por aunque en esto no tenemos vocablo proprio,
alguna alteración. agora con un poco de color
gracJa que nace de la proporción, conveniencia y armonfa de las cosas», escribe por verguenza o por otro algún acddente.
podremos llamarle curiosidad o demasiada
diligencio y codicio de parecer mejor que rudos.
Bembo- ,abre paso a concepciones subjetivistas Y particularistas de lo bello. con sus cabellos acaso descompuestos. con Esta tacha es ~quella que suele ser odiosa
el rostro cl.lro y puro. sin mostrar difigenda
a todo el mundo: de la cual nos hemos de
ni codic1a de parecer bien? Esta es aquella
Alegria no vista tan dulces que O!fO bien el alma 1'0 e 'ea guardar con todas nuemas fuerzas. usando
descuidada purc7a que tanto suele contentar en toda cosa un cierto desprec· o o descuido,
Pietro Bembo, Rimos. v. 1522 manos de marfil que los corazones domina a nuestros ojos y a nuestro espiritu; elcual
Crin de or~ crespo Yde ámbar tersa y pura, y roba. con el cual se encubra el arte y se muestre
siempre anda rccelandosc de dondequiera que todo lo ql1e se hace y se dice, se viene
q~e a la bnsa sobre la nieve ondeas y vuelas. cantar. que parece de armonia diV">~ que haya artificio, porque alli sospecha que hecho de suyo sin l,,tig<> y cas1 sin ha bello
o¡os suaves Y mas claros que el sol, juicio maduro a la edad mas verde, hay engaM. Est~n muy bien a una mujer los
que convierten en día plácido la noche ale9ria no vista aquí entre nosotros buenos dientes, porque no mostrándose as1 pensado.
oscura, añadida a suma bellez.>,suma honestlo,1d.
risa: que calma toda áspera pena y dura, fueron la chispa de mi fuego, y son"" os 217
rubles Yperlas, de los que salen palnbras grada que a pocM el inmenso cielo dest na.
2 16
2. El manierismo

Dinámicas de este tipo animan asimismo la relación contradictoria de los


manieristas con el clasicismo: la inquietud del artista, atrapado entre la
imposibilidad de rechazar el patrimonio artístico de la generación anterior
y la sensación de extrañeza respecto al mundo renacentista, le lleva a sacar
del interior las formas que apenas se han estabi lizado según los cánones
«clásicos» y que acaban por disolverse como la fina cresta de una ola que
se estrella esparciendo la espuma en mil direcciones.

Giorglone,
Doble retrato,
1508,Roma,
Palazzo Venezia

Pdgina siguiente:
Alberto Durero,
Autorretrato con pe/lizo,
1500, Munkh,
Alte Pinakothck

~1 8
IX. CE LA GRACIA 11 LA BEI.UZAINQUIETA
• Giuseppc Arcimboldo,
flvelaM. 1585. Parls,
2. El MANIERISMO

Museo del Louvre

Parrnigianino.
Aurooworo anre el
~pejo, c. 1S22, V~na,
Kuns thistori.sch~s
Museum

Lo demuestra la violación del canon que aparece ya en el artista clásico


por antonomasia, Rafael; lo demuestran los rostros inquietos de los pintores
que se autorretratan, como Durero y Parmigianino.
Imitando aparentemente los modelos de la belleza clásica, los manieristas
rompen con sus reglas. La belleza clásica se considera vacía, carente de alma,
Y a ella oponen los manieristas una espiritualización que, para huir del vacío,
se lanza hada lo fantástico: sus figuras se mueven en un espacio irracional,
Ydejan que emerja una dimensión onírica o, Pn tPrminos contemporáneos.
«surreal».
La crítica -ya presente en el neoplatonismo renacentista, sobre todo con
Miguel Ángel- a las doctrinas que reducían lo bello a las proporciones toma
ahora su revancha de las bellas proporciones minuciosamente calculadas por
Leonardo o por Piero della Francesca: los manieristas privilegian las figuras
animadas y, en especial, la S, la figura serpentina que no se inscribe en círculos
o cuadriláteros geométricos, sino que remite más bien a las lenguas de fuego.
Y es significativo que este cambio de actitud frente a las matemáticas halle,
retrospectivamente, el origen de su genealogía en la Melancolfa de Durero.
La capacidad de ser calculado y medido dejan de ser criterios de objetividad puede ser bella, pero al mismo tiempo representa una belleza que lo es no
Y se reducen a simples instrumentos para realizar complicaciones progresivas en virtud de una regla objetiva, sino tan solo gracias al consenso del público,
(alteraciones de perspectiva, anamorfosis) de las representaciones espaciales de la «opinión pública» de las cortes.
que suponen la suspensión del orden proporcionado. No es casual que el Desaparece la distinción entre proporción y desproporción, entre forma
manierísmo no haya sido bien entendido y valorado hasta la edad moderna: e informe, visible e invisible: la representación de lo informe, de lo invisible,
si se priva a lo bello de los criterios de medida, orden y proporción, de lo vago trasciende las oposiciones entre bello y feo, verdadero Y falso.
inevitablemente es sometido a criterios de juicio subjetivos, indefinidos. La representación de la belleza gana complejidad, se remite
Un caso emblemático de esta tendencia es la figura de Arcimboldo, artista a la imaginación más que a la inteligencia y se dota de reglas nuevas.
considerado menor o marginal en Italia, que alcanza éxito y notoriedad en La belleza manierista expresa un desgarramiento del alma apenas velado:
la corte de los Habsburgo. Sus sorprendentes composiciones, sus retratos es una belleza refinada, culta y cosmopolita como la aristocracia que la aprecia
con rostros compuestos de objetos, vegetales, frutas, etcétera, sorprenden y encarga las obras (mientras que el barroco tendrá rasgos más populares Y
Y divierten a los espectadores. La belleza de Arcimboldo está despojada emotivos). Combate las severas reglas del Renacimiento, pero rechaza el
de toda apariencia de clasicismo y se expresa a través de la sorpresa, lo atrevido dinamismo de las figuras barrocas; parece superficial, pero cultiva
inesperado, la agudeza. Arcimboldo demuestra que incluso una zanahoria esta superficialidad con un estudio de la anatomía y una profundización
220 lll
IX. DE LA GRACIA A LA BELLEZA INQVIeTA

de la relación con los antiguos q ue supera las tensiones análogas del


Renacimiento: es a la vez superación y profundización del Renacimiento.
Durante mucho tiempo se consideró que los manieristas con stituían
un breve paréntesis entre Renacimiento y barroco: hoy día se reconoce,
en cam bio, que gran parte de la época renacentista - desde la muerte
de Rafael en 1520, si no antes- es manierista. Más de un siglo después,
madame de La Fayette hará revivir los sentimientos de esta época en
la historia de la princesa de Cléves.

Marcantonio Raimondi,
Lo procesión de las
brujos, 1S18-1520,
Florencia, Gabineno dei
Oisegnl e delle Stampe

Aflicción del alma


que negociaba en ellas porto. 1 '"rvfo.
Madame de La Fayette
Este hombre habia venido do Flor.,nci¡¡ con
Lo princesa de Cleves.11V, 1678
la reina, y se habia enriquecido t nto ~·'su
La magnificencia y fa galanteria no se han negocio. que su casa pareoa n e~ un
dado nunca en Francia con tanto esplendor gran señor que la de' 1n comctCI!)nte. Mientras
como en los ültimos anos del remado d~ estaba alll llegó el prínri1w li•• Clt' •< S.. quedó
Enrique n. Este príncipe era galante y apuesto, tan admirado de su belleza. qu • ;u do
y estaba enamorado. Aunque su pasión por ocultar su sorpresa, y fa señorita d~ Chartres
Diana de Poitiers, duquesa de V~fentinols, no pudo por menos de sonro)/11'· •iendo el
había empezado hacia más de veinte a1\os, no asombro que le habla causacso. s sobrepuso.
por esto era menos violenta, ni fa mostraba el no obstante, sin mostr¡,r otro i1 "'por el
de manera menos manifiesta. comportamiento del prlnc;pc qu. d que fa
Como despuntaba sobremanera en todos los cortesía debla dictarle ante ur' nb•e como
ejerciáos corporales, hacia de elfos una de sus el que parecia ser. El senor d _, n s a miraba
mas frecuentes ocupnciones. Todos los días con admiración, y no ¡;odia compn·nder quié_n
había cac<'rfas. partidos de pelota, ballets, era aquella hermosa mujer a qu' ., 110 canoera.
carreras de cintas o diversiones similares. los Bien veía por su aspecto y por los criados
colores y el anagrama d" fa senora de que fa acompañabJn, que debro ;er de alto
Valentinois oparecian por todas partes, y ella rnngo. Su juventud le hacia pcn$ ;r que era
aparecía tambien con atavíos semejantes a soltera. pero no viendo madre · • na Y como
los que hubiera podido lucir su nieta, fa el italiano, que no la conocía,!, 11 1ba senora.
señorita de Marck, q ue estaba e11tonces en no sabia qué pensar; y la mirab~ < 1d. vez con
edad de contraer matrimonio. m~s asombro. Se dio wcnta de qu $US
La presencia de fa reina autorizaba fa suya. Esta miradas fa turbaban, contraria• t a lo que
princesa ero hermosa, si bien había sobrepasado ocurre con la mayoría el!' las ;ovc11 s que ven
la primera juventud, y amaba fa grandeza, siempre con placer el efecto que 1 oduce su
el lujo y los placeres. El rey se habla casado con belleza; y fe PiJreció "ncfuso qu era a causa
ella cuando era aún duque de Orfeans, y tenia de fa impaciencia que 1enra po "'e ;.en
corno primogénito al defffn, que murió en efec1o,safió bastante p•eclpitacf "' nte.EI .
Toumon,príncipe al que su cuna y sus grandes senor de Cleves se consoló de ' ~ '• de VISta.
cualidades destinaban a ocupar dign<'lrnente con fa esperanza de sab •r quien e•· ¡r-ro se
el trono de Francisco r.su padre.[... ] quedó muy sorprendido cuando uro que n~
Al dla siguiente de su llegada fue a procurarse fa conodan.le impresiono tan• >su tx-ileza Y
unas p!Wras preciosas d casa di' un italiano modestia que había not.ldo en su ducta.
222
223
que bien puede decirse que concibió por ella, que ella supiese que la veoo, y v~rl t~teramen
desde el primer momento, una pasión y una ocupada en cosas rclacion11das con 1y e ~
estima extraordinarias. Aquella noche fue a las · Dnel
amor que ella le ocult,1b1. es algo que no ha .
habitaciones de Madama. hermana del rey.( ...) jamás saboreado ni imag"nado por ningu Sido
El gentilhombre, que era muy capaz de llevar a . . b notro
amant e.El p~rncope 8ta a t~ consecuenc;a tan
cabo tal misión. la cumplió con toda exactitud fuera de s~ que penn<~nec!a mnlávil mirando
Siguió al seriar de Nemours hasta un pueblo a alaseñotadeCie":s.sin pensarc:; . aquellos
media legua de Coulommiers,donde el príncipe momentos no tenoan prccio.Cudo do se hubo
se paró y el gentilhombre supuso que era para 3. La crisis del saber
sobrepuesto un poco, reflexrono que debía
esperar la noche. No creyó Indicado esperar esperar para hablarle~ que ella "liera al
también allf. cruzó el pueblo, y fue al bosque, al jardín, cteyó que podrla hacerlu con mayor
lugar por donde suponía que el seiior ele seguridad porque estati,, m~· l~¡o' de sus
Nemours podía pasar. No se eqlrivocó en nada donccllus, pero viene! o que permanecía en el
de lo que habla pensado.l!n cuanto llegó la gabinete, tomó la decisión do entrar. Cuando
·De dónde surge esta ansia, esta inquietud, esta continua búsqueda de
noche, oyó pasos, y aunque estaba oscuro, quiso llevarla a cabo ¡qué turl •JCión!, ¡qué ~o nuevo? Si dirigimos la mirada a los conocimientos de la época, podemos
reconoció fácilmente al señor de Nemours.le temot de disgustarla!, ¡qué f"i•do de hacer hallar una respuesta general en la «herida narcisista» causada al ego
vio dar la vuelta al jardin,como para escuchar mudar aquel rowo en el que veo a tanta
si oía a alguien y para elegir el lugar por donde humanista por la revolución copernicana y por los posteriores desarrollos
dulzura y de verlo volverse ve ro y lleno de
podría pasar más fikilmente. Las empalizadas ira! 1••• ) la señora de Clevcs vol."o la cab<>_za y, de las ciencias flsicas y astronómicas. La turbación que provoca en el
eran muy altas, y habla ouas deuás para ya sea porque estuviese absorta pensando hombre el descubrimiento de que ya no ocupa el centro del universo _va
impedir que se pudrese enltar, de suerte que en el duque,ya sea porqu•• <ll estc.·iese en un
era bastante difícil abrirse paso. El seilor de
acompañada de la desaparición de las utopías huma.nistas y rena~enttstas
lugar en que la luz daba lo sufic· o: te para que
Nemours lo consiguió y en cuanto estuvo en ella pudiese distinguirlo, el caso es que creyó respecto a la posibilidad de construir un mundo pac1fico Y armon_toso.
el jardín no tuvo ninguna dificultad para reconocerlo, y sin titubear, ni volverse del lado Las crisi s políticas, las revoluciones económicas, las guerras del_«sl.glo de
averiguar dónde estaba la seriara de Cléves.Vio en que él estaba, entró en ellugM donde se hierro», el retorno de la peste: todo ayuda a reforzar el descubnm1ento
muchas luces en el gabinete, todns las ventanas hallaban sus doncellas. Emró allí con tanta
estaban abiertas, y deslizándose a lo latgo de turbación, que se vio obllg~da, p.ra ocultarla, a de que el universo no ha sido creado a la medida -~u mana, Y de que
las empalizadas, se acetcó con una turbación decir que se encontraba mal, y lo dijo también el hombre no es ni su artífice ni su dueño. ParadóJICamente, es el enorme
y una emoción que son fi\ciles de imaginar.Se para ocupar a sus criados y p¡;ra dJr tiempo progreso del saber el que produce la propia crisis del saber: 1~ búsqueda
puso detrás de una de las ventanas que servían al se.-lor de Nemours a retirar<e. Cuando hubo
de puerta, para ver lo que hacía la señora de reflexionado un poco, pensó qu se había de una belleza cada vez más compleja va acompañada, por e¡emplo, del
eleves.Vio que estaba sola, pero la vío tan equivocado y que el creer habP.r visto al señor descubrimiento de Kepler de que las leyes celestes no siguen las simples
extremadamente hermosa que le fue dificil de Nemours era una lmaginacion suya.Sabia armonías clásicas, sino que requieren una complejidad cada vez mayor.
dominar el embeleso que le causó esta visión. que estaba en Chambors, no le r <ecia posible
Hacia calor, y solo cubrían su cabeza y su pecho que hubiera emprendido 1lgo t. l temerario.
los cabellos desorderu~dameme recogidos. Varias veces estuvo tentada de _mrar en el Andrea Cellarius.
Estaba recostada en una meridiana y tenía gabinete y de ir a ver si habra ;;.gu· ~n en el Hormonlo
delante una mesa, en 1~ que habla varios jardín. Quilá deseaba, tanto como temía, Macrocosmico,
cestillos llenos de cintas; eligió algunas y el encontrar al señor de Nemours, p<-ro en fin, la 1660,Amsterdam
señor de Nemours advirtió que eran de los razón y la prudencia pudieron máS que todos
mismos colores que él había lucido en el torneo. los otros sentimientos, y estimó que era mejor
Vio que con ellas hacia lazos er1 una caria de quedarse en la dudn en que se hallaba que
Indias muy rara, qué él habla llevado alg(rn arriesgarse a salir de ella. Tardo muchO en
tiempo y que había dado a sv hem1ana,a quien decidirse a abandonar \111 lugao· de 1que pensaba
la señora de Cleves se la había cogido haciendo que el príncipe estaba quizJ or JY cerca, Y
como que no sabia que habla pertenecido al era casi de dia cuando vol vio ¡o p1lacio. (... ]
señor de Nemours. Cuando hubo terminado su No ha existido jamás pasion tan :ierna Y tan
labor, con una gracia y una delicadeza que violenta como la que sentía entonces el
derramaban en su rostro los sentimientos duque de Nemours. Sr fue bajo os sauces~
que llevaba en el corazón. cogió un candelabro, lo largo de un arroyo que corna dettas de
y se acercó a una mesa grande, frente al cuadro casa en que estaba escond,do Se alejó 10 ":ás
del sitio de Metz en el que estaba el retrato que pudo para no ser vislo ni o do P01 nadoe.
del señor de Nemours; se sentó. y se puso y se abandonó a los arrebatos de su amor.
a contemplar el retrato con una atención Su corazón estaba tan angust,ad?. que no
y una ensoñación como solo el amor puede pudo por menos de derramar algunas
inspirarlas. No se puede expresar lo que sintió lágrimas. Pero estas lágrimas no erande la;llas
el señor de Nemours en aqlrCImomento.Ver, en que el dolor solo hace derramM, habra en
medio de la noche, en el lugar más hermoso del también una mezcla de tcrnuta Y de este or
mundo a una mujer a In que adoraba, verla sin encanto que únicamente se halla en el am · 22S
224
d, LA MELANCOLfA
!;\. V l.. fJ'I Vllt\1,.1111+ loi\V"'-"'I.t.l,lllf\~ V ot. l i'\

4. La melancolía

Emblema de la época es sin duda el extraordinario Melancolfa 1de Durero,


en el que el carácter melancólico armoniza con la geometría. Toda una época
parece separar es ta representación de la armoniosa y serena del geómetra
Euclides en la Escuela de Atenas: si el hombre del Renacimiemo escudriñaba
el universo con los instrumentos de las artes prácticas, el hombre barroco
que aquí se anuncia busca en las bibliotecas y en los libros y, melancólico,
deja en el suelo (o sostiene ociosamente en la mano) los instrumentos.
La melancolfa como destino del hombre de letras no es en si misma una
novedad: el tema aparece ya, aunque con diferentes formas, en Marsilio
Ficino y en Agrippa de Nettesheim. Lo que es original, en cambio, es
la compenetración de ars geometrica y horno melancholicus, en la que la
geometría adquiere un alma y la melancolía una plena dimensión intelectual:
esta doble atribución es la que crea la belleza melancólica que atrae hacia si,

Rafael Sanzlo,
La escuela de Atenas
(detalleJ, 1510, Roma,
Estancias Vaticanas

Pagina siguiente:
Alberto Durero,
Melancclia 1,
1514, Florencia,
Gablneno dei
Oisegm e del~ Stampe

227
126
IX. DE LA GRACIA A LA BELLEZA INQUIETA s. AGUOEZA. WIT, COI'ICEPTISMO...

5. Agudeza, Wit, conceptismo ...

Uno de los rasgos característicos de la mentalidad barroca es la combinación


Francesco Borromini. de imaginación exacta y efecto sorprendente, que adopta diversos nombres
interior de la cúpula de
Sant'lvo ana Saplenza, -agudeza, conceptismo, Wit, marinismo- y que halla su más alta expresión
Roma, l64¡· 1662
en Gracián. Favorecieron esta nueva forma de elocuencia los programas
escolares elaborados por los jesuitas inmediatamente después del Concilio
de Trente: la Ratio studiorum de 1586 (renovada en 1599) prevefa, como
coronación del quinquenio de estudios preuniversitarios, un bienio de
retórica que asegurase al alumno una perfecta elocuencia/ encaminada
no solo a la utilidad1 sino también a la belleza de la expresión.
Los conceptos. aunque no t ienen forma propia, deben poseer ci erta sutileza
o agudeza capaz de sorprender y penetrar en el alma del oyente. La agudeza
exige una mente despierta, ingeniosa, creativa, capaz de ver con la facilidad
del ingenio (Wit) conexiones invisibles al ojo común. De este modo a la
belleza conceptuosa se le abren espacios perceptivos completamente
nuevos. mientras que la belleza sensible se aproxima cada vez más a formas
de belleza asignificante e informe. La aplicación de la agudeza a la poesía
(el gongorismo en España, por el poeta Luís de G6ngora, el «marinismo»
Guarino Guarini,
interior de la cúpula
de la capilla del Santo
Sudario en la catedral La agudeza simpauas.lo semejame, lo contrario, lo igual.
de Turín, 1666·1681 lo superior, lo inferior, las ensenas, los
Saltasar Gracian
Agudeza yatte de ingenio.~ 2. 1642·1648 nombres ptopios y los equtvocos:cosas que
Es este ser uno de aquellos que son md~ yacen agazapadas y ocultas en cualquier
como en un remolino, los anteriores rasgos de inquietud de espfritu del conocidos a bulto, y menos a precisión, déjase individuo, como diremos en su momento.
percibir, no definir; y en tan remoto asunto.
Renacimiento, y se constituye en punto de origen del tipo humano barroco. La perspicacia
estime se cualquiera descripción: lo que es
El paso del manierismo al barroco no es tanto un cambio de escuela como para los ojos la hermosura, y p.1ra los oidos Emanuele Tesauro
una expresión de esta dramatización de la vida, estrechamente vinculada la consonancia. eso es para et entendimiento El catalejo aristotélico. 1654-1670
el concepto. Un divino P<lftO del inge1io, más conocido por
a la búsqueda de nuevas expresiones de la belleza: lo asombroso, lo
su apariencia que por su nacimiento, fue tan
sorprendente, lo aparentemente desproporcionado. Borromini puede El ingenio admirado en todos los tiempos y entre todos
asombrar y sorprender con la iglesia de San lvo, con una estructura Emanueie Tesauro los hombres que,cuando se lee y escucha,
Elcarole¡oarisroté/Jco, 1654 1670 como un extrano milagro, por parte de aquellos
insospechadamente oculta en el patio interior del Palazzo della Sapienza,
El ingenio natural es una maravillosa fuerza mismos que no lo conocen, con gran alegria y
realizando un contraste de estructuras cóncavas y convexas que oculta del imelecto,que comprende dos tale11tos aplauso es acogido.Es la agudeza, gran madre
la cúpula interior y coronando el conjunto con una atrevidfsima y naturales: perspicaciil y versatilidad. L~ de todo ingenioso concepto; clarísima luz de la
sorprendente linterna espiral. Algo más tarde, Guarini asombra a Turfn, perspicacia penetra en las más alejadas otdtorla y poética elocución: espíritu vital de la'
e insignificantes clrcunstancins de cadd págin~s muertas; gratísimo condimento ele la
en la capilla del Santo Sudario, con una cúpula que, gracias a una estructura conversación civil:último esfue1zo del intelecto;
Individuo, como sustancia, materia. forma,
de hexágonos superpuestos, se abre en una estrella de doce puntas. accidente, ¡)ropledad, e¡¡ usas, efectos, fines, huella de la divinidad del espíritu humano.
228 229
IX, OHA GRACIA A LA BElLEZA INQUIETA

P~etro da Corto na,


Triunfo de la divina
_Providencio, 1633-1 639,
Rorna, Pa1acio Barberini
231
230
V• ~1\ ! l.l'f.)IVU 111'\'-" ' ....,.,,..,..,.., ..,. , ..

en Italia, por el poeta Giovanbattista Marino) se expresa en una poesfa


virtuosista, cuyo estilo sorprendente, asombroso e impresionante, y cuya
ingeniosidad punzante y concisa superan con mucho el contenido. Más
que una descripción exacta de la belleza de la mujer, importa la capacidad d
expresar la multiplicidad de detalles y de relaciones del cuerpo de la mujer, e
incluso a partir de aspectos que puedan parecer insignificantes, como un
lunar o una cabellera: una multiplicidad de formas y de detalles que seduce.
6. La tensión hacia lo absoluto

Serpiente en el pecho La poca


Giovanbattista Marino Giovanbattista Marino La red de relaciones y de formas, que han de crearse y recrearse ~n _cada .
Al borde de un lecho ha divisado Esa pe<a, esa graciosa peca "ón ocupa el lugar de los modelos naturales, vinculantes y ob¡ettvos:el stglo
libidinoso sátiro y lascivo
que a bellísima ninfa al brazo pegado
que h.Kc de dorado< •.los so"YII , usueña
a la mejilla amorosa.
~~~~c; expresa una belleza que está, por así decir, más allá del bien y del mal.
la flor de todo placer coqc furtivo. es'" ' bosquecillo dtt Amor Puede expresar lo bello a través de lo feo, lo verdadero a través de lo falso, la
Del hermoso tierno fl~nco a su consuelo ¡Ah, huye. incauto corazón vida a través de la muerte. Este tema de la muerte, por otra pa:te, se encuentra
palpa con una mano el marfil vivo, por mas que coy"< a 1hc•es o o~a! obsesivamente presente en la mentalidad barroca. Lo vemos ~~clus~ e~ un
con la otra, que a otra práctica ... Aqul el cruel se esconde, solo
autor no barroco como Shakespeare, y se verá también, en el siglo st~UJente,
t ·nsa
Tienta parte mas dulce y ' ecóndita. las redes y el arco, y las ~lmas g• " ,t~na y toma.
en las asombrosas figuras macabras de la capilla de San Severo en Napoles.
Entre poderosos y nervudo< abrazos Melena
del robusto amador la jovencita Fedcrigo Delia Valle
gime, y con ojos languidos y sumisos Oh melena rubia. oh frtnt~" at'1 , •rtma,
despechada se muestra y algo desde•iosa. oh negros ojos luciC"ntes. es"'"' dos estrellas, Giuseppe Sanmartino,
(rlsto cubíerto con velo.
El rostro cela a los besos golosos y oh mejillas de omo y niew. frt·"'" y bellas, 1753, Nápoles,
espesos/ frecuentes, oh aire modestlsimo y ameno capilla de San Severo
y niega el dulce, y negando más seduce: Oh boca de rubl, de gemas e
pero mientras se sustrae y se lo contiende, oh risa, oh dulcísimas pla ~-
en la astuta repulsa los besos brinrl" oh mano~ de rcchc,oh grilcio o '·mbros
y con eses,
Con estudiado recelo y avisadas tonterías oh figura en beldüd mñs que terrenal,
desprenderst' de él a veces simula, oh noble porte}' pereg""o
y mientras entre las bruscas rebregades oh avisadas maneras. oh gra 1, ,r.ro.
más se encadena y más lo ata y ciñe, oh adem~n. oh caminar casi d1cu1o.
de tal guisa que jamas más fuerte oh nuevo espíritu del empíreo rw o.
barra madcru con madera, clava y aprieta. oh nombre dulce, oh numen" 1< • me inclino,
Flora no lo se, no sé si Frinc o Tais ¿qué puedo decir de vos? Ca lo os >doro.
hallar nunca supo obscenidades tan sudas.
El seno
Serpiente en ol pecho juvenil y gracioso Giambattista Pucci
el alto placer de la impudlca vista. Dentro del cándido seno. entre 1 pechos,
que a las fuerLas de Amor tirano y mago tendió mi señord 1 blanc,, mano ·"fdZón.
ser no puede que un debll corazón resista: y desde los ojos lucientes e: ivn raor
mas bien de la esca de la dulce imaginación dirigió a un punto mismo en es 1 y quellos.
el incitado deseo vigor adquiere; Blanquear, centelleo•· nieves y JlanM>.
y, estimulado al su natural curso, de ojos hermosos y del seno r, ego Y ngor. opuesto a lo que exactamente semejas
Una belleza más allá del bien y del mal
no será maravilla se rompe il morso. hecho un mixto de luz y de can las. santo maldito. honorabl•· m.llhechor!
como entre .a leche del ci~o 1-.. e s esuel Wllliam Shakesl)l'are
¡Oh Naturaleza! ¡Que criatur~ tenías .
Romeo yJvlielo, 111,2,1594-159 7
Ysu diosa, que de amorosos nudos De los pechos y d~l seno la canchd •z reservada pBra el infierno, cuando alo¡ast~
Julleta: ¡Oh cora¿ón ele serpiemc, oculto
ha estrechado el cora;wn,a seguirlo intenta, igual a la leche, en conjunto en ton es t!l alma de l lll demonio en el paraíso
bajo un semblante de flores! ¡Habitó
con palabras agudas y maneras astutas resplandeCia mortal de cuerpo tan agrac ado?
jamas un dragon tan seductora caverna?
Pur tra via mottegiando lo pincha y tienta: de los luminosos ojos la c..,rrdJ<! ¡Qué libro.<on tal prmor encuadernado
Esta en aquella alternat ;ament d uisa ¡Hermoso tirano! iDemomo angellca.!
-Goza pues (deda para si) el fruto goza contuvo nunca tan vil malCfl·l? ¡Oh.
¡Cuervo con plumas de paloma! ¡Cordero
de tus dulces suspiros. pareja alegre. ardía, ¡Que se albergue la fa ISla en p~lacio
con cntraiias el~ lobo! ¡Horrible sustanctn
¡Suspiros sueltos y bien derramados llantos, que u M fusión de lul y de blancvr, tan suntuoso!
ahora los bellos ojo. y luego el ¡.arecfa. de la más celestial ~parienda! ¡Exact•mente
felices amores y amantes más felices aim'
l3l
Jean Antolne Watteau. No rnr P~O l;¡ hPIIPZil h;¡ rror;¡ P~ ;¡mmill o inmm;~l, al contrilrio: PI profundo
Embarque paro lo isla
deCitero 1718, sentido ético de esta belleza no reside en la adhesión a los cánones rfg idos
1
Berlín, castillo de de la autoridad política y religiosa que expresa el barroco, sino en el carácter
Charlottenburg
de totalidad de la creación artística. Así como en el firmamento rediseñado
por Copérnico y Kepler los cuerpos celestes remiten unos a otros en unas
relaciones cada vez más complejas, así también en cada detalle del mundo
barroco se repliega, y al mismo tiempo se despliega, todo el cosmos. No hay
línea que no guíe al ojo hacia un «más allá» que siempre hay que alcanzar,
no hay línea que no se cargue de tensión: la belleza inmóvil e inanimada
del modelo clásico es sustituida por una belleza dramáticamente tensa.
Si comparamos dos obras aparentemente alejadas -la Santa Teresa de
Bernini y el Embarque para la isla de Citera de Watteau, vemos que en el
primer caso se despliegan líneas de tensión que desde el rostro doliente
Pdgina siguieme:
conducen al borde de los pliegues del manto y, en el segundo, una línea
Gian lofenzo Ser ni ni, diagonal que, partiendo del querubín más marginal, se transmite del brazo
Exrasis de santa Teresa,
1652, Roma, Santa Maria
a la vestidura, de la pierna al bastón, señalando el corro de los ángeles. En
della Vittoria el primer caso, una belleza dramática, doliente; en el segundo, una belleza
melancólica, onírica. En ambos casos, una concatenación que no ~es~et~
ninguna jerarqufa entre cent ro y periferia, que expresa la plena dtgn,da
1
de la belleza tanto del borde del manto como de la mirada, tanto de lo rea
como de lo soñado, en una re misión recíproca entre el todo y el detalle.

234
Podríamos decir que en el siglo XV III la persistencia de la belleza barroca se
j ustifica en el gusto aristocrático del abandono a la dulzura de vivir, mientras
que el severo rigor neoclásico se corresponde con el culto de la razón, de la
disciplina y del cálculo, características propias de la burguesía en ascenso.
Sin embargo, una mirada más atenta nos permitirá distinguir, junto a la vieja
nobleza de corte, una nobleza emprendedora más joven y dinámica, de
gustos y costumbres que ya son de hecho burgueses, modernizadora y
reformista, que lee la Encyclopédie y discute en los salones. A esa misma
mirada le costará reconocer, no obstante, en el siglo XVIII, entre la enorme
estratificación de las clases de comerciantes, notarios y abogados, escritores,
periodistas y magistrados, esos rasgos que un siglo más tarde permitirán
identificar el tipo social del burgués.
A esta compleja dialéctica de castas y clases le corresponde una dialéctica
del gusto igualmente compleja: a la abigarrada belleza rococó no se opone
un único clasicismo, sino muchos clasicismos, que responden a exigencias
diversas, a veces contradictorias entre si. El fi lósofo ilustrado reclama la
liberación de la mente de las nieblas del oscurantismo, pero simpatiza sin
ningún problema con el monarca absoluto y con los gobiernos autoritarios; la
razón ilustrada tiene su lado luminoso en el genio de Kant, pero t iene un lado
oscuro e inquietante en el teatro cruel del marqués de Sade; igualmente, la
belleza del neoclasicismo es una reacción vivificante al gusto del anden régime,
pero también una bUsqueda de reglas ciertas y, por tanto, rígidas y vinculantes.

Póglna anreriot:
Jean·Honoré Fragonard,
Efco/umpio, 11 10.
Londres, WaiiJCe
Collection

Maunce Quentin
d<Latour
Rerroro d~ mddame
~Ornpadour c(}nsultondo
; Encicloptd;o. 1775,
ans,Museo de1 Louvre

239
l. H.\t.JUK t U~t.ttJ\I... lVI't

2. Rigor y liberación

Es sintomático que el carácter innovador del clasicismo nazca de una exigencia


de mayor rigor, que de la necesidad de una mayor adecuación a la realidad
surja una superación del realismo. Inserto aún en la época barroca, pero
Jean-Bapti<te Chardin, manifestando ya esta tendencia, el teatro del siglo XVII habla reaccionado con la
Much{Jcho con una
ptorJZo, 1738, Parls, tragedia clásica contra las reglas de unidad de tiempo, lugar y acción, para
Museo dellouvre adecuarse mejor a la realidad: ¿cómo una acción que dura años puede
reducirse a unas horas?, ¿cómo puede la pausa entre dos actos condensar los
El lado luminoso de la razón ... manifestación externa de la IUI>Iu udad, años transcurridos entre una y otra acción? Vemos, pues, que la exigencia de
lmmanuel Kant un color de fuerte contraste qu •nr.uha el un naturalismo más riguroso lleva a comprimir los tiempos y a reducir los
Observaciones sobre el semimi<•nto contenido Intimo de la cosa o ele IJ pr-rsona
de lo bello y de lo mblime, 11, 1764 lugares, a aumentar el espacio de la ilusión escénica y a reducir a lo esencial las
-tal vez solo d~ baja ralea y vulg " pero
En d hombre que tiene un temperamento que con la apari<mcia cngañil y con1o1u~ve. acciones que idealmente deben hacer coincidir el tiempo escénico y el tiempo
s¡mg~•inco domina el semimiento de lo bello: del espectador. La belleza que se adecua a la realidad del teatro de la Pléyade
sus alc¡¡rlas son risuel'las y llenas de vida; -.. y el oscuro es sustituida por una belleza estilizada, inserta en una realidad violentamente
cuando no está alegre, está insatisfecho Fran~ois de Sade
y apenas cono'e la felicidad silenciosa. la Jusrine,pñrtP I.l7'l l alterada, en la que el hombre está en el centro de un drama que no necesita
variación es bella y el ama el cambio. Busca la "¿Qué me impona,co11 tal que me produzca oropeles escénicos. Racine expresa a la perfección la presencia conjunta de
alegria en si y en to1 no a si, alegra a los demás satisfacción ?• y me asesta cinco o S< s golpes clasici smo y anticlasicismo, de una belleza dilatada, exuberante y áulica Y de
y es un buen compañero. Siente con fuerza que, por suerte, detengo con lds m nos.
la simpalla moral: la felicidad de los otros le Entonces me ata las manos 1 la sp •Ida:
otra estilizada, condensada, trágica en el sentido griego del término.
alegra, s~• sufrimiento despierta su piedad. Su solo cuento con los gestos de 1~ ara y con
sentimiento moral es bello, pero sin prinCipios las lágñmas para implorar gracia· se e ha
y dcpcnd<· >lempre directamente de las JearrHonoré Fragonard,
prohibido rigurosamente hab ar. nt n•o Cor.., y Co/líroe, 1760,
impresiones inmedi.,tas que la realidad susci:a conmoverlo ... es ínútil:sobr, n p o, al que Paris, Museo dellouvre
en él. Es <tmigo de todos los hombres o. lo que nada protege, descarga una doce• a golpes;
es lo mismo, nunca es realmente un amigo. son azotes tremendos, que inmedí • ~te
aun<¡uc siempre es cordial y comprensivo. No dejan marcas de sangre; el dolor m arranca
sabe fongu: hoy se entretendrá con vosotros lagrírnas que se mezcl.ln con hs ma M
de forrn<t amisto~a y cortes mañana. si estáis dejadas por aquel monstruo furiOSO las
enfermos u os hallais en desgracia. sentirá por hacen, dice él, mil veces mas atra.t• . us
vosotros soncera y auténtica compasión. pero besa. las muerde y. de vez en"- ndo uelve
en estas circunstancias ira desapareciendo a mi boca, a los ojos inund1dos de 110 que
poco a poco. hdsta que las cosas vayan mejor. lame con lujuria. Armande se pone
Nunca ha de ser ¡uez: las leyes son para él en posición; le atan las manos· su "' nte
normas demasiado severas y se d"'ja conmover redondeado es el seno de 1lab 1stro que
por l~s lágrimas. Es un santo demediado. nunca ofrece; Clement hace como si fuer 1 a ~rlo
reulmente bueno y nunca realmente malo. y Jo muerde ... Por último utiliza l<~we ~·'s Y
A menudo Stl propasa y es disoluto, más por a<¡uellas hermosas carnes, tan bl~ncas Y t'''
complacencia que por inclinación natural. í. .. } mórbidas, pronto 110 son, ba¡o la n1ir;,d del
Pongamos emre los temperamentos coléricos verdugo, mas que moretones y desolladuras.
al hombre en quien domina el sentimiento «Un momento -die<' el monje, flHibu,do -.
de aquella clase de sublimidad que llamamos quiero azornr a la vtoz "1 mi\s bello de lo< culos
solemne:en realidad es tan solo la y el más bello de los seno<.•
240 241
3. Palacios y jardines

Que el neoclasicismo es una reacción a un falso clasicismo en nombre de un


naturalismo más riguroso resulta más evidente aún en el rigor de los nuevos
estilos arquitectónicos, especialmente en Inglaterra. La arquitectura inglesa
del siglo XVIII expresa sobre todo sobriedad y buen gusto y afirma un claro
distanciamiento de los excesos del barroco. La aristocracia y la gentry
inglesas no t ienen ninguna propensión a hacer ostentación de sus riquezas:
la consigna es, pues, atenerse a las reg las de la arquitectura clásica, y en
particular a la de Palladio. La arquitect ura barroca es bella en la medida

Lord Burlington,
Chiswick House, 1729

en que sorprende, asombra, descoloca con sus excesos, sus redundancias,


sus líneas curvadas. A la mirada racional del siglo xvm, en cambio, esta
belleza le parece absurda y artificiosa, y la condena incluye también el jardín
barroco: el parque de Versalles se considera un modelo negativo, mientras
que el jardín inglés no crea de nuevo, sino que refleja la belleza de la
Página siguiente:
Viii;¡Chigi naturaleza, no encanta con el exceso, sino con la composición armoniosa
en Centinale, Siena de los escenarios.

24 2
4. Clasicismo y neoclasicismo

En el neoclasicismo se encuentran dos exigencias distintas pero


convergentes, propias del espíritu burgués: el rigor individualista y la pasión
arqueológica. la atención a la dimensión de lo privado, al domicilio como
expresión del individualismo típico del hombre moderno se concretan en la
búsqueda y en la aplicación de normas rígidas y severas: un buen ejemplo
es la casa que Thomas Jefferson, art ífice de la revo lución americana y tercer
presidente de Estados Unidos, proyecta personalmente.
El nuevo clasicismo se impone como el canon de una belleza <<realmente»
clásica, la nueva Atenas, en el doble sentido de la ciudad griega clásica
por antonomasia y de la encarnación de la diosa Razón que acaba con el
pasado próximo. Este aspecto concuerda con el llamado «neoclasicismo
arqueológico», expresión del creciente interés del siglo xv111por la arqueologla.
La investigación arq ueológica es sin duda una moda en la segunda mitad
del siglo xvm; en ella se manifiesta la pasión por los viajes a tierras lejanas,
en liu~<.a u~ una belleza exótica alejada de los canones europeos. Pero las
investigaciones, las excavaciones y el descubrimiento de las ruinas no bastan
por si solos para explicar el fenómeno: lo demuestra la indiferencia de la
opinión pública por las excavaciones de Herculano (1738), tan solo diez años
anteriores a las excavaciones de Pompeya (1748),que marcan en cambio el
inicio de una auténtica fiebre por lo antiguo y originario. Entre ambas
excavaciones se consolidó una profunda transformación del gusto europeo. lohann Heinrich Las reglas del gusto vistosa y superlicia,. gusta de inmediato
Resulta decisivo el descubrimiento de que la imagen renacentista del Wilhclm TISCI\bein, David Hume pero luego, al rcv~lars<' incompatible con
Go.the 1!11/o<ampiño
clasicismo se refería de hecho a la época de la decadencia: se descubre que la •<>mona,!787,
Ensoyos moraies,polit>cos yfiterorlos. XXII, c. 1745 un~ ju,t.l exprestón tanto de la razón como

belleza clásica es en realidad una deformación efectuada por los humanistas Frankfun del Main, La practica es tan util para distinguir ~1 de la pas1ón. muy pronto cansa al gusto
S~tsches belleza que. antes d~ poder juzgar cualquier y por tanto es re<:hazada co" desprecio.
y, al rechazarla, se inicia la búsqueda de la «verdadera» antigüedad. Kunstinstitut obra important~. siempre será nc:<esario o al menos considerada de valor muy inferior.
De ahl el carácter innovador que caracteriza a las teorías sobre la belleza en examinarla con atención mas de una vez y Es Imposible d~dicarse asiduamente a la
la segunda mitad del siglo xvut:la búsqueda del estilo originario implica la estudiarla desde diferentes puntos ele vista contemplacion de cierto tipo de belleza
con cuidado y reflexión. Al examinar por sin vernos a menudo obligados a comparar
ruptura con los estilos tradicionales y el recha zo de los temas y actitudes vez primera cualquier obra se produce una las distintas clases y los diversos grados
tradicionales en favor de una mayor libertad expresiva. agttación y urgencia del pensamiento que de excelencia y a considerar su proporción
Pero no son solamente los artistas quienes reclaman una mayor libertad de confunde el auténtico sentimiento de la relat1va. Un hombre que no haya tenido
belleza: no se distingue 1~ relación entre las ninguna oportunidad de comparar los
los cánones: según Hume, el crítico solo puede determinar las reglas del diferentes tipos de belleza no esta cualificado
partes; se identifican poco las verdaderas
gusto si tiene capacidad para liberarse de los usos y de los prejuicios que caractcristicas del estilo¡ las d istintas en absoluto para pronunciar un juióo
desde el exterior determinan su juicio, que debe basarse, en cambio, en perfecciones y defeCtos parecen envueltos respecto a cualquier objeto que se le
en una especie de confusión y se ofrecen presente. Solo con la comparacióo fijamos
cualidades internas como buen sentido y libertad de prejuicios, y también
de forma indistinta~ 1~ imaginación. Po1·no los epítetos de apredo y de censura, y .
método, delicadeza, habilidad. hablar de una especie de llcllcza que, por ser aprendemos a asignarlos en la justa med•da.
244
24S
X. LA RAZÓN YLA BELLEZA

Antonio Ca nova,
Las gracias.
1812-1816,
San Petersburgo,
Ermitagc

real es una búsqueda tan infructuosa como


Giovanni Paolo Pannlni, Subjetivismo
pretender establecer lo que es realmente
Este crítico, como veremos, presupone una opinión pública en la que las Galerlo d• vistas David Hume
de la antiguo Romo.
dulce 0 amargo; y ~s muy acertado el
ideas son objeto de circu lación, de discusión y también (¿por qué no?) de Ensayos morales,políricosy literarios. XXIII, c. 1745
f/58, Parfs, provNbio que reconoce la Inutilidad de
La belleza no es uM cualidad de las cosas
mercado. Al mismo tiempo, la actividad del crítico presupone la liberación Museo dellouvre la doscusión acerca de los gustos. Es del
mismas: existe tan solo en la mente del que
todo natural y hasta ne<esario extender
definitiva del gusto de las reglas clásicas, un movimiento que las contempla Y cada mente percibe una
este axioma ¡¡l gu~to mental además de
se inicia como muy tarde con el manierismo, y que en Hume llega a un belleza distinta. Puede incluso suceder
al gusto corporal; y as! el sentido comll~,
que alguien perciba fealdad donde otro
subjetivismo estético que roza el escepticismo (término que el propio que tan a menudo se alcj~ de la filosofoa,
experimenta una sensación de belleza:
Hume no duda en atribuir, con valor positivo, a su propia filosofía). y especialmente de la filosofia esceptlca.
y cada uno debena conformarse con su
está de acuerdo con ella. al menos en un
En este contexto. la tesis fundamental es que la belleza no es inherente sensación 5¡11 pretender regular la de los
caso, en pronunciar el mismo veredicto.
a las cosas, sino que se forma en la mente del crítico, esto es, del espectador demás. Buscar la belleza real o la fealdad
libre de las influencias externas. Este descubrimiento es tan importante
como el descubrimiento del carácter subjetivo de las cualidades de los
cuerpos (caliente, frío, etcétera), que hizo Galileo en el campo de la física
en el siglo XVI I. A la subjetividad del «gusto corporal» -que un alimento
tenga sabor dulce o amargo no depende de su naturaleza, sino de los
órganos del gusto de quien lo prueba-le corresponde una subjetividad
análoga del «gusto espiritual»: puesto que no existe un criterio de
valoración objetivo e intrínseco a las cosas, el mismo objeto puede parecer
bello a mis ojos y feo a los ojos de m i vecino.
247

246
>. HtHUt~.lUE RPOS YRUINA$

S. Héroes, cuerpos y ruinas

Asimismo, la estética de las ruinas que se desarrolla en la segunda mitad


del siglo XVIII expresa la ambivalencia de la belleza neoclásica. Que las ruinas
de la historia puedan ser consideradas bellas es una novedad que tiene
su origen en el rechazo de los objetos tradicionales y en la consiguiente
búsqueda de t ema s nuevos, al margen de los estilos canónicos.
No es osado comparar la m irada racional y al mismo tiempo melancólica
de Diderot o de Winckelmann ante los restos de un edificio antiguo con la
mirada de David ante el cuerpo apuñalado de Mara t. que ningún pintor de
la generación anterior habría pintado en la bañera. En el Marat de David, la
Pdgino anterior: necesidad de respetar hast a el detalle la verdad histórica no signific~ una
Jacques·Louis David,
Lomu~rtedeMarcH, máxima reproducción de la natura leza, sino una mezcla de sentimientos
1793, 8ruselas,
Museosneales contradictorios: la virtud estoica del revolucionario asesinado hace de la
de Bellas Artes belleza de sus miembros el vehículo para reafirmar la fe en los valores de

iakob Phiiipp Hackert,


Goeth~ erl Roma visita
el (o/¡seo, 1786, Roma.
Goethe Museum

249
), l"'t. HUI:~, LUI:UYV:> V l<UINA::,

La belleza de los antiguos monumentos Pureza lineal


Johann Joachim WinckelmaM Johann Joachim Winckelmann
Pensamientos sobre la imitación del arre griego Monumenros onriguos inédiros,i, ¡ 76 7
en lo pintura y en/o escultura, 1755 Por esto los artistas griegos, deseando
Es sabido que el gran Bernlni fue uno de los reproducir en las imágenes de las divinidades
que cuestionaron tanto la mayor belleza de a las que invocaban la perfección de la
la naturaleza de los griegos como la belleza belleza humana, intentaron proporcionar
ideal de sus figuras. También fue de la opinión al rostro y a los actos de estas una placidez
de que la naturaleza sabe dar a cada una de que no tuviese la más minima alteración
sus partes la belleza que le conviene: e arte y perturbación. que según la filosoña era
consistiria en saberla enconrrar.Se v~naglorió incluso impropia de la naturaleza y del
de haberse liberado de un prejuicio al que en estado de las propias divinidades. las
prindpio, fascinado por la grAcia de la Venus imagenes hechas con semejante contención
medicea, habia estado sometido, prejuicio expresaban una sensación de equilibrio
cuya inconsistencia pudo descubrir d~spues perfecto, y esto por sí solo pudo hacer que
de un fatigoso y reiterado estudio sobre la se manifestara en el rostro del Genio que se
naturaleza. la Venus, pues, le enseñó a hallar conserva en la Villa Borghese esa belleza
las bellezas en la naturaleza. que antes creía de la que podemos decir que constituye el
hallar solamente en ella y que sin ella no prototipo.
habría buscado en la naturaleza. ¿No se sigue Pero asi como no cabe la indiferencia total
de ello que la belleza de las estatuas griegas al actuar, del mismo modo el arte no
puede ser descubierta antes que la belleza pudiendo dejar de representar a las deidades
de la naturaleza y que, por tanto, aquella con sensaciones y afectos humanos w vo
conmueve mas y no es dispersa como esta que contentarse con el grado de belleza que
sino más concentrada? Asi pues, a qulell la deidad operante podía most rar. De ahí
quiera llegar al conocimiento de la belleza que la expresión aunque sea consicft!rable
perfecta. el estudio de la natt~raleza será por no está sin embargo tan equilibrada que
lo menos más largo y m;\s fatigoso que <•1d¡• domine la belleza, y es como el clavicordio
la antigüedad; y Bemini no habrla ensellado en una orquesta, que dirige a todos los otros
el camino más corto a los Jóvenes artistas instrumentos, que parecen ahogarlo. Esto
sc1'ialando como belleza suprema la belleza aparece de forma evidente en el rostro de la
q ue se encuent.·a en lf' l\fi1llr~IPIA PC:H\tué' d~?l Apolo Vaticetnó. en PI CJUP rlPh f~
Johann Heinrich FOssli, La imitación de la belleza ele la naturaleza expresarse el desdén por el dragón Pitón
La desesperación o se aliene a un único modelo o viene dada muerto por sus nechas y, a la vez. el desprecio
del orristo once por las observaciones hechas sobre varios por esta victoria. El sabio escultor, queriendo
lo grondezo de los
frogmcnros onrlguos, modelos reunidas en un solo tema. En el crear al más bello de los dioses, le acentuó el
1778·1780, Zurlch, primer caso se hace una copia que se parezca. desdén donde dicen los poetas que reside,
Kunsthaus un retrato: es el procedimiento que conduce es decir. en la nariz. y lo modeló con los
a las formas y a las figuras holandesas. En el orificios nasales hinchados; y el desprecio lo
sef!undo caso, en cambio, se toma el camino expreSó en el labio inferior levantado, con
la Razón y de la Revolución; sin embargo, el propio cuerpo carente ya de vida de la belleza universal y de !as imiigenes lo que se eleva también el mentón; ahora
ideales de esta belieza;y este es el camino bien. ¿no pueden alterar la belleza estas
expresa un sentimiento de tristeza profunda por la caducidad de la vida que tomaron los griegos. Pero .a diferencia dos sensaciones? No, porque la mirada de
y por la irrecuperabilidad de aquello que el tiempo y la muerte devoran. entre los griegos y nosotros reside en que este Apolo es serena. y la frente es del todo
La misma ambivalencia la hallamos en los discursos de Diderot y de los griegos consiguieron crNr estas plácida.
imá9enes. aunque no insp,radas por cuerpos
Winckelmann ante las ruinas. La belleza de l os monumentos antiguos nos bellos, a través de la continua ocasión que
advierte de que no debemos olvidar la devastación del tiempo y del silencio se les brindaba de observar la belleza de la
que reina sobre las naciones, pero también refuerza la fe en la posibilidad naturaleza que. en cambio. a nosotros no se
nos muestra todos los días y raramente
de reconstruir con fidelidad absoluta un origen que en el pasado se crefa se muestra como 1¡¡ querria el artista.
irrecuperable y al que se prefería, equivocadamente, la belleza natural.
Existe una nostalgia profunda en la aspiración de Winckelmann a una
pureza lineal, clara y simple, la misma que Rousseau experimenta por la
pureza originaria del hombre natural. Pero existe también un sentimiento
de rebelión contra la hueca abundancia de las construcciones rococó,
ficticias, si es que no incluso contra natura.
250 2S1
X. LA RAZÓN YLA BELLEZA

6. Nuevas ideas, nuevos temas

El debate estético del siglo XVIII presenta rasgos fuertemente innovadores


respecto al Renacimiento y al siglo xvu, que determinan su peculiaridad y
modernidad intrínseca: se trata de la relación entre intelectuales y público,
de la afirmación de los salones femen inos y del papel de las mujeres, de la
aparición de nuevos temas artísticos.
En el siglo xvm, el intelectual y el art ista están cada vez menos sometidos
a la humillante dependencia de mecenazgos y subvenciones y comienzan a
disponer de una cierta Independencia económica gracias a la expansión de
la industria editorial. Si tiempo atrás Defoe había cedido los derechos de su
Robinson Crusoe por tan solo diez libras esterlinas, ahora Hume puede ganar
Página sigvlente: más de treinta mil con su Historia de Gran Bretaña. Incluso autores menos
Fran~ols Boucher,
El r.k~uyvuo, 1739, Parfs, consolidados trabajan como compiladores de libros po¡Julares que Sintetizan
Museo del Louvre
y divulgan los grandes temas políticos y filosóficos, y que en Francia se

Jean·~tienne Uotard,
La bella choco/otero,
1745, Dresde,
Gemaldegalerie
252
X. LA RAZON YLA BELLEZA
.. ó. NUEVAS lOtAS. NUEVOS'ltMAS

Una multiplicidad de relaciones


venden en los mercadillos ambulantes: el libro se difunde de sorprendentes
e1u, lt-;mo - , d - . este modo h
• nncon e la provrnoa ' en un país en que más de 1a m1tad
• de la asta Denls Olderot
Trotado sobre la belleza, 1772
poblacrón sabe leer. Estos cambios preparan el terreno a la Revolución· A pesar de todas estas causas de divergencia
no es casual que la belleza del neoclasicismo se adopte como bl ' en los juicios, no hay razón para pensar qur
este · · em ema de la belleza real, la que consiste en la
acontecrmrento (y también del posterior imperio napoleónico) .
que la belleza rococó se identificará con el ancien régime od';os0 'm; entras percepción de las rclaci<mes, sea una
El f ió ' Y corrupto quimera; la aplicación de este principio
1 soro se confunde con el crítico y con el escritor de artículos d . -· puede variar hasta el infinito y sus
se crea un público más amplio que el estrecho círculo de intelectu:l:~;r~n, Y modificaciones accidentales dar origen
a discusiones y guerras literarias: pero el
llamada República de las Letras, en cuyo seno adquieren cada vez · e a
lmpor~ancia i~strumentos crft~:;
principio se mantiene constantl'. No exi~ten
los de propagación de las ideas. Los más tal vez dos hombre$ sobre la tierra que
co~oc;d_os d~ la epoca son Addison y Diderot; el primero valora de nuevo capten exactamente las mismas relaciones
en un mismo objeto y que lo juzguen brllo
la lmagmacrón como capacidad de captar empíricamente tanto la belleza
de lo misma manera; pero ~i Pxistiera uno
artlstr~a como la natural; el segundo, con el eclecticismo que le caracteriza, solo que no fuera sensible a relacione$
estudia la belleza como producto de la interacción entre el hombre sensible de ningún tipo, seria un verdadero oruto,
la naturaleza, en el seno _
d e una multiplicidad de relaciones sorprendente: y si fuese insensible solamente en algún
campo. este hecho r·evelarfa en él una falta
Y vanadas, cuya percepc;ón fundamenta el juicio de lo bello: en ambos de economla animal: y la condrción general
la pr?paga:i_ón de estas ideas depende de la difusión de la prensa, que casos Eno¡dopédie del resto de la especie seria suficiente en
de Oiderot yO'Aiembe<t,
Addrson utrhza para su Spectaror, y Diderot para la Encyclopédie. portada, 1751 cualquier caso para mantenernos alejados
del escepticismo. la belle.:a 110 siempre es la
obra de una causa inteligente. El movrmiento
Jacques-Louis David, Los placeres de la imaginación
determina a menudo. ya sea en un ser
Reuoto d~los eJpOsos JoS(>ph Addison considerado aisladamente. ya sea en varios
Lavoisier. 17881 Elfolio, 1726 )CIC) cCJmp~roclos entre :.f. Ul'\~ prodigiou
Nueva Ye>rk. l-lay una especie de belleza que hallamos
The MC<re>pe>htan multitud de relaciones sorprendentes. Los
en distintas producciones del arte y de la
Museum of Art gabinetes de historia natural nos ofrecen
naturaleza, que no actúa sobre la imaginación
un gran número de ejemplos. las relach ,,es
con el calor y la fuerza de la belleza que
son entonces el resultado de combinaciones
vemos en nuestra propia especie, pero que
fortuitas, al menos respecto a Jlosotros.
es capaz de suscitar en nosotros una dclici~
La naturaleza imita, jugando. en cien
secreta y casi un aliciente por los lugares o los
ocasiones. las producciones del arte: y
objetos donde la descubrimos. Esta consiste
podrlamos preguntarnos no ya si aquel
en la alegria o variedad de los colores, en la
filósofo arrojado por una tempestad a una
simelria y en la proporción de las partes. en
isla desconocida tenia razón al exclamar.
el orden y en la disposición de los cuerpos
viendo algunas formas geométricas: 1\nimo
o bien en la fusión y confluencia de todos
amigos. aqur hay señales drl hombre •, sino
estos elementos en su justa proporción.
cuántas relaclol\es habría que hallar en un
Entre estas distintas especies de belle7a,
ser para tener la absoluta certeza de qu<> es
los colores son los que m~s deleitan la vist~.
obra de un arttsta;en esta ocasión un solo
No encontramos nunca en la naturaleza una
f~llo de srmetrra probaría más que cualquier
escena mas gloriosa y agradable que la que
forma de rclacio11es; como son entre silos
aparece en los cielos a la salida y la puesta
tiempos de la acción de la causa forurita
del sol, y esta compuesta tan solo por las
y las relaciones observadas el" los e'ecto'
distintas manchas de color que se ven en
producidos: y si, con la e<ctpció, de las
las nubes situadas en distinta posición.
obras del Omnipotente, h~y casos en que
el número de las relaciones puede ser
cvmpensado por el de 1 probabilidades.

2SS

2S4
La cabellera imperfección, se considera cualidad amable,
William Hogartn y ciertamente exalta las otras similares.
El analtsis de la belleza, v. 1753
Los cabellos son otro ejemplo bastante Con tal que lleve faldas ...
obvio de por qué estando destinados Loren•o Da Ponte
principalmente a ser un adorno consiguen Don Giovanni, t, 5, 1787
mas o menos su objetivo según la forma Señora m1a, este es el catalogo
que toman naturalmente, o que les da el arte. de las bellas que amó mi
Es más amable en si mismo el rizo suelto; set)or, es un catálogo hecho
y las abundantes ondulaciones. y los por mr; observad, leed
movimientos opuestos de los rizos que se conmigo. En Italia. seiscientas
mezclan con naturalidad arrebatan la vista cuarenta; en Alemania,
con el placer de seguirlos. mucno más si son doscientas treinta y una; cien
<>gitados por un suave airecillo. los poetas lo en Francia; en Turqula,
saben, y lo saben los pintores, y han descrito noventa y una.
los al1!9res bucles ondeando al viento. Y para Pero en Espalia
demostrar cuánto hay que evitar el exceso de ya van mil tres.
enredo. como en cualquier otro principio, los
mismos cabellos desgreñados y enredados Hay entre ellas campesinas,
ofrecerían una imagen desagradable, porque camareras. ciudadanas;
el ojo estaría dudoso y no sabría cómo seguir hay condesas, baronesas,
tal confuso número de líneas descompuestas hay marquesas y princesas;
y desgreñadas; y sin embargo, la moda hay mujeres de todos los
actual adoptada por las damas de llevar una rangos, de todos los tipos,
William Hogarth, parte de la cabellera trenzada desde atrás, de todas las edades.
Los slrvientes de la caso a modo de dos serpientes enroscadas, que
Hogorrh, 1750·1755. siendo mas espesa por abajo poco a poco De la rubia suele alabar
Londres, Tate Gallery va dismin\,yendo y, uniformándose de la gentileza;
manera natural a la forma del resto ele los de la morena. la constancia;
cabellos, se sujeta en la parte de Drriba, es de la canosa, la dulzura.
Naturalmente, el mercado editorial produce también nuevas formas de extremadamente pintoresca. Ese trenzado
rea cción y fru~trarión. F~ el caso de Hogarth, excluido del mercado por la de cabellos con distintos espesores es una En i1wierno prefiere la llenita;
manera art ificiosa de conservar el enredo en verano, la delgadita.
protección a los artistas extranjeros por parte de la aristocracia británica, justo para ser bello. La alta es majestuosa;
y obligado a ganarse la vida como ilustrador de libros para la imprenta. la peque1ia ... la peque1ia
La pintura y las teorías estéticas de Hogarth expresan un tipo de belleza La perfección no es causa de la belleza es siempre encantadora.
Edmund Burke
que contrasta abiertamente con el clasicismo de la aristocracia británica. lnvesrigaáón filosófico sobre el origen de los A las viejas las conquista
Con su apología de la intriga, de la línea serpenteante y ondulante (que ideas de lo sublime y de lo bello.lll9, 1756 por el placer de ponerlas
es tan apta para una cabellera como para una agudeza mental) frente a la Circula otra opinión estrechamente en la lista.
emparentada con la primera, esto es. que la Su pasión predominante
línea recta, Hogarth rechaza el vinculo clásico entre belleza y proporción,
perfección es la causa que constituye la es la joven principiante.
de forma parecida a lo que, por otra parte, hace también su compatriota belleza; y eso fue pensado p.1ra ser aplicado
Burke. Las pinturas de Hogarth expresan una belleza edificante y narrativa, mucho más alfa de los objetos sensibles. Le da igual que sea rica,
o bien a su modo ejemplar e inserta en una historia de la que no puede ser Ahora bien, en estos la perfección considerada que sea fea. que sea hermosa;
en sí misma está tan lejos de ser causa de la con tal que lleve faldas ...
extrapolada (como una novela o un cuento). En correlación con el contexto belleza que precisamente alll donde la belleza Vos ya sabéis lo que hace ...
narrativo, la belleza pierde todo aspecto ideal y, al no estar vinculada a se encuentra en su más alto grado. esto es.
ningún tipo de perfección, puede expresarse también en nuevos temas, en el sexo femenino, casi siempre comporta
una idea de debilidad y de imperfección.
como, por ejemplo, los siervos, tema que es también común a otros autores. Las mujeres lo saben perfectamente y. por
No es casual que en el Don Juan de Mozart, que además pone el cierre tanto, se esfuerzan por balbucear, por caminar
a la época clásica e inaugura la edad moderna, la figu ra del libertino que con paso vacilante, por aparecer débiles
y hasta enfermizas; en estas demostraciones
busca en vano la belleza ideal en las mil y una conquistas sea con templada
son guiadas por la naturaleza. Una belleza
irónicamente a distancia, y anotada escrupulosamente con una habilidad afligida es la más conmovedora: el n.1bor
contable absolutam ente burguesa por el siervo Leporello. tiene un poder algo menor; y por lo general
la modestia, que es confesión tácita de

256 2S7
l. MUJ ~ IIES YPASIONES

7. Mujeres y pasiones

Don Juan, al representar el fracaso existencial del seductor, propone en


cambio una mujer nueva; lo mismo puede decirse de la Muerte de Marat, que
documenta un hecho histórico ocasionado por una mano femenina: no podía
ser de otra manera en un siglo que marca la aparición de la mujer en la vida
pública. También se ve en las imágenes pictóricas, cuando las damas barrocas
son sustituidas por mujeres menos sensuales pero más libres, despojadas ya
del asfixiante corsé, y con la melena ondeando libremente: a finales del siglo XVIII
está de moda no ocultar el pecho, que a veces se muestra libremente
por encima de una faja que lo sostiene y marca el talle. Las damas parisinas
organizan salones y participan, evidentemente no como coprotagoni'stas,
en los debates que en ellos se desarrollan, anticipando los clubes de la
Revolución y siguiendo una moda que se habfa iniciado ya en el siglo xv11,
en las discusiones de salón sobre la naturaleza del amor. Es significativo
que la escena del Embarquepara la isla de Citera de Watteau comience por la
geografía imaginaria de las pasiones amorosas representada, en las pláticas
P6gino amerior: del XVII, en una especie de mapa del corazón, la Corte du Tendre. En el seno de
Angelica Kauífmann,
Autorretrato, c. 1770, estas discusiones nadó, a finales del siglo xv11, una de las primeras novelas
Florencia. Galeria de amor, la Princesa de Cleves de madame de La Fayette, a la que siguieron
de los Uffili

Jean-ttienne Uotard,
Moría Adelo.'da de
Fronci<J vestida o lo fll((o,
17Sl , florenóa,
Galería de los UffiZi

25~
Un mapa del corazón La va nidad
pág!'nas sigu;emes:_ Madame de Scudéry Daniel Defoe
J cques·Louis Ditv•d.. Clélie, historia romano, 1654 Mol/ Flonders, 1722
:.uato de Modome. Pero no habiendo camino sin obstáculos De este modo disfrutaba, como he dicho, de
1/t<amler,IBOO. Pans,
o sin posibilidad de extraviar el camino todas las ventajas de la educación de las que
Museo del louvre
correcto, corno se ve, Clelia ha previsto que habría disfrutado si hubiera sido una dama
aquellos que están en Nueva amistad como aquellas con las que convivía y. en
y se alejan un poco más a la derecha algunos aspectos, incluso aventajaba a mis
o un poco más a la izquierda se perder~n. seno ras, aun estando muy por encima de mi,
En efecto, viniendo de Gran ingenio•, pues se trataba de dones de la naturaleza
pasarán a •Negligencia e insistiendo que ni toda su fortuna les habría procurado.
en el camino equivocado llegarán a En primer lugar. yo era más hermosa que
•Desigualdad•, de allí a •lamentliCión • cualquiera de ellas; en segundo lugar, estaba
•ligereza• . .Olvido y, en vez de llegar mejor formada; y, en tercer lugar. cantaba mejor.
a •Tierna estima . acabaran encontrándose y con esto no quiero decir otra cosa sino
en ei•Lago de la indiferencia que está que tenia mejor voz; y, si se me permite
situado justamente aqui, sobre el Mapa. de<:ir, no estoy expresando mi propia opinión
Con sus aguas tranquilas ofrece el aspecto a este respecto, sino la opinión de todos los
que le da nombre. conocidos de la familia. Tenia además la
Por otra parte. partiendo de •Nueva amistad vanidad habitual de mi sexo. es decir, que
y desplazándose ligeramente hacia la siendo considerada muy bonita. o hasta si
izquierda y yendo hacia • Indiscreción •, se queréis tina auténtica belleza, yo era bien
pasa por el camino de «Perfidia .., «Orgullo••. consciente de ello. pues ten fa tan buen
y se va por tanto hacía •Maledicencia>, concepto de mi misma como el e¡ue más.
que conduce a •Indignidad y, en ve¿ de Me gustaba sobre todo oír hablar de ello
encontrarse en •Tierna gratitud• se acaba en a la gente, cosa q ue ocurria con fr~uen cia y
ei«Mar de la enemistad•. donde naufragan me proporcionaba una gran satisfacción. 1...j
todas las naves. Es lln mar inquieto q ue. con Pero aquello de lo q ue tan orgullosa estaba
las aguas agitadas por el ímpetu de la pasión, fue mi ruina o. mejor dicho, la causa de mi
es el fin que espera a quien se desvió a la rufna fue mi vanidad. La señora de la casa
izquierda de •Nueva amistad•. Aqui Clella donde residía tenia dos hijos, jóvenes y
demuestra y representa que se necesitan mil prometedores y de comportamiento
Mapa de lo ternura, buenas cualidades para suscitar la obligación extraordinario, y mi desgracia fue llevarme
en el siglo xv111 Mol/ Flanders (1722) de Daniel Defoe,Pamela (1742) de Samuel
mapa de los afectos de una tierna amistad. los que las tienen bien con ambos, si bien es cierto que cada
y de las pasiones. Richard son y la Nueva Eloísa (1761) de Jean-Jacques Rousseau. malas no pueden recibir de ella más que uno me trataba de forma muy distinta.[ ... )
siglo XVII, París, odio o po1·lo menos Indiferencia. Aderni\s, A partir de entonces la cabeza se me llenó de
Biblioteca Nacional En la novela de amor del siglo XVIII, la belleza es vista con el ojo interior
de Francia de las pasiones, preferentemente en forma de diario íntimo: una forma esta honesta muchacha con su Mapa ha pensamientos extra1ios, y puedo asegurar en
querido decir tambié-n que no ha amado verdad que ya no era la misma; que un señor
literaria que contiene ya en sí misma todo el primer romanticismo. Pero nunca ni tendrá en el corazón más que como aquel me dijera que estaba enamorado
en estas discusiones, sobre todo, se va abriendo paso la convicción - y es la ternura. El rio de la inclinación desemboca de mi y que yo era, según sus palabras. una
contribución de las mujeres a la filosofía moderna- de que el sentimiento en un mar que ella llama Pergroso , porque criatura encantadora, eran cosas que no sabía
corre gran peligro la mujer que sobrepase los cómo digerir; mi vanidad llegaba al más alto
no es una simple perturbación de la mente, sino que expresa, junto con la limites de la amistad. Por ello, al otro lado de nivel. Es cierto que mi mente estaba llena
razón y la sensibilidad, una tercera facu ltad del hombre. ese mar ha situado la •Tierra desconocida , de orgullo, pero como no sabía nada de la
El sentimiento, el gusto y las pasiones pierden pues el aura negativa porque ignoramos lo que existe más allii. y maldad de los tiempos, en ningún momento
creemos que nadie ha navegado más allá pensé en rni integridad o en mi virtud; y si mi
de la irracionalidad y, al ser reconquistados por la razón, se convierten
de las Columnas de Hércules . joven amo lo hubiera propuesto a la primera.
en protagonist as de una lucha contra la dictadura de la propia razón. se habria podido tomar conmigo todas las
El sentimient o representa una reserva a la que recurre Rousseau para libertades que hubiera querido; pero no se
rebelarse contra la belleza moderna artificiosa y decadente, recuperando dio cuenta de su ventaja y esto, de momento,
ftJc mi salvación.
para el ojo y el co razón el derecho a sumergirse en la belleza o rigin aria
e Incorrupta de la naturaleza, con un sentimiento d e nostalgia melancólica
por el «buen salvaje» y por el niño espontáneo que originari am ente se
hallaban en el hombre y que ya se han perdido.

260 ~61
6. l:l llüHI:. JU t~tJ Ut. LA ~tlU:I..A.

George Romney,
p;erroro delad~
Hamifton vesctda
de c;rce.c. 1782,
Londres, Tate Gallery

8. El libre juego de la belleza

La estética del siglo xvm se hace amplio eco de los aspectos subjetivos e
indeterminables del gusto. Por encima de todos,lmmanuel Kant, con la Critica
del juicio, sitúa en la base de la experiencia estética el placer desinteresado
que se obtiene contemplando la belleza. Bello es aquello que agrada de
forma desinteresada sin ser originado por, o ser reconducible a, un concepto:
por eso el gusto es la facultad de juzgar desinteresadamente un objeto
(o una representación) a través del placero del desagrado; el objeto de
este placer es lo que consideramos bello.
Sigue siendo cierto que, al considerar bello un objeto, creemos que nuestra
opinión ha de tener un valor universal y que todos deben (o deberían)
compartirla. Pero, dado que la universalidad del juicio del gusto no exige
la existencia de un concepto al que adecuarse, la universalidad de lo bello es
subjetiva: es una pretensión legitima por parte del que emite el j uicio, pero
no puede adoptar de ningún modo un valor de universalidad cognoscitiva,
«Sentir» con el intelecto que la forma de un cuadro de Watteau que
representa una escena galante es recta ngular, o «sentir» con la razón que
un caballero tiene el deber de prestar ayuda a una dama en dificultades no
es lo mismo que «sentir» que el cuadro que se contempla es bello: en efecto,
_.L.
en este caso tanto el intelecto como la razón renuncian a la supremacía que
ejercen respectivamente en el campo cognoscitivo y en el moral, y entran También en Kant, como en Rousseau y en las discusiones sobre las pasiones,
en libre competición con la facultad imaginativa, según las reglas dictadas asistimos a un apartarse de la razón. Sin embargo, este ceder el paso frente
por esta última. a lo que la razón no puede controlar se produce también según las reglas
de la propia razón, y nadie mejor que Kant consiguió gobernar esta tensión
interna de la Ilustración. No obstante, el propio Kant tuvo que aceptar la
El placer d esinteresado de la belleza y porque el que juzga se siente a menudo penetración de elementos no racionales dentro del sistema. Uno de estos
lmmanuel Kant completamente liberado de la complacencia
Cmicadeljuicio,., l ,ll.1790 que dedica al objeto, no puede imponer
elementos es la legitimación, junto a la «belleza adherente», de la «belleza
F.•ta definición de lo bello puede ser derivada condiciones subjetivas como fundamentos de vaga», de la indefinibilídad del arabesco y de lo abstracto. El Romanticismo
de la cfefmición precedente del mismo como la complacencia. aumentará de forma desmesurada el espacio de la belleza vaga, haciéndola
objeto de una complacencia desinteresada.
coincidir con la belleza tout court.
Aquello por lo que se es consciente de
expPrimcntar untl complncencia sin interés Pero, sobre todo, Kant ha de reconocer en lo sublime (véase capftulo XI)
no puede ser valorado más que de esa forma. la potencia de la naturaleza informe e ilimitada: las rocas escarpadas y
Debe contener una fundamentación de la
majestuosas, las nubes tempestuosas, los volcanes, los huracanes, el océano,
complnc~ncin para cada uno.De hecho, quizá
esto no se bas<1 sobre cualquier inclinación y cualquier otro fenómeno en el que se manifieste la idea de la infinitud de la
del sujeto (ni sobre otro Interés p remeditado), naturaleza. En Kant existe además una confianza ciega en el carácter positivo
de la naturaleza, en sus fines - que comportan y dan lugar al progreso del

264 26S
'"' • ., 1-II.Oitl. .iV I.VV VI. '-'"'l. U l.. t..l-1-41",

género humano hacia lo mejor - y en sus armonías. Esta «teodicea estét ica»,
típica del siglo, está presente también en Hutcheson y en Shaftesbury, para
quienes la exist encia en la naturaleza del mal y la fealdad no cont radice el
orden positivo y sust ancialmente bueno de la creación.
Sin embargo, si la naturaleza ya no es un hermoso jardín inglés sino algo
indefiniblemente más poderoso que provoca una especie de asfixia de la
John Russel, Luna, vida, resulta d ifícil reconducir esta conmoción a armonías universales y
c. 179S, Birmingham.
City Council regulares. En efecto, la salida racional de la experiencia de lo sublime es para
Kant el reconocimiento de la independencia de la razón humana respecto
de la naturaleza, gracias al descubrimiento de la existencia de una facultad
del espíritu que puede sobrepasar cualquier medida sensible.

La belleza vaga fa befleza se descuidan la convenienaa


Giacomo Leopardi y la utilidad, sin más perspectiva de provecho
los recuerdos , Can ros, 1824 en fa bella forma que no sea sugerir las ideas
Estrellas de la Osa, no cr~ia agradables de belleza? Ahora bien, esto
volver a contemplaros por costllmbrl! nos muestra que por más que busquemos
sobre el paterno parque refulgentes. Jos objetos bellos por egoísmo, con objeto
y hablaros asomado a las ventanas de obtener los placeres de la belleza, en
de este solar en que habite <.le nirio, arquitectura, en jardineria y en muchas otras
y donde vi acabarse mi alegna. cosns, ha de haber un sentido de la belleza
¡Qué im~geMs a11ta1\o y cuán los sue1~os ameríor a la perspectiva de este prflvecho,
creó en mi pensamiento vuestro Mpecto sin el cual estos objetos no serían tan
y ele fas luces que os acompailan!, provechosos, ni crearían en nosotros este
¡cuando mudo, sentado en verde loma, placer que los hace provechosos. Nuestro
de la noche gran parte yo pasaba sentido de la belleza en Jos objetos, mediante
mirando el cielo y escuchando el canto el cual son considerados buenos para
de fa rana remota en la CM1Pilla! nosot,·os.es muy distinto de nuestro deseo de
~tienne·louis Boullée:,
la luciérnaga erraba junto al seto ellos cuando están asi constituidos. Nuestro
Cenotafio dt Newton entre las plantas, susurr~ndo al vie11to deseo de belleza puede ser equilibrado por
(detalle), 1784, las sendas olorosas, los cipreses recompensas o amenazas, pero no puede
París, Biblioteca afia en el bosque; y ba¡o el panlo techo serlo nunc~ nuestro sentido de esta, del
Nacional de Francia resonaban tranquilas las labore> mismo modo que nuestro miedo a la muerte
y las voces alternas de Jos siervos. o el amor a la vida puede hacernos elegir
¡Qué dulces suenos me Inspiró fa vista y desear una poción amarga o ignorar
del mar lejano, !!sos montes azules aquellos alimentos que el sentido del gusto
que de aquí veo, y que cruzar un día nos indica na como agradables, y sin embargo
imaginara, arcallo mundo, arcana ninguna perspectiva de provecho, o miedo
felicidad en mi lrivir fingiendo!, a un daño, puede convertir esa poción en
ignaro de mi hado, y cuantas veces agradable para el sentido, o los alimentos
esta vida desierta y dolorosa en desagradables, SI no lo eran antes de
gustoso por fa mucrt<' hat)(¡,, dado. esta perspectiva. Ocurre exactamente lo
mismo respecto al semido de fa belleza
Deseo de belfeza y de fa armonía: que la busqueda de tales
Francis Hutcheson objetos sea descuidada con frecuencia. por
Investigaciones sobre ins lrl~as de b~lll'70 fa perspectiva de provecho, aversión al
y de virtud,l, 15. 1725 es fuerlO o cualquier otro mot1vo egolsta,
Parece evidente que algunos objetos son no prueba que nosotros tengamos un sentido
directamentl! fas ocasiones ele este placer de Id bellez<l, sino solo que nuestro deseo de
de fa befleza,(¡ue nosotros t~n<'mos sentidos esta puede ser equilibrado por un deseo mas
adaptados para percibirlo, y que esto es rl,elte.Así,el hecho de que el oro
distimo de aquella aleg ría que surge de supere en valor a la plata nunca es aducido
una perspectiva ele provecho. Es más, como prueba de que esta última carezca
¿no vernos a menudo cómo PMil obte11er de importand~.

266 267
' ' "''' ..........._.' '-• ''-''-'- ' ''-' ''-UI'VJ ,..

9. La belleza cruel y tenebrosa

El lado oscuro de la razón está inscrito en las conclusiones mismas de Kant:


la independencia de la razón respecto de la naturaleza y la necesidad de una
fe inmotivada en una naturaleza buena. La razón humana tiene el poder
de separar cualquier objeto cognoscitivo para reducirlo, bajo forma de
concepto, a su propio dominio, o bien de independizarse de él. No obstante,
sí es así, ¿qué límite puede impedir reducir no solo las cosas, sino incluso las
personas, a objetos manipulables, explotables, modificables? ¿Quién puede
impedir la pl anif icaci ón raci on al del mal y la destrucción de los corazones
ajenos? Es lo que demuestran los protagonistas de Las amistades peligrosas
de Choderlos de Lacios, donde la belleza refinada y cu lta es una máscara
tras la cua l se ocultan el lado tenebroso del hombre y, sobre todo, la sed
de venganza de la mujer, decidida a vengar con las armas de la crueldad
y del malla opresión que su propio sexo ha sufrido durante siglos.
El uso cruel y despiadado de la razón induce a sospechar que la naturaleza no
es en sí misma ni buen¡:¡ ni bellll. Por consiguiente, ¿qué impide considerarla,
como hace el marq ués de Sade, un monstruo cruel ávido de carne y de
Página anterior: sangre? ¿Acaso la evidencia de la historia humana no ofrece abundantes
Frand~co de Goya
y lucientes.. pruebas de ello? La crueldad coincide, pues, con la naturaleza humana, el
El sueño de la taz6n sufrimiento es el medio para alcanzar el placer, único objetivo en un mundo
produce monstruos,
1797-1798,Hamburgo, iluminado por la luz violenta de una razón sin Hmítes que puebla el
Kunsthalle
mundo con sus pesadillas. La belleza de Jos cuerpos ya no tiene ninguna
Pdginas sigviences: connotación espiritual, tan solo expresa el placer cruel del verdugo
PietJo Longhi,
Elfcrtr, 1750, V<!necia.
o el suplido de la víctima, sin ningún oropel moral: es el triunfo del reino
Ca' Rezzonico del mal sobre el mundo.

268 269
La planificación racional del mal aparentemente, la muert" hab11 eo lfngad
Plerre Ambroosc Choderlos de Lacios 0
la corrupción. •
Los omlstorles peligrosas. 1782 Estos pensamientos mP :'lll1mc1ban, , 1ernr
A vos toc~ imp~dir que la señora de Volanges proseguía mi trabajo co11 infatig Jb , as
no se asuste de ciertas imprudencias que se entusiasmo. El estudio h~boa Pll1p ¡ d~CJdo mi
han escapado en la carta de nuestro joven; rostro, y el constante encoerro "'" h boa
presc!rvenos vos del convento, y procure demacrado. A veces frQca• aba a borde mismo
hac<!r tambien qu,. esa señora abandone del éxito, pero segwa ,,fcrrado a la PNanz
la idea de que se le devuelvan las cartas de que podia convertirse en oealodad dfa 0 a~
su hoja. Por descontado, él no las devolverá; hora siguiente. El st>Creto del cu. t'ra el
no quierl', y pienso como él; en esto el amor unico poseedor era la olusiol\,, la qu> h~bia
y la razón van de acuerdo. Yo he leido estas consagrado mi vida. La luna llun n ba mis
cartas; me he tragado este fastidio: pueden esfuerzos nocturnos mientras yo, e 1
sernos otiles; me explico. infatigable y apasionado ardor. perseguía a la
A pesar de toda nuestra prudencia, pudiera naturaleza hasta sus mas íntimos r ~nos.
la cosa dar un estallido. Este haria faltar ¿Quién puede concebir los horro de mi
el casamiento, y dcstruona todos nuestros encubierta tarea, hurgando en la h• ..,da
planes Gercourt ¿No es verdad? Pero como, oscuñdad de las tumbas o •torn ' .ondo a
por parte mia, tengo también que vengam1e algún animal vivo para intentar~~~ n~r el
de la madre, me reservo en tal caso el barro inerte? Ahora me tiembhn s
deshonrar yo a su hij~. Escogiendo bien emre miembros con solo recordarlo:ento'1ces me
estas cartas y no presentando sino alguna, espoleaba un impulso irres1stib • y' JSI
parecerla que ella habla dado todos los frenético. Parecia haber perdido ,1
primeros pasos, y se habla entregado sentimiento y sentido de todo, Srllvr de mí
abiertamente. Algunas otras podrían objetivo final. No fue más que un f1 •lodo de
comprom~tcr hasta a la madre, y la hartan tránsito, que incluso agudizó mi se ~>ibilidad
a lo menos culpable de un descuido cuando, al dejar de operar el cstim11IO
sin excusa. innatural, hube vuelto a mis antiguas
costumbres. Recogía huesos dt lo',, ·~arios, y
Ra%6n sin limites violaba, con dedos saco·ilegos, los tremendos
Mary Wollstone Shelley secretos de la naturaleza humana. 1 1bfa
Frankenstein. 1818 instalado mi taller de inmunda cr• · <ión en un
Nadie puede concebir la variedad de cuarto solitario, o mejor dicho. en w1a celda,
st•ntimicntos qu~. en <?1 primer entusiasmo en la parte más alta de la casa, sep •ada de las
por el éxito, me espoleaban como un restantE>s habitaciones por una galc •n y un
huracán. La vida y la muerte me parecían tramo de escaleras. Los ojos casi, ne salfan
fronteras imaginarlas que yo rompería el de las órbitas de tanto observar los detalles
primero, con el fin dt:! desparramar después de mi labor. la mayor parte de lo• n1atcriales
un torrente de luz por nuestro tenebroso me los proporcionaban la sala d~ J -cción Y
mundo. Una nueva especie me bendeária el matadero. A menudo me scnt liSflueado
como a su creador, muchos seres felices con mi trabajo; pero.impelido po• una
y maravillosos me deberian su existencia. incitación que aumentaba constan! mente,
Ningun padre podia reclamar tan Iba ultimando mi tarea.
completamente la gratitud de sus hijos
P4gina 1/guienre:
francis<:o de Goya como yo merecerla la de estos. Prosiguiendo
y Lucientes, Saturno estas reflexiones, pensé que, si podía infundir
devalando a su hijo, vida a la materia inerte, quizá, con el tiempo
1821-1823,Madrid, (aunque ahora lo creyera imposible), pudiese
Museo del Prado devolver la vida a aquellos cuerpos que,

272 2 73

~~~~~~~~~- ~ -----
l. UNA NUI:VA CONCEPCION D-E tO OHLO

J•an·t-fonorc Fragon.rd,
LO /CCIOIO. 1?70-1772,
Washington. Nat1onal
Ga!!•IY of ;\rt

¡
1
Jean·Oaptisto-Siméon
1 Chordin,Lapompode
i) jabón, c. 1739, Nueva
York. Motropolltan
Muse um of Art

Sul>jetivi<ld<l <l11ljuitlo del gusto susCitar esos sentimientos espeofiCos. y de la experiencia de un efecto con algunas características objetivas de la
David Hume Ahora bien, pu¡,sro que cst<~s cualidades
Ensayos moroles.politicos y hrerarios.XXIII, pueden presentarse en pequeña medida cosa considerada bella). Que lo bello es algo que así nos parece a nosotros
c.1745 o estar me2dadas y conhmdidas las unas que lo percibimos. que está vinculado a los sentidos. al reconocimiento
una causa t,>vidcnte por la que muchos con las otr<IS. sucede a menudo que el de un placer, es una idea que domina en ambientes filosóficos diversos.
no experimentan el sentimi<-nto correcto gusto no se ve aft>ttat1o por cualidades
Y también es en ambientes filosóficos diversos donde se va abriendo paso
de la bellr1a es la falta de esa delicadeza de tan pcqucnas o no es capaz de distinguir
la imaginacioll que es 11Pte aria para poder todos los sabor~s esl'""ficos en el desorden la idea de lo sublime.
ser sensibles a l~s emociones mas sutiles. ton que se le presentan.Cuando los órganos
Todo el mundo pretende pos~er esta son tan fmos C'JliC 11<1dil pued(' escapárseles
delicadeza, t<>clo el mundo hnbln de ella y al mismo tiempo son tan precisos que
y querna reguiJr a pnrtir de Pila todo tipo perciben C<lciD Lll10 uelos ingredientes
de gusto o sentimiento. de la composició11,a ~so lo llamamos
delicadeza clelguslo, tdnto en sentido
Características objetivas liter~l como met<1fórlco. Aqui 'on útiles,
O;;vidHume por tanto, las reglas generales de la belleza
Ensayos mowlcs,po!lclcos y/J'rer uios.XX11. ya qu aerivan de moo<•los reconocidos
c.l745 y de la observación de lo que gusta
Si bien es cierto qu bellex:. y fealdad. o disgusta cu<1ndo se presenta solo
rr.as aun que dulzura y amargur.o, no son yen un grado elevado: y sí tas mismas
cua idades d., los objetos sino que cualicatll'S, n un., composición variada
perte!""cen entcrameme al sentimiento y en grado menos elevado no producen
intemo 'cxter'lo, tMy qu<1 admitir que placer o des.•grado profundos en los
exist~n ci"r;~s tualid,Jd~s en los objetos orgonos,ncgamos a esa persona
que estdn ,,rfaptaods por n~turaleza para Cllalquier prel~n~lon de delicadeza.

276
XI. LO SUBLIMf 2. lO SUBLIMEES EL ECO OEUN ALMA GRANDE

Gianlorenzo Semi ni,


¡;polo yDofne (detalle).
1625,villa Borghese
Roma

2. Lo sublime es el eco de un alma grande

Fue un escritor de la época alejandrina, Pseudo-Longino, el primero que


habló de lo sublime y dedicó a este concepto un famoso tratado, que tuvo
una amplia difusión a partir del siglo xv11 gracias a la traducción inglesa de
John Hall y a la francesa de Boileau, pero no fue hasta mediados del siglo xv111
cuando este concepto fue retomado con especial énfasis. Pseudo-Longino
considera lo sublime como una expresión de grandes y nobles pasiones
(como las que se expresan en los poemas homéricos o en las grandes
tragedias clásicas), que implican una participación sentimental tanto del
sujeto creador como del sujeto que goza de la obra de arte. Longino sitúa
en el primer plano del proceso de creación artística el momento del
entusiasmo: lo sublime es en su opinión algo que anima desde dentro el
discurso poético y arrastra al éxtasis a los oyentes o a los lectores. Longino
presta mucha atención a las técnicas retóricas y estilísticas con las que se
produce este efecto y afirma que a lo sublime se llega a t ravés del arte.
Para Longino, por tanto, lo sublime es un efecto del arte (no un fenómeno
natural) a cuya realización contribuyen determinadas reglas y cuyo objetivo
es procurar placer. Las primeras reflexiones dieciochescas inspiradas por
Pseudo-Longino se refieren aún a un «estilo sublime» y, por tanto, a un
procedimiento retórico adecuado para temas heroicos y expresado a través
de un lenguaje elevado, capaz de hacer sentir nobles pasiones.

Sublime producido lo que ha escuchado. Ya que lo sublime como efecto del arte Y son: la modalidad formal de las figuras
Pstudo longlno (siglo 1) cuando un lector culto y experto.alleer Pseudo-longino !siglo .) (clasificadas en figuras de pensam'ento
De lo sublime, y escuchar vañas veces una cosa. no . De lo sublime, V y de palabra l. el ingenio expresivo !que
Lo sublime no conduce a los que escuchan experimenta nada grande, ninguna reflex1on Puesto que son cinco las llamadas fut'nh•s consta de dos partes: la selección léxica y la
a la persuasión sino a la exaltación: porque m~s rica que la percepción literal del discurso. mas productivas ele lo sublime; cinco elaboraclon tropica del estilo) y, fina'mente
la clesviaclon Imprevisible que provoca sino que mas bien se da cuenta d~> que. al c.1tegonas que tienen como presupuesto - quinta causa de grandeza>' compendio
prevalece siempre sobre lo que convence leerla o releerla. esa obra decae en el sentido· comtin y fundamental el talento língllistico, de todas las que la preceden- el decoro
o !Jll't~. entonces no estti ante algo realmente sin el que propiamente no puede hdcerse y 1 ~ desvi~ción de la composición.
sublime. sino ante algo que dura tan solo nadn. la primera y mas poderosa es el
Participación sentimental el tiempo de la lectura o de la escucha. arrebato exuberante de los pensamientos.
P•.t>udo 1 on(Jino (siglo 1) Porque la verdadera grandeza es la que . como lo he definido t.1mbién l!n mi libro
1
De lo subluue, VIl enriquece los pensamientos. la que es di fiel sobre Jenofonte; la segU11da es el pochos
Casi por 11aturaleza nuestra alma se eleva ante por no decir imposible. de cuestionar, la seductor e Inspirado. Cstas dos primeras
lo que es verdnde1·amente sublime y, presa de que deja u r1 rewerdo duradero e indeleble: inclinaciones a lo sublime son po1·lo general
una orgullos• t>xaltaclón, ~<'llena de un<~ en resumen, la belleza auténticamente congénitas. las otrñ$ tr~s rut~ntP~ se•
~lcgria •ob<'rbl<>, como si ella misma hubiii>se sublime es la que gusta siempre a todos. consi(luen en cambio a través del ane.

278
>. LV ~UULIMt UELA NATURALEZA

3. Lo sublime de la naturaleza

En los albores del siglo XVIII, en cam bio, la idea de lo sublime se asocia ante
todo a una experiencia no vinculada al arte sino a la naturaleza, y en est a
experiencia se otorga un lugar privilegiado a lo informe, lo doloroso y lo
terribl e. A lo largo de los siglos, se había reconocido que existen cosas bellas
y agradables y cosas o fenómenos terribles, espantosos y dolorosos: con
frecuencia se había alabado el arte por haber imitado o representado de
forma bella lo in forme y lo terrible, los monstruos o el diablo, la muerte o
una tempestad. En su Poética, Aristóteles explica precisamente cómo la
tragedia, al representar hechos terribles, ha de suscitar en el ánimo del
espectador piedad y terror. No obstante, el acento se pone en el p'l'oceso
de purificación (catarsis) a través del cua l el espectador se libera de esas
pasiones que por sí m ismas no procuran ningún placer. En el siglo xv11,
algunos pintores son apreciados por sus representaciones de seres feos,
desagradables, lisiados y tullidos, o de cielos nublados y tempestuosos
pero nadie afirma que un temporal, un mar tempestuoso, algo carente
de forma definida y amenazador pu eda ser bello por sf mismo.
En esta época, en cambio, el universo del placer estético se divide en dos
regiones, la de lo bello y la de lo sublime, aunque esas dos regiones no están

Piedad y terror la tr"9edia pues de la tragedia no se debe


Aristo1eles {siglo 1 a.(.) lllenlar derivar wa quier tipo de placer sino
Poetica,xrv el que le es propio.Y puesto que el ~ta debe
Es oos'ble por cierto que el t~rror y Id procur. rr." traws de la imi!.Kion. el pl.lcer
compasiun rt>ult"" cJd especJ.teulo, pero es denvado del terror y la con,pasión. es evident•'
posible cambien que deriven de la trabazon que ese propós·to hay qut realizarlo en la
misma el<: los hechos. lo qu.• es prdt•ril~ • y cntrim,l mismd de los hechos.
propio ele un poeta me¡or. Es mene> ter. en
efeao, que e argurn~r\lo este trdi>Jdo de t.ll Catarsis
formo. que, aun sin verlos. el que escuche el Aristóteles (siglo IV a.Cl
ac.1ecimiento d~ los hed "" •l!>tr rn••lc r y Pol!t'cr:. VI
sienra compasión a raíz ele los acontecimientos. Es, pues, la tra(ledia la imita(ión de una
Es:o es lo cue experirnentarrd quren ~~ClJch•r• accion ser~ y compl<>te, de cierta extensión
el arqurnen1o <lt>l Edipo. Fn cambio, el procurar con un lengua¡c sazonado, empleado
~Stas ser\saciones med'antt! el 1·'\Pt.'ttncuio sepdradamente:cada trpo de sazonamiento
Página anterior:
Caspar Wolf es mas ajeno al arte y requiere gastos para en sus distintas partes, de persoMjes que
ElPuente deÍ diobto 1,1 puesta en escena. Ylos que prelenden actúan y no a lo largo ele un relato, y que a
1777.Aarau,Aargauer
K ' suscita• medlantL' t!l ~ ·~JW<.ttll ulo.no ''1tt~rror, trav<h t.l~ la compasión y el terror lleva ·
unsthaus Aarau sino lo por ten toso, nada llenen que ve1·con n térmmo la expurgación de rafes pasione~.

281
XI. lO SUBUME

Caspar David Frledrlch, completamente separadas (como ocurre con la distinción entre bello y
Naufragio, 1824,
Hambu}go, Kunst halle verdadero, bien y bueno, bello y útil, e incluso entre bello y feo), porque la
experiencia de lo sublime adquiere muchas de las características atribuidas
anteriormente a la experiencia de lo bello.
El siglo xvn1es una época de viajeros ansiosos de conocer nuevos paisajes
y nuevas costumbres, pero no por ansia de conquista, como habla ocurrido
en los siglos anteriores, sino para experimentar nuevos placeres y nuevas
emociones. Se desarrolla así un gusto por lo exótico, lo interesante, lo
curioso, lo diferente, lo sorprendente.
Nace en este período la que podríamos denominar «poética de las montañas-:
el viajero que se aventura en la travesía de los Alpes se siente fascinado por
rocas inaccesibles, glaciares sin fin, abismos sin fondo, extensiones sin l'nites.
Ya a finales del siglo xv11 Thomas Burnet, en su Telluris theoria sacra,
considera que la experiencia de las montañas eleva el alma a Dios, evoca
la sombra del infinito y suscita grandes pensamientos y pasiones. En el
siglo xvm Shaftesbury, en sus Ensayos morales, escribirá: «Hasta las ásperas
rocas, las grutas musgosas, la cavernas irregulares y las cascadas desiguales,
Páglna s;9uiente: adornadas de todas las gracias de lo salvaje, me parecen mucho más
(aspar David Friedrlch, fascinantes porque representan más genuinamente la naturaleza y están
Caminante en un mar
de nieb/o, 18 18, envueltas de una magnificencia que supera con mucho las rldfculas
Hamburgo. Kunsthalle falsificaciones de los jardines principescos».
282
... U\ I"UCI II.,J\ UL Ll'\.) I>VI' '''-'
XI. LO SUBLIME

Asombroso barrancos en los que n€gre~•· l~s 1 ,¡ •as


Edgar Allan Po~ de la noche que se elevan POC!l ,, p "
Los avenwros dr Arr/Tur· Gordon Pym. 1838 el fondo oscuro y horribl<" p~r.,c<:>
Estabamos rodeados de tmieblas. y de las de un hurac.in. E•lln loder,) sur. do d
bl~nca~ profundidades del océano salía a la íresca las ovejas y trepa• so lit
un resplandor que brillaba en los flancos cabras, el aite esta doml11ado por 1
d<> la c.,no~.l a ii.Jvia blanca segula cayendo que se yergue sobre el valll' OSCLr
sobre nosotros y se derretta en el agua; la Cantan tristemen!e los paja ros con
cima de la catarata se perdta en la oscutidad llorasen por el draque mucre rnu
4. la poética de las ruinas
y l'n el espacio. Nuestro bote corna hacia :emeros y el viento pJrece :::om
c-lla con t:5pantosa ve octdad. Por in:ervalos el susurro de las frondas. P('fo po
abrianse vastas hendiduras en el vapor. las colinas se dividen y ante los
pero se cerraban en seguida y por entre extiende urld intenninabl~ llanur ..
ellas se vcoa \In enos de tm.Jgenes flotantes en los e<~mpos cercanos los btrey• A partir de la segunda mitad del siglo XVIII se va afirmando el gusto por
e •ndeterminadas y se precipitaban fuertes •;uelven a casa y al cansado l~hr las construcciones góticas que, en relación con las medidas neoclásicas,
corrientes de aire si enciosas que avivaban sigue apoyandose en su bastan 1
el océ.,no Inflamado. madres y las esposas preparon la e forzosamente han de resultar desproporcionadas e irregulares, y el gusto
su fatigada f~milia. humeJn as ja por lo irregular e informe conduce a una nueva apreciación de las ruinas.
Extensiones sin limite todavia blancas y lascaban 1'• rli .p El Renacimiento se había apasionado por las ruinas de la Antigüedad griega,
Ugo Fn.colo la campiña. Los pastores arder n ,
/.as úlrrmm carros de Jacopo Orris, y la anciana, que hilaba ante ; tt·r
porque a través de ellas se podía adivinar la forma acabada de las obras
13 el•• rn•tyo, 179R abandonn St1labor pilrl1 JcMici, originales; el neoclasicismo había intentado reinventar estas formas (piénsese en
¡Si f~•era pintor, que abundante material para novillo y a los corderos que b,, "• Canova y en Wínckelmann). Ahora, en cambio, la ruina es apreciada precisamente
mis pinc!!lndas~ lnmc~rso en ¡,. deliciosa idea madres. Mas alla. deu as de las lat g , 111leras por su carácter incompleto, por las marcas que el tiempo ha dejado en ella,
d<• ¡,, bellela el artista suele adormecer, o por de árboles y de campos. esra el hór i. >Ir
lo menos.n\itig~r la, d<>mds p•siones. Pero donde todo se empcqucncc<· y· 1 111ndc. por la vegetación salvaje que la cubre, por sus musgos y sus gri etas.
¿y qué si fuera pintor? Algu11os pintores y Desapareciendo, a modo de últil lh\s
poetas l1<111 pla>tnado a la hermosa, a la pura a la naturaleza. lanza el sol unos 1:!->1 'rayos:
lliltm.llt'7li,pcro a lv suprema, a lü Inmensa, las nubes por un momento se vu•.l 1 osM. Ka11 Friedrick Schínkel,
a la lnimhable,jalltas. lornero, Odnte y despu\!s lanHt•idcccn, p.tlkkn• ' y, ,, 111, Ciudad medieval junto a
ShDkespeare.los tres maestros por excelencia unr/a,181S,8erlín,
se vuelven negras; ~ntonces la " " Nation :.lg~lc tl c
del Ingenio sobrehumano, han llenado mi pierde; las sombras se difundc•n •l '
imol<¡h1·1Cion '' inflam~do mi coronón: lw de la tierra y ya solo puedo vc:r 'o• 1
bailado co11 cálidas l~grirnas sus versos. la mitad del océano, •1 cielo.
he ~dorado sus sombras di1•inas como si
las viera sentadas. dominando la eternidad, La experiencia de las montañas
cm ll> hóv~ "excelsas que coronan el Thomas Burnct
universo. Y sm emba1go.los onginales que Tel/ur¡s tlleoria sacra. IX, 1681
veo embriagan las potencias de mi alma Los más grandes objetos de la nat
y no osana.lorenzo. no osana trazar las son. según creo. los más gratos
primer,lS lmeas aunque fuera d mismlsimo ydes¡:wsdela an>p ¡, 1>6veda ce
M'gucl A" gel. Omnipotente Otos. cuando de las ilimitadas regiones pob ac1a
miras una tarde de primavera. ¿acaso te las estrellas, no hay nada que yo
complaces de tu creación? ~.~e has concedido con tamo placer como el vasw 1
para m• consuelo un~ fuente lnagotab e de montanas. Hiiy algo augmlo y ma
placer, y yo la he observado con ind•ferencia en su aspecto, algo que rnspir• a 1
demas adas veces. En la cima del monte grandes pensamientos y pas on .
dorado pn1 los paCificas rayos del sol de semejantes circunstancias~~ pens
poniente me veo ce re~ do por una cadena de s¡; eleva a Dios y a su grand~zn. t
colln.rs donde ondean las mieses y tiemblan qtJe \iene aunque solo seii 11soml
Pn copiosos festones las vides sostenidas la apariencia de ll.fr'II'O. con'o o .la
Ruinas 1• osamentd desnuda de la desolación
por los olivos y lo, olmos: las lomas y los cosa que excede la comprens•on
Pe rey Bysshe Shelley pasa tu ha,tJ que el espíritU
riscos lejanos crecen y crecen como si se arrolla con su exceso la menw pro de e\tos parajes gule tu andar a la pendiente
>U¡lcrpusicran unos d ottos. A mis pies, l"s a una especie de agradable es tu¡ Adonaisyorrospoemas,XL IX, 1821
Marcha a Roma, a la vez tumb~.d~slerto, de verdecido acceso donde
ladera d~l monte se rompen en yermos admiración Pdginas sigvientes: ciudad y Paraiso; donde se alz~n las rulnil$ C\lal sonrisa ti~ ni110 sobre un muerto
Caspar David Fríedrich, una luz de rientes flores en la h•erba
Abadla en el bosque lo mismo que 1nonta11~s dcstroz,1ddS;
~e <ncinas, 1809-181O, y por donde flor~cic!as malas hlerbdS eMa desparram.ldil.
•rlfn, Natlonalgaleric y matorrales olorosos visten
285
284
S. lo «gótico» en la literatura

El gusto por lo gótico y por las ru inas no solo es característico del universo
visual, sino también de la literatura: en esta segunda mitad de siglo florece
la novela «gótica», poblada de castillos y monasterios decadentes,
subt erráneos inquietantes, que se prestan a visiones nocturnas, delit os
tenebrosos y fantasmas.
Paralelamente, florecen la poesía de cementerio, la elegía fúnebre, una
especie de erotismo mortuorio que se prolongará y llegará al punto
culminante de la morbosidad con el decadentismo de fina les del siglo x1x
(y que ya había hecho su aparición en la poesía del xvu, en la muerte de
Clorinda de Ta sso). Así, mient ras unos representan paisajes o situaciones
t errorfficos, otros se preguntan por qué el horror puede provocar deleite,
pu esto que hasta entonces la idea de deleite y placer había estado asociada
a la experiencia de lo bello.

La poesía lúgubre de su estancia,y es el insens¡¡to Johann Heinrich Füssli, Horror acompa1ia a un delincuente al Jugar
Pcrcy Bysshe Shelley Lapesadilla, 1781, del suplicio! Ni el placer de un satisfecho
incierto desvarío de la mente Detroit,The lnstitute
Friedrich Schiller
Himno a la belll'zo inrelecrvol. v, 1815· 1816 extraviada el que la guia, of Arts Del arte rrogico, 1792 amor a la justicia, ni el innoble gusto del
De niño yo buscaba fantasmas y corría la luna surgió en el tenebroso orlentl' Es un fenómeno general en nuestra deseo de venganta pueden explicar este
con paso temeroso por salas rumoroS<ls una masa deforme que blanqu~:! naturaleza que lo que es triste, terrible fl'Jlómeno.
y ruinas y cavernas y bosques constelados y hasta horrendo nos atrae con una Puede que los espectadores incluso
en pos de la ocasión de hablar Muerte de Clorinda fascinación irresistible; que las escenas disculpen en su corazón al pobre
con los que han muerto. Torquato Tasso de dolor y de terror nos repelen y nos desgraciado, y se preocupen sinceramente
Los llamé por los nombres que en Jerusolénliberodo, XII, 1593 atraen con la misma fuerza.Todos se por su salvación; sin embargo, en el
la niñl'z nos dictan; Derramase por su blanco scmblan:e aprietan expectantes en torno al que espectador se agita, con mayor o menor
me respondió el silendo y no vi a nadie. una hermosa palidez cual la de las v olas cuenta una historia de asesinato; fuerza. un deseo curioso de prestar ojos
Mientras pensaba en el destino humano, enrre los lirios; fija los ojos al cielo,y el t lelo devoramos con avidez el mas osado y oidos .1la expresión de su sufrimiento.
a esa dulce hora en que el viento corteja y el sol parece que la miran enternecidos; cuento de fantasmas. y la avidez es tanto Si el hombre de educacion y de sentimiento
a todo ser viviente que despierta levanta su mano helada y desnuda la ofrece mayor cuanto más nos hace poner los refinado constituye una excepción no
propagando mensajes de brotes y pájaros, como prenda de paz al caballero. y ex!=Jira pelos de punta. Esta tendencia del espfritu es porque este instinto no exista en él,
de repente tu sombra cayó sobre mi esp1ritu; en esta actitud cual si se entregase se manifiesta con mayor viveza ante ,;no porque esta superado por la fuerza
di un chillido y mis manos se unieron a un apacible sueño. objetos reales. Una borrasca que hunde dolorosa de la piedad o moderado por
en el éxtasis. Al ver expirar a la hermosa doncella p1erde a toda una flota, vista desde la orilla, las leyes del decoro. El rudo hijo de la
Tancredo su valor y cede a la violencia del deleitaría nuestra fantasía con la misma naturaleza, al que no refrena ningún
Erotismo mortuorio impetuoso e insensato quebranto que 1 fuerza con que agitaría los sentimientos sentimiento de delicada humanidad,
Percy Bysshe Shelley oprime. Retirase todo su calor vital en lo 1"ás de nuestro corazón; seria dificil creer con se abandona sin pudor a este potente
Poemas pósrumos, 1820 profundo de su pecho; derrámase por su lucrecio que este placer natural procede impulso. El c~•al debe tener su fundamento
Ycomo una mujer morlbundil que, pálida rostro y por sus sentidos el frio y la pdlldez de de la comparación de nuestra propi~ en la disposición natural del ánimo
y demacrada, envuelta en un velo la muerte, y cae exánime aliado de Clorindn Y seguridad con el peligro contemplado. humano y debe explicarse con una
trMsparente, sale vacilando bailado en la sangre de ella. ¡Ycuán numeroso es el séquito que ley psicológica general.

288 289

o
6. Edmund Burke

La obra que más ha contribuido a difundir el tema de lo sublime es la


Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y
de lo bello, de Edmund Burke, que apareció en una primera versión en 1756
y más tarde en 1759. «Todo lo que puede suscitar ideas de dolor y de peligro,
es decir, todo lo que es en cierto modo terrible, o se refiere a objetos terribles,
o actúa de forma análoga al terror es una fuente de lo sublime, esto es,
produce la emoción más fuerte que el alma es capaz de experimentar.»
Burke opone lo bello a lo sublime. La belleza es ante todo una cualidad
objetiva de los cuerpos «por la cual suscitan amor» y que actúa sobre la mente
humana a través de los sentidos. Burke se opone a la idea de que la belleza
consiste en la proporción y en la conveniencia (y en este sentido se opone
a siglos de cultura estética), y considera que son rasgos tfpicos de lo bello la
variedad, la pequenez, la lisura, la variación gradual, la delicadeza, la pureza
y claridad del color así como, en cierta medida, la gracia y la elegancia.
t.stas preferencias de Burke son interesantes en la medida en que se GiovJnrd Botti~t.::. Cuando Ourke habla de lo sublime sonoro y evoca <<el estruendo de grandes
Piranes.; Prisioneros
1

oponen a su idea de lo sublime, que implica amplitud de dimensiones, sobre una plataforma cataratas, de furiosas tempestades, del trueno o de disparos de artillería»,
colganre, tabla o bien del grito de los animales, cabe considerar incluso que sus ejemplos
tosquedad, negligencia, solidez incluso maciza y tenebrosidad. Lo sublime de Cárceles de
nace cuando se desencadenan pasiones como el terror, prospera en la ínvendones. 1745 son bastante burdos, pero cuando habla de la repentina sensación de un
oscuridad, evoca ideas de potencia y de un tipo de privación de la que son sonido de considerable intensidad, respecto al cual «se excita la atención
ejemplos el vado, la soledad y el silencio. En lo sublime predomina lo no y las facultades se ponen en tensión», y dice que «un solo sonido de una
finito, la dificultad, la aspiración a algo cada vez mayor. cierta fuerza, aunque sea de corta duración, si es repetido a intervalos
Es difícil hallar en esta serie de características una idea unificadora, porque produce un gran efecto», es difícil no pensar en el comienzo de la Quinta
además las categorías de Burke reflejan en gran parte su gusto personal (los de Beethoven.
pájaros son hermosos pero desproporcionados porque tienen el cuello más Burke afirma que no sabe explicar las verdaderas causas del efecto de
largo que el resto del cuerpo y la cola cortísima, y entre los ejemplos de lo sublime y de lo bello, pero la pregunta que se plantea es: ¿cómo puede
magnificencia se encuentran al mismo nivel el cielo estrellado y un ser agradable el terror? Y él mismo responde: cuando no nos toca
espectáculo de fuegos artificiales). demasiado de cerca. Prestemos atención a esta afirmación, ya que implica
Lo más interesante de su tratado es sobre todo la relación bastante un distanciamiento de lo que provoca miedo y, por tanto, una especie
incongruente de características que, no necesariamente todas a la vez, de desinterés. Dolor y terror son causa de lo sublime si no son realmente
aparecen entre los siglos xv111 y XIX cuando se quiere definir lo sublime: vemos perjudiciales. Este desinterés es el mismo que a lo largo de los siglos
que se evocan de nuevo los edificios oscuros y lóbregos, especialmente ha estado estrechamente ligado a la idea de lo bello. Lo bello es lo
aquellos en que la diferencia entre la luz exterior y la oscuridad interior que produce un placer que no empuja necesariamente a la posesión
es más marcada, la preferencia por los cielos nublados frente a los serenos. o al consumo de la cosa que gusta; igualmente, el horror vinculado
por la noche fren te al día e incluso (en el terreno del sabor) por lo amargo a lo sublime es horror a algo que no puede poseernos ni puede hacernos
y maloliente. daño. En esto consiste la profunda relación entre lo bello y lo sublime.
291
290
6. EOMUNO BURKE

Sentidos Otra cualidad que se puede obse,va Claridad del color Vagar me haces con mis pensumientos sobre
Edmund Burke constantement•• en los objetos be lo es Edmund Burk~ las huellas
Investigación filosófico sobre el origen la lisura; tan esPncial ata bellez,¡ qu lnvestigaciórl filosóhca sobre el origen de las que van al nada eterno: mientras huye
delasideosdelosublimeydelobello, 10,1756 recuerdo ninguna cosa bella que o sea rsa ideas de lo sublime y de lo bello, Ul, 17 1756 este tiempo malvado. y van con ellas turbas
Por eso el objeto de esta pasión comple¡a En los árboles y en las Rore.son be s as · En primer lugar, los colores de los cuerpos
que llamamos amor es la belleza del sexo. hojas lisas: lisos parterres en lo> ¡arcf 5, bellos no hdn de ser sombrios ni oscuros, de los apuros por los que conmigo el se afana;
Los hombres se sienten atra1do> por el sexo lisas comentes <•n los pueblecitos, pe¡,¡ e sino lummosos y claros; en segundo lugar, y mientras yo miro tu paz. duerme
en general como tal, y sobre la base de liso en las beller.as de lo~ ,1nima l;,s no han de ser muy fuertes. ya que a la belleza aqwl e· p111tu guerrero que adentro me ruge.
la ley comün de la naturaleza. pero se sienten voladores y terrestres. lisa pi!·l 11las le van mejor los m,is mod!'fados de todo trpo.
atraídos hacia individuos concretos por atractivas mujeres. y en toda das di.' como verde claro, azul suave, blanco apagado. Cada vez más grande
su belleza personal. Considero la belleza adorno superficie brilldnta y lis•. Un rojo lánguido y violeta; en terceJ' luga1', si son CaspiH D,wld rrled•lch
una cualidad social, porque e~• ando los gran parte de la belleza de1wnde d· e>t~ fuertes y vivos, los colores hM de estar Obse1 vaciones sobre una colección de pinwros
hombres y las mujeres, y no solo estos cualidad realmente considcrabl<~; polque siempre div<'rsificaclos, ni un objeto ha de ser ele nrlisws eiJ S!l mayo1 parte vivos o fallecidos
sino también los otros aulmalcs nos si un objeto presentara una SLlpe•·fid· nunca de un solo color fuerte; sino que los recientemeflte, 1830
proporcionan sensación de alegrfil y de quebrada y ;ispe1·a. aunque en todos colores son siempre tantos que, como en las Este cuJdro es grande, no obstante lo querría
placer con su contemplación (y son muchos los otros aspectos estllvlese bi<n fon ~do, flores jaspeadas, se reducen recíprocamente aún mas grDndl:', porQlle la superioridad con
los que pueden proporcionarla), nos inspiran a la larga no gustar& en cambio si c.1r 'ce la fuerza, y el brillo excesivo. En una hermosa que el sujeto está concebido exige una
sentimientos de ternura y de afecto hacia de muchas otras prerrogativas, pero tez no solamente hay variedad de tonos sino extensión mayor en el espacio. Por tanto,
sus personas; nos gusta tenerlos cerca. carece de esta. lograr~ ser miis agradable tambien de colores. ni el rojo ni el blanco son siempre es un elogio para un cuadro cuando
y entablamos relación con ellos de buen que cualquier otro que no la tenga. Yes10 fuertes y deslumbrantes; y ademas es tal su se desea más grande de lo que en realidad es.
grado, a menos que tengamos poderosas me parece tan evidente que~ ~orpr nde mezcla y tan gradual que es imposible señalar
razones para hacer lo contrario. muchísimo que algunos de los qu., n el hmite;de ahí nace el color dudoso en el Alejamiento de lo que da miedo
tratado esta materia no mendon.::n pa1a cuello y en la cola de los pavos reales,y es Edmund Burke
Pequeñez nada la lisura al enumerar las cualid les muy gracioso en tomo a la cabeza del pato. Investigación filosófico sobre el origen
Edmund Burke esenciales de la belleza; dado qu¡; .,, de las ideos de lo sublime y de lo bello, IV, 7, 1756
ln•tesrigación filosófica sob1e el origen de los efecto cualquier saliente inasperado. Del mismo modo qu!! el trabajo corriente,
Gracia
ideas de lo sutJ/ime.vde lo bello,lll, 13, 1756 cualquier ángulo agudo J'epugna Edmund Burke q ue es una forma de dolor, es el ejercicio
En la especie de los animales, exceptuada la a la idea de belleza. investigación filosófica sob1 e el origen de las de l~s partes más robustas, asi también una
nuestra, tenemos tendencia a entusiasmamos ideos de lo wblimeydelobello,lll,22, 1756 forma de terror es el ejercicio ele las partes
por la peque•1ez: los pequeJ,os pájaros Variación gradual No hay gran diferencia entre la gracia mas delicadas del sistema; y si una cierta
y algunas pequcnas clases de animales. Edmund Burke y la belleza, ya que tanto la una como forma de dolor es de tal naturaleza que
Casi nunca se utiliza la expresión una gran lnvestignrión filosófica sobr~ el orlg-f'n 'i Jos ld olrd <..ou:,bl-.:n t:U y1a1' parte en las misma, influye sobre la vista y sobre el oidol que
cosa hermosa: en cambio es muy corriente ideasdelosublimeydelobe/lo, IU, l5 ''56 cosas. La gracia reside en la postura y en son los órganos mas delicados, la Impresión
una gran cosa fea. Muy diferente es la En esta descripción tengo ante mi la •d ·a el movimiento, y para ser gracioso en estas se aproxima más a la que tiene una causa
admiración del amor: y lo subtirnc,que es de una paloma: este animal coincide cosas se requiere que la dificultad no se vea; intelectual. En todo~ estos casos. si el dolor
causa de la primera, siempre se basa en perfectamente con la ma}'Of par!e o e las para ello conviene un pequeño pliegue del y el terror son modifKados de manera que
lo grande y en lo terrible, y el segundo condiciones exigidas por la belle>a. Es isa cuerpo y una ajustada posición de las partes no sean realmente nocivos. si el dolor no
en lo pequeño y agradable. Cedemos frente y blanda; sus partes est~n. si se me p;,rmite de manera que una no estorbe a la otra, llega a la violencia y el tPrror no tiene relación
a lo que admiramos, pero amamos aquello la expresión, fundidas en tre si; no hal aró;s ni aparezcan separadas en ángulos agudos con el peligro real de destrucción
q ue cede ante nosotros: en un caso sufrimos ningulla protuberancia impre!vista c11 y casi imp•·evistos. Y asa redondez. esta de la persona, puesto que estas emociones
una violencia, en el otro nos sentimos su forma; y sin embargo su forma van delicadeza de postura constituye esa casi liberan las partes, tanto las delicadas como
impulsados a complacer. En resumen, las continuamente. Observad esa partP d e una magia de la gracia que mencionabamos, las robustas, de un e5tOJbo peligroso y
nociones de lo sublime y de lo bello tienen belfa mujer, que la hace tal vez más bella. esé no sé qué Ue ne sals quol1; como el da11íno, son capaces de producir deleite;
una base tan diferente que es difícil (por en torno al cuello y al pecho: 1~ lisura, observador podra descubrir en la Venus no placer, <lno una especie de horror
no decir que casi imposible) pensor en la suavidad,lil ligem curva lnsensibl • de Medicis. en el Antlnoo y en cualquier deleitoso, una especie dt> tranquilidad teñida
combinarlos en un mismo objeto sin rebajar variedad de la superficie, que nunc~ otra estutua graciosísima. de terror; la cual, desde el momento que
el efecto del uno y del otro sobre las pasiones; es la misma en un mínimo espacio, la depende del Instinto de conservación, es
de modo que respecto a la cantidad los engañosa perplejidad a trJvés de la w 1 Soledad y silencio ,ma de las pasiones m!s fuertes. Su objeto
objetos bellos son comparativamente el ojo no fijo se desliz.1 vertlginosJmente Ugofoscolo es lo sublime. Su más airo grado lo llamo
pequeños. sin saber dónde detenerse ni ddonc~ estupor, los grados inferiores son; temor,
Sonetos, '· 1803
es lievado. ¿Acaso no es una prueba Quiza porque de la quietud fatal reverencia y respeto, y la etimologÍi! misma
lisura de ese cambio de superficie continuo tu eres la imagen para mi tan queñda vienes de las palabras muestra de que fuente
Edmund Burke y sin embargo apenas ¡>C!rceptible en ¡oh, noche! Y cuando te cortejan alegres derivan y cuan distintos son del place>r real.
Investigación filosófica sobre el origen de las cualquier punto, que constituye uno las nubes estivas y los céfiros serenos
ideosde losublimeydelobello,lll, 14,1756 de los elementos principales de la bell ?.a' y cuando del niveo Aire agitadas
tillieblas y prolongadas al universo traes
siempre desciendes invocada, y los secretos
caminos de mi coratón dulcemente aferras.

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7. Lo sublime de Kant

Será lmmanllel Kant quien, en la Crítica de/juicio (1790), definirá con mayor
precisión las diferencias y las afinidades entre lo bello y lo sublime. Para Kant
las características de lo bello son: placer sin interés, finalidad sin objetivo,
universalidad sin concepto y regularidad sin ley. Lo que quiere decir es que
se disfruta de la cosa bella sin desear por ello poseerla, se la contempla
como si estuviese organizada perfectamente para un fin concreto. cuando en
realidad su único objetivo es su propia subsistencia y, por tanto, se disfruta
de ella como si encarnase perfectamente una regla, cuando ella misma
es la regla. En este sentido una flor es un ejemplo típico de objeto bello,
y precisamente por ello se entiende por qué forma parte de la belleza la
universalidad sin concepto: porque no es un juicio estético el que afirma que
todas las flores son bellas, sino el que dice que esta flor en particular es bella,
y la necesidad que nos induce a decir que esta flor es bella no depende de
un razonamiento basado en principios, sino de nuestro sentimiento. En esta
experiencia «entran en juego libremente» la imaginación y la inteligencia.
La experiencia de lo sublime es distinta. Kant distingue dos clases de sublime, William Btadlotd. Glociar Tempestad Fuerza de la naturaleza
el matemático y el dinámico. El ejemplo típico de sublime matemático es la Se!mirsialik.c. 1870, lmi'Hnuel K ont Samut>ITaylorCol ridge
New Bedlord. Criticadef¡uioo.l,2 28.1790 La timo del Vte)O nm·eganre, l 798
visión del cielo estrellado. En este caso tenemos la impresión de que lo que Massachus.ett1i. y entonces llegó e estallido de la tormenta
Old Oarmouth Histonc.1l
Rocas audazmentP. colgad:\5 y, por dec rlo
vemos va mucho más allá de nuestra sensibilidad y tendemos a imaginar Society, N~w Bedlord asr amenaz~doras.nuh sdt>!ormenta que se revelo t'ránko y flOtem":
más de lo que vemos. Y esto es debido a que nuestra razón (la facultad que Whalin9 Museum que se amontonan en el ciclo y~" adelantan nos ~Jolpeo co11 U) mmensar; alas
con rayos y con truenos, volcan~>s en todo y nos pers1guio en cireccior al ~w.
nos lleva a concebir las ideas de Dios, del mundo o de la libertad, que nuestra
su fJOder devastador. huracanes qu<> vñn
inteligencia no puede demostrar) nos induce a postular un infinito que dejar1do tr·,,s si l;o cl!~>oi.Kión. d océano Con ·ncllnndos ,,"ti les y chor'l'eante proa
no solo nuestros sentidos no consiguen captar, sino que tampoco nuestra sin limites rugiendo de Ir~. una cascada como ~qut~l qU•' perseguido por gritos y golpes
profunda en un rio poderoso, etcétera. tl;d"vra pis~ 1~ <Ombra d~> su cncmrgo.
imaginación llega a abarcar en una intuición única. Desaparece la posibilidad e inclind hacia el •1,,~1· •ll coiJeza,
reducen nuestra fncultod de rt•>istir
de un «libre juego» de la imaginación y de la inteligencia y nace un placer a una insignifk,Jntt;- p '<¡uenez. comparada el barco n.ov ~o raudo. horrrsona sonó 1•
inquieto, negativo, que nos hace sentir la grandeza de nuestra subjetividad, con su fuer¿a. Pero su aspecto ~s tanto tcmr stad
mas atrilctivo wanto más temible. y badil el •ur SI nos d s Zdmos.
capaz de querer algo que no podemos poseer.
con tal de qJe nos encontremos nosotros
Un ejemplo típico de lo sublime dinámico es la visión de una tem ~ .. y nton<, paree eran las brumas y a n cve
en lugar 'eguro, y !'amamos gustosos
Lo que nos conmueve en este caso no es la impresión de una vastedad sub ir•u's esos objetos porque elevan y "' fnO .se IZO prod 9 OSO:
as facul:ades del alma por • ncima de y lo• montes d hle o tos como 'os masules
infinita, sino de una infinita potencia: también en este caso resulta
su tern·ino medio ordh aro y nos hacen pasab n llotando. Vi"tdes cual esn·era da,.
humillada nuestra naturaleza sensible, y de ello se deriva una vez más
descubrir en nosotros una 'acuitad de
una sensación de malestar, compensada por el sentimiento de nuestra resistencia de una ~SIJeCie totalmén\1' y" :rdvés de la ' .raga~ los nevados acantilados
grandeza moral, contra la que nada valen las fuerzas de la naturaleza. lanzaban un respl,,dor sinr mo: .
distinta. que nos da v~lor P"' ·'l odN
no cllv•samos form~l humanas o de anunales.
Estas ideas, retomadas más tarde, y a lo largo de todo el siglo XIX, por medirnos con el todo·roder apar~nte
el hielo ro'lollla por tod•s partes.
de la naturaleza.
numerosos autores y con matices diversos, alimentará n por sf solas la
29S
294
Bello y sublime no son necesal"lamente también las nuestras
Friedrich $chiller y que hay en nosotros un principio
Delosvblime, 1801 autónomo, independientemente de todas
La naturaleza nos ha dado dos genios como las t•moclorws sensibles. El objeto sublime
compañeros a lo largo de la vida. El uno, es de dos clases. O nosotros lo atribuimos
agradable y alegre, nos hace más corto el a nuestra fuerza intelectual y sucumbimos a
viaje fatigoso con la agudeza de su juego, 1.1 t~ntación de formarnos una imagen o
nos hace m~s ligeras las cadenas de la un concepto de el; o lo atribuimos a nuestra
necesidad y nos conduce entre bromas y fuerza vital y lo consideramos una potencia
alegria hasta los puntos peligrosos. donde frente~ la que la nuestra se desvanece.
tenemos que actuar como puros esporitus
y despojarnos de toda envoltura corp61ea. Nuestra experiencia del sentimiento
hasta el conocimiento de la verdad y el de lo sublime
ejercicio del deber. Alli nos abandona. porque Achim von Arnim y Clemens Brentano
su terreno es solo el mundo sensible y su SensaCiones once un poiso¡e marino de
impulso terrenal no pu.,de llevarle mas allá. Friedrich, c. 1811
Pero entonces llega el otro, serio y t.1Citurno, Es magnifico en una soledad infinita
que con brazo fuerte nos conduce más illl/r contempiM un desierto de agua sin limites
del profundo abismo. En el primero de estos bajo un cielo oscuro a orillas del mar, y este
genios se reconoce el sentimiento de la sentimiento se une al hecho de haber llegado
belleza, en el segundo el sentimiento de lo a este lugar. de tener que marcharse ele el, de
Caspar David fríedrlch,
La hma sale robre el mor, sublime. Lo bello es ya una expresión de 1,1 que se desee cr~rzar ese mar, de que eso no
1822, Berlfn, Staatlíche libertad, pero no de aquella que nos eleva sea posible, de que se advierta la ausencia
Museen por encima de la potencia de la naturaleza de cualquier signo de vid¡¡ pero se capte su
y nos libera de toda influencia corpórea, voz en el rlunor ele las olas, en el soplo del
sino de aquella ele la que disfrutamos como di re, en el movimiento de las nubes, en el grito
sensibilidad romántica. Para Schiller, lo sublime será un objeto ante hombres en la n;lturalez~. Nos sentimos libres soli tario do los pájaros; eso forma parte de
en la belleza, porque los Instintos sensibiPs una exigencia qlle procede del corazón y la
cuya representación nuestra naturaleza física percibe sus propios límites,
están en armonla con la ley de la razón; natumle?.a, por así decir, la frustra. Pero ante
del mismo modo que nuestra naturaleza razonable siente su propia nos sentimos libres en lo sublime, porque el cuadro todo esto no es posible, y todo
superioridad y su independencia de cualquier límite (Sobre lo sublime). los Instintos sen~ibles no tienen influencia cuanto yo habría querido hallar en el propio
Par!ll legel, es el ir1tento de expre$iH t:l infiniro sin hallar en el reino de !iobrc la legisl3ción de la razón, porque tin cuadro lo doscubri ~nhr~ tnrfo Pn 1~ rPlru:ión
este caso actúa el espíritu como si no entre yo y el cuadro, y¡¡ que la exigencia que
los fen ómenos un objeto que se muestre adecuado a esta representación estuviera sometido a otras leyes que no sean el cuadro me había planteado él mismo
(Lecciones de estética, 11, 2). las propias. El semimiento de lo sublime es la habla defraudado: y asl me convertr
Se ha dicho, no obstante, que la noción de lo sublime se afirma en el siglo XVIII un sentimiento mixto. Esta compuesto en el fraile capuchino y el cuadro en la duna;
por un sentimiento de pena, que en su m;h el mar, que mi mirada buscaba con nostalgia,
de forma original e inédita en la medida en que se refiere a una sensación os taba completamente ausente. Ahora bien,
alto grado se manifiesta como un escalofrio,
que experimentamos frente a la naturaleza, no frente al arte. Aunque autores y por un sentimiento de alegria. que puede para vivir esa maravillosa sensación, presté
posteriores apliquen también - y además- la noción de lo sublime a las llegar hasta el entusiasmo y, si bien no es atención ¡¡Jas observaciones tan distintas
precisamente placer, las almas refinadas lo expresadas por los visitantes a mi alrededor,
artes, la sensibilidad romántica tiene planteado un problema: ¿cómo se puede
prefieren con mucho a cualqurer placer. Esta y las reproduzco porque pertenecen al
representar artísticamente la impresión de sublimidad que se experimenta unión de dos sensaciones contradictorias cuadro. que es sin duda alguna decoración
ante los espectáculos de la naturaleza? Los artistas lo intentarán por diversos en un único sentimiento demuestra de forma ante 1~ que se desarrolla necesariamente
procedimientos, pintando o narrando (o incluso expresando musicalmente) indiscutible nuestra independencia moral. una acción. ya que no concede reposo.
En efecto, siendo absolutamente imposible
escenas de tempestad, de llanuras interminables, de helados glaciares, que el mismo objeto mantenga con nosotros
o sentimientos exasperados. relaciones opuestas. de ello deriva que
Existen, no obstante, cuadros, como algunos de Caspar David Friedrich, en los nosotros mismos estamos con el objeto en
dos relaciones distintas; por consiguiente.
que se representan seres humanos que contemplan lo sublime. El ser humano
en nosotros deben estar unidas dos
está de espaldas, de modo que no es a él a quien debemos mirar, sino a través naturalezas opuestas, que esti\11 interesadas
de él, poniéndonos en su lugar, viendo lo que él ve y sintiéndonos como él de forma absolutamente contr~ria en la
un elemento insignificante en el gran espectáculo de la naturaleza. En todos representación del objeto mismo. Mediante
el sentimiento de lo sublime experimentamos
estos casos, más que representar la naturaleza en un momento sublime, pues que el estado de nuestro espfritu M
la pintura pretende representar (con nuestra colaboración} nuestra se corresponde necesariamente con el estado
experiencia del sentimiento de lo sublime. del sentído, que las leyes de la naturale2a
296 297
escuel• flamenca (antes
atribuido a Leonardo),
Cabeza de Medvsa,
c. J640. Florenc1a, .
Galería de l os Uffiz1

El resplandor de la bell eza crin leonada, mejillas hendidas, aire osado,


William Shakespeare labios túmidos encendidos, y dierttes tersos,
Romeo y Julieto, Ir, 2, 1594· 1597 cabeza gacha, hermoso cuello y amplio pecho;
Romeo:Pero ¡silencio!, ¿qué rcsplnndor se
abre paso a tri!vés de aquella vc111ana? ¡F.s el miembros proporcionados; vestir simple
Oriente, y Julieta el sol! ¡Surqc, esplendente y selecto;
sol, y mata a la envidiosa luna, lánguida y veloces pasos, pensamientos, actos y acentos;
pálida de sentimiento porque tu, su doncella, sobrio, humano, leal, pródigo, franco;
la has aventajado en h~rmosur~! ¡No 1~ sil vas, adverso al mundo, a mi adversos los evelltos;
que es envidiosa! Su tocado de vest~l es
enfermizo y amarillento, y no son sino buf011es a veces de lengua y a menudo de mano
los que lo usan. ¡Deséchalo! ¡F.$ mi due11a1 ¡Oh. valeroso;
es mi amor! iOh,si ella lo supiera ... ! Habla ... tliste los mas doas y solo ensimismado.
mas nada se Pscucha: pf>ro ¿qu<' impona? pronto, iracundo, inquieto. tenaz;
·Hablan sus ojos; les responderé ... ! Soy
demasiado a1r..vido. No es a n11 a quien lldbla. de vicios rico y de virtudes. alabo
Dos de las mas resplandecientes estrellas de la razón, pero acudo donde al coraron place;
todo el cielo, teniendo alg<in quehacer. ruegan muerte solo me dara fama y reposo.
a sus ojos que brillen en sus esferas hasta
su retomo.¿Y silos ojos de ella estuvlemn Poción y sortilegio
en el firmamemo y las estrellas en su rostro? Charles Baudelilire
¡El fulgor de sus mejillas •wergonz.ana a esos Pequerios poemas en proso. 1869
astros, como la luzdcl da a la de unnl,1mp.lra! Es muy fea. ¡Y a pesar de ello es deliciosa!
¡Sus ojos lanzanan desde la bóveda celeste Elliempo y el Amor la han marcado con
unos rayos tan claros a traves de la reglon sus garr,ls y le han ense<iado salvajemente
etérea. que cantarían las aves creyendo lo que cada minuto y cada beso se llevan
llegada la .ouror,l ...! ¡Mir,ld cómo .l¡J<>ya en ele juwntud y de frescura.
su mano la mejilla! ¡Oh! ¡QLiién fuera guante Es ciertamente fea; es hormiga, araña, si quPreis
de esa mano para poder tocar asa mejilla! hasta esqueleto: ¡Pero también es brebaje,
Fran~ois·Xavler Fabre, maglstcriCJ, hechizo! En suma. es primorosa.
Ratroro de Fo5eolo, Belleza y melancol ia No pudo el Tiempo destruir la am1oniil
Florencia, Galerra Ugofosco!o chispeante de su andar y la elegancia
de los Uffizi
Son eros. VIl, 1802 inaltcrt>blc de su figura. El Amor no pudo
Surcadn tengo 1~ frente, ojos hundl<los ,,lentos, alterar lo delicadeza de su aliento infantil,

300 30 1

.. .............................
fr• ncesco Hayez.
Magdalena penitente,
t833,Milán,
Galería Municipal
de /Vte Moderno

Eugene Oelacroix, y el tiempo nnd.l mr~ncó de su abundante Ella tenía el rostro cubierto Es interesante recorrer la formación progresiva del gusto romántico
Muerle de Sardandpa/o, crin, que exhala en leonados perfumes toda de aquella intensa palidez que adoro.(...!
1827,Par!s,
a t ravés de los cambios semánticos de los térm inos romantic, romanesque
la vitalidad endiablada del Mediodía francés: En la boca luCJa la sonrisa
Mu~eo det louvre
Ni mes. Aix. Arlés. Avii\ón, Narbona, Tolosa. fulgidlsima y cruel y romantisch. A mediados del siglo XVII el término romantic es sinónimo
¡ciudades b 'nditas del sol enamoradas que el divino Leonardo (en sentido negativo) de «novelesco• («like the old romances»); un siglo más
y encantadoras! persiguió en sus telas. tarde significa más bien «quimérico» (romanesque) o «pintoresco»; a este
Vanamente la mord·eron con buenos dientes Aquella sonrisa tristemente
~>f Tiempo y el Amor; en nada redujeron el luchaba con la dulzura
espectáculo pintoresco Rousseau le añade una importante determinación
encanto vago. pero eterno. de su pecho de de los ojos alargados y daba una fascinacoón subjetiva: la expresión de un «no sé qué» («je ne sais quoi») vago e indefinido.
doncel. sobrehumana a la belleza Finalmente, los primeros románticos alemanes amplían el alcance de lo
Gastada quizá, pero no agotada, y siempre de las cabezas femeninas
indefinible y de lo vago designado por el término romantisch:abarca todo
heroica. hace pensar en esos caballos de fina que el gran Vinci amaba. Una flor
raza que los ojos del verdadero aficionado dolorosa era la boca.· .•. 1 lo lejano, mágico. desconocido, incluido lo lúgubre, lo irracional, lo fúnebre.
distinguen Junqul" vayan enganchados a Sobre todo, es caracterlsticamente romántica la aspiración (Sehnsucht) a
un coche de alquiler o a un lento carromato. la muerte y la belleza
todo esto: una aspiración que no se caracteriza históricamente, por lo que es
¡Y es. ado>más, tan dulce e impetuoso! Quiere VictorHugo
como se quiere en otono; diríase que la AveDea, 1888 romántico cualquier arte que exprese tal aspiración. o ta l vez es romántico
cercan la del invierno enciende en su corazón La muerte y la belleza son dos todo el arte en la medida en que no expresa más que esta aspiraci ón.
un fuego nuevo, y nada de fatigoso hubo cosas profundas La belleza deja de ser una forma y se vuelve bello lo informe, lo caótico .
jamás e" lo servil de su ternura. que contienen tanto azul y tanto negro,
que parecen dos hermanas terribles
La Gorgona y fecundas
Gabrl<!le D' Annun>.io con un mismo enigma y un mismo
l.<aotla Guttadouro y otras poesfas, 1885 misterio.

302 303
XU. lABEllt:Z/1. ROMANIICA

2. Belleza romántica y belleza novelesca

«Como las viejas novelas»: a mediados del siglo xvu, la expresión se referfa
a las novelas de ambientación medieval y caballeresca, a las que se oponía
la nueva novela sentimental, cuyo tema no era la vida fantástica de las
gestas heroicas, sino la vida real, cotidiana.
Esta nueva novela, que había nacido en los salones parisinos, influye
profundamente en la idea romántica de la belleza, en cuya percepción
se mezclan pasión y sentimiento: una muestra excelente, considerando
además el destino posterior del autor, es la novela juvenil de Napoleón
Clisson et éugéníe, en la que ya aparece la novedad del amor román tico
respecto a la pasión amorosa dieciochesca. A diferencia de los personajes
de madame de La Fayette,los héroes románticos - de Werther a Jacopo
Pdgina slguienre: Ortis, por citar a los más conocidos- no son capaces de resistir a la fuerza
Francesco Hayez, de las pasiones. La belleza amorosa es una belleza trágica, frente a la que
El beso, 1859,Milán,
Pinacoteca Brera el protagonista se encuentra inerme e indefenso.

Relatividad de la belleza y las aparentes contradicciones cnl • ustos


Pi erre Ambroisc Choderlos de Lados de los hombres.
!.as mujeres y su educación, XI
Por otra p~rtc, <' quert>mos convencemos los antiguos y la belleza
d~ que la belleza actúa solo porque remite Friedrich Schlegel
a la Idea del placer y de que para nosotros Lyceum. fragmento 91, 1795
esta representada por el conjunto de los los antiguos no son ni los jud1<>S 1111
rasgos que estamos habituados a contemplar. aistianos. ni los illgleses de la po
bastara cambiar de pafs. Trasladad. por No son un pueblo de artistas eleg
ejemplo, a un francesa Guinea: al principio arbitrariamente por Dios ni posee
el aspecto de las negras le provoc¡¡ra rechazo solos una fe beatificante en 1' bell 7
porque sus rasgos. insólitos para él, no le ni :ienen un monopolio de la po
evocan ningún recuerdo voluptuoso. pero
en cuanto se acostumbre. dEjara de sentir Indefenso
rechazo y aunque eligiendo a aquellas que Ugo Foscolo
estén m:.s próximas a los canones de belleza Ultimas carros de Jocopo Orris. 12 de' 1
europeos comenzara a recuperar el gusto '798
por la frescura, la elevación y la fuerza qu!? son No he osado, no, no he osado. Pod 11 1
en todas partes signos de belleza; abrazado y estrechado contra mi eo a
muy pronto, y a medida que se vaya La he visto dormida; el sucr1o tenia e •r
acostumbrando mas, acabara prefiriendo las esos grandes ojos negros, pero IM ros
caractcrlstlcas estéticas que ve todos los días su cara se extendían uún más vivt~s po1
'' nqucllas de las que solo conserva un débil frescas mejillas. Descansaba su bello e '' rpo
recuerdo, y preferir• una narl1 achatada, labios aba11donado en un sofd. Mientras un ill •o
9ruesos, etcétera; de tal modo están ocultas sosten fa la cabeza, el otro le colgaba
las multiplcs lnwrprctaciones de la belleza ~uavemenre.Muchas veces In he: visto

304
pasear y l),,llar,ha p~n~trado hasta lo mas se metió en el corrillo. so:
>to•rco a 1liCia
recóndito de mi alma su upa y su voz. la he hizo ent~~>dcr habilmem~ ,1,,, 1 )l , ' 1e
19 0
adorado lleno de pamco. como si la hub•era q Ue COI')UOICJt
· 1e, y 11' d"1)0 SU S 1 1¡ Oido,
vl~to dese 11der del pJratso ... pero tan
hermosa como hoy no la he visto jamás. Encender una fuorte pasión
Su Vl'stido transparl'ntaba los contornos Napoleón Bonaparte
ú<! su cuerpo angelical. y mi alma lo C/isson y Eugeme, c. 1800
contemplabn y.,. ¿que más puedo decirte? Esceptico por naturaf,•za, ¡,
El m1petu y el cxtaSIS dmoroso me hab•an melancólico. El sueno habla o
Inflamado y arreba!ado. Como un devo:o lugar de la re'lex•ón. No te 1 n
tocaba su vestido, sus cabellos olorosos y el ni que temer ni que espe1u.
ram lletede violet.1sque 1evaba prendido quietuc~ tan nu<>vo pa·a su 1
en el pecho. Si, si. bajo est., mil no ya sagrada conducido Son darse cuent.l a
lw sentido palpitar su corazón. Respiraba el amanecer andaba errant r
el ali~to de <u boca entreabierta y ya iba entretenía con sus pensam• nt
,, absorber toda la voluptuosid<>d de los A m~nudo iba a oS termd' de
lab•oscelesw..~s ... ¡Un beso .. un solo beso distaban una legua d.• su ca
y habna IX'ndecido las la grimas que desde mana nas enteras observa o
hace tanto tl~lllflO derramo por ella, cuando o recorriendo el bosque o ley
id ol suspirar en suenos. Retrocedí como buen libro. un día "n que cont
~mpujado por una mano divma. a lo habitual, hab1¡¡ much 1 o;¡ .,
con dos graciosas personas ,
Lucia Mondolla gozar sobremanera cid p.1sco.R t aban
Alessnndro Manloni solas, con la lige•<'7.J y la aleg11a do· >us
Los novios, ti, 1827 dieciséis años.Amelíe te11•• 111 ,. o cuerpo,
L~1cia s•H~ en aquel momento todJ bellos ojos, bellos cabellos b~ll ' •lor y
compuesta de las manos de su madre. las diecisiet<' años. Eugénie, u11 .m" joven,
amigas se disputaban a la llovía, y le hocían no era tan bella. Amelic pa11• ·1 ~
fuerza pMa que se dejase ver; y ella se lafaba, la mirada: tl! me amas, pero n< , 1único,
con esa modcstln un poco guerrera de las hay otros muchos; sepas pues <
campesinas, poniendo d codo ante la cara gustarme debes nduiMme, apr
como C.-'Ct.ldo, o:tgachando C'~ta sobf(! el pecho, cumplidos y 111~ yu~td t:'l ton'
y frunci!'ndo las largas y negras cejas, Eugénie nunca miraba fija o1cn.e John Everett Millais. Además, como veremos, para el hombre romántico la muerte misma,
mientras la boca, ~n cambio. se distendía 1m hombr!'. Sonreía dulcem ·me 1>~ Ofella, 1851·1852,
una sonrisa. Los negros y juveniles cabellos dientes más bellos que uno p11 Lond1os, Tate Gallery arrebatada al reino de lo macabro, tiene su fascinación y puede ser bella: el
partidos en la frente, con una raya blanca Si se le ofrecía la mano, la tend a propio Napoleón, una vez convertido en emperador, deberá promulgar un
y filla, se recogían detrás de la cabeza, en y enseguida la retiraba. Se l•al
multiples rodet~s. ~tr.wesados por largos decreto contra ese suicidio por amor al que había destinado a su Clisson, como
era una provocacio11 dejar -~• 1
alfileres de plata, que se distribuo;¡n :odo bella que jamas <e haya ·:ist demostración de la difusión de las ideas románticas a principios del siglo XIX.
alrededor. casi a modo de rayos de una contrastaba con el azul de l~s La belleza romántica hereda de la novela sentimental el realismo de la
aureola, como todavta se usa entre las era como un fragn•emo de mu
campesinas milanes.K En torno al cuello tenía pasión y experimenta en sí misma la relación del individuo c~n el destino
que se escucha con placer por
una sarta de granates alternados con bolitas captan la suite dt los acordes, t que caracteriza al héroe romántico. Sin embargo, esta h.er~neta no_anu~a
de oro ~fil'granado: llevaba un hemlOso la armon1a. Eugeme era cow e el arraigo original en la historia. En efecto, para los romant1cos la htstona
corpino de brocado floreado. con las mangas ru'señor,o como un fragmento es objeto del máximo respeto, pero no de veneración: la é.p~ca clá~ica
separadas y atadas con bon'tas cimas: una que solo ge~sta alas almas s
falda corta de hnad.Uode seda, de pliegues meiodia que transporta y ap s no contiene cánones absolutos que la modernidad deba 1mttar. Pnvado
menudos y abundantes unas medías carmesí, almas hechas para escuchd la 1 de su componente ideal, el concepto mismo de belleza se modifica
unas zapatillas también ele seda. bordadas. pero que a la mayor'a lepa profundamente. En primer lugar, esa relatividad de la belleza, a la que ya
Ademas de esto. que erd el ornamento Amélie subyugaba a la mayo
especial del d1a de la boda, Lucia tenia e 1 habían llegado algunos escritores del siglo XVI II, puede ser fund~me~~ada
jóvenes, pretendía el amo• F. ca
colicliano d•' un~ modesta belleza. r<?alzada Eugenie solo pod.a gustar al n ' históricamente a través de los instrumentos propios de la investtgac1on
l!lltonces por las variadas emociones que se que no ama por gusto. por \}ah• • r histórica sobre las fuentes. La belleza simple y campes ina (pero no estúpida}
pintaban en su car~: un jubilo m•tígaclo por con la pasión de un sent•m ento
una leve turbación, esa pl~dda congoja que de Lucia Mondella refleja un ideal - la inmediatez de los valores de una
La primera conquistab• el amor
asom~ de cuando en cunndo al rostro de las belleza. Eugénie debla !'!le w ft 1 Ita lia premoderna idealizada en la campiña lombarda del sig!o XVII-, pero
novias, y, sin alterar su bellela,le confierl' corazón de uno solo unJ pas10n ft es un ideal descrito desde un punto de vista histórico, es dem, de forma
un cnr~cwr particular. L• pcque1ia Bettina digna ... ele los heroe1 realista y no abstracta. De forma análoga, y siguiendo con Los novios,
306
307
Eugene Oelacroix,
Mujeres de Argel, 1834,
Paris1 Museo del
l ouvre

la belleza del paisaje alpino en el momento de la fuga expresa un sentimiento


de belleza sincera e ingenua, no corrompida aún por los valores de la
modernidad y del progreso; modernidad y progreso que el Manzoni realista y
racionalista sabe que son consecuencia de la independencia nacional y de la
época liberal, pero que el Manzonl jansenista no puede aceptar.
En segundo lugar, en el conflicto entre el canon clásico y el gusto romántico
emerge una visión de la historia como depósito de imágenes variadas,
sorprendentes. insólitas, que el clasicismo tendía a relegar a un segundo
plano y que la moda de los viajes había relanzado con el culto de lo exótico
y de lo oriental: nada expresa mejor esta distancia que la compa ración
Ptígino siguienrt: en tre la extraordinaria maestría técnica de lngres, con su sentido de la
Jean-.Auguste-
Oominique rngres. perfecci ón q ue a sus contemporáneos tal vez les resulta insoportable,
Lo condestl Hanssonvil/e, y la aproxim ación relativa del t razo de Delacroix, que expresa la t ensión
184S.Nueva York.
The Frick Coll~tion hacia una belleza sorprendente, exótica y violenta.

El canon c"sico suelta la cabellera. coge dos o tres el


Johann Wolfgang Goethe y sabe dar tal v¡¡riedad a sus post u a
Viaje o Italia IC<"crtd, 16 d~ marzo de 1787). gestos, a sus expresiones que uno a
1828 creyendo qut> en verdad est¡¡ son"'"l
El caballl!ro Hamllton ... 1ha encontl'lldo el Lo que tantos artistas desearian expr
colmo del deleite t~nto natural como artificial aparece en ella realizado, lleno de VI
en la p!!rsona de una bella muchacha. La una variedad sorprendente. [ ... ! rl allcl
hospeda en su casa. y es una joven inglesa caballero halla en ella todas las <lStill• "
ele unos veinte iJt\os, realmente bella y bien antiguas, todos los bellos perfiles d~ ''
forma cta. La ha vestido con un traje griego monedas sic ulas, y hasta el Apolo 1 ·
que le sicntil d~ rnMavilla: asi vestida. se Belvedere.
308
3. La belleza vaga del «no sé qué»

La expresión «je ne sais quoi» referida a una belleza que no se puede


expresar con palabras, y sobre todo referida al correspondiente sentimiento
que despierta en el ánimo del espectador, no es en sí misma una invención
de Rousseau. La frase no es original, pues la encontramos ya en Montaigne y
en el padre Bouhours, que en Entretiens d'Aristeet d'Eugene (1671 ), censuraba
la moda de los poetas italianos de convertir en misterio cualquier cosa con
su «non so che»; ni tampoco es original su uso, presente ya en la Bellezza del/e
donne de Agnolo Firenzuola, y sobre todo en Tasso, en quien el «non so che»
pasó a signífícar no ya la belleza como gracia sino el movimiento emocional
suscitado en el ánimo del espectador.

Jean-Baptíste Camllle
Corot, Lectora con
corona de (/ores, 1845,
P¡¡rfs, Museo del Louvre

Pdgina siguienre:
Karl Frledrich Schinkel,
La pueaa en lo roca, 18 18,
Berlín, Natlonalgalerle
310
'+, 1\VWI I\\~ I I U ~MU Y HtVUI:UA

Con este significado retoma Rousseau el <<non so che», dando un sentido


romántico a Tasso. Pero sobre todo Rousseau inserta esta vaguedad expresiva
en el contexto de una ofensiva más amplia contra la artificiosa belleza áulica
y clasicista, dirigida ahora con medios más radicales que sus contemporáneos
ilustrados y neoclasicistas. Si el hombre moderno no es el fruto de una evolución
sino de una degeneración de la pureza originaria, hay que entablar la batalla
contra la civilización con armas nuevas, no tomadas ya del arsenal de la razón 4. Romanticismo y revuelta
(que es producto de la misma degeneración), sino con las armas del
sentimiento, de la naturaleza, de la espontaneidad. A los ojos de los románticos
a los que Rousseau imprime un sello decisivo y duradero, se abre un horizonte'
que Kant prudentemente entreabrió con la crítica de lo sublime. La naturaleza Rousseau, inconscientemente, expresa un extendido malestar ante la época
misma, opuesta al artificio de la historia, resulta oscura, informe, misteriosa:no se presente que invade no solo a los artistas e intelectuales, sino también a toda
deja captar por formas precisas y nítidas, sino que conmueve al espectador con la clase burguesa. Lo que une a individuos a menudo muy diferentes entre sí,
visiones grandiosas y sublimes. Por eso no se describe la belleza de la naturaleza, que no se consolidarán hasta más tarde como clase social homogénea por
sino que se experimenta directamente y se intuye lanzándose a su interior. gusto, espíritu e ideología, es la percepción del mundo aristocrático, con sus
Y puesto que la melancolía nocturna es el sentimiento que mejor expresa reglas clásicas y sus bellezas áulicas, como un mundo estrecho y frío. Este
esta inmersión y compenetración con la naturaleza, romántico es también espíritu se ve reforzado por la valoración del individuo, amplificada a su vez
el hombre de los paseos nocturnos y del vagar inquieto a la luz de la luna. por la competencia que se establece entre los escritores y los artistas en
Melancolfa
el libre mercado de la cultura para ganarse el favor de la opinión pública.
El inquieto vagar
lmmanueiKam Percy Bysshe Shclley Como en Rousseau, esta rebelión se expresa a través del sentimentalismo,
Observnciones sobr·e el sentimiento Himno o in belleza intelecw11/, 1815· 1R la búsqueda de las emociones y de las conmociones, la valoración de los
de lo bello y de lo sublime, 11. 1764 Espfritu. Belleza que consagras efectos sorprendentes.
La persona cuyos se11timientos tienden con tu lumbre el humano pensamler•l<
al.1 melancolfn no se define asr porque, Es en Alemania donde estas tendencias hallan su expresión más inmediata,
sobre el que resplandeces,¿clónde hn< '' o?
privadd cJ~ las alegriJs de la vida, se consume ¿Por qué cesa tu brlllo y nbandOnrl> en el movimiento del Sturm und Drang, que expresa la oposición contra la
en unft oscur~ rn~fan~..ulin. ::>i1 tv vurqu~ S LIS este valle de i<igrirnas destcrtoi razón despótica que gobierna a través de los soberanos ilustrado~. 11egdndo
sensaciones. cua11do se amphan m.is all• ¿Por qué el sol no teje por siempre
de una cierta medida, o toman una dirección
espacio legítimo a una clase intelectual que, tanto en la moral como en las
un arco iris en tu arroyo?
equivocada, alcan1an esta tristeza del alma ¿Por que cuanto ha nacido languldec : ideas, está ya apartada de la aristocracia cortesana.
con mas facilidad que otras condiciones ¿Por qué temor y sueno, vida y mucrt
del esplritu. En el melancólico domina el ensombrecen el mundo de este modo'
sentimiento de lo sublime. Hasta la belleza. ¿Por qué el hombre ambiciona tanto Charles Giraud,Enfermo
ala que es tan sen.,ble, no tiende solamente a febril M el campo
odio y amor. desanimo, esperanza> romono,c. 181S,
fascinarlo,sino a conmoverio inspirándole
Oermont.ferrand,
admiración. El goce del placer es en él más Misteriosa noche Museo de Bellas Artes
ordenado. P"ro no por eso menos intenso; Novalis
ahora bien, cualquier conmoción susci:ada Himnos o lo noche.t. 1797
por lo sublime tiene para el mayor atractivo ¿También tú gozas de nosotros, noche
que todos los fascinantes al:cientes de lo oscura? ¿Que sostienes bajo el mamo q
bello. con fuerza invisible, alcanza a mi nimJl
balsamo precioso se derrama de tus m S.
del haz de adormidera. Alza !as pesad,
del corazón.

312 3 13
5. Verdad, mito, ironía

Hegel desempeña un papel consciente de normalización de la impulsividad


romántica al formular categorías estéticas que im pondrán durante mucho
tiempo una visión distorsionada de todo el movimiento romántico: la
aspiración al infinito la asocia Hegel con la idea de «alma bella>>, para
indicar una forma ilusoria de refugiarse en una interioridad que se niega a la
relación ética con el mundo real. El juicio de Hegel es poco generoso
porque, burlán dose de la pureza del alma bella, no capta cuanto hay de
profundamente innovador en la elaboración que hace el espíritu romántico
del concepto de belleza. Los románticos -en especial Nova lis y Friedrich
Schlegel, impulsores de la revi sta Atheniium, y Hi:ilderlin- no busca n una
belleza estética y arm ónica, sino d inámica, que deviene y, por tanto, no
armónica, puesto q ue (como enseñaron también Shakespeare y los
manieristas) lo bello puede surgir de lo feo, la forma de lo informe, y
viceversa_Se t rata, en definitiva, de plantear de nuevo las an títesis clásicas
del pcn~amicnto para reconsiderarlas en una relación dinámica: recortar la
Eugéne Delacroix1
distancia entre suj eto y objeto - y la experiencia de la novela es decisiva
La libertad guiando
A la belleza desencantada de la época los prerrománticos oponen una para la formación de este sentimiento- con vistas a una discusión más
al pveblo, 1830, París, concepción del mundo concebido como algo inexplicable e impredecible:
Museo dellouvre
radical de la separación entre finito e infinito, individuo y totalidad. La belleza
un «Sanculottismo literario>> (como d irá Goethe) que de la constricción
externa saca fuerzas para un sentimient o de rebelión completamente
interno. Pero es una interioridad que, precisamente por su negación de Alma bella n sma y se evapora como una nube nforme
Georg Wii "' rn Friedr eh Hegel qu se di ueiV<! er el aore.
las reglas de la razón, es por sí m isma libre y despótica a la vez: el hombre
Fe•lcmenoJoqodeleJ¡ r' 182
romántico vive su propia vida como una novela, arrastrado por la fuerza de l• conc encia vo~ en la angustia de manchar Belleza y verdad
los !>e 1timientos a los que no puede resistirse. De ahí brota la melancolía a gloria de su t~rlor con la celan y • lol n Keats
ex•st.,rlC•a;y para conser.ar la pureza ti su Odo a uno urt1<1 yriega v 1820
del héroe romántico. No es casual que para Hegel el romanticismo arranque
corazon. rehuye todo wntacto con la re lkldd !...) ¡Oh forma atica! ¡Bella posidon. Con raz
justamente de Shakespeare, asociándose al prototipo de héroe pálido y y permanece en la obst nad mpotencia de hombres de mármol y doncellas muy traba das
triste, Hamlet, simbolizado por el maest ro reconocido de los románticos. renuncil<JI propio SII>''SITO 11< Vilrlo h 11 el con ran·a, el· bosques y hrerbas pis,1das·
"xtremo ele la ult ma )bstr<~cclón yd thr tu fur'lla s lenciosa. nos absorbes el
,.u~ltmCI:tli<lad y rr.m~torrnnr tr f 1 rntcnto pensamiento
Poder ' le los sentimientos murmurc1ndo loC'. ¡l.1tetlco-s ver~o~ de Osslan en ser y confiarse a la d1fc cncl.1 absolut.l. El como lo hace 1~ ctcrni<.lad. fria Pastora
lJqo oscol•> y de Jeremras conte"1pl<1r1clo omageni!S di' objeto hueco que se produce lo en pu~. Cu.,ndo el vi<'jo tiempo consuma esta
Al' .o/oCo\!!1 17<>6 CanovJ de Hafae y ele DJnte; y entre lo> ahora con la concit.:nciJ do 1,1 v:lclt d 1d: u geJ,erac1on
Ahora que. distpé\tlrts P< r Ull11101ll~ntn la'.i mas suaves latidos perman.,zco tin,tlmente obrot • l'i ·niiC'I" que 110 IM<~ totrcl cosa que tu continudras, sum rta en otro dolor
tmleolas qu\) oscutt·ccn todos m1s tristes •b~orto u1 ¡1 ,.,mbl.mt•• <.1 'I.11Jellísínla perderse en su hC\cerse ohj •to Cclrt:-nlt.= de que el"""''"'· como amigo del hombre, d
Jlt'n!oilli<'ntos••1hor~ qu~ <:! latido de mi entre las mujer<:!s. ijencligo la mano de 1~ es~ncia y qw~. recayendo en M rrn mo mjs illl.l quien dice,.
coro~zón h~lla l e1 to tcpc"o· y la f~masia naturaleza. adoro 1-, efigie el" lo sublime cleestJ pCrdidtl.~ccncucJ rol olll'lt IW~como La belleza es ver<bd,la verdad belleza ... esto
1111 lula todos "S obj"tos con SliS tn1tes de y de lo bello, y me dcl"ito' ., ,.¡,,.pecto p~ruido; en est• pu1e2d trai1SPi11'Cntl• d 'sus es lo fmicu
mue• t~~ pil .,, Dl •n a dl''listad y nce deleito tumultuoso de las pasiones, y de un momentos,ul1 alma bello dPswnturnciJ cnmo que s~béls <.le la tier~·a y todo lo que necesotai'
114 etwuolto en una eleydnh. ndancoliil inquieto place1. st: In suciC' llam:\r, cud'' con.:;um11 · 1\do:;,.: en si saber». 31S
5. VERDAD, MITO, IRONIA

pógiflConteriot: . se configura como sinónimo de verd ad en un replanteamient o profundo


Théodore Ch•sséneau,
Los dos hermanas, 18 43, de una hendíadis tradicional.
Parls. Museo del Louvre Para el pensamiento griego (y para toda la tradi ción posterior que a este
respecto puede muy bien ser calificada de «clásica») la belleza coincidía con
la verdad porque, en cierto modo, la verdad era la que producía la belleza; en
cambio, para los ro mánti cos es la belleza la que produce la verdad. La belleza
no participa de la verdad, sino que es su artífice. Lejos de huir de lo real en
nombre de una belleza pura, los románticos piensan en una belleza que
produce una mayor verdad y realidad. Los románticos alemanes esperan que
semejante belleza pueda producir una nueva m itología que sustituya las
«fábulas» de los antiguos por un discurso que sea moderno en los
contenidos pero que posea la misma inmediatez comunicativa de los mitos
griegos. En torno a esta idea trabajan por separado tanto Friedrich Schlegel
como los jóvenes Holderlin, Schelling y Hegel. De estos tres conservamos un
documento escrito por el joven Hegel pero de atribución incierta (¿elaboró
Hegel el relato de una discusión entre Holderlin y Schelling o transcribió un
discurso de Holderlin a Schelling que le refirió, con o sin anotaciones y
correcciones, el segundo?): la radicalidad del vínculo entre belleza, mitología y
liberación que aparece expresada en este escrito ya no será mencionada por el
Hegel maduro. La función de esta mitología de la razón tiene un alcance político
inaudito:llevar a cabo en la inmediatez de la comunicación universal la
completa liberación del espíritu de la humanidad. Esta belleza tiene el poder de
disolver su propio contenido particular para abrir la obra de arte al absoluto, y al
mismo tiempo tiene el poder de superar la forma de la obra de arte en dirección
a la obra de arte absoluta, expresión del arte enteramente «romanticizado».Los
románticos -y Schlegel en especial- relacionan esta belleza concreta con el
concepto de «ironía». La ironía romántica no es (como darán a entender más
tarde algunos detractores, entre ellos Hegel) un movimiento subjetivo que tiene
el poder de reducir cualquier contenido objetivo hasta disolverlo en el arbitrio. Al
contrario, el uso romántico de la ironía tiene sus raíces en el método dialógico
socrático: al utilizar la ligereza incluso en el caso de contenidos graves y

Nueva mitologfa exclusivas. de las profundidades más remotas


Friedrich Schlegel del espíritu, el idl'alismo -el mayor fenomeno
Diá/ogosobrelopo<wo,ll,1800 de nuestra epoca- nos ofrece una indicación
la <rnica cosa que os ruego es que no pongaís bastame significativa y una extraordinaria
en duda la posibilidad de una nueva confirmacion de lo que pretl'ndl'rnos. El
mitología; en cambio las otras dudas, Idealismo nació precisamente de ese modo,
cualquiera que sea su procedencia y direccloll, como de la nada, y ahora tambien en el
serán bienvenidas y permitir<ln dar a mi mundo del espíritu se ha constituido en punto
análisis mayor riqueza y lib~rtild. Y abora firme, a partir del cual la energía del hombre
escuchad con ate11ción mis hipótesis. puede expandirse en todas direcciones y
porque no son mas que hipótesis lo que. evolucionar progresivamente, segura de no
considerando el estado de la situaclon, puedo perderse~ si mi!)ma ni el camino de regreso.
pretender ofreceros. Espero qu~ vosotros se~ls la gran revolue~on se ex tendera a todas las
q uicMs las tmnsform<mlis en vNdades: en Ciencias y a todas las artes. Su acción ya es
efecto son . si quereis que así sean, propllcsta~ visible• en la física, donde el idealismo irrumpió
con vislas a intentos. Si e' cierto que puede espontáneamente aun antes de que la
surgir una lllleva mitolelgia. con sus form~s filosofía la tocara con su varita mágfca.
317
Francesco Hayet.
Autolfetrato con tigres
y/eones, 1831, Milan,
Museo Poldi Petzoli

comprometidos, el método irónico permrte presentar simultáneamente


dos puntos de vista o dos opiniones opuestas sin una selección preconcebida
o juicio previo. La ironía es, por tanto, un método - por no decir incluso el
método- filosófico. Además, la actitud irónica permite al sujeto un doble
movimiento de aproximación y alejamiento en relación con el objeto: la ironía es
una especie de antídoto que refrena el entusiasmo relacionado con el contacto
con el objeto y la anulación en el objeto mismo, pero impide también la caída en
el escepticismo relacionada con el distanciamiento del objeto.
De este modo el sujeto puede, sin perder su propia libertad y sin convenir se
en esclavo del objeto, compenetrarse con el objeto mismo, manteniendo su Johann Heinrich Füs.sli,
nronia abraza a Bortom,
propia subjetividad. En esta compenetración entre sujeto y objeto se refleja 1792-1793, Zurich,
la compenetración correspondiente entre la aspiración subjetiva a una vida Kunsthaus

novelesca, impulsada más allá de los limites estrechos de la realidad, y la vida del
que mueren fijos en 1~ en ti. que sagradJ Werther
héroe de la novela romántica, ya sea Jaropo Ortis o Werther.
resplaoocccs en toda tu belleza Ydentro de Johann Wo'fgang Gocthe
poco... Todo esta pr.,parado:ya es noche Nenher, 11 20 de d ciembrc. 1774
El acto estético ( .. .)Yasifinahnent" los qu< son ovanzada.Adios,dentro de poco nos separará Un vecino v·o el fogonazo yoyo la detonadon;
Georg\Vilhelm Fnecnch Hegel y los que no lo son se unirán. No la nada o la incomprensible et<!rnJdad. ¿En la pero. como todo permaneció tranqurlo. no se
Diálogo sobre la poeslt7 ' 821 despre::ia~i\"M no 01as terr.or del pu nada? S~ si, si; puesto qu • est 1ré sin ti,ruegoal cuidó de averiguar lo ocurrido. A las seos de la
Tengo la cert ld de que el supr~'llo acto de sabios y a sus sacerdotes.N"nguna Todopoderoso que me reserve un lugJr donde mañana del s gui~n:e d•a entró el cri.1do en la
la ralon aquel en que esla comprende la ser<~ ya reprimida: ¡reinar , por fin reunirme contigo para siempre· le rezo desde lo alcob.1 con una luz ¡• VIO a su amo tendida en
totalidad de Lls id~as.es un acto estéreo. Y<lue general y Ll igualdad de los esp 11 mos profundo de mi a ma en esta hora el s.,elo banado en sangre y con una póstola
verd;td y bondJd están ontuna~nte fund1das a rl'áxima.la onas alta obra del h suprema de L1 m~rtc para que me abandone aliado. le llamo y no ob:uvo respuesta. Qu so
tan solo en la bell za. .. . Expondre ahora una a la nada solamente. Pero morirc levantarle y observo qu todav•a respiraba.
1dea de la que. por lo que s nins¡un homb·e Jacopo Ortis incontaminado, y due.\o de mi mismo. y lleno CorriO , avosar al r.1ed•co y a Alberto. Cuando
es aun consciente. es neccs~rio poseer una Ugofoscolo de¡; y de tu llanto. Per<.lon~m(.' Teresa.~~ alfJun~ Carota oyo llamar, un ternbl" convu swo se
nueva mitulo¡¡1.1, Jli!ro debe poners.. al 'ervicio UltmwscartosáeJncopo0rt~2Sd ' 98 vez... i/,h!, consuéhte y v•ve por la felicld~d de poderó de todo su eu •rpo. D(o >pecto a su
de la~ id~JS.clcbe convertirse en una Mitolog1a Teame.Teameyte .1mow ""na 11 nuestros cobres padres: tu muerttlmaldeclna m rido v se 1 vantaron El criado. orando y
de la r<17.ón. La mitolog•a debe volv~ se amarte. Poco precio es la muerte oh Q. mis cenizas. sollozando, les dio la fatal not •••· Carlota coyó
f•losófica, d~ rnodo que hagd r.cional al la muerte para quien ha podido •1 1 1 ' Y si alguien osara cu part~ <le mllnfelil desmayada a los pies de su mando.
pueblo, y la fllosofw dch<> volverse mitológico, amas, ha sentido corr<'' po1 Sil ailn destino. niégaselo con este solemn,. Cu mdo el médico llego aliado delrnfeliz
de modo que lo; filosofas :"tornen s~nsibles. voluptuosidad de un beso tuyo y ha p juramento que pronuncio a pu11t0 -:fe Wertl1er, le h•llo todavía en el5uelo Ysin
Si no dM1os alas ideas forma estética, esto o.;, llorar contigo. Estoy con un pie en la fo abandonarme a la noctw d<• 1• "'"''rt.;· TN"S~ >diVDCión posoble. El pulso latra aun, pero todos
mitoló9ica, no tendran illlf'l •'s pM~ el pueblo. obstante, vuelves como solic~,.antt sm •' ~ es inocente. Ahora, acoge ni ~lma ,111 rnlembro5 estaban poraliz~dos.La bala
318 319
•• • •••• •v; "''''-' ' 1- -'\,.V, "! 1..1..1'\o"I...VI.I~V

6. Turbio, grotesco, melancólico

La rebelión de Rousseau contra la civilización se manifiesta, desde el punto


de vista artístico, como una rebelión contra las reglas y los artificios clásicos
y, sobre todo, contra el clasicista por excelencia, Rafael, rebelión que va
de Constable a Delacroix (que prefiere a Rubens y la escuela véneta) y llega
hasta los prerrafaelistas. La belleza ambigua, moralista y erótica de los
prerrafaelistas, con su propensión a lo turbio y a lo macabro, es uno de
los efectos de la liberación de la belleza de los cánones clásicos. La belleza
puede expresarse ahora haciendo converger los contrarios, de modo que
lo feo no es la negación, sino la otra cara de la belleza.
Al oponerse a la belleza idealizada e impersonal de los clasicista s, Fr.iedrich
Schlegel reivindica para la belleza los rasgos de lo interesante y de lo
característico y plantea de hecho el problema de una estética de lo feo. La
potencia de Shakespeare, comparada con la de Sófocles, reside propiamente
en el hecho de que el segundo expresa una belleza pura, mient ras que en
el primero aparecen simultáneamente la belleza y lu feuldad, a las que a
menudo hace de pendant lo grotesco (piénsese en Falstaff).

Eugenc Delacroix. hnbfa entrado por encima del ojo derecho, pupitre. la consternación de Alberto y la TModore Gérlcauh..
La muerte de toro. haciendo saltar los sesos. le sangraron de un desesperación de Carlota eran indescriptibles. to bolso de lo medusa.
c. 1820, Los Angeles. 1819,Paris.
brJzo: la sangre corrió: todavia respiraba Unas El anciano administrador llegó, turbado y
Paul Getty Museum Museo dellouvre
manchas de S<lngre que SI' vetan en el respaldo conmovido. Abrazó al moribundo. bailándole
de su silla demostraban que consumó el acto el rostro con su llanto. Sus hijos mayores no
sentado delante de la mesa en que escribia. tardaron en reunirsele y se arrodillaron junto al
y c¡ue rolas convulsiones de la agonía había lecho, besando las manos y la boca del herido
rodado al suelo. Se hallaba tendido boca arriba, y demostrando hallarse poseídos del más
cerca de la ventana. vestido y calzado, con frac intenso dolor. El de mas ~dad que habla sido
azul y chaleco amarillo. siempre el predilecto de Wetther,se colgó del
La gente d!! la casa de la vecmdad. y poco cuello de su amigo y permaneció abrazado
después todo el pueblo, se pusieron en a el hasta que expiró. Hubo que retirarle a la
movimiento. Llegó Alberto. Habian colocado fuerz¡¡.A las doce del día falleció Wetther.
.1 Werther en su lecho. con la cabeza vendada La presencia del administrador y las medidas
Su •ostro u•nfa Y•• ~1 sello de la muerte. No que tomó evitaron todo desorden. Hizo
se movia, pero S\IS pulmones funcionaban enterrar el ced,\ver por 1.1 noche.a las once, en
,1un de un modo espantoso: unas veces, casi el sitio que habla Indicado Werther. El anciano
hnpt~JC<·ptlblcmcnte: otras, con ruidosa y sus hijos fueron formando parte del fúnebre
violencia. Se es pe• •ha que de un momento cortejo; Alberto no tuvo valor para tento.
il otro exhalase el ultimo suspiro. Durante ¡¡fgt'ln tiampo se temió por la vida de
No l1<1hid hchido más que un vaso de vino de Carlota.
1~ botella que tenía sobre la mesa. El libro Werther fue conducido porjornaleros al lugar de
eh Fmllla Galottl estaba abierto sobre el su sepultura; no le "compar'ó nlngé•n sacerdote.
320 321
A través de posteriores aproximaciones a la realidad se llega a lo repugnante, lean Oelville. Pero también son bellas las tumbas, nocturnas o no: a los ojos de Percy
lOeswefatfePiotón
a lo extravagante, a lo horrendo. Es Víctor Hugo, teórico de lo grot esco como 189S.Paris, • Bysshe Shelley no parece haber bell eza más merecedora de una estancia en
Mo~d'Orsay
antrtesis de lo sublime y novedad del arte romántico, el que nos ofrece Roma que el pequeño cementerio donde yace enterrado su amigo Keats. El
una galería inolvidable de personajes grotescos y repugnantes, desde el propio Shelley, propagador consciente de t emas satánicos y vampíricos, se
jorobado Quasimodo al rostro deforme del Hombre que ríe, hasta las mujeres deja fascinar por la imagen de Medusa, erróneamente atribuida a Leonardo,
destruidas por la miseria y la crueldad de la vida. que parece sentir aversión en la que horror y belleza se confunden.
por la tierna belleza de los niños inocentes. . También en esto el romanticismo expresa inspiraciones anteriores. creando
Ya hemos visto que el impulso hacia lo absoluto y la aceptación del destinO una tradición: detrás de la bella muerte están las muertes lánguidas de Olindo
pueden hacer que la muerte del héroe sea no solamente trágica, sino y Clorinda en la Jerusalén liberada; detrás del satanismo, que de un modo u
sobre todo hermosa: la m isma forma, despojada de los contenidos de otro implica la humanización de Satanás, está la mirada triste que Marino
libertad y rebelión contra el mundo, constituirá la envoltura kitsch de la había atribuido al príncipe de los infiernos en la Matanza de los inocentes y,
«bella muerte» que celebrarán (generalmente de palabra) los fascismos sobre todo, el Satanás de Milton, exaltado por buena parte de la literatura
del siglo xx. romántica y que, a pesar de la caída, no ha perdido su resplandeciente belleza.
322 323

.............................
Al l • I."'Pt;l..1.1.¿,f ' ' ' '-'''"" '' ''"''
l. HOMANTICISMO UkiCO

Humanlzación de Satanás de la mcd•anoche. suptna


Torquato Tasso sobre una cumbre lllOI11.•t'o!.,, nubld 1
Jems<Jienlibemdo, tV, vv. 56 64. 1575 abajo.
La horrible ma¡e>tad de su lcm> s •mhl,lntc se pueoen divisar tierras le.~I'AS y
aumenta ~ltt•rrot cr te '''''"'a y le hace l ... mboros~-.
JM~<'CI!r más orgulloso; sus o¡os rojizos el horror y la belleza son en lla 1t
llenos de un ponzonoso \ Emeno, brillan Sobre los labios y sus parpados pa"
cual infausto come~•- Ut a la•ya y thJ 'SJ ponerse
l>~rba toda ertzada le cubre media 'az la grac a corno sombt.,,d 1 q r 7. Romanticismo lírico
y desciende sobre su pecho vel udo: y su lividas }'ardientes. qtlr ahajo e d
boca. llena de sangre nmunda, se abre la agoma de la angustta y la mu
como cavcrr~<1 espanten
Bren as como se exhalan del Mong•bclo ríos En verdad ~s m.:nos ei horror q
de azufre entre hedor y estruendo. sa e o e Jo que con\ '-"rte
su esp.lntosa boca su negro aliento envuelto
l a ópera del siglo XIX no es ajena a las representaciones románticas de la
en dura piedra e esp mu d_l qu
en le:idc1 y centt>llas.. alh donde o' "''90 de Sl' ro~tr belleza. En Verdi la belleza limita con los territorios de las tinieblas, de lo
están es<:ulpidos. hasta que se tr sa tánico y de lo caricaturesco: piénsese en Rigo/etto, en la juvenil belleza de
Prlnclpe de los infiernos para convenir!¿¡ ~n ~l m1sma
Gilda junto al deforme Rigoletto y al sombrfo Sparafucile, un ser procedente
Gl.1ml>~ttlst.1 Marino >' hasra el pensam~ento los extm .
En los ojos, donde tnsteza allJ¿rya y n\ltt,.tt•, es el m~lorlioso color dt•l b 11 de la más oscura noche. Igual que Rigoletto pasa sin solución de continuidad
lu7ll"me,, turil'~ y bcrm~j,l. de la ironía feroz al puro envilecimien to, también Gilda encarna tres
LJs mir~das aviesas y las pupilas towdas imágenes distintas de la belleza femenina. l a apaciguadora ingenuidad de la
pítrl'Cl'lllOtnt.•tdS, y l,lmp~lr:Js lfls pc!ttallils.
l a poesía de lo primitivo
virgen de dieciséis años, desconocedora del mal que la rodea, expresa, en la
Y ele 1~ nariz y dP. Ios lab1o' mo tecinos Euqene Delacroix romanza Caro nome, el éxtasis amoroso en un canto angelical, casi asexuado;
culfc¡inc y peste vomita y en a: Variaciones sob1e la belleza l 857 trágica es, en cambio, la belleza de la mujer ultrajada, que muestra una
lr<~~undos, 'obwl¡los, y c.Jesésperados, Nosotros juzqa!l10> el resto dt'l tnu!l<.l
truenos son los gemidos, fulgores los respiros.
feminidad que emana del estupro, que se transfigura en el llanto de la hija
nuestro limitado horizonte.r1o S•1l11n• •
nuestms pequetias costumbres. y 11 1 fundida en el abrazo paterno, una escena de una belleza conmovedora y que
Satanás entusiasmos son a menudo tan In sen • presagia el trágico eprl ogo. Más marcado es aún, en El trovador, el torbellino
Joh11 MlltOil como nuestros desp1ecios. Jun¡ U'f'l{
de pasiones en el que se entrecruzan amor, celos y venganza.
Clparaisoperdldo,r. IGG7 la misma presunCión las obr,1s le ar •
Con figura y co11 gestos orgullosos de la naturaleza. [1 hombr<' d~ Lon<.l1 La udl~za ~~ ~xpresa en este caso en la imagen Inquietante del fuego: si el
Se> crqw,, como tOrr<'. >in p rdc• y de Pvrís tal vez está 'TIÓS lc¡os d' t , amor de Leonora por Manrico es «peligrosa llama», los celos del conde son
Del todo su fulgor, y aparecía justo senttdo d~ Id hel•ez" .¡u ~~ 101 «tremendo fuego»: una imagen tétrica, ya que la hoguera de las brujas es al
No menos que un Arcangel en ruinas, mculto que habita 'egiones ~do11cle
Con gloria oscurecida, como el sol la civilización. Vemo; la belleza so a mismo tiempo trasfondo y destino de la bella zíngara Azucena. la maestría
A trav~ ()~la ni• bla horizontal o traws de la imac¡ n~c on dl' los J de Verdi reside en la capacidad de contener el poder volcánico y centrífugo de
Picrd~ rayos, o cuanto tras la luna. y de los pmtores; el salvaje la encu estas imágenes en estructuras musicales sólidas y todavía tradicionales.
En eclipse difunde su penumbra a cada paso d" su vida errabunda. l'óginQ siguieme:
A mitad de la t erra y el temor dispues:o a admitir que ese homb
Jolm Slnger Sargent, El vínculo, típicamente romántico, entre belleza y muerte lo acentúa Wagner
Elien Terry en elpapel
Pos. e a los monarcas. al b1l aba •'ndr .• ¡xxo; momentos pala d de lady MocMrh. 1899,
en sentido pesimista. En él (especialmente en Tristdn e /solda) la polifonía
Sobre ellos el Arcangcl. mas su rostro a las impres ones poet•cas ya qur;- Londres.Tate Gallery musical proporciona un tejido unitario al doble movimiento del erotismo
Lo surcaron los truenos. la zozobra que su preocupaCion consta m~ e
P6ginoJ27: fascinador y del carácter trágico del destino. El destino de la belleza es hallar
Se asienta en su me illa. pero mira dejarse morir de hambre.Hl d 1
Franc.,co Hayez. su culminación no en la pasión, sino en la muerte por amor: la belleza se
Con va •ente coraje y con soberbia
El último odiós de Miera
Que ~spera la vengann. YRomeo, 1833,Milán. aparta de la luz del mundo y se desliza en el abrazo de las potencias de
colección privada la noche, a través de la única forma de unión posible que es la muerte.
Medusa
Pnrcy 6ysshe Shelley
Poemas pos rumos. 18' 9
Ya~e observando el cielo Azucena una muJ~r avanza. Siniestra ilumina, sus
Salvatore C~mm41rano rostro> 1 orribles.la tetrica llama que se alza
Eltrovador, 11 1. 1858 al cíe o. ¡Fiame~n las llamas' Llega la vrcuma
A7. ,..t:~.u~: 1Fiamean lr~s llilmas! ¡La d~ negro v~stido. desceiiida y descalza. Grito
muchedumbre Indómita corre haci~ el rueqo! ft>rol de muerte se eleva. El eco lo repite de
Con alegre semblame alaridos de gozo pot· roca t•n roc.l. Siniestra Ilumina sus rostros
doquier se eswch~n. Rorlcn<l,t d<• r·~i>lrro< horrible< la t"trica llama qu~ se alza el cielo.

324 325
7. ROIAANllCISMO URICÓ

327
Tl\omas Couture,
Gustave Doré, Los romanos de lo
Así comienza una auténtica religión estética y, bajo la consigna del arte por <iecada.nda, 1847,
Distinto cuyo humedad percibía a Hoves del guant e
Bauiadas londinenses,
el arte, se impone la idea de que la belleza es un valor superior que hay que Parts, Museo d'Orsay Charles Baudela>re quel<lCllbrltl.
de Blanchard,
London a Pllgrimage, De la ideo moderna df! progreso aplicado
materializar a toda costa, hasta tal punto que para muchos la propia vida será a la; bellasarres, 1868 Muerte
1872, Venecia,
Galería de Arte vivida como una obra de arte.Y mientras el arte se separa de la moral y de las Lo bello siempre es extravagante. Rene e Vivien
Moderno No quiero decir que sea volur\lafl,l A la mujer onmda. 1903
exigencias prácticas, se desarrolla el impulso, presente ya en el Romanticismo,
y friam~me extravagante. porque en ese Y largu&shnos "ríos d<> sacrJ pal'dez
de conquistar para el mundo del arte los aspectos más inquietantes de la caso sería un monwuo que 'eo s.lle d~ moo an ent•e tu~ manos como cirios apagados.
vida: la enfermedad, la transgresión, la muerte, lo tenebroso, lo demoníaco, lo las vias de la vid• Digo que contr~ne Emanalus de lo~ dedos pt>rtumes languidos
horrendo. Pero ahora el arte ya no pretende representar para documentar y siempre algo de extravagan<Oa. en el ha 'to infini:o de' supremo dolor.
que lo hace ser concretamente bello. De tus de·a< ropas se iban desprendiendo
j uzgar, sino que al representar busca redimir con la luz de la belleza todos
1'1 amor y 1~ agoma.
estos aspectos y los convierte en fascinantes incluso como modelo de vida. Enfermedad
Entra en escena una generación de sacerdotes de la belleza que llevan Jules-Amedtle Barbey d'Aur>!V ly Decadencia
Lea,l832 P~ul Vt!rlaine
a sus últimas consecuencias la sensibilidad romántica, exagerando todos sus
¡ Sí, s• Lea moa, eres bella. eres la mas bella Langcr 1883
aspectos y llevándola a un punto de consunción del que sus representantes de las criaturas. no te cambiJrra· tus ojos Soy l lmpcr o al 'In al rl<" la d&adencla,
son perfectamente conscientes, hasta el punto de aceptar el paralelismo derrotados, tu pal dez tu cuerpo enfermo. que m ra pasa• a los grandes barbaras blanco;
entre su suerte y la de las grandes civilizaciones antiguas en el momento no los cambiana por la belleza de los áng••les cornpon endo ncro\tocos rndolentes
del cielo! [ .. .'Aquella moribunda a oyo de un dord lo est o en que d•~za la
de la decadencia, la agonía de la civilización romana víctima de los bárbaros, ves!'do tocaba le qu~m~ba como 1.1 m~s lanquidez del sol.
y la decadencia {milenaria) del imperio de Bizancio. ardiente de las m ujeres. No había bayadera r 1
Esta nostalgia de los períodos de decadencia impuso el nombre de de las orilla~ del Gange' u od,lis''' de los ¡Oh nn 1'' rer.no poder rnorir un poco!
baño~ de Estambul. no h~bm hnbido ¡ rm,ls ¡Ah! ¡Todo S~' h• beb'do' Bathylle.,termina<te
decadentismo al clima cultural cuyos inicios suelen fija rse en la segunda ya de rcrr?
bdcante desnuda cuyo cornacto le abrasara
mitad del siglo XIX y que se prolonga de form a consisten te hasta los más l a m édula de sus lu resos qu~ el roce. ¡Ah! ¡todo se ha bebrdo y comido! ¡No hay
primeros decenios del siglo xx. el simple roce de aquella mnno fMqil y ldJril rn~s que decu·l

330 331
2. Eldandi

Los primeros indicios de un culto a lo excepcional se producen con el


dandismo. El dandi nace en la sociedad inglesa de la Regencia, en los primeros
decenios del siglo XIX, con George Brummel, que no es un artista ni un
filósofo que reflexiona sobre la belleza y el arte. El amor a la belleza y a la
excepcionalidad se manifiestan en él en los hábitos y en el vestir. La elegancia,
que se identifica con la simplicidad (llevada hasta la extravagancia), se une
al gusto por la frase desconcertante y el gesto provocador. Como ejemplo
sublime de hastlo aristocrático y de desprecio por la opinión común, se
cuen ta que en cierta ocasión lord Brummel cabalgaba con su mayordomo
por una colina y, viendo desde lo alto dos lagos, preguntó a su sirviente:
«¿Cuál de los dos prefiero?». Como dirra más tarde Villiers de l'lsle Adam:
<<¿Vivir? Nuestros sirvientes piensan en ello por nosotros».
En los años de la Restauración y durante la monarquía de Luis Felipe, el
dandismo (siguiendo la moda de una anglomanra muy extendida) penetra en
Francia, conqui st.:~ a hombres de mundo, poetas y novelistas famosos y halla
finalmente sus teóricos en Charles Baudelaire y Jules-Amedeé Barbey d'Aurevilly.

OscarWilde.
1880
Gustave Courbet. Cautivado por tres formas apcyandose con una mano sobre 1
Señotitcts o orillas Gabridc O Annunz o de la Quimera y con fa oua sobr
del Seno, 1857,
París, Petit Palais
El p/o<ct 1889 Belerofonte, se incf,naba lucia d 1
Cautivado por tres formas de e egancia retrse de' perro que doblado en
d stinta. es decir la de a mujer, la oel barreoio patas posteriorcs encogidas y 1.11
y la d<'l <¡algo. el aguafucrt sta encontró u,.,a estiradas. a se'Tiejanza de un ferno
composición de hneas llelhsímas.l.<J Mujer. saltd.alzaha graciosaMente h
d~snuda de pie, dentro del barreno. hociCo largo y ddgado como el de '

332 333
XIII. LA RELIGION DE LA BEllEZA

A finales de siglo. el dandismo regresa a Inglaterra donde, convertido en


imitación de las modas francesas, será practicado por Osear Wilde y por
el pintor Aubrey Beardsley. En Italia aparecen elementos de dandismo
en algunos comportamientos de Gabriele D'Annunzio.
Mientras algunos art istas del siglo XIX entienden el ideal del arte por
el arte como culto exclusivo, paciente, artesanal, a una obra a la que dedicar
la propia vida para plasmar la belleza en un obj eto, el dandi (e incluso
artistas que pretenden ser a la vez dandis) entiende este ideal como culto
a la propia vida pública, que hay que «trabajar», modelar como una obra
de arte para convertirla en un ejemplo triunfante de belleza. No es que
la vida esté dedicada al arte, es el arte el que se aplica a la vida. La vida
como arte.
Como fenómeno de costumbres, el dandismo presenta sus propias
contradicciones. No es una rebelión contra la sociedad burguesa y sus
valores (como el culto al dinero y a la técnica), porque a fin de cuentas
es una manifestación marginal de esta sociedad, evidentemente no
revolucionaria sino aristocrática (aceptada como adorno excéntrico).
A veces el dandismo se manifiesta como oposición a los prejuicios
y a las costumbres corrientes, y de ahí que a algunos dandis les parezca
significa tiva la opción de la homosexualidad, que en aquella época
era totalmente inaceptable y penalmente punible (es bien conocid o
el doloroso proceso contra Osear Wilde).

El parfacto dandi especial.f ... JEI dandi no l\Spira al din 1 >


Cha,·les Baudelaire como a algo esencial;tcndria bastante
El plnror de lo vido morlemo, 1869 con un crédito infinito; de L>uen gr¡¡ 1 J a
1.,1 idra que ~1 hombre se forma de la belleza esta trivial pasión a los hombres vlli<J
se imprime en toda su indumentaria. arruga El dandismo no es, como muchas pe
o estira su traje. afina o endurece su gesto poco reflexrvas quieren creer. un '"c"
y penetra ir>du>o sutilmente, con el tiempo, aseo y de elegancia material. Esta'
en los rasgos de su rostro. El hombre acaba no son para el perfecto dandi 1As 11
parcciendose a lo que querria ser. i;l hombre símbolo de la superioridad aristocrat Gtovanni Boldini,
rico. ocioso, algo escéptico. qu<> no tiene de su espíritu. Así a sus ojos. deseoS<' El conde Robelr de
m;is ocup.1c ón que correr detrás de la todo de distinción. la perfección del a h'.ontesquieu..fézensac,
fortuna; el hombre que ha cr<>cido en el lujo consiste en la máxima simplkidad q 1897,Paris.
Museo d'O""Y
y esta acostumbrado desde la juventud realidad. la mejor fo• ma de dist"ngu
a la obediencia de los otros hombres, que Es, antes que nada. la necesidad ares •
no tiene más profesión que la elegancia, de crearse una oñgiMiidad con: en d observarle. Con su bello rostro y su bella
los limites externos de las conven·. la belleza como costumbre
tcndra siempre, en todas las épocas. una a m;¡ era algo maravilloso. No había ya que
fisonom1a dist nta,diferente a cualquier Una especie de culto a s1 mismo qu OscarWilde
El reuaco efe Dorion Groy, 1891 preocuparse por el fmol de todo esto. si no
otra. El dandismo es una institución vaga, sobrevivir a la busqueda de la feliCJ ll acab,~r~a demasiado pronto. Era como uno de
extravagante como el duelo.[ ... ¡ Estos se encuentra en losdemas.en la mu Si.el adolescente estaba ya rJemas'ado
formado para su edad. Recog1a la cosecha esos gra osos personajes de una obra. cuyas
Individuos no tienen otra obligación que ejer1rlo:que puede sobrevivir in e us ~!egnas nos parecen ~lgo remoto. pero
mientra~ aún era primavera. Pose la el
cultivar lo idea de belleza en su persona, a todo lo que se lla11a ilusión. Es p ~uyos ~ufrimientos nos descubr~on la belleza
sa:isfacer sus pasiones. sentir y pensar. [...] de sorprender y la satisfaccion de no pulso y la pasión de la juventud. pero
era consciente de si mi<mo. Era delicioso y cuyos he1idas son como rosas rojas.
El dandi no tiende al amor como a un fin sorprenderse nuncil.

335
334
3. LA CA~NE, LA MUERTI;.EL OIABW

3. La carne, la muerte, el diablo

En D'Annunzio, el dandismo adoptará formas heroicas (belleza del acto


atrevido); en otros, sobre todo en el decadentismo francés, asume la forma
de un catolicismo tradicionalista y reaccionario, manifestación de rebelión
contra el mundo moderno. Pero este regreso a fas fuentes religiosas no es una
restauración de valores morales y principios filosóficos, sino una forma de
ceder a la fascinación de las liturgias suntuosas y en desuso, de los sabores
corrompidos y excitantes de la poesía de la latinidad tardía, de los fastos
de la cristiandad bizantina, de las maravillas «balbuceantes» de la orfebrería
bárbara de los primeros siglos medievales. La relig iosidad decadente capta
del fenómeno religioso tan solo los aspectos rituales, preferentemente los
ambiguos, y de fa tradición mística da una versión morbosamente sensual.
La religiosidad arebours de los decadentes toma además otra dirección,
la del satanismo. De ahí proceden no solo la atracción por los fenómenos
sobrenaturales, el redescubrim iento de la tradición mágica y oculta, un

El gusto por lo horrible


Charles llaucfel~ire
l'{t '1Ximns consulmioms sobre el amor,
1860-1868
Pard lqunos esprrltus m;¡s cuno m y
viciados los placeres de la fealdad proceden
de un ~,·n:imlento. 11'1 mas mis ter oso. qu.- Gustave Moreau,
l!S ~~ anst) de lo descor acodo y el gusto por Lo OP<Jrición,
lo hornblc Es el sentimiento cuyo 9 rrnen 1874-t876,París,
en e~ to modo lleva consigo cada uno de Museo Gus~ Moreau
nosotros. que hace qu 1 s poetas acudan
a los anfiteatros ana:om so a las chnkas,
y las nu res o las e ecuc ones pub locas. cabalismo que nada tiene que ver con la auténtica tradición hebrea Y la .
la estetica del mal atención despertada por la presencia de lo demoníaco en el arte y en la vrda
El desorden de los sentidas OSlarWIIde
Arthu ll'mbaud (en este sentido es representativo el Lo-bas de Huysmans), sino también
El .er•o odeDorioa G'"Y·
Cortooi'.D rr ny,1871 En ciertos mo e mos cons. la aprobación de auténticas prácticas de magia y evocación diabólica,
El poeta ha de ha e r e divo no a trwes d,. un simplemente como''" '' e o o bien fa celebración de cualquier desorden de los sentidos, desde
largo, nmenso y razonado u sorden de rodos su concepcion de la btl e;ca el sadismo al masoquismo, la incitación al vicio o la fascinación ejercida
por figuras perversas, inquietantes, crueles: una estética del mal.
Para caracterizar los elementos de voluptuosidad, necrofilia, interés por las
personalidades que desafían todas las reglas morales, por la enferm:dad,
ef pecado, el placer obtenido en el dolor, Mario Praz ha puesto por titulo
336 a su famosa obra La carne, la muerte y el diablo.
337
4. El arte por el arte

Sería difícil incluir en la noción de decadentismo los distintos aspectos de la


sensibilidad estética de la segunda mitad del siglo XIX. No podemos olvidar
la unión entre ideal estético y socialismo en William Morris ni podemos
ignorar que en este período, en 1897,en pleno florecimiento de la estética
Tolstoi escribe ¿Qué es el arte?, donde se reafirman los profundos vínculos '
entre arte y moral, belleza y verdad. Estamos en el polo opuesto de Wilde,
quien, precisamente por aquellos años, a la pregunta de si cierto libro
le parecía inmoral respondió: «Es peor que inmoral. Está mal escrito».
Mientras va cobrando consistencia la sensibilidad decadente, pintores
como Courbet y Millet se dedican aún a interpreta r de forma realista la
realidad humana y de la naturaleza, democratizando el paisaje romántico y
reconduciéndolo a su cotidianidad hecha de trabajo, de fatiga y de presencia
humilde de campesinos y aldeanos. Y, como veremos a continuación, en los

J<!an-Fra¡>~ois M lil e~
EIAnge/u$, tdouard Manet, impresionistas hay algo más que un vago sueño de belleza; aparece el
1858· 18S9, Parls, 01/mpio, 1863. Parls,
Museo d'Orsay estudio atento, casi científico, de la luz y del color, en un intento de penetrar
Museo d'Ouay
más a fondo en el mundo de la visión. Es la época en que dramaturgos como
lbsen abordan en el escenario los grandes conflictos sociales de su tiempo,
la lucha por el poder, el enfrentamiento entre generaciones, la libertad
de la mujer, la responsabilidad moral, los derechos del amor.Tampoco
hay que pensar que la religión estética se identifica tan solo con las
ingenuidades de los últimos dandis o con las virulencias, a menudo más
verbales que morales, de los cultivadores de lo demoníaco. La figura de
Flaubert sirve para demostrarnos cuánta honestidad artesanal y cuánto
ascetismo hay en una religión del arte por el arte. En Flaubert domina el
culto a la palabra, y a la «palabra justa», que por sí sola puede proporcionar
armonía y necesidad estética absoluta a la página. Tanto si observa de forma
minuciosa y despiadada la banalidad de la vida cotidiana y los vicios de
su tiempo (piénsese en M adame Bovary), como si evoca en sus páginas
un mundo exótico y fastuoso, cargado de sensualidad y de barbarie (como
en Salambó), o tiende a las visiones demoníacas y a la glorificación del mal
como belleza (La tentación de san Antonio), su ideal sigue siendo un lenguaje
impersonal, preciso, exacto, capaz de embellecer cualquier tema únicamente
con la fuerza del estilo: «Es por esto que no hay ni temas bellos ni temas
338 339
)tUl. lA Hti.IU IVI~ U t 1.1'\ 1)1.\.l.l.ol.f\ S. AI<EBOU/IS

vulgares, y que podría establecerse casi como axioma, desde el punto


de vista del arte puro, que no hay ninguno, que el estilo por si solo es una
manera absoluta de ver las cosas».
Por otra parte, desde 1849, Edgar Allan Poe - que desde América, y sobre
todo a través de Baudelaire, influirá profundamente en el decadentismo
europeo- había recordado en su ensayo El principio poético que la poesla
no debe preocuparse de refl ejar o difundir la verdad:«No puede haber obra 5. Arebours
más llena de dignidad y más noble que la poesía, [esa poesía] que es poesla
y nada más, esa poesía escrita únicamente para la poesía». Si la inteligencia
se ocupa de la verdad y el sentido moral se aplica al deber, el gusto nos
instruye sobre lo bello; el gusto es una facultad autónoma dotada de leyes Floressas Des Esseintes es el protagonista de A rebours, la novela publicada
propias que, si puede inducirnos a despreciar el vicio es solo porque (y en en 1884 por Joris-Karl Huysmans.A rebours significa «al revés, al contrario,
la medida en que) este es deforme, contrario a la medida, a la belleza. a contrapelo, a contracorriente», y tanto el título como el libro nos parecen
Si en tiempos pasados a menudo resultaba difícil entender la relación, que el compendio de la sensibilidad decadente. Des Esseintes, para huir de
hoy día nos parece plácida, ent re arte y belleza, es en esta época - mientras la naturaleza y de la vida, prácticamente se encierra en una villa decorada
se perfila una especie de intolerancia desdeñosa hacia la naturaleza- con telas orientales, tapicerfas de sabor litúrgico, paños y maderas que
cuando belleza y arte se funden en una pareja inseparable. No hay belleza simulan la frialdad monástica con materiales suntuosos. Solo cult iva flores
que no sea obra de artificio; solo lo que es artificial puede ser bello. que, a pesar de ser naturales, parecen art ificiales, practica amores anormales,
«La naturaleza está por lo general equivocada», dirá Whistler, y Wilde estimula la fantasra con drogas, prefiere un viaje imaginado a un viaje
precisará: «Cuanto más estudiamos el arte menos nos interesa la naturaleza». realizado, se deleita con los tex tos de la Alta Edad Media escritos en un
La naturaleza bruta no puede producir belleza: ha de intervenir el arte que latín decadente y altisonante, compone sinfonía s de licores y perfumes,
crea, allf donde no había más que desorden accidental, un organismo transfiriendo las sensaciones del ofdo al paladar y al olfato; se construye,
necesario e inalterable. en definitiva, una vida de sensaciones artificiales, en un ambiente también
Esta profunda confianza en el poder creador del arte no es solo típica del artificial en el que la naturaleza, más que ser recreada, como sucede en
decudentismo,sino que es el decadentismo el que, a partir de la afirmación la obra de arte, es imitada y negada a la vez, rehecha, débil, aturdida,
de que la belleza solo puede ser objeto de un largo y amoroso trabajo enferma .. .
artesanal, llega a la constatación de que una experiencia es tanto más valiosa
cuanto más artificiosa. De la idea de que el arte crea una segunda naturaleza,
Edgnrd Degas,
se pasa a la idea de que es arte cualquier violación, lo más extravagante y Ajenjo, l877, Paris,
morbosa posible, de la naturaleza. Museo d'Orsay

Réquiem por la naturaleza la naw·aleu. Lo que el arte nos revela


Jor1s K.lr1 Huysm~ns realmente es la au~ncta de un diseno
,:,/rev.s 1884 en la natural(?a. su curiosa falta
[ 1 npo de ~ n tur a •za ha pas tdo. de refinatntento. su extrilordlnanll
Ya ha Jgottdo la p>e noa de los monotoma. su absoluta condic on
e rmotus "finados con la empalagosd de cosa no iiCiibada.
monotonía de sus paisajes y de sus ciclos.
El verso es todo
D~>sinterés por la naturaleza Gabriele O'Annunzto
Osca•Wtlde Jscrreo. c. 1890
La Ot cmlt'IIC ,, t1 In menum. 188Q Poet<l~divin.l es. Id P,!LilHi\~
'v\i !'xp ricnc1a es que cu.::mto mess en 1¡¡ pura bellezo el ciclo reposa
estuc..liillnoo; ('11m t... rne11os nos intere-sa toda nuestra alegtt•: y '1 V.•rso es todo.

341
340
Sí una tortuga es agradable a la vista, la tortuga reproducida por un gran
escul tor posee una capacidad simbólica que ninguna tortuga real ha tenido
jamás; y esto lo sabía también un escultor griego. Pero para el decadente
el proceso es d iferente. Des Esseintes decide poner una tortuga sobre
una alfombra de color claro para que sus tonos dorados contrasten con
el oscuro del caparazón del animal. No obstante, la combinación no le
parece satisfactoria y manda incrustar en el dorso de la tortuga piedras
preciosa s de distintos colores, compone un arabesco resplandeciente,
que irradia luz como e un escudo visigodo con escamas imbricadas por
un artista de gusto bárbaro».
Des Esseintes ha materializado lo bello violentando la naturaleza, porque
«el tiempo de la naturaleza ha pasado. Ha agotado ya la paciencia de los
espíritus refinados con la tediosa monotonía de sus paisajes y de sus cielos•.
Los grandes temas de la sensibilidad decadente giran en torno a la idea de
una belleza que nace de la alteración de las fuerzas natura les. Los es t etas
ingleses, de Swinburne a Pater, y sus epígonos franceses, inician un
redescubrimiento del Renacimien to entendido como reserva inagotable de
sueños crueles y dulcemente enfermos: en la ambigüedad de los rostros
Dante Gabriel Rossetri,
de Leonardo y de Botticelli se busca la fisonomía impreci sa del andró ino, LadyLilich, 1867,
del hombre-mujer de belleza no natural e indefinible y cuyos primeros Wllmington, Delaware
ArtMuseum
ejemplos se redescubrirán en el arte renacentista. Y cuando se admira a la
mujer (si no se la contempla bajo el perfil del mal triunfante, encarnació11
de Satanás, inasequible porque se niega al amor y a la normalídad, deseable La ambigüedad de Leonardo esos dedos curiosos per·didos bajo un arma.
porque es pecadora, embellecida por las huellas de la corrupción), se ama Algernon Charles Swinbl•rne ese ,,bultamiento de la cornza que crece en
Ensayo sobre /.eonardo, 1864 el lugar de los senos y protege revelandola
en la feminidad la naturaleza alterad¡¡: es 1<> mujer vestida de j oyas, la c~idd del busto, esa lencería que se ermevé
De Leonardo son selectos y pocos los
admirada por Baudelaire, es la mujer flor o la mujer joya, es la mujer de ejemplos: llenos de aquella 91acla Indefinible bajo la axila que queda libre entre hombrera y
D'Annunzio, que solo puede ser vista en toda su fascinación si está referida y de aquel grave misterio que pertenece gorguera, incluso esa cinta azul de muchacha,
a su obra más sut rl y más primitiva. Bellos justamente debajo del menton,obsesionando.
a un modelo artificial, a su progenitora ideal en un cuadro, en un libro,
rostros extraños de mujeres penetrados Todos los parecidos dPsordenados de Socloma
en una leyenda. de una vaga duda y d e un leve desprecio, parecen haber sido aceptados por ese
El único objeto de la naturaleza que parece sobrevivir y triunfar en esta rozados por las sombras de un oscuro hado; andrógino cuya insinuante belleza, ahora
estación del gusto es la flor, que incl uso dará lugar a un estilo, el floral. El a la vez ansiosos y cansados. segun parece. doliente, se revela ya puriftcada.como
fascinados y perplejos los pens~mientos transfigurada por la lamentación de un Dios.
decadentismo vive obsesionado por la flor: pero muy pronto observamos y los ojos de los hombres.
que lo que atrae de la flor es la seudoartificialidad de una orfebrería natural, Belleza contranatura
la capacidad de estilizarse, de convertirse en adorno, gema, arabesco, La ambigüedad de Botticelli Théophile Gautier
Jean lorrain Esmo!:csycomofeos 1<152
el sentido de fragilidad y corrupción que invade el mundo vegeta l, el ¿Es una joven? ¿Es una mujer?
Roma, 1895-1904
rápido paso que en él se produce entre la vida y la muert e. iAh.las bocas de Botticelll,esas bocas carnales. ¿Es una tlrosa o un dios?
sólidas como frutos, ironicas y doloroSJs, El amor, temiendo ser infame,
enígmaticas en sus pliegues sinuosos, sin duda y suspende su confesión.
saber si esconden puw1a o infamia ...! Para hacer esto belleza maldita
cada sexo llevo su don.
Andrógino Quimera ard·ente,esfuerzo supremo
Joris·Karl Huysmans del arte y de la voluptuosidad
Algunos, 1889 monstruo seductor, cómo 1~ quiero
Todo el aspecto del santo invita a ~o rlar. en tlr multíple bellez,>.
Esas formas de muchacha, de caderas poco Sueno d<! poeta y de artista:
desarrolladas, ese cuello de jovencita, de cuantas noches me has tomado
carnes blancas como la médula del sa(ICO, es~ y, mí capricho, que dura,
boca de labios de er1trega, esta tal!~ c•sbelta, r10 ,rdmltr: haberse engañado ...
342 343
El sexo artístico por excelencia Mujer joya
Joseph Pélaclan Joris·Karl Huysmans
Anfiteatro de las ''~rwas mueaos, 1892-1911 Al reves, 188.¡
Leonardo descubrio el canon ele Polideto De los rombos de lilpislázull sal1an arabescos
que se llama el andrógino.( ... ] El andrógino que se extendían a lo largo de las cupulas
es el sexo artístico por excelencia, mezclil los donde, sobre incrustaciones de nácar,
dos principios, el íemenino y el masculino, y se dE:slizaban luces de arco iris, tocos de
los equilibra.[ . .. ] En la Gioconda. la autoridad prisma ... Está casi desnuda: con la pasión
cerebral del hombre de genio se confunde de la danza se le han soltado los velos; han
con la voluptuosidad ele la dama gentil, es ca1do los brocados: solo joyas cubren Stl
androginismo moral. En el San Juan la mezcla cuerpo, brillantes piedras. Una gorguera le
ele las fom1as es tal que el sexo resulta un enigma. aprieta la cintura a manera de corsé y. wmo
soberbio broche. u11a joya maravillosa lanza
Vestida de joyas sus destellos en la line;; de los senos; má>
Charles Baudelilire abajo, en las cade1<lS, la rodea un cintlu'ón
Spleen e ideal, 1862-1866 que oculta la pa¡·te superior de los 111uslos
Desnuda estaba ella, y conociendo mi alma, sob,·e los e¡ ue golpea un gigamesco colgante
dejó solo la amada sus joyas re son ames. que derrama un río de rubíes y esmeralclai.
cuya riqueza el aire tri~mfante le otorgab~ Finalmente, sobre el cuerpo clesnudo,cntr<?
de lils esclavas moras en sus días felices. la 901guera y el cinturón, el vientre se curva,
hendido por un ombligo cuya abertura
Cuando al baila1'proclama su ruido bullicioso parece un sello de ónix. de tonos lechosos.
y burl(>",~stc m\mdo radiante de mct,ll tenida d<> ros~ 11<\lido. Bajo l~s luces arcliclllL'S
y piedra, me extilsio, y adoro con furor que se <:sparcen en torno a la cabeza del
las cosas en que luz y sonido se mezclan. Prewrsor, rodas las facetas de las gemas
se i11flama11: las piedras se <lniman, ~ibujan d
Mujerflor C\lerpo de la ml•jcr con rasgos incandcscent~!>:
Emile Zola la hieren en el cuello, en las piernas. en los
La caldo del abare Mouret, 1875 brazos con chispas de íuego, rojas como
Allí abajo, estratos de malvarrosas pan!cia brasas, violáceas como chorros de gas, azules
que cerraban el paso con tu1a cancela de como llamas de alcohol, blancas como rayos
flore<> roj:~s, am:,ritla::. vérde&, l-,lan<:3&, cuyos d<' estreik~~.
tallos se perdlan entre enormes ortigas,
de un verde bronce. que rezumaban Obsesión de la flor
tranquilamente las quemaduras de su OscarWilde
veneno. Mas allá una prodigiosa elevatión, El r<•troro di' Dorirm Groy. 11191
con algú11 saliente: los j<>zmines, sen1braclos En el estudio hab1a un fragante olor a ,·osas,
de dulces flores: las glicinl¡¡s con hojas de y cuando t>l lig~ro vi~11t~cillo d~ wrano qw
suave filigrana: las yedras tupidas. coreadas pasaba entre los Mboles del jardín penetró
como metal barnizado; las madreselvas a trave~ de Id vt:-ntana dhierto, trajo c..on el
ltlnguldas. acribilladas a flores coral póliclo: un aroma ele lilas y un delic;,do pcrium<>
las clematicles amorosas que alargan los de flores <.le cardo.
brazos, adornados de penachos blancos. Desde el diván pe1·sa, sobre el cual estaba
Y otras piamas, más frágiles, se anudaban tumbado, fumando innumerables cigarrillos
también a estas, lilS ewcchabnn rnas. las como Cfil su costumbre, lord Ht''"Y Woteon
tejian con una trama olorosa ... Inmensa ¡>odia ver las nares de color de 1111el de
cabellera de verdura, salpicada de una lluvia un laburno.cuyas tremulas ramas parectan
de flores. cuyos mechones desbordaban no ser capaces de sostener toda la belleza
por todas partes, se a¡¡it,¡b;m en loco que había sobre ellas ...
desorden, invitando a pensar en una
giganto,.ca muchacha, reclinada de espaldas, Fragilidad y corrupción
Págino anteriot:
Aubrey Beardsley, con la cabeza vuelta en un espasmo de Paul Valé1·y
Salom~. de Osear Wilde, pa:.ión, en un t~sparcimiento de soberbia NCirciso. 1889 1890
!907, Forn, Siblioteca cabellera, dispersa como un estanque Hermanos. mstes linos.
Municipal Aurelio Saffi de perf~m1es. lilnguidezco de belleza

3 45
6. El simbolismo

La belleza del decaden tismo es tá invadida de sent imientos de Joyas


Osear lfllildt<
desmoronamiento, de desfallecimiento, de agotamiento, de languidez; El rerraro ele Oorian Gray. 1891
y «Languidez» es el título de un poema de Verlaine que puede considerarse 1.1uctws vec,, pas,rl>a los dras cla<lficando
el manifiesto (o la gula) de toda la aventura decadente. El poeta advierte su y volviendo a clasrficar en ~'"estuches las
diferentes piedras que habia cote< donado.
afinidad con el mundo de la decadencia romana y del imperio de Bizancio, tales como el crisobcrilo ~rde oli o que
abrumado por una historia demasiado larga y demasiado grande; todo ~vuelve ro¡o a la luz de una lampara.
ha sido dicho ya, todos los placeres han sido probados y bebidos, en el la comofon~ con sus 1""as plateadas. el
per doto color pistacho, los topacios rosados
horizonte se perfilan las hordas de los bárbaros que la civilización enferma y amarillentos, los 1u bies de color e~rlata
no sabrá detener: solo queda entregarse a los placeres sensuales de una con sus tr"emulas estrellas de cuatro puntas,
imaginación sobreexcitada y sobreexcitable, registrar los tesoros del arte, las picdr~s d., ca11ela de un color rojo
llamcMte,l:ls espincl<ts na• anjas y violetas y
pasar las manos hastiadas entre las joyas acumuladas por las generaciones
las am•tisws co11 sus capas alternadas de rubi
pasadas. Bizanci o1 centelleante de cúpulas doradas, es el punto de y zafiro. Le gustab~ el dorado rojizo de la
encuentro entre la belleza, la muerte y el pecado. pledrd solar y 1<> blarKura f)t'rlina de la piedr,,
El movimiento literario y artístico más significati vo del decadentismo es lunnr, y el roro. reo Iris del ópalo lechoso.
el simbolismo, cuyo poético impuso al mismo tiempo un& visión del arte Un bosque de simbo los
y una visión del mundo. En los orígenes del simbolismo hay que situar la obra Charles Baude•airc
de Charles Baudelaire. El poeta vaga por una ciudad industrial y mercantil, Lnsfl01e5delmal1857
La Creacion e< un temrlo de pi!ares vivientes
mecanizada, en la que ya nadie se pertenece a si mismo y todo recurso a la que a veces salir de¡an sus p.1labras confusas;
interioridad parece abandonado: los periódicos (que ya Balzac habla señalado el hombre la ~tra,•icsa entre bosques de simbolos
como elemento de corrupción, de falsificación de las ideas y de los gustos) quc le contemplan co11 miradas familiares.
comprimen la experiencia individual en esquemas genéricos; la fotografía,
Como los largos <'CO' que de •ejos se mezclan
que está triunfando, inmoviliza de forma cruel la realidad, fija el rostro en unil wrwbrosa y profunda unidad,
humano en una mirada atónita hacia el objetivo, priva a la representación vasta como la l11z, como la noche vasta,
se responden sonidos, colores y perfumes.
de toda aura de impalpabilidad y mata, a juicio de muchos contemporáneos,
las posibilidades de la imaginación. ¿Cómo crear de nuevo posibilidades de 1hy p~ fumes tnn frescos como eames de ni nos.
experiencia más intensa, más verdadera, más impalpable y profunda? dulces 1~1 como oboes. verdes tallas praderas
El principio poético de Poe teorizaba la belleza como una realidad que siempre -y hay ot os, corrompidos. rrcos y triunfantes.

está fuera de nosotros, de nuestros propios esfuerzos para inmovilizarla. que tienen la exp~nsión de cosas mfin~tas.
Y sobre el fondo de este platonismo de la belleza es donde se perfila la idea de corr.o el a Mizde. e Ambat el ll<'njtll y el 11>oenso.
un mundo secreto, un mundo de analogías misteriosas que la realidad natural que cantar los t ansport~s de sentidos y <>spmtu.

habitualmente oculta y solo revela a la mirada del poeta. La naturaleza es


como un templo, dice el célebre soneto de Baudelaire «Las correspondencias>>,
en el que columnas vivas dejan escapar a veces palabras confusas; la
Gustave Klimt,
naturaleza es un bosque de símbolos.Colores y sonidos, imágenes y cosas Salomé. 1909, Venecia.
se evocan unos a otros, revelándonos afinidades y consonancias misteriosas. Galerra de Arte
Moderno 347
346
6. El SIMBOLISMO

El poeta se convierte en el descifrador de este lenguaje secreto del universo:


1~ belleza es la verdad oculta que él sacará a la luz; y se entiende entonces que,
s1todo posee este poder de revelación, haya que intensificar la experiencia
allí donde siempre ha resultado ser tabú, en los abismos del mal y del
desorden, donde podrán surgir los acercamientos más fecundos y violentos,
y las alucinaciones serán más reveladoras que en cualquier otro lugar.
En «Las correspondencias» Baudelaire habla de «tenebrosa y profunda
unidad», y deja abierta una serie de interrogantes: esta especie de identidad
mágica entre el hombre y el mundo nos asoma a un universo que está fuera
del universo de las cosas reales, nos desvela una especie de alma secreta
de las cosas o, mejor aún, la acción del poeta es tal que confiere a las cosas,
por medio de la poesra, un valor que antes no tenían.
Si la belleza tiene que brotar del tejido de los acontecimientos usuales,
tanto si la ocultan como si aluden a una belleza que está fuera de ellos,
el problema consiste en hacer del lenguaje un mecanismo alusivo perfecto.
Véase el Arte poético de Paul Verlaine, el manifiesto más comprensible

Henri Fantin·latour, Revelación ctue senumos huir de un alma e11 marcha


El rincón de la mesa, eIHIIt'll B.,ud ,l,lirt') h.Kia o !ros cielo< y otros amare
1872,Parls, '•Ji comr.ón ni desmtdo, '861
Museo d'Orsay.
(De izquierdo o derrcha:
En cl~rtos estados de i\nimo casi Que tu ver~o SE-f'l fél buen:wC'ntur\"l Édouard Mane~
Verlaine, Rlmbaud, sobrl'n *"''1<'$,1 1 profundid~d de 1• vid., esparcida ill viento cr spado de n11nann Rerroto de Sréphane
Elzéar, Blémont, se re.eh d 1 todo f " 1espectacu o, por quevaOore<Wndo m 1lt.tytom.lo..
1
Mollormé,1876,París,
Valooe, Alcard. corri<'ntr- que sea. que temernos ante Y todo lo demas es literatura. Museo d'Orsay
O'Hervilly. Pelleta.) los ojos Se convu;ne en su stmbolo.
Sugerir
Arte poético St~phane lv'dlfarmé
del movimiento simbolista: a través de la musicalización del lenguaje y de
Pi!ul \( •r aint' lllvestrgooon sobte la evo ooón rernrin. 1897 la dosificación del claroscuro y de la alusión saltan las correspondencias.
Arr pocuco 1874 los pamasianos tonlan la cosa enteranwme se hacen visibles los vínculos. Pero, más que Verlaine, será Stéphane
ylamuestran:perooe st modosuprimen
el m•s<eno. sustraen a los •·Spnrtus el placer
Mallarmé el que elabore una auténtica metafísica de la creación poética.
áeliooso de creet que crean Nombrar un En un universo dominado por la casualidad, solo la palabra poética puede
olo;eto signif1ca suprirr,.r las tres cuatt.ls plasmar, en la medida inalterable del verso (fruto de una larga paciencia,
pMI••s del pi.JCcr d la,,__,,,, qw constste
de un trabajo heroico y esencial), el absoluto. Mallarmé piensa en el Libro
¡PU< ~loqJc 1u·remosesel ·.l~trza.m en adivinar poco a poco. ~vgenr. esu~ es
r o • (olor sul.lmentt' PI mat1z! el sueño. Y el uso perfecto ele este mlsu•t!O supremo (al que dedicará toda la vida) como en «una explicación órfica
i0h! ¡N. d 1 ma (Jt 1matiz cnnovia es lo que constituye e l si m bolo: evocar un de la tierra, el único deber del poeta y el juego literario por excelencia».
1su 1 o olersu~no y la n.utd d la trompa. otf .•to 1liUil rT'O~tfar un (.".tado de ánimo, No se trata de mostrar las cosas totalmente, con la claridad y el rigor de
1 • o bien eh:-gir Ul' objeto y ha~<'r Ql•<' itr~die
¡ld llll lt IIÚl y S (lrnprd un estado d<? animo. mcdldnle u M ~ene la poesía clásica; como dice Mallarmé en Divagaciones: «Nombrar un objeto
Que tu verso'"·' la co•.,, vuiH.l> de desciframlentos. es suprimir las tres cuartas partes del gozo de un poema, que está hecho

348 349
de una lenta adivinación: sugerirlo, ese es el sueño. Es el perfecto uso de
ese misterio lo que constituye el símbolo, evocar poco a poco un objeto ...
Establecer una relación entre las imágenes exactas, de modo que se
destaque un tercer aspecto fusible y claro, que se presenta a la adivinación ...
digo: ¡una flor!, y fuera del olvido donde mi voz relega cualquier contorno,
en tanto que algo diverso que los cálices sabidos, musicalmente se levanta
idea misma y suave, la ausente de todos los ramilletes... ». Una técnica de 1~ 7. El misticismo estético
oscuridad, un evocar a través de los espacios blancos, el no decir, la poética
de la ausencia: solo asf el Libro total puede revelar finalmente «los encajes
inmutables de la belleza». También aquí vemos una tensión platónica hacia
un más allá, pero al mismo tiempo una conciencia de la poesía como acción Mientras Baudelaire escribfa Las correspondencias (publicado en 1857 con la
mágica, como técnica adivinatoria. selección Las flores del mal), la figura de John Ruskin dominaba en la sociedad
En Arthur Rimbaud la técnica adivinatoria penetra en la propia vida del autor: cultural inglesa. Ruskin reaccionaba -el tema es constante- contra el
el desorden de los sentidos es el camino ideal para llegar a la videncia. La sórdido prosaísmo del mundo industrial y pedfa la vuelta al artesanado
rel igión estética del decadentismo no lleva, con Rimbaud, a la excentricidad amoroso y paciente de la Edad Media y del siglo xv; pero lo que más nos
(al fin y al cabo, galante y agradable) del dandi. El desorden provoca dolor, el interesa de Ruskin es el ardiente misticismo, la difusa religiosidad de sus
ideal estético tiene un precio. Rimbaud quema su j uventud en busca de especulaciones sobre la belleza. El amor a la belleza venera el milagro de la
un verbo poético absoluto. Cuando comprende que no puede ir más allá, naturaleza y la huella divina que la penetra; la naturaleza nos revela en las
no busca en la vida el desquite de un sueño literario imposible. Sin haber cosas comunes «las parábolas de las cosas profundas, las analogías de la
cumplido aún veinte años, se retira de la escena cultural, desaparece en divinidad». «Todo es adoración», y sin embargo «la perfección más elevada no
África y muere a los treinta y siete años. puede existir sin que se mezclen con ella ciertas oscuridades ...». La tensión
«platónica» hacia una belleza trascendente, el sentido del misterio y la
La belle%8 sobre mis rodillas Creer en todos los encantamientos reivindicación del arte medieval y anterior a Rafael son los puntos del discurso
A• thu•· Rimbaud Arthur Rimbaud
Unu temporacla en el infierno, 1873 Uno temporada en el infiemo, 1873 de Ruskin a los que se adhieren los pintores y los poetas ingleses de la época,
U1"1l1 tnl'de. me sen te a Id B~tleza en Hc1dc1 ya mucho rlempo que '''e vallt•ul li1ha especia lmente los que se reúnen, en 1848,cn lo Confriltern idod Prerr¡¡f¡¡elist¡¡
las roddlas. Y la t>ncontré amarga. de poseer todos los paisajes posibl~> "" se fundada por Dante Gabriele Rossetti. En sus obras, como en las de Edward
Y la culm de huultos. me antojaban irrisorias todas las celcl 1des
Me armé contra la justicia. de !a pintura y de la pccsoa modcma.
Burne-Jones, William Holman-Hunt y Everett Millais,los temas y las técnicas de
Escapé.iOh brujas, miseria, odio: a vosotros Me gustaban las pinturas idlo!as: ad, r 1 s de la pintura prerrenacentista, que ya hablan fascinado a principios de siglo a los
se os conflo mi tesoro: puertas, decorados. telones de salt n ba cos. nazarenos alemanes en Roma, tienden a expresar atmósferas de mórbido
Logre que se desvaneciera en mi espíritu toda emblemas, estampas populares: la lit ura
la esperanza humana. Sobre toda alegria. para
misticismo, cargado de sensualidad. Rossetti recomienda: «Pinta solamente lo
pasada de moda: latín de iglc<ia. b• os
estrangulaoia, salte como una fiera. eróticos ignorantes de la ortogra'•<~ n que tu corazón te dicta y pinta simplemente; Dios está en todas las cosas, Dios
sordamente. de nuestras abuelas. cuentos de ad tos es el amor»; pero sus mujeres, sus Beatrices y sus Venus tienen bocas carnales
l'ame a los verdugos para. mientras pereda, infantiles. viejas óperas. estribillos ho
morder l~s culatas de sus fu so es. Llame
y ojos ardientes de deseo. Más que en las donne angelicate de la Edad Media
ritmos ingenuos.
a las plagas par., ahog<Jm'" en la arena. en Scñaba con cruzadas. viajes de exp hacen pensar en las mujeres perversas que pueblan los versos de Swínburne,
la sangre. La desgrada fue mi dios. Me tendo cuya crónica no nos ha llegado r pub maestro del decadentismo poético en Inglaterra.
en el lodo. l.'e deje secar por ~1 aire del crimen. sin historia. guerras de religión sofo,
Y le hice muy malas pasJdas a la locura. revoluciones de costumbres. des¡ z.; tOS
Y la primavera me trajo la horrorosa risa de razas y continentes: creía en tod
del idiota. encantam·emos.

John Everett Millais


La ciega {detalle), '
18S6,81rmlngham,
CltyMuseum
•nd Art Gallery
350
3S1
8. El éxtasis en las cosas

El simbolismo invade como un rico filón toda la literatura europea hasta


nuestros días, dando origen a epígonos más o menos tardíos. Pero de su
tronco nace una manera distinta de entender la realidad: las cosas son
fuentes de revelación. Se trata de una técnica poética que fue definida desde
un punto de vista teórico, en los dos primeros decenios del siglo xx, por el
j oven James Joyce (en Stephen el héroe y en Dedalus), pero que podemos
encontrar bajo diversas formas en muchos otros grandes narradores de la
época. El origen de esta actitud se encuentra en el pensamiento de Walter
Pater, en cuya obra crítica se resumen todos los temas de la sensibilidad
decadente: el sentido de una época de transición (su personaje, Mario el •
epicúreo, es un estera, un dandi de la latinidad tardía), la lánguida dulzura
del otoño de una cultura (colores refinados, tonos exquisitos y delicados,
sensaciones sutiles); la admiración por el mundo renacentista (son célebres
sus estudios sobre Leonardo), y la subordinación de cualquier otro valor a
la belleza (al parecer, en cierta ocasión a la pregunta «¿Por qué tem:!rnos que
ser buenos?», respondió: <<Porque ¡es tan bello!»).
Pero en algunas páginas de Mario el epicúreo, y sobre todo en la Conclusión
de su obra The Renaissance (1873), Pater elabora una estética precisa de la
visión epifánica. No utiliza la palabra «epifanía» (usada después por Joyce
en el sentido de «aparición»), sino que sobreentiende el concepto: hay
momentos en los que, en una situación emotiva concreta (una hora del día,
un acontecimiento imprevisto que fija de golpe nuestra atención sobre un
objeto), las cosas se nos muestran bajo una luz nueva. No nos remiten
a una belleza fuera de ellas mismas, no evocan ninguna «correspondencia»:
aparecen, simplemente, con una intensidad que antes nos resultaba

la v isión epifánica es el fir J... Arder siempre con esta so ,ia


WalterPater 11 1111 1 rc<plandccrcnte. mantener este éxtasis
EnsoyosobreeiRen rcimlemo.1873 es d exito en la viti.;.J.. Mientrastodo S€:
F.n cua'quier rnorr:ento ap.-¡r ce en un11 mano lnmd~ baJo nuestros pies. bien pod< no
o el' un rostro la perfcccion 'onnal: ci~;11 1 lml!ntill aferrdr alyuna ¡nsion exquisita. alguna
tonalidad en las colinas o e11 el mar es nMs wrHributión JI conocimiento que al despejarse
exquisita que el resto: <icno estado de p~sion el honzonte p<lrezc<l porwr ••1 csp<ritu en
o tfp vi-;ión o de exciLdción intelt'c.tu.rl ( s libertad por un momento, o cualqurer excitaclon
rrresistibl~rmmt<' rcol y atri!ctlvo pMJ I>OIOtros dt• !C)s semi dos extrdllos tintes, E!xtrar\os colores,
-para aquel momento lm solo. No d fruw yoi010S c.uliu.,o~ u ohrrl<k• 1.1 manod~.:\1 (lrtista,
de !.1 experitmcia. SÍI)O ltt expel' t:!lldtl rnl~ma, o~¡ rosllo eJe la persona a111iga.

3S3
Jacqucs Emile Blanche,
Retrato de Maree! Proosr,
Berenice Abbot~ c. 1900, Parls,
Joyce, 1926 Museo d'Orsay

desconocida, y se presentan cargadas de significado, de modo que En otro lugar la epifanía joyciana está vinculada también al clima de
comprendemos que solo en ese momento hemos tenido la experiencia misticismo estético, y una figura de jovencita a la orilla del mar le puede
completa de ellas, y que la vida merece ser vivida tan solo para acumul ar parecer al poeta un pájaro mítico, el mismo «espíritu visible de la belleza»
ta les experiencias. La epifanía es un éxtasis, pero es un éxtasis sin Dios: no es que lo envuelve «como un manto». En otros escritores, Maree! Proust
la trascendencia, sino el alma de las cosas de este mundo; es, como se ha por ej emplo, la revelac ión se producirá a través del juego de la memoria:
dicho, un éxtasis materialista. a una imagen o a un sabor se superpone el recuerdo de otra imagen, de
Stephen, el protagonista de las novelas juveniles de Joyce, se sentirá otra sensación experimentada en otro momento y, a través del cortocircuito
conmovido en ocasiones por hechos aparentemente insignificantes, una de la «memoria involuntaria», sa lta la revelación de una proximidad entre
voz de mujer que ca n ta, un olor de col podrida, un reloj de la plaza cuyo ojo los acontecimientos de nuestra vida, que la base del recuerdo mantiene
luminoso se perfila de golpe en la noche: «Stephen comenzó a captar a juntos otorgándoles su unidad. Pero también en este caso es la experiencia
derecha e izquierda palabras casuales, tontamente sorprendido de que estas privilegiada de estos momentos la que da sentido a la vida como
palabras se hubieran vaciado así, en silencio, de su sentido inmediato, hasta persecución de la belleza, y estos momentos solo se consiguen si somos
que el más insignificante rótulo de una tienda fue captado con la mente capaces de penetrar de forma extasiada en el corazón de las cosas que
como un encantamiento y el alma se le arrugó, suspirando envejecida». nos rodea n.
Naturalmente, a la idea de una epifanía como visión, estos autores asocian
la muchacha pájaro de paloma.Tenia el seno como el de u1 la idea de una epifanía como creación: si bien podemos experimentar
Jam~Joycc suave ;• delicado, delicado y su.r:" como fugazmente el encanto epifánico, solo el arte nos permite comunicarlo
Drdolu$, 1917 pecho de una paloma de oscuro p u 111.c1
Una muchacha estaba ante él en medio de la a los otros, es más, la mayoría de las veces solo el arte lo hace brotar de
sus largos cabe'los rubios eran infantil :
corriente: sola e inmóvil, mirando hacia el "lar. infantil, tocado por el milagro de k1 l>cl la nada, dando un significado a nuestras experiencias.
Parecoa una criatu"' transfoi1T!ada como por mattal, su rostro. Estaba sola e inmóvol y ha Tal como lo expresó Joyce, para Stephen «el artista que quisiera separar
encanto en un extravagante y hermoso pajaro hacia el mar;ya1ando reparó en la presc d~
con gran exactitud la sutil alma de la imagen de la red de circunstancias
marino. Sus larr¡,1s piernas desnudas y delgadas Stephen y en sus miradas de ~dorac'm ó
er~n delicadas como las de una garza. e los ojos hacía él soste11icndo tranquilam t bien definidas que la rodean, y reencarnadas en circunstancias artísticas
Intactas. excepto en"' punto donde una huella su mirada, sin mostrar ni verguenza 111 consideradas las más exactas por él en su nuevo oficio, era el supremo
esm~raldlna de alga era como una señal sobre coqu~teria ... ¡Dios m1o! -gritó el alr!1il artista». Una vez más nos encontramos con una referencia a Baudelaire,
la carne. Los muslos, m:os llenos. suaves como Stephen en un estallido de alegri t prol
el marfil, apao·ecian desnudos casi hasta las Un angel salvaje se le habla aparecido. e que en rea lidad está en la base de todas estas corrientes:«Todo el universo
caderns. donde los bordes blancos de los de la juventud y de la bell<"7a mortal. un visible no es más que un vivero de imágenes y de símbolos a los que
pant~loncitos eran como un plumaje de suave mensajero de las justas cortes de 1~ vid r1 la imaginaci ón (esto es, el ar te] concede un lugar y un va lor relativo:
pelus~ blanca.las enaguas de color gris abrfrle de par en par en un instante d• ex•
estaban uuda.c:mcntc ürremangDdas hasta es una especie de pasto que la imaginación ha de digerir y transformar».
l¡¡s puert<Js de tocios los caminos del '" •oo
la cintura y colg~ban por detrás como cola y de la gloria.¡Adelante! ¡Ad~Jan¡,,! ¡Adt .,,. 1
354 3S5
9. La impresión

los escritores elaboran con las epifanías una técnica de la visión y en ciertos
casos parece que pretenden sustituir al pintor; sin embargo, la técnica de las
epifanías es eminentemente literaria y no tiene una correspondencia exacta
en las teorías de las artes figurativas.
Pero no es casual que Proust, en A la sombra de las muchachas en flor,
se detenga largamente en la descripción de los cuadros de un pintor
inexi stente, Elstir, en cuyo arte se reconocen analogías con las obras de los
impresionistas. Elstir reproduce las cosas como las percibimos en el primer
momento, el único momento verdadero, cuando nuestra inteligencia no ha
intervenido todavía para explicarnos lo que son las cosas y cuando todavía
no sustituimos la impresión que nos han producido por las nociones que
poseemos acerca de ellas. Elstir reduce las cosas a impresiones inmediatas
y las somete a una <<metamorfosis».
Manet, que afirmaba que «solo hay una cosa verdadera, plasmar al primer
yulf.i~ lu 4u~ )~ v~» y <<1 1u ~~ f.ild~lllcl un f.idi)dj~. Ufld rlldt incl, un¿¡ figura: se
plasma la impresión que se tiene a una hora del día de un paisaje, de una
marina, de una figu ra »; Van Gogh,que quiere expresar algo eterno en sus
Página sigv;enre:
Auguste Renoir, figuras. pero «a través de la vibración de las coloraciones»; Monet, que pone
L.o bañ;sra rubia. el título de impresión a un cuadro suyo (y sin pretenderlo da nombre a todo
1882,Turón, Plnacoteca
Glovanni Agnelli el movimiento); Cézanne, que afirma que desea revelar en la manzana que

OaudeMonet.
Cotedta/ de Rout1l,
1892-1894, Parfs,
Museo d'Orsay

3S6
Paul Cézanne,
l<f(llllonosygol/ercs,
189<)-1895, París,
Museo d'Orsay

reproduce el alma del objeto, su ser manzana: todos ellos muestran su


parentesco intelec tu al con la corriente tardos imbolista que podríamos
llamar «epifá nica». •
Tampoco los impresionistas t ienden a plasmar bellezas trascenden tes:
desean resolver problemas de técn ica pictórica, inventar un nuevo espacio,
nuevas posibilidades perceptivas, del mismo modo que Proust querrá
revelar nuevas dimensiones del tiempo y de la conciencia, y Joyce se
propone explorar a fondo los mecanismos de la asociación psicológica.
El simbolismo est á dando vida ya a nuevas t écnicas de contacto con la
Página onctnor: realidad, la búsqueda de la belleza abandona el cielo y lleva al artista a
Vincent van Gogh, sumergirse en la materia. A medida que avance, el artista olvidará incluso
Not:heesl!ellada, 1889,
Nueva York. Museo de el ideal de belleza que le guiaba, y entenderá el arte no ya como registro y
Arte Moderno provocación de un éxtasis estético, sino como instrumento de conocimiento.

3S9
•• ~ • -''-"'-'..," U~~O..Io4l"\ VI I._IU'11II-\!\ll\

común, las reg las del vestir, del comportamiento en público, de la no se siente turbada por la alternativa entre lujo y utilidad, entre apariencia
decoración. La burguesía exhibe, además de una potencia militar (el y ser, entre espíritu y materia. Desde los marcos sólidos y labrados hasta
imperialismo) y económica (el capitalismo) propias, una belleza propi a, en la el piano para la educación de las hijas, nada se deja al azar: no hay objeto,
que con fluyen esos rasgos de eficiencia, solidez y duración que diferencian superficie o decoración que no indique al mismo tiempo su coste y su
la estructura mental burguesa de la aristocrática. pretensión de durar en el tiempo, inmutable, como la expectativa del British
El mundo victoriano (y el burgués, en general) es un mundo regido por una Way of Life, que los cañoneros y los bancos ingleses se encargaban de
simplificación de la vida y de la experiencia en un sentido genuinamente difundir a los cuatro vientos.
práctico: las cosas son correctas o equivocadas, hermosas o feas, sin La estética victoriana expresa, por tanto, una duplicidad de fondo, que
complacencias inútiles en el equívoco, en los rasgos mixtos o en las procede de la inserción de la función práctica en el dominio de la belleza.
ambigüedades. El burgués no se siente atormentado por el dilema entre En un mundo donde cada objeto, más allá de su función habitual, se convierte
altruismo y egoísmo: es egoísta de puertas afuera (en la Bolsa, en el en mercancía, y donde a cada valor de uso {el deleite, práctico o estético,
mercado libre, en las colonias) y buen padre, educador y filántropo de del objeto) se superpone un valor de intercambio (el coste del objeto,
puertas adentro. Al burgués no se le plantean dilemas morales: es moralista su cualidad de índice de una cantidad determinada de dinero), el deleite
y puritano en su casa, e hipócrita y libertino con las jóvenes de los barrios estético del objeto bello también se transforma en la exhibición de su va lor
proletarios, lejos de su casa. comercial. La belleza acaba coincidiendo ya no con lo superfluo, sino con
Esta simplificación en sentido práctico no es interpretada como ambigüedad: el valor: el espacio que antes ocupaba lo vago, lo indeterminado es ocupado
al contrario, se refleja asim ismo en la aut orrepresentación doméstica ahora por la función práctica del obj eto. Toda la evolución posterior de los
de la casa burguesa en objetos, muebles y cosas que necesariamente objet os, en la que p rog resivamente desaparecerá la distinción entre forma
han de expresar una belleza a la vez lujosa y sólida. La belleza victoriana y función, estará señalada por esta doble marca original.

La casa burguesa del interio1burgués de mccliuclos 1 u 110 fea Party, Inglaterra,


Eric John Ernesr ~lobsbawm es de reca•garniento y disimulo: 111 , " Ida<.! Fototeca Histórica
El rrhmfo de la burguesiCJ, 1975 de obj etos, que muy a menudo es·. ' Nacional, c. 1880
1•' Ctl~,l m.Jicl quintM'li<'n<ltl dc'l mundo cubiertos por cojines telas, pa1\os tu
butyllt::. IJU14Ut: l:fl dld y ~Oidlllt!l tll:' ell t!lld y !>iempre <!l dborddo~. !.t'. ~.olh 1 •• J •

se pod1a11 olvidar, u ~uprimir ar lifitidlmente, n.:tttlralczJ. No hay .:uaciro sin un 111 H


los problemas y l~s contr~cicciones de dorado, labrado con ma··queterla, In
la sociedad. En ella y solamente en ella con listas de terciopelo; no hay silla
lds (dl1llh "btlf!JI •,;a;, y 1"" ·~ >lln la~ acokh.,do;no hay tejido sin fl co:
per¡uenoburgucsas. pod1an mantener objeto de madera sobre el que no
la ilusión de una felic'dad armomosa y pasado e torno, ntsuperficie s n un a
jer 1rquica. rodc<lda de los objetos que o un bibelot encima. Se trataba sor
constítu Jn su expresíon. y que a a vez la un signo de riqueza y de prestt9io.
hacl'n pos1ble. pod ~n llevar a vida sonada ob¡ tos 'eflejaban su cosh! y en un
que tero111 su maxlma e~presion en el rito en que casi todos los objetos doM
doméstico sistema! camente desarrollado seguian ;ie'ldo hechos a ma 10 1 1
con este objeto: la celebración de la NJVidad. era en gran par.e un ind cio de cosl
La cen.l d ·~ocl •huena celebrada por a la vez, de material raro. El p•e
Dick<ms , el aibol de Navidad (uwen:ado pagaba !:>1 confort, qu" no solo se <l1s
t'l'l Alerna11 a y adoptado rap'danwnte en sino q:Je ademas se ve1a. Pero os
Inglaterra grat1as n pJtrocin'o r al , la no eran unicament~ utilit~ os o
Cilntlon d Navidad (conocida sobre todo de condición ~oe~al y de éx1to '
como la alemana 51 ~ )Jach!l er.m , lo '!l:l valor por SI mismos con o ma 11 1~ '
el s1mbolo del fno del mundo extenor.oc 1~ persona1idad, como el progrMN
calidez d 1Circulo fam lla1· y del contraste la realidad d" la vida burguesa, i e
Pmrc amhos. La ilnple>lonmAs 111medí~ta como transformador s do•l hombr

362
2. Hierro y cristal: la nueva belleza

Otro elemento de duplicidad es la distinción nítida entre el interior


(el domicilio, la moral, la familia) y el exterior (el mercado, las colonias, la
guerra). «Un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio», reza una sentencia
de Samuel Smiles, un escritor muy conocido en la época por su capacidad
de expresar en obras claras y edificantes la moral burguesa del se/! he/p.
Contribuye a poner en duda esta distinción la larga crisis económica de fin de
siglo (1873-1896),que socava la fe en el crecimiento progresivo e ilimitado del
mercado mundial regu lado por la «mano invisible>>, e incluso en la racionalidad
y regulabilidad de los procesos económicos. Por otra parte, contribuyen a la
crisis de las formas victorianas y a la afirmación de las nuevas formas de finales
del siglo XIXy comienzos del xx los nuevos materiales con los que se expresa
la belleza arquitectónica de los edificios. Pero, el comienzo de una auténtica
revolución en el gusto arquitectónico centrada en el uso combinado de cri stal
y hierro fundido tiene un origen más remoto: la utopía positivista de los
seguidores de Salnt-Simon,convencidos,a mediados del siglo XIX, de que la
humanidad se encaminaba al punto culminante de su historia: el estadio
orgánico. Los primeros indicios de novedad son, a mediados de siglo, los
edificios públicos de Henri Labrouste:la Biblioteca de Sainte-Genevieve (de
cuya realización arranca el «movimiento neogriego») y la Biblioteca Nacional
de Francia. Labrouste, que en 1828 había provocado un gran alboroto con
un trabajo en el que demostraba que uno de los templos de Paestum era
en realidad un edificio público, está convencido de que los edificios no han
de expresar una belleza ideal, que es rechazada deliberadamente, sino las

Henri Labrouste,sala El estilo neogriego r~>cogido muchas ~as w· < te~1a hs


Henri Labrouste, detalle de lectura de la
de la cubierta de la A. E. Richardson fund en el crisol de su im¡¡qinación,
Biblioteca Nacional de Biblioteca Nacional afmándolas hasta que e me:al forjado
de Francia, Parfs,
Archirecturm Review. 1911
Francia,Parfs, 187S· I880 1875- 1880 El autent eo e~ilo neogncgo sintetiza respland~z<a. CualquJer o1atenal s~rv" para
el largo camino del proyecto, refiej~ la mente este propos·to.Con estos medros, y so o
incansable del diseñador que, habiendo con estos, 'S posrble el dis~no orgrnal.

364 36S
nuevas: muy pronto esta belleza toma r~ posesión de las ventanas de hierro,
de las bocas del metro parisino, de los edificios, de los objetos de decoración.
Se podría hablar incluso de una belleza narcisista: del mismo modo que
Narciso, al refleja rse en el agua, proyectó su propia imagen fuera de sí mismo,
así también en el Art Nouveau la belleza interior se proyecta sobre el objeto
exterior y se apodera de él, envolviéndolo en sus líneas. la belleza Jugendstil
3. Del Art Nouveau al Art Déco es una belleza de las lfneas, y no desdeña la dimensión física, sensual: como
descubrirán muy pronto estos artistas, también el cuerpo humano -y el
femenino en particular- puede ser envuelto en líneas mórbidas y curvas
asimétricas y dejarse sumergir en una especie de vértigo voluptuoso. la
la Central School of Arts and Crafts,con su glorificación de la belleza estilización de las figuras no es tan solo un elemento decorativo. la ropa
artesanal y su propuesta de un retorno al trabajo manual, se opone a Jugendstil, con sus chales ondulantes, es una enseña no solo exterior, sino
cualquier contaminación entre industrialismo y naturaleza. En el campo de sobre todo interior: el paso cimbreante de lsadora Duncan, la reina de
las artes, uno de los objetivos más directos del movimiento es el Art Noveau, la danza envuelta en velos de color verde p~lido que parece encarnar las
que se difunde, con notable rapidez, a caballo de los dos siglos en el campo inquietantes bellezas góticas de los prerrafaelistas, es un auténtico icono de la
de la decoración, de los accesorios y del diseño. época. La mujer Jugendstil es una mujer sensual, erótica mente emancipada,
Es interesante observar que, a diferencia de otros movimientos artísticos que que rech aza el corsé y ama la cosmética: de la belleza ornamental de los libros
reciben una etiqueta o una delimrtación a posteriori (como el barroco, el y de los carteles, el Art Nouveau pasa muy pronto a la belleza de los cuerpos.
manierismo, etcétera), el Art Nouveau es un movimiento que surge y se define
«desde abajo», espontáneamente, y que adopta distintos nombres según los •
Jugendstil las diferencias en las obms y en los personajes.
paises de procedencia: Jugendstil en Alemania, Sezession en Austria, liberty Dolf Stemberg~r Se trata de un único universo formal continuado
(por el nombre del propietario de una cadena de grandes almacenes) en Panomma del Jugendst/1. v. 1976 y elltretejido. que contiene aspectos positivos y
Italia. El Art Nouveau comienza en los adornos de los libros: franjas, marcos e Así pues.Jugendstll tiO es ni siquiN<I un negativos. A los motivos de juventud, primavera.
(Oncepto representativo de una época, pero lu%y salud se contraponen los de seducción,
Iniciales convierten los libros en un objeto en que la belleza preciosista de
sin dudu define un fenomeno que hi?.o t'poca. suet\o,deseo. oscuridad fabulosa y ~rversión;
Id utlldt nentación se une a la función habitual del objeto. Esta proliferación Desde un Plll)tO dt· vista geográfico, se el mismo principio de ornamentación organica
de adornos en un objeto-mercancía tan común y difundido es el síntoma de difundió por casi rodo el Occidente: lnglat.:rra, significa al mismo tiempo humanización de
un impulso irresistible a revesti r las formas estructurales con lineas mórbidas, Bélgica, Hotanda, Franela. Alemania. Austria. la naturaleza y desnaturali:u1ción del hombre.
Suiza. Escandi"avia. Estados Unidos y, limitado Sepatando las contradicciones y atribuyéndolas
a algunos motivos y personaj.,s. Espa"a, Italia a distintas tendencias o r.ses de desarrollo. se
e incluso Rusi<l. to todos "~tos paises conviv•ó pierde de vis:a la profunda y fértil ambigüedad
Pnilippe Wolfer<,
Lómpora etewka, con movimientos completamente disti11to~ a que en el Jugendstil nos fasona e inquieta a
«ta Fée Paon•, menudo mucho mas poderosos: pero la ve1. Una ambi!Jüedad que le resulta
c.l901 Jugendstil era el signo de lo nuevo. de la Indispensable. ;Q\Jé contradicciones existen en
novedad. e innovación y renovación erJn arquitectura entre la racionalidad deVan
la marca dcl Jugendstil <desde entonces la de Velde y las fantas.as de Antonio G.audi
novedad pasó a ser y sigue siendo un t'fl Barcelona. entre el poder de 'v1ackimosh en
signo característico. y hasta un requisito G asgow y la opulencia de HectorGuimard
irrenunciable. de cu•lc¡uier empresa a1'1tStica en PartS! ¡Que contraste peetico existe entre
que reivindique el dert•cho a la consideración la elegante perversión de Osear Wilde y el
a la fama. al mercado y al paso a la historial. idealizante parhos del alemán Richard Dehmel,
Esta peculiaridad se manifiesta de forma entre el prt'Silgo mundo visionario do Maurice
inmediata y evidente en el otro nombre con Macterlinck y la punzante alegria de Frank
el que se difundió en Occidente fuera dt Wedekind! ¡Qué mundos separan en pintura
Alemania: Art Nouveau. Nan~ralmentc:>, hay que el lujo lascivo de Gustav Klimt de la intensa
distinguir. adcmas de entre escuelas. grupos desesperación de los cuadros de Edvard Munch
e individuos. también entre centros diversos: (sin entrar en el merito de las diferendas de
Londres. Glosgow. Brus~>las. Parls. Nancy, nivel, de talla. de energía)! Y, sin embargo, hay
Munich, Oarmstad o Vie11a, donde se empt!ló algo que los une, hay en las obras de estos
a usar otra palabra: Secesión. r...l pintores. poetas, arquitectos y diseñadores
Tampoco quisicr,l tr<lZ~lr w1a linea de separación algunos rasgos fisiognómicos comunes: y este
neta entre simbolismo y Juc¡cnclstll: sen<! una sello es lo que definimos con el nombre de
368 operación artifictosa y forz~da. f>renero busca• Jugendstil•.
369
No aparece en el Art Nouveau la nostalgia melancólica y el rastro de muerte de
la belleza prerrafaelista y decadente, ni la rebelión contra la mercantilización de
los dadaístas: lo que buscan estos artistas es un estilo que pueda protegerlos
de su manifiesta falta de independencia. Sin embargo, la belleza Jugendstil
tiene un claro acento funcionalista,que se revela en la atención a los
materiales, en la búsqueda constante de la utilidad del objeto, en la simplicidad
de las formas (que evitan el despilfarro y la redundancia), en el interés por la
decoración de las habitaciones: a ello contribuyen elementos procedentes del
movimiento Arts and Crafts, aunque esta influencia siempre resulta diluida
por un claro compromiso con la civilización industrial, que muy pronto halla
en el nuevo estilo un elemento de adorno que no es efímero ni accidental.
No obstante, en sus orígenes el Jugendstil no está exento de un cierto gusto
antiburgués, que obedece más a las ganas de escandalizar - épater les
bourgeois- que de alterar el orden establecido.
Ahora bien, esta tendencia, presente en las ilustraciones de Beardsley,en
el teatro de Wedekind y en los carteles de Toulouse-Lautrec, se agota pronto
en la superación de los gastados clichés de la belleza victoriana. Los elementos
formales del Art Nouveau son desarrollados a partir de 1920 por el estilo Déco,
que hereda sus rasgos de abstracción, distorsión y simplificación formal, con
una tendencia a un funcionalismo más acentuado. El Art Déco (término que
no será acui'\ado hasta los años sesenta) recupera motivos iconográficos del
Jugendstll - ramos de flores estilizadas, figuras femeninas jóvenes y esbeltas,
esquemas geométricos, serpentinas y zigzags- enri quecié~dolos con
Pdglna anterior:
sugerencias extraídas de las experiencias cubistas, futuristas y constructivistas,
LO<rlse Brooks siguiendo siempre la consigna de subordinación de la forma a la función.

H~nry van de Velde,


los Almacenes Habana
en Bruseliis
371
Marcello Dudovich,
Boceto paro lo
publicidad del
madeJa 508 Bolilla.
1934,
Turín,Archivo FIAT

Pero la libertad y la riqueza decorativa del Jugendstil son sustituidas


progresivamente por un diseño cada vez más estilizado, accesible al gusto
común. La belleza colorista y exuberante del Art Nouveau es sustituida por
una belleza que ya no es estética sino funcional, una buscada síntesis entre
calidad y producción en masa. El rasgo que caracteriza esta belleza es la
reconciliación entre arte e industria: eso explica, en parte, la extraordinaria
difusión de los objetos Déco en los años veinte y treinta incluso en Italia,
donde lOS cánones oficiales de la belleza femenina fa~ci!>t<t ~011 ddldllH::IIl~
contrarios a la «mujer-crisis» esbelta y delgada del Art Déco.
Al poner en segundo plano el elemento decorativo, el Art Déco participa
de un sentimiento extendido que invade el diseño europeo de principios
del siglo x x. Los rasgos comunes de esta belleza funcionalista son la aceptación
clara de los materiales metálicos yvftreos y la exasperación de la linealidad
geométrica y de los elementos de racionalidad (procedentes del Sezession
vienés de finales del siglo XIX). Desde los objetos de uso cotidiano (máquinas de
coser y de tejer) diseñados por Peter Behrens, a los productos del Werkbund
de Munich (fundado en 1907),de la Bauhaus alemana (con la que acabarán los
nazis) a las casas de cristal prefiguradas por Scheerbart y a los edificios de Loos,
Pógina siguiente:
Janine Aghion, The la belleza reacciona contra la transposición a la decoración del elemento técnico
Essence of che Mode realizada por el Jugendstil (que no ve la técnica como una amenaza y, por tanto,
ofthe Doy, ílustraci6n,
1920. colección puede comprometerse con ella). La lucha contra este elemento decorativo
Susan J.Pack -como lo define Benjamín- es el rasgo más político de esta belleza.

Fascista Duce en el memorable discurso a los méclil


Oficina de prensa de la Presidencia del Consejo Por consiguiente, han de ser eliminado.
Dibujos y forografios de moda femeni11o, 1931 completo los dibujos de figura'. fenwninos
Lo mujer fds<lst~ ha ele ser f1slcamente sana, artificiosamente delgadas y masct11ini 1acl~
pnr11pod~r convenirse m m<Jdre d~ hijos sanos, que represeman el tipo de mujer esti:J il
segunl~s •normas de vida s~nalaclas por el de la decadente civilización occiclc·l\ldl.
372
373
4. La belleza orgánica

Hemos visto cómo el estilo Liberty contribuyó (junto con otras experiencias
culturales de aquel mismo periodo, como la filosofía de Nietzsche y Bergson,
las obras de Joyce y de Virginia Woolf, el descubrimiento del inconsciente
por parte de Freud) a derribar un canon de la época victoriana: la distinción
nítida y tranquilizadora entre interior y exterior. Esta tendencia halla en la
arquitectura del siglo xx, y especialmente en la obra de Frank Lloyd Wright,
su más completa expresión. El ideal de una «nueva democracia» basada en
el individualismo y en la recuperación de la relación con la naturaleza, pero
exento de utopías regresivas, se expresa en las Prairie Houses de Wright
en una arquitectura «orgánica», donde el espacio interior se alarga y se
prolonga en el espacio exterior: del mismo modo la torre Eiffel pintada
por Delaunay enlaza con el ambiente que la rodea. En las tranquilizadoras

Antoni Gaudí y Cornet.


Chimeneas de
la casa¡vlllá (La Pedrera),
Barcelona, 1906·1910

Frank Lloy<t Wright. «cabañaS» de hierro y cristal el hombre americano participa de una belleza a
Casa de la Cascada,
Bear Run, 1936 la vez arquitectónica y natural, que recupera el concepto de lugar natural
integrándolo con el artefacto humano.
A esta belleza tranquilizadora se opone la belleza inquieta, plástica y
sorprendente de las construcciones de Antonio Gaudf, que sustituye las
estructuras lineales por insólito s espacios laberínticos, el rigor del hierro
y del cristal por una materia plástica, magmática, fluctuante, carente de
cualquier aparente sfntesis lingüística y expresiva. Sus fachadas, semejantes a
extravagantes collages, trastocan la relación entre función y decoración,
y suponen una ruptura radical de la relación entre objeto arquitectónico y
realidad: en la aparente inutilidad e inclasificabilidad de los edificios de Gaudí
se expresa una rebelión extrema de la belleza interior contra la colonización
374 de la vida por parte de la belleza fría de las máquinas.
375
part ida. El obj eto, en definitiva, pierde esos rasgos de unicidad (el «aura>>} que
determinaban su belleza e importancia. La nueva belleza es reproducible,
aunque transitoria y perecedera: hay que inducir al consumidor a una rápida
sustitución, por consunción o indiferencia, para no detener el crecimiento
exponencial del circuito de fa producción, distribución y consumo de las
mercancías. Es sintomático que en algunos grandes museos -el MOMA de
S. Objetos de uso: crítica, mercantilización, seriación
Nueva York o el Museo de las Artes Decorativas de París- se dediquen
espacios a objetos cotidianos como muebles y accesorios de decoración.

Uno de los rasgos característicos del arte del siglo xx es su constante 11 la Izquierda:
Maree! Duchamp,
atención a los objetos de uso en la época de fa mercantilización de la vida Rutda de bicicleta,
y de los objetos. La reducción de todo objeto a la categoría de mercancía y 1913. Filadelfia,
Museum or Art
la progresiva desaparición del valor de uso en un mundo regulado tan solo
por el valor de cambio modifican radicalm ent e la naturaleza de los objetos Ala derecha:
Maree! Duchamp.
cotidianos: el objeto ha de ser ú til, práctico, relativamente económico, de Escvrrebotellos.
gusto común y producido en serie. Est o significa que en el circuit o de las l914,Estocolmo,
Moderna Museet
mercancías los aspectos cualít ativos de la belleza se cambian, cada vez
con mayor frecuencia, por los aspectos cuantitativos: es la fu nción la que
determina el agra do de un objeto, y función y agrado son t ant o mayores
cua nto mayor es la cantidad de objetos producidos a partir del m odelo de

Xanti Schawinsky
para Estudio Boggeri,
OJiveni, fo tomontoje
para '"lendario, 1934
\
A esta tendencia responde, con una crítica irónica y feroz del objeto de uso,
el dadaísmo y sobre todo su más lúcido exponente, Maree( Duchamp, con
sus ready made. Duchamp, al exponer una rueda de bicicleta o un mingitorio
(titulado Fuente), denuncia paradójicament e el sometimiento del objeto
a la función: si es el proceso de mercantilización el que crea la belleza de
los objetos, cualquier objeto corriente puede ser desfuncionalizado como
objeto de uso y refuncionalizado como obra de arte. Si en Duchamp
aparecen todavía el gusto por fa crítica del estado de cosas existente
y fa rebelión contra el mundo de las mercandas. en la forma de abordar
el objeto de uso que hace el pop art no hay utopías ni esperanzas. Con ojo
lúcido y frío, unido a veces a un declarado cinismo, los popular artists toman
nota de fa pérdida por parte del artista del monopolio de las imágenes,
de la creación estética y de la belleza.
El mundo de las mercandas ha conqu istado una capacidad innegabl e
de saturar con las propias im ágenes la percepción del hombre m oderno.
cualquiera que sea su posición en la sociedad: desaparece así la distinción
entre artista y hombre corriente. Ya no hay espacio para la denuncia, el deber
376
371
XIV. t.I.NUt.VVU~Ut:IV

Claes Olclenburg,
Spoonbridgeand Cherry,
¡ 988. Walker Art Center.
Minneapolis

Giorglo Morandi,
Naturaleza muerw,
1948, Turin,
G~INia Municipal

del arte es constatar que cualquier objeto, sin distinguir entre hombres
y cosas - desde el rostro de Marilyn Monroe a una lata de alubias, desde
la viñeta de cómic a la presencia inexpresiva de la multitud en las paradas
11 ra IZqulertJa:
de autobús- adquiere o pierde la propia belleza no debido a su ser, sino Andy Warhol.
a las coordenadas sociales que determinan sus formas de aparición: un Marilyn en tvrqveso,
1962, colección
simple plátano amarillo, sin ningún nexo aparente con el objeto que indica, Stefan T. fllis
puede ilustrar la portada de un disco de uno de los grupos musicales más A la derecha:
vanguardistas, la Velvet Underground, producidos por Andy Warhol. Desde -"'dyWarhol,
las viñetas de Lichtenstein a las esculturas de Segal y las producciones
r.:oo, 1973.
colección pñ\•ada
artfsticas de Andy Warhol, la belleza que se manifiesta es una belleza seriada:
los objetos son extrapolados de una serie o predispuestos ya a la inclusión
serial.
¿Es, pues, la seriación el destino de la belleza en la época de la reproducibilidad
técnica del arte? No todos opinan así. En sus solo aparentemente seriados
grupos de botellas, Moran di supera constantemente, con un pathos que el
cinismo del pop art desconoce, el límite de la seriación. Como en un teorema,
Morandi busca sin descanso el punto en que la belleza de un objeto cualquiera
se sitúa en el espacio, determinándolo y, con el mismo movimiento, el espado
determina la posición del objeto, determinando también su aparición. No
importa que los objetos sean botellas, tarros o cajas usadas y reutilizadas.
O tal vez es precisamente este el secreto de la belleza que Morandi busca
hasta el fin de sus dlas: su inesperado surgir de la pátina de gris que cubre
un objeto cualquiera.
378
379
como la silla o la cama, e incluso los vestidos, que sustituyen artificialmente su poten da, porque el engranaje oculto que las hacía funcionar resultaba
la protección natural qLie proporcionan a los animales las pieles o las plumas. ofensivo para el cuerpo (si alguien mete la mano en el engranaje d e una
Con estas «máquinas simples» el hombre está practica mente identificado máquina compleja se hace daño), y sobre todo porque (dado que actuaban
porque estaban y están directamente en contacto con nuestro cuerpo, como si fueran una cosa viva) era inevitable ver como cosa viva los grandes
son sus prolongaciones casi naturales, y las cuidamos y adornamos como brazos del molino de viento, los d ientes de las ruedas del reloj o los ojos
a nuestro cuerpo. De modo que hemos construido armas o bastones rojizos de la locomotora en la noche. La máquina parecía, por tanto, casi
de preciosa empuñadura, lechos suntuosos, carros adornados y vestidos humana o casi animal, y en ese «casi» residía su monstruosidad.
refinados. Solo había una máquina que no tenía relación directa con el cuerpo Estas máquinas eran útiles, pero inquietantes: se aprovechaba el efecto
ni imitaba la forma del brazo, del puño o de la pierna, y era a •· ~ria. Pero que producían, pero se las consideraba seres vagamente diabólicos y, por
la rueda reproducía la forma del sol y de la luna, tenía la perfección absoluta consiguiente, carentes del don de la belleza.
del círculo y, por tanto, siempre se le asociaron connotaciones religiosas. La civilización griega conocía todas las máquinas sencillas y muchas
Ahora bien, desde el principio el hombre inventó también «máquinas máquinas complejas, como por ejemplo los molinos de agua; la práctica
complejas», mecanismos con los que nuestro cuerpo no ten fa contacto teatra l del deus ex machina nos ha revelado que conocían también aparatos
directo: basta pensar en el molino de viento, la noria o la cóclea. y mecanismos de una cierta sofisticación. Sin embargo, Grecia no habla de
En estas máquinas el mecanismo esta oculto, es interior y, en cualquier caso, estas máquinas. Las máquinas no eran objeto de preocupación, como no
una vez activado, actúa por cuenta propia. El terror ante estas máquinas lo eran tampoco los esclavos. Su trabajo era físico y servil y, como tal, no era
surgía porque, al multiplicar la fuerza de los órganos humanos, acentuaban merecedor de una reflexión intelectual.

Caza de/león. relieve del A la Izquierda:


palacio de Asurbanlpal l~wis Hine, Powerhousf!
en Nfnlve, 650 a.C. Mechaflic, 1920
Londres. Museo Británico
Alodtrl!<lla:
Gr¡¡bado de Bemard
sobre dibujo de
Gousser, tabla XC.
Mm1dril poro agujerear
y wmear los caflonts,
de la Enciclopedia de
Diderot y O'Aiamben,
1751

La rued~ fueron mv 1\ilda. ru das complicadas. ¿Los autómatas tienen razón?


ql..::.oa s n ruedil p;ua d sconcertar a Et gc•nio W ontalc
a j•J\Ientud para ob igar a rna~~s Las ocasron.s 1939
"1r Jb.,j,if p.lra ~¡, '""' dufllll nte dia Adioses silb<dos nla oscull{idd, 10~ ·
na t s dra mu rt h <1< P"'ldht d~.; pre
1 'ddcl y noche, a 1m a• y pulir col>ri! y h1erro yventanillas ba¡adas. e, la hor~ ,,¡ ve¿
fJUf ~l nc 11 o artificio fue omo el hora tras hora, Jabonoso trabajo d<• quien .os autom 11as tengan rd.:on. Como
uv,t 1 nf'tH<' dt·ll 1h ador y la ued3 rle 1gnora efuso y 11a de dc>rNtlir iar los dfas aparecen por lo pa;illos, emparedados!
aguiJ que sube el ague ,; las CiStemas. cf¿> abidwi.1 pq ttist-. t liser~tl pc1ra obt,•ner
d+• lHllld 1 HIC •ud rlt1 jJI)HJl <itl ot>ld un po<.:o c.lt':\ comida. para v1slumbri"lr unc1 t Ttlrnbit&n tu pre-st.Js" 1~1 ront.:(llt!t.~lll 'd<' tu
~.;t, sem •j.mtt n lil d 1postor: y •n cambio m•nima parte creyendola el todo. rápido''"" horrlda y'"' caclcncm d· ct~rioc~l

382 383
l. U ~ LA AN IIGUEOAO A LA EDAD MEOl>í

2. De la Antigüedad a la Edad Media

Los griegos del periodo helenístico hablaban de autómatas prodigiosos: el


primer tratado en el que se mencionan, los Spirira/ia de Herón de Alejandría
(siglo 1) -aunque probablemente Herón reproduce algunos inventos
creados un siglo antes por Ctesibio- describe mecanismos que anticipan
inventos posteriores en casi dos mil años (como una esfera llena de agua y
cal entada, que gira emitiendo por dos toberas chorros de vapor en
direcciones opuestas). No obstante, Herón considera estos inventos juegos
curiosos o artificios destinados a provocar el efecto de un prodigio en los
templos, pero de ningún modo obras de arte.
Esta postura se mantiene prácticamente inalterada - salvo la mayor '
atención que dedica la cultura romana a los problemas de la construcción,
como en Vitrubio- hasta la Edad M edia, cua ndo Hugo de San Víctor aún
recuerda en el Didascalicon que mechanicus deriva de moechari («cometer
adulterio») o de moechus, «adúltero».
Herón de Alejandría,
tos movimientos
ortif;cios05, Bolonia,
1647

Vitrubio, Los reorros girororlos


de Curión,de Daniele
BarbMo, Los diez libros
de lo arquitectura ele Vítrublo,
1556

384
lBS
XV. lA BEll EZA OE LAS MAQUI NAS .c. ue L4 .41\J lll.lUtUJI.U J\ l f\ CtJAU MI:UIA

Si bien el arte griego no nos ha dejado representaciones de máquinas, en el


arte medieval existen representaciones de máquinas de construcción,
aunque siempre para recordar la realización de algo, como, por ejemplo, una
catedral, que se consideraba bello con independencia de los medios con los
que se construía.
Sin embargo, entre los siglos x y XII I el trabajo en Europa experimenta un
cambio revolucionario debido al uso de la collera de pecho y de los molinos
de viento, los transportes por la introducción de los estribos y por la invención
del timón de bisagra posterior, por no hablar de los lentes. Estas realidades
son registradas por las artes figurativas, pero como elementos del paisaje,
no como objetos dignos de consideración explícita.
Es cierto que una mente iluminada como la de Rogerio Bacon soñaba con
máquinas que habrían podido transformar la vida humana (Epístola de secretis
operibus artis et naturae), pero Bacon no creía que estas máquinas pudieran
ser bellas. En los gremios de los maestros albañiles se utilizaban máquinas
y representaciones de máquinas - es famoso el libro de notas o Livre de
portraiture de Villard de Honnecourt, en el que aparecen dispositivos mecánicos
para el movimiento perpetuo y hasta un proyecto de águila voladora- , pero
se trataba de dibujos de un artesano que explicaba cómo construir máquinas,
no de dibujos de un artista que quisiera reproducir su belleza.
En la Edad Media se habla a menudo de leones o pájaros mecánicos, de
los autómatas enviados por Harun el Rashid a Carlomagno o de los que vio
Liutprando de Cremo na en la corte de Bizancio. Se mencionan como si

.. se tratara de objetos sorprendentes, pero lo que se juzga maravilloso es


el aspeclo exterior del autómata, la impresión de realismo que causa,
y no el mecanismo oculto que lo anima.

El trono mágico eunucos fui introducido en el palacio,


Uutprando dE? Cremcma ante el emperador. A mi llegada los leones
Relato de lo embnjndo o Consronrinoplo, siglo x rugieron y Jos pájaros cantaron según sus
Ante el trono habia un arbol de bronce diStintas razas, pero no experimente ningún
dorado. cuyas ramas estaban llenas de temor ni ninguna sorpresa, porque ya habra
paja ros. también de bronce. d~ distintas raz.1,, sido informado efe todo eso oor quien tenía
que emitian cantos diferentes segur su no!icia de ello.Tres veces hice el acto de
especie. El trono del emperador estaba adoración. inclinandome: despues alce la
construido de tal modo que al principio cabeza y, di! repente. vi sentado casi tocando
i parecía bajo. des pues un poco m.\s a to y de el techo de la sala )'revestido de otro ropaje
rz 1
P6¡¡ino amerior:
Villard de Honnecourt,
re~nte, altísimo. Era ademas grandr<imo: no
sé si era de madera o de bronce. Dos l<:ones
al hombre que habra visto en el trono, apenas
E'it'Vado del suelo. fl:o co,-,segul entender
Águila móvil pato atril, dorados parecían custodi1rlo:golpeaban el cómo habla ocurrido: tal vez tiraron de él
siglo )(IU, París, Biblioteca suelo con la cola y rugían con la boca abierta con un cabrestante. como el que se utiliza
Ni~cionaJ de Francia moviendo la lengua.A hombros d~ dos en las prensas.

386 387
DEL SIGLO Xv Al" EPOCA BARROCA

3. Del siglo xv a la época barroca

La primera noción del valor simbólico del prodigio mecánico aparece tal
vez en el siglo xv en Marsilio Ficino, y no podemos menos que reconocer
que Leonardo, cuando dibuja sus mecanismos, pone en su representación
el mismo amor y el mismo empeño que reserva para la representación de
rostros y cuerpos humanos o de elementos del mundo vegetal. La máquina
de Leonardo se complace mostrando sus propias articulaciones, como si de
un objeto animado se tratara. Por otra parte, Leonardo no es el primero que
muestra la estructura interna de las máquinas. Le había precedido, casi un
siglo antes,Giovanni Fontana, que diseñaba relojes de agua, de viento,
de fuego y de tierra, una máscara móvil del diablo, proyecciones de linterna
mágica, fuentes, cometas, instrumentos musicales, llaves, ganzúas, máquinas
bélicas, embarcaciones, escotillones, puentes levadizos, bombas, molinos,
escalas móviles. Sin duda, en Fontana ya estaba presente esa oscilación entre
técnica y arte que distinguirá a los «mecánicos>> renacentistas y barrocos.
Se produce en esa época, y de forma gradual, una reconqu ista del fwc~r y un
respeto por lo mecánico, a cuya act ividad se dedican libros suntuosamente
ilustrados. La máquina se asocia a la producción de efectos estéticos y se
utiliza para crear «espectáculos», o bien arquitecturas bellísimas y
sorprendentes, como jardines animados por fuentes milagrosas, desde los
jardines de Francisco 1de Médicis (1 574-1587) hasta los que proyectó
Salomon de Caus para el Hortus Palatinus de Heidelberg.
Leonardo da Vinct El prodigio El mecanico
ManusCiito 8931, Marsilio Ficino
folio 4r, Madrid.
Giovan Leone SemproPIO
Salomon de Caus. Theologia p atonica de unmor :ah:me Reloj~dewroas,depolvoydesol,si<Jio · 11
Biblioteca Nacional
Les roisons des forces ammorum.ll, 13.1482 Aque los que !2s vidas ajenas traiCiona y rob..1.
motNMtts.•Dibujo =iguras de ¿mimares unid<-s median re un cual teo sobre cien ruedas hete aqUI que g ra
de una ninfa que toca sistema de palancas a una esfera central.
el órgano~ a la que y el,q suele clesh~cer ~los hombres en polvo
s~ movi~n ·•" manera d1fereme. ell c.onroxion con poco polvo 1h0r.1 al hombre une y mide
re~ponde un Eco•. 1624
con esta: unos com.an hael.• 1.1 zquiercla otros YSI cor la.s sombras nue-stros dias oscurece
ha eh'" derecha. hacia arr bao haci.t thajo· as mamo en sombra los rayos del sol resuelve
unos subían y b;;jabdn otros rodeaban a los ¡ rcndc pues. oh mort.l. cómo d•suelve
enemigo<, y o u os los henan y se ol 1sorw todd cosa aquo abajo el tiempo y la natura.
trompetas y cuernos. ca11tar paj.1ros y otros Sobre •que '"'ruedas triunfa y rt>ma;
fenómenos itnili090S QliO: Se prodUCfiln 11 con ~qu ·1 polvo J cegat te asp1ra,
gran numero, :an solo con el movimiento y entre aquel!,, son·bra matarte plonea.
de aquella est. ra., ... ] Sobo aquel!d~ ruedas ws pensamientos
Esas/ que de Dios. por ser elccnlroinllnir,,,, ntl c1tOrmPnt,t;
simple (. .. ; todo procede como un )u ego d~ •n ~quel¡,olvo tus cleleit~s marca;
lineas, hnprimi~ndo con el mtnlmo movimiento .v entre dquella sombra somhrds cfp onu~n"
una vibración a todo lo qt dt•1ll d "''' dt• e tr:undd.
388 389
Aparatos hidráulicos que repiten los descubrim ientos de Hero· n se
ocu 1tan
ahora en las grutas, entre la maleza, o en las torres, mostrando al ext ·
. . . . enor tan
solo Sinfonías de surtidores y apanc1ones de figuras animadas. A menudo
el diseñador de estas maravillas duda entre revelar el secreto mecánic
que las origina o limitarse a mostrar su efecto natural, y a menudo opt~
por una solución de compromiso.
Po_r la m!sma época co~ienza a apreciarse la máquina por sí misma, por
el1ngen1o de su mecan1smo, que por vez primera se descubre como objeto
de maravilla. Estas máquinas se consideran «artificiosas» o «ingeniosas»,

Athanasius Kircher.
Línterno mágico
de AtS Mogno Luas
etOmbroe, 1645

Página slguiMtt: y no olvidemos que, para la sensibilidad barroca, el artificio sorprendente y


Agostino Ramclli,
máquina de Las diversos la invención ingeniosa se convierten en criterios de belleza.
e ingetliosas mdquinas, La máquina parece vivir gratia sui, esto es, solo para hacer ostentación de
1588
su maravillosa estructura interna. Es una cosa que es admirada por su forma,
independientemente de su utilidad; tiene ya numerosos aspectos en común
con las creaciones (de la naturaleza o del arte) que tradicionalmente se han
considerado bellas. La máquina renacentista y barroca es el triunfo de la
rueda dentada, de la cremallera, de la biela de manivela, del perno, del clavo.
Nace una especie de vértigo por el triunfo del engranaje, de tal modo que
importa menos lo que produce la máquina que el suntuoso dispendio de
aparentes economías mecánicas mediante las que lo produce, y a menudo
muchas de estas máquinas presentan una desproporción exagerada entre
la simplicidad del efecto que causan y los medios sofisticadísimos que
utilizan para obt enerlo.
En las fantasías del jesuita Athanasius Kircher, en plena época barroca,
se llega por fin a una fusión entre la belleza sorprendente del efecto
y la belleza ingeniosa del artificio que lo produce. Así ocurre, por ejemplo,
en los teatros catóptricos (basados en la magia de los espejos) que se ven
en la Ars magna lucis et umbrae, que en cierto modo anticipan algunas
técnicas de la proyección cinematográfica.
390
4. Siglos XVIII y XIX

El ~riunfo de ~a máquina como objeto estético no siempre es progresivo


~lineal: La pnmera máquina de Watt, a comienzos de la tercera revolución
mdustnal, pretende hacerse perdonar su funcionalidad exhibiendo una
fa.chada que recuerda un templo clásico. Y en el siglo siguiente, cuando ya
tnunfa el gusto por las nuevas estructuras metálicas y nace una belleza
«industrial», ese prodigio tecnológico que es la torre Eiffel, para ser aceptada
desde un punto de vista visual, exhibe arcos de inspiración clásica añadidos
como puro adorno, ya que no tenían ninguna función de sostén.

la máquina de Watt Giuseppe de Nittis, La máquina es celebrada por su eficiencia raciona l, que es también un
Posa el tren, 1879, criterio neoclásico de belleza, en los dibuj os de la Encyclopédie, donde es
Barletta, Museo
Municipal descrita enteramente y ya no queda en ella nada pintoresco, dramático
o antropomórfico. Si comparamos los inst rumentos quirúrgicos que
aparP.t"Pn P.n la Encyclopédie con las representaciones del siglo XVI en la
obra del médico Ambroise Paré, vemos que los instrumentos renacentistas
pretendían todavía guardar cierta semejanza con mandíbulas, dentaduras,
picos de rapaces, y esta ban implicados morfológica mente en el acto
de sufrimiento y violencia (aunque fuera salvífica) al que remit ían.
Los instrumentos del siglo XVIII, en cambio, están representados como
representaríamos hoy día una lámpara, un abrecartas o cualquier otro
producto de diseño industrial (véase capitulo XIV). Con la invención de
la máquina de vapor se afirma un entusiasmo estético por la máquina,
A lo izquierdo: incluso por parte de los poetas: como testimonio es suficiente el Himno
Ambroose Paré.
MoooorMciol,
a Satán de Carducci, en el que la locomotora, monstruo «bello» y terrible,
de Obra quinirgica, se convierte en símbolo del triunfo d e la razón frente al oscurantismo
1S94
del pasado.
Aladere<:ha:
Cirugías, de la
Enciclopedia de
Tren satánico lo ll'ontcs super(,, de una onf e a otra
Diderot y D'Aiemben,
1751 Gio,ue C• c!ucci clevora lo' llanos; como huracamuJo
Himno a Sardn, 1863 m~nd.1 un gnto,

Un helio y hornble sobr 'Yw•l,, vur 19tn"'


monstruo 'e: abalan?a. fu go ~ escondt• como huracal"''ado,
corre: los ce• ano~. por ~fl1lr.tS. ignotJ~. el aliento ~xpande:
senderos r <>fundos: él pasa. oh pueblo~.
y ,,lt ·:u lll(lómtto Satanás el grandP

393
392
S. El iglo XX

El comienzo del siglo xx es tiempo ya para la exaltación futurista de la


velocidad, y Marinetti llegará a afirmar, tras haber invitado a matar el claro
de luna como trasto inútil poético, que un coche de carreras es más bello
que la Niké de Samotracia. De ahí arranca la época definitiva de la estética
industrial: la máquina ya no necesita ocul tar su funcionalidad
tras los oropeles de la cita clásica, como sucedía con Watt, porque ahora
se afirma que la forma sigue a la función, y la máquina será tanto más
hermosa cuanto más capaz sea de exhibir su propia eficiencia.
Sin embargo, en este nuevo clima estético el ideal de un design esencial
alterna también con el del styling, según el cual a la máquina se le dan
formas que no deriva n de su función sino que tienden a hacerla más
agradable est éticam ente y má s capaz de seduci r a sus posibles usuarios.
En esta lucha entre design y styling es célebre el magistral análisis que
hizo Roland Barthes del primer ej emplar del Citroen DS, cuya siglas,
que porcccn ton tecnológ icas, si se p ron uncian en francés, suenan
como déesse, es decir, «diosa».
Tampoco ahora nuestra histo ria será lineal. La máquina, que se vuelve bella
y fascinante por sí misma, no ha dejado de suscitar en estos últimos siglos
nuevas inquietudes que no nacen de su misterio, sino precisamente de la
fascinación del engranaje que se pone al descubierto. Pensemos en las
reflexiones sobre el tiempo y sobre la muerte que el engranaje de un eloj
inspira a algunos poetas barrocos que hablan de esas ruedas dentadas,
tan penosas y lacerantes que desgarran los días y rasgan las horas, mientras
el fluir de la arena en el reloj se percibe como un constante sangrar
en el que nuestra vida se consume en partículas polvorientas.
Dando un salto de casi tres siglos llegamos a la máquina de En la colonia
penitenciaria de Franz Kafka, en la que engranaje e ·nstrumen. .-ra
se identifican y el conjunto resulta tan fascinant e que el propio verdugo se
Página siguiente: inmola a mayor gloria de su criatura. Máquinas tan absurdas como
Caffaro Roré, publicidad
para e l Ardita, 1933,
la kafkiana pueden, no obstante, dejar de ser instrum ento mortal para
Turín, Archivo FIAT convertirse en las llamadas «máquinas célibes>>, est o es. en máquinas bellas
porque carecen de función, o tienen funciones absurdas, máquinas de
derroche, arquitecturas consagradas al despil farro o máquinas inú ti les.
La expresión <<máquina célibe» procede del proyect o del Gran vidrio, la
obra de Ducham p t ambién conocida como La casada desnudada por
394
lo J.lOIIUrl! ¡,n mclvi111ier110. Asr pociru barra rígida. Yentonces ernpiez• h fun"ón. EScena de Tiempos
entenderlo mejor. Además, uno de los Una persona que no e>ti· ill tanto 110 lv:ene modernos de
engrana¡es del Diser\ador esta muy gastado; nonguna diferencia entre un casttgo y !ro. Charlie Chaplin, 1938
chlrria mu(hO cunndo funciona, y apenas la Rastra par~ce trabajM unifoorn "" nte.
se entiende io que uno habla: por desgracia, Al vibrar, rasga con la p11nta d las u as
aqui es muy diffcil tonseguir piezas de la superficie del cucrpo.estr, mee rl a u vez
repuesto. Bueno, esta es la Cama. como por b Carna. p.,,., pNmitir la observ n del
dttlamns. Está totalmMtc cubierta con desarrollo de la sententiil.fa Rast-a a do
una capa de algodón enrama; pronto sabrá COI'Struida de vidrio. la fijaCion el<, ta
usted por qué. Sobre este a· godón se coloca en el vidrio originó algunas el ·•cu
al condenado. boca abajo. naturalmente técroicas. pero des pues de diversos
de,nudo: aqw hay correas para sujetarle experimentos solucionamos el pro
las manos. aqur para los pies. y aquí p;na el Le dire que no hemos eKanmado no•.
cuello. Aqu1.en la tabecera de la Cama (donde Y ahora cu.llquiera puede obsdvar a través
elmdividuo. como ya le dije, es colocado del vidrio, cómo va tomando forma
prime ramcntc lloc¡¡ abajo), esta pequeña inscripción sobre t>! cu~rpo.¿No q ue
mordaza de fieltro. que puede ser fd<ilrneme acercarse y ver las agujas?
regulada, de modo que entre direct¡¡men:e El explorador se J, ·vrlntó lennme t!'
en la boca del hombre. Tiene la finalidad se acercó y se inclinó sobrl' 1.1 R.lstra
d{• impedir que grite o se muerda la lengua. -Como usted ve -dijo el ofrcia
Naturalmente. el hombre no puede alejar dos clases de agujas, dispuestas de d r<!r1tc
la boca del fieltro. porque si no la correa modo.Cada aguja largo va ~compa ~ la por
le quebraría las vértebras.[ ... ] una más corta. La larga se rt::duct~ d • dbir, sus solteros, incluso, de la que basta examinar algunos componentes para
Era un~ construcción elevada. La Cama y el y la corta arroja agua par• lavar !0 '"" ¡re y
Diseñador tenian igual tamaño y parecían hallar d irectamente, como fuentes de inspiración, las máquinas de los
mantener legible la inscripción l.a 11 zda
dos oscuros c~joncs ele madera. El Diseñador de agua y sangre corre luégo por '" o¡llf•r\OS mecanismos renacentistas.
se clr.vaba unos dos metros sobre la Cama; canaficulos y finalmente desembnc 1 " Qste Máquinas célibes son las que inventa Raymond Roussel en Impresiones de
ambos est<rban unidos entre si; en los canal principal, para verterse en el h•JY" África. Pero si bien las máquinas descritas por Roussel producen aún efectos
ángulos. por cuatr·o barras de bronce, que a traves de un cario d~ desagüe.
casi resplandeclan al sol. Entre los cajones reconocibles, como, por ejemplo, sorprendentes texturas, las construidas
oscilaba, sobre una cinta de acero, la Rastra. El «déessen como esculturas por un artista como Tinguely solo producen su propio
(... t Rolancl Borthes movirniE:!IlLO insensato, y su único objetivo es chirri¡H sin efecto alguno.
Entonces, aqui se coloca al hombre -dijo Mitosdelloy, 1957
el explorador,echandose hacia atrasen su Creo que hoy dla el automovil t>s En este sentido son célibes por definición, carentes de finalidad funcional,
siUn y cruzando las piernas. equivalente bastante aproxrmado de nos hacen sonreír y nos incitan al juego, porque con ello mantenemos bajo
-Si -dijo el oficial corriendo se la gorra un grandes catedrales góticas: quiero d 11 control el horror que podrían inspirarnos en cuanto distinguiéramos un
poco hacia atras y pasándose la mano por el una gran creacion de la epoca con
rostro acalorado--. Y ahora escuche. Tanto la apasionadamente por ~rtistas riesccno objetivo oculto, que forzosamente habría de ser maléfico. las máquinas
Cama como el Disenador tienen baterías consumida en su imagen, si es qu de Tinguely tienen, por tanto, la misma función que muchas obras de arte
eléctricas propias; la cama la requiere para si; uso, por todo un pueblo que se ap que han sabido exorcizar, a través de la belleza, el dolor, el miedo, la muerte,
el Olst-Mdor. para la Rastra. En cuanto el ella de un objeto perfectamente n
hombre est.; bien asegurado con las correas. B nuevo Citroen cae manifie5ta1"1ent
lo perturbador y lo desconocido.
la Cama es puesta en movimiento. Oscila con en la medida en que se presentad ent
vibraciones dímonutas y muy rápidas, tanto como un objeto superlativo. No el 1 Jean Tinguety,
Carrero de honor-Vivo
lateralme·nc como verticalmente. Usted olvidar que el objeto es el mejor p n.. r Ferrwí, Basilea, Museo
habrá visto aparatos similares en los de lo sobrenatural: hay facrlrrcnt<:' N 1 Tinguety, 1985
hospitales: pero en nuestra Cama todos los una perfección y a la vez una aus r
movimientos están exactamente calculados; origen, una clausura y una brillan! z u
en efecto, deben estar minuciosamente transforma don de la vida <'n matera
sincronizados con los movimientos de la (la materia es bastante mas magk '1'
Rastr~. Sin embargo, la verdadera cjcwción v!da) y, por último, un silencio qu 1
dt' la sentencia corresponde a la Rastra.[...] al orden de lo maravilloso. El d• ess
Un" vel que 1:1 hombre esta acostado en la tiene todas las cnr~<tNrlticas {al m '
Cama y esta comienza a vibrar, la Rastra el público está empezando a "t lbull
desciende sobre su cuerpo. Se regula unánimemente) de uno de esos :>l>jet
~utomjticomentc,clc modo que ~penas roza procedentes de otro univcr~o que allm nt. "
el cuerpo con la punta de las agujas; en la mania por lo nu,vo del sic¡lo '·""'y 1d
cuanto se establece el contacto, la cinta de nuestra ciencia ficción: el d<'CSS•· es ant
ocero se corwlcrte inmediatamente en una que rmda un mJtlVC) Nrtutllu .
398
2. La revalorización contemporánea de la materia

Para reaccionar contra esta convicción, la estética contemporánea ha


revalorizado la nateria. Una invención que tiene lugar en las presuntas
profundidades del espfritu, y que no tiene nada que ver con las provocaciones
de la realidad física concreta, es un pálido fantasma: belleza, verdad, invención,
creación no forman parte de una espiritualidad angelical, sino que tien en
relación con el universo de las cosas que se tocan, que se huelen, que cuando
caen hacen ruido, que tienden hacia abajo debido a la inevitable ley de la
gravedad, que están sujetas a desgaste, transformación, decadencia y desarrollo.
Mientras las estéticas revalorizan a fondo la importancia del trabajo <<sobre la»,
<<COn la», <<en la» materia, los artistas del siglo xx le dedican una atención
Pógino siguieme:
exclu siva, tanto más intensa a medida que el abandono de los modelos
Jackson Polloek, figurativos les empuja a nuevas exploraciones en el reino de las formas posibles.
Fu// Phantom five,
1947,Nueva York. Así pues, para la mayor parte del arte contemporáneo la materia se convierte ya
Museum of Modern Art no y solamente en el cuerpo de la obra, sino también en su fin, en el objeto del

Materia espontaneamente ni dejara de (1tn v


lu·g¡ Pareyson a cienos imentos ni tampoco evitl!a~
é~rérica, 1954 deber de penetrarla para distlngu r r lP
El ar t sta estudia amorosamenle su materia. sus poslbilidad~s.t ...: No se tratad
la explora hasta el fondo, espra su que la humanid<1d y ~spír itu•lidad de
comportamiento y reacCiones; la interroga se representa en una materia hacir•nd
para poderla dominM, la interpreta pera complejo. formado de sonidos. color
poderla domar. la obedece para poderla palobras, porque el a11c no es rcpr<
sometPr; profundiza en ella para que reve e y formación de la vida de 13 persona. r
posrbrlídad<>s latentes y ad.1ptadas no es más que rt>present,ción y !orma.r
a sus inten<ioncs; ahonda en ella p~ra de una materia. pero la matoria es: for
que ella masma sug'era nuevas e inéditas segun un irrep.. tíhle modo de forma qu
posíhlhtlddcs; b sigue para que sus la propia espilltualidad d" artista con
desarrollos naturales puedan coíncid r toda en estilo.
con las exígcncí~s de la obra que hay que
hacer; anvestiga las formas con que una larga
tradltion ha cnscilado a manipularía para
que sur,an otras Inéditas y oríginal<>s,o para
prolongarlas en nuevos desarro!los; y si la
tradición de que esta cargada la materia
parece compmmctcr su d\rCtilidad y hacerla
pesada y torpe y opaca. intenta recuperar·
su frescura virgen, tanto mas fecunda cuanto
más Inexplorada; y slla materia es nueva
no se dejarla asuswr por la audacia de ciertas
sugcrencías que parecen brotar de ella
•o2
2. LA REVALORIZACIÓN CONTEMPORÁNEA DE LA IMitERIA

Lucio Fontana, Concepto


espacio/. Esperas, 1964,
acuarela sobre tela,
colección privada
(Re/. n• 64 T 76)

discurso estético. Con la pintura llamada «informal» asistimos al triunfo de las


manchas, de las grietas, de los grumos, de las capas de pintura, de los goteos...
A veces el artista deja que actúen los propios materiales, que el color
salpique libremente sobre la tela, que el saco o el metal hablen con la
inmediatez de un desgarro casual e inesperado. De modo que parece que
la obra de arte ha renunciado a cualquier tipo de forma para dejar que el
cuadro o la escultura se conviertan casi en un hecho natural, un producto de
fa casualidad, como esas figuras que el agua del mar dibuja sobre la arena o
las gotas de lluvia graban sobre el barro. Algunos pintores informales les han
puesto a sus obras títulos que evocan la presencia de un material en bruto,
anterior a cualquier intención artlstica:macadán,asfa/tos,pedrisco, mohos,
huellas, cierras, texruras, aluviones, escorias, herrumbres, despuntes, virutas ...
Sin embargo, no podemos ignorar que el artista no nos invita simplemente
(con un mensaje escrito, por ejemplo) a que vayamos a observar por nuestra
cuenta adoquines y herrumbres, alquitranes y telas de saco abandonadas en
un desván, sino que utiliza este material para fabricar una obra y, al hacerlo,
selecciona, pone al descubierto y, por tanto, proporciona forma a lo informe,
y le pone el sello de su estilo. Solo después de haber visto una obra de arte
Página anterior: informal podemos sentirnos impulsados a explorar con ojo más sensible
Alberto Burri, también fas manchas realmente casuales, la disposición natural del pedrisco,
Soco PS, 1953,
Chtá d i Castello, el ajamiento de algunos tejidos gastados o apolillados.Y así, esta exploración
Palado Albizzlni
de fa materia y este trabajo con ella nos lleva a descubrir su secreta belleza.

405
3. El objet trouvé 4. De la materia reproducida a la industrial,
a la profundidad de la materia

Otras veces el artista no halla, sino que reproduce personalmente el trozo


En este mismo sentido hay que interpretar la poética del objet trouvé (o reody
mode), como ya habían propuesto a comienzos de siglo artistas como de calle o los graffiti de la pared, como en el caso de las pavimentaciones de
calles de Dubuffet y de las telas estropeadas por borrones infantiles de
Duchamp. El objeto tiene una existencia independiente, pero el artista actúa
como el que, paseando por una playa, descubre una concha o una piedra Cy Twombly. En este caso la operación artística es más evidente: el artista
rehace con scientemente y con técnica refi nada lo que ha de parecer casual,
pulida por el mar, se las lleva a casa y las coloca sobre una mesa, como si fueran
objetos de arte que revelan su inesperada belleza. Así se han «elegido» como mate 1a " , ..ta 1 r J • Otras veces, la materia no es ni siquiera natural.
sino que es ya un residuo industrial o un objeto comerci al que ha acabado
esculturas un aparato para escurrir las botellas, una rueda de bicicleta, un cristal
de bismuto, un sólido geométrico antes usado con finalidad didáctica, un vaso su ciclo y ha sido recuperado del cubo de la basura.
deformado por la acción del calor, un maniquí, e incluso un mingitorio.
No cabe duda de que en la base de estas operaciones de selección existe
un propósito provocador, pero también existe la convicción de que todos
los obj etos (Incluso el más indigno) presentan aspectos formales a los
que raramen te prestamos atención. En el momento en que son aislados,
«encuadrados», ofrecidos a nuestra contemplación, estos objetos se cargan
de significado estético, como si hubieran sido manipulados por la mano de
un autor.

Maree! Duchamp,
Fuente, 19S9, Parfs,
Museo NadonaJ
de Ane Moderno,
Centro Georges •
Pompidou •
• Cy Twombly,
Sin tirulo, 1970,
Houston.
The Menil Collection

Materia en ~stado bruto dlota n de sus relaciones con la


André Peyre Marldl3rguc~ hum tnrda<! . .. Se trat• de esa n'at
ordinar a qu~ se encuentra ulrectamcn ...
•••
... . De buffer. ou lepo 'nt exrreme 1956
Pam simplificar obsNvt 10 '1" 10 que le b. o nuesrros p e y qu~ • veccH~ pega a
gusta sob ~,todo n ~a t1 rra es (¡u es a las su• • .<.le esa especie d: muro"''' zontal
comun y drl,,nda mas que <udlqulerotro (OS lu se plano QtH~ nos sost •nc y que= es ,,,n
en el mundo. y que" .:a-rsa el" • t.• vulg r dad vu 9tl'" que escapa a t~ vision~ excepto
a memrdo ha cl~sanim~do rlos hombres qu<> ~~~los casos d • e< fuerzo prolongado.
solo le cchilfl.,, ur '" mlr~da tlistr.)id,,. rorque Esan~rttPrlrJ de la que podri?. Jettr<;e QL *"
110 \e 1r~1a en absoltoto del concepto id·~"' no hay nad' rnas concneto, porqu~ no
de la tierra o de su inspir~cion !.t·nliiJ)en~,,l, h'brf•rnos e •sc~du nunca de despreciad
que: inspiran ,J nlf1nudG r~ loe; ~ith1oS y ;1 lo\ r.m ) dll f1clos dflld arqtut~ctula.
407
406
NOW MES PETITS..
POUR LA Fr?ANCE/
A la Izquierda: César, por ejemplo, comprime, deforma y expone el metal retorcido d e
Andy Warhol, un viejo radiador de automóvil, Arman llena una arqueta tra nsparente con
Campbe/1~ soup Can J,
1960, Aquisgrán, viejas gafas amontonadas, Rauschenberg pega sobre la tela un respaldo d e
NPue Galeñe,
silla o li:! e~rer a de un reloj, Liechtenstein copi¡¡, .:~tamañ o gigante y con la
colección Ludwig
máxima fidelidad, una viñeta de un viejo cómic, Andy Warhol nos propone
Ala derecha:
Roy Lichtenstein, una lata de Coca-Cola o de sopa ...
Crakl, 1963·1964. En estos casos el artista se convierte en portavoz de una irónica polémica
The Estate of Roy
Uchtenstein contra el mundo industriali zado que lo rodea, expone los hallazgos
arqueológicos de una contemporaneidad que se consume diariamente,
petrifica en su irónico museo las cosas que vemos todos los días sin darnos
cuenta de que funcionan como fetiches a nuestros ojos. Pero al hacer esto,
por feroz o irónica que sea su polémica, nos enseña también a amar estos
objetos, nos recuerda que también el mundo de la industria tiene «formas»
que pueden transmitirnos una emoción estética.
Una vez acabado su ciclo de cosas destinadas al consumo, una vez convertidos
en soberanamente inútiles, es tos objetos son en cierto modo redimidos de
Pdgino anterior;·
César_. Compresión, su inutilidad, de su «pobreza», incluso de su miseria, y revelan su inesperada
1962, Paris, belleza. Finalmente, hoy en día, las sofisticadas técnicas electrónicas nos
Centro Georges
Pompidou permiten incluso descubrir aspectos formales inesperados en el fondo de la
P6ginos siguientes: materia, como ant es admirábamos al microscopio la belleza de los cristales
Conjuntos de de nieve.
Mandelbror,
de Heinz-Ollo Peitgen Nace así una nueva forma de objet trouvé, que no es un objeto artesanal
y Peter H. Richter, o industrial, sino algo profundo de la naturaleza, una t extura invisible al oj o
Lo belleza de los
fractales, Turín, 1987 humano. Es la nueva «estética de los fract ales>>.
408 409
Puede suceder que los in térpretes del futuro, mirando t ambién «desde
lejos», consideren que hay algo realmente característico del siglo xx ,
y que den la razón a Marinetti, por ejemplo, diciendo que la Niké de
Samotracia d el siglo recién conclu ido era un hermoso coc he de carreras,
olvidando tal vez a Picasso o a Mondrian. Nosotros no pod emos mirar
desde tan lejos; podemos conten ta rnos con dest acar que la pri mera mit ad
del sig lo xx, y a lo sum o los años sesent a de ese siglo (luego será más diffci l), 2. La vanguardia o la belleza de la provocación
es el escenario de una lucha d ra mática entre la belleza de la provocación
y la belleza del consumo.

Man Ray. La belleza de la provocación es la q ue proponen los di stintos movimientos


Venus resrourodo,
1936,Milán, rt)~~~.· de vanguardia y del experi mentalismo artístico: del fu turism o al cubismo,
cole<:ción Schwarz
;~. del expresionismo al surrealismo, de Picasso a los grandes maestros del

~~
-· '·:·'.
arte i nformal y otros.
El arte de las van guardias no pl antea el problema de la belleza. Se
• .•
. -
,

' sobreentiende, si n duda, q ue las nuevas imágenes son artísticamente <<bellas»
J] ~· y han de proporcionar el mismo pl acer procu rado a sus contemporáneos
por un cuadro de Giotto o de Rafael, precisamente porque la provocac ión
vangua rdista viola todos los cá nones est éticos respetados hasta ese
momento. El arte ya no se propone proporcionar una imagen de la belleza
natural, ni pretende procurar el placer sosegado de la contemplación de
formas armónicas. Al contrario, lo que pretende es enseñar a interpretar el
mundo con una m irada distinta, a disfrutar del retorno a modelos arcaicos o

A la izquJerdo:
Glno Severini,
Lo b(Ji/orino obsesiva,
1911 ,Turín,
colecdón privada

A lo derecho.:
Pablo Plcasso,
Los señoritas de Aviñón.
1907. Nuev aYork.
TheMuseum
of Modem Air.

414 415
Pdgino onrerior:
Kazimir Malevkh,
exóticos: el mundo del sueño o de las fantasías de los enfermos mentales, las
Cuadrado negro visiones inducidas por las drogas, el redescubrimiento de la materia, la nueva
y cuadrado ro¡o,
191S, Nueva YOtk. propuesta alterada de objetos de uso en contextos improbables (véase nuevo
TheMuseum objeto, dadá, etcétera), las pulsiones del inconsciente...
ofModemArt
Solo una corriente del arte contemporáneo ha recuperado una idea de
armonía geométrica que puede recordarnos la época de las estéticas de
la proporción, y es el arte abstracto. Rebelándose contra la dependencia
tanto de la naturaleza como de la vida cotidiana, el arte abstracto nos ha
propuesto formas puras, desde las geometrías de Mondrian a las grandes
telas monocromas de Klein, Rothko o Manzoni. Pero quien haya visitado
una exposición o un museo en los últimos tiempos con toda seguridad
habrá escuchado a personas que, ante un cuadro abstracto, se preguntan
<<qué representa» y protestan con la inevitable pregunta «Pero ¿esto es
arte?».Por consiguiente, este retorno «neopitagórico» a la estética de~as
proporciones y del nllmero se produce en contra de la sensibilidad com ún,
en contra de la idea que el hombre corriente t iene de la belleza.
Existen, por último, muchas corrient es del arte con temporáneo (happenings,
actos en que el artista corta o mutila su propio cuerpo, implicaciones del
público en fenómenos luminosos o sono1o)) en Id~ que parece que bajo
el signo del arte se desarrollan más bien ceremonias de sabor ritual no
muy diferentes de los antiguos ritos mistéricos, cuya finalidad no es la
contemplación de algo bello, sino una experiencia casi religiosa (aunque
de una religiosidad primitiva y carnal) de la que los dioses están ausentes.
Por otra parte, de carácter mistérico son las experiencias musicales de
enormes multitudes en las discotecas o en los conciertos de rack, donde
entre luces estroboscópicas y sonidos ensordecedores se practica una
forma de «estar juntos» (a menudo acompañada del consumo de sustancias
estimulantes) que puede parecer incluso «bella» (en el sentido tradicional
de un espectáculo circense) a quien la contempla desde fuera, aunque no
es así como la viven los que están inmersos ella.los que participan en ella
podrán hablar incluso de una «hermosa experiencia», pero en el sentido en
que se habla de un buen baño, de una buena carrera en moto o de un coito
satisfactorio.

4 16
417
3. La belleza de consumo

Nuestro visitante del futuro no podrá evitar hacer otro curioso descubrimiento.
Los que acuden a visitar una exposición de arte de vanguardia, compran
una escultura «incomprensible» o participan en un happening van vestidos
y peinados según los cánones de la moda, llevan vaqueros o ropa de marca,
se maquillan según el modelo de belleza propuesto por las revistas de moda,
por el cine, por la televisión, es decir, por los medios de comunicación de
masas. Siguen los ideales de belleza del mundo del consumo comercial, contra
el que el arte de las vanguardias ha luchado durante más de cincuenta años.
¿Cómo hay que interpretar esta contradicción? Sin pretender explicarla:
es la contradicción tfpica del siglo xx. El visitante del futuro deberá
preguntarse, por tanto, cuál ha sido el modelo de belleza propuesto por los
medios de comunicación de masas, y descubrirá que se ha producido una
doble censura a lo largo del siglo.

Twiggy

PdgiM siguiente:
Greta Garbo

Páginas 420-413:
Ri ta Hayworth,
Grace Kelly;
8rígitte 8ardot
Audrey Hepburn,
Marlene Dietrich,
Anita Ekberg

418
l . LA BELLEZA DE CONSUMO

A lo itquierda:
JohnWayne
en Eldorodo.
de Howard Hawks,
1967

A la derecha:
Fred Aslaire y Ginger
Rogers en Sigamos
a lo floto, de Mark
Sandrich, 1936

La primera se produce entre un modelo y otro en el transcurso del mismo


decenio.Veamos tan solo un ej emplo: el cine propone en los mismos años
el modelo de mujer fatal encarnado por Greta Garbo o por Rita Hayworth,
y el modelo de «la vecina de al iado» personificado por Claudette Colbert
o por Doris Day. Presento como héroe del Oes te al fo111iuo y sumamente
viril John Wayne y al blando y vagamente femenino Dustin Hoffman. Son
contemporáneos Gary Cooper y Fred Astaire, y el flaco Fred baila con el
rotundo Gene Kelly. La moda ofrece trajes femeninos suntuosos como los
que vemos desfilar en Roberto, y al mismo tiempo los modelos andróginos
de Coco Chanel. Los medios de comunicación de masas son totalmente
democráticos, ofrecen un modelo de belleza tanto para aquella a quien
la naturaleza ha dotado ya de gracia aristocrática como para la proletaria
de formas opulentas; la esbelta Delia Scala constituye un modelo para
la que no se corresponde con el tipo de la exuberante Anita Ekberg; para
el que no posee la belleza masculina y refinada de Richard Gere, existe la
fascinación delicada de Al Pacino y la simpatía proletaria de Robert De Niro.
Y, por último, el que no puede llegar a poseer la belleza de un Maserat i
puede optar por la belleza proporcionada del Mini Morris.
La segunda cesura divide el siglo en dos partes. A fin de cuentas, los ideales
de belleza a los que se remiten los medios de comunicación de los primeros
sesenta años del siglo xx evocan las propuestas de las artes «mayores».
Página anterior. Damas de la pantalla como Francesca Bertini oRina de Liguoro son parientes
CaryGrant,
Ma,·lon Brando
próximos de las lánguidas mujeres de D'Annunzio; las mujeres que aparecen
Ja111es Dean en los carteles publicitarios de los años veinte o treinta evocan la belleza
Marcello Mastroianni filiforme del estilo floral, del Liberty o del Art Déco.

425
Alex Raymond,
Flash Gordon,
Lo destrucción
de/ mundo,
detalle del cómic, 1974

Página siguiente: En la publicidad de diversos productos se nota la inspiración futurista,


Los Beatles en
una ilustración cubista y también surrea lista. Los tebeos de Little Nemo están inspirados en
de Heinz Edelmann el Art Nouveau, mientras que el urbanismo de otros mundos que aparece
Yellow Subt¡rarine,
~!;>Subantms Lld. en Flash Gordon recuerda las utopías de arquitectos modernistas como
Sant'Eiia, e incluso anticipa las formas de los futuros misiles. Los tebeos
de Dick Tracy manifiestan una lenta adaptación a la propia pintura de
vanguardia. Y en el fondo basta seguir a Mickey Mouse y a Minnie, desde
los años treinta hasta los años cincuenta, para ver cómo el dibujo se adapta
al desarrollo de la sensibilidad estética dominante. Pero cuando por un lado
el pop art se apodera, como arte experimental y de provocación, de las
imágenes del mundo del consumo, de la industria y de Jos medios de
comunicación de masas, y por el otro Jos Beatles revisan con gran sabiduría
incluso formas musicales que proceden de la tradición, el espacio entre arte
de provocación y arte de consumo se reduce. No solo eso, sino que sí parece
que existen aún dos niveles entre arte «culto» y arte «popular>>, el arte culto,
en ese ambiente que se ha llamado posmoderno, ofrece al mismo tiempo
nuevas experimentaciones más allá de Jo figurativo y retornos a lo fig urativo,
como revisiones de la tradición.
Por su parte, los medios de comunicación de masas ya no presentan
un modelo unificado, un ideal único de belleza. Pueden recuperar, incluso
en una publicidad destinada a durar tan solo una semana, todas las
experiencias de la vanguardia y ofrecer a la vez modelos de Jos años veinte,

426
)(VIl. LA BELLEZA DHOS MEDIA

Daryl Hannah y Rutger


Hauer en Blode Rvnnet

treinta, cuarenta o cincuenta, llegando incluso al redescubrimiento de


formas ya en desuso de los automóviles de mediados de siglo. Los medios
proponen de nuevo una lconografra decimonónica, el realismo fabuloso,
la exuberancia de Md e West y Id 91<lcid an oréxil:.i:l d~ li:l~ últimets rnod~l os, la
belleza negra de Naomi Campbell y la nórdica de Claudia Schiffer, la gracia
del claqué tradiciona l de A Chorus Une y las arquitecturas fu turistas y gélidas
de 8/ade Runner, la mujer fatal de tantas transmisiones televisivas o de
Pagino siguiente: tantos mensajes publicitarios y la muchacha con la cara recién lavada
Ung (fotografiada por
Richard Avedon para el al estilo de Julia Roberts o de Cameron Diaz, ofrecen Rambo y Platinette,
calendario Pirelli 1997) o un George Clooney de cabellos cortos y los neocyber con el rostro
Naomi Campbell
(fotografiada por metalizado y el cabello transformado en una selva de cúspides coloreadas
Terence Oonovan para o pelados al cero. Nuestro explorador del futuro ya no podrá distinguir
el calendario Pirelli 1987)
Dennis Rodman el ideal estético difundido por los medios de comunicación del siglo xx
Kate Moss (fotograf.ada
en adelante. Deberá rendirse a la orgía de la tolerancia, al sincretismo total,
por Herb Ritts para el
calendario Pirelli 1994) al absoluto e imparable politeísmo de la belleza.

428
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de María Pons lrazazábal). Grande antología filosofica, vol. v, lrazazábal). lrazazábal). Izquierdo Ramón).
433
43l
Índice de autores índice de artistas

Abbot, Berenice E/Jnfiemo, 130, 1S1 Clouet, Jean


Addison, Joseph, 255 Hildegarda de Bingen, 114 Salomón, 156 )oyce,354 Parafso, 1 50 Retrato de Francisco 1, 202
Alberti, Leon Battista, 180 Hobsbwam, Eric John Ernest, 362 Schiller, Friedrlch, 289, 297
Alembe rt,Jean·Baptiste d: 255 Hogarth,William,2S7 Schlegel, Friedrich,304, 317 Aghion Janine, Botticelli, Sand ro Corot, Jean·Baptiste Camille
Alighie<i,Dante. I09, 114,129,171, Homero,38 Scudery, Madeleine de, 261 The Essence of the Made of the Day, 372 Alegorlo de lo primavera, 18S Lectora con corono de flores, 31 o
174·175 Hugo, Víctor, 302 Sempronio, Giovan Leone, 389,397 Nacimiento de Venus, 91
AI-Kindi, 104 Hugo de San Víctor, 12S. 143 Aldrovandi, Ulises Madonna del Magnífteat, 176 Correggio, Antonio Allegri, llamodo il
Seudo·Dionisioel Areopagita, 103·104 Donae, 196
Annunzio, Gabriele d;302, 332,340 Hu me, David, 24S, 247,276 Seudo-longino, 278-279 Animal africanum deforme, 152
Aristóteles, 281 Hutcheson, Francis, 267 Boucher, Fran~ois fo,223
Shakespeare, William, 233,301
Ami m, Ludwig Joachim,llomado Huysmans. Joris·Karl, 340,343,345 Shelley, Mary Wollstone, 272 Arcimboldo, Giuseppe Desayuno, El, 253
Achím von, 297 Isidoro de Sevilla,82, 111 Verano, El, 221 Cortona, Pietro Berrettini da
Shelley, Percy 8ysshe, 285, 288, 312, Soullée, Étienne·Louis Cortona, llamado Pietro da
Ba rbey d'Aurevilly, Jules Amédée, 331 Jenofonte, 48 324 Triunfo de la divino Providencia, 230· 231
Barthes, Roland, 398 Joyce, James, 354 Arpo, Guariento di Cenotafio de Newton, 266
Ste rnberger, Dolf. 369
Baudelaíre, Charles, 301·302, 331,334, Kafka, Franz, 397 Swinburne, Algernon Charles, 343 Angeles en formación acorazados
y armados, 124 Bradford, William Cossa, Francesco del
336, 345, 347·348 Kant, lmmanuel, 133, 240,264, 295.312 Tasso, Torquato, 288,324 Sermírsiollk, 295 Abrí/, 186
Bembo, Pietro, 216 Keats,John, 315 Teognis, 39
Bernardo de Claraval, 149 Lacios, Fran~ois Choderlos de, 272. 304 Teón de Esmirna, 62 Bronzino, Agnolo Torl,llamado 11 Courbet, Gustave
Blake, William, 382 Lapo, Gianni, 170 Baldung, Hans, también llamado
Tesauro, Emanuele, 229 Grien Alegorla de Venus, 11 Seiiorfta sa orillas del Sena, 332
Boccacclo, Giovannl, 108, 160 Leonardo da Vinci, 178 Tomás de Aquino, 88·89, 100 Tres edades de la mujer y la muerte, Lorenzo de Médicís, 200
Boecio, 62, 77 l eopardi, Giacomo, 267 Troyes, Chrétien de, 106 Retrato de Lucrecío Panclatlchi, 215 Couture, Thomas
Las, 194
Bonaparte, Napoleón, 306 liutprando de Cremona, 387 Valéry, Paul, 345 Romanos de la decadencia,Los, 331
Bren tan o, Clemens von, 297 l orrain, Jean, 343 Va lle, Federico della, 232 Barbari, Jacob Walch, llamado Bruegel, Pieter
Buenaventura de Bagnorea, 6 2, 82, Lorris, Guillaume de. 106, 126 Ventadorn, Bernart de, 163 Jacopo de' Banquete nupcial, 204 Cranach, Lucas
129,133 Mallarmé, Stéphane, 348 Verlaine, Paul, 331, 348 Retrato de fray Luca PacioU y un joven Caída de los ángeles rebeldes, La, 149 Venus y Amor que lleva el panal
Burke, Edmund, 97,257, 292·293 Manzoni, Alessandro, 306 Vitrubio, 75 desconocido, 66 demiel,93
Burne t,Thomas, 284 Marine tti, Filippo Tommaso, 396 Vivlen, Renée, 331 Burlington, Richard Boyle, lord
Cammarano, Salvatore, 325 Marino, Giambattista, 232, 324 Wilde, Osear, 335-336, 340, 345, 34 7 Beardsley, Aubrey Chlswlck House, 242 Crivelli, Cario
Carduccí, Giosué, 170, 393 Meun, Jean de, 106, 126 Winckelmann, Johann Joachlm, 38, 47, Juan y Salomé, 344 Arcángel san Miguel, 146
Castiglione, Baltasar de, 212, 217 Miguel Angel, Michelangelo 251 Surne-Jones, Edward
Cavaleonti, Guido, 166 Guonarroti, llamado, 4 01 ZoiD, Cmile, 34~ Deeto Angélico, Guido di Pietro, Princesa encnrlPMrin,l a, 352
Cervantes Saavedra, Miguel de, 212 Milton, John, 324 llamado David, Louis
Coleridge, SamuelTaylor, 295 Monta le, Eugenio, 383 Coronación de la Virgen, 127 Burri, Alberto Muerte de Marat, La, 248
Colonna, Francesco, 187 SacoPS,404 Retrato de losesposos Lavoisier, 254
Nietzsche, Friedrlch Wilhelm, 55·56, 58 Retrato de modome Récamier, 262·263
Defoe, Daniel, 261 Nova lis, Friedrich,barón von Beato de Liébana
Delacroix, Eugene, 324 Hardenberg,llomado. 312 Apertura del pozo del abismo
Dicke ns, Charles, 329 y salida de los langostas, 98,101, Canova, Antonio De gas, Edgard
Pareyson, luigi,402 A]enjo,341
Diderot, De nís, 255 Pater, Walter, 353 120,132,148 Gracias, Los, 246
Escoto Eriúgena,Juan,85, 104 Péladan, Joseph, 34S Jefes de las doce tribus de Israel, 78
Caravagglo, Michelangelo Merisi, Delacroix, Eugene
Euripides, 39 Petrarca, Francesco, 109 Libertad guiando o/pueblo, La, 314
Fayeue, Marie·Madeleine Pioche de Beato del Burgo de Osma, llamado el
Pieyre de Mandiargues,André,407 Cabeza de medusa, 214 Muerte de Lora, Lo, 320
la Vergne,Jfamodo madarne de la, Pitágoras. 62 Mapamundi, 138
Conversl6fl de san Pablo, 205 Muerte de Sardonápalo, 302
222,224 Platón,38,41,49,51,67, 75,132 Mujeres de Argel, 308
Sellinl, Giovanni Santo Mor/o Magdalena, 213
Ficino,Marsilio, 184,389 Plinio el Voejo, 75
Filolao,62, 72 Plotino, 103, 184 Muchacha en el bañe, 188
Castle, Philip Delvllle, Jean
Fiorenzuola,Agnolo, 217 l'tutarco,82 Calendario Pirelli, 1S Escuela de Piarán, Lo. 322·323
Bernini, Gian Lorenzo
Folgore, Luciano, 396 Poe, Edgar Allan, 284
Foscolo, Ugo, 284,293,301, 304,306, ~xtosis de sama Teresa, 235 Domenichino, Domenico Zampieri,
Polo. Marco, 108, 142 Cellarlus, Andrea
314, 318·319 Ponte, Emanuele Conegliano,l/omodo Blanche, Jacques Émile Harmonía Macrocosmlca. 96·97, 22S llomadoil
Friedrich, Caspar David, 293 Lorenzo da, 257 Retrato de Morcel Proust, 355 Diana cazadora, 196
Galeno, Claudio, 75 Pucci, Giambattista, 232 César
Gautier, Téophile, 343 Rlchardson,A. E., 365 Boldini, Giovanni Compresión, 408 Doré, Gustave
Giacomo da lentinl, 108 Rimbaud, Arthur. 336,350 Barriadas londinenses, 330
Conde Robert de Momesquiou·
Goethe,Johann Wolfgang, 308, 319-320 Rosenkranz, Karl, 135 Fesénzac, 335 Cézanne, Paul
Gracián, Baltasar, 229 Rossettl, Dante Gabriel, 175 Manzanasy galletas, 3S9 Duchamp, Maree!
Grossatesta, Robe rto, 127·1 29 Rostand, Edmond, 170 Escurrebotellas, 377
Borromíni, Francesco
Guillermo de Auvernia, 133 Rousseau, Jea n-Jacques, 237 Interior de la cúpula de Sant'lvo alla Chassérieau, Théodore Fuente,406
Guille rmo de Conches, 82 Doshermanas, Las, 316 Rueda de bicicleta, 377
Ro ussel, Raymond, 397 Sapienza, 228
Hales, Alejandro de, 149 Rudei,Jaufré, 161, 168
Hegel, Georg Wilhelm Friedrlch, 135, Sosco, Hieronymus Van Aeken, Chardln,Jea n-Baptlste Siméon oudovlch, Marcello
Sade, Donatien Alphonse Fran~ois, Boceto para la publicidad del modelo SOS
315,318 marqués de, 240 llamado el Muchacho con una peonza, 240
Heine, Heinrlch, 169 Jardín de las delicias: Pompodejabán, La, 276 Balilla,372
Safo, 47
43S
434
Dure ro, Alberto Géricault, Théodore Retrato de Jane Seymour (Joven Bautismo de Cristo, 128 Miniaturista lombardo Pi ero del! a Francesca
Autorretrato con pelliza, 219 Bolsa de lo medvsa. La, 321 o Viejo), 207 Historio Plontarium, 121 Retablo de Btero (Sagrada
Melancolía 1, 227 Enero,1 18
Infierno. El. 137 conversación). 68
Portula óptica, 87 Ghirlandaio, Oomenico Bigordi, Honnecourt, Villard de Visitación, Lo, 100 Mirón Retrato de Federico de Monrefelrro, 201
Tabla antropométrica. 81 llamado Oomenico Águila móvil para atril, 386 Mayo. 105 Discóbolo, 44
Retrato de joven domo, 181 Modelos de dibujo. Estudios dt cabezas. Piranesi, Giovanni Battista
Septiembre, 107
de hombre y de caballo, 86 Modena, Giovannl da Prisioneros sobre una ploroforma
Edelmann, Hein~ Ghyka, Matila C. colgante, 291
Beatles,Los, 427 Liotard, Jean-Étienne Infierno, 134
Relación entre lo gamma pitog6rko
y las intervalos entre columnas de los Bella chocolatera, La 252
lngres,Jean·Auguste.Oominique Moría Adelaido de Francia vestido Mondrian, Pieter Cornelis Policleto
Escuela de Fontalnebleau templos griegos, 65 Condesa Hanssonville, Lo, 309 Doríforo. 74
a la turca. 259 Mondriaan,llamada Piel
Gabriel/e d ·Estrées con una de sus
Composición con rOía, omorillo, negro,
hermanas, 175 Giorgione, Giorgio da Castelfranco, Poli oc k, Jackson
Lisipo azul y gris, 90
llamado Jones,AIIen Fu// Phontom five,403
Escuela flamenca Estatuilla de Aleíandro cazador, 54
Oobleretroto,218 Calendario Pirelli, 15 Monet, Claude
Cabeza de Medusa, 301 Tempestad, Lo, 197 Pintor de Kleofrades
Longhi, Pietro Falca, llamado Catedral de Rouen, 356
Venus dormida, 189 Dionisia entre sátiros y ménades, SS
Pietro
Kauffmann, Angellca Foyer,E/,270·271 Morandi, Giorglo
Fabre, Fran~ois·Xavier Gira u d. Charles Autorretrato, 258 Pintor de Medias
Notvralezo muerto, 378
Retrato de Fosco/o, 300 Enfermo febril en el campo romano, 313 Hydria. Rapto de las hijas de Leucipo
Kircher, Athanaslus Maestro de San Martino Moreau, Gustave por los dióscuros. 57
Fabriano, Gentile da Goya y Lucientes, Francisco Dragón, 152 Venus adorada por seis amantes Aparición, Lo, 337
Adoración de los Magos, 11 2 Satvmo devorando a su hijo,273 Linterna mágica, 390 Praxíteles
legendarios, 162
Sveño de lo rozón produce monstruos, Hermes con el pequeño Dionisos
Fantin·Latour, Henri E/,268 Klimt, Gustave (copia),47
Rincón de la mesa, El, 348 Maestro del mariscal de Nittls, Gluseppe de
Salomé,347 Boucicault, Pasa el rren, 393 Venus de Cnido (copia),47
Grise,Jean de (escuela de)
Fidias Libro de las maravillas. 142
Ofrecimiento del corazón, El, 164 Kouros
Relieves del Partenón, 45 Amante ofrece plato a su dama, Un, 165 Estatua de Kroisos, 36 Raba no Mauro
Maliévich, Kazimir Severínovich Oldenburg, Claes
Cuadrado negro y cuadrado rojo, 416 Spoonbrldge. 379 De /audibus sanctae crucis, 79, 80
Fontana, Lucio Guarini,Guarino
.
Concepto espacial·Esperas, 405

Fragonard,Jean Honoré
Camisa quitada, La. 198
Interior de la cúpul~ de la capilla
de l S~nto Sudario, 228
Labrouste, Henri
Cubierta de la Biblioteca Nacional
de Francia, 364
Manet, ~douard
Merienda campestre, La. 199
Olimpia, 339
Palladio, Andrea di Pietro dalla
Gondola,llomado
í untro elemenros. las cuatro
estaciones... , Los, 60

Rafael
Guimard, Hector Germain Sala de lectura de la Biblioteca Iglesia del Redentor, 95 Escuela de Arenas. Lo, 226
Columpio, El, 238 Retrato de Stéphane Mal/armé. 349
Estación del metro de Parls, 360 Nacional de Francia, 365 Vil1o Rotonda. 69 Retrato de joven mujer, La Fornarina, 209
Coreso y Calliroe, 241
Lectora, La, 277 Melzi, Francesco
Latour, Maurlce Quentin de Floro,178 Palma el Viejo, lacopo Nigretti, Ralmondi., Marcantonio
Hackert,Jakob Phillipp Retrato de modome Pompadour llamado Procesión de los brujas, Los, 222
Friedrich, Caspar David Goethe en Roma visita el Coliseo, 249 consultando la Enciclopedia, 239 Ninfa en un paisaje, 92
Abadia en el bosque de encinas. 286·287 Memling, Hans
Rey David espío o Bersabé, El, 155 Ramelli,Agostino .
Acantilados en ROgen, 274 Haye~, Francesco La Tour, Georg es de Diversos e ingeniosas máqumos del
Caminante en un mar de niebla, 283
Pannini, Giovannl Paolo
Beso. El. 305 Mogdolenopenitente,Lo,100 Galería de viscos de lo antigua Romo, capitón Agosríno Romel/i, 391
Luna sobre~ mor, La, 296 Avtorretrotocon tigres y leones,318
Mengin, Charles· Augu.ste
Naufragio, 282 Safo, 298 247
~agdaleno penitente. 303 Leonardo da Vinci Ray,Man
Ultimo adiós de Julieto y Romeo. El, 327 Bella Ferroniere, La, 203 Meyer, Adolf de, Paré, Ambroise Venus restovroda, 414
Füssli,Johann Heinrlch Doma con armiño, 192 Vas/av Nijimski y las ninfas, 413 Mono artificial, 392
Desesperación del aniMo ante la grandeza Herón de Alejandría Esquema de las proporciones del cuerpo Raymond, Aiex
de los fragmentos antiguos, Lo, 250 Movimientos ortífKi9sos, Los, 385 humano,81 Flash Gordon,lo destrucción del mundo,
Pesadilla, Lo. 289 Miguel Angel, Michelangelo Parmlglanino, Francesco Mazzola,
Manuscrito 8937,389 Buonarroti, llamado llamado el 426
Titanio abraza o Bottom, 319 Hildegarda de Bingen Septuoginta duarum bosium vacum, SO Esclavo que se despierta, 400 Autorretrato once el tspejo, 220
Creación con el Universo y el Hombre Viginrisex bosiurn eleva rus vocuus, 67 Renoir, Auguste
Estudio para la sala de Jos libros raros
cósmico,Lo,11 4 Virgen de las rocas, Lo, 179 Paxton, Joseph Bañista rvbio, La, 357
Gaffurio, Franchino de la biblioteca Médicis, 65
Ycocedron obscisus solidvs, 50 Crystal Palace, 366
Tablo,62 Hine,Lewis Richter, Peter H.
Experimentos de Pitágoros sobre las Powerhouse Mechan/e, 383
Millais, John Everett
Lichtenstein, Roy Ciega, La, 3 51 Peitgen, Hein~·Otto Conjuntosde Mandelbrot, 41041 1
relaciones entre los sonidos, Los, 63 Crok/,409 Ofe/io,307 Conjuntos de Mondelbrot, 41 0·411
Hogarth, William Romney, George
Gaudf 1Cornet, Antonl Sirvientes de la cosa Hogorth, Los, 256 Ligo~zi, Jacopo Retrato de lady Hamilton vestida
Parque Güeil, 374 Millet,Jean·Fran~ois Petrus Cristus
Víbora con cuerno y víbora de Avicena, 153 Angelus, El, 338 Retrato de joven dama. 187 de Circe. 265
Holbeín el Joven, Hans
Gauguin, Paul Embajadores. Los, 216 Limbourg,hermanos de
Alw ou feu?, 13 Miniaturista de la corte angevina Picasso, Pablo Rore, Caffaro
Enrique VIII. 200 Abril,1 19 Setioritos de Avillán, Las. 41 5 Publicidad para el Ardita, 395
Música y sus cultivadores, Lo. 113
436 437
Rossetti, Dante Gabriel Van de Velde, Henry
Beata Beatrix, 328 Almacenes Habana, 371
Lady Ulith, 343
Sueño de D<lnre, El, 172-173 Van Eyc.k, Jan
Virgen del canciller, 182
Rubens, Pieter Paul Van Gogh, Vincent
Aurorrerraro con lsabe/Brandr, 211 Noche esrrellada, 358
Elena Fourmenr como Afrodita, 21 O
Velázquez. Diego
Russel, John Venus del espejo, 198
Luna,266
Veneto, Bartola meo
Flora, 177
Saloman de Caus
Roisons des (orces mouvantes, Les. 388 Vermeer,Johannes
Lechera, La, 205
Sanmartino,Giuseppe
Cristo cubierto con velo, 233 Verrocchio,Andrea di Clone,
llamado Andrea del
Sargent,John Monumento a Bartolomeo Colleoni, 205
El/en Terry en el papel de lady Macbeth,
326 Vitrubio
Teatros giratorios deCurión, Los, 384
Schawinsky, Xantl
Calendario Olivetti, 376
Warhol, Andy
Schinkel, Karl Frledrlch Campbell'soup Can/, 409
Ciudad medieval junto a un rlo, 285 Mao,379
Puerta en/a roco, La, 311 Marllyn en turquesa, 379

.
S~v~rini, Gino
Bailarina obsesiva, La, 415
Steen,Jan
Watteau,Jean-Antolne
Embarque para la isla de Citera, 234

Welby Pugln,Augustus
Mesa de los niños, La, 208 Interior neogótico, 367
Sofd gótico, 361
Steinchen, Edward
GretaGarbo,419 Wolf, Caspar
Puente del diablo, El, 280
Tinguely, Jean Wolfers, Philíppe
Carrera de horror-Viva Ferrarl, 399 Ldmpara elécrrico, 368
Tlschbein, Johann Heinrich Wright, Frank lloyd
Wilhelm Casa de la Cascada, 37 S
Goethe en la campiña romana, 245
Tiziano, Tiziano Vecellio, llamado Zoffany, Johann
Amor sagrado y amor profano, Charles Townley y sus amigos en la
190- 191 TownleyGallery,236
Flora,195
Venus de Urbino, 189

Tura,Cosimo,//amada Cosme
Primavera, 183

Twombly,Cy
Sín rltulo,407

Uccello, Paolo di Bono, llamado


Paolo
San Jorge y el dragón, 153

438

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