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com/
HTSTORTA
DELA
BELLEZA
A CARGO DE
UMBERTO
ECO
DE BOLSILLO
Esc.lblo proadeccn od.>pQCJonesy ~ciejCJ>.IIDm
Í'\DICE
"*m.SionotSutt' -'<od<Jf~e.aatg<>de UmbMo ~
jli'O(á¡cldo pcr Motto on U.. eo 20ilL
Introducción 8
Los lblO> !Onde UmbonoEco(nmcb;ciónycap/tuiO>J-4. 5.6,11.
I).!S, 16y I~Gio'oiMnode~(apótulos 1.2.7,11,9,10.
ll y 14) <¡u< "' han encargado de los textos de luntologl.l Tablas comparativas Venus desnuda 16
H.m coloburlldo en ti CO.Rom: Adonis desnudo 18
Oan<o SlngQr, COOfdlnación gef'teral
Margherltn MlJrdHls.tll,coordinación editorial Venus vestida 20
Aona11a 01Fa,lo,proy<Kto
l~orlzons UnllmltC<hdMng Adonis vestido 22
Han colaborado en la edición de esta obra: Rostro y ca bellera de Venus 24
Polystvdlo. proyqc¡o gr~nco
M na Mor,.l.orii$SO,COOrd.nación de la redac~.Sn Rostro y cabellera de Adonis 26
~lna Aotonclo, redacó6n
S..f910 Donlottl. ~ tE<nica Maria 28
l.ourdft Gon.Mtt. rto!s.ión de la edición espal\olo Jesús 30
Ct~det.s~.. Reyes
Publlo!o!Go.!to P.418;Rita ~p.410;~ K<Oy.p421, 32
Morallo~.p.<l24~ Reinas
Ol)mpie CTwwv. p.418;Audrey Hepllum. p.421; AN~a E1bof9, p.4U..2l;Cary 34
Glw, p. 424. MMton 8rando, p. 424.Jomes 0....., p.424; John ~p 42S). Proporciones
fWx fMIVIM (Broglt.. llardoc.p.<Ul;Mattene tMtnch. p.4ll) 35
Conlrasto(ffl!<IA>tair.. p.42S;B/ode/!Vnner,p.428:1>eMisRodmol\p.429).
Capítulo! 1. El coro de las Musas 37
El ideal estético 2. La belleza de los artistas 42
en la antigua Grecia 3. La belleza de los fi lósofos 48
Capítulo VIl l. La belleza entre inven ción Capitulo XIII l. La religión estética 329
la belleza mágica e imitación de la naturaleza 176 La religi ón 2. El dandi 333
entre los siglos xv y XVI 2. El simulacro 180 d e l a belleza 3. La carne, la muerte, el diablo 336
3. La belleza suprasensible 184 4. El arte por el arte 338
4. Las Venus 188 5. Arebours 341
6. El simbolismo 346
Capítulo VIII l . Las damas . .. 193 7. El misticismo estético 351
Damas y héroes 2. ... y los héroes 200 8. El éxtasis en las cosas 353
3. La belleza práctica ... 206 9. La impresión 356
4. . .. y la belleza sensual 209
Capitulo XIV 1. La sólida belleza victoriana 361
Capítulo IX 1. Hacia una belleza subjetiva y múltiple 214 El nuevo obj eto 2. Hierro y cristal: la nueva belleza 364
De la gracia 2. El m anierismo 218 3. Del Art Nouveau al Art Déco 368
a l a belleza Inquieta 3. La crisis del saber 225 4. La belleza orgánica 374
4. La melancolía 226 s. Objetos de uso: critica,
s. Agudeza, Wit, conceptismo .•. 229 mercamili:zación, seriación 3/ó
6. La tensión hacia lo absoluto 233
Capitulo XV l. ¿Es bella la máquina? 381
1. Dialéctica de la belleza 237 la belleza 2. De fa Antigüedad a la Edad Media 385
(,apftulo X 2. Rigor y liberación 241 d e las m áq uinas 3. Del siglo xv a l a época barroca 388
la razón y la belleza 3. Palacios y jardines 242 4. Siglos XVIII y XIX 392
4. Oasicismo y neoclasicismo 244 S. El siglo xx 394
5. Héroes, cuerpos y ruinas 249
6. Nuevas Ideas, nuevos temas 252 <;apftulo XVI l. «Buscar sus estatuas ent re las piedras» 401
7. Mujeres y pasiones 259 De las formas abstractas 2. La revalorización contemporánea
8. El libre juego de la belleza 264 a la profundidad de la materia 402
9. La belleza cruel y tenebrosa 269 d e l a mat eria 3. El objet trouvé 406
4. De la materia reproducida a la industrial,
1. Una nueva concepción de lo bello 275 a la profundidad de la materia 407
Capítulo XI 2. Lo sublime es el eco de un alma grande 278
lo sublime 3. Lo sublime de la naturaleza 281 Capitulo XVII 1. ¿Belleza de la provocación o belleza
4. La poética de las ruinas 285 la belleza de los media del consumo? 413
5. Lo «gótico» en la literatura 288 2. La vanguardia o 1¡¡ belleza
6. Edmund Burke 290 de la provocación 415
7. Lo sublime de Kant 294 3. La belleza de consumo 418
La pregunta que cabe esperar es: ¿por qué, entonces, esta histoña de la
belleza solo est~ documentada con obras de arte? Porque han sido los
artistas, los poetas. los novelistas los que nos han explicado a través de
los siglos qué era en su opinión lo bello, y nos han dejado ejemplos. Los
campesinos, los albañiles, los panaderos o los sastres han hecho cosas
que tal vez también consideraban bellas, pero nos han quedado pocos
restos (una vasija, una construcción para albergar a los animales, un traje);
lo más importante es que nunca escribieron una palabra para decirnos si
y por qué consideraban bellas estas cosas, o para explicarnos qué era para
ellos la belleza natural. Hasta que los artistas no representaron personas
vestidas, cabañas y utensilios no podemos pensar que nos dieran alguna
información acerca del ideal de belleza de los artesanos de su época, y ni
siquiera asi podemos estar completamente seguros. A veces los artistas, para
representar personajes de su época, se inspiraban en las ideas que tenían
acerca de la moda en tiempos de la Biblia o de los poemas homéricos; otras
veces, en cambio, a la hora de representar personajes de la Biblia o de los
poemas homéricos, se Inspiraban en la moda de su época. Nunca podemos
estar seguros de los documentos en los que nos basamos, pero podemos
intentar efectuar Inferencias, siempre que sean cautas y prudentes.
Muchas veces, ante un resto artístico o artesanal antiguo, recurriremos
a la ayuda de textos literarios y fi losóficos de la época. Por ejemplo,
no podremos decir si el que esculpía monstruos en lt~s mlumn;~~ n en los
capiteles de las Iglesias románicas los consideraba bellos; sin embargo,
existe un texto de san Bernardo (para quien estas representaciones no
eran ni buenas ni útiles) que da fe de que los fieles disfrutaban con su
contemplación (hasta el punto que incluso san Bernardo, al condenarlas,
da muestras de sucumbir a su fascinación). Y de este modo, dando gracias
al cielo por el testimonio que nos llega de donde menos cabria esperar,
podremos afirmar que la representación de los monstruos, para un mfstico
del siglo xu, era bella (aunque moralmente reprobable). Este libro se ocupa
solo de la idea de la belleza en la cultura occidental. De los llamados
pueblos primitivos, tenemos hallazgos artísticos como máscaras. graffiti,
esculturas, pero no disponemos de textos teóricos que nos expliquen si
estos objetos estaban destinados a ser admirados, a los ritos religiosos o
simplemente al uso cotidiano. Para otras culturas, con gran riqueza de textos
poéticos y filosóficos (como por ejemplo la india o la china), es casi siempre
difícil establecer hasta qué punto algunos conceptos pueden asimilarse a
P6g/tw~ftlr. los nuestros, incluso si la tradicición nos ha llevado a traducirlos en términos
Paul Gauguln,
Aho otfeR occidentales como "bello" o "justo~ En cualquier caso se tratarfa de una
(detalle), 1892. empresa que iría más allá de los límites de este libro. Hemos dicho que
San Pe\ersburgo.
E 1·mlt~go. utilizaríamos con preferencia documentos que proceden del mundo del
arte. Pero, sobre todo al acercarnos a la modernidad, dispondremos t ambién
de documentos que no tienen una finalidad artfstica, sino de mero
entretenimiento, de promoción comercial o de satisfacción de impulsos
eróticos, como, por ejemplo, las imágenes que proceden del cine comercial,
de la televisión o de la publicidad. En principio, concederemos el mismo
valor a las grandes obras de arte que a los documentos de escaso valor
estético, con tal de que nos ayuden a comprender cuál era el ideal de
belleza en un determinado momento. Al decir esto se nos podrá acusar
de relativismo, como si quisiéramos decir que la consideración de bello
depende de la época y de las culturas.Y esto es exactamente lo que
pretendemos decir. Hay un célebre pasaje de Jenófanes de Colofón, uno
de los filósofos presocráticos. que dice así: «Si los bueyes, los caballos y los
leones tuviesen manos, o pudiesen dibujar con las manos, y hacer obras
como las que hacen los hombres, semejantes a los caballos representarla
el caballo a los dioses, y semejantes a los bueyes el buey, y les darlan
cuerpos como los que tiene cada uno de ellos• (Clemente, Stromata, V, 11 0).
Es posible que, más allá de las distintas concepciones de la belleza, haya
algunas reglas únicas para todos los pueblos y en todos los tiempos. En esta
obra no nos empeñaremos en el intento de buscarlas y halla(fas todas, sino
que nos dedicaremos más bien a sacar a la luz las diferencias. Deberá ser
el lector quien busque la unidad que subyace a estas diferencias.
Este libro parte del principio de que la belleza nunca ha sido algo absoluto
e inmutable, sino que ha ido adoptando distintos rostros según la época
histórica y el pals: y esto es aplicable no solo a la belleza ffsica (del hombre,
de la mujer, del paisaje), sino también a la belleza de Dios, de los santos
o de las ideas ...
En este sentido seremos muy respetuosos con el lector. A veces mostraremos
que, mientras en un mismo periodo histórico las imágenes de los pintores
y de los escultores paredan celebrar un cierto modelo de belleza (de los
seres humanos, de la naturaleza o de las ideas), la literatura celebraba otro.
Es posible que algunos líricos griegos hablen de un tipo de gracia femenina
que solo veremos plasmada en la pintura y en la escultura de otra época.
Por otra parte, basta pensar en la estupefacción que experimentarla un
marciano del próximo milenio que descubriera de repente un cuadro de
Picasso y la descripción de una hermosa muj er en una novela de amor
de la misma época. No entenderla qué relación existe entre las dos
P6gino siguiefltt:
Alle<1 Jone~ concepciones de belleza. De ahf que de vez en cuando debamos hacer un
con Phillp Cas~
CDkndaño Pífdti.
esfuerzo y ver cómo distintos modelos de belleza coexisten en una misma
1973 época y cómo otros se remiten unos a otros a través de épocas distintas.
El proyecto y la inspiración de la obra se anticipan desde el comienzo
para hacer que el lector curioso sienta de inmediato el gusto por
la obra; al principio se presentan diez tablas comparativas para visualizar
Inmediatamente de qué modo las distintas ideas de belleza retornan
y se desarrollan (tal vez transformadas) en épocas distintas y en las obras
de nlósofos, escritores y artistas en ocasiones muy distantes entre sr.
Posteriormente, para cada época o modelo estético fundamenta l
se presentarán junto al texto imágenes o citas relacionadas con
el problema tratado, en algunos casos con una remisión destacada
también en el cuerpo del texto.
14
Venus dr Wi/lendotf. VII>CIS dr Cnido, Venus agod>ado. Vtrlus dr Milo, E$14tutlll de MMtl M¡MtrO de S¡n ~Mrtono. Tapiz del ApOCD/Ipsis Pintor anónimo
fragmento arquitectonoco de la Saja 1\enania.
Vi~ copla romana París. Pirís. de 11 diosa lalcs.,. MOneyVtnus, VCI>US adorada por sois que represM~ta la VISión
casa de Marte con Venus que sale Magia del omor,
Kunsthistorisches de Praxíteles. Museo dellouvre Museo del Louvro proctctonte de omonrts legendarios. de lo gran pros111uro
yVenus en Pompeya. del mar, El Calro, leipzig. Museum
Muswm Roma, Pomp•ya, Nápol!l. pi.'lto de fabricación (Apocalipsis 17},
(Te$Co.NJpo~s. MuseoCopto der bildenden Künste
Museo Nacional MuseoAtq~ Rorentl~.delak. Angers.
Museo Atqueológico
RotMno ~ Parfs. Museo dellOuvre Castillo del ·~ Renato
Nacional
c.148l
.. 1538 1545 16!10 1650
Sandroflottitceli, Lueü Cranach, Gio<góone. Tlliano, Agnolo 8tonzJno. P-.ter Paul Rubtns. ~vtUu¡uez.
~Vocirrwnto drVenus, VenusyAm<x Venus dormido, Venus de Vrbino, llkgotío de Venus, EltM FourmMI Veonu.s MI espejo#
Rorenda. Galeria que~ elpanol Dri!OOe, Florencia. Londres, como Afrodlro, Londres.
-
de los UlfiZi de m/tl, Roma, ~ldegalerie Galería de los Ulfui NatJOOal Gallery Vl<tna. Natlo~l Galle<y
Galo!I'Q Borghese Kunseh!Storhc:hH
ADONTS DESNUDO
Maestro de Ollmpia. Dorlforo, copia Apo/o de Belvedere, Antonello Caravaggio, GuidoReni, Anne-l ouis Girodet-Trloson,
Bronces de Riace, romana de Polideto, Roma, da Messina, Sq¡J Juan Bautista, Hipómene y Atfanta El sueño de Endimión.
Regglo <:alabria, Nápoles, Museo Vaticano SarlSebasrián, Roma, N~po l es,Museo París, Museo del l ouvre
Museo Nacional Museo Arqueológico Dresde, Pinacoteca Capitalina de Capodimonte
Nacional Gemíildegalerie
Johnnyvv.:;,:_,m
=:u:lte~------~::------------------------~~-------------------
Francesco Hayez, Pablo Picasso, Henri Matisse, Cayl.ey-Robinson, ia;zán; fotOgrafia d~ Marlon Brando, Arnold Schwarzenegger.
Sansón, Adolescentes, Boceto para «La música», Juventud, Erederick Cáyley-Rotiinson Julio César Comando
Florencia, Parfs, Museo. Nueva York, cole·c<:ión privada
Galerfa de Arte de I'Orangerie Museum
19
Moderno of Modern Art
Tablas comparativas VENUS VESTTDA
1456
La Doma de Auxerre Flora, Koré, Safo y Alcoo, Juego con un COf)Uchón Francesco del Cossa. Leonardo da Vine!, Rafael, Parmigianlno,
de procedencia fresco de la villa de Atenos, cratera ática bolso bordado de · Paolo uccello, Lo Giocondo, La ve/ato, Anrea, Nápoles,
san Jorge y él dragón. Abril, Salón de los Meses,
cretense, París, Ariadna en Stablae, Museo Arqueológico con figuras rojas. confección parlslnll, Ferrara, Palazzo París, Florencia, M u.s.eode
Museo del Louvre Ná¡X>Ies, Mu$eo Nacional Londre$, Museo dellouvre Palacio Pitti capodimonte
Munich, StaatJiche Hamburgo. Museum Schifanoia
National Glltlery
Arqueológico Antikensammlungen für KunS1 und Gewerbf
Nacional
Tiziano, Pieter Paul Rubens. Mlchel G•tine, Jean·Etienne Liotard, Fran~ols Boucher, Thomas Jacques-Louis David, Edward Burne-Jones, (harles-Auguste Mangln,
Lo bella, Veronict:r Splnola Doria, Modame de Hvigné Domo francesa vesrido Retrato de Madome Gaitlsborough, Ret(Ota de madame Lo princesa Soto, Manchester
Florencia, Karisruhe, Staatliche de Ga/erle fron{aise de o la turco. Ginebra, Pompodour, R<uatode fa Ré<omier, eocodenoda o/ &bol, Art úallery,
Ga!.rfa Palatina Kunsthallo femrtli!J célebres Musco de Arte e Hi.roria Munich, señoraGtohom1 r>arrs. Nueva York. The Foroo Bridgernan Art lib<ary
(Parls, 18271 Alte Pinakothel<
Edímburgo, Museo dellouvre Coftection
National Gall~ry
1360
Oecor.~clón mur•l Alb<>rto Ourero, El Veronés,
Estatuilla
eglpda que representa
Pintor de los Nióbidas, Lar,Napoles, Minlat.urístad~f.l~ GuañentodiArpO, H~aoos limbo~rg. Jan Van Eyck,
Lo comida en coso de Levi,
mas<:ulina de plata, cratera con volutas., Museo angev~na, Lo m~Sk<>y"" Angeles fn formación Abrrl, de Las muyrKoS Hombre Autorretrato.
Alepo, aSenedyem, Nápoles, Arqueológico cultiVOdor~. del acorazadosy /)Oras del duque de Betry, con tutbonte rojo, Munich. detalle a la izquierda,
Museo Na~ional Necrópolis Museo Arqueológico Nacional ~Aryrhmtrlco,deM.....~:; Lond,.,.. Alte Pinakothek Venecia, Galería de la
otmodos, Padua, Chantilly, .
de Oeir el Medlna Nadon(.ll de Severino Boezio.til~ Museo Mu~ielpal Museo Conde Natlonal Gallery Academia
Biblioteca Nacio~~al
Pieter Paul Rubens, Rembrand~ Jan Cossie<s. Fra Galga no, Johann Heinrich Wilhelm Jacques-l.ouls Oavld, Joseph Sevem,
Jan Vermeer,
AUIOittffOIO RetmtotkMorten Bod'Nino, Elgeóglolo, Rerroro de cabollero,
MUan, Pi~oteca
nschb<>in..Goerheen~complña «
Napoleón ~n po.so Shelleyen las retmas
con 1~1 Btondt, Soo/mtJI)$, París, San Petersburgo, l'fankfurt. romana, Frankfu~ Stade~hes del $tJI) Bemordo, deCaroca/la,Roma,
Munlcl\ cole<dón pñvada Ermitage Breta 1\unstinstítut Parls,Malmaison Keats Shelley
Stlklelsches llunstinstltut
Me Plnakothek Memorial House
James E>~an
EmileOeroy, Glovanni Boldlnl, Aubrey Beardsley, El in Arcadio Ego, Humphrey Bogart Oavld Bowie Mlck Jagger David Beckham George Clooney
Marlon BrandO
Retrato de Boudelalre, El cond• Robert de The Later Works of Aubrey
Versalles, en la pelfcula
de MonresQultu·Fézt~>sac, BMrdsley(Londres·Nueva York; 190!). Lo ley dtl silenciO
Museo Nacional Par!~ Museo d'Orsay Milán, Biblioteca Nacional de Brera
del Castillo 23
Tablas comparativas
Cabeza de estatua Cabeza femenina Estatua de Tuya, Antefija con forma Reuato femenino
----
OamaRav;a, KonrodvonAJrsttren, Maesuo de los retratos Piero di Cosimo, Leonardo da Vind
Retrato de muchacha Cabeza de la llarnilda
femenina procedente procedent,.de Chatadjl. Reino Nuevo.. de cabeza (¿Antiooe?), Nápoles, «Teodora•. Milán. cazadory presa Baroncelli. Símonetto Vespuccí. Doma con
de la isla de Keros, Kansas Cit)\ Parfs, femenina, Paris, llamada la Poetiía Retrato de Mario Chantilly. armiño, Cracovia,
PMiS, Museo ArqueoiÓ9o Cole<:ción mUnicipal a la vez, Heidelberg,
Parls, Atklns Mu.seum Museo del Louvre Museo dellouvre Museo d el Louvre (¿$afo?)'Procedente U niversit~tsblbllothek Bonciani, Florencia, Museo Co11dé Czartorysky Muse
Nacional de Pompey~. Nápoles, del Castillo Sforza
Mu~eo del louvre offine Arts Galería d e los Ufflzl
Museo Ar<lueológico
Nacional
Agnolo Bronzino, Tlziaoo Vecellío, Nicolas de Largllll~e. Joshua Reynolds, Geo<ge Romney, Marie GuíUelm~ne Giuseppe Tominz, felix Nadar. Dante Gabriel Rosetti, Rina De l.iguoro.
Rwaro de úsaetia MQgdaleoo. lo befkatrosburghese losSeiioriiOS Woldegro~, Rerroro de lady Homilton Benois~ Mujet de lo fomllio Soroh Bernhordt Lady Lillrh. Nueva York. Mesalina
l>onclo!i<:hí, Florencia, S!Jasburgo, Edimburgo, Narlonal como Orce, Londres. Retroro de mujer Moscon, Ltibiana, Metropolltan
Florencia. Galería Palatina Musée des Beaux·Arts Gallery of Scorland TateGallery
negra, París, Narodna'Galerije Museum of Art
Galerfa de los Ufflti /v1'(seo del louvre
Brigitt<'Batdot
Louise Brooks Thm<1ra de Lempicl<a, Greta Garbo Greta Garbo Rita Hayworth Twiggy
Sonkr Mo<írz. en la pelfcula
Orieans. Museo MotoHori
de Bellas Artes
2S
Tablas comparativas
Cabeza de bronce Pintura mural Apolo de Oelfos, Caballero Rampin, Cabeza de atleta, Miniaturista napolitano. Alberto Durero, Barrolomeo Veneto.
Antinoo, Hermann,
d~ Akkad, del palacio del Oelfos, Paris, Museo Nápoles, estatua del Cobcllero angevino Auwrrerraro Retrato de caballero,
Bagdad. Museo gobernador Museo Nacional del Louvre Museo Arqueológico Nápoles. de Ad Robertum con guantes, Roma,
Mu-seo coro oeste de
Arqueológico en Tell Barsip, Alepo, Nacional, la catedral Sic/liae Regem, Madrid, Galería Nacional
Museo Nacional colección Asta rita Arqueológico Museo del Piado de Arte Antiguo
Nacional deNaumburg Florencia,
Biblioteca Na<ional
Anron Van Dycl<, Fra Galgarlo, Thomas Lawrence, Rodolfo Valentino John Barrymore en Tyronc Power Marlon Brando JamesDean Jim Morrison JimiHendrix
Retrato de dos Retrato de caballero Retrato de lord Byron, la película Moto Hati
caballeros ingleses, con tricornio, Milán, colección
Londres, Milán, privada
National Gallery Museo Poldi Pezzoll
Caravagglo,
Quinten Metsljs, Tiziano, Alberto Ourero, Parmigianino, Virgen de los luca Giordano. Dame Gabriel Edvard Munch, Madonna
Trlptico d~ santo Ano, Palo Pesoro, Virgen con el nillo Virgen del cuelfo/arf' ~'t!!rinos, Roma, Virgen del ro-sario Rossetti, Modonno, (Veronica Ciccone)
Brus~las, Venecia, Sant Agostino o de/ boldoqu/n, Ecce onciJ/o Domini,
y una pera, Florenc~. Oslo.
Museos Reale$ N~poles,
Santa Maria del Frari FIO<encia, Galerfa Palacio Pitti londre$,. Nasjonalgalleriet
de ~lías AnO$ delosUffizi Museo de Capodimonte Tare Gallery 29
Tablas comparativas
Encuadernación Pórtico real de la catedral Lo crucifixión Bautismo de Cristo Giottino, Hermanos Limbourg. Piero della Francesca,
de evangeliario. de Notre-Dame en Chartres de la Biblia de Florefíe. mosaico de la cat~dral Escuela de Luca, Bau!ismo de Cristo, . Bautismo de Cristo,
crucifijo con l>lstorlas Piedad.
Capua,Tesoro Londres, de Santa Maria Florencia, de Los muy ricas /Joras Londres.
de la Catedral British Museum de la Pasión. del duque de Berry. Natlonol Gallery
Assunta en Monreafe Galería de los Ufflzi
Florencia, Chantllly,
Galería de los Uffl•i MuseoCondé
Antonetlo da Messina, Antonetlo da Messina, Hans Memling. Andrea Mantegna, Gian Francesco Lorenzo Lotto. Cima da Conegliano, ltlfae~
Crucifixión, SolvotorMundl, Dtsandimiento Cristo muerto. Maineri, Cristo Po!íptico de Recanat~ Cristo coronado de Transfiguración,
Amberes. Museo Londres, de la cruz, Granada. Milán, Pinacoteca lleva la cruz, Florencia, Piedad. Recanatl, espinos, Londres, Roma,
Real de Bellas Artes National Gallery Capilla Real Brera Galería de los Ufnzi Museo Municipal Natlonal Gallery PIMcoteca Vaticana
Busto COI0$<11 Mosaico de Alejandro, Elempetadot Otón 111 todeado de dignaratlas Alberto Dure ro. Jean ClolH!t, Taiano, Corlos v
de Ajenatón, SimoneMaf1illi Niccoló da Bologna.
Nápoles. Jusriniano eclesíósticos y cM/es, Empetodof Maximiliono 1, Retrato de Ftan<isco 1, en Miíhlbetg,
San Lud<Mco • César en su compQmento
Reino Nuevo. Museo Arqueológico Nacional con su séquito, Munich, Viena, Kunsthistorisches Pañs" Madrid,
deTo/oso.~ de De ~/lo Phosollco.
El Calro, Aá~na. basili<a Staatsbibliothek Musa~ m Museo dellouvre Museo del Pl'ado
Museo de C.PIJdr Mi!An,Biblloteca Tñwlziana
Museo Egipcio deSanv-nal
Hans Holbeln el Joven, Dosso Dossi, Anton Van Dyck, Anton Van Dyck.
Anton Van D)•ck, Pierre Mígnard, Retrato del rey Jorge 111, Jean·August<>- Edwln Landseer.
Rertato de Emique VIII, Alfonso 1de Este, Cot/os 1o caballo, Carlos J de cazo, Pan's, Guillermo I/ de LuisXtV coronado Versalles. Don11nique lngres. El cast;l/o de Windsor
Roma, Galerla Módena, Galería Londres. Nossau..Orar1ge, potlafama. Museo del Castillo Napoleón 1en en ~poca moderno,
Museo dellouvre
Nacional y Museo Estense National Gallery Amsterdam, Turín, t i uono lmperial, castillo de Windsor,
d e Arte Antiguo Rijksmuseum Galería Sabauda Parls, Museo Cole~ci6n Reol
del Ej ército,
H6tel des Invalides
Retro ro ele Luis Felipt Victor Manuel m con J. F. Kennedy Giovanni Agnelll
de0rlecns1 su hijo Humberto
VetSa lles~ y su nieto Vfctor
Museo del Castillo
33
11
11
Tablas comparativas
1111111 RET AS
Nefertitl, La emperatriz Ekkehard y Utah, Michiel Slttow, Hans Holbeln el ¡.,.,_ - Anton Van Dyck, Bernardlno Mei,
Reino Nuevo, Teodora COil su séquito, Retrato de Isabel Frands Clouet.
estatuas del coro Catalina Retrato deJone Se~~ Lo reino Enríqueta Maria, Alltloco y Esrratónice,
Rerroto de/sabe/
Berfrl\, Rávena. de la catedral de de Arag6n, Viena, La Haya, Maurit.t.& de lngloterra, Washington, Siena, colección
cfe.Austtio, Parls,
!\gyptisches Museum basílica de San Vital Naumburg KunsthistO<isches Siena. Museo deiLouvre National Gallery Monte dei Paschl
und Papyrussammlung Museum Pinacoteca
PROPORCTONES
1990 siglo 111 a.C. 440 a.c. .siglOXI sigloxu 1410· 1411
Gentile Bellini, GraceKelly llz Taylorcomo Lady Diana Escuela Doríforo,~ Humores corporales Víemos. elementos. Hermanos Lim bour~
Catalina Cornoro Cleopatra de Policleto, copia coma na y cuolidodes elementales t~tr"'pefomentos, Hamo zodiaco, de
teino de Chipre, estatua de púgil, de Polideto, del hombre en reloción de ManusCJito Las muy ricos horas
Budapest, Roma,cole<ción Nilpoles, con el zodíaco, aSironómico, del duque de Berry,
SzépmOvészeti privada BNL Museo Arqueológico Es pa~a, Bavlera Chantilly,
Múzeum Nacional Burgo de Osma Museo Condé
•• o
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(.1490 1509 1521 1931
1528 193 1
Edward~.~
Leonardo da VincL Luca Paciol~ Figura vitrubiana por C. Cesañano, Albe<to Durero. Lo f>guto hu e, Matila Ghyka, Matlla Ghyka, Andlisls armónico
esquema de las cabeza inscrita en una mana en movimiento
Di Lucio Vítruvio Pollione: Tabla antropométrica Microcosmos de de un rostro de El número de oro
propordones cuadricula geométrica deorclllrecwra, Milán, El número de oro
del cuerpo humano, de De la símetrla de
del De Dívína Biblioteca Nacional de Brera los cuerpos humanos
Venecia, 3S
Propottione, Venecia
Galería ele la Academia
L EL IDEAL ESTtT!CO EN LA ANTIGliA GRECIA l. El CORO OE LAS MUSAS
La Irresist ible belleza de Elena y maravilloso.( ...) Tal vez los primeros
Homero (siglos vu1-vu a .C) Afrodita Capitalina,
pintores griegos dibujaron de un modo copia romana,
/l/ada, III,W.l56-165 parecido a como cantó su primer gran
- No es reprensible que troyanos ~· aqueos 300 a.C.. Roma._ .
poeta trágico. En toda acción humana Museo del <:ap•toho
de hermosas grebas sufran prolijos males aparece en primer lugar lo impetuoso y lo
por una mujer como esta, cuyo rostro tanto impreciso; la ponderación y la exactitud
se parece a las diosas inmortales. Pero, vienen más tarde, y hace falta tiempo
aun siendo asi, váyase en las naves, antes para aprender a admirar esas cualidades
que llegue a convenirse en una plaga que solo caracterizan a los grandes
para nosotros y para nuestros hijos. maestros: en cambio, a los discípulos
A~ hablaban. Príamo llamó a Elena
las pasiones violentas les resultan Incluso
ylf'dijo: provechosas. La noble simplicidad
- Ven acá, hija querida; siéntate a mi lado y la sosegada grandeza de las estatuas
para que veas a ru anterior marido y a sus griegas constituyen el autentico signo
parlen tes y amigos, pues a ti no te considero característico de los escrito~ griegos de las
culpable, sino a los dioses que promovi<:'ron mejores épocas, esto es, de las obras
contra nosotros la luctuosa guerra de los de la escuela de Sócrates; y son también
aqueos. fas cualidades que constituyen fa peculiar
g randeza de Rafael,a la que llegó a tmvés
Arte y verdad de la imitación de los antiguos. Se requerí,,
Platón (siglo 1v a.C.) una alma bella como la suya, en un cuerpo
Repvblica, x bello, para sentir y descubrir por primera
- En tal caso, el arte mimético está sin duda vez en la é poca moderna el auténtico
lejos de la verdad, seglln parece; y por eso carácter de los al1tiguos, y para mayor
produce todas fas cosas pero toca apenas fortuna suya e n aquel!~ época en que
un poco de cada una, y este poco es una las almas vulgares e imperfectas todavia
im,,gel1. Por ejemplo, el pintor, digamos, son insensibles a la verdadera grandeza.
retratará a un zapatero, a un carpintero
y~ todos ros: d~má!; .:lrtcsonosl a unque
no tenga ninguna experiencia en estas
artes. No obstante, si es un buen pintor, al
retratar a un Cdrpintero y mostrar su cuadro
de lejos, enganará a niños y a hombres
Insensatos, haciéndoles creer que es un No podemos basarnos en estas y en otras alusiones a la belleza de los cuerpos,
carpintero de verdad.[ ... ] La pintura y en masculinos y femeninos, para afirmar que en los textos homéricos hay una
general todo arte mimético realiza su obra comprensión consciente de la belleza. Lo mismo debemos decir respecto a los
lejos de la verdad, y ( ... j se asocia con
aquella parte de nosotros que está lejos
poetas líricos posteriores, entre los que -con la importante excepción de Safo-
de la sabldurfa y que es su querida y amiga el tema de la belleza no parece relevante.Esta perspectiva originaria no puede
sin apuntar a nada sano ni verdadero. comprenderse plenamente si se contempla la belleza con ojos modernos, como
- Absolutamente de acuerdo.
- Por consiguiente, el arte mimético
ha sucedido a menudo en las distintas épocas que han tomado por auténtica
es algo inferior que, conviviendo con algo y original una representación «clásica» de la belleza que en realidad e.ra ficticia,
inferior, engendra algo inferior. o producto de la proyección al pasado de una visión del mundo moderno
- Asi parece.
(pensemos en el clasicismo de Winckelmann). La misma palabra kalón, que solo
- ¿Y esto lo decimos solo de la imitación
que concierne a la vista, o también de impropiamente puede traducirse por «bello», debe ponemos sobre aviso: kalón
la que concierne al o ido, a la que llamamos es lo que gusta, lo que suscita admiración y atrae la mirada.El objeto bello lo es
•poesla•?
- Probablemente también de esta.
Kalón es lo que gusta Lo bello es grato siempre
Clasicismo
Teognis (siglos v1-v) ¿uripides (siglo v a.C.)
Johann Joachim Winckelmann Eleglas,l,vv.ll-18 Baca mes 111, w .880-884
Pensamientos .!obrela imitación del arre Musas y Grcu:;:ias~ ¿Que es lo sabio?
griego en la plntvra y en/a escultura, 1755 hijas de Zeus, vosotras que ¿Cuál es el mas preciado
Al igual que los hombres, también las bellas un día en las bodas de Cadmo botln ofrecido por los dioses
artes tienen su juventud, y sus inicios cantasteis la bella canción: a los humanos? ¿Acaso plantar
son semejantes a los inicios de cualquier •Lo que es bello es amado: la mano vencedora sobre la
artista al que solo complace lo fastuoso lo que no es bello no es amado . cabeza de nuestros ~nemlgos?
38
Yse difundió en labios d ivinos. Lo béllc.. e! grato >iempre. 39
~ 1
40
41
1. El IDEAl EST~TICO EN lA ANTIGUA GRECIA
42
2. LA BELLEZA DE LOS ARTISTAS
Rdias, refieves
del Partenón,
447-432 a.C.,
Londres,
Brltish Museum
45
2. LA BELLEZA Do LOS ARTISTAS
Arribo, o lo izquierdo: la Kalokagathía siempre inmóvil por muy agitada que esté la
Praxíteles. Safo (siglos w-v• a.C.) superficie, la expresión de las figuras griegas,
Venus de (nido, aunque agitadas por las pasiones, muestra
•Es la cosa más bella de la tierra.
copia romana siempre un alma grande y sosegada. Esta
de un original una columna de caballeros•, dice. cNo,
de infantes.• «No. de naves.• Y yo pienso: alma, a pesar de los sufrimientos más atroces.
de Praxftetes.
375-330a.c . Bello es lo que se ama. se manifiesta en el rostro dellaocoonte, y no
Roma, Museo Hacerlo entender es cosa muy fácil, solo en el rostro. El dolor que se expresa en
Romano Nacional para todo el mundo. Elena, que ve1a cada músculo y en cada tendón del cuerpo y
la belleza de muchos, eligió como su que solo con mirar el vientre convulsamente
Arribo, o lo derecho:
Praxíteles,. hombre y el mejor 1 a aquel que gasta la luz contraído, sin prestar atención al rostro ni a
Hermescon de Troya:/ abandonó a su hija, a sus padres, otras partes, casi nos parece que semimos,
el Pequeño Dioniscs, y se fue lejos, donde quiso Ciprida, este dolor, digo, no se expresa en absoluto
copia romana con signos de rabia en el rostro o en la
porque lo amaba. [ ... ¡
de Praxíteles,
Quien es bello lo es mientras esta bajo los ojos, actitud. El Laocoonte no grita horriblemente
375·330 a.c..
Roma, Museo quien además es bueno lo es ahora y lo será como en el canto de Virgilio: la forma de la
Romano Nacional después. abertura de la boca no lo permite; en todo
caso puede salir de ella un suspfro angustioso
laocoonte y oprimido como lo describe Sadoleto.
Johann Joachim Winckelmann El dolor del cuerpo y la grandeza del alma
Monumentos antiguos inéditos, 1, 1 767 están distribuidos de igual modo por todo
Finalmente, la característica general y el cuerpo y parecen mantenerse en equilibrio.
Página anterior: principal de las obras maestras griegas es Laocoonte sufre, pero sufre como el Filoctetes
Laocoonte una noble simplicidad y una quieta grandela, de Sófocles. Su sufrim iento nos llega al alma,
síglo 1a.c.,'Roma, tanto en la posición como ~n la expresión. pero deseariamos poder soportar el dolor
Museo del Vaticano como este hombre sublime lo-soporta.
Como la profundidad del mar que perm~nece
47
l. El IDEAl ESTrnCO EN LA ANTIGUA GRECIA 3. LA BELLEZA DE lOS FilóSoFoS
El tema de la belleza es elaborado más tard e por Sócrates y Platón. El primero y delicados, ásperos y lisos, jóvenes y viejos, pero el elemento que más seduce a los
según el testimonio de los Memorables de Jenofonte (sobre cuya veracidad ' los Imitáis reproduciéndolos mediante los hombres a través de la vista, esto es, q ue
colores.• •Es cierto•, dijo. •Y cuando tus estatuas estén tan llenas de vida.
tenemos actualmente algunas dudas, teniendo en cuenta el carácter sectario representáis modelos de belleza, como ¿cómo lo consigues?•. Ycorno Clitón. que
del autor), parece que quiso legitimar en el plano conceptual la práctica no es f<icil encontrar un hombre perfecto se había quedado turbado. no respondió
artística, distinguiendo al menos tres categorías estéticas distintas: la belleza en todo, juntando los detalles más bellos inmediatamente, dijo: c¿No es modelando
de cada individuo, hacéis que aparezca tus obras sobre formas de los seres vivos
ideal, que representa la naturaleza a través de una composición de las partes; como haces que parezcan más animadas?•.
bello el cuerpo entero.• cAsi lo hacemos
la belleza espiritual, que expresa el alma a través de la mirada (como sucede precisamente•, dijo.e¿Yentonces? «Sin duda•, respondió. c¿Y no es
en las esculturas de Praxíteles, sobre las que el escultor pintaba los ojos para ¿Conseguís reproducir la actitud del alma reproduciendo cuidadosamente las distintas
hacerlos más rea listas), y la belleza útil o funcional. extraordinariamente seductora, dulce, partes del cuerpo en las distintas posturas,
amable, agradable, atractiva, o no se puede esto es, agactmdas o levantadas, contraídas
Más compleja es la postura de Platón, de la que nacerán las dos concepciones imitar?• •¿Cómo se puede imitar, Sócrates, o estiradas, rígidas o relajadas, como haces
más importantes de la belleza que se han elaborado a lo largo de los siglos: lo que no tiene proporción de partes, que tus estatuas parezcan más semejantes
l;¡ hPIIP7il mmo armonía y proporción de las partes (derivada de Pitágoras), ni color, ni cosa alguna de las que acabas a criaturas vivas y más seductoras?•
de enumerar, y no es vrSible en modo «¡Por supuesto!» «¿Y l.s t!XdLtd if••itd(.iú•• U'="
y la belleza como esplendor, expuesta en el Fedro, que influirá en el alguno?» cSín embargo -respondió lo que sucede a los cuerpos en movimiento
Sócrates-, ¿no puede el hombre mirar no produce un placer agradable en quien
a alguien con simpatía o enemistad?• lo observa?• •Es natural.• •¿No deben,
Memorables general, de las q ue se sirven los hombres. «Creo que sf•. dijo. «¿Y todo esto no se pues, reproducirse también los ojos
Jenofonte (siglos v·tv a.C.) se consideran bellas y buenas cm r••lación puede traducir en la expresión de los ojos?• amenazadores de los combatientes, no
DíciJOs memorables de Sócrares, 111 con aquello respecto a lo cual t.,mbién son «Sin duda.• •¿Y te parece que tienen la debe imitarse la mirada de los vencedores
Aristipo le pregumó también si conocía útiles.• •¿la caja de la basura también es misma expresión en el rostro los que se llenos de alegría ?• •<Sin duda.• «Así pues,
alguna cosa bella.•Muchas•. respondió. bella?• •Sin duda, por Zeus: y un <>seudo interesan por el bien y el mal de los amigos el escultor debe reproducir a t ravés de
e¿Yson todas iguales entre sí?• cNo:algunas de oro es feo, si aquella esta hect de que los que no se interesan?• «Ciertamente la forma exterior la actividad del alma.»
son induso muy diferentes.• e¿Ycómo puede mocloadecuadoa su fin ye .te dc forma no, por Zevs:el que se interesa tiene una
ser bello lo que es diferente de lo bello?• inconveniente.• • Entonces. segun u expresión contenta cuando los amigos Armonla y proporción
•Así, por Zeus - respondió- : un hombre ¿las mismas cosas son bellas y fea 1 están bien, y una expresión sombrfa cuando Platón (siglos v-tv a.C.)
bello en la lucha es diferente de uno bello •Ciertamente -dij~. y bu<>nas y malas están mal.• «Asf pues, ¿se puede reproducir Timeo, v
en la carrera y un escudo bello en la defensa a la vez: a menudo, lo que es bueno para también esto?• •¡Por supuesto! Ytambién Como el Dios querfa asemejarlo lo más
es muy diferente de un dardo bello para el hambre es malo para la fi ebre y lo que la magnificencia, la liberalidad. la posible al más bello y absolutamente
un lanzamiento potente y veloz.• «No hay es bueno para la fiebre es malo para el mezquir1dad, la bajeza, la templanza, perfecto de los seres Inteligibles, lo hizo
ninguna diferencia entre esta respuesta hambre: a mer>udo,lo que f'S b ,llo para la prudencia, la insolencia y la vulgaridad un ser viviente visible y único con todas
y la anterior -observó el otro-, cuando la carrera es feo para la luch ,lo que se traslucen en el rostro y en la actitud del las criaturas vlvler1tes que por naturaleza
te pregunté si conocías alguna cosa buena.» es bello para la lucha es feo para la u rrera. hombre, ya esté quieto o en movimiento.» le son afines dentro de sí.[ ... ] El vínculo
•¿Y tú crees -replicó Sócrates- que una Asl pues, si una cosa se adecua b"en • Es cierto.• •¿Entonces se pueden imitar?• más bello es aquel que puede lograr que
cosa es ser bueno y otra cosa es ser bello? a un fin, respecto a ese fin e! be la «¡Por supuesto!• e¿Ycrees que se contempla él mismo y los elementos por él vinculados
¿No sabes que, r~specto a las mismas cosas, y buena; fea y mala en caso ~ontra con más agrado el que deja entrever alcancen el mayor grado posible de unidad.
todas las cosas son bellas y buenas? Antes Si a veces se entretenía con algun artrsta, caracterfsticas bellas, buenas y amables. la proporción es la que por naturaleza
que nada, la virtud no es buena respecto que practicaba por razones de trab jo o el que deja entrever características feas, realiza esto de la manera más perfecta.
a algunas cosas y bella respecto a otras; su arte, también le era útil. Habiéndos<: malvadas y odiosas?• «¡Oh, hay una
además, los hombres se consideran bellos dirigido un día a casa de Parrasio. pintor, buena diferencia, Sócrates!• Resplandor
y buenos en relación con las mismas cosas, y, hablando con él le pregunto: ·,Parrasio. Fue un dfa a casa de Clitón, el escultor, Platón {siglos v-rv a.C.}
en relación con las mismas cosas. también ¿acaso la pintura no es reproducción de Y conversando con él le dijo: •Ciitón, que Fedro, XXX
los cuerpos de los hombres se muestran lo que se ve? Yen realidad, los cuerpos tus corredores, luchadores, púgiles y De la justicia, pues, y de la sensatez y de
bellos y buenos, y todas las cosas en bajos y altos, a la sombra y¡, la luz. toscos pancraciastas son bellos, lo veo y lo sé, cuanto hay de valioso para las almas no
48
49
, ., 1
11
y aire. Asignemos, pues, la figura cúbica a la
queda resplandor alguno en las imitaciones
.n a. de aquí abajo, y solo con esfuerzo y a través
tierra, puesto que es la menos móvil de los
11 cuatro tipos y la mi\s maleable dt? entre
' '-' YC0Cti)RON.AB$ CISVS· ~ ji._ $E1'TVA.CoiNTA.OVA.R.YM 11. 1
de órganos poco claros les es dado a unos
pocos. apoyándose en las imágenes, intuir
los cuerpos y es de toda nt?cesiclad que tales
11/
v·· 501-1 ovs.
1
" 1~
t
~
f'l
BASIVN!. VACVYM.. · el género de lo representado. Pero ver el
cualidades las posea el elemento que te~
las caras m~s estables. Entre los triéngulos
L- -- =- fulgor de la belleza se pudo entonces. cuando
con el coro de bienaventurados teníamos
supuestos al comienzo, !a superiicie de
lados iguales es por natura!e1.a mAs segura
a la vista la divina y dichosa unión, al seguir
que la de lados desiguales y la superficie
nosotros el cortejo ele Zeus, y otros el de otros
cuadrada formada por dos equiláteros está
dioses. como iniciados que éramos en esos
11 sobre su base necesariamente de forma
misterios, que es justo llamar los más llenos
más estable que un triángulc>, tanto en
de dicha, y que celebramos en toda nuestra
sus partes como en el conjunto.Por tanto,
plenitud y sin padecer ninguno de los males
IIJ si atribuimos esta figura a la tierra salvamos
XXIII que, en tiempo venidero, nos aguardaban.
Plenas y puras y serenas y felices !as visiones el discurso probable, y, además, de las
llj en las que hemos sido iniciados, y de las
que, en su momento supremo. alcanr.~bamos
restantes. al agua,la que con más dificultad
se mueve; 1~ más móvil, al fuego y la
el brillo más límpido, límpidos también
intermedia, al aire.[ ... ! Debemos pensar
que todas estas cosas so11 en verdad tan
111 nosotros, sin el estigma que es toda esta
pequeñas que los elementos individuales
tumba que nos rodea y que llamamos
de codv ci.J~c no~ $00 invl~blc!> por w
<..U\::'I..,V, IJ' i~ioner(l) en él como une ostra.
pequeñez. pero cuando muchos se aglutinan,
111
se pueden observar sus masas y, también,
Belleza de las formas geométricas
que en todas partes Dios adecuó la cantidad.
Platón (siglos v-1v a.C.)
111 movimientos y otras carac.teristicas de
Timeo, 55e·56c manera proporcional y que todo lo hizo
Pero ahora debemos dejar esto de lado, y
atribuyamos !os tipos de figuras que acaban con la exactitud que permitió de buen
11 grado y obediente la necesidad.
de surgir en el discurso al fuego, tierra, agua
) 1
Leonardo da Vinci. pensamiento neoplatónico. Para Platón, la belleza tiene una existencia
Ycocedron obscisus
1
so/Idusy Sepruaginro autónoma, distinta del soporte físico que accidentalmente la expresa; no está
dvorum basium vacum, VInculada, por tanto, a uno u otro objeto sensible, sino que resplandece en
sólidos platónicos del
1 Dt Divino Pfoportion~ todas partes.
de Luca Pacioli, 1509, La belleza no corresponde a lo que se ve (de hecho, era célebre la fealdad
Milán, Bibliote<a
1 Ambrosiana externa de Sócrates, cuya belleza interior, en cambio, resplandecía). Puesto
q_u~ el cuerpo es para Platón una caverna oscura que aprisiona el alma, la
1 VISión s_en~ible ha de ser superada por la visión intelectual, que exige el
aprendiZaJe del arte dialéctico, esto es, de la filosoffa. No a todos les es dado,
1
p~es, captar la verdadera belleza. En compensación, el arte propiamente
d1cho es una fal sa copia de la auténtica belleza y como tal no es educativo
1
para los j óvenes: es mejor, por tanto, expulsarlo de las escuelas y sustituirlo
por la belleza de las formas geométricas, basada en la proporción
1
Y en una concepción matemática del universo.
1
51
so
l. 1.050405l:S 0E OEI.fOS
Pint or de Kleofrades
Dionisio entre sdtlros'
y menode•.ánfora
de figura1 rojas,
S00.49SaC
Munich?S~a;ttiche
Antikensammlungen
2. OELOS GRIEGOS A NIETZSCHE
1 1
58
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1. EL NÚMEROYLA MúSICA
regulan los sonidos musicales, las proporciones en las que se basan los
velocidad y de la lentitud de los m0 . . intervalos, la relación entre la longitud de una cuerda y la altura de un sonido.
efe los que derivan los aco<·des ... .;lran"'.";ntos
1 ,f<rtó
os vasos estas relaciones num.,ric 0 . a La idea de la armonía musical se asocia estrechamente a cualquier regla
dos vasos, ambos del mismo ta as. <spuso para la producción de lo bello. Esta idea de la proporción se desarrolla a lo
. f mano dela
mssma orma,de)ó uno complelamento largo de toda la antigüedad y se transmite a la Edad Media a través de la obra
Y llenó el otro de líquido hasta la m' ;;acro
de Boecio, entre los siglos IV y v d.C. Boecio recuerda que en cierta ocasión
golpear a ambos obtenía el acorde de oc
y dejando de nuevo uno de los vasos oc.tava. Pitágoras observó que los martillos de un herrero al golpear sobre el yunque
Y llen~ndo el otro solo la cuart~ parte
10
producían sonidos distintos, y se dio cuenta de que las relaciones entre los
haciéndolos sonar obtenla el acord e d.ecuana
1 sonidos de la gama así obtenida eran proporcionales al peso de los martillos.
Y uego el acorde de quinta llenando 1' tercera•
part
e, porque 1a relación de los vacío •:>ra an Y no solo eso: Boecio recuerda que los pitagóricos sabían que los distintos
la octava de dos a uno, en la quinta el< tres modos musicales influyen de manera diversa en la psicología de las personas,
a dos y en la cuarta de cuatro a tres. y hablaban de ritmos duros y ritmos suaves, ritmos adecuados para educar
Proporción vigorosamente a los muchachos y ritmos blandos y lascivos. Pitágoras había
Buenaventura de Bagnorea (siglo x1 l) calmado y devuelto la conciencia a un adolescente ebrio haciéndole escuchar
ltlileraoum menris in Oeum, u, 7 una melodía de modo hipofrigio en ritmo espondaico (ya que el modo frigio
Todas las cosas son, por tanto, bellas y en cierto
modo agradables; y no hay belleza ni de ~te sin
le estaba sobreexcitando). Los pitagóricos, que calmaban con el sueño las
proporCJon, Yla proporción se halla en primer preocupaciones cotidianas, se dormían al son de determinadas cantilenas;
Franchino Gaffurio, lugar en los números: es necesario q""' . -las
Tabla, de Theor/co
una vez despiertos, se liberaban del sopor del sueño con otras modulaciones.
Muslcoe, 1492,
las cosaste~gan una proporción num<'ri< a y,
Mil~n. Biblioteca ~r conssguaente, ce! número es el mode 0
Nacional de Brera prmclpal en la mente del Creador• y el ramo
principal que, en las cosas, conduce a la Franchino Gaffurlo,
sabiduría. Ese rastro, siendo evidentísimo los txperimentos
Número todos Y cercanísimo a Dios. nos conduce. por asl de Pltdgoros sobre/as
Filolao (siglo v a.C.) decir,~ 0 ' 0 ' por mediu u" sus siete dafere das refo<;ior>d tn tre los
Fragmentos de los presocráticos, 04494 y nos lo da a conocer en todas las cosas so11idos, de Theorico
MusJcoe.l492,
Todas las cosas que se conocen tienen corpóreas Y sensibles, mientras aprendemos Milán, Biblioteca
un numero: sin el número no seria posible que las cosas tienen "na proporción num.,,Jca, Nocional de Srera
conocer o pensar nada. experimentamos deleite en esa proporción
numérica Yjuzgamos de manera irrefutable
Orden en virtud de las leyes que la regulan.
Pitágoras (siglos VI·V a.C.)
de Vidas de los filósofos de Oiógenes Laercio Modos musicales
La v~rtud es armonla y también la salud Boecio (48()-526)
Ycualquier bien y la divinidad. Por De musico, 1, 1
consiguiente, también todas las cosas Nada es más propio de la naturaleza humana
estáll formadas segun armonra. ?~e abandonarse a los dulces modos y ser
<rrrtada por los modos contrarios; Yesto no
Relaciones matemáticas se refiere solo en los individuos a ciertas
Teón de Esmima (siglos IH a.(.} inclinaciones o a ciertas edades, sino que
Fragmentos de los presocráticos, 047A 193 afecta a todas las tendencias; los muchachos
Eudoxo YArquitas consideraban que las los jóvenes Yhasta los viejos se ven afectado·,
relacsones que constituyen los acordes se de_f~a tan natural y tan espontánea por la
podían expresar en n(smeros:y pensaban que musaca que puede decirse que ninguna edAd
tales relaciones consisten en movimientos es ajena al placer del dulce canto.De ahl que
Yque el movimiento rápido da el sonido ' se reconozca que con razón dijo Platón
agudo como el que bate el aire continua que el alma del mundo fue compuesta con
Yrápidamente, Y que el lento da el sonido conveniencia musical. En efecto, puesto que
grave, como el que es menos veloz. por lo que esta convenientemente armonizad,.
en nosotros percibimos en los sonidos lo que
Sonidos musicales está armónicamente compuesto y con ello
Teón de Esmima (siglos 1. 1 a.C) n~s deleitamos, comprendemos que nosotros
Fragmentos de los presocráticos, O ISA 13 mismos estamos hechos a semejanza
~so de Hermión, según dicen, y el pitagórico de_esto. Amiga es. en efecto, la semejanza; 63
H<ppasos de Metaponto se servfan de la odsosa Ycontraria es la disparidad.
62
2. ~A PROPOR<;IÓN ARQUITECTÓNICA
6S
64
2. LA PROPORCIÓH ARQUITECTÓNICA
69
111. LA BELLEZA <;OMO PROPORCION V ARMONfA
70
1 ). ELCUEru'OHUhiANO
¡(od,sigloVI a.C.
¡>.ten•'·.. lona!
Mui"O"ac
3. El cuerpo humano
1 1 Eurritmia
Simetría Platón (siglos V·IV a.C.)
1 1 Vitrubio (siglo 1 a.C.) Sofisra,23Sd·236c
1• 1 ¡l De archirecrura, lll, 1 E><tranjero:Se distingue en ella. por una
la sirnetria es la armonía apropiada parle, una técnica figurativa. Esta existe
que surge de los miembros de la obra cuando alguien, teniendo en cuenta las
misma y la correspondencia métrica que proporciones del modelo en largo. ancho
resulta de las partes separadas en relación y atto, produce una imitación que consta
con el aspecto de la figura entera.! ... ! incluso de Jos colores que le corresponden.
1 La simetría nace de la proporción que los Teeteto: ¿Y qué? ¡Acaso todos los que imitan
griegos llaman ~natogia; ningún edificio no intentan hacer eso?
puede ser ordenado de forma adecuada Extranj~ro: No (14uc.::llv::> 4ue elaboran
sin analogia con la ¡usta proporCión o dibujan obras monumentales. Si
1 11 del cuerpo humano. reprodujeran las proporciones auténticas
que poseen las cosas bellas, sabes bien que
1 r¡l Canon la parte superior parecería más pequeña
Plinio el Viejo (siglo r) de lo debido, y la inferior, mayor, pues a una
Hlsraria natural, XXXIV, SS la vemos de lejos y a la otr~ de cerca.[... !
Policleto de Sicione,discípulo de Ageladas,
repartidas las trenzas, iguales los senos e i
g~al_es . Pero ¿acaso los artistas no se despreocupan
iguales y rítmicos los pliegues del tra· . las prernas y los brazos, hizo el Diadumeno. figura afeminada de de la verdad y de las proporc:iones reales.
'1
11 curvados en la típica sonrisa va . Je, SI m tn~os los ángulos de los labios jovencito, famosa por haber sido valorada y confieren a sus imágenes las que parecen
Al margen de que la simetría ga q_ue caractenza ese tipo de estatuas. en cien talentos; y también el Doríforo, figura ser bellas?.[... ] ¿No será justo llamar figura
viril de muchacho. Hizo también la figura al primer tipo de imitación. pues se parece al
fascinación de esa sonrr·sa por SI sola no basta para dar cuenta d e la que los artistas llaman el Canon y a la que
'nos encontramos tod ¡ modelo? {...] ¿Y esta parte de la técnica
bastante rígido de la proporción . • av a ante un concepto acuden tos artiSlas en busca de las reglas imitativa no deberá llamarse tal como antes
Policleto realiza una estatua q . o~ srg o~ mas tarde, en el siglo IV a.C.,
11 0 1 del arte, como el que se remite a una ley. dijimos, figurativa?.[ ...] ¿Yqué? Lo que
1 •. ue sera cons1derada 1 1 Yes considerado el unico hombre que aparece como semejante de lo bello solo
en ella se encarnan todas las regl uego e canon, porque ha encarnado en una obra de arte el arte porque no se lo ve bien, pero que si alguien
el principio que rige el canon n as para_ un~ ~roporción correcta, y
1
mismo. pudiera contemplarlo ad~>cuadamente en
1 de dos elementos iguales Toda o les el pnncrplo basado en el equilibrio tóda su magnitud no diría que se le parece,
recíprocamente según rel~cion:sas partes_ del cuerpo han de adaptarse
Proporción entre las partes ¿cómo se llamará? Si solo aparenta parea!rse.
A es a B como 6 es a C. Más tard .;ro~orcronales en el sentido geométrico:
Claudio Galeno (siglo m) sin parecerse realmente,¿ no será una
Placita Hippocratis el P/aronis. V,3 apariencia?.[...] Para esta técnica que no
corporales correctas en fraccio~· ~~rul ·~expresará las proporciones Crislpo [...] alirma que la belleza no reside produce imágenes sino apariencias. ¡no sería
constituir 1/1Ode la longitud t ;~ 1e a figura entera: el rostro ha de
en cada uno de tos elementos. sino en la correcto el nombre de •técnica simulaliva•?
0 18 armoniosa proporción de las partes, en
Y así sucesivamente. . . a ' a cabeza 1 d e la longitud del tórax, la proporción de un dedo respecto al otro,
de todos los dedos respecto al resto de
El canon griego de las proporciones era d. . . • la mano,del resto de la mano respecto a la
disponían de redecillas con cuad r 1 . ISttnto del egipCIO. Los egipcios
muñeca, de esta respecto al antebrazo, del
cuantitativas fiJ'as Sup . d r cu _as Iguales que marcaban medidas antebrazo respecto a todo el brazo. es decir,
. onten o, por eJemplo f.
de tener una altura de d' . h . , que una rgu ra humana hubiera de todas las partes respecto a todas las otras.
teCioc o umdades a t
del pie era de tres unidades· 1 d 1b ~
'
á·
om ttcamente la longitud
• a e razo de crn co, etcétera.
como está escrito en el canon de Policleto. 7S
74
3. EL CUERPO HUMANO
pagine anterior:
Aparentemente, la Edad Media no aplica una matemática de las proporciones a
Vientos. elementoS. la valoración o a la reproducción del cuerpo humano. Cabría pensar que en ese
remptromentos,
deMcnusano
descuido interviene la falta de aprecio de la corporeidad en favor de la belleza
ascronómico, espiritual. Por supuesto, no es impropia del mundo medieval avanzado una
Bavie<a. siglO XII
valoración del cuerpo humano como prodigio de la Creación, como aparece
en una obra de Tomás de Aquino. Sin embargo, es mucho más frecuente que se
utilicen criterios pitagóricos proporcionales para definir la belleza moral, como
ocurre con la simbología del homo quadratus. La cultura medieval partía de una
~ ,\:~· ~~~
(} 1( l idea de origen platónico (que al mismo tiempo se estaba desarrollando también
1 (j 1'\ en el ámbito de la mística hebrea), según la cual el mundo es como un gran
~rtlco(mo( coHfb'C '[fLrft«< r dcm ctmf,~,. .
animal y, por tanto, como un ser humano, y el ser humano es como el mundo, o
bien el cosmos es un gran hombre y el hombre es un pequeño cosmos. Nace así
Sre 1 ttfl ó#trt~(m"(. la llamada teoría del homo quadratus, en la que el número, principio del universo,
adopta significados simbólicos, basados en una serie de correspondencias
numéricas que también son correspondencias estéticas. En efecto, los antiguos
razonaban del siguiente modo: tal como es en la naturaleza, así ha de ser en
el arte: y la naturaleza en muchos casos se divide en cuatro partes. El número
cuatro se convierte en un número central y resolutorio. Cuatro son los puntos
cardinales, los principales vientos, las fases de la luna, las estaciones; cuatro
es el número del tetraedro timaico del fuego, cuatro las letras del nombre
<<Adán». Y cuatro será, como enseñaba Vitrubio, el número del hombre, porque
la anchura del hombre con los brazos totalmente extendidos corresponderá
a su estatura, formando así la base y la altura de un cuadrado ideal.
Cuatro será el número de la perfección moral, de modo que se llamará
tetrágono al hombre moralmente fuerte. Ahora bien, el hombre cuadrado
será a la vez también el hombre pentagonal, porqu e el cinco también es un
número lleno de correspondencias secretas y la péntade es una entidad que
si!'"boliza la perfección mística y la perfección estética.
77
111. LA BELLEZA COMO PROPORCION YARMONIA
3. EL CUERPO HUMANO
·-
...
78
79
111 3. El CUERPO HUMANO
111. !A BELlfZA COMO PROPORCIÓN Y AAMONIA
83
4. EL COSMOS Y LA NAT\JRALEZA
111. LA 6ELLEZA COMO PROPORCIÓN Y ARMONÍA
85
84
111. LA BEUEZA COMO PROPORCION Y ARMONIA
, S. LASOTRAS ARTES
86 87
6. lA AOEcw.ooN AL FIN
6. la adecuación al fin
Colaboración mutua
Proporción en cuanto tales, son deforrno:~Portanto 1 A lo ilquierd<J:
Belleza moral Tom~s de Aquino !siglo XI l
Tom~s de Aquino (siglo x11) requ lere] proporción adecuada o armoma Catedral de omás de Aquino (siglo u) lomenrario a las nombres divmos.IV, 6
svmma Theolog/ae,l, S, 4 [entre las partes]. Finalmente, claridad o Notr~·Dame de Laon. Swnmo Tlleo/ogioe, 11, 145. 2
Asf como muchas piedras son
Lo bello consiste en la debida proporción. esplendor: de hecho consideramos bellas 1 sigloxu La belleza espiritual consiste en el hecho
convenientes la una a la >tr" Yde
porque los sentidos se deleitan con las cosas cosas de colores nltidos o resplandecien d~ que el comportamiento y los actos 'e
A lo dere<ha: Itas nace la casa, igua mente todas
bien proporcionadas. una persona Pstén bien proporcionados
la Sainte-chapelle, los partes del universo convienen para
Forma Parfs, siglo xm segun la luz de la razón. explicar su existencia, por f,llniSma
Claridad Tomás de Aquino (siglo XI·1) razón se dice ue ~o solo a la belleza
Tomás de Aquino (siglo XIII) Comra gentiles. u. 81 Adecuación al fin .., debe qt. da cosa~ m ~:e.,ga
Svm= Theologlae•.• 39,8 lv'aterla y forma son necesariamente Tomás de Aquino (s¡glo Xt 1 igual a si misma, sino tam , que
En efecto, para la belleza se requieren tres proporcionadas entre sí y por naturaleza Summa Theo!ogiae,i, 91, 3 todas juntas esr~blezcan reciproc~
dotes. En primer fugar integridad o perfección: co1·relativas; porque cada acto se produce Cada artífice tiende a conferir a su obra la
comunión cada una segun sus
porque las cosas incompletas. precisamente en la propia materia. mejor dispo•idón,no en sentido ab$Oiuto.
propias pro1ied<ldes.
$ino en relación con el fin deseado.
88
1
7. la proporción en la historia
Edad Media, en los que se busca a~· ug tendía a mirar con recelo todo lo
valores estables Y eternos, Y en ca m JO.~e d on los sentidos y con la
que estaba relacionado con la ~orpor~~t:b~ ~or razones moralistas sobre
consistencia física. La Edad Me la me 1 b 1 hecho de que, como decía
lo.
.
s:;?ie ,::=::-. ,
;=; ' En literatura, en el siglo VIII, Beda establece en De arte metrica una distinción
entre metro y ritmo, entre la métrica cuantitativa latina y la métrica silábica
.
•Jj.
f .. ::KV
,:;;=:,
Sll'Um
7 ; iS¡
Poetria nova (hacia 121 0), habla de proporción en el sentido de adecuación,
de ahí que sea correcto utilizar adjetivos como fulvum para el oro,nitidum
para la leche, praerubicunda para la rosa, dulcifluum para la miel. Cada estilo
Q ~ •--;"' A •? • ~ •";' r. -= ha de ser adaptado a aquello de lo que se habla. Es evidente que ya no se
f
P
.;o;:;c ~! -..--;.---¡;.•
está hablando de proporción como cantidad matemática, sino como
conveniencia cualitativa. Lo mismo ocurre respecto al orden de las palabras,
la coordinación de las descripciones y de las argumentaciones, y la
rus ... composición narrativa.
Los constructores de catedrales seguían un criterio proporcional que era
nnll distinto al de Palladio. Y, sin embargo, numerosos estudiosos
contemporán eos han intentado demostrar que los principios de una
proporción ideal, incluida la realización de la sección áurea, se pueden hallar
A la izquierdo: en las obras de todos los tiempos, incluso cuando los artistas no conocían
Jubilus Allelujo, Por consiguiente, parece que en todos los siglos se ha hablado de la belleza
siglosox·x de la proporción, pero que según las épocas, a pesar de los principios las reglas matemáticas correspondientes. Cuando la proporción se
A la derecho: aritméticos y geométricos que se aplicaban, el sentido de esta proporción interpreta como una regla rigurosa, se ve que no existe en la naturaleza, y se
Tu patris sempilernusJ ha cambia do. Se puede afirmar que ha de haber una relación exacta entre la puede llegar a la argumentación dieciochesca de Burke, que adopta una
c.9oo postura en contra la proporción y niega que pueda ser un criterio de
longitud de los dedos y la mano, y entre esta y el resto del cuerpo, pero
establecer cuál habla de sP.r Ir~ relación exacta era una cuestión de gusto belleza.
que podfa cambiar con los siglos. Lo más significativo es que, en el ocaso de la civilización renacentista, se va
En efecto, a lo largo del tiempo ha habido distintos ideales de proporción. abriendo paso la idea de que la belleza, antes que de la proporción
El concepto de proporción de los primeros escultores griegos no era el mismo equilibrada, nace de una especie de torsión, de una tensión inquieta hacia
que el de Policleto, y las proporciones musicales a las que se referla Pitágoras algo que está más allá de las reglas matemáticas que rigen el mundo físico.
no coincidían con las proporciones a las que se referían los medievales, porque
la música que estos consideraban agradable era distinta. A los compositores Ala izquierdo:
de finales del primer milenio, cuando a las vocalizaciones llamadas giubili Catedral de Notre-Dame
en Cflartres_
allelujatici había que adaptar las sílabas del texto, se les plantea por primera vez mediados del siglo xa
el problema de la proporción entre palabra y melodla. Cuando, en el siglo IX,
A. lo derecha:
las dos voces de los diafonistas abandonan el unfsono y cada una empieza Andrea Pallad'oo,
a seguir una linea melódica propia, aunque conservando la consonancia Iglesia del Redentor,
de 1quarrro libfi
del conjunto, hay que buscar asimismo una nueva regla de proporción. delrarchitettura,edid6n
El problema aumenta cuando de la diafonía se pasa al discante, y de este a a cargo de Vincenzo
Scarno:ui, c. 1615
la polifonía del siglo XII.
Ante un organum de Pérotin,cuando desde el fondo de una nota generadora
asciende el movimiento complejo de un contrapunto de osadía realmente
gótica, Y tres o cuatro voces sostienen sesenta medidas consonantes sobre
la misma nota de pedal, en una variedad de ascensiones sonoras semejantes
a los pináculos de una catedral, el músico medieval que recurre a los textos
de la t radición da un significa do muy concreto a las categorfas que para
Boecio eran abstracciones platónicas. Y así será a lo largo de la historia
de la música. En el siglo IX se reconocía aún el intervalo de quinta (do-so{)
como consonancia imperfecta, pero en el siglo XII ya se admite.
94
95
p
7. LAPROPORCIÓ~EN LA HISTORIA
lll. LA BELLEZA COMO PROPORCIÓN y ARMONiA
·'-'"l!)~us tMlHa>~~
1. Ll!crSYCOLORES
IV. LMVZ Y EL COLOR EN LA EDAD MEDIA.
A1a derecho:
Georges de La Tour,
La Magdalena penitente,
Washington,
Natlonal Gallery
Clarltas
Tomás de Aquino (siglo XIII)
Summa Tlleologiae, 11·11. 145,2
Como puede deducirse de las palabras
Angel de lo quinta rram~ra,
de Oionisio, !o bello está constituido por el Beato de Llébana. miniaturas
esplendor y por las debidas proporciones: en del Beato Fernando 1y
efecto, él afirma que Dios es bello •como causa S~ncha, siglo vm, Madrid,
8•blioteca Nacional
del esplendor y de la armonía de todas las
cosas•. Por eso la belleza del cuerpo consiste
en tener los miembros bien proporcionados.
101
con la luminosidad del color debido.
100
2. DIOS COMO LUZ
11
11
2. Dios cor.no luz
Uno de los oríg enes de la estética de la cloritas deriva sin duda del hecho de
que en numero.sas civilizaciones se identificaba a Dios con la luz: el Baal semftico,
el Ra egipcio, el A hura Mazda iranio son todos elfos personificaciones del sol o
de fa benéfica a.cción dela luz, que conducen naturalmente a la concepción del
Bien como sol ele las ideas en Platón; a través del neoplatonismo,estas imágenes
penetran en la • radición cristiana.Plotino hereda de la tradición griega la idea
de que lo bello cconsiste ante todo en la proporción (véase capítulo 111) y sabe
que esta nace de la reladón armónica entre las distintas partes de un todo.
Puesto que la tr.adición giega afirmaba que la belleza no es solo symmetría
sino también chn-óma,cobr, se pregunta cómo era posible tener una belleza
que hoy día defirniríamoscomo «cualitativa», «puntual>>, que podía manifestarse
en una simple sensación cromática. En sus Enéadas (1.6), Plotino se pregunta celestes; en efecto, los autores s_agrados
1
cómo es fJOSible que comideremos bellos los colores y la luz del sol, o el La simple belleza de un color a menudo describen la sustaneta
¡l resplandor de loo astros oocturnos, que son simples y no obtienen su belleza
Encuadernación
de evangellatio (detalle), Plotino (siglo 111) suprasustanóal que no tiene forma alguna
si'}lo vu,Monza, EnéadCIS, 1, 6 con el símbolo del fuego porque 7ste tiene
11 de la simet ría de- las partes.la respuesta a la que se llega es que <da sim¡?le Tesoro del Duomo . le L-n-~a de un color procede de muchos aspectos del carácter divino, st es
1.as1mp ""'= .
1 belleza de un c01lor viene: dada por una forma que domina la oscuridad de una forma que domina la oscundad ~e la. licito de<irlo, por cuanto se lo puede
. de la presencia de una luminosidad descubrir en las cosas visibles.En efecto, el
la materia, por la presenci¡ de una luz incorpórea que no es más que razón matenay de·
1 . . ea que es razón e idea. De ello nva fuego sensible está. por así decir.en todas las
1¡ e idea». De ahl la belleza del fuego, que brilla semejan te a una idea. :;::odos los cuerpos. el fuego es bello en cosas Y pasa a través de todas sin mezclarse
1 Ahora bien, esta oobservaóón solo cobra sentido en el marco de la fi losofía sl t~ismo y ocupa entre los otros elementos con ellas Y está separado de todas y, ~endo
el lugar de la idea; es el más elevadO por su completamente brillante, al mismo tiempo
11 neoplatónica, pall'a la que la materia es el último estadio (degradado) de un posi<:ión, también el más hger_o de todos permanece, e" cuanto oculto, ignorado en si
1 descenso por «em anaciól!» de un Uno inalcanzable y supremo. Por ello esa los cuerpos, porque está proxlmo a lo • y por si -cuando no se le pone delante una
luz que respland(ece sobr~ la materia solo puede at ribuirse al reflejo del Uno .
incorporeo; está so1o, Yno recoge en s1 a los materia hacia la cual manifieste su propia
1 otros elementos, aunque los otros elementos
del que emana. Dlios se identifica, por tanto, con el resplandor de una acción-, "o se puede coger ni ver, pero
lo acogen en sí; en efecto, estos pueden él coge cualquier cosa.
especie de corriente lui1Ú'tosa que recorre todo el universo. inflamarse, mientras qve aqu~l no ~uede
Estas ideas fas retroma el Pseudo-Dionisio Areopagita, oscuro autor que enfriarse. Él es el que en un prmapto posee Una corriente luminosa
probablemente escribe en el siglo v d.C, pero al que la tradición medieval, los colores, y del que las otras cos~s reciben
Pseudo-Dionisia Areopagita (siglos V·VIl
la forma y el color. Él alumbra y bnlla, porque
De los nombres divinos, IV • .
una vez traducidO> al latín en el siglo IX, identifica con Dionisio, convertido 1
esvna1·dea . Las cosas inferiores a é],aouladas
·Q é diremos del rayo solar en SI mismo.
,u . . ~~
por san Pablo en fef Areópa-go de Atenas. En sus obras De la jerarquía celeste por el ofuscamiento de su luz. dejan de ser La Luz deriva del Sten Yes tmagen
y De los nombres ctlivinos, representa a Dios como <<luz», «fuego», «fuente bellas, porqve no participan de la Idea totalBondad. por eso el Bien es celebrado con
del color. el nombre de la Luz como elarquettpo ~ue
luminosa». las mi!limas imágenes se encuent ran en el máximo exponente
se manifiesta en la imagen. En efec~astl
del neoplatonismco medievai,Juan Escoto Eriúgena. Belleza del fuego . . como la Sondad divina superior a t a~l as
También contribu:t¡en a influir en toda la escolástica posterior tanto la filosoffa Pseudo·Dionisio Areopagtta (stglos v·VI) sas penetra desde las más altas Y ~o es
Jercrrquia celesre, XV -~ costanclas hasta las últimas y est6 au" por
como la poesía áréi!be,que hablan transmitido visiones de esencias rutilantes . mente que el fuego manutesta ~~cima de todas, sin que las más elevadas
Yo creo prectsa .
de luz, éxtasis de brelleza y fulgor, y con AI-Kindi, en el siglo rx elaborarán una lo más divino que hay en las inteligenctas 103
compleja visión COlSmológica basada en la potencia de losrayos estelares.
102
IV. 1.A WZ YEL COLOI! EN lA f()A() MEDIA
Hermanos limbourg,
Mayo, de Las muy ri<ós
horas del duqw de ~rry,
104 1410-1411,
Chantilly, Museo Condé
3. W Z,RJQUEZAY POBREZA
11 IV. LA lUZ YEl COlOR EN LA EDAD MEDIA
joyas, y se cubren con ropas teñidas con los colores más preciosos, como el
púrpura. Los colores artificiales, que proceden de minerales o vegetales y
son objeto de complejas elaboraciones, representan, por tanto, la riqueza,
mientras que los pobres se visten exclusivamente con telas de colores
desvaídos y modestos. Es normal que un campesino vista con bastos tejidos
naturales, que no han pasado por las manos del tint orero, gastados por el
uso, de un gris o un marrón casi siempre sucios. Una casaca verde o roja, por
no hablar de un adorno de oro o de piedras preciosas (que muchas veces
equivalen a las llamadas hoy día «piedra s duras», como el ágata o el ónix), es
un objeto raro y admirable. La riqueza de los colores y el brillo de las piedras
preciosas son signo de poder y, por tanto, objeto de deseo y de maravilla.
Del mismo modo, aunque los castillos de la época, que actualmente
estamos acostumbrados a ver adornados con torres y con apariencia
fabulosa gracias a las transformaciones del romanticismo y de Disney, son
en realidad toscas fortalezas - a veces incluso de madera- situadas en el
centro de una muralla de defensa, poetas y viajeros sueñan con castillos
espléndidos llenos de mármoles y de gemas: los inventan, como san
Brandán en el tran scurso d e sus viajes, o como Mandeville, y a veces quizá
los ven realmente pero los describen como debieran haber sido para
resultar bellísimos, como en el caso de Marco Polo.
Para comprender cuán costosos son los tintes hay que pensar en el trabajo
que tienen que realizar los propios miniaturistas para fabricar colores vivos
y brillantes, como atestiguan textos como el Schedula diversarum artium de
Teófilo. o el De arte il/uminandi rlP un anónimo del siglo XIV.
Piedras preciosas Yen virtud a todas las otras sobrepasa negro, el blanco y el rojo; todos los otros son, trabajar sobre el p<'rgamino, siempre hay
Desconocido (siglo x1v) y semejante (a la estr~lla es) en resplandor por tanto,intermedios de estos. como se define que probar sobre un pergamino similar si
Lapidario Estense con su gentil y alegre enamoramiento. en los libros de todos los f1skos, etcetera. pero está bien templado; una vez secado, se pone
Decimos también que las piedras adornan y más bella es que la rosa y que la flor. los colores naturalmente necesarios para por endma un poco de oro y se observa si
los vasos y los instrumentos. que se ponen Cristo le dé vida y alegria, miniar son ocho, esto es. ~1 negro, el blanco, se abrillanta bien. En el caso de que tuviera
en los trajes y ayudan a quienes las llevan y crezca en gran consideración y hono el rojo, el amarillo, el azulado. el violáceo, el demasiada miel o temple, se puede remediar
consigo, en muchos peligros, y procuran rosáceo y el verde. Algunos d~ estos son vertiendo en el recipiente agua dulce común,
muchas graci~s. Por eso los nobles y ricos El palacio del Gran Khan naturales, otros artlRclales. Son11aturales sin mezcl<>l'; tendrá mejor temple si se
las buscan y las llevan con este objetivo, Marco Polo (siglo XIII) el azul de ultramar y el azul de Alemania. El mantiene durante tln tiempo;IU<~go se vuelve
aunque no sirven para todo lo que ellos El Millón, LXX 1 color negro es una cierta ticn·~ negra o piedra a q uitar el agua, sin agitarla.Si se requiriera
cree n. Y esto ocurre porque las compran Y en medio ele esta muralla está el pal¡¡<io del natural; también el rojo es una cierta tierr~ roja un temple más fuerte, póngase más cola,
adrede y así las llevan. Yaunque las piedras Gran Khan, que es tal como os voy a relatar. Es llamada a veces vulgarmente macro; el verde esto es. agua de Múcar o de miel, segun la
no puedan servir para todo, si tienen no el más grande que se ha visto jamás:nu ciene es tierra o verde azul, y el amarillo es tierra necesidad y el gLISto. Y puesto que siempre
obstante cierta eficacia. precisamente por estrado, pero el suelo es diez palmos m salto amarilla, u oropimente. u oro fino, o azafran. es ~jor la práctica que la teoria,novoy a
esto son honradas, aceptadas y apreciadas; que el resto del pavimento; el techo e Artificiales son todos los otros colores; esto explicar detalladamente cuanto sé:•A buen
pero algunas veces no pueden hacer lo que altísimo. las paredes de los salones y d las es, el negro, que se hace con carbones de vid entendedor pocas palabras bastan•.
creen de palabra y de hecho, y las personas habitaciones estc!.n completamente 0 de otras lei'las. o con el humo de las velas
que tienen relación con ellas. aun viendo revestidas de oro y de plata. y en ellas e,tan de cera o de aceite, o de sepia, recogido en Belleza de la naturaleza
las razones de este fracaso. no se atreven esculpidas hermosas historias de cabal ros un cuenco o tazón vidriado. El rojo, como Dante Alighieri (1265·1321)
a decirlo por gran maldad de corazón. y de damas. de pájaros y de animal~ v e es el cinabrio, que se obtiene con azufre Putgarorio. vn, w. 70 78
Y todo esto hacen las piedras y las palabras otras bellas cosas; y la cubierta también é'Stá y mercurio, o como es el mil, lo, también Entre llano y cantil, oblicuo trazo
que dicen las personas que las poseen. hecha de tal modo que solo se ve oro y ~lata. Dlamadol stoppio, que se hace con plomo; de sendero guió la caminata
La sala es tan larga y tan ancha que muv bien el blanco que se extrae del plomo, esto es, hasta donde al vall<:jo abre un ribazo.
Colores pueden comer en ella seis mil personas· de la cerusa o de los huesos incinerados de GranD. albayalde, finos oro y plata,
Giovanni Boccaccio (1313·1375) y hay tantas habitaciones qu~ maravilla <olo animales.[... ) El yeso para rljarel oro sobre ébano, añil de un lúcido se1·eno
Filoco!o, IV, 74 pensarlo. La cubierta superior, es decir, l.~ el pergamino se hace de muchas maneras. esmeralda que. rota, en catarata
Sobre él descendió esta luz en la que eXlerna, es roja, amarilla, verde y de mw:hos No obstante, voy a exponer tan solo una, refulgen, ceden en el v~lle ameno
contempló con admiración a una mujer de otros colores, y está tan bien barnizad ¡ue q ue ha demostrado ser excelente. Se toma a hierba y flor de tono variopinto,
aspecto bello y grilciOS01 cubierte con ~sa reluce como el cristal, de modo que desJe ese }'i!SO cocido y depurado que uti11zan los como siempre~ v~ur c...~d~ ctl más bueno.
misma luz. y en las manos llevaba una botella lejos se ve brillar el palacio; la cubierta _s pintores para fijar el oro sobre la tela, esto es.
de oro, llena de un agua precloslsima, y con muy sólida. Entre un muro y el otro de ~e del mas fino, en la cantidad deseada y una Una blanca cierva
esa agua parecfa que se lavaba todo el rostro os he hablado antes, hay hermosos prados cuarta parte de excelente bolo arménico: Francesco Petrarca (1335-1374)
y después toda la persona. e inmediatamente y árboles y hay muchas clases de anima es se tritura sobre una piedra de pórfido Cancionero, cxc
después desapareció: y tal como habla en libertad. ~ro es, ciervos blancos. cor<>s. con agua cristalina hasta llegar al máximo Una mas blanca derva que paloma
sucedido esto, asi también le pareció que gamos, los animales que hacen el alm'- ie, desmenuzamiento; después, se deja secar por entre hierba verde con decoro
habla multiplicado la visión, y que conocía martas cibelinas y armiños, y otros herro .osos sobre dicha piedra, se toma la cantidad me apareció con unos cuernos de oro,
mejor que antes las cosas mundanas y las animales. la tierra de este jardín está ocdpada necesaria y se reserva el resto; se tritura con cuando la primavera ~ nos asoma.
divinas, y que las amaba a todas según su totalmente por estos animales, excepto el agua de cola de carniza o de pergamino su vista en mi causó tan gran carcoma
conveniencia. Yasí, admirándose de esto, camino por donde entran los hombres. y se le añade la cantidad de miel que se qu'en tierra ajena por seguirla moro,
se halló ent re las tres mujeres, que antes considera que puede endulzarlo como el avaro que por el tesoro
no conocía, y parecía q ue con ellas se hallaba Miniaturas adecuadamente; hay que tener cuidado el trabajar por gran deleite toma.
su Blancaflor, y tenia maravillosa intimidad: Desconocido (siglo Xlv) de no poner demasiada o demasiado poca, Nadie rne toque (en un collar traía
a una de las tres la vela tan roja en el rostro De arte illuminondi, 1 sino la justa según la cantidad de materia, escripto de diamantes engastados)
y en los vestidos como si toda ella estuviera Pretendo describir, ante todo sin ánimo de de manera que, si se prueba una partícula, que César quiso fuese yo eximida.
ardiendo, a la otra tan verde que superaría a crítica sino amistosamente, de forma se cilla. apenas se note el sabor dulce. Para obtener El sol era ya vuelto a mediodía.
cualquier esmeralda, la tercera blanquísima algunas cosas relativas al arte de la mn a·ura un vasito como el que utilizan los pintores, y mis ojos no hartos, mas cansados,
sobrepasaba a la nieve en su blancura. de los libros tanto con la pluma como n el sabed que la medida correcta es la cantidad cuando en agua caldo vi ser ida.
pincel; y aunque esto ya ha sido divu gado que se coge con la punta del pincel, si fuera
Gemas anteriormente en muchos escritos. sin menos se estropearía la materia. Una vez bien
Giacomo da lentini (siglo x·u) embargo, para aclarar los procesos mas mezclado, se mete en la vasija de vidrio y se
Diamame, ni esmera/do, ni zafiro ... expeditos y racionales, a fin de que los o. ~crtos vierte inmediatamente con mucho cuidado,
Diamante, ni esmeralda. ni zafiro se confirmen en sus opiniones tal vez rr.e· ores, sin que la materia s~ mezcle, la cantidad de
ni ninguna otra gema preciosa. y los inexpertos, deseosos de aprender este agua cristali11a necesaria para cubrirla; y la
topacio, nijacinto. ni rubl, arte, puedan fácil y claramente entencler'o Y sustanci~ quedara asr purgada de manera
ni la aritropia, q ue es virtuosa, practicarlo, expo11dré sucintamente. tratando que no forme burbujas ni grietas cuando
ni la amatista, ni el carbunclo fino, de los colores y de los d istintos modo ele se haya secado. Ycuando se quiera utilizar, se
que es muy resplandeciente. atenuarlos, las cosas experimentadas y saca. tras una breve espera, el agua que la
tienen tanta belleza en sí mismos reconocidas como buenas. Segé1n Plinio igo. cubre, sin mezclar la sustancia. Antes de fijar
como tiene mí dama amorosa. tres son los colores principales. a sabd. el el yeso en el lugar preciso donde hay que
108 109
rv. lA lUZ y EL COlORE1HA EDAD MEDIA
. 4. EL ADOI1N()
4. Eladorno
110 111
,.-~--
los senos) y art ificiales (las ropas y las joyas). Entre los adornos en general
son fundamentales los que se basan en la luz y en el color: los mármoles son
bellos a causa de su blancura, los metales por la luz que reflejan.
El mismo aire es bello, porque aes-aeris - afirma Isidoro con su más que
discutible técnica etimológica- se llama así por el resplandor del aurum, esto
es, del oro. En efecto, el aire, como el oro, resplandece en cuanto le alcanza la luz.
las piedras preciosas son bellas acausa de su color, y el color no es más que la
luz del sol aprisionada y materia purificada los ojos son bellos si son luminosos,
y los más bellos son los ojos azul verdosos. Una de las primeras cualidades de un
cuerpo bello es la piel sonrosada, y en realidad - argumenta el etimologista
Isidoro-, venustas,«belleza física», viene de venis, esto es, de la sangre, mient ras
Gentile da Fabriano1
Adoración de los Magos, que formosus,«bello», viene de formo, que es el calor que mueve la sangre; de
1423, Florencia, sangue viene también sanus, que se dice de quien carece de palidez.
Galerla de los Utfozl
En estas páginas se observa hasta qué punto es importante un cuerpo de
aspecto sano en una época en que la gente muere joven y se padece hambre:
/ Isidoro afirma que hablamos de un aspecto delicatus por las delidae de las
buenas comidas, e intenta incluso hacer una clasificación del carácter de
algunos pueblos a partir de la forma en que viven y se alimentan, recurriendo
siempre a arriesgadas etimologías. Por ejemplo, los galos - llamados así por
gala, «leche» en griego, a causa de la blancura de sus cuerpos- son feroces
debido al clima en que viven.
112
113
IV. LA LUZ Y El COI.OREN LA EDAD MEDIA 5, LOS COLORES EN LA POESíA Y EN LA MISTICA
En los poetas, este sentido del color vivo es una constante: la hierba es
verde, la sangre roja, la leche blanca. Existen superlativos para todos los
colores (como el praerubicunda de la rosa) y un mismo color posee muchas
gradaciones, pero ningún color muere en zonas de sombra.
Podemos recordar el «dolee colore di oriental zaffiro» de Dante, o el <<Viso
di neve colorato in grana» de Guinizzelli, la «el ere et blanche» Durandal de
la Chanson de Roland que reluce y llamea a la luz del sol. En el Paraíso
dantesco aparecen visiones luminosas como «!'incendio suo seguiva ogni
scintilla», o bien <<ed ecco in torno di chiarezza pari 1 nascere un lustro sopra
que ch e v'era 1 per guisa d'orizzonte che rischiari». En las páginas místicas
de santa Hildegarda de Bingen aparecen visiones de una brillantlsima luz.
La que todo lo inflama con suavisimo fuego c:Jaridad la posee para que reluzca y el vigor
rub1ante. fuego que carece de contacto innato para que tenga fuerza y el ardor
con cualquier mortalidad árida y tenebrosa, lgneo para que arda. Por eso considera
muestra al Espíritu Santo del que fue en la espléndida claridad al Padre que
concebido según la ca me el Unigénito de Dtos. expande sobre los fieles con paternal caridad
nacido temporalmente de la Virgen, el cual su claridad, y percibe a través del vigor innato
infunde luz de verdadera caridad al mundo•. de la resplandeciente llama al Hijo en el
Pero si esa luz resplandeciente se difunde por que esta llama muestra su virtud, el Hijo que
todo ese fuego rutilante, y ese fuego rutilante se hizo came a través de una virgen en la
por toda aquella luz resplandeciente y esa que la Divinidad manifestó sus maravillas;
espléndida luz rutilante por toda la forma y reconoce en el ardor igneo al Espíritu Santo,
del hombre, produciendo una única luz en que suavemente Inflama las mentes de los
una sola virtud y potestad es porque el Padre, fieles. Pero donde no hay resplandeciente
que es suma equidad, no existe sin el Hijo claridad ni vigor innato, ni ardor ígneo, no se
y el Espíritu Santo, y el Espíritu Santo inflama ve ni siquiera una llama; al igual que donde
los corazones de los fieles, pero no sin el no se adore ni al Padre 11i al Hijo ni al Espfritu
Padre y el Hijo es plenitud de virtud pero Santo no existe auténtica veneración. Asl
no sin el Padre y el Espfrltu Santo, y son como en una llama se distinguen estas
inseparables en la majestad divina.[...! !l'es fuerzas, asl también en la unidad de la
Asf como una llama en un solo fuego tiene divinidad se deben distinguir tres personas.
tres virtudes, así también un único Dios tiene Asf como tres fuerzas se manifiestan en
tres personas. ¿Cómo? La llama consta de una la Palabra o Verbo, así también se puede
resplandeciente claridad, de un vigor Innato considerar la trinidad en la unidad de
y de un ardor ígneo, pero la resplandeciente la divinidad.
117
IV. lA LUZ Y El COLOR EN lA EOAOME OlA
Este gusto por el color se manifiesta fuera del arte, en la vida y en las
costumbres cotidianas, en los vestidos, en los adornos, en las armas. En su
fascinante análisis de la sensibilidad colorista tardomedieval, El otoño de la
Edad Media, Huizinga nos recuerda el entusiasmo del cronista Froissard por
las «naves con las banderas y gallardetes ondeando y los blasones multicolores
brillando al sol. O bien el reflejo de los rayos del sol sobre los yelmos, las
corazas, las puntas de las lanzas, los plumeros y las enseñas de los caballeros en
marcha». O las preferencias cromáticas mencionadas en el 8/ason des couleurs,
donde se alaban las combinaciones de amarillo pálido y azul, anaranjado
Página slguienre: y blanco, anaranjado y rosa, rosa y blanco, negro y blanco; y la representación
Hermanos Umbourg,
Abril, de Lasmuy ricas descrita por La Marche, en la que aparece una jovencita ataviada con traje
horas del dt~que de Berry, dp ~Pd a vioiM-'1 ~ohrP un;¡ jaca con gualdrapa d e seda azul, conducida por
141U·141"1,1.hantllly,
Muse<> Condé tres hombres vestidos de seda bermeja con capas de seda verde.
Hermanos Limbourg,
Enero, de Las muy ricas
horas liel duque delkrry,
141()-14 11,Chantllly,
MuseoCondé
118
IV. LA WZ Y H COLOR EN LA fOAO MEDIA
,. 7. EL SIMBOLISMO DE lOS COLORES
la Edad Media cree firmemente que todas las cosas en el universo tienen
un significado sobrenatural. y que el mundo es como un libro escrito por
la mano de Dios. Todos los animales tienen un significado moral o místico,
al igual que todas las piedras y todas las hierbas (y esto es lo que explican los
bestiarios, los lapidarios y los herbarios). Se llega así a atribuir significados
positivos o negativos también a los colores, aunque los estudiosos ofrezcan
a veces opiniones contrad ictorias respecto al significado de determinado
color; esto sucede por dos razones: ante todo, para el simbolismo medieval
una cosa puede tener incluso dos significados opuestos según el contexto
en el que se contempla (de ahí que el león a veces simbolice a Jesucristo y
a veces al demonio); en segundo lugar, la Edad Media dura casi diez siglos,
y en un perlodn de tiempo tan largo se producen cambios en el gusto y en
las creencias acerca del significado de los colores. Se ha observado que
en los primeros siglos el azul, junto con el verde, es considerado un color
de escaso valor, probablemente porque al principio no consiguen obtener
Miniaturista lombardo.
folio miniado
det Hislorio Plontori<Jm
siglo XIV, Roma, '
Biblioteca Casanatense
Pdgina anttrior:
Caballeros sobre caballos
con cabeza de león que
"?mitan fuego, Beato de
l lébana, miniaturas
del Beato Fernando 1
YSancha, siglo VIU, Madrid,
Biblioteca Nacional
1l1
7• .EL SIMBOUSMO DE LOS COI.ORES
Visión de la gran
prostituto
(1\pocalipsis, 11!~ .
Tapiz deiApOCOitpStS,
siglO XIV, Ange<'.
castillo del rey Renato
azules vivos y brillantes, y por tanto los vestidos o las imágenes azules
aparecen descoloridos y desvaídos.
A partir del siglo XII, el azul se convierte en un color apreciado; pensemos
en el valor místico y en el esplendor estético del azul de las vidrieras y de los
rosetones de las catedrales: domina sobre los otros colores y contribuye a filtrar
la luz de forma «celestial». En determinados períodos y lugares, el negro es
un color real, en otros es el color de los caballeros misteriosos que ocultan
su identidad. En las novelas del ciclo del rey Arturo, los caballeros pelirrojos
son viles, traidores y crueles, mientras que, unos siglos antes, Isidoro de Sevilla
consideraba que entre los cabellos más hermosos estaban los rubios y pelirrojos.
Igualmente, las casacas y las gualdrapas rojas expresan valor y nobleza, aunque
Pdyina anretiot:
el rojo sea también el color de los verdugos y de las prostitutas. El amarillo
«ti?mbre salvaje, oso es el color de la cobardía y va asociado a las personas marginadas y objeto de
Ycu~rvo»,de la Novela
de Alejandro, siglo XN, rechazo, los locos, los musulmanes, los judíos, pero también es celebrado como
Oxford, Bodleian Library el color del oro, entendido como el más solar y el más precioso de los metales.
123
S . U ÓLOGOS Y Fil ÓSOFOS
8. Teólogos y filósofos
128
V. LA BEllEZA DE lOS MONSTRUOS
• 1. UICA BEU.A llfmSENTACION OEI.O FEO
sin embargo, la actitud hacia estos entes no siempre era de repugnancia. Platón,
en sus Diólogos, discute en varias ocasiones acerca de lo bello y de lo feo, pero
ante la grandeza moral de Sócrates se ríe de su aspecto de sileno. Según distintas
teorías estéticas, desde la Antigüedad hasta la Edad Media, lo feo es una antítesis
de lo bello, una carencia de armonía que viola las reglas de la proporción (véase
capítulo tll) en las que se basa la belleza, tanto física como moral, o una carencia
que sustrae al ser lo que por naturaleza debería tener. En cualquier caso, se
admite un principio que es respetado de manera casi uniforme: si bien existen
seres y cosas feos, el arte tiene el poder de representarlos de manera hermosa,
y la belleza (o, al menos, la fidelidad realista) de esta imitación hace aceptable lo
feo. Abundan los testimonios de esta concepción, desde Aristóteles hasta Kant.
De modo que si nos paramos a reflexionar, la cuestión es sencilla: existe lo feo
que nos repugna en la naturaleza, pero que se torna aceptable y hasta agradable
en el arte que expresa y denuncia «bellamente» la fealdad de lo feo, tanto en
sentido físico como moral. Pero ¿hasta qué punto una bella representación
de lo feo (y de lo monstruoso) lo hace en cierto modo más atractivo? Ya la Edad
Media se había planteado el problema de una representación bella del diablo,
y el problema reaparecerá con toda su fuerza en la época romántica.No es casual
que, en la época clásica tardía y sobre todo en la era cristiana, la problemática de
lo feo se vuelva más compleja. Lo expresa muy bien Hegel en una página donde
advierte que, con la llegada de la sensibilidad cristiana y del arte que la expresa,
adquieren unil importancia cen tral (especialmente en relación con la figura de
Cristo y de sus perseguidores) el dolor, el sufrimiento, la muerte, la tortura, y las
deformaciones físicas que sufren tanto las víctimas como los verdugos.
Luchollleldrog6n Sócrates como Sile no nos llegan; pero con ella no se ve la mente sin la otra; por la misma razón por la que
Carencia
con la mujer, su hijo, Miguel Platón (siglos v-1v a.C.) (porque nos procuraría terribles amores, Guillermo de Auvernia (1180-1249) se dice que la imagen del diablo es bella
y sus ángeles, Beato de 8anquete,215a-216d
Ué bana~ miniaturas si en su imagen hubiese la misma claridad Tracto tus de bono et malo cuando representa bien la fealdad del diablo
del Beato Fernando 1 Pues en mi opinión (Sócrates] es lo más que ella tiene, y llegase asf a nuestra vista) y lo Llamaríamos deforme al q ue tuviera tres y por este aspecto es ella también fea.
y Sancha siglo VIII, Madñd, parecido a esos silenos existentes en mismo pasaría con todo cuanto hay digno de ojos o un ojo solo: al primero portener lo
Biblioteca Nacional los talleres de escultura. que fabrican tos amarse. Pero solo a la belleza le ha sido dado que desdice, al segundo por no tener La representación de lo feo
artesanos con siringas o flautas en la mano el ser Jo más deslumbrante y Jo mas a'11able. lo que conviene. lmmanuel Kant
y que, cuando se abren en dos mitades. Ahora bien, el que ya no es novicio o se ha Crítico deljuicio, 1, 2, 48, 1?90
aparecen con estatuas de dioses en Sll lnterior.Y corrompido, no se dej a llevar, con presteZII, Lo bello del diablo Una belleza de la naturaleza es una cosa bella;
afirmo, además, que se parece al sátiro Marsias. de aquí para allá, para donde esta la b<'lleza Buenaventura de Bagnorea (siglo XIII) la belleza artística es una bella representación
Así pues, que eres semejante a estos, al menos misma, por el hecho de mirar lo que ao•JI tiene Comentario a las Sentencias, 1, 31, 2 de una cosa.
en la forma, Sócrates. ni tú mismo podrás tal nombre. deforma que, al contempla ·.a, no La belleza de la imagen o de la pintura se Para j uzgar una belleza de la naturaleza como
dlscutirto.[. _.J Veis. en efecto, que Sócrates está siente estremecimiento alguno, sino q · dado refiere a su modelo de modo que no por si tal no necesito tener con anterioridad un
en disposición amorosa con los jóvenes bellos, al placer, pretende como un cuadrúpedo. cubrir misma esta es honorable, como sucede si se concepto de la clase de cosa que el objeto
que siempre está en torno suyo y se queda y hacer hijos, y muy versado ya en sus exceso~ honra la imagen del beato Nicolás; sino q ue deba ser. es decir, no necesito conocer la
extasiado, y que, por otra parte, ignora todo ni teme ni se avergüenza de perseguir un placer la belleza se refiere al modelo de tal forma finalidad material (el fin), sino q ue la mera
y nada sabe, al menos por su apariencia. ¿No contra naturaleza. Sin embargo, aquel cuya q ue incluso en la imagen hay belle¡a, y no forma, sin conocimiento del fin, place por
es esto propio de Sileno? Totálmente, pues de iniciación es todavla reciente. el quecon:empló solo en aquello de lo que es imagen. Asl se sí misma en el juicio . Pero cuando el objeto
ello est~ revestido por fuera, como un Sileno mucho de las de entonces, cuando ,-e V' rostro pueden hallar en esta dos formas de belleza, es dado como un producto del arte, y como
esculpido. mas por dentro, una vez abierto, de forma divina, o entrevé, en el cuerpo, una aunque es obvio que el sujeto de la imagen tal debe ser declarado bello, debe entonces.
¿de cuántas templanzas,compañeros de idea que imita bien ala belleza, se estremece es uno solo. Porque es evidente que a la ante todo, ponerse a su base un concepto
bebida, creéis que est~ lleno? primero, y le sobreviene algo de los temor~s imagen se la considera bella cuando está de lo q ue deba ser la cosa, po,·que el arte
deantano y, después,lovenera,al mirarlo como bien pintada, y también se dice que es bella siempre presupo ne un fin en la causa
Fedro, 250d - 251 a a un aros. y si no ruviera miedo de paree · muY cuando representa bien aquello de lo que es (y en su causalidad) y como la concordancia
Es la vista, en efecto, para nosotros, la mAs fina enloquecido,ofrecerfa a su amado sacrifcios imagen. Y que esta sea otra razón de belleza mutua de lo diverso en una cosa, con una
de las sensaciones que, por med io del cuerpo, como si ñ.1era la imagen de un dios. resulta del hecho de que una puede existir determinación interior de ella como fin.
132 13 3
l. UNA BELLA REPRESENTACIÓN OELO FEO
V. LA BELLEZA DE LOS MONSTRUOS
es la perfección de la cosa, deberá tenerse como lo negativo, para que el espíritu llegue
en cuenta en el juicio de la belleza artlstica ala propia verdad y al propio cielo mediante
también la perfección de la cosa, la cual no el sacrificio de lo sensible y de la singularidad
es cuestión en el juicio de una bdleza natural objetiva, esta esfera de representación se
(como tal). Es cierto que, principalmente aparta más que cualquier otra del ideal
en el juicio de los objetos animados en p!Jstico clásico. En efecto, por un lado
la naturaleza, verbigracia, del hombre el cuerpo terrenal y la fragilidad de la
o de un caballo. se toma en consideración naturaleza humana en general son elevados
generalmente la finalidad objetiva. para y honrados por el hecho de que es Dios
juzgar de la belleza de los mismos; pero mismo el que aparece en ellos; pero por el
entonces el juicio no es ya un juicio puro otro es precisamente este elemento humano
estético. es decir, un juiciO de gusto; la y corpóreo el que se presenta como negativo y
naturaleza no es ya juzgada como con con apariencia de dolor, mientras que en
apariencia de arte, sino en cuanto realmente el ideal clásico no pierde su imperturbable
es un arte (aunque arte superhumano), y armonia con lo espirit ual y sustancial.
el juicio teleológico sil ve de fundamento
y de condición al estético, teniendo este que El Infierno estético
tomar aquel en consideración. En tal caso, Karl Rosenkranz
verbigracia, cuando se dice •Esa es una mujer Estética de lo feo, llltroducción, 1852
bella•, no se piensa, en realidad, otra cosa Grandes conocedores del corazón humano
sino que la naturaleza represen ta bellamente se han sumergido en los abismos terroríficos
en su figura los fines en el edificio femenino, del mal y han descrito las espantosas figuras
pues además de la mera forma, hay que mirar que surgían de aquellas t inieblas. Grand es
más allá a Llll concepto, para que el obj eto, poetas, como Dante, han destacado aún más
de ese modo, sea pensado por m edio de un estas figuras; pintores como Orcagna, Miguel
juicio estético lógicamente condicionado. Angel, Rubens y Cornelius las han puesto ante
El arte bello muestra precisamente su nuestros ojos, y músicos como Sp ohr nos
excelencia en q ue describe como bellas han dado a conocer los sonidos atroces de
cosas que en la naturaleza senan feas o la percll<.iórt,lOfl lu) que e l n1olvado grit~
d esagradables. las furias, enfermedades, y aúlla la discordia de su alma.
devastaciones de la guerra, etcétera, pueden El infierno no solo es ético o religioso,
ser descritas como males muy bellamente, también es infierno estético. Estamos
y hasta representadas en cuadros; solo una Inmersos en el mal y en el pecado, pero
clase de fealdad no puede ser representada tambh~n en la fealdad. El terror de lo informe
confomle a la naturaleza sin echar por tierra y de la deformidad de la vulgaridad y de la
toda satisfacción estética y, por lo tanto, toda atrocidad lo tenemos a nuestro alrededor
belleza artlstica, y es. a saber, la que despierta representado en una gran cantidad de
asco, pues como en esa extraña sensación, figuras. desde los pigmeos hasta las
que descansa en una pura figuración deformidades gigantescas cuya maldad
fantástica, el objeto es representado como sl, infernal nos observa rechinando los dientes.
por decirlo asi, nos apremiara para gustllrlo, Es a este infierno de lo bello adonde
oponiéndonos nosotros a ello con violencia, queremos descender ahora, y es imposible
la representación del objeto por el arte no hacerlo sin introducimos al mismo tiempo
se distingue ya, en nuestra sensación de la en ellnñemo del mal, en el infiemo real,
naturaleza, de ese objeto mismo, y entonces porque lo feo más feo no es aquello que
no puede ya ser tenida por bella. nos repugna por naturaleza -pantanos,
árboles retorcidos, salamandras y sapos,
La representación del dolor monstruos marinos que nos miran con ojos
Georg Wilhelm Friedrich Hegel desencajados, enormes paquidermos, ratas
Esrética,lll, 1. e 1798-1800 y simios-, sino el egoísmo que manifiesta su
El verdadero punto critico en esta vida de locura en los gestos pérfidos y frívolos, en las
Dios es aquel en que abandona su existenci~ arrugas de la pasión, en la mirada torva
individual como hombre, la Pasión, el del ojo y en el crimen.{ •.. }
sufrimiento en la cruz, el calvario del esplritu, No es difícil entender que lo feo, como
l'á . el suplicio de la muerte. En la medida ahora concepto telattvo, solo es comprensible
G' 9tna anterior:
en relación con otro concepto. Este o tro
li'o""nni da Mod~na en que está impllcito en el contenido mismo
°
.'e!< de/Infierno d~ Ía
1 d• s
19eSia
que la apariencia externa, corpórea, la concepto es el de lo bello: lo feo solo existe
po1que existe lo bello, que constituye su
Bol . ' an Petronio, existencia inmediata como individuo, se
on,a~ c.l 41 0 presupuesto positivo. SI no existiera lo bello,
muestre en el dolor de la propca negatividad
13S
134
l. UNA SEU.A~ENTACION OE lO FEO
no existiría de ning(¡n modo lo feo, porque puede hallarse a sí. su medida, en lo be lo.
solo existe en cuanto negadóo de aquello. En la vida ordinaria todo el mundo P<Jede
Lo bello es la idea divina originaria y lo feo, seguir su propio gusto, y puede juzgar bello
su negación, tiene, pr~Kisamente como tal, lo que para otro es feo, y viceversa. Pero si
¡1
una existencia tan solo secundaria. No en el se quiere elevar esta casualidad del JUicio
sentido de que lo bello, en cuanto es lo bello, estético empfrico por encima de su falta
pueda ser al mismo tiempo feo, sino en el de seguriclad y clariclad, hace falta somet~a
sentido de que las mismas determinaciones a la crítica y, por tanto, a la ilustración de los
que constituyen la necesidad de lo bello supremos principios. El ámbito de lo bello
se convierten en su contrario. convencional, de la moda, esta lleno de
Esta intima conexión entre lo bello y lo feo fenómenos que, si se juzgan a partir de la
como su autodestrucción es también la base idea de lo bello, forzosamente se definen
de la posibilidad de que lo feo, a su vez. como feos, y sin embargo se reconoc"n
se niegue: de que, puesto que existe como temporalmente como bellos. No porque lo
negación de lo bello, resuelva de nuevo sean en si y por sí, sino tan solo porque el
su contradicción con lo bello volviendo espíritu de una época halla precisar1ente
a la unidad con este. En ese proceso lo bello en estas formas la expresión adecuada de
se revela como la fuerza que vuelve a someter su carácter especifico y se acostumbra a ellas.
a su dominio fa rebelión de lo feo. En esta Ocurre más en la moda que en cualquier otro
concifiación nace una infinita serenidad, que ámbito que el espírit u se corresponde con
suscita en nosotros la sonrisa, la risa. Lo feo su huella: en este caso también lo feo puede
se libera en este movimiento de su naturaleza servir como medio de expresión adecuada.
híbrida, egoísta; reconoce su impotencia y Las modas del pasado, sobre todo del pasado
se vuelve cómico. Lo cómico siempre incluye reciente, por lo general se consideran feas
en sí mismo un movimiento negativo hacia o cómicas: esto se debe a que el cambio de
el ideal puro, simple; semejante negación sensibilidad solo puede desarrollarse por
resulta reducida en este a apariencia, a nacla. oposiciones. Los ciudadanos de la Roma
El ideal positivo es reconocido en lo cómico republicana, que sometieron al mundo, se
porque y en cuanto su manifestaCión ateitaban. César y Augusto no llevaban aún
negativa se volatiliza. [ ... ] barba y solo a partir de la época romántica
P6glno sigviente: Evidentemente, no en el sentido de que de Adriano, cuando el imperio empezaba
Hermanos Umbourg. lo que es feo pueda ser en determinados a cede.- cacla vez más al empuje de los
El inllemo,d<? Las mvy casos dudoso. Esto es imposible. porque la bárbaros, empezó a ponerse de moda la
ricos horos del dvqve
necesidad de lo bello está determinada por barba espesa, como si, sintiélldose débiles,
dt8f.rry, 1410-1411,
Chantllly, Museo Condé sí misma.Pero lo feo es relativo, porque solo quisieran asegurar su propia virilidad y valor.
137
136
V. LA 8ELLUA 0€ LOS MONSTRUOS 2. SERES LEGENDARIOS Y.SOBRENATURALES>
(16n1CO tk fiU(efflberg
(detalleS), sigl~ XV, •
Mi""·coleccoon provada
boca alguna y se alimentan tan solo de olores), los bicéfalos, los blemmes
(sin cabeza y con ojos y boca en el pecho), los centauros, los unicornios
las quimeras (bestias triformes con cabeza de león, parte trasera de dra,gón
y cuerpo de cabra), los cíclopes, los cinocéfalos de cabeza de perro, mujeres
con dientes dejabalf,cabellos hasta los pies y cola de vaca, los grifones (con
medio cuerpo de águila y medio de león), los pondos (con piernas rectas
sin rodillas, pezuña de caballo y el falo en el pecho), otros seres con el labio
inferior tan grande que cuando duermen se cubren con él la cabeza, la
leucrococa (con cuerpo de asno, la parte trasera de ciervo, el pecho y los
muslos de león, pies de caballo, un cuerno bifurcado, una boca cortada
hasta las orejas de la que sale una voz casi humana, y en lugar de dientes
un solo hueso), la manticora (con tres filas de dientes, cuerpo de león, cola
de escorpión, ojos azules, tez de color sangre, silbido de serpiente), los
panozos (con unas orejas tan grandes que les llegan hasta las rodillas), los fitos
(de cuellos larguísimos y pies largos y brazos como sierras), los pigmeos (en
eterna lucha con las grullas, que miden tres palmos de altura, viven a lo sumo
siete años y se casan y procrean a los seis meses), los sátiros (de nariz curva,
cuernos y cuerpo de cabra), serpientes con cresta en la cabeza que caminan
sobre piernas y tienen siempre abierta la boca de la que gotea veneno,
ratones del tamaño de un galgo, capturados por mastines porque los gatos no
logran cogerlos, hombres que caminan con las manos, hombres que caminan
sobre las rodillas y tienen ocho dedos en cada pie, hombres con dos ojos
delante y dos detrás, hombres de testículos tan grandes que les llegan a las
rodillas, y esciápodos de una sola pierna, con la que corren a toda velocidad
y levantan cuando descansan haciéndose sombra con su enorme y único pie.
04::
Repre>entaclón ...
de un esci6podo,
de la Crónico de
Nuremberg, siglo xv,
Milán, colección privada
Esciápodos
Astomores Cinocéfalos Monsrruo que devora Pigmeos
o un hombre, capitel Desconocido (siglo VI )
Desconocido (siglo vm) Desconocido (siglo VIII) Desconocido (siglo '."11)
central de la iglesia Líber monstrorum
Uber monstrorum Líber mo11strorum Líber monstrorum
de San Pedro en Se habla tambié11 de una raza de hombres Cuentan asimismo. que existe una raza
Existen también hombres, según Se dice que también en la India viven Chauvigny, siglo x.Q de hombres ll~mados por los griegos
cuentan los griegos, que carecen los cinocéfalos, seres que tienen la caheza umbrosos. que pasan la vida en cavernas Y
esciápodos porqu~ ~e protegen de los
barrancos de los montes. Miden u110s pocos
de boca, contrariamente a todos de perro, que no pueden pro1wnciar rayos del sol ech<lndose boca arriba
codos, y según testimonios, se ven obligados
los de mas y, por consiguiente, una sola palabra sin interrumpirse y a la sombra de sus propios pies. Son
a luchar encarnizadamente contra las grullas,
no pueden comer nada: segun ladrar mezclando ladridos y frases. realmente muy veloces. y tienen un solo
testimonios, se mantienen vivos Y no imitan a los hombres, puesto que
en la época de la recolección, para defender
sus cosechas del saqueo. En griego reciben pie y una sola pierna; las rodillas, que
tan solo respirando por la nariz. comen carne cruda, sino a los animales tienen la articulación rígida, no se
el nombre de pigmeos, porque asi se llama
•codo.. en esa lengua. doblan en absoluto. 141
140
1 11
Por eso, junto a los bestiarios que parecen preferir solamente lo maravilloso
e insólito (como el Liber de monstrorum diversi generibus), desde el ya citado
Fisiólogo van cobrando forma los «bestiarios moralizadoS», en los que
se asocian enseñanzas místicas y morales no solo a todos los animales
conocidos, sino también a todos los monstruos legendarios.
Así pues, los monstruos están incluidos en el diseño providencial de Dios,
para quien, como para Alain de Lille, toda criatura de este mundo, como
en un libro o en una imagen, se nos aparece como espejo de la vida y de la
muerte, de nuestro estado actual y de nuestro destino futuro. Pero si Dios
los ha incluido en su diseño, ¿cómo es posible que los monstruos sean
«monstruosos» y se insinúen en la armonía de la creación como elemento
perturbador y de deformación?
144
V. lA eatfZA DHOS MONSTRIJOs
1%
147
V, LA BELLEZA OE LOS MONSTRUOS
1
4. Lo feo necesario para la belleza
Hieronymus Bosch
(EI Bosco). trfptico de
El jardln de las delicias.
Poralso. c. 1506, Madrid,
Museo del Prado
Hieronymus Bosch
(EIOosco) tríptico de
El jardín d~ los delicias,
~fi•mo,c. 1 S06,Madrid,
useo del Prado
150 151
V. LA BEUEZA DE LOS MONS~UOS
A la derecha:
Athanasius Klrche<,
Drogón, de Mundus Jacopo ligo~
Vn>ora con cuemo
Subterratre<Js,
Amsterdam. 1665 YVíboradeAvicena,
1590, Florenda.
Gabinetto dei Disegni
e delle Stampe
152 153
VI. DE LA PASTOIKILLA A LA OONNA ANGEUCATA
156
VI. DELA PA5TORCILLA A LA DONNA ANGWCATA l. AMORSAGRADO YAMOR PROFANO
Pagina siguiente: No hay que esforzarse mucho para recondu cir este ideal de belleza al
Miniatura del códice
Manessiano, siglo x1v, aspecto de muchas damas que aparecen en las miniatura s de las novelas
Heidelberg, caballerescas, e incluso a muchas esculturas de la Virgen con el niño en
Unive rsit~tsb ibli othek
brazos, ves tida con un corpiño ajustado que sujeta púdicamente el pecho.
Al margen del ambiente doctrinal, disponemos de deliciosas descri pciones
de bellezas femeninas en los cantos de los golíardos (los Carmina Burana),
y en las composiciones poéticas llamadas pastore/le, en las que un
estudiante o un caballero seducen a una pastorcilla a la que encuentran
por casualidad y gozan de sus favores.
Así era la Edad Media, que celebraba públicamente la mansedumbre y aceptaba
claras manifestaciones de crueldad, y j unto a páginas de extremo rigor moralista
ofrece momentos de franca sensualidad, y no solo en las novelas de Boccaccio.
¡Ay, si quisiera sanarme 1 con un solo beso 1 Sumo ruegos a los ruegos,
esa que se complace en herirme J besos a !os besos: 1 y ella, llanto al l a
el corazon con tan feliz dardo! rina a los dMuestos./Ya me mira con ' 5o
enemigos, 1 ya suplicantes;
Lasciva, de Mract1v~ sonrisd. 1 lleva tras si ya se enzarza en pelea, 1 ya suplica.
todas las miradas: 1 los klbios 1 Jmorosos. Y cuando mas la halago con mis ruego
gordezuelos 1 pero bien delineados, caus<~n un tanto mas se hace sorda 1 a mis instannas.
extravío 1 suav1SÍillO1 )'destilan 1 una dulzura,
como la miel mal fina, cuando besan, H~rto ~ud~l. recurro a la fuerza:
como para hacNmL' olvidar, más de una vez, ella me clava las unas aguzadas,
que soy mortal. 1Y la frente alegre, tan nívea, me l ira del pelo, 1 me rechaza
la dorada luz de sus ojos, 1 el cabello rojizo, llena de coraje; 1 y se dobla 1y cruza
las manos que superan a los lirios las rodillas. 1 para que no se quiebre
me sumen en suspiros.( ... ] la puerta del pudor.
Ver, hablar, 1 tocar besar, /la moza me había Pero llevo la lucha adelante,
otorgado gozarlo; 1 pero aun distaba lo pongo todo al servicio del triunfo.
!a ultima J y mejor meta 1 del amor. Con abrazos 1 afirmo el vmculo 1 y le fr
los brazos. / la cubro J de besos:
Y si no la franq1•eo. / lo dem<is as1 se abre 1 el real de Dione.
no me da sino 1 motivos 1 de furia.
Y ello place a ambos: 1 Mí amante, mas o:Julce,
Ya me acerco a la meta .. • 1 pero, entonces, Va dejando de hacerme reproches,
cor1 tierno llanto J mi amada me conmueve: Me da besos 1 De miel.
es que duda 1en abrir las virginales 1 barreras
del pudor. 1 Llora, y me bebo sus lágrimas Y sonriente, trémulos 1 los ojos medio -- ,dos,
dulcísimas: 1 y cuanto más me emborrachan. en un suspiro 1 como de nquíetud
mas ardo 1de fervor, se adormece.
158 159
VI. OE LA PI\STORCI~LA A LA 00NNA ANGEL/CATA
2. DAMAS YTROVADORES
1 ~ 11
en el sentido de que la mujer es deseada y rechazada a la vez porque en
ella se encarna una imagen materna, o bien que el caballero se enamora
~
narcísísticamente de la propia imagen reflejada en la dama.
1 1
•
~1 1
no las abre otra llave que la piedad,
El poeta vasallo
Bemart de Ventadom (siglo xu)
mas la piedad nadie me concedió?
Y no es maravilla si yo canto
¡Todo el oro y la plata del mundo
mejor que otro cantor
quisiera haber dado, si yo los tuviera,
lo que más que nada mi corazón obtiene
para que mi amada conociera
en pos de Amor
hasta qué punto la quiero, finalmente!
y mejor dispuesto estoy a su mandato.
1 1 Cuando la veo, bien me está el aspecto
de sus ojos, del rostro y del color,
Está muerto aquel que del Amor no siente
l ll un dulce sabor en su corazón;
¿qué vale pues vivir sin amor
sino es para dar fastidio a los demás?
que asi yo tiemblo de pavor
como una hoja al viento.
162
3. DAMAS YCA8Ali.EAOS
~faz~ consátante~ente, en las que cuanto más inalcanzable se c~~~~:~a amaba a una mujer noble y joven y de gran el mundo que no se sienta contenta de
valor. y que tenían con ella gran intimidad, teneros a su lado como caballero y servidor.
muJer, m s se alimenta el deseo que enciend pero que no osaba decirle cuánto la amaba Y he visto que madonna Alazais,condesa de
Esta lectura del . e, y su belleza se transfigura.
amor cortés no tiene en cuenta el hecho de ni mostrárselo ni solicitar su amor, tanto le Saluzzo, aceptaba la corte de Peire Vid al; y la
Elofrecimienro del
veces el trovador no se detiene al borde de la renuncia y el ~~~a~~~has corazón y Un amante intimidaba su g ran riqueza y valor honrado condesa de Burlatz la ele Arnaut de Maroill;
0 ofrece plata o su dama, por todos; y le rogó que en nombre de Dios y madotma María, la de Gaucelm Faidit; y la
errante no puede evitar el adulterio, como le sucede a r:'· t · del Roman d'Akxandre. y por piedad le aconsejara si debía abrirle dama de Marsella, la de Folquet de Marsella.
arrebatado de pasión por lsolda, tri'liciona al rey Marco. ~: :~s;~~;e realizado en Btujas bajo su corazón y mostrarle su deseo y solicitar su Por eso os aconsejo y os autorizo, segura de
la dirección de J~iin
nunca está ausente de estas historias de pasión la idea de que el a~or,
amor, o si debia morir callando y 1em1endo mi palabra y de mi gdrdlllfd,<.¡u~ 1~ supliqu~ i>
de GriS<', 1344.0xford,
Bodlelan LIQrary y amando. y le solicitéis su amor•.
4. PO€TI\S YAM04lf.S IMPOSIBLES
Raimbaut, cuando oyó el consejo que pues sabe que no puede este cargar Podremos decir que esta concepción del amor imposible ha si~o más
le daba y las garantías y la autorización con la rara excelencia que le m u, tro. consecuencia de una interpretación romántica de fa Edad Media que una
que le ofrecía, le dijo que era ella la dama
.. . mente de la Edad Media de modo que se ha afirmado que
a la que amaba y a propósito de la cual le Hiere en los ojos su alta claridad creacron prop1a ' · · f h
habla pedido su opinión. Y madonna Beatriz tanto, q ue quien me ve . ..
1a «1nvencron» d el amor (en su forma de pasión eternamente InsatiS h'
ec a,
ó
le dijo que era bienvenido, y que se esforzase dice: •¿No ves qué estampa de pied 1d fuente de dulce infelicidad) nació precisamente entonces, y de~. ' pa~
por actuar con nobleza, hablar bien y hacerse
luego al arte mod erno, d esd e la Po esía a la novela y a la ópera
que tal parece ya persona muert.
valer, y que estaba dispuesta a aceptarlo deprecando mercé?•.
. finca. Vea se
b lo
como caballero y servidor y que pusiera todo 1 ed . . a Jaufre' Rudel que era señor de Blaye en el Siglo xu y ha fa
Ya es mucho que mi dama no load erta. que e suc to • . · · 11' r
su empe1io. Y Raimbaut se esforzó por hablar articipado en fa segunda cruzada. Es diffci l establecer SI c~~octo ~ 'a
~bjeto s~
1
y actuar dignamente, y por aumentar el Si a un noble corazón quiero decir de su amor, que podía ser la condesa de Trípoli de S1rra, Od1erna, o
prestigio de madonna Beatriz c~1anto le fue a que extremos alcanza su virtud,
¡1 posible. Y entonces compuso la canción que siento en mi tan remisa la aptitud hija Mefisenda. En cualquier caso, muy pronto surge la leyenda ~e ~ue Rud
hallaréis escrita a continuación: (Amor] me que fuerza es renunciar a ese dese estaba enamorado de esta princesa lejana, a la que nunca habl~ VISto, y
pide ahora que siga su costumbre y usanza. Amor, que sabe bien su excelsitud. de que ¡¡nd<~bil en ~u busca. En este viaje hacia el objeto nunca VISto ~e su
tal me arredra que sléntome morir
Infelicidad y remordimiento incontenible amor, Rudel cae enfermo y, cuando está a punto de monr, la
el corazón en viendola venir;
Guido Cavalcanti (c. 1250· 1300) y suspirando dice: •Mal te veo, dama avisada de la existencia de este amante atormentado, corre a su f~cho
Jamás pensé que el corazón pudiera pues de su dulce risa sé que extrajo de m~erte y llega a tiempo de darle un castfsimo beso antes de que exp;re.
de suspiros tener tormento, tanto una saeta aguda
que el alma mla deshiciese en llanto, a hendir tu pecho y dar al mio un t~jo
a otros ojos mi faz mostrando muerte. Al llegar tú bien quise que supieras,
Paz ni aun sosiego iba a tener e11 cuanto pues de su prez no hay d uda, Jaufrá Rudel
el propio Amor junto a mi dama viera Jaufré Rudel muere
que forzoso iba a ser q ue tú murieras•. entre los brazos de Desconocido (siglo :o u)
y aquel decir: •Ni vivirás siquiera, la c011desa de Trlp<>/í, Jaufré Rudel de 8/aye
pues que de ella el valer es harto fuerte•. Si de libros de amor hice pertrecho de un Cancionero del Jaufré Rudel de Slaye era un hombre muy
Y allá mi fuerza toda quedó en nada, por ti, canción, cuando de mi bien sonr norte de Italia, siglo XIII, noble, prlncipe de Blaye. Y se en~moró de la
que al alma sin tutor París, Biblioteca condesa de Trípoli, sin haberla VIsto nunca,
plázcate ahora que de ti me fie
dejó en la lid en que venció mi amada: i'lacional de Franela
y hagas por modo que ella preste ofdo. por lo bien que de ella habla oído hablar a los
el arma de sus ojos dio en herir Y ruego a tu amistad que hasta allf gui( peregrinos que regresaban de Antioquía. Y
de guisa tal que 1\mor los espfritus salidos de mi pecho, sobre ella compuso muchos versos con buenas
indujo a mis espíritus a huir. que de ella el gran valor puso en estrech melodías, aunque con palabras mediocres. Y
y en fin se vieran, de no haber huido; por deseo de vena se hizo cruzado y se hizo a
A tal señora mal podré ensalzar, y vagan por ahi sin compañía la mar, y en el barco conlrajo una enfermedad,
pues de tantas bellezas se ilumina comidos de pavura. y fue conducido a Tripoli, a un albergue, Y fue
que en mente humana alguna se confina, Llévalos, pues, por la segura vía dado por n\uerto. y se hizo saber a la condesa
ni la puede abarcar el magín nuestro. y dile luego, cuando esté presente: y ella acudió a su lado, junto a su cabecera Y
Tan gentil es que. si lo pienso, aína Son estos fiel figura lo tomó entre sus brazos. Y él se dio cuenta
da, por el corazón, mi alma en temblar, de alguien que muere espavoridamen1 • de que se trataba de la condesa Y de golpe
recuperó el oido y el olf~to y se puso a alabar
a Dios por haberle concedido vivir hasta verla;
y así murió entre sus brazos. Y ella lo mandó
sepultar con gran pompa en lacasa del.
Templo; y luego, aquel día, se htzo monl"
por el dolor que sentia por su muerte.
166 167
VI. DE lA PASTORClllA A LA DONNAANGEL/OiT)o 4. POETAS YAMORES IMPOSIBLES
La princesa lejana Pero mi viña no produce vino Evidentemente, la leyenda estaba provocada, además de por algunos
Jaufre Rudel (siglo xu) pues me hechizó en tal manera mi padrino
Can60lle$ aspectos de la vida real de Rudel, por sus canciones, que cantan precisamente
que. al cabo, yo amo y no me aman.
Ya cuando los días se alargan en mayo la pasión por una belleza nunca vista y solo soñada.
dulces son los cantos de pájaro en lejanía, Amor de tierras lejanas En el caso de Rudel nos hallamos efectivamente ante la exaltación del amor
y si luego, fuera de allí, emprendo viaje Jaufré Rudel (siglo xu) imposib le, q uerido como tal, y por esto el poeta, más que cualquier otro,
me acuerdo nuevamente de un amor lejano. Canciones
De deseo ando triste y apocado Si el arroyuelo de la fuente
fascina siglos despu és a la imaginación romántica. Es interesante leer, junt o
tanto que canto o flor de espino blanco se aclara como hacer suele a los textos del t rovador, los de Heine, de Carducci y de Rostand, que
no me son más gratos que el gélído invierno. y la rosa en el bosque es la rdna en el siglo XIX ret om an, con citas casi lit erales, las ca nciones originales,
y ya el ruiseñor en la rama
Y ya no tendré más de amor beneficio y convierten a Ru del en un m ito romántico.
entona canción variada y llana
si no gozaré de este amor lejano; y pule el canto y lo afina Influidos sin duda por la experiencia trovadoresca, los estilnovistas italianos
bella o mejor hallar no sé cómo es justo que el mio lo acampane. reelaboraron el mito de la m ujer inalcanzable, de deseo carnal repri mido y
en ningún lugar próximo o lejano.
de espíritu mfstico. También en este caso el ideal de donna ange/icata de
Tanto es su valor cierto y cortés Amor de tierra lejana
que yo allá abajo en el reino sarraceno por vos todo el corazón me duele,
iría por ella cautivo encadenado. y no pueclo hallar medkina
si no acudo a su llamada: Heinrich Heine Dulces juegos, vocecillas.
Triste y feliz pruebo cosas nuevas Amor cálido y tersa lana, Romancero, 1851 lánguidas, confidencias,
por tal de ver este amor lejano; entre las flores o tras la cortina En el castillo de Sial a de tapices y las muertas cortesías
mas no se cuando de ella veré un rayo, junto a la anhelada co1npa"ía. las paredes están cubiertas: caras anta~o a los t rovadores.
¡nuestras tierras están tan alej adas! Jamas puedo tenerla cerca ella que fue condesa de Trlpoli
¡Cuantos puertos! Y es largo el camino, por eso en el fuego no soy feliz: los tejió con manos expertas. «¡Oh. Jaufré! Cl corazón muerto
por eso saber no puedo mi destino: noble a la par que ella ninguna se calienta con tu l1ablar:
!o que Dios quiera que me sea dado. cristiana vivió, porque Dios no 4uiso, Su corazón allí entretejió, en las brasas largo tiempo apagadas
Alegria si tendré coraje de pedirle ni tampoco judía ni mahometana; y con lágrimas de amor oigo el fuego crepitar.•
por compasión refugio de lejos; ha estampado en esa seda
y si ""• 4ui~•~ echaré el ancla, se nutre de maná soberano esta escena de dolor: •¡Melisenda! ¡Gozo y flor!
junto a ella, por más que alejado. quien un poco de su amor gana. En tus ojos vuelvo a la vida.
Será en ese momento nuestro encuentro cort~ Anhelo mañana y tarde la condesa que Rudel Muerto está el dolor mio,
cuando el amante lejano está cercano, aquella a la que amor denomino; sobre la playa ya moribunda y la humana querida mía.•
de bien hablar en alegria consolado. el deseo la mente hace insana, vio, y el rostro reconoció
la avidez me roba ese sol, de todos sus suenos apremiantes, •¡Oh Jaufré! Un dia nos amamos
Yo sé que Dios habló un lenguaje derto, más aguda picadura que espina como en suenos, y ahora muertos
poreso veréal amor mio lejano: es el dolor que el gozo sana: y Rudel, que por primera nos queremos: es el dios del Amor
lo espero como un hermoso espejismo, ni lágrimas quiero, compar'lera. vez, y última, ahora ve que un prodigio nos concede, afortunados.»
aunque se derivan dos males, tan lejana está. realmente a aquella Dama
¡Ah' Si estuviera al!r como un peregrino No busco papel siquiera fino, que en sueños lo posee. «;Melisenda! Qué es el sueño,
y el bordón con el sayo de cerca tendrá aquel verso que cantamos ¿muerte?Vana palabra es esa.
sus bonitos ojos me mirarán de nuevo. en sincera lengua romana la condesa ante él se incli na, ¡Solo en Amor esta la verdad
meser Hugo, cantando palabras abrazándolo amorosa, y yo te amo, oh slemprebella!•
Dios hizo el mundo que es un largo pasaje Filio!: y canción patavina y la exangüe boca besa
y creó este amor de lejos: será, y de Berri y de Gui~na, que al alabarda fue gloriosa. •;Oh.Jaufré! ¡Cuán es dulce
consienta al corazón, que tengo buen linaje, y alegría llevas luego a Bretaña. de la luna el plácido rayo!
que vea pronto a este amor de lejos: ¡Ay! Aquel beso ahora en el beso No quisiera volver afuera
aunque ciertamente en lugar apto y cortes del adiós se transmutó: bajo el hermoso sol de mayo.•
de modo que entonces la estancia y el jardín de la pena y del placer
sean siempre para mi un palacio ornado! ella la copa juntos vació. <¡Melisenda! Oh dulce y alocado,
tú eres sol y eres lul;
Es cierto, mi deseo es salvaje, En el castillo de Blaia, las noches por donde pasas es primavera,
estoy ávido de amor de lejos, tiemblan murmullan susurran: mayo y amor se reproducen.•
de este gozo solo soy rehén, las figura de los tapices
deseo el placer de! amor lej ano. así de pronto a la vida vuelven. Así aquellos corteses espectros
Pero mi viña no produce vino, arriba y abajo van hablando,
pues me hechizó en tal manera mi padrino Y la Dama y el Trovador mientras el claro de la luna
que, al cabo, yo amo y no me aman. los espectrales miembros despiertan, pasa los arcos y va escuchando.
y bajando de la pared
por la sala ahora pasean.
168 169
VI. OE LA PASTORCJUA A LA DONNAANGELICATA 4. POtTASY AMORES IMPOSIBLES
Hasta que, por fin, llega Awora ¡venga, haz que su dulce mano No, no cabe alabar
que los suaves espiritus aleja: acometa el respiro final!• el seguir amando
en los tapkes en las paredes cuando se puede besar
temerosos los emplaza. Mientras con el confiado Bertrando de ella
venia la mujer invocada; la trenza, y nos apresamos
Giosue Carducci y la última nota escuchando a una mano tendida .. ,
Jaufré Rvdel, 1888 piadosa se mantuvo a la entrada: ¡Yo amo a la princesa
Desde el Liba no tiembla y se torna rosa aunque pronto,con temblorosa mano lejanal
sobre el mar la fresca mañana: el velo arroj ando, descubrió
desde Chipre avanzando a vela el rostro; y al misero amante Y es sublime trama
la n~ve cruzada latina. «Jaufré ella elijo-, estoy aquí>. amar a quien no te ama.
En popa de fiebre anhelante amar sin t~mor
está el prence de Blaia, Rudel. Olose la vuelta, se alzó con el pecho de una apuesta
y busca con la mirada flotante sobre espesos tapetes el señor, solo la lábil fama
de Tripoli en lo alto el castillo. y fijo al bellísimo aspecto con largo de incierta dama.
suspiró miró. ¡Y yo amo a una lejana
En vista de la playa asiana •¿Son estos los hermosos ojos que a(l)()( princesa!
resuena la agitada canción: pensando me prometió un día?
«Amor de tierra lejana. ¿Es esta la frente y su entorno Y es cosa divina
por vos todo el corazón me duele•. donde mi errático sueño voló?• amar, si se adivina,
El vuelo de un gris gabián se inventa una reina
prosigue el dulce lamento, Así como en la noche de mayo aunque vana ...
y sobre la cándida vela la luna de las nubes afuera Solo el suer'\o interesa,
se aflige de nuevo el sol. difunde su e<indido rayo y sin él, todo cesa.
sobre el mtmelo que vegeta y perfuma, ¡Amo a la princesa lej anal
La nave amaina, amarrando igualmente aquella serena belleza los estilnovist as ha dado origen a múltiples int erpret aciones, incl uida la
en el plácido puerto. Desciende apareció ante el extasiado amante, Don na angel/cata extravagante idea de que pertenecían a la secta herética de los Fieles de
a solas, meditabundo, Bertrando, una alta divina ternura Lapo Glanni (siqlo Xl'l}
el camino de la colina emprende. instilando en el corazón moribundo. Amor, y que el Ideal de m ujer que p ropug ndudn ~r d un velo alegórico
Angelica figura
Velado por fúnebre venda Angélica figura nuevament q ue ocultaba complejas concepciones filosóficas y mfsticas. Pero no hay
el escudo de Blaia lleva consigo: cCoodesa,¿qué es la vida? del delo venida a expandir tu samción, necesidad de seguir estas aventuras int erpretativas para darse cuenta
apremia al castillo: ¿Melisenda, Es la sombra de un sueño fugaz. toda su virtud
condesa de Tripoli, dónde está? d e que en Dante la donna angelicata no es o bjet o de deseo reprimido
La breve fábula terminó, ha en ti emplazado el alto dins de amor.
el vercladero inmortal es amor. Desde el interior de tu corazc n arrancó o aplazado hasta el infinito, sino camino de salvación, medio de elevación
Yo vengo mensaje de amor, Abrid los brazos al doliente. un duendecillo a Dios; ya no ocasión de error, pecado o traición, sino camino hacia una
yo vengo mensaje de muerte: Os espero al novísimo bando. salió por los ojos y me vino a llerir,
mensaje vengo yo del señor espiritualidad más alta.
Y ahora, Melisenda, yo encomiendo cuando miré tu rostro amoroso; e hizo
de Blaia, Jaufre Rudel. a un beso el espíritu que muere.» camino por los míos tan fiero y veloz,
Noticias ele vos le llevaron, que el corazón y el alma ahuyentó,
él viene y se muere.Os saluda, La muj er sobre el pálido amante adormeciendo al uno y a la otro, Y así conjuntamente que f\<e llamada Beatriz por muchos que no
seri ora, el poeta leal. se inclinó llevándolo al pecho, pavoroso; se encaminaron al lugar desde donde sabían cómo se llamaba. Ella había estado en
tres veces la boca temblorosa y cuando lo sintieron llegar ta< < le habían echado esta vida tanto tiempo como emplea el
La dama miró al escudero con el beso de amor le besó. orgulloso, entonces mi rostro se volvió tan pálido estrellado cielo en moverse hacia oriente una
largamente, absorto el semblante: Y el sol del cielo sereno y el pronto azote tan fuerte, que yo casi no parecía vivo de las doce partes de un grado, y así, casi al
luego apareció, ensombreció con poniéndose risueno en la onda temieron que la muerte sintiendo mi corazón morir de sus hendas principio de su noveno año apareció ente mf.
velo negro 1 el rostro con ojos su difusa rubia melena en aquel momento obrase ,u mJd y me decia una y otra vez: y yo la vi casi al final de mi noveno. Apareció
centelleantes: sobre el muerto poeta irradió. luego, cuando fue el alma revigo:izada. vestida de un muy noble color, humilde y
Ay de mí, Amor
•Escudero -dijo enseguida- , vamos. llamaba al corazón gritando: estas ya que nunca hubiera pensado honesto, purpúreo, cenida y adornada a la
¿Dónde está que Jaufré se muere? Edmond Rostand muerto, que serías tan despiadado conmigo. manera que convenla a su jovencísima edad.
El primero a la fiel llamada La princesa lejana, 1895 que no siento que en tu sitio e~te;? · Digo en verdad que, en aquel momento,
y el último gesto de amor.• No resulta gran fortuna Respondió el corazón, al que •edaba Beatriz el espíritu de la vida, que habita en la
suspirar por una poca vida Dante Alighieri (1265· 1321) secretísima cámara del corazón, comenzó
Yacía bajo un pabellón hermoso rubia, casta na o bruna, (solo, peregrino y sin ningun cor .ue!o, Lo vida nuevo, 11 a latir tan fuertemente, que se advertla de
Jaufré ante la mar: prometida. casi temblando no podia hablar¡. Nueve veces ya, desde mi nacimiento, el cielo forma violenta en las menores pulsaciones;
en nota liviana de canción cuando, rubia o casta na y dijo:«Ay, alma, ayúdame a levanwme, Pdginas sigulemes: y temblando, dijo estas palabras: Ecce deus
de la luz había vuelto a L<n mismo pumo, en lo
elevaba su supremo deseo. la tomas sin pena. Dante Gabrtel Rossetti, fortior me. qui veniens dominabitur mihi. En
y vuélveme ~ llevar a lo alto de le El suMo de Dante, que concierne a su propio movimiento
•Ser\or que quisiste crear ¡Pero yo amo a una lej ana princesa! mente! ~ . 1871•Llverpool, Walker aquel punto, el espíritu animal, que habita
giratorio, cuando ante mi vista ap<>reció por
para este amor lejano, ArtGallery en la elevada cámara a la cual todos los
vez primera la gloriosa duena de mi intelecto,
170 171
VI. DELA PA5m RCILLA A LA DONNA ANGW CATA 4. POETAS Y AMORES IMPOSI6LES
174 175
VIl. LA llfLI.EZA MAGICA ENTRE lOS SIGLOS lNY XVI
Francesco Melzi,
F/om,l 493·1570,
San Petersburgo,
Ennltage
178
VIl, LA Ml:.lltL~ M~b1l.H Clli 1rlt LV3 31ULV.) /1. Y 1 /1. v 1
2. El simulacro
Página iiguiente: Invención• huiLdc.lúu con Jos ojos y la mente atentos. !Jbscrvarél
Domeníco Ghirlandaío, Lcon Battista Alberti el regazo de quien está sentado; observará
Retrato de joven domo,
D<lopimura, 1435 cuán dulcemente cuelgan las piernas del
c. 1485, Lisboa, Museo
Calouste Gulbenkian QuiNo que los jóvenes (...1 aprendan bien que estd sentado; notará quién tiene erguido
~dibujar los bordes de las superficies. todo el cuerpo, y no habrá parte algu na
y que! se ejerciten en ello casi como con de fa que no sepa su función y su medida.
los primeros el¡,mentos de la pintura; luego Yde todas las partes le gustará no solo
que aprendan a unir todd' las superficies: representar el parecido sino adenMs
luego que aprendan las formas distintas añadirles belleza, pero en la pintura
efe cada miembro y piensen ~n todas las la hermosura no es menos grata que
diferencias que puede haber en cada uno rcquerida.A Oemetrio, antiguo pintor.
de los miembros. Yno son pocas las para conseguir las mayores alabanzas
diferencias entre los miembros y muy claras. le faltó hacer cosas pareadas a la re~lidad
Veras que unos tienen la nañz prominente mucho más que hermosas. Por eso sera
y cuovada;otros.achatada o respingona; util captar de todos los bellos cuerpos
unos presentan los labios colgantes; otros cada una de las partes alabadas. Ysiempre
exhiben unos labios delgaduchos. Yasf para aprender mucha hermosura hay que
examm~ el p ntor cualquier cosa que luchar con esfuerzo y habilidad. Lo cual
cual<¡ 1ier miembro posee o no y los hace es dificil, porque en un solo cuerpo no se
diferent~~. Yobserve ademas que nuestros encuentran bellezas ilcabadas. sino que
miembros juveniltls •on redondos, hechos estan dispersas en muchos cuerpos. y hay
c~si con un to• no y delicados; en la edad que investigarla y aprenderla aunque sea
prowctn ~on d uros e irregulares. Asi1odas con gran fatiga. Ocurrir~ como a aquel
estas cosas el pinwr estudioso conocera que se decide a emprender grandes cosas
de In naturaleza, y con mucha frecuencia que las peque nas le resulta rán fJc iles: ni
l¡¡s l'Xaminara para ver cómo soll y estará halla cosa alguna tan dificil que el esfuerzo
conttnudnWnt<' Investigando y lo hace y la asiduidad no venza.
180
'111. LA 6etLEZA MÁGICA ENTRElOS SIGLOS XV Y XVI
• l LA URLEZA SUPRASENSIOLE
Petrus Christus,
Francesco del Cossa. Rerracode joYen domo,
Abri/,1469, 1460-1470,Ilertin,
Ferrara, Gemaldegaleñe
Palacio Schifanoia
De tu divina imagen
carácter mágico que adopta la belleza natural tanto en filósofos como Pico
1·r3ncesco Colon na
della Mirandolla y Giordano Bruno co mo en la pintura ferrarense. No es Sueilo de Po/lfilo, X l. 1·199
casual que en estos autores la alquimia hermética y la fl siognómica estén o tu divin11 imagen d 'j~1da lmpreSJ en cstoJ
oiJilis•ma criatura a la que Zcuxis h l •a
presentes de forma más o menos declarada como clave de comprensión
~ ~gido opo 1t 11 naMcnt 1 o justioa sobre
de la naturaleza, en el seno de una correspondencia más general ent re todas las muchachas de Agrigento Y dt> todo
macrocosmos y m icrocosmos. el mundo como singul;u· ~jt'mplo ck sum
De ahf arranca un extenso conjunto de tratados amorosos, en los que se y ebsolu:u perfeccion <1 hub St' podtdo
con:c:nplarla E>t<l nin , t :mosa y celcst al
atribuye a la belleza igual dignidad y autonomía que al bien y a la sabiduría. .,l• me accr~..u Ih~yr..-:"mente y,cucu,do pude
Estas obras t ienen gran difusión en los talleres de los pintores que, gracias al contemplar de cerca y con mas ciJt id~<l Sl~<
aumento de la clientela, han podido libera rse gradualmente de los vínculos ramimasl •llezas,qu ¡.ah b av'stode eJOS
m. quedé es•u!)E act v rpr~odk!o
rígidos de las reg las de las corporaciones y, concretam ente, de la regla que
Apenas su "" oroso rom, Ysu gram n a
prescribía la no imitación de la naturaleza, cuya violación es tolerada ahora. prt.~~encia pasaron a tr..w·~~ de mis ojo.,·' las
En el ámbito literario, estos tratados se difunden sobre todo gracias a partes Intimas. mi m-:~m<"· ¡ q le l r~cord~~il
1
época, que puede concretarse en imágenes sensuales, como en la fantástica m corazón o nt a yo tar ,. des
'f golpear consrantcm~11te éorno n ca
Hypnerotomachia Poliphili o en las Venus de Tiziano o de Giorgione, que tambor m• p~cho her lo 1 rqu" e u~a de
caracterizan la iconog rafla veneciana.
187
186
2. El SIMULACRO
CosméTura,
Primavera, 1463, londres.
National Gallery
El cuadro es, según Leon Battista Alberti, una ventana abierta, en el interior
Jan Van Eyck, de la cual el espacio en perspectiva multiplica los planos: el espacio ya no
Virgen del canciller
Ro//ín,c.l43S,París, está ordenado empfricamente, sino organizado según una sucesión de
Museo del Louvre
sfondamenti rigurosamente Integrados, llenos de luz y color.
Al mismo tiempo, se extiende en Flandes el uso (al parecer ya conocido
en la Edad Media) de la pintura al óleo, que culmina en Jan Van Eyck.
El trat amiento al óleo del color confiere a la luz un efecto mágico y
envolvente sobre las figuras, que resultan inmersas en una luminosidad
casi sobrenatural, como sucederá, aunque con propósitos distintos,
en los cuadros ferrarenses de Cosme Tura.
182 183
VIl, LA BEllEZA MAGICA ENTRE lOS SIGLOS XV YXVI
4. LASVENUS
4. LasVenus
Giovannl Bellinl,
Muchacho ~n el baño,
1478, Florencia,
Galeña de los Uffizi
188
189
Vil. LA BELLEZA MAGICA ENTRE LOS SIGLOS XV Y XVI • 4. LASVtNUS
191
190
Vlll. DAMAS Y HÉROES
194
VIII. DAMAS Y H~ROES
Correggio,
Danae,
1530· 1531,
Rom~.
Galería Borghese
Oomenichino,
Diana cazadora (detalle),
l6l6·1GI7,Roma,
Galería Borghese
196
VIII. DAMAS YHÉROES
Diego Velázquez,
Venus del espejo.
1650. Londres,
National Gallery
Jean-Hono<é Fragonard,
lo comiso quitO<W,
1760,Parr~
Museo delloulll'e
198
VIII. DAMAS YHt ROES
A lo izquietdo:
Hans Holbein el Joven,
Entique VIII, 1540,
Roma, Galerla Nacional
de Arte Antiguo
Ala detecho:
Agnolo Bronzlno,
Lotenzo deMédlcls,
Florencia, Galerla
de losUfnzi
Pógino siguiente:
Piero del!a Francesca,
Retro ro de Fedetico
de Montafeltro, 1465,
Florencia, Golerla
d e los Uffizi
lOO
2. .. . YLOS lt~ROES
20)
2. .. . YlOS H~ROES
A/t1 izquierda: •
At>d••• VerrocchiO,
Monum~co
0
oarcolomeo Col/eoni,
1479•1483, Venecia,
campo SS.
Giovanni e Paolo
,o. la derecho:
Michelangelo Merísl
da t:aravaggio,
conversión de
sonPobJo.1601,
Roma,iglesia de Santa
Maria del Poporo
lOS
VIIL DAMAS Y HtAOES
• 3. 1.A SEllEZA PRÁCfiCA_
Johannes Vermeer.
Lole<l>era, l658-l660,
Amsterdam,
Rijksmuseum
Págmo siguiente:
Hans Holbein el J~
Rtrroro de Jane
Seymour, 1536,
L~ Haya. Mauritshuls
206
4. •.. Y LA SELLEZA SENSUAL
4. . .. y la belleza sensual
Página slguknrt:
Pieter P¡ul Rubens,
Autorrertoto con Isabel
Btaoot (detalle),
1609-161 O, Municll,
Alte Pinokothek
210
VIII. OAMASYHEROES
Una graciosa y sagrada belfexa a no ser buenas. Antes hemos de tener por
Saltasar de Casfiglíone cierto que las guarda de ca"r Pr><osas feas y
Trofeo de lo vicrorio del alma, 1513·1518 las pone en el camino de la virtud po• aquel
El corresono,IV, 59 ayuntamiento que (según hemos dicho) tiene
También vemos que para alabar cualquier la bondad con la hermosura: m." " guna Yel
cosa, ningún término tenemos m~jor que la mala crianza que les dieron y''" cominos
llamarla hermoso; y así cuando qu~remos requerimientos y porflas de los en ,,,orados,
alabar las cosas del mundo decimos hermoso las dádivas, la pobreza. la esperanza los
cielo, h~mosa tierra, hermoso mor. l1ermosos engaños, el miedo y otras cien mil eosas
rios, hermosas provincias, hermosos monres. vencen la bondad y firmeza de las muy
árboles, jardines. hermosas ciudades, hermosos hermosas y muy buer1as. Ypor· estas mismas o
templos y cosas y exérclros. A toda cosa. en fin, otras semejantes cousas pueden también los
da grandísimo ornamento esta alta y divina hombres hermosos venir a ser rnnlo
hermosura; y puédese bien decir que lo
bueno y lo hermoso en alguna manera son Una belleza sobrehumana
una misma cosa. en especoal en los cuerpos Miguel de Cervantes
humanos, de la hermosura de los cuall'S DonQuijoredelaMancha,libro cap.lr.
la mas cercana causa pienso yo que 1605-1615
sea la henmosura del alma; la cual, como Aqui dio un gran suspiro don Quijot y dijo:
participante de aquella verdadera hermosura -Yo no podré afirmar si la dulce mi • nemiga
divina, hace resplanded~nte y hermoso todo guml,o no, de que el mundo sEpa que yo
lo que toca, especialmente si aquel cuerpo la sirvo; solo sé decir, respondiendo a lo que
donde ella mora no es de tan baxa materia con tanto comedimiento se me pldP,que
que ella no pueda irnprirnifle su calidad. su nombre ~s Dulcinea; su patria. e! loboso.
Asi que la hermosura es el verdadero trofeo un lugar de la Mancha: S\1 ca lid~ d. por lo
y insignia de la victoria del alma, cuando menos. ha de ser de princesa, pues es reina
ésta con la virtud divina seiiorca a la natura y señora mla;su hermosura,sohr<-humana,
material y con su luz vence las tinieblas pues en ella se vienen a hacer verd,deros
del cuerpo. No es razón, pues, decir que la todos los imposibles y quiméricos atr'butos
hermosura haga a las mujeres ser soberbias que los poetas dan a sus damas:q 'sus
o crueles. puesto que le pare1.ca asi al señor cabellos son de orO,Sll frente campos e rseos,
Morelo; ni tampoco se han de echar a cuenta sus cejas arcos del cielo. sus OJOS soles. sus
de las hermosas aquellas enemistades. mejillas rosas, sus labios corales. pl!ll s sus
muertes y graves daños de que son causa dientes. alabastro su cu~llo. marmol su pecho.
los deseos desordenados de los hombres. No marfil sus manos. su blancura nie''" Y l.·s
P6glno sigultnre:
Caravaggío, Santa porfiaré con todo que no sea posible hallarse partes que a la vista humana encubr a
Mario Mogdoltno, en el mundo entre las mujeres hermosas honestidad son tales. según yo po<'nso Y
1606,RomD, algunas deshonestas y malas. pero no se ha entiendo, que solo la discreta collsid<ración
colección privDdn de decir por eso que la hermosura las incline puede encmecerlas, y r1o compararlas
212
IX. DELA GnACIA A 1.11 6ELLEZA INQUIETA
Giorglone,
Doble retrato,
1508,Roma,
Palazzo Venezia
Pdgina siguiente:
Alberto Durero,
Autorretrato con pe/lizo,
1500, Munkh,
Alte Pinakothck
~1 8
IX. CE LA GRACIA 11 LA BEI.UZAINQUIETA
• Giuseppc Arcimboldo,
flvelaM. 1585. Parls,
2. El MANIERISMO
Parrnigianino.
Aurooworo anre el
~pejo, c. 1S22, V~na,
Kuns thistori.sch~s
Museum
Marcantonio Raimondi,
Lo procesión de las
brujos, 1S18-1520,
Florencia, Gabineno dei
Oisegnl e delle Stampe
4. La melancolía
Rafael Sanzlo,
La escuela de Atenas
(detalleJ, 1510, Roma,
Estancias Vaticanas
Pagina siguiente:
Alberto Durero,
Melancclia 1,
1514, Florencia,
Gablneno dei
Oisegm e del~ Stampe
227
126
IX. DE LA GRACIA A LA BELLEZA INQUIETA s. AGUOEZA. WIT, COI'ICEPTISMO...
234
Podríamos decir que en el siglo XV III la persistencia de la belleza barroca se
j ustifica en el gusto aristocrático del abandono a la dulzura de vivir, mientras
que el severo rigor neoclásico se corresponde con el culto de la razón, de la
disciplina y del cálculo, características propias de la burguesía en ascenso.
Sin embargo, una mirada más atenta nos permitirá distinguir, junto a la vieja
nobleza de corte, una nobleza emprendedora más joven y dinámica, de
gustos y costumbres que ya son de hecho burgueses, modernizadora y
reformista, que lee la Encyclopédie y discute en los salones. A esa misma
mirada le costará reconocer, no obstante, en el siglo XVIII, entre la enorme
estratificación de las clases de comerciantes, notarios y abogados, escritores,
periodistas y magistrados, esos rasgos que un siglo más tarde permitirán
identificar el tipo social del burgués.
A esta compleja dialéctica de castas y clases le corresponde una dialéctica
del gusto igualmente compleja: a la abigarrada belleza rococó no se opone
un único clasicismo, sino muchos clasicismos, que responden a exigencias
diversas, a veces contradictorias entre si. El fi lósofo ilustrado reclama la
liberación de la mente de las nieblas del oscurantismo, pero simpatiza sin
ningún problema con el monarca absoluto y con los gobiernos autoritarios; la
razón ilustrada tiene su lado luminoso en el genio de Kant, pero t iene un lado
oscuro e inquietante en el teatro cruel del marqués de Sade; igualmente, la
belleza del neoclasicismo es una reacción vivificante al gusto del anden régime,
pero también una bUsqueda de reglas ciertas y, por tanto, rígidas y vinculantes.
Póglna anreriot:
Jean·Honoré Fragonard,
Efco/umpio, 11 10.
Londres, WaiiJCe
Collection
Maunce Quentin
d<Latour
Rerroro d~ mddame
~Ornpadour c(}nsultondo
; Encicloptd;o. 1775,
ans,Museo de1 Louvre
239
l. H.\t.JUK t U~t.ttJ\I... lVI't
2. Rigor y liberación
Lord Burlington,
Chiswick House, 1729
24 2
4. Clasicismo y neoclasicismo
belleza clásica es en realidad una deformación efectuada por los humanistas Frankfun del Main, La practica es tan util para distinguir ~1 de la pas1ón. muy pronto cansa al gusto
S~tsches belleza que. antes d~ poder juzgar cualquier y por tanto es re<:hazada co" desprecio.
y, al rechazarla, se inicia la búsqueda de la «verdadera» antigüedad. Kunstinstitut obra important~. siempre será nc:<esario o al menos considerada de valor muy inferior.
De ahl el carácter innovador que caracteriza a las teorías sobre la belleza en examinarla con atención mas de una vez y Es Imposible d~dicarse asiduamente a la
la segunda mitad del siglo xvut:la búsqueda del estilo originario implica la estudiarla desde diferentes puntos ele vista contemplacion de cierto tipo de belleza
con cuidado y reflexión. Al examinar por sin vernos a menudo obligados a comparar
ruptura con los estilos tradicionales y el recha zo de los temas y actitudes vez primera cualquier obra se produce una las distintas clases y los diversos grados
tradicionales en favor de una mayor libertad expresiva. agttación y urgencia del pensamiento que de excelencia y a considerar su proporción
Pero no son solamente los artistas quienes reclaman una mayor libertad de confunde el auténtico sentimiento de la relat1va. Un hombre que no haya tenido
belleza: no se distingue 1~ relación entre las ninguna oportunidad de comparar los
los cánones: según Hume, el crítico solo puede determinar las reglas del diferentes tipos de belleza no esta cualificado
partes; se identifican poco las verdaderas
gusto si tiene capacidad para liberarse de los usos y de los prejuicios que caractcristicas del estilo¡ las d istintas en absoluto para pronunciar un juióo
desde el exterior determinan su juicio, que debe basarse, en cambio, en perfecciones y defeCtos parecen envueltos respecto a cualquier objeto que se le
en una especie de confusión y se ofrecen presente. Solo con la comparacióo fijamos
cualidades internas como buen sentido y libertad de prejuicios, y también
de forma indistinta~ 1~ imaginación. Po1·no los epítetos de apredo y de censura, y .
método, delicadeza, habilidad. hablar de una especie de llcllcza que, por ser aprendemos a asignarlos en la justa med•da.
244
24S
X. LA RAZÓN YLA BELLEZA
Antonio Ca nova,
Las gracias.
1812-1816,
San Petersburgo,
Ermitagc
246
>. HtHUt~.lUE RPOS YRUINA$
249
), l"'t. HUI:~, LUI:UYV:> V l<UINA::,
Jean·~tienne Uotard,
La bella choco/otero,
1745, Dresde,
Gemaldegalerie
252
X. LA RAZON YLA BELLEZA
.. ó. NUEVAS lOtAS. NUEVOS'ltMAS
2SS
2S4
La cabellera imperfección, se considera cualidad amable,
William Hogartn y ciertamente exalta las otras similares.
El analtsis de la belleza, v. 1753
Los cabellos son otro ejemplo bastante Con tal que lleve faldas ...
obvio de por qué estando destinados Loren•o Da Ponte
principalmente a ser un adorno consiguen Don Giovanni, t, 5, 1787
mas o menos su objetivo según la forma Señora m1a, este es el catalogo
que toman naturalmente, o que les da el arte. de las bellas que amó mi
Es más amable en si mismo el rizo suelto; set)or, es un catálogo hecho
y las abundantes ondulaciones. y los por mr; observad, leed
movimientos opuestos de los rizos que se conmigo. En Italia. seiscientas
mezclan con naturalidad arrebatan la vista cuarenta; en Alemania,
con el placer de seguirlos. mucno más si son doscientas treinta y una; cien
<>gitados por un suave airecillo. los poetas lo en Francia; en Turqula,
saben, y lo saben los pintores, y han descrito noventa y una.
los al1!9res bucles ondeando al viento. Y para Pero en Espalia
demostrar cuánto hay que evitar el exceso de ya van mil tres.
enredo. como en cualquier otro principio, los
mismos cabellos desgreñados y enredados Hay entre ellas campesinas,
ofrecerían una imagen desagradable, porque camareras. ciudadanas;
el ojo estaría dudoso y no sabría cómo seguir hay condesas, baronesas,
tal confuso número de líneas descompuestas hay marquesas y princesas;
y desgreñadas; y sin embargo, la moda hay mujeres de todos los
actual adoptada por las damas de llevar una rangos, de todos los tipos,
William Hogarth, parte de la cabellera trenzada desde atrás, de todas las edades.
Los slrvientes de la caso a modo de dos serpientes enroscadas, que
Hogorrh, 1750·1755. siendo mas espesa por abajo poco a poco De la rubia suele alabar
Londres, Tate Gallery va dismin\,yendo y, uniformándose de la gentileza;
manera natural a la forma del resto ele los de la morena. la constancia;
cabellos, se sujeta en la parte de Drriba, es de la canosa, la dulzura.
Naturalmente, el mercado editorial produce también nuevas formas de extremadamente pintoresca. Ese trenzado
rea cción y fru~trarión. F~ el caso de Hogarth, excluido del mercado por la de cabellos con distintos espesores es una En i1wierno prefiere la llenita;
manera art ificiosa de conservar el enredo en verano, la delgadita.
protección a los artistas extranjeros por parte de la aristocracia británica, justo para ser bello. La alta es majestuosa;
y obligado a ganarse la vida como ilustrador de libros para la imprenta. la peque1ia ... la peque1ia
La pintura y las teorías estéticas de Hogarth expresan un tipo de belleza La perfección no es causa de la belleza es siempre encantadora.
Edmund Burke
que contrasta abiertamente con el clasicismo de la aristocracia británica. lnvesrigaáón filosófico sobre el origen de los A las viejas las conquista
Con su apología de la intriga, de la línea serpenteante y ondulante (que ideas de lo sublime y de lo bello.lll9, 1756 por el placer de ponerlas
es tan apta para una cabellera como para una agudeza mental) frente a la Circula otra opinión estrechamente en la lista.
emparentada con la primera, esto es. que la Su pasión predominante
línea recta, Hogarth rechaza el vinculo clásico entre belleza y proporción,
perfección es la causa que constituye la es la joven principiante.
de forma parecida a lo que, por otra parte, hace también su compatriota belleza; y eso fue pensado p.1ra ser aplicado
Burke. Las pinturas de Hogarth expresan una belleza edificante y narrativa, mucho más alfa de los objetos sensibles. Le da igual que sea rica,
o bien a su modo ejemplar e inserta en una historia de la que no puede ser Ahora bien, en estos la perfección considerada que sea fea. que sea hermosa;
en sí misma está tan lejos de ser causa de la con tal que lleve faldas ...
extrapolada (como una novela o un cuento). En correlación con el contexto belleza que precisamente alll donde la belleza Vos ya sabéis lo que hace ...
narrativo, la belleza pierde todo aspecto ideal y, al no estar vinculada a se encuentra en su más alto grado. esto es.
ningún tipo de perfección, puede expresarse también en nuevos temas, en el sexo femenino, casi siempre comporta
una idea de debilidad y de imperfección.
como, por ejemplo, los siervos, tema que es también común a otros autores. Las mujeres lo saben perfectamente y. por
No es casual que en el Don Juan de Mozart, que además pone el cierre tanto, se esfuerzan por balbucear, por caminar
a la época clásica e inaugura la edad moderna, la figu ra del libertino que con paso vacilante, por aparecer débiles
y hasta enfermizas; en estas demostraciones
busca en vano la belleza ideal en las mil y una conquistas sea con templada
son guiadas por la naturaleza. Una belleza
irónicamente a distancia, y anotada escrupulosamente con una habilidad afligida es la más conmovedora: el n.1bor
contable absolutam ente burguesa por el siervo Leporello. tiene un poder algo menor; y por lo general
la modestia, que es confesión tácita de
256 2S7
l. MUJ ~ IIES YPASIONES
7. Mujeres y pasiones
Jean-ttienne Uotard,
Moría Adelo.'da de
Fronci<J vestida o lo fll((o,
17Sl , florenóa,
Galería de los UffiZi
25~
Un mapa del corazón La va nidad
pág!'nas sigu;emes:_ Madame de Scudéry Daniel Defoe
J cques·Louis Ditv•d.. Clélie, historia romano, 1654 Mol/ Flonders, 1722
:.uato de Modome. Pero no habiendo camino sin obstáculos De este modo disfrutaba, como he dicho, de
1/t<amler,IBOO. Pans,
o sin posibilidad de extraviar el camino todas las ventajas de la educación de las que
Museo del louvre
correcto, corno se ve, Clelia ha previsto que habría disfrutado si hubiera sido una dama
aquellos que están en Nueva amistad como aquellas con las que convivía y. en
y se alejan un poco más a la derecha algunos aspectos, incluso aventajaba a mis
o un poco más a la izquierda se perder~n. seno ras, aun estando muy por encima de mi,
En efecto, viniendo de Gran ingenio•, pues se trataba de dones de la naturaleza
pasarán a •Negligencia e insistiendo que ni toda su fortuna les habría procurado.
en el camino equivocado llegarán a En primer lugar. yo era más hermosa que
•Desigualdad•, de allí a •lamentliCión • cualquiera de ellas; en segundo lugar, estaba
•ligereza• . .Olvido y, en vez de llegar mejor formada; y, en tercer lugar. cantaba mejor.
a •Tierna estima . acabaran encontrándose y con esto no quiero decir otra cosa sino
en ei•Lago de la indiferencia que está que tenia mejor voz; y, si se me permite
situado justamente aqui, sobre el Mapa. de<:ir, no estoy expresando mi propia opinión
Con sus aguas tranquilas ofrece el aspecto a este respecto, sino la opinión de todos los
que le da nombre. conocidos de la familia. Tenia además la
Por otra parte. partiendo de •Nueva amistad vanidad habitual de mi sexo. es decir, que
y desplazándose ligeramente hacia la siendo considerada muy bonita. o hasta si
izquierda y yendo hacia • Indiscreción •, se queréis tina auténtica belleza, yo era bien
pasa por el camino de «Perfidia .., «Orgullo••. consciente de ello. pues ten fa tan buen
y se va por tanto hacía •Maledicencia>, concepto de mi misma como el e¡ue más.
que conduce a •Indignidad y, en ve¿ de Me gustaba sobre todo oír hablar de ello
encontrarse en •Tierna gratitud• se acaba en a la gente, cosa q ue ocurria con fr~uen cia y
ei«Mar de la enemistad•. donde naufragan me proporcionaba una gran satisfacción. 1...j
todas las naves. Es lln mar inquieto q ue. con Pero aquello de lo q ue tan orgullosa estaba
las aguas agitadas por el ímpetu de la pasión, fue mi ruina o. mejor dicho, la causa de mi
es el fin que espera a quien se desvió a la rufna fue mi vanidad. La señora de la casa
izquierda de •Nueva amistad•. Aqui Clella donde residía tenia dos hijos, jóvenes y
demuestra y representa que se necesitan mil prometedores y de comportamiento
Mapa de lo ternura, buenas cualidades para suscitar la obligación extraordinario, y mi desgracia fue llevarme
en el siglo xv111 Mol/ Flanders (1722) de Daniel Defoe,Pamela (1742) de Samuel
mapa de los afectos de una tierna amistad. los que las tienen bien con ambos, si bien es cierto que cada
y de las pasiones. Richard son y la Nueva Eloísa (1761) de Jean-Jacques Rousseau. malas no pueden recibir de ella más que uno me trataba de forma muy distinta.[ ... )
siglo XVII, París, odio o po1·lo menos Indiferencia. Aderni\s, A partir de entonces la cabeza se me llenó de
Biblioteca Nacional En la novela de amor del siglo XVIII, la belleza es vista con el ojo interior
de Francia de las pasiones, preferentemente en forma de diario íntimo: una forma esta honesta muchacha con su Mapa ha pensamientos extra1ios, y puedo asegurar en
querido decir tambié-n que no ha amado verdad que ya no era la misma; que un señor
literaria que contiene ya en sí misma todo el primer romanticismo. Pero nunca ni tendrá en el corazón más que como aquel me dijera que estaba enamorado
en estas discusiones, sobre todo, se va abriendo paso la convicción - y es la ternura. El rio de la inclinación desemboca de mi y que yo era, según sus palabras. una
contribución de las mujeres a la filosofía moderna- de que el sentimiento en un mar que ella llama Pergroso , porque criatura encantadora, eran cosas que no sabía
corre gran peligro la mujer que sobrepase los cómo digerir; mi vanidad llegaba al más alto
no es una simple perturbación de la mente, sino que expresa, junto con la limites de la amistad. Por ello, al otro lado de nivel. Es cierto que mi mente estaba llena
razón y la sensibilidad, una tercera facu ltad del hombre. ese mar ha situado la •Tierra desconocida , de orgullo, pero como no sabía nada de la
El sentimiento, el gusto y las pasiones pierden pues el aura negativa porque ignoramos lo que existe más allii. y maldad de los tiempos, en ningún momento
creemos que nadie ha navegado más allá pensé en rni integridad o en mi virtud; y si mi
de la irracionalidad y, al ser reconquistados por la razón, se convierten
de las Columnas de Hércules . joven amo lo hubiera propuesto a la primera.
en protagonist as de una lucha contra la dictadura de la propia razón. se habria podido tomar conmigo todas las
El sentimient o representa una reserva a la que recurre Rousseau para libertades que hubiera querido; pero no se
rebelarse contra la belleza moderna artificiosa y decadente, recuperando dio cuenta de su ventaja y esto, de momento,
ftJc mi salvación.
para el ojo y el co razón el derecho a sumergirse en la belleza o rigin aria
e Incorrupta de la naturaleza, con un sentimiento d e nostalgia melancólica
por el «buen salvaje» y por el niño espontáneo que originari am ente se
hallaban en el hombre y que ya se han perdido.
260 ~61
6. l:l llüHI:. JU t~tJ Ut. LA ~tlU:I..A.
George Romney,
p;erroro delad~
Hamifton vesctda
de c;rce.c. 1782,
Londres, Tate Gallery
La estética del siglo xvm se hace amplio eco de los aspectos subjetivos e
indeterminables del gusto. Por encima de todos,lmmanuel Kant, con la Critica
del juicio, sitúa en la base de la experiencia estética el placer desinteresado
que se obtiene contemplando la belleza. Bello es aquello que agrada de
forma desinteresada sin ser originado por, o ser reconducible a, un concepto:
por eso el gusto es la facultad de juzgar desinteresadamente un objeto
(o una representación) a través del placero del desagrado; el objeto de
este placer es lo que consideramos bello.
Sigue siendo cierto que, al considerar bello un objeto, creemos que nuestra
opinión ha de tener un valor universal y que todos deben (o deberían)
compartirla. Pero, dado que la universalidad del juicio del gusto no exige
la existencia de un concepto al que adecuarse, la universalidad de lo bello es
subjetiva: es una pretensión legitima por parte del que emite el j uicio, pero
no puede adoptar de ningún modo un valor de universalidad cognoscitiva,
«Sentir» con el intelecto que la forma de un cuadro de Watteau que
representa una escena galante es recta ngular, o «sentir» con la razón que
un caballero tiene el deber de prestar ayuda a una dama en dificultades no
es lo mismo que «sentir» que el cuadro que se contempla es bello: en efecto,
_.L.
en este caso tanto el intelecto como la razón renuncian a la supremacía que
ejercen respectivamente en el campo cognoscitivo y en el moral, y entran También en Kant, como en Rousseau y en las discusiones sobre las pasiones,
en libre competición con la facultad imaginativa, según las reglas dictadas asistimos a un apartarse de la razón. Sin embargo, este ceder el paso frente
por esta última. a lo que la razón no puede controlar se produce también según las reglas
de la propia razón, y nadie mejor que Kant consiguió gobernar esta tensión
interna de la Ilustración. No obstante, el propio Kant tuvo que aceptar la
El placer d esinteresado de la belleza y porque el que juzga se siente a menudo penetración de elementos no racionales dentro del sistema. Uno de estos
lmmanuel Kant completamente liberado de la complacencia
Cmicadeljuicio,., l ,ll.1790 que dedica al objeto, no puede imponer
elementos es la legitimación, junto a la «belleza adherente», de la «belleza
F.•ta definición de lo bello puede ser derivada condiciones subjetivas como fundamentos de vaga», de la indefinibilídad del arabesco y de lo abstracto. El Romanticismo
de la cfefmición precedente del mismo como la complacencia. aumentará de forma desmesurada el espacio de la belleza vaga, haciéndola
objeto de una complacencia desinteresada.
coincidir con la belleza tout court.
Aquello por lo que se es consciente de
expPrimcntar untl complncencia sin interés Pero, sobre todo, Kant ha de reconocer en lo sublime (véase capftulo XI)
no puede ser valorado más que de esa forma. la potencia de la naturaleza informe e ilimitada: las rocas escarpadas y
Debe contener una fundamentación de la
majestuosas, las nubes tempestuosas, los volcanes, los huracanes, el océano,
complnc~ncin para cada uno.De hecho, quizá
esto no se bas<1 sobre cualquier inclinación y cualquier otro fenómeno en el que se manifieste la idea de la infinitud de la
del sujeto (ni sobre otro Interés p remeditado), naturaleza. En Kant existe además una confianza ciega en el carácter positivo
de la naturaleza, en sus fines - que comportan y dan lugar al progreso del
264 26S
'"' • ., 1-II.Oitl. .iV I.VV VI. '-'"'l. U l.. t..l-1-41",
género humano hacia lo mejor - y en sus armonías. Esta «teodicea estét ica»,
típica del siglo, está presente también en Hutcheson y en Shaftesbury, para
quienes la exist encia en la naturaleza del mal y la fealdad no cont radice el
orden positivo y sust ancialmente bueno de la creación.
Sin embargo, si la naturaleza ya no es un hermoso jardín inglés sino algo
indefiniblemente más poderoso que provoca una especie de asfixia de la
John Russel, Luna, vida, resulta d ifícil reconducir esta conmoción a armonías universales y
c. 179S, Birmingham.
City Council regulares. En efecto, la salida racional de la experiencia de lo sublime es para
Kant el reconocimiento de la independencia de la razón humana respecto
de la naturaleza, gracias al descubrimiento de la existencia de una facultad
del espíritu que puede sobrepasar cualquier medida sensible.
266 267
' ' "''' ..........._.' '-• ''-''-'- ' ''-' ''-UI'VJ ,..
268 269
La planificación racional del mal aparentemente, la muert" hab11 eo lfngad
Plerre Ambroosc Choderlos de Lacios 0
la corrupción. •
Los omlstorles peligrosas. 1782 Estos pensamientos mP :'lll1mc1ban, , 1ernr
A vos toc~ imp~dir que la señora de Volanges proseguía mi trabajo co11 infatig Jb , as
no se asuste de ciertas imprudencias que se entusiasmo. El estudio h~boa Pll1p ¡ d~CJdo mi
han escapado en la carta de nuestro joven; rostro, y el constante encoerro "'" h boa
presc!rvenos vos del convento, y procure demacrado. A veces frQca• aba a borde mismo
hac<!r tambien qu,. esa señora abandone del éxito, pero segwa ,,fcrrado a la PNanz
la idea de que se le devuelvan las cartas de que podia convertirse en oealodad dfa 0 a~
su hoja. Por descontado, él no las devolverá; hora siguiente. El st>Creto del cu. t'ra el
no quierl', y pienso como él; en esto el amor unico poseedor era la olusiol\,, la qu> h~bia
y la razón van de acuerdo. Yo he leido estas consagrado mi vida. La luna llun n ba mis
cartas; me he tragado este fastidio: pueden esfuerzos nocturnos mientras yo, e 1
sernos otiles; me explico. infatigable y apasionado ardor. perseguía a la
A pesar de toda nuestra prudencia, pudiera naturaleza hasta sus mas íntimos r ~nos.
la cosa dar un estallido. Este haria faltar ¿Quién puede concebir los horro de mi
el casamiento, y dcstruona todos nuestros encubierta tarea, hurgando en la h• ..,da
planes Gercourt ¿No es verdad? Pero como, oscuñdad de las tumbas o •torn ' .ondo a
por parte mia, tengo también que vengam1e algún animal vivo para intentar~~~ n~r el
de la madre, me reservo en tal caso el barro inerte? Ahora me tiembhn s
deshonrar yo a su hij~. Escogiendo bien emre miembros con solo recordarlo:ento'1ces me
estas cartas y no presentando sino alguna, espoleaba un impulso irres1stib • y' JSI
parecerla que ella habla dado todos los frenético. Parecia haber perdido ,1
primeros pasos, y se habla entregado sentimiento y sentido de todo, Srllvr de mí
abiertamente. Algunas otras podrían objetivo final. No fue más que un f1 •lodo de
comprom~tcr hasta a la madre, y la hartan tránsito, que incluso agudizó mi se ~>ibilidad
a lo menos culpable de un descuido cuando, al dejar de operar el cstim11IO
sin excusa. innatural, hube vuelto a mis antiguas
costumbres. Recogía huesos dt lo',, ·~arios, y
Ra%6n sin limites violaba, con dedos saco·ilegos, los tremendos
Mary Wollstone Shelley secretos de la naturaleza humana. 1 1bfa
Frankenstein. 1818 instalado mi taller de inmunda cr• · <ión en un
Nadie puede concebir la variedad de cuarto solitario, o mejor dicho. en w1a celda,
st•ntimicntos qu~. en <?1 primer entusiasmo en la parte más alta de la casa, sep •ada de las
por el éxito, me espoleaban como un restantE>s habitaciones por una galc •n y un
huracán. La vida y la muerte me parecían tramo de escaleras. Los ojos casi, ne salfan
fronteras imaginarlas que yo rompería el de las órbitas de tanto observar los detalles
primero, con el fin dt:! desparramar después de mi labor. la mayor parte de lo• n1atcriales
un torrente de luz por nuestro tenebroso me los proporcionaban la sala d~ J -cción Y
mundo. Una nueva especie me bendeária el matadero. A menudo me scnt liSflueado
como a su creador, muchos seres felices con mi trabajo; pero.impelido po• una
y maravillosos me deberian su existencia. incitación que aumentaba constan! mente,
Ningun padre podia reclamar tan Iba ultimando mi tarea.
completamente la gratitud de sus hijos
P4gina 1/guienre:
francis<:o de Goya como yo merecerla la de estos. Prosiguiendo
y Lucientes, Saturno estas reflexiones, pensé que, si podía infundir
devalando a su hijo, vida a la materia inerte, quizá, con el tiempo
1821-1823,Madrid, (aunque ahora lo creyera imposible), pudiese
Museo del Prado devolver la vida a aquellos cuerpos que,
272 2 73
~~~~~~~~~- ~ -----
l. UNA NUI:VA CONCEPCION D-E tO OHLO
J•an·t-fonorc Fragon.rd,
LO /CCIOIO. 1?70-1772,
Washington. Nat1onal
Ga!!•IY of ;\rt
¡
1
Jean·Oaptisto-Siméon
1 Chordin,Lapompode
i) jabón, c. 1739, Nueva
York. Motropolltan
Muse um of Art
Sul>jetivi<ld<l <l11ljuitlo del gusto susCitar esos sentimientos espeofiCos. y de la experiencia de un efecto con algunas características objetivas de la
David Hume Ahora bien, pu¡,sro que cst<~s cualidades
Ensayos moroles.politicos y hrerarios.XXIII, pueden presentarse en pequeña medida cosa considerada bella). Que lo bello es algo que así nos parece a nosotros
c.1745 o estar me2dadas y conhmdidas las unas que lo percibimos. que está vinculado a los sentidos. al reconocimiento
una causa t,>vidcnte por la que muchos con las otr<IS. sucede a menudo que el de un placer, es una idea que domina en ambientes filosóficos diversos.
no experimentan el sentimi<-nto correcto gusto no se ve aft>ttat1o por cualidades
Y también es en ambientes filosóficos diversos donde se va abriendo paso
de la bellr1a es la falta de esa delicadeza de tan pcqucnas o no es capaz de distinguir
la imaginacioll que es 11Pte aria para poder todos los sabor~s esl'""ficos en el desorden la idea de lo sublime.
ser sensibles a l~s emociones mas sutiles. ton que se le presentan.Cuando los órganos
Todo el mundo pretende pos~er esta son tan fmos C'JliC 11<1dil pued(' escapárseles
delicadeza, t<>clo el mundo hnbln de ella y al mismo tiempo son tan precisos que
y querna reguiJr a pnrtir de Pila todo tipo perciben C<lciD Lll10 uelos ingredientes
de gusto o sentimiento. de la composició11,a ~so lo llamamos
delicadeza clelguslo, tdnto en sentido
Características objetivas liter~l como met<1fórlco. Aqui 'on útiles,
O;;vidHume por tanto, las reglas generales de la belleza
Ensayos mowlcs,po!lclcos y/J'rer uios.XX11. ya qu aerivan de moo<•los reconocidos
c.l745 y de la observación de lo que gusta
Si bien es cierto qu bellex:. y fealdad. o disgusta cu<1ndo se presenta solo
rr.as aun que dulzura y amargur.o, no son yen un grado elevado: y sí tas mismas
cua idades d., los objetos sino que cualicatll'S, n un., composición variada
perte!""cen entcrameme al sentimiento y en grado menos elevado no producen
intemo 'cxter'lo, tMy qu<1 admitir que placer o des.•grado profundos en los
exist~n ci"r;~s tualid,Jd~s en los objetos orgonos,ncgamos a esa persona
que estdn ,,rfaptaods por n~turaleza para Cllalquier prel~n~lon de delicadeza.
276
XI. LO SUBLIMf 2. lO SUBLIMEES EL ECO OEUN ALMA GRANDE
Sublime producido lo que ha escuchado. Ya que lo sublime como efecto del arte Y son: la modalidad formal de las figuras
Pstudo longlno (siglo 1) cuando un lector culto y experto.alleer Pseudo-longino !siglo .) (clasificadas en figuras de pensam'ento
De lo sublime, y escuchar vañas veces una cosa. no . De lo sublime, V y de palabra l. el ingenio expresivo !que
Lo sublime no conduce a los que escuchan experimenta nada grande, ninguna reflex1on Puesto que son cinco las llamadas fut'nh•s consta de dos partes: la selección léxica y la
a la persuasión sino a la exaltación: porque m~s rica que la percepción literal del discurso. mas productivas ele lo sublime; cinco elaboraclon tropica del estilo) y, fina'mente
la clesviaclon Imprevisible que provoca sino que mas bien se da cuenta d~> que. al c.1tegonas que tienen como presupuesto - quinta causa de grandeza>' compendio
prevalece siempre sobre lo que convence leerla o releerla. esa obra decae en el sentido· comtin y fundamental el talento língllistico, de todas las que la preceden- el decoro
o !Jll't~. entonces no estti ante algo realmente sin el que propiamente no puede hdcerse y 1 ~ desvi~ción de la composición.
sublime. sino ante algo que dura tan solo nadn. la primera y mas poderosa es el
Participación sentimental el tiempo de la lectura o de la escucha. arrebato exuberante de los pensamientos.
P•.t>udo 1 on(Jino (siglo 1) Porque la verdadera grandeza es la que . como lo he definido t.1mbién l!n mi libro
1
De lo subluue, VIl enriquece los pensamientos. la que es di fiel sobre Jenofonte; la segU11da es el pochos
Casi por 11aturaleza nuestra alma se eleva ante por no decir imposible. de cuestionar, la seductor e Inspirado. Cstas dos primeras
lo que es verdnde1·amente sublime y, presa de que deja u r1 rewerdo duradero e indeleble: inclinaciones a lo sublime son po1·lo general
una orgullos• t>xaltaclón, ~<'llena de un<~ en resumen, la belleza auténticamente congénitas. las otrñ$ tr~s rut~ntP~ se•
~lcgria •ob<'rbl<>, como si ella misma hubiii>se sublime es la que gusta siempre a todos. consi(luen en cambio a través del ane.
278
>. LV ~UULIMt UELA NATURALEZA
3. Lo sublime de la naturaleza
En los albores del siglo XVIII, en cam bio, la idea de lo sublime se asocia ante
todo a una experiencia no vinculada al arte sino a la naturaleza, y en est a
experiencia se otorga un lugar privilegiado a lo informe, lo doloroso y lo
terribl e. A lo largo de los siglos, se había reconocido que existen cosas bellas
y agradables y cosas o fenómenos terribles, espantosos y dolorosos: con
frecuencia se había alabado el arte por haber imitado o representado de
forma bella lo in forme y lo terrible, los monstruos o el diablo, la muerte o
una tempestad. En su Poética, Aristóteles explica precisamente cómo la
tragedia, al representar hechos terribles, ha de suscitar en el ánimo del
espectador piedad y terror. No obstante, el acento se pone en el p'l'oceso
de purificación (catarsis) a través del cua l el espectador se libera de esas
pasiones que por sí m ismas no procuran ningún placer. En el siglo xv11,
algunos pintores son apreciados por sus representaciones de seres feos,
desagradables, lisiados y tullidos, o de cielos nublados y tempestuosos
pero nadie afirma que un temporal, un mar tempestuoso, algo carente
de forma definida y amenazador pu eda ser bello por sf mismo.
En esta época, en cambio, el universo del placer estético se divide en dos
regiones, la de lo bello y la de lo sublime, aunque esas dos regiones no están
281
XI. lO SUBUME
Caspar David Frledrlch, completamente separadas (como ocurre con la distinción entre bello y
Naufragio, 1824,
Hambu}go, Kunst halle verdadero, bien y bueno, bello y útil, e incluso entre bello y feo), porque la
experiencia de lo sublime adquiere muchas de las características atribuidas
anteriormente a la experiencia de lo bello.
El siglo xvn1es una época de viajeros ansiosos de conocer nuevos paisajes
y nuevas costumbres, pero no por ansia de conquista, como habla ocurrido
en los siglos anteriores, sino para experimentar nuevos placeres y nuevas
emociones. Se desarrolla así un gusto por lo exótico, lo interesante, lo
curioso, lo diferente, lo sorprendente.
Nace en este período la que podríamos denominar «poética de las montañas-:
el viajero que se aventura en la travesía de los Alpes se siente fascinado por
rocas inaccesibles, glaciares sin fin, abismos sin fondo, extensiones sin l'nites.
Ya a finales del siglo xv11 Thomas Burnet, en su Telluris theoria sacra,
considera que la experiencia de las montañas eleva el alma a Dios, evoca
la sombra del infinito y suscita grandes pensamientos y pasiones. En el
siglo xvm Shaftesbury, en sus Ensayos morales, escribirá: «Hasta las ásperas
rocas, las grutas musgosas, la cavernas irregulares y las cascadas desiguales,
Páglna s;9uiente: adornadas de todas las gracias de lo salvaje, me parecen mucho más
(aspar David Friedrlch, fascinantes porque representan más genuinamente la naturaleza y están
Caminante en un mar
de nieb/o, 18 18, envueltas de una magnificencia que supera con mucho las rldfculas
Hamburgo. Kunsthalle falsificaciones de los jardines principescos».
282
... U\ I"UCI II.,J\ UL Ll'\.) I>VI' '''-'
XI. LO SUBLIME
El gusto por lo gótico y por las ru inas no solo es característico del universo
visual, sino también de la literatura: en esta segunda mitad de siglo florece
la novela «gótica», poblada de castillos y monasterios decadentes,
subt erráneos inquietantes, que se prestan a visiones nocturnas, delit os
tenebrosos y fantasmas.
Paralelamente, florecen la poesía de cementerio, la elegía fúnebre, una
especie de erotismo mortuorio que se prolongará y llegará al punto
culminante de la morbosidad con el decadentismo de fina les del siglo x1x
(y que ya había hecho su aparición en la poesía del xvu, en la muerte de
Clorinda de Ta sso). Así, mient ras unos representan paisajes o situaciones
t errorfficos, otros se preguntan por qué el horror puede provocar deleite,
pu esto que hasta entonces la idea de deleite y placer había estado asociada
a la experiencia de lo bello.
La poesía lúgubre de su estancia,y es el insens¡¡to Johann Heinrich Füssli, Horror acompa1ia a un delincuente al Jugar
Pcrcy Bysshe Shelley Lapesadilla, 1781, del suplicio! Ni el placer de un satisfecho
incierto desvarío de la mente Detroit,The lnstitute
Friedrich Schiller
Himno a la belll'zo inrelecrvol. v, 1815· 1816 extraviada el que la guia, of Arts Del arte rrogico, 1792 amor a la justicia, ni el innoble gusto del
De niño yo buscaba fantasmas y corría la luna surgió en el tenebroso orlentl' Es un fenómeno general en nuestra deseo de venganta pueden explicar este
con paso temeroso por salas rumoroS<ls una masa deforme que blanqu~:! naturaleza que lo que es triste, terrible fl'Jlómeno.
y ruinas y cavernas y bosques constelados y hasta horrendo nos atrae con una Puede que los espectadores incluso
en pos de la ocasión de hablar Muerte de Clorinda fascinación irresistible; que las escenas disculpen en su corazón al pobre
con los que han muerto. Torquato Tasso de dolor y de terror nos repelen y nos desgraciado, y se preocupen sinceramente
Los llamé por los nombres que en Jerusolénliberodo, XII, 1593 atraen con la misma fuerza.Todos se por su salvación; sin embargo, en el
la niñl'z nos dictan; Derramase por su blanco scmblan:e aprietan expectantes en torno al que espectador se agita, con mayor o menor
me respondió el silendo y no vi a nadie. una hermosa palidez cual la de las v olas cuenta una historia de asesinato; fuerza. un deseo curioso de prestar ojos
Mientras pensaba en el destino humano, enrre los lirios; fija los ojos al cielo,y el t lelo devoramos con avidez el mas osado y oidos .1la expresión de su sufrimiento.
a esa dulce hora en que el viento corteja y el sol parece que la miran enternecidos; cuento de fantasmas. y la avidez es tanto Si el hombre de educacion y de sentimiento
a todo ser viviente que despierta levanta su mano helada y desnuda la ofrece mayor cuanto más nos hace poner los refinado constituye una excepción no
propagando mensajes de brotes y pájaros, como prenda de paz al caballero. y ex!=Jira pelos de punta. Esta tendencia del espfritu es porque este instinto no exista en él,
de repente tu sombra cayó sobre mi esp1ritu; en esta actitud cual si se entregase se manifiesta con mayor viveza ante ,;no porque esta superado por la fuerza
di un chillido y mis manos se unieron a un apacible sueño. objetos reales. Una borrasca que hunde dolorosa de la piedad o moderado por
en el éxtasis. Al ver expirar a la hermosa doncella p1erde a toda una flota, vista desde la orilla, las leyes del decoro. El rudo hijo de la
Tancredo su valor y cede a la violencia del deleitaría nuestra fantasía con la misma naturaleza, al que no refrena ningún
Erotismo mortuorio impetuoso e insensato quebranto que 1 fuerza con que agitaría los sentimientos sentimiento de delicada humanidad,
Percy Bysshe Shelley oprime. Retirase todo su calor vital en lo 1"ás de nuestro corazón; seria dificil creer con se abandona sin pudor a este potente
Poemas pósrumos, 1820 profundo de su pecho; derrámase por su lucrecio que este placer natural procede impulso. El c~•al debe tener su fundamento
Ycomo una mujer morlbundil que, pálida rostro y por sus sentidos el frio y la pdlldez de de la comparación de nuestra propi~ en la disposición natural del ánimo
y demacrada, envuelta en un velo la muerte, y cae exánime aliado de Clorindn Y seguridad con el peligro contemplado. humano y debe explicarse con una
trMsparente, sale vacilando bailado en la sangre de ella. ¡Ycuán numeroso es el séquito que ley psicológica general.
288 289
o
6. Edmund Burke
oponen a su idea de lo sublime, que implica amplitud de dimensiones, sobre una plataforma cataratas, de furiosas tempestades, del trueno o de disparos de artillería»,
colganre, tabla o bien del grito de los animales, cabe considerar incluso que sus ejemplos
tosquedad, negligencia, solidez incluso maciza y tenebrosidad. Lo sublime de Cárceles de
nace cuando se desencadenan pasiones como el terror, prospera en la ínvendones. 1745 son bastante burdos, pero cuando habla de la repentina sensación de un
oscuridad, evoca ideas de potencia y de un tipo de privación de la que son sonido de considerable intensidad, respecto al cual «se excita la atención
ejemplos el vado, la soledad y el silencio. En lo sublime predomina lo no y las facultades se ponen en tensión», y dice que «un solo sonido de una
finito, la dificultad, la aspiración a algo cada vez mayor. cierta fuerza, aunque sea de corta duración, si es repetido a intervalos
Es difícil hallar en esta serie de características una idea unificadora, porque produce un gran efecto», es difícil no pensar en el comienzo de la Quinta
además las categorías de Burke reflejan en gran parte su gusto personal (los de Beethoven.
pájaros son hermosos pero desproporcionados porque tienen el cuello más Burke afirma que no sabe explicar las verdaderas causas del efecto de
largo que el resto del cuerpo y la cola cortísima, y entre los ejemplos de lo sublime y de lo bello, pero la pregunta que se plantea es: ¿cómo puede
magnificencia se encuentran al mismo nivel el cielo estrellado y un ser agradable el terror? Y él mismo responde: cuando no nos toca
espectáculo de fuegos artificiales). demasiado de cerca. Prestemos atención a esta afirmación, ya que implica
Lo más interesante de su tratado es sobre todo la relación bastante un distanciamiento de lo que provoca miedo y, por tanto, una especie
incongruente de características que, no necesariamente todas a la vez, de desinterés. Dolor y terror son causa de lo sublime si no son realmente
aparecen entre los siglos xv111 y XIX cuando se quiere definir lo sublime: vemos perjudiciales. Este desinterés es el mismo que a lo largo de los siglos
que se evocan de nuevo los edificios oscuros y lóbregos, especialmente ha estado estrechamente ligado a la idea de lo bello. Lo bello es lo
aquellos en que la diferencia entre la luz exterior y la oscuridad interior que produce un placer que no empuja necesariamente a la posesión
es más marcada, la preferencia por los cielos nublados frente a los serenos. o al consumo de la cosa que gusta; igualmente, el horror vinculado
por la noche fren te al día e incluso (en el terreno del sabor) por lo amargo a lo sublime es horror a algo que no puede poseernos ni puede hacernos
y maloliente. daño. En esto consiste la profunda relación entre lo bello y lo sublime.
291
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6. EOMUNO BURKE
Sentidos Otra cualidad que se puede obse,va Claridad del color Vagar me haces con mis pensumientos sobre
Edmund Burke constantement•• en los objetos be lo es Edmund Burk~ las huellas
Investigación filosófico sobre el origen la lisura; tan esPncial ata bellez,¡ qu lnvestigaciórl filosóhca sobre el origen de las que van al nada eterno: mientras huye
delasideosdelosublimeydelobello, 10,1756 recuerdo ninguna cosa bella que o sea rsa ideas de lo sublime y de lo bello, Ul, 17 1756 este tiempo malvado. y van con ellas turbas
Por eso el objeto de esta pasión comple¡a En los árboles y en las Rore.son be s as · En primer lugar, los colores de los cuerpos
que llamamos amor es la belleza del sexo. hojas lisas: lisos parterres en lo> ¡arcf 5, bellos no hdn de ser sombrios ni oscuros, de los apuros por los que conmigo el se afana;
Los hombres se sienten atra1do> por el sexo lisas comentes <•n los pueblecitos, pe¡,¡ e sino lummosos y claros; en segundo lugar, y mientras yo miro tu paz. duerme
en general como tal, y sobre la base de liso en las beller.as de lo~ ,1nima l;,s no han de ser muy fuertes. ya que a la belleza aqwl e· p111tu guerrero que adentro me ruge.
la ley comün de la naturaleza. pero se sienten voladores y terrestres. lisa pi!·l 11las le van mejor los m,is mod!'fados de todo trpo.
atraídos hacia individuos concretos por atractivas mujeres. y en toda das di.' como verde claro, azul suave, blanco apagado. Cada vez más grande
su belleza personal. Considero la belleza adorno superficie brilldnta y lis•. Un rojo lánguido y violeta; en terceJ' luga1', si son CaspiH D,wld rrled•lch
una cualidad social, porque e~• ando los gran parte de la belleza de1wnde d· e>t~ fuertes y vivos, los colores hM de estar Obse1 vaciones sobre una colección de pinwros
hombres y las mujeres, y no solo estos cualidad realmente considcrabl<~; polque siempre div<'rsificaclos, ni un objeto ha de ser ele nrlisws eiJ S!l mayo1 parte vivos o fallecidos
sino también los otros aulmalcs nos si un objeto presentara una SLlpe•·fid· nunca de un solo color fuerte; sino que los recientemeflte, 1830
proporcionan sensación de alegrfil y de quebrada y ;ispe1·a. aunque en todos colores son siempre tantos que, como en las Este cuJdro es grande, no obstante lo querría
placer con su contemplación (y son muchos los otros aspectos estllvlese bi<n fon ~do, flores jaspeadas, se reducen recíprocamente aún mas grDndl:', porQlle la superioridad con
los que pueden proporcionarla), nos inspiran a la larga no gustar& en cambio si c.1r 'ce la fuerza, y el brillo excesivo. En una hermosa que el sujeto está concebido exige una
sentimientos de ternura y de afecto hacia de muchas otras prerrogativas, pero tez no solamente hay variedad de tonos sino extensión mayor en el espacio. Por tanto,
sus personas; nos gusta tenerlos cerca. carece de esta. lograr~ ser miis agradable tambien de colores. ni el rojo ni el blanco son siempre es un elogio para un cuadro cuando
y entablamos relación con ellos de buen que cualquier otro que no la tenga. Yes10 fuertes y deslumbrantes; y ademas es tal su se desea más grande de lo que en realidad es.
grado, a menos que tengamos poderosas me parece tan evidente que~ ~orpr nde mezcla y tan gradual que es imposible señalar
razones para hacer lo contrario. muchísimo que algunos de los qu., n el hmite;de ahí nace el color dudoso en el Alejamiento de lo que da miedo
tratado esta materia no mendon.::n pa1a cuello y en la cola de los pavos reales,y es Edmund Burke
Pequeñez nada la lisura al enumerar las cualid les muy gracioso en tomo a la cabeza del pato. Investigación filosófico sobre el origen
Edmund Burke esenciales de la belleza; dado qu¡; .,, de las ideos de lo sublime y de lo bello, IV, 7, 1756
ln•tesrigación filosófica sob1e el origen de los efecto cualquier saliente inasperado. Del mismo modo qu!! el trabajo corriente,
Gracia
ideas de lo sutJ/ime.vde lo bello,lll, 13, 1756 cualquier ángulo agudo J'epugna Edmund Burke q ue es una forma de dolor, es el ejercicio
En la especie de los animales, exceptuada la a la idea de belleza. investigación filosófica sob1 e el origen de las de l~s partes más robustas, asi también una
nuestra, tenemos tendencia a entusiasmamos ideos de lo wblimeydelobello,lll,22, 1756 forma de terror es el ejercicio ele las partes
por la peque•1ez: los pequeJ,os pájaros Variación gradual No hay gran diferencia entre la gracia mas delicadas del sistema; y si una cierta
y algunas pequcnas clases de animales. Edmund Burke y la belleza, ya que tanto la una como forma de dolor es de tal naturaleza que
Casi nunca se utiliza la expresión una gran lnvestignrión filosófica sobr~ el orlg-f'n 'i Jos ld olrd <..ou:,bl-.:n t:U y1a1' parte en las misma, influye sobre la vista y sobre el oidol que
cosa hermosa: en cambio es muy corriente ideasdelosublimeydelobe/lo, IU, l5 ''56 cosas. La gracia reside en la postura y en son los órganos mas delicados, la Impresión
una gran cosa fea. Muy diferente es la En esta descripción tengo ante mi la •d ·a el movimiento, y para ser gracioso en estas se aproxima más a la que tiene una causa
admiración del amor: y lo subtirnc,que es de una paloma: este animal coincide cosas se requiere que la dificultad no se vea; intelectual. En todo~ estos casos. si el dolor
causa de la primera, siempre se basa en perfectamente con la ma}'Of par!e o e las para ello conviene un pequeño pliegue del y el terror son modifKados de manera que
lo grande y en lo terrible, y el segundo condiciones exigidas por la belle>a. Es isa cuerpo y una ajustada posición de las partes no sean realmente nocivos. si el dolor no
en lo pequeño y agradable. Cedemos frente y blanda; sus partes est~n. si se me p;,rmite de manera que una no estorbe a la otra, llega a la violencia y el tPrror no tiene relación
a lo que admiramos, pero amamos aquello la expresión, fundidas en tre si; no hal aró;s ni aparezcan separadas en ángulos agudos con el peligro real de destrucción
q ue cede ante nosotros: en un caso sufrimos ningulla protuberancia impre!vista c11 y casi imp•·evistos. Y asa redondez. esta de la persona, puesto que estas emociones
una violencia, en el otro nos sentimos su forma; y sin embargo su forma van delicadeza de postura constituye esa casi liberan las partes, tanto las delicadas como
impulsados a complacer. En resumen, las continuamente. Observad esa partP d e una magia de la gracia que mencionabamos, las robustas, de un e5tOJbo peligroso y
nociones de lo sublime y de lo bello tienen belfa mujer, que la hace tal vez más bella. esé no sé qué Ue ne sals quol1; como el da11íno, son capaces de producir deleite;
una base tan diferente que es difícil (por en torno al cuello y al pecho: 1~ lisura, observador podra descubrir en la Venus no placer, <lno una especie de horror
no decir que casi imposible) pensor en la suavidad,lil ligem curva lnsensibl • de Medicis. en el Antlnoo y en cualquier deleitoso, una especie dt> tranquilidad teñida
combinarlos en un mismo objeto sin rebajar variedad de la superficie, que nunc~ otra estutua graciosísima. de terror; la cual, desde el momento que
el efecto del uno y del otro sobre las pasiones; es la misma en un mínimo espacio, la depende del Instinto de conservación, es
de modo que respecto a la cantidad los engañosa perplejidad a trJvés de la w 1 Soledad y silencio ,ma de las pasiones m!s fuertes. Su objeto
objetos bellos son comparativamente el ojo no fijo se desliz.1 vertlginosJmente Ugofoscolo es lo sublime. Su más airo grado lo llamo
pequeños. sin saber dónde detenerse ni ddonc~ estupor, los grados inferiores son; temor,
Sonetos, '· 1803
es lievado. ¿Acaso no es una prueba Quiza porque de la quietud fatal reverencia y respeto, y la etimologÍi! misma
lisura de ese cambio de superficie continuo tu eres la imagen para mi tan queñda vienes de las palabras muestra de que fuente
Edmund Burke y sin embargo apenas ¡>C!rceptible en ¡oh, noche! Y cuando te cortejan alegres derivan y cuan distintos son del place>r real.
Investigación filosófica sobre el origen de las cualquier punto, que constituye uno las nubes estivas y los céfiros serenos
ideosde losublimeydelobello,lll, 14,1756 de los elementos principales de la bell ?.a' y cuando del niveo Aire agitadas
tillieblas y prolongadas al universo traes
siempre desciendes invocada, y los secretos
caminos de mi coratón dulcemente aferras.
292 293
. -------------------~ --------
7. Lo sublime de Kant
Será lmmanllel Kant quien, en la Crítica de/juicio (1790), definirá con mayor
precisión las diferencias y las afinidades entre lo bello y lo sublime. Para Kant
las características de lo bello son: placer sin interés, finalidad sin objetivo,
universalidad sin concepto y regularidad sin ley. Lo que quiere decir es que
se disfruta de la cosa bella sin desear por ello poseerla, se la contempla
como si estuviese organizada perfectamente para un fin concreto. cuando en
realidad su único objetivo es su propia subsistencia y, por tanto, se disfruta
de ella como si encarnase perfectamente una regla, cuando ella misma
es la regla. En este sentido una flor es un ejemplo típico de objeto bello,
y precisamente por ello se entiende por qué forma parte de la belleza la
universalidad sin concepto: porque no es un juicio estético el que afirma que
todas las flores son bellas, sino el que dice que esta flor en particular es bella,
y la necesidad que nos induce a decir que esta flor es bella no depende de
un razonamiento basado en principios, sino de nuestro sentimiento. En esta
experiencia «entran en juego libremente» la imaginación y la inteligencia.
La experiencia de lo sublime es distinta. Kant distingue dos clases de sublime, William Btadlotd. Glociar Tempestad Fuerza de la naturaleza
el matemático y el dinámico. El ejemplo típico de sublime matemático es la Se!mirsialik.c. 1870, lmi'Hnuel K ont Samut>ITaylorCol ridge
New Bedlord. Criticadef¡uioo.l,2 28.1790 La timo del Vte)O nm·eganre, l 798
visión del cielo estrellado. En este caso tenemos la impresión de que lo que Massachus.ett1i. y entonces llegó e estallido de la tormenta
Old Oarmouth Histonc.1l
Rocas audazmentP. colgad:\5 y, por dec rlo
vemos va mucho más allá de nuestra sensibilidad y tendemos a imaginar Society, N~w Bedlord asr amenaz~doras.nuh sdt>!ormenta que se revelo t'ránko y flOtem":
más de lo que vemos. Y esto es debido a que nuestra razón (la facultad que Whalin9 Museum que se amontonan en el ciclo y~" adelantan nos ~Jolpeo co11 U) mmensar; alas
con rayos y con truenos, volcan~>s en todo y nos pers1guio en cireccior al ~w.
nos lleva a concebir las ideas de Dios, del mundo o de la libertad, que nuestra
su fJOder devastador. huracanes qu<> vñn
inteligencia no puede demostrar) nos induce a postular un infinito que dejar1do tr·,,s si l;o cl!~>oi.Kión. d océano Con ·ncllnndos ,,"ti les y chor'l'eante proa
no solo nuestros sentidos no consiguen captar, sino que tampoco nuestra sin limites rugiendo de Ir~. una cascada como ~qut~l qU•' perseguido por gritos y golpes
profunda en un rio poderoso, etcétera. tl;d"vra pis~ 1~ <Ombra d~> su cncmrgo.
imaginación llega a abarcar en una intuición única. Desaparece la posibilidad e inclind hacia el •1,,~1· •ll coiJeza,
reducen nuestra fncultod de rt•>istir
de un «libre juego» de la imaginación y de la inteligencia y nace un placer a una insignifk,Jntt;- p '<¡uenez. comparada el barco n.ov ~o raudo. horrrsona sonó 1•
inquieto, negativo, que nos hace sentir la grandeza de nuestra subjetividad, con su fuer¿a. Pero su aspecto ~s tanto tcmr stad
mas atrilctivo wanto más temible. y badil el •ur SI nos d s Zdmos.
capaz de querer algo que no podemos poseer.
con tal de qJe nos encontremos nosotros
Un ejemplo típico de lo sublime dinámico es la visión de una tem ~ .. y nton<, paree eran las brumas y a n cve
en lugar 'eguro, y !'amamos gustosos
Lo que nos conmueve en este caso no es la impresión de una vastedad sub ir•u's esos objetos porque elevan y "' fnO .se IZO prod 9 OSO:
as facul:ades del alma por • ncima de y lo• montes d hle o tos como 'os masules
infinita, sino de una infinita potencia: también en este caso resulta
su tern·ino medio ordh aro y nos hacen pasab n llotando. Vi"tdes cual esn·era da,.
humillada nuestra naturaleza sensible, y de ello se deriva una vez más
descubrir en nosotros una 'acuitad de
una sensación de malestar, compensada por el sentimiento de nuestra resistencia de una ~SIJeCie totalmén\1' y" :rdvés de la ' .raga~ los nevados acantilados
grandeza moral, contra la que nada valen las fuerzas de la naturaleza. lanzaban un respl,,dor sinr mo: .
distinta. que nos da v~lor P"' ·'l odN
no cllv•samos form~l humanas o de anunales.
Estas ideas, retomadas más tarde, y a lo largo de todo el siglo XIX, por medirnos con el todo·roder apar~nte
el hielo ro'lollla por tod•s partes.
de la naturaleza.
numerosos autores y con matices diversos, alimentará n por sf solas la
29S
294
Bello y sublime no son necesal"lamente también las nuestras
Friedrich $chiller y que hay en nosotros un principio
Delosvblime, 1801 autónomo, independientemente de todas
La naturaleza nos ha dado dos genios como las t•moclorws sensibles. El objeto sublime
compañeros a lo largo de la vida. El uno, es de dos clases. O nosotros lo atribuimos
agradable y alegre, nos hace más corto el a nuestra fuerza intelectual y sucumbimos a
viaje fatigoso con la agudeza de su juego, 1.1 t~ntación de formarnos una imagen o
nos hace m~s ligeras las cadenas de la un concepto de el; o lo atribuimos a nuestra
necesidad y nos conduce entre bromas y fuerza vital y lo consideramos una potencia
alegria hasta los puntos peligrosos. donde frente~ la que la nuestra se desvanece.
tenemos que actuar como puros esporitus
y despojarnos de toda envoltura corp61ea. Nuestra experiencia del sentimiento
hasta el conocimiento de la verdad y el de lo sublime
ejercicio del deber. Alli nos abandona. porque Achim von Arnim y Clemens Brentano
su terreno es solo el mundo sensible y su SensaCiones once un poiso¡e marino de
impulso terrenal no pu.,de llevarle mas allá. Friedrich, c. 1811
Pero entonces llega el otro, serio y t.1Citurno, Es magnifico en una soledad infinita
que con brazo fuerte nos conduce más illl/r contempiM un desierto de agua sin limites
del profundo abismo. En el primero de estos bajo un cielo oscuro a orillas del mar, y este
genios se reconoce el sentimiento de la sentimiento se une al hecho de haber llegado
belleza, en el segundo el sentimiento de lo a este lugar. de tener que marcharse ele el, de
Caspar David fríedrlch,
La hma sale robre el mor, sublime. Lo bello es ya una expresión de 1,1 que se desee cr~rzar ese mar, de que eso no
1822, Berlfn, Staatlíche libertad, pero no de aquella que nos eleva sea posible, de que se advierta la ausencia
Museen por encima de la potencia de la naturaleza de cualquier signo de vid¡¡ pero se capte su
y nos libera de toda influencia corpórea, voz en el rlunor ele las olas, en el soplo del
sino de aquella ele la que disfrutamos como di re, en el movimiento de las nubes, en el grito
sensibilidad romántica. Para Schiller, lo sublime será un objeto ante hombres en la n;lturalez~. Nos sentimos libres soli tario do los pájaros; eso forma parte de
en la belleza, porque los Instintos sensibiPs una exigencia qlle procede del corazón y la
cuya representación nuestra naturaleza física percibe sus propios límites,
están en armonla con la ley de la razón; natumle?.a, por así decir, la frustra. Pero ante
del mismo modo que nuestra naturaleza razonable siente su propia nos sentimos libres en lo sublime, porque el cuadro todo esto no es posible, y todo
superioridad y su independencia de cualquier límite (Sobre lo sublime). los Instintos sen~ibles no tienen influencia cuanto yo habría querido hallar en el propio
Par!ll legel, es el ir1tento de expre$iH t:l infiniro sin hallar en el reino de !iobrc la legisl3ción de la razón, porque tin cuadro lo doscubri ~nhr~ tnrfo Pn 1~ rPlru:ión
este caso actúa el espíritu como si no entre yo y el cuadro, y¡¡ que la exigencia que
los fen ómenos un objeto que se muestre adecuado a esta representación estuviera sometido a otras leyes que no sean el cuadro me había planteado él mismo
(Lecciones de estética, 11, 2). las propias. El semimiento de lo sublime es la habla defraudado: y asl me convertr
Se ha dicho, no obstante, que la noción de lo sublime se afirma en el siglo XVIII un sentimiento mixto. Esta compuesto en el fraile capuchino y el cuadro en la duna;
por un sentimiento de pena, que en su m;h el mar, que mi mirada buscaba con nostalgia,
de forma original e inédita en la medida en que se refiere a una sensación os taba completamente ausente. Ahora bien,
alto grado se manifiesta como un escalofrio,
que experimentamos frente a la naturaleza, no frente al arte. Aunque autores y por un sentimiento de alegria. que puede para vivir esa maravillosa sensación, presté
posteriores apliquen también - y además- la noción de lo sublime a las llegar hasta el entusiasmo y, si bien no es atención ¡¡Jas observaciones tan distintas
precisamente placer, las almas refinadas lo expresadas por los visitantes a mi alrededor,
artes, la sensibilidad romántica tiene planteado un problema: ¿cómo se puede
prefieren con mucho a cualqurer placer. Esta y las reproduzco porque pertenecen al
representar artísticamente la impresión de sublimidad que se experimenta unión de dos sensaciones contradictorias cuadro. que es sin duda alguna decoración
ante los espectáculos de la naturaleza? Los artistas lo intentarán por diversos en un único sentimiento demuestra de forma ante 1~ que se desarrolla necesariamente
procedimientos, pintando o narrando (o incluso expresando musicalmente) indiscutible nuestra independencia moral. una acción. ya que no concede reposo.
En efecto, siendo absolutamente imposible
escenas de tempestad, de llanuras interminables, de helados glaciares, que el mismo objeto mantenga con nosotros
o sentimientos exasperados. relaciones opuestas. de ello deriva que
Existen, no obstante, cuadros, como algunos de Caspar David Friedrich, en los nosotros mismos estamos con el objeto en
dos relaciones distintas; por consiguiente.
que se representan seres humanos que contemplan lo sublime. El ser humano
en nosotros deben estar unidas dos
está de espaldas, de modo que no es a él a quien debemos mirar, sino a través naturalezas opuestas, que esti\11 interesadas
de él, poniéndonos en su lugar, viendo lo que él ve y sintiéndonos como él de forma absolutamente contr~ria en la
un elemento insignificante en el gran espectáculo de la naturaleza. En todos representación del objeto mismo. Mediante
el sentimiento de lo sublime experimentamos
estos casos, más que representar la naturaleza en un momento sublime, pues que el estado de nuestro espfritu M
la pintura pretende representar (con nuestra colaboración} nuestra se corresponde necesariamente con el estado
experiencia del sentimiento de lo sublime. del sentído, que las leyes de la naturale2a
296 297
escuel• flamenca (antes
atribuido a Leonardo),
Cabeza de Medvsa,
c. J640. Florenc1a, .
Galería de l os Uffiz1
300 30 1
.. .............................
fr• ncesco Hayez.
Magdalena penitente,
t833,Milán,
Galería Municipal
de /Vte Moderno
Eugene Oelacroix, y el tiempo nnd.l mr~ncó de su abundante Ella tenía el rostro cubierto Es interesante recorrer la formación progresiva del gusto romántico
Muerle de Sardandpa/o, crin, que exhala en leonados perfumes toda de aquella intensa palidez que adoro.(...!
1827,Par!s,
a t ravés de los cambios semánticos de los térm inos romantic, romanesque
la vitalidad endiablada del Mediodía francés: En la boca luCJa la sonrisa
Mu~eo det louvre
Ni mes. Aix. Arlés. Avii\ón, Narbona, Tolosa. fulgidlsima y cruel y romantisch. A mediados del siglo XVII el término romantic es sinónimo
¡ciudades b 'nditas del sol enamoradas que el divino Leonardo (en sentido negativo) de «novelesco• («like the old romances»); un siglo más
y encantadoras! persiguió en sus telas. tarde significa más bien «quimérico» (romanesque) o «pintoresco»; a este
Vanamente la mord·eron con buenos dientes Aquella sonrisa tristemente
~>f Tiempo y el Amor; en nada redujeron el luchaba con la dulzura
espectáculo pintoresco Rousseau le añade una importante determinación
encanto vago. pero eterno. de su pecho de de los ojos alargados y daba una fascinacoón subjetiva: la expresión de un «no sé qué» («je ne sais quoi») vago e indefinido.
doncel. sobrehumana a la belleza Finalmente, los primeros románticos alemanes amplían el alcance de lo
Gastada quizá, pero no agotada, y siempre de las cabezas femeninas
indefinible y de lo vago designado por el término romantisch:abarca todo
heroica. hace pensar en esos caballos de fina que el gran Vinci amaba. Una flor
raza que los ojos del verdadero aficionado dolorosa era la boca.· .•. 1 lo lejano, mágico. desconocido, incluido lo lúgubre, lo irracional, lo fúnebre.
distinguen Junqul" vayan enganchados a Sobre todo, es caracterlsticamente romántica la aspiración (Sehnsucht) a
un coche de alquiler o a un lento carromato. la muerte y la belleza
todo esto: una aspiración que no se caracteriza históricamente, por lo que es
¡Y es. ado>más, tan dulce e impetuoso! Quiere VictorHugo
como se quiere en otono; diríase que la AveDea, 1888 romántico cualquier arte que exprese tal aspiración. o ta l vez es romántico
cercan la del invierno enciende en su corazón La muerte y la belleza son dos todo el arte en la medida en que no expresa más que esta aspiraci ón.
un fuego nuevo, y nada de fatigoso hubo cosas profundas La belleza deja de ser una forma y se vuelve bello lo informe, lo caótico .
jamás e" lo servil de su ternura. que contienen tanto azul y tanto negro,
que parecen dos hermanas terribles
La Gorgona y fecundas
Gabrl<!le D' Annun>.io con un mismo enigma y un mismo
l.<aotla Guttadouro y otras poesfas, 1885 misterio.
302 303
XU. lABEllt:Z/1. ROMANIICA
«Como las viejas novelas»: a mediados del siglo xvu, la expresión se referfa
a las novelas de ambientación medieval y caballeresca, a las que se oponía
la nueva novela sentimental, cuyo tema no era la vida fantástica de las
gestas heroicas, sino la vida real, cotidiana.
Esta nueva novela, que había nacido en los salones parisinos, influye
profundamente en la idea romántica de la belleza, en cuya percepción
se mezclan pasión y sentimiento: una muestra excelente, considerando
además el destino posterior del autor, es la novela juvenil de Napoleón
Clisson et éugéníe, en la que ya aparece la novedad del amor román tico
respecto a la pasión amorosa dieciochesca. A diferencia de los personajes
de madame de La Fayette,los héroes románticos - de Werther a Jacopo
Pdgina slguienre: Ortis, por citar a los más conocidos- no son capaces de resistir a la fuerza
Francesco Hayez, de las pasiones. La belleza amorosa es una belleza trágica, frente a la que
El beso, 1859,Milán,
Pinacoteca Brera el protagonista se encuentra inerme e indefenso.
304
pasear y l),,llar,ha p~n~trado hasta lo mas se metió en el corrillo. so:
>to•rco a 1liCia
recóndito de mi alma su upa y su voz. la he hizo ent~~>dcr habilmem~ ,1,,, 1 )l , ' 1e
19 0
adorado lleno de pamco. como si la hub•era q Ue COI')UOICJt
· 1e, y 11' d"1)0 SU S 1 1¡ Oido,
vl~to dese 11der del pJratso ... pero tan
hermosa como hoy no la he visto jamás. Encender una fuorte pasión
Su Vl'stido transparl'ntaba los contornos Napoleón Bonaparte
ú<! su cuerpo angelical. y mi alma lo C/isson y Eugeme, c. 1800
contemplabn y.,. ¿que más puedo decirte? Esceptico por naturaf,•za, ¡,
El m1petu y el cxtaSIS dmoroso me hab•an melancólico. El sueno habla o
Inflamado y arreba!ado. Como un devo:o lugar de la re'lex•ón. No te 1 n
tocaba su vestido, sus cabellos olorosos y el ni que temer ni que espe1u.
ram lletede violet.1sque 1evaba prendido quietuc~ tan nu<>vo pa·a su 1
en el pecho. Si, si. bajo est., mil no ya sagrada conducido Son darse cuent.l a
lw sentido palpitar su corazón. Respiraba el amanecer andaba errant r
el ali~to de <u boca entreabierta y ya iba entretenía con sus pensam• nt
,, absorber toda la voluptuosid<>d de los A m~nudo iba a oS termd' de
lab•oscelesw..~s ... ¡Un beso .. un solo beso distaban una legua d.• su ca
y habna IX'ndecido las la grimas que desde mana nas enteras observa o
hace tanto tl~lllflO derramo por ella, cuando o recorriendo el bosque o ley
id ol suspirar en suenos. Retrocedí como buen libro. un día "n que cont
~mpujado por una mano divma. a lo habitual, hab1¡¡ much 1 o;¡ .,
con dos graciosas personas ,
Lucia Mondolla gozar sobremanera cid p.1sco.R t aban
Alessnndro Manloni solas, con la lige•<'7.J y la aleg11a do· >us
Los novios, ti, 1827 dieciséis años.Amelíe te11•• 111 ,. o cuerpo,
L~1cia s•H~ en aquel momento todJ bellos ojos, bellos cabellos b~ll ' •lor y
compuesta de las manos de su madre. las diecisiet<' años. Eugénie, u11 .m" joven,
amigas se disputaban a la llovía, y le hocían no era tan bella. Amelic pa11• ·1 ~
fuerza pMa que se dejase ver; y ella se lafaba, la mirada: tl! me amas, pero n< , 1único,
con esa modcstln un poco guerrera de las hay otros muchos; sepas pues <
campesinas, poniendo d codo ante la cara gustarme debes nduiMme, apr
como C.-'Ct.ldo, o:tgachando C'~ta sobf(! el pecho, cumplidos y 111~ yu~td t:'l ton'
y frunci!'ndo las largas y negras cejas, Eugénie nunca miraba fija o1cn.e John Everett Millais. Además, como veremos, para el hombre romántico la muerte misma,
mientras la boca, ~n cambio. se distendía 1m hombr!'. Sonreía dulcem ·me 1>~ Ofella, 1851·1852,
una sonrisa. Los negros y juveniles cabellos dientes más bellos que uno p11 Lond1os, Tate Gallery arrebatada al reino de lo macabro, tiene su fascinación y puede ser bella: el
partidos en la frente, con una raya blanca Si se le ofrecía la mano, la tend a propio Napoleón, una vez convertido en emperador, deberá promulgar un
y filla, se recogían detrás de la cabeza, en y enseguida la retiraba. Se l•al
multiples rodet~s. ~tr.wesados por largos decreto contra ese suicidio por amor al que había destinado a su Clisson, como
era una provocacio11 dejar -~• 1
alfileres de plata, que se distribuo;¡n :odo bella que jamas <e haya ·:ist demostración de la difusión de las ideas románticas a principios del siglo XIX.
alrededor. casi a modo de rayos de una contrastaba con el azul de l~s La belleza romántica hereda de la novela sentimental el realismo de la
aureola, como todavta se usa entre las era como un fragn•emo de mu
campesinas milanes.K En torno al cuello tenía pasión y experimenta en sí misma la relación del individuo c~n el destino
que se escucha con placer por
una sarta de granates alternados con bolitas captan la suite dt los acordes, t que caracteriza al héroe romántico. Sin embargo, esta h.er~neta no_anu~a
de oro ~fil'granado: llevaba un hemlOso la armon1a. Eugeme era cow e el arraigo original en la historia. En efecto, para los romant1cos la htstona
corpino de brocado floreado. con las mangas ru'señor,o como un fragmento es objeto del máximo respeto, pero no de veneración: la é.p~ca clá~ica
separadas y atadas con bon'tas cimas: una que solo ge~sta alas almas s
falda corta de hnad.Uode seda, de pliegues meiodia que transporta y ap s no contiene cánones absolutos que la modernidad deba 1mttar. Pnvado
menudos y abundantes unas medías carmesí, almas hechas para escuchd la 1 de su componente ideal, el concepto mismo de belleza se modifica
unas zapatillas también ele seda. bordadas. pero que a la mayor'a lepa profundamente. En primer lugar, esa relatividad de la belleza, a la que ya
Ademas de esto. que erd el ornamento Amélie subyugaba a la mayo
especial del d1a de la boda, Lucia tenia e 1 habían llegado algunos escritores del siglo XVI II, puede ser fund~me~~ada
jóvenes, pretendía el amo• F. ca
colicliano d•' un~ modesta belleza. r<?alzada Eugenie solo pod.a gustar al n ' históricamente a través de los instrumentos propios de la investtgac1on
l!lltonces por las variadas emociones que se que no ama por gusto. por \}ah• • r histórica sobre las fuentes. La belleza simple y campes ina (pero no estúpida}
pintaban en su car~: un jubilo m•tígaclo por con la pasión de un sent•m ento
una leve turbación, esa pl~dda congoja que de Lucia Mondella refleja un ideal - la inmediatez de los valores de una
La primera conquistab• el amor
asom~ de cuando en cunndo al rostro de las belleza. Eugénie debla !'!le w ft 1 Ita lia premoderna idealizada en la campiña lombarda del sig!o XVII-, pero
novias, y, sin alterar su bellela,le confierl' corazón de uno solo unJ pas10n ft es un ideal descrito desde un punto de vista histórico, es dem, de forma
un cnr~cwr particular. L• pcque1ia Bettina digna ... ele los heroe1 realista y no abstracta. De forma análoga, y siguiendo con Los novios,
306
307
Eugene Oelacroix,
Mujeres de Argel, 1834,
Paris1 Museo del
l ouvre
Jean-Baptíste Camllle
Corot, Lectora con
corona de (/ores, 1845,
P¡¡rfs, Museo del Louvre
Pdgina siguienre:
Karl Frledrich Schinkel,
La pueaa en lo roca, 18 18,
Berlín, Natlonalgalerle
310
'+, 1\VWI I\\~ I I U ~MU Y HtVUI:UA
312 3 13
5. Verdad, mito, ironía
novelesca, impulsada más allá de los limites estrechos de la realidad, y la vida del
que mueren fijos en 1~ en ti. que sagradJ Werther
héroe de la novela romántica, ya sea Jaropo Ortis o Werther.
resplaoocccs en toda tu belleza Ydentro de Johann Wo'fgang Gocthe
poco... Todo esta pr.,parado:ya es noche Nenher, 11 20 de d ciembrc. 1774
El acto estético ( .. .)Yasifinahnent" los qu< son ovanzada.Adios,dentro de poco nos separará Un vecino v·o el fogonazo yoyo la detonadon;
Georg\Vilhelm Fnecnch Hegel y los que no lo son se unirán. No la nada o la incomprensible et<!rnJdad. ¿En la pero. como todo permaneció tranqurlo. no se
Diálogo sobre la poeslt7 ' 821 despre::ia~i\"M no 01as terr.or del pu nada? S~ si, si; puesto qu • est 1ré sin ti,ruegoal cuidó de averiguar lo ocurrido. A las seos de la
Tengo la cert ld de que el supr~'llo acto de sabios y a sus sacerdotes.N"nguna Todopoderoso que me reserve un lugJr donde mañana del s gui~n:e d•a entró el cri.1do en la
la ralon aquel en que esla comprende la ser<~ ya reprimida: ¡reinar , por fin reunirme contigo para siempre· le rezo desde lo alcob.1 con una luz ¡• VIO a su amo tendida en
totalidad de Lls id~as.es un acto estéreo. Y<lue general y Ll igualdad de los esp 11 mos profundo de mi a ma en esta hora el s.,elo banado en sangre y con una póstola
verd;td y bondJd están ontuna~nte fund1das a rl'áxima.la onas alta obra del h suprema de L1 m~rtc para que me abandone aliado. le llamo y no ob:uvo respuesta. Qu so
tan solo en la bell za. .. . Expondre ahora una a la nada solamente. Pero morirc levantarle y observo qu todav•a respiraba.
1dea de la que. por lo que s nins¡un homb·e Jacopo Ortis incontaminado, y due.\o de mi mismo. y lleno CorriO , avosar al r.1ed•co y a Alberto. Cuando
es aun consciente. es neccs~rio poseer una Ugofoscolo de¡; y de tu llanto. Per<.lon~m(.' Teresa.~~ alfJun~ Carota oyo llamar, un ternbl" convu swo se
nueva mitulo¡¡1.1, Jli!ro debe poners.. al 'ervicio UltmwscartosáeJncopo0rt~2Sd ' 98 vez... i/,h!, consuéhte y v•ve por la felicld~d de poderó de todo su eu •rpo. D(o >pecto a su
de la~ id~JS.clcbe convertirse en una Mitolog1a Teame.Teameyte .1mow ""na 11 nuestros cobres padres: tu muerttlmaldeclna m rido v se 1 vantaron El criado. orando y
de la r<17.ón. La mitolog•a debe volv~ se amarte. Poco precio es la muerte oh Q. mis cenizas. sollozando, les dio la fatal not •••· Carlota coyó
f•losófica, d~ rnodo que hagd r.cional al la muerte para quien ha podido •1 1 1 ' Y si alguien osara cu part~ <le mllnfelil desmayada a los pies de su mando.
pueblo, y la fllosofw dch<> volverse mitológico, amas, ha sentido corr<'' po1 Sil ailn destino. niégaselo con este solemn,. Cu mdo el médico llego aliado delrnfeliz
de modo que lo; filosofas :"tornen s~nsibles. voluptuosidad de un beso tuyo y ha p juramento que pronuncio a pu11t0 -:fe Wertl1er, le h•llo todavía en el5uelo Ysin
Si no dM1os alas ideas forma estética, esto o.;, llorar contigo. Estoy con un pie en la fo abandonarme a la noctw d<• 1• "'"''rt.;· TN"S~ >diVDCión posoble. El pulso latra aun, pero todos
mitoló9ica, no tendran illlf'l •'s pM~ el pueblo. obstante, vuelves como solic~,.antt sm •' ~ es inocente. Ahora, acoge ni ~lma ,111 rnlembro5 estaban poraliz~dos.La bala
318 319
•• • •••• •v; "''''-' ' 1- -'\,.V, "! 1..1..1'\o"I...VI.I~V
Eugenc Delacroix. hnbfa entrado por encima del ojo derecho, pupitre. la consternación de Alberto y la TModore Gérlcauh..
La muerte de toro. haciendo saltar los sesos. le sangraron de un desesperación de Carlota eran indescriptibles. to bolso de lo medusa.
c. 1820, Los Angeles. 1819,Paris.
brJzo: la sangre corrió: todavia respiraba Unas El anciano administrador llegó, turbado y
Paul Getty Museum Museo dellouvre
manchas de S<lngre que SI' vetan en el respaldo conmovido. Abrazó al moribundo. bailándole
de su silla demostraban que consumó el acto el rostro con su llanto. Sus hijos mayores no
sentado delante de la mesa en que escribia. tardaron en reunirsele y se arrodillaron junto al
y c¡ue rolas convulsiones de la agonía había lecho, besando las manos y la boca del herido
rodado al suelo. Se hallaba tendido boca arriba, y demostrando hallarse poseídos del más
cerca de la ventana. vestido y calzado, con frac intenso dolor. El de mas ~dad que habla sido
azul y chaleco amarillo. siempre el predilecto de Wetther,se colgó del
La gente d!! la casa de la vecmdad. y poco cuello de su amigo y permaneció abrazado
después todo el pueblo, se pusieron en a el hasta que expiró. Hubo que retirarle a la
movimiento. Llegó Alberto. Habian colocado fuerz¡¡.A las doce del día falleció Wetther.
.1 Werther en su lecho. con la cabeza vendada La presencia del administrador y las medidas
Su •ostro u•nfa Y•• ~1 sello de la muerte. No que tomó evitaron todo desorden. Hizo
se movia, pero S\IS pulmones funcionaban enterrar el ced,\ver por 1.1 noche.a las once, en
,1un de un modo espantoso: unas veces, casi el sitio que habla Indicado Werther. El anciano
hnpt~JC<·ptlblcmcnte: otras, con ruidosa y sus hijos fueron formando parte del fúnebre
violencia. Se es pe• •ha que de un momento cortejo; Alberto no tuvo valor para tento.
il otro exhalase el ultimo suspiro. Durante ¡¡fgt'ln tiampo se temió por la vida de
No l1<1hid hchido más que un vaso de vino de Carlota.
1~ botella que tenía sobre la mesa. El libro Werther fue conducido porjornaleros al lugar de
eh Fmllla Galottl estaba abierto sobre el su sepultura; no le "compar'ó nlngé•n sacerdote.
320 321
A través de posteriores aproximaciones a la realidad se llega a lo repugnante, lean Oelville. Pero también son bellas las tumbas, nocturnas o no: a los ojos de Percy
lOeswefatfePiotón
a lo extravagante, a lo horrendo. Es Víctor Hugo, teórico de lo grot esco como 189S.Paris, • Bysshe Shelley no parece haber bell eza más merecedora de una estancia en
Mo~d'Orsay
antrtesis de lo sublime y novedad del arte romántico, el que nos ofrece Roma que el pequeño cementerio donde yace enterrado su amigo Keats. El
una galería inolvidable de personajes grotescos y repugnantes, desde el propio Shelley, propagador consciente de t emas satánicos y vampíricos, se
jorobado Quasimodo al rostro deforme del Hombre que ríe, hasta las mujeres deja fascinar por la imagen de Medusa, erróneamente atribuida a Leonardo,
destruidas por la miseria y la crueldad de la vida. que parece sentir aversión en la que horror y belleza se confunden.
por la tierna belleza de los niños inocentes. . También en esto el romanticismo expresa inspiraciones anteriores. creando
Ya hemos visto que el impulso hacia lo absoluto y la aceptación del destinO una tradición: detrás de la bella muerte están las muertes lánguidas de Olindo
pueden hacer que la muerte del héroe sea no solamente trágica, sino y Clorinda en la Jerusalén liberada; detrás del satanismo, que de un modo u
sobre todo hermosa: la m isma forma, despojada de los contenidos de otro implica la humanización de Satanás, está la mirada triste que Marino
libertad y rebelión contra el mundo, constituirá la envoltura kitsch de la había atribuido al príncipe de los infiernos en la Matanza de los inocentes y,
«bella muerte» que celebrarán (generalmente de palabra) los fascismos sobre todo, el Satanás de Milton, exaltado por buena parte de la literatura
del siglo xx. romántica y que, a pesar de la caída, no ha perdido su resplandeciente belleza.
322 323
.............................
Al l • I."'Pt;l..1.1.¿,f ' ' ' '-'''"" '' ''"''
l. HOMANTICISMO UkiCO
324 325
7. ROIAANllCISMO URICÓ
327
Tl\omas Couture,
Gustave Doré, Los romanos de lo
Así comienza una auténtica religión estética y, bajo la consigna del arte por <iecada.nda, 1847,
Distinto cuyo humedad percibía a Hoves del guant e
Bauiadas londinenses,
el arte, se impone la idea de que la belleza es un valor superior que hay que Parts, Museo d'Orsay Charles Baudela>re quel<lCllbrltl.
de Blanchard,
London a Pllgrimage, De la ideo moderna df! progreso aplicado
materializar a toda costa, hasta tal punto que para muchos la propia vida será a la; bellasarres, 1868 Muerte
1872, Venecia,
Galería de Arte vivida como una obra de arte.Y mientras el arte se separa de la moral y de las Lo bello siempre es extravagante. Rene e Vivien
Moderno No quiero decir que sea volur\lafl,l A la mujer onmda. 1903
exigencias prácticas, se desarrolla el impulso, presente ya en el Romanticismo,
y friam~me extravagante. porque en ese Y largu&shnos "ríos d<> sacrJ pal'dez
de conquistar para el mundo del arte los aspectos más inquietantes de la caso sería un monwuo que 'eo s.lle d~ moo an ent•e tu~ manos como cirios apagados.
vida: la enfermedad, la transgresión, la muerte, lo tenebroso, lo demoníaco, lo las vias de la vid• Digo que contr~ne Emanalus de lo~ dedos pt>rtumes languidos
horrendo. Pero ahora el arte ya no pretende representar para documentar y siempre algo de extravagan<Oa. en el ha 'to infini:o de' supremo dolor.
que lo hace ser concretamente bello. De tus de·a< ropas se iban desprendiendo
j uzgar, sino que al representar busca redimir con la luz de la belleza todos
1'1 amor y 1~ agoma.
estos aspectos y los convierte en fascinantes incluso como modelo de vida. Enfermedad
Entra en escena una generación de sacerdotes de la belleza que llevan Jules-Amedtle Barbey d'Aur>!V ly Decadencia
Lea,l832 P~ul Vt!rlaine
a sus últimas consecuencias la sensibilidad romántica, exagerando todos sus
¡ Sí, s• Lea moa, eres bella. eres la mas bella Langcr 1883
aspectos y llevándola a un punto de consunción del que sus representantes de las criaturas. no te cambiJrra· tus ojos Soy l lmpcr o al 'In al rl<" la d&adencla,
son perfectamente conscientes, hasta el punto de aceptar el paralelismo derrotados, tu pal dez tu cuerpo enfermo. que m ra pasa• a los grandes barbaras blanco;
entre su suerte y la de las grandes civilizaciones antiguas en el momento no los cambiana por la belleza de los áng••les cornpon endo ncro\tocos rndolentes
del cielo! [ .. .'Aquella moribunda a oyo de un dord lo est o en que d•~za la
de la decadencia, la agonía de la civilización romana víctima de los bárbaros, ves!'do tocaba le qu~m~ba como 1.1 m~s lanquidez del sol.
y la decadencia {milenaria) del imperio de Bizancio. ardiente de las m ujeres. No había bayadera r 1
Esta nostalgia de los períodos de decadencia impuso el nombre de de las orilla~ del Gange' u od,lis''' de los ¡Oh nn 1'' rer.no poder rnorir un poco!
baño~ de Estambul. no h~bm hnbido ¡ rm,ls ¡Ah! ¡Todo S~' h• beb'do' Bathylle.,termina<te
decadentismo al clima cultural cuyos inicios suelen fija rse en la segunda ya de rcrr?
bdcante desnuda cuyo cornacto le abrasara
mitad del siglo XIX y que se prolonga de form a consisten te hasta los más l a m édula de sus lu resos qu~ el roce. ¡Ah! ¡todo se ha bebrdo y comido! ¡No hay
primeros decenios del siglo xx. el simple roce de aquella mnno fMqil y ldJril rn~s que decu·l
330 331
2. Eldandi
OscarWilde.
1880
Gustave Courbet. Cautivado por tres formas apcyandose con una mano sobre 1
Señotitcts o orillas Gabridc O Annunz o de la Quimera y con fa oua sobr
del Seno, 1857,
París, Petit Palais
El p/o<ct 1889 Belerofonte, se incf,naba lucia d 1
Cautivado por tres formas de e egancia retrse de' perro que doblado en
d stinta. es decir la de a mujer, la oel barreoio patas posteriorcs encogidas y 1.11
y la d<'l <¡algo. el aguafucrt sta encontró u,.,a estiradas. a se'Tiejanza de un ferno
composición de hneas llelhsímas.l.<J Mujer. saltd.alzaha graciosaMente h
d~snuda de pie, dentro del barreno. hociCo largo y ddgado como el de '
332 333
XIII. LA RELIGION DE LA BEllEZA
335
334
3. LA CA~NE, LA MUERTI;.EL OIABW
J<!an-Fra¡>~ois M lil e~
EIAnge/u$, tdouard Manet, impresionistas hay algo más que un vago sueño de belleza; aparece el
1858· 18S9, Parls, 01/mpio, 1863. Parls,
Museo d'Orsay estudio atento, casi científico, de la luz y del color, en un intento de penetrar
Museo d'Ouay
más a fondo en el mundo de la visión. Es la época en que dramaturgos como
lbsen abordan en el escenario los grandes conflictos sociales de su tiempo,
la lucha por el poder, el enfrentamiento entre generaciones, la libertad
de la mujer, la responsabilidad moral, los derechos del amor.Tampoco
hay que pensar que la religión estética se identifica tan solo con las
ingenuidades de los últimos dandis o con las virulencias, a menudo más
verbales que morales, de los cultivadores de lo demoníaco. La figura de
Flaubert sirve para demostrarnos cuánta honestidad artesanal y cuánto
ascetismo hay en una religión del arte por el arte. En Flaubert domina el
culto a la palabra, y a la «palabra justa», que por sí sola puede proporcionar
armonía y necesidad estética absoluta a la página. Tanto si observa de forma
minuciosa y despiadada la banalidad de la vida cotidiana y los vicios de
su tiempo (piénsese en M adame Bovary), como si evoca en sus páginas
un mundo exótico y fastuoso, cargado de sensualidad y de barbarie (como
en Salambó), o tiende a las visiones demoníacas y a la glorificación del mal
como belleza (La tentación de san Antonio), su ideal sigue siendo un lenguaje
impersonal, preciso, exacto, capaz de embellecer cualquier tema únicamente
con la fuerza del estilo: «Es por esto que no hay ni temas bellos ni temas
338 339
)tUl. lA Hti.IU IVI~ U t 1.1'\ 1)1.\.l.l.ol.f\ S. AI<EBOU/IS
341
340
Sí una tortuga es agradable a la vista, la tortuga reproducida por un gran
escul tor posee una capacidad simbólica que ninguna tortuga real ha tenido
jamás; y esto lo sabía también un escultor griego. Pero para el decadente
el proceso es d iferente. Des Esseintes decide poner una tortuga sobre
una alfombra de color claro para que sus tonos dorados contrasten con
el oscuro del caparazón del animal. No obstante, la combinación no le
parece satisfactoria y manda incrustar en el dorso de la tortuga piedras
preciosa s de distintos colores, compone un arabesco resplandeciente,
que irradia luz como e un escudo visigodo con escamas imbricadas por
un artista de gusto bárbaro».
Des Esseintes ha materializado lo bello violentando la naturaleza, porque
«el tiempo de la naturaleza ha pasado. Ha agotado ya la paciencia de los
espíritus refinados con la tediosa monotonía de sus paisajes y de sus cielos•.
Los grandes temas de la sensibilidad decadente giran en torno a la idea de
una belleza que nace de la alteración de las fuerzas natura les. Los es t etas
ingleses, de Swinburne a Pater, y sus epígonos franceses, inician un
redescubrimiento del Renacimien to entendido como reserva inagotable de
sueños crueles y dulcemente enfermos: en la ambigüedad de los rostros
Dante Gabriel Rossetri,
de Leonardo y de Botticelli se busca la fisonomía impreci sa del andró ino, LadyLilich, 1867,
del hombre-mujer de belleza no natural e indefinible y cuyos primeros Wllmington, Delaware
ArtMuseum
ejemplos se redescubrirán en el arte renacentista. Y cuando se admira a la
mujer (si no se la contempla bajo el perfil del mal triunfante, encarnació11
de Satanás, inasequible porque se niega al amor y a la normalídad, deseable La ambigüedad de Leonardo esos dedos curiosos per·didos bajo un arma.
porque es pecadora, embellecida por las huellas de la corrupción), se ama Algernon Charles Swinbl•rne ese ,,bultamiento de la cornza que crece en
Ensayo sobre /.eonardo, 1864 el lugar de los senos y protege revelandola
en la feminidad la naturaleza alterad¡¡: es 1<> mujer vestida de j oyas, la c~idd del busto, esa lencería que se ermevé
De Leonardo son selectos y pocos los
admirada por Baudelaire, es la mujer flor o la mujer joya, es la mujer de ejemplos: llenos de aquella 91acla Indefinible bajo la axila que queda libre entre hombrera y
D'Annunzio, que solo puede ser vista en toda su fascinación si está referida y de aquel grave misterio que pertenece gorguera, incluso esa cinta azul de muchacha,
a su obra más sut rl y más primitiva. Bellos justamente debajo del menton,obsesionando.
a un modelo artificial, a su progenitora ideal en un cuadro, en un libro,
rostros extraños de mujeres penetrados Todos los parecidos dPsordenados de Socloma
en una leyenda. de una vaga duda y d e un leve desprecio, parecen haber sido aceptados por ese
El único objeto de la naturaleza que parece sobrevivir y triunfar en esta rozados por las sombras de un oscuro hado; andrógino cuya insinuante belleza, ahora
estación del gusto es la flor, que incl uso dará lugar a un estilo, el floral. El a la vez ansiosos y cansados. segun parece. doliente, se revela ya puriftcada.como
fascinados y perplejos los pens~mientos transfigurada por la lamentación de un Dios.
decadentismo vive obsesionado por la flor: pero muy pronto observamos y los ojos de los hombres.
que lo que atrae de la flor es la seudoartificialidad de una orfebrería natural, Belleza contranatura
la capacidad de estilizarse, de convertirse en adorno, gema, arabesco, La ambigüedad de Botticelli Théophile Gautier
Jean lorrain Esmo!:csycomofeos 1<152
el sentido de fragilidad y corrupción que invade el mundo vegeta l, el ¿Es una joven? ¿Es una mujer?
Roma, 1895-1904
rápido paso que en él se produce entre la vida y la muert e. iAh.las bocas de Botticelll,esas bocas carnales. ¿Es una tlrosa o un dios?
sólidas como frutos, ironicas y doloroSJs, El amor, temiendo ser infame,
enígmaticas en sus pliegues sinuosos, sin duda y suspende su confesión.
saber si esconden puw1a o infamia ...! Para hacer esto belleza maldita
cada sexo llevo su don.
Andrógino Quimera ard·ente,esfuerzo supremo
Joris·Karl Huysmans del arte y de la voluptuosidad
Algunos, 1889 monstruo seductor, cómo 1~ quiero
Todo el aspecto del santo invita a ~o rlar. en tlr multíple bellez,>.
Esas formas de muchacha, de caderas poco Sueno d<! poeta y de artista:
desarrolladas, ese cuello de jovencita, de cuantas noches me has tomado
carnes blancas como la médula del sa(ICO, es~ y, mí capricho, que dura,
boca de labios de er1trega, esta tal!~ c•sbelta, r10 ,rdmltr: haberse engañado ...
342 343
El sexo artístico por excelencia Mujer joya
Joseph Pélaclan Joris·Karl Huysmans
Anfiteatro de las ''~rwas mueaos, 1892-1911 Al reves, 188.¡
Leonardo descubrio el canon ele Polideto De los rombos de lilpislázull sal1an arabescos
que se llama el andrógino.( ... ] El andrógino que se extendían a lo largo de las cupulas
es el sexo artístico por excelencia, mezclil los donde, sobre incrustaciones de nácar,
dos principios, el íemenino y el masculino, y se dE:slizaban luces de arco iris, tocos de
los equilibra.[ . .. ] En la Gioconda. la autoridad prisma ... Está casi desnuda: con la pasión
cerebral del hombre de genio se confunde de la danza se le han soltado los velos; han
con la voluptuosidad ele la dama gentil, es ca1do los brocados: solo joyas cubren Stl
androginismo moral. En el San Juan la mezcla cuerpo, brillantes piedras. Una gorguera le
ele las fom1as es tal que el sexo resulta un enigma. aprieta la cintura a manera de corsé y. wmo
soberbio broche. u11a joya maravillosa lanza
Vestida de joyas sus destellos en la line;; de los senos; má>
Charles Baudelilire abajo, en las cade1<lS, la rodea un cintlu'ón
Spleen e ideal, 1862-1866 que oculta la pa¡·te superior de los 111uslos
Desnuda estaba ella, y conociendo mi alma, sob,·e los e¡ ue golpea un gigamesco colgante
dejó solo la amada sus joyas re son ames. que derrama un río de rubíes y esmeralclai.
cuya riqueza el aire tri~mfante le otorgab~ Finalmente, sobre el cuerpo clesnudo,cntr<?
de lils esclavas moras en sus días felices. la 901guera y el cinturón, el vientre se curva,
hendido por un ombligo cuya abertura
Cuando al baila1'proclama su ruido bullicioso parece un sello de ónix. de tonos lechosos.
y burl(>",~stc m\mdo radiante de mct,ll tenida d<> ros~ 11<\lido. Bajo l~s luces arcliclllL'S
y piedra, me extilsio, y adoro con furor que se <:sparcen en torno a la cabeza del
las cosas en que luz y sonido se mezclan. Prewrsor, rodas las facetas de las gemas
se i11flama11: las piedras se <lniman, ~ibujan d
Mujerflor C\lerpo de la ml•jcr con rasgos incandcscent~!>:
Emile Zola la hieren en el cuello, en las piernas. en los
La caldo del abare Mouret, 1875 brazos con chispas de íuego, rojas como
Allí abajo, estratos de malvarrosas pan!cia brasas, violáceas como chorros de gas, azules
que cerraban el paso con tu1a cancela de como llamas de alcohol, blancas como rayos
flore<> roj:~s, am:,ritla::. vérde&, l-,lan<:3&, cuyos d<' estreik~~.
tallos se perdlan entre enormes ortigas,
de un verde bronce. que rezumaban Obsesión de la flor
tranquilamente las quemaduras de su OscarWilde
veneno. Mas allá una prodigiosa elevatión, El r<•troro di' Dorirm Groy. 11191
con algú11 saliente: los j<>zmines, sen1braclos En el estudio hab1a un fragante olor a ,·osas,
de dulces flores: las glicinl¡¡s con hojas de y cuando t>l lig~ro vi~11t~cillo d~ wrano qw
suave filigrana: las yedras tupidas. coreadas pasaba entre los Mboles del jardín penetró
como metal barnizado; las madreselvas a trave~ de Id vt:-ntana dhierto, trajo c..on el
ltlnguldas. acribilladas a flores coral póliclo: un aroma ele lilas y un delic;,do pcrium<>
las clematicles amorosas que alargan los de flores <.le cardo.
brazos, adornados de penachos blancos. Desde el diván pe1·sa, sobre el cual estaba
Y otras piamas, más frágiles, se anudaban tumbado, fumando innumerables cigarrillos
también a estas, lilS ewcchabnn rnas. las como Cfil su costumbre, lord Ht''"Y Woteon
tejian con una trama olorosa ... Inmensa ¡>odia ver las nares de color de 1111el de
cabellera de verdura, salpicada de una lluvia un laburno.cuyas tremulas ramas parectan
de flores. cuyos mechones desbordaban no ser capaces de sostener toda la belleza
por todas partes, se a¡¡it,¡b;m en loco que había sobre ellas ...
desorden, invitando a pensar en una
giganto,.ca muchacha, reclinada de espaldas, Fragilidad y corrupción
Págino anteriot:
Aubrey Beardsley, con la cabeza vuelta en un espasmo de Paul Valé1·y
Salom~. de Osear Wilde, pa:.ión, en un t~sparcimiento de soberbia NCirciso. 1889 1890
!907, Forn, Siblioteca cabellera, dispersa como un estanque Hermanos. mstes linos.
Municipal Aurelio Saffi de perf~m1es. lilnguidezco de belleza
3 45
6. El simbolismo
está fuera de nosotros, de nuestros propios esfuerzos para inmovilizarla. que tienen la exp~nsión de cosas mfin~tas.
Y sobre el fondo de este platonismo de la belleza es donde se perfila la idea de corr.o el a Mizde. e Ambat el ll<'njtll y el 11>oenso.
un mundo secreto, un mundo de analogías misteriosas que la realidad natural que cantar los t ansport~s de sentidos y <>spmtu.
348 349
de una lenta adivinación: sugerirlo, ese es el sueño. Es el perfecto uso de
ese misterio lo que constituye el símbolo, evocar poco a poco un objeto ...
Establecer una relación entre las imágenes exactas, de modo que se
destaque un tercer aspecto fusible y claro, que se presenta a la adivinación ...
digo: ¡una flor!, y fuera del olvido donde mi voz relega cualquier contorno,
en tanto que algo diverso que los cálices sabidos, musicalmente se levanta
idea misma y suave, la ausente de todos los ramilletes... ». Una técnica de 1~ 7. El misticismo estético
oscuridad, un evocar a través de los espacios blancos, el no decir, la poética
de la ausencia: solo asf el Libro total puede revelar finalmente «los encajes
inmutables de la belleza». También aquí vemos una tensión platónica hacia
un más allá, pero al mismo tiempo una conciencia de la poesía como acción Mientras Baudelaire escribfa Las correspondencias (publicado en 1857 con la
mágica, como técnica adivinatoria. selección Las flores del mal), la figura de John Ruskin dominaba en la sociedad
En Arthur Rimbaud la técnica adivinatoria penetra en la propia vida del autor: cultural inglesa. Ruskin reaccionaba -el tema es constante- contra el
el desorden de los sentidos es el camino ideal para llegar a la videncia. La sórdido prosaísmo del mundo industrial y pedfa la vuelta al artesanado
rel igión estética del decadentismo no lleva, con Rimbaud, a la excentricidad amoroso y paciente de la Edad Media y del siglo xv; pero lo que más nos
(al fin y al cabo, galante y agradable) del dandi. El desorden provoca dolor, el interesa de Ruskin es el ardiente misticismo, la difusa religiosidad de sus
ideal estético tiene un precio. Rimbaud quema su j uventud en busca de especulaciones sobre la belleza. El amor a la belleza venera el milagro de la
un verbo poético absoluto. Cuando comprende que no puede ir más allá, naturaleza y la huella divina que la penetra; la naturaleza nos revela en las
no busca en la vida el desquite de un sueño literario imposible. Sin haber cosas comunes «las parábolas de las cosas profundas, las analogías de la
cumplido aún veinte años, se retira de la escena cultural, desaparece en divinidad». «Todo es adoración», y sin embargo «la perfección más elevada no
África y muere a los treinta y siete años. puede existir sin que se mezclen con ella ciertas oscuridades ...». La tensión
«platónica» hacia una belleza trascendente, el sentido del misterio y la
La belle%8 sobre mis rodillas Creer en todos los encantamientos reivindicación del arte medieval y anterior a Rafael son los puntos del discurso
A• thu•· Rimbaud Arthur Rimbaud
Unu temporacla en el infierno, 1873 Uno temporada en el infiemo, 1873 de Ruskin a los que se adhieren los pintores y los poetas ingleses de la época,
U1"1l1 tnl'de. me sen te a Id B~tleza en Hc1dc1 ya mucho rlempo que '''e vallt•ul li1ha especia lmente los que se reúnen, en 1848,cn lo Confriltern idod Prerr¡¡f¡¡elist¡¡
las roddlas. Y la t>ncontré amarga. de poseer todos los paisajes posibl~> "" se fundada por Dante Gabriele Rossetti. En sus obras, como en las de Edward
Y la culm de huultos. me antojaban irrisorias todas las celcl 1des
Me armé contra la justicia. de !a pintura y de la pccsoa modcma.
Burne-Jones, William Holman-Hunt y Everett Millais,los temas y las técnicas de
Escapé.iOh brujas, miseria, odio: a vosotros Me gustaban las pinturas idlo!as: ad, r 1 s de la pintura prerrenacentista, que ya hablan fascinado a principios de siglo a los
se os conflo mi tesoro: puertas, decorados. telones de salt n ba cos. nazarenos alemanes en Roma, tienden a expresar atmósferas de mórbido
Logre que se desvaneciera en mi espíritu toda emblemas, estampas populares: la lit ura
la esperanza humana. Sobre toda alegria. para
misticismo, cargado de sensualidad. Rossetti recomienda: «Pinta solamente lo
pasada de moda: latín de iglc<ia. b• os
estrangulaoia, salte como una fiera. eróticos ignorantes de la ortogra'•<~ n que tu corazón te dicta y pinta simplemente; Dios está en todas las cosas, Dios
sordamente. de nuestras abuelas. cuentos de ad tos es el amor»; pero sus mujeres, sus Beatrices y sus Venus tienen bocas carnales
l'ame a los verdugos para. mientras pereda, infantiles. viejas óperas. estribillos ho
morder l~s culatas de sus fu so es. Llame
y ojos ardientes de deseo. Más que en las donne angelicate de la Edad Media
ritmos ingenuos.
a las plagas par., ahog<Jm'" en la arena. en Scñaba con cruzadas. viajes de exp hacen pensar en las mujeres perversas que pueblan los versos de Swínburne,
la sangre. La desgrada fue mi dios. Me tendo cuya crónica no nos ha llegado r pub maestro del decadentismo poético en Inglaterra.
en el lodo. l.'e deje secar por ~1 aire del crimen. sin historia. guerras de religión sofo,
Y le hice muy malas pasJdas a la locura. revoluciones de costumbres. des¡ z.; tOS
Y la primavera me trajo la horrorosa risa de razas y continentes: creía en tod
del idiota. encantam·emos.
3S3
Jacqucs Emile Blanche,
Retrato de Maree! Proosr,
Berenice Abbot~ c. 1900, Parls,
Joyce, 1926 Museo d'Orsay
desconocida, y se presentan cargadas de significado, de modo que En otro lugar la epifanía joyciana está vinculada también al clima de
comprendemos que solo en ese momento hemos tenido la experiencia misticismo estético, y una figura de jovencita a la orilla del mar le puede
completa de ellas, y que la vida merece ser vivida tan solo para acumul ar parecer al poeta un pájaro mítico, el mismo «espíritu visible de la belleza»
ta les experiencias. La epifanía es un éxtasis, pero es un éxtasis sin Dios: no es que lo envuelve «como un manto». En otros escritores, Maree! Proust
la trascendencia, sino el alma de las cosas de este mundo; es, como se ha por ej emplo, la revelac ión se producirá a través del juego de la memoria:
dicho, un éxtasis materialista. a una imagen o a un sabor se superpone el recuerdo de otra imagen, de
Stephen, el protagonista de las novelas juveniles de Joyce, se sentirá otra sensación experimentada en otro momento y, a través del cortocircuito
conmovido en ocasiones por hechos aparentemente insignificantes, una de la «memoria involuntaria», sa lta la revelación de una proximidad entre
voz de mujer que ca n ta, un olor de col podrida, un reloj de la plaza cuyo ojo los acontecimientos de nuestra vida, que la base del recuerdo mantiene
luminoso se perfila de golpe en la noche: «Stephen comenzó a captar a juntos otorgándoles su unidad. Pero también en este caso es la experiencia
derecha e izquierda palabras casuales, tontamente sorprendido de que estas privilegiada de estos momentos la que da sentido a la vida como
palabras se hubieran vaciado así, en silencio, de su sentido inmediato, hasta persecución de la belleza, y estos momentos solo se consiguen si somos
que el más insignificante rótulo de una tienda fue captado con la mente capaces de penetrar de forma extasiada en el corazón de las cosas que
como un encantamiento y el alma se le arrugó, suspirando envejecida». nos rodea n.
Naturalmente, a la idea de una epifanía como visión, estos autores asocian
la muchacha pájaro de paloma.Tenia el seno como el de u1 la idea de una epifanía como creación: si bien podemos experimentar
Jam~Joycc suave ;• delicado, delicado y su.r:" como fugazmente el encanto epifánico, solo el arte nos permite comunicarlo
Drdolu$, 1917 pecho de una paloma de oscuro p u 111.c1
Una muchacha estaba ante él en medio de la a los otros, es más, la mayoría de las veces solo el arte lo hace brotar de
sus largos cabe'los rubios eran infantil :
corriente: sola e inmóvil, mirando hacia el "lar. infantil, tocado por el milagro de k1 l>cl la nada, dando un significado a nuestras experiencias.
Parecoa una criatu"' transfoi1T!ada como por mattal, su rostro. Estaba sola e inmóvol y ha Tal como lo expresó Joyce, para Stephen «el artista que quisiera separar
encanto en un extravagante y hermoso pajaro hacia el mar;ya1ando reparó en la presc d~
con gran exactitud la sutil alma de la imagen de la red de circunstancias
marino. Sus larr¡,1s piernas desnudas y delgadas Stephen y en sus miradas de ~dorac'm ó
er~n delicadas como las de una garza. e los ojos hacía él soste11icndo tranquilam t bien definidas que la rodean, y reencarnadas en circunstancias artísticas
Intactas. excepto en"' punto donde una huella su mirada, sin mostrar ni verguenza 111 consideradas las más exactas por él en su nuevo oficio, era el supremo
esm~raldlna de alga era como una señal sobre coqu~teria ... ¡Dios m1o! -gritó el alr!1il artista». Una vez más nos encontramos con una referencia a Baudelaire,
la carne. Los muslos, m:os llenos. suaves como Stephen en un estallido de alegri t prol
el marfil, apao·ecian desnudos casi hasta las Un angel salvaje se le habla aparecido. e que en rea lidad está en la base de todas estas corrientes:«Todo el universo
caderns. donde los bordes blancos de los de la juventud y de la bell<"7a mortal. un visible no es más que un vivero de imágenes y de símbolos a los que
pant~loncitos eran como un plumaje de suave mensajero de las justas cortes de 1~ vid r1 la imaginaci ón (esto es, el ar te] concede un lugar y un va lor relativo:
pelus~ blanca.las enaguas de color gris abrfrle de par en par en un instante d• ex•
estaban uuda.c:mcntc ürremangDdas hasta es una especie de pasto que la imaginación ha de digerir y transformar».
l¡¡s puert<Js de tocios los caminos del '" •oo
la cintura y colg~ban por detrás como cola y de la gloria.¡Adelante! ¡Ad~Jan¡,,! ¡Adt .,,. 1
354 3S5
9. La impresión
los escritores elaboran con las epifanías una técnica de la visión y en ciertos
casos parece que pretenden sustituir al pintor; sin embargo, la técnica de las
epifanías es eminentemente literaria y no tiene una correspondencia exacta
en las teorías de las artes figurativas.
Pero no es casual que Proust, en A la sombra de las muchachas en flor,
se detenga largamente en la descripción de los cuadros de un pintor
inexi stente, Elstir, en cuyo arte se reconocen analogías con las obras de los
impresionistas. Elstir reproduce las cosas como las percibimos en el primer
momento, el único momento verdadero, cuando nuestra inteligencia no ha
intervenido todavía para explicarnos lo que son las cosas y cuando todavía
no sustituimos la impresión que nos han producido por las nociones que
poseemos acerca de ellas. Elstir reduce las cosas a impresiones inmediatas
y las somete a una <<metamorfosis».
Manet, que afirmaba que «solo hay una cosa verdadera, plasmar al primer
yulf.i~ lu 4u~ )~ v~» y <<1 1u ~~ f.ild~lllcl un f.idi)dj~. Ufld rlldt incl, un¿¡ figura: se
plasma la impresión que se tiene a una hora del día de un paisaje, de una
marina, de una figu ra »; Van Gogh,que quiere expresar algo eterno en sus
Página sigv;enre:
Auguste Renoir, figuras. pero «a través de la vibración de las coloraciones»; Monet, que pone
L.o bañ;sra rubia. el título de impresión a un cuadro suyo (y sin pretenderlo da nombre a todo
1882,Turón, Plnacoteca
Glovanni Agnelli el movimiento); Cézanne, que afirma que desea revelar en la manzana que
OaudeMonet.
Cotedta/ de Rout1l,
1892-1894, Parfs,
Museo d'Orsay
3S6
Paul Cézanne,
l<f(llllonosygol/ercs,
189<)-1895, París,
Museo d'Orsay
3S9
•• ~ • -''-"'-'..," U~~O..Io4l"\ VI I._IU'11II-\!\ll\
común, las reg las del vestir, del comportamiento en público, de la no se siente turbada por la alternativa entre lujo y utilidad, entre apariencia
decoración. La burguesía exhibe, además de una potencia militar (el y ser, entre espíritu y materia. Desde los marcos sólidos y labrados hasta
imperialismo) y económica (el capitalismo) propias, una belleza propi a, en la el piano para la educación de las hijas, nada se deja al azar: no hay objeto,
que con fluyen esos rasgos de eficiencia, solidez y duración que diferencian superficie o decoración que no indique al mismo tiempo su coste y su
la estructura mental burguesa de la aristocrática. pretensión de durar en el tiempo, inmutable, como la expectativa del British
El mundo victoriano (y el burgués, en general) es un mundo regido por una Way of Life, que los cañoneros y los bancos ingleses se encargaban de
simplificación de la vida y de la experiencia en un sentido genuinamente difundir a los cuatro vientos.
práctico: las cosas son correctas o equivocadas, hermosas o feas, sin La estética victoriana expresa, por tanto, una duplicidad de fondo, que
complacencias inútiles en el equívoco, en los rasgos mixtos o en las procede de la inserción de la función práctica en el dominio de la belleza.
ambigüedades. El burgués no se siente atormentado por el dilema entre En un mundo donde cada objeto, más allá de su función habitual, se convierte
altruismo y egoísmo: es egoísta de puertas afuera (en la Bolsa, en el en mercancía, y donde a cada valor de uso {el deleite, práctico o estético,
mercado libre, en las colonias) y buen padre, educador y filántropo de del objeto) se superpone un valor de intercambio (el coste del objeto,
puertas adentro. Al burgués no se le plantean dilemas morales: es moralista su cualidad de índice de una cantidad determinada de dinero), el deleite
y puritano en su casa, e hipócrita y libertino con las jóvenes de los barrios estético del objeto bello también se transforma en la exhibición de su va lor
proletarios, lejos de su casa. comercial. La belleza acaba coincidiendo ya no con lo superfluo, sino con
Esta simplificación en sentido práctico no es interpretada como ambigüedad: el valor: el espacio que antes ocupaba lo vago, lo indeterminado es ocupado
al contrario, se refleja asim ismo en la aut orrepresentación doméstica ahora por la función práctica del obj eto. Toda la evolución posterior de los
de la casa burguesa en objetos, muebles y cosas que necesariamente objet os, en la que p rog resivamente desaparecerá la distinción entre forma
han de expresar una belleza a la vez lujosa y sólida. La belleza victoriana y función, estará señalada por esta doble marca original.
362
2. Hierro y cristal: la nueva belleza
364 36S
nuevas: muy pronto esta belleza toma r~ posesión de las ventanas de hierro,
de las bocas del metro parisino, de los edificios, de los objetos de decoración.
Se podría hablar incluso de una belleza narcisista: del mismo modo que
Narciso, al refleja rse en el agua, proyectó su propia imagen fuera de sí mismo,
así también en el Art Nouveau la belleza interior se proyecta sobre el objeto
exterior y se apodera de él, envolviéndolo en sus líneas. la belleza Jugendstil
3. Del Art Nouveau al Art Déco es una belleza de las lfneas, y no desdeña la dimensión física, sensual: como
descubrirán muy pronto estos artistas, también el cuerpo humano -y el
femenino en particular- puede ser envuelto en líneas mórbidas y curvas
asimétricas y dejarse sumergir en una especie de vértigo voluptuoso. la
la Central School of Arts and Crafts,con su glorificación de la belleza estilización de las figuras no es tan solo un elemento decorativo. la ropa
artesanal y su propuesta de un retorno al trabajo manual, se opone a Jugendstil, con sus chales ondulantes, es una enseña no solo exterior, sino
cualquier contaminación entre industrialismo y naturaleza. En el campo de sobre todo interior: el paso cimbreante de lsadora Duncan, la reina de
las artes, uno de los objetivos más directos del movimiento es el Art Noveau, la danza envuelta en velos de color verde p~lido que parece encarnar las
que se difunde, con notable rapidez, a caballo de los dos siglos en el campo inquietantes bellezas góticas de los prerrafaelistas, es un auténtico icono de la
de la decoración, de los accesorios y del diseño. época. La mujer Jugendstil es una mujer sensual, erótica mente emancipada,
Es interesante observar que, a diferencia de otros movimientos artísticos que que rech aza el corsé y ama la cosmética: de la belleza ornamental de los libros
reciben una etiqueta o una delimrtación a posteriori (como el barroco, el y de los carteles, el Art Nouveau pasa muy pronto a la belleza de los cuerpos.
manierismo, etcétera), el Art Nouveau es un movimiento que surge y se define
«desde abajo», espontáneamente, y que adopta distintos nombres según los •
Jugendstil las diferencias en las obms y en los personajes.
paises de procedencia: Jugendstil en Alemania, Sezession en Austria, liberty Dolf Stemberg~r Se trata de un único universo formal continuado
(por el nombre del propietario de una cadena de grandes almacenes) en Panomma del Jugendst/1. v. 1976 y elltretejido. que contiene aspectos positivos y
Italia. El Art Nouveau comienza en los adornos de los libros: franjas, marcos e Así pues.Jugendstll tiO es ni siquiN<I un negativos. A los motivos de juventud, primavera.
(Oncepto representativo de una época, pero lu%y salud se contraponen los de seducción,
Iniciales convierten los libros en un objeto en que la belleza preciosista de
sin dudu define un fenomeno que hi?.o t'poca. suet\o,deseo. oscuridad fabulosa y ~rversión;
Id utlldt nentación se une a la función habitual del objeto. Esta proliferación Desde un Plll)tO dt· vista geográfico, se el mismo principio de ornamentación organica
de adornos en un objeto-mercancía tan común y difundido es el síntoma de difundió por casi rodo el Occidente: lnglat.:rra, significa al mismo tiempo humanización de
un impulso irresistible a revesti r las formas estructurales con lineas mórbidas, Bélgica, Hotanda, Franela. Alemania. Austria. la naturaleza y desnaturali:u1ción del hombre.
Suiza. Escandi"avia. Estados Unidos y, limitado Sepatando las contradicciones y atribuyéndolas
a algunos motivos y personaj.,s. Espa"a, Italia a distintas tendencias o r.ses de desarrollo. se
e incluso Rusi<l. to todos "~tos paises conviv•ó pierde de vis:a la profunda y fértil ambigüedad
Pnilippe Wolfer<,
Lómpora etewka, con movimientos completamente disti11to~ a que en el Jugendstil nos fasona e inquieta a
«ta Fée Paon•, menudo mucho mas poderosos: pero la ve1. Una ambi!Jüedad que le resulta
c.l901 Jugendstil era el signo de lo nuevo. de la Indispensable. ;Q\Jé contradicciones existen en
novedad. e innovación y renovación erJn arquitectura entre la racionalidad deVan
la marca dcl Jugendstil <desde entonces la de Velde y las fantas.as de Antonio G.audi
novedad pasó a ser y sigue siendo un t'fl Barcelona. entre el poder de 'v1ackimosh en
signo característico. y hasta un requisito G asgow y la opulencia de HectorGuimard
irrenunciable. de cu•lc¡uier empresa a1'1tStica en PartS! ¡Que contraste peetico existe entre
que reivindique el dert•cho a la consideración la elegante perversión de Osear Wilde y el
a la fama. al mercado y al paso a la historial. idealizante parhos del alemán Richard Dehmel,
Esta peculiaridad se manifiesta de forma entre el prt'Silgo mundo visionario do Maurice
inmediata y evidente en el otro nombre con Macterlinck y la punzante alegria de Frank
el que se difundió en Occidente fuera dt Wedekind! ¡Qué mundos separan en pintura
Alemania: Art Nouveau. Nan~ralmentc:>, hay que el lujo lascivo de Gustav Klimt de la intensa
distinguir. adcmas de entre escuelas. grupos desesperación de los cuadros de Edvard Munch
e individuos. también entre centros diversos: (sin entrar en el merito de las diferendas de
Londres. Glosgow. Brus~>las. Parls. Nancy, nivel, de talla. de energía)! Y, sin embargo, hay
Munich, Oarmstad o Vie11a, donde se empt!ló algo que los une, hay en las obras de estos
a usar otra palabra: Secesión. r...l pintores. poetas, arquitectos y diseñadores
Tampoco quisicr,l tr<lZ~lr w1a linea de separación algunos rasgos fisiognómicos comunes: y este
neta entre simbolismo y Juc¡cnclstll: sen<! una sello es lo que definimos con el nombre de
368 operación artifictosa y forz~da. f>renero busca• Jugendstil•.
369
No aparece en el Art Nouveau la nostalgia melancólica y el rastro de muerte de
la belleza prerrafaelista y decadente, ni la rebelión contra la mercantilización de
los dadaístas: lo que buscan estos artistas es un estilo que pueda protegerlos
de su manifiesta falta de independencia. Sin embargo, la belleza Jugendstil
tiene un claro acento funcionalista,que se revela en la atención a los
materiales, en la búsqueda constante de la utilidad del objeto, en la simplicidad
de las formas (que evitan el despilfarro y la redundancia), en el interés por la
decoración de las habitaciones: a ello contribuyen elementos procedentes del
movimiento Arts and Crafts, aunque esta influencia siempre resulta diluida
por un claro compromiso con la civilización industrial, que muy pronto halla
en el nuevo estilo un elemento de adorno que no es efímero ni accidental.
No obstante, en sus orígenes el Jugendstil no está exento de un cierto gusto
antiburgués, que obedece más a las ganas de escandalizar - épater les
bourgeois- que de alterar el orden establecido.
Ahora bien, esta tendencia, presente en las ilustraciones de Beardsley,en
el teatro de Wedekind y en los carteles de Toulouse-Lautrec, se agota pronto
en la superación de los gastados clichés de la belleza victoriana. Los elementos
formales del Art Nouveau son desarrollados a partir de 1920 por el estilo Déco,
que hereda sus rasgos de abstracción, distorsión y simplificación formal, con
una tendencia a un funcionalismo más acentuado. El Art Déco (término que
no será acui'\ado hasta los años sesenta) recupera motivos iconográficos del
Jugendstll - ramos de flores estilizadas, figuras femeninas jóvenes y esbeltas,
esquemas geométricos, serpentinas y zigzags- enri quecié~dolos con
Pdglna anterior:
sugerencias extraídas de las experiencias cubistas, futuristas y constructivistas,
LO<rlse Brooks siguiendo siempre la consigna de subordinación de la forma a la función.
Hemos visto cómo el estilo Liberty contribuyó (junto con otras experiencias
culturales de aquel mismo periodo, como la filosofía de Nietzsche y Bergson,
las obras de Joyce y de Virginia Woolf, el descubrimiento del inconsciente
por parte de Freud) a derribar un canon de la época victoriana: la distinción
nítida y tranquilizadora entre interior y exterior. Esta tendencia halla en la
arquitectura del siglo xx, y especialmente en la obra de Frank Lloyd Wright,
su más completa expresión. El ideal de una «nueva democracia» basada en
el individualismo y en la recuperación de la relación con la naturaleza, pero
exento de utopías regresivas, se expresa en las Prairie Houses de Wright
en una arquitectura «orgánica», donde el espacio interior se alarga y se
prolonga en el espacio exterior: del mismo modo la torre Eiffel pintada
por Delaunay enlaza con el ambiente que la rodea. En las tranquilizadoras
Frank Lloy<t Wright. «cabañaS» de hierro y cristal el hombre americano participa de una belleza a
Casa de la Cascada,
Bear Run, 1936 la vez arquitectónica y natural, que recupera el concepto de lugar natural
integrándolo con el artefacto humano.
A esta belleza tranquilizadora se opone la belleza inquieta, plástica y
sorprendente de las construcciones de Antonio Gaudf, que sustituye las
estructuras lineales por insólito s espacios laberínticos, el rigor del hierro
y del cristal por una materia plástica, magmática, fluctuante, carente de
cualquier aparente sfntesis lingüística y expresiva. Sus fachadas, semejantes a
extravagantes collages, trastocan la relación entre función y decoración,
y suponen una ruptura radical de la relación entre objeto arquitectónico y
realidad: en la aparente inutilidad e inclasificabilidad de los edificios de Gaudí
se expresa una rebelión extrema de la belleza interior contra la colonización
374 de la vida por parte de la belleza fría de las máquinas.
375
part ida. El obj eto, en definitiva, pierde esos rasgos de unicidad (el «aura>>} que
determinaban su belleza e importancia. La nueva belleza es reproducible,
aunque transitoria y perecedera: hay que inducir al consumidor a una rápida
sustitución, por consunción o indiferencia, para no detener el crecimiento
exponencial del circuito de fa producción, distribución y consumo de las
mercancías. Es sintomático que en algunos grandes museos -el MOMA de
S. Objetos de uso: crítica, mercantilización, seriación
Nueva York o el Museo de las Artes Decorativas de París- se dediquen
espacios a objetos cotidianos como muebles y accesorios de decoración.
Uno de los rasgos característicos del arte del siglo xx es su constante 11 la Izquierda:
Maree! Duchamp,
atención a los objetos de uso en la época de fa mercantilización de la vida Rutda de bicicleta,
y de los objetos. La reducción de todo objeto a la categoría de mercancía y 1913. Filadelfia,
Museum or Art
la progresiva desaparición del valor de uso en un mundo regulado tan solo
por el valor de cambio modifican radicalm ent e la naturaleza de los objetos Ala derecha:
Maree! Duchamp.
cotidianos: el objeto ha de ser ú til, práctico, relativamente económico, de Escvrrebotellos.
gusto común y producido en serie. Est o significa que en el circuit o de las l914,Estocolmo,
Moderna Museet
mercancías los aspectos cualít ativos de la belleza se cambian, cada vez
con mayor frecuencia, por los aspectos cuantitativos: es la fu nción la que
determina el agra do de un objeto, y función y agrado son t ant o mayores
cua nto mayor es la cantidad de objetos producidos a partir del m odelo de
Xanti Schawinsky
para Estudio Boggeri,
OJiveni, fo tomontoje
para '"lendario, 1934
\
A esta tendencia responde, con una crítica irónica y feroz del objeto de uso,
el dadaísmo y sobre todo su más lúcido exponente, Maree( Duchamp, con
sus ready made. Duchamp, al exponer una rueda de bicicleta o un mingitorio
(titulado Fuente), denuncia paradójicament e el sometimiento del objeto
a la función: si es el proceso de mercantilización el que crea la belleza de
los objetos, cualquier objeto corriente puede ser desfuncionalizado como
objeto de uso y refuncionalizado como obra de arte. Si en Duchamp
aparecen todavía el gusto por fa crítica del estado de cosas existente
y fa rebelión contra el mundo de las mercandas. en la forma de abordar
el objeto de uso que hace el pop art no hay utopías ni esperanzas. Con ojo
lúcido y frío, unido a veces a un declarado cinismo, los popular artists toman
nota de fa pérdida por parte del artista del monopolio de las imágenes,
de la creación estética y de la belleza.
El mundo de las mercandas ha conqu istado una capacidad innegabl e
de saturar con las propias im ágenes la percepción del hombre m oderno.
cualquiera que sea su posición en la sociedad: desaparece así la distinción
entre artista y hombre corriente. Ya no hay espacio para la denuncia, el deber
376
371
XIV. t.I.NUt.VVU~Ut:IV
Claes Olclenburg,
Spoonbridgeand Cherry,
¡ 988. Walker Art Center.
Minneapolis
Giorglo Morandi,
Naturaleza muerw,
1948, Turin,
G~INia Municipal
del arte es constatar que cualquier objeto, sin distinguir entre hombres
y cosas - desde el rostro de Marilyn Monroe a una lata de alubias, desde
la viñeta de cómic a la presencia inexpresiva de la multitud en las paradas
11 ra IZqulertJa:
de autobús- adquiere o pierde la propia belleza no debido a su ser, sino Andy Warhol.
a las coordenadas sociales que determinan sus formas de aparición: un Marilyn en tvrqveso,
1962, colección
simple plátano amarillo, sin ningún nexo aparente con el objeto que indica, Stefan T. fllis
puede ilustrar la portada de un disco de uno de los grupos musicales más A la derecha:
vanguardistas, la Velvet Underground, producidos por Andy Warhol. Desde -"'dyWarhol,
las viñetas de Lichtenstein a las esculturas de Segal y las producciones
r.:oo, 1973.
colección pñ\•ada
artfsticas de Andy Warhol, la belleza que se manifiesta es una belleza seriada:
los objetos son extrapolados de una serie o predispuestos ya a la inclusión
serial.
¿Es, pues, la seriación el destino de la belleza en la época de la reproducibilidad
técnica del arte? No todos opinan así. En sus solo aparentemente seriados
grupos de botellas, Moran di supera constantemente, con un pathos que el
cinismo del pop art desconoce, el límite de la seriación. Como en un teorema,
Morandi busca sin descanso el punto en que la belleza de un objeto cualquiera
se sitúa en el espacio, determinándolo y, con el mismo movimiento, el espado
determina la posición del objeto, determinando también su aparición. No
importa que los objetos sean botellas, tarros o cajas usadas y reutilizadas.
O tal vez es precisamente este el secreto de la belleza que Morandi busca
hasta el fin de sus dlas: su inesperado surgir de la pátina de gris que cubre
un objeto cualquiera.
378
379
como la silla o la cama, e incluso los vestidos, que sustituyen artificialmente su poten da, porque el engranaje oculto que las hacía funcionar resultaba
la protección natural qLie proporcionan a los animales las pieles o las plumas. ofensivo para el cuerpo (si alguien mete la mano en el engranaje d e una
Con estas «máquinas simples» el hombre está practica mente identificado máquina compleja se hace daño), y sobre todo porque (dado que actuaban
porque estaban y están directamente en contacto con nuestro cuerpo, como si fueran una cosa viva) era inevitable ver como cosa viva los grandes
son sus prolongaciones casi naturales, y las cuidamos y adornamos como brazos del molino de viento, los d ientes de las ruedas del reloj o los ojos
a nuestro cuerpo. De modo que hemos construido armas o bastones rojizos de la locomotora en la noche. La máquina parecía, por tanto, casi
de preciosa empuñadura, lechos suntuosos, carros adornados y vestidos humana o casi animal, y en ese «casi» residía su monstruosidad.
refinados. Solo había una máquina que no tenía relación directa con el cuerpo Estas máquinas eran útiles, pero inquietantes: se aprovechaba el efecto
ni imitaba la forma del brazo, del puño o de la pierna, y era a •· ~ria. Pero que producían, pero se las consideraba seres vagamente diabólicos y, por
la rueda reproducía la forma del sol y de la luna, tenía la perfección absoluta consiguiente, carentes del don de la belleza.
del círculo y, por tanto, siempre se le asociaron connotaciones religiosas. La civilización griega conocía todas las máquinas sencillas y muchas
Ahora bien, desde el principio el hombre inventó también «máquinas máquinas complejas, como por ejemplo los molinos de agua; la práctica
complejas», mecanismos con los que nuestro cuerpo no ten fa contacto teatra l del deus ex machina nos ha revelado que conocían también aparatos
directo: basta pensar en el molino de viento, la noria o la cóclea. y mecanismos de una cierta sofisticación. Sin embargo, Grecia no habla de
En estas máquinas el mecanismo esta oculto, es interior y, en cualquier caso, estas máquinas. Las máquinas no eran objeto de preocupación, como no
una vez activado, actúa por cuenta propia. El terror ante estas máquinas lo eran tampoco los esclavos. Su trabajo era físico y servil y, como tal, no era
surgía porque, al multiplicar la fuerza de los órganos humanos, acentuaban merecedor de una reflexión intelectual.
382 383
l. U ~ LA AN IIGUEOAO A LA EDAD MEOl>í
384
lBS
XV. lA BEll EZA OE LAS MAQUI NAS .c. ue L4 .41\J lll.lUtUJI.U J\ l f\ CtJAU MI:UIA
386 387
DEL SIGLO Xv Al" EPOCA BARROCA
La primera noción del valor simbólico del prodigio mecánico aparece tal
vez en el siglo xv en Marsilio Ficino, y no podemos menos que reconocer
que Leonardo, cuando dibuja sus mecanismos, pone en su representación
el mismo amor y el mismo empeño que reserva para la representación de
rostros y cuerpos humanos o de elementos del mundo vegetal. La máquina
de Leonardo se complace mostrando sus propias articulaciones, como si de
un objeto animado se tratara. Por otra parte, Leonardo no es el primero que
muestra la estructura interna de las máquinas. Le había precedido, casi un
siglo antes,Giovanni Fontana, que diseñaba relojes de agua, de viento,
de fuego y de tierra, una máscara móvil del diablo, proyecciones de linterna
mágica, fuentes, cometas, instrumentos musicales, llaves, ganzúas, máquinas
bélicas, embarcaciones, escotillones, puentes levadizos, bombas, molinos,
escalas móviles. Sin duda, en Fontana ya estaba presente esa oscilación entre
técnica y arte que distinguirá a los «mecánicos>> renacentistas y barrocos.
Se produce en esa época, y de forma gradual, una reconqu ista del fwc~r y un
respeto por lo mecánico, a cuya act ividad se dedican libros suntuosamente
ilustrados. La máquina se asocia a la producción de efectos estéticos y se
utiliza para crear «espectáculos», o bien arquitecturas bellísimas y
sorprendentes, como jardines animados por fuentes milagrosas, desde los
jardines de Francisco 1de Médicis (1 574-1587) hasta los que proyectó
Salomon de Caus para el Hortus Palatinus de Heidelberg.
Leonardo da Vinct El prodigio El mecanico
ManusCiito 8931, Marsilio Ficino
folio 4r, Madrid.
Giovan Leone SemproPIO
Salomon de Caus. Theologia p atonica de unmor :ah:me Reloj~dewroas,depolvoydesol,si<Jio · 11
Biblioteca Nacional
Les roisons des forces ammorum.ll, 13.1482 Aque los que !2s vidas ajenas traiCiona y rob..1.
motNMtts.•Dibujo =iguras de ¿mimares unid<-s median re un cual teo sobre cien ruedas hete aqUI que g ra
de una ninfa que toca sistema de palancas a una esfera central.
el órgano~ a la que y el,q suele clesh~cer ~los hombres en polvo
s~ movi~n ·•" manera d1fereme. ell c.onroxion con poco polvo 1h0r.1 al hombre une y mide
re~ponde un Eco•. 1624
con esta: unos com.an hael.• 1.1 zquiercla otros YSI cor la.s sombras nue-stros dias oscurece
ha eh'" derecha. hacia arr bao haci.t thajo· as mamo en sombra los rayos del sol resuelve
unos subían y b;;jabdn otros rodeaban a los ¡ rcndc pues. oh mort.l. cómo d•suelve
enemigo<, y o u os los henan y se ol 1sorw todd cosa aquo abajo el tiempo y la natura.
trompetas y cuernos. ca11tar paj.1ros y otros Sobre •que '"'ruedas triunfa y rt>ma;
fenómenos itnili090S QliO: Se prodUCfiln 11 con ~qu ·1 polvo J cegat te asp1ra,
gran numero, :an solo con el movimiento y entre aquel!,, son·bra matarte plonea.
de aquella est. ra., ... ] Sobo aquel!d~ ruedas ws pensamientos
Esas/ que de Dios. por ser elccnlroinllnir,,,, ntl c1tOrmPnt,t;
simple (. .. ; todo procede como un )u ego d~ •n ~quel¡,olvo tus cleleit~s marca;
lineas, hnprimi~ndo con el mtnlmo movimiento .v entre dquella sombra somhrds cfp onu~n"
una vibración a todo lo qt dt•1ll d "''' dt• e tr:undd.
388 389
Aparatos hidráulicos que repiten los descubrim ientos de Hero· n se
ocu 1tan
ahora en las grutas, entre la maleza, o en las torres, mostrando al ext ·
. . . . enor tan
solo Sinfonías de surtidores y apanc1ones de figuras animadas. A menudo
el diseñador de estas maravillas duda entre revelar el secreto mecánic
que las origina o limitarse a mostrar su efecto natural, y a menudo opt~
por una solución de compromiso.
Po_r la m!sma época co~ienza a apreciarse la máquina por sí misma, por
el1ngen1o de su mecan1smo, que por vez primera se descubre como objeto
de maravilla. Estas máquinas se consideran «artificiosas» o «ingeniosas»,
Athanasius Kircher.
Línterno mágico
de AtS Mogno Luas
etOmbroe, 1645
la máquina de Watt Giuseppe de Nittis, La máquina es celebrada por su eficiencia raciona l, que es también un
Posa el tren, 1879, criterio neoclásico de belleza, en los dibuj os de la Encyclopédie, donde es
Barletta, Museo
Municipal descrita enteramente y ya no queda en ella nada pintoresco, dramático
o antropomórfico. Si comparamos los inst rumentos quirúrgicos que
aparP.t"Pn P.n la Encyclopédie con las representaciones del siglo XVI en la
obra del médico Ambroise Paré, vemos que los instrumentos renacentistas
pretendían todavía guardar cierta semejanza con mandíbulas, dentaduras,
picos de rapaces, y esta ban implicados morfológica mente en el acto
de sufrimiento y violencia (aunque fuera salvífica) al que remit ían.
Los instrumentos del siglo XVIII, en cambio, están representados como
representaríamos hoy día una lámpara, un abrecartas o cualquier otro
producto de diseño industrial (véase capitulo XIV). Con la invención de
la máquina de vapor se afirma un entusiasmo estético por la máquina,
A lo izquierdo: incluso por parte de los poetas: como testimonio es suficiente el Himno
Ambroose Paré.
MoooorMciol,
a Satán de Carducci, en el que la locomotora, monstruo «bello» y terrible,
de Obra quinirgica, se convierte en símbolo del triunfo d e la razón frente al oscurantismo
1S94
del pasado.
Aladere<:ha:
Cirugías, de la
Enciclopedia de
Tren satánico lo ll'ontcs super(,, de una onf e a otra
Diderot y D'Aiemben,
1751 Gio,ue C• c!ucci clevora lo' llanos; como huracamuJo
Himno a Sardn, 1863 m~nd.1 un gnto,
393
392
S. El iglo XX
405
3. El objet trouvé 4. De la materia reproducida a la industrial,
a la profundidad de la materia
Maree! Duchamp,
Fuente, 19S9, Parfs,
Museo NadonaJ
de Ane Moderno,
Centro Georges •
Pompidou •
• Cy Twombly,
Sin tirulo, 1970,
Houston.
The Menil Collection
~~
-· '·:·'.
arte i nformal y otros.
El arte de las van guardias no pl antea el problema de la belleza. Se
• .•
. -
,
_¡
' sobreentiende, si n duda, q ue las nuevas imágenes son artísticamente <<bellas»
J] ~· y han de proporcionar el mismo pl acer procu rado a sus contemporáneos
por un cuadro de Giotto o de Rafael, precisamente porque la provocac ión
vangua rdista viola todos los cá nones est éticos respetados hasta ese
momento. El arte ya no se propone proporcionar una imagen de la belleza
natural, ni pretende procurar el placer sosegado de la contemplación de
formas armónicas. Al contrario, lo que pretende es enseñar a interpretar el
mundo con una m irada distinta, a disfrutar del retorno a modelos arcaicos o
A la izquJerdo:
Glno Severini,
Lo b(Ji/orino obsesiva,
1911 ,Turín,
colecdón privada
A lo derecho.:
Pablo Plcasso,
Los señoritas de Aviñón.
1907. Nuev aYork.
TheMuseum
of Modem Air.
414 415
Pdgino onrerior:
Kazimir Malevkh,
exóticos: el mundo del sueño o de las fantasías de los enfermos mentales, las
Cuadrado negro visiones inducidas por las drogas, el redescubrimiento de la materia, la nueva
y cuadrado ro¡o,
191S, Nueva YOtk. propuesta alterada de objetos de uso en contextos improbables (véase nuevo
TheMuseum objeto, dadá, etcétera), las pulsiones del inconsciente...
ofModemArt
Solo una corriente del arte contemporáneo ha recuperado una idea de
armonía geométrica que puede recordarnos la época de las estéticas de
la proporción, y es el arte abstracto. Rebelándose contra la dependencia
tanto de la naturaleza como de la vida cotidiana, el arte abstracto nos ha
propuesto formas puras, desde las geometrías de Mondrian a las grandes
telas monocromas de Klein, Rothko o Manzoni. Pero quien haya visitado
una exposición o un museo en los últimos tiempos con toda seguridad
habrá escuchado a personas que, ante un cuadro abstracto, se preguntan
<<qué representa» y protestan con la inevitable pregunta «Pero ¿esto es
arte?».Por consiguiente, este retorno «neopitagórico» a la estética de~as
proporciones y del nllmero se produce en contra de la sensibilidad com ún,
en contra de la idea que el hombre corriente t iene de la belleza.
Existen, por último, muchas corrient es del arte con temporáneo (happenings,
actos en que el artista corta o mutila su propio cuerpo, implicaciones del
público en fenómenos luminosos o sono1o)) en Id~ que parece que bajo
el signo del arte se desarrollan más bien ceremonias de sabor ritual no
muy diferentes de los antiguos ritos mistéricos, cuya finalidad no es la
contemplación de algo bello, sino una experiencia casi religiosa (aunque
de una religiosidad primitiva y carnal) de la que los dioses están ausentes.
Por otra parte, de carácter mistérico son las experiencias musicales de
enormes multitudes en las discotecas o en los conciertos de rack, donde
entre luces estroboscópicas y sonidos ensordecedores se practica una
forma de «estar juntos» (a menudo acompañada del consumo de sustancias
estimulantes) que puede parecer incluso «bella» (en el sentido tradicional
de un espectáculo circense) a quien la contempla desde fuera, aunque no
es así como la viven los que están inmersos ella.los que participan en ella
podrán hablar incluso de una «hermosa experiencia», pero en el sentido en
que se habla de un buen baño, de una buena carrera en moto o de un coito
satisfactorio.
4 16
417
3. La belleza de consumo
Nuestro visitante del futuro no podrá evitar hacer otro curioso descubrimiento.
Los que acuden a visitar una exposición de arte de vanguardia, compran
una escultura «incomprensible» o participan en un happening van vestidos
y peinados según los cánones de la moda, llevan vaqueros o ropa de marca,
se maquillan según el modelo de belleza propuesto por las revistas de moda,
por el cine, por la televisión, es decir, por los medios de comunicación de
masas. Siguen los ideales de belleza del mundo del consumo comercial, contra
el que el arte de las vanguardias ha luchado durante más de cincuenta años.
¿Cómo hay que interpretar esta contradicción? Sin pretender explicarla:
es la contradicción tfpica del siglo xx. El visitante del futuro deberá
preguntarse, por tanto, cuál ha sido el modelo de belleza propuesto por los
medios de comunicación de masas, y descubrirá que se ha producido una
doble censura a lo largo del siglo.
Twiggy
PdgiM siguiente:
Greta Garbo
Páginas 420-413:
Ri ta Hayworth,
Grace Kelly;
8rígitte 8ardot
Audrey Hepburn,
Marlene Dietrich,
Anita Ekberg
418
l . LA BELLEZA DE CONSUMO
A lo itquierda:
JohnWayne
en Eldorodo.
de Howard Hawks,
1967
A la derecha:
Fred Aslaire y Ginger
Rogers en Sigamos
a lo floto, de Mark
Sandrich, 1936
425
Alex Raymond,
Flash Gordon,
Lo destrucción
de/ mundo,
detalle del cómic, 1974
426
)(VIl. LA BELLEZA DHOS MEDIA
428
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Camisa quitada, La. 198
Interior de la cúpul~ de la capilla
de l S~nto Sudario, 228
Labrouste, Henri
Cubierta de la Biblioteca Nacional
de Francia, 364
Manet, ~douard
Merienda campestre, La. 199
Olimpia, 339
Palladio, Andrea di Pietro dalla
Gondola,llomado
í untro elemenros. las cuatro
estaciones... , Los, 60
Rafael
Guimard, Hector Germain Sala de lectura de la Biblioteca Iglesia del Redentor, 95 Escuela de Arenas. Lo, 226
Columpio, El, 238 Retrato de Stéphane Mal/armé. 349
Estación del metro de Parls, 360 Nacional de Francia, 365 Vil1o Rotonda. 69 Retrato de joven mujer, La Fornarina, 209
Coreso y Calliroe, 241
Lectora, La, 277 Melzi, Francesco
Latour, Maurlce Quentin de Floro,178 Palma el Viejo, lacopo Nigretti, Ralmondi., Marcantonio
Hackert,Jakob Phillipp Retrato de modome Pompadour llamado Procesión de los brujas, Los, 222
Friedrich, Caspar David Goethe en Roma visita el Coliseo, 249 consultando la Enciclopedia, 239 Ninfa en un paisaje, 92
Abadia en el bosque de encinas. 286·287 Memling, Hans
Rey David espío o Bersabé, El, 155 Ramelli,Agostino .
Acantilados en ROgen, 274 Haye~, Francesco La Tour, Georg es de Diversos e ingeniosas máqumos del
Caminante en un mar de niebla, 283
Pannini, Giovannl Paolo
Beso. El. 305 Mogdolenopenitente,Lo,100 Galería de viscos de lo antigua Romo, capitón Agosríno Romel/i, 391
Luna sobre~ mor, La, 296 Avtorretrotocon tigres y leones,318
Mengin, Charles· Augu.ste
Naufragio, 282 Safo, 298 247
~agdaleno penitente. 303 Leonardo da Vinci Ray,Man
Ultimo adiós de Julieto y Romeo. El, 327 Bella Ferroniere, La, 203 Meyer, Adolf de, Paré, Ambroise Venus restovroda, 414
Füssli,Johann Heinrlch Doma con armiño, 192 Vas/av Nijimski y las ninfas, 413 Mono artificial, 392
Desesperación del aniMo ante la grandeza Herón de Alejandría Esquema de las proporciones del cuerpo Raymond, Aiex
de los fragmentos antiguos, Lo, 250 Movimientos ortífKi9sos, Los, 385 humano,81 Flash Gordon,lo destrucción del mundo,
Pesadilla, Lo. 289 Miguel Angel, Michelangelo Parmlglanino, Francesco Mazzola,
Manuscrito 8937,389 Buonarroti, llamado llamado el 426
Titanio abraza o Bottom, 319 Hildegarda de Bingen Septuoginta duarum bosium vacum, SO Esclavo que se despierta, 400 Autorretrato once el tspejo, 220
Creación con el Universo y el Hombre Viginrisex bosiurn eleva rus vocuus, 67 Renoir, Auguste
Estudio para la sala de Jos libros raros
cósmico,Lo,11 4 Virgen de las rocas, Lo, 179 Paxton, Joseph Bañista rvbio, La, 357
Gaffurio, Franchino de la biblioteca Médicis, 65
Ycocedron obscisus solidvs, 50 Crystal Palace, 366
Tablo,62 Hine,Lewis Richter, Peter H.
Experimentos de Pitágoros sobre las Powerhouse Mechan/e, 383
Millais, John Everett
Lichtenstein, Roy Ciega, La, 3 51 Peitgen, Hein~·Otto Conjuntosde Mandelbrot, 41041 1
relaciones entre los sonidos, Los, 63 Crok/,409 Ofe/io,307 Conjuntos de Mondelbrot, 41 0·411
Hogarth, William Romney, George
Gaudf 1Cornet, Antonl Sirvientes de la cosa Hogorth, Los, 256 Ligo~zi, Jacopo Retrato de lady Hamilton vestida
Parque Güeil, 374 Millet,Jean·Fran~ois Petrus Cristus
Víbora con cuerno y víbora de Avicena, 153 Angelus, El, 338 Retrato de joven dama. 187 de Circe. 265
Holbeín el Joven, Hans
Gauguin, Paul Embajadores. Los, 216 Limbourg,hermanos de
Alw ou feu?, 13 Miniaturista de la corte angevina Picasso, Pablo Rore, Caffaro
Enrique VIII. 200 Abril,1 19 Setioritos de Avillán, Las. 41 5 Publicidad para el Ardita, 395
Música y sus cultivadores, Lo. 113
436 437
Rossetti, Dante Gabriel Van de Velde, Henry
Beata Beatrix, 328 Almacenes Habana, 371
Lady Ulith, 343
Sueño de D<lnre, El, 172-173 Van Eyc.k, Jan
Virgen del canciller, 182
Rubens, Pieter Paul Van Gogh, Vincent
Aurorrerraro con lsabe/Brandr, 211 Noche esrrellada, 358
Elena Fourmenr como Afrodita, 21 O
Velázquez. Diego
Russel, John Venus del espejo, 198
Luna,266
Veneto, Bartola meo
Flora, 177
Saloman de Caus
Roisons des (orces mouvantes, Les. 388 Vermeer,Johannes
Lechera, La, 205
Sanmartino,Giuseppe
Cristo cubierto con velo, 233 Verrocchio,Andrea di Clone,
llamado Andrea del
Sargent,John Monumento a Bartolomeo Colleoni, 205
El/en Terry en el papel de lady Macbeth,
326 Vitrubio
Teatros giratorios deCurión, Los, 384
Schawinsky, Xantl
Calendario Olivetti, 376
Warhol, Andy
Schinkel, Karl Frledrlch Campbell'soup Can/, 409
Ciudad medieval junto a un rlo, 285 Mao,379
Puerta en/a roco, La, 311 Marllyn en turquesa, 379
.
S~v~rini, Gino
Bailarina obsesiva, La, 415
Steen,Jan
Watteau,Jean-Antolne
Embarque para la isla de Citera, 234
Welby Pugln,Augustus
Mesa de los niños, La, 208 Interior neogótico, 367
Sofd gótico, 361
Steinchen, Edward
GretaGarbo,419 Wolf, Caspar
Puente del diablo, El, 280
Tinguely, Jean Wolfers, Philíppe
Carrera de horror-Viva Ferrarl, 399 Ldmpara elécrrico, 368
Tlschbein, Johann Heinrich Wright, Frank lloyd
Wilhelm Casa de la Cascada, 37 S
Goethe en la campiña romana, 245
Tiziano, Tiziano Vecellio, llamado Zoffany, Johann
Amor sagrado y amor profano, Charles Townley y sus amigos en la
190- 191 TownleyGallery,236
Flora,195
Venus de Urbino, 189
Tura,Cosimo,//amada Cosme
Primavera, 183
Twombly,Cy
Sín rltulo,407
438