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Una actividad loable que en la década del 40 se inició en Paraguay fue el trabajo con los
jóvenes rurales. La organización juvenil fue iniciada en el Paraguay por el Crédito
Agrícola de Habilitación y se crean, a partir de 1949, clubes femeninos entre las hijas y
esposas de los prestatarios bajo la denominación de “Clubes Agro”. (Ing. Agr. Roberto
Rodríguez Primerano) *
/ ABC Rural
Mi corazón para sentir mejor. Mi capacidad para producir mejor. Mi cooperación para
servir mejor a mi familia, a mi comunidad, a mi patria y a Dios.
Los clubes son organizaciones de niños, jóvenes y amas de casa, constituidos para
aprender haciendo; innovando con mejores y nuevas prácticas agropecuarias,
económicas, sociales, cívicas y morales del hogar y de la vida comunitaria, orientadas a
mejorar el nivel de vida propio, de la familia y de la comunidad.
Con una publicidad que manipula la mente y conduce ilusoriamente a los jóvenes por
caminos y hábitos erróneos. Con una cultura del consumo que afecta a las nuevas
generaciones, pues se crece y se vive sin referencia a los valores. Existen nuevos estilos
de vida, maneras de pensar, nuevas formas de relacionamiento, una globalización en
que la dimensión más extendida es la economía, sin solidaridad que afecta
negativamente a los más pobres. Además, los jóvenes reciben una educación de baja
calidad, mientras que las mujeres con frecuencia son excluidas en razón de sexo, raza,
situación económica.
La misma debe surgir desde el Estado, porque de nada sirven los avances tecnológicos,
las nuevas variedades de cultivos, insumos, equipos y herramientas si estos no van
acompañados de una educación y capacitación en su uso y cuidado; en las normas de
seguridad e higiene que deben tenerse en cuenta para su optimización.
Ese adolescente, ese joven que vive y trabaja en las unidades familiares, debe
constituirse a corto o mediano plazo en un actor empresario, administrando fincas
familiares modelos con producción competitiva y eficiente, mediante una buena
orientación y capacitación para vivir dignamente en el campo. Se debe tener una
visualización más integral.
No solo priorizar la producción, sino ir incorporando otros valores y recursos para
mejorar las condiciones de vida.