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Cómo podemos superar la adversidad

La familia de Daniela tuvo que salir corriendo del lugar en donde vivían, porque
los amenazaron con matarlos. El temor, la pérdida de todo lo que tenían, el
tener que vivir en un lugar en donde no conocen a nadie y en donde las
costumbres son completamente diferentes a las de ellos, le causaron al papá
una grave enfermedad del corazón que lo tiene incapacitado. La mamá logró
conseguir empleo haciendo aseo dos días a la semana en una casa de familia,
lo que les provee el único ingreso que tienen.

Cuando los echaron del pueblo, Daniela estaba muy asustada. Hasta dejó de
hablar por un tiempo y solía llorar a escondidas para que nadie la viera. Pero la
misma situación hizo que se unieran más que antes y eso les está ayudando a
salir adelante. Ahora, en los días en que la mamá trabaja, Daniela cuida a su
papá, lo acompaña a las citas con el médico y a hacerse los exámenes que le
ordenan. Con solo nueve años de edad, se ha convertido en la mano derecha
de sus papás y en la alegría de la casa.

Todos los problemas que se presentan los conversan entre los tres. A Daniela
le han enseñado que sus opiniones son muy importantes, y que lo mejor que
puede hacer cuando está preocupada o asustada es expresar lo que siente.
Sus papás le demuestran con frecuencia que confían en ella, que respetan sus
iniciativas y las tienen en cuenta. Valoran la ayuda que les da con los
quehaceres de la casa y el cuidado del papá. Por eso, en la escuela ella habla
con orgullo de su familia, de todo lo que comparten y de la responsabilidad que
tiene.

Al tener que afrontar tantas dificultades con su familia, se ha vuelto muy hábil
para pedir y encontrar ayuda cuando la necesita. Y lo mejor de todo es que,
aunque siente nostalgia de su tierra y de todo lo que dejó atrás, ha vuelto a ser
feliz y a destacarse en la escuela. Su miedo se ha transformado en habilidad
para darse cuenta de cosas que los demás no notan a simple vista, y eso hace
que otras personas que están en circunstancias parecidas, le pidan ayuda
cuando la necesitan. Sin darse cuenta y sin proponérselo, han ido formando
entre todos un grupo de apoyo que crece y se fortalece poco a poco.

Reflexionemos y compartamos
 ¿Qué enseñanzas podemos sacar de esta historia? ¿Conocen casos parecidos?
 ¿Cómo podemos ayudar a los desplazados y, en general, a las personas que
pasan por momentos difíciles en su vida?
 ¿Qué situación difícil ha padecido su familia y cómo lograron resolverla?

Consultemos y debatamos

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En la vida de cualquiera de nosotros se van a presentar momentos difíciles que ponen a
prueba nuestra capacidad para hacerles frente y resolverlos. No podemos dejarnos
ahogar por nuestros problemas sino que debemos salir adelante y aprender a través de
ellos.

En una sociedad tan compleja como la nuestra, con tantos problemas sociales,
políticos y económicos, la situación que viven Daniela y su familia se ha hecho cada
vez más común. Estos casos se han hecho frecuentes, no solo en nuestro país sino en
el mundo entero.

Algunas personas son obligadas a desplazarse, a abandonar su casa, su ciudad, su


región. A muchos los amenazan por sus creencias, por su trabajo, por su forma de
pensar, por su estilo de vida, por lo que saben, por lo que poseen, o simplemente por su
color o su origen. Y en esas familias desplazadas, se encuentran muchos niños y niñas
que tienen que afrontar todas estas adversidades y así tendrán que realizar su
desarrollo y aprendizaje en un medio muy difícil para ellos.

En medio de este panorama, los niños suelen ser la población más desprotegida y
vulnerable, sobre la cual recaen con frecuencia las más graves consecuencias de todos
estos hechos. Son ellos quienes tienen mayores probabilidades de sufrir traumas
graves o de que se altere su desarrollo.

Y los niños no solamente pasan esta clase de necesidades, también son muchos los
niños que han padecido, e incluso presenciado la muerte violenta de un ser querido
muy cercano, para luego quedar en condiciones económicas y sociales muy limitadas.

Pero los niños tienen también que afrontar otras adversidades, además del
desplazamiento. Muchos niños en nuestro país sufren por la violencia familiar y social,
en su casa, en el centro educativo, algunos sufren por el maltrato, la negligencia y
abandono físico y emocional. Y otros son abusados sexualmente.

Frente a todas estas dificultades, ellos tienen una gran capacidad de resistencia y
recuperación llamada resiliencia, que evoluciona y se va perfeccionando a medida que
el niño crece. Gracias a ella, un niño entre los seis y los doce años, ante una dificultad
es capaz de hacerse cargo de tareas cada vez más complejas, y de superar no
solamente los problemas relacionados con el ambiente social, como los que acabamos
de describir, sino también enfrentar la violencia y el maltrato dentro de la familia y en la
escuela.

Aunque es admirable que Daniela a sus nueve años se ocupe de las tareas domésticas
y del cuidado de su papá, durante los días en los cuales su mamá trabaja fuera de la
casa, eso no significa que ella sea una niña excepcional.

Su proyecto de vida ha mejorado gracias a su resiliencia, la misma que tiene cualquier


otro niño, que también es la causa de que ella se haya vuelto tan hábil para resolver

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problemas, apoyar a su familia, cuidar de su padre y de sus hermanos, para buscar y
encontrar ayuda.

Es esta capa protectora contra la adversidad, fortalecida por el vínculo afectivo y el


amor familiar, la que además le ha ayudado a tener fortaleza y seguridad a pesar de
todos los problemas que afronta con su familia en la actualidad.

Toda persona puede ir aumentando su resiliencia. Los padres podemos ayudarles a


nuestros hijos e hijas a activar su resiliencia, estimulando sus iniciativas y la
disponibilidad para colaborar que los niños suelen tener, rodeándolos de amor
incondicional. Por lo general, en esta etapa de su desarrollo a los niños les encanta
hacer labores sencillas que ven hacer a las personas mayores, y cuando estas les
permiten hacerlas y los estimulan cuando las hacen bien, ellos se sienten importantes,
tenidos en cuenta, al mismo tiempo que se van volviendo cada vez más hábiles y más
despiertos.

Es una época en la cual se presenta una excelente oportunidad para involucrar a los
niños en muchas de las realidades que viven sus padres, dada la curiosidad y el interés
que esto les despierta, lo cual fortalece el vínculo de afecto y la comunicación entre
ambos, porque tienen nuevos temas sobre los cuales pueden conversar, así como
nuevas emociones y sensaciones que surgen a partir de las experiencias que pueden
compartir.

Así el niño se va haciendo cada vez más conocedor y más consciente del mundo en el
cual vive, va aprendiendo a manejarlo y a enfrentarse a él con confianza, de la mano de
sus papás. Aprende también a relacionarse con otras personas de diferentes maneras,
lo cual aumenta la seguridad que tiene en sí mismo y su capacidad de adaptación
al medio.

Para desarrollar resiliencia se requiere generar con la familia, en especial con los niños
y las niñas entre otros, los siguientes valores: Afecto, Comunicación, Autoestima, buen
humor, responsabilidad, cooperación, y solidaridad. Enseñar con ejemplos que la
resiliencia es la capacidad de resistencia ante situaciones difíciles y poder construir una
vida positiva a pesar de las circunstancias desfavorables. Sus principales escenarios en
estas épocas son la escuela y familia.

Entre las acciones que pueden realizar los padres, cuidadores, educadores, y demás
personas para promover la resiliencia entre los niños y jóvenes, están :Brindar cariño
incondicional, expresar cariño en forma verbal y física, ser consecuentes con lo que
pensamos y sentimos, elogiarlos por sus progresos, motivar su creatividad, ayudar al
niño a reconocer sus sentimientos y los de los demás, prepararlo para enfrentar
situaciones desagradables

De esta manera, cuando surgen problemas, tiene más elementos y destrezas para
anticiparse a ellos y resolverlos de manera adecuada sin dejarse apabullar, aunque en
algún momento se sienta triste o confundido, como le sucedió a Daniela.

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Es muy útil, en todos los momentos de crisis, que los niñas y niñas sientan la unidad y
la solidaridad familiar, que cuando alguno de los miembros de la familia está en
problemas, todos estamos junto a él, que sientan nuestro afecto, nuestro amoroso
acompañamiento

Aunque en ciertas circunstancias dolorosas, no tengamos una solución rápida y


efectiva, siempre podemos apoyar, acompañar, resistir juntos. La familia unida ante la
adversidad tiene resiliencia para salir adelante. La dificultad puede hacer salir de
dentro de nosotros mismos las mejores capacidades para superarla y manejarla.
Comprometámonos y evaluemos
 Animemos a nuestros hijos/hijas a ver las situaciones difíciles con posibilidades
de solución, a utilizar la dificultad para dar un paso adelante
 Expresemos a nuestros hijos nuestro amor incondicional, que sientan que
estamos con ellos en las buenas y en las malas
 Cuando nuestro hijo sugiera una solución a un problema, detengámonos a
evaluar la conveniencia de la iniciativa que propone y la posibilidad de llevarla a
cabo
 Aceptemos la ayuda que nos ofrecen los hijos como una manera eficaz de que el
aprendizaje de algunas tareas sea de gran utilidad para ellos en momentos de
dificultad
 Valoremos las iniciativas del niño y de la niña y reconozcamos todo aquello que
hacen para tratar de ayudar. Reconozcamos su aporte estimulándolos a
continuar en esta actitud

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