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CLASES DE COMPETENCIA JURISDICCIONA DE LOS TRIBUNALES

PERUANOS
Respecto a las excepciones preliminares relativas a la Competencia la Corte ha
señalado que: “Tiene el poder inherente de determinar el alcance de su propia
competencia”.1 Asimismo, ha considerado que la determinación de su competencia
es un deber, que no está supeditado a si se ha interpuesto o no una excepción
preliminar al respecto.2 En este sentido, existen casos donde expresamente ha
explicado porque se tiene competencia sobre un asunto, a pesar de no habérsele
cuestionado.3 Asimismo, el hecho que por falta de controversia no entre analizar
expresa mente la existencia de la competencia, no significa que no se realizó dicho
análisis.4 Tal como se explicó anteriormente, la competencia puede ser objetada
ratione personae, ratione temporis, ratione loci o ratione materiae. Hasta el
momento la Corte no ha analizado a detalle su competencia ratione loci, por lo que
en el presente fascículo no se hará referencia al respecto.5
1. COMPETENCIA “RATIONE MATERIAE”. - La Comisión sólo puede
conocer de hechos que constituyan una violación a los derechos humanos
consagrados en los instrumentos vinculantes del sistema interamericano.
Respecto de aquellos Estados que son parte de la Convención Americana,
los derechos son aquéllos contenidos en dicho tratado, y en la Declaración
Americana de Derechos y Deberes del Hombre respecto de aquellas
materias no contempladas en la Convención. Además, se aplican a los
Estados las normas de los protocolos o convenciones de carácter regional
de los cuales ellos sean parte6.

En relación a aquellos Estados Miembros de la OEA que no son parte de la


Convención, son las normas de la Declaración Americana de Derechos y
Deberes del Hombre las que sustentan la competencia material de la
Comisión, Declaración cuya fuerza jurídica ha cambiado a lo largo de los
años, transformándose, de un conjunto de principios que constituían ideales
por los cuales luchar, en un conjunto de normas internacionales
jurídicamente vinculantes. La Corte tuvo la oportunidad de pronunciarse
sobre esta materia con motivo de una opinión Consultiva formulada por el

1
Caso Ivcher Bronstein vs. Perú. Competencia. Sentencia de 24 de septiembre de 1999. Serie C Núm. 54, párr.
32
2
Ibídem, párr. 33.
3
Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 19 de
noviembre de 1999. Serie C Núm. 63, párrs. 247-248.
4
Caso González y otras (“Campo Algodonero”) vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 16 de noviembre de 2009. Serie C Núm.205, párrs. 74-75.
5
En una oportunidad fue alegado, sin embargo, la Corte lo consideró como un análisis de fondo. Cf. Caso
Familia Pacheco Tineo vs. Bolivia. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25
de noviembre de 2013. Serie C Núm. 272, párr. 33
6
Comisión, artículo 23.
gobierno de Colombia. Dicho Estado consultó (i) si el artículo 64 autorizaba
a la Corte para interpretar la Declaración Americana de Derechos y Deberes
del Hombre, ya que, en opinión de ese Gobierno, la Declaración no es un
tratado, y (ii) cuál era el status jurídico de dicha Declaración7. La Corte estimó
que tenía competencia para dar su opinión en esta materia, porque la
consulta de Colombia implicaba una interpretación en ejercicio de la facultad
que le otorgaba el artículo 64.1 de la Convención.

La Corte partió por señalar que, tal como lo expone el gobierno Colombiano
en su presentación, es claro que la Declaración Americana de 1948 no es un
tratado y que la Corte sólo tiene facultades para interpretar este tipo de
documentos. Sin embargo, este hecho no implica por sí y sin previo análisis
que la Declaración Americana de 1948 no pueda ser interpretada por la
Corte. Para decidir que, en su opinión, ella tenía facultades para interpretar
la Declaración, utiliza principalmente el texto del artículo 29.d de la
Convención, que dispone que ninguna norma de la Convención puede ser
interpretada en el sentido de excluir o limitar el efecto que pueda tener la
Declaración Americana. Esto hace evidente que la Corte, al intentar la
interpretación de las normas de la Convención, se verá en la necesidad de
interpretar y pronunciarse acerca de la Declaración Americana de 19488.

Al pronunciarse sobre la fuerza vinculante de la Declaración Americana, que


es lo que interesa en este punto, la Corte se refiere a tres elementos que son
importantes de destacar9:

1.1. La Corte señala que la Declaración Americana tiene como


finalidad dar cabida a la idea protectora de los derechos humanos
que en el sistema interamericano es base fundamental del desarrollo
del sistema jurídico interamericano10. De allí que el sistema, que se
encuentra en constante evolución, deba ser interpretado de acuerdo
al contexto dado al momento en que se requiere la interpretación del
instrumento en cuestión, siguiendo de esa forma la tesis sobre la
interpretación de los documentos internacionales formulada por la
Corte Internacional de Justicia11. Por consiguiente, la fuerza legal de

7
OC-10/89, párr. 2
8
Ibídem, párrs. 36, 41 y 44.
9
Ibídem, párrs. 37, 43, 45 y 46.
10
Ibídem, párrs. 37 y 38.
11
“Como dijo la Corte Internacional de Justicia: un instrumento internacional debe ser interpretado y aplicado
en el cuadro del conjunto del sistema jurídico en vigor en el momento en que la interpretación tiene lugar.
1971, p. 16-31. Por eso la Corte considera necesario precisar que no es a la luz de lo que en 1948 se estimó
que era el valor y la significación de la Declaración Americana como la cuestión del status jurídico debe ser
analizada, sino que es preciso determinarlo en el momento actual, ante lo que es hoy el sistema
la Declaración Americana no puede ser determinada a la luz de lo que
los Estados firmantes consideraron en 1948, sino que debe para ello
tenerse en consideración la evolución general del sistema. De esta
manera, enfatiza la idea de que la interpretación en este campo debe
ser una interpretación dinámica.

1.2. Al analizar la evolución histórica, la Corte pone de manifiesto que


los Estados han actuado respecto de la Declaración Americana como
si éste fuera un documento obligatorio, que contiene aquellos
derechos a los cuales hace referencia la Carta de la OEA; de esta
manera la incorporación de la Declaración al sistema convencional se
habría producido por la práctica de los Estados.12

1.3. Por último, señala que, para los Estados que no son parte de la
Convención Americana, la Declaración es un documento
obligatorio a partir de la reforma del artículo 150 de la Carta de la
OEA, es decir, es fuente de obligaciones internacionales13. Para
aquellos Estados partes de la Convención, también ella tiene fuerza
obligatoria de acuerdo a lo preceptuado en el artículo 29, letra d) de
dicho tratado, que no puede ser interpretado de forma que implique
una liberación de cumplir con los derechos en ella contenidos14. De
esto puede concluirse que, en los casos contra Estados partes de la
Convención, la competencia material de la Comisión se encuentra
primordialmente en la Convención Americana, pudiendo utilizarse la
Declaración Americana para suplir carencias de la Convención.
Respecto de los Estados miembros de la OEA que no son parte de la
Convención, la norma a aplicar, que es jurídicamente vinculante, es la
Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre.

Sin perjuicio de esta competencia, la Comisión puede también


conocer de peticiones en que se alegue la violación de obligaciones
establecidas en otros instrumentos, no generales sino que
particulares15: el Protocolo Adicional sobre Derechos Humanos en
Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales16, la

interamericano, habida consideración de la evolución experimentada desde la adopción de la Declaración”.


Ibídem, párr. 37.
12
Ibídem, párrs. 42 y 43
13
Ibídem, párr. 45.
14
Ibídem, párr. 46.
15
Reglamento Comisión, artículo 23
16
Adoptado por la Asamblea General de la OEA, San Salvador, El Salvador, 17 de noviembre de 1988,
artículo 19 numeral 6.
Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura17, la
Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de
Personas18 y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar
y Erradicar la Violencia contra la Mujer19.

2. COMPETENCIA “RATIONE PERSONAE”. -Este criterio de competencia se


refiere a la capacidad de presentar un caso ante la Corte (legitimación activa),
así como de ser demandado ante la misma (legitimación pasiva)20

2.1. Legitimación Activa. - La Convención establece que solo puede


presentar una demanda ante la Corte los Estados parte y la Comisión
Interamericana.21 No obstante, tomando en cuenta la naturaleza del
sistema interamericano, es necesario también analizar la legitimación
activa ante la Comisión Interamericana, la cual también puede ser
cuestionada ante la Corte como una excepción preliminar. Ante la
Comisión, esta legitimación se refiere a quien puede presentar una
petición ante la Comisión, así como quien puede ser considerada
como presunta víctima.

Respecto a la posibilidad de presentar una petición ante la


Comisión, el artículo 44 de la Convención Americana, que establece
el derecho a presentar una petición, es bastante amplio, y permite que
una petición sea presentada por “cualquier persona o grupo de
personas, o entidad no gubernamental legalmente reconocida en uno
o más Estados miembros de la Organización”. En el caso Castillo
Petruzzi, el Estado cuestionó la “falta de personería” de las personas
que presentaron la denuncia a nombre de una organización, así como
que la organización peticionaria no era peruana. La Corte resaltó que
“el artículo 44 de la Convención permite que cualquier grupo de
personas formule denuncias o quejas por violación de los derechos
consagrados por la Convención”. Al ser los promoventes un grupo de
personas la Corte consideró que se hacía “innecesario analizar el
registro [de la organización] y la relación que con dicha fundación
guardan o dicen guardar quienes se ostentan como sus
representantes”.22

17
Adoptada por la Asamblea General de la OEA, Cartagena de Indias, Colombia, 9 de diciembre de 1985,
artículo 8.
18
Adoptada por la Asamblea General de la OEA, Belém do Pará, Brasil, 9 de junio de 1994, artículo XIII.
19
Adoptada por la Asamblea General de la OEA, Belém do Pará, Brasil, 9 de junio de 1994, artículo 12
20
SAAVEDRA ÁLVAREZ, Yuria. El trámite de casos individuales ante la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, México, CNDH, 2011, p. 16-17
21
El artículo 61.1 de la Convención Americana
22
Caso Castillo Petruzzi y otros vs. Perú. Excepciones Preliminares. Sentencia de 4 de septiembre de 1998.
Serie C Núm. 41, párrs. 75, 77, 80 y 81. Para otro caso similar, véase, Caso del Pueblo Saramaka. vs. Surinam.
Respecto a quienes pueden ser presuntas víctimas, la controversia
más actual se refiere a si la persona jurídica puede ser consideradas
presuntas víctimas. En el caso Cantos, el Estado argumentó que la
Corte era incompetente para pronunciarse sobre las alegadas
violaciones de las que habrían sido víctima las empresas del señor
Cantos. Destacó que la protección de la Convención está dirigida a
seres humanos, como lo establece el artículo 1.2 de la Convención. Al
respecto, la Corte señaló que “si bien la figura de las personas
jurídicas no ha sido reconocida expresamente por la Convención
Americana, (…), esto no restringe la posibilidad que bajo
determinados supuestos el individuo pueda acudir al Sistema
Interamericano (…) para hacer valer sus derechos fundamentales,
aun cuando los mismos estén cubiertos por una figura o ficción jurídica
creada por el mismo sistema del Derecho.23 Cabe resaltar que sobre
este tema se encuentra pendiente una Opinión Consultiva solicitada
por la República de Panamá, por lo que el criterio de la Corte pudiese
cambiar.24 Por otra parte, también se cuestionó la cualidad de
presuntas víctimas en el caso Trabajadores cesado del Congreso, en
el que el Estado objetó la condición de víctimas de las personas que
ya se encontraban trabajando nuevamente en el Congreso o cobrado
sus beneficios sociales. La Corte indicó que “esos supuestos hechos
y pretensiones no constituyen razones o supuestos que puedan limitar
la competencia de este Tribunal para considerar formalmente como
presuntas víctimas a las personas que estarían en la situación
señalada por el Estado”.25

2.2. Legitimación Pasiva. - De acuerdo con la Convención, la Corte tiene


competencia para conocer casos en contra de Estados parte de la
misma, que además hayan aceptado dicha competencia.26 Al
respecto, la Corte ha señalado criterios importantes al examinar de
oficio su competencia. Por ejemplo, tras el retiro de la declaración de
reconocimiento de la competencia contenciosa de la Corte por parte
del Perú, la Corte determinó en los casos Ivcher Bronstein y Tribunal
Constitucional que:

Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de noviembre de 2007. Serie C


Núm. 172, párrs. 19-24
23
Caso Cantos vs. Argentina. Excepciones Preliminares. Sentencia de 7 de septiembre de 2001. Serie C Núm.
85, párrs. 22, 23 y 29.
24
Al respecto, véase http://www.corteidh.or.cr/index.php/es/observaciones-panama.
25
Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú. Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2006. Serie C Núm. 158, párrs. 69 y 71.
26
El artículo 62.3 de la Convención Americana.
La aceptación de la competencia contenciosa de la Corte
constituye una cláusula pétrea que no admite limitaciones que
no estén expresamente contenidas en (…) la Convención
Americana. Dada la fundamental importancia de dicha cláusula
para la operación del sistema de protección de la Convención,
no puede ella estar a merced de limitaciones no previstas que
sean invocadas por los Estados Partes por razones de orden
interno.27
La Corte señaló que, tomando en cuenta el objeto y fin de la
Convención, así como las estipulaciones de ésta sobre la posibilidad
de denuncia, única forma establecida para que un Estado se pueda
desvincular de la misma, un retiro de la de declaración de
reconocimiento de la competencia contenciosa de la Corte era
inadmisible.28
Por otra parte, la Convención establece que, de ocurrir una denuncia
a la misma, la Corte sigue teniendo competencia respecto a los hechos
ocurridos antes de la entrada en vigor de dicha denuncia.37 Tras la
entrada en vigor de la denuncia a la Convención por parte de Trinidad
y Tobago, la Corte consideró que era competente además para
conocer de aquellos hechos de naturaleza continua o permanente
cuyo inicio se produjo antes de la entrada en vigor de la denuncia. 29

3. Competencia “Exclusiva”. - Son varios los interrogantes que se plantean a


la hora de abordar esta tipología de foros. Como apunta el profesor Silva:

¿Por qué interesa o puede interesarle al legislador, al juzgador y al estudioso


la competencia exclusiva o incluso la concurrente? ¿De qué sirve que un
Estado, además de establecer que es competente para un asunto, sostenga
a la vez que esa competencia le es exclusiva? ¿Qué efectos jurídicos
produce que una ley afirme que sus tribunales poseen competencia
exclusiva?

Estas preguntas deben contextualizarse en el monopolio que para una


determinada categoría de litigios el legislador ha querido recoger respecto a
sus tribunales. Debemos empezar por su justificación. El señalamiento de

27
Caso Ivcher Bronstein, op. cit., supra nota 23, párr. 36, y Caso del Tribunal Constitucional vs. Perú.
Competencia. Sentencia de 24 de septiembre de 1999. Serie C Núm. 55, párr. 36.
28
Caso Ivcher Bronstein, ibídem, párrs. 32-54, y Caso del Tribunal Constitucional, ibídem, párrs. 31-53.
29
Caso Caesar vs. Trinidad y Tobago. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia 11 de marzo 2005. Serie C Núm.
123, párrs. 5-11. Al respecto, es necesario resaltar que en dicho caso se consideró un hecho continuado, un
proceso judicial, criterio que posteriormente fue revertido por la Corte. Véase, por ejemplo, Caso García Prieto
y Otro vs. El Salvador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de noviembre
de 2007. Serie C Núm. 168, párr. 43.
ciertos supuestos como exclusivos, a la hora de otorgar competencia judicial
civil internacional a unos determinados tribunales nacionales, suele
fundamentarse en la estrecha relación existente entre el supuesto de hecho
planteado y el territorio de ese Estado. Si comentábamos que el requisito que
debía reunir un foro de atribución de competencia era la razonabilidad, ahora
damos un paso más; así, cuando hablamos de un foro de atribución de
competencia exclusivo, este test de razonabilidad cobra una mayor exigencia
debiendo reunir “otro elemento de peso que justifique tal jerarquización” y
protagonismo.30 En otras palabras:
(…) toda consagración de un foro exclusivo debería ir avalada por la
identificación de un interés suficiente que lo exija. La mera suficiencia
exigida al índice de vinculación entre un supuesto y el Estado hace
que, por regla general, tanto en un sistema de jurisdicción autónomo
como en uno convencional o comunitario, la jurisdicción atribuida sea
de carácter concurrente.31
Se requiere un fuerte interés del Estado en la materia, una estrecha
vinculación del supuesto de hecho con su ordenamiento y territorio, así como
que la materia sea considerada como “sensible” para intentar justificar la
existencia y previsión de foros de atribución de competencia exclusivos.32
Conceptos como los de soberanía, intereses públicos, organización
socioeconómica y política, inoperatividad, seguridad del tráfico
inderogabilidad, rondan en el diseño de estos foros exclusivos de atribución
de competencia judicial civil internacional. Si bien para poder demostrar la
existencia de estos foros exclusivos es necesario alegar la presencia de un
gran interés estatal en dicha materia, se ha llegado a señalar que a veces
dicho interés se difumina en los conceptos de tradición, inercia o
conveniencia. Cabe resaltar la importante tarea que representa la
determinación de que un foro es o no exclusivo, eso por los efectos que
desencadena. Así, una vez determinada la competencia judicial civil
internacional de unos tribunales nacionales debe abordarse si ésta es
atribuida con carácter exclusivo o alternativo.33 Exclusividad que no priva a
estos criterios de conexión de ser foros especiales por razón de la materia,
ya que se configuran en atención al objeto del proceso, eso sí, revistiéndolos
de una característica peculiar representada por su exclusividad y exclusión

30
Fernández Arroyo, D. P., op. cit., p. 62.
31
Pérez Vera señala que de “fuerte vinculación del objeto de tales litigios con su ordenamiento que son los
que se hallan mejor situados para resolver las controversias sobre la materia de la que conocen”. Pérez Vera,
E. et al., op. cit., pp. 311, 336 y 337.
32
Fernández Arroyo afirma que: “Se requiere un fuerte interés del Estado en una materia y una estrecha
vinculación del litigio con su ordenamiento. En este sentido sostiene que la existencia del segundo factor es
un elemento constitutivo del primero”. Fernández Arroyo, D. P. (coord.), op. cit., pp. 160 y 161.
33
para con el resto de los Estados. Así, a la hora de redactar una norma de
competencia judicial civil internacional con un criterio de conexión
considerado como exclusivo, se afirma que ese órgano jurisdiccional será el
único que podrá entrar a conocer y resolver el supuesto de hecho planteado.
La anterior afirmación desencadena dos consecuencias, una formulada en
sentido negativo y otra en sentido positivo:
a) La primera consiste en afirmar que la existencia de una norma de
competencia judicial civil internacional, con un punto de conexión que
le otorga el carácter de exclusiva, supone que ningún otro tribunal
nacional puede entrar a conocer de ese supuesto de hecho y darle
solución.
b) La segunda supone afirmar que el tribunal nacional, señalado por el
punto de conexión exclusivo, debe necesariamente entrar a conocer
del supuesto sin posibilidad de rehusarse. En este orden de ideas, la
declaración de exclusividad de la norma de competencia judicial civil
internacional respecto de un determinado órgano jurisdiccional impide
“el desplazamiento”34 de la competencia, en sentido positivo hacia otro
tribunal y en sentido negativo declarando incompetente al tribunal
señalado por el punto de carácter exclusivo. Es lo que se ha venido a
denominar como el “doble efecto excluyente”.
c) La realización de tres actos procesales. La falta de recognoscibilidad
de decisiones extranjeras pronunciadas en clara violación o
intromisión de los foros exclusivos declarados en la normativa de otro
Estado; así como, la necesaria prestación de auxilio judicial
internacional y la realización de medidas cautelares respecto de
bienes o personas ubicadas en su territorio.
d)

4. Competencia “Facultativa”. -

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