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RECUERDO DE ALGUNAS COSAS PARA EL COMENTARIO

Debe hacerse en primer lugar una introducción histórica no excesivamente larga,


porque el objeto del comentario no es demostrar lo mucho que sabemos de Historia de la época,
sino saber relacionar el fondo de nuestros conocimientos con el aspecto concreto que los textos
nos muestran. Se trata de situarlo en el marco de los acontecimientos que suceden en ese
momento en el espacio y en el tiempo. Como ya se sabe, en este apartado del trabajo se debe ir
desde lo más general a lo particular, por ejemplo, desde los acontecimientos europeos a los que
suceden en España, siendo la exposición de éstos el punto de partida para el comentario. Debe
seguir el comentario del texto para pasar finalmente a las conclusiones. Se puede señalar una
estructura en esta manera:

Previo (opcional): visión global del tema a tratar en las relaciones con su
contexto histórico, intentando una visión generalizadora de la Historia.

A- INTRODUCCIÓN HISTÓRICA

1- Hay que partir de cómo se presenta el tema a comentar en la Historia europea de


forma específica: planteamiento y breve evolución.

2- Pasar después a su manifestación en el espacio histórico más próximo e ir


descendiendo en el tiempo hasta llegar al momento que se presenta en el texto de comentario.
Puede incluir una primera identificación de acontecimientos y personajes que ayuden a situar el
tema en un contexto reconocible.

En este primer apartado deben evitarse los planteamientos generalizadores y demasiado


teóricos: siempre con los pies en espacios y tiempos concretos.

B- COMENTARIO DE TEXTOS:

Como ya se sabe, el modelo que se plantea en este examen son dos bloques, “a” y ” b”,
de dos textos cada uno, de los que se debe elegir uno de los bloques entero. Los dos textos que
se encuentran en cada bloque expresan dos formas de ver el acontecimiento, normalmente
encontradas.

En este momento, el alumno debe en primer lugar haber comprendido perfectamente lo


que se dice en los textos propuestos, lo que sólo requiere una atenta lectura. Es aconsejable
dedicar en principio la atención a cada texto por separado; en primer lugar, identificando los
autores de los mismos, porque su personalidad siempre nos ofrece claros apoyos para prever sus
ideas; a continuación es preciso registrar los personajes y hechos que aparecen y utilizarlos para
apreciar cómo el autor toma posición sobre el asunto, tanto por lo que se nos dice como por la
forma en que se hace, prestando atención a los argumentos que utiliza. Posteriormente, es
conveniente hacer una primera comparación entre lo expuesto en ambos textos, intentando
básicamente registrar los diferentes puntos de vista y señalando lo que se considere más

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significativo para caracterizar ambas opiniones. El ideal, que no se pide en un examen, pero es a
lo que hay que aspirar, es a un análisis integral de los textos desde el fondo y desde la forma.
Debe advertirse que no se trata expresar nuestra opinión y citar lo que el texto dice para
atestiguarla, sino lo contrario: utilizar el texto para crearnos una opinión. En cualquier caso,
debe evitarse aquí el parafraseo, a no ser que la cita sea precisa o de absoluta importancia para
el análisis, y esto es algo que se debe realizar en el apartado de las conclusiones.

C- CONCLUSIÓN:

Es aquí cuando interviene el análisis personal, que, por supuesto, ya estaba presente en
el momento anterior, pero ahora es cuando se plantea la intervención del historiador, en primer
lugar, situando los hechos de una forma clara y escueta; después, opinando acerca de la
verosimilitud histórica de los hechos según el planteamiento de los dos autores, de forma que se
pueda obtener una conclusión primera acerca de la realidad del hecho histórico y de la
credibilidad de quienes lo relatan. Naturalmente, esta reflexión sobre los hechos debe ir
acompañada por pruebas tomadas de los textos, para lo que se ha llevado a cabo el trabajo
preliminar en la segunda parte del comentario.

Una vez “fijado” el acontecimiento y realizada la crítica, textual y del contenido, se


puede pasar a las consecuencias que lo relatado va a tener. En este momento planteaba yo la
idoneidad de hacerlo de manera invertida a lo realizado en la primera parte; es decir, partiendo
de lo que sucede en el momento en que el texto nos cuenta los acontecimientos, pasar a lo que
conocemos que va a suceder después, intentando relacionar los hechos del pasado con los del
presente y del futuro, dando en este momento más importancia al porvenir.

En resumen:

a- El apartado “A” mira esencialmente al pasado y es una preparación para el


comentario, porque se queda en el umbral del mismo.

b- El apartado “B” es el presente histórico, en donde lo que merece nuestra atención


son los hechos tal y como están sucediendo y como se nos cuentan, siempre con un breve desvío
al pasado o al futuro para explicar los acontecimientos inmediatos, según los autores del relato
lo hagan para llevar a cabo mejor su propósito.

c- El apartado “C” parte del pasado para situarse especialmente en el presente y, a


partir de la crítica textual y de los conocimientos adquiridos en los textos y por el estudio,
explicarnos lo que sucede y la trascendencia del hecho para el futuro desde el nivel particular
hasta los más generales de la política o la vida del Reino, de Europa y del mundo. Aquí
interviene el juicio personal de autor, que debe estar apoyado en lo que llamamos
“justificaciones”, datos objetivos expuestos de forma ordenada que atestigüen los juicios del
investigador.

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