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 E – 27-100-A-75

Fracturas de esfuerzo
del pie y del tobillo
F. Banal, A. Gervaise, C. Glanowski, L. Bialé, I. Imbert, D. Lechevalier

Las fracturas por compresión son lesiones óseas que se producen sin que exista un ante-
cedente de traumatismo o una anomalía focal del hueso y que están relacionadas con
la aplicación de compresiones repetidas. Clásicamente, se distinguen dos subgrupos: las
fracturas por insuficiencia ósea en un hueso afectado por una osteopatía fragilizante y
las fracturas de esfuerzo en un hueso sano, causadas por compresiones inusuales. Las
fracturas de esfuerzo, descritas en la segunda mitad del siglo XIX en jóvenes reclutas mili-
tares, representan un trastorno de adaptación del hueso al esfuerzo. En el ámbito civil se
observan con frecuencia en la práctica clínica, sobre todo en deportistas profesionales o
aficionados. Esencialmente se expresan por dolores mecánicos, localizados en el hueso
afectado. Las localizaciones en el pie y el tobillo están relacionadas sobre todo con la
marcha o la carrera a pie. El diagnóstico se sospecha en la anamnesis en presencia de
factores favorecedores, vinculados esencialmente a una actividad deportiva demasiado
intensa o a una modificación de dicha actividad en el marco de un entrenamiento mal
dirigido. Las manifestaciones clínicas varían en función de la localización ósea pero no
permiten confirmar el diagnóstico, que sigue siendo radiológico, excepto en relación con
las bases y diáfisis metatarsianas, en las que la presión sobre la cara dorsal despierta un
dolor agudo que señala el diagnóstico. Debido a la escasa sensibilidad de la radiogra-
fía en las fases precoces, para visualizar la fractura a menudo será necesario recurrir a
las nuevas pruebas de imagen en cortes. La ecografía, un procedimiento de bajo coste,
accesible, no invasivo y no irradiante, ha ido ocupando un lugar cada vez mayor en el
diagnóstico precoz de las fracturas de esfuerzo de los huesos corticales superficiales. Así,
se han comunicado numerosos casos en relación con diversas localizaciones del pie y
del tobillo. Sin embargo, esta técnica prometedora no ha sido validada en ningún estu-
dio multicéntrico. Se tratarán de forma sucesiva las diversas localizaciones del pie y del
tobillo y, en cada una de ellas, las características fisiopatológicas y clínicas, así como los
rendimientos de las pruebas de imagen y las soluciones terapéuticas.
© 2018 Elsevier Masson SAS. Todos los derechos reservados.

Palabras clave: Fractura de esfuerzo; Deporte; Fractura del pie; Fractura del tobillo

Plan ■ Localizaciones en el tobillo 13


Maléolo peroneo 13
■ Introducción 1 Maléolo tibial 14
Región metafisoepifisaria baja de la tibia 15
■ Reseña histórica 2
■ Factor desencadenante 2
■ Fisiopatología 2  Introducción
■ Factores favorecedores 2
Factores extrínsecos 2 Las fracturas por compresión son lesiones óseas que se
Factores intrínsecos 3 producen sin que exista un antecedente de traumatismo o
una anomalía focal del hueso y que están relacionadas con
■ Pronóstico 4 la aplicación de compresiones repetidas. Clásicamente,
■ Localizaciones en el pie 4 se distinguen dos subgrupos: por una parte, las fracturas
Metatarsianos 4 por insuficiencia ósea como consecuencia de compresio-
Hueso navicular 8 nes mecánicas normales ejercidas sobre un hueso que
Calcáneo 9 presenta una osteopatía fragilizante generalizada, cuya
Sesamoideos del hallux 10 etiología más común es la osteoporosis. En este caso, la
Astrágalo 11 fractura se produce en un contexto de insuficiencia ósea.
Cuboides 12 Por otra parte, las fracturas de esfuerzo que se producen a
Cuneiformes 12 consecuencia de tensiones mecánicas inusuales, excesivas
Primera falange del gran artejo 12 y repetidas, pero en este caso en un hueso sano.

EMC - Podología 1
Volume 20 > n◦ 2 > mayo 2018
http://dx.doi.org/10.1016/S1762-827X(18)89273-2
E – 27-100-A-75  Fracturas de esfuerzo del pie y del tobillo

Este artículo se limita al estudio de las fracturas de


esfuerzo del pie y el tobillo, usualmente observadas en
 Factor desencadenante
deportistas profesionales o aficionados y en el ámbito El antecedente de un esfuerzo inusual, intenso y repe-
militar. La sospecha diagnóstica se incrementa en rela- tido es un factor etiológico constante en las fracturas de
ción directa con el nivel deportivo. La lesión puede afectar esfuerzo y debe buscarse en la anamnesis. En el caso de
a casi todos los huesos del pie y del tobillo. Los puntos las fracturas por estrés del pie y el tobillo, las causas prin-
comunes son, por una parte, la presencia de dolor de tipo cipales son la marcha o la carrera a pie en el ámbito civil
mecánico, sin antecedente manifiesto de traumatismo, o militar, aficionado o profesional. Esto es más frecuente
en un contexto de esfuerzo o de hiperactividad y, por cuanto más elevado es el nivel deportivo, que conduce
otra, la normalidad de las pruebas de laboratorio en tér- a algunos atletas a un exceso de entrenamiento deleté-
minos de inflamación y equilibrio fosfocálcico. Según su reo [14] . Este antecedente también se encuentra en un
localización, sólo difieren las pruebas de imagen, siempre ambiente amateur, donde el deseo de ponerse en forma
necesarias para el diagnóstico diferencial, y las opciones conduce a algunos excesos deportivos [14] . Su ocurrencia
terapéuticas, variables según la localización, la duración también se puede observar en caso de sobrecarga funcio-
de los síntomas y el nivel deportivo. nal del pie de causa no deportiva como, por ejemplo, una
visita turística o una mudanza.

 Reseña histórica
 Fisiopatología
Las fracturas de esfuerzo se describieron en el ámbito
militar en los metatarsianos de jóvenes reclutas. En 1885, Según la ley de Wolff, el hueso presenta una remo-
Breithaupt, cirujano militar prusiano, las describió por delación fisiológica en respuesta a tensiones mecánicas.
primera vez, pero sugirió erróneamente un origen teno- Comienza por una fase de reabsorción osteoclástica que
sinovial [1] . En 1887, Pauzat, médico militar francés, fue el requiere como máximo 3 semanas y provoca microle-
primero en sospechar una afección ósea, denominándola siones (microcracks) en la estructura ósea normal. Esta
«periostitis osteoplástica de los metatarsianos después de fase va seguida por otra de formación ósea osteoblás-
marchas prolongadas» [2] . Diez años más tarde, el descu- tica, durante aproximadamente 3 meses [15] , que repara
brimiento de los rayos X permitió confirmar su hipótesis las microlesiones formando hueso nuevo e impidiendo
gracias a la publicación realizada por Stechow de las pri- las posibilidades de propagación. Cuando la reabsorción
meras radiografías de fracturas de esfuerzo [3] . En 1905, osteoclástica supera a la formación ósea osteoblástica,
Kirschner señaló que las alteraciones radiológicas apare- debido a un estrés mecánico considerable el hueso se
cían de forma tardía, alrededor de 2-3 semanas después vuelve más frágil y la fractura se produce por propagación
de las manifestaciones clínicas [4] . En 1925, Deutchlander de las microlesiones debido a la insuficiencia ósea locali-
demostró otras localizaciones y efectuó el primer estudio zada y transitoria. La fractura de esfuerzo forma parte de
general [4] . La descripción de la fractura por insuficiencia un proceso continuo que se extiende desde la remodela-
es más reciente. En 1954, Singer publicó casos de frac- ción ósea normal hasta la fractura manifiesta. Por lo tanto,
turas de la tibia sin antecedente de traumatismo, pero es una patología de adaptación del hueso al esfuerzo,
además sin actividad excesiva ni anomalía ósea focali- durante la cual se aceleran los procesos de transformación
zada [5] . La actual denominación de fracturas por estrés ósea, con un desequilibrio localizado entre los fenóme-
es atribuida a Pentecost [6] . En la década de 1970, la gam- nos fisiológicos de reabsorción y de reconstrucción del
magrafía ósea hizo posible la detección más precoz de las hueso. Así, como la carrera a pie provoca tensiones 3-
fracturas por estrés, inmediatamente después de la apa- 8 veces mayores que la marcha, se comprende por qué es
rición de las manifestaciones clínicas, demostrando en particularmente responsable de fracturas de esfuerzo [14] .
ocasiones la existencia de lesiones multifocales [4] . En la
década de 1980, estas fracturas fueron objeto de nume-
rosas publicaciones, en su mayoría referidas al ámbito  Factores favorecedores
militar, que reunían varios cientos de casos [7–10] . La tomo-
grafía computarizada (TC) ha facilitado la detección de Desde su descubrimiento, numerosos autores han des-
las fracturas en zonas anatómicas complejas. La resonan- crito el problema de la fractura de esfuerzo sin un
cia magnética (RM) es tan sensible como la gammagrafía consenso claro sobre su etiología. La etiología de estas frac-
para la detección precoz de las lesiones, con la ventaja de turas es multifactorial [16] . Por lo tanto, se estudiarán los
una mayor especificidad. De forma reciente, la ecografía principales factores de riesgo, con distinción de factores
ha demostrado ser apta para el diagnóstico de las frac- favorecedores extrínsecos e intrínsecos.
turas de esfuerzo corticales de los huesos superficiales en
las fases precoces, tanto en el pie como en el tobillo. En
una revisión sistemática de las publicaciones de las diver- Factores extrínsecos
sas técnicas de imagen con inclusión de la radiografía, la
gammagrafía ósea, la RM, la TC, la termografía y la eco- Régimen de entrenamiento
grafía, la RM ha sido recomendada como el método de Un alto volumen de entrenamiento es un factor
elección. En este estudio, sólo la ecografía tiene un grado importante de aparición de fractura de esfuerzo [17] .
de recomendación A, mientras que todas las otras pruebas En numerosos estudios en corredores se demuestra una
tienen un grado B o C. Además, sólo la ecografía demues- correlación positiva entre el kilometraje semanal y la
tra una evaluación de calidad QUADAS de 11-14, si se incidencia de las fracturas de esfuerzo [17] . Asimismo,
excluyen los estudios que usan la ecografía terapéutica y los bailarines de ballet que entrenan más de 5 horas
no diagnóstica [11] . Sin embargo, los autores no incluyen por semana tienen un riesgo significativamente mayor
la ecografía en el árbol de decisiones. Por último, en dos de fractura de esfuerzo que los que entrenan menos de
estudios recientes se ha evaluado la tomografía por emi- 5 horas [17] . Variaciones rápidas, incluso abruptas en la
sión de positrones acoplada a la RM para el diagnóstico de duración, la frecuencia o la intensidad de los programas de
las fracturas por estrés [12, 13] . Estos estudios preliminares entrenamiento también aumentan el riesgo para el atleta
aún no han sido confirmados por estudios más amplios. de desarrollar una fractura de esfuerzo. La reducción de la
Sin embargo, el coste y la accesibilidad de esta técnica intensidad o de la frecuencia de los programas de entrena-
de imagen hacen poco probable su uso en la práctica miento se acompaña de una disminución de la incidencia
corriente. de las fracturas de esfuerzo en los reclutas militares, con

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independencia de su sexo [17] . Así, el respeto de períodos Microestructura ósea


de sueño mínimos y la reducción de las marchas acumu-
Actualmente está bien establecido que la microestruc-
lativas han permitido disminuir en el 62% la incidencia
tura ósea contribuye a la resistencia ósea [16] . Entre las
de las fracturas de esfuerzo en el ejército israelí [18] .
técnicas de exploración de esta microestructura, el análisis
fractal en radiografía del calcáneo es un método validado
Calzado desde 1994 [23] .
El calzado cumple un gran papel en la reducción del Se calcula a partir de las líneas de niveles de gris de la
impacto del pie en el suelo y permite cierta estabilidad al imagen radiológica digitalizada. El valor de la dimensión
controlar los movimientos del pie y del tobillo. La antigüe- fractal D se sitúa teóricamente entre 1 y 2. El parámetro
dad del calzado, y no tanto su coste, es el mejor indicador fractal H se relaciona con la dimensión fractal D mediante
de sus cualidades de absorción del impacto contra el suelo. la ecuación H = 2 – D. El valor H se calcula en 36 direc-
Así, Gardner et al han demostrado que el entrenamiento ciones del espacio, y el promedio de los resultados de H
con un calzado de más de 6 meses de antigüedad aumen- (Hmean) representa el resultado final para la imagen [16] .
taba el riesgo de fractura de esfuerzo, sin que se observara Este índice, que se ha revelado más bajo en deportistas
ninguna correlación con el coste del calzado [19] . En un fracturados que en un grupo de control, podría servir
metaanálisis Cochrane, el uso de ortesis plantares parece como factor predictivo, aunque para confirmar estos resul-
reducir la incidencia de fracturas de esfuerzo en los reclu- tados son necesarias investigaciones complementarias [16] .
tas militares. Sin embargo, esto no ha sido demostrado en
atletas que practican carrera a pie [20] . Un estudio reciente Sexo
se interesa por el impacto de las zapatillas minimalis-
tas, muy populares entre los corredores (más del 25% de La mayoría de los autores señalan una incidencia más
las ventas de zapatillas para correr en la actualidad) y alta de las fracturas de esfuerzo en la población feme-
supuestamente menos responsables de lesiones, a pesar nina, tanto en militares como en deportistas [16] . Entre las
de muy poca evidencia científica tangible. En este estu- hipótesis planteadas, los trastornos del ciclo menstrual se
dio de 10 corredores experimentados seguidos durante observan de forma sistemática como factor favorecedor y
1 año desde su paso de una zapatilla tradicional a una han dado lugar a la tríada de la mujer atleta, establecida
minimalista, los autores han observado en todos los corre- en 1992 por el American College of Sports Medicine, com-
dores lesiones producidas tras un promedio de 2,8 meses puesta por tres elementos: trastornos del ciclo menstrual,
desde la transición: ocho fracturas de esfuerzo metatar- carencias nutricionales y osteoporosis. Así, el hipoestroge-
sianas, una fractura de esfuerzo calcánea y un paciente nismo provoca un aumento de la reabsorción ósea y una
con ruptura de la aponeurosis plantar. Sólo dos pacientes disminución de la formación, impidiendo la reparación
siguieron corriendo con zapatillas minimalistas sin sufrir de las microfracturas inducidas por las tensiones [16] . Hay
una nueva lesión. Por lo tanto, es probable que el cambio estudios en los que se ha demostrado que la anticoncep-
de calzado y no el propio calzado haya sido responsable ción oral tendría un efecto preventivo de las fracturas de
de las lesiones observadas [21] . esfuerzo en la mujer atleta [17] .

Superficie de entrenamiento Edad


La superficie de entrenamiento de los atletas también El papel de la edad en el riesgo de fracturas de esfuerzo
podría contribuir al riesgo de fractura de esfuerzo. Sin en la mujer atleta no ha sido establecido. Los estudios en
embargo, los estudios sobre este tema son divergentes y las reclutas militares sobre este tema son divergentes [17] .
no permiten llegar a una conclusión definitiva [17] . Asimismo, la mayoría de los estudios no muestran corre-
lación entre la edad y la incidencia de las fracturas de
Tipo de deporte esfuerzo. Esto podría explicarse por factores de confusión
Además de las incidencias de fractura de esfuerzo, varia- como el nivel de actividad física preexistente, el estado
bles según el tipo de deporte, los velocistas y saltadores hormonal, los valores de la DMO y el nivel de entrena-
sufrirían más fracturas de esfuerzo del pie, mientras que miento [17] .
los corredores de media y larga distancia sufren más frac-
turas de esfuerzo de los huesos largos y de la cintura Etnia
pélvica [17] . La incidencia de las fracturas de esfuerzo es significati-
vamente más elevada en la mujer caucásica y asiática que
Factores intrínsecos en la mujer afroamericana. Esto se debería a las diferencias
en la remodelación ósea y el pico de masa ósea [16] .
Densitometría ósea
En la mayoría de los estudios no se observa ninguna Fatiga y masa muscular
asociación entre densidad mineral ósea (DMO) baja y Una masa muscular considerable ejerce un efecto pro-
resistencia ósea. En consecuencia, no tiene un interés tector al disminuir las fuerzas de compresión sobre las
actualmente demostrado [16] . superficies corticales en los miembros inferiores [24] . Ade-
más, en un estudio se señala una disminución de la
Geometría ósea absorción de las fuerzas de impacto junto con el aumento
Aunque la geometría ósea contribuye a las propiedades de la fatiga muscular durante los esfuerzos de resisten-
mecánicas del hueso, no es posible definir un valor umbral cia [25] .
que permita involucrar a este parámetro con certeza en la
génesis de la fractura [16] . Así, en un estudio de los factores Factores nutricionales
anatómicos que favorecen las fracturas del 5.◦ metatar-
siano no se han demostrado modificaciones significativas Las carencias nutricionales y las restricciones calóricas,
de la estructura del pie [22] . voluntarias o no, pueden acentuar el riesgo de fractura de
esfuerzo. El estudio de Armstrong [26] demuestra que una
Marcadores bioquímicos pérdida de peso rápida durante el ciclo de entrenamiento,
que refleja un equilibrio calórico y energético negativo, es
Ningún estudio ha permitido demostrar un marcador un factor de riesgo para los militares de ambos sexo. Podría
de remodelación ósea como un predictor de una fractura expresar una carencia calórica o proteínica nefasta para la
de esfuerzo [16] . remodelación ósea o bien, lo que parece más probable,

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Cuadro 1. ximales, se explican por fuerzas de compresión, mientras


Fracturas de esfuerzo de alto riesgo o de bajo riesgo según su que para los otros metatarsianos alega más bien meca-
localización en el pie y el tobillo. nismos de flexión y de tracción. Milgrom destaca el
Alto riesgo Bajo riesgo antecedente de fuerzas verticales [36] . Así, el 1.er meta-
tarsiano, debido a su diámetro considerable comparado
Navicular Calcáneo con los otros metatarsianos, resistiría mejor a la onda
5.◦ metatarsiano Los otros metatarsianos de choque. Asimismo, debido a su mayor movilidad
Maléolo medial Maléolo lateral dorsoplantar, los metatarsianos 4.◦ y 5.◦ estarían menos
Astrágalo Cuboides expuestos a las compresiones gracias a un efecto amorti-
Sesamoideo Cuneiformes
guador, aunque en general el 4.◦ metatarsiano es el más
estrecho. En cambio, los metatarsianos 2.◦ y 3.◦ , más lar-
una pérdida de masa muscular que expone a una reduc- gos y más finos que los otros y mantenidos de manera
ción de la fuerza muscular, constituyendo un elemento más rígida en el tarso, con un verdadero encastre «en
protector. almena» de la base del 2.◦ metatarsiano en la interlínea
En los últimos años han aparecido cada vez más estu- de Lisfranc, son más sensibles a las compresiones [36] . Sin
dios que involucran a la carencia vitaminocálcica como embargo, un estudio reciente con 50 bailarinas profesio-
un factor favorecedor de las fracturas de esfuerzo. La nales no revela influencia de la longitud del segundo dedo
deficiencia en la ingesta vitamínica y cálcica sería fre- y del segundo metatarsiano sobre la frecuencia de las frac-
cuente, como lo demuestra un estudio en gimnastas de turas de la base del 2.◦ metatarsiano [37] . Asimismo, en otro
alto nivel [27] . Asimismo, una carencia de 25 OH vita- estudio, los autores no observan diferencias biomecánicas
mina D3 se correlaciona con un mayor riesgo de fractura estáticas en la incidencia de las fracturas del 3.er metatar-
de esfuerzo en reclutas militares finlandeses [28] . Además, siano. En cambio, sí encuentran diferencias biomecánicas
un estudio revela que una suplementación vitamino- dinámicas significativas, con aumento de la fase de apoyo
cálcica permite reducir en el 20% la incidencia de las del antepié, aunque el bajo número de casos no permite
fracturas de esfuerzo en mujeres reclutas [29] . Así, algunos sacar conclusiones definitivas [38] . Algunas malformacio-
autores recomiendan una suplementación vitaminocál- nes del pie probablemente desempeñen un papel. Así, se
cica como prevención de las fracturas de esfuerzo en las ha publicado la aparición de cuatro fracturas de esfuerzo
reclutas militares [30] . Por último, en un estudio reciente consecutivas y unilaterales en un paciente afectado por
con 27 futbolistas japoneses, se señala que una concentra- una deformación del antepié en varo [39] .
ción de 25 OH vitamina D3 inferior a 30 ng/ml aumenta Para algunos autores, la hipótesis de que el cansan-
de forma significativa el riesgo de fractura de esfuerzo cio muscular altera la capacidad de amortiguación de
del 5.◦ metatarsiano, una localización de alto riesgo, con las compresiones explicaría la mayoría de las fracturas
un cociente de probabilidades (OR) de 23,3 (intervalo de esfuerzo. Así, Sharkey et al han demostrado que la
de confianza [IC] 95% de 2,06-264,17) [31] . El conjunto contracción de los flexores largos de los dedos permite
de estos elementos se orienta hacia una suplementación disminuir las tensiones en flexión sobre los metatarsia-
sistemática, teniendo en cuenta la importante relación nos [40] . Un estudio prospectivo con 30 personas apunta
beneficio/riesgo del suministro de vitamina D. un elemento adicional a esta explicación fisiopatológica.
Por último, en dos estudios se ha demostrado una corre- Demuestra la influencia de la fatiga muscular en rela-
lación entre carencia de hierro y riesgo de fractura de ción con las compresiones metatarsianas, lo que podría
esfuerzo en mujeres reclutas militares [32, 33] . Sin embargo, explicar la frecuencia de las localizaciones, en particu-
estos datos requieren confirmación en estudios futuros. lar en los metatarsianos 2.◦ y 3.◦ [41] . Los investigadores
han estudiado a 30 corredores y triatletas entrenados (un
promedio de 60,8 ± 28,2 km por semana), haciéndo-
 Pronóstico los correr en una cinta rodante hasta el agotamiento,
midiendo la actividad electromiográfica de superficie en
Clásicamente, se distinguen las fracturas de alto y bajo 14 músculos y la presión plantar con plantillas provis-
riesgo, según su riesgo de evolución hacia la seudoartro- tas de sensores de presión. Las medidas han demostrado
sis, la fractura completa o la desplazada y, por tanto, la un aumento de la fuerza máxima, del pico de presión
indicación quirúrgica [34] . En el Cuadro 1 se presentan las y del impulso de las cabezas metatarsianas 2.a y 3.a y
localizaciones óseas según su riesgo respectivo. de la parte medial del mediopié al final del ejercicio. Al
mismo tiempo, se demostró una disminución significativa
de la actividad electromiográfica en los músculos gastroc-
 Localizaciones en el pie nemios y sóleo [41] . Respecto a las fracturas de la base
del 2.◦ metatarsiano, se plantea el efecto de las traccio-
Metatarsianos nes ligamentosas durante la flexión plantar forzada [42] .
Por último, en la fisiopatogenia de las fracturas de la base
Epidemiología del 5.◦ metatarsiano está implicada la hipovascularización
metafisodiafisaria [43] .
Ésta es la descripción original de las fracturas de
esfuerzo, que son las más frecuentes y las que más se han
descrito en relación con el pie. Su frecuencia en las gran- Clínica
des series recientes es del 8-38% del total de las fracturas
Las manifestaciones dolorosas del antepié, de tipo
de esfuerzo, con un promedio de alrededor del 20%. En
mecánico, suelen ser progresivas. A menudo se
las localizaciones del pie, esta frecuencia supera el 50%.
acompañan de edema del dorso del pie. Durante la
Entre los metatarsianos, el 2.◦ y el 3.◦ encabezan amplia-
evolución, la persistencia de las tensiones puede causar
mente la lista de las localizaciones en todas las series
un cuadro invalidante con cojera, ya sea de forma espon-
publicadas. Después se afectan, por orden de frecuencia,
tánea o inmediatamente después de un traumatismo
los metatarsianos 4.◦ , 1.◦ y 5.◦ . Aparte de su localización en
menor, lo que a veces obliga al paciente a caminar
el 5.◦ metatarsiano, se trata de una fractura de bajo riesgo.
apoyando el talón. En la exploración física se encuentra
una tumefacción dorsal más o menos amplia que rellena
Patogenia los valles intermetatarsianos y que a veces simula una
Las explicaciones fisiopatológicas son variables y artritis o celulitis. Este elemento es particularmente obvio
dependen de la localización y de los autores. Así, para en comparación con el lado sano. De forma excepcional
Devas [35] , las fracturas del 1.er metatarsiano, siempre pro- se puede observar una equimosis dorsal. La palpación

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Figura 1. Fractura de esfuerzo del cuello del 2.◦ metatarsiano:


aposición perióstica.

Figura 3. Fractura de esfuerzo de la base del 1.er metatarsiano:


osteocondensación.

Figura 2. Fractura de esfuerzo de la base del 2.◦ metatarsiano:


aposición perióstica.

Figura 4. Fractura de esfuerzo de la cabeza del 2.◦ metatar-


dorsal de cada metatarsiano en toda su longitud permite
siano: esclerosis en banda.
revelar un punto doloroso con buen valor de localización.
Asimismo, la flexión dorsal forzada de la cabeza metatar-
siana puede despertar dolor en el foco de fractura situado permite descartar el diagnóstico. Otro hecho que desta-
proximalmente. Por último, el dolor es desencadenado car es la práctica de incidencias oblicuas para despejar
por pruebas de apoyo de puntillas. el trazo cortical, a veces invisible en proyección antero-
Algunas fracturas tienen particularidades. Así, la frac- posterior. En caso de fractura cortical, en la fase inicial
tura del cuello o de la base del 2.◦ metatarsiano se observa se puede demostrar la fisura como «un cabello sobre
más a menudo en las bailarinas. El dolor a veces sólo se porcelana». Esto podría revelarse a las 3 semanas de evo-
manifiesta con la elevación en punta. En caso de fractura lución. Tras este lapso suele producirse una aposición
de la cabeza metatarsiana, la localización intraarticular del perióstica en forma de fino ribete paralelo a la diáfisis
trazo puede simular una artritis metatarsofalángica [44] . y que parece dividirla (Figs. 1 y 2). Inicialmente difusa,
Por último, la fractura proximal de la tuberosidad del se engrosa de forma gradual haciéndose cada vez más
5.◦ metatarsiano suele confundirse con la fractura «de nítida, a veces exuberante, y puede confundirse con una
Jones», de origen traumático. Las fracturas de esfuerzo patología maligna. Después de las 6-8 semanas empieza
son metafisodiafisarias y más distales, mientras que las a aparecer el callo óseo fusiforme que toca uno u otro
fracturas de Jones se encuentran en la tuberosidad. borde metatarsiano, a veces los dos si hay fractura de
En casos de fracturas diagnosticadas de forma tardía, el ambas corticales, con un aspecto de densificación medu-
dolor y el edema son menores, pero en el tallo diafisa- lar. En caso de lesión del hueso esponjoso, como en
rio puede advertirse una tumefacción dura y oblonga que las fracturas de la base del 1.er metatarsiano, se observa
corresponde al callo óseo. una osteocondensación intramedular metafisodiafisaria,
lineal, perpendicular a las trabéculas óseas, de aparición
constante y tardía (Fig. 3). En caso de fractura de la cabeza
Pruebas de imagen
de los metatarsianos, después de la 4.a semana se distin-
Radiografía simple gue una esclerosis en banda o puntiforme en el seno de
En numerosas publicaciones se describen perfecta- la cabeza metatarsiana que desaparece con la evolución
mente los diversos aspectos radiológicos de las fracturas. (Fig. 4). Sin embargo, la esfericidad está conservada, lo que
Sin embargo, es importante recordar que aunque la mayo- permite distinguir esta patología de la osteonecrosis de
ría de las radiografías iniciales son normales, esto no las cabezas metatarsianas [44] . Otra entidad particular que

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Figura 7. Fractura de esfuerzo del 2.◦ metatarsiano (corte


frontal): hematoma perióstico, hiperseñal en ventana Doppler
potencia.

Dolor

Figura 5. Fractura de esfuerzo de la base del 5.◦ metatarsiano. +


Radiografía

+
Ecografía

Tratamiento
+
RM

±
Sólo en caso
de duda
diagnóstica
en la RM

Gammagrafía +
ósea

Figura 8. Árbol de decisiones. Algoritmo de decisiones en caso


de sospecha de fractura por compresión metatarsiana.

trar una zona hipoecoica, correspondiente al hematoma


Figura 6. Fractura de esfuerzo del 2.◦ metatarsiano (corte perióstico, y un aspecto discontinuo de la cortical ósea
sagital): ruptura cortical, hematoma perióstico, hiperseñal en como indicio de la ruptura cortical que certifica el diag-
ventana Doppler potencia. nóstico de fractura. En modo Doppler potencia se puede
demostrar una hipervascularización del hematoma y de
merece describirse es la fractura de esfuerzo del 5.◦ meta- los tejidos blandos adyacentes (Figs. 6 y 7). Esta semiolo-
tarsiano. Se sitúa a 1,5 cm de la punta de la tuberosidad gía se correlaciona perfectamente con la que se observa en
del metatarsiano y se dispone en sentido transversal al RM. Los autores de este artículo han dirigido un estudio
eje mayor del hueso (Fig. 5). La clasificación radioclínica piloto de 37 pacientes con dolor mecánico del antepié de
de Torg [45] permite distinguir tres tipos: el tipo I en caso menos de 3 meses de evolución, tomando como técnica
de dolor agudo y, en las radiografías, un trazo de fractura de referencia la RM [48] . Con una sensibilidad, una especi-
fino, asociado a una leve hipertrofia cortical o una reac- ficidad, un valor predictivo positivo y un valor predictivo
ción perióstica y sin esclerosis medular; el tipo II en caso negativo del 83, 76, 59 y 92%, respectivamente, la eco-
de dolor crónico y, en las radiografías, un trazo de fractura grafía se revela superior a la radiografía en el diagnóstico
más ancho con callo incipiente y esclerosis intramedular, precoz de fractura de estrés. Dada su disponibilidad, su
y, por último, el tipo III, con aspecto de seudoartrosis, bajo coste y su carácter no invasivo y no irradiante, los
trazo de fractura muy ancho y una diáfisis totalmente autores proponen integrarla en un nuevo algoritmo de
obstruida por la esclerosis. diagnóstico en caso de sospecha de fractura metatarsiana
de estrés (Fig. 8). Desde entonces se han publicado varios
Ecografía casos [49, 50] . Sin embargo, queda por realizar un estudio
La primera descripción ecográfica en modo B de fractura multicéntrico para validar de forma definitiva esta prueba
metatarsiana data de 1992 [46] . Los autores de este artículo de imagen muy prometedora.
han demostrado la capacidad de este método para un diag-
nóstico precoz y han descrito con precisión la semiología Gammagrafía ósea
ecográfica de las fracturas de estrés metatarsianas, a par- Demuestra una hipercaptación, como indicio de la
tir de un caso confirmado mediante RM [47] . En modo B, osteoblastosis local, en las tres fases del procedimiento.
en cortes sagitales y frontales dorsales se puede demos- Dado que no es una técnica específica, para tener

6 EMC - Podología
Fracturas de esfuerzo del pie y del tobillo  E – 27-100-A-75

I D

Figura 9. Fractura de esfuerzo del 2.◦ metatarsiano: hipercap-


tación localizada. Vista plantar.

Figura 11. Fractura de esfuerzo de la base del 3.er metatar-


siano: trazo de fractura en hiposeñal en T2.

debido a la captación de contraste por el edema óseo peri-


férico.

Tratamiento
El tratamiento se basa sobre todo en la interrupción de
la actividad responsable de la lesión. El objetivo principal
es evitar una fractura completa o, si ésta ya se ha pro-
ducido, el desplazamiento del foco de fractura. Para las
fracturas de los metatarsianos 2.◦ , 3.◦ y 4.◦ , que son las
más frecuentes, el tratamiento se basa en una descarga
más o menos completa del antepié, ya sea por una sim-
ple limitación de las actividades de marcha en caso de
síntomas menores, o bien con un zapato de descarga del
Figura 10. Fractura de esfuerzo del cuello del 3.er metatar- antepié de tipo Barouk en caso de síntomas más inten-
siano: hiperseñal T2 intramedular extendida a los tejidos blandos sos. La contención con yeso o resina no se recomienda.
adyacentes. Las actividades físicas se pueden reanudar a partir de la
sexta semana. Respecto al primer metatarsiano y en caso
de fractura completa con desplazamiento en curso, una
carácter de orientación la hipercaptación debe correspon-
reducción ortopédica es ilusoria. Hay que hacer una fija-
der a la localización del dolor y al contexto clínico (Fig. 9).
ción cuneometatarsiana con agujas e inmovilización con
Su único interés es la demostración de focos de fractura
resina sin apoyo hasta la ablación de las agujas [51] . Las
múltiples, sintomáticos o no. En caso de negatividad, el
fracturas de la base del 2.◦ metatarsiano necesitan un
diagnóstico de fractura de esfuerzo puede ser excluido.
tratamiento particular, en función del plazo diagnóstico,
RM debido al riesgo de seudoartrosis y de artropatía, muy fre-
Actualmente es la técnica de elección en el diagnóstico cuente. Se recomienda inmovilización con yeso o resina
precoz cuando éste es indispensable, porque es más espe- y descarga completa del miembro afectado. A veces es
cífica que la gammagrafía ósea. Sin embargo, por su coste necesario un tratamiento quirúrgico con ablación del frag-
y baja disponibilidad se la reserva para casos particula- mento, asociado o no a una artrosis local. En caso de
res en los que la radiografía y la ecografía no permiten fractura de las cabezas metatarsianas, se recomienda una
el diagnóstico. En secuencias T1 presenta una hiposeñal descarga del antepié durante 4 semanas con un zapato de
con realce tras la inyección de gadolinio. En secuencias T2 tipo Barouk [44] . Por último, respecto a las fracturas del
con saturación de la señal de la grasa/supresión de la señal 5.◦ metatarsiano, el tratamiento depende de la clasifica-
de la grasa (FatSat) por inversión-recuperación (STIR), se ción de Torg [45] . En caso de fractura de tipo I se propone un
observa una hiposeñal intramedular que se extiende a los tratamiento ortopédico sin apoyo del miembro. En caso
tejidos blandos adyacentes (Fig. 10). El trazo de fractura, de fractura de tipo II se propone el tratamiento quirúr-
inconstante, se revela en forma de un ribete en hiposeñal gico. Respecto al tratamiento quirúrgico de las fracturas
en cada una de las secuencias T1 o T2 FatSat/STIR (Fig. 11). de esfuerzo metafisarias del 5.◦ metatarsiano de tipo III,
En secuencia T1 con gadolinio, esta hiposeñal se refuerza con dolor crónico, es imperativo hacer un injerto tras

EMC - Podología 7
E – 27-100-A-75  Fracturas de esfuerzo del pie y del tobillo

resección de los bordes óseos, una repermeabilización del terior, un esguince del mediopié o una ascitis plantar.
conducto diafisario y, sobre todo, un montaje rígido con En la exploración física minuciosa se detecta a menudo
placa, si es posible bloqueada. dolor durante la presión y la percusión de la parte dorsal
del mediopié, que puede irradiarse hacia el arco medial.
Torg [57] describe un sector entre el tendón del tibial ante-
Hueso navicular rior y el extensor del dedo gordo, que corresponde a la
Epidemiología porción dorsal central del navicular y es dolorosa durante
la presión en el 81% de los casos, al que Khan [53] deno-
El primer caso publicado data de 1970 [52] . La mayor mina «punto navicular» (N-spot).
serie descrita, con 150 casos, fue publicada en 1994 [53] .
Las fracturas de esfuerzo del hueso navicular suelen des- Pruebas de imagen
cribirse como bastante infrecuentes [15] . La incidencia
estimada de las series de la década de 1980 es del 0,7-2,4% Radiografía simple
de todas las fracturas de esfuerzo. Sin embargo, debido a La sensibilidad de las radiografías para el diagnóstico de
un mejor conocimiento de la patología y de la disponibi- las fracturas de esfuerzo naviculares es baja. Esto ha sido
lidad de las modernas técnicas de imagen, esta incidencia demostrado por Pavlov [58] en un estudio retrospectivo
se ha estimado en el 14-35% de las fracturas de esfuerzo [15] donde sólo cinco de las 23 fracturas naviculares fueron
y es una de las fracturas más frecuentes en atletismo. El identificadas en las radiografías simples. Tras la nueva
diagnóstico de la fractura de esfuerzo del hueso navicular lectura de las radiografías a la luz de las gammagrafías
es difícil, lo que explica un plazo promedio de 4-7,2 meses positivas, sólo se detectaron nueve de las 23 fracturas navi-
desde el inicio de los síntomas. Este retraso diagnóstico y culares. En una revisión de las publicaciones, Khan [53] ha
terapéutico de las lesiones puede tener serias consecuen- demostrado que el 83% de las fracturas de esfuerzo del
cias en el atleta. Por lo tanto, los médicos deportivos deben hueso navicular son incompletas en la presentación ini-
sospechar esta patología en caso de dolor vago e impre- cial y que en las radiografías simples sólo se identifica el
ciso del mediopié o del tobillo en un atleta [15] . Ésta es una 24%, frente al 81% en caso de fracturas completas. Esta
fractura de alto riesgo. baja sensibilidad se explica por dos razones: por una parte,
las fracturas de esfuerzo incompletas son visibles después
Patogenia de la reabsorción osteoclástica y, por otra parte, una ver-
dadera incidencia anteroposterior del hueso navicular es
Las fracturas de esfuerzo naviculares se orientan en el difícil de obtener.
plano sagital y se localizan en el tercio medio del hueso.
La vascularización y factores biomecánicos hacen que el Gammagrafía ósea
hueso navicular esté particularmente expuesto a las frac- La gammagrafía ósea con tecnecio 99m es el proce-
turas de esfuerzo. El hueso navicular está cubierto por dimiento de primera línea cuando las radiografías son
cartílago articular en tres de sus caras y recibe la vascula- negativas o no contributivas. La sensibilidad de esta téc-
rización por pequeñas ramas de las arterias pedias y tibial nica es cercana al 100% [53] . Para ser considerada positiva,
posterior [15] . Un estudio microangiográfico en cadáveres la hipercaptación gammagráfica debe visualizarse en las
revela que sólo los polos medial y lateral están bien vascu- tres fases del estudio. Sin embargo, debido a la baja especi-
larizados, mientras que el tercio central es relativamente ficidad de la gammagrafía, a menudo es necesario efectuar
avascular [54] . Durante la marcha, el navicular está some- pruebas complementarias.
tido a un efecto de cizallamiento en relación con la torsión TC
entre el 1.◦ y el 2.◦ metatarsiano, transmitida a través de La TC es la prueba de referencia para el diagnóstico de
las articulaciones naviculocuneiformes rígidas, y la com- las fracturas de esfuerzo del hueso navicular. Se efectúa
presión astragalina sobre la parte proximal y medial del sin inyección, en cortes finos (inframilimétricos) y con
navicular [15] . El análisis de las presiones sobre el navicular reconstrucciones multiplanares. La tasa de falsos nega-
en cadáveres muestra que son mayores en el tercio medio tivos es del 7-11% [15] . La TC resulta útil para analizar
del hueso [55] . Algunos autores han descrito variaciones las características de la fractura, y permite distinguir las
anatómicas como factores predisponentes del desarrollo fracturas parciales de las completas y/o desplazadas. Las
de fracturas de esfuerzo. Sin embargo, no hay consenso fracturas se producen en la parte proximal y dorsal de la
y, en un estudio comparativo entre atletas con o sin frac- cortical, propagándose en el plano sagital hacia la zona
tura de esfuerzo navicular, no se ha observado ninguna plantar y distal del hueso. Saxena [58, 59] ha propuesto una
diferencia significativa [56] . Los errores vinculados al entre- clasificación basada en las imágenes tomográficas, sepa-
namiento y al sobreuso repetido son los factores comunes rando las fracturas en tres grupos: tipo I, ruptura cortical
que conducen al desarrollo de fracturas de esfuerzo navi- dorsal; tipo II, extensión de la fractura al cuerpo del hueso
culares. navicular; tipo III, extensión a la cortical opuesta. Sin
embargo, esta clasificación no se ha impuesto hasta el
Clínica momento.
Las fracturas de esfuerzo del hueso navicular suelen RM
observarse en atletas que practican un deporte basado en
La RM tiene una gran sensibilidad para el diagnóstico de
aceleración y cambios de velocidad y dirección, lo que
las fracturas de esfuerzo naviculares. Un edema medular
genera cargas repetidas de alta intensidad. Los pacientes
óseo potenciado en T2 FatSat o STIR aparece de forma pre-
se quejan de dolor del retropié o del mediopié, a menudo
coz. Sin embargo, este edema no supone necesariamente
plantar y de tipo mecánico. Los síntomas suelen tener una
una fractura y puede reflejar la respuesta ósea a una sobre-
evolución lenta e insidiosa. El dolor se presenta primero al
carga. Asimismo, las fracturas de esfuerzo crónicas con
principio y al final del entrenamiento, y se alivia durante
bordes escleróticos dan falsos negativos [53] . Así, salvo en
los períodos de descanso. Después el dolor se vuelve más
caso de que sea imposible acceder a la TC, la RM no es una
intenso y persiste a pesar de la interrupción del entrena-
exploración diagnóstica de primera línea después de una
miento.
gammagrafía ósea positiva, debido a su coste y al hecho
Las fracturas de esfuerzo naviculares son particulares
de que no brinda datos adicionales.
debido a la pobreza de las manifestaciones clínicas. A
menudo no se observa tumefacción, deformación ni equi-
mosis. La fuerza muscular y la amplitud articular suelen
Tratamiento
ser normales. Las manifestaciones clínicas simulan con Estas fracturas de esfuerzo tienen un alto riesgo de
frecuencia una tenosinovitis del tibial anterior o pos- evolución hacia una fractura completa. Por esta razón,

8 EMC - Podología
Fracturas de esfuerzo del pie y del tobillo  E – 27-100-A-75

es necesario efectuar tratamientos médicos y quirúrgicos


agresivos [55] . El tratamiento médico agresivo se basa en
una inmovilización con yeso que impida el apoyo hasta la
consolidación de la fractura. La elección entre tratamiento
médico y tratamiento quirúrgico depende de las caracte-
rísticas de la fractura y de las expectativas del paciente en
cuanto a la reanudación de sus actividades. Lo primero
sería comenzar un tratamiento médico por inmoviliza-
ción con yeso durante al menos 6 semanas. Cuando el
dolor disminuye por efecto de la inmovilización, se puede
reanudar el apoyo y comenzar la rehabilitación funcional.
Si este efecto no se produce, se usará una bota de marcha
hasta la desaparición del dolor. El regreso a la actividad
completa se puede demorar hasta 8 meses.
El tratamiento quirúrgico se basa en una fijación con Figura 12. Fractura de esfuerzo del calcáneo: banda de con-
tornillo percutáneo o en una vía de acceso al foco de densación perpendicular a las trabéculas óseas.
fractura. Este tratamiento se reserva en general para las
fracturas crónicas, desplazadas o con seudoartrosis. En su Entre los síntomas más frecuentes se incluye un dolor
estudio de 21 fracturas naviculares, Torg et al alcanzaron plantar o difuso del talón, que se agrava al caminar y
el éxito terapéutico en el 100% de los pacientes tratados cede en reposo, lo que puede obligar al paciente a cami-
por inmovilización durante 6-8 semanas, con un prome- nar de puntillas con el talón ligeramente levantado. El
dio de regreso a la actividad de 3,8 meses [57] . Para Saxena dolor suele aumentar con el esfuerzo y pueden presentarse
et al [58, 59] , el regreso a la actividad y el recurso a la cirugía discinesias. En ocasiones, los síntomas simulan una fasci-
dependían del tipo de fractura, según su clasificación: el tis plantar, una lesión por taconazo, una tendinopatía o
plazo promedio fue de 3 meses para las fracturas de tipo I, una bursitis. La exploración física revela el dolor del talón
3,6 meses para las fracturas de tipo II y 6,8 meses para durante la compresión transversal bidigital, entre el pul-
las fracturas de tipo III. Se recurrió más a la cirugía en las gar y el índice. También se puede despertar dolor mediante
fracturas de tipo II y III para permitir una reanudación la presión posterior o plantar del talón. La temperatura del
más rápida de la actividad. Por lo tanto, para los atletas, talón puede ser más elevada que la de los tejidos vecinos
estos autores recomiendan un tratamiento más agresivo o del talón contralateral, pero esto no es sistemático. De
con inclusión de cirugía precoz, con el fin de minimizar manera muy inconstante se observa un edema que afecta
la pérdida de tiempo de entrenamiento y de competicio- a todo el talón, en particular un endurecimiento que borra
nes sin afectar al éxito terapéutico. Para los pacientes con el canal retromaleolar medial. El tendón calcáneo es indo-
una fractura de tipo I se prefiere la inmovilización con loro a la palpación, y la marcha de puntillas también es
yeso [60] . Se han propuesto tratamiento con ultrasonidos indolora. No es frecuente observar equimosis, ya que la
y estimuladores eléctricos, pero no es posible adelantar cortical ósea suele estar intacta.
ninguna prueba de eficacia [61] .
Pruebas de imagen
Calcáneo Radiografía simple
La radiografía simple puede mostrar, tras un plazo
Epidemiología mínimo de 2-3 semanas desde el comienzo de los sín-
La incidencia de las fracturas de esfuerzo calcáneas en tomas, una banda de osteocondensación de 2-7 mm de
las publicaciones es variable. La mayoría de las grandes ancho y 1-5 cm de largo en el hueso esponjoso, perpendi-
series se refieren a reclutas militares. La frecuencia de estas cular a las trabéculas óseas (Fig. 12), la mayoría de las veces
fracturas varía entre el 20-25% según las series. Las frac- en la parte posterior del calcáneo [63] . Este signo se observa
turas bilaterales son frecuentes, entre el 33-75% de los particularmente bien en las proyecciones laterales, pero
casos en las diferentes series publicadas [62] . Se trata de algunos autores también usan incidencias axiales u obli-
una fractura de bajo riesgo. cuas [64] . No suele observarse ningún desplazamiento ni
pérdida del ángulo de Bohler. Tampoco se produce una
Patogenia reacción cortical porque la fractura, desarrollada en el
hueso esponjoso, rara vez se extiende al hueso cortical [65] .
Además del clásico factor favorecedor de un aumento de
la actividad física, el calzado inadecuado y las superficies Gammagrafía ósea
duras han sido implicados en el desarrollo de las fractu- La gammagrafía ósea, por su sensibilidad cercana al
ras de esfuerzo del calcáneo [62] . También podrían estar 100%, es claramente superior a la radiografía simple y
favorecidas por anomalías biomecánicas como el pie cavo, revela la fractura de forma más precoz. Sin embargo, su
una malformación calcánea o una anomalía de longitud falta de especificidad obliga a asociarla en la práctica a un
de los miembros inferiores. La acción contrariada de los seguimiento radiológico o tomográfico para no pasar por
músculos y los tejidos blandos, en particular tendones y alto otras causas de hipercaptación como las osteomielitis
aponeurosis plantar, ha sido implicada en la génesis de las o, más raramente, las neoplasias. Por lo general, hay una
fracturas calcáneas. Esto podría explicar por qué algunas hipercaptación del trazador, sobre todo en la parte poste-
actividades que requieren un alto grado de contracción rior del calcáneo. Las hipercaptaciones inferiores o muy
concéntrica o excéntrica de los gastrocnemios, como el localizadas suelen observarse en las lesiones por taconazo
salto, el paracaidismo o la posición de pie prolongada, o en las entesopatías.
predisponen a las fracturas de esfuerzo calcáneas [62] .
RM
La RM es muy sensible y relativamente específica para
Clínica el diagnóstico de las fracturas de esfuerzo. Por su carácter
Los pacientes pueden presentar diferentes síntomas. no invasivo y su mayor especificidad, en esta indicación
Como los síntomas se agravan de forma progresiva en algunos la prefieren a la gammagrafía. Otros la reservan
un período de 3-8 semanas y la mayoría de las radiogra- para los casos en que las manifestaciones clínicas, la radio-
fías iniciales son normales, el diagnóstico a menudo se grafía simple y la gammagrafía ósea son equívocas [62] . El
retrasa. De forma típica, el paciente presenta una tumefac- edema medular óseo asociado a la fractura de esfuerzo
ción dolorosa del talón después de una actividad inusual. puede observarse como una hiperseñal potenciada en

EMC - Podología 9
E – 27-100-A-75  Fracturas de esfuerzo del pie y del tobillo

Figura 13. Fractura de esfuerzo del calcáneo: trazo de fractura


Figura 14. Fractura de esfuerzo del sesamoideo lateral.
en hiposeñal en T1.

T2 en secuencias FatSat/STIR. En secuencias potenciadas que las de los sesamoideos laterales [70] . Esta patología a
en T1, la señal normal de la médula es sustituida por menudo se describe en relación con los deportes de resis-
una hiposeñal. El propio trazo de fractura puede obser- tencia, como la carrera a pie, el fútbol y la danza [71] . Los
varse en hiposeñal en secuencias potenciadas en T1 y T2 sesamoideos forman parte de las localizaciones de alto
FatSat/STIR (Fig. 13). Demostrarlo permite distinguir las riesgo.
fracturas de esfuerzo de otras causas de edema óseo como
una infección o un tumor. Patogenia
Ecografía Situado justo debajo de la cabeza del 1.er metatarsiano,
el sesamoideo medial es el más expuesto a la presión
En las publicaciones figura un solo caso de fractura
directa que, asociada a la tracción de los músculos intrín-
por compresión del calcáneo. Se trataba de una fractura
secos, explicaría la mayor frecuencia de las fracturas de
por insuficiencia ósea en una paciente anciana [66] . Sin
esfuerzo en esta localización [69] . También se menciona al
embargo, dado que la fractura no suele alcanzar la corti-
pie cavo como factor favorecedor.
cal ósea, el diagnóstico ecográfico sólo puede considerarse
en caso de equimosis.
Clínica
Tratamiento Las manifestaciones clínicas serían más a menudo
insidiosas, pero también pueden ser repentinas. En la
El tratamiento de las fracturas de esfuerzo del calcáneo
exploración física, la dorsiflexión del dedo gordo despierta
varía según la gravedad y la intensidad del dolor. Ante
un dolor agudo. También se verifica la presencia de rubor,
todo es conservador, ya que en esta localización la frac-
calor o edema local. La palpación selectiva del sesamoideo
tura suele sanar de forma espontánea. El tratamiento se
medial o lateral puede revelar un síndrome doloroso de
basa en el descanso del apoyo del talón y la prevención
escasa intensidad. La flexión plantar y, sobre todo, la dor-
de la evolución hacia la fractura completa [62] . En las publi-
siflexión forzada del dedo gordo son elementos clínicos
caciones de larga data, el tratamiento de las fracturas de
orientadores.
esfuerzo del calcáneo se basaba en reposo estricto en cama
durante 1 semana, seguido de la reanudación progresiva
del apoyo con muletas y tacón de goma de 1 cm. Las mule- Pruebas de imagen
tas se usaban hasta que mejoraba el dolor, alrededor de Radiografía simple
4-6 días después, y los síntomas desaparecían por com- Casi siempre posibilita el diagnóstico, ya que, debido a
pleto en 4-6 semanas [62] . Las publicaciones más recientes las tracciones, las fracturas siempre se acompañan de una
proponen un reposo relativo inicial, seguido de la reanu- separación de los fragmentos, en sentido transversal o lon-
dación gradual del apoyo con calzado adecuado (excluir gitudinal (Fig. 14). Para no confundir la fractura con un
zapatos sin tacón de tipo mocasín, sandalias, etc.) y tacón sesamoideo bipartito, una variante fisiológica que afecta
compensador para limitar las tracciones del tendón cal- al 10% de la población (de forma bilateral y simétrica en el
cáneo y favorecer el apoyo sobre el antepié, reduciendo 84% de los casos) [72] , se recomienda una radiografía com-
así el apoyo sobre el talón [62] . Un tratamiento sintomá- parativa con las incidencias específicas de Walter-Müller o
tico puede ser útil, pero no por ello debe prescindirse Güntz. A diferencia del sesamoideo bipartito, las fracturas
del reposo relativo. A veces hay dolores residuales que tienen un aspecto irregular con bordes afilados.
ceden al cabo de 6 meses. Un solo autor propone un tra-
tamiento quirúrgico en los casos más graves y resistentes Tomografía computarizada
al tratamiento conservador, en el contexto de fractu- Las reconstrucciones coronales pueden ser útiles para
ras conminutas del calcáneo que se propagan hasta la demostrar el trazo de fractura en caso imagen radiológica
articulación subastragalina [62] . El tratamiento preventivo dudosa (Fig. 15).
consiste en mejorar el calzado, en particular con una Gammagrafía ósea
buena amortiguación del talón. Debido a la antigüedad de las series, es el examen más
frecuentemente reportado. Se señala una hipercaptación
Sesamoideos del hallux puntiforme. Sin embargo, su falta de especificidad, debido
a la invisibilidad del trazo de fractura y a la ausencia de
Epidemiología exploración de los tejidos blandos adyacentes, determina
que en caso de radiografía no contributiva hoy se reco-
La primera descripción, efectuada por Schunke, data de
miende la RM.
1901 [67] . La mayor serie de fracturas de esfuerzo de los
sesamoideos del dedo gordo incluye 62 casos y fue publi- RM
cada por Kewenter en 1936 [68] . Su frecuencia es baja y ha Las primeras descripciones de las imágenes en RM se
sido estimada en el 0,9% en la serie de Matheson [69] . Las remontan a 1994 [73] . Las fracturas de esfuerzo recientes
fracturas de los sesamoideos mediales son más frecuentes se expresan por una hiposeñal en secuencia potenciada

10 EMC - Podología
Fracturas de esfuerzo del pie y del tobillo  E – 27-100-A-75

mentoso plantar, con riesgo una deformación en hallux


flexus (cock-up) en el 10-20% de los casos [71] . La escisión
completa sólo puede proponerse en caso de haberse reali-
zado una artrodesis metatarsofalángica y se haya obtenido
la fusión. La escisión parcial de un fragmento de hueso
sesamoideo, proximal o distal, sólo puede proponerse
si afecta como máximo a un cuarto del volumen del
sesamoideo. Necesita una reinserción ligamentosa en un
minitornillo de anclaje. Esta reinserción es posible sólo en
el sesamoideo medial. El caso más difícil de tratar es el de
las seudoartrosis de una fractura de esfuerzo sesamoidea
en el tercio central. A veces se produce una separación
interfragmentaria. Se puede proponer una osteosíntesis
con minitornillo o cerclaje que, desde el punto de vista
Figura 15. Fractura de esfuerzo del sesamoideo medial en técnico, resulta difícil en todos los casos, o una artrorrisis
corte tomográfico coronal. metatarsofalángica, que consiste en un bloqueo temporal
de la articulación en flexión moderada con una o dos agu-
jas durante 5-6 semanas, a veces completada con abrasión
plantar de la superficie sesamoidea mediante técnica per-
cutánea. Desde el punto de vista histológico, se observa
una cicatriz fibrosa o una seudoartrosis [74] .

Astrágalo
Epidemiología
Esta localización es bastante infrecuente: menos del 1%
de los casos de fractura de esfuerzo. La primera descripción
data de 1965 [75] , con dos casos publicados. Desde enton-
ces se han comunicado algunos casos aislados, hasta hace
poco con la mayor serie publicada, de 56 casos, cinco de
ellos bilaterales [76] . Según esta serie, el 67% de las fractu-
ras corresponde al cuello del astrágalo, el 25% al cuerpo y
el 8% a la cola [76] . Esta fractura tiene la particularidad de
asociarse, en la mayoría de los casos, a otras localizacio-
nes en los huesos adyacentes. Así, en la serie de Sormaala,
sólo el 21% de las fracturas de esfuerzo del astrágalo eran
aisladas [76] . Ésta es una localización de alto riesgo.

Clínica
El dolor suele ser insidioso, de aparición progresiva en
el compartimento lateral del tobillo, más bien anterior
que posterior, incluso mal localizado. En ocasiones, hay
edema local. La exploración física brinda pocos datos,
en particular en el caso más frecuente de la lesión del
Figura 16. Fractura de esfuerzo del sesamoideo medial: trazo cuello. Si la fractura afecta el cuerpo o la cola del astrá-
en hiposeñal T2. galo, permite demostrar un trastorno de la articulación
subastragalina. La palpación del seno del tarso puede ser
dolorosa, especialmente en las lesiones del cuello.
en T1. En secuencias potenciadas en T2 FatSat/STIR se
observa una hiperseñal que traduce el edema medular
óseo (Fig. 16). La hiperseñal se extiende a los tejidos Pruebas de imagen
blandos. Con la evolución, la hiperseñal ósea disminuye La radiografía puede mostrar un trazo de osteoesclerosis
debido a la formación de tejido fibroso. en la cabeza del astrágalo, que es la localización más fre-
cuente, pero en general pocas fracturas son visibles en una
Tratamiento fase precoz (uno de los 56 casos de la serie de Sormaala) [76] .
En la gammagrafía se observa una hipercaptación astra-
Se basa en un tratamiento conservador durante 2- galina localizada, en banda o a veces más difusa. La TC
6 meses [72] . En fase precoz se recomienda reposo más o permite visualizar, en las formas avanzadas, imágenes de
menos completo del gran artejo mediante interrupción de condensación tardía, así como una fisura que siempre
la práctica deportiva, descarga del antepié con un zapato empieza en la articulación subastragalina y se dirige hacia
de tipo Barouk, el uso de zuecos, ortesis plantares con arriba en una extensión variable. Sin embargo, el proce-
una barra retrocapital y, a veces, una plantilla de des- dimiento de elección es la RM, que demuestra de forma
carga durante 4-6 semanas. La curación clínica se verifica precoz un edema medular óseo inespecífico y, sobre todo,
por la desaparición del dolor, correspondiente al tiempo el trazo de fractura característico [76] (Fig. 17).
necesario para la cicatrización fibrosa. Este plazo es de 4-
6 meses. El tratamiento quirúrgico se reserva para los casos
refractarios. Respecto al tratamiento quirúrgico de las seu-
Tratamiento
doartrosis de una fractura de esfuerzo de los sesamoideos, El tratamiento médico con interrupción de la activi-
la escisión completa de un sesamoideo medial o lateral, dad deportiva durante 4-6 semanas, con o sin supresión
aunque ha sido recomendada en las publicaciones anti- del apoyo, es la conducta terapéutica más adecuada en la
guas, no puede proponerse hoy en día en una persona mayoría de los casos diagnosticados de forma precoz. Así,
activa o deportista; los resultados son altamente aleatorios todos los pacientes de la serie de Sormaala fueron trata-
debido a la desestabilización completa del aparato liga- dos con reposo de 2-4 semanas, sin necesidad de ortesis

EMC - Podología 11
E – 27-100-A-75  Fracturas de esfuerzo del pie y del tobillo

Figura 17. Fractura de esfuerzo del astrágalo: trazo en Figura 18. Fractura de esfuerzo del cuboides: hiperseñal intra-
hiposeñal T1. medular en secuencia de inversión-recuperación (STIR).

estabilizadora del tobillo, yeso o cirugía [76] . De manera óseo, asociada a una hiperseñal de los tejidos blandos cir-
excepcional, las fracturas del cuello astragalino diagnosti- cundantes [77] . Sin embargo, no detecta el trazo de fractura
cadas de forma tardía se tratan mediante cirugía. (Fig. 18).

Tratamiento
Cuboides Según la intensidad del dolor, consiste en una simple
Epidemiología y patogenia limitación de la carga con autorización del apoyo y, a
veces, en inmovilización con bota amovible durante 4-
Las fracturas de esfuerzo del cuboides son sumamente 6 semanas. El tiempo de inmovilización depende de la
infrecuentes y sólo se han publicado unos pocos casos [77] . persistencia del dolor.
Así, en un estudio a partir de una serie de 113 casos
de fracturas de esfuerzo en militares croatas, los autores
encontraron un solo caso [78] . Esta baja incidencia pro- Cuneiformes
bablemente resulte de las bajas cargas que soporta esta
zona, que se distribuyen entre el antepié, el mediopié y el Epidemiología
retropié. El retropié soporta el 60% del peso del cuerpo, el Esta localización es muy infrecuente, con pocos casos
antepié el 28% y el mediopié el 8% [77] . Por lo tanto, las publicados. El primer caso fue descrito por Maseritz en
fracturas de esfuerzo del cuboides serían el resultado de la 1936 [79] . Los cuneiformes medial y lateral son los más
relación estrecha entre este hueso y el tendón del peroneo frecuentemente afectados.
largo. El cuboides es el punto de apoyo del peroneo largo
para estabilizar el 1.er radio del pie. En caso de inestabili- Clínica
dad de la articulación mediotarsiana, como en el caso de
un pie de tipo pronador, el cuboides se convierte en un El dolor de tipo mecánico se localiza en el mediopié y
punto de apoyo menos estable y soporta mayores cargas, a veces se acompaña de una tumefacción local en la base
de los tres primeros metatarsianos.
con el resultado de una fractura de esfuerzo [77] . Ésta es
una localización de bajo riesgo.
Pruebas de imagen
Clínica Los cuneiformes son huesos trabeculares y, por tanto,
la fractura, cuando es visible en la radiografía simple, se
La sintomatología es la de un síndrome doloroso del
expresa como una línea de osteoesclerosis perpendicular
borde lateral del pie, en general de aparición progresiva
a las trabéculas óseas. La gammagrafía ósea detecta una
y de tipo mecánico. A menudo no es posible localizar el
hipercaptación localizada en el cuneiforme afectado. La
dolor con precisión o no se puede distinguir del provo-
RM revela una hiperseñal en T2 FatSat o STIR, localizada
cado por una patología de los tendones peroneos. Puede
en el cuneiforme afectado por la fractura (Figs. 19 y 20).
simular un síndrome del seno del tarso debido a la pro-
ximidad de estas estructuras anatómicas. La inversión y
la eversión pasiva del pie pueden aumentar el dolor. En Tratamiento
ocasiones se observa un edema local moderado [77] . El cese de la actividad nociva es el único tratamiento
señalado en las publicaciones. Hasta ahora no se ha comu-
Pruebas de imagen nicado ningún tratamiento quirúrgico.
Radiografía simple
Como de costumbre, casi siempre es normal. Dado Primera falange del gran artejo
que el cuboides es un hueso trabecular, puede observarse
una línea de osteoesclerosis perpendicular a las trabéculas Epidemiología y patogenia
óseas. Es una lesión excepcional, con unos 20 casos publi-
Gammagrafía ósea cados, curiosamente todos japoneses [80] . Las primeras
Es la técnica de imagen más frecuentemente mencio- descripciones datan de 1987, a partir de un estudio en el
nada en las publicaciones y la exploración clave en caso que los autores señalan solamente dos casos de una serie
de radiografía normal. Detecta una hipercaptación ines- de 368 fracturas de fracturas de esfuerzo en atletas [81] . La
pecífica. mayor serie publicada incluye 10 casos [80] , todos de depor-
tistas, la mayoría menores de 20 años que practicaban
RM deportes de velocidad como la carrera corta. Se encon-
Recientemente, Dodson ha comunicado un caso de tró un hallux valgus en 23 de 24 casos publicados, en su
fractura de esfuerzo del cuboides diagnosticado por RM en mayoría vinculados a mujeres, con un ángulo medio de
un paciente de 40 años. En T2 FatSat, la RM muestra una 24◦ , lo que confirma su papel esencial en la fisiopatología.
hiperseñal del cuboides, como reflejo del edema medular Así, la tracción contrariada ejercida, por una parte por el

12 EMC - Podología
Fracturas de esfuerzo del pie y del tobillo  E – 27-100-A-75

Pruebas de imagen
La radiografía simple suele bastar para el diagnóstico al
demostrar un fragmento desprendido de la base, medial-
mente y en la zona plantar.

Tratamiento
El tratamiento se basa clásicamente en el reposo con
descarga inicial. Sin embargo, en una serie de 10 casos,
Yokoe señala cuatro casos de tratamiento quirúrgico: tres
de reducción abierta y osteosíntesis interna y un caso de
osteotomía por hallux valgus [80] .

 Localizaciones en el tobillo
Maléolo peroneo
Epidemiología
Es la localización más frecuente de las fracturas de
esfuerzo peroneas. También es la tercera en frecuencia en
la mayoría de las series de corredores. En las series recien-
tes, la frecuencia es del 7-12% [82] . Las formas bilaterales
serían más frecuentes que en las otras localizaciones. Ésta
es una localización de bajo riesgo.

Patogenia
Figura 19. Fractura de esfuerzo del cuneiforme lateral: El peroné es la verdadera ilustración de la teoría fisio-
hiperseñal T2. patológica del papel de las tracciones y/o del cansancio
muscular en la ocurrencia de fracturas de esfuerzo, ya que
no incide en los desplazamientos. Así, las tracciones ejer-
cidas por los flexores del tobillo y del pie podrían explicar
esta localización [83] .

Clínica
En general, el dolor se localiza en la parte baja del
compartimento anterolateral de la pierna o en la zona
retromaleolar. Aparece de forma progresiva, aunque a
veces tiene un comienzo repentino, en particular durante
la carrera a pie en terreno desigual. Puede observarse
tumefacción local y rubor e incluso un edema que a veces
abarca todo el compartimento lateral y puede simular una
tenosinovitis de los tendones peroneos. Mediante palpa-
ción se puede revelar un punto doloroso muy orientador
en la cortical de la parte distal del peroné. De forma tar-
día, también se puede observar un callo óseo. Por último,
en las publicaciones se describe un caso de fractura distal
que simula una artritis de tobillo [84] .

Pruebas de imagen
Radiografía simple
Permite el diagnóstico en la mayoría de los casos, sobre
todo tras la realización de varias incidencias anteroposte-
riores con rotaciones progresivas de la pierna. A veces las
imágenes tardan varias semanas en aparecer.
Figura 20. Fractura de esfuerzo del cuneiforme medial: trazo Ecografía
de fractura en hiposeñal T2.
La parte distal del maléolo es muy superficial y,
por tanto, perfectamente visible mediante ecografía. En
extensor largo y el aductor del dedo gordo en su cara late- modo B, puede detectar de forma precoz, al igual que en
ral y, por otra parte, por el abductor del dedo gordo y el los metatarsianos, una zona hipoecoica correspondiente
ligamento colateral medial en su cara medial, explica por al hematoma subperióstico o una ruptura de la cortical
qué la fractura se ubica en el lado medial de la base de la ósea. En modo Doppler potencia, existe una hipervascula-
1.a falange, zona de inserción de estos dos elementos [80] . rización del hematoma y los tejidos blandos circundantes
(Figs. 21 y 22). Un estudio retrospectivo reciente reporta
cuatro fracturas de esfuerzo del maléolo peroneo, diag-
Clínica nosticadas por ecografía y confirmadas por radiografía y/o
Clínicamente se manifiesta como un dolor de tipo RM [85] . Los pacientes fueron derivados en su mayoría por
mecánico del borde medial de la metatarsofalángica del sospecha de tenosinovitis del tobillo, que no fue diagnos-
dedo gordo. En ocasiones puede haber una tumefacción. ticada en ningún caso.

EMC - Podología 13
E – 27-100-A-75  Fracturas de esfuerzo del pie y del tobillo

tobillo amovibles. Si el dolor es intenso puede ser nece-


saria una bota de marcha plástica. En general, evoluciona
de manera favorable en 6 semanas. La reanudación de la
práctica deportiva es entonces posible; a veces es nece-
sario usar una férula o un vendaje temporal. Ésta es una
fractura de buen pronóstico.

Maléolo tibial
Epidemiología
La fractura de esfuerzo del maléolo tibial es una locali-
zación infrecuente, pero debe conocerse debido al riesgo
real de desplazamiento. En este sentido, forma parte de las
Figura 21. Fractura de esfuerzo del maléolo peroneo; corte fracturas de alto riesgo. Su descripción inicial fue realizada
sagital: ruptura cortical, hematoma perióstico e hiperseñal en en 1975 por Devas [35] . Los pocos casos reportados desde
ventana Doppler potencia. Se observa un artefacto creado por entonces han permitido definir los deportes involucrados:
la ruptura cortical. carrera a pie, baloncesto, fútbol, carrera de vallas, decat-
lón, salto con pértiga, gimnasia y patinaje, sobre hielo o
sobre ruedas [86, 87] .

Patogenia
Desde un punto de vista patogénico, las fuerzas de sepa-
ración hacia dentro del maléolo durante actividades de
carga podrían explicar por qué la dirección del trazo de
fractura es vertical y, en general, parte desde el ángulo
entre el techo tibial y la carilla articular del maléolo
medial. Asimismo, una tendencia al varo calcáneo es un
factor mecánico favorecedor indiscutible [86] . Siempre se
produce de forma muy progresiva, con plazos de diagnós-
tico de varios meses a 2 años, debido a que la lesión inicial
se tolera bien. En ocasiones, puede producirse un acci-
dente agudo correspondiente a una fractura, incompleta
Figura 22. Fractura de esfuerzo del maléolo peroneo; corte al principio y luego completada de manera repentina, o
frontal: hematoma perióstico e hiperseñal en ventana Doppler bien al desplazamiento del maléolo. Este accidente se pro-
potencia. También se observa un artefacto creado por la ruptura duce a menudo después de un período de inmovilización
cortical. demasiado corto [86] .

Clínica
El dolor se localiza en el compartimento medial del
tobillo, más a menudo en su parte anterior. Es de tipo
mecánico y aumenta al caminar y con la posición de
pie prolongada. En la inspección se detecta una tumefac-
ción medial que rodea el maléolo. La palpación despierta
un dolor agudo en la parte alta de la cara anterior del
maléolo medial, ligeramente por arriba y por dentro de
la cúpula astragalina. El dolor medial es desencadenado
por el «efecto tenaza» de la pinza tibioperonea. A veces,
la disposición en varo también puede despertar el dolor
medial, al igual que la dorsiflexión pasiva o en carga, que
produce una separación del maléolo en la parte anterior
más ancha del astrágalo. En cambio, la amplitud de la
articulación talocrural no está limitada; tampoco hay un
signo ligamentoso medial y las pruebas isométricas son
indoloras.

Figura 23. Fractura de esfuerzo del maléolo peroneo: trazo de Pruebas de imagen
fractura en hiposeñal con supresión de la señal de la grasa por
inversión-recuperación (STIR) en la hiperseñal intramedular STIR. Radiografía simple
Las radiografías son sistemáticas e incluyen al menos
RM y gammagrafía ósea dos proyecciones con rotaciones ligeramente distintas.
Los resultados pueden ser normales, sobre todo en las
En general, el diagnóstico se formula con facilidad
fases precoces. Sin embargo, las referencias de las publi-
mediante radiografía o ecografía. Tras la negatividad de
caciones revelan que son positivas en más del 50% de los
estas pruebas y sólo en el caso de un deportista de alto
casos. Si es visible, el trazo de fractura parte del ángulo for-
nivel, que requiere un diagnóstico precoz, la RM y la gam-
mado por el borde anterior del techo de la pinza tibial y el
magrafía ósea permiten demostrar la fractura, sin que deba
maléolo medial, asciende en sentido más o menos vertical,
esperarse la aparición del trazo en las radiografías realiza-
la mayoría de las veces en dirección oblicua hacia dentro,
das algunas semanas más tarde (Fig. 23).
y alcanza la cortical medial en caso de fractura completa.
Una muy pequeña muesca lineal radiotransparente en la
Tratamiento densidad del hueso subcondral basta para sospechar el
En todos los casos, el descanso deportivo es impera- diagnóstico. A veces se observa una zona osteolítica más
tivo. La mayoría de las veces se pueden usar férulas de redondeada.

14 EMC - Podología
Fracturas de esfuerzo del pie y del tobillo  E – 27-100-A-75

es, por tanto, una localización accesible al diagnóstico


ecográfico [85] .

Tratamiento
Las modalidades de tratamiento varían mucho en las
publicaciones y no hay ninguna serie homogénea. Sin
embargo, la frecuencia de seudoartrosis y de fracturas
traumáticas del maléolo medial es del 10-15%, por lo
que el tratamiento quirúrgico se recomienda de forma
preponderante. Según numerosos autores, el tratamiento
funcional sólo se justifica en caso de radiografía nega-
tiva y de gammagrafía positiva [86, 87] . Consiste entonces
en reposo deportivo estricto y en el uso de una ortesis
de tobillo durante 6 semanas como mínimo. La activi-
dad deportiva se puede reanudar al cabo de 3-4 meses. En
casi todos los casos de fractura completa, la conducta es
quirúrgica y consiste en osteosíntesis con tornillos, que
permite reanudar la actividad deportiva en un plazo de
D
3-8 meses.
Figura 24. Fractura de esfuerzo del tercio distal de las tibias:
banda de condensación perpendicular a las trabéculas óseas. Región metafisoepifisaria baja
de la tibia
Son fracturas de esfuerzo, infrecuentes en el depor-
tista, que afectan más a menudo a las personas mayores
en un contexto de fracturas por insuficiencia. Suelen ser
engañosas y simular una artritis del tobillo, excepcional-
mente bilateral [88] . Sin embargo, el carácter estrictamente
mecánico de los dolores, la inexistencia de un síndrome
inflamatorio en los análisis de laboratorio e incluso un
incremento moderado de las fosfatasas alcalinas a raíz de
la neoformación ósea permiten rectificar el diagnóstico.
La radiografía simple puede revelar una zona de osteo-
condensación horizontal en la zona metafisaria (Fig. 24).
El diagnóstico precoz se basa en la gammagrafía ósea o
la RM (Fig. 25), aunque debido a su situación superficial
sería posible detectar la fractura mediante ecografía. Así,
un caso de fractura bilateral diagnosticado por ecografía
ha sido reportado recientemente [89] . El tratamiento con-
siste esencialmente en la restricción de las actividades, a
veces asociada a una descarga transitoria, hecho que posi-
bilita la desaparición de los signos en 6 semanas [88] . Muy
rara vez, el tratamiento es quirúrgico [90] .

“ Punto importante
• Las fracturas de esfuerzo se producen a
consecuencia de tensiones mecánicas inusuales,
Figura 25. Fractura de esfuerzo del tercio distal de la tibia: excesivas y repetidas en un hueso sano.
trazo de fractura en hiposeñal en secuencia de inversión- • La fractura de esfuerzo es una patología de
recuperación (STIR). adaptación del hueso al esfuerzo.
• Un antecedente de esfuerzo inusual, intenso y
Gammagrafía ósea repetido es un elemento etiológico constante.
Sólo tiene interés si la radiografía es normal, pero su • Las nuevas pruebas de imagen en cortes son
positividad en este contexto es muy orientadora del diag- a menudo necesarias para hacer un diagnóstico
nóstico. precoz.
TC • La ecografía tiende a ocupar un lugar cada
Es la mejor exploración para demostrar la lesión, ya que vez más importante en el diagnóstico precoz de
la dirección del trazo hace que los planos de cortes finos las fracturas de esfuerzo de los huesos corticales
pasen forzosamente por el trazo de fractura. A veces se superficiales.
observan imágenes de aspecto quístico o lagunar menos
típico.
RM
Es tan sensible como la gammagrafía en las fases preco-
ces. Sin embargo, no es más productiva que la TC en lo  Bibliografía
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F. Banal (frederic.banal@neuf.fr).
Service de rhumatologie, Hôpital d’instruction des Armées Bégin, 69, avenue de Paris, 94160 Saint-Mandé, France.
A. Gervaise.
Service d’imagerie médicale, Hôpital d’instruction des Armées Bégin, 69, avenue de Paris, 94160 Saint-Mandé, France.
C. Glanowski.
L. Bialé.
I. Imbert.
D. Lechevalier.
Service de rhumatologie, Hôpital d’instruction des Armées Bégin, 69, avenue de Paris, 94160 Saint-Mandé, France.

Cualquier referencia a este artículo debe incluir la mención del artículo: Banal F, Gervaise A, Glanowski C, Bialé L, Imbert I, Lechevalier D.
Fracturas de esfuerzo del pie y del tobillo. EMC - Podología 2018;20(2):1-17 [Artículo E – 27-100-A-75].

Disponibles en www.em-consulte.com/es
Algoritmos Ilustraciones Videos/ Aspectos Información Informaciones Auto- Caso
complementarias Animaciones legales al paciente complementarias evaluación clinico

EMC - Podología 17

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