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¿La dificultad de las matemáticas radica en quien la enseña o en quien la

aprende?

En el actual sistema educativo, la enseñanza de las matemáticas al ser esta una

ciencia exacta, se aplica de una manera verbalista y monótona, lo que genera

temor y rechazo en la mayoría de estudiantes; a través de los tiempos muchos

docentes han culpado a sus alumnos por el modo en que ven a esta, sin

preguntarse antes si la dificultad de las matemáticas radica en su enseñanza. Es

evidente que la complejidad de los términos y conceptos hacen difícil su

asimilación, además de que la historia que se relaciona con ella no es muy

interesante en estos días, y que cada vez se emplean menos herramientas para la

optimización de este aprendizaje.

Al aplicar la matemática de una manera lúdica, el interés de los estudiantes

aumenta, ya que todo depende de cómo se les presente; Hans Magnus

Enzesberger en su libro nos corrobora esta idea, “-¡Vaya! –exclamó el diablo de

los números, sonriendo con sorna. –No quiero decir nada en contra de tu profesor,

pero la verdad es que eso no tiene nada que ver con las matemáticas. ¿Sabes

una cosa? La mayoría de los verdaderos matemáticos no sabe hacer cuentas.

Además, les da pena perder el tiempo haciéndolas, para eso están las
calculadoras. ¿No tienes una?”1; muestra que no siempre los docentes enseñan

esta ciencia de una manera agradable, además en un mundo donde todo se está

desarrollando tecnológicamente cometen el error de no aprovechar estos avances

lo que facilitaría no solo el desarrollo del pensamiento lógico, sino también la

actitud de los estudiantes hacia el mismo.

Por otra parte los docentes se empeñan en enseñar de una manera rigurosa la

matemática, donde todos los términos tienen que ser como han sido acordados a

través de la historia por conocedores de esta ciencia, Enzesberger contradice esta

idea en su libro el diablo de los números, donde muestra que al cambiar términos

hace más sencillo el aprendizaje, “-Excepto el dos- Le advirtió el anciano- Es de

primera, no lo olvides. (…) –Y ahora sigo con el tres. El tres es de primera. Todo lo

que sale de la tabla del tres no es de primera, porque se puede dividir entre tres

(…) Ahora Robert estaba encantado.” 2 evidenciando que otro problema es la

selección de textos, los docentes tienen poca creatividad al buscar este material

literario, ya que la mayoría que se emplean en la enseñanza del conocimiento

matemático son netamente matemáticos lo que hace que leerlos sea más

aburrido.

1ENZESBERGER,Hans Magnus. El diablo de los números, Madrid, Siruela, 2001, P 15.


2
ENZESBERGER, Hans Magnus. El diablo de los números, Madrid, Siruela, 2001, P 55-57.
Esta ciencia como muchas otras está ramificada, por lo cual otra de las

dificultades, es la división de los pensamientos de cada estudiante, sin tener en

cuenta que la habilidad de algunos puede ser mayor en una rama que en otra, por

ejemplo en el diablo de los números “-Rábano de dos- gritó triunfante el anciano.

Sonreía diabólicamente. (…) –Ahora adivina el tamaño del cuadrado rojo, el

inclinado. (…) –Sí, sí, sí –dijo Robert. De pronto se dio cuenta-. ¡Rábano! –

exclamó-. ¡Rábano de dos!”3 Con lo anterior Hans Magnus nos demuestra que se

pueden enseñar conceptos de una rama, a partir de otra para así facilitar la

comprensión de muchos términos y la explicación de muchos otros.

Básicamente la enseñanza de la matemática se facilita si el docente capta la

atención del estudiante, no solo explicando algunos conocimientos generales, sino

también de una forma tal que despierte el interés; al momento en que deje de lado

la costumbre de enseñar de una manera fragmentada, pues así separa los

diferentes tipos de pensamiento y esto es un elemento que podría aprovechar. Se

diría que se debe eliminar el esquema de esta ciencia como algo obligatorio y

generalizado para darle paso a un aprendizaje adecuado donde se enfatice lo

bueno.

Laura Rincón Vargas.

3
ENZESBERGER, Hans Magnus. El diablo de los números, Madrid, Siruela, 2001, P 79,78.

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