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Carlos Gallego & Susana López-Ornat (2005) El desarrollo del vocabulario

temprano. Su evaluación con el iLC. En: MªAngeles Mayor Cinca; Begoña Zubiauz
de Pedro & Emiliano Díez-Villoria (Eds) Estudios sobre la adquisición del lenguaje;
Aquilafuente, Eds. Universidad de Salamanca, 909-928. ISBN: 84-7800-511-0

El desarrollo del vocabulario temprano. Su evaluación con el -LC1


Gallego, C. y López Ornat, S.2

El i-LC (Inventario de Desarrollo Lingüístico y Comunicativo) (López Ornat et al., 2003), versión
revisada y ampliada adaptada al español de las Escalas MacArthur (Fenson et al., 1993), actualmente en fase
de baremación, se aplicó a un total de 413 niños, 175 de 8 a 15 meses (i-LC 1) y 238 de 16 a 30 meses (i-LC
2). Los datos obtenidos muestran la evolución del vocabulario en este rango de edad tanto en cantidad total
de palabras comprendidas o dichas, como en la contribución de las distintas categorías léxicas al vocabulario
total refrendando el valor del instrumento para reflejar dinámicamente la evolución del lenguaje. El
crecimiento del vocabulario se produce de manera gradual y continua aunque con periodos de aceleración. El
vocabulario comprensivo se inicia lenta y progresivamente sufriendo aceleraciones a los 11 y 15 meses. El
vocabulario expresivo es prácticamente inexistente al comienzo y se incrementa muy lentamente hasta su
despegue a los 14 meses. A partir de entonces el aumento es progresivo apareciendo fluctuaciones y picos de
desarrollo a los 24, 26-27 y 29 meses. El análisis de la composición del vocabulario obtiene resultados
próximos a los encontrados en otras lenguas (v. Caselli et al., 1995). En general, se observa que los
sustantivos enseguida sobrepasan el 50 % del vocabulario y a partir de ahí su peso se mantiene constante en
torno al 55% del total. El crecimiento de la proporción de palabras funcionales (hasta llegar al 15%) y
predicados (al 22%)se hace a costa del decremento de las fórmulas. A los 24 meses los predicados superan a
las fórmulas y a los 26 lo hacen las palabras funcionales. Por último, se da -para 16 a 30 meses- una
superposición entre el crecimiento del vocabulario y el crecimiento gramatical. Se obtienen también
correlaciones significativas de las medidas de vocabulario con las de producción de vocalizaciones. Palabras
clave: i-LC, MCDi, desarrollo del vocabulario, evaluación del vocabulario.

El desarrollo léxico se considera en la actualidad tanto un potente índice del


desarrollo lingüístico general (Maital et al., 2000), como un proceso de interés en sí mismo
por su papel motor del desarrollo lingüístico (Bates & Goodman, 1997, 1999). Hasta hace
relativamente poco tiempo, eran las reglas gramaticales y no el léxico el tipo de conocimiento
lingüístico de interés para las teorías psicolingüísticas, evolutivas o no, generativas o no. Las
reglas gramaticales eran, para casi todos, la clase de conocimiento clave a procesar o a
adquirir. Hoy, por el contrario, para casi todas las teorías -de lingüísticas a conexionistas-, la
distinción entre gramática y léxico resulta borrosa (Dale et al., 2000) con lo cual
indirectamente, el léxico ha pasado a ocupar hoy el centro de la mayoría de los modelos de
procesamiento o de adquisición gramatical (Elman, 2004). Este estado de cosas se apoya en
los datos obtenidos con nuevas técnicas y métodos de investigación desarrollados en los
últimos quince años.

Atendiendo sólo a la psicolingüística evolutiva y su tratamiento del proceso de


adquisición del léxico, cabe recordar, entre los cambios teórico-metodológicos habidos en
estos últimos años: a) el avance de las técnicas experimentales y de imagen cerebral con
niños muy pequeños, y su contribución a poner de manifiesto que los bebés son sensibles a
la estructura estadística de la lengua que los rodea, léxico incluido (Seidenberg y Elman,
1999; Bailey y Plunkett, 2002; Coady y Aslin, 2003); b) la alta probabilidad de que las
primeras palabras adquiridas funcionen como anclajes desde los que segmentar nuevas
palabras, o también, sirvan para extraer de la señal construcciones sintácticas completas de

1 Esta investigación ha sido financiada por los proyectos R-PETRI PTR1995-0412-OP y Complutense: PR3/04-12469
2 Universidad Complutense de Madrid-Equial.
las que forman parte (Tomasello, 2000 a, b); c) la asunción –por todas las teorías- de la
distinción tipo-ejemplar. Así, adquirir una palabra es adquirir un tipo (“type”) a partir de
ejemplares concretos (“tokens”), de diferentes ocurrencias de esa palabra, ejemplares que
difieren –físicamente- entre sí, y con frecuencia también lingüísticamente; d) el
conocimiento de que, a su vez, las categorías léxicas, como las operacionales Nombre,
Predicado, Functor (O´Grady 1987; Dale et al 2000; Jackson-Maldonado et al 1993; Maital et
al 2000), requieren para su definición una cierta masa crítica de tipos (Pizutto & Caselli 1992;
Marchmann y Bates 1994; Smith et al 2003) previamente adquiridos; e) la aceptación de que,
por tanto, al comienzo del proceso de adquisición léxica el conocimiento de las palabras es
sólo fragmentario, y por ello las primeras palabras se adquieren con relativa lentitud, reflejando
así el coste de aprender también cómo la nueva palabra difiere de las ya conocidas (Elman,
2004). En este proceso, al alcanzarse una cierta masa crítica de tipos, el ritmo aumenta muy
notablemente, produciendo las aceleraciones típicas de aumento del vocabulario en niños de
entre 15 y 30 meses (viejas conocidas como “explosiones” el vocabulario); f) la asunción de
que, simultáneamente, la estructura categorial emergente (o innata y activada, según teorías
lingüísticas) sostiene la generalización. De este modo, en niños con cierta amplitud de
vocabulario, puede bastar la experiencia única de una palabra nueva para adquirirla, usándola
en nuevos contextos estructurales. Esto sería posible porque tras un primer desarrollo
categorial, la nueva palabra es identificada como miembro de una categoría y adquiere
automáticamente todas las propiedades de esa categoría (López Ornat 1992; Smith 1999;
Caramazza 2003; Sloutsky 2003).

En cuanto a la relación específica entre el desarrollo léxico y el desarrollo


gramatical, algunas teorías actuales –sólo las emergentistas- consideran que el léxico,
palabras y frases hechas o de altísima frecuencia, es clave en el arranque de la adquisición
gramatical. Las primeras “oraciones” gramaticales de los niños muy pequeños–entre 24 y
30 meses- serían parte de su conocimiento léxico. Se entiende que esas “oraciones” no
obedecen a la presencia de reglas gramaticales combinatorias sino que son construcciones
completas, extraídas del input y utilizadas como marcos (“frames”) en los que el niño
encaja (“slot”) unas u otras palabras, con escasa variedad léxica al principio (Lieven et al
1997; Pine & Lieven 1997; Rubino & Pine 1998; Rowland & Pine 2000; Cortés 2003). El
desarrollo gramatical, combinatorio y completo se iría produciendo posteriormente a partir
de estos primeros pasos que en otro lugar habíamos llamado “defectivos” (López Ornat
1994 a, b).

Complementariamente, otras líneas de investigación sobre mecanismos de


adquisición temprana, han ido poniendo de manifiesto que antes de los 18 meses la
identificación y segmentación de palabras a partir de la señal-input aprovecha todos los
conocimientos lingüísticos previos del bebé, desde el pragmático al fonoprosódico (Boyle
& Gerken 1997; Gómez & Gerken 2000; López Ornat 1997; López Ornat & Gallo 2004).
De este modo, al final, el conocimiento léxico aparece como un puente entre los avances
pragmáticos, perceptivos y vocalizadores del primer año de vida y la capacidad para
construir estructuras lingüísticas del tercer año de vida.

Esta breve revisión evolutiva explicita algunas de las razones por las que, en última
instancia, el desarrollo léxico resulta ser tan buen índice empírico del desarrollo lingüístico.
Sin embargo construir instrumentos para medir el desarrollo léxico resulta muy
problemático. La investigación básica necesaria para ello está sometida a muchas
limitaciones. Es prácticamente imposible obtener por observación directa un registro
longitudinal objetivo y representativo de un número suficiente de casos.
El presente trabajo analiza el desarrollo léxico de niños entre 8 y 30 meses, hablantes de
español europeo, evaluado con el i-LC (López Ornat et al., 2003).

Método

Participantes

En este estudio preliminar, el i-LC se aplicó a una muestra de 413 niños. De ellos,
175, el 42,32 %, tenían entre 8 y 15 meses de edad y se les evaluó mediante el i-LC 1; 238,
el 57,62 %, eran de edades comprendidas entre 16 y 30 meses y fueron evaluados con el i-
LC 2. De los 413 sujetos, 239 (57,8 %) eran mujeres y 174 (42,13 %) varones. La
proporción de mujeres era ligeramente mayor en el I-LC 1 que en el 2 . La mayoría de los
niños no habían padecido enfermedades o problemas de audición (99,5%). El 81,4% de
ellos pertenecían a familias monolingües en castellano, mientras que el restante 19,6% tenía
contacto con alguna otra lengua, fuera ésta alguna de las lenguas españolas (catalán,
euskera, gallego: 8%) u otra (11,6%). La mitad de los cuestionarios proceden de familias de
Madrid (51%), mientras que la procedencia del resto de las familias que participaron cubre
una amplia parte del territorio español. Finalmente, cabe mencionar que el cuestionario ha
sido rellenado mayoritariamente (89,1%) por las madres de los sujetos, cuyo nivel educativo
en general es medio-alto: el 47,5% tienen estudios universitarios, el 28,6% tienen
bachillerato o equivalente y el resto han cursado solo primaria o no tiene escolarización.
Para el análisis se optó por agrupar a los sujetos por grupos de edad en intervalos de un
mes, resultando un total de 8 grupos para el i-LC 1 y 15 para el i-LC 2.

Instrumento

El i-LC (Inventario de Desarrollo Lingüístico y Comunicativo) (López Ornat et al.,


2003) es una versión revisada y ampliada de las Escalas MacArthur (Fenson et al., 1993)
que se ha modificado sustancialmente para adecuarla a la lengua española (europea). Al
igual que la versión original de las Escalas MacArthur y las numerosas adaptaciones que se
han venido realizando a diferentes lenguas (véanse, http://www.sci.sdsu.edu /cdi/
adaptations_ol.htm), los iLC están destinados a la evaluación del desarrollo lingüístico
temprano (8 a 30 meses) basándose en los progenitores como informantes de éste. Permite
evaluar el desarrollo comunicativo temprano a través de dos instrumentos: el i-LC 1
dirigido a los progenitores de niños entre 8 y 15 meses de edad y el i-LC 2 dirigido a los de
16 a 30 meses. En el apartado de vocabulario, el I-LC 1 evalúa en comprensión y en
expresión la presencia o ausencia de 303 ítems pertenecientes a 18 categorías. Por su parte,
el I-LC 2 evalúa, sólo en expresión, un total de 588 ítems pertenecientes a 20 categorías.
Los ítems se seleccionaron para la población española en estudios previos. Su mayor
limitación es que la medida descansa en la información que los padres proporcionan sobre
si sus hijos comprenden o no o dicen o no una palabra, información que puede estar
distorsionada tanto por factores emocionales como aptitudinales. Sin embargo, con otras
versiones de este instrumento se han realizado ya estudios sobre el vocabulario, su
crecimiento, su composición categorial y su relación con el desarrollo gramatical, en
gallego (Pérez Pereira y Gª Soto, 2003), hebreo (Maital et al., 2000) o español de Méjico
(Jackson-Maldonado et al 1993).

Resultados y discusión

I-LC 1
El número total de palabras comprendidas por los niños y niñas de 8 a 15 meses
evaluados mediante el i-LC 1, varía desde cero a la totalidad de los ítems del cuestionario
(303), mientras que en expresión, el total de palabras dichas oscila de cero a 172 palabras
(un 56,77 % del total). Por tanto la variabilidad es menor en palabras dichas que en palabras
comprendidas. Esto presumiblemente obedece a dos razones. Primero, en este rango de
edad el lenguaje expresivo es muy escaso (la comprensión también pero en menor medida)
y muchos niños se encuentran en cero o próximos a cero en palabras dichas lo que facilita
la evaluación por parte de los padres. Segundo, el hecho de que la expresión, a diferencia de
la comprensión, sea directamente observable facilita la evaluación e incrementa la exactitud
del recuerdo y juicio de los padres. Esto último podría poner en cuestión el número de
palabras comprendidas a juicio de los padres como índice fiable para evaluar el desarrollo.
Evidentemente el número de palabras dichas será un índice más fiable pero hay que tener
en cuenta que en estas edades muchos niños podrían no haber empezado a hablar o decir
muy pocas palabras y sin embargo tener un buen vocabulario comprensivo. Además, y lo
que es más importante el número total de palabras dichas y comprendidas correlacionan
significativamente entre sí (r=.65, p<.01).

Las puntuaciones medias obtenidas en palabras comprendidas y dichas pueden


verse en la Tabla 1. La distribución del número total de palabras dichas y comprendidas por
los niños (v. Figura 1) pone de manifiesto que el 25,7 % de los niños entre 8 y 15 meses no
ha comenzado a hablar mientras que sólo el 1,7 % no comprende ninguna palabra. En el
extremo superior el 13,7 % comprenden entre 200 y 300 palabras y sólo el 4,6 % dicen
más de 100.

Mínimo Máximo Media Sx


total comprende ,00 303 96,69 80,79
total dice ,00 172 15,93 32,83
Tabla 1.- Palabras comprendidas y dichas, i-LC 1

25 120

100
20

80
nº de niños

nº de niños

15

60

10

40

5
20

0 0
0 50 100 150 200 250 300 0 50 100 150
nº palabras comprendidas i-LC 1 nº de palabras dichas i-LC 1

Fig. 1.- Total de palabras comprendidas y dichas por número de sujetos en el i-LC 1

Teniendo en cuenta la distribución por grupo de edad y a pesar de la gran


variabilidad de los sujetos, las curvas de desarrollo permiten observar a simple vista un
incremento progresivo de la media de palabras comprendidas por grupo de edad y un
comienzo mas tardío de la producción (v. Figura 2)
180

150
Media palabras comprendidas
150

Media palabras dichas


120
100

90

50

60

30 0

8 9 10 11 12 13 14 15 8 9 10 11 12 13 14 15
edad en meses edad en meses

Fig. 2.- Evolución del número medio de palabras comprendidas y dichas por grupo de edad (i-LC 1).

Sobre el número total de palabras comprendidas y dichas se realizaron análisis de


varianza tomando como variable independiente la edad. En ambos casos el efecto de ésta
resulto ser muy significativo, F=13,315, g.l. 7, p<.000 para palabras comprendidas y F=
5,131, g.l. 7, p<.000 para palabras dichas. El análisis de las diferencias mínimas
significativas entre las medias de los grupos de edad en palabras comprendidas mostró
diferencias significativas entre el grupo de 11 meses con los de 8, 9 y 10 por un lado y el de
15 meses con los de 11, 12, 13 y 14 por otro (v. Tabla 2).

meses meses
8-11 11-15 p<.005
p<.000
9-11 12-15 p<.01p<.000
10-11 13-15 p<.047
p<.002
14-15 p<.018
Tabla 2.- Significación de las diferencias entre medias (DMS) por grupos de edad para palabras comprendidas.

En lo que respecta a la cantidad de vocabulario expresivo las comparaciones entre


medias muestran que las únicas diferencias significativas se producen entre el mes 15 y
todos los demás (v. Tabla 3).

meses meses
8-15 p<.000 12-15 p<.000
9-15 p<.000 13-15 p<.001
10-15 p<.000 14-15 p<.001
11-15 p<.000
Tabla 3.- Significación de las diferencias entre medias (DMS) por grupos de edad para palabras producidas.

i-LC 2

En el I-LC 2 (16 a 30 meses, únicamente vocabulario expresivo) el rango del total


de palabras dichas es muy amplio y la variabilidad por razones obvias mucho más alta que
para palabras dichas en el I-LC 1, oscilando desde la práctica ausencia de vocabulario (3
palabras, algunas onomatopeyas) hasta 588 palabras (el 100 %) (v. Tabla 4).

N Mínimo Máximo Media Sx


total dice 238 3 588 222,23 182,62
Tabla 4.- Palabras dichas, i-LC 2
La distribución en este caso es más homogénea aunque también se produce una
acumulación de sujetos en torno a los valores inferiores (v. Fig. 3), el 4,6 % dice entre 0 y
10 palabras, el 25 % menos de 50 palabras y el 23,9 % más de 500.
50

40
nº de niños

30

20

10

0
0 100 200 300 400 500 600
nº de palabras dichas i-LC 2

Fig. 3.- Total de palabras dichas por número de sujetos en el i-LC 2

Teniendo en cuenta la distribución por grupos de edad, la evolución de las medias


del número de palabras dichas por los niños entre 16 y 30 meses pueden verse en la Fig. 4.

500

400
Media de palabras dichas

300

200

100

16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30
edad en meses

Fig. 4.- Evolución del número medio de palabras dichas por grupo de edad, i-LC 2.

Sobre el número total de palabras dichas se realizó un ANOVA tomando como


variable independiente la edad resultando ser el efecto de ésta muy significativo, F=22,129,
g.l. 14, p<.000. Las diferencias entre grupos que resultaron significativas pueden verse en
la Tabla 5.

meses meses meses


16-24 19-26 p< .006
p<.015 22-29 p<.001
17-24 20-26 p<.008
p<.056 23-29 p<.016
18-24 20-27 p<.004
p<.000 24-29 p<.035
21-27 p<.011 25-29 p<.036
Tabla 5.- Significación de las diferencias entre medias de palabras dichas por grupos de edad, i-LC 2.

Continuidad i-LC 1 - i-LC 2

Existe concordancia entre los dos instrumentos al medir el vocabulario expresivo ya que se
da prácticamente continuidad en la media de palabras dichas por grupo de edad entre el i-
LC 1 y el i-LC 2. Las medias del corte entre los dos i-LCs (15-16 meses) son prácticamente
iguales (v. Fig. 5).
500

400
Media de palabras dichas

300

200

100

8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30
edad en meses

Fig. 5.- Evolución de las medias del total de palabras dichas por grupos de edad para i-LC 1 y 2
conjuntamente.

Variabilidad

En general las curvas de crecimiento del vocabulario tanto en el i-LC 1 como en el


i-LC 2 se ajustan a lo razonable y a lo esperado. Sin embargo, en este estudio preliminar, se
detectan en ellas algunas caídas anómalas en el incremento progresivo del vocabulario
expresivo, tal como ocurre por ejemplo a los 14, 25, 28 y 30 meses (v. Fig. 5). A este
respecto, es necesario no olvidar que existe una enorme variabilidad en las puntuaciones de
los sujetos y que ésta puede afectar a las medias de algunos grupos por haber en ellos
sujetos anómalos o extremos. Hay que tener en cuenta que no se han eliminado estos
sujetos de la muestra en aras de una mayor validez. En la Fig. 6 puede observarse la
dispersión de los sujetos en palabras comprendidas y dichas. Lógicamente, la dispersión es
mayor según se incrementa la cantidad de vocabulario y por tanto la edad.

200 600

300
500
nº de palabras comprendidas

150
nº de palabras dichas
nº de palabras dichas

400

200

100 300

200
100
50

100

0 0 0

8 9 10 11 12 13 14 15 8 9 10 11 12 13 14 15 16 18 20 22 24 26 28 30
edad en meses edad en meses edad en meses

Fig. 6.- Dispersión de los sujetos en total de palabras comprendidas (i-LC 1) y dichas (i-LC 1 e i-LC 2)

La composición del Vocabulario: Análisis por categorías

Con objeto de comprobar la composición del vocabulario en español se realizó un


análisis por categorías agrupando las 18 categorías del i-LC 1 en 4 siguiendo los criterios
léxicos establecidos previamente por O’Grady (1987), recogidos por Dale (2000) y
empleados en otros trabajos sobre el vocabulario (v. Maital et al 2000; Pine et al. 1996;
Caselli et al., 1995; Bates et al. 1994; Jackson-Maldonado et al 1993). Estas categorías –
operacionales- son: fórmulas, incluyendo las interjecciones y sonidos de animales y cosas y
los juegos, rutinas y fórmulas sociales; sustantivos, que agrupa todos los nombres de
animales, personas, partes del cuerpo, juguetes, vehículos, alimentos y bebida, ropa, objetos
y lugares de la casa y de fuera de la casa; predicados, que incluye las acciones, cualidades y
tiempo; y palabras funcionales, que incluye pronombres y determinantes, preguntas,
preposiciones, locativos y cuantificadores. En la Tabla 6 pueden verse los estadísticos
descriptivos correspondientes a palabras comprendidas y dichas para cada una de las
categorías ordenadas según la media de mayor a menor. Hay que resaltar que de acuerdo
con estos datos, desde el principio la proporción de sustantivos es mayor que la de
fórmulas sociales. En cuanto a la evolución según la edad, entre los 8 y 15 meses, en
comprensión se produce un incremento progresivo del vocabulario en todas las categorías
léxicas constituyendo los sustantivos la parte principal del vocabulario. En términos
absolutos, las fórmulas y predicados comienzan al mismo nivel para finalmente destacarse
estos a partir de los 10 meses. Las palabras funcionales, muy pocas, arrancan a los 10 meses
para ir creciendo muy lentamente hasta los 15. En el vocabulario expresivo, la gráfica
corrobora que el arranque general del vocabulario a los 14 meses se produce en todas las
categorías en proporción a su participación en él (v. Fig. 7).

Mínimo Máximo Media Desv. típ.


comprende sustantivos 0 169 54,08 45,38
fórmulas 0 38 16,37 11,10
predicados 0 70 19,90 19,25
funcionales 0 26 5,34 6,86
dice sustantivos 0 119 9,31 20,11
fórmulas 0 34 4,10 6,82
predicados 0 40 1,75 6,03
funcionales 0 13 ,77 2,02
Tabla 6.- Estadísticos descriptivos en palabras comprendidas y dichas por categorías, i-LC 1.

Fig. 7.- Media de palabras comprendidas y dichas por grupos de edad para cada categoría: sustantivos,
fórmulas, predicados y palabras funcionales, i-LC 1.

Debido a que lógicamente el número de elementos por los que se preguntaba en


cada categoría era diferente se calculó el porcentaje que suponía cada categoría con
respecto al total. Así se encontró que en comprensión los sustantivos suponen el 56 % del
total del vocabulario, las fórmulas sociales, el 22 %, los verbos el 13 % y las otras dos
categorías se reparten el 9 % restante. En expresión las diferencias son todavía más
acusadas, los sustantivos suponen el 66 % del total y las fórmulas el 27 %, las otras dos
categorías se reparten el 7 % restante. En lo que respecta a la evolución de acuerdo con la
edad, en términos porcentuales, los sustantivos constituyen al principio el 60 % del
vocabulario comprensivo para disminuir levemente y quedarse en torno al 55%. En el
inicio las fórmulas (30%) superan claramente a los predicados (10%) pero progresivamente
tienden a encontrarse en torno al 20 % a los 10 meses momento en el que los predicados
se estabilizan mientras las fórmulas siguen descendiendo. El porcentaje de palabras
funcionales al final se sitúa en torno al 5 %. En el vocabulario expresivo, el porcentaje de
sustantivos se sitúa al inicio en torno al 80% para ir disminuyendo hasta quedar en torno al
casi 60 %, mientras que las fórmulas pasan del 15 al 35 % y el porcentaje de predicados y
palabras funcionales es mínimo. Está proporción de sustantivos es coincidente con la que
se encuentra en el español de México (v. Jackson-Maldonado et al. 1993). (v. Fig. 8).

Fig.8.- Composición del vocabulario por grupos de edad en porcentajes de cada categoría para palabras
comprendidas y dichas, i-LC 1.

Del mismo modo que se había hecho para el I-LC 1, se agruparon las en este caso
20 categorías del I-LC 2 en cuatro: fórmulas, sustantivos, predicados y palabras funcionales. En la
Tabla 7 pueden verse los estadísticos descriptivos correspondientes al número palabras
dichas en cada una de las categorías.

N Mínimo Máximo Media Desv. típ.


fórmulas 238 0 50 25,16 14,17
p. funcionales 238 0 97 26,74 26,88
sustantivos 238 0 312 124,70 102,29
predicados 238 0 129 45,63 44,71
Tabla 7.- Estadísticos descriptivos en palabras dichas por categorías, i-LC 2.

Por las razones expresadas anteriormente se calculó igualmente el porcentaje que suponía
cada categoría con respecto al vocabulario total (v. Tabla 8). En el caso del i-LC 2 (16-30
meses) se observa que el peso de los sustantivos en el vocabulario se mantiene estable en
torno al 55 %, que han aumentado considerablemente las palabras funcionales que suponen
un 13 % y que las fórmulas van perdiendo progresivamente peso bajando desde casi un
40% a un 10% mientras que los predicados van aumentando hasta situarse en torno a un
22% (v. Fig. 9).

%
sustantivos 54,33
fórmulas 19,41
p. funcionales 11,22
predicados 15,03
Tabla 8.- Porcentaje correspondiente a cada categoría del total de vocabulario
Fig. 9.- Composición del vocabulario por grupos de edad en valores absolutos y porcentajes de cada categoría
para palabras dichas, i-LC 2.

Finalmente se estudió la composición del vocabulario en función de su tamaño


(Fig. 10). En la Tabla 16 pueden verse los porcentajes medios para cada categoría
dependiendo del tamaño del vocabulario.

Fig. 10.- Composición del vocabulario expresivo de niños entre 16 y 30 meses, I-LC 2.

nºpal fórmulas sustantiv. predica p. funcio


-50 36,6062 47,2859 5,2730 10,8350
51100 23,1891 54,9555 10,3453 11,5101
101200 16,8308 59,6748 14,5681 8,9262
201300 12,5645 56,2072 20,3075 10,9208
301400 9,7340 59,3724 20,5853 10,3083
401500 9,0287 56,0370 23,2095 11,7248
501600 8,0577 53,7654 22,6973 15,4796
Total 19,4103 54,3353 15,0335 11,2210
Tabla 16.- Porcentajes medios para cada categoría en función del tamaño del vocabulario.

Sexo
Con objeto de comprobar si existían diferencias en el desarrollo entre niños y niñas
se realizaron sendos ANOVAS tomando el sexo como factor. Ni en el i-LC 1 ni en el i-LC
2 el factor sexo resultó ser significativo. Por si las diferencias sexuales pudieran estar siendo
enmascaradas y ser dependientes de la edad se realizaron ANOVAS multivariantes
tomando conjuntamente como factores sexo y edad. En esta ocasión sí resultó ser
significativo el factor sexo en el caso del i-LC 2 (F= 4,584, p<.033). Las medias para niños
y niñas por grupos de edad ponen de manifiesto que es posible que la puntuación de algún
grupo anómalo haya podido enmascarar posibles diferencias debidas al sexo en las medias
totales. No obstante, existe tanta variablidad en los datos que no es posible afirmar nada al
respecto. Reduciendo esta variablidad incrementando el número de sujetos y eliminando
sujetos anómalos es posible que aparecieran diferencias.

Relación del vocabulario con otras dimensiones de la conducta lingüística

En el i-LC 1, tanto la medida del vocabulario comprensivo (número de palabras que


comprende) como la del expresivo (número de palabras que dice) correlacionan
significativamente con vocalizaciones (r = .562 y r = 406; p<.000) y gestos (r = .724 y r =
439; p<.000). Además vocabulario comprensivo y expresivo correlacionan entre sí (r =
.654; p< .000). Por su parte, en el i-LC 2, el vocabulario (expresivo) correlaciona
significativamente con vocalizaciones (r = 734; p<.000) y gramática (r = 932; p < .000).

Conclusiones

Los resultados obtenidos mediante la aplicación del i-LC refuerzan la idea


expresada al comienzo de la enorme importancia del desarrollo del vocabulario en el
desarrollo lingüístico. Podría pensarse que las fuertes relaciones halladas entre vocabulario,
gramática y vocalizaciones indican únicamente que los padres son consistentes a la hora de
evaluar a los niños en los distintos componentes. Sin embargo, las relaciones halladas
parecen ser verdaderas relaciones entre componentes. Para empezar, a pesar de que al igual
que en otros estudios aparecen vocabularios comprensivos apreciables sin vocabulario
expresivo (v. Dale et al., 2000), el vocabulario comprensivo y expresivo correlacionan
entre sí. Más aún, la correlación hallada entre las puntuaciones obtenidas en vocabulario y
gramática en el i-LC 2 es altísima apoyando la estrecha relación entre ambos componentes
verificada en otros estudios (v. Maital et al., 2000) y refuerza hallazgos como el hecho de
que prácticamente nunca aparecen sujetos con vocabularios amplios sin gramática (Dale et
al., 2000) o la fuerte asociación entre el desarrollo léxico y el morfológico (Pérez Pereira y
Gª Soto, 2003). Es destacable también el hecho de que en el i-LC 1 la correlación entre los
gestos y el vocabulario comprensivo es más alta que con el vocabulario expresivo mientras
que la correlación de las vocalizaciones es prácticamente igual con ambos tipos de
vocabulario; y en el I-LC 2, la correlación entre vocalizaciones y vocabulario aumenta con
respecto al I-LC 1.

En cuanto al crecimiento cuantitativo del vocabulario estos resultados preliminares


encontrados con el i-LC resultan coherentes con el patrón de crecimiento encontrado ya
para otras lenguas. Así, el crecimiento del vocabulario se produce de manera gradual y
continua aunque con periodos de mayor aceleración, un patrón que es análogo al
encontrado para el gallego por Pérez Pereira y Gª Soto 2003, si bien los puntos de inflexión
no coinciden exactamente. No parece por tanto adecuado hablar de explosión súbita en el
desarrollo del vocabulario. La comprensión de vocabulario (8-15 meses) se incrementa
progresivamente en dependencia de la edad con dos puntos de aceleración bien definidos:
los 11 y los 15 meses. La producción de vocabulario en ese mismo periodo (8-15 meses) se
inicia a los 9, y es a los 11 cuando la mayor parte ha producido su primera palabra, aunque
a los 15 hay todavía alguno que no ha comenzado a hablar. La producción crece constante,
sobretodo desde los 15 meses. El punto de inflexión de los 15 meses coincide con lo
encontrado para el gallego pero no se ha encontrado diferencia entre los 12-13 con
respecto a los 9-10 (v. Pérez Pereira y Gª Soto, 2003). Este patrón evolutivo es coincidente
con los descritos para el vocabulario italiano e inglés en Caselli et al., 1995. Más adelante, i-
LC 2 (16-10 meses), el crecimiento del vocabulario expresivo es constante y progresivo con
periodos de mayor aceleración (y algunas caídas). Por ejemplo, aparece una ligera
aceleración a los 20 meses. A partir de ese momento abundan los periodos de mayor y
menor aceleración. Coherentemente con los resultados característicos de los MCDIs en
diferentes lenguas, aparece una extraordinaria variabilidad de los sujetos que, en estos datos
preliminares, origina tres grupos anómalos (25,28 y 30 meses) en los que la media de
palabras desciende. Los picos de desarrollo, encontrados a los 24, 26-27 y 29 meses, no
coinciden exactamente aunque son próximos, con los encontrados para el gallego (v. Pérez
Pereira y Gª Soto, 2003). Por último, de cara a la unidad de este “doble” instrumento, y
pensando en su capacidad para reflejar el desarrollo temprano del vocabulario, es
importante resaltar que existe continuidad entre las curvas de crecimiento del vocabulario
expresivo halladas a partir del i-LC 1 y el i-LC 2.

En cuanto al crecimiento cualitativo del vocabulario, desde el punto de vista teórico


tiene interés el hecho de que los resultados que hemos obtenido sobre la composición del
vocabulario son análogos a los encontrados en otras lenguas. Así, en función de la edad, es
interesante observar que todas las categorías están presentes desde el principio, variando su
peso relativo y que tanto en comprensión como en producción los sustantivos aparecen
siempre como la parte fundamental del vocabulario. En producción, el arranque general de
los 14 meses se produce en todas las categorías. Los sustantivos que constituyen el 80% del
vocabulario en el inicio en seguida bajan al 60% y se estabilizan en torno al 55%. Los
predicados se incrementan muy lentamente al principio para ir creciendo progresivamente y
situarse finalmente en torno a un 22% y lo mismo las palabras funcionales que culminan en
el 13%. La proporción de fórmulas inicialmente crece para llegar hasta el 40 % y comenzar
a decrecer hasta el 10 %. El cruce entre las fórmulas y los predicados se produce a los 24
meses y a los 26 el cruce entre las fórmulas y las palabras funcionales.

En función de su tamaño, la composición del vocabulario ha resultado análoga y


muy próxima a la encontrada por Caselli et al. (1995) para el italiano, con la salvedad de que
en español las fórmulas nunca están por encima de los sustantivos ni aún en los
vocabularios más pequeños. Los sustantivos enseguida sobrepasan el 50 % del vocabulario
y a partir de ahí su peso se mantiene constante en torno al 55 %. Los predicados pasan de
entre un 5 % y un 10% en los vocabularios más pequeños hasta un 22 % en los
vocabularios más extensos. El crecimiento de las palabras funcionales es escaso: desde el 10
% a un 15%. El crecimiento del porcentaje de palabras funcionales y predicados se hace a
costa del decremento del de fórmulas que pasan de un 36 % a un 8%. Estos resultados
sugieren que el i-LC es capaz de evaluar la evolución lingüística y de reflejarla
dinámicamente. Son también coherentes con el concepto expresado al comienzo de este
trabajo de la necesidad de una masa crítica de vocabulario previa al desarrollo gramatical y
coincidentes con los resultados obtenidos por Maital et al. (2000) en hebreo con niños de
18 a 24 meses: los sustantivos alcanzan su máxima proporción (59%) cuando el vocabulario
está entre 100 y 200 palabras; los predicados aparecen significativamente cuando el
vocabulario alcanza más de 50 palabras; y la proporción de predicados en hebreo (y en
italiano, y en español) es menor que en inglés. Si bien, a diferencia de lo encontrado en
hebreo, español de México, inglés e italiano, nuestros resultados preliminares indican que
los predicados aumentan apreciablemente a partir de 200 palabras y no de 400.

Por último, es necesario referir el problema de la variabilidad de los datos, que no


afecta sólo a la comprobación de algunos efectos concretos como el caso de las diferencias
sexuales, sino que es una característica destacada de la clase de datos obtenidos. La
variabilidad procede al menos de dos fuentes: una, la propia de las diferencias individuales
en el proceso de desarrollo del lenguaje, es sabido que tanto la cantidad de palabras dichas
o comprendidas y el momento en que empiezan a decirse o comprenderse es
extremadamente variable; una segunda, puede proceder del procedimiento de medida,
informes de los progenitores, que pueden en algunos casos sobreestimar o infraestimar el
vocabulario del niño tanto por sesgos emocionales como por dificultades objetivas. Sin
embargo es de destacar que pese a esta gran variabilidad se han encontrado regularidades
que son informativas y contribuyen a aclarar el proceso de adquisición. En este sentido el i-
LC se muestra como un instrumento útil para evaluar el desarrollo temprano del lenguaje.

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