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temprano. Su evaluación con el iLC. En: MªAngeles Mayor Cinca; Begoña Zubiauz
de Pedro & Emiliano Díez-Villoria (Eds) Estudios sobre la adquisición del lenguaje;
Aquilafuente, Eds. Universidad de Salamanca, 909-928. ISBN: 84-7800-511-0
El i-LC (Inventario de Desarrollo Lingüístico y Comunicativo) (López Ornat et al., 2003), versión
revisada y ampliada adaptada al español de las Escalas MacArthur (Fenson et al., 1993), actualmente en fase
de baremación, se aplicó a un total de 413 niños, 175 de 8 a 15 meses (i-LC 1) y 238 de 16 a 30 meses (i-LC
2). Los datos obtenidos muestran la evolución del vocabulario en este rango de edad tanto en cantidad total
de palabras comprendidas o dichas, como en la contribución de las distintas categorías léxicas al vocabulario
total refrendando el valor del instrumento para reflejar dinámicamente la evolución del lenguaje. El
crecimiento del vocabulario se produce de manera gradual y continua aunque con periodos de aceleración. El
vocabulario comprensivo se inicia lenta y progresivamente sufriendo aceleraciones a los 11 y 15 meses. El
vocabulario expresivo es prácticamente inexistente al comienzo y se incrementa muy lentamente hasta su
despegue a los 14 meses. A partir de entonces el aumento es progresivo apareciendo fluctuaciones y picos de
desarrollo a los 24, 26-27 y 29 meses. El análisis de la composición del vocabulario obtiene resultados
próximos a los encontrados en otras lenguas (v. Caselli et al., 1995). En general, se observa que los
sustantivos enseguida sobrepasan el 50 % del vocabulario y a partir de ahí su peso se mantiene constante en
torno al 55% del total. El crecimiento de la proporción de palabras funcionales (hasta llegar al 15%) y
predicados (al 22%)se hace a costa del decremento de las fórmulas. A los 24 meses los predicados superan a
las fórmulas y a los 26 lo hacen las palabras funcionales. Por último, se da -para 16 a 30 meses- una
superposición entre el crecimiento del vocabulario y el crecimiento gramatical. Se obtienen también
correlaciones significativas de las medidas de vocabulario con las de producción de vocalizaciones. Palabras
clave: i-LC, MCDi, desarrollo del vocabulario, evaluación del vocabulario.
1 Esta investigación ha sido financiada por los proyectos R-PETRI PTR1995-0412-OP y Complutense: PR3/04-12469
2 Universidad Complutense de Madrid-Equial.
las que forman parte (Tomasello, 2000 a, b); c) la asunción –por todas las teorías- de la
distinción tipo-ejemplar. Así, adquirir una palabra es adquirir un tipo (“type”) a partir de
ejemplares concretos (“tokens”), de diferentes ocurrencias de esa palabra, ejemplares que
difieren –físicamente- entre sí, y con frecuencia también lingüísticamente; d) el
conocimiento de que, a su vez, las categorías léxicas, como las operacionales Nombre,
Predicado, Functor (O´Grady 1987; Dale et al 2000; Jackson-Maldonado et al 1993; Maital et
al 2000), requieren para su definición una cierta masa crítica de tipos (Pizutto & Caselli 1992;
Marchmann y Bates 1994; Smith et al 2003) previamente adquiridos; e) la aceptación de que,
por tanto, al comienzo del proceso de adquisición léxica el conocimiento de las palabras es
sólo fragmentario, y por ello las primeras palabras se adquieren con relativa lentitud, reflejando
así el coste de aprender también cómo la nueva palabra difiere de las ya conocidas (Elman,
2004). En este proceso, al alcanzarse una cierta masa crítica de tipos, el ritmo aumenta muy
notablemente, produciendo las aceleraciones típicas de aumento del vocabulario en niños de
entre 15 y 30 meses (viejas conocidas como “explosiones” el vocabulario); f) la asunción de
que, simultáneamente, la estructura categorial emergente (o innata y activada, según teorías
lingüísticas) sostiene la generalización. De este modo, en niños con cierta amplitud de
vocabulario, puede bastar la experiencia única de una palabra nueva para adquirirla, usándola
en nuevos contextos estructurales. Esto sería posible porque tras un primer desarrollo
categorial, la nueva palabra es identificada como miembro de una categoría y adquiere
automáticamente todas las propiedades de esa categoría (López Ornat 1992; Smith 1999;
Caramazza 2003; Sloutsky 2003).
Esta breve revisión evolutiva explicita algunas de las razones por las que, en última
instancia, el desarrollo léxico resulta ser tan buen índice empírico del desarrollo lingüístico.
Sin embargo construir instrumentos para medir el desarrollo léxico resulta muy
problemático. La investigación básica necesaria para ello está sometida a muchas
limitaciones. Es prácticamente imposible obtener por observación directa un registro
longitudinal objetivo y representativo de un número suficiente de casos.
El presente trabajo analiza el desarrollo léxico de niños entre 8 y 30 meses, hablantes de
español europeo, evaluado con el i-LC (López Ornat et al., 2003).
Método
Participantes
En este estudio preliminar, el i-LC se aplicó a una muestra de 413 niños. De ellos,
175, el 42,32 %, tenían entre 8 y 15 meses de edad y se les evaluó mediante el i-LC 1; 238,
el 57,62 %, eran de edades comprendidas entre 16 y 30 meses y fueron evaluados con el i-
LC 2. De los 413 sujetos, 239 (57,8 %) eran mujeres y 174 (42,13 %) varones. La
proporción de mujeres era ligeramente mayor en el I-LC 1 que en el 2 . La mayoría de los
niños no habían padecido enfermedades o problemas de audición (99,5%). El 81,4% de
ellos pertenecían a familias monolingües en castellano, mientras que el restante 19,6% tenía
contacto con alguna otra lengua, fuera ésta alguna de las lenguas españolas (catalán,
euskera, gallego: 8%) u otra (11,6%). La mitad de los cuestionarios proceden de familias de
Madrid (51%), mientras que la procedencia del resto de las familias que participaron cubre
una amplia parte del territorio español. Finalmente, cabe mencionar que el cuestionario ha
sido rellenado mayoritariamente (89,1%) por las madres de los sujetos, cuyo nivel educativo
en general es medio-alto: el 47,5% tienen estudios universitarios, el 28,6% tienen
bachillerato o equivalente y el resto han cursado solo primaria o no tiene escolarización.
Para el análisis se optó por agrupar a los sujetos por grupos de edad en intervalos de un
mes, resultando un total de 8 grupos para el i-LC 1 y 15 para el i-LC 2.
Instrumento
Resultados y discusión
I-LC 1
El número total de palabras comprendidas por los niños y niñas de 8 a 15 meses
evaluados mediante el i-LC 1, varía desde cero a la totalidad de los ítems del cuestionario
(303), mientras que en expresión, el total de palabras dichas oscila de cero a 172 palabras
(un 56,77 % del total). Por tanto la variabilidad es menor en palabras dichas que en palabras
comprendidas. Esto presumiblemente obedece a dos razones. Primero, en este rango de
edad el lenguaje expresivo es muy escaso (la comprensión también pero en menor medida)
y muchos niños se encuentran en cero o próximos a cero en palabras dichas lo que facilita
la evaluación por parte de los padres. Segundo, el hecho de que la expresión, a diferencia de
la comprensión, sea directamente observable facilita la evaluación e incrementa la exactitud
del recuerdo y juicio de los padres. Esto último podría poner en cuestión el número de
palabras comprendidas a juicio de los padres como índice fiable para evaluar el desarrollo.
Evidentemente el número de palabras dichas será un índice más fiable pero hay que tener
en cuenta que en estas edades muchos niños podrían no haber empezado a hablar o decir
muy pocas palabras y sin embargo tener un buen vocabulario comprensivo. Además, y lo
que es más importante el número total de palabras dichas y comprendidas correlacionan
significativamente entre sí (r=.65, p<.01).
25 120
100
20
80
nº de niños
nº de niños
15
60
10
40
5
20
0 0
0 50 100 150 200 250 300 0 50 100 150
nº palabras comprendidas i-LC 1 nº de palabras dichas i-LC 1
Fig. 1.- Total de palabras comprendidas y dichas por número de sujetos en el i-LC 1
150
Media palabras comprendidas
150
90
50
60
30 0
8 9 10 11 12 13 14 15 8 9 10 11 12 13 14 15
edad en meses edad en meses
Fig. 2.- Evolución del número medio de palabras comprendidas y dichas por grupo de edad (i-LC 1).
meses meses
8-11 11-15 p<.005
p<.000
9-11 12-15 p<.01p<.000
10-11 13-15 p<.047
p<.002
14-15 p<.018
Tabla 2.- Significación de las diferencias entre medias (DMS) por grupos de edad para palabras comprendidas.
meses meses
8-15 p<.000 12-15 p<.000
9-15 p<.000 13-15 p<.001
10-15 p<.000 14-15 p<.001
11-15 p<.000
Tabla 3.- Significación de las diferencias entre medias (DMS) por grupos de edad para palabras producidas.
i-LC 2
40
nº de niños
30
20
10
0
0 100 200 300 400 500 600
nº de palabras dichas i-LC 2
500
400
Media de palabras dichas
300
200
100
16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30
edad en meses
Fig. 4.- Evolución del número medio de palabras dichas por grupo de edad, i-LC 2.
Existe concordancia entre los dos instrumentos al medir el vocabulario expresivo ya que se
da prácticamente continuidad en la media de palabras dichas por grupo de edad entre el i-
LC 1 y el i-LC 2. Las medias del corte entre los dos i-LCs (15-16 meses) son prácticamente
iguales (v. Fig. 5).
500
400
Media de palabras dichas
300
200
100
8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30
edad en meses
Fig. 5.- Evolución de las medias del total de palabras dichas por grupos de edad para i-LC 1 y 2
conjuntamente.
Variabilidad
200 600
300
500
nº de palabras comprendidas
150
nº de palabras dichas
nº de palabras dichas
400
200
100 300
200
100
50
100
0 0 0
8 9 10 11 12 13 14 15 8 9 10 11 12 13 14 15 16 18 20 22 24 26 28 30
edad en meses edad en meses edad en meses
Fig. 6.- Dispersión de los sujetos en total de palabras comprendidas (i-LC 1) y dichas (i-LC 1 e i-LC 2)
Fig. 7.- Media de palabras comprendidas y dichas por grupos de edad para cada categoría: sustantivos,
fórmulas, predicados y palabras funcionales, i-LC 1.
Fig.8.- Composición del vocabulario por grupos de edad en porcentajes de cada categoría para palabras
comprendidas y dichas, i-LC 1.
Del mismo modo que se había hecho para el I-LC 1, se agruparon las en este caso
20 categorías del I-LC 2 en cuatro: fórmulas, sustantivos, predicados y palabras funcionales. En la
Tabla 7 pueden verse los estadísticos descriptivos correspondientes al número palabras
dichas en cada una de las categorías.
Por las razones expresadas anteriormente se calculó igualmente el porcentaje que suponía
cada categoría con respecto al vocabulario total (v. Tabla 8). En el caso del i-LC 2 (16-30
meses) se observa que el peso de los sustantivos en el vocabulario se mantiene estable en
torno al 55 %, que han aumentado considerablemente las palabras funcionales que suponen
un 13 % y que las fórmulas van perdiendo progresivamente peso bajando desde casi un
40% a un 10% mientras que los predicados van aumentando hasta situarse en torno a un
22% (v. Fig. 9).
%
sustantivos 54,33
fórmulas 19,41
p. funcionales 11,22
predicados 15,03
Tabla 8.- Porcentaje correspondiente a cada categoría del total de vocabulario
Fig. 9.- Composición del vocabulario por grupos de edad en valores absolutos y porcentajes de cada categoría
para palabras dichas, i-LC 2.
Fig. 10.- Composición del vocabulario expresivo de niños entre 16 y 30 meses, I-LC 2.
Sexo
Con objeto de comprobar si existían diferencias en el desarrollo entre niños y niñas
se realizaron sendos ANOVAS tomando el sexo como factor. Ni en el i-LC 1 ni en el i-LC
2 el factor sexo resultó ser significativo. Por si las diferencias sexuales pudieran estar siendo
enmascaradas y ser dependientes de la edad se realizaron ANOVAS multivariantes
tomando conjuntamente como factores sexo y edad. En esta ocasión sí resultó ser
significativo el factor sexo en el caso del i-LC 2 (F= 4,584, p<.033). Las medias para niños
y niñas por grupos de edad ponen de manifiesto que es posible que la puntuación de algún
grupo anómalo haya podido enmascarar posibles diferencias debidas al sexo en las medias
totales. No obstante, existe tanta variablidad en los datos que no es posible afirmar nada al
respecto. Reduciendo esta variablidad incrementando el número de sujetos y eliminando
sujetos anómalos es posible que aparecieran diferencias.
Conclusiones
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