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La accesibilidad a las salas de cine de las comunidades de sordos

Según la tesis de Esmeralda B. Guerrero Pineda: Medios de comunicación y accesibilidad a la


información de personas sordas (2013), en la Convención sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad de la Naciones Unidas realizada en 2008, el derecho de accesibilidad a la Sociedad de la
Información de las personas sordas estuvo relacionado con el concepto de discapacidad: “la
accesibilidad tiene por objeto eliminar los obstáculos que dificultan a las personas con discapacidad el
goce de sus derechos. La cuestión no sólo tiene que ver con el acceso físico a lugares, sino también con
el acceso a información, tecnologías como Internet, comunicación y la vida económica y social”. (8)
Por lo tanto, desde dicho texto y el de Elisa Martínez Amador: Los sordos no van al cine (2016)
podríamos preguntarnos: ¿existe una noción de inclusión a la accesibilidad de la información en medios
masivos de comunicación que no parta del concepto de la discapacidad auditiva?, ¿del mismo modo
que las personas sordas pueden protagonizar películas y series de televisión, ¿pueden acudir al cine?,
en caso de acudir, ¿acuden a esas salas junto con los oyentes o son separados en otras salas con
implantes cocleares?, ¿qué otras opciones tecnológicas existen en las salas de cine para las personas
sordas aparte del implante coclear?, ¿existe una herramienta para la visualización simultaea de la
película y de interpretación en lengua de señas?, ¿qué papel juega intenet y las aplicaciones en ello?.
Desde lo anterior, ¿puede plantearse que la noción de accesibilidad a la información enmarcada en la
Convención sobre discapacidad de las Naciones Unidas podría generar una disciplinarización y
exclusión de las comunidades sordas por parte del mundo oyente en algunos lugares como el cine?,
Según Elisa Martínez Amador el uso de implantes cocleares con sistema Telecoil en las salas de cine en
España para las personas sordas es de destacarseen la actualidad, respecto al ejercicio del derecho de
acceso de algunas personas sordas a las salas de cine, que como parte de las políticas de inclusión de
los sordos en dicho país, configuran a la persona sorda también como discapacitada, y no garantizan el
acceso de las comunidades sordas a las salas de cine: “El preámbulo de dicha ley sostiene que el
colectivo de sordos o con discapacidad auditiva “viven en una sociedad formada mayoritariamente por
personas oyentes por lo que, para su integración, deben superar las barreras existentes en la
comunicación que son en apariencia, invisibles a los ojos de las personas sin discapacidad auditiva”
(Ley 27/2007).
Tomando en cuenta la idea de cultura sorda desde un enfoque socio-histórico expuesto por Alicia
Agurto Calderón en La construcción cultural del sujeto sordo (2014), a través del cual se expone una
perspectiva de las personas sordas no como discapacitadas, sino como miembros de una cultura y
lengua diferente a las del mundo oyente ¿podría decirse que la oralización de las comunidades sordas
responden a una forma de disciplinarización visualizada en el uso de implantes cocleares, con los que
se trató de incluir al sordo en el mundo oyente tamién en el cine, pero apartandolo de su lengua
materna, la lengua de señas, sin tomar en cuenta las variaciones contextuales de las vivencias de las
comunidades de sordos?.

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