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Índice
Sinopsis ......................................................... 2
Capítulo 1 .................................................... 4
Capítulo 2 .................................................. 15
Capítulo 3 .................................................. 34
Capítulo 4 .................................................. 45
Capítulo 5 .................................................. 55
Capítulo 6 .................................................. 78
Capítulo 7 .................................................. 94
Capítulo 8 ................................................ 100
Capítulo 9 ................................................ 115
Capítulo 10 .............................................. 125
Capítulo 11 .............................................. 132
Capítulo 12 .............................................. 141
Capítulo 13 .............................................. 146
Capítulo 14 .............................................. 152
Capítulo 15 .............................................. 167
Capítulo 16 .............................................. 177
Capítulo 17 .............................................. 189
Sobre la Autora ....................................... 192
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Capítulo 1
Traducido por *ƸӜƷYosbeƸӜƷ* y Emii_Gregori
Corregido por Susanauribe
L
eah! —Mi madre pone los ojos en blanco, sonando
completamente exasperada mientras baja, con sus
—Sabes que tengo práctica hasta las cuatro —digo. Sus tacones se
hunden en el mar de piedras grises con un crujido, el brillante ruido
metálico de los tres brazaletes plateados que nunca se quita
arrastrándose detrás de ella mientras camina hasta la mitad de nuestra
entrada circular.
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—Como siempre —murmuro para mí misma, y me inclino, abriendo la
pesada puerta del auto con un jadeo. Siento que parte de mi trasero se
ha convertido en uno solo con el asiento pelado y quemado por el sol
mientras salgo del auto. Pateo la puerta para cerrarla detrás de mí con
mi tacón antes de que Shane incluso pueda llegar a desenredarse de
mi madre y apresurarse alrededor de la parte delantera del auto para
ayudarme.
—Oh, Shane. —La risa de mi madre burbujea, flotando por encima del
sonido de sus tacones de doce centímetros que machacan la grava,
tratando de alcanzarme—. Eres muy bueno para ella. Sabes que nos
mantiene a todos esperando.
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mano a mi rodilla izquierda. Casi son dos años después, y no mucho ha
cambiado.
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pequeñas, cuando podía disfrazarnos con vestidos a juego en colores
pastel.
Dejé caer mi mano tan rápido cuando sus ojos se encontraron con los
míos que mi bolso se deslizó de mi hombro de un tirón y prácticamente
jaló el pelo de mi cabeza.
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eran: Trigonometría, Matemáticas Aplicadas, y el Guardián Entre el
Centeno. Se puso de pie, el pelo muy rizado colgando en su cara, y me
dio la misma mirada conocedora que me había dado sólo una hora
antes.
Mis calificaciones por fin debían estar decayendo o, ¿por qué el señor
Hobart iba querer hablar conmigo? Luchando contra la tentación de
acurrucarme como un camarón y mecerme en mi escritorio, me
levanté, tomé mi bolso y mis libros, y caminé hacia la parte frontal de la
habitación, pensando:dile adiós al discurso de fin de año.
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—Entonces, Pequeña Johnson —dice el Sr. Hobart, con sus dedos gordos
y cubiertos de tinta moviéndose a lo largo del borde de su mesa de
estaño como si estuviera enviando un telegrama. Le sonreí a él y a sus
pilas de papeles colocadas perpendicularmente y recordé la primera
vez que había oído a alguien llamarme así.
—Mira, es Pequeña Johnson —dijo uno de ellos con una voz profunda.
—¡Alinéense, chicas!
—¡Pequeña Johnson!
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Con una reverencia muy similar a la de Yorke, tomé mi lugar en la parte
delantera de la tercera línea en medio de silbidos y risas desde el
balcón de arriba. El nombre ha estado conmigo desde entonces.
Simplemente desearía que no me sonaracomo una “pequeñaidiota”.
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—Considéralo como un adelanto, si quieres. Sal y disfruta tu verano,
Leah. Mantente confiada en que nuestras esperanzas por un tercer
discurso de despedida Johnson están intactas.
Me dirigí hacia el gimnasio para mi última práctica del año. Estoy segura
que Valerie había estudiado mucho para esa prueba. De hecho, estoy
segura de que había estudiado mucho durante todo el semestre.
Reconocí esa mirada en su rostro. La he visto antes, en bailes, pruebas
de actitud, fiestas, baños de chicas, pasillos de la escuela y aulas; toda
mi vida en realidad.
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El olor de pachulí me pega antes de que pueda llegar a la parte
superior de las escaleras.
—Si tienes suerte también estará cortando los largos pelos de su axila —
digo, retrasando lo inevitable con mis brazos, con mi peso suspendido
en las barandillas pulidas, sabiendo que Shane cree que Freddie es
ardiente. Todos lo creen. Ella lo es.
—Oí eso —grita Freddie tan pronto como giramos hacia el pasillo—. Y
llegas tarde.
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sillas, tocador, escritorio, estanterías, incluso la cama… todo está
envuelto.
—Más rápido —dice mientras revisa una uña para ver si está pegajosa.
Me mira y añade, innecesariamente—: Obviamente.
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—Eso es lo que crees —dice Freddie casi sabiamente, con su expresión
ilegible detrás de una cortina de largo y rubio cabello mientras toma el
pequeño pincel brillante, comienza nuevamente en su dedo meñique, y
me pregunto qué quiere decir.
Shane intenta su suerte una vez más, tirando más impacientemente esta
vez, y cedo, dejando que me aleje de Freddie, Edith y de cualquiera
que pudiera haber omitido. Enganchando mis dedos alrededor de los
suyos, arrastro mis dedos del pie a través de la gruesa alfombra color
crema hasta el fondo del pasillo, sintiendo su atracción cada vez más y
más fuerte cuanto más nos acercamos a mi puerta. Él sabe que los
nervios de mi madre pueden estar momentáneamente resueltos ahora
que estoy en casa a salvo, pero el sonido de sus tacones tensos
cliqueando a través del embaldosado vestíbulo abajo quiere decir que
nos estamos quedando sin tiempo.
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Capítulo 2
Traducido por Clau12345, Jo (SOS), Kathesweet (SOS) yGry
Corregido por Susanauribe
R
oger tiene el cabello oscuro, perfectamente recortado de
manera tal que se levanta en una perfecta línea recta a lo largo
del borde de su frente, como un seto. También es de los que usa
pliegues en la parte delantera de sus pantalones de tela y
mocasines brillantes haciendo juego con su correa de cuero. Sus brazos
están bronceados por el golf, su cara es color canela por esquiar en
invierno y hacer parrilladas en la casa del lago de sus padres durante el
verano. Así que, en pocas palabras, es como cualquier novio que Yorke
haya tenido, pero con un poco más de dinero, como descubríaquella
noche mientras esperaba con mis hermanas en los escalones delanteros
de nuestra casa por un aventón hasta el club y él se detuvo en su
pequeño y brillante BMW M3 rojo detrás del cual Shane y yo nos
habíamos estacionado ese mismo día.
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manchas oscuras de su máscara de pestañas en toda la servilleta de
tela del club de campo.
Yorke nunca podía guardar un secreto. Jamás. Ella siempre era quien
adivinaba donde se ocultaban nuestros regalos de navidad cada año.
Luego me convencía, o a Freddie, pero usualmente era a mí ya que
Freddie era la clase de persona con voluntad de hierro, como para
participar de la expedición para descubrirlos.
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de niñas con el pelo recién cepillado y vestidos rosa que se morían por
jugar con ella, y Freddie y yo nos quedábamos de pie, incómodas, en el
vestíbulo de entrada con una madre molesta y una pequeña
cumpleañera confundida.
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Yorke da la vuelta y yo pongo una enorme sonrisa en mi cara mientras
Roger nos lleva a toda velocidad.
—Yo iba a esperar para hacer el gran anuncio esta noche en la cena,
pero no pude... —dice ella mientras se alisa el pelo hacia atrás con su
mano derecha, deteniéndose el tiempo suficiente para que yo viera el
pesado diamante resplandeciendo en su dedo—. No le digas nada a
mamá o papá, ¿de acuerdo? Quiero decir, ellos ya saben, pero aun así,
actúen sorprendidas, ¿de acuerdo?
Miro hacia el lago a medida que pasamos con rapidez por allí. Es suave,
el agua oscura, con toques de luz de sol detrás de un barco o dos. Hay
padres y niños afuera en los muelles, pescando peces dorados o
simplemente llegando después de pasar una tarde navegando.
Freddie era una excelente buza. Ella pasaba horas practicando afuera
de nuestro muelle, papá con el agua hasta el cuello, animándola. Yo
solía ver cómo Freddie doblaba sus piernas, cómo se tensaba justo
antes de empujar, la manera en que mantenía sus dedos en punta
mientras tocaba el agua.
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Ella tomó mi mano la primera vez que fui a bucear, nuestros pies
enroscados sobre el borde del muelle de madera. Cuando me soltó, me
embarqué en el agua. Sabía lo que debía hacer. Yo había aprendido
todo lo que necesitaba saber de solo mirarla.
Días y días pasaron en los que lo único que hacíamos era nadar y
encontrarnos en el muelle, envolvernos en las espesas toallas de playa
cuando el sol comenzaba a ponerse, nuestro pelo todavía goteando
por las puntas blanqueadas por el sol.
Roger toma una curva cerrada. Extiendola mano, enredando los dedos
en mi pelo, y me recuesto de nuevo con las noticias de Yorke,
esperando a que el sentimiento familiar de celos me pateara.
Cada vez que pasábamos por nuestra antigua casa de camino hacia el
club, mi madre insistía en que redujéramos la velocidad para poder
maldecir a los nuevos propietarios.
Con Roger detrás del volante, no hay ralentización frente a la casa del
lago, a pesar de los destellos que aparecieron entre los árboles y luego
desaparecieron tan rápidamente como pasaban los recuerdos por mi
mente. No hay ninguna ralentización y punto. Freddie y yo tendríamos
suerte de salir de este paseo con nuestras rodillas intactas. El verano ya
parecía tener prisa por irse y ni siquiera había comenzado oficialmente
todavía.
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cinturones de seguridad que nos detienen y aprietan de regreso hacia
atrás.
Levanté la mirada hacia los ojos verdes con trocitos de marrón bailando
en ellos mientras sacudo mi cabello fuera de mi hombro, frotaba mi
rodilla adolorida, agarraba mi bolso y luego alcanzaba la mano
extendida.
Me echo a reír. Cuando enredó sus dedos alrededor de los míos, una
cálida corriente eléctrica fluyó a través de mí. De pronto me
sientosólida, como si mi mundo hubiera rodado delante de mí y se
hubiera detenido, justo ahora, increíblemente nítido y enfocado como si
yo acabara de quitarme mis patines. No quería dejarlo ir.
Roger aparece frente a nosotros. Sus pliegues agudos y las líneas nítidas
no se vieron afectados por su forma de conducir. Su rostro era serio y las
llaves de su BMW M3 rojo estaban colgando de uno de sus dedos. Él las
cuelga y finalmente las deja caer. Esos dedos eléctricos atrapan la llave,
rompiendo nuestro agarre y mi corazón.
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Luego se aclara la garganta, desliza su mano hacia arriba para
comprobar que su pelo estuviera lleno de atención, procedió a rodear
el auto entero, admirándolo y evaluándolo antes de llegar de nuevo a
Yorke y halarla a través del pavimento caliente hasta las escaleras que
conducen al club.
Puedo sentir los ojos verdes de Porter sobre mí, mientras cruzo el
estacionamiento, mis tacones afilados tratando de estabilizarse en la
brea blanda de haber pasado todo el día bajo el sol.
Sus ojos, ese verde tan brillante, la sonrisa de lado, la manera en que se
sintió cuando tomó mi mano. Mis dedos estremeciéndose cuando lo
envolví en un primer intento de agarrarlo fuerte.
Es hora de que ellos hagan las rondas, saludar a sus viejos amigos,
dándole a la gente una oportunidad de felicitarlos por la inteligencia de
Freddie. Tiempo de esparcir la noticia del compromiso de Yorke y Roger.
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Las luces son bajas en la habitación que mi madre reservó para esta
ocasión familiar especial, los paneles de pino nudoso, el pato real
enmarcado, las huellas de pato oscurecidas por la luz de las velas y las
ventanas tapadas con gruesas cortinas de terciopelo.
—Lista o no, Leah —dice Shane en voz baja. Bajo el largo mantel oscuro
agarra con su gruesa mano mi rodilla con tal fuerza que mis dientes
frontales chocaron contra mi copa de vino justo cuando estoy tomando
un sorbo. Me comienzo a preparar para el inminente acercamiento de
mi madre.
—¿Y el próximo año? —pregunta, sus ojos mirando los míos llenos de
significado antes de terminar su pensamiento—. ¿Debería esperar estar
allá arriba de nuevo?
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Evitando su mirada, miro el vino en su copa arremolinándose. Cubre el
interior del cristal, como un buen vino debería, después de deslizarse
hacia abajo en el fondo.
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—¿Vamos?—pregunta.
Shane me alcanza. Pongo mis dedos en los de él, sin sentir electricidad,
sin cosquilleo acogedor, solo los callos y la piel áspera que dejó su
temporada de campeonatos de béisbol. Dejo que me levante.
—Oye, Rog —grita Shane tan pronto estoy estable. Su mano presiona la
parte baja de mi espalda mientras caminamos hacia el final de la mesa
—. No había tenido la oportunidad de felicitarte personalmente
todavía.
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fuera algún vaso de plástico rojo por el que pagó tres dólares para una
fiesta cualquiera1.
Los dulces verdes rebotaron lejos, fuera del círculo de luz que los había
mostrado como impostores, y rodaron hacia la oscuridad, perdidos
debajo de los autos de nuestros amigos y vecinos.
donde se reúnen en una casa y usualmente consumen cerveza de barril u otra clase
de licores baratos en vasos de plástico.
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Sabía que esos dulces no eran para bebés. También sabía que Yorke no
los comería sólo porque no eran azules, su color de firma, y no había
manera de que Freddie comiera los amarillos, no ahora.
Vi a Freddie tirar los suyos uno por uno en nuestro camino al auto, como
un camino de migas de pan sobre el asfalto. Sostuve los míos con fuerza
cuando mi papá me recogió y me metió en el auto, y me aferré a ellos
en todo el camino a casa. Aún cuando dejan tus dientes un poco sucios
y ponen tu aliento incluso peor, he estado comiéndolos a escondidas
desde entonces.
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Detesto el queso apestoso. Y estoy bastante segura de que a mi cabello
no le van las boinas.
Allí están, paradas lado a lado, hablándole a la mujer que vivía al lado
de nosotros en la casa del lago.
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acelerando suavemente en la distancia, su brillante color rojo
moviéndose por el cultivado campo de golf verde.
Lo oigo rugiendo hacia mí sobre la última colina. Alineo mis dedos del
pie a lo largo del borde del asfalto y espero a Roger, esbelto y
presionado, para gritarle que pare delante de mí.
El auto gira y viene fácil, sin esfuerzo alguno me paro en la punta de los
dedos de mis pies. Es Porter. Su pelo castaño salvaje sobresale por todas
partes de su cabeza, denso y desordenado, y sus ojos verdes me miran
de arriba a abajo, quemándome, finalmente fijándose en mis pies
desnudos.
—Mantenlo cerca —dice como si fuera obvio. Sonríe con esa sonrisa
ladeada otra vez y estira sus brazos largos y amplios alrededor del
interior del auto, casi tocando la puerta de pasajeros con las yemas de
su dedo.
Está bastante oscuro para que las velas de las mesas en el comedor
principal hayan sido encendidas. Ellas parecen luciérnagas atrapadas
en un tarro realmente grande.
2Green: área de unos 550 m² donde está situado el hoyo de los campos de golf.
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—Nop —dice, negando con su cabeza, muy seguro de sí mismo—. Sé lo
que él quiso decir. Mantenerlo cerca de mí.
Me río, porque no soy tan fácil. Pero Dios, quiero decir sí.
Me doy cuenta que todavía miro sus manos. No sé lo que espero, pero
no puedo dejar de mirarlas fijamente. Levanto mi cabeza y alejo mi
mirada.
—He estado allí antes. —Con una cabezada hacia el asiento trasero.
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Dejando caer mis sandalias sobre mi hombro derecho, sostengo
apretando las correas de cuero delgadas y comienzo a volver hacia la
casa club.
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El auto nunca se movió. Maldito, él me atrapó.
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—Hueles a menta. —Había susurrado mientras sus labios pasaban
rozando apenas mi oído, provocándome.
Mis dedos se habían rizado en la hierba bajo mí, ya que sus dedos se
arrastraron ligeramente bajo mi brazo, su toque dejándome una
corriente de palpitación, fluyendo suave desde el codo a la muñeca.
Pasamos las últimas noches del viernes y la mayor parte de las tardes del
sábado peleando en mi cama, sobre las sábanas, con Shane ganando
lugar despacio. Pero lo que mi novio tardó más de doce meses en
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conseguir centímetro a centímetro en mi dormitorio, Porter lo consiguió
en unos sudorosos minutos en la calle cerca del duodécimo hoyo.
Me tumbe allí, alzando la vista a un cielo tan azul que era casi negro,
escuchando la respiración de Porter cuando volvía a la normalidad,
sintiendo la mía también calmarse. Todos aquellos fines de semana y los
encuentros especiales luego de la escuela con Shane, combinados,
sumados, y sacando el total, no se sentían tan bien como este breve
desastre cubierto de hierba con Porter. Sentí que sólo conseguí una
bebida grande de agua cuando no sabía que tuviera sed. Fue tan
bueno que me asustómucho.
—Leah —dice otra vez, un poco más alto, con una risa pequeña,
sorprendida—. Tienes hierba en tu pelo.
Ella pasa sus dedos ligeramente por mi pelo y sostiene unas hojas. Las
deja caer, largas y verdes, en mi palma, y cierro mi mano alrededor de
ellas, dirigiendo mis nudillos suavemente contra mis labios magullados,
buscando el olor a menta entre mis dedos curvos.
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Capítulo 3
Traducido por Vettina y Eve2707
Corregido por Lola_20
M
i familia, todos expertos en leer los estados de ánimo de mi
madre, desaparecen tan pronto como llegamos a casa del
gimnasio. Mis hermanas se dividen en diferentes direcciones,
seguidas de cerca por sus novios. Freddie, la primera a través
del vestíbulo, se desliza por las escaleras, aun en su toga y birrete,
dirigiéndose a su habitación Parisina con Evan.
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Yorke rodea la escalera del largo camino y echa un vistazo para unirse
a Roger y mi papá en la carpa blanca rentada, dejándonos a Shane y
a mí solos con mi madre, y ella se está acercando detrás de nosotros.
—¡Shane! ¡Leah! ¡Vengan aquí! —grita mi madre, y casi puedo oír sus
pulseras contra la barandilla.
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Se gira lejos de mí y se para rápidamente, acomodando la parte
delantera de sus pantalones cortos color caqui y agitando su flequillo
hacia un lado.
—Engancha esta cosa, Shane —digo con mi barbilla hacia abajo y mis
dedos perdidos y torpes en mi espalda.
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Correcto, pienso, sosteniendo las flores fuera y tan lejos de mí como la
longitud de mi brazo lo permite, buscando por espacio para
acomodarlas. Estaba allí cuando Freddie tuvo un par de accidentes y
Yorke inventó amarillo como pipi en tu cama. Freddie ha evitado el
amarillo desde entonces, pero mi madre sigue tratando.
Dios, ella ni siquiera sabe cuál soy. Sólo sabe que no luzco lo
suficientemente bien.
—Shane —dice con una suave sonrisa, las puntas corales de sus dedos
haciendo una marca en su piel—. ¿Me darías una mano en el bar?
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Abriendo las puertas de persiana de mi guardarropa, enciendo la luz y
doy un paso dentro para encontrar algo de vestir que mi madre
considere apropiado.
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superficie plana lo suficientemente grande como para contener uno,
pasando mi vista de puesto a puesto y de mesa a mesa, un
resplandeciente punto a punto sobre nuestro patio recién cortado.
Freddie obtiene besos y felicitaciones, por ahora, pero estoy segura que
Yorke atrapará eso tan pronto como pueda. Como una indicación, miro
a mi madre agitar un brazo hacia Yorke a la sombra de la carpa
rentada.
Las sandalias de Yorke suenan a través del patio mientras toma su lugar,
llevando a Roger, oscuro y delgado, a su lugar detrás de ella, arriba y un
poco hacia la derecha, como una llave plana de un piano.
Es usual que mi madre nos guie a nuestro lugar, con mi papá esperando
pacientemente al lado con el trípode y el flash.
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Las uñas de sus dedos se hundirían en nuestros hombros mientras nos
arregla, azul, amarillo y rosa, para sus satisfacción. Después se echaría
hacia atrás para admirar su trabajo y diría algo como:
Anoche fue la noche más divertida que hemos tenido el auto y yo, y
probablemente la más divertida que vayamos a tener. Salimos pulidos y
preparados para una noche de viernes común, un paseo tranquilo, sin
baches en el camino, pero regresamos diferentes. Nuestras máquinas
habían corrido. Acelerado. Roger sólo tenía que deslizar el asiento M3
del conductor para que las cosas regresaran a la normalidad. No sé lo
que me va a tomar a mí.
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coral. Casi podía sentir sus manos en mis hombros, poniéndome en mi
lugar.
3Bump and grinden el original. Un baile vulgar donde se frotan las partes del cuerpo
entre la pareja que baila.
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—Vamos a bailar —dice Shane, extendiendo su brazo a lo largo del
respaldo de mi silla, su aliento borracho y espeso en mi oreja mientras
frota mi hombro. Me ha estado manoseando y frotando todo el día.
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—Ella es como sus hermanas.
Miro a Freddie dar una vuelta hasta pararse en una esquina de la pista
de baile. Se estabiliza, acomodándose el cabello y ajustando los
cordones dorado alrededor de su cuello.
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Veo la depresión de Freddie, pero sólo dura un momento. Se recupera
rápidamente, al estilo Johnson, guardando su enojo y suavizándolo con
una sonrisa y un abrazo del dientudo novio a su lado.
Brindo por ella, sabiendo que con Yorke alrededor, nunca sería la
primera en nada. O bien, me doy cuenta del burbujeo de la cerveza en
mi cerebro, al final. Así que bebo por las tres.
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Capítulo 4
Traducido por Dark&rose (SOS) y Kathesweet
Corregido por Lola_20
L
os tres últimos días de la escuela acaban. Las fiestas, firmar
anuarios, incluso las fotos de la clase ocurren sin incidentes. Estoy
indiferente, marchita, mi pulso lento y goteando como el agua
en una manguera de jardín que se ha dejado en el sol.
Parece que la boda está ganando, por mucho. Tiene un fuerte apoyo,
siendo totalmente respaldada por mi madre. Es fácil para ella conseguir
una buena boda. Entiende un mundo lleno de hermosos vestidos y las
listas de invitados. Francia, sin embargo, no lo entiende. Ella nunca ha
estado allí.
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convencer a mi madre y sentó las bases para esta batalla en el
desayuno, donde aparentemente no hay escaramuzas, sólo un montón
de tensión. Sentada entre las facciones en guerra cada mañana, estoy
por lo general, en estado de tensión antes de que pueda terminar mi
zumo de naranja.
Son las 9 en punto del 5 de junio, mi primer día oficial del verano, y ya se
está a 31 grados. Llegué a la colina que conducía hacia el parque, la
parte más difícil de mi largo paseo a la piscina pública, y me ajusto la
mochila, sintiendo una burbuja de calor escaparse por debajo de ella,
aunque el sol sigue siendo bajo en el cielo.
Sigo el camino que rodea el jardín de flores, donde el aire huele a dulce
y zumba con regordetes abejorros. Las flores ya están tratando de evitar
el sol que las marchita y me hace inclinarme, golpeando la parte
superior de mi mochila.
Seguí sus voces, mis pequeñas piernas palpitando hasta que me topé
de repente con la espalda de Yorke. Allí estaban, a la vuelta de una
curva en el camino, y yo estaba a salvo.
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Sigo la misma curva hoy, fuera del macizo de flores y de vuelta hacia la
calle. Enganchando la mochila hacia arriba de nuevo para evitar que
se deslice, miro hacia arriba y noto un Corvette de color verde oscuro
escabullirse a lo largo del lado de la carretera. Ralentizo el ritmo cuando
el auto rueda hasta parar. Casi puedo sentir a alguien observándome
desde detrás de las ventanas tintadas de oscuro. Miro a mi alrededor,
nerviosa, con la esperanza de ver a Freddie y Yorke saliendo de las flores
altas a sólo un paso, como siempre, pero el parque está desierto.
—¿Por qué estás saliendo a caminar tan temprano en una mañana tan
agradable?
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que una buena defensa es la mejor ofensiva, o lo que sea. Estoy segura
de que puede funcionar para los niños, así como para el fútbol.
—Te ves diferente —dice. Sonríe de nuevo, y los cielos se abren—. Muy
brillante.
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vacaciones, lista para las pruebas, sabiendo que iba a formar parte del
equipo, sabiendo que era sólo una formalidad para mí ya que había
estado en el equipo el verano anterior, y luego mi padre, sentado a la
mesa, comiendo un huevo con una cuchara pequeña, comentó sobre
mis hombros, lo grandes que eran por toda la brazada de espalda.
Lo siguiente que sé, es que ya no nado más. Estoy sentada en una silla
de metal alta con un silbato, observando a los niños pequeños nadar a
estilo perrito y a la gente gorda con flotador.
—Cierto —dice—. Pero tú eres una chica de club de campo. Sin duda,
puedes ver cómo podría haber llegado a esa mala conclusión.
—Cierto —digo, retorciendo mi dedo del pie entre los tallos altos de la
hierba a la orilla de la carretera—. Pero sólo en las noches de los viernes.
El resto del verano estaré visitando los barrios bajos en la piscina pública.
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—Seré la que está en la silla alta —digo—. En un traje rojo. En caso de
que no estés seguro de nuevo.
Medito sobre eso, nunca había pensado mucho en eso antes. Todas las
opciones necesarias cuando estás detrás del volante aparecen en mi
cabeza. ¿Derecha o izquierda? ¿Arriba o abajo? ¿Rápido o lento? Ugh.
Es más fácil dejar que alguien más conduzca, para que tome esas
decisiones por mí.
Él asiente.
Mi corazón corre más rápido que el motor V-8 al ralentí bajo él.
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—¿Quieres que te lleve? —pregunta. Me encojo de hombros—. Es tu
decisión —dice.
Incluso la piscina está bastante vacía, a pesar del calor. Una pareja de
nadadores jóvenes están cruzando el ancho de la piscina con golpes
vacilantes, sacando sus caras del agua cada pocos centímetros para
farfullar y respirar.
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Mi primer turno del verano es en el extremo final de la piscina en forma
de L, a la izquierda de los trampolines de color aguamarina, donde el
agua es de tres metros de profundidad, y todos quieren pasar el rato.
La losa caliente de cemento que rodea los tres lados del pozo para
bucear es el lugar para estar. Es suficientemente lejos de la oficina de la
piscina para un poco de privacidad, pero lo suficientemente cerca al
aparcamiento para que los chicos coqueteen desde el otro lado de la
valla y amigos sin necesidad de pases de temporada pasen por allí y
me pongan al día con lo último.
Golpeo mis pies contra las patas largas de mi silla alta y giro mi silbato
entre mis dedos, ansiosa de adquirir mi rutina de verano. Al menos un
nadador en el pozo estaría bien.
Ella está leyendo Moby Dick junto a la piscina, sin aparente ironía. Sus
brazos delgados parecen como si nunca hubieran visto el sol y apenas
pudieran sostener el libro de tapa dura. Descansa el libro sobre su
estómago cóncavo y gira la página.
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Definitivamente está preparándose para un enfrentamiento académico
el próximo año. Tiene que ser. ¿Por qué más sentiría la necesidad de leer
un clásico americano en mi presencia? Nunca ha estado en la piscina
antes. Ni siquiera estoy segura de que pueda nadar.
—Leah.
—Te perdiste el silbato —dice, golpeando sus dedos sobre los dedos de
mis pies—. Tiempo de moverse.
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nariz. La página bajo ella está goteando en neón, casi cada línea
resaltada. ¿Quién trae un resaltador a una piscina? Debería dejarla
ahogarse.
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Capítulo 5
Traducido por Konyxita,Little Rose y Ro0.
Corregido por Maia8
L
eah —dice mamá, finalmente, tomado asiento en la
cabecera de la mesa con un gesto de aprobación, al
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Echo de menos nuestra antigua casa. Echo de menos los árboles. Echo
de menos el lago. Incluso extraño estar hacinados en la pequeña
cocina con el papel pintado de tetera, las charlas de libros y chicos y los
suéteres prestados sin permiso rodando alrededor de la mesa redonda
desgastada en la cena. Nuestra estrecha relación parece haberse
disuelto de alguna manera en el material extra cuadrado y techos
abovedados de este nuevo lugar. Puede ser el doble del tamaño, pero
es la mitad de lo que era estar en casa.
Yorke está sorbiendo su té helado. El vaso está tan lleno de hielo que se
precipita en el borde, amenazando con caer.
—Tenemos que hacerlo… —dice Yorke mientras hace una pausa para
examinar cada pieza de pollo en el plato antes de llegar a una y
dejando caer una n muy quemada en el plato de Freddie y otra menos
quemada para ella.
Ella me pasa el plato. Todas las que estaban bien quemadas se han ido.
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—Freddie es mi dama de honor, después de todo —dice Yorke—. Así
que tiene que estar allí.
—Quiero decir, para las compras —le digo, y añado con claridad—, no
a la boda.
—Es sólo que tengo que trabajar —digo, mirando por encima la cara de
poca simpatía de Yorke.
—¿No puedes tomarte el día libre o cambiar con alguien o algo así? —
pregunta ella, dando vueltas con el tenedor en el aire. Para ella, es tan
fácil como un pastel. Lo creas o no, Yorke no ha tenido nunca un
empleo. Imagínate.
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Ajustando la botella con demasiada fuerza, me pregunta, aunque sé
que es para mi papá también:
—Seis y media.
—Salvo que Leah tendrá que irse más temprano para caminar hasta la
piscina. —Ella levanta su copa y drena el Chardonnay de un sólo trago
de oro.
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Le doy una mirada lamentable.
—Por una vez. —Yorke está de acuerdo con énfasis—. No sé por qué se
le compró el auto de todos modos.
—Está bien, entonces —dice mi papá, frotándose las manos con fuerza
y dando una pequeña palmada. Parece satisfecho—. ¿Está bien? —
pregunta, mirando a cada uno de nosotros, expectante.
4Two-a-days:Se refiere a una temporada del año donde los equipos de fútbol
americano entrenan dos veces al día.
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—Mañana. Cuatro de la tarde. En punto—dice ella.
Asiento con la cabeza. Parece que esta comida, como todo lo demás
en mi vida, empieza y termina con su aprobación.
—No está demasiado recargado, pero sin duda con pedrería —dice
ella, levantando la falda de seda de un vestido de muestra lánguido
entre sus dedos—. Y blanco. Definitivamente blanco —añade. Las
señoras de la tienda de novia se dispersan en todos los sentidos,
empeñadas en ser una para encontrar el vestido perfecto para la novia
perfecta, y por la comisión, también.
Ella pasa los dedos por el bulto entre mis omóplatos donde se retorcían
los tirantes de mi vestido de baño rojo con una banda elástica para que
sea más corto, de corte menos infantil, y más fácil de usar.
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—No me gusta cambiarme en la piscina —le digo, deslizándome por
debajo de su alcance y desarrollo un repentino interés en los vestidos de
novia—. Todas las chicas miran.
Ella está de pie sobre un estrado que está cubierto de espesa y cremosa
piel y se sienta frente a tres espejos dorados de cuerpo entero. Gira
lentamente, comprobando su reflejo en cada espejo antes de que me
mire.
Freddie se ríe desde algún lugar detrás de metros de tul, y Yorke vuelve
a los espejos. La miro con su escote en doble A reflejado en el espejo.
Incluso, por triplicado, no son gran cosa.
—De todos modos, no estoy tratando con vestidos hoy —le digo—. Tú lo
estas.
Freddie deja caer el vestido que está sosteniendo y camina hacia mí.
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Sonríe hacia las asistentes.
Es triste pero cierto, Yorke tiene que comprarlo enseguida. La fecha está
muy cerca para hacerle el vestido perfecto. Me siento y miro a mi
madre y a Yorke entendiendo el verdadero significado de esto y
después me reclino, lista para el espectáculo.
Mi madre me arquea las cejas y bebe de su té. Sólo hay una marca de
labial, siempre le acierta al mismo lugar.
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—Te ves como una chica que va al baile de graduación de 1982 —dice
Yorke mientras vuelve al cuarto con un vestido corte sirena, con una
larga cola—. Quítatelo.
—¡No!
Sus asistentes están listas para intervenir, ansiosas por romper la tensión
del cuarto, felices de buscar un vestido, ya sea azul o cualquier color.
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Una jarra de té y quince vestidos más tarde, seguimos buscando “el
indicado”. Bueno, en realidad mi madre, Freddie y Yorke lo están
buscando. Yo estoy mirando por la vidriera de la tienda, tomando mi té
y observando la calle en espera de un auto que me rescate. El cuarto
está tan lleno de aire caliente y té concentrado que no puedo respirar.
—Bueno, aquí llegó —dice mi madre riendo y abriendo los brazos para
recibirlo.
Yorke sale del vestidor, sin hacer ruido por la alfombra, llevando sólo un
corpiño sin breteles bajo una bata de satén blanca suelta.
—Nop —dice.
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—¿Entonces, nos vamos? —pregunta Shane, sin mirarme, y
comprobando con mi madre como siempre, antes de agacharse a
tomar mi bolso.
Finalmente Troy se sube sobre su silla, y las bicicletas caen al suelo como
moscas. Los refugiados están listos, bien para otra oportunidad. Yo, sin
embargo, no estoy segura de que lo tenga en mí.
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chapoteando por allí durante las dos próximas horas mientras el sol baja
y la temperatura cae.
Esta noche hay más familias, niños pequeños y padres que han ganado
algunas libras desde sus días de citas. Hacen esto (lo recuerdo del
verano pasado) donde dan sus primeros pasos avergonzados, los que
terminan en la toalla playera pero antes tocan el agua, con las puntas
de sus pies. Como si eso los hiciera lucir más delgados o algo así.
Una brisa levanta las ramas que cuelgan por encima de la valla, y tomo
una respiración profunda. Se siente como la primera del día.
Freddie atravesó esa fase Beatles totalmente molesta, así que sé quién
es Ravi Shankar. Freddie y Evan se sentaban en su habitación con una
lámpara de lava encendida y escuchando Yellow Submarine una y otra
vez. York le dijo que valía la pena sólo si iba llegar alto, o al menos
escuchar Sgt. Pepper’s, pero en ese momento Freddie no estaba
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dispuesta a arriesgar células cerebrales o cambiar su oportunidad de ser
quien diera el discurso en su graduación.
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Prácticamente puedo escuchar los huesos de ella crujiendo contra el
cemento hasta aquí cuando rueda sobre su estómago, saca un
rotulador rosado de entre sus dientes frontales, y observa el arco de
buceo del pozo de bucear.
El buzo está todavía bajo agua, haciendo su camino a través del agua
brillante del pozo de bucear, así que estoy adivinando que el diálogo
en curso es para mí.
Cuando grita:
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mientras un auto se estaciona justo sobre la ladera de hierba al lado de
la piscina.
Las luces parpadean una vez. Dos veces. Se apagan. Me estiro para
alejar la espumadera, bizqueando hacia la profunda oscuridad, y
atrapo mi dedo en el cierre de la espumadera. Inhalo rápido y fuerte.
—Hola, salvavidas.
—Hola, Porter.
—Lindo silbato.
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—¿Has terminado aquí? —pregunta.
¿Es como un, Bien, te veré pronto, o un Bien, te espero, o un Bien, tengo
que irme, porque mi novia me espera en el auto?
—Bien —digo.
Sus labios se deslizan hacia arriba, y siento sus ojos seguirme mientras me
alejo, solamente mis pies resonando suavemente contra el cemento.
Me alegro de estar usando este traje de baño, feliz de que pueda
llenarlo, feliz de no estar usando un caftán y trayendo un libro
prehistórico en mi bolso como Valerie.
Porter está sentado encima de una mesa de picnic llena de grafitis, con
sus botas gastadas apoyadas en la banca, con los codos apoyados en
sus rodillas, mirándome caminar a través de la ladera cubierta de pasto.
El auto de Valerie resuena detrás de mí mientras se va.
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La camioneta está completamente lustrosa, tan limpio que bajo las
luces ambarinas de la calle puedo ver el sendero de árboles en lo alto
reflejándose en el brillante capó.
—Cero.
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auto se mueva hacia delante, mientras la maquinaria está trabajando y
los engranajes se voltean o lo que sea que hagan, en ese segundo, él se
da vuelta y me mira, de pie sobre la loma cubierta de pasto, pasmada.
Él agita su mano, la apoya en el volante y se pone en marcha.
Aire tibio del lago atraviesa las ventanas abiertas, una mezcla entre una
tormenta de sudor de labios y aliento, revolviéndose en el interior de la
camioneta aparcada mientras maldigo al inventor del traje de baño de
una pieza. La mano de Porter se desliza hacia arriba en el resbaladizo
tejido de mi traje de salvavidas de lycra mientras me siento a
horcajadas sobre él.
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—Qué demonios —dice Porter mientras golpea un grueso tirante rojo—.
¿Cómo me meto en esta cosa? —Desliza sus manos por mi espalda—. Es
como un traje de castidad.
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absolutamente maltratada. Una mirada en el espejo de la puerta
delantera revela que mi cabello esta suelto y salvaje, cayendo sobre mis
hombros. Mis labios están hinchados y raídos. Ni siquiera estoy usando
una camiseta sobre mi traje de baño.
¿Quién sabe lo que pudo haber pasado sin éste? Tiemblo al pensarlo.
Pude haber sido seriamente saqueada, tomada en lugares que Shane
ni siquiera hubiera pensado. Larga vida al traje de baño, como hubiera
dicho Freddie, pero me siento un poco decepcionada y un poco
atrapada por el típico final de esta rara noche de sábado, así que
prometo, segura y sonando dentro de mi propia casa, nunca volver a
confundir el traje de baño con ropa interior. Eso, y siempre usar brillo
labial. Puedo garantizar que mi madre notará el brillo labial.
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Hay voces que vienen de la habitación de Freddie. Asumo que es
Freddie y su amigo francés Gérard, teniendo una conversación de
madrugada. Pero no, no hay entonación, hay mucho más farfullaos y
susurros que se esperarían de una lección de idiomas.
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Buscando en el fondo de mi bolso, encuentro y reviso mi teléfono. Dos
mensajes. Esos son de Dani y Len, de seguro. Y cuatro llamadas
perdidas. Mierda.
—Sip. —Asiente.
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esto más tarde. Pero por ahora todo lo que necesito es conservar esta
parte de mi vida para mí.
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Capítulo 6
Traducido por alexiia☮♪, Lalaemk y Carol93
Corregido por Maia8
E
l parque está nublado y en silencio, el césped a lo largo del
borde de la carretera sigue durmiendo bajo una gruesa capa de
rocío. Las mesas de picnic de tablones sólidos y los cobertizos
industriales verdes de las mismas están resbaladizos con el agua
que se secará cuando el sol salga.
¿Cuán estúpida soy para pensar que iba a aparecer todos los días?
¿Cualquier día? Estoy segura de que tiene otras cosas que hacer, chicas
que ver, autos que conducir. Sea lo que sea que haga con su vida que
no conozco. Como todo.
Pero, ¿cómo hago para que mi corazón deje de perder el ritmo cada
vez que oigo un auto acercándose? No lo sé. Lo único que sé es que
después de casi una semana me siento como si poco a poco estuviera
retrocediendo, como si no hubiera más sorpresas en mi vida, nunca.
Conozco el siguiente paso que debo dar, y el siguiente y el siguiente.
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Doy un par de pasos lentos mirando hacia el suelo, cambio mi bolso de
un hombro a otro con el más mínimo movimiento de mi cabeza, sólo
percibo el cromo pulido de un parachoques por el rabillo de mi ojo.
Además, ¿quién subiría tan cerca y tan lento? ¿Sin saludar, sin tocar la
bocina, sin ninguna advertencia en absoluto? Nadie más que Porter, así
que es él.
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—De cualquier manera —dice él, dejando caer su mano sobre el
exterior de la puerta del conductor, mientras me mira con las cejas
levantadas—, es posible que necesites ayuda profesional.
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sucedería si alguien moviera los faros hacia mí. Probablemente correría
descalza por una calle pavimentada de vidrio.
Alzo las cejas, mis ojos preguntando sí, y sus ojos diciendo sí como
respuesta, así que lanzo mi bolso en la pequeña caja del asiento trasero
antes de que él cambie de opinión y me deje parada en la orilla de la
carretera, una vez más. Por lo menos me gusta pensar que estoy
aprendiendo.
El interior se llena con los sonidos de rock clásico. Me siento bien y veo a
Porter manejando, su muñeca descansando fácilmente a lo largo de la
parte superior del volante.
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Pasamos al chico de la podadora. Se remanga su mono, preparándose
para un día caluroso. El mono se balancea mientras él camina, las
mangas atadas a la cintura como un cinturón. Nos da un guiño y un
saludo con dos dedos antes de dirigirse a la dirección opuesta.
Porter se gira hacia mí, levanta las manos con las palmas hacia fuera, y
trata de verse como la imagen de la inocencia, mientras dice:
—Está bien.
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Dios, pienso, retrocediendo y envolviendo mis brazos apretados sobre mi
pecho, sabe que soy una adicta a él. Bueno, tal vez es obvio, pero no es
como si eso garantice una intervención o algo así.
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—Sabes, tengo una licencia.
—¿Ves?
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cepillo, una botella de barniz azul oscuro que mi madre había prohibido
tan pronto como vio las uñas de mis pies pintadas, ligas de cabello.
Arrojo todo en mi bolso y lo tiro al asiento trasero.
Exhalo.
Muevo mis dedos del pie para mostrarme a mí misma de que todavía
existen y pregunto:
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camino de vuelta al asiento del conductor, esperando que mis nervios
no se muestren en mi cara, pero de seguro lo hacen.
—Gracias —digo.
Me ajusta el asiento bien y cerca, para que mis brazos puedan estar en
las requeridas diez y dos5, con el codo ligeramente doblado y un firme
agarre en el volante. Ya saben, lo suficientemente firme como para
poner mis nudillos blancos y brillantes.
—Es común practicar para conducir con los brazos y piernas, no con tus
pechos.
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—Apuesto que lo hiciste —concuerda, y me giro para darme cuenta de
que está mirando hacia mi pecho.
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Temerosa de que una de esas veces vaya a dar tumbos justo sobre el
borde y dentro de la cantera, ajusto el espejo retrovisor y me siento
derecha. Dios, ¿Qué tan difícil puede ser?
—¡Porter!
El borde de la cantera estaba justo ahí, justo encima del salpicadero, así
que piso el freno con los dos pies y paramos en una violenta sacudida
con la frenada, una frenada que nos arroja como maniquís de prueba
de choques y me deja perdida en una nube de cabello rubio. Puedo
sentir la vergüenza sonrojar mis mejillas mientras tiro mi cabello hacia
atrás, luchando por salir debajo del enredo de los largos hilos de oro.
—¿Qué?
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Por encima del rugido del motor, con el embrague apretado y mi pie
derecho acelerando, lo escucho decir claramente:
Pero esta vez lo dice realmente lento y fuerte, como si fuera sordo o
retardado. O yo lo fuera.
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negro. “Si, ella estaba conduciendo” va a decir la gente mientras
admiran la matanza. “¿Tuviste al menos que preguntar?”
¿Duffy?
Mis ojos se hacen más grandes, y tomo un respiro mientras me giro hacia
él, pero antes de que pueda siquiera preguntar, Porter continúa en una
voz larga, cantarina.
—Sí, soy Jon Duffy, hijo de Don Duffy, Gran Duff, como probablemente lo
conoces.
Bueno, claro que lo conozco. Todos lo conocen. Gran Duff es casi tan
notorio como Sam, Sam, el hombre de UPS, por salir con cada mujer
recientemente separada o divorciada en el pueblo. Mientras Sam se
mueve por la ciudad en su camión marrón con sus pantalones cortos
marrones, haciendo "entregas especiales,” Gran Duff se mueve en el
club de campo con un palo de golf y una sonrisa perversa. Él es el
profesional del golf en nuestro club y un integrante permanente sobre
los campos y en la casa club.
6
Backswing: cuando se mueve el palo hacia atrás para tomar impulso, justo antes de
dar el golpe.
7Juego de palabras entre el apodo (Gran Duff) y dar una paliza (to duff).
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Lo he visto en el bar del club en las noches sociales, hablando sobre golf
y riendo en alto, sus mejillas coloradas y su línea de cabello con
entradas. Normalmente tiene un brazo alrededor de una rubia
bronceada que viene complementada con adornos en diamante,
patas de gallo hidratadas y dos hijos adolescentes, mientras su otra
mano remueve los pedazos de limón dentro de su bebida alta y clara.
—Tienes razón.
Abre su puerta, salta hacia afuera, y hace su camino por delante del
auto, sus dedos arrastrándose sobre el capó azul mientras camina.
Llega a mi lado.
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bajo el control de Porter, sin pausa, tambaleo o reticencia. Entonces,
pienso mientras me relajo, deslizándome en el acolchonado cuero, así
es como se debería sentir.
—¿Sabes mi nombre?
—Sí —dice, sonriendo—, claro que sí. —Me besa en la frente—. Eres
Leah.
No sé cómo lo sabe. ¿Se lo dije? Pensé que si, pero no. Pensé que no
sabía, pero lo sabe.
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—Miraste mi licencia —le digo.
Página 93
Capítulo 7
Traducido por loveliilara y Dangereuse_
Corregido por Micca.F
R
ecuerdo la hierba en nuestra vieja casa del lago. Era como una
alfombra verde, fresca y espesa todo el verano. Era buena para
correr con los pies descalzos, y teníamos un montón de árboles.
Robles. Algunos enormes que hacían grandes sombras y casas en
los árboles que podían albergarnos a las tres tumbadas en una hamaca
sin problema.
9Putter: Tipo de palo de golf con el que se ejecuta el tiro llamado putt.
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El césped cruje y se aplana bajo mis pies mientras yo corto un ángulo de
pendiente interminable a través de nuestro patio, ignorando el zumbido
que sale de mi bolso mientras Dani y Len llaman nuevamente,
probablemente después de pasar toda la noche en vela. Evito nuestro
largo camino negro tanto como sea posible y, con eso, la inminente
llegada temprana de Roger.
Una vez me quedé dormida —creo que fue después de una dura noche
de rechazar a Shane— y ahí estaba yo, todavía medio dormida,
recostada en el desayunador con mis hermanas, tomando un poco de
leche con chocolate espeso, cuando sonó el timbre. Oí los tacones de
mi madre sonando a través del vestíbulo y luego su voz sonó en la
cocina: “Oh, Roger, eres casi de la familia ahora... no hay necesidad de
tocar el timbre”. Roger se metió en desayunador, prácticamente me
exprimió, y se inclinó para rodear con sus brazos el estómago de Yorke y
darle lo que yo pensaba que era un beso muy descuidado, para ser tan
temprano, o incluso para no serlo. Casi vomité.
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Son trozos y piezas que se pegan en mi mente para hacer un todo. Dos
horas aquí y luego diez minutos allí. Parte de una historia sobre su padre
que es cortada porque el auto en el que estamos dando vueltas es
devuelto, o una larga descripción de la cicatriz que me di cuenta que
tiene en su mano y cómo la obtuvo cuando tenía doce años y quería
pintar su habitación y trató de abrir una lata de semi-brillante negro con
un destornillador plano gigantesco que optó por deslizar fuera de la
ranura y lo apuñaló en la mano que estaba tratando de mantener todo
estable.
Sé que Gran Duff hace tres cosas religiosamente: las reuniones de AA los
miércoles por la noche, la hora del té a las 6 a.m. los jueves, y el servicio
los domingos por la mañana, y no es feliz si Porter no se une a él en
alguna de las tres.
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Nunca sé hacia dónde vamos. Podría ser el parque, o la cantera, tal vez
el lago, o incluso la carretera con curvas que pasa por el acantilado.
Con Porter parece que nada está fuera de camino o es demasiado
lejos de los límites. Es tan impredecible que es perfecto.
Algunas veces se pasa por allí con sólo un minuto disponible y tomamos
zumo de naranja y donuts con azúcar espolvoreado y lo hacemos sobre
Notas post-it: Pequeñas notas adhesivas de papel. Su color y tamaño pueden variar.
10
Página 97
el capó de algún auto al azar en el aparcamiento del Supervalue. Él es
dulce y pegajoso, y quiero tragármelo entero.
—¿Aquí?
Lo alejo, quejándome.
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—Me hace daño.
Cuando los labios de Shane rozan mi oreja, abro los ojos de golpe y
todo se detiene. Enfoco la realidad, y sé exactamente a dónde va a ir a
parar esto, tanto si quiero como si no: más viernes por la noche, más
movimientos torpes en los asientos traseros, más besos descuidados y
sentimientos que no son nada del otro mundo y cogernos de las manos
constantemente en los pasillos.
Me siento como el último auto del desfile del Cuatro de Julio, el que está
atascado detrás de los caballos y la banda de la escuela secundaria,
entorpecido por las marchantes, las chicas de tercer año que giran
bastones y que, año tras año, no parecen aprender a girar bastones.
Estoy dando marcha atrás.
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Capítulo 8
Traducido por Selene, dark&rose y Cami.Pineda
Corregido por Micca.F
V
alerie está oficialmente del color del café mañanero de mi
madre. Sí, en seis semanas se ha convertido en una luz
cancerígena marrón, la aproximación humana de un mocca
doble bajo en calorías con extra crema y dos paquetes de
edulcorante de color rosa.
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Valerie hace un giro, se tropieza y después sincroniza su ritmo al mío por
lo que estamos caminando juntas. Lleva calcetines blancos hasta las
rodillas y sandalias de ejercicio con una malla ancha de rayas. Ouch. Y
se pregunta por qué no puede conseguir una cita. En realidad, no sé si
se lo pregunta o no, ya que nunca hablamos de ese tipo de cosas. Pero,
por favor, ahí tiene su respuesta. Ella se ve como un pollo tostado con
los zapatos puestos. Se desliza y hace ruido metálico, los calcetines y las
sandalias son una combinación endemoniada y está tratando de
seguirme.
Troy hace sonar su silbato largo y fuerte, y la piscina abre con una bala
de cañón espectacular. Siempre es una bala de cañón. Un anillo de
ondas agudas marca el punto de impacto cuando el primer niño sale a
la superficie, su sonrisa y chapoteo son recibidos con gritos y aplausos
de un grupo de niñas flacas de tercer grado. Se chocan las cinco entre
sí y hacen fila para tomar turnos y lanzarse como cañones otra vez. Uno
tras otro, suben sus rodillas prominentes y las abrazan contra sus pechos
huesudos, pum, pum, pum. Sus salpicaduras vuelan alto, rociándose
sobre mis muslos desnudos. Me instalo en mi turno bajo un problemático
cielo de verano. La comprensión de que ahora estoy en deuda con
Valerie aparece lentamente, mientras las salpicaduras de las balas de
cañón gotean por mis piernas y se juntan en un charco caliente a mis
pies.
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Las nubes se acercan cada vez más y más hasta casi rozar la parte
superior de mis hombros. Miro alrededor de la piscina. Los padres están
mirando nerviosamente hacia el cielo, atrapados entre unos pocos
minutos más de paz o arrastrar a un niño llorando fuera del agua. La
regla oficial es sacarlos si llueve, pero los truenos y relámpagos van a
despejar la piscina de inmediato, sin excepciones.
Sin embargo, Valerie está arrasando a través de él, página por página,
moviéndolas de un tirón. Este libro y también toda la lista de lectura
para el verano. Tiene un ritual. Cada día desempaca los libros y los apila
hacia arriba. Los terminados los coloca a su izquierda con una
palmadita. A continuación, los que va a leer están ordenados,
probablemente en orden alfabético, a su derecha.
No hay manera de que yo lea todos esos libros durante el verano, pero
Valerie puede. Quiero admirar su espíritu. Lo hago, pero me resulta difícil
Página 102
ver más allá de su columna vertebral que se mueve y se curva entre esa
montaña de material de lectura.
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Yo levanto la barbilla para encontrar a Valerie de pie frente a mí,
orando como si fuera un coro griego. La cosa es que realmente no
necesito el resumen. Puedo sentir la hierba fría, áspera por debajo de mi
culo ahora mismo, así que lo entiendo. Lo estoy viviendo.
Lindo, pero sí, claro. Puedo vernos juntas, Valerie detrás del volante y yo
empujando su auto.
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caminar a casa atravesando el parque. El pasto alto y verde en el
borde de las pendientes de la carretera desaparece, y luego regresa
de vuelta a la vista. Los árboles meciéndose con la fuerza del viento
parecen demasiado frágiles, se inclinan hacia mí en un ángulo
imposible, y los faros que de repente deslumbran sobre la cresta de la
colina son muy intensos y penetrantes en el horizonte gris verdoso.
Aumento el ritmo. Un grito corto y ahogado suena en la distancia, y mi
corazón se detiene y retrasa el ritmo de mis pies por un segundo. Estoy
segura de que era alguien llamando a un perro o a un niño o, ya sabes,
advirtiéndome que el final está cerca. Me inclino hacia adelante por el
viento, mi corazón palpitando rápidamente, maldiciendo a mis padres,
a mis hermanas, a Shane, incluso a Porter un poco, por dejarme aquí. A
la deriva.
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En la parte superior de nuestro camino, alineados en una fila ordenada,
segura y seca, los veo: RGR DGR, LHS BUG, SHN ROX 13. Qué molesto. Con
razón la gente nos odia. Paso mi dedo a lo largo de los troncos
encerados, brillantes y profesionalmente detallados, burlándose de los
amenazadores cielos para que se abran y hagan lo peor.
Hay una silla vacía junto a Freddie, esperándome. Estoy segura de que
podría ayudar a Freddie con esa lista. Podría marcar los nombres,
mientras ella los lee de las tarjetas, o al revés. De cualquier manera
siempre hacemos un buen equipo.
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Yorke está planeando la boda perfecta, y luego se mudará lejos con
Roger. Freddie analizará gramaticalmente algunos verbos franceses
más, perfectamente, será dama de honor, y se irá a Francia durante un
año. Pero, ¿qué hay de mí?, pienso, ¿qué voy a hacer? Nada con
Shane, eso es seguro.
Él también está allí, hundido en el sofá de cuero de color crema, los pies
sobre el diván, de visita, su “dos al día”, obviamente, cancelado debido
al mal tiempo. Shane es parte del grupo perfecto de actores de reparto:
hombres de pelo oscuro, fuertes y bronceados, con dientes blancos y
camisas blancas, viendo un partido que no puedo oír, la televisión
brillando silenciosamente.
Freddie alza una mano y desliza su largo pelo rubio detrás de la oreja
con un movimiento ligero, un movimiento familiar. Inconscientemente
hago lo mismo y me freno a mí misma, recordando de pronto un día
como éste, con la misma quietud extraña, el aire tan espeso, cuando
éramos pequeñas y estábamos tomando clases de equitación.
Nuestra lección se vio interrumpida cuando el clima cambió, así que nos
pusimos a cepillar a los caballos marrones y brillantes y los encerramos
con seguro en sus establos. Mientras las nubes de tormenta sonaban
fuera del establo, los caballos normalmente tranquilos se volvieron
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volubles e inquietos. Sus ojos se agrandaron. Sus colas se movían. Dando
vueltas en sus puestos cada vez más rápido, golpeándose contra las
tablas, desesperados por un camino para salir. Yo estaba asustada.
Yorke estaba indignada. Freddie fue inteligente y ese día se había
quedado en casa.
Por favor, por favor, por favor, aspiro, por favor, por favor, por favor. Este
golpeteo llena mi cabeza entre los estruendos de un trueno
tamborileando como timbales. Entrecerrando los ojos contra los rayos
de luz, me estremezco cada vez que una gota de lluvia cae sobre mi
rostro, frío y helado. Paso a paso, parpadeo, me estremezco, suplico. Es
peor que bajar la mirada a una multitud desagradable tirando
monedas de cinco centavos, peniques y monedas variadas desde las
gradas durante el medio tiempo. Ouch. Al menos sobre el campo
puedes esconderte detrás de un conjunto de pompones o un
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estudiante de primer año con mala suerte. Aquí, estoy sola. Soy sólo yo,
nerviosa, helada y húmeda. Y llorando. Dios, espero que nadie me vea.
—Duffy —digo, y dejo salir la respiración con una sonrisa tímida, casi
avergonzada de estar utilizando su nombre por primera vez.
—Sí.
—Y fue difícil.
Contando con los dedos arrugados, paso a través de las opciones para
él:
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con mi cabeza antes de rápidamente agregar—. Bueno, JD suena
como algo sacado de Los Duques de Hazzard. —Su mirada burlona me
mantiene explicando, y dibujo una línea imaginaria con mi dedo a
través de la lluvia justo encima de mi cintura y aclaro—: Ya sabes, por
debajo de la línea de Mason-Dixon14. —Él sonríe.
14Mason-Dixon Line: Línea que dividía a Estados Unidos en Norte y Sur durante la guerra
de Secesión. También es usada para separar la parte de arriba de la de debajo del
cuerpo humano tomando como referencia la cintura.
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iglesia de la semana pasada. Eso y el cenicero repleto me hacen
pensar. Sip, tiene que ser.
Limpio la lluvia y los últimos rastros de rímel de mis mejillas, dejando una
mancha negra a través de la escritura dorada que pasa a través del
borde de la toalla: CORTESÍA DEL CLUB CAMPESTRE HILLPOINT.
Ellos siempre pueden llamar si están tan desesperados. Estoy segura que
mi celular está en algún lado en el fondo del bolso empapado. No me
molesto en revisarlo. En vez de eso, dejo que la lluvia me calme. Se
esquiva y se desliza hacia el pasto mientras manejamos, llevándose con
ella cualquier pensamiento de culpa por Shane o mi familia que
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aparece en mi cabeza y creo que podría estar así por siempre, envuelta
en un seno seguro de calidad en movimiento, música, y Porter. Um,
quiero decir, Duffy.
—Mi madre solía traerme aquí —dice Duffy y doy un paso hacia él—,
cuando era pequeño. —Se voltea hacia mí con una pequeña sonrisa,
sus ojos verdes reflejando el rayo luminoso que atravesaba el cielo en
algún lugar detrás de mí.
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Lo observo muy de cerca. Esta es la primera vez que ha mencionado a
su madre. Me está dejando entrar, poco a poco a la vez, primero con el
auto y ahora esto. No estoy segura de qué decir. Camino hacia el
borde de la plataforma y me sostengo fuertemente de la barandilla de
madera. Bajo mis dedos puedo sentir los arañazos y rasguños de las
iniciales y otros grafitis arrancados en la madera astillada.
Levanto la cara y observo el cielo, brillando con las luces de las casas
en algunos lugares, nuboso y con rayas de los relámpagos lejanos en
otros lados. Duffy se mueve detrás de mí con cuidado, cerca y cálido.
Sus manos extendiendo las mías en la barandilla, su cuerpo bloqueando
el viento y haciéndome echar raíces en el puesto, sin aliento. Miramos
por encima de los retazos de la lluvia los pueblos pequeños por debajo
de nosotros. Mi sangre corre rápido y caliente a través de mis venas,
pulsando en mis sienes y en la base de mi cuello.
—¿Tienes frío?
Sí, eso es, pienso mientras asiento con la cabeza, sabiendo que no lo es,
porque en todas esas noches con Shane nunca había hecho algo así.
De verdad, ni siquiera cerca. Busca detrás de mí y agarra su escurridiza
chaqueta roja. Me siento, y él la pone debajo de mí, Porter se desliza, el
tejido lanoso blanco frota suavemente contra mi espalda desnuda
mientras me relajo en él. Se estira, presionándose en contra de la
longitud de mi cuerpo. Se siente como si nuestra fricción pudiera lanzar
Página 113
chispas al aire y sé lo que quiero hacer. La tormenta nos aprisiona juntos,
silenciando nuestros sonidos y separándonos del mundo de abajo,
mientras los bordes de cielo proyectan iluminación con un rayo que se
extiende como dedos largos, abrazando la tierra oscura y húmeda.
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Capítulo 9
Traducido por ZAMI y Carol93
Corregido por Haushiinka
E
l aire de la mañana deslizándose por las cortinas se siente frío
contra mis dedos cuando extiendo la mano para tocar un
dobladillo moviéndose. La lluvia suena suave y gentil, como un
ligero palpitar contra el patio y la azotea. La tormenta ha
pasado y huele a lombrices.
No era tan tarde cuando llegué a casa. En serio. Solo se sintió como si
fuera tarde porque había estado oscuro prácticamente desde el
desayuno.
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Yorke y Freddie estaban sentadas alrededor del desayunador de
nuestra cocina, sus codos sobre el granito, los taburetes muy cerca,
llenando pequeñas bolsas de encaje con confeti. Recogían un puñado
y las llenaban, entregándoles las bolsitas repletas a Roger para que las
atara y las apilara. Roger ataba los pequeños lazos blancos, mucho más
rápido de lo que cualquier hombre debería ser capaz de atar pequeños
lazos blancos.
Yorke apuntó hacia el techo, y mis ojos viajaron a lo largo del yeso
blanco, imaginando el tintineo de los brazaletes de mi mamá mientras
caminaba por el pasillo hacia su cuarto.
—Mucho, de hecho —dije, y ella estiró el cuello para mirar hacia afuera,
al cielo gris y el goteo de la mampara de la ventana.
—Oh, cierto —dijo Yorke—. Miren eso. —Se giró hacia mí con un brillo de
enojo en sus ojos y preguntó—: ¿Dónde estuviste entonces?
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que la mujer no tenía una arruga. Una nube de Channel Nº 5 la seguía—
. ¿Dónde estuviste?
Había estado en problemas antes pero por cosas como llegar tarde a
cenar o por no limpiar antes de que Silvia, la señora de la limpieza, lo
hiciera, pero nunca había sentido la ira. No realmente, no de la forma
en que Yorke la había sentido. Miré a Yorke con ojos suplicantes:
Ayúdame. Yorke sólo sonrió y continuó llenando las pequeñas bolsas. Al
parecer estaba por mi cuenta.
Dios, ¿alguien en mi familia alguna vez mira más allá de sí mismos, para
tal vez dar vistazo por la ventana o a cualquier otra cosa, de vez en
cuando? Puedo aceptar que tal vez no me hayan extrañado mucho,
¿pero cómo pueden no haberse dado cuenta que afuera se
desarrollaba la tormenta más importante de todos los tiempos?
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manotazo, sin mucho entusiasmo. Él se corrió de su camino y rió de
forma irritantemente profunda y alta.
—Sí, bueno. —Me detuve cuando pasé junto a ella—. También estuve
esperando y nadie apareció. —Tiré de la banqueta junto a Yorke y
alcancé una bolsa vacía—. Tuve que pedirle a Valerie que me trajera.
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me miró a los ojos—. Lidiaré contigo en la mañana —dijo. Entonces me
dio un beso rápido y seco en la mejilla y salió por la puerta.
Me encogí de hombros.
—Salí.
—¿Con quién?
—Con alguien.
—¿Un chico?
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—Un chico —confirmó Freddie suavemente.
—¿Alguna aventurita con otro? —Yorke rió, las mangas de su corta bata
moviéndose mientras ponía sus manos sobre sus labios, e
inmediatamente quise recuperar mi confesión. El arrepentimiento
quemaba en mi cabeza.
Me paré derecha. Hablar sobre él sólo por unos pocos segundos con mis
hermanas ya estaba arruinando la experiencia, sacándole el brillo y
dejando una capa de corrosión detrás.
—No pensé que harías eso —me dijo Yorke, como si fuera algo para
estar orgullosa.
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—¿En dónde estabas? —me preguntó Yorke ahora, reclamando, como
siempre—. ¿Qué hiciste? ¿En qué estabas pensando?
—Nadie.
—No lo conoces.
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—Y completamente castigada, apuesto —dice Yorke desde el
desayunador.
—Es la prima segunda de Roger —dice Freddy—. Pensé que sabías eso,
siendo amigas y todo eso.
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—Ella está enojada —susurra, y adivino que debe saber, ella ha estado
en más problemas que cualquier otra en esta familia. También tiene un
aliento terrible a café.
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un pretzel, retorciéndolas en el banco, metiendo los pies hacia dentro,
los dedos moviéndose nerviosamente.
—A dondequiera que necesites ir —Mi madre hizo una pausa y nos miró
a cada una de nosotras por turno—, Yorke o Freddie, o Shane pueden
llevarte.
—¡Y por Dios, siéntate derecha! ¡Las damas de honor no se dejan caer!
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Capítulo 10
Traducido por Susanauribe
Corregido por Haushiinka
L
a temperatura sufrió un revés ayer después de la tormenta y no
muestra signos de terminar la oscuridad. Sin embargo, Shane
encuentra la manera, como siempre.
—¿Valerie? —pregunto.
—Sí.
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Ese es mi Shane, héroe del fútbol, rompecorazones y campeón de
deletreo.
—Oh, claro.
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Salgo del auto de Shane y a penas lo noto alejándose con una
despedida de mano. Él se va, esparciendo grava y piedras hacia mis
pies.
Me detengo. En silencio.
—Mi novio.
—Tienes novio.
Asiento.
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Imagino el suave asiento de cuero dentro del interior del auto de Shane,
las molestas llantas plateadas brillantes, y la caja de cromo pulido
alrededor de la vanidosa placa, SHN ROX16. Me encojo de hombros.
—No en realidad.
Él sólo me mira.
—La intención.
¿Por qué hablaría sobre Shane? ¿Qué hay que decir? Él es un trozo de
queso. Delgado y cuadrado, tallado de la misma losa que Roger y Evan.
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tratando de explicar, y mi corazón empieza a separarse, rompiéndose
en los bordes, y mis manos vuelan hacia el horizonte, demostrando
nuestros éxodos, temblorosos y nerviosos al darme cuenta de lo que esto
podría ser.
Dejo caer mis manos. Lágrimas ruedan por mi rostro, y pregunto en voz
bajo:
Él asiente, cediendo.
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Pone la camioneta en parqueo. Sentándose derecho y quieto, mira por
el parabrisas, el músculo en su mandíbula trabajando silenciosamente
debajo de su piel. Se voltea hacia mí con una sonrisa que conozco muy
bien y dice:
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¿Qué sabe él? ¿Y qué ve? Porque yo no veo nada. Sólo me veo a mí,
exactamente como soy ahora. Esto. No lo que podría ser o de lo que
podría ser capaz o esas babosadas que los profesores siempre llaman
potencial.
Dios, no quise engañar. Porque todo éste asunto con Duffy, bueno,
medio sucedió. Él sólo sucedió. Se aparece, y mi sangre se vuelve
caliente, y así, por supuesto, estoy girando. Él nunca había sido parte del
plan.
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Capítulo 11
Traducido por Jo, Elena Vladescu y SOS por Paaau
Corregido por ZAMI
—T
ienes que estar bromeando —murmuro mientras me
abro paso hacia la piscina. Han pasado cuatro días
desde que me salté el trabajo y la vi por última vez, pero
el sentido de la moda de Valerie no ha mejorado en el
intermedio. Como si fuera una bañista de 1940, está tendida sobre una
vieja manta, en un traje de baño blanco atado al cuello y con unos
lentes de sol oscuros estilo ojo-de-gato. Apuesto a que se los prestó su
abuela, o el Smithsonian17.
Estira sus brazos hacia arriba, pone sus codos hacia afuera, y descansa
un portapapeles de aspecto maltratado en la parte superior de su
cabeza. Se balancea hacia atrás sobre sus talones, esencialmente
bloqueando mi camino con su excesivo vello en las axilas. Asqueroso.
Smithsonian: El museo más grande del mundo, que cuenta con 19 cedes, y 9 centros
17
de investigación.
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—Ella no es mi amiga —le digo a Troy—. Sólo es molesta.
Al principio ella guardaba todas sus cosas, y luego las instalaba otra vez
en su nueva posición, pero el último par de veces que Troy sopló
agudamente su silbato, sólo arrastró todo lo que llevaba —libros, manta,
y todo— alrededor de la cubierta de la piscina conmigo.
—Lo hice.
—¿Y tú?
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No estuvieron prácticamente en todo el verano, quedándose con el
papá de Dani en Fénix. Mi madre nunca me habría dejado hacer algo
así, aún si se divorciara, cosa que nunca haría en millones de años.
Como si la quisiéramos.
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—Tú sabes, no mucho —digo, usando el eufemismo del siglo o al menos
de mi vida.
Presioné mucho para meter a mis amigas en la corta lista, pero fui
vetada por Yorke, quien no quiere a nadie muy lindo y pequeño cerca
de ella en su gran día, y por mi madre, a quien no le gustan los
vegetarianos y la dificultad que presentan para una empresa de
catering. Len es ambas.
Dani asiente, y luego nos dan la espalda y caminan alejándose con sus
brazos bronceados estirados y rígidos a sus costados. Estoy tan
avergonzada.
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—En serio, Valerie —digo, con mis ojos escaneando a la multitud en el
agua—, no te molestes.
Supongo que ella no sabe cómo funciona esto, creo. Estudia y estudia y
estudia y yo ni siquiera debo intentarlo. Si no me cayera tan mal en este
momento, casi me sentiría mal por ella.
—¿Qué?
Me mira, sus cejas arqueándose por encima del borde superior de sus
redondos lentes, curiosa.
Ya sé eso.
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Ella solo sigue ahí, a mis pies, con el pelo desordenado y alborotado, y
me quiebro. La rabia y la frustración desaparecen, y aliso la ajustada
coleta en la parte superior de mi cabeza, sintiendo el picor de mi cuero
cabelludo bajo el sol abrasador. Estamos a finales del verano. Hay
humedad. Siento que no he soltado una profunda respiración desde
que mi madre me metió con la ley, restringiendo todos mis movimientos
y mi vida.
—Bueno, al menos por una vez me gustaría que tuvieses que esforzarte
—dice con naturalidad.
Mi nariz se arruga.
Boutonnieres: Ramilletes que utilizan los hombre a modo de adorno en los bolsillos de
18
sus sacos.
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—Tiene que ver con todo —dice Valerie, con su cabeza gacha mientras
se abanica con las arrugadas páginas de Shakespeare en sus manos de
adelante hacia atrás.
—Todo lo que alguna vez has querido —dice, dejando quieto el libro en
sus manos antes de mirarme—, simplemente cae justo sobre tu regazo.
—¿Te das cuenta de lo que apesta el trabajar así de duro y siempre salir
segunda? ¿Siempre?
Obviamente, no lo sé.
Miro hacia afuera, más allá de la cerca y las colinas con espesos
árboles, manchas amarillas de los dientes de león surgen a través de la
hierba mientras se mueven por el parque y digo fríamente:
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Pero cara a cara, de cerca, con su cabello derritiéndose bajo el sol y su
lápiz labial desgastado, difuminado en los bordes debido a ese hábito
nervioso de presionar su boca, recuerdo a Valerie, pequeña y sonriendo
orgullosamente, deletreando año tras año, suplente permanente en las
obras de clases, que nunca llegó a subir a un escenario a pesar de que
sus líneas estabas perfectamente memorizadas, incluso fue segunda silla
en un sombrío cuarteto de clarinete de Solos y Acompañamientos.
Probablemente era algo que pensó que todos debíamos saber ya que
estábamos de camino al museo de ciencias.
Se sentó sola por el resto del viaje. No tuvo un compañero para escalar
dentro de la oreja gigante. Nadie compartió una soda con ella durante
el almuerzo, y posó sola en la fotografía de recuerdo dentro del Modelo
T19, aunque su cabeza aparecía junto a la de todos los demás. Ella
nunca sabía cuando detenerse.
—Sólo quiero que te esfuerces por una vez —dice mientras da un paso
atrás, su talón aterrizando junto al borde de la piscina, en el pequeño
cuadrado blanco marcado como 6MT, permitiéndome pasar, y sé que
esto tiene que ver con algo más que con Duffy o nuestra amistad de
primaria fallida.
19
Modelo T:Modelo de automóvil de la marca Ford.
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Y aunque solo tenías que ir a las reuniones con la cosa puesta, y no para
ir a la escuela, Valerie se presentaba en clases al menos una vez a la
semana en su triste uniforme verde. Tenía todas las insignias. Se
alineaban en su chaleco y en su banda, probándole al mundo que ella
era inteligente, servicial, y podía cocinar una olla con frijoles.
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Capítulo 12
Traducido por Vannia
Corregido por ZAMI
T
ráeme un macchiato de caramelo —ordena Yorke desde
el pequeño sofá curvo en el salón nupcial mientras
Empujando la puerta del vestidor para abrirla con una mano, con el
brillante dobladillo de su vestido tras de ella, Yorke entra al salón
principal y pasa junto a mí para subirse al pedestal elevado y quedarse
frente a los espejos dorados.
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—Sí —digo ásperamente mientras Zuska, la señora eslava que he
llegado a conocer muy bien, se mueve alrededor de mis axilas una vez
más, para colocar estratégicamente los pasadores finales.
Siento una pequeña punzada y podría jurar que Yorke eligió un vestido
sin tirantes sólo para fastidiarme.
—Hay una razón para eso —digo estirando la mano hacia mi axila,
palpando para buscar al puntiagudo agresor.
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—No seas tonta —dice mi madre, desviándose fuera del alcance de
Yorke—. Leah y Shane no van a terminar.
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Ella me mira como si yo fuera lo suficientemente tonta para dignarla
con una respuesta.
—Él tiene que estar ahí, Leah. Roger le pidió que fuera un acomodador,
por el amor de Cristo. ¿Qué vas a hacer al respecto? —Sacude un
paquetito rosa de edulcorante antes de romperlo para abrirlo—. ¿Y qué
hay del baile de bienvenida del próximo año? ¿Y el baile de
graduación? —Coloca el vaso en su pierna mientras se estira por el
paquetito número dos.
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y ver los premios de dulces que estaban ahí esperando por nosotras, a
sabiendas de que Freddie podría cerrar la boca para siempre si se
trataba de una competencia.
Freddie era tan buena que incluso sabía cómo desenvolver el caramelo
que se había quedado de la semana anterior sin hacerle una arruga a
la envoltura, sin más que un susurro o un crujido. Ella se sentaba atrás,
con los pies balanceándose alegremente bajo el banco, con una
sonrisa satisfecha en sus labios acaramelados.
Bueno, creo que le dio a esa chica un caramelo ácido. Freddie gana
de nuevo.
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Capítulo 13
Traducido por LizC
Corregido por Angeles Rangel
N
o creo que de hecho me hubiera sentido así antes. Estoy casi
hirviendo, me siento traicionada, y creo que podría estar
amargada. Sobre Duffy, cuya madre murió y apenas pudo
siquiera molestarse en decírmelo. ¿Por qué no querría decirme?
Supongo que nunca le agradé. Sin duda nunca confió en mí realmente.
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todo mío. Y no quiero que desaparezca, de la forma en que Duffy lo
hizo.
Dijo que la decisión era mía. En realidad, creo que sus palabras exactas
fueron: “Tienes que elegir, Leah,” mientras apoyaba su cabeza tan
suavemente contra la mía, pero, ¿cómo diablos puedo elegir cuando
va por delante y lo hace por mí? Entre él y mi madre, es como si ni
siquiera hubiera tenido la oportunidad.
El sol se está poniendo, y Troy enciende algún clásico del rock. Las
primeras notas, creo que son de una vieja canción de Boston, rebotan a
través del agua y se funden en mí, suelta y cómoda. Me deslizo hacia
abajo, apoyando la cabeza contra el respaldo de mi silla, y espío a Troy
en la oficina de la piscina, tocando una guitarra imaginaria como un
demonio.
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verano”. Pero es sólo una revista que alguien ha dejado en la terraza,
abierta y susurrando en la brisa.
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los bordes ásperos. Me hacen sentir tosca, estremecida, y con vida. Y
eso me gusta.
El sol se pone detrás de las copas de los árboles, las luces se encienden
suavemente bajo la superficie del agua, y los nadadores parecen brillar.
Puedo escuchar las conversaciones del juego.
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Un solo nadador se desliza silenciosamente por ella, vuelta tras vuelta.
Un aleteo de agua lo sigue, luego se aleja, absorbido por el silencio que
lo rodea. Es como si nunca hubiera estado allí, nunca pasó por ese
lugar. Él es invisible, fugaz, un cambio sutil, y luego se ha ido.
¿Por qué Duffy no quiere hablar conmigo? ¿Por qué desapareció, puf,
se fue tan repentina y misteriosamente como apareció? Pensé que le
gustaba, pero supongo que estaba equivocada. Nunca le gusté. Y
renuncié a todo por él —a Shane, ser reina del baile, el lugar
garantizado en la pista de baile, un último año tranquilo— todos por
esto, ido, para nada, y él no puede ni siquiera molestarse en conducir
cerca y saludar. Bueno, lo habría dado todo por él de todos modos. Es
sólo que nunca tuve la oportunidad de hacérselo saber.
—El último, cierra la puerta cuando se vaya —grita Troy desde la silla,
oscurecida en las sombras desde el interior de la oficina de la piscina.
Soy la última.
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Escucho el crujido de los neumáticos contra la grava cuando llego al
final de la pendiente, el camino de asfalto frío y remoto menos
pegajoso en la noche. Paso el último de los árboles en la parte inferior
de la senda, ansiosa de ver quién me está recogiendo. Es como la
lotería, con mi madre eligiendo los números. Y el número de Duffy nunca
aparece.
Cuando eres pequeño, parece divertido, y tal vez las montañas por las
que ruedas se sienten grandes y dan miedo y tú estómago se levanta un
poco cada vez. Pero ahora mi estómago sólo se hunde cuando me
subo al auto al ralentí de Shane y su mano descansa pesadamente en
mi muslo.
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Capítulo 14
Traducido por sooi.luuli, gaby828 y Aaris
Corregido por Angeles Rangel
B
ueno, ¿tienes todo? —mi madre pregunta por billonésima
vez mientras revuelve en mi mochila, desconfiando de mis
—Sí.
—Tu vestido, tus zapatos, todas tus… —Ella se detiene para alisar el
encaje de ropa interior que acaba de replegar en un cuadrado rosa.
Las esconde en el costado de la mochila porque aparentemente la
ropa interior no pertenece a donde la puse, en la parte superior de todo
lo demás.
—¿Ropas interiores?
—Sí.
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Hurga por toda la mochila nuevamente, hasta el fondo.
—No puedo creer que tengas que trabajar hoy, de todos los días. Tú y tu
padre —resopla, nerviosa.
—Sí.
—Voy a poner el bolso en tu baúl del lado correcto, cerca de tus palos
de golf, y colgar los vestidos, en la bolsa de plástico, en la parte
posterior del asiento del pasajero —digo, recitándole las instrucciones
de vuelta exactamente como me fueron impuestas cuando me
encontró hace quince minutos parada en la cocina y se dio cuenta de
que ella estaba apurada para darme un paseo hasta la piscina por mi
turno de tarde.
—Y, por ninguna razón, mojes tu cabello. —Mi madre se cierne detrás de
mí mientras caminamos por el porche y el recibidor hasta la puerta
principal, las llaves del auto tintineando desde sus dedos, el acolchado
bolso sobre mi brazo, la mochila sobre mi otro hombro, el vestido, en la
mochila, colgando de mi mano.
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—¡Incluso si alguien se ahoga! —grita Yorke por encima de su hombro
mientras desaparece por las escaleras detrás de nosotras con ruleros del
tamaño de latas de sopa en su pelo. Cierro la puerta con un golpe.
—No. —Suspiro.
Ella quiere que yo me ponga mis anteojeras rosas y siga el camino que
ha planeado para mí. Quiere que yo pretenda que no vi todas esas
cosas y que haga todas esas cosas y que sienta todas esas cosas que
sentí con Duffy. A veces desearía poder. Sería mucho más fácil.
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cuatro espacios, dispersando a un grupo de chicos en pequeñas
bicicletas. Ellos se alejan como Skittles, mirándonos desde debajo de las
alas de sus gorras de béisbol.
Empujo la puerta.
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Es tan diferente estar aquí durante el día después de trabajar un turno
de noche tranquilo y silencioso. El agua me mira en el sol de la tarde,
enceguecedor y brillante. Masilla blanca llena las grietas en el suelo.
Rezuma, cálida y suave, como malvavisco llenando a una Pop-Tart de
concreto.
Está sentada con su usual postura perfecta, sus piernas cruzadas sobre
sus tobillos. Se ve expectante, pero no de la manera como se ve Yorke.
La veo lamer un Drumstick derretido, el papel envoltorio, a su lado sobre
el piso, definido y cuidadosamente doblado como un origami, y estoy
impresionada por su tranquilidad. Se ve casi hermosa desde aquí, de
una manera delgada, con cabello marrón y libresca.
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—¿Conoces al señor Ridley? —pregunta Valerie saliendo de la nada en
algún momento de la tarde. Ella deja de leer y sostiene la enciclopedia
abierta que esta ojeando. Sus gafas de sol —no las de ojos de gato de
antes, estas son redondas— se posan en la punta de su nariz. Mira por
encima de ellas para ver si tiene mi atención.
—Oh, no.
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Imagino el Porsche, el alerón elevándose a medida que gana
velocidad, apareciendo en las pequeñas colinas que salpican el
campo de golf.
—Oh —dice, con voz ahogada mientras mete la cabeza bajo el brazo y
se estira para agarrar el libro que estaba leyendo cuando comenzó la
historia—, dejó caer las pesas. —Mirando hacia abajo, continúa—:
Escuché que se rompió un dedo del pie. —Deja caer el pesado libro en
el bolso con un golpe seco—. Amenazó con demandar al club.
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—Así que —continúa, apoyando el codo en la plataforma cerca de mis
tobillos— Gran Duff llegó a un acuerdo. Jon Duffy todavía puede
aparcar los autos en el club, pero no puede conducir más allá de las
líneas pintadas en el borde del aparcamiento.
Susurra en mi oído:
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Bajo de mi silla para hacerles frente, y Valerie se escabulle fuera del
camino, como un insecto. Se mueve alrededor de un metro de
distancia, pero no se va.
—Ni yo —responde ella con frialdad, levantando las gafas de sol para
mirar a Valerie, dándole una mirada de muerte.
Valerie balbucea sin decir una palabra y se inclina para recoger sus
cosas. Se cruza entre Yorke, Freddie y yo, con los ojos clavados en los
míos. Estoy inmóvil y observándola irse,tratando silenciosamente de
detenerla.
—Tenía que salir de la casa —dice Yorke, con los ojos siguiendo a
Valerie—. Roger me está volviendo loca. —Me ve con una mirada de
dolor en su rostro—. Literalmente loca.
No respondo.
—¿Podemos irnos?
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—Has llegado temprano —le digo, con una inclinación de cabeza
hacia el reloj que cuelga sobre la oficina. Un pequeño murmullo filtra
agua caliente desde la punta de la manguera—. Todavía tengo trabajo
que hacer.
—Sea quien sea, será mejor que no me retrase —dice Yorke, actuando
como si ni siquiera conociera a Troy, como si el año de universidad que
tiene en su haber de alguna manera borró su memoria.
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—Bien —digo, por primera vez tan resuelta como ella, respirando
profundamente, llena de orgullo, hasta que se dan la vuelta y se alejan.
Con un movimiento final de Freddie, siento mis hombros empezar a
sacudirse.
Los pies descalzos de Troy están golpeando el suelo hacia mí. Parece
preocupado, algo que no sabía que él supiera cómo hacer.
Creo que quizás esta es la única cosa que puede pensar para decir,
que tal vez su cerebro está atascado en repetir, que él está asombrado
por la visión de mí rompiéndome.
—¿Me ayudarás?
Se vuelve y contesta:
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—¿Ayudarte a intentarlo?
Asiento.
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El VW de Valerie se sacude y oscila a un poco más desesenta. No
puedes oír la radio, el camino o los libros bailando en el asiento trasero,
sólo chirridos y metal y el motor viniéndose abajo.
—Creo que estará aquí más tarde —dice—, aparcando para la cena.
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—No tengo idea —digo.
Admiro su espíritu. No del tipo de un club vocal, sino del maldito tipo de
levantarse y seguir adelante. No sé de dónde viene eso. Quiero
arrastrarme debajo de una roca y morir.
—No. ¿Y tú?
—No.
—¿Que es dónde?
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—Sólo llévame a la iglesia —digo.
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Capítulo 15
Traducido por flochi y CyeLy DiviNNa
Corregido por kathesweet
L
a iglesia estaba decorada a medias. Bueno, hecha las tres
cuartas partes, ya que todo está aquí a excepción de las flores.
Llegarán mañana en la mañana, ramos de flores rosadas,
frescas, justo antes de la ceremonia. La tela de seda blanca,
cubriendo cada banco y cada baranda pulida, brilla en el
caleidoscopio de luz que se enfoca a través de las vidrieras de colores
alineadas a ambos lados de la iglesia.
El altar tiene una alfombrilla brillante de satén rosa sobre las escaleras, y
velas altas y gruesas con monogramas Y & R se encuentran listas,
esperando para ser encendidas con cerillos largos y delgados. Y me lo
perdí todo.
Página 167
mis hermanas y yo descubrimos durante las horas de monótonos oficios
religiosos y años de educación religiosa aburrida después de la escuela.
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Inclina su cabeza, esperando mi consentimiento. Soy un ácaro de polvo,
tan diminuta, tan impotente, su aliento puede lanzarme volando.
Página 169
solo mientras navegas en un convertible, chocando contra mi cuerpo.
Estoy alerta, pasando todos los neumáticos, esperando ver a Duffy en
algún lugar, en alguna parte. Estoy muriendo por una oportunidad más.
Tengo una vista perfecta del lago, el club, los campos. Gran Duff está
afuera en el campo en unos zapatos de golf muy elegantes, de color
marrón y blanco. Está entrando en un carrito, saliendo del noveno hoyo
con una mujer de más o menos la edad de mi madre.
Estiro mi cuello, intentando ver más allá de ellos y sus enormes cabellos.
Página 170
—Tengo tanto calor —digo, encendiendo el aire acondicionado en el
auto abierto, tirando de la rejilla de ventilación frente a mí, re
direccionando su caudal, tirando del visor para bloquear la puesta de
sol.
Se encoje de hombros.
22Juegode palabras. Ella dice Tengo tanto calor, que también puede ser traducido
como Soy tan atractiva.
Página 171
—Shane —digo, pateando la puerta para abrirla con mi pie calzado en
sandalias, dejando una huella enorme en el panel de cuero suave—,
eres un idiota.
No espero por un valet o por Duffy o por cualquiera para que sostenga
mi puerta abierta y me ayude. Quiero salir.
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—¿Por qué no me lo dijiste? —dejo escapar.
—¿Decirte qué? —pregunta, su voz y sus ojos tan planos como el agua
del lago en una mañana fría.
—Sobre el Porsche del Señor Ridley, sobre lo de ser atrapado. Sobre por
qué no te volví a ver nunca más —le susurro.
Página 173
mayor parte de su información de viejos libros de la biblioteca y el club
de ciencias forenses. Al menos yo no le dije a Valerie que le dijera a tu
papá que te dijera que yo tenía un novio. Eso es tan de séptimo grado.
—Ni yo lo fui, al parecer —dice Duffy solemne, con las manos en frente
de él, deteniendo mi aproximación, sus ojos ardientes en los míos.
Doy unos pasos y me hundo sobre la espesa hierba verde, los hombros
encogidos, un sollozo atraviesa en mi garganta.
—Déjalo ir, Leah. —La voz de mi madre deja astillas por mi espina dorsal.
Página 174
—No lo es —dice ella simplemente, como si no hubiera ninguna duda.
—Lo hago —dice en voz baja, dando un paso hacia mí—. Y tienes una
vida perfecta.
Ella asiente con la cabeza junto a mí, levantando una ceja, como si
quisiera fingir que entiende de lo que estoy hablando. Sé que no lo
hace.
—¿Por qué no quieres más para mí? ¿Por qué no puedo obtener algo
diferente, algo que sea sólo para mí? —le pregunto, años de frustración
salen en una carrera desigual, desafiante.
Página 175
—¿Cómo Yorke? —le pregunto en silencio, trayendo el tema prohibido,
sintiéndome de pronto audaz y valiente aquí en la oscuridad con el
corazón roto.
Página 176
Capítulo 16
Traducción SOS por Vannia y Pimienta
Corregido por kathesweet
¿D
ónde está el rosa? —murmura el fotógrafo luciendo
cansado mientras va al luminoso vestuario lleno de
Página 177
el dedo sobre el botón de la cámara mientras poso con una sonrisa
forzada en los labios, sin sentirme dócil para nada.
Página 178
Mi madre, fue escoltada a su asiento de primera clase al frente de la
iglesia por Shane en su esmoquin, nos saluda con la mano por encima
del mar de primos susurrantes y los amigos de la familia, cualquier
sentimiento áspero o retribución de la noche anterior ha sido silenciado
temporalmente por la emoción del día.
Página 179
Los ojos de Freddie parpadean de la fotografía hacia los míos. Vuelvo a
ver. Reconozco el volumen de la figura de mi madre y el ligero
abultamiento de la cintura imperio de su vestido. Freddie da un paso
detrás de mí, tomando su lugar en la línea.
—Entonces, ¿mamá…
El intenso flash del fotógrafo ciega mis ojos con un brillante plop,
dejándome chamuscada en el lugar. Vacilo, ciega. Freddie me empuja
con su ramo color amarillo pipi, y doy mi primer par de pasos cortos por
el pasillo de satén rosa con las piernas temblorosas. No hago otra cosa
más que avanzar y poner una sonrisa falsa.
Página 180
—Y… —Mi madre se había reído, con el chantillí aferrándose a la punta
de sus dedos mientras nos mostraba su nuevo anillo de aniversario de
zafiro— tu padre está bien entrenado.
Supongo que siempre he pensado que Yorke sólo había nacido antes
de tiempo, ansiosa de comenzar la fiesta como siempre. Es una de esas
cosas que sabes en el fondo de tu mente, pero que no quieres creerlo,
de la misma forma que existen pequeños microbios en cada bocado
de mantequilla de maní, que a Cristóbal Colón pudo haberle
preocupado menos si el mundo era redondo, o que tu madre hubiera
sido un poco loca y tuviera que casarse.
Página 181
vestido. Roger la espera en el altar en su esmoquin oscuro y camisa
almidonada blanca, su cabello bien fijado, sus ojos nebulosos. La
música se eleva hasta el techo pintado, elevándose hasta llenar la
habitación.Las notas son fuertes y claras, resuenan en mi cabeza. Esto
no es lo que yo quiero.
Página 182
Una vez fuera me detengo a descansar. Doy un suspiro de alivio, me
apoyo contra el edificio, los ladrillos tiran de mi pelo rizado. He estado
agarrando mi ramo de color rosa muy fuerte contra mi pecho, usándolo
casi como un escudo, así que cuando bajo la guardia y lo libero
lentamente, los pétalos de rosas triturados bañan mis pies. La fiesta
zumba detrás de mí.
—Francamente, yo no lo veo.
Página 183
por una plataforma elevada envuelta en satén, con actitud de
superioridad.
Dejo caer mi ramo entre una tarjeta del local y una copa de vino vacía.
Pétalos caen a la deriva cuando aparto los platos sucios y servilletas
manchadas de mi camino para hacer espacio para mis codos.
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puerta convenientemente escondida en una de las paredes laterales
para hacer más espacio para la pista de baile.
Freddie irá a Francia a finales de mes, y Yorke se irá esta noche, tan
pronto como la recepción empiece a declinar y mi madre considere
aceptable que ella y Roger desaparezcan. Un elegante auto negro,
con cintas de color rosa y blanco en la parte de atrás y RECIÉN
CASADOS pintado en la ventana trasera, está aparcado frente a la sala
de recepción, listo y esperando su salida hacia su luna de miel.
Quizás los extrañe. Tal vez he estado resentida durante todo el verano
porque es más fácil que dejarlos ir. Tal vez Valerie tiene razón.
A dos metros de distancia Freddie casi está volando bajo el radar, una
un reflejo de Yorke, deslizándose entre la multitud con una sonrisa
tímida, tranquilamente encontrando su camino sin interrupción o
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vergüenza, sin pretensiones y sin esfuerzo, como siempre, agradeciendo
a todos los buenos deseos que vierten sobre ella por todos lados.
Fuera, el sol se ha puesto sin duda, tragado por un cielo negro salpicado
de estrellas, y el patio está lleno de un montón de gente realmente
borracha. Me deslizo a través de ellos, en busca de un lugar para
descansar, para quitarme mis sandalias asesinas y recuperarme de un
ataque muy intenso de baile en la pista negra de madera, de Shane y
de su frente sudorosa y de su movimiento de caderas.
Al pasar por las mesas que han sido arrastradas lo suficientemente lejos
para evitar graves golpes, me deslizo fácilmente más allá de mis tías
mayores, tíos y sus apretones de manos y abrazos y los recordatorios de
que "Pronto será tu turno" con una sonrisa, porque sé que es no es cierto.
Ellos pueden pensar lo que quieran.
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—¿Qué pasó esta noche, Leah? —pregunta, con su voz gruesa y
alcoholizada.
—Lo siento, Shane —digo, con mi voz firme y seca, ya que estoy
segura—, lo siento, pero tú estás por tu cuenta. —Se tambalea, a un
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paso de mí, y libera mi mano. Dejo caer mis zapatos en el patio y me
alejo.
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Capítulo 17
Traducido por dark&rose
Corregido por kathesweet
E
l primer día de escuela está pegando fuerte y caluroso afuera de
la ventana de mi clase, y todavía se siente como el verano para
mí.
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―¿Así que, es ahí donde has estado? ―pregunto.
Mis pasos finales hacia él son más largos y rectos, la evolución con la
práctica, antes de que me precipite justo a sólo una respiración de
distancia.
―¿Sí?
―Una historia de una chica ―dice con una risita satisfecha y una
sonrisa―. Ella es rubia, tiene estas hermanas...
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―Sube ―dice―, vayamos a averiguarlo.
Fin
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Sobre la Autora
Página 192
Créditos
Staff de Traducción:
Moderadoras:
Dark&rose
Pimienta
Traductoras:
Staff de Corrección:
Susanauribe Haushiinka
Lola_20 Angeles Rangel
Maia8 ZAMI
Micca.F Kathesweet
Revisión y Recopilación:
Kathesweet
Angeles Rangel
Diseño:
Vannia
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Para más lecturas visita:
www.bookzinga.activoforo.com
www.purplerose1.activoforo.com
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