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Una primera etapa estuvo signada por la política de descentralización municipal

(1976-1980). Este proyecto de “municipalización” se llevó a cabo principalmente


estando el general (R) Ibérico Saint Jean como gobernador, en su intento de otorgarle
mayor poder y autonomía a los intendentes transfiriéndoles funciones y servicios de
otras esferas estatales. Mientras que otras etapas que se distinguen son la
aparición de las “fuerzas vivas y la “crisis de los intendentes”, cuando
comenzaron a ser cuestionados los mecanismos de selección de los jefes comunales
(1981-1982), y luego los conflictos por la crisis económica y la restauración
democrática (1982-1983).

De esta manera, observamos que uno de los pilares de la represión, además de la


vigilancia y el patrullaje en el distrito, se llevó a cabo al interior del Municipio (como
veremos en el Capítulo 3). Pero también, el testimonio de Alberto López Camelo nos
brinda un panorama complejo sobre la represión. Esta situación invita a pensar la
heterogeneidad y los niveles de los Estados como la multiplicidad de decisiones, en
tanto un militar puesto a Intendente acepta reincorporarlo, y otro militar en rol
estrictamente represivo decide secuestrarlo.

Esta política de “municipalización” tuvo en el general (R) Ibérico Saint Jean,


gobernador de la Provincia de Buenos Aires (1976-1980), uno de los portavoces más
resonantes (Rodríguez: 2012). Este proyecto, según un documento conocido como
Directiva n° 20 (1977), aspiraba a “potenciar las instituciones locales y
comunales y dinamizar la participación vecinal”, siendo la municipalidad el “eje
verdaderamente vital para el proceso descentralizador”59. De esta manera, la
normativa buscaba otorgarles autonomía y funciones a los intendentes, entre las que
se contemplaba “dar participación a los intendentes en el proceso de designación de
los funcionarios provinciales con asiento dentro del ámbito territorial del municipio.

El Ministro de Interior General Albano Harguindeguy (1976-1981) definió al


municipio como la “célula básica de la organización política de los Estados [y una]
escuela de responsabilidad pública, de práctica republicana y transparencia en la acción
de gobierno” durante la Reunión Nacional de Intendentes Nacionales de 1980, en la que
participaron ministros de gobierno provinciales, jefes comunales, delegados
municipales y presidentes de juntas comunales, el Ministro Harguindeguy afirmó que:

“una fórmula de convivencia fértil y democrática se nos impone como una de las más
importantes tareas [y es] la de revitalizar las instituciones republicanas y, entre ellas, el
municipio se destaca como el modelo más antiguo y la vez más inmediato de
organización cívica y responsable [ así como] escuela formadora de hombres
públicos”67

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