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LAS CARTAS TERAPÉUTICAS:

UNA PROPUESTA DESDE LA TERAPIA COGNITIVA


-Rodrigo Mazo Zea-*

RESUMEN

La psicología cognitiva y la psicoterapia cognitiva han contribuido fuertemente al


restablecimiento del significado como cuestión central de la psicología y la psiquiatría,
y es partir de esta noción de donde se derivan los fundamentos técnicos que
pretenden cambios estructurales y profundos en los pacientes.
La organización de los significados se gesta a partir de los constructos personales,
mediante los cuales el sujeto adscribe una propiedad que sirve tanto para vincular un
acontecimiento con otros diferentes, como para contrastarlo con los que se le
asemejan. La organización de los significados define el sistema de conocimientos de
una persona, que le permite relacionarse consigo, con el mundo y con los otros, y
configura su estilo cognitivo en general.
Cada sujeto construye su realidad mediante un proceso de codificación activa. La
construcción simbólica de la realidad corresponde a un proceso de significación que
funciona a través de la imposición de procesos hermenéuticos. La multiplicidad de
significados sólo es posible gracias al poder creativo del lenguaje y del discurso
humano.
Por eso, es el lenguaje el eje articulador del proceso terapéutico, el cual se desarrolla
a partir de los siguientes fundamentos técnicos:
• Empirismo Colaborativo: Contrastación con la evidencia en que se soporta el
discurso del paciente.
• Diálogo Socrático: Contrastación con la lógica subyacente al discurso.
• Descubrimiento Guiado: Contrastación con la utilidad percibida a partir de las
creencias o las acciones del paciente.
Esto permite al terapeuta servirse de incontables técnicas y estrategias de
intervención mediante las que busca generar procesos de reestructuración
esquemática para procurar estilos de vida más adaptativos en las personas.
Para Riso (2006), el proceso terapéutico debe basarse en una Conceptualización
Clínica Multinivel procurando:
 Ayudar a determinar la(s) fuente(s) del problema concreto y cómo atacar los
síntomas de manera más eficiente.
 Generar hipótesis profundas, partiendo de las regularidades de los pensamientos y
los comportamientos motores.
 Ayudar al paciente a observar su propio comportamiento y a integrar gradualmente
su forma de pensar (metacognición), sentir y actuar.
Las cartas terapéuticas se fundamentan a partir de la definición de la comunicación
humana como el principal vínculo de bienestar y de sufrimiento, así como el más
potente instrumento para modificar los estados mentales individuales y las relaciones
interpersonales. La comunicación es un proceso de contextualización mutua entre
lenguaje y relación.
El terapeuta por lo general se basa en la narración del paciente (hablada, escrita,
gráfica, o del cualquier otra manera) para buscar opciones de contrastación o
confrontación de su realidad. El lenguaje hablado ha sido, y seguirá siendo
previsiblemente, el vehículo fundamental de la relación terapéutica. La palabra se
define como el dispositivo fundamental de cambio.
Sin embargo, existen otras formas de comunicación que pueden generar reacciones
más definidas y tener una permanencia mayor en el tiempo, como el lenguaje escrito,
que permite organizar la información, tiene mayor estabilidad en el tiempo y genera
una reacción más evidente en las personas. Escribir a los pacientes no sólo confirma
la posición activo directiva del terapeuta, sino que nos obliga a asumir un lugar de
mayor compromiso frente a nuestros pacientes.
Las cartas terapéuticas que se escribe a los pacientes deben tener las siguientes
características.
• Parten de la realidad del paciente evidenciada en su discurso.
• Se escriben en contexto, teniendo en cuenta las características subjetivas del
paciente.
• Pueden utilizar metáforas o símbolos, pero entendibles para el paciente, sin dar
pie a interpretaciones erróneas del mensaje.
• Deben acompañarse de la narración hablada del terapeuta, para añadir al texto
elementos paralelos al contenido.
• No deben escribirse a manera de respuestas, sino que deben generar
interrogantes o reflexión.

REFERENCIAS:

LINARES, J. L. y Otros. (2005). Las Cartas Terapéuticas: Una técnica narrativa en terapia
familiar. Barcelona: Herder.

RISO, W. (2006). Terapia Cognitiva: Fundamentos teórcios y conceptualización del caso


clínico. Bogotá: Norma.

BUCAY, J. (2000). Recuentos para Demián. México: Océano.

LAZARUS, A. (2000). El Enfoque Multimodal: Una psicoterapia breve pero completa.


Bilbao: Descleé de Brower.

GONCALVES, O. (2002). Psicoterapia Cognitiva Narrativa. Bilbao: Descleé de Brower.


KELLY, G. (2001). Psicología de los Cosntructos personales. (Brenda Maher,
Compiladora.). Barcelona: Paidós.

BECK, J. Terapia Cognitiva, aspectos básicos y profundización.


DECIDIR ES RENUNCIAR...
(Rodrigo Mazo Zea)

En la vida muchas veces nos vemos abocados a tomar diversas decisiones que
orientan el curso de nuestro camino: unas decisiones son trascendentes, otras
si acaso nos afectan en asuntos que tocan nuestra periferia personal en temas
de poca relevancia, pero en todas nos implicamos en dilemas que nos llevan a
asumir posturas definidas dejando detrás posiciones que de alguna manera nos
resistimos a relegar.

Es imposible decidir sin renunciar. La toma de decisiones es una tarea en la


que el sujeto debe elegir una opción entre varias alternativas, y en la que
quedarse sin decidir mantiene en un estado de incertidumbre y zozobra a la
persona comprometida en el proceso. Llega un momento en que la situación no
da mas espera y el paso a la acción se vuelve inminente.

Sin embargo hay algo que no nos permite llegar a la acción. Sometemos a
evaluación los riesgos de la decisión y por múltiples razones nos focalizamos en
lo que dejaríamos atrás al decidirnos, cobrando importancia el temor por la
renuncia.

Cuando pensamos que la decisión es el próximo acto, nos retraemos en la acción


y pensamos que es mejor esperar un mejor momento. Por mucho que
esperamos éste no llega, pues siempre habrá “peros” para asumir la
responsabilidad de la respuesta.

Así pasarán los años y en nuestra indecisión no sólo permanecemos nosotros en


el limbo, sino que nos llevamos en nuestra estela a otros a quienes
irresponsablemente arrastramos en nuestro camino.

El mejor momento es ahora. La decisión más importante es no aplazar. Es


cuestión de prepararse y asumirse en la responsabilidad de las acciones. Sólo
con nuestra decisión podremos ofrecer con claridad un espacio para los otros,
manteniéndonos en la firmeza del lugar que decidimos ocupar.

Decidir es arriesgarse. El riesgo es libertad. La libertad es la manifestación


plena de la voluntad humana. Estoy orgulloso de mi capacidad de decisión!
ENCUENTRO CONMIGO...
(Rodrigo Mazo Zea)

Durante muchos años quise entender la metáfora que explicaba que


algún día Dios, observando la ambición humana, quiso guardar la
felicidad en un lugar en el que pocos se atrevieran a buscar y decidió
esconderla en el interior de cada uno...
Me parecía un absurdo tal afirmación y pensé que quien así pensaba era
un inconforme consigo mismo.
Sin embargo, algo que parecía en principio tan evidente, resultó ser de
tamaña complejidad...
Hemos aprendido a vivir más en función de otros que de nosotros, nos
dedicamos a pensar en los demás para satisfacerlos y en virtud de la
hermandad renunciamos a nosotros por estar bien con quienes nos
rodean.
Inclusive con nuestras parejas e hijos parecemos establecer un
compromiso tácito de la entrega plena. Asumiendo que su estado es
responsabilidad nuestra. Empezamos a creer que nuestra felicidad es el
agrado de otros, y nos escondemos ante el temor de tener que iniciar
caminos en solitario para buscar nuestro bienestar.
Sin embargo esto no debe llevarnos al cierre de la posibilidad de
interacción con otros, al contrario, es una forma de relacionarnos mejor.
Si nos encontramos a nosotros es más probable que establezcamos
relaciones más profundas con quienes nos rodean, tendremos más para
compartir y podremos estar en lugares de trascendencia.
La vida es un proceso dinámico de cambio, de búsqueda. Si en un lugar
encontramos lunares a nuestra dicha, porqué persistir en la
permanencia. Tal vez nuevas opciones nos brinden espacios
impensados.
Es cuestión de creer en nosotros mismos, de desligarnos de la
responsabilidad por los otros y de asumir nuestra condición de seres en
el mundo como agentes constructores de realidades.
Sí, la felicidad dios la puso en nuestro interior, y a veces nos da tanta
brega descubrirla...
Por eso hoy digo: Por fin me he encontrado conmigo!!!

HOMENAJE A LA VIDA
(Rodrigo Mazo Zea)

- “¿Qué es la muerte?” –pregunté-.


- Una voz firme, salida no sé de donde, me respondió con una pregunta de vuelta:
-“¿Qué es para ti?”-.
- Le dije que para mí era un punto de llegada, que allí terminaba todo y que
era el final de la existencia.
- “¿Si así fuera –me increpó- qué sentido tendría la vida?. La muerte más que
una llegada es un comienzo, un nuevo rumbo, un renacimiento”.
- Le pregunté: “¿Cómo se puede renacer cuando se muere?”
- “Se renace porque se cambia de estado. El ser profundo simplemente se
separa del cuerpo que lo materializa y trasciende a otra esfera que depende
fundamentalmente del camino recorrido en la vida terrena. Si se vive a
plenitud, con conciencia de cada acto y responsabilizándose de las
implicaciones de las propias acciones, la nueva dimensión será plena, llena de
venturas y prosperidad”.
- ¿”Quiere decir que uno se prepara en vida para morir?”.
- “Claro que sí. No importa cuanto tiempo vivas ni qué hayas dejado. Importa
cómo has vivido y cuánto te has comprometido contigo, con tus allegados y
con el universo.
- “¿Y cómo superar la muerte de un ser querido?”
- “No es fácil. Sin embargo resultamos sacando fuerzas para fijarnos más en
su presencia que en su ausencia. No pienses cuántos días llevas sin él,
piensa en los muchos momentos que disfrutaste a su lado. No te fijes en
qué metas dejó de alcanzar, reconoce sus logros y valora el camino
recorrido hacia ellos. No lo imagines en el frío ataúd, recuerda el calor de
su compañía cuando jugueteaba contigo con alegría. No le pidas que te
proteja, ni que te haga compañía, déjalo que se cuide él, que se ocupe de su
bienestar, y tal vez, cuando Dios lo quiera, lo encuentres de nuevo algún
día...”
- “¿Mientras tanto, qué hago con mi vida?”
- “Haz un homenaje en su memoria: Con seguridad él querrá tu bienestar, tu dedicación
en el intento por estar bien y tu empeño por procurar conquistar nuevas cosas en cada
jornada. No te eches a morir, con él es suficiente por ahora... Dedícate a vivir y
piensa que mañana será otro día...”

LA SINRAZÓN DE LA RAZÓN
(Rodrigo Mazo Zea)
Hace algún tiempo leía una reflexión del filósofo y escritor Ramón de Zubiría, titulado “¿Es
siempre razonable tener la razón?”, en el que planteaba las ataduras y complicaciones del arte
del pensar en el ser humano.

Me llamó la atención su sensatez y pensé en tantas personas que encuentran en la razón no


sólo una habilidad natural del sujeto hablante sino además una herramienta de defensa ante
sus semejantes pensantes y las presiones percibidas en los procesos de interacción social.

Tener siempre la razón, o mejor recurrir a la razón para definir una barrera de protección ante
los demás, no sólo produce un efecto interpersonal negativo (a pesar de la admiración que
suele despertar en algunos incautos “poco razonadores”), sino que hace de la vida un camino
tortuoso de pesadas cargas creadas por la necesidad de mantenerse en la razón. Es crear una
imagen para los otros (y nosotros) que nos brinda una cierta sensación de entronizamiento,
pero con bases tan poco definidas que nos llevan a no soportar la más mínima embestida
contra ese imaginario proyectado.

En un momento como éste (no importa cuál, con tal que sea ya) es menester quitarnos
máscaras y empezar a tener un viaje más liviano. Sin motivos razonados, sin estrategias
cognitivas de desarme de los demás y de amparo de posiciones mostradas como ciertas. Tal
vez nos bajemos de ideales soñados, pero tendremos de seguro contactos más plenos, más
ciertos, de más entrega. Si no somos lo que hemos anhelado, tal vez encontremos
posibilidades de disfrute en lo que tenemos. Es cuestión de ampliar la limitada observación
que hacemos del entorno, dejar el panorama vertical, abrir el horizonte...

Si miramos hacia atrás lamentándonos de lo no obtenido, como aquella bebida achocolatada


de la marca de nuestra predilección, tal vez se reviva el sabor amargoso de la que tomamos, lo
que nos lleva a percibirnos en desventaja con respecto a nuestros cercanos. Por esto
intentamos mostrarnos por encima de ellos en la razón, como un acto de sensata superación.
Pero si miramos al frente sin presiones de posibles conquistas, sin puntos de referencia en los
demás, sino guiados por nuestros impulsos menos elaborados, hasta tragos provenientes de
humildes fuentes naturales saciarán nuestra intención de refrescarnos.

Las expectativas de logro que conllevan a esfuerzos de enorme coste nos nublan la apreciación
de éxitos alcanzados, pues ante tamaño despropósito cualquier consecución tendrá reparos.
Se debe caminar más liviano, mirando al frente, de manera que el roce con el entorno resulte
suficiente para sentirte pleno.

Bajarse de las razones defendidas es un acto de encuentro consigo mismo, y es la puerta de entrada a
posibilidades de encuentro con otros. La interacción con los demás no es un espacio de lucha ni de
medición de fuerzas, sino una posibilidad de contacto y de alivianamiento de cargas...

LA SINRAZÓN DEL SACRIFICIO


Rodrigo Mazo Zea
Continuamente nos han transmitido el mensaje de que la vida sin sacrificios no tiene
sentido, y es por eso que pensamos que sólo cobrará importancia aquello que nos implique
un dolor en su conquista.

Recuerdo la historia de un comerciante que se vanagloriaba por su dedicación al trabajo y


su responsabilidad al satisfacer todas las necesidades económicas de su esposa y sus dos
hijos. Sin embargo, pasaba tanto tiempo por fuera de la casa, dedicado a sus negocios, que
perdía contacto con su familia por largos periodos de tiempo.

Un día llegó a su casa de improviso, para dar una agradable sorpresa a los suyos. Al llegar
a la puerta se detuvo, pues un auto nuevo estaba parqueado en frente. Se asomó por la
ventana y observó cómo su mujer se esmeraba en abrazos con un desconocido. Lleno de
ira, tomó su revólver y entró a la casa renegando e insultando a su mujer, al tiempo que le
apuntaba al hombre, dispuesto a apretar el gatillo…

“No dispares” –gritó ella- “no vez que a quien abrazo es a nuestro hijo, que durante tu
ausencia, se ha hecho un hombre”. Ante esto, el señor sólo atinó a sollozar…

Cuántas veces hemos dejado atrás cosas anheladas, por el hecho de alcanzar ideales que
nos trazamos. Nos focalizamos en el sacrificio hecho, lo que nos lleva a tener más
expectativas de éxito en lo que aspiramos. Imaginamos que lo que dejamos atrás es el
precio natural del logro, y pensamos que el esfuerzo será recompensado ante la conquista
obtenida.

Pero después nos damos cuenta que a pesar de lo obtenido, aquello que sacrificamos no
vuelve atrás y lo perdimos…

Hoy es un buen día para revisar el norte de nuestra vida y procurar avanzar en aquello que
nos brinda bienestar, nos vivifica y que trasciende. Los sacrificios son cosa del pasado, y
la plenitud es ahora nuestro anhelo!!!

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