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1847

Documento núm, 28

VOTO PARTICULAR DE MARIANO OTERO


(5 de abril de 1847)

ogreso de nuestras instituciones; y para decretarlas hay


Si ñor:
i el patriotismo del Congreso y en la verdadera si-
acion de los negocios públicos los elementos necesarios
Al recibir del Congreso el difícil encargo de concu­ ira cumplir dignamente nuestro encargo. Mas en e! es-
rrir a formar el proyecto de Constitución, no pensaba yo echísimo plazo que se nos ha señalado, y distraído yo
que había de llegar á verme en la penosa situación en que ?n el despacho de otras comisiones demasiado urgentes,
me encuentro, precisado á dar cuenta con mi opinión in­ penas tendré lugar de indicar las razones en que me fun-
dividual, desgraciadamente para mi, en discordancia con o. Consuélame el que mi deseo, mas que de fundar un
la de la respetable mayoría de la comisión. Esperaba, por oto particular, es el de exponer mis convicciones sin pre-
el contrario, que unidos todos en principios, respectode la
rnsion alguna de que ellas sean aprobadas.
obra que se nos había encomendado, nos entenderíamos Que la situación actual de la República demanda
perfectamente, y que después de discutir más bien la for­ on urgencia el establecimiento definitivo del órden cons-
ma y los pormenores, que ios puntos cardinales, habría­ ¡tucionaí, es una verdad que se palpa con solo contem-
mos de presentar al Congreso un dictamen, que corregido >Iar esa misma situación. Comprometida una guerra, en
por su sabiduría llenara el objeto principal con que se de­ a que México lucha nada menos que por su existencia;
terminó reunirle. La conservación de! sistema federal, el nrupada la mitad de su territorio por el enemigo, que tie-
establecimiento de los principios liberales y filosóficos le ya siete Estados en su poder: cuando acaba de sucum-
que corresponden á nuestro siglo, el desarrollo rápido y >ir nuestra primera ciudad marítima, y se halla scriamen-
'cguro de la democracia, están y han estado siempre uná­ e amenazada aun la misma capital, ninguna cosa seria
nimemente admitidos en el Congreso. Porque el imperio nejor que la existencia de alguna organización política,
de tas circunstancias, los tristes resultados de nuestras pa­ que evitando las dificultades interiores, dejase para des­
sadas discordias, la variedad de opiniones, inevitable en pués el debate de los principios fundamentales. Pero ella
materias a la vez tan difíciles como importantes, no han no existe, y para llevar á cabo esa misma guerra, es preci­
alcanzado á establecer otras diferencias que las relativas á so hacer que cuanto antes cese la complicación que la di­
los mejores medios de hacer triunfar aquellos principios y ficulta. En la guerra todavía con mas razón que en la
las que consisten en algunas cuestiones de un orden se­ paz, un pueblo no puede vivir y resistir, sino cuando
cundario y aun transitorio. cuenta con ía acción de todos los elementos de su poder y
Mis esperanzas, sin embargo, no han llegado á reali­ siendo su organización política la sola que los combina,
zarse: nuestra división, á la que dieron motivo algunos dirige y regulariza, no es posible que él se salve si se le
incidentes extraños at objeto de mi dictamen, vino á ser mantiene bajo una organización enteramente viciosa. No
inevitable, y ha debido colocarme en la desventajosa po­ es culpa nuestra, sino un efecto de lo pasado, el que tan
sición de fiar á mis solos esfuerzos el patrocinio de una grande así sea la complicación de las circunstancias. La
opinión delicada por la materia sobre que versa, y mucho
debilidad de lo que existe es patente, sin que haya por
mas delicada por razón de las circunstancias.
Pero precisamente por ellas es a mi juicio, señor, en qué hacerse ilusiones.
Nada hay sólido y organizado. Todo lo que tenemos
extremo conveniente que cuanto antes se fije de una ma­
es de ayer: fue obra de un movimiento, que por nacional
nera definitiva la organización política del país por medio
que haya sido no pudo dar á las cosas la seguridad que
del Código fundamental; no puede disputarse la conve­
producen eí tiempo y el arreglo. El Gobierno Federal aca­
niencia de adoptar con reformas el de 1824; están paten­
ba de organizarse, y todavía lucha con mil dificultades;
tes los puntos de mejora que demandan la seguridad y
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con la violencia de todo estado de reacción, con la falta de de la Constitución de 1824 con las reformas convenien­
sus medios de poder, con la inexperiencia de un órden ca­ tes.”
si nuevo, con el espíritu de recelo, tan propio de estos La sola idea que de este proposito pudiera separar­
momentos, con la alarma de todos aquellos que viendo su nos, el empeño de hacer una nueva Constitución federal,
suerte ligada con las instituciones, no saben si sus intere­ ó de alterar sustancialmente aquella, es una idea halaga­
ses serán sacrificados 6 respetados. Los Estados ensayan dora, pero funesta, una tentación seductora al amor pro­
con desconfianza su poder; el centro vé que no es tan pio, pero cuyos peligros deben retraernos. Desde 1835, en
acatado como debería serlo; y la revolución acaba de que sometida la República por la fuerza de una revolu­
apoderarse de la más hermosa de todas nuestras esperan­ ción, se cometió el crimen de destruir una Constitución
zas. de la Guardia, que en un momento de vértigo ha da­ sobre cuya legitimidad jamas se ha cuestionado, y que te­
do un ejemplo que los amantes de las instituciones espe­ nia la imponderable ventaja de ser la primera y haber du­
ran no se repetirá más. En resumen, tenemos hoy al po­ rado once años: cuantos han querido construir sobre las
der público abrumado con las dificultades de una guerra ruinas de aquel, otro edificio, han recibido el mas triste
indispensable y con las de una organización en que todo desengaño. La discusión de leyes fundamentales, hecho
es transitorio, en que ningún poder tiene la conciencia de fecundísimo en peligros, ha venido á ser nuestro estado
su estabilidad, en que se notan tendencias de desunión normal. Todos los que tuvieron la ilusión de creer que
muy alarmantes, en que se echan de menos ciertas condi­ iban á fijar la cuestión por medio de sus respectivos siste­
ciones de orden y todo esto cuando la guerra civil ha sido mas, han visto á muy poco tiempo sus obras arrancadas
un hecho, cuando todavía es tal vez una amenaza. de cimiento por el torrente de las revoluciones. Antes que
esta, y sin contar con que los Congresos constitucionales
A la vista, pues, de una situación tan peligrosa, yo han estado sin cesar ocupados en la discusión de las re­
he creído que todo estado provisorio, por el solo hecho formas, en solo doce años se han reunido cuatro asam­
de ser tal, no tendría la fuerza necesaria para dominar las bleas constituyentes, sin adelantar un solo paso en el ca­
circunstancias, y que el mejor de todos los remedios seria mino de nuestra reorganización, y para venir á colocar­
resolver de una vez el problema, tomar con mano fírme nos al cabo de este tiempo en la misma situación que
la dirección de los negocios, adoptar las reformas que se guardábamos en 1835. con más, los tristes frutos de ese
reclaman, dotar á las instituciones de la fuerza que nece­ desórden, con el territorio desmembrado, la guerra civil
sitan, y hacer entrar de luego á luego y con toda pronti­
convertida en hábito, la sociedad disolviéndose por la co­
tud á la Nación en el sendero tranquilo de un órden cons­
rrupción.
titucional. que no estando amenazado de un cambio, die­
ra á todos los intereses sociales, órden, quietud, y seguri­ ¿No es esta una lección viva é indeleble del respeto
dad. t con que deben mirarse las instituciones primordiales de
un pueblo? ¿Si cediésemos hoy á la tentación de formar
Y en este juicio me confirmo tanto más. cuanto que un Código nuevo para presentar en él bajo su aspecto li­
veo que la revolución de agosto y la opinión pública nos terario y científico ventajas que son bien fáciles sobre la
han precedido en el señalamiento de los medios más ade­ Constitución de 1824, quién nos aseguraría que esta obra,
cuados para conseguir ese fin, porque en efecto, es nece­ hija de nuestras tristes circunstancias, publicada en medio
sario considerar que aquel movimiento no ha sido solem­ de las discordias civiles y expuesta al juicio de tantas opi­
nemente acogido, sino porque él obró dos grandes bienes; niones, al embate de tantos intereses, pudiera hacerse su­
puso término a un órden de cosas que conspiraba contra perior á ese hábito de desprecio, de movilidad y de des­
tas formas republicanas, y devolvió a México las únicas trucción que nada respeta? ¿Qué esperanzas podríamos
instituciones con que la república y la libertad podían ser tener de que no pasara al olvido, como las anteriores,
entre nosotros una realidad. Asi el restablecimiento de la después de un reinado corto y tempestuoso, en e! cual ni
Federación, decretado simplemente como una organiza­ se popularizarían sus principios ni se harían sentir las
ción provisoria, y sometido á la decisión de este congre­ ventajas prácticas de su aplicación? La primera condición
so. se ha verificado y existe como un hecho consumado é de vida de las leyes fundamentales, después de su conve­
inatacable. Los antiguos Estados de la Federación han niencia. es el amor y la veneración del pueblo.
vuelto á ejercer su soberanía, han recobrado el ejercicio Y esta condición no le viene de su perfección
pleno de ese derecho, según la expresa declaración de al­ científica y literaria, porque hay pocos jueces de ella, y
gunos y la manera de obrar de todos ellos; siendo eviden­ estos mismos se dividen en materia tan controvertible, si­
te que nadie trata de contradecir ese hecho, y que nada no de los recuerdos que excitan, de las opiniones que so­
seria hoy tan inútil como emprender demostrar la necesi­ bre ellas se transmiten de padres á hijos. Bajo este aspec­
dad y conveniencia del sistema federal. ¿Por qué, pues, to, la antigüedad es por si sola una recomendación; y el
no acabar de reconocer ese hecho, poniendo las institu­ mejor Código que hoy se redactara por nosotros, no po­
ciones federales á cubierto de los peligros que trae consi­ dría competir en aquellas ventajas con el de 1824. supe­
go su aparente estado de mera provisionalidad? La mane­ rior á todos en respeto y legitimidad. En la época de su
ra de hacerlo me parece perfectamente indicada por la formación nadie contestó los poderes de los diputados
prensa, por las Legislaturas y por el considerable numero electos en medio de una paz profunda: todos los Estados
de señores diputados que han pedido “ el restablecimiento concurrieron á aquella solemne convención, y ella se veri­
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ficó en medio también de las emociones de un pueblo Finalmente, y para expresar con lealtad al Congreso
que acababa de conquistar su independencia, y que se en­ los motivos que me han decidido á favor de la subsisten­
tregaba á las ilusiones del más venturoso porvenir: la Na­ cia de la Constitución de 1824, diré, que considero como
ción entera la recibió como el precio de sus sacrificios pa­ inapreciable la ventaja de su legitimidad, que á algunos
sados, como el emblema de sus esperanzas futuras; y le otros parece poco importante. Ya expresé antes que el re­
conservó un tal amor, que fueron necesarios el engaño y sultado producido por la destrucción de nuestro pacto
la opresión para arrebatarla de sus manos, que nunca ha primitivo, fué el de proclamar que la sociedad estaba in­
dejado de combatir por ella* Por otra parte, el recuerdo constituida, y abandonarla así á la turbulenta lucha de
de esa Constitución esta unido al del establecimiento de todos los que creen poseer el secreto de fijar sobre diver­
la República y del sistema representativo, que ella misma sas bases su estable organización. Y para terminar este
afianzó; al de las libertades locales, tan queridas de la movimiento funesto, ¿cuál medio habría mejor que el de
Nación; al de nuestra respetabilidad exterior, que perma­ volver al punto de partida, reconocer que la Nación ha
neció inviolable durante su reinado; al de los únicos dias estado y está constituida, desaprobar los resultados de un
pacíficos y venturosos de que hasta hoy hemos disfruta­ crimen en el que apareceríamos igualmente complicados
do. El menos detenido examen de nuestras circunstancias adoptando sus consecuencias, anunciar solemnemente en
actuales, debe convencernos de que nos hallamos muy le­ favor de la unión, que en México no hay otros derechos
jos de poder contar con tan favorables auspicios: debe que los creados por la Constitución de 1824, y exigir de
persuadirnos á que nada será hoy tan patriótico como el todos el cumplimiento de las obligaciones correlativas?
colocar las leyes fundamentales de la República bajo el Solo así podrémos decir que hemos vuelto su respetabili­
amparo de todos esos prestigios. dad á las leyes, y esta especie de abdicación de la omni­
Para conocer toda la importancia de esta observa­ potencia del poder constituyente ante la legitimidad de
ción. es necesario recordar que los pueblos se gobiernan nuestro pacto primitivo, seria un ejemplo tan útil para la
por los hábitos y las creencias, por la imaginación y ¡as República como honroso para el Congreso.
costumbres. Bajo el aspecto de una combinación hábil y
Insisto, pues, en la opinión que ya otras veces he
de una exposición brillante, servirán siempre de admira­
manifestado, de que nosotros mismos debemos limitar
bles modelos las Constituciones de la Francia revolucio­
nuestros poderes y nuestra tarea á solo hacer en la Cons­
naria-. allí los principios están expresados con energía y
titución de 1824 las reformas que demanda su propia es­
concisión, las ideas desarrolladas en todos sus pormeno­
tabilidad; y esto por razones que están al alcance de to­
res, las combinaciones más profundas é ingeniosas se­
dos, y son á mi modo de ver incontestables.
guidas con maestría; y sin embargo, pasaron las unas des­
pués de las otras sin apoderarse de la sociedad, mientras La necesidad de reformar la Constitución de 1824
que á pesar de su desfavorable origen, la Constitución de ha sido tan generalmente reconocida como su legitimidad
1815 ha durado treinta años, solo porque ella vino á apa­ y su conveniencia. En ella han estado siempre de acuerdo
recer como la transacción entre el antiguo y el nuevo es­ todos los hombres ilustrados de la República, y han co­
tado; solo porque hacia servir los prestigios de lo pasado rroborado la fuerza de los mejores raciocinios con la irre­
á la realización de las esperanzas del porvenir. El ejemplo sistible evidencia de los hechos. ¿Quién al recordar que
de la Inglaterra es todavía más palpable. Aquella nación, bajo esa Constitución comenzaron nuestras discordias ci­
que fue la cuna de las instituciones representativas, con­ viles, y que ella fué tan impotente contra el desórden,
serva desde ha dos siglos su Constitución diseminada en que en vez de dominarlo y dirigir la sociedad, tuvo que
multitud de leyes, muchas de ellas oscuras y mal redacta­ sucumbir ante él, podrá dudar que ella misma contenia
das; y sin embargo, es tal el amor de todos los ciudada­ dentro de sí las causas de su debilidad y los elementos de
nos ingleses hácia sus instituciones, que las reformas se disolución que minaban su existencia? Y si pues esto es
promueven solo acerca de los pumos especiales que de­ así. como lo es en realidad, ¿será un bien para nuestro
mandan mejora, y que si se anunciara el proyecto de re­ país el levantarla sin mas fuerza ni mas vigor que antes
ducir aquellos primitivos establecimientos á un Código tenia, para que vuelva á ser una mera ilusión su nombre?
tan perfecto, como podría fácilmente hacerlo esa nación ¿No seria decretar la ruina del sistema federal restable­
tan sabia, todos los partidos se unirían contra el funesto cerlo bajo las mismas condiciones con que la experiencia
promovedor de la perfección. La misma Constitución de ha demostrado que no puede subsistir, y precisamente
los Estados-Unidos dista mucho de ser una obra acabada: hoy que existen circunstancias mucho mas desfavorables
ella se refiere en gran parte á las costumbres sociales de que aquellas que bastaron para destruirlo? Ni la situación
aquel pueblo, y precisamente porque está en perfecta de la República puede ya sufrir por mas tiempo un estado
consonancia con ellas ha presidido la marcha más admi­ incierto y provisional: la gravedad de sus males, la fuerza
rable que se registra en la historia antigua y en la moder­ con que los acontecimientos se precipitan, demandan
na. De aquí se sigue que un legislador inteligente preferi­ pronto y eficaz remedio; y pues que él consiste en el esta­
rá siempre una Constitución en que el pueblo vea simbo­ blecimiento del órden constitucional, no menos que en la
lizadas su gloria, su nacionalidad y sus libertades, aunque conveniencia y solidez de la manera con que se fije, pare­
ella no sea perfecta, á otra que lo sea, pero sin recuerdos ce fuera de duda que es de todo punto necesario proceder
y sin prestigios. sin dilación á las reformas.
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En dias mucho menos desgraciados ellas fueron el ciudadano, en todo lo relativo á la Union, se ejerce direc­
voto constante de la Nación, expresado por todos los me­ tamente sin ninguna intervención del poder de los Esta­
dios legítimos de que ella puede valerse, para enunciar su dos. Este principio, prodigioso adelanto de la ciencia so­
voluntad. Jamas desde 1834 hasta la fecha, se ha procla­ cial, se observa comparando el mecanismo de la Consti­
mado la restauración del sistema federal sin pedir como tución americana con el de las débiles confederaciones de
una necesaria condición para dar firmeza al principio fe­ la antigüedad que sucumbieron tal vez por este vicio, y
derativo y regularizar sus consecuencias, las importantes dominaba seguramente el pensamiento de los autores de
reformas en la antigua Constitución. Nadie ha promovi­ aquella, cuando promulgaban la Constitución en nombre
do que ella vuelva á regir en el país y que se conserve in­ del pueblo de los Estados-Unidos. Pues bien, una vez es­
tacta contra las indicaciones de la experiencia. Sobre este tablecida esa verdad, demostrado que el gobierno de la
punto entiendo por lo mismo que obra en toda su fuerza Unión es bajo cierto aspecto un gobierno verdaderamente
la plenitud de nuestros poderes: y así, desentendiéndome nacional, y caracterizado por su forma con la denomina­
de refutar una opinion que no tiene partidarios, voy á ción de republicano representativo popular, es preciso
manifestar al Congreso cuáles sean á mi modo de ver las convenir en que á él y solo á él toca conservar este carác­
modificaciones indispensables y mas urgentes que exige ter y regularizar su propia organización por medio de la
nuestra situación, y cuál el medio mejor de facilitar otras ley fundamental.
nuevas para después, hasta llegar á aquel grado de per­ La regla adoptada sobre este punto, verá el Congre­
fección que las circunstancias no nos permiten empren­ so que no podía ser mas liberal. Concediendo el derecho
der, pero cuya consecución se nos deberá igualmente si de ciudadanía á todo mexicano que haya cumplido la
sabemos prepararla desde ahora con la prevision, con la edad de veinte años, que no haya sido condenado en pro­
prudencia y con el tino que deben distinguir á los legisla­ ceso legal á alguna pena infamante y que tenga modo ho­
dores de las naciones. Por lo demas, el tiempo no me per­ nesto de vivir, se establece y asegura en todos los Estados
mite ser largo: me propongo no pasar, sobre cada punto, de la Union el principio democrático de la manera mas
de simples indicaciones, y cuanto voy á decir acerca de franca que pudiera desearse. La idea de exigir cierta ren­
las reformas propuestas, probará que ellas no pueden ser ta, como necesaria para gozar de ios derechos de ciuda­
diferidas, ni para otra época ni para otro Congreso, sea dano, idea recomendada por algunos escritores de acredi­
cual fuere su proximidad. tado liberalismo, y adoptada también en algunas de nues­
Desde 1832 comenzó á observarse que la Constitu­ tras leyes constitucionales, no me parece conveniente por­
ción federal debía arreglar el ejercicio de los derechos del que nunca puede darse una razón que justifique mas bien
ciudadano, y yo he creído que esta debe ser la primera de una cuota que otra; y principalmente, porque estimando
las reformas, persuadido como lo estoy de que en este esa cuota como una garantía de moralidad y de indepen­
punto es en el que se caracteriza y asegura el principio de dencia para que fuera justa sería necesario variarla, res­
la forma de los gobiernos, según que se-extienden ó se li­ pecto de las diversas profesiones y de las diferentes locali­
mitan esos derechos. Por eso se ha dicho eon razón, que dades de la República, lo cual seria tan embarazoso que
“ en los Estados populares las leyes que establecen el de­ se haría imposible. Por lo demas para que este derecho
recho de sufragio son fundamentales y tan importantes tenga la importancia debida y su ejercicio sea la base fun­
como las que en las monarquías establecen cuál es el mo­ damental del orden público, se hace indispensable que
narca” ;1 y la Constitución no debe dejar nunca á las le­ una ley secundaria arregle la forma en que debe acredi­
yes secundarias el poder de destruirlas. El medio copiado tarse, ejercerce y suspenderse.
de las instituciones del Norte, y adoptado por las nuestras A mi juicio, en la Constitución después de fijar la
de 824, de dejar ese arreglo á cada uno de los Estados, base, solo deben determinarse las prerrogativas inherentes
me parece peligroso y poco consecuente; peligroso por­ á esa cualidad; y el artículo 2o que yo propongo establece
que así se abandona por el poder federal á otros poderes que el derecho de ciudadanía trae consigo el de votar en
extraños un objeto tan esencial como la forma misma del las elecciones populares, el de ejercer el de petición, el de
gobierno, y se expone á la República á una irregularidad reunirse para discutir los negocios públicos, y finalmente
muy temible, y d eja cual solo sus costumbres han podido el de pertenecer á la Guardia Nacional, todo conforme á
preservar á ios americanos; y poco consecuentes en razón las leyes. De estas tres últimas prerrogativas no se había
de que (y esto es lo principal) el sistema federal en su últi­ hecho mención en ninguna de nuestras anteriores Consti­
mo estado de perfección, y como nosotros quisimos tuciones, y sin embargo, son de la mayor importancia. Si
adoptarlo, no es como lo fué antiguamente, una simple toda la teoría de la democracia representativa se redujera
sociedad de sociedades, sino que por el mas admirable á llamar al pueblo un dia para que eligiera sus mandata­
mecanismo político, los ciudadanos de un Estado que rios y les abandonara después la dirección de los nego­
entre sí forman una sociedad perfecta para los negocios
cios, seria cierto, como algunos escritores pretenden, que
de su administración interior, reunidos con los de los el sistema representativo no habia podido reemplazar á las
otros Estados, forman por sí y sin el intermedio de sus antiguas formas; mientras que dejando al pueblo la cons­
poderes locales otra Nación no menos perfecta, cuyo go­ tante participación y dirección de los negocios públicos
bierno es el general; de donde resulta que la acción del
ciudadano sobre el gobierno y la del gobierno sobre el 1 F.sp. de la leyes, lib. 2. cap. 2.
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por los medios pacíficos de la discusión, se coloca a los que estas garantías, en la realidad de las cosas, dependen
representantes bajo el influjo de sus propios comitentes, de las disposiciones particulares de los Estados, nuestra
á los negocios bajo el poder de la opinion pública; y de Constitución federal declaró que la Nación estaba obliga­
esta manera la acción tranquila y razonada del pueblo da á proteger por leyes sábias y justas los derechos del
sustituye con mil ventajas al embate de las pasiones de la ciudadano; y á imitación del Código de los Estados-Uni­
multitud, engañada en el foro por las intrigas de la ambi­ dos, en varios de sus artículos se encuentran disposiciones
ción ó por la fascinadora elocuencia de los tribunos. Aun verdaderamente filosóficas dirigidas al mismo fin. Yo no
bajo los gobiernos monárquicos, donde el elemento de­ he hallado todavía una razón sólida contra este medio de
mocrático esta sujeto á mil trabas y subordinado a otros poner las garantías del hombre bajo la égida del poder
adversos poderes, se admira cómo la mayoría, ayudada general, y no son pocas las que han debido decidirme á
de estos resortes poderosos, llega á tomar la dirección de su favor. En este punto la generalidad de las declara­
los negocios y avanza todos los dias en grandeza y en po­ ciones constitucionales no presenta ningún inconveniente,
der. Estos medios son de esencia en el sistema representa­ porque los principios dictados por la razón son los mis­
tivo. La Guardia Nacional es la garantía mas solida de mos en todos los países y bajo todos los climas. Pero sin
las repúblicas, y esta garantía debe también estar consig­ ellas, ¿cómo podría el gobierno general proteger esos de­
nada en el Código fundamental. rechos, ni afianzar en los Estados todos la realidad de las
El Congreso llamado á establecer estos principios, instituciones democráticas? ¿Cómo hacer efectivos los
que por si solos importan un inmenso adelanto, no puede principios de libertad? Es, por otra parte, incontestable
prescindir de ellos porque los primeros ensayos sean na­ que en el estado actual de nuestra civilización no se po­
turalmente débiles e imperfectos. Esta es la marcha natu­ dría dejar tan interesante arreglo á la absoluta discreción
ral de todas las cosas humanas. Nada importa que el de­ de los Estados. De consiguiente entiendo que la Constitu--'
recho de petición comience á ejercerse en el sentido de las ción actual debe establecer las garantías individuales, y
pasiones de nuestra época, que las primeras reuniones po­ sobre bases de tal manera estables, que ninguno de los
pulares no ofrezcan todo el interes de su grande objeto, hombres que habiten en cualquiera parte del territorio de
ni que la Guardia Nacional, limitada todavía á mucho la República, sin distinción de nacionales y extranjeros,
menos de lo que debe ser, presente algunos vicios. En la tengan que extrañar sobre este punto las mejores leyes de
sabia combinación de todos estos medios pacíficos de go­ la tierra.
bierno, hay una fuerza prodigiosa de adelanto; que una Dominado por este pensamiento, propongo que la
vez se sustraigan los negocios públicos del campo de los Constitución fije los derechos individuales y asegure su
motines, para llevarlos al de las instituciones democráti­ inviolabilidad, dejando á una ley posterior, pero general
cas, estas llegarán á sobreponerse; y más, cuando es ver­ y de un carácter muy elevado, el detallarlos. Porque los
dad que en nuestro país no encuentran esos obstáculos señores Diputados habrán observado ya en esta materia,
que en otras partes han hecho necesarios violentos tras­ que aun reduciéndose á los principios fundamentales, es
tornos y revoluciones sangrientas. Pintar los defectos del necesario darles una extensión poco conveniente á los lí­
ensayo para hacer odiosa la institución, es el sofisma de mites y al carácter, por decirlo así, elemental de la Cons­
los encubiertos enemigos de la libertad; pero la historia titución: y si un poder ha de proclamar el principio en su
confunde este sofisma. “ El mismo pueblo romano, dice vaga y abstracta generalidad, y otro ha de señalar los
un escritor profundo, este modelo de todos los pueblos li­ pormenores de que depende su realidad, aquel nada ha­
bres, no se encontTÓ capaz de gobernarse cuando salió de brá hecho. Para conocer en esta materia la insuficiencia
la opresión de los Tarquinos. Envilecido por la esclavitud de los principios generales, basta escoger como al acaso,
y por los trabajos ignominiosos que le habían impuesto, cualquier punto: sea por ejemplo la seguridad: todas
no fue al principio más que un populacho estúpido, que nuestras Constituciones establecen un cierto plazo entre
era necesario lisonjear y gobernar con la mayor sabiduría la detención y la formal prisión, previniendo que en él se
para que acostumbrándose poco á poco á respirar el aire tome al acusado su declaración; y todas, olvidando el ca­
saludable de la libertad, estas almas enervadas, ó más so de la aprehensión del reo verificada en un lugar distin­
bien embrutecidas bajo la tiranía, adquirieran gradual­ to del de su juez, han dejado una excepción en la cual la
mente aquella severidad de costumbres y aquel noble é in­ infracción de la ley viene á ser inevitable: lo mismo puede
domable orgullo que lo hicieron, en fin, el más respetable observarse respecto de la propiedad: las más amplias de­
de todos los pueblos.“ 2 claraciones no han bastado para hacer cesar el sistema de
En las más de las Constituciones conocidas, no solo los préstamos forzosos y la ocupación de los bagajes, que
se fijan los principios relativos á la organización de los no son más que atentados contra la propiedad. Una ley
poderes públicos, sino que se establecen las bases de las más extensa, que fije exactamente los principios, que
garantías individuales, probablemente porque la condi­ reconozca las excepciones, y sobre todo, que establezca
tion social de los asociados es el objeto primordial de las los medios de hacerlas efectivas, es el único medio que
instituciones, y uno de los caractères mas señalados de la podrá llenar necesidad tan importante. En la Constitu­
verdadera naturaleza de los gobiernos: y sin embargo de ción solo propongo que se enuncie el principio general,
que se declare su inviolabilidad y se fije el único caso en
J.-J. Rousseau, en sus consideraciones sobre el gobierno de Polonia. que puedan suspenderse las garantías, no todas, sino solo
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las respectivas á ¡a detención de los acusados y al cateo nen? No; un publicista distinguido3 observa que “ las
de las habitaciones. Si viniendo tiempos más tranquilos el elecciones recaen en determinadas personas precisamente,
Congreso pudiese ocuparse en la formación de esa ley, se­ porque tienen cualidades que faltan á la mayor parte de
mejante trabajo, por si solo, elevaría á su memoria un los que reúnen las legales” : y la experiencia nos enseña,
monumento de muy grato recuerdo. que mientras la ley habla de la edad, de la renta y de la
vecindad, el lector busca la opinión que él cree patriótica,
Pasando de estas dos materias á la organización de los intereses que estima como nacionales, y la aptitud
los Poderes Federales, objeto principal de la Constitu­ más conveniente para hacer triunfar esas mismas opinio­
ción, se presenta luego el Legislativo ejercido por un nes y esos mismos intereses: la ley no pasa á las costum­
Congreso compuesto de dos Cámaras. Popular y nume­ bres ni influye en los hechos; en una palabra, es inútil.
rosa la una, representa la población y expresa el principio
democrático en toda su energía. Más reducida y más len­ Ella tampoco puede evitar que personas poco dignas
ta la otra, tiene un doble carácter muy difícil, pues que entren al santuario de las leyes, porque las condiciones
representa á la vez á los cuerpos políticos considerados que exige no serán nunca más que una probabilidad y
como iguales, y viene á llenar la urgente necesidad que probabilidad remota de ciertas cualidades; y cuando el
tiene toda organización social de un cuerpo, depósito de cuerpo electoral extraviado quiere hacer una mala elec­
sabiduría y de prudencia, que modere el ímpetu de la de­ ción, todas esas condiciones serán impotentes, porque
mocracia irreflexiva, y en el incesante cambio personal de siempre habrá individuos que tengan los requisitos que la
las instituciones populares, conserve la ciencia de gobier­ ley establece como medio sin tener las cualidades que ella
no, el recuerdo de las tradiciones, el tesoro, por decirlo busca; con esto hay para una mala elección. ¿Quién no
así, de una política nacional. En este punto extraño más conoce que se pueden encontrar demagogos frenéticos
que en otro alguno la posibilidad de combinar con calma con todos los requisitos de elegibilidad los más severos,
mis ideas, y de exponer al Congreso con detenimiento las así como hombres de orden entre la juventud entusiasta y
razones de la reforma que le propongo. sin recursos? En Roma, los tribunos del pueblo fueron
patricios, y en la Convención, la más alta nobleza con­
Respecto de la Cámara popular, asentado como un currió á destruir la monarquía y á hacer morir al rey.
principio que debe representar á los individuos, no que­ Hay todavía más; así como existen entre los que la ley ad­
dan más que tres objetos de reforma, su número, las con­ mite algunos que no son dignos del sufragio, se encuen­
diciones de elegibilidad y la forma de la elección. tran en los excluidos quienes sean sobrado merecedores
Sobre lo primero, la Constitución de 1824, fijando de él; de lo que resulta, que el sistema que combato, ó
la base de un diputado por cada ochenta mil habitantes, aleja de los negocios á los hombres capaces, ó hace in­
estableció la Cámara popular menos numerosa que he­ fringir la ley aprobando elecciones nulas: de esto han da­
mos tenido; y en esto debe refórmame. La Cámara de do el ejemplo la mayor parte, si no es que todas nuestras
Diputados tiene en los mejores países constitucionales un Cámaras; y en Inglaterra se sabe que Pitt y Fox no entra­
crecido número de individuos, porque solo así expresa el ron al parlamento sino al favor de una suposición enga­
elemento democrático, reúne gran cantidad de luces, re­ ñosa que burlaba la ley. Lo mejor es, pues, que nos sepa­
presenta todos los intereses, todas las opiniones, y no remos de la rutina y reconozcamos la verdad. Después
queda expuesta á que sobreponiéndose algunos pocos, el hablaré del arreglo del poder electoral.
arbitrio de la minoría pueda gobernarla sin dificultad. Pasando á tratar de la organización del Senado,
Una Cámara electa sobre la misma base, que lo ha sido el ningún hombre medianamente instruido en estas materias
actual Congreso, aun en un país donde los negocios no ignora que este es el punto más difícil y al mismo tiempo
fueran los menos importantes para cada particular, don­ el más importante de las constituciones republicanas.
de las funciones públicas no se vieran con poco aprecio, “ Cada día debemos convencernos más, dice uno de los
apenas podría reunir el número de cien representantes, más ilustres pensadores de nuestro siglo, de que los anti­
dando así por resultado que la ley pudiese llegar á tener guos comprendían infinitamente mejor que nosotros la li­
solo cincuenta y un votos en la representación democrá­ bertad y las condiciones de los gobiernos libres... Sobre
tica. todo, ellos confiaban el culto sagrado de la patria, el sa­
En orden á las condiciones de elegibilidad, mi opi­ cerdocio de la libertad, el espíritu de vida y de duración,
nión es muy franca: las estimo como un tristísimo medio la guardia de las tradiciones, de la gloria y de la fortuna
de acierto: creo que la suprema condición es obtener la de la Nación, la constante previsión del porvenir, á un
confianza del pueblo, y que en esta materia no puede ha­ Senado en el cual se esforzaban por concentrar todo lo
ber garantías más que en la organización del electorado. que hay de bueno y de grande en las aristocracias, rehu­
En efecto, que se pongan todas las condiciones de elegibi­ sando al mismo tiempo cuanto hay en ellas de vicioso.” 4
lidad que se quieran, que se exija una edad madura, una Villemain,5 analizando la Constitución romana, atribuye
profesión respetable, una renta cómoda, la vecindad ó el
3 Pinherio Ferreria. Curso de derecho publico.
nacimiento en determinado lugar. ¿Por ventura, todos
4 Sismondí de Sismondi.—Ensayo sobre las Constituciones de los
los que reúnen estas cualidades serán buenos para Dipu­ pueblos libres.
tados? Y ¿los pueblos habrán de elegirles porque las tie­ 5 En su discurso sobre la República de Cicerón.
LAS LEYES 133

toda la gloria y la libertad de la primera República de los de los negocios, no me parece ni justa, ni conveniente. La
tiempos antiguos á la organización del Senado, que reu­ sola aristocracia de las democracias es la aristocracia del
niendo todos los hombres eminentes, gobernó por siglos saber, de la virtud, de los servicios: y si bien ésta no se
los negocios con alta sabiduría. En los Estados-Unidos, improvisa ni puede encontrarse fácilmente en una Nación
observa el autor de la Democracia en América, que “ el que combatida por las revoluciones ha visto á la inmora­
Senado reúne los- hombres más distinguidos, asegurando lidad corromperlo todo, tampoco las constituciones son
que todas las palabras que salen de aquel cuerpo harían obras de una sola generación; necesario es crear desde
honor á los más grandes debates parlamentarios de la Eu­ ahora lo que ha de existir un día.
ropa” . Sin dejar de apreciar la dificultad que presenta esta
En nuestro país, la necesidad de un cuerpo semejan­ reforma, yo entiendo, Señor, que conservando en el Se­
te se ha hecho sentir de tal manera, que en la organiza­ nado íntegra la representación de los cuerpos confedera­
ción del Senado es precisamente en lo que más se han di­ dos, el problema puede ser resuelto por medios sencillos,
ferenciado nuestros ensayos constitucionales, y sobre lo como lo son todos los de las instituciones mejor combi­
cual se han presentado mayor número de proyectos, nadas que conocemos. SÍ la duración de esta Cámara es
siempre que se ha tratado de las reformas; gozando últi­ más larga que la de los otros cuerpos y las otras autorida­
mamente no poco ni despreciable favor la idea de llamar des del Estado, con esto habrémos conseguido que su ac­
allí á la clase propietaria. ¿Pero esta idea es en efecto jus­ ción sea la más permanente y regularizada. Si además de
ta? Permítaseme, señor, decir que no, para que bus­ su participación del Poder Legislativo, se extienden sus
quemos por otros medios esa institución que tan imperio­ atribuciones á otros objetos igualmente interesantes, si se
samente necesitamos. Me parece que en una República, la le deja, en parte de su totalidad, de cuerpo consultivo,
representación de ciertas clases que no tienen privilegios para que esté siempre al alcance de los grandes negocios
políticos, carece del fundamento con que subsiste en de la política interior y exterior, se le hará también el po­
otras instituciones, y sacrifica á una sola condición, á la der de mayor influencia. Si se le renueva parcialmente,
de cierto amor al orden, todas las otras condiciones emi­ dejando siempre una mayoría considerable, ninguna difi­
nentes de sabiduría y patriotismo que se requieren en el cultad tendrá en conservar una política nacional. Si se
cuerpo conservador. Sin que sean propietarios, en un país exige para pertenecer á él una carrera pública anterior,
donde la carrera política no produce á la probidad más que suponga versación en los negocios, el Senado se com­
que desgracias, y tal vez miseria, si la Constitución llama pondrá de hombres experimentados, y se considerará co­
al Senado á los hombres más capaces y ameritados, ellos mo el honroso término de la carrera civil. En fin, si des­
prestarán al orden público, á la estabilidad de las leyes y pués de haberlo hecho así el cuerpo más importante, el
al respeto de los intereses legales de las minorías, que es más influyente, duradero y respetable del Estado, se re­
preciso no exterminar ni herir, sino hacer obrar en el sen­ curre para el acierto de la elección á ese admirable medio
tido del bien general, aquellas garantías que se buscan que contienen las instituciones democráticas, y que enco­
con el llamamiento de ciertas clases y reunirán además el mian lo mismo los publicistas antiguos que los modernos;
ardiente amor á la patria, el culto de la libertad y la cien­ si á un período fijo en cada Estado se agita el espíritu pú­
cia de los negocios, que no dan los simples bienes de for­ blico y se produce la crisis electoral, nada más que para
tuna y que son absolutamente indispensables en aquel ele­ el nombramiento de un tan alto magistrado, entonces, so­
vado puesto; quedando también abierta á la clase propie­ lo una reputación distinguida podrá obtener los sufragios
taria, y más fácilmente que á ninguna de las otras esta de la mayoría de los ciudadanos. Confiando, pues, en es­
carrera de honor, si reúne esas mismas condiciones, sin tos medios, tengo la ilusión de creer que sin desnaturali­
las cuales ningún derecho puede tener al gobierno de su zar la democracia, sin exclusiones odiosas ni privilegios
país. inmerecidos, habremos acertado con el principal punto
Para apoyar esta opinión, ya que no me es dado ex­ de nuestra organización política.
poner á la Cámara algunas observaciones sobre la Consecuente con estas ideas, propongo que el Sena­
influencia que la organización de la propiedad tiene en el do se componga de un número triple respecto al de los
orden político, pues que esto nos llevaría á las más abs­ Estados de la Federación, para que habiendo sesenta y
tractas y dilatadas teorías de la ciencia social, nueve Senadores, haya Cámara con treinta y cinco, y las
permítaseme observar que en la primera y más brillante resoluciones tengan al menos diez y ocho votos; propongo
de las aristocracias modernas, que es la Constitución in­ igualmente que se renueve por tercios cada dos años; exi­
glesa, esta prerrogativa no ha sido posible, sino por cuan­ jo una carrera pública anterior tan conveniente como fá­
to á que la carrera públita ha sido la primera ocupación cil de ser acreditada sin peligro alguno de fraude; y entre­
de la nobleza de la Gran Bretaña, porque ella ha dado tanto que la elección directa de Senadores entra en
constantemente para la administración, para el parlamen­ nuestras costumbres constitucionales y se perfecciona por
to y para las armas los hombres más eminentes, y porque ellas, reconozco la necesidad de que eligiendo dos cada
semejante al patriciado de Roma, siempre se ha apresura- uno de los Estados, y garantizando así el principio fede­
° ® h°nrarse, admitiendo en su seno á todos los hom- ral, se nombre otro tercio por las autoridades más pro­
res grandes que se levantan del pueblo. La idea de que á pias para llamar á la dirección de los negocios á los hom­
°s propietarios, por solo serlo, se entregara la dirección bres eminentes. Dando el derecho de proponer este tercio
134 SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

al Ejecutivo, al Senado mismo y á la Cámara de Diputa­ un país en que las cuestiones políticas se han decidido
dos, y á esta última el de elegir definitivamente, se verifi­ siempre por las revoluciones y no por los medios pacífi­
ca una combinación muy apreciable, porque ella es la ex­ cos del sistema representativo, en que la posesión del
presión pura de la democracia y de la Federación, tiene mando supremo ha sido el primer móvil de todas las con­
grandes garantías de acierto, y se quita al Senado el dere­ tiendas, la realidad de todos los cambios. Y cuando se
cho terrible de elegir sus miembros; derecho que con olvi­ observa que el método electoral se arregló en la Constitu­
do de la doctrina de un publicista profundo,6 se le confi­ ción de 824, de manera que los sufragios no se diesen se­
rió en una de nuestras constituciones. De esta manera, en paradamente para el Presidente y Vice, sino que se acor­
solo tres artículos, expreso cuantas reformas me parecen dó conferir este último cargo al que tuviera menos votos,
convenientes en la organización del Poder Legislativo. declarando asi que el Vicepresidente de la República sería
En las disposiciones de la Constitución federal rela­ el rival vencido del Presidente, es preciso asombrarse de
tivas á la formación de las leyes, llama mucho la atención que se hubiera admitido una combinación tan funesta.
el que baste para que un acuerdo se eleve á ley el voto de Así ella ha influido no poco en nuestras disensiones y
los dos tercios de la Cámara iniciadora, unido al de poco guerras civiles, y ha generalizado la opinión de suprimir
más de un tercio de la revisora; porque con esto se ese cargo. Yo he creído que esta reforma era una de las
destruye el equilibrio conveniente en ambos cuerpos; y la más necesarias, porque era preciso librar á nuestro prime­
llama aún más, el que en este caso las observaciones del ro y próximo periodo constitucional de este peligro, y de­
Gobierno no hagan necesario para reproducir dicho jando para después algunas otras mejoras que no consi­
acuerdo un mayor número de votos, como sucede cuando dero ser absolutamente indispensables, aconsejo también
se ha aprobado por la mayoría de las dos Cámaras. Un la reforma en el punto vital de la responsabilidad.
ejemplo aclara perfectamente la contradición de esta teo­ En él considero preciso zanjar multitud de cuestio­
ría inexplicable: suponiendo que un acuerdo salga del nes delicadas y fijar el verdadero carácter del Jefe del Po­
Congreso por la totalidad de votos de una Cámara y por der Ejecutivo, declarando que era inviolable siempre que
los de la mayoría de la otra, si el Gobierno le hace obser­ obrase por conducto de un ministro responsable, y que
vaciones y se reproduce la misma votación, no es ya ley éste lo era por toda infracción de ley, ya consintiese en
porque no hay dos tercios en ambas Cámaras; y si ese actos de comisión, ó en una mera omisión. Respecto de
mismo acuerdo hubiera tenido en su favor menos votos, la forma, según la Constitución federal, cualquiera de las
es decir, menos garantías de acierto, si su aprobación, en dos Cámaras podía conocer de la acusación, según se ne­
vez de unánime, hubiera sido por los dos tercios de la ini­ cesitaban dos tercios del Gran Jurado para decidir sobre
ciadora, y no por la mayoría, sino solo por algo más de la formación del proceso, y el negocio pasaba después á
un tercio de la revisorá; á pesar de las observaciones del la Suprema Corte de Justicia. Este sistema ha hecho ilu­
Ejecutivo, habría llegado á ser ley.7 Para evitar este mal, soria la responsabilidad. A la Cámara de diputados, co­
que puede ser muy grave, un artículo de las reformas es­ mo más exaltada en su amor á las instituciones, debe co­
tablece que para toda ley se necesita la aprobación de la rresponder la declaración de si ha ó no lugar a la forma­
mayoría en una y en otra Cámara. ción de causa; y para esto debe bastar la simple mayoría;
Respecto del Ejecutivo, pocas y muy obvias son porque el respeto debido á las leyes y el ínteres de la so­
también las reformas que me parecen necesarias. En nin­ ciedad, directamente afectado en los casos de responsabi­
guna parte la Constitución de 1824 se presenta tan defec­ lidad de los funcionarios públicos, demandan que los ac­
tuosa como en la que estableció el cargo de Vicepresiden­ tos ú omisiones de los mismos, sean examinados siempre
te de la República. Se ha dicho ya muchas veces, y sin que pueda suscitarse alguna duda respecto de la infrac­
contestación, que el colocar en frente del Magistrado Su­ ción; exigen que se instruya entonces un proceso, y este
premo otro permanente y que tenga derecho de sucederle paso es el único efecto de aquella declaración. Al Senado,
en cualquier caso, era una institución solo adoptable para que reunirá la justicia al amor de las instituciones, toca
un pueblo como el de los Estados-Unidos, donde el respe­ fallar sobre el hecho, pues que por su naturaleza misma,
to á las decisiones de la ley es la primera y más fuerte de los delitos políticos deben ser juzgados de diversa manera
todas las costumbres, donde la marcha del orden consti­ que los comunes: se necesita en ellos menos dilación en
tucional durante más de sesenta años, no ha sido turbada las formas y más prestigio y amplitud de acción en los
por una sola revolución; pero del todo inadecuada para jueces: la inocencia queda garantizada con exigir tres
quintos para la condenación, y al Poder Judicial se deja
6 Montesquieu, en el Espíritu de las leyes. I ib. 2. eap. 3. la designación de la pena, ó todo el proceso en los delitos
1 Permítaseme un calculo que hace todavía mas palpable esa con­ comunes. Todas estas reformas están contenidas en tres
tradicción. Supongamos que el Senado consta de 30 individuos, y la Cá­ artículos. Debo, por fin, advertir á la Cámara, que en es­
mara de diputados de 75: si un acuerdo iniciado en esta tiene a su favor ta materia he diferido de algunos de mis compañeros de
en primera y segunda discusión el voto de 75 diputados y 19 senadores,
hasta el veto del Ejecutivo para que no sea ley; sí el mismo, iniciado en comisión, que querían establecer un juicio político, no
la de senadores, tuviera en su favor el voto de 20 y de 26 diputados, solo para los delitos designados por la ley, sino en gene­
sería ley, a pesar de las observaciones def Ejecutivo; en el primer caso ral para deponer y declarar incapaces de otro empleo al
hay por la ley que no se publica. 94 votos contra 11; en el segundo por Presidente y sus Ministros por ineptitud ó mala conducta,
la ley que se publica, 46 votos contra 59.
fundándome en dos razones. En primer lugar, no creo
LAS LEYES 135

que á estos altos funcionarios se Ies debe hacer de una miento á un calculo muy sencillo, resulta que un diputa­
condición inferior á la del último hombre, violando en do puede representar como voto de la mayoría el de dos
ellos el principio de justicia natural, conforme al cual á respecto de ciento, ó cuando más, y eso en un supuesto
nadie se puede castigar por un hecho, si antes no se ha muy favorable y extraordinario, el de trece respecto del
definido éste con exactitud, y prohibido como un delito. mismo número.8
En segundo lugar, me parece que esa facultad arbitraria Tan espantosa así es la progresión del cálculo en es­
seria una arma tremenda en manos de los partidos, un te sistema fatal; tanto así la verdadera voluntad nacional
obstáculo mas, que separará del poder á los hombres con se extravía y falsifica por la voluntad de los partidos y las
honradez y sin ambición, y un germen de incesantes coh- aspiraciones personales, al pasar por cada uno de esos
vulsiones. En una Nación donde ha habido tantos críme­ grados. Aquí, las observaciones numéricas, las teorías de
nes y ningún castigo, felicitémonos si llegamos á conse­ los publicistas y todos los ejemplos, incluso el de la mis­
guir que no queden impunes los que se hallan claramente ma nación que nos legó ese sistema, concurren á demos­
definidos. trarnos que es necesario tomar otro camino; mucho más
Las reformas que propongo en el Poder Judicial cuando ya nos convence la experiencia de que este ha
quedarán mejor explicadas más adelante. Por ahora solo producido en nuestro país las peores consecuencias. To­
diré algo sobre el sistema electoral. dos hemos visto elecciones, y todos hemos contemplado
Ya he dicho que en mi juicio esta es la base y la ga­ con dolor que en cada una de ellas, el espíritu público ha
rantía de toda Constitución, y muy especialmente de las aparecido menos enérgico, que las multas y los apremios
democráticas, que hacen emanar de la elección todos los no han logrado llevar á las casillas electorales á los ciuda­
poderes del Estado, porque de ella depende que los fun­ danos, cuya suerte se aventuraba en ellas; y así es muy
cionarios públicos sean buenos 6 malos, que representen natural suceda. “ En un pueblo bien constituido, dice un
á la Nación entera, ó solo á un partido más ó menos nu­ pensador eminente, cada ciudadano vuela á las asambleas;
meroso, vencedor y exclusivo. Pero como este final resul­ mientras que con un mal gobierno ninguno se cuida de
tado no depende solo de la declaración general que es­ dar un paso para ir á ellas; porque nadie toma interés en
tablece á quién corresponde el derecho de sufragio, sino lo que se hace, porque todos preven que la voluntad ge­
de todas las disposiciones que arreglan el modo de ejer­ neral no prevalecerá; y los intereses individuales absorben
cerlo. todos los pormenores son interesantes, y de aquí se todo. Las buenas leyes traen otras mejores; las malas
sigue que en este particular, como en el de las garantías producen otras peores.” 9 Entre nosotros la imperfección
individuales, no sea posible reducirlo todo a los princi­ del sistema electoral ha hecho ilusorio el representativo:
pios fundamentales, únicos propios de la Constitución, y
que solo una ley extensa y bien combinada puede realizar * Por mas árido que sea este calculo, la importancia dei asunto me
la apetecida reforma. obliga á expresarlo aqui. porque la fuerza de su demostración me parece
incontestable. Supuesta la forma de las elecciones, puede tomarse un
Por desgracia, en esta materia nuestro derecho
número cualquiera, el de 12.001 por ejemplo, para proceder; si pues
constitucional se resiente del más lamentable atraso; ape­ solo se necesita la mayoría relativa, no es calcular muy bajo el supo­
nas hemos hecho algunos adelantos respecto del sistema ner que la elección primaria se decida, sin contar los votos omitidos,
vicioso adoptado por las cortes españolas, que fue con el ni los dispersos, por un tercio, es decir, por 4.001; cuya cifra representa
que se dió á conocer entre nosotros el régimen representa­ el elector primario; pero como nunca se reúnen todos estos y bastaba
la mavoria, un electorado que representa 2.001 ciudadanos, puede
tivo; y me atrevo á asegurar que en tanto no corrijamos
nombrar también, a simple mayoría absoluta de. presentes, un elec­
esa parte de nuestra Constitución, inútiles habrán de ser tor secundario que no represente más que 1.001. A su vez y por las
las mejores reformas sobre las demas; porque á todas mismas razones, el electorado secundario, con una mavoria que repre­
ellas faltará la condición indispensable de su realización, sente solo 501 puede nombrar un diputado que represente 251 cuidada-
el nombramiento de los mas dignos ciudadanos para el nos de entre 12.001; cuya razón es de 2
903
^ a 100. I a simple posibili­
desempeño de las funciones públicas.
dad de este caso basta para impugnar y para desechar un sistema tan
Por un vicio de nuestras leyes, las elecciones prima­
absurdo. Mas no quiero ir a los extremos; y para que se vea lo que es en
rias, ora sean tan tumultuosas como cuando sin exigir sus mejores combinaciones tal sistema de elección indirecta de tres gra­
iñngun previo requisito se admiten todos los votos, y vo­ dos y a mayoría absoluta, voy a suponer un caso muy favorable, en el
tos que la multitud repite cuantas veces quiere para ase­ que en !a elección primaria se decida por dos tercios, y en el que en to­
gurar el triunfo; ora sean más ordenadas por medio de la dos los cuerpos electorales y en todas las elecciones se reúnan siempre
dos tercios de electores y de votos. El cálculo es el siguiente: De 12.001
previa expedición de las boletas, siempre se verifican sin
ciudadanos. 8.001 nombran al elector primario: reunidos los dos tercios
que los ciudadanos se reúnan en cuerpo, y solo á simple de los primarios, el colegio electoral representa 5,534 ciudadanos, y el
mayoría respectiva de votos. Pasando después estas elec­ elector secundario que obtiene ¡os dos tercios de sufragios, representa
ciones por otros dos grados, en los que se exigen ya la 3.556 ciudadanos. Entonces el último colegio, compuesto de dos tercios,
mayoría absoluta para la formación del colegio electoral tiene la representación de 2,371 ciudadanos y el diputado electo por una
serie de mayorías tan considerable, si obtiene los sufragios de dos ter­
y el nombramiento del elector ó del diputado, tenemos de
cios, solo representara 1.581 ciudadanos sobre 12.001 que es la razón
esta manera, y sin tomar en cuenta las causas morales
Que tan poderosamente contribuyen á producir muy ma-
°s resultados, que nuestras elecciones han sido siempre
,n irectas de tercer grado; y sometiendo este procedi­ 9 Contrata social. Lib, 3o, cap. 15.
136 SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

por él las minorías han tomado el nombre de mayorías, y intereses, ó que prefiriera cualquier otro método, es evi­
por él, en vez de que los congresos hayan representado á dente que vamos á entrar en el camino de las innovacio­
la Nación como es en sí, con todas sus opiniones y todos nes, que se harán ensayos, y esto me basta para opinar
sus intereses, solo han representado con frecuencia una que no los verifiquemos en la Constitución sino por me­
fracción, y dejando á las demas sin acción legal y sin in­ dio de una ley. Porque yo creo firmemente, Señor, y esto
flujo, las han precipitado á la revolución. puede aplicarse á muchos otros puntos, que la Constitu­
Por más que se quiera, Señor, este último mal es de ción, para que sea respetable y duradera, es decir, para
graves trascendencias. La necesidad de llamar todos los que tenga una existencia sólida, necesita no contener sino
intereses á ser representados, es hoy una verdad tan uni­ muy pocos principios, todos fundamentales, y si es posi­
versalmente reconocida, que solo ignorando el estado ac­ ble ninguno disputable. Salvado en la Constitución el
tual de la ciencia puede proclamarse el duro y absoluto principio de que las elecciones sean precisamente popula­
imperio de la mayoría sin el equilibrio de la representa­ res; si buscando la mejor entre las combinaciones que es­
ción de las minorías. “ Nosotros creemos, dice Sismondi, ta base determina atinamos con ella, esta ley, que será
que el sistema representativo es una invención feliz, por­ para la República una adquisición preciosísima, por su
que pone en evidencia á los hombres eminentes, les da bondad práctica vendrá á ser tan inmutable y respetada
ocasiones para ganar, y sobre todo, para merecer la con­ como el mismo Código fundamental. Si por el contrario,
fianza de los pueblos, y los conduce al fin á gobernar el se necesitaren hacer sucesivos cambios y mejoras en ella,
timón del Estado. Y entendemos que es una institución esto no abrirá de nuevo la discusión de la Constitución ni
todavía más feliz, porque pone los unos delante de los apresurará su ruina. Por tales motivos, propongo al Con­
otros todos los intereses, todos los sentimientos y todas greso que deje á una ley el arreglo del sistema electoral y
las opiniones, dando los medios de discutir esas opiniones la designación de la forma en que sobre las bases consti­
y de rectificar esos sentimientos, de equilibrar esos intere­ tucionales hayan de verificarse las elecciones de Presiden­
ses, de reunir, en fin, las opiniones, los intereses y los te, Senadores, Diputados, y Ministros de la Corte de Jus­
sentimientos de todos los ciudadanos en un solo centro ticia.
que pueda considerarse como la inteligencia, el interes y Pero como esta ley, la de garantías, la de responsa­
el sentimiento de la Nación... Y creemos que combina­ bilidad, y las demas en que se reglamente la acción de los
ciones hábiles, aunque difíciles, pueden con la ayuda del Poderes Supremos no deben ser iguales, sino superiores á
gobierno representativo proteger todas las localidades, to­ todas las otras leyes secundarias, se establece que ellas
das las opiniones, todas las clases de ciudadanos y todos sean caracterizadas y distinguidas con el nombre especial
los intereses.” Examinando en el desarrollo de la civiliza­ de constitucionales, y que no se reformen sino mediando
ción europea el influjo omnipotente de las instituciones y un espacio de seis meses entre la presentación del dicta­
admirando la Constitución inglesa, Guizot ha dicho: men que lo proponga y su discusión. Esta medida librará
“ Solo hay duración y vida en el ejercicio de todos los de­ á leyes tan interesantes de los malos efectos de la precipi­
rechos, en la manifestación de todas las opiniones, en el tación, y facilitará al Congreso el auxilio de una detenida
libre desarrollo de todas las fuerzas y de todos los intere­ discusión por medio de la prensa, y de todos los órganos
ses: la existencia legal de todos los elementos y sistemas de la voluntad pública. ¡Ojalá que igual medida pudiera
hace que no domine exclusivamente ningún elemento, adoptarse para todas las leyes!
que no se levante un solo sistema para destruir á los de­ Expuesto así cuanto me parece necesario variar en
mas, que el libre exámen redunde en beneficio y provecho la Constitución, es preciso ocuparse de otro punto intere­
de todos.” La simple razón natural advierte que el siste­ santísimo omitido en ella, ó por lo menos tratado muy li­
ma representativo es mejor en proporción que el cuerpo geramente. ¿Cuáles son los límites respectivos del poder
de representantes se parezca más á la Nación representa­ general y del poder de los Estados? Y una vez conocidos
da. La teoría de la representación de las minorías no es estos limites, ¿cuáles son los mejores medios de precaver
más que una consecuencia del sufragio universal: porque la recíproca invasión, de manera que ni el poder del cen­
nada importa que ninguno quede excluido del derecho de tro ataque la soberanía de los Estados, ni éstos disuelvan
votar, si muchos quedan sin la representación, que es el la Union, desconociendo ó usurpando sus facultades?
objeto del sufragio. Ninguna otra cosa, Señor, me parece hoy mas urgente
Me habrá dispensado el Congreso que insista espe­ que esta, porque el mal lo tenemos delante, y es un mal
cialmente en un punto cuyo interes me parece superior al tan grave, que amenaza de muerte las instituciones. En
de todos los otros, y que para robustecer la fuerza de mis un tiempo vimos al Congreso general convertido en árbi­
indicaciones buscara autoridades, nunca tan necesarias tro de los partidos de los Estados decidir las cuestiones
como cuando se trata de introducir una novedad. Por lo más importantes de su administración interior; y ahora
que hace al medio de mejorar los vicios que he atacado, apenas restablecida la Federación, vemos ya síntomas de
yo expondría lo que me parece más conveniente si al salir la disolución, por el extremo contrario. Algunas Legisla­
del sistema adoptado fuésemos á consignar el nuevo en la turas han suspendido las leyes de este Congreso; otra ha
Constitución, lo cual en mi concepto seria muy peligroso. declarado expresamente que no se obedecerá en su terri­
Porque de fací o, sea que el Congreso adoptara los me­ torio ninguna general que tenga por objeto alterar el esta­
dios admitidos en 842 para la representación de todos los do actual de ciertos bienes: un Estado anunció que iba á
LAS LEYES 137

reasumir la soberanía de que se había desprendido: con ya se consulta que estas leyes solo puedan iniciarse en la
las mejores intenciones se está formando una coalición Cámara de Senadores, la cual representa el principio fe­
que establecerá una Federación dentro de otra: se nos derativo en toda su fuerza, y da las mejores garantías de
acaba de dar cuenta con la ley por la cual un Estado du­ calma y circunspección; y además se establece que la
rante ciertas circunstancias conferia el poder de toda la mayoría de las Legislaturas de los Estados tenga el dere­
Union á los diputados de esa coalición, y quizá se medi­ cho de decidir en todo caso si las resoluciones del Con­
tan ensayos todavía más desorganizadores y atentatorios. greso general son ó no anticonstitucionales. De esta ma­
Con tales principios, la Federación es irrealizable, es un nera cada Estado en particular está sometido á la Union
absurdo, y por eso los que la hemos sostenido constante-' y el conjunto de todos será el árbitro supremo de nues­
mente, los que vemos cifradas en ella las esperanzas de tras diferencias y el verdadero poder conservador de las
nuestro país, levantamos la voz para advertir el peligro. instituciones. Si hay todavía otro medio más eficaz de ro­
Y, á la vista de él, ¿todavía habrá quien sostenga que no bustecer el principio federativo, si se conoce otra mejor
es urgente expedir la Constitución? ¿O que podemos garantía de las libertades de los cuerpos confederados, yo
aguardar para ello el desenlace de una guerra tan larga no la propongo, porque no la conozco.
como la que sostenemos? ¿O bien que habremos cumpli­ / / L o s ataques dados por los poderes de los Estados y
do con publicar aislada y sin reformas una Constitución por los mismos de la Federación á los particulares, cuen­
que no tiene en sí remedio alguno para este mal, y que tal tan entre nosotros por desgracia numerosos ejemplares,
vez por esto otra vez ya sucumbió, cediendo á la fuerza para que no sea sobremanera urgente acompañar el resta­
de algunos elementos de destrucción incomparablemente blecimiento de la Federación con una garantia suficiente
menos potentes? No: estos hechos son una demostración para asegurar que no se repetirán mas. Esta garantia solo
palmaria de la imprescindible necesidad en que estamos puede encontrarse en el poder judicial, protector nato de
de fijar la suerte de nuestro país, de decretar las refor­ los derechos de los particulares, y por esta razón el solo
mas, cualesquiera que sean los peligros, en tanto que tenga­ conveniente. A un en las monarquías absolutas, refugiada
mos posibilidad física para hacerlo. la libertad en el recinto de los tribunales, ha hecho que la
Y este deber, es tanto más sagrado, cuanto son más justicia encuentre allí un apoyo cuando han faltado todas
obvios los medios de cumplirlo; porque á decir verdad, las garantías políticas. Un escritor profundo*0 ha observa­
esos síntomas funestos de disolución que ya se advierten, do que la amplitud y respetabilidad del Poder Judicial era
solo han podido aparecer porque se olvidan los verdade­ el más seguro signo de la libertad de un pueblo, y por es­
ros principios que debían ser generalmente conocidos. El to yo no he vacilado en proponer al Congreso que eleve á
artículo 14 del proyecto de reformas, estableciendo la grande altura el Poder Judicial de la Federación, dándole
máxima de que los Poderes de la Unión son poderes ex­ el derecho de proteger á todos los habitantes de la Repú­
cepcionales y limitados solo á los objetos expresamente blica en el goce de los derechos que les aseguren la Cons­
designados en la constitución, da ó la soberanía de los titución y las leyes constitucionales, contra todos los
Estados toda la amplitud y seguridad que fuera de desear­ atentados del Ejecutivo ó del Legislativo, ya de los Esta­
se. Mas por esto mismo, y por la teoría fundamental que dos ó de la Union. En Norte-América este poder salvador
ya indiqué al expresar las razones por las cuales tocaba al provino de la Constitución, y ha producido los mejores
poder general arreglar los derechos del ciudadano, es ne­ efectos. Allí el juez tiene que sujetar sus fallos antes que
cesario declarar también que ninguno de los Estados tiene todo á la Constitución; y de aquí resulta que cuando la en­
poder sobre los objetos acordados por todos á la Union, cuentra en pugna con una ley secundaria, aplica aquella y
y que no siendo bajo este aspecto más que partes de un no esta, de modo que sin hacerse superior á la ley ni po­
todo compuesto, miembros de una gran República, en nerse en oposición contra el Poder Legislativo, ni derogar
ningún caso pueden por si mismos, en uso de su sobera­ sus disposiciones, en cada caso particular en que ella de­
nía individual, tomar resolución alguna acerca de aque­ bía herir, la hace impotente. Una institución semejante es
llos objetos, ni proveer á su arreglo, más que por medio del todo necesaria entre nosotros; y como ella exige que
de los Poderes Federales, ni reclamar más que el cumpli­ los tribunales federales se organicen de un modo corres­
miento de las franquicias que la Constitución les recono­ pondiente, las reformas propuestas dejan á las leyes cons­
ce. Hechas estas declaraciones, solo quedan por estable­ titucionales la determinación de este punto. Sobre él, en
ce1" los medios de hacerlas efectivas, y para esto es nece­ fin, manifestaré que á mi juicio también se necesita ex­
sario distinguir los abusos que puedan cometerse, según tender un poco más la acción del Poder Judicial de la
que ellos afecten los derechos de las personas, ó las facul­ Union, muy imperfectamente organizado en la Constitu­
tades de los poderes públicos. ción federal; y sobre todo, elevar la condición y asegurar
Para este último evento, es indispensable dar al la independencia de un tribunal llamado á representar en
Congreso de la Union el derecho de declarar nulas las le­ el cuerpo político un papel tan importante como el del
yes de los Estados que importen una violación del Pacto Supremo Poder Judicial. \
federal, ó sean contrarias á las leyes generales; porque de Propuestas todas estás reformas, no me queda ya
otra manera el poder de un Estado seria superior al de la que hablar al Congreso más que de una sola; de la relati-10
Union, y el de esta se convertiría en una mera irrisión.
Pero para evitar que se hagan declaraciones imprudentes, 10 Mr. Willemain
138 SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

va al método que deba adoptarse para proveer á la cons­ manifestará al Congreso el modo con que en mi juicio
tante mejora de las instituciones. En este punto nadie du­ debe resolverse la gran cuestión que agita á nuestro país
da que la bondad de un Código fundamental consiste hace trece años. Bien penetrado de las dificultades de ía
esencialmente en que él sea el mejor posible para las cir­ empresa, disto mucho de tener por mis ideas sentimientos
cunstancias en que se da, y en que contenga además los de intolerancia ni de fanatismo, y las entrego al juicio de
medios más adecuados para el adelanto de la sociedad y la Cámara con tanta más desconfianza, cuanto que la es­
la consiguiente perfección de sus instituciones. La dificul­ trechez del plazo me ha precisado á presentarlas sin ha­
tad del problema consiste en conciliar el respeto que se berlas revisto antes, y sin que me sea dado corregirlas
debe á esas instituciones con la posibilidad de hacer de después; sin embargo, con su sabiduría el Congreso exa­
una manera legítima los cambios necesarios que indique minará mas los artículos que sus fundamentos, juzgará
la experiencia; y porque esto solo se consigue con distin­ mis observaciones, á pesar de la falta de método y estilo.
guir en ellas lo fundamental de lo secundario, entiendo Yo para ellas solo pido un acto de justicia, en el momen­
que toda regla general es mala. Declarar, como lo hicie­ to en que las abandono al tremendo juicio de los hom­
ron las Bases Orgánicas, que toda la Constitución puede bres pensadores, al dictámen violento y apasionado de los
reformarse cualquier dia, si es cosa sin peligro hablándo­ partidos. Si me engaño creyendo que mi proyecto ha sido
se de una Constitución tan sólida como la de la Inglate­ eminentemente democrático y federal, no cabe duda en
rra, seria proclamar entre nosotros que el país debe per­ que estas ideas son las que he sostenido siempre, en los
manecer eternamente inconstituido, que la mudanza de buenos como en los malos dias de la Federación. En este
los primeros principios de la sociedad debe ser la materia Congreso yo mismo las propuse á la comisión mucho an­
de discusión y el trabajo constante de los mexicanos; y tes de que llegaran las terribles circunstancias del último
con este supuesto la paz es imposible. Sujetar, por otro mes. El proyecto no es una obra exclusivamente mía,
extremo, el menos importante y mas minucioso pormenor porque hoy no tengo más apoyo que mi aislada firma y
á las mismas dificultades de un principio capital, es em­ mi débil voz: lo formé en conferencias muy detenidas,
barazar la reforma hasta el extremo de que sea de temer­ con otro de los señores de la comisión (el Sr. Cardoso),
se que el obstáculo se allane con la destrucción. Guiado cuyos vastos conocimientos en la materia son bien cono­
por estas observaciones, yo distingo en la Constitución cidos, y que hoy difiere de este voto solo respecto á la
tres partes. Respecto de los principios primordiales y an­ cuestión de su oportunidad, y el Sr. Espinosa de los
teriores á la misma, como la independencia de la Nación, Monteros, cuyo nombre es una autoridad, lo discutió y
su forma de gobierno republicano representativo popular corrigió. Concluido el trabajo hace cerca de dos meses,
federal, y la consiguiente división de poderes, principios yo no hago más que presentarlo al Congreso tal como se
que están identificados con la existencia misma de la Na­ concibió antes, para que se vea que en manera alguna
ción, no cabe reforma, y deben declararse permanentes. puede llamarse una obra de circunstancias, y por esto aun
Por lo que hace á los limites del poder general y de la so­ dejo para después el articulo respectivo al arreglo del te­
beranía de los Estados, es indudable que pueden hacerse rritorio.
algunas modificaciones; pero en este evento, además del Yo digo el primero que seria indigno transigir con
voto de los dos tercios de cada Cámara ó de la sucesiva los intereses sagrados de la patria. Mi pensamiento. Se­
ratificación de una reforma por dos Legislaturas, exijo el ñor, es el de hacer cesar la crisis en que estamos: deseo
consentimiento de la mayoría de éstas, con el fin de dar á que el Congreso domine las dificultades, y que enfrenan­
las libertades locales todas las garantías imaginables. do el desorden, constituya la República, decretando las
Sobre todos los otros puntos admito las reformas siempre mejoras que sus instituciones requieran, y que á mi modo
que asi lo acuerden los dos tercios de ambas Cámaras ó de ver están comprendidas en los pocos artículos á que
la simple mayoría de dos Congresos sucesivos; dando me he referido. Todo nos advierte que cada día urge más
también á las reformas constitucionales la garantía de esta necesidad, ya que ni nuestras conmociones interiores
calma y de meditación establecida para las leyes de este ni la guerra exterior, pueden justificar la dilación. No po­
carácter. Este último método de reforma era el estableci­ demos aguardar á que mejoren las circunstancias, porque
do por la Constitución de 1824, y su conservación me pa­ se trata puntualmente de que el Congreso las haga variar;
rece tanto más conveniente, cuanto que de esta manera ni sería honroso y patriótico que desesperando de la suer­
evitamos toda contestación sobre su ligitimidad; porque te de nuestro país, lo abandonásemos á la lucha de todos
en fin, si la Nación no las quiere ó desea otras, siempre los elementos de la anarquía, que sí se presentan y forta­
dejamos en manos de sus representantes el mismo poder lecen, solo es porque todo es provisorio y nada estable,
que antes tenían para obsequiar su voluntad. No hay por porque la duda y la incertidumbre quitan al poder su
qué desconfiar del porvenir: los que vengan después de fuerza y al porvenir sus esperanzas reparadoras; y esto
nosotros no nos cederán en buenas intenciones, y bajo haríamos si reserváramos nuestra obra para cuando ya no
auspicios menos fatales y con los elementos que ya les de­ hubiera dificultades. Las de hoy al menos nos son conoci­
jamos, ellos adelantarán mucho en la perfección y conso­ das; ¿quién preve las de mañana? ¿Quién, sobre todo, no
lidación de nuestras instituciones. tiembla á la sola idea de exponer la suerte del país y de
Por ahora, Señor, yo he terminado mi penosa tarea. las instituciones al resultado vario y dilatado de la gue­
Lo expuesto, y más aún el proyecto con que concluyo. rra? ¡Ah! Señor, quizá declinan ya los únicos días en que
LAS LEYES 139

por mucho tiempo habremos tenido el poder de constituir I. —Que los Estados que componen la Union Mexi­
á nuestro país y salvar las instituciones. En buena hora cana han recobrado la independencia y soberanía que pa­
que se dé preferencia á cuanto conduzca á la guerra, y ra su administración interior se reservaron en la Constitu­
que el Congreso siga trabajando en ello con el ardor, la ción.
constancia y la buena fé que tanto le honran, y por la II. —Que dichos Estados continúan asociados con­
que se nos habrá de hacer justicia. Pero que si aun es po­ forme al pacto que constituyó una vez el modo de ser
sible el desempeño del principal objeto de nuestra misión, político del pueblo de los Estados-Unidos Mexicanos.
no lo abandonemos desde ahora ni lo dilatemos más, III. —Que la Acta constitutiva y la Constitución fe­
porque esto equivale á renunciar á él y dejar nuestros ma-* deral, sancionadas en 31 de enero y 24 de octubre de
les sin remedio; con tanta menos excusa, cuanto que no 1824, forman la única Constitución política de la Re­
necesitamos emprender un trabajo nuevo, sino que nos pública.
bastará discutir quince ó veinte artículos de reforma. Re­ IV. —Que además de esos códigos, debe observarse
cordemos que en la inauguración de las córtez de Cádiz el la siguiente
ruido de las balas extranjeras se mezcló con el estruendo
de las salvas que solemnizaban aquel acto, y que ese Con­ ACTA DE REFORMAS:
greso á los pocos meses dió á la monarquía una Constitu­
ción completa. La confianza de los pueblos en los dias Art. I o—Todo mexicano, por nacimiento ó por na­
solemnes de su infortunio nos impone el deber de luchar turalización, que haya llegado á la edad de veinte años,
con las dificultades hasta el último extremo. Prescindo que tenga modo honesto de vivir, y que no haya sido
con gusto de manifestar por qué tenemos para nuestros condenado en proceso legal á alguna pena infamante, es
trabajos la libertad suficiente; sobre esto á cada uno le ciudadano de los Estados-Unidos Mexicanos.
consulta su conciencia; por mí, yo no tengo embarazo pa­ Art. 2o—Es derecho de los ciudadanos votar en las
ra tratar todas las cuestiones, y así ¡o haré cuando el elecciones populares, ejercer el de petición, reunirse para
Congreso quiera ocuparse de estos asuntos. discutir los negocios públicos, y pertenecer á la Guardia
Y pues hoy solo debo darle cuenta de los trabajos Nacional, todo conforme á las leyes.
que emprendí por su orden y exponer mi voto particular Art. 3o—El ejercido de los derechos de ciudadano
sobre las proposiciones é iniciativas en que se ha pedido se suspende por ser ebrio consuetudinario, ó tahúr de
el restablecimiento definitivo de la Constitución de 1824, profesión, ó vago, por el estado religioso, por el de in­
lo hago sometiendo a su ilustrada deliberación el siguiente terdicción legal, en virtud de proceso sobre aquellos deli­
tos por los que se pierde la cualidad de ciudadano, y por
rehusarse á servir los cargos públicos de nombramiento
PROYECTO: popular. Por una ley se arreglará el ejercicio de estos de­
rechos, la manera de probar la posesión de la cualidad de
En y conservador de
e i n o m b r e d e d io s , c r ia d o r ciudadano, y las formas convenientes para declarar su
las sociedades, el Congreso extraordinario constituyente, pérdida o suspensión.
considerando: Q u e los Estados Mexicanos, por un acto Art. 4o—Para asegurar los derechos del hombre que
espontáneo de su propia é individual soberanía, y para la Constitución reconoce, una ley fijará las garantías-de
consolidar su independencia, afianzar su libertad, proveer libertad, seguridad, propiedad é igualdad de que gozan
á la defensa común, establecer la paz y procurar el bien, todos los habitantes de la República, y establecerá los
se confederaron en 1823 y constituyeron después en 1824 medios de hacerlas efectivas.
un sistema político de unión para su gobierno general, Estas garantías son inviolables, y solo en el caso de
bajo la forma de República popular, representativa, y una invasión extranjera ó de rebelión interior, podrá el
sobre la preexistente base de su natural y recíproca inde­ Poder Legislativo suspender las formas establecidas para
pendencia;11 Q u f aquel pacto de alianza, origen de la pri­ la aprehensión y detención de los particulares, y cateo de
mera Constitución y única fuente legítima del Poder Su­ las habitaciones y esto por determinado tiempo.
premo de la República, subsiste en su primitivo vigor, y Todo atentado contra dichas garantías es caso de
es y ha debido ser el primer principio de toda la institu­ responsabilidad, y no podrá recaer á favor de los culpa­
ción fundamental; Q u e ese mismo principio constitutivo bles, ni indulto, ni amnistía, ni cualquiera otra disposi­
de la Union federal, sí ha podido ser contrariado por una ción, aunque sea emanada del Poder Legislativo, que los
fuerza superior, ni ha podido ni puede ser alterado por sustraiga de los tribunales ó impida que se haga efectiva
una nueva Constitución; y Q u e para más consolidarle y la pena.
hacerle efectivo, son urgentes las reformas que la expe­ Art. 5o—Por cada cincuenta mil almas, ó por una
riencia ha demostrado ser muy necesarias en la Constitu­ fracción que pase de veinticinco mil, se elegirá un diputa­
ción de 1824, ha venido en d e c l a r a r y d e c r e t a r , y en do al Congreso general. Para serlo se requiere únicamen­
uso de sus amplios poderes d e c l a r a y d e c r e t a : te tener veinticinco años de edad, estar en ejercicio de los
derechos de ciudadano, y no estar comprendido al tiempo
Veanse los precedentes relativos a la erección de las Provincias de la elección en las excepciones del artículo 23 de la
en Estados.
Constitución.
140 SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

Art. 6o—Además de los dos senadores que cada Es­ tades expresamente designadas en ella misma, sin que se
tado elija, habrá un número igual al número de Estados, entiendan permitidas otras por falta de expresa restric­
electos á propuesta de la Cámara de Diputados, votando ción.
por diputaciones, del Senado y del Ejecutivo. Las perso­ Art. 15.—Sobre los objetos sometidos al Poder de la
nas que reunieren estos tres sufragios, quedarán electas, y Union, ningún Estado tiene otros derechos que los expre­
la Cámara de diputados, votando por personas, nombra­ samente fijados en la Constitución, ni otro medio legíti­
rá los que falten de entre los otros postulados. mo de intervenir en ellos que el de los Poderes generales
El Senado se renovará por tercios cada dos años. que la misma establece. La Constitución solo reconoce
Art. 7o—Para ser Senador se necesita la edad de como legítima entre todos ó entre alguno de los Estados,
treinta años, tener las otras calidades que se requieren pa­ la relación que constituyó y actualmente constituye su fe­
ra ser diputado, y además haber sido Presidente ó Vice­ deración.
presidente constitucional de la República; ó por más de Art. 16.—Toda ley de los Estados que ataque la
seis meses Secretario del despacho, ó gobernador de Esta­ Constitución o las leyes generales, será declarada nula por
do; ó individuo de las Cámaras; ó por dos veces de una el Congreso; pero esta declaración sólo podrá ser iniciada
Legislatura; ó por más de cinco años enviado diplomáti­ en la Cámara de Senadores.
co; ó ministro de la Suprema Corte de Justicia-, ó por seis Art. 17.—Si dentro de un mes de publicada una ley
años juez o magistrado. del Congreso general fuere reclamada, como anticonstitu­
Art. 8o—Corresponde exclusivamente á la Cámara cional, ó por el Presidente de acuerdo con su ministerio,
de diputados erigirse en gran jurado para declarar, á sim­ ó por diez diputados, ó seis senadores, ó tres Legislatu­
ple mayoría de votos, si ha ó no lugar á formación de ras, la Suprema Corte, ante la que se hará el reclamo, so­
causa contra los altos funcionarios, á quienes la Constitu­ meterá la ley al examen de las Legislaturas, las que den­
ción ó las leyes conceden este fuero. tro de tres meses, y precisamente en un mismo día, darán
Art. 9o—Declarado que ha lugar á la formación de su voto.
causa, si el delito fuere común, pasará el expediente á la Las declaraciones se remitirán á la Suprema Corte,
Suprema Corte; si fuere de oficio, el Senado se erigirá en y esta publicará el resultado, quedando resuelto lo que di­
jurado de sentencia, y se limitará a declarar si el acusado ga la mayoría de las Legislaturas.
es ó no culpable. Para esta declaración se necesita el voto Art. 18.—En el caso de los artículos anteriores, el
de las tres quintas partes de los individuos presentes. He­ Congreso general y las Legislaturas á su vez se contraerán
cha esta declaración, la Suprema Corte designará la pena, á decidir únicamente si la ley de cuya invalidez se trate es
según lo que prevenga la ley. ó no anticonstitucional; y en toda declaración afirmativa
Art. 10.—Para toda ley se necesita la aprobación de se insertarán la letra de la ley anulada y el texto de la
la mayoría de los individuos presentes en ambas Cáma­ Constitución ó ley general á que se oponga.
ras. Art. 19.—Los tribunales de la Federación am para^
Art. 11.—Se derogan los artículos de la Constitu­ rán á cualquier habitante de la República en el ejercicio y
ción que establecieron el cargo de Vicepresidente de la conservación de los derechos que le concedan esta Consti- ,
República, y la falta temporal del Presidente se cubrirá tución y las leyes constitucionales, contra todo ataque de [f..
por los medios que ella establece, para el caso en que fal­ los Poderes Legislativo y Ejecutivo, ya de la Federación, Ti-:
taran ambos funcionarios. ya de los Estados,''limitándose dichos tribunales á impar- '
Art. 12.—El Presidente es responsable de los delitos tir su protección en el caso particular sobre que verse el
comunes que cometa durante el ejercicio de su encargo, y proceso, sin hacer ninguna declaración general respecto
aun de los de oficio exceptuados por la Constitución, de ley ó del acto que lo motivare.*" j
siempre que el acto en el cual consistan no esté autoriza­ Art. 20.—Las leyes de que hablan los artículos 3 o,
do por la firma del ministro responsable. 4o, y 13 de esta Acta, la de libertad de imprenta, la orgá­
Los ministros responden de todas las infracciones nica de la Guardia Nacional y todas las que reglamenten
de ley que cometan, ora consistan en actos de comisión, estas disposiciones generales de la Constitución y de esta
ó sean de pura omisión. Acta, son leyes constitucionales, y no pueden alterarse ni
Art. 13.—Por medio de leyes se arreglarán las elec­ derogarse, sino mediando un espacio de seis meses entre
ciones de diputados, senadores, Presidente de la Repúbli­ la presentación del dictámen y su discusión.
ca y ministros de la Suprema Corte de Justicia, pudiendo Art. 21.—En cualquier tiempo podrán reformarse
adoptarse la elección directa, sin otra excepción que la los artículos de la Constitución, siempre que así lo acuer­
del tercio del Senado que establece el artículo 6o de esta den los dos tercios de ambas Cámaras, ó la simple mayo­
Acta. La ley establecerá y organizará también los juzga­
ría de dos Congresos distintos é inmediatos. Las reformas
dos de primera y segunda instancia que han de conocer
que limiten en algún punto la extensión de tos Poderes de
de los negocios reservados al Poder Judicial de la Federa­
los Estados, necesitan además la aprobación de la mayo­
ción.
ría de las Legislaturas. Pero en ningún caso se podrán al­
Art. 14.—Los Poderes de la Union derivan todos de terar los principios primordiales y anteriores á la Consti­
la Constitución, y se limitan solo al ejercicio de las facul­ tución que establecen la independencia de la Nación, su
LAS LEYES 141

forma de gobierno republicano, representativo, popular, general continuará depositado en el actual Congreso has­
federal, y la división, tanto de los Poderes generales, co­ ta la reunión de las Cámaras. Los Estados seguirán ob­
mo de los de tos Estados. En todo proyecto de reforma se servando sus Constituciones particulares, y conforme á
observará la dilación establecida en el artículo anterior. ellas renovarán sus Poderes en los plazos y términos que
Art. 22.—Publicada esta Acta de reformas, todos ellas designen.
los Poderes públicos se arreglarán á ella. El Legislativo México, 5 de abril de 1847.—AL Otero.

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