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Autor:
Andrés Reíta.
C.S.I
Bogotá D.C.
Año: 2019
“El periodo de la ilustración”
Autor:
Andrés Reíta.
C.S.I
Bogotá D.C.
Año: 2019
TABLA DE CONTENIDO
1. Portada ………………………………………………………………………… 1
2. Contraportada ………………………………………………………………… 2
3. Introducción …………………………………………………………………… 4
4. Descripción ……………………………………………………………………..
El periodo de la ilustración …………………………………………………. 5,6
La ilustración de España ….………………………………………………… 6,7
La ilustración en Hispanoamérica …………………..……………………… 7,8
Contexto Histórico …………………………………………………………… 9
Características ………………………………………………………………. 10
5. Conclusiones ….……………………………………………………………… 11
6. Bibliografía .…..……………………………………………………………… 12
Introducción.
La ascensión al trono de Felipe V facilitó la entrada en nuestro país del pensamiento ilustrado. A través
de Francia penetran en España las nuevas ideas racionalistas, acogidas con entusiasmo por un reducido
grupo de hombres ansiosos de novedades culturales. Sin embargo, la evolución del pensamiento ilustrado
en España fue sumamente lenta. La Ilustración se encontró con dos frentes reaccionarios, la nobleza y el
clero, que entorpecieron la labor de los intelectuales. A esto hay que añadir la incultura de un pueblo
aferrado a su pasado y a sus tradiciones y dominado ideológicamente por la Iglesia. (Aunque la Inquisición
ya había iniciado su decadencia, todavía no había perdido su influencia. Un decreto de Julio de 1834 puso
fin a la Inquisición). El pueblo, que no entendía las bases racionalistas de la Ilustración, recelaba de todo
aquello que venía de fuera y, por tanto, era ajeno a la tradición cultural de España.
El periodo de la ilustración.
La Ilustración fue un movimiento cultural e intelectual, primordialmente europeo,1 que nació a mediados
del siglo XVIII y duró hasta los primeros años del siglo XIX. Fue especialmente activo en Francia,
Inglaterra y Alemania.2 Inspiró profundos cambios culturales y sociales, y uno de los más dramáticos fue
la Revolución francesa. Se denominó de este modo por su declarada finalidad de disipar las tinieblas de
la ignorancia de la humanidad mediante las luces del conocimiento y la razón.3 El siglo XVIII es conocido,
por este motivo, como el Siglo de las Luces4 y del asentamiento de la fe en el progreso.
Los pensadores de la Ilustración sostenían que el conocimiento humano podía combatir la ignorancia, la
superstición y la tiranía para construir un mundo mejor. La Ilustración tuvo una gran influencia en aspectos
científicos, económicos, políticos y sociales de la época. Este tipo de pensamiento se expandió en la
burguesía y en una parte de la aristocracia, a través de nuevos medios de publicación y difusión, así como
reuniones, realizadas en casa de gente adinerada o de aristócratas, en las que participaban intelectuales y
políticos a fin de exponer y debatir acerca de ciencia, filosofía, política o literatura.
Madame de La Fayette, Lady Mary Wortley Montagu, Olympe de Gouges y Mary Chudleigh fueron
escritoras y activistas que trataron de extender los cambios que la Ilustración promovía a la situación de
la mujer.
Según las interpretaciones marxistas, entre cuyas opciones se encuentra la de Lucien Goldmann, la
Ilustración puede ser definida como «una etapa histórica de la evolución global del pensamiento burgués».
Como tal, insertaría su filiación doctrinal en el Renacimiento y, especialmente, en las corrientes
racionalistas y empiristas del s. XVII (de Descartes, a Locke, pasando por Bacon, Bayle, Galileo, Grocio,
Hobbes, Leibniz, Newton, Spinoza, o los libertinos), y basa su posibilidad sociológica de desarrollo en las
revoluciones políticas neerlandesa e inglesa, en el empuje de la burguesía y en las transformaciones
económicas en gestación, apoyadas en una coyuntura en alza, que desembocarán en la Revolución
francesa.
La ilustración de España.
En España la Ilustración coincidió con los reinados de Fernando VI y Carlos III. Si bien la decadencia
profunda en que se encontraba el país en el punto de partida obstaculizó una posterior eclosión, el auge
dinámico de algunas de sus zonas geográficas (especialmente Cataluña7) a lo largo del período y la
actuación coadyuvante (aunque tímida) desde el poder político facilitaron la aparición de un nutrido y
valioso grupo de ilustrados (Cabarrús, Cadalso, Campomanes, Capmany, Feijoo, Floridablanca,
Jovellanos, etc.)8 condicionado, no obstante, por el arraigo y la preponderancia del pensamiento
escolástico tradicional.
La polémica acerca de la existencia o no de una Ilustración española (polarizada en las opiniones contrarias
de Ortega y Gasset y Eugenio D'Ors10), más el añadido de una escasamente articulada investigación
posterior durante gran parte del siglo XX, atendía a razones más políticas que científicas y tuvo como
consecuencia un gran retraso en el reconocimiento de la existencia y reconstrucción de una sólida e
internacionalizada Ilustración española o hispánica, tanto humanística como científica, empirista y
cristiana, progresista pero muy escasamente política, una tardía Ilustración universalista de gran
envergadura, encabezada por Juan Andrés, creador de la Historia universal de las letras y las ciencias,
Lorenzo Hervás y Antonio Eximeno, constructores de hecho de la Comparatística moderna. Se trata de
una nutrida gama de intelectuales, algunos de primer orden (Miguel Casiri, Raimundo Diosdado
Caballero, Juan Bautista Muñoz, Juan de la Concepción, Pedro Franco Dávila, Antonio José Cavanilles,
José Celestino Mutis, Vicente Requeno, Juan Ignacio Molina, Pedro José Márquez, Francisco Javier
Clavijero, entre otros), en buena parte jesuitas españoles expulsos en 1767, pero también americanos y
filipinos. Es lo que se ha venido en llamar Escuela Universalista Española del siglo XVIII.
La ilustración en Hispanoamérica.
A Hispanoamérica llegaron las ideas de la Ilustración a través de la metrópoli.12 Existe, junto al marbete
de Ilustración Española, el más general de Ilustración Hispánica, que abarca tanto el español como el
hispanoamericano.13
En los ámbitos de la política y la economía, las reformas impulsadas por el despotismo ilustrado a finales
del reinado de Fernando VI y durante el de su sucesor Carlos III tenían por objeto reafirmar el dominio
efectivo del gobierno de Madrid sobre la sociedad colonial y contener o frenar el ascenso de las elites
criollas. Las autoridades españolas procedían a una explotación más sistemática y profunda de las
colonias. Procuraban, además, fortalecer y aumentar la marina de guerra y establecer unidades del ejército
regular español en las diversas regiones de América.
En la Nueva España (México), en el ámbito de los colegios de la Compañía de Jesús, vemos surgir un
importante grupo de científicos y filósofos ilustrados, encabezados por José Rafael Campoy (1723-1777),
que defienden una clara separación entre la filosofía y las ciencias naturales, una mayor especialización
en el estudio científico y una simplificación en el método de la enseñanza filosófica, evitando las sutilezas
silogísticas, así como la sumisión incondicional a las autoridades.14 En este grupo de estudiosos que
trabaja principalmente en la Ciudad de México, Tepotzotlán, Guadalajara y Valladolid (Morelia), destacan
el historiador y naturalista, jesuita expulso, Francisco Javier Clavijero (1731-1787), miembro
sobresaliente de la Escuela Universalista Española del siglo XVIII, que empleaba un método histórico
sistemático y sorprendentemente moderno.
El filósofo Andrés de Guevara y Basoazábal (1748-1801), que se basa en Bacon, Descartes y los censistas
para plantear la necesidad de una filosofía moderna, justificar el método inductivo y experimental, y
denunciar el abuso del método deductivo; y principalmente Juan Benito Díaz de Gamarra y Dávalos
(1745-1783), crítico de la escolástica y defensor de la ciencia y de la modernidad, cuyo eclecticismo
ilustrado está principalmente regido por los valores del buen sentido, la racionalidad, la tolerancia y la
utilidad para el hombre.
En el sur del continente, el pensamiento ilustrado tuvo un primer gran empuje en la Real Audiencia de
Quito mediante la llamada Escuela de la Concordia, fundada en la ciudad de Quito por el Dr. Eugenio
Espejo en 1791, y a la cual pertenecían nobles de la élite criolla y profesionales mestizos. Los
pensamientos y debates surgidos en la Escuela de la Concordia plantaron las primeras semillas de
nacionalismo e independencia de Sudamérica, ya que de a partir de varios sucesos ocurridos con sus
diferentes miembros, la ilustración se propagaría hacia el resto de territorios de los virreinatos de Nueva
Granada y Perú
Contexto Histórico.
Características.
En la segunda mitad del siglo XVIII, pese a que más del 70 % de los europeos eran analfabetos, la
intelectualidad y los grupos sociales más relevantes descubrieron el papel que podría desempeñar la razón,
íntimamente unida a las leyes sencillas y naturales, en la transformación y mejora de todos los aspectos
de la vida humana.
Para entender correctamente el fenómeno de la Ilustración hay que recurrir a sus fuentes de inspiración
fundamentales: la filosofía de Descartes -basada en la duda metódica para admitir solo las verdades
claras y evidentes- y la revolución científica de Isaac Newton, apoyada en unas sencillas leyes generales
de tipo físico. Los ilustrados pensaban que estas leyes podían ser descubiertas por el método cartesiano y
aplicadas universalmente al gobierno y a las sociedades humanas. Por ello la élite de esta época sentía
enormes deseos de aprender y de enseñar lo aprendido, siendo fundamental la labor desarrollada por
Diderot y D'Alembert cuando publicaron la Encyclopédie raisonée des Sciences et des Arts entre 1751 y
1765, inspirada por los principios laicos y materialistas de la burguesía francesa y completada en 1764
con el crítico Dictionnaire philosophique, de Voltaire. La obra Ensayo de John Locke17 es uno de los
precursores.
Como característica común hay que señalar una extraordinaria fe en el progreso y en las posibilidades de
los varones y mujeres para dominar y transformar el mundo. Los ilustrados exaltaron la capacidad de la
razón laica para descubrir las leyes naturales y la tomaron como guía en sus análisis e investigaciones
científicas. Defendían la posesión de una serie de derechos naturales inviolables, así como el reformismo
frente al abuso de poder del absolutismo y la rigidez de la sociedad estamental del Antiguo Régimen; fue
precisamente el fracaso de este reformismo el que convirtió a la Ilustración en Liberalismo al estallar la
Revolución francesa. Criticó la intolerancia en materia de religión, las formas religiosas tradicionales y al
Dios castigador de la Biblia, y rechazó toda creencia que no estuviera fundamentada en una concepción
naturalista de la religión. Estos planteamientos, relacionados íntimamente con las aspiraciones y valores
laicos y materialistas de la burguesía ascendente, penetraron en otras capas sociales potenciando un ánimo
crítico hacia el sistema económico, social y político establecido por los estamentos nobiliario y clerical
que culminó en la Revolución francesa.
Conclusión.
La Ilustración ha sido una gran herramienta para el hombre, ya que sin ella no se hubieran pensado esas
grandes ideas que evolucionaron la forma de pensar y de actuar respecto a grandes cuestiones como son
la religión y la sociedad protestante.
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Bibliografía.
La ilustración poco a poco se extendió hacia otras zonas europeas a lo largo del siglo XVII, llegando a
países como los Países Bajos, Italia, España, Polonia, Rusia, Suecia, etc. e incluso llegó a las colonias
americanas.
Es la ideología y la cultura elaborada por la burguesía europea en su lucha con el absolutismo y la nobleza.
También puede ser definida como la culminación del racionalismo renacentista. La Ilustración es la crítica
que adopta la burguesía frente al orden ya establecido.