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¿Cómo nacen las canciones de

adoración?
Por: Paul Baloche.
Para quienes no lo conocen, Paul Baloche es pastor de alabanza de Comunidad
Cristiana en Lindale, Texas, EE.UU. Compositor de canciones como: “Me gusta estar
en tu casa” (“Celebra al Señor”, Danilo Montero); “Celebrad al Dios de amor” (“Más de
ti”, Don Moen); “Por amor” (“El poder de tu amor”, Aline Barros), «Alaba a
Adonai» («Levántate Jerusalén», Paul Wilbur) y la más conocida de todas: “Abre mis
ojos oh Cristo” que interpretan infinidad de ministerios musicales en el mundo. Gracias
a la colaboración de mi amiga Margarita Campos tengo el honor de compartir con
usted este fenomenal artículo. ¡Que lo disfrute!
“Adoración no es música, pero la música puede ser adoración. Dios debe de amar la
música ya que la Biblia dice que hay mucha en el cielo y además, nos invita a venir
ante su presencia con cantos (Salmo 100:2). Si usamos la música como una
expresión de nuestro amor al Señor, él se agrada, y nosotros somos renovados. Dios
nos hizo de esa manera.

La música alimenta el alma como la comida alimenta al cuerpo. Combinar el poder de


la Palabra, el Espíritu Santo y la música es un cordel de tres dobleces que no se
rompe fácilmente. Es por eso que el movimiento de adoración de hoy es tan
explosivo; alimenta el espíritu y el alma. Llena un deseo que muchos de nosotros ni
siquiera nos habíamos dado cuenta que teníamos.

Para la mayoría de gente la música es algo misterioso, ¡y los músicos lo son también!
Si realmente su ministerio como músico es algo serio, tan serio que algunas veces
deja de comer, probablemente ya sabe por qué sus amigos está preocupados. No
entienden exactamente qué es lo que hace, pero como compositor cristiano,
especialmente como compositor de adoración, lo que usted hace es dirigir a la gente a
expresar su amor y adoración al Señor, honrándole, adorándole y venerándole. Usted
tiene el santo privilegio de poner palabras en las bocas del pueblo de Dios, palabras
maravillosas que ellos podrían no haber pensado y que ahora por medio de su
canción pueden expresar al Señor. O por lo menos decirlas de una nueva manera. La
verdad es que ser valorado de ese modo es un privilegio precioso. Un compositor
puede ser un doctor del alma, un sanador. Es como llevar material nuclear, que
impacta vidas. Por lo tanto, manejémoslo con asombro, con cuidado, con reverencia,
con gratitud, con humildad y con gozo.

Como compositor esto es lo que usted debe esperar… que sus canciones…

Magnifiquen el valor de Dios.


Enseñen las verdades doctrinales de la Escritura.
Evoquen una respuesta del corazón a la revelación del amor de Dios y de su carácter.
Inspiren a otros para vivir sus vidas para la gloria de Dios.
Motiven a otros a conocerle y disfrutar de él.
Ayuden a otros para estar más concientes de su presencia en sus vidas.
Si esperamos que la iglesia, con su rica herencia musical, use nuestras canciones en
su misión santa, debemos asegurarnos que nuestras canciones estén tan llenas de
poder como aquellas que reemplazaríamos.

Antes de avanzar, definamos lo que queremos decir con una canción de adoración.
Una canción no tiene que ser congregacional para ser una canción de adoración, pero
para los propósitos de este artículo, estamos definiendo una canción de adoración
como una canción para ser cantada juntos como un grupo de adoradores, como
congregación.

Capture el momento.
Muchos de los compositores más productivos de canciones de adoración son líderes
de adoración. Pero usted no necesita ser un director de alabanza para escribir buenas
canciones de adoración, usted solamente necesita ser un adorador. Las mejores
canciones de adoración usualmente no son creadas para propósitos comerciales.
Algunas de ellas, o por lo menos el inicio de ellas, llegan cuando ni siquiera está
tratando de escribir una canción. Muchas de las mejores nacen en la iglesia.

La presencia del Espíritu Santo es como aceite, lubricando nuestros espíritus,


causando que la música fluya. Quizá algo en el tiempo de adoración, una palabra, una
frase, una línea, inicie algo en usted, y usted siga cantando sus propias frases de
adoración en su corazón, surgiendo una melodía propia. Cuando eso suceda,
escríbala. ¡Escríbala! No, no la recordará, así que use el reverso del boletín, su
agenda personal o algún libro de notas que ande con usted. Luego, retome su idea
inspirada y adore con ella hasta donde pueda. A veces pasa que el sermón hace
surgir una idea y usted piense: “¡Necesitamos una canción que diga eso, inclusive el
título del sermón podría ser un buen gancho!” La verdad es que es raro que obtenga
más del 15% de una canción de ese modo, pero puede tener suficiente para un gran
inicio. Agradezca al Señor por ese inicio, guárdelo y manténgalo siempre a la mano
para otro momento.
Permanezca alerta.
Mantenga siempre una antena alerta. Una gran parte del trabajo del compositor es
encontrar y recuperar la inspiración. Observe la manera en que las palabras son
puestas juntas, cómo suenan, cómo serán cantadas. Capture pequeñas frases que
serán ganchos. Usted escucha una frase y piensa: “¡Hey, eso se podría convertir en
una buena canción!” Sea inteligente y escríbala. Busque el corazón, la emoción
humana desde el principio; eso es lo que hace que la canción funcione. Escuche lo
que el pueblo de Dios está diciendo cuando oran y alaban. Ese tipo de cosas le
muestran a usted lo que ellos necesitan y cómo se sienten. Intente incorporar estas
cosas a sus canciones. Siga adelante y abra sus ojos y escriba lo que alguien está
orando. Si se siente raro haciendo eso, no se preocupe. Alguien escribió lo que
Moisés oró y Ana profetizó.
Su vida en la música.
Componer es como llevar un diario de su vida. El rey David escribió sus experiencias
de vida; inclusive las malas, como cuando huyó de su hijo Absalom (Salmo 3); como
cuando el Señor lo libró de la mano de Saúl (Salmo 18); como cuando pretendió estar
loco ante Abimelec (Salmo 34); como cuando el profeta Natán vino a él después que
pecó con Betsabé (Salmo 51). Otros ejemplos los puede ver en los Salmos 7, 30, 56,
57 y 142.

Cante las Escrituras.


A menudo sus canciones pueden surgir de la Palabra de Dios al meditar en ella en
sus tiempos a solas con él. Un pasaje le toca profundamente y usted comienza a
integrarlo a una música. A continuación le propongo un buen ejercicio para practicar:

Enciérrese en un lugar donde nadie pueda escucharlo. Es importante que no se sienta


cohibido. Si no tiene un lugar donde estar solo, busque el lugar más privado donde
pueda cantar libremente. Abra su Biblia en un Salmo y comience a cantarlo en voz
alta, improvisando en tiempo real. Siga leyendo inventándose la melodía mientras
continúa. Quizá sea un Salmo donde el salmista derrama su corazón ante el Señor.
Sienta todas las emociones y expréselas espontáneamente con las palabras del texto.
Por momentos se encontrará cantando en tonos altos las palabras de alabanza, en
otros momentos casi susurrando gritos de angustia del corazón del salmista,
posiblemente en tonos menores. Como esto vaya a sonar diferirá de persona en
persona, dependiendo del trasfondo musical de uno. Probablemente no tendrá
ninguna forma pero será más como un fluir espontáneo o como un recital de una
opera u oratorio. Igual no se preocupe por eso, probablemente se deba a que no hay
una forma métrica en el pasaje que está cantando. Si es bueno para improvisar con
instrumentos, deseará acompañarse con acordes apropiados. Si por alguna razón
graba algo porque le llamó mucho la atención no lo considere una canción.
Probablemente nadie más lo cantará. Véalo como algo muy privado. Sin embargo,
como un subproducto, puede que surja una línea o dos que valgan la pena desarrollar
en una canción verdadera. Ya sea que lo haga o no, recuerde que está practicando
lecciones valiosas de poner las emociones en la música.

Cante sus oraciones.


Si usted es uno de esos que se sumergen en la música y se descubre cantando la
mayor parte del tiempo, intente también cantar sus oraciones al Señor. El rey David lo
hizo. Un buen tiempo para hacer esto es cuando está manejando su auto, solo.
Encontrará su música surgiendo del sentimiento de las cargas o alabanzas de su
corazón. Hacer eso puede intensificar su vida de oración. Advertencia: ¡No intente
acompañarse con la guitarra mientras maneja!

Para concluir, me gustaría compartir algunos pensamientos que están en la


canción: “Mi Recompensa”. Tuve el verso para esta canción por mucho tiempo.
Quería decirle al Señor que mi deseo, mi motivación para vivir cada día era y es
escucharle decir: “Bien hecho buen siervo y fiel”.Después de adorar con estos
versículos privadamente por muchos años, el coro finalmente comenzó a tomar forma:
Jesús, tú eres mi recompensa
Escuchar tu voz en aquel día
es todo por cuanto estoy viviendo
Jesús, tú eres mi recompensa
Ver tu rostro en aquel día
es todo por cuanto estoy viviendo

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