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A LOS PADRES CRISTIANOS

Por: Pavlusha K. Luyando Joo

Allá donde falta una noción verdadera, no tiene lugar el vacío, sin una idea falsa, y pensar con
ideas falsas es no pensar en absoluto.

Sabemos que Dios quiere que seamos santos, pero ¡qué difícil definir con palabras que es la
santidad!

Para tener ideas claras sobre la santidad, recurrimos a la vida de los santos. En la vida de los santos
vamos a tener la definición - en hechos-, para llegar a la santidad.

Debemos recordar que aún después de haberse cometido faltas muy grandes, uno se puede
arrepentir y volver a encontrar el amor de Dios. Lo único que nos pide Dios es el arrepentimiento y
un firma propósito de enmienda.

Por más grande que sea el deseo de amar a Dios, si el hombre no entra en el camino recto de la
humildad tropieza sin cesar. El hombre lleva así un polvo que rodea su corazón; el amor propio.

Nunca hay que olvidar que Pedro, el apóstol, cuando llegó el momento de la prueba, negó a Jesús
tres veces. Los hombres somos como una veleta que giran por el viento. Sin gracia de Dios el
viento las movería donde quisiera.

Recordemos que si un alma quiere evitar la cruz que Dios le otorga aparecerá otra cruz más
pesada. La gran lección de esta vida es el esfuerzo que hagamos por alcanzar la santidad y ese
esfuerzo es la cruz que nos toca a veces cargar.

Es preciso que nos convencerse que podemos servir a Dios, en todos los estado de vida, como
laico, religioso, como casado, soltero, como profesional, u obrero, como ama de casa, como
hermano, padre o como hijo.

Es más meritorio renunciar a la voluntad propia y someterse a la voluntad de Dios, que practicar
incluso, difíciles penitencias.

Cuando leemos la vida de los santos. Leemos que todos ellos fueron buenos y caritativos. Si
alguien caía enfermo, prodigaban los cuidados al necesitado.

En la vida de los santos, incluso los que no vistieron nunca los hábitos religiosos, la oración es
parte del quehacer cotidiano. El rosario en la mano, lecturas devocionales, libros sobre la vida de
algún santo, buenas lecturas en casa. Daban la bendición a los hijos o al familiar al acostarse.

Los santos evitaban visitar lugares indecentes que podrían incitar al mal, cuidaban los sentidos; es
decir, procuraban evitar las tentaciones y buscaban más bien lugares que edificasen el espíritu.
Estaban constantemente vigilantes.
A veces nos quejamos delos problemas económicos, del hijo o hija metidos en problemas. Nos
quejamos del esposo o esposa. De que la sociedad está perdida, de que los medios de
comunicación pervierten a los jóvenes. Todo eso es cierto. Pero También es cierto que el que
quiere vivir la vida del espíritu, sabe que las dificultades, es decir la aspereza de las cruces en la
vida, son las que forjan a los santos. Nada es fácil, en ninguna época lo fue.

Al verdadero soldado no se le reconoce cuando está sentado en paz. A este precio todos se
sentirían soldaos. Se le reconoce cuando está vigilando, en la batalla, firme y de pie. Cuando se
sacrifica por la victoria.

Para adquirir la santidad, hay que remar contra corriente, firme y perseverante, aunque parezca
difícil. Dios siempre pondrá los medios.

Hay que evitar sobre todas las cosas, la falta de confianza y la tristeza, si se tambalea en ambas el
enemigo vence. Por ello hay que enseñar a nuestros hijos, las futuras generaciones la noción de
fortaleza, perseverancia, humildad desprendimiento y sobre todo amor a Dios y al prójimo, de ello
depende una vida mejor y la salvación de su alma.

La capacidad de soportar las cruces de la vida, solo se logra con la fuerza; es decir la gracia de Dios.
La autosuficiencia de la vida moderna, ha hecho que se prescinda de Dios. Tremendo error del
hombre moderno, librarse de su creador y salvador.

La comunicación con Dios constantemente a través de la oración, es una gran protección contra
todo lo mundano., aclara la mente y procura un espíritu vigoroso, ya que la gracia de la fortaleza
sol se obtiene a través de la oración.

¿Cuántos jóvenes se hubieran librado de las horrores del aborto, del suicidio. Cuantos hogares se
hubieran librado dela separación y el divorcio si se hubieran forjado las virtudes cristianas, la
piedad en casa.?

¿Cuántos médicos no hubieran cometido abortos o entregad píldoras abortivas, si es que desde su
formación de casa , hubieran recibido adecuadamente la enseñanza dela fe y los diez
mandamientos?

Hasta las políticas de los gobiernos de turno estarían al servicio del bien, respetarían el
matrimonio entre el hombre y la mujer.. Se harían con sabiduría y sentido común….. si tan sol no
hubieran dejado a Dios de lado.

Somos los gobernantes de nuestros hogares, pidamos siempre a Dios sabiduría y perseverancia
para que los nuestros reciban lo mejor; las enseñanzas de Dios.

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