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Bienaventuranzas
Por Fernando Dávila!
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Vivimos en las postrimerías de la historia de la raza humana. Nos queda un breve pero
duro trecho que recorrer. Muy pronto comenzaremos a sentir mucho más de cerca, en
carne propia, los efectos de ese tiempo de angustia cual nunca fue desde que hubo gente
hasta entonces. Si bien es cierto que necesitamos hacer algunos preparativos en el plano
físico y material para el tiempo de angustia previo, no deja de ser menos cierto y mas
trascendental que la preparación espiritual y nuestra comunión y dependencia de Dios es
lo único que nos habrá de sostener en el tiempo de angustia. Los preparativos espirituales
que hagamos para afrontar este tiempo determinarán nuestro destino eterno.
En Jeremías 30:7 leemos: “Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro
semejante á él: tiempo de angustia para Jacob; mas de ella será librado. Notemos que
el profeta Jeremías se refiere a que ese tiempo de angustia ocurrirá en el futuro; dice que
de esa angustia Jacob ‘será librado’.” Pero Jacob ya hacía mas de 1,000 años que había
muerto; ¿por qué entonces el profeta se refiere a él como si estuviese vivo en el tiempo de
fin? ¿No será que así como existe un Israel espiritual también existe un Jacob espiritual?
Si esto es así, de la misma forma en que fue librado Jacob también será librada la iglesia
en ese tiempo de angustia.
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Angustia y liberación de Jacob
El culmen de esta angustia Jacob la libra solo al encontrarse con un ángel en Peniel.
Veamos los que nos dice el libro de Génesis en el capítulo 22 y los versos 22-28:
“
Aquella misma noche Jacob se levantó, tomó a sus dos esposas, a sus dos esclavas y a
sus once hijos, y cruzó el vado del río Jaboc. Una vez que lo habían cruzado, hizo pasar
también todas sus posesiones, quedándose solo. Entonces un hombre luchó con él hasta
el amanecer. Cuando ese hombre se dio cuenta de que no podía vencer a Jacob, lo tocó
en la coyuntura de la cadera, y ésta se le dislocó mientras luchaban. Entonces el hombre
le dijo: —¡Suéltame, que ya está por amanecer! —¡No te soltaré hasta que me bendigas!
—respondió Jacob. —¿Cómo te llamas? —le preguntó el hombre. —Me llamo Jacob —
respondió. Entonces el hombre le dijo: —Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque
has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.”
Las Bienaventuranzas
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otros, esta parábola: Dos hombres subieron al templo á orar: el uno Fariseo, el otro
publicano. El Fariseo, en pie, oraba consigo de esta manera: Dios, te doy gracias, que
no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este
publicano; Ayuno dos veces á la semana, doy diezmos de todo lo que poseo. Mas el
publicano estando lejos no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que hería su pecho,
diciendo: Dios, sé propició á mí pecador. Os digo que éste descendió á su casa
justificado antes que el otro; porque cualquiera que se ensalza, será humillado; y el que
se humilla, será ensalzado. También en Apocalipsis 2:9 en el mensaje a la iglesia de
Esmirna, que fue una iglesia perseguida y que también pasó por un momento de
tribulación, nuestro Dios les dice: Yo sé tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú
eres rico),…
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gracia lo que de gracia hemos recibido (Mateo 10:8). Recordemos la parábola de los 2
deudores (Mateo 18:33) para que practiquemos la misericordia cuando reconocemos que
Dios ha sido infinitamente misericordioso con cada uno de nosotros.
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Notemos que la recompensa de la 1era bienaventuranza es la misma que la 7ma; cerrando
de esta manera el círculo del la perfección del carácter. La 8va bienaventuranza es externa
al carácter y viene como consecuencia del carácter puro en contraste con el carácter del
mundo. Y también todos los que quieren vivir píamente en Cristo Jesús, padecerán
persecución. - 2 Timoteo 3:12
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Conclusión
La gran batalla final la libraremos solos como lo hizo Jacob, sin ningún tipo de ayuda
terrenal. Nuestra angustia consistirá en buscar en nuestros corazones si ha habido algún
pecado que no hallamos confesado mientras estuvo disponible la intercesión de Cristo en
el Santuario Celestial. Que cuando se pronuncien las palabras de nuestro Sumo
Sacerdote “consumado es” marcando el cierre de la puerta de la gracia (cuando el limpio
siga siendo limpio y el sucio siga siendo sucio), que cuando ese momento llegue cada uno
de nosotros podamos estar confiados de haber puesto nuestra voluntad en Aquél que dio
su vida por ti. Lleguémonos pues confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar
misericordia, y hallar gracia para el oportuno socorro. - Hebreo 4:16. Invito a todos los
que quieran dar el primer paso de esa escalera de bienaventuranzas que haciende al cielo
a través de Cristo Jesús a orar y consagrarnos a Dios en estos tiempos difíciles.
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