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EL CONCEPTO DE CONTRATO
Históricamente se dice que prometida una cosa o servicio por una persona, a cambio de
otra cosa u otro servicio, o bien cambio de nada, y siendo aceptada esa promesa el
Estado presta sus mecanismos de coerción, para hacerlas efectivas, si no son
debidamente ejecutadas. Son estos los problemas prácticos inspirados por los mínimos
de certeza y seguridad a que aspira todo ordenamiento.
En los orígenes de nuestra cultura jurídica propia y actual, la solución a los anteriores
problemas iba íntimamente ligada a la observancia de una forma, compuesta de ritos;
como en el caso de la ceremonia lo que confiere a la promesa o entrecruzamiento de
promesas, el valor de la certeza y la seguridad que les da la posibilidad de ser
jurídicamente exigidas, y sólo por ello, vinculantes.
Con forme avanza, surgen las obligationes re contractae, que implican el surgimiento del
vínculo donde el acuerdo de las partes iba acompañado de la entrega de una cosa, sin
cuya dato rei no existe la posibilidad jurídica de exigir alguna obligación, agotándose
prácticamente esta posibilidad en la restitución de la cosa entregada: por otro lado, las
figuras eran típicas y constituían un número cerrado.
El llamado ius civile vetus no conoció la eficiencia obligatoria de la voluntad por sí misma,
si esta no iba encuadrada en una forma o precedida de una entrega. Las cosas
continuaron así hasta los siglos intermedios, en los que la influencia del Derecho Canónico,
hace pensar que el puro acuerdo donde no se entrega la cosa genera obligaciones.
2. Significado de contrato.
El contrato es el negocio jurídico por excelencia. KELSEN fue quien estableció la distinción
entre el contrato como acto y el contrato como norma: La palabra “contrato” encierra
un equívoco, pues se refiere tanto al acto que los contratos realizan, como al resultado
normativo o reglamentario que con ese acto se produce. Desde este punto de vista, el
contrato se establece como un acto jurídico, es decir, acción de los interesados a la que
el ordenamiento atribuye determinados efectos jurídicos, desde otro punto de vista, el
contrato se aparece como un precepto o una regla de conducta. Por su parte el código
Civil en su El artículo 1517: nos habla de la existencia de contrato desde que dos o más
personas consienten en crear, modificar o extinguir una prestación. el contrato sería el
acuerdo de voluntades generador de obligaciones entre las partes, es decir, el contrato
aparece por la conjunción de los consentimientos de dos o más personas con la finalidad
de ser fuente de obligaciones entre ellas.
La relación jurídica, por la cual el contrato constituye, modifica o extingue, debe ser una
relación jurídico-patrimonial: es decir, tener por objeto bienes o prestaciones personales
susceptibles de valoración económica.
Por su parte Lasarte dice que el contrato es fundamentalmente la veste jurídica de una
operación económica consistente en un intercambio de bienes o servicios. El requisito de
patrimonialidad delimita el ámbito del contrato, permitiendo excluir, en concreto, que sea
calificable como contrato el matrimonio y el testamento.
De este concepto legislativo sobresalen dos características: a) en el contrato hay siempre
un consentimiento común de dos o más personas, b) el contrato tiene siempre como
consecuencia la creación de una obligación que tiene fuerza ley entre las partes
contratantes.
La autonomía contractual es un principio jurídico que supera las fronteras del Derecho civil
para incardinarse en las constituciones, especialmente las promulgadas después de la
Segunda Guerra Mundial, y figurar últimamente en textos internacionales y en los Tratados
fundacionales de la Unión Europea.
El límite a la autonomía de la voluntad, está constituido por el límite de las leyes.es decir,
la ley actúa frecuentemente a modo de freno de la libertad de la persona, prohibiéndole
celebrar negocios o la inclusión en ellos de ciertas cláusulas o condicionamientos. La
autonomía de la voluntad son las leyes imperativas; leyes que reflejan, de manera
principal o prevalente, intereses generales que no pueden quedar sometidos en su
respeto y realización a los convenios de los particulares.
El contenido de las leyes imperativas puede ser muy variado; se extienden a una o varias
de estas manifestaciones: a) la imposición de un determinado contenido al acto de
autonomía; b) la exclusión de un determinado contenido del mismo; c) la prohibición de
un concreto acto de autonomía; d) la exigencia de que un concreto interés particular se
canalice bajo y exclusivamente la utilización de un típico acto de autonomía y e) la
imposición para la validez de un acto de autonomía de que éste se haga observando
unas formalidades específicas.
4.3.2 La moral
El último de los límites que se coloca a la autonomía o libertad contractual es el del orden
público. Y se considera a este como una noción variable según las épocas, los países y los
regímenes políticos de cada nación. El orden público debe identificarse con aquellos
preceptos constitucionales que impiden al particular desarrollar su libertad en detrimento
de los derechos de los demás.
Lo que constituye propiamente la “nueva lex mercatoria” no es otra cosa que un conjunto
de reglas de comportamiento y cláusulas de interpretación uniformes y típicas que se
generan de manera constante y reiterada en el comercio internacional y que son
asumidas por los particulares en virtud de la existencia de una convicción de su carácter
vinculante.
También es importante de subrayar la aportación de los árbitros en la formación de la lex
mercatoria al fundamentar sus soluciones en los usos de comercio internacional,
contribuyendo por medio de los denominados “principios generales de las obligaciones
generalmente aplicables en el comercio internacional” y dar solución definitiva a los
nuevos conflictos del comercio internacional.
Constituye la apertura supone eliminar en mayor o menor grado las trabas a la libre
circulación de bienes y servicios en el mercado ampliado, sean arancelarias o no
arancelarias unida eventualmente, a la libre circulación de personas y de capitales en el
mismo espacio geopolítico y económico-social, para resolver los conflictos de leyes
consiste en su eliminación a través de la unificación y armonización material de los
Derechos nacionales.
Estos principios surgen como codificación europea y han tenido como fuente de
inspiración los Restatements americanos, los principios de UNIDROIT, la Convención de
Viena (compraventa internacional de mercaderías) y el Código de Comercio Uniforme
redactado por la Conferencia Nacional de Comisionados y el American Law Institute.
E el ámbito contractual, los principios LANDO pueden ayudar al juez en su labor de fijación
de principios generales del Derecho y de ahí que se le atribuya un papel absolutamente
preponderante en su desarrollo y expansión. En la actualidad, los principios regulan las
materias siguientes:
Prescripciones generales, reglas sobre cumplimiento, incumplimiento y medios de
satisfacción del acreedor en general y en particular
Los principios LANDO son también el resultado de una investigación de Derecho
comparado, que culmina en la creación de una normativa nueva e
independiente de la de cualquier Estado al que aquélla se destina a diferencia de
los principios UNIDROIT.
los principios LANDO limitan su ámbito de aplicación a la contratación en el seno
de la Unión Europea La similitud de soluciones entre ambos principios, ha llevado a
afirmar que las reglas relativas al ámbito mercantil
El proyecto de unificación jurídica incluye la creación de una ciencia jurídica común, que
dé sentido y cohesión al nuevo ordenamiento jurídico europeo que se considera
necesario construir para evitar fragmentos de legislación inconexa, y en cuya
interpretación y desarrollo es fundamental la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la
Comunidad Europea.
5.2 La competencia
Las materias en relación a las cuales realmente será posible la codificación, la creación
de un nuevo Derecho privado europeo, son todas aquellas con las que hay que tratar
diariamente en la práctica y, en especial, las que afectan al Derecho patrimonial. Se
propone colocar una primera piedra del Código Civil europeo mediante la codificación
de las Directivas ya existentes en materia civil, lo cual afecta especialmente a los
contratos negociados fuera de los establecimientos comerciales, la responsabilidad por
los daños causados por los productos defectuosos, las cláusulas abusivas en los contratos
celebrados con consumidores, los derechos de utilización de inmuebles en régimen de
tiempo compartido, la celebración de contratos de venta a distancia, la regulación futura
sobre la venta a distancia de servicios financieros, o la compra de bienes de consumo.
6. Reflexión final
Los esfuerzos por constituir un Derecho privado común y comunitario, en Derecho civil
europeo constituyen una propuesta acertada. La misma provoca un efecto de
racionalización, de ordenación y de sistematización del Derecho existente que,
naturalmente, facilitará su aplicación. El Código facilitará al juez la aplicación del
Derecho, reducirá muchas de las interpretaciones posibles y sentará las bases para futuros
proyectos de armonización jurídica.
III. SOBRE LA OPORTUNIDAD DE UNA DEFINICIÓN DEL CONTRATO EUROPEO
Estos principios no recogen de forma clara una definición de contrato, pero lo más
parecido a una definición de esta institución se encuentra en el artículo 2:101, que se
refiere a las “Condiciones para la conclusión del contrato”.
Se concluye un contrato si: a) Las partes tenían la voluntad de quedar
jurídicamente vinculadas y, b) han alcanzado un acuerdo suficiente sin ningún otro
requisito.
Un contrato no necesita ser concluido o probado por escrito, ni estar sujeto a
ningún otro requisito de forma. El contrato puede probarse de cualquier medio,
incluida la prueba de testigos”.
Según el proyecto, el contrato se define en el artículo 1 como “el acuerdo de dos o más
partes destinado a crear, regular, modificar o extinguir una relación jurídica que puede
comportar obligaciones y otros efectos aun a cargo de una sola de ellas”, acuerdo que
puede manifestarse también a través de “actos concluyentes activos u omisivos, siempre
que sean conformes a una voluntad precedentemente expresada, a los usos o a la buena
fe”.
Del contrato pueden surgir obligaciones para ambas partes o para una sola de ellas, con
lo que se da cabida a los contratos gratuitos y, en especial, a la donación, así como otros
efectos, que anuncian la eficacia vinculante de las cláusulas implícitas y de las fuentes de
integración del contrato.