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LA COMUNIÓN FRATERNA NOS LLEVA A LA COMUNIÓN CON DIOS,

DICE EL PAPA

En la Audiencia General realizada en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco


reflexionó sobre la “comunión de los santos”, y aseguró que la experiencia de la
comunión fraterna nos lleva a la comunión con Dios.

Al reflexionar sobre “la comunión entre las personas santas”, Francisco indicó que esta
es “una verdad de las más consoladoras de nuestra fe, porque nos recuerda que no
estamos solos, sino que existe una comunión de vida entre todos los que pertenecen a
Cristo”.

“Una comunión que nace de la fe; de hecho, el término ‘santos’ se refiere a aquellos
que creen en el Señor Jesús, y son incorporados a Él en la Iglesia a través del
Bautismo. Por eso los primeros cristianos también fueron llamados ‘santos’”.

El Santo Padre subrayó que “la Iglesia, en su verdad más profunda, es comunión con
Dios, familiaridad con Dios, comunión de amor con Cristo y con el Padre en el Espíritu
Santo, que se prolonga en una comunión fraterna”.

“Esta relación entre Jesús y el Padre es la ‘matriz’ de la unión entre nosotros


cristianos: si estamos íntimamente incluidos en esta "matriz", en este horno ardiente
de amor que es la Trinidad, entonces podemos verdaderamente convertirnos en un
único corazón y en una sola alma entre nosotros, porque el amor de Dios quema
nuestros egoísmos, nuestros prejuicios, nuestras divisiones internas y externas”.

“El amor de Dios quema también nuestros pecados”, indicó.

El Papa señaló además que “la experiencia de la comunión fraterna que me lleva a la
comunión con Dios. Estar unidos entre nosotros nos lleva a estar unidos con Dios, a
esta unión con Dios que es nuestro Padre”.

“Nuestra fe necesita el apoyo de los demás, ¡especialmente en los momentos difíciles!


Y si estamos unidos, la fe se hace fuerte”.

“¡Qué hermoso es apoyarse mutuamente en la aventura maravillosa de la fe! Digo


esto porque la tendencia a cerrarse en lo privado también ha influido en la esfera
religiosa, tanto es así que muchas veces es difícil buscar ayuda espiritual en aquellos
que comparten nuestra experiencia cristiana”.

El Santo Padre preguntó “¿quién de nosotros -¡todos, todos!- quién de nosotros no ha


experimentado inseguridades, desorientaciones e incluso dudas en el camino de la fe?
Todos, todos hemos experimentado esto: yo también. Todos. Es parte del camino de
la fe, es parte de nuestra vida”.

“Todo esto no debe sorprendernos, porque somos seres humanos, marcados por la
fragilidad y las limitaciones. Todos somos frágiles, todos tenemos limitaciones: no se
asusten. ¡Todos las tenemos! Sin embargo, en estos momentos difíciles hay que
confiar en la ayuda de Dios, a través de la oración filial, y al mismo tiempo, es
importante encontrar el coraje y la humildad para estar abiertos a los demás, para
pedir ayuda, para que nos den una mano: ‘dame una mano, tengo este problema’”.

Francisco señaló luego que “la comunión de los santos va más allá de la vida terrena,
va más allá de la muerte y dura para siempre”.
“Esta unión entre nosotros va más allá y continua en la otra vida. Es una unión
espiritual que nace del Bautismo, no se trunca con la muerte, sino que, gracias a que
Cristo ha resucitado, está destinada a encontrar su plenitud en la vida eterna”.

El Papa indicó que existe “un vínculo profundo e indisoluble entre los que todavía son
peregrinos en este mundo, entre nosotros, y los que han cruzado el umbral de la
muerte a la eternidad. Todos los bautizados en la tierra, las almas del Purgatorio y
todos los beatos que están ya en el Paraíso forman una única gran Familia. Esta
comunión entre tierra y cielo se realiza sobre todo en la oración de intercesión”.

“Queridos amigos, tenemos esta belleza, la memoria de la fe: es una realidad nuestra,
de todos, que nos hace hermanos, que nos acompañamos en el camino de la vida, y
nos vamos a encontrar de nuevo, allí arriba, en el Cielo. Vayamos por este camino con
confianza, con alegría”.

El Santo Padre dijo que “un cristiano debe ser alegre, con la alegría de tener a tantos
hermanos bautizados que caminan con nosotros, y también con la ayuda de nuestros
hermanos y hermanas que hacen este viaje para ir al Cielo, y también con la ayuda de
nuestros hermanos y hermanas que están en el Cielo y rezan a Jesús por nosotros”.

“¡Adelante por este camino, y con alegría!”, concluyó.

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