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La Tierra es Cóncava I: el

Rectilineador
Publicado por adminctmt en 15 febrero, 2016

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ASTRONOMÍA Y NATURALEZA
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DEPORTES Y GUERRA
Constitución Policrática de España 1 (art.1º-21º)

En 1905 el ingeniero Ulysses Grant Morrow y el físico


Cyrus Reed Teed escribieron el libro ‘Cosmogonía Celular’,
alegando que vivimos dentro de una Tierra cóncava. Para
verificar estas afirmaciones Morrow hizo un simple
invento llamado ‘el Rectilineador’, que fue puesto a
prueba en el año 1897 en la playa de Nápoles, Florida
(Estados Unidos).
Éste consistía en una serie de vigas de 3,5 metros de
largo y 20 cm de ancho, de caoba macerada durante 12
años, sostenidas por dos postes verticales (que Teed
llama ‘standards’) con piezas de cobre adjuntas que
servían para reposar las vigas, y al mismo tiempo para
fijar la altura girando los tornillos de ajuste en los lados
frontales de cada pieza.

“A través de bridas en ambas caras, se colocaron


ingeniosos tornillos para asegurar los ajustes cuando
éstos son efectuados… cada sección fue apoyada por dos
postes de constitución fuerte, con piezas de fundición
ajustables para recibir las secciones horizontales entre el
cuerpo de las piezas fundidas y el sistema de fijación
ajustable con abrazaderas y tornillos. Las secciones
descansan en las piezas fundidas de cobre… “.
En cada extremo del soporte habían travesaños verticales
de 1,2 metros de largo y 13 cm de ancho, con un conjunto
diferente de arneses de cobre montados en la parte
superior e inferior de cada travesaño. Cables de acero se
unen a estos arneses de cobre asegurando la tensión del
conjunto.

Los soportes de 3,5 metros se erigieron a lo largo de 7 km


de playa de arena casi plana de la bahía de Nápoles,
Florida, mirando hacia el Sur, en un principio en paralelo a
la costa. Los soportes iniciales se colocaron antes de la
línea de agua, por lo que esta parte seca de la playa tuvo
que ser excavada para hacer una ruta contínua a nivel
con el resto de la playa, que estaba bajo el nivel del agua.

“Por un lado la línea de aire iba a ser recta, por otro la


línea baja o de la orilla era un poco irregular, ya que la
elevación de la tierra por encima del nivel del agua varía
una media de 1,2 metros. Las excavaciones fueron
necesarias, y muchos otros trabajos de carácter similar,
para eliminar todas las obstrucciones y despejar el
camino para las operaciones convenientes de forma que
no hubieran interrupciones cuando empezaran los ajustes
de los soportes”.
Utilizaron tres dispositivos de nivelación para asegurarse
de que el primer soporte era absolutamente plano: una
plomada (colgada en sendos travesaños verticales), un
nivel de burbuja, y un nivel geodésico que era un largo
vial de 3,5 metros con mercurio en dos intermedias. Al
mismo tiempo verificaban el listón inferior del soporte
para asegurarse de que estaba también al nivel del
horizonte. Esto se hizo con el máximo cuidado y precisión.

“La nivelación fue un trabajo cuidadoso, agotador, y


ejecutado con éxito, en presencia de todos los miembros
del equipo, y finalmente fue declarada perfecta a las 8:50
de la mañana del 18 de Marzo de 1897”.
Una vez hecha la nivelación de los primeros soportes
otros dos se colocaron de seguido alineados, con sus
piezas de cobre colocadas a la altura aproximada de las
correspondientes al primer soporte. El segundo poste,
pues, se colocó en estas piezas y los tornillos de fijación
se collaron a las piezas de cobre, moviendo la segunda
viga hacia arriba o abajo para que coincidiera
aproximadamente con la línea media horizontal de la
primera viga de apoyo.

https://www.youtube.com/watch?v=EB2-qhfj0fY

Los soportes fueron movidos en un margen de medio


centímetro, siendo ajustados a los extremos de los brazos
transversales de ambos soportes. Los tornillos de ajuste
se giran más o menos para subir o bajar la viga
horizontal, de modo que las líneas de nivelación de ambos
soportes coincidieran exactamente entre sí; esta
nivelación se efectuaba mediante microscopio. Así pues,
la segunda viga horizontal fue cuidadosamente colocada
con un margen de medio milímetro respecto de las piezas
de cobre del primer soporte, de forma que el
procedimiento de nivelación fuera lo más perfecto
posible.
Este espacio milimétrico se determinó mediante pruebas
de fricción con papel fino, haciéndolo pasar entre las
piezas de cobre laterales. Al parecer los papeles fueron
siempre de la misma anchura exacta, ya que éstos fueron
medidos previamente al micrómetro. Así, asegurando una
misma fricción del papel al pasarlo por entre los las piezas
de cobre opuestas superior e inferior de los brazos
transversales, conseguía un 100% de certeza de que
ambas vigas horizontales, alineadas unas tras otras,
estaban a nivel entre sí con un margen de error de tan
sólo medio milímetro.
En la página 102 los autores muestran cómo los
ingenieros se aseguraron de que los travesaños
estuvieran al 100% en ángulo recto con respecto a las
vigas horizontales:

“Los travesaños de cada sección deben ser probados para


que estén en ángulo recto con respecto a la fina línea de
nivelación o eje de las secciones del aparato. El propio
inventor y expertos mecánicos dedicaron cuatro semanas
para ponerlos a prueba y efectuar el ajuste de los ángulos
rectos: seis series de pruebas fueron ejectuadas, y cada
sección se invirtió comprobando el ángulo en cada lado
del travesaño, y en cada uno de sus extremos, al derecho
y al revés. Estas seis series de comprobación fueron
repetidas más de cincuenta veces con dispositivos
mecánicos de medición y referencia. Puntos y líneas lo
más finas posibles fueron grabadas en placas de acero y
cobre, que servían de referencia para los ajustes, usando
microscopio; de esta manera cualquier mínima variación
de ángulo pudo ser detectada”.
Los cables de tensión de acero se utilizaron para
asegurarse de que los travesaños verticales se mantenían
en perfecto ángulo recto, al tiempo que se verificaba
mediante la fricción del papel. Una vez que el segundo
soporte había sido alineado al milímetro respecto del
primero, las dos secciones se atornillan hasta fijarse para
evitar cualquier mínimo movimiento. Estos pernos
estaban muy sólidos en su posición, tal y como señalan
los autores:

“… La alineación fue fijada de manera que no era posible


salirse de ella; los pernos que mantienen unidas las
piezas de cobre de cada travesaño estaban ajustados en
ángulo recto, al punto de no permitir la más mínima
alteración durante la ejecución del experimento”.

Este procedimiento se repitió varias veces hasta que no


hubo más secciones de 3,5 metros para añadir. A
continuación, se trasladó la primera sección de 3,5 metros
ajustándola al final de la última, dando la vuelta al
soporte horizontal en cada adición, alternativamente,
para garantizar que no pudiera haber ni el más mínimo
error de nivelación.

“El método empleado para asegurar una mayor precisión


incluso fue haciendo que el aparato neutralizara sus
propias imprecisiones, por inversión o volteo de cada
sección en cada ajuste alternativo. Este proceso podría
corregir cualquier error que surgiera de cualquier
inexactitud de los remaches de cobre, haciendo que
cualquier error de alineación que pudiera presentar un
travesaño, en un margen de medio milímetro respecto del
ángulo recto, se corrigiera cuando esa sección era
invertida, como cualquier buen mecánico sabe”.
Este procedimiento se repitió con cada una de las
secciones de 3,5 metros a lo largo de 200 y 400 metros,
ajustando el nivel horizontal arriba o abajo respecto de la
última sección. A cada 200 metros la altura de la viga
horizontal se medía repecto del nivel de agua que
quedaba debajo, habida cuenta el plano del agua está
siempre al nivel de la tierra. Sin embargo, el agua tenía
sus mareas, el nivel de las cuales tuvo que ser medido.
Esto se hizo mediante un aparato llamado ‘cajón’, que
consiste en una cuenca perforada para permitir que el
agua quede estable y pueda así ser medida fácilmente.
Esto podría ser un punto débil en el experimento ya que
la altura de la marea marcada en el poste del cajón (3,2
metros) tenía que estar a nivel con la altura del poste de
la costa, donde los soportes originales habían comenzado
muy cerca de la misma. Esto se hizo mediante la línea de
visión con un telescopio. Una vez que la estaca de la
costa que marcaba el nivel de la marea estaba al mismo
nivel que el de la marea en el cajón, la estaca alineada
con el nivel de la marea era llevada rápidamente 200
metros más allá y era confrontada con cada una de las 25
estacas de la costa previamente alineadas, y también con
la estaca de la costa que se estaba nivelando con la
marea en ese momento, para ver si en todas coincidía el
nivel.

Si la distancia entre la línea de flotación y el soporte


horizontal era la misma en cada sección de 200 metros,
entonces esto probaría que la Tierra es plana. Si la
distancia creciera continuamente, separándose respecto
de la tierra, ello demostraría que la Tierra es convexa y si
la distancia disminuye, que es cóncava.

Los resultados demostraron de manera concluyente que


la Tierra es cóncava. Incluso el más escéptico de todos,
Donald Simanek, está de acuerdo en que los resultados
parecen genuinos:

“Aún más notable es el hecho de que los resultados


fueron consistentes con una circumferencia de la Tierra
de 40.000 kms (la medida establecida por la ciencia).
Revisando los datos con técnicas más modernas de
análisis que las empleadas por el equipo de Morrow, los
datos muestran que el margen de error es de un poco
más del 2%.
El hecho de que el promedio de las desviaciones
asignadas sea tan pequeño indica que los valores
individuales fluctúan por igual por encima y por debajo de
la media. Esto es una indicación de que los datos son
razonablemente normales, y la distribución de los errores
aleatorios no es sesgada. Mientras que los valores
individuales fluctúan alrededor del 10% respecto de la
media, la desviación de la media conjunta es de sólo
alrededor de un 2%, gracias a que el proceso toma el
promedio de 24 valores. Este 2% de desviación media es
comparable, como prueba de la bondad del resultado, al
márgen de error estándar visto actualmente en cualquier
artículo de investigación.
Por el momento, ateniéndonos sólo a los datos, esto
parecería ser un buen experimento, con los márgenes de
error en consonancia con los instrumentos y métodos
utilizados”.
Sin embargo, no sólo se midió el anivelamiento con
respecto a la línea de flotación, sino también el ángulo de
dos plomadas en cada uno de los brazos transversales, la
nivelación de las vigas con un nivel de burbuja, la
divergencia entre la línea de aire y la horizontal con un
nivel geodésico de mercurio, y el espacio entre el borde
recto delantero y el horizonte. Básicamente, se usó el
mismo método y aparato que hizo que el primer soporte
estuviera a nivel justo al comienzo del experimento.

Aunque el nivel de los soportes se probó a cada 200


metros, el equipo no era lo suficientemente sensible como
para dar lecturas precisas durante los primeros ensayos,
por lo que las lecturas dadas eran a partir de 1 km y
medio, 3 kms, y 4 kms. Aquí todos los resultados
confirmaron que la Tierra debía de ser cóncava con una
circumferencia muy cercana a los 40.000 kms.

“La burbuja se había desplazado un poco (hacia el Norte,


o sección posterior del aparato). Desde el primer punto
en que la desviación se hizo manifiesta hasta el final de la
línea, el ángulo aumentó proporcionalmente a la distancia
recorrida. Esto fue corroborado también por la posición de
la plomada y el aumento observado del ángulo entre los
bordes rectos y el horizonte, siempre convergiendo hacia
el Sur “.
Usted puede pensar ‘bueno, los soportes estaban en la
arena bajo el agua; podrían deslizarse y dar resultados
torcidos’: sin embargo, los resultados fueron muy
consistentes, sin mostrar irregularidad alguna, tales como
que una vez mostrara una Tierra convexa y a la siguiente,
una cóncava, por ejemplo. Incluso abordaron este posible
inconveniente retrazando meticulosamente la misma
línea hacia atrás por espacio de 600 metros y conseguían
los mismos resultados. Otra retracción de 70 metros
también se describe con más detalle en la página 103/4, y
dio exactamente el mismo resultado que la línea original
¡con un margen de error de 0,00254 milímetros!

“Hay quien supone que el deslizamiento debió jugar un


papel importante en el descenso de la línea erigida; si es
así, ¿por qué debería descender la línea 3,8 milímetros
en los primeros 200 metros, y 15 centímetros para la
sección de 200 metros entre la 19º y la 20º poste de
marea?; si un mal asentamiento produjo el descenso, éste
sería manifiesto al retrazar la misma línea. Retrazamos la
misma línea en una distancia de 600 metros, para
determinar si habría alguna desviación. El hecho de que
el eje horizontal del aparato en que se proyecta la línea
de medición retornara a los mismos puntos registrados,
ciertamente, prueba que los factores de deslizamiento, en
caso de existir, estaban absolutamente neutralizados,
porque jamás se desvió el aparato de un verdadero y
dirigido curso rectilíneo. Dejad que los que hacen tales
objeciones expliquen cómo se obtuvo la proporción
exacta y definida, si no hubiésemos extendido una línea
recta desde el comienzo de la medición.
(Página 103/4) […] 70 metros se midieron; un poste se
fijó en el principio, con una placa de cobre que llevaba
una fina línea coincidente con la línea horizontal del
aparato. Se hicieron 19 ajustes hacia adelante, y
volvieron sobre esa dirección; en el último ajuste de
regreso, se encontró que la sección estaba exactamente
en el mismo lugar que en un principio, con la línea
ajustada con precisión sobre la línea fina de la placa de
cobre. Los resultados se obtuvieron mediante
observaciones con el microscopio; el aparato vuelve al
mismo punto, después de atravesar el espacio de 140
metros, con un margen de error de 0,00254 milímetros”.
Otro posible problema podría ser el material. A pesar de
que los soportes se hicieron con caoba macerada 12 años,
¿la madera o el cobre se expande o contrae con los
cambios leves de temperatura de un día para otro, o por
la posible absorción de agua de mar? A esto hay que decir
que los soportes se fabricaron tan meticulosamente, como
ya hemos visto, que esta probabilidad es muy
remota; además, otra vez los resultados no serían tan
consistentes como fueron. Los autores respondieron a
este potencial problema así:

“Una fuente de imprecisión se atribuye también a la


contracción y expansión del material del que está
construído el aparato. Los que hacen esta objeción no han
visto nunca el aparato, y por lo tanto no pueden apreciar
el hecho de que el plan de su construcción evita el efecto
de cualquiera que sea la contracción o expansión que
pudiera producirse “.
De hecho, este experimento no sólo fue precisamente
planeado e implementado con cada acción repetida y
verificado de forma independiente, registrado y firmado
por todos los involucrados, sino que además ¡estos
observadores externos independientes eran seguidores
del sistema copernicano!
“Cada elemento de ajuste, pruebas, la observación y la
medición se comprobó en el libro de registro de
verificación, y se describe en detalle en el libro de
registro diario, al que se adjuntan las firmas de todos los
operadores y de los testigos. Los preparativos, las
medidas, y el resultado contenido en este trabajo han
sido tomados de los registros, atestiguados y jurados por
todo el personal geodésico y el comité de investigación.
(Página 104) … Esta prueba (la vuelta sobre los 600
metros) estaba de acuerdo con los planes de los críticos
en el campo de observaciones, quienes representan al
sistema de Copérnico, que estaban haciendo todo lo
posible para probar que el instrumento era incorrecto”.
Sin duda fue un esforzado y minucioso trabajo:

“(Página 101) – El personal de la ‘Unidad Geodésica


Koresh’ llegó a la ‘estación de operaciones’ el 2 de Enero
de 1897, con el aparato y todos los accesorios e
instrumentos, y los planes de operaciones, lo que
requería observaciones cuidadosas y cinco meses de
trabajo preciso antes de poner en marcha el
experimento”.
Debido a la naturaleza tan férrea de este experimento, el
escéptico Simanek sólo replica que ‘de alguna manera’
los soportes deberían curvarse siempre hacia abajo
debido a un error experimental o de mala construcción, a
pesar de que todas las pruebas ya mencionadas
demuestran lo contrario, ¡y a pesar del hecho de que se
inviertían los soportes horizontales con cada adición!

Si usted piensa que eso es ir a la desesperada, la revista


‘Skeptoid’ aduce que las vigas decayeron contínuamente
debido a que éstas se hallaban soportadas ‘sólo en un
extremo’, ¡y eso que los resultados coinciden
exactamente con una curvatura cóncava de la Tierra!
Como el lector ya sabe, las vigas no se apoyaron en
cualquier extremo al azar, sino en piezas de cobre fundido
fijadas en cada poste o estándar: los extremos se
atornillaban a nivel para evitar cualquier posible
movimiento adicional y no llevaban peso alguno.

Así pues, el único defecto de este experimento es que


tiene más de 100 años de edad y nunca se ha repetido
públicamente desde entonces (por razones obvias), lo que
significa que aunque el experimento no sea 100%
concluyente, está muy cerca de serlo. ¿Muestra ‘el
Rectilineador’ que la Tierra es cóncava y vivimos en su
superficie interior? Es probable en un 99%. Por desgracia,
el genial investigador Steven Christopher Ciummo (YT
‘LordStevenChrist’) y su equipo no consiguieron
reproducir este experimento en South Padre Island, Texas
(Febrero de 2016), ya que inexplicablemente olvidaron
colocar los cables tensores que impedieran el
hundimiento de la viga maestra. Si en una reproducción
fiel del experimento se obtuvieran los mismos resultados,
podríamos aumentar este porcentaje hasta el 100% de
probabilidad de que la Tierra sea cóncava.

Marco Pagano.

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